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Las elecciones de 1946

En noviembre de 1945, un grupo de sindicalistas organizó el Partido Laborista que,


junto con la Unión Cívica Radical Junta Renovadora, el Partido Independiente y la
Alianza Libertadora Nacionalista, tendrían en las elecciones la fórmula Juan Domingo
Perón_ Hortensio Quijano. Para enfrentarnos,, socialistas, comunistas y
demoprogresistas constituyeron un frente opositor, la Unión Democrática, alianza
heterogénea cuya fórmula fué integrada por los radicales José Tamborini y Enrique
Mosca.
La aparición de una Pastoral reveló la posición de la iglesia, que convocaba a los
católicos a no votar por candidatos y partidos que promovieron la enseñanza laica y el
divorcio vincular, qué estaban incluidos en la plataforma de la Unión Democrática. De
este modo, la Iglesia manifestaba su apoyo al naciente movimiento peronista.
Por su parte, Spruille Braden, embajador de los Estados Unidos, participó en la
campaña polarizando aún más el enfrentamiento con la publicación del Libro Azul,
acusaba al gobierno militar y a Perón de tener vinculaciones con el nazismo,
sumándose a las críticas de la Unión Democrática.
El estilo político de Perón
En el discurso pronunciado durante el acto de proclamación de su candidatura, Perón
retomó las críticas de sus adversarios para definir su propia posición. Argumento que
en la Argentina el problema no se planteaba entre totalitarismo y democracia, sino
entre justicia social e injusticia social. Término definiendo la lucha electoral en
términos dicotómicos: Oligarquía o pueblo, Braden o Perón.
Los discursos de perón cambiaron sustancialmente modo en que los políticos
tradicionales se dirigían a sus posibles electores, al utilizar un lenguaje directo,
concreto y sobre todo creíble. Para referirse a los trabajadores utilizaba el término
descamisados sin sentido peyorativo y además el mismo se quitaba el saco para
identificarse con ellos.
Introducía permanentemente expresiones del lenguaje popular, y dialogaba desde el
balcón con sus seguidores.
Denuncio que impugno a sus opositores, contreras, a los que reunió bajo los
calificativos de oligarcas, habladores profesionales o vociferadores de la libertad, que
hablaban de patria, gracias justicia ocultando el verdadero dilema del pueblo
argentino: La exclusión política y social. La dicotomía que dividiría por muchos años a
la sociedad Argentina peronismo y antiperonismo estaba planteada.
En febrero de 1946, la fórmula peronista obtuvo casi 1 millón y medio de votos, contra
los algo más de un millón doscientos mil de la unión democrática. Todos los
gobernadores provinciales, excepto el de corrientes respondían al movimiento
triunfante, así como la totalidad de los senadores y 109 de los 158 diputados que
componían la cámara baja.
Primera presidencia de Perón
En mayo de 1946, antes de asumir la presidencia, Perón disolvió las agrupaciones
políticas que lo habían llevado a la presidencia (el Partido Laborista y la UCR Junta
Renovadora) y las reorganizó en el partido único de la Revolución nacional.
En diciembre de 1947, la nueva agrupación sancionó su carta orgánica. Está le
otorgaba un importante peso al propio Perón, al habilitarlo a modificar decisiones
tomadas por las autoridades partidarias.
En 1949 el partido adquirió la estructura de un movimiento constituido por ramas: la
masculina y la femenina. Un año después, en 1950, la CGT se integró como tercera
rama. Los nuevos estatutos dictados en 1954 lo definían como un partido de masas y
establecían un orden jerárquico para las autoridades, encabezadas por el jefe supremo
del peronismo, reservado al propio Perón su "inspirador, creador realizador y
conductor.
En ese mismo año, el congreso dictó una ley qué establecía que los nuevos partidos
políticos no podían adoptar nombre semejantes a los de partidos existentes y que solo
serían reconocidos después de 3 años de haberse registrado.
Además, impedía la constitución de coaliciones. Estás reglas buscaban evitar que se
formará una nueva Unión democrática y reforzar la unidad del peronismo. Pero lo
manifestaba de esta manera: "En este movimiento no debe haber más que peronistas
puramente peronistas. No queremos peronistas vergonzantes" y se refirió la disciplina
y a la cohesión interna para evitar la disgregación.

Los sindicatos y el estado peronista


Desde la secretaría de trabajo y previsión Perón no solo promovió beneficios
materiales concretos para los trabajadores. En un lenguaje simple y directo, fue
transmitiendo una nueva perspectiva de su rol, incluyendo a la clase trabajadora como
una fuerza social y política que accedería al Estado a través de la Organización de sus
sindicatos.
Desde sus primeros discursos, Perón puso especial énfasis en el tema de la
organización.
En ese momento, Lozada bajos, la legislación laboral casi no existía y el movimiento
obrero estaba poco sindicalizado. En 1941, solo el 20% de la fuerza de trabajo
pertenecía a algún gremio, aunque entre 1935 y 1945 se había casi duplicado el
número de trabajadores de la Industria. Durante los años del gobierno peronista la
tasa de sindicalización creció rápidamente. El 1948 incluya al 30,5 % de la población
asalariada y en 1954 al 42,5 %. En otras palabras, los trabajadores que pertenecían a
sindicatos eran más de 2 millones contra poco más de 400 mil en 1941.
Paralelamente, salarios aumentaron y se constituyó una densa red de bienestar social.
El peronismo unificó la legislación laboral a nivel nacional y estableció un modelo de
organización sindical muy centralizado.
La doctrina peronista: Tercera posición y comunidad organizada
Según perón, la humanidad se había organizado a lo largo de la historia en
innumerables formas que se podrían reducir, en definitiva en dos posturas
contrapuestas: El individualismo y el colectivismo. En esa época, el individualismo se
identificaba con el capitalismo y el liberalismo y el colectivismo con el comunismo. El
primero, en la perspectiva del peronismo, al prescindir de toda intervención estatal en
lo político, social había generado anarquía política y explotación del hombre por el
hombre. El segundo, excesivamente intervencionista, había producido dictaduras y
explotación del hombre por el Estado.
La tercera posición, entonces, no implicaba el abstencionismo ni la intervención total
sino una conducción de las actividades sociales económicas y políticas.
De esta visión se deriva va el proyecto de sociedad del peronismo: Comunidad
organizada," combinación armónica y equilibrada" entre el Estado, fuerzas del capital y
las fuerzas del trabajo. En esta concepción, el Estado era el lugar donde los actores
sociales, organizado activamente, resolvería en sus conflictos. Esto implicaba otorgarle
un enorme peso al poder ejecutivo, qué se identificaba con la figura del conductor. El
movimiento peronista, la comunidad y El estado se sintetizaban en líder que formulaba
y ejecutaba la doctrina.
La Constitución de 1949
Con la reforma de la constitución sancionada en 1949, la doctrina justicialista se
transformó en doctrina nacional, y se cerró un ciclo de reformas sociales y políticas.
La intención de los legisladores peronistas que la propiciaron era adaptar el texto a los
nuevos tiempos, confiriendo rango constitucional a los preceptos que regían "La Nueva
Argentina" la revolución peronista debía inscribirse en sus postulados, de modo que
en el preámbulo se insertó el lema del partido gobernante: " una nación socialmente
justa, económicamente libre y políticamente soberana".
La Constitución innovaba en una cuestión tan controvertida, que cuando se puso en
discusión en la asamblea Constituyente los convencionales radicales, únicos
representantes de la oposición, se retiraron del debate. Se trataba de la reelección del
presidente, qué en la Constitución de 1853 estaba especialmente vedada. A partir de
su sanción, presidente y el vicepresidente se elegirían de forma directa y podrían ser
reelegidos al terminar su mandato.
La otra reforma importante se estableció en el capítulo de derechos y garantías, al que
se le incorporaron los derechos del trabajador, familia la ancianidad la educación y la
cultura (art 37). Además, se otorgaba función social a la propiedad privada (art 38), se
determinaba que el capital debía estar al servicio de la economía nacional y tener
como principal objeto el bienestar social (art 39) y se le atribuía al gobierno la Facultad
de intervenir en la economía, la nacionalización de las fuentes de energía y la
propiedad Estatal de los servicios públicos (art 40).

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