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Al principio de su vida independiente, Chile tuvo que enfrentar un corto periodo de

ensayos constitucionales y tras la promulgación de su Constitución de 1833, pudo


asegurar su estabilidad política y comercial. Esto lo distinguió del resto de los países de
la región, sumidos en sus propios procesos internos. La llegada al poder del mariscal
Andrés de Santa Cruz en Bolivia y el posterior afianzamiento de la Confederación Perú-
boliviana provocó la desconfianza y rivalidad con Chile. La sospecha de una conspiración
por parte de Santa Cruz dirigida a desestabilizar politicamente nuestro país y nuestras
redes comerciales, entre otras causas, llevó a Chile a declarar la guerra, con el objetivo
de disolver la Confederación.

Causas de la guerra:

Portales expone ante notables situación de Chile ante Confederación. 1836


Intromisión en la política interna de Chile (Expedición de Freire).
Rivalidad comercial entre Chile y Perú (Valparaíso y El Callao).
Pago de la deuda de la Expedición Libertadora del Perú.
Rivalidades políticas entre ambos estados.

Antecedentes de la guerra
La Confederación Perú-boliviana fue una coalición de estados conformada por los
Estados Nor-peruano, Sur-peruano y Bolivia. Su gestor, el militar y político boliviano
Andrés de Santa Cruz había concebido este proyecto político con el fin de reconstruir el
antiguo imperio Inca. Se involucró en la confusa política peruana y siendo presidente de
Bolivia, consiguió inaugurar la Confederación, asumiendo el cargo de Protector.
Sin embargo, este sueño político no solo arriesgaba la soberanía del Estado de Chile,
sino además sus redes comerciales, amenaza percibida por Diego Portales, quien se
propuso detener y disolver esa confederación.

Expedición de Ramón Freire


Tras la Batalla de Lircay en 1830 y la llegada al gobierno del presidente Joaquín Prieto,
se redujo y reorganizó el Ejército, de manera tal de mantener bajo control a quienes
alterasen el orden público y la naciente institucionalidad. El general Ramón Freire, quien
había liderado el bando liberal durante aquella batalla, fue dado de baja junto con sus
oficiales y desterrado al Perú, lo que produjo bastante malestar entre las filas.
Con el surgimiento de la Confederación en 1836, Freire vio la oportunidad de
desestabilizar el gobierno de Prieto y dio su apoyo a Andrés de Santa Cruz. Es así como
consigue en arriendo dos naves de guerra, el Orbegozo y el Monteagudo, con las que
partió rumbo a Chiloé, donde pretendía establecer la base de operaciones para derrocar
al gobierno de Prieto, pero a mitad de camino, la tripulación del Monteagudo se sublevó y
se entregó a las autoridades chilenas. Con la ayuda de los sublevados, Freire fue
engañado, tomado prisionero y condenado a muerte, pero luego su sentencia se cambió
por 10 años de exilio en Juan Fernández.

Asesinato del ministro Diego Portales


En un clima de tensión política, los gobiernos de Chile y la Confederación intentaron
dialogar, pero estas negociaciones no llegaron a buen puerto. Portales veía con
creciente alarma la amenaza que significaba para el país que este Estado se consolidara
y por lo mismo, comenzaron a organizarse las tropas, en vista de una próxima expedi-
ción. No obstante, estos ánimos de guerra no contaban con todo el apoyo de la
ciudadanía o del Ejército, el que además se encontraba resentido por las consecuencias
de la batalla de Lircay. En aquél espiritu, tropas sublevadas lideradas por el coronel José
Antonio Vidaurre, aprovechando una revista a una de esas unidades que realizaba el
ministro Portales, lo tomó prisionero con el afán que cesaran los preparativos de guerra,
pero sus peticiones no encuentran eco ni en el ministro ni en las autoridades.
Como consecuencia de esto, Diego Portales es fusilado el 2 de junio de 1837, hecho que
impacta profundamente el sentir nacional. La ciudadanía entonces tomó otra postura
respecto de la guerra y comenzó a apoyar dichos esfuerzos.

Etapas de la guerra:

1ª xpedición del ejercito restaurador: 15 de septiembre de 1837


Esta campaña fue un fracaso. La expedición partió al Perú al mando del almirante
Manuel Blanco Encalada. En ningún momento las fuerzas chilenas contaron con el apoyo
de la población local. Santa Cruz, quien tenía a sus tropas repartidas por el territorio, se
aprovecha de la candidez de Blanco Encalada y de las dificultades que estaba
enfrentando, para distraerlo, mientras él concentraba a sus fuerzas, de manera tal de no
dejarle opciones de manio-bra. Cuando Blanco Encalada se percata de la situación, ya es
demasiado tarde y se encuentra totalmente cercado.
Para salvaguardar sus tropas y asegurar el regreso de la Escuadra al país, Blanco
Encalada se ve obligado a pactar el Tratado de Paucar-pata el 17 de noviembre de 1837.
Este pacto no es reconocido en Chile e inmediatamente se organiza una nueva
expedición.

2ª expedición del ejercito restaurador: 6 de junio de 1838


Parte al Perú al mando del general Manuel Bulnes Prieto, con la misión de neutralizar la
Confederación, destituir a Santa Cruz y restablecer el Perú a su estado político anterior.
Las lecciones de la expedición anterior han sido aprendidas y Bulnes no está dispuesto a
repetirlas. Así, el experimentado general supo mover sus piezas y aunque encontró
resistencia, logró conseguir su cometido. El enfrentamiento final se produjo en la
localidad de Yungay, el 20 de enero de 1839, una complicada batalla que culminó con la
victoria de las armas chilenas.

Batalla de yungay 20 de enero de 1839


Esta compleja batalla comenzó hacia las 9 de la mañana, prologándose por casi seis
horas. En primer lugar, se atacó el cerro Pan de Azúcar, misión nada fácil debido a que
las laderas del cerro dificultaban su escalada. Una vez conseguido ese objetivo, se
desató la batalla general hasta que lograron conquistarse las posiciones enemigas,
quienes rompieron filas. La persecución que siguió fue implacable.

Efectos derivados de la guerra


La victoria obtenida en Yungay no solo ganó la guerra, sino que además tuvo un gran
impacto en el sentir nacional. Aniquiló el poder militar de Santa Cruz y con ello, pronto
comenzó la desintegración de la Confederación, logrando así el objetivo propuesto al
inicio de la campaña. Esta guerra fue la primera gran victoria de las armas de Chile en
tierras extranjeras, lo que ayudó a configurar y afianzar la idea de identidad nacional.
Así como la Independencia había sido un triunfo de la clase dirigente, la victoria en la
guerra contra la Confederación fue patrimonio del pueblo de Chile.
Este sentimiento de unidad e identidad nacional se reconocen con fuerza en el "Himno
de Yungay" y en la imagen del "Roto Chileno"

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