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Hª de la Filosofía.

IES “Bembézar”

TEMA 8: FILOSOFÍA ÁRABE Y JUDÍA


Al contrario de lo que había ocurrido en el Imperio romano de Occidente después de las
invasiones de los pueblos germanos, los árabes y los judíos conocieron en plenitud el
pensamiento helenístico y, sobre todo, la filosofía aristotélica, en parte perdida en Occidente.
Apoyándose en él, desarrollaron una cultura propia que alcanzó su momento álgido entre los
siglos X y XII. Matemática, Astronomía, Medicina y Filosofía fueron algunas de las disciplinas
que cultivaron con más éxito.
En esta época de apogeo cultural, los dos autores más importantes de la Filosofía árabe
medieval fueron Avicena, de la escuela oriental, y Averroes, de la occidental. En la Filosofía
medieval judía destacan Avicebrón y Maimónides.
La Filosofía árabe fue fundamental para la entrada de la filosofía aristotélica en Occidente
y para su utilización por autores tan relevantes como Tomás de Aquino. Puede decirse, sin
duda, que gracias a los comentarios y exégesis de los filósofos árabes medievales, hay un
aristotelismo islámico, uno judío y uno cristiano. Así pues, el contacto del mundo occidental
con estas culturas supuso un impulso vivificador que comenzó ya en el siglo XIII y culminó en
el Renacimiento.

AVERROES (1126 - 1198)


El filósofo, teólogo, jurista y médico andalusí nacido en Córdoba (1126), entendió que
la Filosofía de Aristóteles – una filosofía, en su
opinión, absolutamente racional y estrictamente
verdadera- era la culminación del pensamiento
humano, y dedicó gran parte de su trabajo a comentar
sus obras.
Aunque fue acusado de herejía (por lo que lo
desterraron), Averroes nunca concibió la Filosofía
como una actividad enfrentada a la religión. Para él, la
reflexión filosófica es la forma más perfecta de rendir
culto a Dios. Sin embargo, no todos están capacitados
para el nivel de comprensión que exige la Filosofía. A
fin de acceder a las verdades divinas que todos deben
conocer, hay dos caminos: uno sencillo y narrativo (la
religión) y otro basado en la especulación y la
demostración (la Filosofía). El problema era, igual que se había planteado en el mundo
cristiano, el de la relación entre la fe y la razón, cómo conciliar esa filosofía con el dogma
islámico.
Su propuesta fue mal entendida y tergiversada: no hay dos verdades contradictorias – lo
que iría en contra del principio de no contradicción- ni que una proposición pudiera ser
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verdadera en Filosofía pero falsa en Teología o viceversa. Se refiere a que la verdad puede
expresarse de distinta manera: la Filosofía la expresa de forma racional, científicamente,
mientras que la Teología la expresa simbólicamente, de manera alegórica. Pero ambas
expresiones, inevitablemente, están fundamentadas en la absoluta verdad del dogma.
El pensamiento de Averroes, muy difundido entre los pensadores de Occidente, dio lugar a
una corriente intelectual conocida como averroísmo latino. En 1.277 sus tesis llegaron a ser
condenadas por el obispo de París (Étienne Tempier). Esta corriente se basa en tres
afirmaciones, no todas ellas presentes en la obra de Averroes:
• Doctrina de la doble verdad. Si se contrastan las doctrinas aristotélicas con el Corán se
aprecian contradicciones manifiestas. Para solventar este problema los averroístas
latinos defendieron la doctrina de la doble verdad: el filósofo y el creyente pueden
alcanzar conclusiones igualmente verdaderas, a pesar de que sean opuestas. Averroes,en
realidad, afirmó explícitamente todo lo contrario: “La verdad no puede contradecir la
verdad”, es decir, la fe y la razón no pueden contradecirse.
• La eternidad del mundo. Averroes, siguiendo a Aristóteles, mantuvo que el cosmos ha
existido durante toda la eternidad. Esta afirmación se opone al dogma religioso según el
cual el mundo ha sido creado por Dios.
• La mortalidad del alma. A pesar de que Averroes criticó duramente a quienes defendían
estas afirmaciones, su nombre ha quedado vinculado a la creencia en la mortalidad del
alma. Sus reflexiones fueron interpretadas como si afirmara que el intelecto agente,
separado de los seres humanos, fuera la única inteligencia eterna, lo que condenaría a las
almas a perecer con la muerte del cuerpo.

AVICena
Abu Ali al- Husayn Ibn Abdullah Ibn Sina, conocido en la cultura latina como Avicena,
fue un importante médico, político y filósofo que vivió en
Persia entre los años 980 y 1037. Leyó a Aristóteles y a los
neoplatónicos. La influencia de Avicena en la Historia de
la Filosofía se debe, sobre todo, a las siguientes temáticas
relacionadas entre sí:
• La distinción entre ser necesario y ser contingente.
Según Avicena el ser necesario – Dios- no puede no
ser, mientras que el ser contingente o posible – las
criaturas – puede ser, pero también puede no ser.
• La distinción entre esencia y existencia. Avicena afirmó que todas las cosas tienen una
naturaleza propia, es decir, una esencia. En el caso de los seres contingentes o posibles,
puesto que pueden no existir, su esencia no incluye su existencia. Son seres compuestos.
Sin embargo, en el ser necesario su esencia sí incluye su existencia. De ahí que Avicena
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considere a Dios, en tanto que ser necesario, un ser que se identificaría con el Uno de
Plotino o con el Acto Puro de Aristóteles.
• La doctrina de la creación necesaria y eterna del mundo por parte de Dios. Aunque las
criaturas sólo son en sí mismas o por su esencia posibles, como de hecho existen, son
necesarias por otro, es decir, por Dios. Eso quiere decir que la creación es necesaria, no
ha podido no ocurrir. Dios no crea porque quiere, crea porque el crear está en su
esencia de ser necesario. Puesto que la causa de la creación es la esencia divina y ésta es
eterna, el mundo también ha de ser eterno.

AVICEBRÓN
Shelomó Ibn Gabirol fue un poeta y filósofo judío nacido en Málaga en el año 1021.
Pronto se trasladó a Zaragoza, donde estudió y desarrolló su actividad filosófica. Los
escolásticos latinos se referían a él con el nombre de Avicebrón
debido a que escribía y en árabe, y eso produjo la confusión que
llevó a ignorar sus orígenes judíos.
El pensamiento filosófico de Avicebrón gira en torno a los
conceptos aristotélicos de materia y forma que, para él,
componen todo aquello que existe, incluyendo las sustancias
espirituales. En el fondo, los distintos tipos de materia que
podemos distinguir tienen un carácter común que las unifica y
que consiste en ser el sustrato sobre el que actúa la forma. Del
mismo modo, todas las formas sustanciales coinciden en que su
acción consiste en dar forma corpórea a una materia.
La forma universal y la materia universal existen por separado en la mente del Creador, de
modo que la Creación es el acto voluntario por el que Dios une cada porción de materia con
su porción de forma correspondiente.

Mainónides (1138 – 1204)


El judío sefardí nacido en Córdoba Maimónides, rabino, filósofo, astrónomo y médico, es
le mayor representante del pensamiento judío medieval.
Su obra filosófica fundamental es Guía para perplejos, escrita en el último cuarto del siglo
XII. En ella intenta resolver el problema de la relación entre la Filosofía y la Teología, entre la
razón y la fe. Con ella pretende ofrecer orientaciones a quienes encuentran contradicciones
entre los textos sagrados y las doctrinas filosóficas. Tales personas se encuentran en una
situación de perplejidad porque no se atreven a abrazar las enseñanzas religiosas por no ir
contra la razón, ni a rechazarlas para que no parezca que desprecian la fe.
Su punto de partida es que, puesto que tanto la razón humana como el texto sagrado
proceden de la misma fuente, Dios, no puede haber contradicciones entre ellas, por lo que es
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posible conciliar la fe revelada con la lógica y la metafísica de Aristóteles.


Propuso que, en caso de contradicción, el filósofo debe interpretar las alegorías de los
textos sagrados hasta alcanzar una verdad más profunda compatible con los principios de la
lógica y de la ciencia. El creyente no ilustrado, sin embargo, puede conformarse con el sentido
literal del texto sagrado.

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