El autoconocimiento es lo que conocemos de nosotros mismos, trata de la capacidad
introspección que tenemos como persona para conocernos a profundidad nuestras emociones, cualidades, defectos, limitaciones, aficiones, fortalezas etc.… Esta relacionado con la inteligencia emocional y es uno de los factores mas importante para el desarrollo personal y para lograr el bienestar emocional. El conocerse uno mismo permite mejorar nuestra relación con nosotros mismos y con nuestro entorno, en lo psicológico es el que profundiza para resolver conflictos o cuestiones internas. Es un proceso reflexivo ya que este permite que cada individuo desarrolle su identidad personal en la vamos adquiriendo la noción de nosotros mismos, esto se divide en varias fases: Autopercepción: es la actitud a partir del comportamiento que tenemos, es decir, la forma en la que nos percibimos debido a nuestro comportamiento y las circunstancias en las que sucede. Autoobservación: implica el reconocimiento de las personas a través de una serie de procesos. El nivel motor (andar, comer, dormir), la comunicación que tenemos con las demás personas, el nivel emocional que tenemos, así como las respuestas psicofisiológicas (sudoración, latidos del corazón etc.). Memoria autobiográfica: es la fase en la que se construye la historia bibliográfica de una persona. Esta se compone de los recuerdos de los eventos pasados en la vida de la persona. En la memoria se incluyen vagas descripciones, así como una explicación detallada de eventos en las que hay información sobre pensamientos, emociones, y sensaciones que se experimentan en el momento. Esto permite construir una personalidad. Autoestima: consiste en la valoración que hacemos de nosotros mismos a través de una observación objetiva y de la aceptación de su identidad. La autoestima nos indica si uno como persona está conforme consigo mismo y trata de un concepto que limita la felicidad y potencial de la persona, se manifiesta de forma cambiante, modificándose a lo largo de la vida. Autoaceptación: se refiere a la capacidad que tenemos para aceptarnos tal y como somos, es una forma para tomar conciencia desde la perspectiva positiva, de las virtudes que tenemos y defectos sin creencias limitantes. ‘’El autoconocimiento empieza por la autoaceptación, acéptate y te conocerás mejor’’(Erich Fromm) Los ocho círculos que componen al ser humano son: Primer círculo: (el centro) trata de ver al cuerpo físico con todas sus partes, sistemas, huesos, músculos, órganos, internos, etc.. Segundo circulo: muestra la inteligencia que es con la que se recibe infamación, se aprende, se piensa, entendemos, y resolvemos problemas. Tercer circulo: se refiere a las emociones, sentimientos como la tristeza, el amor, la alegría, el enojo, etc. Cuarto circulo: nos permite saber como oler, mirar, sentir, tocar, oír. Quinto circulo: muestra la forma en que llegamos a relacionarnos con la gente de nuestra comunidad. Sexto circulo: tiene que ver con lo que comemos y bebemos. Séptimo circulo: este se refiere a todo lo que tiene que ver con el medio ambiente, la temperatura, la luz, el color, los sonidos, las imágenes, la calidad del aire, el espacio donde uno vive y trabajas. Octavo circulo: este se relaciona con el respeto del individuo por la vida, tanto la propia como la de los demás incluyendo los animales y la naturaleza. Esto es parte del autoconocimiento, conocernos a nosotros mismos interior y exteriormente. Cada persona puede encontrar a tres personas: 1. La que creemos que somos= auto concepto: se trata de la yo imagen que tiene cada persona, la construcción mental de cómo se percibe así misma, entre mas positiva sea el concepto de si mismo mas alta es la autoestima. 2. La que otros creen que somos. 3. La que realmente somos= autoconocimiento: esta es la opinión emocional profunda que las personas tienen de si mismos y que llegan a sobrepasar en sus causas la racionalización y la lógica de dicho individuo, también se puede expresar por el amor que tenemos hacia nosotros mismos. El yo biopsicosocial El yo biopsicosocial se parte en un modelo que va del ser humano estos son componentes: biológicos, psicológicos y social. Significa que nosotros como seres humanos estamos constituidos por la forma en que estos factores interactúan entre sí. El yo biopsicosocial surge de la necesidad de encontrar explicaciones multicausales a fenómenos o enfermedades como la enfermedad mental, el modelo yo biopsicosocial se utiliza principalmente para la investigación de trastornos para averiguar que los motiva o de donde provienen. Las tres derivaciones del yo biopsicosocial: Yo biológico: es todo lo relacionado con lo genético y orgánica, significa que, como lo demuestra la evolución, nuestros rasgos biológicos afectan y no solo nuestra salud física, sino también nuestra salud mental. Nuestros genes determinan nuestros rasgos físicos, como la altura, el peso, la presencia de enfermedades, al igual que los factores psicológicos, que son las personalidades. Yo psicólogo: se cree que el yo mental consiste en las relaciones de nuestros pensamientos, emociones y formas de responder. Según los investigadores esto tiene que ver con nuestra mente consciente y subconsciente y esto determina en gran medida la forma en que vamos navegando por el mundo. Nuestros pensamientos y emociones afectan directamente la calidad de nuestra vida ya que esta determina nuestro estado de animo y la forma en que reaccionamos ante cualquier situación, todo esto es porque se relacionan con paradigmas de pensamiento y creencias que influyen directamente en los tipos y formas de nuestra vida. Yo social: este se basa tanto en los roles que desempeñamos en la sociedad como en la influencia de diversas antecedentes culturales y sociales en nuestra vida. No podemos separar los factores sociales de nuestro desarrollo como seres humanos, ya que desde que nacemos se nos impone un determinado trasfondo social consiste en clase social, relaciones familiares, elementos culturales, creencias e ideologías, factores que determinan la forma en que nos relacionamos con otras personas. El comportamiento humano esta directamente relacionado con el medio social en el que se forma y desarrolla. Cualidades y Defectos Las cualidades son propiedades o características innatas de alguien o algo, es decir, los rasgos que conforman parte de su naturaleza, especialmente cuando se trata de rasgos positivos o elogiables. Las cualidades de una persona generalmente son sus aspectos mas positivos, valorados y destacables, es decir, lo contrario a sus defectos. Aspectos de nuestra personalidad que son nuestras cualidades: Tolerancia: este consiste en la capacidad de aceptar a los demás tal y como son, sin frustrarse ante las discrepancias o contradicciones que pueda haber con ellos. Una persona tolerante no intenta cambiar a nadie. Responsabilidad: es la tendencia a dar la cara por los propios actos y decisiones que tomamos como individuos, o sea, a no escapar de las consecuencias de nuestras decisiones, sino enfrentarlas frontalmente y con gallardía. Las personas responsables son personas confiables. Paciencia: La gente paciente posee un temperamento calmo, tolerante, que no pierde fácilmente los estribos y posee una gran tolerancia ante la frustración. Las personas pacientes se enojan menos, son menos hostiles y tienden a ser más comprensivas, ósea que toman todo a la ligera. Honestidad: Consiste en el compromiso con la verdad, aunque en ocasiones sea dolorosa, incluso cuando ello implique perder oportunidades o ganancias que, en principio, no nos corresponden. La gente honesta no suele decir mentiras, ni engañar, ni disimular lo que son, sino que tienden a ser más frontales y abiertas. Una persona honesta donde sea es bienvenida. Perseverancia: capacidad para insistir en lo que se quiere y no rendirse ante las primeras dificultades, o sea, la tenacidad, la fuerza de voluntad puesta al servicio de conseguir una meta. Las personas perseverantes por lo general tienen éxito a base de entregarlo todo y de realizar muchos intentos. Elocuencia: Se llama así a la capacidad para comunicarse oralmente de manera fluida y convincente, pudiendo impresionar a los demás o seducirlos hacia el propio punto de vista, o simplemente dar un discurso hermoso. Autodisciplina: se refiere a la capacidad para ser autoexigente y perseverante en las ocasiones en que el éxito no sea inmediato, o sea, en la capacidad para sostener en el tiempo conductas deseadas o reprimir las indeseadas, demostrando un gran dominio de uno mismo. Autodisciplina: es la capacidad para ser autoexigente y perseverante en las ocasiones en que el éxito no sea inmediato, en la capacidad para sostener en el tiempo conductas deseadas o reprimir las indeseadas, demostrando un gran dominio de uno mismo. Amabilidad: Las personas amables son aquellas que le brindan a los demás un trato afable, armonioso, que parecen estar predispuestas para la cordialidad. Estas personas suelen hacer que los demás se sientan agradecidos por su atención y sus buenas maneras, y eso a menudo les abre puertas y les brinda oportunidades. Inteligencia. Esta es una cualidad difícil de definir, ya que existen muchas formas de comprenderla (inteligencia verbal, inteligencia matemática, etc.), pero en general se la considera como la capacidad para resolver problemas de manera creativa y novedosa, aplicando los recursos a mano de la mejor manera posible. Humildad: Las personas humildes son todo lo contrario a las soberbias o arrogantes, ya que, no hacen alarde de sus propios logros ni se creen más que los demás, sino que conocen sus límites y asumen un lugar más mediano, menos protagónico, entre las personas. La humildad es mucho más destacable cuando la persona realmente posee los talentos para justificar la arrogancia, pero aún así no cede a ella. Los defectos de una persona para una empresa Se podría decir que se trata de una serie de cualidades consideradas como negativas. Por lo general, el tipo de sociedad en la que se desarrolle el individuo determina qué puede considerarse como virtudes y qué se posa en el aspecto contrario. Para las empresas los defectos son aquellas formas de comportarse que puedan ocasionar inconvenientes o influir de forma negativa en el cumplimiento regular de las actividades y suelen ser apreciadas como casos contrarios o antónimos de las cualidades positivas. Una de las formas que tiene la empresa para protegerse de personas que puedan perjudicar el desempeño de sus laboras es practicando un test, prueba o evaluación psicológica a los aspirantes a ocupar algún cargo dentro de la organización, dependiendo de los resultados eligen si contar con esa persona o no. La motivación La motivación es el conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona. Quiere decir que cuando alguien está motivado, sus acciones y energías están dirigidas a alcanzar una meta concreta. La motivación suele identificarse como la clave del éxito precisamente porque es la que nos impulsa las habilidades que conducen a un objetivo y que son la voluntad, la perseverancia, el optimismo y la actitud positiva, entre muchas otras. Es por esto que las empresas que consiguen motivar a sus empleados son hasta un 50 % más eficientes porque rinden mejor y consiguen un mayor resultado de objetivo. Es muy importante tener señalado que la motivación puede venir dada por factores internos o externos. Por este motivo, se diferencia entre la motivación intrínseca y la motivación extrínseca. La motivación intrínseca como la motivación extrínseca juegan un rol central en cualquier estrategia de éxito, no son ni implican lo mismo. La motivación intrínseca es aquella que nace del interior de cada uno y es independiente a cualquier tipo de estímulo externo. Las recompensas que conseguirás alimentando este tipo de motivación son puramente íntimas: amor propio, satisfacción personal, independencia, fuerza interior, confianza, etc. La motivación extrínseca es el conjunto de acciones que llevas a cabo para conseguir una recompensa externa. El ejemplo más común es el económico, pero la motivación extrínseca no es solamente la búsqueda de un aumento de sueldo. La motivación extrínseca busca la validación personal por parte de un tercero: los elogios o los refuerzos psicológicos son aspectos clave de la motivación extrínseca. La diferencia principal entre ambas motivaciones, es el origen del estímulo que hace despertar esta conducta. Si las acciones vienen dadas por un deseo de superación personal, ganas de crecer y aprender o la necesidad de cumplir con una obligación haciendo las cosas bien, se trata de una motivación intrínseca. Si, en cambio, un comportamiento está alimentado por el deseo de conseguir una promoción en el trabajo, el anhelo de ser reconocido o incluso la contra reacción ante una posible reprimenda (como sucede con los castigos en los niños, por ejemplo) se trata de una de motivación extrínseca evidente.
la motivación intrínseca aparece en todo ser humano cuando se reúnen diversas
necesidades: Necesidad de ser autónomo Necesidad de relacionarse Necesidad de ser competente. En otras palabras, cuando el propio comportamiento y los cambios de conducta están alimentados por un deseo personal de mejorar y de alcanzar estos sentimientos de satisfacción, sin la intención de recibir una recompensa externa, se puede afirmar que la motivación es intrínseca, y este tipo de motivación suele resultar en la segregación de serotonina. Al tener altos niveles de serotonina en el organismo comporta una sensación de felicidad, serenidad y optimismo, además de aliviar la ansiedad y mejorar los procesos cognitivos. La motivación intrínseca y un buen estado de ánimo van de la mano, haciendo que las probabilidades de alcanzar tus metas sean mayores. La motivación intrínseca y la motivación extrínseca no son del todo independientes. Según un estudio, las recompensas externas afectan a la motivación intrínseca de diferentes formas: El exceso de recompensas externas para una actividad que, de por sí, ya debería suponer una motivación intrínseca, puede acabar resultando en una disminución de esta. ¡No hay que abusar de la motivación extrínseca si quieres fortalecer la intrínseca! Sin embargo, en muchas ocasiones la motivación extrínseca puede ser una herramienta muy útil a la hora de iniciar una actividad que nunca se habría hecho por simple motivación intrínseca. También puede que, la motivación extrínseca en forma de validación social. Autoconcepto El autoconcepto es la opinión, el concepto o la impresión que la gente tiene de sí misma, opinión que se desarrolla a lo largo de los años. Entonces se trata del conjunto de percepciones cognoscitivas y actitudes que la gente tiene acerca de sí misma. Nosotros como individuos podemos tener diferentes tipos de autoconceptos, que cambian de vez en cuando, y que pueden, ser o no, retratos precisos de nosotros mismos. El autoconcepto se elabora constantemente, dependiendo de las circunstancias y de las relaciones confrontadas por el individuo. Componentes del Autoconcepto: Nivel cognitivo-intelectual: son ideas, opiniones, creencias, percepciones y el procesamiento de la información exterior. Esto se basa en nuestro autoconcepto en experiencias pasadas, creencias y convencimiento sobre nuestra persona. Todo aquello que pensamos, las ideas y valores que vamos adquiriendo y nos van enseñando. Nivel emocional-afectivo: es el juicio de valor sobre nuestras cualidades personales. Este implica un sentimiento de lo agradable o desagradable que vemos en nosotros. Nivel conductual: es la decisión de actuar, de llevar a la práctica un comportamiento consecuente de nosotros mismos. Factores que determinan el Autoconcepto: La actitud o motivación: es la tendencia que tenemos a reaccionar frente a una situación tras evaluarla positiva o negativamente. Es la causa que impulsa a actuar, por tanto, será importante plantearse los por qué de nuestras acciones, para no dejarnos llevar simplemente por la inercia. El esquema corporal: supone la idea que tenemos de nuestro cuerpo a partir de las sensaciones y estímulos. Las aptitudes: son las capacidades que posee una persona para realizar algo adecuadamente (inteligencia, razonamiento, habilidades sociales, etc.). Valoración externa: es la consideración o apreciación que hacen las demás personas sobre nosotros. Son los refuerzos sociales, halagos, contacto físico, expresiones gestuales, reconocimiento social, etc. Características del autoconcepto: Aprendido: El autoconcepto aparece en nosotros cuando nacemos y poco a poco se va formando y desarrollando con el día a día y nuestras vivencias personales y conforme crecemos y experimentamos. Dinámico: el autoconcepto está en constante movimiento, suele cambiar y modificarse ante nuevas experiencias y nuevos datos. Para nada es algo estático e inamovible. Todo cambia dependiendo lo que vivamos en la sociedad. Jerárquico: este se lleva en un cierto orden y jerarquía una vez establecido. Multidimensional: El autoconcepto es multidimensional y cada una de sus dimensiones explica roles diferentes. (cuando una persona puede calificarse como marido, jefe, compañero, amigo, hijo… y así sucesivamente). Según la “teoría de la auto discrepancia”, basada en una regulación interna del individuo, el desarrollo del autoconcepto dependerá de la coherencia entre las diversas percepciones que la persona tenga sobre sí mismo. Autoconceptos interconectados: Mi “yo ideal”. El que nos marca cómo queremos llegar a ser. Mi “yo responsable”. El que nos dice cómo deberíamos llegar a ser. Mi “yo potencial”. El que nos marca hasta qué punto podemos llegar a ser. Mi “yo esperado”. El que nos predice lo que podemos llegar a ser en un futuro. Desde la “teoría del yo espejo”, basada en una regulación social la cosa es algo diferente. Según esta teoría, en la creación del autoconcepto la parte social tendría muchísimo peso, tanto que afirman que la creación de éste se debe a las ideas que tienen los demás sobre nosotros. Función del autoconcepto El autoconcepto nos ayuda a relacionarnos con el mundo, nos permite hacer inferencias y sacar conclusiones sobre lo que influye en nuestra manera de comportarnos y también la forma en la que la gente se comporta con nosotros. Nuestro autoconcepto sea en general positivo, ayudará a nuestra satisfacción personal y confianza en uno mismo, y por ende, al bienestar emocional y a nuestra calidad de vida. Las personas que presentan un autoconcepto positivo, tienen mayor capacidad para actuar de forma independiente, para poder tomar decisiones y para asumir responsabilidades. De esta manera les es más sencillo enfrenta Autoestima La autoestima es la valoración que una persona tiene de sí misma y que puede ser positiva o negativa. Es un concepto psicológico que se elabora en base a las emociones y no sobre cuestiones racionales. La construcción de la autoestima se relaciona con la aceptación o no del propio individuo, con su manera de ser, su carácter, sus rasgos físicos y su estilo de vida. La autoestima se conforma por un conjunto de factores subjetivos, como las emociones y los juicios de valor, que pueden ser elaborados por nosotros mismos o pueden surgir por influencias y preconceptos del entorno en el que vivimos. El ámbito familiar, educativo, laboral y social, junto a los medios de comunicación, suelen promover estereotipos y estándares que condicionan la vida de todas las personas e influyen, además, en la concepción de la autoestima, es decir, en la valoración que una persona formula de sí misma. El que una persona influya mucho en la vida del individuo es importante ya que a veces ayuda a tener un mejor autoestima pero también puede que le quite todo el autoestima que logre tener. La autoestima se caracteriza por manifestarse en diferentes niveles que pueden variar según cada persona y la etapa de la vida que se esté transitando. Incluso esta puede convivir diferentes niveles de autoestima en una misma persona, según el ámbito en el que se desempeñe. Esta percepción de que el individuo tenga de sí resulta un aspecto muy importante para mantener una adecuada salud psicológica. Los niveles de baja o de alta autoestima que se perpetúan en el tiempo pueden desencadenar trastornos de depresión y de ansiedad respectivamente. Ambas alteraciones, que se pueden dar de manera exagerada, también afectan al cuerpo. En esos casos, se requiere el apoyo de un profesional. Los niveles de autoestima pueden oscilar entre positivos o altos y negativos o bajos. Una persona con la autoestima alta se caracteriza por: Tener confianza en sí misma para dirigirse o hablar con otras personas desconocidas o frente a un público numeroso. Tener una actitud más positiva ante la vida y, en especial, ante las adversidades. Tomar sus propias decisiones sin esperar la aprobación de los demás. Aceptarse a sí misma sin condicionarse por las opiniones de los demás. No dejarse manipular con facilidad. Ser más compasiva consigo misma ante un error o fracaso. Ser más empática con las demás personas al comprender sus sentimientos y modos de pensar. Esforzarse por alcanzar sus metas. Tener la fortaleza de expresar sus emociones y sus sentimientos sin vergüenza. Poner límites o decir que no, cuando lo siente o considera necesario. Una persona con la autoestima baja se caracteriza por: Ser muy tímida para hablar con otra persona y, en especial, para hablar frente a un grupo numeroso. Tener una actitud pesimista respecto a la vida. Condicionar sus propias decisiones en base a lo que piensan o esperan los demás. Tener dificultad para aceptarse a sí misma. Ser más influenciable o permeable a la manipulación de los demás. Tener una personalidad seria que no se adapta con facilidad a las bromas e, incluso, se ofende con ellas. Ser menos empática con los demás, debido a que está muy sumergida en sus emociones de miedo, inseguridad y desconfianza. Desanimarse con facilidad ante el primer obstáculo que se le presenta. Tener vergüenza y miedo de expresar sus emociones y sus sentimientos. Tener dificultad para poner límites o decir que no, cuando lo siente o considera necesario. Cuando se habla de la autoestima, nos referimos a la forma en que cada uno nos valoramos a nosotros mismos. Las valoraciones e interpretaciones que hagamos de ese autoconcepto, están íntimamente ligado a nuestra autoestima. La autoaceptación es otro concepto o termino importante para el individuo. Ya que por este medio podemos reconocer y admitir todas nuestras partes, deseables y menos deseables, positivas y negativas, fortalezas y debilidades, aceptarlos como un bloque que nos hace humanos, únicos y valiosos. Se trata de la suma de cómo nos sentimos y de cuánto queremos nuestra apariencia, habilidades, capacidades, formas de ser, o conductas, cómo integramos las experiencias del pasado y cómo nos sentimos de valorados por los demás. Desarrollo de la autoestima La autoestima es algo que vamos desarrollando desde que somos pequeñitos y nunca deja de evolucionar, cambiar, mejorar o deteriorarse. Está es continuo movimiento. Al igual que nosotros mismos. No es voluntaria, espontánea o natural. Proviene de las condiciones de vida y de lo que cada uno vamos experimentado en distintas situaciones de la misma. A medida que vivimos y evolucionamos, vamos sacando aprendizajes que irán forjando nuestra autoestima. A partir de los 5-6 años aproximadamente, es cuando empezamos a formarnos una idea de lo que significa ser nosotros mismos. Evidentemente, esta idea va a estar muy influenciada por la forma en que nos valoran los mayores (padre, madre, maestros, etc.). Es decir, la primera valoración de nosotros mismos, va a partir de las valoraciones de los demás. Por lo tanto, es la familia, su modelo, dinámica, valores, preceptos, etc. La primera influencia en la forma en que nos percibimos a nosotros mismos. Más adelante, en la adolescencia, empezamos a valorarnos en función de nuestro grupo de iguales y de acuerdo a los criterios culturales que imperen en ese momento: cánones de belleza, valor, osadía, capacidad para controlar a los demás, etc. Esta es una etapa crucial, ya que es donde forjamos nuestra propia identidad. Ya en la edad adulta, la autoestima se vive como un juicio positivo o negativo sobre uno mismo. Al haber conseguido un entramado personal coherente o incoherente basado en los cuatro elementos básicos del ser humano: físicos, psicológicos, sociales y culturales. Así, va creciendo la propia satisfacción o insatisfacción, así como la seguridad o inseguridad, ante uno mismo y los demás. Es también una etapa crucial. Este desarrollo de la autoestima va a conllevar numerosas implicaciones, ya que condiciona el aprendizaje, influye en la superación de las dificultades personales, mediatiza la personalidad, influye en las relaciones personales, determina la autonomía personal, e interfiere en la proyección futura de nuestra propia persona. Es por ello, que es sumamente importante, contar con un desarrollo adecuado de la autoestima. No importa si en nuestra infancia o adolescencia no se reunieron todos los factores necesarios para que así fuese. En la etapa adulta también es posible lograr desarrollar las bases para una autoestima adecuada, que nos proporcione satisfacción y sentimientos de valía. La autoestima está en continua evolución junto a nosotros mismos. No dejes que se quede atraerse a nuevos retos y tener mayor tolerancia a la frustración