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La PHE considera que el ser humano desarrolla la capacidad de pensarse y sentirse por medio de
la conciencia que guía los procesos internos. La personalidad es una construcción vivencial
llena de significados.
Personalidad
A partir de que el ser humano se construye, genera significados en torno a los deseos, voluntad, y
relaciones, lo que producen experiencia que nos ayudan a entender la personalidad.
Kerman y García (2014): PHE tiene fundamentos del humanismo socialista, en la que el ser
humano tiene conciencia, cuestiona y toma decisiones que lo ayudan a construir significados y
un sentir del mundo que nos muestran su personalidad.
Rogers: Postura fenomenológica, existencialista y hermenéutica. El psicólogo debe comprender
como el paciente observa el mundo, no intentar comprenderlo desde las ideologías propias.
El método fenomenológico entiende el ser como algo cargado de matices y significados que nos
ayudan a comprender la realidad vivida por el sujeto.
Estos enfoques son construidos para acceder a la experiencia de la persona, es decir, lo que
piensa, siente y su postura frente al mundo.
La personalidad es un conjunto dinámico que permite al ser humano construirse. El ser humano
tiene la capacidad innata de potencializar sus habilidades, esa fuerza constructiva es de tipo
superior y la comparten con los otros seres vivos. “La personalidad se desarrolla con la toma de
consciencia de las propias facultades personales, lo que la ubica en un nivel dinámico, que
siempre va orientando al organismo, al cuidado y al mantenimiento del uso claro de potenciales a
favor del crecimiento.”
Gestalt, un todo. El organismo no es la suma de sus partes, es un todo, un bloque.
La personalidad desde la PHE es definida como una totalidad en constante movimiento. Esa
totalidad comienza desde que el ser humano toma consciencia, lo que le permite sentir y elegir
(valorización organismica) un camino que apunte al autoconocimiento (intencionalidad). Esto le
permite a la persona ser auténtica desde su rol. Este rol apunta a la estructuración de la
personalidad y que le permite al ser humano actuar de manera coherente consigo mismo.
Se presenta a la congruencia como lo más importante para el crecimiento de las personas, siendo
necesaria en las relaciones, y siendo además una de las características que menos se presenta en
nuestra sociedad, ya que esta no está sincronizada con la tendencia actualizante, tendencia a
actualizar nuestras potencialidades, y se nos somete a situaciones que no van acorde a nuestra
valoración organísmica, que es la capacidad innata de evaluar con todo nuestro organismo las
situaciones.
Es así, que solo se nos dan recompensas positivas condicionadas, las que solo ocurren si
concordamos con el molde social, y es debido a todo esto, que nos vemos obligados a desarrollar
el ideal del yo (yo debería ser), el que no es real y es aquello que está fuera de nuestro alcance,
aquello que nunca seremos. Por otro lado, está el verdadero yo (yo soy), que es aquella parte
que contiene nuestra tendencia actualizadora y nuestra valoración organísmica, osea, el
verdadero tú, el que se podría llegar a alcanzar en algún momento. De esta forma, el espacio
entre el verdadero yo y el yo ideal, es la incongruencia, entre mayor es la distancia entre estos
dos, mayor es la incongruencia, de hecho lo que Rogers llama neurosis es una desincronización
con tu propio yo.
Vivimos en una sociedad deshonesta, oportunista, egoísta, superficial, cínica, etc, por lo que, lo
que realmente importa es parecer decente, pero no serlo realmente, mientras que se castiga
expresar las propias percepciones transparente.
Debido a los valores promovidos por esta sociedad es que tendemos a mentir y ocultar nuestros
verdaderos pensamientos, sentimientos y actos, tan solo por temor a perder el aprecio de los
demás, es lo que se nos enseña en la niñez, aprendemos a reemplazar nuestra integridad y
fuerza interior por el condicionado afecto y apoyo ajeno, osea, que solo los obtendremos si
cumplimos con las condiciones externas, las que cambian según persona y situación.
Por lo que, para lograr congruencia, es positivo descondicionarnos de las experiencias infantiles
y de la influencia de nuestro entorno cultural limitante, de forma que, podremos conectar más
profundamente con las propias emociones y percepciones, logrando tener una opinión realmente
propia y no una en la que repetimos opiniones ajenas, siendo más verdaderamente nosotros
mismos.
Una buena forma de dejar salir esas emociones reprimidas, es la catarsis, que es útil para
expresar de forma intencional y desenfrenada las emociones contenidas sin hacerle daño a los
demás, esto implica hacerse cargo de las emociones, considerarlas como propias, y que exista
una armonía interna que depende solamente de mí mismo. El realizar este proceso en conciencia,
da la posibilidad de generar un cambio de perspectiva, y no siendo un ciclo de llenado y vaciado
de energías reprimidas.
Por otro lado, en nuestro interior, hay varios niveles de lo que es uno mismo, el primero es el
“animal”, aquel que busca su propia gratificación, supervivencia y reproducción, lo que no es
necesariamente malo, solo es heredado de la evolución, y las emociones básicas son la ira, temor,
celos, posesividad, territorialidad, impulsos de destrucción del enemigo, etc. La protección de la
familia también entra en esta categoría. El segundo nivel es lo que llamamos humano, como la
solidaridad, empatía, generosidad, interés por el otro, compañerismo, ética, etc.
Y el tercer nivel, es el divino, es nuestra esencia, es aquello que representa el origen mismo y es
el Todo, aquí se encuentra la armonía interna, el amor incondicional, la compasión, el desapego,
etc. En este nivel se trasciende la mente y por lo tanto la dualidad, polaridad y el conflicto. Es
esta conciencia la que debe regir nuestras vidas, aunque no se debe olvidar que alcanzamos
nuestro máximo potencial al aceptar todos los niveles, y luego, escoger el más elevado y
sensible. Por ejemplo, podemos sentir emociones “animales” pero debemos quedarnos con
aquello que es más expandido, consciente y responsable.
TERCERA PARTE
El proceso de convertirse en persona
Carl Rogers
pág. 75-88
Algunas tendencias que se manifiestan en la terapia
La psicoterapia es dinámica, única y distinta para cada individuo, pero también existe un orden.
Para la terapia el psicólogo debe adquirir una actitud de captación y respeto, estas deben
transmitirse al paciente para que él sienta que está en un ambiente seguro. Se debe llegar a un
nivel de comunicación en la que el paciente es sienta, comprendido y aceptado. Aquí inicia la
terapia.
¿Cuál es la naturaleza de este proceso? ¿Cuáles parecen ser sus características inherentes? ¿Qué
orientación u orientaciones asume y cuáles son si existen sus límites naturales?
Rogers plantea que se debe hacer un esfuerzo por describir, estudiar y comprender los principios
básicos de la psicoterapia. Y no hacer que estos se adecuen a nuestra ideología.
Este enfoque en la terapia centrada en el cliente, tiene buenos resultados, tales como, que el
paciente hace mayores revelaciones de su visón interna, actúa de manera más madura, desplaza
la valoración externa a la interna y habla positivamente.
Cada experiencia es propia, pero puede ser compartida con otros o bien hay lugar para el interés
de otros.
Proceso de socialización: El paciente da cuenta de que no existe un riesgo de destrucción en
aceptar los sentimientos positivos de otro (el terapeuta). Se siente bien estar acompañado. El
objetivo es la vivencia libre de una relación afectuosa, de esta forma aceptamos que también nos
importan los demás.
Aprendizaje a un nivel no verbal, guarda poco material en el sí mismo.
Se experimenta una joie de vivre, alegría de vivir. Aunque se experimenta a la vez una
incomodidad, ya que desde pequeños la sociedad busca homogeneizarnos, sin destacar.
El objetivo más deseable para el individuo es llegar a ser el mismo, el comprender su propio
mundo interno, aceptarlo tal cuál es y tener libertad de expresar sentimientos, pensamientos y
manera de ser, lo que se logra abandonando las falsas fachadas, máscaras y roles adquiridos.
En este proceso de descubrir al auténtico yo, se exploran y examinan los diversos aspectos de la
propia experiencia, teniendo que reconocer y enfrentar las contradicciones existentes, es así que
se aprende que mayormente la conducta y los sentimientos son irreales, que no se originan
verdaderamente por el organismo, sino que solo son una fachada, ya que la vida se ha orientado
por lo que se cree que se debería ser y no por lo que se es en realidad.
Hay muchas razones que nos impiden experimentar nuestras actitudes, que se originan en el
pasado, presente o surgen de la situación social, que provocan que el experimentar sentires
parezca peligroso y nocivo. Lo que puede cambiar con la relación terapéutica, se llega a ser
quién se es, cuando la persona llega a experimentar todas las emociones que surgen
organísmicamente, conscientemente, experimentando se en toda su extensión.
El se si mismo implica descubrir la unidad y armonía que existen en sus verdades sentimientos y
reacciones, tratando de no imponerse una máscara que distorsione su verdadero significado.
Por otro lado, si los datos sensoriales se oponen a la imagen del sí mismo, esto se distorsiona, por
lo que, el individuo se vuelve más consciente de sus propios sentimientos y actitudes, además,
advirtiendo con más facilidad las realidades externas, en vez de percibirlas según categorías
preconcebidas. De forma que, en situaciones nuevas se es capaz de aceptarlo los hechos tal cuál
son, sin distorsionarlos, volviéndose más realista.
Asimismo, es que el propio organismo merece confianza, es quién puede captar su experiencia,
tiene acceso a todo lo relacionado a situaciones en concreto y lo usa como base de su conducta,
conoce sus propios sentimientos e impulsos, es capaz de percibir exigencias sociales y recuerda
las consecuencias de diferentes conductas adoptadas en situaciones similares.
Por otro lado, el individuo comienza a darse cuenta de que puede ser el mismo quién evalúe
relaciones y tome decisiones al respecto, acudiendo menos a los demás por aprobación,
reconociendo que tiene la capacidad de elegir.
Es debido a todo esto que el individuo se siente más satisfecho sabiendo que es un proceso y no
un producto, acepta más fácilmente la idea de estar en un proceso de transformación, no siendo
una entidad fija y estática.
El paradigma es un modelo o modo de conocer, que incluye tanto una concepción del individuo,
como una concepción del mundo en que vive y de las relaciones entre ambos. Es un conjunto
sistemático de ideas y de prácticas que rigen las interpretaciones acerca de la actividad humana.
Para Kuhn un paradigma es proporcionar modelos de problemas y soluciones a una comunidad
científica”. Es decir, generar una corriente de opinión y de acción entre quienes hacen ciencia.
Se propone que todos los paradigmas pueden ser caracterizados por la forma en que sus
proponentes responden a tres preguntas básicas, que pueden ser caracterizadas como ontológica,
epistemológica y metodológica.
Pregunta ontológica: ¿Cuál es la naturaleza de lo cognoscible? O, ¿Cuál es la naturaleza de la
realidad?
Epistemología: ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre quien conoce (el investigador o
indagador) y lo conocido o cognoscible?
Metodología: ¿cómo debe hacer el indagador/a para encontrar el conocimiento?
Esta es la estructura paradigmática del positivismo, el post-positivismo, la teoría crítica y el
construccionismo.
Esas dimensiones no son suficientes, pues queda afuera la ética y política. No son consideradas
porque supuestamente están intrínsecas en la investigación.
Ontología: Refiere al sujeto activo del conocimiento. El ser del objeto que es conocido. ¿Cuál es
la naturaleza de la realidad? ¿Quién conoce?, ¿quién o qué es conocido?
Epistemología: Relación entre el sujeto cognoscente y objeto conocido. ¿Cuál es la naturaleza
de la relación entre quién conoce y lo conocido?
Metodología: Los modos de producción de conocimiento. ¿Cómo debe hacer quien conoce para
producir conocimiento?
Ética: Refiere a un juicio para distinguir el bien y el mal y cuál es el lugar de la otredad en la
producción de conocimiento. ¿Quién es el otro? ¿Cuál es el lugar del otro en la producción de
conocimiento? ¿Quién conoce?
Política: Lo relativo a la vida organizada colectivamente, al espacio público. Lo concerniente a
los derechos y deberes civiles y a las relaciones de poder y su dinámica, en ese espacio. ¿Qué
tipo de relaciones tenemos con el otro? ¿Para quién es el conocimiento?
La ética suele ser considerada un sinónimo de la moral y un conjunto de normas. La deontología
es el estudio de los deberes que deben ser cumplidos en el ejercicio de una profesión. La ética es
el estudio que tiene por objeto el juicio de apreciación del bien y del mal, cuyo núcleo central es,
la equidad que se basa en la justicia.
La moral es el conjunto de prescripciones, de normas, cuyo cumplimiento se exhorta a seguir en
una época, sociedad o cultura determinadas. El problema es que las normas socialmente
aceptables, pueden ser excluyentes de ciertas categorías o grupos, o pueden condonar prácticas
que los lesionen. Lo que es moralmente correcto, no necesariamente es ético.
ÉTICA Y OTREDAD
Este texto aborda la relación entre ética y otredad, cuestionando la idea de que la ética pueda
limitarse simplemente a expresarse y regularse mediante normas de conducta aceptadas en una
sociedad. La autora, Maritza Montero, sostiene que si la concepción ética del otro o prójimo se
mantiene implícita en las normas sociales, tiende a caer en la naturalización, siendo aceptada
como algo inherente al orden "natural" de las cosas y, por lo tanto, no discutible.
La autora critica la concepción del Otro como una extensión del Uno, es decir, como alguien que,
incluso en su oposición y negatividad, está definido desde la perspectiva del Yo (semejante
complementario) o Uno (opuesto). Esto lleva a considerar al Otro como el Uno, no solo por
proximidad física, sino también por su parecido o contraste con el Yo. De este modo, el bien y el
mal son construidos en función de la relación con los otros, toda relación en el mundo es social.
La autora propone una modificación epistemológica y metodológica llamada “analéctica,” que
busca superar las limitaciones de la dialéctica tradicional. Mientras que la dialéctica se
caracteriza por tener elementos (tesis, antítesis y síntesis) ubicados en un mismo campo definido
desde la tesis, la analéctica introduce la noción de Otredad o alteridad. Esta Otredad se refiere a
aquellos que no solo son diferentes, sino extraños, distintos e inesperados, suponiendo la
aceptación de un sujeto cognoscente que no ha sido previamente imaginado.
La autora destaca que aceptar una Otredad distinta implica reconocer formas de conocimiento
totalmente diferentes y, además, implica el diálogo y la relación con ese Otro en un plano de
igualdad basado en la aceptación de la distinción, en contraposición a la semejanza o
complementariedad. En resumen, aboga por una ética que no solo se base en normas socialmente
aceptadas, sino que también considere y respete la diversidad y la diferencia en la construcción
del conocimiento ético.
Sin embargo, se advierte que, al igual que sucede con la ética, la dimensión política puede
desviarse hacia aspectos relacionados con las condiciones necesarias para la producción del
conocimiento, influencias en el proceso de producción, o incluso consideraciones morales. Se
menciona un ejemplo específico relacionado con el proyecto Camelot y su carácter
intervencionista en la política de países latinoamericanos, aunque se destaca que algunos análisis
se centran más en aspectos morales que en los intereses subyacentes del estudio.
En primer lugar, se establece que la ontología (la concepción del ser y del objeto del
conocimiento) está directamente relacionada con la epistemología (la teoría del conocimiento) y
la metodología (los métodos utilizados para obtener conocimiento). La ética y la política también
están intrínsecamente vinculadas, ya que la ética se centra en la concepción del "Otro" y en su
participación en la relación con el sujeto cognoscente, mientras que la política se relaciona con la
carga valorativa en la construcción del conocimiento.
Se destaca que las dimensiones éticas y políticas a menudo se incluyen incluso en obras que
aparentemente solo tratan tres dimensiones, lo que sugiere que la dificultad radica en reconocer
su importancia como elementos paradigmáticos básicos.
Se menciona un ejemplo específico, el sistema construido por Dussel, que integra la ontología, la
epistemología y la metodología, y que tiene fundamentación ética y consecuencias políticas.
Dussel propone una "analéctica" que amplía la dialéctica al incorporar elementos no vinculados
al mundo de vida del individuo, introduciendo así una concepción epistemológica y
configurando un método.
La episteme de la relación pone en tela de juicio el valor de verdad de la afirmación que coloca
al individuo como unidad única, defendiendo la idea de que la individualidad coexiste con la
interdependencia. La autonomía no implica ser individualista en el sentido egoísta, sino
reconocer la diversidad y la Otredad, manteniendo al individuo como unidad ontológica pero en
constante relación con el Otro.
CONCLUSIÓN
Este texto aborda la relación entre ética, política y la construcción del conocimiento, destacando
que, a pesar de su importancia, a menudo se les relega a un segundo plano en la estructura
paradigmática de la investigación. Los investigadores suelen centrarse en descubrir la teoría
subyacente, el método empleado y el modelo de ser humano implicado en una obra o estudio,
dejando en una zona borrosa y vaga a la ética y la política.
El texto aboga por una mirada crítica en la agenda de investigación, instando a los investigadores
a cuestionar la estructura de las acciones que construyen el conocimiento. En lugar de limitarse a
los aspectos tradicionalmente reconocidos (teoría, método, modelo de ser humano), se enfatiza la
necesidad de incluir una reflexión crítica sobre la ética y la política involucradas en la
producción de conocimiento, y formular preguntas reveladoras al respecto.
El autor del texto se propone analizar dos aspectos principales de este planteamiento. Primero, se
refiere al desarrollo de una teoría de la personalidad, centrándose principalmente en el modelo de
Beck. Segundo, menciona que la terapia cognitiva se basa en el procesamiento de la información
(Caro, 2013).
El texto destaca que las psicoterapias cognitivas ofrecen un modelo sobre la psicopatología y la
psicoterapia, enfocándose en personas con problemas, pero señala una limitación: no ofrecen una
teoría completa sobre la “persona” o la “personalidad”. Se aclara que proporcionan una teoría
sobre la psicopatología y cómo lograr cambios terapéuticos, pero no generan una teoría
específica sobre la personalidad en su totalidad.
Se menciona que el modelo de Beck tiene sus raíces en el interés por desarrollar un tratamiento
eficaz y distintivo para la depresión. A lo largo del tiempo, este modelo se expandió hacia otros
trastornos, como la ansiedad y los trastornos de la personalidad.
Las teorías cognitivas, como la de Beck, aportan a la comprensión de la motivación humana (la
dinámica de la acción) desde una perspectiva cognitiva a través del concepto de esquema
disfuncional. También contribuye con entender que la personalidad se ve reforzada por distintas
representaciones del mundo y de la persona emplazada en él, junto con las diferencias
individuales en procesamiento de la información.
Luego, se menciona la perspectiva de Magnavita, quien basa la teoría de la personalidad en el
procesamiento de información y sostiene que las teorías de la personalidad y la psicoterapia
forman un tándem crucial, considerando la psicoterapia como una lente para entender la
personalidad.
El autor propone que el modelo cognitivo de Beck no satisface estos criterios, ya que se centra en
aspectos motivacionales y en cuestiones relacionadas con la psicopatología y el cambio de
conducta, pero no ofrece una teoría integral sobre la persona en su totalidad, su desarrollo, y las
diferencias individuales. Se sugiere que el modelo se basa en conceptos tomados de la Psicología
Cognitiva y Social Cognitiva, adaptándolos a casos clínicos, pero sin desarrollar una teoría de la
personalidad completa y articulada.
En los años 60, coincidiendo con el desarrollo tecnológico posterior a la guerra, se experimentó
un extraordinario desarrollo económico. Este crecimiento económico motivó a las personas a
buscar la realización personal y el progreso individual. Este periodo también marcó la
proliferación y el interés por investigar, consolidar y desarrollar comunidades dentro del modelo
cognitivo.
Durante los años 60 y 70, se produjo un cambio en la psicología de la personalidad. Se pasó de
grandes teorías de la personalidad a la identificación de constructos principales para recoger y
analizar datos. La personalidad dejó de ser un campo de investigación teórico para convertirse en
un área de análisis empírico y aplicaciones diversas. Este cambio llevó a una "crisis de
identidad" en la psicología de la personalidad en los años 80, coincidiendo con el florecimiento
de las psicoterapias cognitivas.
En resumen, el texto destaca cómo eventos históricos, cambios tecnológicos y económicos, así
como el apoyo institucional, influyeron en el surgimiento y desarrollo de las psicoterapias
cognitivas y en la transformación de la psicología de la personalidad como campo de estudio.
En primer lugar, se destaca que existen diversas perspectivas sobre la personalidad, y dos de las
más relevantes son la de rasgos y la social-cognitiva. Desde la perspectiva de rasgos, se
considera a la persona como un actor, donde los rasgos disposicionales explican las consistencias
en la conducta, el pensamiento y el sentimiento a lo largo del tiempo. Por otro lado, la
perspectiva social-cognitiva resalta las dinámicas de la conducta humana, los esquemas
cognitivos y de aprendizaje social, entre otros aspectos.
Finalmente, se concluye que el modelo de Beck carece de la amplitud de una auténtica teoría
comprensiva de la personalidad. Se sugiere que no se ha estudiado adecuadamente el
funcionamiento y el proceso de interacción de los componentes propuestos en su teoría, y se
critica que se haya basado principalmente en el concepto de esquema y procesamiento de la
información, sin explorar suficientemente los procesos sociales-cognitivos que caracterizan a la
persona.
En segundo lugar, se discute la dificultad de enmarcar estas dos dimensiones en los principales
marcos teóricos de la personalidad. Aunque se les ha denominado de diversas maneras, como
"características principales", “sistemas de valores centrales” o "modos de personalidad", el autor
sugiere que tratarlos como rasgos de personalidad no parece apropiado para un modelo de
tratamiento de tipo cognitivo. Se argumenta que la perspectiva social-cognitiva sería más
adecuada para la terapia cognitiva conductual.
En primer lugar, se destaca que los modelos cognitivos, como el de Beck, han centrado su
atención en ofrecer una visión del ser humano que enfrenta problemas psicológicos, pero no han
desarrollado una teoría completa de la personalidad. A pesar de la importancia de las relaciones
entre personalidad y psicoterapia, se argumenta que el modelo cognitivo de Beck se enfoca
principalmente en proporcionar una visión del individuo con problemas y en desarrollar un
sistema de psicoterapia para tratar diversos trastornos.
Conductismo
Cuando pensamos en el ser humano, podemos pensar en tres dimensiones (componentes) ●
Cognitiva: Ideas, pensamientos, fantasías, memoria, procesos mentales ● Afectividad:
Emociones, sentimientos, ánimo, elementos del afecto ● Conductual: Relativo a la conducta y/o
el comportamiento Hay teorías psicológicas cognitivas (se centran más en los procesos
mentales), teorías que se centran más en los afectos o emociones y otras que se centran más en la
conducta o el comportamiento CONDUCTISMO La teoría conductista decide quedarse en el
terreno del comportamiento y lo conductual, esto debido a que son empiristas, no se preocupan
por las cogniciones, sin embargo, no plantean que estas no existan, pero si que no son algo en lo
que la psicología debería meterse. Las cogniciones no se ven, no pueden ser medidas y solo se
puede acceder a estas a través del lenguaje, por lo que la psicología conductista, que es
positivista radical, plantea que no estudiará las cogniciones y tampoco estudiará los afectos
porque tampoco son empíricamente demostrables, no pueden ser sometidos a experimentación
por lo que tampoco pueden ser medidos. Por lo anterior es que los conductistas solo se dedicarán
a estudiar lo empíricamente demostrable, medible y controlable, esto a través de la herramienta
que llaman “condicionamiento”.
El condicionamiento fue un descubrimiento casi azaroso que ingeniaron fisiólogos rusos, siendo
Pavlov uno de los más famosos, quien casi por accidente se da cuenta de que el animal atiende
por asociatividad, de que hay cierta asociatividad en el animal respecto a los estímulos que se
dan de manera continua, siendo esta la característica fundamental del condicionamiento clásico.
- Condicionamiento operante (C.O): Está basado en las respuestas a través de las cuales el ser
responde a los refuerzos del medio, en este tipo de condicionamiento lo que está a la base es el
refuerzo positivo (presentación de un estímulo agradable para el sujeto siempre y cuando se
produzca la conducta deseada, es decir, va asociado al placer, actúa como premio), refuerzo
negativo (va asociado al placer que genera quitar el estímulo desagradable) y el castigo (se
presenta un estímulo desagradable)
En la base del refuerzo siempre está el placer
- Refuerzo positivo: Se le da un estímulo agradable para aumentar la conducta
- Refuerzo negativo: Se le quita un estímulo desagradable para aumentar la conducta
- Castigo: Se le da un estímulo desagradable/ univision de la conducta.
La característica central de todo esto es que el sujeto aprende solamente mediante el refuerzo, las
leyes del condicionamiento operante están determinadas por el refuerzo. Una de las conclusiones
a las que llega el conductismo operante es que el castigo no enseña nada. Las leyes del
aprendizaje son generales. Esta teoría no tiene una teoría de la personalidad, no hay una
articulación teórica específica respecto a la noción de personalidad, esto debido a que la noción
de personalidad apunta a la definición de una característica que hace particular al sujeto, que lo
hace único respecto al mundo, mientras que, por el contrario, el conductismo lo que hace es
establecer leyes generales del aprendizaje y del condicionamiento, por lo tanto, es más bien una
teoría mecanicista que piensa al ser humano como una especie de maquina.
BANDURA
(según cloninger)
aprendizaje vicario: considera que el aprendizaje vicario es aquel que se adquiere a través de la
observación de las conductas de los demás individuos, produciendo que la conducta del
observador sea modificada u obtenga un nuevo aprendizaje a base de la nueva experiencia
observada. Los seres humanos aprenden a través de la observación, y este tipo de aprendizaje va
más allá de la teoría tradicional que requería un reforzador para que el aprendizaje ocurriera.
Bandura introduce el concepto de aprendizaje vicario o observacional, donde las personas
adquieren nuevos conocimientos y comportamientos al observar las acciones de otros. Bandura
realizó el famoso "Experimento del muñeco bobo", en el cual niños de una guardería imitaron
conductas después de ver a un modelo en una película. . El experimento dio como resultado que
los niños comenzaran a imitar espontáneamente las conductas que anteriormente habían
observado en la película y como se predijo, los niños que observaron al modelo castigado
imitaron la acción en menor proporción; en cambio, no se mostraron diferencias conductuales en
los niños que tuvieron como modelo a la persona premiada y a la persona que no recibió ningún
tipo de reforzador. Este experimento respalda la idea de que el aprendizaje por observación
puede ocurrir sin necesidad de un reforzador. La teoría de Bandura destaca la importancia de los
modelos en la adquisición de comportamientos, tanto para niños como para adultos, y sugiere
que rodearse de modelos positivos puede mejorar la calidad de vida y promover el desarrollo
personal, mientras que la influencia de modelos negativos puede llevar a situaciones
desagradables y al fracaso. Procesos que influyen en el aprendizaje Cloninger, menciona que
Bandura considera que son cuatro los procesos que influyen en el aprendizaje, los cuales son:
- Procesos de Atención: En el proceso de aprendizaje, la atención y observación desempeñan
roles fundamentales, sin atención, no se aprende nada, como ejemplifica el caso de una persona
cansada en clase. La calidad del aprendizaje depende de la intensidad de la atención, la cual se ve
influenciada por la destacada presencia de los objetos observados.
- Procesos de Retención: A diario, estamos expuestos a diversas impresiones sensoriales y
recibimos información, para retenerla es crucial la participación de la imaginación y la
codificación verbal. La imaginación posibilita representaciones mentales, mientras que la
codificación verbal ayuda a fijar la información de manera efectiva. Estos mecanismos permiten
retener y almacenar la información para su posterior recuerdo y evocación. Para recordar
información, es necesario visualizar mentalmente lo que se desea aprender, utilizando el lenguaje
junto con la imaginación para fijar y posteriormente recuperar la información almacenada. Este
proceso nos lleva al siguiente paso en el aprendizaje.
- Procesos de Reproducción Motora: Las personas almacenan información con el objetivo de
reproducirla más tarde, las conductas aprendidas son reproducidas mediante la codificación
recordada, con el propósito de llevarlas a cabo a través de la acción. Según Bandura, las acciones
y conductas de las personas son la reproducción de modelos o información observada,
almacenada mentalmente y evocada para lograr un propósito específico.
- Procesos Motivacionales: Para reproducir una conducta almacenada en la mente, es esencial la
motivación, Bandura distingue entre aprendizaje y desempeño, indicando que aunque alguien
haya aprendido una conducta, para ejecutarla y lograr un rendimiento óptimo, la persona debe
sentir motivación y deseo ferviente de realizar la acción aprendida.