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LA FUNDACIÓN

1. El trasfondo histórico y la intención de la obra


La Fundación fue estrenada, con gran éxito debido a que recoge sentimientos e
inquietudes de la población de aquella época, en enero de 1974, al final del franquismo,
en el Teatro Fígaro de Madrid. Buero Vallejo no compartió el uso de la violencia a pesar
de estar en contra del régimen. Optó por una línea posibilista en su teatro, con un
mensaje ajustado a la censura para poder estrenar la obra. Sin embargo, sirvió de
argumento contra la injusticia y la opresión, pero evita situar la acción en un país y época
concretos. Buero Vallejo dijo que con esta obra pretendía conseguir una dimensión más
trascendente del problema planteado.
ya que él había
estado en prisión, había sido condenado, como los personajes, a muerte por el régimen
franquista y había intentado escapar. También señaló que su teatro era de carácter
trágico y destacó las posibilidades del género de la tragedia, una tragedia esperanzada
ya que el espectador experimenta la catarsis al reconocer los males que los personajes
no consiguieron evitar. El autor consigue que el espectador viva junto con los personajes
el paso desde la Fundación, un mundo idílico, a la prisión, un mundo lleno de violencia,
tortura y muerte.
2. Los personajes: Caracterización e interrelaciones
Los cinco personajes principales, y con nombre propio, son Tomás, Tulio, Max, Asel y
Lino. Por otro lado, los personajes secundarios, con nombre genérico, son el Encargado,
el Ayudante y los Camareros.
Tomás es el protagonista. Es un personaje trastornado que ha transformado la realidad
para poder soportarla, y que con ayuda de sus compañeros acaba viendo. En la primera
parte es un personaje contemplativo, sin embargo, en la segunda parte se convierte en
un personaje activo tras varios acontecimientos como el descubrimiento del cadáver del

tal y como es. Además, en su momento de locura, crea un personaje, Berta, que
representa lo que Tomás empieza a intuir, pero que le sirve de refugio.
Tulio es impaciente ante la enfermedad de Tomás y esto ayuda a que se cure. No acierta
cuando debe fingir (por ejemplo, cuando finge coger unos vasos de cristal, pero en ese
momento Tomás no los ve) o cuando no.
Max tiene una baja moral ya que traiciona a sus compañeros a cambio de
compensaciones. Esto hace que al final de la obra Lino lo empujará y acabará muerto.
Asel es el personaje más maduro y reflexivo. Sabe distinguir entre la violencia necesaria
y la crueldad. Por eso afirma la necesidad de vivir y luchar para cambiar el mundo. Al
final se suicida para que sus compañeros puedan salvarse, ya que sabe que a él no le
vana dejar ir a una celda de castigo.
Lino es contrario a Asel. Cuando descubre a Max se deja llevar por la ira, acto que lo
equipara a los carceleros y que casi echa a perder la posibilidad de escapar.
Por último, aparecen el Encargado, el Ayudante y los Camareros, que representan las
fuerzas represoras.
3. Los temas morales
Uno de los temas principales de la obra es la lucha por la libertad, ya que se llega a la
conclusión de que el ser humano es un prisionero encerrado en una sociedad engañosa
con apariencia feliz. Por eso, se debate si vale la pena luchar por la libertad e intentar
escaparse pese a las bajas posibilidades de éxito. Al principio, Tomás huye de esta lucha
aun cuando ya está curado, aunque finalmente Asel lo convence, con sus argumentos y
finalmente con su muerte.
Además, hay una gran crítica a la violencia que sufren los personajes es sus distintas
manifestaciones: la tortura, el abre y las matanzas. La tortura resulta insufrible y solo
hay dos formas de escapar de ella: delatar a los compañeros (como Tomás) o suicidarse
(como Asel) y, por eso, los presos perdonan al traidor e incluso lo ayudan a salir del
trauma. El hambre a causado la muerte de uno de los compañeros, pero, sin embargo,
no dicen nada para poder repartirse su ración y comer un poco más. Por último, los
crímenes, que son la prueba de que la violencia solo causa más violencia, como en el
asesinato de Max a manos de Lino. Cabe resaltar la amistad, cooperación y solidaridad
como muestra de humanidad que evita que el hombre se convierta en un monstruo
frente a la traición.
También hay una crítica a la pena de muerte. Muchas de las situaciones planteadas
fueron vida por Buero Vallejo cuando fue condenado a muerte después de la Guerra
Civil.
Por último, también hay temas de interés ético, relacionados con el sentido de la
existencia humana como el contraste entre locura y cordura, entre ficción y realidad y
entre mentira y verdad. El descubrimiento de la verdad como único camino para la
redención es uno de los temas fundamentales en todas sus obras y, La Fundación, es un
claro ejemplo.
4. La realidad y la apariencia
El mayor conflicto planteado en la obra es el enfrentamiento entre la realidad y la
ficción. A lo largo de la obra, al tiempo que Tomás va recuperando la lucidez, el
espectador descubre que la Fundación es un mundo idílico inventado por Tomás. Se
puede observar un enfrentamiento entre el mundo idílico de la Fundación frente al
mundo real de la prisión, lleno de tortura, violencia y muerte. La Fundación aclara que
la locura podría ser un refugio, un modo de escapar.
El contraste entre realidad y ficción queda reflejado en el simbolismo: Los hologramas,
imágenes proyectadas en el aire y fácilmente confundibles con la realidad. La Fundación
representa la sociedad actual, que vive tan engañada como Tomás. El ratón de Berta
representa al mismo Tomás y al resto del ser humano, un prisionero cuyo destino es la
muerte. El ventanal simboliza el futuro, un mundo feliz.
También se puede observar un contraste entre la mentira y la verdad. Asel es partidario
de seguir la corriente a Tomás para que no sufra más. En cambio, Tulio va siempre con
la verdad por delante, aunque esta resulte dolorosa. Como en todas las obras de Buero
Vallejo, el descubrimiento de la verdad como único camino para la redención es un tema
fundamental.
5. El efecto de inmersión y la escenografía

que busca que el público participe en la situación de alguno de los protagonistas. Las
acotaciones resultan imprescindibles para conseguir los efectos de inmersión, que dan
información muy detallada sobre el espacio, la música, la pintura, la luz, la vestimenta
de los personajes o sus movimientos. Algunos de estos efectos son: el espectador, al
igual que Tomás, ve al hombre muerto hablando y a Berta; el desajuste del mundo de
Tomás cuando no se enciende la lámpara o no funciona la televisión; cuando los sillones
se transforman en petates o la vajilla de cristal se convierte en vajilla metálica; o cuando
desaparecen el teléfono y el ventanal que resulta ser un cuadro.
Aunque la configuración de la escena cambie de la Fundación a la cárcel, en realidad es

persecución política, represión policial y cárcel por motivos ideológicos.


Este efecto de inmersión consiste en ir viendo las cosas desde la perspectiva de uno de
los personajes, y es contrario al efecto de distanciamiento, más característico del teatro
épico del dramaturgo alemán Bertolt Brecht.

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