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EL EMPATE, 1955-1966 161

peronismo, basándose en el tradicional programa nacional y popular del


radicalismo, así como en su constitutiva oposición a las "uniones democrá-
ticas" Para atraer a los peronistas, reclamó del gobierno el levantamiento de
las proscripciones y el mantenimiento del régimen legal del sindicalismo.
En noviembre de 1956 -cuando las elecciones presidenciales eran cosa
remota- la UCR proclamó la candidatura presidencial de Frondizi, lo que
aceleró la ruptura, y el viejo partido se dividió en dos: la UCR Intransigente y
la UCR del Pueblo.
En 1957, acosado por dificultades económicas y una creciente oposi-
ción sindical y política, el gobierno provisional empezó a organizar su retiro
y a cumplir con el compromiso de restablecer la democracia. Se convocó
una Convención Constituyente, en parte para legalizar la derogación de la
Constitución de 1949 y actualizar el texto de 1853, y en parte para auscultar
los resultados de la futura elección presidencial. Perón ordenó votar en
blanco, y esos votos -alrededor del 24%- fueron los más numerosos, aunque
ciertamente muchos menos de los que el peronismo cosechaba cuando
estaba en el gobierno, y casi iguales a los de la UCR del Pueblo, que era el
partido oficialista. En tercer lugar, a no mucha distancia, se : colocó la UCR
Intransigente. La Convención resultó un fracaso y se disolvió luego de
introducir enmiendas menores -una ampliación del artículo 14, que incluía
el derecho de huelga—, pero las enseñanzas de los resultados electorales
fueron claras: quien atrajera a los votantes peronistas tenía asegurado el
triunfo, siempre que el peronismo siguiera proscripto. Esta con- dición era
garantizada por el gobierno libertador.
Arturo Frondizi se lanzó al juego, ciertamente riesgoso. Con un dis- ;
curso moderno, referencias claras a los problemas estructurales del país y
una propuesta novedosa, que llenaba de contenidos concretos los viejos
principios radicales, nacionales y populares, se había convertido sin
dificultades en la alternativa para las fuerzas progresistas y para un sector
amplio de la izquierda. Su vinculación con Rogelio Frigerio introdujo ún
sesgo significativo en su discurso, al subrayar la importancia del desarrollo
de las fuerzas productivas y el papel que en ello debían cumplir los
empresarios. La maniobra más audaz consistió en negociar con el propio
Perón su apoyo electoral, a cambio del futuro levantamiento de las
proscripciones. La orden de Perón fue acatada -salvo por unos 800 mil

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