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Arquidiócesis de Mérida

Parroquia Basílica Menor Santa Lucía de Timotes


Cofradía del Santísimo Sacramento del Altar
Timotes Edo. Mérida.

SAGRADA LITURGIA DE LA SANTA EUCARISTIA DE LA


SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUSCRISTO REY DEL
UNIVERSO Y CIERRE DEL AÑO LITURGICO

En este punto, y pasando por alto el mensaje del arcángel, por el cual fue advertida la Virgen que
daría a luz un niño a quien Dios había de dar el trono de David su padre y que reinaría eternamente
en la casa de Jacob, sin que su reino tuviera jamás fin, es el mismo Cristo el que da testimonio de su
realeza y públicamente confirmó que es Rey, y solemnemente declaró que le ha sido dado todo
poder en el cielo y en la tierra
CARTA ENCICLICA QUAS PRIMAS
SAGRADA LITURGIA DE LA SANTA EUCARISTIA DE LA
SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUSCRISTO REY DEL
UNIVERSO.
MONICIÓN DE ENTRADA:
El monitor, dice:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Sean todos cordialmente bienvenidos, a esta gran Solemnidad en este domingo, día del señor,
trigésimo cuarto del tiempo ordinario, con el cual se concluye este año Litúrgico, del ciclo A. A
ejemplo de las primeras comunidades cristianas, nos reunimos juntos como hermanos entorno al
altar, para celebrar la acción de gracias, por excelencia.

En este último domingo del año litúrgico celebramos la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.
La suya es una majestad de guía, de servicio y también una majestad que al final de los tiempos se
afirmará como juicio. Hoy tenemos delante de nosotros al Cristo como rey, pastor y juez, que
muestra los criterios de pertenencia al Reino de Dios. En efecto, la realeza de Cristo es revelación y
actuación de la de Dios Padre, que gobierna todas las cosas con amor y con justicia. El Padre
encomendó al Hijo la misión de dar a los hombres la vida eterna, amándolos hasta el supremo
sacrificio y, al mismo tiempo, le otorgó el poder de juzgarlos, desde el momento que se hizo Hijo del
hombre, semejante en todo a nosotros.

En este día de fiesta, nos alegramos del reino de Cristo Rey en toda la tierra. Él es quien remueve
todo lo que obstaculiza la reconciliación, la justicia y la paz. Recordemos que la verdadera realeza no
consiste en una ostentación de poder, sino en la humildad del servicio; no en la opresión de los
débiles, sino en la capacidad de protegerlos para darles vida en abundancia (cf. Jn 10,10). Cristo
reina desde la cruz y con los brazos abiertos, que abarcan a todos los pueblos de la tierra y les atrae
a la unidad. Por la cruz, derriba los muros de la división, y nos reconcilia unos con otros y con el
Padre. Este Reino de Cristo ha sido confiado a la Iglesia, que de él es «germen» y «principio» y tiene
la misión de anunciarlo y difundirlo entre todos los pueblos, con la fuerza del Espíritu Santo (cf. ibid.).
Al término del tiempo establecido, el Señor entregará a Dios Padre el Reino y le presentará a
cuantos vivieron según el mandamiento del amor. La salvación no comienza con la confesión de la
realeza de Cristo, sino con la imitación de sus obras de misericordia a través de las cuales Él realizó
el reino. Quien las realiza demuestra haber acogido la realeza de Jesús, porque hizo espacio en su
corazón a la caridad de Dios. Al atardecer de la vida seremos juzgados en el amor, en la proximidad
y en la ternura hacia los hermanos. De esto dependerá nuestro ingreso o no en el reino de Dios,
nuestra ubicación en una o en otra parte. Jesús, como Rey del Universo, nos ayuda a ver nuestra
historia como un proceso del Reino que todavía no se manifiesta.

Con la Alegría y el gozo de sabernos Hijos de Dios y más aún en esta Solemnidad del Reinado y el
Señorío de Jesucristo, disponemos nuestro ser en su totalidad a la escucha de la Palabra que se
hace carne y se hace alimento para todos aquellos que le buscan, en el Pan Eucarístico.

INICIEMOS CON ALEGRIA ESTA SOLEMNE EUCARISTIA, PARTICIPANDO DEL CANTO DE


ENTRADA, RECIBIENDO AL CELEBRANTE.
MONICIÓN DEL CANTO DEL GLORIA:
El monitor, dice:

En el canto de gloria, el cual ahora participaremos junto al coro que anima esta celebración, expresa
la alegría y regocijo que la Iglesia, desborda en este domingo, ante el señorío y la realeza de Jesús.
El que es el señor de la historia, es nuestro rey por su muerte y resurrección, el venció la muerte y
ahora nos dirige con su dominio de amor, perdón y paz. Proclamemos con gozo que Jesús es el
único que nos trae la salvación.
PARTICIPEMOS DEL CANTO.

MONICIÓN DE LECTURAS:
El monitor, dice:

La gloria de Jesucristo se ha manifestado ampliamente a través de las escrituras. Hoy escucharemos


relatos que lo confirman como principio y fin, como Rey, Señor y Salvador de quien cree en Él. Jesús
no es un rey al estilo de este mundo: para Él reinar no es mandar, sino obedecer al Padre,
entregarse a Él, para que se realice su designio de amor y de salvación. De este modo podremos
acceder a su reino de luz. Gracias a que Cristo se rebajó a una muerte en la cruz podemos descubrir
todo su poder divino.
ESCUCHEMOS CON ATENCIÓN Y SILENCIO LAS LECTURAS DE ESTE DIA TAN SOLEMNE.
MONICIÓN DE LA PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
El monitor, dice:

En este día tan Solemne, en el que reconocemos la realeza y el señorío de el hijo unigénito de Dios,
junto al pan y vino, acercamos hasta el altar eucarístico, estas ofrendas humildes, en las cuales
estamos todos representados; ofrecemos a Dios nuestra nada y el nos da a su hijo amado, en las
especies del pan y vino consagrados:

LUZ: Esta Menorá, nos recuerda la luz de Cristo, nuestro rey glorioso resucitado, aquella que
reposaba en el Candelabro que estaba frente del Altar del Señor: ilumina Señor día a día, nuestras
vidas y condúcenos por medio de ella.

FLORES: Representa la belleza de la Creación, que se desborda de alegría, por la realeza y el


señorío, de Jesús, que hoy nos disponemos a celebrar solemnemente.

PAN Y VINO: La ofrenda perfecta, en ella Cristo nuestro rey se hace presente, para alimentarnos y
llenarnos de sus dones divinos: nos recuerda el maná con el cual el pueblo de Israel, fue alimentado
en el desierto, prefiguración de Cristo.

FRUTAS, HORTALIZAS Y ALIMENTOS: Bendice Señor estos alimentos, en ellos son


representados nuestros Trabajos, Luchas, Fatigas y Esperanzas y te damos gracias de corazón, por
la tierra fértil que nos dado en Bendición.

Por medio de ellas Señor, bendice y haz prospero nuestro trabajo, multiplica el pan de nuestra mesa
el fuego de la caridad, siguiendo el ejemplo de Jesús, en el evangelio, de todo corazón queremos
decirte. GRACIAS SEÑOR GRACIAS.
MONICIÓN DE LA COMUNIÓN SACRAMENTAL Y ESPIRITUAL:
El monitor, dice:

Al comulgar el Cuerpo y la Sangre de Cristo que es vida eterna, sintamos el amor de Dios a través
de nuestro Señor Jesucristo que es el alimento verdadero que nos da fortaleza. Hagámoslo con la
mayor devoción y respeto y para, quienes no pueden recibirle, rezamos la Oración de Comunión
Espiritual:
Jesús mío, creo que tú estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo
recibirte ahora dentro de mi alma; ya que no te puedo recibir sacramentalmente, ven a lo menos
espiritualmente a mi corazón. señor, no soy digno ni merezco que entres en mi pobre morada, pero
di una sola palabra y mi alma será sana, salva y perdonada. el cuerpo, la sangre, el alma y la
divinidad de nuestro Señor Jesucristo, guarden mi alma para la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS:


El monitor, dice:

Gracias te damos Señor porque has querido hacerte cercano a cada uno de tus seguidores, pues por
medio de las cosas sencillas das a conocer la inmensidad del amor del Padre, gracias por hacernos
participes de tu Salvación. Permite Señor acompañarte todos los días de la vida, para que así nos
configuremos todos como hijos del mismo padre y nos gloriemos de ser herederos del Reino.
Gracias, oh Dios por tu amor y misericordia manifestados en Cristo, gracias por tu plan salvador y
por aquel que siendo tu Hijo amado lo asumió en obediencia y libertad, gracias porque El
verdaderamente es el único siervo sufriente que ha soportado por nosotros lo que realmente se
había adquirido por nuestras rebeliones.
Gracias Señor porque continuamente nos fortaleces en el camino de la vida para servirte y ayudarte
en la construcción de un mundo mejor. Tu nos das tu confianza, tú iluminas nuestras mentes para
que podamos ser tus testigos fieles en las adversidades y momentos fuertes, por tu inefable y santo
amor por cada uno de nosotros. GRACIAS SEÑOR GRACIAS.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Prosigue un lector:

1. Oremos por la Santa Madre Iglesia Católica, de modo especial por la que peregrina en
Venezuela, para que, al escuchar la palabra que es proclamada, nos atrevamos a hacer
valientes, emprendedores y decididos a vivirla con autenticidad y sin doblez de vida.
Roguemos al Señor.
Prosigue un lector:

2. Oremos por nuestros Pastores, el Papa Francisco, por nuestro Arzobispo Mons. Helizandro
Emiro Terán Bermúdez, por los Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Misioneros y Laicos, para
que, fieles al servicio de pastores, guíen, orienten, animen al pueblo que les ha sido confiado,
con amor, dedicación bajo la luz y fortaleza del Espíritu Santo.
Roguemos al Señor.
Prosigue un lector:

3. Oremos por los Gobernantes de las Naciones, en especial los de nuestra Patria Venezuela,
para que el Señor todopoderoso derrame su sabiduría y rectitud sobre ellos, para que trabajen
con igualdad, sin distinción partidista, ni de raza o condición social y se desgasten por mejores
condiciones de vida en nuestro país.
Roguemos al Señor.
Prosigue un lector:

4. Oremos por los más necesitados, los enfermos, hambrientos, desesperanzados, excluidos,
con quienes el Señor se identificó, para que encuentren en Cristo a través de sus seguidores,
consuelo, fortaleza y esperanza. Encomendamos a todos nuestros hermanos difuntos,
admítelos en la gloria de tu reino
Roguemos al Señor.
Prosigue un lector:

5. Oremos por todos los que nos Encontramos reunidos entorno a la Mesa de la Palabra y de la
Eucaristía, para que, nos enamoremos de la presencia salvadora de Jesús, que desde el
trono de la cruz, que quiere que todos los Hombres se salven y preparemos los Caminos para
su llegada.

Roguemos al Señor.
Prosigue un lector:

6. Oremos por la Cofradía del Santísimo Sacramento del Altar, para que el Señor bendiga su
gran esmero y dedicación en la preparación de esta gran celebración eclesial, y
especialmente premie la generosidad de tantos que pusieron su grano de arena para la gloria
de Dios.
Roguemos al Señor.

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