Está en la página 1de 116

TEMA 10 PATROLOGÍA

ESCRITORES
LATINOS
DEL SIGLO IV
1.- DIVISIÓN ENTRE
ORIENTE Y OCCIDENTE
Las reformas políticas del emperador
Diocleciano (284-305) provocaron un
distanciamiento cada vez mayor entre la
parte oriental y occidental del Imperio, tanto
desde el punto de vista político como cultural
lengua griega fue perdiendo peso en
Occidente, frente al latín que consolidó como
lengua literaria.
También surgirán en el siglo IV grandes
figuras patrísticas en el mundo latino,
que brillarán con luz propia por la
cantidad, profundidad y riqueza de sus
obras, que realizarán grandes
aportaciones al pensamiento teológico
en Occidente.
2.- SAN HILARIO
DE POITIERS
VIDA DE SAN HILARIO
San Hilario fue el gran adversario del
arrianismo en Occidente.
Nació probablemente en Poitiers hacia
el año 315.
Dado que pertenecía a una familia
acomodada pudo hacer sus estudios
en Burdeos, quizás el centro
académico más importante de la
Galia, y allí adquiriría su familiaridad
con los autores clásicos
particularmente Virgilio y Cicerón.
Fue un converso del paganismo y
llegó a ser obispo de Poitiers en
torno al 350.
En el año 356 asistió como obispo al
sínodo de Béziers, en el Sur de
Francia, el "sínodo de los falsos
apóstoles", como él mismo lo llamó,
pues la asamblea estaba dominada
por obispos arrianos, que negaban la
divinidad de Jesucristo.
Estos "falsos apóstoles" pidieron al
emperador Constancio que condenara
al destierro al obispo de Poitiers. De
este modo, San Hilario se vio obligado a
abandonar la Galia en el verano del año
356, siendo enviado al exilio a Frigia,
actual Turquía.
Este destierro fue muy importante para San
Hilario y todo el Occidente, pues en los tres
años de exilio (356- 359), se dedicó al estudio
de la teología griega y pudo comprender -y
luego hacer comprender- la importancia y
el alcance de los problemas debatidos por el
arrianismo.
Siempre firme en la oposición a los arrianos
radicales, San Hilario muestra un espíritu
conciliador con respecto a quienes aceptaban
confesar que el hijo era «semejante» al Padre en
la esencia (semiarrianos), naturalmente
intentando llevarles siempre hacia la plena fe
según la cual no se da solo una semejanza, sino
una verdadera igualdad entre el Padre y e Hijo en
la divinidad.
Hacia fines de enero del 360 San Hilario
emprendió el regreso a la Galia volvió con una
mayor libertad de movimiento.
Tuvo un gran protagonismo en el Concilio de
París (361), haciendo que triunfara una
línea doctrinal compatible con Nicea y
asestando un duro golpe al arrianismo en
Occidente.
San Hilario reanudó con fuerza su
actividad pastoral y trabajó sobre
todo en la educación religiosa de
su pueblo.
Por los datos que nos han llegado, se
puede situar la fecha de su muerte
en noviembre del 367.
La trascendencia de San Hilario
reside en haber tendido un puente
entre la especulación de Oriente y la
de Occidente:
❖ Enriqueció la teología
occidental con nuevos y
fecundos elementos de las
escuelas de Oriente y, además,
❖ Contribuyó en gran medida a fijar
la terminología latina en temas
doctrinales.
Se le ha llamado también el
«Atanasio de Occidente>, de quien
era contemporáneo, por su lucha
frente al arrianismo defendiendo la
fe formulada en el Concilio de Nicea.
OBRAS Y PENSAMIENTO
San Hilario tuvo una buena
formación clásica y en sus obras se
nota un detallado conocimiento de
los autores antiguos.
Su lucha contra el arrianismo se
manifestó en una abundante
producción literaria, que se suelen
agrupar en tres grupos:
1) OBRAS EXEGÉTICAS,
2) DOCTRINALES
3) HISTÓRICO-POLÉMICAS.
OBRAS EXEGÉTICAS
En la exégesis de San Hilario se
advierte la clara influencia de
Orígenes, al que estudió durante
su destierro en Oriente, aunque
supo refrenar los excesos del
alegorismo.
La finalidad de estas obras no es
otra que la formación moral de los
fieles.
El Comentario a San Mateo, del 356, es
su primera obra exegética, escrita para
sus sacerdotes, en ella expone la
doctrina ortodoxa sobre la Trinidad,
aunque sin referencia a Arrio, cuya
doctrina no conocía todavía, al hilo de un
comentario continuo de los sucesos más
destacados del primer Evangelio.
En el Tratado sobre los misterios,
una especie de ensayo destinado al
uso espiritual de los fieles emplea
una exégesis tipológica presentando
algunos personajes del Antiguo
Testamento como figuras de Cristo.
El Tratado sobre los Salmos es el
primer comentario latino sobre los
Salmos.
Se trata de un comentario a 58
salmos siguiendo la exégesis de
Orígenes.
San Hilario verá en todos ellos un
reflejo de Cristo y de su Cuerpo, que
es la Iglesia.
San Hilario tiene un sentido muy vivo
del misterio de la Iglesia, que
considera en conexión con el de
Cristo, en el que toma su origen.
OBRAS DOCTRINALES
Durante el destierro,
san Hilario compuso el
De Trinitate,
su obra maestra, en
contraste de los
arrianos.
En ella expone su doctrina trinitaria
basada en
❖ las Sagradas Escrituras y en
❖ la Liturgia
partiendo de la fórmula bautismal
"En el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo"
También durante el exilio escribió
Sobre los Sínodos, donde reúne
mucha documentación histórica de
sínodos orientales tenidos con
ocasión de la controversia arriana
para información de sus hermanos
los obispos de las Galias.
No obstante, la obra es
principalmente dogmática, pues
discute diversas fórmulas de fe
propuestas para llegar a un acuerdo
general entre arrianos y católicos.
San Hilario sabe mostrar las limitaciones
de las fórmulas empleadas y señala que
lo importante es captar el fondo del
problema sin perderse en interminables
disputas terminológicas.
OBRAS HISTÓRICO-POLÉMICAS
Destacan varios libros dirigidos al
emperador para tratar de
convencerle de los errores
arrianos y lograr así el triunfo
definitivo de la ortodoxia:
A Constancio Augusto y Contra
Constancio emperador.
También es interesante, desde una
perspectiva histórica, Contra los
arrianos, donde Hilario explica
algunas de sus actuaciones contra
obispos arrianos.
San Hilario será también el primer
autor cristiano que compuso himnos
litúrgicos en Occidente, convencido
de su eficacia didáctica para la
formación del pueblo, algo que pudo
advertir durante su destierro en
Oriente.
3.- SAN AMBROSIO
DE MILÁN
VIDA DE SAN AMBROSIO
San Ambrosio nace en Tréveris -
entonces las Galias, hoy Alemania-
hacia el año 289, donde su padre
ejercía la prefectura de las Galias.
Vino al mundo en el seno de una familia
aristocrática, que pertenecía a la
familia Aurelia.
Tras la prematura del padre en el 354 se
trasladó a Roma en compañía de su
madre sus hermanos.
Consta que estudió retórica y
ejerció la abogacía en la prefectura
de Sirmio (liria).
Siguiendo la carrera política en el
370 fue nombrado gobernador de
la Liguria y de la Emilia, con
residencia en Milán.
Este era el más alto cargo civil de
una provincia romana, pues se
encargaba de la administración y de
la justicia.
La actuación de San Ambrosio fue
excelente y gozó del aprecio de
todos.
Estas buenas cualidades como
gobernante se pusieron de relieve,
cuando fue designado obispo de
Milán, a la muerte del obispo arriano
Auxencio.
La elección se presentaba difícil
porque la comunidad cristiana de
Milán estaba dividida entre los
arrianos y los católicos, y ya se
habían originado algunos tumultos
populares.
Ambrosio tuvo que estar presente en el
momento de la elección, en calidad de
gobernador para apaciguar los ánimos.
Lo que no sospechaba era que la elección
recayó sobre él, cuando un niño gritó
"Ambrosio obispo", siendo aclamado,
como tal, por partidarios de ambos
bandos.
A todo esto, San Ambrosio no era más que un
simple catecúmeno.
Fue bautizado y una semana después fue
consagrado obispo, el 7 de diciembre del 374.
Según nos cuenta su biógrafo Paulino
"distribuyó todo el oro y la plata que poseía
[...] de suerte que nada quedó que pudiese
decir suyo en esta tierra"
(Paulino, Vita Ambrosii, 38).
La rapidez con que accedió al episcopado le
llevó, de inmediato, a profundizar en su
formación teológica.
Con la ayuda de un sacerdote, Simpliciano,
estudio sistemáticamente la Biblia, y la
teología griega, especialmente Orígenes, San
Atanacio y San Cirilo de Jerusalén, y a
escritores paganos, como Plotino, y judíos,
como Filón.
El estudio, unido a la incesante
meditación de la Palabra de Dios,
habría de ser la fuente de su
actividad pastoral y de su
predicación.
San Ambrosio desarrolló una intensa
labor pastoral.
Todos los días celebraba la Eucaristía y
tenía sus ratos de oración personal,
incluso durante la noche.
Además de las predicaciones
homiléticas dominicales y festivas, en
tiempos de preparación de los
catecúmenos para la recepción del
bautismo, predicaba diariamente.
De los efectos saludables de estas
predicaciones nos ha llegado el testimonio de
San Agustín, que nos narra cómo los
sermones catecumenales de San
Ambrosio, con la interpretación alegórica del
Antiguo Testamento, le ayudaron a resolver
las dudas que el maniqueísmo había dejado en
su alma.
A todo esto, hay que añadir la
atención a los penitentes, a los
pobres y encarcelados, así como las
audiencias episcopales" y las
gestiones para conseguir un posible
indulto para los condenados a
muerte.
Destacó también por la difícil labor
que tuvo que llevar a cabo para
salvaguardar la libertad de la
Iglesia frente a las intromisiones de
las autoridades civiles arrianas.
En el 385 se opuso firmemente a los
deseos de la emperatriz de entregar
una basílica a los arrianos.
Tuvo que apelar a la resistencia pasiva
para salvar la situación: se encerró en
la basílica con los fieles, hasta que la
autoridad civil cedió.
En el 390 ocurrió un célebre episodio de
enfrentamiento con Teodosio.
El emperador había sofocado con sangre una
revuelta surgida en Tesalónica, matando
inocentes y culpables San Ambrosio le
escribió una carta dura y clara, y le
exhortaba a la penitencia.
El emperador se sometió e hizo penitencia
pública.
Asombra no poco que, además de
este trabajo ingente, tuviera tiempo
para escribir un considerable
número de obras sobre temas
doctrinales, pastorales y de
espiritualidad.
Murió el 4 de abril del año 397 con
un testimonio de vida santa, que
fue su mayor y mejor catequesis.
OBRAS DE SAN AMBROSIO
Todas las obras de San Ambrosio se
pueden clasificar en los siguientes
grupos:
❖ Obras exegéticas
❖ Obras ascéticas-morales.
❖ Tratados dogmáticos-catequéticos.
❖ Otros escritos.
Su estilo es excelente, sobre todo
en sus sermones sobre la Escritura.
Es conocido el influjo que ejerció su
capacidad oratoria y el manejo de
la exégesis alegórica en la misma
conversión de San Agustín.
OBRAS EXEGÉTICAS
Las obras exegéticas de
San Ambrosio son casi la
mitad de su producción
son colecciones de
sermones predicados al
pueblo.
Su método exegético tipo alegórico y moral,
aprendido de Orígenes y de Filón,
especialmente en la interpretación del Antiguo
Testamento, que comentó frecuentemente,
aunque nunca libros enteros, pues prefirió la
exégesis de pasajes que se prestasen con
mayor facilidad a sacar consecuencias
morales, por ejemplo: Sobre el paraíso,
Sobre Abraham, Sobre Noé, etc.
Su escrito exegético de mayor influencia ha
sido el Comentario al Hexamerón -el relato
de los seis días de la creación que comprende
las homilías que pronunció durante una
Semana Santa.
Su comentario más amplio es la
Exposición del Evangelio de Lucas,
aunque no comenta todos los pasajes por
ser una colección de homilías predicadas
en diversas épocas.
En esos comentarios se advierte la
influencia de Orígenes e Hilario de
Poitiers.
OBRAS ASCÉTICAS MORALES
Son obras
especialmente
dedicadas a los
sacerdotes y a las
vírgenes
consagradas a
Dios
En el siglo IV es conocida la amplia
difusión que tuvo el monaquismo, de ahí
la preocupación pastoral de nuestro
autor por atender a las necesidades
espirituales de las vírgenes
consagradas: les dedica numerosos
sermones para exhortarlas en la
práctica de la virginidad.
Algunos de estos sermones fueron publicados
sueltos, pero otros muchos se reunieron en
colecciones, de entre las que destaca el tratado
Sobre las vírgenes, el primer tratado
sistemático de espiritualidad dirigido a las
vírgenes cristianas.
Dirigida a la formación del clero, tenemos Sobre
los deberes de los ministros sagrados, una de
las mejores obras de San Ambrosio.
Mientras la moral estoica parte del hombre, la
moral cristiana parte de Dios.
Este manual de comportamiento cristiano
tendría una enorme repercusión en todo el
Occidente cristiano.
TRATADOS DOGMÁTICOS Y
CATEQUÉTICOS
Frente al arrianismo y el
apolinarismo,
San Ambrosio escribe
fundamentalmente tres
tratados.
Sobre la fe fue escrito a petición del
emperador Graciano (367-383), que
deseaba documentarse en la
polémica que dividía arrianos y
católicos.
En él se apoya fundamentalmente en
San Atanasio y los Capadocios.
Sobre el Espíritu Santo, en que trata de
demostrar, con clara influencia de San
Basilio, la divinidad del Espíritu Santo.
Contra el apolinarismo escribió Sobre el
misterio de la encarnación del Señor,
donde enseña la divinidad de Cristo y la
perfección de su naturaleza humana.
Entre sus escritos catequéticos
destaca su obra Sobre los
misterios, en el que explica con
detalle a los neófitos el sentido de
los tres Sacramentos de la iniciación
cristiana: Bautismo, Eucaristía y
Confirmación.
Otros escritos
❖ Discursos v en su correspondencia.
❖ Discursos en los funerales de los
emperadores Valentiniano y Teodosio.
❖ De su epistolario contamos con 91 cartas
❖ Los himnos -letra y música- compuestos
por San Ambrosio para la liturgia.
ELEMENTOS TEOLÓGICOS
1) Cristocentrismo
2) Mariología
3) Virginidad
4) Eucaristía
5) Catecumenado
6) La Iglesia
CRISTOCENTRISMO
San Ambrosio nunca se cansaba de repetir:
«Cristo lo es todo para nosotros».
Y esa centralidad de Cristo está de continuo
presente en sus obras.
Por ejemplo, puso especial énfasis en
considerar a las vírgenes cristianas muy
centradas en Cristo.
Podemos recordar unas palabras suyas en
este sentido: «También tú [virgen cristiana]
sé discípula de Cristo, imitadora de Cristo,
también por ti ruega Aquel que rogó por ellos
[los Apóstoles)» (Sobre las vírgenes, 17, 110).
MARIOLOGÍA
Escribió páginas excelentes sobre la Virgen.
En relación con la tipología de la Iglesia es el
primer Padre de la Iglesia en Occidente que
establece un paralelismo tipológico entre la
Iglesia y María.
Al igual que María la Iglesia es virgen y
madre.
Así en la Iglesia el nacimiento de los
cristianos no tiene lugar según la ley natural,
sino que es obra del Espíritu Santo, como
ocurrió con María en el nacimiento de Cristo.
Y toda alma puede engendrar a Cristo en la fe
y manifestarlo en su vida a ejemplo de María.
Igualmente insiste en la virginidad perpetua
de María y reacciona contra sus detractores.
Para San Ambrosio, María refleja el
esplendor de la castidad y la belleza de las
virtudes. Es modelo de escucha y de atención
a la palabra de Dios, así como de caridad
solícita hacia los pobres.
LA VIRGINIDAD
Considera la virginidad como un don
celestial y la compara con la vida angélica:
en cuanto que tiene su origen en el esposo de
las vírgenes, es decir en cuanto procede del
Señor de los ángeles, y también en cuanto se
proyecta en el futuro escatológico.
La virginidad tiene también una
dimensión esponsal.
Nuestro autor se hace eco también del
sentido sacrificial de la virginidad.
Durante el siglo IV asistimos a la
sustitución del modelo martirial por el de
la Virginidad.
Otro rasgo de la virginidad compartido por otros
autores siglo IV es la superioridad de la virginidad
sobre el matrimonio.
Este fue uno de los puntos en los que hubo de
enfrentarse para defender la virginidad
cristiana, de algunos antecedentes paganos como
el caso de las Vestales romanas, pero sobre todo
de aquellos padres o madres, que no deseaban
que sus hijas siguieran el camino de la virginidad.
LA EUCARISTÍA
LA EUCARISTÍA
La teología sacramentaria de Ambrosio está muy
centrada en los sacramentos de la iniciación
cristiana.
La explicación de Ambrosio a los neófitos culmina
con la recepción de la Eucaristía.
Describe los diferentes pasos del catecúmeno, que
después de recibir el Bautismo y la Confirmación,
se acerca al altar.
Y expresa con claridad la necesidad de la
limpieza de los pecados para recibir la
Eucaristía.
En el sacramento de la Eucaristía, para
argumentar la conversión del pan, del agua y
del vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor,
recurre a la omnipotencia de Dios, que ha sido
capaz de crear el mundo de la nada.
Por otra parte, presenta el carácter sacrificial de la
Misa, destacando, con gran realismo, la prefiguración
del sacrificio de Cristo en la Antigua Ley.
No se le escapa al Obispo de Milán el efecto salvífico de
recibir el cristiano este sacramento, cuando escribe:
«Por tanto, cada vez que lo recibes ¿qué te dice el
Apóstol? Cada vez que lo recibimos, anunciamos la
muerte del Señor. Si (anunciamos la) muerte (del
Señor) anunciamos la remisión de los pecados.
Si cada vez que es derramada su Sangre, es
derramada para la remisión de los pecados,
debo recibirla siempre para que siempre
perdone los pecados» (Sobre los sacramentos, 6, 28).
LA IGLESIA
LA IGLESIA
San Ambrosio es llamado el Doctor de la
independencia y la unidad de la Iglesia, por el
especial significado que tuvo su actuación en
orden a
❖ Clarificar las relaciones entre la Iglesia y
el Estado,
❖ y a defender la primacía de la sede
romana.
Por un lado, enseñó que la Iglesia en su
propio ámbito, o sea, en cuestiones de fe y de
moral, es absolutamente independiente de
cualquier autoridad civil.
LA IGLESIA
EL PAPA
También tuvo especial importancia la tarea
realizada por el Obispo de Milán para
reforzar la autoridad del Papa, en un
momento en que se debilitaba la importancia
política de Roma y, a los ojos humanos, eso
podría implicar también una debilitación del
prestigio papal.
La autoridad del obispo de Roma. explica
San Ambrosio, procede del mismo Cristo, que
le prometió a San Pedro ese poder y luego se
lo entregó.
Por eso, Roma es el centro vital de la unidad
de la Iglesia.
Por eso, estar unido al obispo de Roma es
pertenecer a la verdadera Iglesia.
3.- SAN JERÓNIMO
VIDA Y PERSONALIDAD
San Jerónimo, Doctor de la Iglesia y uno
de los grandes Padres de Occidente, puso a
la Biblia en el centro de su vida: la tradujo al
latín, la comentó y, bien se puede decir, lucho
por hacerla vida.
Es cierto que su extraordinaria sensibilidad
y su carácter difícil y fogoso le llevaron a
numerosos enfrentamientos a lo largo de su
vida, y más de una vez tuvo que abandonar
por ello los lugares donde se había
establecido.
Sin embargo, también supo encauzar sus
disposiciones temperamentales con un
ascetismo riguroso y su profundo amor por
la Palabra de Dios.
Nació en torno al 345 en Estridón
(Dalmacia-Croacia) en el seno de una familia
cristiana y acomodada.
En Roma estudió gramática y retórica, y
también algo de filosofía y derecho.
Entre sus compañeros de estudio se cuenta
Rufino, que también realizaría una importante
labor como traductor.
Los años de Roma fueron de estudio, pero
también dedicados a una vida mundana.
Sin embargo, con el paso del tiempo corrigió
la dirección de su vida y recibió el bautismo
de manos del Papa Liberio en el año 366,
decidiendo, dedicarse a la vida ascética.
Para ello se estableció en Aquileya en el 370
con, un grupo de amigos, entre los que se
encontraba también Rufino.
Allí residió, hasta el 373, cuando el grupo se
disuelve por las diferencias entre ellos.
Marcho entonces a Oriente, estableciéndose
en Alepo, en el desierto sirio como eremita.
Allí prosiguió con sus estudios, en especial
del griego y el hebreo.
Una grave enfermedad estuvo a punto de
arrebatarle la vida y durante ella según cuenta el
mismo San Jerónimo tuvo un sueño en que le
era vedado el acceso al Cielo por ser un
ciceroniano más que un cristiano, debido a sus
lecturas de autores paganos.
A consecuencia de este incidente, Jerónimo
decidió dedicarse totalmente a los estudios
bíblicos, abandonando la lectura de esos autores
paganos durante 15 años.
En el 379 marchó a Constantinopla, donde
conoce a San Gregorio Nacianceno.
Regresó de nuevo a Antioquía, donde sería
ordenado presbítero, pero exigiendo continuar
con su vida monacal. Asistió al Concilio
ecuménico del 381 en Constantinopla, en el
que tuvo oportunidad de conocer al Niseno.
En el 382 se trasladó a Roma, donde el papa
San Dámaso lo convierte en su secretario.
Estando en Roma recibió un encargo de
San Dámaso que orientaría definitivamente
su vida: la revisión de la antigua versión
latina de la Biblia.
A partir de este momento, la vida de San
Jerónimo transcurre entre el estudio y la
traducción de la Biblia, por un lado, y por las
prácticas monásticas y la dirección espiritual de
sus muchos seguidores romanos.
A la muerte del Papa San Dámaso, surgieron
desavenencias entre San Jerónimo y el ambiente
romano, por lo cual decidió abandonar Roma
nuevo a Oriente en el año 385, Inició entonces una
peregrinación Santa y Egipto, estableciéndose
definitivamente en Belén en el 386 allí fundó un
monasterio de hombres, que dirigió el
personalmente, y tres de mujeres dirigidos por la
matrona romana Paula, que lo había seguido desde
Roma.
En Belén pasó Jerónimo los 34 últimos años
de su vida, entregado a la vida monástica
y a la investigación escriturística.
Sus excepcionales conocimientos
lingüísticos (latín, griego, hebreo y arameo)
le permitieron una labor de erudición y
traducción sorprendentes en su tiempo.
A pesar de su retiro, tomó parte en dos
importantes polémicas de su tiempo:
la origenista y la pelagiana.
En la primera, su enérgico carácter le
llevó a ásperas controversias con
diversas personas, entre otros, con su
obispo, Juan de Jerusalén.
En la segunda, de mayor alcance histórico, se
enfrentó con los pelagianos, defendiendo con
ardor y apoyándose en las Escrituras, la
necesidad de la gracia para la salvación.
Falleció en su celda, junto a la gruta de la
Natividad en Belén, el 30 de septiembre del
420.
ESCRITOS Y DOCTRINA
San Jerónimo fue un gran conocedor de las
Sagradas Escrituras y el traductor por
excelencia de la Biblia.
Su estilo es de gran belleza y demuestra tener un
óptimo conocimiento de los clásicos latinos, al
mismo tiempo que contó con la evolución de la
lengua latina, sobre todo por la influencia del
lenguaje cristiano.
LAS TRADUCCIONES
Las traducciones constituyen la parte
más importante de su producción.
Mediante ellas tendió un puente entre
la cultura oriental y la occidental, ya
que tradujo abundantes obras de obras
patrísticas griegas.
Pero, sin lugar a duda, lo mejor son sus traducciones
bíblicas.
Comenzó a trabajar su versión latina de la Biblia
durante su estancia en Roma (382-385) con una
revisión de los Evangelios.
Después preparó dos traducciones del Antiguo
Testamento a partir de textos griegos, pero más tarde
se hizo consciente de la superioridad del original
hebreo sobre cualquier otra versión y comenzó -hacia
el 390- una nueva traducción basándose en la
versión hebrea.
Para esta tarea se sirvió de las Hexaplas de
Orígenes, del Antiguo Testamento tradujo
todos los libros, pero no todos los
deuterocanónicos.
En Cuanto al Nuevo Testamento, es seguro que
revisó los cuatro Evangelios.
Será su discípulo Rufino el Sirio el que llevará
a cabo la revisión de los restantes libros.
Esta versión de San Jerónimo, llamada
Vulgata, aunque al principio encontró
opositores, acabó imponiéndose y llegó a ser
la oficial de la Iglesia.
OBRAS EXEGÉTICAS
San Jerónimo compuso numerosos comentarios
escriturísticos, siguiendo el ejemplo de Orígenes,
siguiendo tres formulaciones: notas breves sobre
un pasaje; las homilías, pronunciadas en un
contexto litúrgico; y los volúmenes, que son
comentarios extensos para dilucidar el sentido de
un pasaje.
Al inicio hizo abundante uso del método
alegórico, pero con el paso del tiempo, aunque
sin abandonarlo, dio preferencia a la
exégesis literal.
Consideraba que un comentario científico no
puede perderse en explicaciones fantasiosas
de un texto difícil, sino que ha de desentrañar
su auténtico sentido histórico y literal.
Del Nuevo Testamento comentó el Evangelio
de San Mateo y cuatro Epístolas de San Pablo
(Gálatas, Efesios, Tito y Filemón)
Del Antiguo Testamento, el Génesis, los
Salmos, el Eclesiastés y algunos Libros
Proféticos.
OBRAS POLÉMICAS
Sus escritos polémicos no poseen grandes vuelos
especulativos, pero en ellos se defienden
ardientemente ideales de vida cristiana
(virginidad, monaquismo, culto y privilegios
marianos, etc.).
Contra Helvidio, que negaba la virginidad de María
después del parto, escribirá acerca de la
virginidad perpetua de María.
En el Contra Joviano, Jerónimo defiende la vida
ascética y el monaquismo.
Su Apología contra Rufino se enmarca en la
disputa origenista: San Jerónimo, estudioso,
admirador y traductor de Orígenes, sintió la
necesidad de mostrar públicamente su adhesión a
la cátedra romana frente a los excesos de los
origenistas, que él mismo rechazaba, y lo hizo con
esta obra, donde polemiza con su antiguo amigo
Rufino.
En el Diálogo contra los pelagianos del año
415, San Jerónimo se enfrenta con la herejía
pelagiana, que había tenido una cierta acogida
en la Palestina.
OBRAS HISTÓRICAS
Desde el punto de vista histórico, San Jerónimo
realizó una labor de indudable valor.
En el 392-393 compuso un catálogo con
breves anotaciones biográficas de los
escritores cristianos antiguos.
Esta es su célebre obra De viris illustribus, en la
que nos da noticia de 135 escritores cristianos.
CARTAS
Su Epistolario, compuesto por 154
cartas nos aporta abundantes datos de
su carácter, de muchos aspectos de
su vida, y también es una fuente de
información de primera magnitud sobre
las polémicas en las tuvo que intervenir.

También podría gustarte