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La personalidad desde la psicología humanista-existencial

García, Acosta y Mercado.

Se busca analizar el desarrollo de la personalidad desde la psicología humanista-existencial


(PHE), entendiéndola como un todo integral (considerar todos los factores) y dinámico (que
implica muchos cambios). Considerando que es algo que se construye y está influido por
diferentes factores como lo biológico, la conciencia (que guía la intencionalidad y los deseos).
La corriente psicológica humanista-existencial (PHE) intenta comprender al ser humano desde su
experiencia, entendiéndolo como un todo que a través de la toma de decisiones forma su
personalidad. Desde autores clásicos se plantea que el ser humano contemporáneo sufre cambios
continuos, siempre orientados a la evolución y mejorar.

Para comprender la noción de personalidad se plantea el concepto de “tendencia actualizante”


que consiste en que el ser humano tiene la capacidad de madurar emocional y psíquicamente por
medio de la toma de decisiones consientes. Cuando el humano alcanza la conciencia, los deseos
dejan de ser solo un instinto y adquieren un sentido.

Integración de la personalidad vista desde la psicología de Rogers, de Castro, García y


May: Concepción epistemológica y perspectiva integrativa

La PHE considera que el ser humano desarrolla la capacidad de pensarse y sentirse por medio de
la conciencia que guía los procesos internos. La personalidad es una construcción vivencial
llena de significados.

Personalidad

A partir de que el ser humano se construye, genera significados en torno a los deseos, voluntad, y
relaciones, lo que producen experiencia que nos ayudan a entender la personalidad.
Kerman y García (2014): PHE tiene fundamentos del humanismo socialista, en la que el ser
humano tiene conciencia, cuestiona y toma decisiones que lo ayudan a construir significados y
un sentir del mundo que nos muestran su personalidad.
Rogers: Postura fenomenológica, existencialista y hermenéutica. El psicólogo debe comprender
como el paciente observa el mundo, no intentar comprenderlo desde las ideologías propias.
El método fenomenológico entiende el ser como algo cargado de matices y significados que nos
ayudan a comprender la realidad vivida por el sujeto.
Estos enfoques son construidos para acceder a la experiencia de la persona, es decir, lo que
piensa, siente y su postura frente al mundo.
La personalidad es un conjunto dinámico que permite al ser humano construirse. El ser humano
tiene la capacidad innata de potencializar sus habilidades, esa fuerza constructiva es de tipo
superior y la comparten con los otros seres vivos. “La personalidad se desarrolla con la toma de
consciencia de las propias facultades personales, lo que la ubica en un nivel dinámico, que
siempre va orientando al organismo, al cuidado y al mantenimiento del uso claro de potenciales a
favor del crecimiento.”
Gestalt, un todo. El organismo no es la suma de sus partes, es un todo, un bloque.

La capacidad de actualización en el organismo y el desarrollo, quiere decir que el ser humano se


va construyendo por fuerza que se materializan en todo, la personalidad. Esta se encuentra
construida por dimensiones psicológicas: la valoración organísmica, la autorregulación, la
tendencia actualizante, los deseos, la voluntad e intencionalidad.
El ser humano está en una continua necesidad de evolución y busca la autopreservación.
Las experiencias conscientes permiten al humano pensarse a sí mismo y al mundo, construyendo
una identidad.

Para la acción consciente se necesita de elementos psicológicos que te ayuden al crecimiento


personal como; los deseos. Estos están cargados de significado y dirigen nuestras acciones. En
parte, son impulsos, pero una vez que son comprendidos y toman conciencia se puede encontrar
en ellos significados y emociones respecto de la visión que tiene la persona sobre el mundo. Los
deseos muestran la manera en que la persona se proyecta al mundo. El deseo que toma
consciencia puede conectar con la voluntad, adquiriendo movimiento.
La valorización organismica también forma parte de estos elementos, pues a partir de la
autovaloración del organismo, pensamientos, ideas y deseos tomamos una decisión que nos
encamina a un tipo de vida. Hacer consiente el sentir guía la satisfacción de nuestras
necesidades.
La voluntad es una acción reflexiva constante que unido a la conciencia permite que el deseo se
vuelva consciente, siendo evidente la sensación de capacidad y elección.
La intencionalidad unida a la conciencia se convierte en un componente dinámico que
contribuye a la experiencia y permite al ser humano explorar diversas formas de sentir, con las
cuales estructura su personalidad.

La personalidad desde la PHE es definida como una totalidad en constante movimiento. Esa
totalidad comienza desde que el ser humano toma consciencia, lo que le permite sentir y elegir
(valorización organismica) un camino que apunte al autoconocimiento (intencionalidad). Esto le
permite a la persona ser auténtica desde su rol. Este rol apunta a la estructuración de la
personalidad y que le permite al ser humano actuar de manera coherente consigo mismo.

“Para entender al ser en el mundo es necesario comprender la relación entre la conciencia


y el cuerpo, la comprensión de la historia para tomar decisiones en el presente.”
Congruencia, integridad y transparencia. El legado de Carl Rogers
Alejandro Celis

Se presenta a la congruencia como lo más importante para el crecimiento de las personas, siendo
necesaria en las relaciones, y siendo además una de las características que menos se presenta en
nuestra sociedad, ya que esta no está sincronizada con la tendencia actualizante, tendencia a
actualizar nuestras potencialidades, y se nos somete a situaciones que no van acorde a nuestra
valoración organísmica, que es la capacidad innata de evaluar con todo nuestro organismo las
situaciones.

Es así, que solo se nos dan recompensas positivas condicionadas, las que solo ocurren si
concordamos con el molde social, y es debido a todo esto, que nos vemos obligados a desarrollar
el ideal del yo (yo debería ser), el que no es real y es aquello que está fuera de nuestro alcance,
aquello que nunca seremos. Por otro lado, está el verdadero yo (yo soy), que es aquella parte
que contiene nuestra tendencia actualizadora y nuestra valoración organísmica, osea, el
verdadero tú, el que se podría llegar a alcanzar en algún momento. De esta forma, el espacio
entre el verdadero yo y el yo ideal, es la incongruencia, entre mayor es la distancia entre estos
dos, mayor es la incongruencia, de hecho lo que Rogers llama neurosis es una desincronización
con tu propio yo.

Vivimos en una sociedad deshonesta, oportunista, egoísta, superficial, cínica, etc, por lo que, lo
que realmente importa es parecer decente, pero no serlo realmente, mientras que se castiga
expresar las propias percepciones transparente.

Debido a los valores promovidos por esta sociedad es que tendemos a mentir y ocultar nuestros
verdaderos pensamientos, sentimientos y actos, tan solo por temor a perder el aprecio de los
demás, es lo que se nos enseña en la niñez, aprendemos a reemplazar nuestra integridad y
fuerza interior por el condicionado afecto y apoyo ajeno, osea, que solo los obtendremos si
cumplimos con las condiciones externas, las que cambian según persona y situación.

Por lo que, para lograr congruencia, es positivo descondicionarnos de las experiencias infantiles
y de la influencia de nuestro entorno cultural limitante, de forma que, podremos conectar más
profundamente con las propias emociones y percepciones, logrando tener una opinión realmente
propia y no una en la que repetimos opiniones ajenas, siendo más verdaderamente nosotros
mismos.

Una buena forma de dejar salir esas emociones reprimidas, es la catarsis, que es útil para
expresar de forma intencional y desenfrenada las emociones contenidas sin hacerle daño a los
demás, esto implica hacerse cargo de las emociones, considerarlas como propias, y que exista
una armonía interna que depende solamente de mí mismo. El realizar este proceso en conciencia,
da la posibilidad de generar un cambio de perspectiva, y no siendo un ciclo de llenado y vaciado
de energías reprimidas.

El autodesarrollo es la búsqueda de nuestro potencial, lo que requiere una conciencia y


curiosidad por descubrir alternativas diferentes, también, es necesario darse cuenta que en
nuestro interior tenemos todas las claves y herramientas, más bien, nuestra valoración
organísmica.

Es necesaria la aceptación para llegar a la congruencia, la cuál es el reconocer y darle espacio a


nuestras señales y movimientos internos, validar lo que ocurre en nuestro interior, aún así cuando
no lo entendamos o no nos guste. El solo hecho de reconocer su presencia cambia nuestro estado
interno, descansamos del no luchar contra la presencia de algo no reconocido. La verdadera
aceptación, no es un proceso estático, sino más bien es uno dinámico que genera movimiento.

Además, es necesaria la actitud básica de honestidad, es cuando nos permitimos vivenciar


libremente este cúmulo de vivencias de forma transparente en relación a nosotros mismos y los
demás.

Por otro lado, en nuestro interior, hay varios niveles de lo que es uno mismo, el primero es el
“animal”, aquel que busca su propia gratificación, supervivencia y reproducción, lo que no es
necesariamente malo, solo es heredado de la evolución, y las emociones básicas son la ira, temor,
celos, posesividad, territorialidad, impulsos de destrucción del enemigo, etc. La protección de la
familia también entra en esta categoría. El segundo nivel es lo que llamamos humano, como la
solidaridad, empatía, generosidad, interés por el otro, compañerismo, ética, etc.

Y el tercer nivel, es el divino, es nuestra esencia, es aquello que representa el origen mismo y es
el Todo, aquí se encuentra la armonía interna, el amor incondicional, la compasión, el desapego,
etc. En este nivel se trasciende la mente y por lo tanto la dualidad, polaridad y el conflicto. Es
esta conciencia la que debe regir nuestras vidas, aunque no se debe olvidar que alcanzamos
nuestro máximo potencial al aceptar todos los niveles, y luego, escoger el más elevado y
sensible. Por ejemplo, podemos sentir emociones “animales” pero debemos quedarnos con
aquello que es más expandido, consciente y responsable.

TERCERA PARTE
El proceso de convertirse en persona
Carl Rogers
pág. 75-88
Algunas tendencias que se manifiestan en la terapia

El objetivo es describir los cambios que experimenta el paciente.


Rogers postula que en una terapia exitosa los pacientes comienzan a sentir aprecio por ellos
mismos y que el núcleo de la naturaleza humana es esencialmente positivo.

La psicoterapia es dinámica, única y distinta para cada individuo, pero también existe un orden.
Para la terapia el psicólogo debe adquirir una actitud de captación y respeto, estas deben
transmitirse al paciente para que él sienta que está en un ambiente seguro. Se debe llegar a un
nivel de comunicación en la que el paciente es sienta, comprendido y aceptado. Aquí inicia la
terapia.

¿Cuál es la naturaleza de este proceso? ¿Cuáles parecen ser sus características inherentes? ¿Qué
orientación u orientaciones asume y cuáles son si existen sus límites naturales?
Rogers plantea que se debe hacer un esfuerzo por describir, estudiar y comprender los principios
básicos de la psicoterapia. Y no hacer que estos se adecuen a nuestra ideología.

Este enfoque en la terapia centrada en el cliente, tiene buenos resultados, tales como, que el
paciente hace mayores revelaciones de su visón interna, actúa de manera más madura, desplaza
la valoración externa a la interna y habla positivamente.

La vivencia del sí mismo potencial

En el proceso terapéutico se pone en evidencia la vivencia de la experiencia o de sí mismo.


El cliente pude examinar sus vivencias tal cual las siente y lo hace a través de sentidos
sensoriales y viscerales sin intentar acoplarlos a su manera de percibirse actual. Es decir, el
paciente experimenta libremente las reacciones de su organismo sin limitarlas a la concepción
que tiene de sí mismo. De esta forma descubre que esas piezas individuales que parecieran tener
que encajar entre ellas y conformar una figura coherente de sí mismo, no tiene por qué ser así.
Todo lo que experimentamos conforma nuestro ser, incluso las contradicciones.
Ese material que ingresa a la conciencia (pensamientos, experiencias) no tiene por qué tener
relación con otro. No debemos negar la entrada a la conciencia a esos pensamientos que no
encajan con el modelo de nosotros mismo o con las imposiciones externas de este. Somos
nuestra experiencia y aprendemos algo nuevo de nosotros mismos con cada una de ellas.

La vivencia plena de una relación de afecto


En terapia, el paciente acepta los sentimientos positivos de otra persona.
El paciente se siente más cómodo al saber que al psicólogo le importa su proceso terapéutico.
Esto no se relaciona con la transferencia, pues ese es un proceso es unidireccional e inadecuado,
mientras que esto es un proceso mutuo, en el que el terapeuta siente interés por la evolución de
su paciente y este se permite sentir ese sentimiento. El interés de esta relación es genuina y no
hay una intención de quid pro quo, es decir, que no se espera algo a cambio. No hay una
intención de controlar a la otra persona sino de que está libremente pueda desarrollarse y sentir.
La paciente Oak expresa que no se permitía sentir el afecto de otras personas por miedo a ser
lastimada.

Cada experiencia es propia, pero puede ser compartida con otros o bien hay lugar para el interés
de otros.
Proceso de socialización: El paciente da cuenta de que no existe un riesgo de destrucción en
aceptar los sentimientos positivos de otro (el terapeuta). Se siente bien estar acompañado. El
objetivo es la vivencia libre de una relación afectuosa, de esta forma aceptamos que también nos
importan los demás.
Aprendizaje a un nivel no verbal, guarda poco material en el sí mismo.

Gustar de uno mismo


La terapia busca que el paciente se acepte a sí mismo, se gusta, y a los demás. Una psicoterapia
exitosa disminuye las actitudes negativas hacia sí mismo y aumenta las positivas.

Se experimenta una joie de vivre, alegría de vivir. Aunque se experimenta a la vez una
incomodidad, ya que desde pequeños la sociedad busca homogeneizarnos, sin destacar.

Al agradarse a sí mismo se es capaz de aceptar los propios sentimientos y explorar en las


experiencias, reconociéndose como una unidad total y funcionante.

El descubrimiento de que la esencia de la personalidad es positiva

La base de la naturaleza humana es positiva, básicamente socializados y orientados al proceso.


También es racional y realista.
Profesionalmente, la naturaleza humana es vista de forma negativa. Freud propone el ello, el cual
sin represión llevaría al incesto, asesinatos y otras cosas terribles. Es por esto que la naturaleza
humana debe estar bajo control, ya que el humano es irracional, asocial y destructiva.
Maslow, las emociones antisociales y hostiles son producto de la frustración de la búsqueda de
seguridad, la cual es en sí misma buena.
Montagu, la cooperación es fundamental para la vida humana, no la lucha.

Rogers—> La esencia de la personalidad es el organismo orientado a la autoconservación y


socialización.

El cliente experimenta sentimientos negativos, pero no quiere sentirse de esa forma.


Presiones culturales reprimen lo que realmente sentimos.
Debajo de la conducta superficial, controlada y amargada hay un sí mismo positivo. Al explorar
en nosotros mismos damos cuenta de que no hay nada malo en nuestro interior.

Ser el propio organismo, la propia experiencia.

A través de la psicoterapia, el humano se convierte en su propio organismo.


El individuo actúa según pautas de conducta que le son impuestas. Avanzada la terapia comienza
a actuar desde el realismo, es decir, un equilibrio entre las satisfacciones e insatisfacciones que
producirá un acto.
● La apercepción de la experiencia, es vivir de forma plena y sin distorsiones. Nos
permitimos sentir. De esta manera tendremos a un organismo consiente de las exigencias
culturales así como de sus necesidades fisiológicas. Busca relaciones sociales y se aprecia
a sí mismo.
La suma de los elementos de su apercepción crean el organismo.

¿Qué significa convertirse en persona?


Pág. 103-116

El objetivo más deseable para el individuo es llegar a ser el mismo, el comprender su propio
mundo interno, aceptarlo tal cuál es y tener libertad de expresar sentimientos, pensamientos y
manera de ser, lo que se logra abandonando las falsas fachadas, máscaras y roles adquiridos.

En este proceso de descubrir al auténtico yo, se exploran y examinan los diversos aspectos de la
propia experiencia, teniendo que reconocer y enfrentar las contradicciones existentes, es así que
se aprende que mayormente la conducta y los sentimientos son irreales, que no se originan
verdaderamente por el organismo, sino que solo son una fachada, ya que la vida se ha orientado
por lo que se cree que se debería ser y no por lo que se es en realidad.

Hay muchas razones que nos impiden experimentar nuestras actitudes, que se originan en el
pasado, presente o surgen de la situación social, que provocan que el experimentar sentires
parezca peligroso y nocivo. Lo que puede cambiar con la relación terapéutica, se llega a ser
quién se es, cuando la persona llega a experimentar todas las emociones que surgen
organísmicamente, conscientemente, experimentando se en toda su extensión.

El se si mismo implica descubrir la unidad y armonía que existen en sus verdades sentimientos y
reacciones, tratando de no imponerse una máscara que distorsione su verdadero significado.

Por otro lado, si los datos sensoriales se oponen a la imagen del sí mismo, esto se distorsiona, por
lo que, el individuo se vuelve más consciente de sus propios sentimientos y actitudes, además,
advirtiendo con más facilidad las realidades externas, en vez de percibirlas según categorías
preconcebidas. De forma que, en situaciones nuevas se es capaz de aceptarlo los hechos tal cuál
son, sin distorsionarlos, volviéndose más realista.

Asimismo, es que el propio organismo merece confianza, es quién puede captar su experiencia,
tiene acceso a todo lo relacionado a situaciones en concreto y lo usa como base de su conducta,
conoce sus propios sentimientos e impulsos, es capaz de percibir exigencias sociales y recuerda
las consecuencias de diferentes conductas adoptadas en situaciones similares.

Permite a su organismo considerar, evaluar y equilibrar estímulos, necesidades y demandas, de


forma en que logra visualizar mejor las posibles consecuencias insatisfactorias y puede corregir
rápidamente decisiones erróneas. Todo esto, da paso a que la consciencia sea un cúmulo de
impulsos, sentimientos y pensamientos que se autogobiernan de manera satisfactoria.

Por otro lado, el individuo comienza a darse cuenta de que puede ser el mismo quién evalúe
relaciones y tome decisiones al respecto, acudiendo menos a los demás por aprobación,
reconociendo que tiene la capacidad de elegir.

Es debido a todo esto que el individuo se siente más satisfecho sabiendo que es un proceso y no
un producto, acepta más fácilmente la idea de estar en un proceso de transformación, no siendo
una entidad fija y estática.

Ética y Política en Psicología: Las dimensiones no reconocidas


Montero

Se presenta una estructura paradigmática de cinco dimensiones: ontología, epistemología,


metodología, ética y política.

LAS DIMENSIONES DE LOS PARADIGMAS

El paradigma es un modelo o modo de conocer, que incluye tanto una concepción del individuo,
como una concepción del mundo en que vive y de las relaciones entre ambos. Es un conjunto
sistemático de ideas y de prácticas que rigen las interpretaciones acerca de la actividad humana.
Para Kuhn un paradigma es proporcionar modelos de problemas y soluciones a una comunidad
científica”. Es decir, generar una corriente de opinión y de acción entre quienes hacen ciencia.

Se propone que todos los paradigmas pueden ser caracterizados por la forma en que sus
proponentes responden a tres preguntas básicas, que pueden ser caracterizadas como ontológica,
epistemológica y metodológica.
Pregunta ontológica: ¿Cuál es la naturaleza de lo cognoscible? O, ¿Cuál es la naturaleza de la
realidad?
Epistemología: ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre quien conoce (el investigador o
indagador) y lo conocido o cognoscible?
Metodología: ¿cómo debe hacer el indagador/a para encontrar el conocimiento?
Esta es la estructura paradigmática del positivismo, el post-positivismo, la teoría crítica y el
construccionismo.

Esas dimensiones no son suficientes, pues queda afuera la ética y política. No son consideradas
porque supuestamente están intrínsecas en la investigación.

Ontología: Refiere al sujeto activo del conocimiento. El ser del objeto que es conocido. ¿Cuál es
la naturaleza de la realidad? ¿Quién conoce?, ¿quién o qué es conocido?
Epistemología: Relación entre el sujeto cognoscente y objeto conocido. ¿Cuál es la naturaleza
de la relación entre quién conoce y lo conocido?
Metodología: Los modos de producción de conocimiento. ¿Cómo debe hacer quien conoce para
producir conocimiento?
Ética: Refiere a un juicio para distinguir el bien y el mal y cuál es el lugar de la otredad en la
producción de conocimiento. ¿Quién es el otro? ¿Cuál es el lugar del otro en la producción de
conocimiento? ¿Quién conoce?
Política: Lo relativo a la vida organizada colectivamente, al espacio público. Lo concerniente a
los derechos y deberes civiles y a las relaciones de poder y su dinámica, en ese espacio. ¿Qué
tipo de relaciones tenemos con el otro? ¿Para quién es el conocimiento?
La ética suele ser considerada un sinónimo de la moral y un conjunto de normas. La deontología
es el estudio de los deberes que deben ser cumplidos en el ejercicio de una profesión. La ética es
el estudio que tiene por objeto el juicio de apreciación del bien y del mal, cuyo núcleo central es,
la equidad que se basa en la justicia.
La moral es el conjunto de prescripciones, de normas, cuyo cumplimiento se exhorta a seguir en
una época, sociedad o cultura determinadas. El problema es que las normas socialmente
aceptables, pueden ser excluyentes de ciertas categorías o grupos, o pueden condonar prácticas
que los lesionen. Lo que es moralmente correcto, no necesariamente es ético.

ÉTICA Y OTREDAD
Este texto aborda la relación entre ética y otredad, cuestionando la idea de que la ética pueda
limitarse simplemente a expresarse y regularse mediante normas de conducta aceptadas en una
sociedad. La autora, Maritza Montero, sostiene que si la concepción ética del otro o prójimo se
mantiene implícita en las normas sociales, tiende a caer en la naturalización, siendo aceptada
como algo inherente al orden "natural" de las cosas y, por lo tanto, no discutible.

La autora critica la concepción del Otro como una extensión del Uno, es decir, como alguien que,
incluso en su oposición y negatividad, está definido desde la perspectiva del Yo (semejante
complementario) o Uno (opuesto). Esto lleva a considerar al Otro como el Uno, no solo por
proximidad física, sino también por su parecido o contraste con el Yo. De este modo, el bien y el
mal son construidos en función de la relación con los otros, toda relación en el mundo es social.
La autora propone una modificación epistemológica y metodológica llamada “analéctica,” que
busca superar las limitaciones de la dialéctica tradicional. Mientras que la dialéctica se
caracteriza por tener elementos (tesis, antítesis y síntesis) ubicados en un mismo campo definido
desde la tesis, la analéctica introduce la noción de Otredad o alteridad. Esta Otredad se refiere a
aquellos que no solo son diferentes, sino extraños, distintos e inesperados, suponiendo la
aceptación de un sujeto cognoscente que no ha sido previamente imaginado.

La autora destaca que aceptar una Otredad distinta implica reconocer formas de conocimiento
totalmente diferentes y, además, implica el diálogo y la relación con ese Otro en un plano de
igualdad basado en la aceptación de la distinción, en contraposición a la semejanza o
complementariedad. En resumen, aboga por una ética que no solo se base en normas socialmente
aceptadas, sino que también considere y respete la diversidad y la diferencia en la construcción
del conocimiento ético.

POLÍTICA, CIENCIA Y CONOCIMIENTO


El texto aborda la relación entre política, ciencia y conocimiento, particularmente en el contexto
de la investigación cualitativa. Comienza destacando que cuando se menciona la palabra
“política” fuera del contexto partidario, se tiende a definirla en un sentido más amplio. Se
subraya que la palabra política tiene sus raíces en el griego “polis,” que se refiere a lo
relacionado con la ciudad, la ciudadanía y lo público. La autora argumenta que es necesario
entender la dimensión política de un paradigma, recordando su origen etimológico.

Luego, se menciona el enfoque de Punch (1998) sobre ética y política en la investigación


cualitativa. Según Punch, en este contexto, la política abarca desde la "micropolítica" de las
relaciones personales hasta las estructuras y recursos de las unidades de investigación y
universidades, así como los poderes y políticas de los departamentos de investigación
gubernamentales, incluida la influencia del Estado central. La autora destaca que la política, en
este contexto, se relaciona con la vida pública, las interacciones sociales y,
fundamentalmente, con el poder y las acciones que emergen de él en la sociedad.

Se resalta que la producción de conocimiento tiene consecuencias políticas, y el acto de saber


mismo se convierte en un fenómeno con implicaciones políticas. La publicación o privatización
del conocimiento también se considera un hecho político, al igual que la posición que ocupa
alguien en la relación de conocimiento. La autora argumenta que todo paradigma tiene una
dimensión política inherente.

Sin embargo, se advierte que, al igual que sucede con la ética, la dimensión política puede
desviarse hacia aspectos relacionados con las condiciones necesarias para la producción del
conocimiento, influencias en el proceso de producción, o incluso consideraciones morales. Se
menciona un ejemplo específico relacionado con el proyecto Camelot y su carácter
intervencionista en la política de países latinoamericanos, aunque se destaca que algunos análisis
se centran más en aspectos morales que en los intereses subyacentes del estudio.

UN PARADIGMA NO ES LA SUMA DE SUS DIMENSIONES


Un paradigma no es simplemente la suma de sus dimensiones, sino que estas interactúan de
manera inseparable. Las cinco dimensiones mencionadas son ontología, epistemología,
metodología, ética y política. Se enfatiza que estas dimensiones no son compartimentos aislados,
sino que están interconectadas.

En primer lugar, se establece que la ontología (la concepción del ser y del objeto del
conocimiento) está directamente relacionada con la epistemología (la teoría del conocimiento) y
la metodología (los métodos utilizados para obtener conocimiento). La ética y la política también
están intrínsecamente vinculadas, ya que la ética se centra en la concepción del "Otro" y en su
participación en la relación con el sujeto cognoscente, mientras que la política se relaciona con la
carga valorativa en la construcción del conocimiento.

Se destaca que las dimensiones éticas y políticas a menudo se incluyen incluso en obras que
aparentemente solo tratan tres dimensiones, lo que sugiere que la dificultad radica en reconocer
su importancia como elementos paradigmáticos básicos.

Se menciona un ejemplo específico, el sistema construido por Dussel, que integra la ontología, la
epistemología y la metodología, y que tiene fundamentación ética y consecuencias políticas.
Dussel propone una "analéctica" que amplía la dialéctica al incorporar elementos no vinculados
al mundo de vida del individuo, introduciendo así una concepción epistemológica y
configurando un método.

La episteme de la relación se refiere a una concepción del conocimiento que reconoce la


interconexión e interdependencia de cinco dimensiones fundamentales en la construcción de
paradigmas: ontología, epistemología, metodología, ética y política. En este contexto, se destaca
que estas dimensiones no son compartimentos estancos, sino que están intrínsecamente
relacionadas y se influyen mutuamente.
Ontología:Se refiere a la concepción del ser y del objeto del conocimiento. Define cómo
percibimos la realidad y la naturaleza de los entes que participan en la relación cognoscitiva.
Epistemología: Está directamente vinculada a la ontología, ya que se ocupa de cómo se produce
la relación cognoscitiva. En este contexto, la episteme de la relación propone una concepción
sistemática del conocimiento basada en las relaciones entre el sujeto y el objeto de conocimiento.
Metodología: El método utilizado refleja la ontología y la epistemología, ya que está guiado por
la concepción del ser y del conocimiento. En este caso, se destaca que el método utilizado
también tiene implicaciones éticas y políticas.
Ética: La ética se relaciona con la concepción del Otro, es decir, cómo definimos y consideramos
al otro en la relación con el sujeto cognoscente. La ética implica la consideración de la carga
valorativa en la construcción del conocimiento.
Política: La política se refiere a las relaciones de poder y la distribución de recursos en el ámbito
del conocimiento. Las decisiones éticas y políticas están intrínsecamente ligadas, ya que
implican la definición de roles y participación en la construcción del conocimiento.

Se destaca que estas dimensiones interactúan de manera constante y son inseparables. La


episteme de la relación cuestiona la concepción moderna del individuo como soberano de la
conciencia, proponiendo una visión en la que la individualidad existe en relación con los demás.
Esto no implica la desaparición del individuo, sino reconocer que la singularidad se construye en
relación con los demás.

La episteme de la relación pone en tela de juicio el valor de verdad de la afirmación que coloca
al individuo como unidad única, defendiendo la idea de que la individualidad coexiste con la
interdependencia. La autonomía no implica ser individualista en el sentido egoísta, sino
reconocer la diversidad y la Otredad, manteniendo al individuo como unidad ontológica pero en
constante relación con el Otro.

Se critica el individualismo que niega la autonomía, destacando la importancia del diálogo y la


aceptación de la diversidad. La autonomía, según el texto, no es incompatible con reconocer la
necesidad del otro. Se destaca la singularidad y la distinción del Otro, en contraposición a ver al
Otro como una simple extensión del Uno.

CONCLUSIÓN
Este texto aborda la relación entre ética, política y la construcción del conocimiento, destacando
que, a pesar de su importancia, a menudo se les relega a un segundo plano en la estructura
paradigmática de la investigación. Los investigadores suelen centrarse en descubrir la teoría
subyacente, el método empleado y el modelo de ser humano implicado en una obra o estudio,
dejando en una zona borrosa y vaga a la ética y la política.

La imprecisión y borrosidad en torno a la ética y la política no son genuinas, según el autor, ya


que estas dimensiones están inherentemente presentes en la construcción del conocimiento. Sin
embargo, se tiende a naturalizarlas, considerándolas como aspectos intrínsecos al objeto
conocido o como parte del ritual de investigación, escondiendo así la concepción del "Otro" (el
sujeto o fenómeno de estudio) y reduciendo la esencia del ser y del vivir relacionados con el
conocimiento.
Se señala que esta naturalización es engañosa, ya que implica un acto de ocultamiento que limita
la comprensión del conocimiento al omitir la concepción del "Otro". Además, al desaparecer el
tipo y la naturaleza de la relación que los productores de conocimiento tienen con ese "Otro", se
restringe la comprensión de la propia relación.

El texto aboga por una mirada crítica en la agenda de investigación, instando a los investigadores
a cuestionar la estructura de las acciones que construyen el conocimiento. En lugar de limitarse a
los aspectos tradicionalmente reconocidos (teoría, método, modelo de ser humano), se enfatiza la
necesidad de incluir una reflexión crítica sobre la ética y la política involucradas en la
producción de conocimiento, y formular preguntas reveladoras al respecto.

El estudio de la personalidad en el modelo cognitivo de Beck


Reflexiones críticas.
Isabel Caro

El autor del texto se propone analizar dos aspectos principales de este planteamiento. Primero, se
refiere al desarrollo de una teoría de la personalidad, centrándose principalmente en el modelo de
Beck. Segundo, menciona que la terapia cognitiva se basa en el procesamiento de la información
(Caro, 2013).
El texto destaca que las psicoterapias cognitivas ofrecen un modelo sobre la psicopatología y la
psicoterapia, enfocándose en personas con problemas, pero señala una limitación: no ofrecen una
teoría completa sobre la “persona” o la “personalidad”. Se aclara que proporcionan una teoría
sobre la psicopatología y cómo lograr cambios terapéuticos, pero no generan una teoría
específica sobre la personalidad en su totalidad.
Se menciona que el modelo de Beck tiene sus raíces en el interés por desarrollar un tratamiento
eficaz y distintivo para la depresión. A lo largo del tiempo, este modelo se expandió hacia otros
trastornos, como la ansiedad y los trastornos de la personalidad.

Unas consideraciones generales sobre las teorías de la personalidad


Desde los primeros intentos de estudiar la personalidad, se reconoce la complejidad de abordar a
la persona en su totalidad. La psicología de la personalidad se centra en la tríada psicológica del
pensamiento, el sentimiento y la conducta para explicar el funcionamiento psicológico completo
de los individuos, pero se reconoce que esta tarea es extremadamente difícil.
Se menciona que las teorías de la personalidad se enfrentan a dificultades para definir la
personalidad de manera clara. Se presentan algunas notas definitorias, como que la personalidad
abarca toda la conducta, se refiere a características consistentes y duraderas, resalta la
singularidad de cada individuo, tiene un carácter inferido y no implica juicio de valor.
Se divide el campo de la personalidad en dos áreas principales: las diferencias individuales (qué
y cuál de la individualidad) preguntándose, por ejemplo, ¿de qué forma se distinguen las
personas entre sí?, y los procesos de la personalidad (cómo contribuyen los acontecimientos
internos a la individualidad) es el “como” de la personalidad. Desde estas dos dimensiones se
pueden estudiar los procesos cognitivos, emocionales, de aprendizaje y motivacionales.
Se proporciona una definición que subraya la complejidad organizativa de la personalidad. La
personalidad se describe como una organización compleja de cogniciones, emociones y
conductas que proporciona orientaciones y pautas a la vida de una persona (coherencia).
Además, se menciona que está influenciada por la naturaleza (genes) y el aprendizaje
(experiencia), abarcando efectos del pasado, presente y futuro.

La Psicología de la Personalidad y la Psicoterapia: una pincelada introductoria


Este texto ofrece una introducción a la relación entre la Psicología de la Personalidad y la
Psicoterapia. Comienza señalando que esta conexión siempre ha vinculado la enfermedad a las
características personales desde la época de los griegos.

Luego, menciona la revisión de las grandes tradiciones de investigación en psicología de la


personalidad realizada por Crowne y Pervin, destacando el enfoque experimental, correlacional y
clínico. Las teorías de la personalidad se desarrollaron en el último cuarto del siglo XIX,
abordando tanto la comprensión del ser humano como teorías clínicas centradas en la conducta
trastornada y su tratamiento, como el psicoanálisis.
Se menciona que ninguna teoría clásica de la personalidad evita sus implicaciones terapéuticas,
citando ejemplos como el psicoanálisis, el humanismo, el cognitivismo de Kelly y el
conductismo. Se destaca que estas teorías abordan aspectos como las estructuras y procesos del
ser humano, su evolución, desarrollo, diferencias con otros individuos y factores que le afectan.
Se discute la variabilidad de definiciones y la complejidad del término “personalidad”,
sugiriendo que cada teórico puede tener su propio concepto y que eso dependía de la concepción
que se tuviera del sujeto o particular punto de vista de la persona. Tras el término de la
personalidad se incluye al actor, la persona que representa un personaje y al autor, responsable de
esa representación.

Las psicoterapias cognitivas en el contexto de las teorías de la personalidad


Este texto aborda la relación entre las psicoterapias cognitivas y las teorías de la personalidad,
con un enfoque particular en la posición de algunos autores respecto a la inclusión de modelos
cognitivos, como el de Aaron T. Beck, dentro del campo de las teorías de la personalidad.
Se menciona que, al hablar de teorías de la personalidad, la mayoría de las referencias se centran
en modelos psicodinámicos, humanistas, de psicología del aprendizaje y también cognitivos.

Las teorías cognitivas, como la de Beck, aportan a la comprensión de la motivación humana (la
dinámica de la acción) desde una perspectiva cognitiva a través del concepto de esquema
disfuncional. También contribuye con entender que la personalidad se ve reforzada por distintas
representaciones del mundo y de la persona emplazada en él, junto con las diferencias
individuales en procesamiento de la información.
Luego, se menciona la perspectiva de Magnavita, quien basa la teoría de la personalidad en el
procesamiento de información y sostiene que las teorías de la personalidad y la psicoterapia
forman un tándem crucial, considerando la psicoterapia como una lente para entender la
personalidad.

A pesar de algunas posturas favorables, el autor sostiene su planteamiento de que el modelo


cognitivo, específicamente el de Beck, no ofrece una teoría completa sobre la personalidad. Se
citan las palabras de Pervin, quien destaca la contribución de la terapia cognitiva, pero sugiere
que no constituye una “teoría coherente, comprobable sobre la personalidad”, ya que su enfoque
se centra en procesos cognitivos disfuncionales y no aborda todos los aspectos de la
personalidad.

¿Por qué el modelo cognitivo de Beck no desarrolla una teoría de la personalidad?


El texto aborda la pregunta de por qué el modelo cognitivo de Beck no desarrolla una teoría de la
personalidad. El autor explora dos posibilidades para responder a esta pregunta.
En la primera posibilidad, se presenta una dicotomía en la visión sobre el ser humano en las
ciencias humanas desde el siglo XIX. Una perspectiva considera la vida humana como la suma
de interacciones de “mecanismos” individuales, explicando la conducta en términos de
causa-efecto. La otra perspectiva ve la vida humana como una actividad colectiva, donde los
individuos trabajan juntos para lograr sus intenciones según reglas y normas locales. El autor
sugiere que el modelo cognitivo de Beck se alinea más con la primera perspectiva, que considera
a las personas como “clusters organizados jerárquicamente de mecanismos cognitivos” en
lugar de seres activos con poder para actuar intencionadamente.

En la segunda posibilidad, se argumenta desde la perspectiva de lo que se espera de una teoría de


la personalidad. Se mencionan criterios propuestos por McAdams y Pervin, que destacan la
necesidad de explicar la totalidad de la persona, el problema de la motivación, las diferencias
individuales, la estructura de la personalidad, el proceso de desarrollo y crecimiento, y la
relación con la psicopatología y el cambio de conducta.

El autor propone que el modelo cognitivo de Beck no satisface estos criterios, ya que se centra en
aspectos motivacionales y en cuestiones relacionadas con la psicopatología y el cambio de
conducta, pero no ofrece una teoría integral sobre la persona en su totalidad, su desarrollo, y las
diferencias individuales. Se sugiere que el modelo se basa en conceptos tomados de la Psicología
Cognitiva y Social Cognitiva, adaptándolos a casos clínicos, pero sin desarrollar una teoría de la
personalidad completa y articulada.

Factores socio-culturales y académicos que influyeron en el desarrollo de las psicoterapias


cognitivas y de la psicología de la personalidad
El autor señala que el periodo después de la Segunda Guerra Mundial fue crucial para el
desarrollo de la psicoterapia cognitiva. El aumento en el desarrollo armamentístico bélico y la
tecnología que surgió durante la guerra se generalizó en diversas áreas, incluyendo la industria,
la investigación civil, la sanidad y el periodismo. Este desarrollo tecnológico requería un cerebro
artificial, lo cual influyó en el planteamiento típico de la tecnología cognitiva en la terapia. La
Segunda Guerra Mundial también tuvo un impacto importante en la psicología clínica. La clínica
recibió apoyos institucionales del gobierno estadounidense, las universidades y la Asociación
Americana de Psicología (APA). Los departamentos de psicología crecieron y se diversificaron
gracias a fondos económicos destinados al desarrollo de investigaciones aplicadas y básicas.
Tras la guerra, los departamentos de psicología experimentaron un crecimiento y diversificación
significativos, con un aumento en la expansión de áreas no académicas. Esto condujo al
desarrollo de la psicología clínica y otras subdisciplinas aplicadas, así como al auge de diversas
psicoterapias. Las publicaciones sobre la personalidad en la década de los 50 se centraron en
aspectos clínicos y sociales.

En los años 60, coincidiendo con el desarrollo tecnológico posterior a la guerra, se experimentó
un extraordinario desarrollo económico. Este crecimiento económico motivó a las personas a
buscar la realización personal y el progreso individual. Este periodo también marcó la
proliferación y el interés por investigar, consolidar y desarrollar comunidades dentro del modelo
cognitivo.
Durante los años 60 y 70, se produjo un cambio en la psicología de la personalidad. Se pasó de
grandes teorías de la personalidad a la identificación de constructos principales para recoger y
analizar datos. La personalidad dejó de ser un campo de investigación teórico para convertirse en
un área de análisis empírico y aplicaciones diversas. Este cambio llevó a una "crisis de
identidad" en la psicología de la personalidad en los años 80, coincidiendo con el florecimiento
de las psicoterapias cognitivas.

En resumen, el texto destaca cómo eventos históricos, cambios tecnológicos y económicos, así
como el apoyo institucional, influyeron en el surgimiento y desarrollo de las psicoterapias
cognitivas y en la transformación de la psicología de la personalidad como campo de estudio.

La “personalidad” en el modelo de Beck


Aquí se presenta la idea de que el modelo de Beck se centra en el concepto de "esquema" como
un constructo fundamental en la comprensión de la personalidad. Según Beck, la personalidad se
concibe como una organización de sistemas integrados, como lo cognitivo, afectivo,
motivacional y conductual, cada uno de los cuales incluye estructuras estables llamadas
esquemas y programas denominados modos.
Los esquemas, en este contexto, son estructuras cognitivas que ayudan a dar sentido a los
eventos, provocando una cadena de reacciones que culminan en comportamientos manifiestos.
Los sistemas son mecanismo de codificación, almacenamiento y recuperación de información
existente en la estructura cognitiva. Son patrones cognitivos estables que constituyen la base de
la regularidad de la interpretación de la realidad.

El modelo de personalidad de Beck se desarrolla en el ámbito clínico, especialmente en relación


con los trastornos de personalidad. Es una teoría de la personalidad porque busca explicar los
trastornos de personalidad para el desarrollo de su marco teórico.
Surge la necesidad de encontrar una estructura más global y compleja que el simple concepto de
esquema. Para abordar estas limitaciones, Beck introduce el concepto de “modo”, que representa
suborganizaciones dentro de la personalidad y abarca componentes relevantes de los sistemas
básicos de la personalidad. Beck sugiere que este concepto es integrador y puede explicar tanto
las reacciones normales como las personas con discapacidad en función de su complejidad,
predictibilidad, regularidad y unicidad. El concepto de modo representa una compleja
organización de esquemas importantes para las expectativas, autoevaluaciones, reglas y
memorias.

Introduce las dimensiones de sociotropía y autonomía como suborganizaciones de personalidad


que explican las diferencias individuales en la vulnerabilidad a la depresión. Estas dimensiones
se originan en la teoría del apego de Bowlby y se relacionan con la forma en que las personas
perciben y responden a las relaciones interpersonales.

Problemas del concepto de modo y de las dos suborganizaciones de la personalidad


La discusión se sitúa en el marco de las diferentes perspectivas sobre la personalidad, como la de
rasgos y la social-cognitiva.

En primer lugar, se destaca que existen diversas perspectivas sobre la personalidad, y dos de las
más relevantes son la de rasgos y la social-cognitiva. Desde la perspectiva de rasgos, se
considera a la persona como un actor, donde los rasgos disposicionales explican las consistencias
en la conducta, el pensamiento y el sentimiento a lo largo del tiempo. Por otro lado, la
perspectiva social-cognitiva resalta las dinámicas de la conducta humana, los esquemas
cognitivos y de aprendizaje social, entre otros aspectos.

La crítica principal se centra en el concepto de "modo" propuesto por Beck en su teoría. Se


argumenta que, aunque el concepto parece ser conveniente para explicar la psicopatología, su
funcionamiento, es decir, el proceso y la estructura que sustentan esas variables, no ha sido
suficientemente explicado. Se señala que Beck relaciona los modos con la psicopatología, pero
no queda claro cómo se produce la transición de un simple procesamiento esquemático a un
modo más complejo.
Además, se critica que el concepto de modo parece ser más descriptivo de la psicopatología que
de la personalidad en sí. Se sugiere que Beck toma individuos con trastornos específicos y utiliza
sus temas principales para justificar el concepto de modo, relacionándolos directamente con la
sintomatología. Se argumenta que la descripción de la personalidad no debería hacerse en
función del contenido de los temas, sino buscando la organización coherente de las unidades
cognitivas y afectivas, en línea con los sistemas social-cognitivos.

Finalmente, se concluye que el modelo de Beck carece de la amplitud de una auténtica teoría
comprensiva de la personalidad. Se sugiere que no se ha estudiado adecuadamente el
funcionamiento y el proceso de interacción de los componentes propuestos en su teoría, y se
critica que se haya basado principalmente en el concepto de esquema y procesamiento de la
información, sin explorar suficientemente los procesos sociales-cognitivos que caracterizan a la
persona.

En segundo lugar, se discute la dificultad de enmarcar estas dos dimensiones en los principales
marcos teóricos de la personalidad. Aunque se les ha denominado de diversas maneras, como
"características principales", “sistemas de valores centrales” o "modos de personalidad", el autor
sugiere que tratarlos como rasgos de personalidad no parece apropiado para un modelo de
tratamiento de tipo cognitivo. Se argumenta que la perspectiva social-cognitiva sería más
adecuada para la terapia cognitiva conductual.

Se menciona también que, aunque inicialmente se emplean formulaciones de la perspectiva


social-cognitiva en las conceptualizaciones de estos constructos, se termina tratándolos como
rasgos de personalidad. Se destaca la importancia de considerar cómo se activan estos modos en
situaciones congruentes y se utiliza el concepto de esquema de orientación para explicar su
activación.

Finalmente, se argumenta que medir la Sociotropía y la Autonomía a través de cuestionarios


como la Escala de Sociotropía y Autonomía aleja la posibilidad de ofrecer una formulación
coherente de la personalidad según el modelo cognitivo. Se sugiere que en lugar de tratarlos
como rasgos, deberían estudiarse como procesos o estructuras cognitivo-afectivas dentro de un
modelo terapéutico de tipo cognitivo.

¿Qué tipo de teoría es el modelo cognitivo de Beck?


Este texto aborda la naturaleza del modelo cognitivo de Aaron Beck y su relación con la teoría
de la personalidad. Se plantea la pregunta sobre qué tipo de teoría representa el modelo cognitivo
de Beck y se discuten sus objetivos y limitaciones.

En primer lugar, se destaca que los modelos cognitivos, como el de Beck, han centrado su
atención en ofrecer una visión del ser humano que enfrenta problemas psicológicos, pero no han
desarrollado una teoría completa de la personalidad. A pesar de la importancia de las relaciones
entre personalidad y psicoterapia, se argumenta que el modelo cognitivo de Beck se enfoca
principalmente en proporcionar una visión del individuo con problemas y en desarrollar un
sistema de psicoterapia para tratar diversos trastornos.

El texto también aborda la cuestión de la efectividad y la medida del resultado terapéutico en el


modelo cognitivo de Beck. Se señala que los modelos contemporáneos, no solo los cognitivos,
tienden a preocuparse más por medir cambios en síntomas específicos que en la personalidad
total del individuo. Esto se atribuye a la influencia de un enfoque tecnológico en la psicoterapia,
donde se busca demostrar la eficacia de los procedimientos más que su base conceptual.

Se argumenta que la psicoterapia, especialmente la cognitiva, se ha convertido en una tecnología


o psicotecnología, centrada en el desarrollo de técnicas eficaces para abordar problemas
específicos. La crítica se dirige hacia la falta de comprensividad de los modelos cognitivos en
términos de teoría de la personalidad, ya que se enfocan en enunciados teóricos sobre relaciones
causa-efecto entre eventos mentales internos y conductas, pero carecen de una visión integral de
la personalidad.

Conductismo
Cuando pensamos en el ser humano, podemos pensar en tres dimensiones (componentes) ●
Cognitiva: Ideas, pensamientos, fantasías, memoria, procesos mentales ● Afectividad:
Emociones, sentimientos, ánimo, elementos del afecto ● Conductual: Relativo a la conducta y/o
el comportamiento Hay teorías psicológicas cognitivas (se centran más en los procesos
mentales), teorías que se centran más en los afectos o emociones y otras que se centran más en la
conducta o el comportamiento CONDUCTISMO La teoría conductista decide quedarse en el
terreno del comportamiento y lo conductual, esto debido a que son empiristas, no se preocupan
por las cogniciones, sin embargo, no plantean que estas no existan, pero si que no son algo en lo
que la psicología debería meterse. Las cogniciones no se ven, no pueden ser medidas y solo se
puede acceder a estas a través del lenguaje, por lo que la psicología conductista, que es
positivista radical, plantea que no estudiará las cogniciones y tampoco estudiará los afectos
porque tampoco son empíricamente demostrables, no pueden ser sometidos a experimentación
por lo que tampoco pueden ser medidos. Por lo anterior es que los conductistas solo se dedicarán
a estudiar lo empíricamente demostrable, medible y controlable, esto a través de la herramienta
que llaman “condicionamiento”.
El condicionamiento fue un descubrimiento casi azaroso que ingeniaron fisiólogos rusos, siendo
Pavlov uno de los más famosos, quien casi por accidente se da cuenta de que el animal atiende
por asociatividad, de que hay cierta asociatividad en el animal respecto a los estímulos que se
dan de manera continua, siendo esta la característica fundamental del condicionamiento clásico.

En el conductismo hay dos tipos de condicionamiento:


- Condicionamiento clásico (C.C): Lo importante aquí es la asociatividad de estímulos (ej. perro,
comida y campana: el perro, ante la comida, tiene una respuesta innata (R.I), cuando el perro
logra asociar la comida con la campana tiene una respuesta condicionada (R.C), porque lo que
hace este perro es saltar de la comida a la campana y asocia la campana a la comida, siendo la
salivación la respuesta co ndicionada, ya que este saliva cuando se le presenta la campana).

- Condicionamiento operante (C.O): Está basado en las respuestas a través de las cuales el ser
responde a los refuerzos del medio, en este tipo de condicionamiento lo que está a la base es el
refuerzo positivo (presentación de un estímulo agradable para el sujeto siempre y cuando se
produzca la conducta deseada, es decir, va asociado al placer, actúa como premio), refuerzo
negativo (va asociado al placer que genera quitar el estímulo desagradable) y el castigo (se
presenta un estímulo desagradable)
En la base del refuerzo siempre está el placer
- Refuerzo positivo: Se le da un estímulo agradable para aumentar la conducta
- Refuerzo negativo: Se le quita un estímulo desagradable para aumentar la conducta
- Castigo: Se le da un estímulo desagradable/ univision de la conducta.
La característica central de todo esto es que el sujeto aprende solamente mediante el refuerzo, las
leyes del condicionamiento operante están determinadas por el refuerzo. Una de las conclusiones
a las que llega el conductismo operante es que el castigo no enseña nada. Las leyes del
aprendizaje son generales. Esta teoría no tiene una teoría de la personalidad, no hay una
articulación teórica específica respecto a la noción de personalidad, esto debido a que la noción
de personalidad apunta a la definición de una característica que hace particular al sujeto, que lo
hace único respecto al mundo, mientras que, por el contrario, el conductismo lo que hace es
establecer leyes generales del aprendizaje y del condicionamiento, por lo tanto, es más bien una
teoría mecanicista que piensa al ser humano como una especie de maquina.

BANDURA
(según cloninger)
aprendizaje vicario: considera que el aprendizaje vicario es aquel que se adquiere a través de la
observación de las conductas de los demás individuos, produciendo que la conducta del
observador sea modificada u obtenga un nuevo aprendizaje a base de la nueva experiencia
observada. Los seres humanos aprenden a través de la observación, y este tipo de aprendizaje va
más allá de la teoría tradicional que requería un reforzador para que el aprendizaje ocurriera.
Bandura introduce el concepto de aprendizaje vicario o observacional, donde las personas
adquieren nuevos conocimientos y comportamientos al observar las acciones de otros. Bandura
realizó el famoso "Experimento del muñeco bobo", en el cual niños de una guardería imitaron
conductas después de ver a un modelo en una película. . El experimento dio como resultado que
los niños comenzaran a imitar espontáneamente las conductas que anteriormente habían
observado en la película y como se predijo, los niños que observaron al modelo castigado
imitaron la acción en menor proporción; en cambio, no se mostraron diferencias conductuales en
los niños que tuvieron como modelo a la persona premiada y a la persona que no recibió ningún
tipo de reforzador. Este experimento respalda la idea de que el aprendizaje por observación
puede ocurrir sin necesidad de un reforzador. La teoría de Bandura destaca la importancia de los
modelos en la adquisición de comportamientos, tanto para niños como para adultos, y sugiere
que rodearse de modelos positivos puede mejorar la calidad de vida y promover el desarrollo
personal, mientras que la influencia de modelos negativos puede llevar a situaciones
desagradables y al fracaso. Procesos que influyen en el aprendizaje Cloninger, menciona que
Bandura considera que son cuatro los procesos que influyen en el aprendizaje, los cuales son:
- Procesos de Atención: En el proceso de aprendizaje, la atención y observación desempeñan
roles fundamentales, sin atención, no se aprende nada, como ejemplifica el caso de una persona
cansada en clase. La calidad del aprendizaje depende de la intensidad de la atención, la cual se ve
influenciada por la destacada presencia de los objetos observados.
- Procesos de Retención: A diario, estamos expuestos a diversas impresiones sensoriales y
recibimos información, para retenerla es crucial la participación de la imaginación y la
codificación verbal. La imaginación posibilita representaciones mentales, mientras que la
codificación verbal ayuda a fijar la información de manera efectiva. Estos mecanismos permiten
retener y almacenar la información para su posterior recuerdo y evocación. Para recordar
información, es necesario visualizar mentalmente lo que se desea aprender, utilizando el lenguaje
junto con la imaginación para fijar y posteriormente recuperar la información almacenada. Este
proceso nos lleva al siguiente paso en el aprendizaje.
- Procesos de Reproducción Motora: Las personas almacenan información con el objetivo de
reproducirla más tarde, las conductas aprendidas son reproducidas mediante la codificación
recordada, con el propósito de llevarlas a cabo a través de la acción. Según Bandura, las acciones
y conductas de las personas son la reproducción de modelos o información observada,
almacenada mentalmente y evocada para lograr un propósito específico.
- Procesos Motivacionales: Para reproducir una conducta almacenada en la mente, es esencial la
motivación, Bandura distingue entre aprendizaje y desempeño, indicando que aunque alguien
haya aprendido una conducta, para ejecutarla y lograr un rendimiento óptimo, la persona debe
sentir motivación y deseo ferviente de realizar la acción aprendida.

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