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También, podemos decir que uno es responsable de su propio carácter; es por eso que a
veces este concepto se le da una connotación o valoración moral y es objeto de reflexión
en la educación.
Suele ser habitual utilizar los términos carácter y personalidad como si fueran palabras
sinónimas. Sin embargo, lo realmente cierto es que ambas poseen un significado
ciertamente parecido, pero muy particular.
Es común escuchar a muchas personas decir que tal persona tiene el mismo carácter que
tú, haciendo alusión a que esa persona tiene la misma personalidad, cuando la realidad es
que es un error utilizar ambos términos como si originalmente fueran sinónimos.
Por aquellos tiempos, este término se utilizaba para describir diferentes tipos de personas,
mediante el que se retrataba la conducta peculiar de éstas, y no del todo ejemplar.
No en vano, debemos acudir a la RAE para descubrir qué carácter significa: conjunto de
cualidades o circunstancias propias de una cosa, de una persona o de una colectividad,
que las distingue, por su modo de ser u obrar, de las demás.
Cuando hablamos del «buen o el mal carácter» de una persona, estamos haciendo, de
entrada, un juicio positivo o negativo de las cualidades generales de esa persona y de su
personalidad, en la medida en que ésta se oriente en uno u otro sentido.
Por tanto, sí existe realmente diferencias entre personalidad y carácter, dado que si bien
es cierto que la personalidad tiene una mayor relación con la propia forma de ser de la
persona, el carácter tiene una relación más directa con la forma cómo la persona
manifiesta esa personalidad de cara a los demás.
Nos encontramos, pues, ante dos términos que pueden ser utilizados conjuntamente al
complementarse casi a la perfección, pero nunca utilizarlos como si fueran términos
sinónimos.
Este tipo de cualidades no se modifican pero se pueden regular o encauzar según sean las
necesidades, el carácter en sí mismo, es uno de los factores con mejor respuesta al trabajo
interno que existe.
CONCLUSION
La personalidad se forma bajo el prisma del carácter que es absolutamente cambiable y
modificable, el individuo se enfrenta de forma constante a situaciones contrarias a su
naturaleza y su respuesta, la forma en la que regula y equilibra su interacción ante esas
situaciones consideradas hostiles es lo que va formando el carácter.
Conviene tener presente que el ser humano es un ser racional y es precisamente esa
característica la que nos diferencia del resto de los animales, de igual forma que podemos
cambiar nuestros hábitos alimenticios en la búsqueda del bienestar o el peso ideal y
podemos cambiar nuestras costumbres financieras en la búsqueda del ahorro, podemos
cambiar nuestra respuesta ante los estímulos sin ir en contra de nuestra naturaleza,
únicamente buscando la armonía y el equilibrio, claves en la libertad de las personas.