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DERECHOS HUMANOS,
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ESTADO DE DERECHO
Y CONSTITUCION

CUARTA EDICION

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Disello de cubierta:
J. M. Domingucz y J. Sánchez Cuenca

lm presión de cubierta:
Gráficas Molina A M.º Nieves y Ana Pilar

l.• edición, 1984


2. • edición, 1986
3. • edición", 19°90 ...,.
4. • edición, 1991 !
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Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en los artlculos 534 bis a) y si·
guientes del Código Penal vigente, podrán ser castigados con penas de multa y privación de líber·
tad quienes sin la preceptiva autorización reprodujeren o p!agi¡ucn, en todo o en parte, una obra
literaria, artlstica o científica fijada en cualquier tipo de soporte.

© ANTONIO ENRIQUE PllREZ Lufio. 1984


© EDITORIAL TECNOS, S.A. 1991
Tel~maco, 43 - 28027 Madrid
ISBN: 84-309-2104-4
,.. Depósito Legal: M-42994-1991
Printed in Spnin. Impreso en Espai\a por Vía Gráfica, S.A. C/ Monza, 6.
Polígono Uranga. Fucnlabr,·cla (Madrid)
"

CAPITULO ~RIMERO ·

DELIMITACION CONCEPTUAL DE LOS


DERECHOS HUMANOS
SUMARIO. -!. AMBIGÜEDAD DE LA EXPRESIÓN DERECHOS l!UMANOS.-2. CR!TICA DEL CONCEP-
TO DE DERECHOS HUMANOS.-3. LIMITES UNOOISTICOS DEL rtRMl NO «DERECHOS HUMANOS» : 3.1.
Limites intemos: Los dertcltos h~manos y otros conceptos afines; 3.11. Derechos humanos y
derechos naturales; 3.12. Derechos humanos y derechos rundamentBlcs; 3.1 3. Derechgs humanos y
derechos su bjetivos; 3.14. Derechos humanos y derechos púbLicos subjetivos; 3.15. Derechos
humanos y derechos individuales; 3.16. Derechos humanos y libertades públicas; 3 .2. Umite.t
externos: los derechos humanos y la ley natufo/.-4. LA PROYECCIÓN DE LA INFORMÁTICA y EL
ESTRUCTURALISMO AL ANÁLISIS DEL CONCEPTO DE LOS DEllECllOS HUMANOS.-5. UNA PROPUESTA
DE DEFINICIÓN.

l. AMBIGÜEDAD DE LA EXPRESION «DEI~ECHOS HUMA NOS»


Ha escrito Max Horkheimer que si se pregunta al hombre común que
explique lo q~ "."!tiende por el término «razón» casi siempre reaccionará con
vaciladóñ y embarazo. Sería un error -nos advierte'"'- creer que tal actitud
surge de un conocimiento muy profundo, o de un pensamiento demasiado
abstruso para poder ser expresado en palabras. En realidad lo que revela es la
sensación de que no hay nada que indaga!, que el concepto de razón se explica
por sí mismo y que la propia pregunta ·es superflua 1 •
A resultados muy semejantes se llegará si se interroga al ciudadano medio
sobre lo que se entiende por derechos humanos. En la mayoría de los casos se ar-
güirá que esta cuestión es superflua, por la pretendida evidencia que cada ser
humano tiene de sus propios derechos. Ahora bien, en cuanto se profundice en
el alcance que cada persona otorga a esta expresión, o se intente pormenorizar
el conjunto de atribuciones que se estime se derivan de tales derechos, las
diverge~cias serán notables, sin que falten las respuestas contradictorias. Es
más, algunas experiencias realizadas sobre el particular ofrecen resultados tan
desalentadores, por el grado dé confusionismo y desorienta<;ión que revelan,
como una reseñada por Karel Vasak. Se trata de un sondeo realizado en
Estados Unidos, donde se interrogó a unos viandantes,, tras leerles algunos
textos de derechos humanos, sobre las ideaS' que los mismos les habían
sugerido. Ert la mayor parte de los casos, dichos textos les evocaron máximas
extraídas de El Capital o del Manifiesto de Karl Marx 2• El dato tiene un valor
anecdótico, pero sería un error negarle todo alcance sintomático.
1
M. HORKHEIM ER, Zur Kritik de1· i11strumt 111el/e11 Ven1111rfr, ed. ni. a cnrgo de A. SCHMIDT,
1
1
Atheniium Fischer, Franli:furt a. M., 1974, p. I S.
¡ 2
K. VASAK, Disc1m ion, en Rt116 Cassin, Amlcorum tliscipulorumq11t líber. vol. IV. M ~1/io1lologit
des drolts de fhommt, Pcdone, Parls, 1972, p. 168.

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22 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION DELIMITACibN CONCEPTUAL DE LOS DERECHOS HUMAN~S 23

Podría explicarse este fenómeno por la existencia de ciertos términos cuyo Basta un somero examen de las diversas concepciones doctrinales elabora-
uso alcanza tal difusión en un determinado momento o ámbito social, que das sobre los derechos humanos para comprobar la profunda y radical
inclu~o pueden llegar a constituir signos caracterizadores de las inquietudes de equivocidad con que ha sido asumido este término.
una epoca, o·del entero modo de pensar de una cultura. Tales términos son Para algunos, los derechos humanos suponen una constante histórica
patrimonio del lenguaje común y constituyen una especie de moneda ideal con cuyas raíces se remontan a las instituciones y el pensamiento del mundo
la que se valoran las distintas concepciones y realidades sociales. Uno de estos clásico 3. Otros, por el co"t1trario, sostienen que la idea de los derechos humanos
términos es, sin duda, la expresión <<derechos humanos» o la de «der~chos del nace con la afirmación cristiana de la dignidad moral del hombre én cuanto
hombre», que ya en el siglo XVIII se presentó como criterio inspirador y medida persona 4 • Frente a estos últimos, a su vez, hay quien afirma que el cristianismo
de to~as las instituciones jurídico-políticas, y que, tras la segunda posguerra no supuso un mensaje de libertad, sino más bien una aceptación conformista
mu?~1al de nuestro siglo, se ha erigido en idea guía de la doctrina y praxis del hecho de la esclavitud humana'. Sin embargo, lo más frecuente es
poht1ca. considerar que «la primera aparición de la idea de derechos del hombre [...] tuvo
Hoy estamos acostumbrados a observar cómo, con referencia a determina- lugar durante la lucha de los pueblos contra el régimen feudal y la formación
das obras artísticas, literarias o incluso cinematográficas, la crítica hace de las relaciones burguesas» 6 •
referencia a su valor desde el punto de vista de su postura frente a los derechos Unas veces se considera que los derechos humanos son el fruto de la
humanos. ~bservamos también que los comentaristas políticos de la prensa afirmación de los ideales iusnaturalistas 7 ; en tanto que en otras se considera
suelen servirse del modelo «derechos humanos», para enjuiciar las alternativas que los términos «derechos naturales» y «derechos humanos» son categorías
de la realidad social y política. Es también notorio que los derechos humanos que no se implican necesariamente 8 , o, incluso, entre las que antes de una
h.an ser.vide de .motivación ideal para el funcionamiento de diversas organiza- continuidad existe una alternativa 9 •
~1ones mterna.c1onales, de objeto de numerosas convenciones y reuniones, e De otra parte, es muy corriente sostener que los derechos humanos son el
incluso de acicate para la actividad pastoral de las iglesias. Los derechos producto de la progresiva afirmación de la individualidad. Ahora bien,
· hui_nanos funcion11:0, en otra perspectiva, como bandera en la lucha reivindica-
> Cfr. M. LIONS. Les derechos humanos en lo hisrorla y en la docirina, en el vol. col. Vtime años
t~r,1a ~e las pers_o.nll:S y los grupos que se consideran marginados de su disfrute. dt evolución de los derechos hunuur· • lnsliluto de Inves1igacioocs J urídicas (UNAM). México,
Los ejemplos poudan multiplicarse, ya que a todos les es dado advertir la 1974, pp. 488 ss.; G. OESTREICH, Gt:scnlchu der MetUchenrechtt und Grundfrtiheiun im Umriss,
importancia primaria que ha asumido la noción de los derechos humanos en el Ounclccr & Humblot. Bcrlln, 1968, pp. IS ss.
4 Vid., entre otros: F. BATTAGLIA, Los. derechosfundamencales d~I hombre, del ciudadano y del
trata~ento de los argumentos más variados de carácter social político 0 trabajador: uencia, evolución, perspecti110s f11r11ras, en su vol. Elrudíos de rtorla dtl Esrado, trad.
jurídico. ' cast de E. Día? y P. de Vega, prólogo de L. Lega2 y Lacambra, Publicaciones del Real Colegio_de
España en Bolonia, 1966, pp. 158 ss.; A. FE1tN.<NOEZ·OALIANO, El Cristianismo y la jiloscjia
De ahí que, a medida que se ha ido alargando el ámbito de uso del término jurfdica del mundo clásico. en RFDUM, 1961._ vol. V, n. 10! pp. 99 ss. . .
«derechos humanos», su significación se ha tornado más imprecisa. Ello ha s Esta es la tesis de A. M. KNOLL; para quien: "··· der Kirche dafür dankbar zu sem, dass-s1e
deter~ina~o una pérdida gradual de su significación descriptiva de determina- nicht aus Sklaven Freie. sondcro aus uhltchrtn Sklaven gute Slclaven machi!». Karholische Kirche
und schola.tti.sclus Na1urrecht. Zur Frage der Freih~it, Europa. Wicn, 1962, p. 15, vid. también pp.
d~ s1t~~c1ones ~ exigencias jurídico-políticas, en la misma medida en que su 35 ss. La tesis de A. M. KNOLL parte de una dclicicnte comprensión de los 1extos clásicos del
d1mens1on emociona! ha ido ganando terreno. Esta situación ha conducido a derecho natural cristíano y en especial de las eplstolas paulinas. Según se desprende de las
interpretaciones más serenas y rigurosas del pensamiento de San Pablo. su actitud, lejos de una
que ~uera .empleada en la lucha ideológica para exteriorizar, justificar 0 justilicación del inmovilismo social, tendía a todo lo con1rario. Así, cuando en la Primera Epístola
agudizar ciertas actitudes, desde posturas en las que el término «derechos a Jos Corintios (7, 17-24) indica que «cada uno se quede _en la comunidad (klésis), e.n que ha
human~s» se ha utilizado con significaciones muy diversas. · recibido la vocación cristiana», el término kllsls no debe mle~pi;tarse. como status, sino como
comunidad. Por eUo, como indica J. M .' GONZ-<LEZ·Ru1z, la 1~siste~cia de Pabl~ en !"anlener
Pudiera creerse que esta significación oscura y contradictoria de Jos comunidades heterogéneas lleva consigo un gcrme~ ~evoluc1onario. «En la h1stona .de las
derech?s humanos, motivada por la hipertrofia de su empleo, era privativa del instituciones religiosas se ha insistido mucho en la d1vm6n de parcelas: templos para libres .Y
lengua1.e vulgar y, especialmente, del de la praxis política; ·pero que, frente a templos para esclavos; templos para blancos y templos para negros; ~e~mandades o confrate.rm-
dades de determinadas clases (patronos, empicados, obreros, etc.) ... Log1camente, una comumdad
ella, ~x1ste ~n.a caracterización doctrinal clara, unívoca y precisa de! término. -un!. klésis-donde hay e5CIRvo~ y lihres, explo1adorcs y explo1ados. tenderá infa!iblementc a la
Con.VJene ?~s1pa; ~uant~ ª?tes esta presunción, ya que en el lenguaje de la superación de estas chocantes diferencias...» El Evangelio de Pablo, Marova, Madnd, 1977, p. 65.
6 S. F. KETCHEKIAN, Origen y evolución de lo.t derechos del /1ombre e11 la Hi.lloi·ict de las ideus
tcona polu1ca, etica o Jundica la expresión «derechos humanos» ha sido pollticas, en RICS, 1965. n. 5, p. 324.
~mpleada también con muy diversas significaciones (equivocidad) y con 1 Cfr., entre la abundantísima bibliografia ni respec10: F. CASTBERG, Narural Lmv cmd Human

mdeterminación e imprecisión notables (vaguedad). ' Rights. en RDH, 1968, n. I, pp. 14 ss.; O. DEL VECCH IO, Los derechos del lwmbre y el Comruro
social, trad. cast. de M. Castaño, prólogo de F. de los Ríos, Reus. Madrid. 1914; J. MARITAIN. Les
· ··Lo~. teóricos no han podido eliminar el halo. emotivo que circunda a la droits de fhomme ti la loi naturelle, Paul Hartmn nn, París, 2.' ed., 1945.
ex~res1on «derechos hu~anos», ni sustraerse a sus implicaciones ideológicas; es a Así. por ejemplo, R. PELLOUX, L"etude des droits ~e rhomme doir étre i111erdisci11/i11afre. en
mas, e_n muchas ocasiones sus tesis se han dirigido de forma expresa a Re11é Cassin Amicorum discipulorumque liber, vol. IV. cit.. pp. 9 ss.
9 Crr. M". ATIENZA, Derechos naruraltS o dert clros lwmcmos: un problema semcínrico. en el vol.
potenciarlas. col. Política y derechos humanos, Fernando Torres. V.alcncia, 1976. pp. 17 ss.
r:~······ (•

24 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION DELIM lTAC ION CONCEPTUAL'DE LOS DERECHOS HUMANOS 25

mientras hay quien estima que tal afirmación sólo se produce tras la disolución acerca de los derechos del hombre, alguien se admiraba de que se mostraran de
del orden iusnaturalista, en cuanto orden uni versal, ahistórico y heterónomo,. acuerdo sobre la formulación de un~ lista de derechos, tales y tales paladines de
l.
incompatible con la. autonomía y el subjetivismo ético del mundo moderno en ideologías frenéticamente contrarias. En efecto, dijeron ellos, estarnos de
el que se edifican los derechos humanos 10, se. sostiene, desde otra óptica,- con acuerdo tocante a estos derechos, pero con la condición de que no se nos
idéntica pathos la tesis contraria, esto es, que fue el iusnaturalismo, en cuanto pregunte el porqué» 11 •
ética de la razón, el fundamento inspirador del clima liberal y democrático en el La significación heterogénea de la expresión «derechos humanos» en la teo-
que surgieron los derechos del hombre 11 • ría y en la praxis ha contribuido a hacer de este concepto un paradigma de
La ética individualista sobre la que se edifican las reivindicaciones de los equivocidad. A ello se aú na la falta de precisión de Ja mayor parte d e
derechos.humanos en la Edad M oderna fue considerada, en un trabajo clásico definiciones que suelen proponerse sobre los derechos hurnanos; lo que hace
sobre la cuestión, directamente encaminada a posibilitar el derecho a Ja muy dificil determinar su alcance. A esa vaguedad conceptual de los derechos
libertad religiosa 12 . Sin embargo, no es hoy menos clásica la teoría que explica humanos se ha referido expresamente Norberto Bobbio, para quien en Ja ma-
el nacimiento de los derechos humanos en base a u n criterio económico: la yor parte de las ocasiones esta expresión o no es realmente definida, o Jo es en
necesidad d e j~stificar y d efender el derecho de propiedad del <cliombre términos poco satisfactorios 18• Teniendo presente su planteamiento se puedén
burgués» ll. Sin que haya faltado una clara demostración de las conexiones distinguir tres tipos de definiciones de los derechos humanos:
entre Ja nueva ética individualista y _la génesis del capitalismo moderno 14•
a) Tautológicas, que no aportan ningún elemento nuevo q ue permita
Las controversias no se agotan aquí; buena prueba de ello rios ofrece el
caracterizar tales derechos. 'Así, por ejemplo, «los derechos del hombre son los
esfuerzo doctrinal encaminado a poner en discµsión la raíz individualista de los
que le corresponden a l hombre por el hecho de ser hombre».
derechos humanos, en a ras de la reafirmación de su significado social 15 •
b) Formales, que no especifican.el contenido de estos derechos, limitándo-
A tenor de e~tas posturas. no debe extrañar que cuando se ha pretendido
se a alguna indicación.sobre su estatuto deseado o propuesto. Del tipo de: «los
llevar a cabo una fundamentación filosófica ·de los derechos humanos, haya
derechos del hombre son aquellos que pertenecen o deben pertenecer a todos
sido imposible llegár a un acuerdo general, e, incluso, que se haya cccontestado»
los hombres, _y de los que ningún hombre puede ser privado».
la misma posibilidad de buscar un fun~amento absol~to pa·ra tales dere-
c) Teleológicas, en las que se apela a ciertos valores últimos, su~ . ;íbli:s
chos 16. El desacuerdo no ha sido privativo de la especü1.....:"tón filosófica, y el
de diversas interpretaciones: «Los derechos del hombre son aquellos imprescin-
hecho de que se hayan producido a escala internacio nal algunos documentos
dibles para el perfeccionamiento de la persona humana, para él progreso social,
que parecen reflejar un amplio consenso sobre la necesidad de reconocer los
o para el desarrollo de la civilización [ ,..] ».
derechos humanos, no debe interpretarse como el reflejo de una concepción
.. unáni me de su significado. «Cué{,ltase -nos dice Jacques Maritain- que en Es evidente que sobre ideas tales corno la del perfeccionamiento de la
persona humana, el progreso social, o el desarrollo de la civiliza_ción, existen las
una de las reuniones de una Comi.~ión nacional de la Unesco, en que se discutía
más· diversas y controvertidas opiniones que dependen de la perspectiva
10 .Esta es la postura central que se defiende en la obra de P. P10VANI, Glusnat11ralismo ed etica ideológica desde Ja que se las interprete. De ahí que, si puede existir un acuerdo
moderna, Laterza, Bari, 1961. · inicial sobre la fórmula general de estas definicio nes, tal acuerdo se desvaneec
'. 1 A la fun_damentación de esta tesis se dirigió el excelente libro de G. FASSO, La /e(lge della en cuanto es preciso concretar el sentido "de los valores a los que. se remiten, o
ragione, 11 Mubno, Bologna, 1964. Cír. A. E. P~R EZ LuRo, I.:itinerario lnttlltttua/e di Guido Fasso, en cuanto se pasa de su enunciado verbal a su aplicación. Por ello, en Jo que
en RIFO, 1976, pp. 372 ss. ·
12
G. 1ELUNEK, D~ ErlclQrung der Memchen-und Bürgerrechte, se cita por el vol. a cargo respecta a su resultado, esta definición' es tan vaga como las precedentes. En todo
de R. ScHNUR, Zur Gtschichte dtr Erkliirung der Mtruchenrtchtt, Wi53Cnschaftliche Buchgesells- caso, ninguna de ellas permite elaborar una noción de los derechos humanos
chaíc, Darmstadt, 1974, pp. l ss. . .. . . con límites precisos y significativos.
13
CTr. como punto de vista representativo sobre la cuestión el trabajo juvenil de K. MARX. Zur
Judenfrag~. en Marx-Engtls Wtrke, Dietz, Bcrlín, 1961, vol I, pp. -362 ss._V1d. tam~ién sobre la pos-
tura manasta respecto a los derechos humanos: E. BLOCH, Naturrechr und menschliche Würde,
Suhrkamp, Frankíurt, a. M., 1961, pp. 200 ss.; O. DELLAVoLPE, Rous1eau e Marx, Editori Riuniti, 2. CRITICA DEL CONCEPTO DE DERÉCHOS H UMANOS
Roma, 4.' ed., 1964, pp. 121 ss.; W. MAlllOFER, Denwkratie im Sozlalismus. Rtcht und Staac im
Dc11kcn desjungen Marx; Klostermann, Frankfurt a. M.. 1968, pp. 21 ss.;-M. A'nENZA, Marx y los
der~~hos humanos, Mezquita, Madrid, 1983. · Gran parte de la 9esorientación teórica y práctica suscitada por la
. l':'le reliero al conocido trabajo de M. WEBER, Die protcstaniíscl111 Et/1/k u11d der Geist des significación equívoca y vaga de la expresión «derechos humanos» nace de Ja
Ka~1¡al1.1111us, M~hr, TUbíngcn, 2.' ed., 1934.
Crr.. por c¡cmplo entre otros muchos, el trabajo ya clásico de G. GURVITCH La déclararian propia ambigüedad que reviste la pregunta: ¿qué son los derechos humanos?
des ,"¡olrs sociaux, Vrin,~ J'arls, 1946. · '
Est~ es la con~us1ón de N ..Boaa10 en su trabajo L:i//11sio11 du/0111/emem abso/u, presentado 11 J. MAR!TA!N, ln1rod11cció11 ni vol. col. Les derechos del hombre. Estudio~ y comentarios en
al Convenio del «ln~htut Inte~national de Philosophie» celebrado en L'Aquila (14-19 de septiem· corno a la 11ue~a Declaración unluersa/ reunidos por la UN ESCO, FCE, México-Buenos Aíres, 1949,
bre ~: 1964) Y recogido posteriormente en el vol. de las Actas titulado, al igual que el objeto de la p . 15.
reun1on, ~ fondement des droits de rhomme. La Nuova Italia, Fírcnzc, 1966, pp. J ss. 11 N. Boae10, I.:11/uslon du fondemtnt absolu, cit., pp. 4 y S.

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26 DERECHOS HUMANOS, ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION DELIMITACIPN CONCEPTUAL DE LOS DERECHOS HUMA~OS 27

Ya que no está cla(o si con ella se está interrogando acerca del significado o acepciones distintas. De ahí que usarlas sin tener clara idea de su sentido es ir
significados de esta palabra, de sus caracteres, de su fundamento o de los de error en error.
fenómenos que designa, o de los que se entiende que con ella se deben designar. A diferencia de las disciplinas científicas que poseen un lenguaje técnico
La imprecisión· de la pregunta ha propiciado µna serie de respuestas en reservado a los iniciados, todo el mundo cree saber un poco de moral y de
forma de definiciones reales, nacidas de la pretensión de que cada palabra, legislación, y es precisamente ese poco lo que confunde a los hombres, ya que lo
también el término «derechos humanos» tiene un significado intrínseco que poco que saben les impulsa a pronunciarse temerariamente sobre lo que
responde a la esencia del objeto definido. Estas definiciones reposan en la desconocen por completo.
creencia, muy improba ble en la práctica, de que una definición puede 'revelar El lenguaje de In razón es difícil de aprender, mientras que el lenguaje de las
todos los fenómenos efectivamente cubiertos por una palabra, ya que es muy pasiones .es seductor y fácil. El primero exige· una atención severa y una
difícil que una palabra cubra un sector totalmente homogéneo de objetos. resistencia continua frente a Ja imitación. El segundo supone abandonarse a
Quien sigue el método de la definición real, e intenta precisar la esencia de las ésta y hablar como todo el mundo. Por ello, el lenguaje de la razón apremia a
cosas «si imbarca -en palabras de Uberto Scarpelli- in una delle piil ejercitar la lógica para comprobar si las palabras que se contienen en las
disperate imprese filosofiche» 19. Por ello, no debe extrañar el creciente empleo declaraciones de derechos del hombre han sido definidas, o han sido empleadas
en la filosofía jurídica y política de definiciones nominales que no se dirigen a la de forma arbitraria, desviándolas de su significación usual. Ya que éste es un
individualización del concepto esencial de su objeto, sino a Ja determinación de gran secreto para equivocar a los lectores poco atentos; el otro consiste en
las reglas de uso lingüístico del mismo. Esta actitud, estrechamente ligada al emplear fórmulas oscuras Y.complicadas para seducir a los que se creen más
modus operandi de la filosofía analítica, sitúa precisamente como centro de su sagaces, haciéndoles entender los términos más comunes en un sentido
interés la crítica del lenguaje. De este modo, se delimita lo que puede ser dicho misterioso 22 •
con sentido, purificando los dominios del discurso filosófico, jurídico y político 2.º Un claro ejemplo de esta forma imprecisa y equívoca de utilizar la
de nociones inútiles o ambiguas, o, por lo menos, contribuyendo a elucidar su expresión «derechos humanOS>> en las declaraciones y en el lenguaje vulgar es, a
pluralidad significativa, o a establecer su grado de equivocidad. Con ello se juicio de Bentham, la confusión entre la realidad y el deseo. Las buenas razones ·
pretende que el lenguaje de estas disciplinas sea un instrumento teórico útil para desear que existan los derechos del hombre no son derechos, las
antes que un factor de confusión 20• necesidades no son los remedios, el hambre no es el pan 23 •
Un ejemplo, todavía valioso, en muchos aspectos, de una consideración de La falacia más común en el lenguaje de los derechos humanos consiste en la
los·derechos humanos reali~da bajo este prisma, lo ofrece el famoso trabajo de confusión entre los niveles descriptivo y prescriptivo. El artículo primero de la
Jeremy Bcntham, Anarchical Fallacies: being and examínation of the Dec/ara- Declaración francesa de 1789, al proclamar que «Les hom mes naissent et
tions of Rights issued during the French Revolution 21 • demeurent libres et égaux en droits», incurría en este vicio. Resulta evidente,
El trabajo, dedicado especialmente a la critic¡¡. de las declaraciones de para Bcntham, la contradicción que exis~e entre la realidad práctica y esas
derechos del hombre, contiene interesantes observaciones sobre la significación supuestas facultades de libertad e igualdad que aparecen formuladas en
general de estos derechos. Así, en el análisis de Bentham, se pone de relieve: términos descriptivos, como un hecho, cuando no constituyen más que
l.º La importancia que reviste en el plano jurídico-político el empleo de objetivos situados en el plano del «deber sern.
un lenguaje riguroso.' Observa Bentham que palabras tales como leyes, Lo mismo ocurre cuando se afirma que: las distinciones sociales no pueden
derechos, seguridad, libertad, propiedad y poder soberano son términos que se hallarse fundadas más que en la utilidad común (art. 1). Aquí el equívoco surge
emplean con gran frecuencia en· la creencia de que hay acuerdo sobre su de una ficción, ya que si se entiende que tales distinciones sociales no existen, lo
significado, sin reparar en que tales expresiones tienen gran número de que debiera basarse en los hechos y en la observación, se aprecia de inmediato
su falsedad, y, en otro caso, si, como es lógico, se refiere a que tales distinciones
,. U. Scarau. JI problema della dejlnlzione e il ccncttto di dlrltto, lstituto Editoria.le no deben existir, se está realizando un juicio de valor.
CisaI¡ino, Milano, 1955, p. 62
2
Cfr. A. E. Pl!REZ Luflo, Aproximaci611 anallllco-lingüistica al término soberanla popular, en Esta confusión que nace de la formulación de los derechos humanos en
ACFS, 1976, n. 16, pp. 137 ss.; El dortcl10 na1ural como problema. E11suyt1 J~ unúlisis del lenguaje, en términos descriptivos, pero con iunción pre.scriptiva, es una constante en la
los Estudios en honor del Prof Cores y Grau, Universidad de Valencia, 1977, vol. II, pp. 187 ss. crítica de Bentham ni lenguaje de las declaraciones 24 • •
21
J. BEN1tfA M, Annrchical Fal/ocies : bei11g a11d examination of rile Dcclaralions of Righcs issued
during che Fre11Ch kvolution, en Works, ed. Oowring; se cita por la reimpresión d e Russell & 3.º En el pensamiento contemporáneo los analistas del lenguaje distin-
Russell, New York, 1962, vol. 11, pp. 489 ss. Al estud io de la significación de la critica de J.
BENTHAM se han dirigido los trabajos de : J. H. BuRNS, Bentham a11d rhe French Reoolution, en
«1.:ransactions of the Royal Historical Socie ty,., 1966, pp. 95 ss.; W. T wrNINO, The Contemporary 22 J. BENTHAM, AnarchiCJJI Fallacies, cit., p p. 521 SS. • .
Signifiamc:c of Bentham's Anarchical Fallacies, en ARSP, 1975, pp. 325 ss.; M. T. DALGARNO, Tht 23 «But reasons ror wishing therc wcre such things u rights, are 001 rights ~ rea.son íor
Contemporary SlgnifiCJJnce of Bemltam's A11ard1lcal Fa/lacies: A Reply ro William Twining, ibid., wishiog that a certain right were established, is not that rightwanl is not supply-; hunger is not
pp. 357 ss.; M. EJ. SllAKANKIRI, Jercmy Bcmliam: cri1ique des drolts de l'homme, en APD, 1964, bread». !bid., p. SO l.
pp. 129 SS. . 24 [bid., pp. 494 SS.
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29
DELIMITAC!ON CONCEPTl.l~L DE LOS DERECHOS HUMANOS
28 DERECHOS HUMANOS, ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION
llamada de atenció n sobre la carga
descriptivos y prescripttv~s. al tratarla, la t ntas enseñanzas de Bentham que
. r, ·

guen el estudio lógico de las relaciones de las palabras entre sí (sintáctica), del
de las palabras con los objetos que designan (semántica), y del de la conducta
de los sujetos que las empican o se ven influidos por ellas (pragmática).
'

. ¡ emocional de esta exp~es1on, son otras a
conservan plena actualidad.
Anticipándose a· ellos, Bentham tenía bien presentes los efectos prácticos que el
deficiente uso del lenguaje puede acarrear en el ámbito de los derechos
LIMITES LINGÜISTICOS DEL TERMINO
humanos. 3.
A quienes pudieran objetarle que su crítica a las declaraciones· es funda- «DERECHOS HUMANOS»
mentalmente lingüística, les indica que en el plano académico las palabras son . . . üístico del término· «d ercc ho s humanos»
29
sólo palabras, pero en el legislativo, y en especial en el de los principios Para concretar el anáhs1s lmg . d límites internos y externos .
fundamentadores de la legislación, la.s palabras impropias, que hacen nacer parece útil fijar, como punto ~~ ~art1p:~c~~~ el alcance significativo de esta
ideas falsas, pueden conducir a calamidades nacionales. En estos textos, tras las Estos límites pueden contn ~ir. a ue constituye los derechos humanos.
palabras que en sí no dicen nada, se esconden consecuencias funestas 25 • peculiar forma de lengua~e normat1v¡° d~ la distinción entre los objet~s que
La fraseología vaga e imprecisa en que, a juicio de Bentham, se formulan Para el\o, será preciso fi3ar: de u~ a 'aquellos que no pueden cubnr esta
los principios absurdos y contradictorios de las declaraciones, no es pura pueden ser denotados por ~l .térnu;o i?tarla con otras categorías a~ne~; y, de
retórica, sino que tales equívocos dan lugar a resultados trágicos como son el expresión, para lo que será util cona~~os derechos humanos tienen s1gm~cado,
desorden y la anarquía. otro lado, el contexto dentr~ d~l cuál el ámbito dentro del cual debe situarse
Para Bentham, el término «derecho», como adjetivo, supone lo conveniente, para lo que será preciso eluctdar cull e~a propia función histórica y actual del
razonable y útil, mientras que como sustantivo tiene dos acepciones: una legal, el término, reconstruyendo para e o
como lo que está de acuerdo con las leyes positivas, único sentido propio de la concepto.
palabra; y otra anti-legal, que reconoce un derecho que ataca a la ley en
nombre de unos principios superiores a ella. El derecho en sentido legal o real CHOS HUMANOS y OTROS
es hijo de la ley, porque las leyes reales dan origen a derechos legales; en tanto LfMITl:s INTERNOS. LOS D_ERE
3.l. •
que el derecho en sentido anti-legal es una pretendida ley de la naturaleza, una CON l-i::PTOS AFINES .
metáfora empicada por los poetas, retóricos y charlatanes de la legislación: . . . .. "ón de los derechos humanos puede vemr
<<... it is from poetry and rethoric that these tutors of mankind and governors oí Un acercamiento tm':al a l~.n~e los límites dentro de los cuales esta
futurity take their law. A clap from thc galleries is their objcct, not the welfare ropiciado por la cons1d~ra~1on cciso. Para ello, conviene establ~er sus
of the state» 26 • El de recho, en sentido metafórico e ilegal, en forma de derechos ~xpresión puede tener un s~gn1ficad~ ~~ los -usos lingüísticos de la teon~ y. la
naturales, es una especie de talismán que obra en manos de quienes lo manejan relaciones con otros términos, qu h humanos notable proximidad s1gmli-
como un instrumento para rechazar todo lo que les molesta y subyugar a política guardan respecto a los dercc os . .
quienes se· oponen a sus opiniones a través de esta falacia verbal convertida en cativa. . . d l nálisis lingüístico, parece que lo mas
artículo de fe 27 • Para este objetivo, en el pl~n.o e ª. i~ales, que se dirigen a dar cuen~a de
Al margen de determinados prejuicios anti-iusnaturalistas 28 , y de la conveniente es operar co~ de~mc10~~:~:: de la praxis lingüística de_ quienes
orientación política ideológicamente conservadora que preside las considera- cómo es empleado un termm~ ~. a a ui a un nivel primo rdialmente
ciones de Jeremy Bentham, su crítica no deja de tener valor para encauzar el usualmente lo emplean. El anahs1s oper poqsemántico de amplio espectro,
establecer un cam · ·
análisis lingüístico de los aspectos semánticos y pragmáticos de los derechos descriptivo y . procura , osible de usos del térmmo..
humanos en nuestro tiempo. La necesidad de un empleo rigu roso de esta capaz de reflejar el mayor numero p rece generalmente relac10nada con
categoría, la exigencia de no incurrir en la confusión entre los aspectos La expresión «derechos huma?o~» .ªPª arecen designar a: realidades muy
otras denominaciones que, en pnnc1p10, p
lS lbíd., p. 497. . h humanos me la ha sugerido In
" !bid., p. S 13, vid. también p. 523. , . · y externos de los dercc os . · Astrea, Buenos
l7 !bid., pp. 501 y 520 SS. 19 La rcfercncia a los bm1tcs i~e~~~~ Sobre los limires dtl le~ua¡e nor111a11:~cribir prohibir,
21
Un análisis atento de la postura de J. BEKTHAM n:spccto al derecho n3tural revela que su interesante monogralia ~e G. R. nt'1~0 se' entiende en ella el uuhza.do paraet~ (p 19) Í.os límites
. 3 Por tcnouaie norm d -hos 0 competencias, · · · .
critica, más que una impugnación del iusnaturalismo en su conjunto, supone una llamada de Aires, 197 . .e . ductas reconocer er- . r " ísticas que sirven para
atención sobre la inconsistencia lógica de sus fundnmentacioncs apriorlsticas, en favor de su autoñzar, criticar o iustiúcar :,~ se refieren al uso de h~rram1e1("'\~}gEn tanto que los límites
íundamentación.empírica. Sobre ello, A. E. Peuz LuRo. Jeremy Bentltam y la td11caci611jurfdil:a e11 internos del lenguaie nor"!1ªotros para los que no son idónells P.Ón de un conjunto de reglas
la U11hwsidaJ de Salamanca durante ti primer tercio del siglo XI X, en I.:educa:io11e giuridlca, vol. !l. ciertos fines, para f¡rsegq~~ 1<Cxcluyen o dejan afu_era la t~1 cace~ las presuposiciones contextua-
Projili sto~ici, Librería Universitaria, Perugia, l 979, pp. 158 ss.; trabajo rcclaborado posteriormen- externos son aque os . d ! lenguaje normativo por a as ( ¡
te con el lltulo de : Jeremy Benrl1am a11d Legal Education in tlit Unh-ersity o/Salamanca d11ri11g tire a una dime ns~ 6n ~ . ( me¡·or dicho, a esas reglas)» p. 26 .
pe rtenecientes·erncn
Ni11etct11rh Ccm11ry, en «The Bentham Newslcttcr», J981, n. S, pp. 44 ss. les que con C1 a esa d1mens1on o.
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DELIMtTACIO~ ·CONCEPTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS 31


30 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION

próximas, si no a una misma realidad. Entre estas expresiones pueden citarse De ahí que gran parte de la doctrina entienda que los derechos fundamen-
las de: derechos naturales, derechos fundamentales, derechos individuales, tales son aquellos derechos humanos positivizados en las constituciones
derechos subjetiv.os, derechos públicos subjetivos, libertades públicas... Por lo estatales 33• Es más, para algún autor los derechos fundamentales ·serían
que conviene analizar las relaciones respectivas entre cada una de ellas y la aquellos principios que resumen la concepción del mundo (Weltanschauung) y
noción de los derechos humanos. Este análisis necesariamente deberá ser que informan la ideología política de cada ordenamiento jurídico 34• Reciente-
somero, ya que \In estudio pormenorizado del problema requeriría, de por sí, mente en el seno de la doctrina alemana se ha querido concebir los derechos
una investigación específica. · fundamentales como la síntesis de las garantías individuales contenidas en la
tradición de los derechos políticos subjetivos y las exigencias sociales derivadas
de la concepción institucional del derecho 35 •
3.11. Derechos humanos y derechos naturales Frente a estas caracterizaciones de los derechos fundamentales que coinci-
den en situarlos en el plano de la estricta positividad, no ha faltado quien
El problema de las relaciones entre los derechos humanos y los derechos postulara su naturaleza ambivalente. De este modo se los considera como la
naturales reviste una importancia especial desde el punto de vista de la génesis resultante de las exigencias de la filosofia de Jos derechos humanos con su
de los derechos humanos. En efecto, mientras para el pensamiento iusnatura- plasmación normativa en el derecho positivo 36 •
lista la teoría de los derechos humanos surge como una prolongación de la de Los propios textos normativos no suponen una ayuda decisiva a la hora de
los derechos naturales, tal conexión es negada por los autores positivistas. Para fijar con precisión el concepto de los derechos fundamentales. Valga como
estos últimos, como se puso de relieve al apuntar las diversas fundamentacio- ejemplo la Convención Europea de Salvaguardia de Jos Derechos del Hombre y
nes de los derechos humanos, no existe una implicación entre ambos términos de las Libertades Fundamentales de 1950, de cuyo enunciado parece que debiera
e incluso para algunos lo que existe es una auténtica ruptura. desprenderse una cierta· diferenciación entre ambas categorías en el texto
El problema se inserta de lleno en la génesis conceptual de los derechos articulado. Sin embargo, del examen del mismo no se deduce ningún criterio
humanos; por ello será abordado al trazar las premisas para una definición válido que permita distinguir con precisión ambas expresiones.
explicativa en el sentido histórico del término. Basta por el momento señalar que En todo caso, se puede advertir una cierta tendencia, no absoluta como lo
~e halla muy gener<- 1 ::-~da la tendencia a considerar los derechos humanos prueba el enunciado de la mene."·" :ida Convención Europea, a reservar la
como un término más amplio que el de los derechos naturales, aun desde la denominación «derechas fundamentales>> para designar los derechos humanos
perspectiva doctrinal de quienes reconocen una vinculación entre ambas positivados a nivel interno, en tanto que la fórmula «derechos humanos» es la
expresiones. Así, una tradición doctrinal, que tuvo ya una clara expresión en más usual en el plano de las declaraciolleS y convenciones internacionales.
Thomas Paine, tiende a considerar que los derechos humanos constituyen la
conjunción de los derechos naturales, «aquellos que Je corresponden al hombre
por el mero hecho de existír», y los derechos civiles, «aquellos que le correspon- 3.J 3 Derechos humanos y derechos subjetivos
dan al hombre por el hecho de ser miembro de la socicdad» 3 º.
La dimensión del derecho como facultad de obrar reconocida a la voluntad
de los particulares, esto es, en cuanto derecho subjetivo, se halla también muy
·3.12. Derechos humanos y derechos fundamentales próxima a la noción de los derechos humanos. .
La propia imprecisión de la figura del derecho subjetivo, objeto de una
El término «derechos fundamentales», droitsfondamentaux, aparece en Francia abierta impugnación por parte del realismo escandinavo y la doctrina kelsenia-
hacia 1770 en el movimiento político y cultural que condujo a la Declaración na, indica la dificultad que existe también aquí para perfilar nítidamente las
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 3 1 • La expresión ha relaciones de esta noción COI). la de los derechos humanos.
alcanzado luego especial relieve en Alemania, donde bajo el título de los
Grundrechte se ha articulado el sistema de relaciones entre el individuo v el 11 Entre quieuc• munli~11t11 d carácter t>trictamente jurfdico-positivo de los de¡echos
Estado, en cuanto fundamento de todo el orden jurídico-político. Este e~ su rundamentales cfr.: J. MESSNER Das Naturrecht. Ha11dbuch der Gestllschaftset/iik, Staatsethik und
sentido eo la ·arundgesetz de Dono de 1949 32 • Wiruchafrsethik,,Tycolia-Wicn·Milnchcn, 4.' cd., 1960, p~. 386 ss.; f. MO LLER, Die' Pos_itivitiit der
Grundrechte. Frage11 ei111r praktischtn Grundrech1sdof?ma~1k, Dunc~er & Humblot, Berltn, 1969. p.
41; P . VtRGA, Liberta gíurldica e dirittl fondamen tali, G1u1Tre, Milano, 194?, p. 148.
lo TH. P11tNE, L-Os dtm:hos dtl hombre, trad. cast. de J. A. Fernándcz de Castro y T. Muñoz
' 4 A. HENSEL, Grundrechtt und politische Welcanscliauung, Mobr, Tübingcn, 1931, P~· 3 ~·
Molina, FCE, México, 1944, p. 61. n Cfr. P. H)(aERLf. Die Wesensgehaltgarcmrie des Art. 19 Abs. 2 Grundgesecz. Zugle1ch ein
• ~ Cfr. A. BARATTA, Dirittiforulamtnrali, en el vol. col. a cargo de A. NECRI, Scit11:e Politiche. J
3

&itrag zum tns1i1u1ionelltn Verstdndnis der Grimdrechtt und zur Lehre oom Gesecztsr:orbehalt,
(Staro t polirica), FeltrineUi, Mílano, 1970, p. 109.
31 Müllcr, Karlsruhe, 2.' cd., 1972, pp. 20 ss.
Vid. E. FECHNER, Dit soziologíscht Grtn:t der Grundrtchte, Mohr, Tübingcn , 1954, pp. 5 l6 Así, G. P ECES-BARBA, Dtrtchos fundamenta/es l. Teorla general, Guadiana, ~adrid. 1973,
ss.; Th. RA~IM, Der Wandd dtr Grundrechtt und derfirtilitilliche soziale !Ucht"taat en JZ. 1972 pp.
137 SS. ' ' '

tg pp. 93-94.

1
--------- --- ..
1 .,

32 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION DELIMITACION·CONCEPTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS 33

Para quienes sostienen que los derechos subjetivos son expresión de todos 3.14 Derechos humano~ y derechos públicos subjetivos
los atributos de la personalidad, los derechos humanos constituirían una
subespccie de aguéllos: serían los derechos subjetivos directamente relaciona- La categoría de los derechos públicos subjetivos fue elaborada por la
dos con· la~ facultades de autodeterminación del individuo 37. dogmática alemana del derecho público de finales del siglo ~IX. Con dicha
Ahora bien, si la noción de derecho subjetivo se asume en su significado es- categoría se intentó inscribir los derechos human?s e~ un sistema ~e rela-
trictamente técnico jurídico-positivo, y a éstos les conceptúa como prerrogati- ciones jurídicas entre el Estado, en cuanto persona JUríd1ca, y los particulares.
vas establecidas en conformidad a determinadas reglas y que dan lugar a otras Los derechos públicos subjetivos surgieron como un decidido i~tento de
tantas situaciones especiales y concretas en provecho de los particulares, situar la teoría de los derechos humanos dentro de un marco estrictamente
ambos términos no se identifican. Ya que se entiende que los derechos positivo, al margen de cualquier contaminación · ideológica iusnaturalista.
subjetivos pueden desaparecer por vía de transferencia o prescripción, en tanto Ahora bien, el pretendido carácter técnico de esta figura se vio desmentido por
que las libertades que se derivan de los derechos humanos son, en principio, su estrecha vinculación a los esquemas políticos del Estado liberal de Derecho,
inalienables e imprescriptibles 38 • Se ha objetado a este planteamiento la de c,:...yo funcionamiento constituyó uno de los principales pilares. El tránsito
existencia de determinados derechos subjetivos personalísimos que también del Estado liberal al Estado social de Derecho ha determinado un progresivo
deben considerarse inalienables e imprescriptibles 39• Tal objeción carece de abandono de esta categoría, en la que con razón se vio un producto de la
fundamento y reposa en una comprensión defectuosa de la concepción estricta ideología individualista liberal en favor de la noción más amplia de los
jurídico-positiva de los derechos subjetivos, a tenor de la cual éstos no incluyen derechos fundamentales. .
. l~s derechos de la personalidad; pues precisamente la posibilidad de renuncia, Es cierto que para adaptar la figura de los derechos públicos subjetivos a
transferencia, etc., es lo que, en dicha concepción, caracteriza a los derechos las nuevas situaciones sociales, políticas y económicas se ha intentado comple-
subjetivos 40 • tar la tipología elaborada por Georg Jellinek, añadiendo a los clásicos status
Todo ello prueba, una vez más, la imprecisión de estas categorías jurídicas, subjectionis, status /ibertatis, status civitatis y status activae civitatis, el status
la cual viene motivada, en ocasiones, por los propios defectos de formulación positivus socia/is para englobar en él a los derechos sociales y el status activus
de las mismas-en los distintos ordenamientos jurídicos. processualis para garantizar la participación activa de los interesados en los
Conviene también tener presente que, desd., ·,..a óptica marxista, se ha procesos de formación de los·actos públicos. Es más, en nuestro·, ...s, Eduardo
afirmado que la teoría de los derechos subjetivos no es otra cosa más que una García de Enterria ha distinguido dos tipos de derechos públicos subjetivos:
construcción del pensamiento jurídico-burgués, para, al amparo de su vincula- Jos típicos o activos, aquellos que incorporan pretensiones activ~s del adm_inis-
ción con la teoría de los derechos humanos, situar a nivel jurídico-positivo el trado frente a la Administración para la consecución de prestaciones patnmo-
libre disfrute de la propiedad privada fuera y a salvo de las ingerencias del niales, para el respeto de titularidades j~ridico-~e~Ies, ?~ra la exigencia de
ordenamiento legal: «Private ownership must be protected against its eventual vinculación a actos procedentes de la propia Adm1mstrac1on, o para el respeto
elimination by the legal system» 41 • De ahí que, desde este enfoque, se explique de una csíera de libertad formalmente definida; y los reacciona/es o impugnato-
la crisis del derecho subjetivo como un fenómeno determinado por las nuevas rios, que surgen cuando el administrado.ha sido perturbado en su esíera vital
condiciones económicas que presiden el desarrollo del capitalismo monopolis- de intereses por una actuación adminis.trativa ilegal, supuesto en el cual el
ta, el cual ha exigido una intervención estatal en los dominios de la propiedad ordenamiento en servicio del más profundo sentido de la legalidad en el
privada. Estado de D~recho como garantía de la libertad, le asiste con un derecho
Esta tesis contribuye a explicar las concomitancias que, en un determinado subjetivo dirigido a la eliminación de esa actuación ilegal y al restablecimiento
momento histórico, pudieron existir entre las nociones de derechos humanos y de la integridad de sus intereses. En opinión de García de Enterria, el segundo
derechos subjetivos, así como los motivos de su progresiva disociación. de estos derechos «permite que los particulares (todos ellos, y no sólo el
estamento de Jos poseedores) fiscalicen la totalidad de la legalidad administra-
tiva, y no sólo la franja minúscula que entra en juego en_ l~ vida j~ridico­
administrativa a propósito del tráfico de los derechos subjetivos activos de
7
J Vid. en este sentido: J. CAST.l.N ToaEAAS, L-Os derechos del hombre, Reus, Madrid, 1969, pp.
22 ss.; H. Co1NG, Fundammcos de fllosofia del derecho, trad. casL de 1. M. Mauri, Ariel, Barcelona,
corte tradicional» 4 l.
1961; pp. 162 ss.; L. LEGAZ LACAMBRA, Filosona del derecho Bosch Barcelona 2 • ed 196 11 pp
726 SS. './'' ' ' . ' ' ., ' 41 E. GARCÍA DE ENTERRIA, Sobre los de~tc~os príb~ic'!s subjetll!Os, e.n ~EDA, 1975, P· 44S.
Ja P. ROUBIER, Dtlimicacion et íntérécs practiques de la catégorie des droirs subjeccifs, en APD, Sobre la signílícación actual de los derechos pubhcos subjetivos, :vid. tamb1é.n. _A. EsrEBAN DRAKE,
1964,-pp. 86-87. El derecho pliblico subjecirw como Instrumentación técnica Je las libertades p~b/1ca~ Y el problema de
39
Cfr. G. PECES- BARBA, Derechos fundamencales, cit., p. 90. la /egicimacl611 proce.<ol, Civitas, Madrid, 1981; y W. HENKE. Da~ s11.bjtktlu~ cif!enclrche ~echt, Mohr,
•o Vid. P. ROUBIER, op. cit., pp. 85 SS. Tübingcn, 1968, que sigue fiel al concept? c~á~íco de derecho pubhco sub¡~hvo como mstru~ento
~ _!. 57.ABó, Fundamencal questions concerning che tlreory o/ cllicens' riglits, en el vol. col.
1 de defensa de l:i esfora de interés y poder ind1vrdual ~r~ntc al Estado proteg1d~ por el ordcn:im1ento
Soc1a/1s1 Conctp1 of Human Riglru; Akadémiai Kiadó, Budapest, 1966, p. 46. jurídico (pp. 53-54). Para u ria crítica de esta concepoon desde un enfoque analogo al que aqul se ha
•! .
·.
34 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUClON DELIMITAClON CON.CEPTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS 35

La propia sutileza de estos esfuerzos teóricos por acomodar la noción . Este término se empleó como sinónimo de los derechos humanos en el
clásica de los derechos públicos subjetivos a las nuevas situaciones surgidas de período en que se identificaron éstos con el reconocimiento de determinadas
las nuevas circun~tancias no supone sino tentativas de fojertar nueva savia en libertades conectadas con la autonomía de los individuos.
un tronco capuco. La figura del derecho público subjetivo es una categoría Para la ideología liberal el individuo es un fin en sí mismo, y la sociedad y el
histórica adaptada al funcionamiento de un determinado tipo de Estado, el derecho no son sino medios puestos a su servicio para facilitarle el logro de sus
liberal, y a unas condiciones materiales que han sido superadas por el intereses. A este respecto se ha recordado certeramente que el mito más
desarrollo económico-social de nuestro tiempo. De ahí que la pretensión de representativo de esta ideología es Robinson Crusoe, que es «el .hé~o~ del
proyectar esa categoría a los supuestos actuales implique una distorsión. Las individualismo en acción» 44 • Desde estas coordenadas los derechos md1v1dua-
nuevas formas de status reseñadas, o la propia noción de los derechos públicos les sdn considerados 'en sentido eminentemente negativo como garantía de no
subjetivos reaccionales o impugnatorios, no son sino prúebas elocuentes de ingerencia estatal en su esfera: es lo que Georg Jellinek denominará status
46
que la figura típica de los der~hos públicos subjetivos es inadecuada e /ibertatis 45 y Georges Burdeau libertad-autonomía .
insuficiente. Pudiera pensarse que el papel de estos nuevos instrumentos fuera Los derechos individuales corresponden a las Ciuil Liberties o a los Civil
el de completar la figura de los derechos públicos subjetivos, pero si se examina Rights de la tradición anglosajona 47 • En Francia esta terminología se impone a
atentamente su naturaleza, función jurídica y los supuestos sobre los que ¡0 largo del siglo XIX, y a principios de nuestro siglo se emplea en sentido
gravitan, se advierte que no son categorías complementarias, sino contradicto- análogo a la noción alemana de los derechos públicos subjetivos. Es clásica
rias. Piénsese que lo que para la ideología del Estado liberal de Derecho entre los publicistas de esta época la distinción entre los derechos civiles que se
aparecían como derechos públicos subjetivos, como esferas de actividad reconocen a todos los ciudadanos, y los derechos políticos, reconocidos sólo a
privada contrapuestas a la actividad pública, o como libertades limitadoras del Jos ciudadanos activos, esto es, a los que disfrutan del derecho activo o pasivo
poder, pasa a ser considerado, bajo el prisma del Estado social y democrático del sufragio 48 •
de Derecho, como momentos del ejercicio del poder, cjue no se contraponen a La expresión «derechos individuales» es -en palabras de Pablo Lucas
él, sino que le son coexistenciales. En este contexto Ja noción de los derechos Verdú- «poco correcta, no sólo porque la sociabilidad es una dimensión
públicos subjetiv<?S, en cuanto autolimitación del poder soberano del Estado, intrínseca del hombre, como lo es la racionalidad, sino a mayor abundamiento
49
debe ser sustituida 'por la noción de los derechos fundamentales, entendidos ~~ · ·· en la época actual, transida de exigencias sociales» . · .. !

como limitación que la soberanía popular impone a los órganos que dependen
de ella. En el Estado social y democrático, meta a alcanzar con un desarrollo
progresivo de cuanto postula el artículo 1,1 de nuestra Constitución, la ·3.16. Dereclws humanos y libertades púplicas
soberanía no debe ser considerada como patrimonio estatal, sino como
atributo concreto de todos los ciudadanos, cada uno de los cuales -se ha El término «libertades públicas», lib~rtés publiques, aparece en Francia a
indicado- debiera poder afirmar sin detrimento de sus vínculos sociales: «El finales del siglo XVIII y expresamente es empleado en el artículo 9 de la
Estado soy yo» 43 • Constitución de 1793. En dicho artículo se proclama que: «la loi doit protéger
De esta forma la categoria de los derechos públicos subjetivos, entendidos la liberté publique et individuelle contre l'oppression de ceux qui gouvernent».
como autolimitación estatal en beneficio de determinadas esferas de interés Debe hacerse notar que el término es utilizado en singular y .así será empleado
privado, pierde su sentido al hallarse superada por la propia dinámica también en la exposición de motivos de la Carta constitucional de 1814.
económico-social de nuestro tiempo, en el que el disfrute de cualquier derecho En plural, tal como hoy suele emplearse, pero con una acepción diferente
fundamental exige una política jurídica activa (y en la mayor parte de las fue utilizado con frecuencia por algunos autores tradicionalistas, especialmente
ocasiones también económica) por parte de los poderes públicos. por Chateaubriand, durante la Restauración. Luego su uso se fue generalizan-

•• v. F1tos1N1, La csrructura del dertcho, cd. cast. a cargo de A. E. PtREZ Luflo, Publicaciones
3.15 Derechos liumanos y tlerecho.~ indfoiduale.~ del Real Colegio de España, Bolonia. 1974, p. 167. . . .. , _ ,_
•s G. JELLtNEK, Systtm der subjektillll'I "J)entltchtn Rtchtt, se cita por Ja rc1mprcs1011 suu1c '"
2.' ed. de 1919 de Scientia, Aalen, 1964, pp. 94 ss.
Al igual que la nocióri de los derechos públicos subjetivos, y por i;azones •• o. BURDEAU, Lts libtrl¡s publlquts, LGDJ, París, 3.' cd., 1966.,pp. 8 SS. .
47 En la doctrina anglosajona, especialmente en la de Esta~o.s Unidos, s~ ha realizad~ una
análogas, el concepto de «derechos individuales» ha sido progresivamente
distinción entre las Civil Liberties (o Indillidua/ Li~rrlts), que se d1r1gen al estudio de las relaciones
abandonado en la doctrina y en la legislación. jurídicas entre el individuo y el gobiern.o; y los C,luil Righl~, .que se refieren al status legal Y
constitucional y a la condición de las .mino~las ~aciales o rehg1osas. Cfr. M. R. KONVITZ, The
expuesto, cfr. el importante libro de U. K. PREuss, Dit Jnternalisierung des Subjekrs. Zur Kritlk der Constitution and Civil Riglits, Columbia Umversity Press, New York, 1947. .
Fun4~rionsweisc de$ subjekli11en Rechts, Suhrkamp, Frankíurt a M., 1979, pp. 123 ss. 41 Vid. Ph. BRAUD, La 11011011 de liberté publique en droítfran!ais, LC!DJ, ~a~1s, 1968, PP· 9 ~·
, S. LENER, Lo Star_o !WCiale.co111emporanto, La civilt11. cattolica, Roma. 1966. p. 215. Cfr. el 4 9 P. LUCAS VERoú. Derechos indMduales, en «Nueva Enc1clopcd1a Jund1ca», t. VII, Se1x,
capitulo S de este traba10 sobre Estado de Derecho y derechos fundame111a/l.'s. Barcelona, 1955, p. 38.
36 DERECHOS H UMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION DELIMITACION CONCEn:UAL DE LOS DERECHOS H UMANOS 37

do entre los publicistas al estudiar Jos «Droits publiques des fran~ais», sociales no se pueden considerar libertades públicas, en cambio sí son derechos
proclamados en los artículos 1 al 12 de Ja Constitución de 1814 5º. humanos 57• ·
Se ha señala~o que no deja de ser tina paradoja que la primera vez que Por este motivo, algunos estudiosos, como Yves Madiot, han mostrado su
aparece el t~rmino libertés publiques en un texto constitucional sea precisa- preferencia por la categoría de los derechos humanos frente a la noción
mente en el artículo 25 de la Constitución del II Imperio de 1852, en donde se restrictiva de las libertades públicas que no comprende los derechos sociales,
hace del senado «gardien du pacte fondamental et des libertés publiques» s 1• de creciente importancia en nuestra época. De otro lado, se afirma, con razón,
A partir de ahí el término se inserta en la tradición política republicana de que el propio término «libertades públicas» carece de sentido, ya que toda liber-
Francia, adquiriendo el papel de una auténtica categoría jurídica constitucio- tad reqúiere para su ejercicio la intervención del Estado, por lo que resulta
nal bajo la cuarta República y manteniendo dicho stacus bajo Ja quinta. superfluo insistir en el carácter público de la libertad al no existir libertades
Esta breve referencia histórica, al poner de relieve los avatares de tan privadas 58 •
diverso signo que contribuyeron a la formación terminológica de las libertades Es muy significativa para calibrar la dificultad que entraña cualquier
públicas, nos puede ayudar a comprender el porqué de la imprecisión con la intento de trazar una línea divisoria entre ambos términos la recopilación
que el término es empleado en nuestros días. elaborada por Maurice Torelli y René Baudouin con el título de Les droits de
En efecto, no deja de sorprender el hecho de que para algunos sectores de la rhomme et les /ibertés publiques par les cextes. Estos autores, al tratar de
doctrina los derechos humanos y las libertades públicas son una misma cosa. justificar el rótulo de su obra, señalan que pese a que en el lenguaje corriente
«Y a-t-il Jieu de distinguer les libertés des droits de l'homme?>> -se pregunta existe tendencia a emplear indistintamente estas expresiones: «il nous appa-
Robert Pelloux-; para inmediatamente responder: «Nous ne Je pensons pas. rait qu'il n'y a pas une identité paríaite entre un droit et une liberté; Je droit
La consécration juridique ne dépend pas de l'usage d'un mot plutot que d'un n'implique pas Ja liberté complete et celle-ci est vide si l'individu n'a pas un
autre» 52. droit pour en profiter» 5 9 • Pero, de inmediato, se advierte que este criterio, de
Otro sector, sin embargo, prefiere mantener uná neta distinción entre por sí ambiguo, no es avalado por ninguno de los textos normativos que
ambos términos, en base al carácter estrictamente jurídico-positivo de las aparecen recogidos en dicha recopilación, en los que ambas categorías apare-
libertades públicas. Ahora bien, entre quienes en principio sustentan esta tesis cen empleadas indistintamente.
no dejan de existir marcadas divergencias. Así, para Claude-Albert Colliard Ja ·. . .ia conclusión similar se llega a partir del interesante estudio comparati-
teoría de las libertades públicas, esto es, el reconocimiento al individuo de vo de Ivo Duchacek, Righcs liberties in che World today, del que, una vez más,
ciertos derechos, se funda en el derecho positivo y no en el derecho natural, ya se desprende Ja imposibilidad práctica de trazar una clara separación entre los
que no hay ningún derecho superior a la legislación positiva. Evidentemente derechos humanos y las libertades públicas, lo mismo a nivel de los textos
pueden existir legislaciones más o menos liberales, más o menos individualis- constitucionales que de su realización en la práctica 60 •
tas, y más o menos coníormes a un ideal de justicia, pero eso es ya otra La exposición desarrollada hasta aquí se ha propuesto reflejar los significa-
cuestión 53 • Por eso, para Colliard, las libertades públicas son derechos dos de uso más frecuente de algunas de las expresiones más estrechamente
positivos que tienden a reconocer un cierto sector de autonomía en favor de los vinculadas al término «derechos humanoS>>. De ella, pese a su carácter sumario e
particulares 54. Frente a esta concepción, Jean Rivero, que coincide en entender incompleto, estimo que se infiere la incertidumbre que reina en este sector, y el
las libertades públicas como poderes de autodeterminación reconocidos por el sentido tantas veces impreciso y nebuloso que revisten estos términos a nivel
derecho positivo 55 , no considera que por ello cese su vinculación respecto a las normativo y doctrinal. En muchos casos la imprecisión ha nacido del lenguaje
exigencias del derecho natural, y así sostiene que: «Les Iibertés publiques sont defectuoso empleado por el legislador, que ha movido a c'oníusión a la
des droits de l'homme que leur consécration par l'Etat a fait pa'sser du droit doctrina; así, la teoría ha querido ver en el empleo de términps distintos en el
naturel au droit positif» 56 . A juicio de Rivero, los derechos hum·anos y las plano normativo unas peculiaridades que en realidad .no han existido. Por
libertades públicas no coinciden, ya que, de una parte, no se sitúan en el mismo este motivo las definiciones de muchas categorías afiQeS'. a la de los derechos
plano, puesto que las libertades públicas son sólo aquellos derechos humanos humanos (en muchas ocasiones también las de los propios derechos humanos)
positivados; y, de otra, no tienen el mismo contenidó porque los derechos elaborados por la doctrina se han planteado como definiciones lexicales, esto
es, como descripciones de usos lingüísticos de estas expresiones, cuando eran
'º Cfr. J'h. BRAUD, Op. cil., pp. 4 SS.
!~ c. A. COLLIARD, Liber!és ~11b/iq11es. Dallo:z.• París; S.' cd.. 1975, p. 15.
R. PELLOUX, lntrod11ct1011 a Ntude des tlro1ts de 1ho111me et des libertés fondame 11 tales e11 l1 lbíd., pp. 17-18. •
~uro~, en I~ ºP: e.al. ~ssais s11r les d1·oits de l'homme e11 Ellrope (Premi~re série), Edition de " Y. MADIOT, Droirs de /"homme er /lbertls publiques, Masson, Pans-New York-Barcelona·
l ln~lltut Umvcrs1ta1re d Etudcs Europécnnes, Turín. 1959, p. 177. Milán, 1976, p. 14. ¡ Le
3 M. TORELLI y R. ús droits dt fhomme et /ts /ibtrtés pub//quts par ts texrts,
C. A. CO LLIARD, Li/1el'tés publiques, cit.. p. 14. l9 BAUDOUIN, S
,. lbíd~ p. 18. Presses de l'Universílé du Québcc, 1972, p. XV, o. J.
" J. RIVERO, us libtrtés pub/iq1m, 1. Les droits de fliommt PUF París 1973 p 16 •o I. D. D UCHACEK. Derechos y libertadtJ tn el mundo actual. trad. casi. de O. Montserrat.
,. lbíd., p . 17. • • • • . . Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1976. vid. esp. pp. 82 ss.
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38 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUC!ON DELIMITACION CONCEPTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS 39 lt
1!
definiciones estipulatilJas, meras convenciones sobre cómo debían ser emplea- aquí va a emplearse, se tiende a determinar cómo d~be _s;r. empleado un .i
dos.
El examen de IQS límites lingüísticos internos de la expresión «derechos
concepto actual a través .del análisis de aquellos usos lin~u1st1~s que en su
génesis y desarrollo histórico han contribuido de forma mas declSlva a perfilar .,
·1

humanos» pret,endía fijar el sentido usual de este término a partir de su su significación. . .


confrontación con otras categorías afines, asumidas también a través de sus El concepto de los derechos humanos tiene ~~mo antc:cedente m~ed1ato la
significados de uso. De dicho examen es evidente, sin embargo, que no puede noción de Jos derechos naturales en su elaboracton doctrmal por el 1usnatura-
derivarse una definición precisa de los derechos humanos. En todo caso, lo que lismo racionalista. . . . .
ha puesto de manifiesto es la falta de una práctica lingüística constante y Se halla muy difundida la tesis de que mientras. el. iusnatll;ralismo cl~s1co
pacíficamente admitida en el empleo de estas categorías. De ahí que, en aras de construyó una doctrina del derecho natural objetivo, el ius~a~urahsmo : 1
un acercamiento más completo al sentido de los derechos humanos sea moderno supuso el descubrimiento de ~os de~echos natural~s subJet~vos. Est.e ·. !
'•·
conveniente prolongar este análisis con la referencia a los límites Iingüí;ticos proceso que se inicia con Hugo Groc10, quien en su De 1ure bel.11 ac pac1s 1

externos de la expresión. enumera algunos derechos básicos del hombre, tales como la libertad de
pensamiento, Ja propiedad, el matrimonio... 62 , se perfila en l~ obra de 1:homas
Hobbes al insistir en la distinción entre el ius (right) entendido como libertad
de hace'r, y Ja lex ( /aw) en cuanto obli~ación derivada de 1~ norma ; Y
63
3.2. LfMJTES EXTERNOS: LOS DERECHOS HUMANOS Y LA LEY NATURAL
culmina en Christian Wolff, que afirmara expresamente que.si.empre que se
4
refiera al derecho natural, no entenderá con ello la le~ n~tural, smo el derecho
Se ha señal~do., certeramente, que en el razonamiento empírico Ja lógica es, ·I '
~
sobre todo, un mstrumento de rectificación y que el método lógico no implica, que en virtud de esa ley le corresponde al hombre . . . .. }
por sí mismo, un título de verificación empírica La historia es el único Se ha concebido en ocasiones este proceso de subJellvacton del derecho .:
¡
labora~ori? ex~rime~tal de que di~ponen las. ~iencias sociales y, por tanto, natural que desembocará en la teoría de los derecho~ del hom?re como. una
tales c1enc1as solo amban a conclusiones empmcamente válidas en cuanto se ruptura respecto a Ja tradición anterior. Esta es la tesis mantemda.por P1etr? .¡
fundan en testimonios del pasado 61 • Piovani, para quien la teoría de los derech~s naturales no supuso la supervi- r
Es cierto qu~ la noción dt. ·. · que denominamos derechos humanos no es vencia 0 renovación de las doctrinas meá1c1.iles del derech? natura!, ~·~o la .!
una pieza de m.useo, objeto de mero inter~s retrospectivo ; por el contrario, es afirmación de una doctrina del todo diferente, que opon~~ al obJ~~1v1s?!o l
. j
algo que. se ~alla p~esente en nuestra cultura jurídica y política que incita iusnaturalista clásico el subjetivismo moderno y que preludio la pos1ttvacion
nuestro mteres teórico y que repercute en nuestra vida práctica. En otras constitucional de las libertades individualcs 65 • Todavía es más tajante·Rud.olf .~
palabras, qu~ su historia no ha terminado y que depende, en gran parte, de
n_uestras ac.t~tudes que se concluya o que prosiga y cómo prosiga. Pero es
Wietholter cuando sostiene que los derechos de libertad e igualdad política
modernos no han sido el producto de la secularización del derecho natural
66
l.,.
cierto tamb1en que mucho de lo que se dice y se hace en materia de derechos cristiano, sino que se han forjado en la lucha contra éste • Ya que, en su
hum.ª~?s tiende .ª reproducir, rechazar o reformar las ideas y supuestos que la opinión, el fundamento de los derechos humanos de la E~ad ~odema ~~ se
t~ad~cton ha dcstgnado con ese nombre. Por ello, nada mejor para aclarar su basa en el derecho natural, sino en las victorias de la propia sOCted.ad poht1c~:
s1gmficado que esa referencia a las raíces históricas de su consagración «die Begründung der freiheitlichen Menschenrechte in der Neuze1t ~r~ht m
..1
\
conceptual Y. terminológica, para así poder precisar en qué contextos tales Wahrheit nicht mehr auf Naturrecht, sondern auf Leistungen der poht1schen .~
~
derechos tuvieron y pueden tener razón de ser significativa. Gcsellschaft selbst» 61 • '
.C::~nv~en~.a~vertir que el recurso a la historia no es incompatible con el A mi entender, esta postura no ayuda a situar los der~hos humanos en el
anahs1s lmgu1stJco en que, preferentemente, se mueven estas consideraciones. contexto significativo histórico y d~ctrinal ~ue.les es prop19. En efecto!.durante
De~ tenerse presente que las definiciones lexicales, sobre las que se ha trazado los siglos XVI y xvu una serie de teologos y1unstas de la Escuela espanola. que
en lmcas generales la aproximación a los limites internos de los derechos
humanos, no tan sólo operan sobre los usos presentes de los términos sino 62 H. GROCIO, De lure belli ac pacis, 11, 2.
que, como s.e ha visto, operan también con sus procesos de formación °y sus 6l Th. HOBBES, Ltufathan, I, 14. . . . i
t~a~sformac1ónes. En tanto que las definiciones explicativas, aquellas que se
6• c. WOLFF, Jw naturat me1hodo scilntlflc~ ~rtr~ctatum, I, Pról~ 3: ~cquo~1es 1~aque ~e JUíC ..
~ ·¡

dmgen. a poner de relieve cómo debe ser empleada una expresión en un


nnlurae loquimur, legcm naturae nunquam mtcllegimus, sed potius JUS v1 hu1us lcg1s seu
naturalitcr homini compctens».
p P1ov...N1 Giusnaturalismo ed etica moderna, cir., pp. 112 SS. Y 125 ss.
..·;
...¡

dete!mma?? co~~~xto cultural con claridad y rigor, pueden elaborarse en 6S


66 RWIETHO~TER Rechrswissenschaft, en colaboración con R. BERNHA~DT Y E. ¡;>EN~!NGER,
sentido crtttco y en sentido histórico. En este último supuesto, que es el que fischcr, Frankfurt a. M., s.• ed., 1976, p. 60, donde afirm~ tcxt~alm~~tc: «~~e Humamliits.1dce der
frcihcils-und Mcnschcnrcchlc und ihrc Vcrwirklichung smd mchl SakularlSlcrung des chnsthchen .
Naturrechls gewescn, sondern geradc dcssen Bekllmpfung zu verdankcn». · !·
61
O. SARTOR I, Democrazia t definizioni, 1.1 Mulino, Bologna, 3,' cd., 1969, p. 139. 61 lbíd., p. 58.
40 DERECHOS HUMANOS, ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION DELIMITACION CONCEPTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS 41

en gran medida representó un esfuerzo de adaptación del iusnaturalismo De modo análogo en la experiencia jurista anglosajona, el ~r?nco de !as
escolástico medieval a los problemas de la modernidad, prestaron una contri- libertades tradicionales inglesas transplantado a las·nuevas cond1c1ones soeto-
bución decisiva. a la afirmación de los derechos humanos desde diversos políticas de las colonias americanas, ~ con el influjo del iusnaturalismo
ángulos. Así se halla ya en Francisco Suárez, antes que en Hobbes y Wolff. una racionalista desembocó en unas declaraciones en las que no se reconocen unos
clara delimítación del concepto del derecho natural subjetivo a partir de su derechos p~trimonio de determinados grupos, sino que se reivindican a nivel
72
conocida distinción entre el derecho como norma y el derecho como poder universal >como der:echos del hombre • .
mo:al (ius .urile) 68 ; a Ja vez que alude, al igual que como se ha dicho luego Poco después la Déclaration des droits de fhomme et du citoyen de 1789 y la
baria Groc10, a algunos derechos de derecho natural como el de libertad el de obra The Rights of Man (1791), de Thomas Paine 73 , contribuyeron poderosa·
propiedad común o privada de los bienes, etc. 6 9• ' mente a difundir en el plano normativo y doctrinal la expresión «derechos del
Es altamente significativo que fuera un jurista español del siglo XVI, hombre». ·
Femando Yázqucz de Menchaca, quien realizara una de las primeras y más En todo caso conviene tener en cuenta que los autores de los siglos XVII y
claras reivindicaciones de los derechos naturales individuales. Un sector de Ja xvm afirmaron '1a prioridad de los derechos natural~ subjetivos ~obr~ el
doctrina ha visto en él una contribución decisiva a la difusión del término iura derecho objetivo positivo, pero ninguno de ellos pretend10, lo que hub1e~a ~ido
natura/ia, con el que se refirió a aquellos derechos que poseen los individuos en un contrasentido sostener Ja primacía de los derechos naturales subjetivos
base al derecho natural 70 • sobre el derecho i::atural objetivo, aunque pusieran el acento sobre los primeros ·
Un . ~apel nada desdeñable le corresponde al pensamiento español en la o se ocupasen preferente .o exclusivamente de aquéllos •
74

formac1on conceptual de los derechos humanos a . partir de los derechos De ahí que esa afirmación de los aspectos subjetivos del derecho natural,
~aturales. Este hecho se produce en el marco de las inquietudes y polémicas que desemboca en la construcción de. la teoría de los derechos hu'!1anos, no
Intelectuales que suscita en la España del XVI el descubrimiento y conquista de debe inducir a considerar al humanismo moderno como un fenomeno de
América. ruptura respecto a Ja tradición iusnaturalista. La imagen. d~ un iusnaturalismo
Al entrar en contacto con pueblos de cultura, en muchos casos rudimenta- moderno como teoría de los derechos naturales objetivos, opuesto a la
ria Yprimitiva, y, desde luego, muy diferente de las hasta entonces conocidas la tradición iusnaturalista clásica y medieval, en tanto que teoría de la ley natural
misma noción de hombre se vio puesta en c~. : · .)o. La nueva situación llevÓ a objetiva, es esquemática y simplista, y no halla reflejo eó ~...:; escritores de la
plantear, de in~ediato, el estatuto moral y j urídico, tanto en el plario indivi- época. Bien elocuente es al respecto la actitud de John L~~ke, ?~ º de los
dual como en el colectivo de los habitantes del nuevo mundo. En estas autores que más decisivamente contribuyeron a la consagrac1on teo~1ca de los
coordenadas debe situarse el esfuerzo intelectual de diversos teólogos-juristas derechos humanos, quien señala que la libertad del hombre y su libertad de
españoles y, de modo especial, de Francisco de Vitoria y Bartolomé de las actuar según su voluntad se hallan fundadas e~ la razó~, ~ue es capaz de
Casas, tendente al reconocimiento de unos derechos básicos, fundados en el enseñarle aquella ley a tenor de la cual debe gmarse a . s~ m~smo. ~ocke no
derecho natural, a todos los hombres por el mero hecho de serlo 1 1. dudaba en aludir expresamente a todos los derechos y pnvileg1os derivados de
61
la ley natural 75 .
F. Su.4REZ. Tractatus ele lt gibus ac Deo legislatort, II, 17, 2: «- iu.s utile naturalc dicitur Un análisis atento de los límites externos de los derechos humanos muestra
quando ab ipsa n:llura datur, scu cum illa provcnil, quomodo libertas dici potcst ex iu ~ que éstos no pueden extrapolarse de su contexto, que no es otro que el que le
natura le».
69
Ibíd., 11, 14, 12-19. viene dado por los caracteres de la ley natural.
°7
F. VÁZQUE~ DE MENCH~CA, Contro.w.r~iarum i//uscrl~m: l~tr.~ 3: «Non possumu.s nos dolorc La ley natural, tal como aparece perfilada en la doctrina clásica sobre el
vehe_mentcr quod 1u~ naturaha quac vcnd1cis ac prudentissmns 1urc consultis quasi inmutabilia
tra~1ta fucr~nt ...1~. Vid. B. DECASTRO Cro, Humanismo jurldicc y derechos del hombre en la obra de particular de Tomás de Aquino, posee, entre otras propiedades, las de su
Luis Recasens S1chts, en ACFS, 1972, n. 12, f. 2, p. 269; E. REIBSTEIN, Die AnfiJ11ge des ntuertn carácter originario, universal e inmutable.
N~t11r-u11~ Yólkerrtchcs, Haupl, Berne, 1949, pp. 136-137; A. VERORDSS, Abendlilndisclre Rtchts Los preceptos de la ley natural son originarios por su condición de innatos
pl11/o:sop111e: lhrt Grun~lagen und Hauptprobleme in geschi~htl/c/!er Schau. Sprlnger, Wien, 2' ed., 76
1963, pp. 108 ss. Si bien se ha a~verlldo que la expre31ón «1ura naturalia>1, empleada por F. y su evidencia intrínseca («principia per se nota») • Por responder a las
~ Á~QUEZ D~ MENCHACA, ~<no encierra ninguna novedad; era empicada frecueatcmen te pÓr los
JUrtstas medievales y del siglo XVI siguiendo a lnstl¡uca I, 2, 1 h>. F. CAR PINTERO BENITEZ, Dtl 12 <<. •• Und schliesslicb enthielten die Bilis des Mutterlnndes nur spezifisch engliSche Recbte, die
dcruho natural mtditval al dtrecho natural moderno: Fernando Y6zqutz dt Menchaca Secretariado Amcríkaner verkündetcn nnlürlichc Rechtc, Menschenrechte11. O. VossLER, Studlen zur ~rklarung
p.
de ~~blicaciones e Intercambio Científico de la Universidad de Salamanca, 1977, 147, n. 118. der 1'Yfenscl1enrec/11e. ea -el vol. col. Zur Geschíclue der Erkliirung dtr Men~chenrtch!e, Cit., p. 178.
Cfr.: V. CARRO, Vitoria y los derechos clt/ hombrt, en AAFV, 1946-47, n. Vil, pp. 141 ss.; Los >J Algunos años anles de In aparición de la obra de Th. PAINE, el rad1~al escoces 1:h: ~PENCE
1/erec/1os del hombre de carácter espiritual stgún Vitoria y los Te6/ogos-jurisras tspaiio/es del siglo fu· 11 utor de un trabajo titulado The Real Rights of Man (1775). En !taha el abate s1cihano N.
X VI, en AAFV. 1948-49, n. IX,.pp. 69 ss.; C. Ru1z DEL CASTILLO, Las relacionts eneu los derechos S;EDALIERJ fue autor de una obra titulada Del dirlrci del/'uomo (1791). ·
~t! hombre Y el derecho Internacional, según las lnspiradonts dt Francisco dt Vitoria, en AAFV. 14 Cfr. G. F ASSO, La legge della raglone, cit., Pi?· 167 u . ..
1b1d., pp. 39 ss.; A. TRUYOL YSERRA, Los derechos humanos, Tecnos, Madrid, 1968, pp. 12 ss.; E. " <<. •• and an uncontrouled cnjoymcnt of all the rights and pnv1ledgcs of thc law of nature11. J.
Luf:lo Pei'IA Y A. E. P~REZ L uAo, El derecho natural a la libmad en el ptnsamiemo de Bartolomi! de LocKE. Two treatlses of gouernntent, 11, Vil, n. 87.
las Casas, en curso de publicación en los Es11tdíos-Homenajt al Proj Recaséns Siclus. >6 TOMÁS DE AQUJN?, Summa t/1eologica, l ·II, q. 94, n. 2.
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42 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO y CONSTITUCION DEUMITACION CONCEPtUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS 43

i~clinaciones originales de la naturaleza humana; Dios ha impreso los princi- y


natural la noción moderna de Jos derechos naturales. Es más, en opinión de
pios de ~a ley natural en la mente de los hombres, por lo que es naturalmente Erik Wolf Grocio y sus sucesores colocaron, en lugar de los antiguos manda-
cognoscible 77• . mientos t~ológico-morales de la vieja metafisica jurídica, principios ius~atura­
La ley r;iatural es universal; en sus ~rimeros principios es Ja misma para listas que también resultaban ~bligatorio~ para .todos los hombres ~ epocas,
todos. lo.s hombres, tanto por la rectttud de su inteligencia como por el aun sin fundarlos en la existencia de un D10s legislador, pues se consideraban
conoc1m1ento de ésta 78 • expresión del espíritu eterno que obra en el hombre, testimonios de la luz
. En lo que respecta a esos primeros principios la ley natural es abs.o lutamen- divina en el espíritu humano 87 •
~e mmuta.b.le(<~~uantum ad prima principia Iegis naturae !ex. naturae est omnino Se ha señalado con razón, que una de las principales fuentes de ambigüe-
1mmutab1hs»)., y no puede ser borrada de los corazones de los hombresªº. dad en el manejo de los términos más usuales del lenguaje juó~ico y político
Estas _propiedades de la ley natural recuerdan, en muchos aspectos, a las consiste en la tendencia irreprimible de la razón, a que ya se refinera Emmanuel
co~n~tactones. ~e los derechos naturales o humanos en Jos textos de sus Kant, en la búsqueda de lo incondicionado. ~ta tend~ncia gen~ra in~ermína­
pnnc1palcs teoncos doctrinales y declaraciones normativas. bles letanías de lenguaje coloridament.e alegonco y reiterados sinsentidos. ,~n
Los derechos naturales son originarios, y así nos dirá Samuel Pufendorf estos casos se busca «una fuente única, ilimitada y suprema, de toda normac1on
que tod~s los ~ombres tienen por su nacimiento la misma libertad naturalª'· J
·uridica y de toda justificación jurídica. Tal fuente, si la hay, ·está más allá de
. . d . . 88
~n. I~ misma idea, de unos derechos innatos comunes a todos Jos hombres, nuestras posibilidades de conoc1m1ento y e ex.pres1on» ·.
1~51st1rá John Locke al proclamar que el hombre nace con un título a la El deseo de situar Jos clercchos humanos en el plano orbital de lo absoluto
libertad perfecta: «Man being born, as has been proved, with a title to perfect e incondicionado llevó a las principales construcciones moderna~ d.e su
2
freedom»ª • Por su parte, Thomas Paine afirmará que los «derechos naturales teorización a inspirarse, consciente o inconscientemente, en aquellas prop1e~a­
son aquellos que corresponden al hoinbre por el mero hecho de existir»ªJ. des clásicas de la ley natural, que la situaban por encima de cualquier
. Los derechos naturales, en la construcción teórica de Cbristia.n WolJT, son contingencia. Por este motivo, la actitud doctrinal que pretende trazar una
umversales porque también la naturaleza humana es universal S4 Th fractura entre la ley natural y su analogon jurídico, esto es, los derechos
H bbe . . tir.á . . ornas
o s ms1s en su condición de inmutables y eternos: «The Laws of naturales, lejos de contribuir a elucidar el sentido de estos últimos lo. oscure-
15
Nature. are Immutable and Eternah> • De ahí que el hombre no pueda :.· ce89. ·Es, precisamente, a partir de la ~ opu~~ co~o pueden .fiJarse los ·
renunetar nunca .ª ellos', ya que, en palabras de Jean-Jacques Rousseau: presupuestos que condicionan y explican la s1g01ficactón d~ los derechos
..¡ «Renoncer a sa liberté, e est renoncer a sa qualité d'homme aux. droits de humanos, perfilando el contexto histórico -que. d~limita Jos límites. e~ternos de
l'hu manité...» 86• · ' Ja expresión. Es cierto que al fijar dichos ltm1tes no 'van a ehmmarse las
. Estas ideas hallaron puntual síntesis en las famosas fórmulas de la Declara- controversias sobre Ja significación y fundamento de tales derechos, pero a
ción de derec::hos del buen pueblo de Virginia, que proclama en su parágrafo 1: partir de ahí se puede hacer más diáfana la hipóstasis mitificadora que sub!~~
<~Todos los ho~bres son por naturaleza igualmente libres e independientes .y a su construcción. Ahora bien, por discutible que en el plano del ~nal~~1s
tienen derechos mnatos de los que no pueden privar a Ja posteridad por ningún semántico pueda parecer el proyectar ·al_ ~~rreno secul~r de la ~rgamzac1on
~acto»; o de la Declaración francesa de los derechos del hombre y del sociopolítica tesis que van ligadas a unél v1s1on escatológica del universo, e.orno
ciudadano, donde se afirma que los hombres nacen y permanecen libres e iguales Ja que se desprende de la ley natural en la conce~~n tomist~ tal planteamiento
en derechos, y que el fin de toda asociación política es el de la conservación de tuvo una importancia capital en el plano pragmalico. Med~ante la afortunada
los derechos_ naturales e imprescriptibles del hombre (arts. 1 y 2). metáfora de unos derechos comunes a todos los hombres s1tu~dos e.n el plano
Son manifiestas las analogías existentes entre el concepto tomista de la ley de los valores absolutos, universales e intemporales, el pe~~am1ento wsnatura-
Jista del XVIII halló una fórmula de capital importanCI~ para una .nueva
legitimación del poder político. Con e~a se prctendl_a situar. de17rmmadas
:: lb!d., 1-II, q. 90, a. 4.
lb1d., 1-11•. q. 94, a. 4: «lcx naturac, quantum ad prima principia comm11nia, cst eadem :ipud
esferas de la convivencia humana por enC1ma de las posibles arb1tr~n~ade.s ~e
011111c~ et secunaum rectltudmcm. et sccundum notíliam» quien detentara el poder. Se trataba, en suma, de .hacer de la autondaa 7. ae ia
" lbíd., 1-II, q. 94, a. 5. .
80 propia asociación política instrumentos encaminados a la consecuc10n de
, lb!d., J-11, 1-11, q. 94, a. 6: <dcx naturalis nullo modo potcst a cordibus hominum delcri 1·0
umvcrsah».
:: S. PUf'ENOORF, De jure naturae ti gtnrl11m. 111, 11, 8.
Bl J. LOCKE, Two treatists of govtrnmt nl, 11, VII, n. 87. 11 E. WoLF, Das Problem dtr Nawrrechrslehrt. Versuch d ner Orlenr/erung, Müller, Karlsruhc,
•• Th. PAINE: Los derechos del hombre, cit., p. 61. 3.ª ed., 1964. p. 72. . . <7
. C. W°,!-?• Jus naturae mtthodo sclentifica ~rrractatum, l. 71 ; lnst/1111/ones juris naturat el u G R CARJUÓ Sobre /03 l/miltS del lenguaje norma11110, cit., P. ~ ·. .
19 EÍ ~
gen1111m, n. 4.,...2.
0 10 entre' los derechos del hombre y la ley natu ral ha _servido de utulo ~ra _una
:~ Th. Hoeees, Ltviatham, I. XV. conocida obra de J. MARITAIN (cit. en n. 7). si bien en ella la! relaciones entre. ambos lermm0$
J. J. Rouss':Au, Du con1ra1 social, 1, IV: vienen estudiadas desde una. perspectiva diversa a la mantenida en este traba¡o.
OELIMITACION COf'lCEPTUAL D E LOS DEREC~OS HUMANOS 45
44 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO y CONSTITUCION
En nuestros días no pueden desconocerse los esfuerzos por construir una
aquellas facultades que se reput a ban in
humano 90_ . heren tes por naturaleza
. a todo el género auténtica ciencia de los derechos humanos 9 l; los cuales ·no dejan de incidir en
el plano de su propia delimitación conceptual. Así, el análisis lingüístico de la
noción de Jos derechos humanos encuentra un notable perfeccionamiento de
sus instrumentos de trabajo en dos recientes aportaciones de la cultura
4. LA PROYECCION DE LA INFORMATICA
contemporánea: el estructuralismo en el ámbito de la metodología filosófica 94 y
i>EEt¿~T;E~~~~L~~~A~1a~NALISIS DEL CONCEPTO la cibernética y la informática en el de la metodología de las ciencias .
Conviene reseñar aquí una interesante experiencia desarrollada por el
«La función .de la palabra ha sido de t 1 . . Instituto Int a ional de los Derechos Humanos de Estrasbur o. Dicha
mentir de tal forma las palabras . .d~ guisa pervertida, se han hecho experiencia ha tenido por objeto el tratamiento por ordenador electrónico de
declaraciones más hermosas y sole mas ven t~s, que ya son insuficientes las datos referentes a los derechos humanos. El análisis se halla integrado en las
los derechos del hombre» 91 C mtnes ~ara. e volverles a los pueblos su fe en investigaciones del Instituto tendentes a elaborar: un glosario trilingüe (fran-
Maritain en 1948 una inq~ie::ci es os lt.ermmos acertaba a sintetizar Jacques cés, inglés y alemán), una enciclopedia, y un índice de descriptores en materia de
similar se desprendía de Jut' Fampdiamente. compartida. Una impresión derechos humanos. La experiencia tiende también a establecer las relaciones
b ten reun en fecha . .
a ordar un análisis sociológico de los d; h h mas reciente, cuando al de la ciencia de los derechos humanos con otras disciplinas afines. Para ello se
n'ont pas été établis scientifiquement m:~c dos un:ianos apuntaba que: «ils ha programado un «análisis espectral», basado en la confrontacic?!!, realizada a
Este hecho se debe a que los dere~hos1 hu ogmatlquement»92. téavés de ordenador, de la materia de los derechos humanos con las del
~ptos clave de la füosofía jurídica olíf manos, coi_no tantos otros con- derecho internacional público, el derecho público interno, el derecho penal, la
t1va que determina que la informacl p ica, poseen una innegable carga emo- sociología ·y la moral. También se desea constituir un banco de datos,
ta de ambigüedad y contradiccionesº ~~1e su~ace a tales conceptos no esté exen- procesados por un sistema iusinformático, que permitiría su utilización por
ideas o conceptos continúan rciterá~d~~ee~ argo, c~ando se advie~te que esas todos los organism·os interesados en la materia.
no puedan ser objeto inmediato de ve ·¡¡' n ~~ teona y en la práctica, aunque ~ ..La experiencia se , ha realizado a partir de un análisis lingüístico de unas
ell d b n 1cac1on empírica deb
o se e e a que cumplen una d t . d . • e pensarse que ·,vu páginas de textos referentes a derechos humanos. De ellos, un 60 por 100 se
función, como se ha apuntado en e trmma a función pragmática. Dicha referían a documentos internacionales, de los que el 30 por 100 pertenecían a
estrechamente ligada a su papel d e. c~so de los derechos humanos va
Estas observaciones no debe e tcn~eno
de legitimación política. •
organizaciones de la familia de la ONU y el 30 por 100 restante a organizado·
nes regionales; a su vez, el total se desglosaba en un20por100 de instrumentos
los derechos humanos deba rcsig~:n en erse en el sentido de que Ja teoría de jurídicos (tratados, convenciones ...), un 20 'por 100 de jurisprudencia y el 20 por
se quiere, mítico En este punto 1 ese a mantenerse en el plano irracional o si 100 restante de doctrina; el otro 40 por 100 se hallaba integrado por
T . d · os aspectos que puede d d •
an.a _1s1s el lenguaje presentan indudable in n espren erse de un documentos nacionales de aquellos ordenamientos jurídicos que más decisiva-
teon co y para ir situando su est d" terés para perfilar su estatuto mente han contribuido a la elaboración de los derechos humanos (10 por 100,
u to en un terreno de creciente cientificidad 9
textos legislativos; 15 por 100, jurisprude.ncia, y 15 por 100, doctrina) s. Este
90 Cfr. el capítulo 5 de este trabajo sobre Es 1ad0 d .• análisis informático aportó 50.000 términos que fueron confrontados con los
desdri~s ~::~7ntre \tc~rla
que aquí se sustenta sobre la interdc ' d .
hum.an.os se_está viendo avalada
e Derecho 'I derechosf1U1damm1ales. La.
iusnaturalista y la de los der~~o~· 1.361 elementos del glosario previamente elaboradó de forma manual, para
~~~~~r~iJ~i:::i~b~~ 1a era cstaliniana 8 n~::ia ~:º= dd~~~~A:1\~rrljem~lo, la
0 ~~~~¡~~ 1{~~~e~~~~~~!~~~~~t:~pd~la el~~ doJna~::s~~~~
1
determinar la frecuencia con la que los términos del glosario aparecían en los
~::c:t~~~s:,bt:v~s,ndneg11nPJ': textos procesados, las omisiones, etc. Así se pudo reelaborar el glosario y

v~~u~:~h~;~~:t¡:c~:a~!1~eJ~; :~ª!~~~:~I rr::;1~.:~~f¡r~~~!rªs~~~:~c~6~~=~~


d •d ea u amcntactón 1usnaturalist d ·pos111va de éstos Ahora establecer las voces fundamentales de la enciclopedia. Se ha podido comprobar
lac 1 también un orden cuantitativo de frecuencia en la reiteración de los términos, y
sectores doctnnales socialistas por reforzar o, con a progre$1Ya inquietud de determinados se ha observado, de este modo, que el término «ley» es empleado con mucha
~~~º~~~~~~;~ ~:s,:~~~d:s ~o~trl~~clar~~\e~~e:~~~t~~ 1; 1~;r~%~~¡:11 ~~~:t~l:~~!e!r~~ú~~ mayor frecuencia que las voces «Estado», «tribunal», «constitución>> ...
~11vo, conducen, ineludibleme de/~
mat~riales sen~~~ce~ssefunl~amentales deben determinarse, en deli:it't: upen~
0 0 1
construcetón 1usnaturalista Si lo d h r Cír. B. DE CASTRO C10, Dimensión científica derechos del hombre, en el vol. col. a cargo
tus rc.lacio_nes sociales 93
e ige para módulo del aut~oti d
de A. E. PtREZ L uflo, Los derechos humanos. Significación. estaruto jurídico y_súttma, Publicacio-
D~rechosfa~d~:en~de~!~ un ·d~rec/10
extn1,urid1co Este · pi '
natural de la mareria». ~ p~~~~E~n factor
'

dirioid~ po~r_·xD1snK10 Y Democr~~ia (Enciclopedia d~ conceptos ~álicoG.


BRUNNER, nes de la Universidad de Sevilla, 1979, pp. 48 ss. _
' Cfr. P. K. SCHNEIOER, Die Begrilndung der Wissensdrafttn durch Philosophit und Kybemttík,
Kohlhammer, Sttugart-Bcrlin-Koln-Main:t. 1966. pp. 12 ss. y 51 ss.: A. E. P~REZ 1.ufl<>. Ciberm!ii-
coln be:> ración internacional 9
9J J 1975' p. 87.
Madnd, .,. · •: • ERNIO, Poliuca 2), trad. cast. deJ . S•rNZ, R'10d ueros,
n ca, informática y derecho. Un análisis me1odo/6gico, Publicaciones del Real Colegio de España,
torn ~ ~ l~:utua Decl~rad?n P. ss~
9 univmat ·r~~~Jo~s ::;·¡~ "'J~;S~Ombr~· EJtudios y comentarios en
1
1
Introducción al V 1 1
. MARITAIN, ' pp.J.52
s A. 1976,
Bolonia, C. K1ss, 11 ss. K.
MASSUt, y 97 ss. L'ordi11a1eur au seruicc des droirs de rhomme, en ROH,
VASAK,
9
. EUNO, Soe1olog1e et méthod I • ' CI ., p. 22
IV. cit., p. 154. o og1e, en René Cassin. Amicorum disclp;1lommq1;e liber, vol. 1970. vol. (11, n. 3, pp. 531 ss.
r

. · ...
.,. :,;...... 111
t1 ·¡

DERECHOS HUMANOS, ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION , • · DE LIMITACION CONCEPTU~t DE LOS DER ECHOS H UMANOS 47
! ~
. 1
En base a estos índices de frecuencia, el ordenador ha permitido elaborar directamente perceptibles como los :objetos del mundo físico; ~ os derechos
una definición de Ja ciencia de los derechos humanos, entendida como la que se humanos «se conciben», «se reivindican», «se respetan», «se violan» o «se 1
.!,
refiercy«'Ia persona, en particula~I trabajador, que vive en un Estado, y que, sancionan», pero no se encuentran nunca, porque no son objetos· mater_iales. i
acusado de una infracción o víctima de una guerra, se beneficia de Ja Esto no significa que no existan, prueba de ello es que se expresan continua-
protección de· la ley, gracias a la intervención del juez nacional o de las mente en el lenguaje. A partir de la dimensión lingüística de · los derechos
organizaciones internacionales (tales como los órganos de la Convención humanos se puede proyecta r sobre su estudio el. análi~is ~s.tru.ctural. picho
Europea de Derechos Humanos), y cuyos derechos, especialmente el derecho a análisis puede utilizar los datos aporta~os por la ~v~ugac1on mformat1ca y,
la igualdad, se armonizan con las exigencias del orden público 96 • teniendo presente el índice de frecuencia de los termmos más usuales en el
Se ha dicho que esta definición «no resulta convincente» 97 • Sin embargo, campo de Jos derechos humanos, podrí~ establecer _unas ~elaciones semánticas,
en un trabajo muy reciente Yvcs Madiot no ha dudado en afirmar que, pese a «un espacio semántico», al poner de relieve los sentidos diversos que cubre una
lo sorprendente de esta definición, por sus notables diferencias respecto a las misma palabra o grupo de palabras, estudiando también su articulació~ Y
habituales más abstractas e idealistas, se halla mucho más cerca de la reali- relaciones. De esta forma, los datos cuantitativos ofrecidos por la informática
dad 98 • Resulta, en efecto, altamente significativo que en dicha definición sea el servirían de punto de partida al método estructural .para elaborar un .c~adro
trabajador quien asuma el primer plano en cuanto sujeto de los derechos cualitativo de relaciones significantes, que rebasana el plano estad1st1co Y
humanos, y que, en eUa, el principio de la igualdad supere en cuanto a facilitaría la construcción de modelos susceptibles de captar la estructura de un
trascendencia actual al principio clásico de la libertad. eventual «sistema lingüístico» de los derechos humanos (o de varios sistemas
Es evidente que esta experiencia no deja de tener limitaciones reconocidas lingüísticos de derechos huma.nos, ya que la totalidad articulada y significante
incluso por quienes la llevaron a cabo 99 ; tal limitación es ad vertible de modo es aún hipotética) 101 • . • • • •
especial, en el carácter restringido de la documentación doctrinai, que, en Estas investigaciones, todavía en fase embnonan~ •. ~u~de~. c~ntnbu1r
m?do alguno, puede considerarse representativa de la amplia bibliografía poderosamente a potenciar los instrumentos para un analis!S hngillst1co ~e los
existente sobre los derechos humanos. De otro lado, es necesario insistir en la derechos humanos, siempre que se tenga presente la complementanedad
nat~raleza meramente cuantitativa de la experiencia. Ya que el ordenador, metódica entre la filosofía analítica, el estructuralismo y la informática. Junto a
debidamente programado, puede indicar la frecuencia con que aparece un esas ·direcciones de análisis los estudios sociológ._.,.; contribuirán también a
determinado término; por ejempfo~ ua revelado que el término <<ley» es más perfilar el estatuto teórico de los derechos hu':11anos pa~a conducir~os progresi-
utilizado que las expresiones «Estado», «tribunal>>, «constitución»..., pero no vamente 110m M ythos zum Lagos. Ahora bien, conVIene advert1r que estos
está en condiciones de determinar la respectiva importancia cualitativa de los esfuerzos no deben suponer una impugnación de la función pragmática de los
términos, ni, en ocasiones, la diferencia significativa que un mismo término derechos humanos, ligada a su condición de valores .Y• en cuanto t.a~~·
puede revestir, según el contexto en que venga empleado 100. revestidos de una determinada carga emocional. Precisamente el anahs1s .;
En todo caso, el análisis iusinformático representa una contribución muy lingüístico debe tender a clarificar el lenguaje en el que los derechos humanos, · 1
j.

valiosa para facilitar el análisis lingüístico y el análisis estructural de Jos en cuanto valores, son expresados y justifiéados. De ahí que el establec:er de
derechos humanos. Este último ha sido abordado por el investigador francés
Jean-Bernard Marie, quien entiende, con razón, que los derechos humanos
forma sistemática las relaciones entre los té.rminos y los hechos que designan
contribuya a desarrollar las condiciones para que la argume.ntación sobre los
1 ,.
~
.~
constituyen un lenguajé, esto es, son expresados a través de soportes lingilísti- valores se realice en términos racionales. ·Porque se ha dicho que para el
cos: las palabras, y estas palabras pueden ayudar a conocer su naturaleza. Los hombre libre y responsable «il compito positiv~ .e c:ostrutti.v? del ~lo~ofo
derechos humanos no constituyen realidades inmediatamente palpables y riguardo ai valori ~ quello di sviluppare le conclizioru perche 1 val~~ s1ano
fondati e giustificati razionalmente» 101. No se trata, en suma, de propiciar una
96
«C'est une scienc:c qui conc:crne la per.sonne, et en particulier l'homme travail!eur vivant
dans l~ cadre d'u n Eta_t et qui, acc_usé d'unc i~fraction ou victime d'une situation de ' guerre, 101 J B MAllE. Mbhode structuralt et droits de rhomme, en Rtné Cassln. Amicorum
~n~~c•. de 1~ prot~t1on. de 1:i 101, gnl.ce l 1mtcrvcntion du jugc nationa! e! de ce!!c des dlscipulo~umque /iber, vol IV, cit, pp. 197 ss. Como es lógico esta investigación se.ha lleva~o a cabo
-:rg.msa.1ons mlcrna11on~1es (!elles que les organes de la Convcntion européennc des Droits de en el plano metódico, y complecamentc ~l . margen de Jos pr.esupuestos anu-humamstns q~e
l H~mme) el d~nt les dro1ts ••c! not~m me_nt le droit A l'égalité, sont harmonisés avec les exigenc:cs caracterizan determinadas versiones idcolog1cas del estructura11smo, las cuales, como es obVIO,
de 1ordre pubhcy. Esta delimc1ón viene ~ttada tcxcualmentc en el trabajo de K. VASAK, lnforma1i- implican antes una negación que una fundamentación teórica de los derechos humanos. So?~e la
qut 9~1 droiu dt rhomme, en René Cas11n. Amlcorum discipulorumque libtr, vol. IV, cit., p. 195. dimensión filosólica-jurídica del estructuralismo, vid. A. E. Pt\ll~ Luflo, Tradizlo.ne.e novita "~
O. PECES-BARBA, Derechos fimdamenra/ts, cit., p. 1IS. «La 5 1,.uttura del dlritto>> di Yillorlo Frosinl, en RIFO, 1973, pp. 315 ss., Y. la b1bh?g.rali~ a~h
:: Y. MA OIOT, D,.oils de /'hommt et libercés publiques. cit., p. 13. · reseñada. Vid. también los recientes trabajos de C. GóMEZ TORllES, Aportac1onts Y limites e a
. Cfr. A. C. K1ss, ·J. P. MASSUI!, K. VASAK, I:ordinateur au struia d~s droits dt r1tomme cit proyección del estructuralismo al derecho, en ASf'.J. 1.981, pp. 1 ss.; !'· ~ONTORO BAL_l.ESTEROS,
qu1e~cs no dud~n en advertir : «il faut tout d'abord insister sur le caract~re incomplet et dond Análisis estructural y conocimiento jurldico, Pubhcac1on~s dc_l~ ~m~crsidad ~e Mu~t'ª• 11~~
partiel de nos rcsultats» (p. 542).
10 io2 U. SCARPELLI, Filowjla analltica, norme t valorr, Edwom d1 Comumtll, M1 ano, • 2
°
Cfr. A. E. Pt!aEZ Lut>:o, Cibernética, 111/ormática y derecho, cit., pp. 62 ss. página 90.
DELIMITACION CONCEPTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS 49
48 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE D ERECHO Y CO NSTITUC ION


conclusión pesimista sobre ~oci~n de .los derechos humanos, en base a su a) Así, puede objetarse que al definir los derechos humanos como unas
facultades que corresponden a las necesidades de los seres humanos se está
pluralidad y am bigüedad s1gn11icat1va, sino de sentar las bases para que Ja
lucha por los de!echos humanos escape del dogmatismo y se funde en una incurriendo en una· tautologia. Ahora bien, la referencia in ~ediata a los
sólida delibe_ración racional. valores de los que tales facultades constituyen una concreción, Y la insisten-
cia en el carácter histórico con que la misma se lleva a cabo, son datos que
contribuyen a una determinación del significado de esos derechos.
s. UNA PROPUESTA DE D EFINICION Es particularmente necesario recalcar el sentido histórico de los derechos
humanos, ya que ~a propia experiencia se ha encargado de desvanecer, e.o
«Pues quién negará que se elevó su corazón, y que en su pecho, más libre, menos de dos siglos, la ilusión iluminista de unos derechos humanos válidos
latió la sangre con más pureza cuando se elevó el primer fulgo r del nuevo sol, semper et ubique. Ya en el pasado siglo los Grundzüge des Naturrechts oder der
cuando se o yó hablar de Jos derechos del hombre, comunes para todos, de la Rechtsphilosophie (1846) de August Roder, en donde se trazaba un minucioso
libertad embriagadora y de la hermosa igualdad. Entonces cada cual esperó catálogo de derechos y deberes humanos, algunos de ellos tan insólitos co_mo ~I
vivir por sí mismo; parecía romperse la cadena que aherrojaba a muchos de no hacer preguntas embarazosas, o el de no entrar en una estancta sm
104
países, y que sostenía en su mano el ocio y el egoísmo» 10 l. En estos térmi nos hacerse anunciar fueron objeto de la aguda iro nía de Rudolf von Ihering· .
compendiaba Wolfgang Goethe, testigo excepcional de su época, el conjunto Del mismo modo, existen hoy dereéhos que juzgamos muy importantes,
de sentimientos, anhelos y logros que la expresión «derechos huma nos» suscitó especialmente en el plano. económico y social, que ni tan siquiera fueron
en las conciencias de sus contemporáneos, en el clima cultural inmediato a la intuidos por los autores de las declaraciones del xvm.
promulgación de las decla raciones. Las palabras de Goethe, ricas en fuerza b) De otro lado, el apelar a los valores · d~ la. dign_idad, la libertad y la
" alegórica y propias de ese lenguaje poético que tantas veces ha servido de igualdad pudiera entenderse como una clara mc1denc1a de ~sta propuesta
vehículo expresivo de los derechos humanos, constituyen, sin embargo, una definitoria en el ámbito de las· llamadas «definiciones teleológicas», esto es, de
herramienta mu'y útil para comprender su valor pragmático. Con esas expre- remitirse a valores de contenido impreciso.
siones se quería subrayar, en un determinado momento histórico, el valor de Sin. embargo, los valores reseñados pueden ~°.nsiderars~ ..los. tre~ ejes
un nuevo criterio de legitimación politic•. ~ .ies, tal como se ha expuesto tras Ja fundamentales en torno a los cuales se ha centrado s ren;t?;'C la remnd1cac1ón de
afirmación, en muchas ocasiones grandilocuente, de los derechos del hombre se Jos derechos humanos, revistiendo, eso si, en distintos momentos históricos un
deseaba poner un freno contra la autoridad arbitraria y dogmática, y, en suma, contenido· diverso, el conjunto de facultades e instituciones destinadas a
contra la omnipotencia del poder. Un claro ejemplo de la función política de la explicitarlos. .
metáfora de los derechos del hombre nos lo ofrece la Declaración de Indepen- La dignidad humana ha sido en la historia, y es en la actuahdad, el punto
.. dencia americana de 1776, en la q ue, por directa inspiración de Thomas de referencia de todas las facultades que se dirigen al reconocimiento y
Jefferson, se consideran verdades evidentes: que Jos hombres son iguales por afirmación de la dimensión moral de la persona 10' . Su impo rtancia en la
nat uralez~, que hao sido dotados por su Creador de derechos inalienables, y génesis de la moderna teoría de los derechos. humano~ _es inoega?l~. Baste
que, precisamente, para asegurar el goce de esos derechos los hombres reeordar que de la idea de dignitas del hombre, como ser et1camente ltbre, parte
establecen gobierno.~. todo el sistema de derechos humanos de Samuel Pufendorf, que, a su vez, fue
. . . . ' 106
A partir de estas precisiones puede esbozarse una definición de los derechos ícrmento inspirador de las declaraciones americanas .
humanos en términos explicativos, esto es, encaminada a po ner de relieve La libertad constituye, desde siempre, "ti principio aglutinante de la lucha
cómo debe ser empleada esta expresión en la teoría jurídica y política de por tos derechos humanos, hasta el p_unto ~e que d~ranti: mucho tiempo ~a
nuestro tiempo para conseguir la máxima claridad y rigor a partir de Jos usos idea de libertad, en sus diversas manifestactbnes, se identificó con la propia
más (~presentativos del término. A tenor de ella los derechos humanos noción de Jos derechos humanos: Es si~cativo que, incluso en nuestros días,
aparecen como un conjunto de facultades e institu~iones que, en cada momento en un interesante estudio sobre la existencia de derechos naturales t,iesarrollado
his_tórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad
humanas, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos 10• R. von IHEJllNO, Sdtuz und Ernst in der Jurisprudenz Eíne Wtlnachugabeftir dasjurlstlstht
jurldicos a-nivel nacional e internacional. Publikum, Breitkopí &. Hártel, Lei¡rzig. 9.' cd., 1904, p. 33~. . ..
1os Cfr E BLOCH Naturrecht und menschllche Würde, C1l.; H. C. NIPPERDEY, Die Wurdt des
Pudiera estimarse que esta definición no elude los peligros más frecuentes Menschtn, en. el vol. 'de F. L. NEUMANN, H. C. NIPPl!RDEY, U. SCHEUN~R, Dlt Grundr(Chte.
0

en las tentativas de deli~ i tar conceptualmente los derechos hu manos que se Handbuch der Thtorle und Praxis der Grundrechtt, Duncker & H umblol, Berhn, 1954, t.11, pp, 1 SS.
reseñaban al iniciar este capítulo. 26 w MAIHOFER J«ch1~1aat und mtnschliche Wilrde, Klostennann, Frankíurl a. M.. 1968.
y .::· Cf~ H W EL;EL Ein Kaplrel aus dtr Gtschichtc der amerikanlschen Erkliiru11g der
•~>. W. GOETHE, Hcrma1111y Dorotea, en Obras, trad. casi. de J. M.• V3lverdc con prólogo de M. Mensclu:nr~cht~ ( John Wise u11 d Samuel Puftndorf), en el vol. col. Zur Geschlchtt der Erkliir11110 d11r

tr
Sacnst3n, Verga ra, Bnrcclona, 1963, p. 916. Menschenrechte, cit., pp. 238 "·
r

0 0

DELlMITAClON CONCEPTU AL DE LOS DER ECHOS HUMANOS 51


50 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y. CONSTITUCION
úJt' 0 pudiera estimarse qÍle al aludir a la necesidad de la positiva-
en el marco de uno de los más decididos movimientos de crítica radical de la c) Por im. ~nto de facultades se estaba incurriendo en un enfoque
tradición metafísica, se reconocía como único derecho natural la libertad. Se ción ~e ese con) hacerse mención expresa de la realización efectiva de los
trata del análisis lógico llevado a cabo por Herbert Jiart, quien ha limitado la formalista al no s Debe, por eso, advertirse que el reconocimiento positivo de
posibilidad de existencia de derechos naturales a un solo derecho: «the equal derechos humano ~tiende aquí en su sentido más amplio, que incluye lo mismo
right of ali men to be free» 107. tales derechos se enormativos de positivación que las técnicas de protección Y
Jos instrumentos
Respecto a la igualdad debe recordarse, tal como se ha evidénciado al
aludir a la experiencia iusinformática del Instituto Internacional de los garantía. . . . propuesta ,pretende conjugar las dos grandes dimensiones
D erechos Humanos de Estrasburgo, que constituye el derecho humano más ~a defim~ion oción general de los derechos humanos, esto es, Ja exigencia
importante en nuestro tiempo, al ser considerado como postulado fundamen- ª
que 1ntegr~n n pecto a su fundamentación y las técnicas de positivación y
tador de toda la moderna construcción teórica y jurídico-positiva de los iusnatu~~stau~esdan la medida de su ejercicio. Es evidente que con esta
derechos sociales 10•. protecciondq d tinición no se pretende haber dado una respuesta satisfactoria
'º' H. L. A. HART, Art' tlttre ony natural rights?, en «The Philosophical Review», 1955, n. propuesta e. ~~problemas que, como se ha tenido ocasión de comprobar,
LXJV, pp. 175 ss. Desde diferentes premisas a una conclusión similar a la de Herbcrt HART h3 a toda la ser~ 1'er intento definitorio de los derechos humanos. Pero, a través
llcgado John RAWLS, quien en su conocido libro A Thtory of Justice, Harvard University Press,
Cambridge (Massachusetts), 1971, considera como primer principio de la justicia el derecho
comp~r!~ c~e ~~ principales usos lingüísticos de Ja expresión, se ha pret~ndido
equivalente de cada persona al más amplio sistema de libertades rundament:iles compatible con un del anabsis ámbito en el que la misma puede ser empleada con sentido; al
1
sistema similar de libertad para todos (p. 302). En contra de 14 tesis de H. HART debe reseñarse, ir aclarando e ósito ha guiado las reflexiones que anteceden.
pese a la endeblC2 de su contenido, la reciente publicación de H. J. McCLOSK.EY, Derechos y menos ese prop
sociedad m lafllosofla analftic:a. trad. cast. de F. QutNTAl'IA. Departamento de Estudios Humanísti·
cos, Santiago de Chile, 1976. En este libro se pretende rechazar a partir de una scdi<:ente
investigación analltica la posibilidad de admitir cualquier derecho humano en términos absolutos,
inviolables e inalienables, reconociéndose, sin embargo, algunos derechos condicionales pero
báJicos o prilfl4/oc~. en cuanto intrínsecos a sus poseedores, y entre Jos que se citan: <(CI derecho a
la vida, el derecho a contraer matrimonio y a tener descendencia, el derecho a autodesarrollarsc, el
derecho para acceder al conocimiento, a la verdad y, por tanto, a Ja educación necesaria para ello,
el derecho a vivir como agentes morales completos» (p. 147). Resulta paradójico el reconocimiento
de este heterogéneo y peculiar grupo de derechos como básicos e intrínsccos. cuando Ja parte más
amplia dd trabajo de McCLOSK.EY se dirige a mostrar el carácter relativo y contingente de
derechos tan básicos e intrínsecos como los de libertad (pp. 4 ss.) e igualdad (pp. 52 ss.). Asi, el
recurso a Ja lilosofia analítica, más que de instrumento metódico para la investigación, sirve de
mero pretexto legitimador de sus prejuicios antídcmocráticos. Por tal motivo, el hecho de que este
libro se p11blicara en pleno 1976 «para uso exclusivo de cstudíaotcs de la Universidad de Clúlc» no
debe estimarse como algo casual, sino plenamente revelador del csp!ritu que lo anima. Como
elocuente botón de muestra de los presupuestos ideológicos de esta obra, se puede citar un párraío
que c~nlieoe una justificación «analítica» de la discriminación racia~ en base a argumentos que
.nada innovan respecto a los que ya fueran refutados hace siglos por n11tstros Vitoria o Las Casas.
«I gualdad racial y juslicia: Nuevamente -son palabras de McCLOSK.EY- el argumento en Cavor
de la igualdad parte de lá ausencia de diferencias relevantes. Las diforencias en atributos relevantes
aparecen más bien dentro de razas individuales que entre distintas razas, Sin embargo, puede verse
que la dcíensa de la igualdad racial no es una defensa absoluta de principios, al considerar el
s!guiente eje~plo imaginario. Supongamos que se descubriera una isla del Pacifico, que aún no ha
sido descubierta, y se hallara que está habitada por un nuevo grupo racial de una inteligencia
bastante ~erior a Ja de ~n 111orón.y que posca una característica depravada y sádica de encontrar
placer evtdentc en el sufr1m1ento a1eno. Supongamos que, después de 100 ailos, y habiendo tenido
contacto con otros grupos sociales, en diferentes ambien tes culturales, estos rasgos persistieran.
¡,Dictaría la justicia todavia la igualdad racial? Sugiero que no. Sería injusto tratar a tal rau igual
que a 01111~ razas, ya que diferiri!ln en ::entido: que son relevantes para la JiS\.Timinación:
requerirían de protección legal a causa de su estupide:z, y tendrían por lo tanlo derechos legales
restringidos y dist.íntos; el derecho a sufragio podría serles denegado con justicia' por carecer de la
com{>C'.tencii p11ta cautelar de sus propios intereses; y podria restrin¡írselcs correctamente el
ejeretcio de sus impulsos ~dicos mediante la privación de libertad, si fuera necesario. Seria injusto
para con ellos tratarlos igual que a otras razil.S. Es evidente la relevancia de eslo para la
investigación acerca. de.las diíercncias raciales» (pp. 62-63).
aoa Cfr. L'égalitl, vpl. I, a cargo de H. BucH, P. fORIERS, Ch. PERELMAN, Bruylanl, Bruxcllcs, .
1971; y vol IV~ cargo de R._DEKKERS, P. FoRJ.ERS, Ch. PEU.l.EMAl'I, Bruylant, Bruxclles, 1975; de
este vol. es parllculannente interesante para nuestro objeto el trabajo de P. MERTENS. Égalité tt
drolrs de fhomme: de fhomme abstra{t a rhomme «Situé», pp. 266 SS. A. E. PtREZ Lut'lo, El
concepto de igualdad como fundamento de los derechos eco116mlcos, socialts y cu/rurales, en ADH,
1981, pp. 255 SS. .
1 '

; LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 133

constitucionales de derechos y libertades, tanto las nuevas como las antiguas.


son constantemente violadas» 2 •
Estas circunstancias han propiciado el que se señale, desde distintas
CAPITULO 3 perspectivas doctrinales, que el problema prioritario que hoy plantean los
derechos humanos no es tanto el de su justificaci6n como el de su protección 3 •
LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS Así, desde enfoques que globalmente pueden ser denominados realistas, se
HUMANOS insiste en el plano político en las condiciones de democracia política y
económica que deben servir de marco para un disfrute efectivo de los derechos
humanos; en el jurídico, en los instrumentos y mecanismos de garantía que van
SUMARIO.-!. LA f'l/NDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS MU MANOS ADEBATE.- 2. FUNDAMENTA·
CIÓN OllJETIVISTA: 2. l. La itit:a mat•ri11/ d• los ~alort.<; 2.2. El obj•tiol.rmo onto/6gíco cristiano.-3. a dilr Ja medida real de su disfrute; y en el sociológico, en la sensibilización de la
FUNDAMENTACIÓN SUIJETIVISTA: 3.1. E./ primado dt la libtrtad l11dloldual; 3.2. Del jndioldualismo al opinión pública, que con su presión sobre los poderes públicos puede influir
a11arc¡ul<mo.-4. Fur;DAMENTAClÓN INTERSUBJETIVISTA : 4. l. La teorlti COllMTUUOI de la r:trdad; 4.2.
D• las necnidadts a los ralorts.-S. LA FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS: TEOR(A y
decisivamente en la vigencia a escala nacional e in ternacional de tales derechos.
PRAXIS: S. l. ¿Dt,.chos humanos o dn'tthas morales?: 5.2. ¿Pueden fanda-n1arse los derechos Ahora bien, estos planteamientos, que revisten indiscutible interés para I~
/rumanos? . eficacia de los derechos humanos, dan como resuelto el problema de l¡i.
fundamentación. Desde esta óptica se afirma que existe una «convicción
generalmente compartida de que ya están fundados» 4 • Sin embargo, cabe
l. LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS objetará este planteamiento optimista que la cpnstante violación actual de los
A DEBATE derechos humanos muestra la falta de arraigo y la precariedad de esa~
pretendidas «convicciones generalmente compartidas»; y Ja consiguiente
En la Introduoción de su Re/ectio de lndis, una obra clave en el proceso de necesidad de seguir argumentando en su favor. De.otro lado, basta cotejar la
afirmación de las libertades, Francisco de Vitoria, al iniciar su argumentación disparidad que ofrecen los presupuestos filosóficos o ideológicos que subyacen
en favor del status jurídico-político de los habitantes del Nuevo Mundo, deja al estatuto de los derechos y libertades en los diferentes sistemas políticos que,
traslucir la inquietud de si «parece inútil y ocioso discutir esta cuestión» 1 • El de algún .modo, los reconocen para que se disipe la ilusión de un fundamento
testimonio de Vitoria estimo que constituye un provechoso leitmotiv para común y generalmente aceptado 5• Es cierto que se ha llegado a considerar a la
cualquier tentativa de fundamentar los derechos humanos, porque prueba: que Declaración Universal de los Derechos Humanos de la O.N.U. como manifesta-
las dudas sobre la eficacia de tal reflexión no suponen ninguna novedad; que es ción de «la única prueba por la que un sistema de valores puede ser considera-
conveniente abordarla desde una rigurosa perspectiva autocrítica; pero que, do humanamente fundado y, por tanto, reconocido: esta prueba es el consenso
con todo, y como se desprende de la propia repercusi6n ulterior de las ideas de general acerca de su validew 6 . Pero este argumento que puede explicarnos
Vitoria, se trata de una labor teórica que puede incidir 'notablemente en la cómo se ha llegado a un acuerdo sobre los derechos y libertades básicas deja en
práctica. · la penumbra otro de los problemas centrales de la fundamentación de tales
En el capítulo anterior he insistido en la continuidad existente entre la derechos: su porqué, es decir, su razón de ser 7 •
expresión normativa de Jos derechos humanos y Jos presupuestos que le sirven Si desde las posturas realistas el problema de la fundamentación de los
de base. Entre dichos presupuestos, como también se ha tenido ocasión de derechos humanos es considerado superfluo, por estimarse resueltQ, para los
indicar, la fundamentaci6n filosófica ocupa un lugar relevante. Es evidente que, positivistas aparece como inútil por irresoluble.
en nuestros días, la casi totalidad de los sistemas políticos desde las democra- ·Las post uras pvsitivístas reflejan en este punto distintas concepciones o
cias liberales a los socialistas admiten virtualmente y en forma oficial alguna
1
doctrina sobre los derechos del hombre. Por este motivo, estos derechos l. DUCHACEX, Dertchos y libtrtadts en el mundo actual, trad. casi. de O. MONTSERRAT, IEP,
Madrid, 1976, p. IS.
aparecen como una referencia obligada en casi todos Jos textos constituciona- 1
Cfr. capítulo 2, 2.3.
~es de la hora presente, lo que no debe interpretarse como una prueba N. 808810, Prtsr11t• y por~nir lle los dtrtthos humano.•. en ADH, 1981, p. 10.
4

~ Cfr. los trabajos de: l. DUCHAcrK. cit, y M. KRIELE. Die Me11schenred11e rwischtn Osr
irrefutable de su efectiva realización. «Es la nuestra -ha escrito certeramente u11J Wtst, Wisscnschaft und Polilik Verlag, Koln. 1977. ·
lvo D. Duchacek- una epoca de nuevas aspiraciones, nuevas naciones y • N. BOBDIO, op. cit.. p. 10.
7
nuevas constituciones. Es también una época en la que las declaraciones He recordado en el capítulo 1 la significativa anécdota que relata J. MARITAIN de que
c1U1ndo se disculia en una comisión de la Uncsco sobre los derechos del hombre, alguien se
admiraba de que se mostrnran de acuerdo sobre ta formuiuci6n de una lista de derechos,
«Vidctur quod 101a h~cc disputalio sit inutilis el 01iosa», e.scribla textualmente Francisco de
1 paladines de ideologfns abierlumenle contrarias. «En efeclo, dijeron ellos, estamos de acuerdo
VrTORIA en el Pratludlum de su Rclcctio de 1"dis, cd. bilingüe a cargo de L. Pereila y J. M.• Péi-e-L tocante a estos derechos, pero co11 la condició11 de qtte 110 .« nos prt91111tf el porqué».
Prendes, CSIC. Madrid, 1967, p. 4. · lrltroducció11 al vol. col. Los dtrtclros dtl lrombre. Estudio.t y comemm·ios '" 1or110 a la rmt~'<I
Dt claracíó11 u11íver.1u/ reunidos por la U11esco, FCE. Mé•ico-Buenos Aires, 1949, p. 15.

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134 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 135

teorías de la moral (metaéticas) muy difundidas en el pensamiento contempo- la falta de fund amento de la pretensión de establecer racionalmente normas
ráneo, que coinciden en impugnar la posibilidad de una demostración científica abs.olutamente correctas para regular la conducta humana La experiencia del
y, por tanto, de una-fundamentación racional de los valores. A estas tesis se les pasado muestra que la razón sólo ~ede acceder a valores relativos. No se
da el apelativo genérico de no cognoscitivi.stas ya que parten de la idea de que puede emitir un juicio-sobre algo que parece justo con la pretensión de excluir
los juicios de valor, particularmente los morales, no son susceptibles de ser el juicio de valor contrario. «La justicia absoluta es un ideal irracional, o, dicho
considerados como verdaderos o falsos, porque al no referirse al mundo del ser en otras palabras, una ilusión, una de las ilusiones eternas del hombre» IJ.
no son verificables empíricamente. Otra importante dirección del no cognoscitivismo es la denominada tesis
i \cOfnparten esta orientación los neopositivistas de_y~na y Berlín, así como emotivista sustentada por pensadores neopositivistas como Rudolf Carnap y
'1
(' Alfred Ayer, quienes indican que los enunciados éticos al carecer de significado
los .realistas escandinavos y un amplio sector de analistas del lenguaje moral en
". d
1
el seno del pensamiento anglosajón. Felix Oppenheim ha resumido certera- cognoscitivo descm¡Íeñan una función emotiva. «Al decir que un tipo de acción
.r mente el alcance del no cognoscitivismo al indicar que, de acuerdo con sus
premisas: «}.Q.s principios éticos básicos no tienen un status cognoscitivo; no
es justa o injusta - señala Ayer- no estoy haciendo un enunciado fáctico, ni
tampoco un enunciado sobre mi propia actitud mental. Simplemente expreso
ueden ser conocidos como lalsos ni como verdaderos orque no son falsos ni ciertos sentimientos morales ... >> 14• La concepción emotfoista de la ética ha sido
1 ver a eros, a que no 1rman m niegan que a go venga al caso»ª. De ello se defendida también por Charles L. Stevcnson, quien al analizar el lenguaje
'l..¡ sigue que los va ores e 1cos, JUn 1cos y po 1t1cos no pueden pretender una moral ha indicado que en los juicios de valor la respuesta (por parte de quien
validez general, objetiva o intersubjetiva, ya que .se limitan a exprésar convic- escucha) y el estímulo (por parte de quien habla) se traducen en una determina-
!¡': ciones personales. De ahí que<~ cualquier principio ético básico es cuestión de .. da manifestación de emociones. Así, la afirmación por parte de un sujeto de
1 . com. r · sub'etivo, entonces los principios éticos básicos sob~ 8~illla.s .. que algo es «bueno» traduce la a ro'EiaCíOn oc uien la formula (emoción
r'.¡
1
,l!:!!)dicas que deben ser ecre a as y o e ec1 as tampoco tienen status cognos:..
c~. -· .. -:_.
esttmat1va), as como el deseo de que los dem s compartan esa eshmaci n
(emocton persuasiva). Pero, en cualquier caso, áuentras los argum~
orno variantes del no cognoscitivismo pueden considerarse las distintas áeSCñpClvos pue~ser verdaderos o falsos, los argumentos estimat1vo5o
actitudes relativistas respecto a los valores éticos y jurídico-políticos. Es sabido, rsuasivos no ueden 'uzgarse a tenor de ese ente · sino únicament~P.9UL
por ejemplo, que para Max Weber resulta ingenua la creencia en principios 1e su eli~. de convicc1on respecto a sus destinatarios u:..... .
básicos de las ciencias sociales de los que pudieran derivarse, inequívocamente, -i::a¡¡roy~... un del emotivismo axiológico al derecño se debe, principalmen-
reglas para la solución de problemas prácticos. No existe ningún presupuesto te, al realismo escandinavo y, de modo especial, a los exponentes de Ja Escuela
científico (racional o empírico) que permita fundar una decisión sobre los de U_epsala (Axel Hiigerstrom, A. Vilhelm Lundstedt y Karl Olivccronajt6 ;asf'
.s; valores. De ello se deriva que en cada situación en Ja que hay que elegir entre como aTCfañes Alf Ross. Este último ha llegado a afirmar que emitir juicios de
valores opuestos se parte de que, en principio, todos .son igualmente legítimos, valor sobre la justicia es algo así como golpear sobre la mesa: una expresión
í. porque ninguno de ellos es más verdadero o está racionalmente más justificado emocional que convierte el interés propio en un postulado absoluto. La
1.
que el otro 10. Un planteamiento análogo referido a los valores juridico- ideología de la justicia es, por ello, una actitud biológico-emocional con la que
políticos ha sustentado Hans Kelsen. En su opinión el relativismo filosófico, se defienden ciega e implacablemente ciertos intereses. «lt is so easy to belive i~
fiel a sus premisas empiristas y antimetafisicas, descarta Ja posibilidad de the illusions which excite the emotions by stimulating the suprarenal glands))
entender lo absoluto por ser inaccesible a la experiencia humana. Insiste en concluye Ross 17.
separar claramente la realidad y el valor, al tiempo que funda los juicios de Conviene recordar que en el ámbito de la filosofía analítica las investigacio-
valor en las fuerzas emotivas de la conciencia humana y «siente una inclinación nes sobre Ja dimensión pragmática del lenguaje de Charles W. Morris 18 ; la
solapada hacia el escepticismo» 11 . Para Kelsen las controversias sobre los
valores entre personas de creencias religiosas o ideologías políticas distinta.s " Ibld .. p. S9.
1 4 A. J. AYER, Languagt, Tru1h and Loglc, Dovcr PubUcatioos, New York, 2.ª cd., 1964, p.
revisten siempre la forma de juicios de valor subjetivos y, por tanto, sólo 107 (existe lrad. cast.. Martínc:z Roca, Barcelona, 1971). Jlid. también su libro les probleln4S
relativos 11 • De ahí que si algo muestra la historia del pensamiento humano es crntralts dt la ji/osojla, trad. casl de R. Fcrnández, Alianza, Madrid, 1979, pp. 202 ss.
u Ch. L. STEVEWSON, Erhics and Language, Yale Univcrsity Prcss, Ncw Havco, 1944, pp.
162 ss.; y Facrs and Values, Yale Univcrsity Prcss, New Havcn, 1963, pp. 86 ss.
16 C ír. Th. 0EIO~R, M.oral y dtrtclio. Po/lm/ca ca~ Uppsa/,,, .trAd. CAAI. <le F.. rlftT?.Ón
1
f. I!. OPPENHEtM, Etica y jilo.1ofia política, 1raá. case. de A. Kamire:i: y J. J. Ucrílla FCE Valdés, Alfa, Barcelona, 1982, pp. 21 ss.; L. HIERRO, El realismo jurídico escandinavo, Fern~?do
Mé~ico, 1976, p. 37.. . ' ' Torres.. Valencia, 1981, pp. 186 ss.; E. PAlTARO, Dirltro, mora/e• conct:lo11t reallstlca del dtrtllo,
/bid., p. 68. . en RTDPC, 1970, pp. 986 ss.; lo., 11 realismo glurldico scandinavo, l. Axel Hágemrom,
10
M. WEBER, Gt-3'lmn1tltt 1fofsá1u ziir Wisunsclwft.dthrt, Mohr, Tilbingen, 4.' ed .. 1973. Coo~raciva Librarla Universitaria Edicrice, Bologoa, 1974, pp. 58 ss.
pp. 6 SS. y 260 SS. 1 A. Ros.s, On Law and J.JJStice, Sccvcns & Sons, London, 1958, pp. 274-275.
:: H. KELSEN, ¿Qui •s ju..iidu?, erad. =c. de A. Cals:imiglia, Aricl. Barcelona, 1982. p. 115. 11 Ch, W. MORRIS. Uneamenti di una teorla dtl stgnl, lrad. it de F. Rossi-Landi, Paravia,
/bid., pp. 41-42. Torino, 1954. pp. 36 ss.

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" 1

136 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION LA FUNDAMENTACION OE LOS DEREC HOS HUMANOS

teoría de los enunciados pcrformativos ( performacive uccerances) de John L. problema de la fundamentación de los derechos humanos. Por ello, me parece
Austin 19 ; así como el prescriptivismo de Richard M. Hare 20, han contribuido, decisivamente correcta la idea expresada por Crawford B. Macpherson de que
aun en la esfera del 110 cog11oscitivismo, a evidenciar I:¡ dimensión directiva y «cualquier doctrina de los derechos humanos debe constituir, en cierto sentido,
comunicativa del lenguaje moral. Se ha cuestionado así la reducción de los una doctrina de los derechos naturales. Sólo pueden concebirse los derechos
juicios éticos a fórmulas irreflexivas y arbit rarias como se desprendía del humanos en cuanto especie del derecho natural, en el sentido de que deben
planteamiento emotivista, o a expresiones sin sentido, a meras exclamaciones, deducirse de la naturaleza del hombre en cuanto tal (por ejemplo, necesidades Y
tal como quedaban relegados a partir del estricto empirismo lógico· del capacidades), bien de los hombres como son actu~lment~, bie~ de los .hombres
neoposi tivismo inicial y del relativismo. Ya que de aceptarse estas premisas, como se considera que pueden llegar a ser. Decir esto 1mphca senctllamente
como ha indicado críticamente Stephen E. Toulmin, los juicios éticos no serian reconocer que ni los derechos legales, ni los derechos reconocidos por la
otra cosa que «gritos» 21. Sin que pueda tampoco soslayarse, en el cambio de costumbre constituyen íundamento suficiente para los derechos humanos»~J.
rumbo de las actitudes de la filosofía analítica y neopositivista, la inlluencia Debo advertir de inmediato, que aquí se utiliza el término «iusnaturahs-
ejercida por el último Ludwig Wittgenstein quien, como es sa~ido, vinculó el mo» en su acepci,ón deontológica, funcional y abierta. Es decir, bajo dicho
lenguaje a las «formas de vida»; de ahí que las funciones del lenguaje no rótulo, lejos de apelar a alguna de la~ ~ersiones c~nc~etas del derecho natura.!,
queden reducidas a la descripción, sino que existan tantas como posibles usos entenderé un conjunto de tesis metaellcas que co1nc1den en ~fi;mar la n~ces1-
de los términos en los distintos contextos vitales o «juegos lingüísticos» dad de que todo sistema jurídico reconozca unos derec~o~ .bastcos de quienes
( la11guage-games) 22 • ¡0 integran, así como las teorías que defienden la pos1b1hdad de ~on~c:-=r Y
Es evidente, en cualquier caso, que a partir de los presupuestos no justificar racionalmente tales derechos. Será. por tanto la eontnbue~~n a
cognoscitivistas, desde Jos cuales el positivismo enfoca el problema de los explicar este cometido más que las dcclarac!ones f~rmales ~e .adhes1on. o
valores éticos, jurídicos y políticos, resulta imposible fundamentar los derechos rechazo del derecho natural, lo que determinara el que mcluya distintas teonas
humanos. Estas tesis pueden ser, en determinadas ocasiones, útiles para éticas, políticas o jurídicas de nuestro ticm?o dentr~ de esta acepción abierta
evidenciar la falta de rigor de algunos intentos doctrinales dirigid os a la de la expresión «iusnaturalismo». Soy consciente ~el nesgo que co.n!leva proyc<:-
fundame~tación de los derechos humanos, pero difícilmente pueden contribuir tar este esquema interpretativo a posturas doctrmales que, expltcttamentc, no
a justificarlos. Tan sólo si se pa rte de que puede existir una base racional para aluden para nada al derecho natural. Advertir de este peligro es al menos una
los valores éticos, jurídicos v políticos -posibilidad negada por el no cognosci- condición para evitar que el modelo e:-- 1 :~-?tivo se convierta en un lecho de
tivismo-, cabe constru.. una adecuada fundamentación de los derechos Procusto. De cualquier forma, a mi entender, intentarlo puede resultar
humanos. provechoso para contribuir a una con:ip~ensión a~~lítica, un examen compara-
Se desprende de lo expuesto hasta aquí que ni el realismo, que considera el tivo y un justiprecio crítico de las d1st10tas pos~c~~nes desde las que hoy se
problema de la fundamentación de los derechos humanos como un problema intenta dar una respuesta afirmativa a la pos1b1hdad de fundamentar los
resuelto, ni el positivismo, que lo considera irresoluble, pueden ofrecer el marco derechos humanos. El esquema que se propone carece, por ?Ira .part~, de
teórico adecuado para enrocar dicho problema. Las posturas realistas, al dar cualquier pretensión de exhaustividad y de ri~i?ez, por c~tD:~artir la mqu1ett~d
'p or supuesto un fundamento para los derechos humanos, cifran su problemáti- expresada por José Ferrater Mora de que qu1zas «la amb1guedad sea el pre.eso
ca en la obtención de los cauces más adecuados (económicos, jurídicos y que haya que pagar para que el camino de la investigación no quede obstruido
políticos) para realizarlos. Mientras que para el positivismo jurídico, que prematuramenten 24 •
descarta la posibilidad de establecer premisas racionales para justificar los
derechos humanos, la tarea a realizar se circunscribe al análisis de las técnicas
formales de positivación, a través de las cuales estos d~rechos alcanzan rango 2. FUNDAMENTAClON OBJETIVISTA
normativo en los ordenamientos jurídicos de los distintos sistemas políticos.
De ahí que sólo desde un enfoque iusnaturalista tenga sentido el plantear el A efectos de esta exposición, se incluirán en la justificación objetivista el
conjunto de posturas doctrinales que afir~an la .ex~stencia de un or~cn de]
" J. L. Ausn.'1, P/1ilosophicnl Pnpers, Oarendon Prcss, Oxford, i.• ed., t970, pp. 233 SS. valores, reglas, 0 p rincipios que poseen validez obJellva, absoluta y um~ers~I
'º R.M . HAaE, The l..n11g11ugt o/ Morals, Clarcndon Prcss. Oxford, t9S2, pp. t27 ss; Vid. con independencia de la experiencia de los individuos, o de su consc1enc1a
también su obra FreNom a1ul Rt11so11, Clarcndon Prcss, Oxford, 1963, pp. 4 ss.
21
S. E. TouLMIN, El puesto dt In razón en la litíca, lrad. cast. de J. F. Ariza. Alianza, valora ti va.
Madrid. 1979, p. 67.
22
L. W1rrGENSTEIN, Philoso(l/1lcul /nresligario11s, ed. a cargo de G.E.M. Anscombc, u C. D. MACPllERSON, Los dfrcc/10.• nult1l'(tl~s e11 Ho/:tbe.1 y e11 Lockc, en RICS, 1965. n..5: .P·
.Bfuckwcll, Oxford, 1976, p. 11, donde escribe: «Hcrc che lcrm /1111011ag•-game is mc:inl 10 brin¡; 19t Con posterioridad este trabajo se incluyó en el vol. col. a cargo de D. O. RAPHAEL. Pul111rnl
into prominence the fact lhnt thc speahi11g of languagc is p:trl of an activity, or of a form oí T/r~or·y and tire Rig/11s o/ Ma11, Mac Millun, London, t967. . .
life». •• J. F ERRATER MORA, Dt la ma1erfn a fo razón, Alianza. Madrid. 179, p. 195.

" . . ......... . cc.s


. ..:~--- ..... -..--------~
138 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION LA F UNDAMENTAClON DE LOS DERECHOS HUMANOS 139

De las diversas teorías éticas que parten de premisas objetivistas me historia son sólo variaciones de la Werterkenncnis humana, o sea, de la
limitaré a reseñar aqui, por su interés respecto a la fundamentación de los consciencia axiológica. Al igual 92.;e ocurre con las ideas eternas platónicas las
derechos humanos, la postura de la ética material de los valores, y algunas mutaciones hist · · 'si:antinu1dades cm meas de los va!ores son tan sólo
de las principales concepciones actuales del objetivismo ontológico vinculadas apánencia, fruto de las variaciones de la c;oºfciencia humana axio ogica._<< o
al pensamiento social cristiano. es el valor -dirá Hartmann- sino la ccrnsc1encia valorativa lo que _varía» 3 1•
Li-ITTñfüic1Ón y la laha de pers ectiva general de Jidmagen del mundo de cada
individuo le impiden acceder a la inmutabilidad radical de los valores y captar
2.1. LA ETICA MATERIAL DE LOS VALORES su absoluta permanencia 32 •
Las dificultades que suscita la aceptación de las tesis centrales de la ética
La materia/e W ertetliik fundada, bajo la inspiración de la fenomenología de material de Jos valores se ponen de relieve cuando se comprueba que, ni tan
Edmu nd Husserl, por Max Scheler ha tenido también en Nicolai Har'tmann a siquiera entre sus máximos defensores, se da un acuerdo sobre los valores que
uno de sus más caracterizados exponentes. La ética material surgió como un integra n esa sediccnte objetiva y absoluta tabla de valores (Tafe/ der Werte),
intento de superar el riguroso formalismo atribuido a Ja ley moral kantiana: ni sobre su respectivo orden de prioridad. Así, mientras que para Scheler el
«fórmula terriblemente sublime en su vacío», en palabras de Scheler 15• Frente valor de la santidad constituye la cúspide del orden jerárquico de valores y el
al formalismo ético kantiano d efendió la existencia de un orden objetivo y que exige una satisfacción preferente JJ, para Hartmann ((no existe ningún
apriorístico de valores. valor superior unitari0» 34, siendo precisamente los valores inferiores los que
Las tesis más características de esta doctrina pueden resumirse en los tienen prioridad respecto a su satisfacción en relación con los superiores, ya
siguientes puntos: que: «quien tiene hambre o sufre físicamente no puede captar los bienes del
a) Los valores son esencias ideales existentes per se con anterioridad e espíritu» J 5 • Esta anti nomia se manifiesta también en el plano de la Werterfas-
independencia a cualquier experiencia, que forman un <Corden eterno» integra- sen, es decir, en el terreno de su comprensión, ya que mientras para Scheler se
do por una serie de principios <Cabsolutamente invaria bles» 26• Este orden ideal da un cierto orden progresivo en el proceso histórico de ·aprehensión de los
de valores se halla estructurado según relaciones apriorísticas de jerarquía, que valores 36 , para Hartmann la consciencia valorativa es errática y supone «un
configuran una serie de categorías o rangos valorativos que no pueden ser vagar falto de tod o plam> 37 • Por.último, la ética material arranca en Scheler de
modificados por los hombres 27 • un fundamento metafisico, se ha considerado que su doctrina supone un.. -~·
b) El orden objetivo y jerárquico de valores no puede s.,, .;onocido a platonismo interpretado en clave cristiana;ª, que cifra la raíz última de los
través de Ja razón, sino aprehendido por el seiltimien~o y la intuición de su · valores en su vinculación con el espíritüOivino y los concibe como modelos
evidencia. Esta vía eidética permite j'.(efinir los valores «con el mismo rigor y idea les eternos mediante los cuales Dios ha creado y sostiene al mundo 39 ;
exactitud que se tiene de los resultados de la lógica y de Ja matemática» 28 • La frente a esta tesis Hartmann sostiene que el ente ideal constituye una objetiva-
¡· evidencia y precisión de la intuición eidética de los valores constituye una ción ideal pero no en el sentido de las ideas platónicas o de la metafísica
prueba inequívoca de su objetividad, así como del carácter absoluto de su cristiana, sino que funda su idealidad en su pura autoexistencia (Se/bstgegen-
ordenación jerárquica 29 • heir)'•0.
e) La aprehensión de los valores no deriva de su cognoscibilidad racional Max Horkheimer ha captado lúcidamente la significación práctica de la
o empíric~. Lo vt:rdadero y lo falso, lo que es bueno y malo, en opinión de ética material de los valores en la cultura contemporánea. Cuando se hace
Scheler, no depende de las adquisiciones de la evolución natural del hombre, patente que los valores no están sustraídos al proceso histórico y, con ayuda de
como pretenden los antropologistas, sino que es más bien la constitución la ciencia, se descubre su condicionamiento antropológico (fisiológico o
ontológica de un espíritu sin más, de un espíritu que es privativo del hombre 3 º. psicológico), o bien surge el intento convulsivo de anclarlos lilosóficamente
Por ello, las aparentes contradicciones o fluctuaciones de los valores en la (tesis de Husserl, continuada por Scheler y Hartmann), o se desemboca en el

" N . H MTMANN, op. cit., p. 158. .


" M. SCHELER, Der Formallsmus in dtr Ethik und die materia/e Wtrlttliik, en Gtsammeltt Jl N. HARTMANN, op. cit., pp. 157 ~. ; M. SCHELER, Der Fol'llaullsmus, cit., pp. 306 SS. Y 317.
Wtrk•. vol. 2, Francke Verla¡¡. Bero, 1954, p. 30. J.• M. SCHELER. Da Formulismus, cit .. p. 306.
" M. SCHEUJ{, op. cit, pp. tOS, 117 y 259. Vid. lambifo su obra Apriori und ~gtboiheics­ ,. N. H AnMANN, op. clr., p. 287.
ordnung, en Gaa1111ntltt Wukt, clt, vol. 10, pp. 41 S ss. JS fbfd., p. 145.
" M. S<.'tt~L~R. Dtr Formallsmus, cit., pp. 103 ss.; N. HARTMANN, Ethik, Wa!ler de Gruyter, 36 M. SCHELER, Dtr Farmalismu.T, cit., p. 317.
Berlín, J.• ed., 1949, pp. 137 ss y 604 ss. >? N. HARTMAHN, op. cir., p. 280.
l• crr. E. F. SAUER. Sr/rt/er, en su vol. Fi/6sofos 11/emmres dr Eck!aart a Heidrgger. trad. cast.
11
M. Scu eLER, !Hr Fol'ma//$mus, cit., p. 110.
19
lbúl.. p. 285, donde M:u Scheler alude expresamente a «die Evidenz und die objektivc de M. Martincz. FCE. Mtxico, 1973. pp. 231 ss.
ScinsgUltiglccit unscres Wcrtcrí:wcM». 39
lbíd.. pp. 235 SS. - •-
lo M. Sct1ELER, Vam Umsturr der Wtrtt, en G.sammtlte Werke, cit., vol. 4, p. 188. •O N. HARTMANN, op. cit., pp. 368 SS.
140 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO y CONSTITUC ION LA FUNDAMENTAClON DE LOS DERECHOS HUMANOS 141

pes~mism~ ~ultural que proclama lo contigente (ideológico) de toda finalidad can en un intuici~!:lismo abs tracto con el ue se uede afirmar todo pero no se
(tesis relat1VJsta de Max Weber}. De ahí que «la doctrina absoluta del valor es P.uede probar na<!.11, a, en otro caso, recurren de orma consciente o mconsc1en-
solan:ie.nte la _otra c~ra d~ 1~ visión relativista, que se esfuerza por convertir el te a datos de la experiencia para fundar los principios del derecho natural, con
cond1c1onam!e11to 1de_olog1co del espíritu en principio filosófico decisivo. lo que se desvanece el pretendido objetivismo apriorístico de Jos valores ético-
Ambas doctrinas se exigen mutuamente, y ambas son un fenómeno caracterís- jurídicos 4 7 •
tico de nuestro periodo» 41. En España Ja ética material de los valores ha hallado eco en los plantea-
Los principal~ intcn~os de proyectar la ética material de los valores al mientos de José M.ª Rodríguez Paniagua sobre el derecho natural y la
d.e~echo se h~n visto obhgad o~ a mi tigar, consciente 0 inconscientemente, el axiología jurídica. En su opinión constituye un mérito de la ética material su
ng1do formahsmo de esta t~1s. E? efecto, es evidente que un esquema de contribución a «encontrar los valores morales, la bondad moral, dondequ iera
valores ab~tractos de pretendida vah~ez a priori y universal es difícil que pueda que se encuentre, prescindiendo de la clase de seres en que se realice, aislándola
se.r opcrahvo en el ~tan.o ~e I.a~ relaciones sociales prácticas que constituyen el así de las cualidades entitivas, naturales, o como quiera llamárselas, que
nucle~ de la expenenc1a jund1ca y el marco de actuación de sus valores. acompañan a los soportes o titulares en que anteriormente la hubiéramos
. As1._ ~I esfuerzo ~e _Hclmut Coing por demostrar que «es posible una contemplado» 48 • La filosofia de los valores concibe el valor «Como indepen-
mteleoc1on moral objetiva... también por lo que hace a la jerarquía de los diente del concepto de ente y, en consecuencia, como distinto del concepto de
42
val? res morales» , contradice, de hecho, los presupuestos de la ética mate rial. bien»; por lo que en contraposición con Ja ética escolástica tradicional abre
Comg traza una fundamentación iusna turalista de los derechos humanos que «Un nuevo camino para el estudio de la ética, sin necesidad de pasar a través de
pretende basarse en el orden objetivo y apriorís tico de valores pero que ¡ · las concepciones metafisicas» ' 9 . Sin embargo, al transportar estos postulados
de t . t • d ' ' CjOS a la fundamentación del derecho Rodríguez Paniagua, al igual que Jos autores
. r~p~~en .ar un~ m1erencia e las tesis de Scheler y Hartma nn, trae su
1nsp1rac1~n .1~med1at·ª· de la experiencia histórica de las últimas etapas del reseñados, tiene que remitirse a la experiencia y así afirma que: «tanto la
proceso jund1co-poh1tco germano, en especial de la Constitución de Wei- ciencia como la sociología del derecho deben ser tenidas en cuenta como punto
•3 p 11 . .
.mar . . ~r .e o, tt~~c razon H_ans Welzel cuando le acusa d~9~siar los_. de partida para conocer los valores sociales que forman la- base del derecho
9~und~~~~ht1c~~ q:_ su. ~~e_m?.9 q de su__pers_qna el! proposiciones eterli.á"s vigente o del que aspira a entrar en vigornsº. Pero si a la postre se reconoce
[ d~~~l f<íct~_rcchts~,~'!i!1s"._~~ .~unschen ihrer Zeit oder gar ihrer que: «La axiologíajurídica ha de estar abierta en primer Jugar a la sociología,
Person zu ew1gen ffiturrcCfttssatzen hypostasieren») 44 • porque los valores sociales los descubre el hombre ante todo a través de su vida
.. Tambié.n resulta significativo qu e otro de los pensadores vinculados a la social: su práctica y sus convicciones socia]esJ> 51 , entonces ¿qué queda de la
e~1ca materia_!, ~~ns Reincr, haya propugnado una fundamentación antropoló- consciencia intuitiva del valor? o ¿qué sentido tiene apelar a un orden objetivo
gica de la Objetividad de los valores que informan la idea del derecho natural y y apriorístico de valores?
de los ~e.rechos humanos•$. Al propio tiempo que ha reconocido que ¡05
v~lore~ et1co_s de.ben buscar en apoyo de su justificación las aportaciones de las
d~sc1plmas c~ent1~cas como la economía, la medicina, Ja psicología. la pcda o- 2.2. EL OBJETIVJSMO ONTOLÓG ICO CRISTIANO
g1a y la soc1olog1a 4 6. g
No ?~~· P?~ tanto, e~t~añar que, en su investigación de conjunto sobre la Las aporías a que conduce la ética material han pretendido ser evitadas por
proyccc1on jUrtd1ca de la eltca material, Ulrich Matz haya denunciado la falta otros pensadores de Ja hora presente que han situado la fundamentación de los
de soporte. real y el impasse en el que desembocan estos intentos. Ya que, valores en un replanteamiento de la tradición aristotélico-tomista, en el intento

s •• M. HORKllEIMER,
---
cuando quieren mantenerse fieles í,11 aprioris.!!10 ideal de los valores, dese mbo-
--....__ . ... ... . - ... ... . .
,,

IJttologlt1 }' OCC'ÍOll, en el vol. de Tu. ADORNO y M. H c:KHEIMER


de recuperar así el nexo entre el ser y el valor; y remitiéndose al concepto de
naturaleza humana (asumida en su dimensión metafísico-teleológica y no
puramente empírica) para colmar el vacío de un orden de valores ideales y
OC'~~/11gi<'u. trad. c.1s1. de V. Sánchez Zavala. Taurus, M~drid, 2.• ed .. 1971, p. 61. ·
H. Co1Nc, Fundammtos dtt jilosofia dd riererhn trad cast de J M • M"un· A · 1
Barcelona, t96l, p. J24. · · · · · ~ • ne.
O /blrJ., p. 180 SS. " U. MATZ Rechrsgtjilhl 11nd objtkti~~ Werle. Ein &l1ra9 zur Kritik ríes werttthbditn
" H. WEL2EL. Na111"tth1 umJ Rtth1spositicism11s, en el vol. col a cargo de W. MAlllO>E N1211'"tchrs, Becl<, Miincben, 1966, pp. 81 ss. Vid. también, con rclació'n a la cririca de b
Nururr~c/11 od~~. &c/1t~po.<irluismus?. WíS3Cnschafiliche Buchgcsc:llschafr. Darms1nd1 1972 ~ proyección jurídica de la ética material de los valores, los trab4jos de: H. SUTER, IYtrtpluralis·
;,,~~~r~t 1::;b•cn1 s:¡ l~rG ln1~f1111:cif!~ a la J!losofi11 de! derecho. º "'"el'°
•• ~j R • cas · e · onr. ez V1c:n. Agu1lar, l\13drid . 2.' ed .• 1971. pp. 233 ss:
"""'""°
r jus;icic; mus 11nd Rech1, Schutthess Polygraphischcr Verlag, Zürich, 1979, pp. 45 ss.; 85 ss. y 101-106; y
R. ~~PPELIUS, IVerlungsprobieme lm Systtm der Gr11ndrtchtt, Beck, München, 1962, pp. 205 ss.
F 'b · .~INER, Gri111dlagt11 Grw1dsarze 1111</ El11u/11rm11t·11 d<s Na111rred11s Karl Albert J. M.' RODRlouez P ANIAGUA, ¿Dereclao natural ·o axlologln j11rldica?, Tccnos, Madrid,
rc~.urg-Munchen .. 196~, pp. ~7 ss. · · 198 l, pp. 93-94.
H. RE1N_ER, Die ph1/osopl11s"11~ Etlaik, Quellc 11nd Mcycr Heidelberg 1964 p 221 En Esp·aia • 9 lblil., p. 92.
h~dlla lraduc1d~ su obra Vlejll y 11uev11 écica. ed. casi. n cnrg~ de L. Garcia San' l\liiguci Revist~ ~e
sOcce 'º /bid., p. 208.
1 cnce, Madrid, 1964. · " lb(d., pp. 208-209.

-~.... . Ji ' ·- · k.
142 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUC ION LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 143

apriorísticos. De entre los diversos intentos fundamentadores de los derechos espccífi.cos de la naturaleza humana, e indefectible, por su necesaria tendencia
humanos inspirados en estas premisas me parecen especialmente relevantes las hacia el bien' 8 •
aportaciones de: Sergio Cotta, Jobo Finnis, Martín Kriele y Louis Lachance b) Ese bien se plasma en unos valores objetivos susceptibles de intelección
que, en cierto modo, ·mantienen un enfoque análogo en este punto, pese a la por parte de todos los hombres. La razón práclica no funciona en el vacío;
dispa ridad de los contextos culturales a que pertenecen. tiene por cometido Ja regulación concreta de la existencia, para lo que parte del
a) La afirmación, acorde con la tradición iusnaturalista, de que el hombre orden vital que impone a Ja persona su condición de ser humano, así como los
tiene desde su nacimiento la evidencia racional de un rango y una dignidad · imperativos de su medio físico y social. El hombre desde su nacimiento se
propios, que proceden de su naturaleza intrínseca antes que de cualquier encuentra uen situación», se halla engagl a un contexto físico y socia~ que ni ha
concesión, es para Lachance el punto de partida de cualquier justificación de creado, previsto o elegido. De otro lado, estos factores anteriores a su
los derechos humanos. Estos derechos son universales, como lo son los nacimiento han sido, a su vez, condicionados por Ja presión ejercida sobre ellos
supue.stos naturales y espontáneos de la razón humana que los capta y por e.sos ordenes peculiares de personas y medios que 'forman las instituciones
formula. De ahí que «para establecer los principios de un derecho humano familiares, educativas, económicas, sociales y religiosas 59 •
basta con recurrir a la naturaleza y a la razón, sin que la confianza en esta Ese orden objetivo de valores, del que todo derecho es expresión, es la base
dispense, cuando se pasa al plano de las realizaciones, de invocar el auxilio de de las normas objetivas de la acción humana, que son independientes de Ja
L
.. Dios» 52• libertad y superiores a ella. El fundamento inmediato de esos valores lo
Martín Kriele considera que la idea central de los derechos humanos, el constituyen los propios datos objetivos . y necesarios del orden natural e
valor de la dignidad del hombre, es «un concepto metafisico», ya que en la histórico tal como son comprobados por la razón práctica; su fundamento
historia del derecho natural tal valor «Se ha fundado o bien en la revelación o remoto se halla en la sabiduría y el orden eternos. De ahí se deriva una
bien en el supuesto de que está escrita en el corazón del hombre y se manifiesta subordinación de lo individual a lo colectivo, de lo particular a lo general, de lo
en la conciencia» 53. subjetivo a lo objetivo. El hombre tiene unos derechos humanos subjetivos que
Desde esta perspectiva se rechaza la idea de que los valores que fundamen- se concretan en las facultades que le son debidas. Ahora bien, estos derechos no
tan los derechos humanos sean ideales y abstractos, ya que son aspectos del le corresponden porque tenga el poder de reclamarlos, sino porque la ley
bienestar de los hombres concretos: «aspects of the real well-being of ílesh- natural o positiva le reconoce un estatuto jurídico que compele a la sociedad
and-blood individuals», en expresión de Finnis 54• Ahora bien, el concepto de para que se los rcspete 60. '
naturalC'~ i1um'a na del que se derivan los aspectos básicos de la prosperidad · A Ja prevención con·n~ ·.,ualquier tipo de Werisubjektivismus de Lachancc y
(jlourlshing) expresados por las exigencias de Ja razón práctica (the require- de Finnis corresponde en la teoría de Kriele una condena expresa del
menrs of practica/ reasonableness) 55 , que sirve de fundamento a los derechos Wertrelativismus y del Wertpluralismus, al responsabilizarlos de la quiebra del
huma.nos, no es un concepto empírico, sino una noción metaftsico-telcológica. sistema democrático instaurado por la Constitución de Weimar y considerar
Por ello, en polémica abierta con las premisas de la filosofía analítica, estas posiciones axiológicas como una grave amenaza para la Grundgesetz de
John Finnis no considera Ja razón práctica como Ja fase última de la Bono, que se ve acechada por el nuevo despertar del relativismo en la
autoperfccción, ni admite que sus principios deriven de un supuesto imperativo República Federal de Alemania. A juicio de Martín Kriele hay que concluir
categórico en sentidu kantiano, sino que los vincula a su necesaria participa- que: «no se puede fundar una ética desde el pluralismo de intereses ni desde el
ción en el plan divinoj 6 • pluralismo axiológic0>> 61 .
Partiendo de este enfoque Finnis alude al carácter absoluto, inviolable y c) De la dependencia de los derechos humanos respecto de la ley natural,
universal de las exigencias que se expresan en los derechos humanos 57 • así como de su necesaria subordinación al bien común, derivan Lachance y
Mientras que Lachance afirmará que junto a la universalidad connotan a los Finnis Ja estricta correspondencia entre los derechos y los deberes del hom-
derechos humanos su carácter imprescriptible, por corresponder a desarrollos bre62. Sobre este particular insiste Sergio Cona para quien se da una «paridad
ontológica» entre todos los sujetos de los derechos humanos en virtud de la
cual ningún hombre puede. pretender disfrutar sólo de derechos dejando a los
u L. LACHANCE, El derecho y los dtreclios del hombr·e, trad. ca.si. de L. Horno, con
demás las obligacíoncs, del mismo modo que las relaciones entre Ja sociedad y
lntroduccl6n de A. E. Pércz Lullo, Rialp, Madrid, 1979, p. 26. Cfr. A. E. P~ati Luf:io, Louis sus miembros deben establecerse a partir de derechos y deberes recíprocos:
Loc~anct y la fumlamtntad6n de. los derechos huma110.t, en RJC, 1981, n. 4, pp. 241 ss.
3
' M. KRJE(E, Liberación e ilustración. 1Jtftnsa de los derechos humanos, tr3d. casi. de c.;,
G~ncho, Herder, Bnrcclonn, 1982, p. 241. . . ,. L. LACHANCE. op: cit., pp. 19 SS. y 80 SS.
u J. FtNNIS, Nawral Law and Natural Riglrts, Clarendon, Oxford, 1980, p. 225. " fbid., pp. 122, 175 y 199-200; J. FtNNts op. cit .. pp. 68 ss.
SS fbfd., pp. 198 y 205.
s4 fbfd., pp. 409-410.
'º61 L. LACHANCE. op. cit.. pp. 194 SS. y 236 SS.
M. KRIELE, op. cit., p. 182.
S 7 fbld., pp. 223 SS. •i L. FtNNIS, op. cit., pp. 205 ss. ; L. LACHANCE, op. l"il., pp. 124 SS.

::. -.:..:. ::.:::_-=-.. ·- --- - - - - - - - -- ..\


-1·
1

144 DERECHOS HUMANOS, ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION


LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 145
«Senza simefria bilaterale di diritti e obblighi, il diritto del soggetto non ~
j[ pensabile» 63 . Esta simetría debe hacer descartar cualquier concepción de los den universal, estable y objetivo en el que poder fundamentar los derechos
derechos humanos fundamentales como libertades absolutas o arbitrarias. humanos, les ha inducido a una exagerada acentuación del carácter absoluto,
'¡ En España la fundamentación de los derechos humanos en base al inmutable y heterónomo de la ley natural. Para ello han vuelto los ojos a lo
1 objetivismo ontológico de inspiración neotomista ha contado con numerosas que se ha denominado r<estrella polar inconmovible en medio de las tempesta-
1
apo~tacione: doct~inales. Ent~ ellas, puede reseñarse la llevada a cabo por des de la historia del mundo» 61. Ahora bien, quizás hayan olvidado que lo.que
,¡ Ennque Luno Pena al estudiar el C-Oncepto del derecho subjetivo y de .Jos
64
hace a la ley moral natural más digna de adm.iración, por decirlo en los
derec~os natur~les , así como por Antonio Fernández-Gal.iano, para quien términos de un famoso moico kantiano, es el comprobarla operante en nuestro
I·! rf?do 1~s~~ahsmo ~ una ~de objetivismo ju.rídico, al. ppstular que .liL... interior, más que contemplarla en el ciclo estrellado de los valores externos.
~uCñFe~ tas nor~as positivas ue e estar sólo en la volu ntad d~IJe isJador

l
.•< sino en una rea 1 a metajurídica a la gue este orzosamente ha de acornad~ .
se . De alii qu~ el l_un.?~meqto Ci'é ~erechos huqianos g;ba ~~.E¿eñ" ..
'§'
65 3. FU NDAMENTACION SUBJETIVISTA
un. or~n su criar, ob etivo, que pueaa ofrecer un fundamento de car:icter
1:101versa y 2,1 9uei.P.O.f consiguiente, pue a apelarse ~n todo tiempo y lqgfil:0!, .• ._El sub 'etivismo axioló ico como he indicado su one Ja reivindicación de l~-.-J ;x.
· . Como bala ne~. general de las tesis objetivistas entiendo que su principal autonomía líumaña com&Jucnte de todos los valores. Esta postura en ac1on • re
virtud, su pretens1on de fundar los derechos humanos en valores objetivos no · con el ongen de los valores, aunada a un racionalismo ético, que sitúa en la
sometidos a discusión por su evidencia y conexión metafísica con el absoluto razón antes que en el arbitrio de la voluntad la regla próxima de conocimiento
constituye al propio tiempo su mayor límitación. En efecto, es difícil universali: y actuación de los valores, se ha considerado como Ja gran aportación de la
z~ r esta fundamentación respecto a quienes no creen en In trascendencia o que tradición iusnaturalista. Así, desde sus formulaciones estoico-cristianas, re-
sin ~xcluirla, prefieren una justificación racional e inmanente para una realidacl planteadas en el tránsito a Ja modernidad por los clásicos españoles y el
radicalmente humana como son los derechos humanos. pensamiento racionalista, el iusnaturalismo subjctivista sirvió de apoyatura a
De otro lad~, esti~o .q~e la crítica y rechazo del subjetivismo axiológico la reivindicación de los derechos humanos que cristaliza en el siglo XVIII en las
desde estas premisas obJet1v1stas pueden ser fruto de un equívoco. En estas tesis consabidas Declaraciones y Constituciones.
se suele tender a una identificación entre el voluntarismo, el subjetivismo y el La concepción subjetivista, entendida como autoconsciencia racional de la
l'elatívismo axio.. _ .. us. Estas posturas, si bien se han presentado aunadas en dignidad, _la libertad y la igua' · ~ • humanas, se halla en la base de la mejor
determinadas manifestaciones históricas, no se implican necesariamente. El tradición del iusnaturalismo humanista y democrático sobre e'! que se constru-
subjetiuismo se refiere al origen de los valores y reivindica la autonomía ye la fundamentación moderna de los derechos humanos 68 . Sin embargo, en
hu~a~a en su pr~ducción, negando consiguientemente que pueda existir este apartado no voy a referirme a esta orientación· general del subjetivismo,
aµtent1cos valores impuestos desde fuera, esto es, de forma heterónoma al ser sino a algunas de sus versiones actuales que han radicalizado sus premisas para
humano. El relativismo se refiere al carácter no absoluto ni inmu table de su afirmar la completa dependencia de los valores éticos respecto a los deseos,
contenido, al postular la acomodación de los valores al variar de las circuns- actitudes o intereses de cada sujeto individual, así como la exigencia de que
t ancia~..En tan to que..el voluntarismo hace alusión a la regla próxima de tales deseos, actitudes e intereses sean respetados de forma absoluta. En todo
conoc1m1ento y actuac1on de los valores, situándola en la volunrad, antes que caso, en el sentido en que aquí se asume, el subjetiúismo a.xiológico a diferencia
en la razón. del no-cognosciti11ismo, con el que en ocasiones indebidamente se le confunde,
. Entiendo q~e el horror que inspira a los partidarios del objctivismo ontoló- defiende la posibilidad de acceder al conocimiento racional de los valores, si
gico la anarqu1a de los valores y el consiguiente peligro de disolución del or- bien lo circunscribe a la esfera ind.ividual comprometiendo, de este modo, su
comunicabilidad. ·
~' S. COTTA,_ At!uallra • ambi9ui1a dti dirítti fonc/11me111ali, en el vol. col. Dirirti j'oJidamemuli
d~I/ uomo (Rclazionr del XXVII Convegno dell'Unionc Giuristi Cauolici ltaliani Romn 6-8
d1ccmbrc 1976), Giulfre & lustitia. Roma, 1977, p. 23. .. . ' 3.1. EL PRIMADO DE LA LIBERTAD INDIVIDUAL
•• E. LuAo PE/;IA, Moral dt la situación y derecho s11/ijetiuo (Lección inaugural del Curso
académico l ?S~-~~SS~ Universidad de Barcelona, 1954, pp. ·21 ss. y tSI ss. Vid. tambien su vol.
La jllo.rojla ¡11r11/1c11 11• A11gel Amor Ruibal, Porto, Santiago de Comp-0stcla. 1969, pp. 40 ss. La in terpretación radical del subjetluismo ha hallado especial eco en el seno
Cfr. A. E. PeREz LuRo, El pe11samit11to jurídico y social det prof•sor L111io P'1ia, en AFD 1970
pp. 11 SI. ' ' del pensamiento anglosajón, ya que, si bien es cierto que algunos de sus más
A. F'ER!filNOEZ·ÜALIANO, Dercd10 1wt11rnl. T111roducció11 jilo•ciflca al 1l~recl1o. Gráficas
61
caracterizados defensores, como es el caso de Friedrich von Hayek y Karl
Bcnzal, Madrid, ).• cd., 1982. pp. 78-79. Vül. mi recensión a la l.' cd. de esta obru en
RIFD,1973, pp. 335 ss. 61 La expresión es de Fn1 eDRICH MEINECKE, f.I historicismo }' su génesis, trad. casi. de J.
66
Ibid., p. 166.
Miniarro y T. Muñoz, FCE, México, 1943, p. 13. •
• Cfr. capítulo 1, 3.2, y el capitulo 2, 3.23.

v'7 .~
.f__ )
rl
!' 146 DERECHOS HUMANOS. ESTADO.DE DERECHO Y CONSTITUCION LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 147

Popper, son de origen austriaco, sus tesis de madurez se han manifestado y muy distinto del relativismo; o sea, de la doctrina que postula que no puede ser
debatido preferentemente en el seno de la cultura anglosajona. Ambos pueden defendido ningún conjunto de valores» 73 •
considerarse, en efecto, como figuras representativas del denominado movi- Partiendo del principio de inspiración "kantiana de «que todo individuo
miento neoliberal,que desde premisas políticas, económicas, éticas y jurídicas constituye un fin en si mismo» 7 \ se inclina por un subjetismo axiológico al
ha reformulado algunas de las principales tesis liberales. negar la existencia de cualquier valor social o principio histórico que trascien-
Para Karl Popper el método filosófico, al igual que el método científico, se da al individuo. Por ello, considera inadecuada la identificación del individua-
caracteriza por su tendencia a avanzar conjeturas o hipótesis que puedan ser lismo con el egoísmo y del colectivismo con el altruismo y propugna como
«falsables», es decir, refutables mediante verificaciones o contrastaciones alternativa: <mna sobria combinación de individualismo con altruismo» 7S. A
prácticas o a través de la crítica racional 69 • Por ello, resulta consustancial a la la tensión entre individuo y colectividad en el plano de las relaciones sociales y
ética y a .la filosofia política la incertidumbre. _Cualquier tentativa de someter la políticas, y a la necesidad humanista liberal de salvar al primero de la «histeria
historia o el _desarrollo social a leye&. dogmáticas inexoca.bks e;§ insosteni!V.c. colectivista» fundada en el dominio y en la sumisión, corresponde en la esfera
aunque se presente revestida de sedicentes pretensiones cient~ _No pueden de los valores la contraposición entre libertad e igualdad. Karl Popper se
existir. or ta to verdades o valores eternos y absolutos, o leyes o!?.js,tivas decanta inequívocamente por la primera cuando, al exponer su propia expe-
inexorables ue releven al ombre de a 1 re res onsa 1 1 a e aecidir su • riencia, afirma: «Durante varios años permanecí siendo socialista, incluso
f~turo: «Ni la naturaleza ni la h' u den decir os lo ue hacer:,,: después de mi rechazo del marxismo; y si pudiera haber alguna cosa tal como
Somos nosotros quienes le damos un sentido a la naturaleza y a la historia)) 70 • el socialismo combinado .con la libertad individual, seguiría aún siendo
· A Üna epistemología que basa.el cono~miento en un contmuoproceso de socialista. Porque no puede haber nada mejor que vivir una vida libre,
conjeturas y refutaciones, al cifrarlo en la propuesta de hipótesis de solución de modesta y simple en una sociedad igualitaria. Me costó cierto tiempo recono-
los distintos problemas y dificultades, hipótesis que, a su vez, pueden ser cer que esto no es más que un bello sueño; que la libertad es más importante
revisadas o refutadas, corresponde una concepción dinámica, abierta y conílic- que la igualdad; que el intento de realizar la igualdad pone en peligro la
tiva de la sociedad. «No uede haber sociedad huma11a -escribe Pg.11~1:=:, libertad, y que, si se pierde la libertad, ni siquiera habrá igualdad entre los no
q!le carezca de conflictos: una socied§ - sena una sociéotct'no de ami os, libres» 76 •
sino de hormigas» 71 • Para Popper Iª derñwªcja liberal se asa en la ·· Si la reivindicación del primado de la libertad individual, como fundamen-
comumcaci'ón libré · esta solo es osÍblecuando se lleva a cabo a t r_-:-··- de -· to de los valores ético-políticos, responde en Karl Popper a una inspiración
argumentos r,acional~~ue a t!fil_aD ser a sa es proced1en o COñiO" ériJ!.._ liberal-progresista, pues se dirigen a la defensa d... la sociedad democrática,
investigación científica por conjeturafy refutaciones. Para güe una democracia abierta y pluralista, las tesis al respecto de Friedrich von Hayek tienen una
funcione se recisa fundarla en una mentalidad em írlca. li da a los hechOS:- marcada orientación ·conservadora. · ·
no en una mentalidad ideológica, b!l§~ª en dogmas a solutos. Lo que -· En opinión de Hayek la evolución social y política que se conoce COIDSJ
diferencia a la democracia de la tiranía es, por eso, su perfectibilidad, así como civilización es el resultado del «orden espontáneo», surgido del sometimiento
su constante adaptación a las aspiraciones de los gobernados que pueden
sustituir a los gobernantes, por medio de elecciones libres, sin tener que acudir
" K. POPPER, B~ueda sin tlrmlno, d t., pp. ISS-156. La p~upación de KAaL POPPER
a la revolución y al derramamiento de sangre 72 • El conflicto entre los sistemas por sustraer sus tesis de cualquier sospecha de relativismo le ha llevado a propugnu, en el
de valores morales es inherente a toda sociedad democrática, o séa, abierta y plano gnoseológico (sin que ello afecle, por tanto, a su subjetivismo ético-politico), un
pluralista, pero ello no equivale al relativismo. Los valores «pueden ser objetivismo moderado. Asl, afirma la existenein de tres mundos : 1) el de las cosas materiales ; 2)
el subjetivo de los procesos menlales; y 3) el de los resultados de los pr~ mentales, o sea,
relevantes para una situación, e irrelevantes para otras situaciones. Pueden ser el pensamienlo y la cultura. Para PoPPEa pueden existir idcu que son el producto de la mente
accesibles para algunas personas e inaccesibles para otras. Pero todo esto es humana y, por tanto. son conscientes; junto n otra.s que son producidlU por los problemas de
la vida y que, por tanto, pueden estar dotadas de objetividad incluso sin que el sujeto sea
conscienr.e de ello. Ya que en el mundo 3 los productos de la mcnr.e humana permiten una
interacción entre las acciones subjetivas y sus resultados objetivos. A esa interacción se debe,
9
• K. POPPER, Conjecturts ami Rtfutations: t/1e Groll'th ofScientifk Knowltdge, Rou1ledge & según fioPPER. nueslra racionalidad, la actuación crltíca y autocrftíca, sui como el desarrollo
Kcgan Paul, London, 1963, pp. 193 ss. y 248 ss. (existe 1rad. casi. Paidós. Buenos Aires, 1967); mental. Se. le debe, en sum11, tambifo «nuestra relación con nuestra tarea, nuestra obra y la
Logik der Forsclttmg. Mohr, Tübingen, 2.' ed., 1966, pp. 27 s.s. (existe trad. casi. Tccnos, repercusión de ésta sobre nosotros mismosi>. Búsqueda sin término, cit. p. 263. Vid. también su
Madrid, 1973). obra Objecth~ Know/edge: An E~olutlo11ary App1·oac/1, Clarendon Prcss, Oxford, 1972, pp. 44 ss .
• °
1
K. POPP.ER., 1A sodtdad .1ble;;a y su;¡ cncmig;;s.. •·cr. cast. de E. Locdcl, Paid,~s, Oucno1 (existe trad. cast.. Tecno::, ~ifadrid. J9!2). Ahor:s bien, el objeiivismo de Porrf• no !upar.e una
Aires, 1967, vol. 11, p. 398. A la crítica de la creencia en leyes inexorables del dcsnrrollo vuelta al platonismo de las ideas eternas y absolutas, sino una interacción o entrecruzamiento
his1órico se halla dedicado el lit>ro de K. POPPER, La mis.i·la del /iistorlcismo, trad. cut. de P. dinámico y siempre abierto entre el sujeto cognoscente y los resultados objetivados del pensamien-
Schwnrtz., Taurus, Madrid, 1961, esp. pp. 60 s.s. to: se trata, por tanto, de afirmar la rncionnlidad crllica y autocr!tica del pensamiento.
''. K. POPPER, Búsqu~úa s/11 tér111i110. Una autobiograffo im<lectut1l, trad. cast. de C. Onrcla ,. K. Pol'PD, La socittlad a/1/t1W y su.~ enemigos, cit., vol. 11, p. 348.
Trev~ano, Tecnos, Madrid, 1977, p. ISS. " ' Jbid... p. 394.
1
K. POPPER, la socitdad C1bierto y su.< enemigos, cit., vol. l., pp. 193 ss. 76
K . POPPER, 8usq11cda s/11 término, cir., p. 49.
1¡ LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 149
148 DER ECHOS HUMANOS . ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION
i:
se vería obligado a hacer algo en la medida en que así lo especificara alguna
norma que, además de ser general, estuviera orientada a garantizar la inviolabi-
lidad de las correspondientes esferas individuale.s» 82 • Esta cláusula permitiría
una mejor defensa de las libertades individuales, ya que los derechos funda-
mentales que tradicionalmente han integrado las «Tablas de Derechos» no son
los únicos que desde el punto de vista de Ja libertad merecen protección. De
'· otro lado, tales Declaraéiones o «Tablas de Derechos» difícilmente pueden
enumerar de modo exhaustivo el conjunto de facultades cuyo respeto permita
garantizar Ja líbertad individual. Tal libertad individual puede ser ejercida de
otras muchas maneras, sin duda tan merecedoras de protección, como aquellas
que mediante las existentes Declaraciones de Derechos H umanos se ha
pretendido hasta ahora salvaguardar 83 • Al propio tiempo Hayek señala
expresamente que «carece de fundamento todo intento de ampliar el concepto
de derecho a aquellos otros que hoy reciben el calificativo de "económicos y
sociales"» 84 .
Las tesis de Von Hayek han influido decisivamente en un amplio sector de
economistas neoliberales que coinciden en afirmar el primado de la libertad
individual y que condicionan la existencia de ésta a Ja defensa de la libertad de
mercado. Pueden considerarse como rasgos distintivos de esta dirección, en lo
que concierne a la fundamentación de los derechos humanos, un planteamien-
to antinómico de los valores básicos de libertad e igualdad, inclinándose por la
subordinación de la segunda a la primera; un enfoque decididamente indivi-
dualista de los valores éticos y políticos; y una interpretación económica de los
derechos humanos tendente a enfatizar el papel del derecho de propiedad. .·. . -
"
a) Respecto al carácter inevitable de la contraposición entre la libertad y
la igualdad de Jos neoliberalcs conservadores insisten en afirmar que el avance
en el reconocimiento igualitario del derecho a la educación supone comprome-
ter la libertad de enseñanza y la Ji bre elección de escuela; que el reconocimiento
en términos sociales del derecho a la. asistencia sanitaria reduce o suprime las
posibilidades de los enfermos de elegir a sus facultativos, y limita el libre
ejercicio de Ja medicina; que el reconocimiento del derecho a la seguridad
social, al descanso, a las vacaciones retribuidas o a Ja negociación colectiva
representan una quiebra del principio de la libre autonomía de las partes en la
contratación laboral; y que, en suma, cualquier intento de igualar las rentas a
recom en ae
nde del va or ae los se v1c1 s rcst d ~ . a que De través de un sistema fiscal avanzado que las redistribuya amenaza, cuando no
cuan o. os_go _1ernos.a trav e j'ntervencionismo o la planificación preten- niega, el libre disfrute del derecho de propiedad.
den. ~ed1stn~u~r. los bienes. de acuerdo con algún sistema de valores éticos 0 Este planteamiento reposa en una concepción restrictiva de Ja libertad, en
pohhcos se 101c1a un camino de servidumbre ( road to seifdom) 8 •. la que este valor viene identificado con la no injerencia del poder público en la
En el p~an~ _de_los derechos humanos sostiene Hayek una cláusula básica esfera privada. lsaiah Berlín ha resumido con precisión 'el alcance de la
de la constltuc1on ideal que establecería el principio de que el ciudadano «sólo diferencia entre: la libertad negativa (liberty from), entendida como falta de
impcdime~to externo, como ausencia de opresión, o como garantía de no
. " UE., voNEdHAYEK, Dertc~o. legislaci611 y libertad, vol. l, Normas y ordtn trad c:ut de L
Rc1~¡ m6 n 1tonal, Madnd, 1978, p. 139. ' · · ·
,. /bid., vol. ll, El ts~jismo de lo justkia social 1979 p 71
lbld., vol. 11, p. 184. ' • · · 11 F. voN 1-lAYeK, Derecho. lcgislaci6n y libmcul, cit., vol. 111, f.I ordw polilico tlr "'"'
10
Editori~Í. v~~d~~ v¡~7f•mo8c1racia, justlda Y socia/ls1110, ed. cast. a cargo de L. Beltrán, Union so;:ledotl libre, 1982, p. 191.
.. ' 'p. . l l /bid .. pp. 192-193.
SS. F. VON HAYEK, Camino de seri:idumbre, 1rad. c:m. de J. Vcrgara, Alianz.1 • Madrid. 1978, pp. .. /bid.. p. 193.
72
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150 151
r¡ DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO: Y CONSTITUCION LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS

intromisión del poder en las actividades privadas; y la libertad positiva ( liberty ético. ¿hay alguna diferencia entre ambas?» 88 • Como la vida no es equitativa, la
1 to), que implica la posibilidad de ejercer activamente determinadas facultades creencia de que el Estado puede rect.ificar lo que la naturaleza ha reproducido
j o poderes. o de par~icipar en el proceso social y político, o de disfrutar resulta tentadora, pero pone en peligro la libertad. El principio de la igualdad
i
i determinadas pr~taciones 8 '. Berlin. así como Lord Robbins, autor de '!.!!-- material, entendida como igualdad de los resultados del proceso social y
significativo ensa o sobre las re aci n.es entre libertad e i aldad 86, coinciden económico, «es totalmente antitético respecto de la libertad>> 89 • De ahí infieren
en seña ar el primado de la libertad negativa para el mantenimiento y garantía que: «Una sociedad que anteponga a la libertad la igualdad ~o el sentido de
de la sociedad libre. Esta concepción negativa de la libertad forzosamente tiene los resultados- acabará sin una ni otra. El uso de la fuerza para lograr la
que conducir a la conclusión de que cualquier avance de la igualdad, que igualdad destruirá la libertad, y la fuerza, introducida con buenas intenciones,
rebase el mero plano formal de la igualdad ante la ley y ante el procedimiento acabará en manos de personas que la empicarán en pro de sus propios
para incidir, a tenor de su sentido material, en el orden de las relaciones intereses» 90 •
sociales, políticas y económicas, representa una grave amenaza para la libertad. b) 'Los economistas de Ja denominada Escuela de Virginia James Bucha-
A partir de estas premisas se han esgrimido argumentos de orden práctico o nan y Gordon Tullock, profesores del Center for Study of Public Choice, han
criterios valorativos para negar la viabilidad o la justificación de la igualdad contribuido a una revalorización política del individualismo como consecuencia
., material. Al primer tipo de argumentos responde la tesis de Ralf Dahrendo rf. de su implacable crítica del Welfare State, a través de la aplicación de
·¡
" basada en la obra publicada por el economista Fred Hirsch en 1976 sobre instrumentos y métodos de análisis económico a su organización política, a la
Social Llmits to Growtli, en la que se distjm:.i.1,~••entre bienes y ventajas de tipo ,. formación de sus decisionei¡ y a su ejecución burocrática. En opinión de estos
material (materia/ oods e ti o · osÍcional ·· . Los orimeros neoliberales la organización política de una sociedad democrática debe tender
pue en 1str1 uirse equitativamente, todos deben participar de su goce, y ni la a maximizar el bienestar social, entendido en función de las.preferencias de los
sociedad en su conjunto ni los individuos que la integran resultan por eso ií individuos que la componen. Por ello existe una continuidad necesaria entre la
desequilibrados: es el caso de los bienes de primga necesidad. !-os segundos ·r organización política (sistema estatal) dirigida a satisfacer las necesidades
son aquellos bienes o ventajas que se caracterizan recisa r distribuir-_ colectivas a través de opéiones colcetivas, y la organización económica (sistema
se de un modo desigual. qorque si..Sí:.. 1stn ilyeran de rru>do uniforme dcjari~ de mercado) que tiende a satisfacer necesidades individuales mediante opciones
"Be ser bienes o ventajas. No es posible que todos posean un cuadro de Goya, o individuales. Para que ambos sistemas funcionen correctamente es necesario
- Ün chale con vistas excepcionales, porque si todos lo poseyeran desaparecería que los instrumentos que facilit~I) los intercambios en el mercado operen en el
sÚ panorámica; ·¡,, todos pueden ser Presidentes de la República, porque por marco de derechos· inéllviduát~ b"ién .definidos. Lo que exige que el poder
definición hay un solo Presidente de la República. La amenaza actual del público deba calcular, con carácter previo a cualquier medida tendente a
igualitarismo reside en que «se intenta hacer real la igualdad incluso para este optimizar el bienesta~ social, su incidencia en los derechos individuales. Ya que
segundo tipo de bienes. Pero se ha descubierto que es un sistema que no el Estado, en buena doctrina liberal, .d ebe ser un transmisor de deseos
funciona. Y, como no funciona ~ocluye Dahrendorf-, el proceso hacia la individuales, pero esa función se adultera si no se respeta íntegramente el
igualdad genera frustraciones, las cuales, a su vez, conducen a nuevas formas de marco legal de garantia de los derechos individuales 91 •
insatisfacción, que es imposible sanan> 17• . La toma de decisiones en una sociedad democrática sólo puede obedecer a
En contra de la justificación ética de la igualdad material se han pronuncia opciones libres de IÓs ciudadanos, cada uno de los cuales actúa con.el deseo de
do los esposos Milton y Rose Friedman, que juzgan infundada la pretensión maximizar su propio interés individual. P or ello, la elección pública ( public
democrática de 'éclulParar las situaciones sociales y económicas pa rtiendo de la choice) en un sistema democrático debe respetar cuatro exigencias formuladas
premisa de que no es equitativo que unos niños partan de una situación más por Kenneth Arrow: l.ª) posibilidad de compatibilizar intereses sociales e
ventajosa que otros porque sus padres eran más ricos. Ahora bien, según los individuales, ninguna elección debe implicar beneficios para algunos a costa de
Fricdman, «la falta de equidad puede adoptar muchas formas: herencia de los daños para otros; 2.ª) carácter independiente de las alternativas irrelevantes, las
bienes - títulos y acciones, casas y fábricas- o herencia del talento -ca- opciones deben referirse a alternativas concretas y no prejuzgan futuras
pacidad musical, fuerza, genio matemático-. La herencia de los bienes se decisiones sobre ottas alternativas posibles; 3.") toma en consideración de las
puede interferí~ más fácilmente que la del talento. Pero desde un punto de vista
.. M. FRIEDMAN y R. FRI EDMAN, Ubutad dt tltgir, lrad. casi. de c. Rocha, Grijalbo,
Barcelona, 1980, pp. 194· 19S. Vid. 1am~lén su o~ra Capltall.wr and Frudom, University oí
" l. BERLIN, Dos conceptos d,t llbertad,·en el vol. col. cd. a cargo de ~. QUINTON, Filowfl" Chicago Press, 1968 (existe trad. casi. Rtalp, Mad nd, 1973).
f!..ºllticn, trad. casi. de E. L. Suárez, FCE, México, 1977, pp. 218 ss. · ~· M. FRIEOMAN y R. fRI EDMAN, Llbmad dt elegir, cit., p. 200..

f
as LORD Rooo1Ns. Libertad t i11ua/daJ, ed. casr. a cargo de P. Schwarlz, Unión Editorial, /bid., p. 209. . . .
Madrid, 1980, pp. 1 SS. - • " J. M. BUCHANAN, The Llmlts o/ Libtrty. Berwcen Anarchy and Lecrathan, Univemty of
81 Chicago Press, 1975, pp. 37 ss.; G. TULLOCK, Necesidades privadas y mtdi~~.Públicos, trad. casi.
R. DAttRENDORF, El mievo liberalismo, trad. cast. de J. M.• Tortosa, Tccnos, Madrid.
1982. pp. 84-85. de L A. Martín, Aguilar, Madrid, pp. 21 ss. .
152 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION LA FUNOAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 153

p~eferencias i~.divi~ua.les previa a la elección pública; 4.•) garantía de que edad cívica, que dejan en manos de los poderes públicos las responsabilidades
n~nguna. elecc1on publica responda a la preferencia de un individ uo impuesta y decisiones más importantes de su existencia 94•
dictatorialmente a ·los demás. Arrow tras una minuciosa argumentación e) La contraposición entre los valores de libertad e igualdad ·con la
co~cluye que no existe ningú~ ~istema de elección o decisión colectiva que supeditación de la segunda a la primera, y el enfoque individualista de la
satisfaga plenamente las cond1c1ones de democracia y racionalidad que se sociedad y de la organización política, ha tenido puntual repercusión en la
desprenden de las cuatro exigencias de su «teorema» 92 . Esta teoría ha influido teoría fundamentadora de los derechos humanos de los economistas neolibera-
en la decisión de Buchanan y Tullock de proponer un sistema «Contraciualis- les. Así, al célebre análisis económico del proceso político de Anthony D owns
ta» para. la toma de decis!ones pú~licas. Parten para ello de la idea de que el realizado en su obra An Economic Theory of Democracy 9 $ ha seguido en el
Es~ado hbre no puede ser independiente de las decisiones de los individuos que plano jurídico la reciente investigación de Richard Posner Economic Ana'lysis of
lo integran. Ahora bien, la única regla que asegura que la decisión colectiva Law. En esta obra se defiende una teoría de los derechos básicos, que son
tom~d~ libremente satisfaga a todos es la de la unanimidad; tal regla respetaría asumidos como den;~hos de apropiaéión. En función de tal premisa se procede
el «Optimo de Pareto»/al garantizar la inexistencia de externalidades o costes a-una redefinición del derecho de propiedad ampliando su ámbito y lógica -
externos por parte de quienes deben soportar los efectos de la decisión operativa a todas aguel!~Yl!ru!.."s- qµ.Q,,d~aJg(!Jl m2fl.9_, 1rneden ~r9..P.i~-!Q_C[f..'
col~c.tiva. Sin embargo, desde el punto de vista del coste para llegar a la cálculo económico. Así, por ejemplo, la actividad fiscal del Estado, los derechos
dec1s1ón ( decision making costs) la unanimidad comporta unos costes transac- laborales de los trabajadores, los derechos pasivos de los jubilados... A partir
cion?les ex~i~os, lo que obliga a optar por una regla mayoritaria que, de esta proyección del análisis económico a tales esferas Posner entiende que
mediante dec1s1ones a largo plazo, permita también arribar a elecciones podrán superarse determinadas externalidades que, debido a su indetermina-
óptimas. A partir de ahí infieren que una sociedad será libre cuando los ción en términos de derecho de propiedad, generan el aprovechamiento de
proced~m~entos para 1.a toma de sus elecciones públicas respondan a los bienes libres, de uso común, pero en realidad escasos (el agua, el aire, el silencio,
proced1m1entos de racionalidad descritos 93 • A su vez, defienden la tesis del el paisaje, etc.). A través de la proyección del derecho' de propiedad sobre estos
~stado mín~mo al ~nsistir en que las intervenciones estatales y la burocratiza- bienes se podría conseguir su gestión óptima, su utilización adecuada y su
c1ón de la vida social conducen a efectos más perniciosos que las anomalías del eficaz protección. Por último, la necesidad de superar las externalidades que
mercado que pretenden corregir. En concreto se apunta al despilfarro de implica la incertidumbre en la titularidad y las dificultades de transmisión de
recursos:·~ "? distorsión en el juego de los agentes económicos, como defectos
1
bienes y servicios de contenido económico exige, segun Posner, vincular la
más frecuences producidos por la injerencia de la Administración en el ámbito legitimación de su tituláfiú_·... y la garantía de su libre transferencia a quienes
que debé quedar a la libre disposición de la iniciativa privada. Como alternati- maximicen su aprovechamiento en t~rminos de rendimiento económico y
va proponen que el Estado recupere sus tradicionales funciones políticas y eficacia social 96 • ·
renuncie en favor del mercado a sus tareas intervencionistas encaminadas a Estos planteamientos, aunque vinculados a la cultura anglosajona, han
proporcionar mercancíus y servicios. Estas funciones mal desempeñadas por el hallado también eco en otras latitudes y, en concreto, en nuestro país donde
We!fare. ~cace se han traducido en ineficacia de las prestaciones, en falta de han sido defendidos, de modo especial, a través del Instituto de Economía de
product1V1dad de los servicios públicos, y, en suma, han conducido a los Mercado 97 • No es posible entrar aquí en una valoración pormenoriiada de
sistemas intervencionistas a Ja inflación y al déficit crónico. Para evitarlo estas tesis, por lo que me limitaré a esbozar algunas consideraciones criticas de
aconseja n: reprivatizar los servicios y prestaciones de bienes de in terés social · su alcance para la fundamentación de los derechos humanos.
r.estringir el pap~l del Estado a la garantía del marco legal de Jos derechos ; La orientación subjetivista, que constituye el común denominador de estas
libertades; reducir la burocracia aplicando a su actuación el análisis económico
co~te/?eneficio; y cubrir el coste de los servicios públicos haciéndolo revertir •• G. BUCHANAN, Tire Llmits of Libeny. cit., pp. 165 ss.; O. TuLLOCK, Necesicladts privadas
mas .directamente sobre sus usuarios. Estas medidas permitirán a un número }' medios púb//c'os. ci1 .. pp. 68 ss.
91
A. DOWNS, Teorla eco11ómica Je la dt1nocracia, lrad. cul. de L. A. Ma1tín, Aguilar.
máximo de personas la realización libre y responsable de sus preferencias con Madrid, 1973. donde avanza una explicación económica del comportamiento polí1ico del
los c~st~ i:iíni~os. De este ~odo, en el marco de una sociedad competitiva se gobierno en pp. 301 ss. •
•• R. PosNEK. Economic A11alysf! of l.Aw, liule Brow·n &. Co .. BoSlon. 2.' ed, 1977, pp.
contnburra él evitar que los ciudadanos queden relegados a eternos menores de 36 SS.
" Entre los 1rabajos del Instituto de Economía de Mercado, publicados iodos ellos por
Unión Edi1orial de Madrid, pueden citarse los de: F. CABRILLO y F. SEGURA, Dinero y /iberrtul
92
eco116mica, 1979 ; J. SARDA, Una nurva tconom'4 dt ml!rcado, 1980; y P. SCHWARTZ, Libertad y
K. ARROIV, Social Cliokt a1u/ /11divid11al VCll11t s. Wilcy & Sons. New York. 2.' cd .. l 963, prospuidad, 1919. En la República Federal de Alemania las lesis neoliberales han sido
llP· 17 ss. Cfr. A. SEN, Sobre In dcsigual<iacl eco11ómica trad. cast. de 1 Verdeja Orijalbo diíundidas, de modo especial. por el Waller Eucken lnstitüt a lravés de una amplía serie de
Bar~~lona. 1979. pp. 19 ss. • · ' ' ' publicaciones editadas por J.B.C. Mohr (Paul Sicbcck) de Tübingen. En Francia. enlrc otros, ha
. , J.. BUCllANAN Y O. !UL~OCK, Tht Calculus of Ccmsem. Logict1I Fou11daiio11s of defendido estns 1esis H. LEPAGE en su vol. Maila11a ti capiralismo, lrad. cast. de J. Bueno,
Cmu1111111011a/ Democracy. Un1vers1ty oí Michigan Press, Ann Arbor, 1962. pp. 78 ss. Alianz:i. Madrid. 1979. --

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r 154 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITl,IClON LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS . I 55

teorías, corre el ríesgo de desembocar en una concepción individualista e ~libertad" es supersimplificada y abstracta» y que como mentores sociales y
1 insolidaria de los derechos básicos; que pueden llegar a traducirse en instru- políticos «no son ·unos guías morales totalmente dignos de confianza» 9 9.
mentos para la defensa de los intereses de determinadas categorías de ciudada- Tampoco las tesis de Dahrendorf y Posner me parecen convincentes.
nos, antes que en valo"res para la emancipación de Ja sociedad en su conjunto. Entiendo que la defensa de los bienes comunes y su disfrute ecológicamente
Así, por ejemplo: la idea de la «catalaxia» avanzada por Von Hayek, que equilibrado no se logrará proyectando a su utilización la lógica individualista
pretende reflejar el orden armónico e imparcial de la comunidad libre basada de Jos derechos de apropiación. Por el contrario, la racionalización de su uso
en la aceptación confair play por sus miembros de Jos resultados del j uego del debe fundarse en la consideración de tales bienes como de interés colectivo y
mercado, reposa en una concepción distorsionada de Ja realidad sociopolítiea. difuso, que, en lugar de un aprovechamiento exclusivo y excluyente (según las
En efecto, el pretendido carácter imparcial del juego de la «catalaxia» se ve premisas de Ja concepción liberal-individualista de la propiedad), asegure su
desmentido cuando se advierte que, en el seno de la sociedad capitalista, se utilízación y disfrute inclusil.los en favor de todos Jos miembros de la comuni-
traduce en una ruleta o una lotería «trucada». No existe en esta sociedád un dad 100• De otro lado, Ja tesis de Posncr, tendente a vincular la legitimación del
reparto equitativo de las papeletas (oportunidades o situaciones socioeconómi- derecho de propiedad y los demás derechos humanos a Ja maximización del
cas de partida) lo que, en virtud de un elemental cálculo de probabilidades, rendimiento económico y eficacia social, puede conducir al resultado paradóji-
predetermina, o al menos condiciona, de antemano el resultado del juego. Un co de considerar como distribución óptima de Jos derechos aqueUa que permita
liberal más progresista, Ralí Dahrendorf, no ha dudado en denunciar que: a una minoría plutocrática detentar todo el poder económico en detrimento
«hay páginas, en Hayek, en las que expresa un cinismo característico a del resto de la po blación. Por este camino se podría incluso llegar a legitima-
propósito de una mejora de las condiciones de la vida humana», ya que el que ciones tan peregrinas de los derechos de apropiación como la de sostener que el
fuera Premio Nobel de economía «ni siquiera por un momento considera la millonario Rockefeller tiene una justificación preferente a la de cualquier
posibilidad de que haya una necesidad activa de actuar, una necesidad activa chicano o negro de Harlem en la utilización y titularidad de cualquier tipo de
de mejorar las condiciones y el destino del hombre» 98 . bienes si así se aseguran mejor «el rendimiento económico y la eficacia social».
Por lo que respecta a las tesis éticas de los esposos Friedman entiendo que En general, todos los intentos de extender la metodología económica al
reflejan un craso «daltonismo intelectual)). Del mismo modo que el daltónico análisis del proceso político y a la fundamentación de los derechos humanos,
conful)de la tonalidad de los colores, el daltónico intelectual confunde Jos proyectando sobre ellos Jos criterios de Ja teoría del pn:cio, deben ser contem-
·planos metódicos de enfoque de los problemas éticos y sociopolíticos. De ahí plados con desconfianza. Un neoliberal progresista, de cuyo pensamiento voy
que su pintoresca tesis de que hay que medir, moralmente, por·el mismo rase; v a ocuparme de inmediato, John Rawls, ha escrito que mio existe una teoría""
la herencia genética que Ja de la propiedad de bienes económicos confunde la acerca de las constituciones justas, que considere que éstas son procesos que
obvia distinción entre las leyes del mundo físico y las leyes éticas, jurídicas y conducen a una legislación justa que concuerda con Ja teoría que concibe los
polfticas que rigen la sociedad. Nadie juzga éticamente bueno o malo que una mercados competitivos como procedimientos eficaces y esto parece implicar
persona sea alta o baja, fuerte o débil, inteligente o torpe, como nadie, salvo los que la aplicación de la teoría económica al proceso constitucional actual tiene
¡ioetas en virtud de sus licencias literarias, considera éticamente bueno o malo graves limitaciones, en tanto la conducta política esté afectada por el sentido
que salga el sol, que llueva o que esté nublado. Sin embargo, todo el mundo que las personas tienen de la justicia, como ocurre en toda sociedad viable, en
puede juzgar, desde premisas éticas, el que en una sociedad vivan personas en la que una legislación justa es el primer fin social» 101 •
Ja opulencia, mientras otras no poseen los bienes mínimos para atender a sus En suma, la teoría económica neoliberal de Jos. derechos humanos y su
necesidades más perentorias. Sin entrar en el tema, hoy en boga, de que la consiguiente supeditación de la igualdad a Ja libertad me parece inaceptable.
herencia genética precisa para su desarrollo un marco de condiciones sociales y Concuerdo con la segunda pa.rte de la tesis ya expuesta de Popper en el sentido
económicas que Je permitan alcanzar su plenitud. Por tal motivo, coincido de l de que «si se pierde la libertad, ni siquiera habrá igualdad entre los no libres».
todo con Robert Heilbroner cuando censura a los Fricdman el haber omitido, Pero no acepto su pdmera premisa a tenor de la cual «la libertad es más
en su denuncia de que Jos sindicatos al defender a sus miembros limitan la importante que la igualdad, y que el intento de realizar la igualdad pone en
libertad de otras personas, que también los derechos de propiedad y las peligro Ja libertad» 101 • La libert_ad sin igualdad, desemboca en el 'elitismo y se
prerrogativas gerenciales «realzan la libertad de algunos y limitan Ja de otros». traduce en libertad de unos pocos y no libe rtad de muchos; se trata de la
Heilbroner advierte que la forma en que Jos Friedman «usan Ja palabra
n R. Ht:u..onONEft. Camina del i.'?di::idua!i.uno. en el vot S'lbre Lfl tcomm1fLl d~ mrrcad!J y los
" R. DAH~ENDORF, El nutvo //bera/i.1mo, ci1., p. 35. Má.s moderada, y procurando conciliar 11rohlemas t.fpailoles. de •Papeles de Economía ttpañola», 1981. n. 7, p. 396. ·
la teoría políllca de von Hayck con la concepción democrática ncolibcral, es Ja crítica de 100 Cfr. los capllulos ti y 12.
VotKER N1ENllAUS. en su vol. Persónllcltt Freiheil und moderne Dem1Jkralie. F.A. uon Haytks 'º' J. RAWtS, Teorlu de la jus1icin, trad. cast. de M.' D. Gonzálcz.· FCE. Méxko·Madrid·
Dtmokra//tkrlrik und sri11 Reformvor.c/1/ag eints Zwtiknmmusy.vlem.•, Mohr, Tübingcn, 1982, Buenos Aires, 1979, pp. 401-402.
102
esp. pp. l 0 SS. y 57 SS. K . POPPER. Btlsqueda· si11 rirm/110, rir., p. 49.
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156 DERECHOS H UMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTlTUCION .


LA FUNDAMENTACJON DE LOS DERECHOS HUMANOS 157
libertad -irónicamen1e denunciada por Analole France- de los pobres y
justificar tan sólo en dos casos: para reforzar el sistema general de libertades, o
de los ricos para mendigar. dormir bajo los puentes, o albergarse en el Hotel
cuando es aceptada por los posibles perjudicados por razones de interés
Ritz.
colectivo.
Un aspecto especialmente sugestivo, y ampliamente debatido, de la tesis de
Rawls es el que se refiere a la justificación de los principios de la justicia, que
3.2. DEL INDIVIDUALISMO AL ANARQUISMO sustentan el sistema de derechos naturales o libertades básicas. John Rawls
pretende derivar esos principios de la hipótesis de una supuesta «posición
Los planteamientos neoliberales expuestos constituyen el background original» en la que unos individuos, racionales, libres e interesados en sí
teórico y ambiental que ha servido de marco para interesantes empeños mismos, acordarían las bases sociopoliticas de su convivencia futura y, desco-
fundamentadores de los derechos humanos en la actualidad. Me refiero, en nociendo sus respectivas posiciones sociales en esa sociedad futura (bajo lo
particular, a las influyentes, a la par que debatidas, aportaciones de Joqn que denomina «el velo de la ignorancia»), establecerían dichos principios
Rawls, Ronald Dworkin y Robert Nozick. Sus tesis representan otros tantos por consenso unánime como normas perpetuas para una sociedad bien or-
esfuerzos doctrinales por reactualizar la teoría iusnaturalista de Jos derechos denada 10 '. ·
humanos, si bien desde premisas y estímulos no del todo coincidentes. Ronald Dworkin considera un mérito de John Rawls el haber contribuido
John Rawls no ha dudado en reconocer que su concepción de la justicia a sustraer la fundamentación de los derechos humanos de cualquier sospecha o
como imparcialidad «tiene Jos sellos distintivos de una teoría del derecho acusación de ser meras falacias metafisicas. La justificación contractualista,
naturab>. Rawls puntualiza que el término «natural» es apropiado porque apoyada en una sólida argumentación racional, llevada a cabo por el profesor
«sugiere el contraste entre los derechos identificados por la teoría de la justicia de Harvard, supone, a juicio de Dworkin, una rotunda respuesta a quienes
y los derechos definidos por la ley o por la costumbre». De ahí que los derechos piensan que Jos derechos naturales son algo así como «atributos fantasmagóri-
naturales sean los que «dependen solamente de ciertos atributos naturales cuya cos utilizados por los hombres primitivos como amuletos» 108 .
presencia puede comprobarse mediante la razón natural, empleando métodos Para Dworkin existen tres grandes filosoflasjurídico-políticas: las fundadas
de investigación de sentido común. La existencia de estos atributos y de los en objetivos ( goal-ba.sed), las fundadas en deberes ( duty-ba.sed), y las fundadas
derechos en ellos basados se establece independientemente de las convenciones en derechos ( right-based). Al primer tipo pueden adscribirse las tesis utilitaris-
sociales y
de las norm.as legales». Los derechos naturales se c~ : -·~rizan tas, al segundo las inspiradas en el imperativo categórico kantiano, y al tercero
además por rango prioritario: «Los derechos fácilmente anulables por otros las tesis revolucion~rias de Thomas Painc, así como la teoría de Ja justicia de
valores no constituyen derechos naturales» 103. Rawls y su propia construcción 109•
Como es sabido John Rawls resume su teoría de Ja justicia en dos Ronald Dworkin sostiene que para In right-based thesls «los individuos
principios fundamentales. El primero "postula que «Cada persona ha de tener un poseen intereses cuya titularidad les da derecho a defenderlos cuando lo
derecho igual al más amplio sistema total de libertades básicas, compatible con estimen oportuno» 11º. La fundamentación contractualista de los derechos
un sistema similar de libertad para todos»; mientras que el segundo señala naturales permite calificar como el mejor programa político aquel que persigue
que <das desigualdades económicas y sociales han de ser estructuradas de la protección de determinadas opciones básicas individuales, y no las subordi-
manera que sean para: a) mayor beneficio de los menos aventajados, de na a cualquier fin colectivo, o deber, o a la combinación de ambos. La
acuerdo con un principio de ahorro justo, y b) unido a que los cargos y las right-based theory insiste en el carácter «natural» de los derechos básicos para
funciones sean asequibles a todos, bajo condiciones de justa igualdad de diferenciarlos de aquellos que tienen una base fegal o consuetudinaria. De ahí
oportunidades» 104• Rawls explica que el sistema de libertades básicas protegi- que desde sus premisas se infiera que los derechos y libertades básicos no son el
das por el primer principio entraña una manifestación de derechos naturales, producto de Ja deliberación legislativa o de la costumbre social, sino que
porque, a parte de hallarse fundadas en atributos naturales, poseen «una fuerza constituyen criterios independientes para enjuiciar a Ja legislación y a Ja
especial contra la que otros valores no pueden prevalecer, normalmente» 1 º'. costumbre 111 • En todo caso, la right-basefl theory es entendida por Dworkin
En Ja formulación de John Rawls los derechos .n aturales sc;>n absolutos en el como un modelo constructivo, en el qu é la concepción de los derechos y
sentido de que el conjunto de libertades básicas que postulan «sólo pueden ser Jíbertades básicos como derechos naturales se halla en función de su idoneidad
restringidas en favor de la libertad en sí misma» 106• Tal restricción se podría para unificar y explicar sus propias convicciones políticas, así como una

'º' J. RAWLS, Teoría de la j11stlcia, cit., p. 5S8, n. 30. 'º'


10•
/bid., pp. 163 SS.
10
• lbfd., pp. 340·341. R. DwoRKIN. Tak/11 Rial1ts Serin11sl¡•, Duckwor1h, London, 2.' cd., 1978, p. 176.
'º' lbld., p. 5S8, n. 30.
,•• tlifir.:íij).lñ-ss.---·;.J-- ---····-····
'º'' lhírl., p. 341. LOO /bid., p. 176.
11
' lbltt., p. 177.

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158 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTJTUCJON LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 159

decisión programática para someterlas a un «test of coherence and expe- garantía de la vida, de la salud, de la libertad, y de la propiedad; a los que
ricncc» 1 1 2 • Nozick añade el derecho al castigo y a In reparación de las violaciones de los
Los derechos naturales, o derechos morales, son ~n palabras de Dwor- derechos, así como a la defensa frente a tales violaciones 119• Conviene destaca r
kin- derechos.que tienen su razón de ser en la protección que prestan a los que Nozick pone especial énfasis en la defensa del derecho de la propiedad, que
individuos, incluso frente a Ja mayoría: «against the majority». En la tradición puede ser adquirida por el trabajo, la ocupación, o la herencia, así como a la
política norteamericana Ja Constitución y, en particular, el Bill of Righcs se defensa de los mecanismos jurídicos que facilitan su transmisión por contrato.
· hallan dirigidos a defender a los individuos y a los grupos contra determinadas La teoría de los derechos naturales en Robert Nozick se fundamenta en una
decisiones que puede tomar la mayoría, de modo especial, frente a aquellos concepción de la justicia que denomina enticlement theory. Según dicha teoría
actos de la mayoría que afectan al interés general 113 . Dworkin justifica este cada persona es titu lar ( encit/ed) de aquellos derechos adquiridos en virtud de
planteamiento subjetivista e individualista de los derechos humanos explican- apropiación histórica (historica/ encítlemenc theory) y que reposa en la máxima
do que hay determinados derechos y libertades, que desempeñan un papel tan de que «todo lo que está basado en una situación justa adquirida por
relevante para la vida humana, que no pueden quedar a merced de decisiones procedimientos justos es de por sí justo»: «Whatever ariscs from a just
políticas puramente cuantitati vas. Por ello, en abierta polémica con la concep- situation by just steps is itself just» 120• De tales premisas se desprende una
ción utilitarista, entiende que cuando algu.ieo tiene un derecho básico el legitimación en términos absolutos e ilimitados de los derechos de apropiación,
gobierno no puede negárselo, aunque sea en nombre del interés general. Así, y, en particular del derecho de propiedad.
por ejemplo, el gobierno no está legitimado para restringir Ja libertad de Se debe advertir que R~bert Nozick recurre, al igual que John Rawls, al
expresión, aun que creyera que con ello se aumentaba el bienestar general 1 1•. contrato, aunque no para explicar la fundamentación de los.derechos humanos
Sin embargo, esta defensa de los derechos individuales no se traduce, en o de los postulados de la justicia, ya que la tesis rawlsiana de <da posición
Dworkin, en la afirmación del primado de un derecho absoluto a la libertad, original» y del «velo de la ignorancia» le parece abstracta. «Tan sólo si las
que pudiera sobreponerse a las exigencias de la igualdad. Precisamente para cosas cayeran del cielo como el maná y nadie tuviera algún título para
evitar un planteamiento antitético de estos valores fundamentales y para pretender alguna porción de él», sería posible admitir los criterios de justicia
superar las contradicciones filosóficas y políticas que oscurecen el significado distributi va que propone Rawls, pero como la experiencia muestra que las
de la libertad, Ronald Dworkin propone construir su argumentación más que cosas no ocurren así, se pregunta Nozick si «¿es éste modelo apropiado para
sobre la idea de 1'.' lihertad, sobre la de la igualdad formal. Así centra su explicar el modo como han de distr.tiuirse las cosas que los hombres produ-
oncépción en e,!j>r1111ado del derec~wic_g_~.tratamic.n.tQ ii:lliil.'es decir cO....::- cen?» 121 • Por tan to, es 1a titularidad aaquirida por prescripción histórica y no
X... 1derecho .~.!a 1$..~aldad de Consideración y respeto: <<Q i;j¡¡hwo egua! concern_,

O
el a<;uerdo el fundamento de los derechos naturales; de ahí que el marco
añ<l'rCspect» fH. (framework) contractual sirva para justificar la protección, pero no el origen, ni
Robert Nozick ha radicalizado la fundamentación subjetivista de los dere- el fundamento de los derechos naturales.
chos humanos, hasta el punto de que sus tesis llegan a desembocar en un La protección de los derechos naturales se lleva a cabo a través de unas
individualismo libertario y anárquico. A tenor de su planteamiento, la existen- agencias protectoras (protective agencies) que terminan por desembocar en el
cia de los hombres como individuos separados y autónomos hacen moralmente Estado, que a diferencia de aquéllas posee el monopolio de la fuerza 122• Este
condenable cualquier intento de sacrificar los derechos de unos en beneficio de planteamiento conduce a una desvalorización del Estado que queda reducido a
otros. Nozick, apoyándose en su personal interpretación de Ja teoría de los un Estado-mínimo, relegado al cumplimiento de funciones de vigilante noct ur-
derechos naturales del state of na tu re de John Locke, defiende una concepción no (nighc-watchman Stace); esto es, ve limitada su acción a la tutela de los
de los derechos humanos como límites absolutos para la actuación de los derechos individuales, sin posibilidad de modificarlos y, menos aún, de
demás y del Estado. Con ello rechaza las teorías teleológicas que, como la sacrificarlos en aras de cualquier interés social o colectivo 123• El Estado-
utilitarista, permiten el sacrificio de los derechos individuales con el pretexto de mínimo restringe su cometido a organizar la policía y el ejército, así como los
que así se puede maximizar su extensión 116. Los derechos naturales suponen, tribunales de justicia, dentro de los límites que sean imprescindibles para la
por tanto, el reconocimiento de la «inviolabilidad de las personas» 117• Tales garantía de los derechos individuales.
derechos insfividuales, al igual que para Locke 118, se circunscriben a Ja Cualquier injerencia estatal en la esfera de los derechos individuales es
considerada por Nozick como violación de la persona inde.pendiente y
l l llbltl.. p. 177.
l ll /bid., p. 133.
1 11 •
,. !bit/.• pp. 269-270. R. No?ICK, op. cit., pp. JI SS.
1I> / bfi/., pp. 180 y 272 SS.
'1 º !bid., p. ISI.
: :: R. NoztCK, Anurd•)', Statt 1111tl UtC1¡Jiu. Blackwell. Oxíord, 1974, pp. 22 ss. lll /bid., p. 198.
!bid.• p. 32. 121 /b(d., pp. 23 SS.
1
" J. LOCKE, Two Treatises of Go•·~rmnt'nt. 11. 6 . l ll /bid., p. 332.

. -····-- -·. ·······-·---·--- - - - - -


160 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTlTUCION LA FUNDAMENTACION D E LOS DERECHOS HUMANOS 161

autóno ma, o como su instrumentalización que la degrada a medio puesto al «macrofilosolia del derecho» en el seno de la cultura anglosajona, abandona-
servicio de otros 114. No es, por tanto, incumbencia del Estado el realizar una dos en las últimas décadas por la influencia -en muchos casos provechosa-
justicia distributiva,_po r grandes que puedan ser la pobreza y las desigualdades .de la filosofía analítica, que propició investigaciones sectoriales sobre aspectos
económicas, o _por importantes que parezcan las exigencias del bienestar muy limitados y concretos de la teoría y la filosolia del derecho. Desde el
general (como sucede en el caso de la enseñanza), ya que todo gravamen de las enfoque que aquí importa conviene insis tir en el rol positivo desempeñado por
rentas del trabajo o de los beneficios económicos es moralmente inaceptable. estas teorías para una fundamentación iusnaturalista de los derechos humanos
De ello deduce que los impuestos equivalen al trabajo forzado (forced labour) actualizada y dis ipadora de muchos de los recelos, equívocos y anacronismos
y suponen una injustificable lesión de los derechos del hombre sobre su propio que el derecho natural suscitaba en el área anglosajona. En este sentido,
cuerpo, esfuerzo y propiedad, así como de su derecho básico a no ser obligado comparto plenamente la tesis de que los derechos humanos no pueden
a hacer determinadas cosas 125 . · fundamentarse desde el positivismo jurídico, o desde un utilitarismo radical, si
Como se desprende de la breve reseña hasta aquí trazada, pese a Ja se parte de la prioridad de tales derechos respecto a la legislación positiva.
coincidencia de las tesis expuestas en una concepción subjetivista de los Recientemente Herbert Hart, que ha sido uno de los blancos preferentes de la
derechos humanos que los contempla como categorías para la defensa de crítica de Ronald Dworkin, ha llevado a cabo una réplica dirigida a mostrar la
inte reses individuales, y pese a la aparente similitud de los métodos de enfoque insuficiencia de algunos argumentos críticos avanzados contra el utilitarismo
y planteamientos, se dan no tables diferencias entre las posturas de Rawls, en nombre de la revalorización de los derechos humanos. En opinión de Hart,
l Dworkin y Nozick. Sin entrar en la divergencia de los presupuestos ideológicos Dworkin y Nozick al concebir los derechos básicos como categorías absolutas
1 que les sirven de punto de partida -un liberalismo progresista en Rawls y para la defensa de la individualidad de las personas frente al Estado, así como
Oworkin, frente a un liberalismo individualista-conservador en Nozick- al denunciar que el utilitarismo maximizador del bienestar social (entendido
cxisten también entre sus respectivas tesis doctrinales manifiestas discrepan- como la suma o el total de placer o felicidad) ignora el principio moral básico
cias. Así, por ejemplo, mientras la doctrina iusnuturalista que inspira la teoría de que la humanidad se compone de personas independientes, comprometen la
de Rawls es la de Rousscau y, de modo especial, la de Kant, Nozick se remite realización de valNes sociales y colectivos básicos 127 . Esta crítica es aceptable
expresa.mente a John Locke, hallándose la teoría de los derechos del hombre en lo que tiene de llamada de atención sobre los peligros de un enfoque
de T homas Paioe en la base de la construcción de Dworkin. Rawls y Dworkin radicalmente individualista de los derechos humanos, pero tiene el límite de
fundamentan su teoría de la justicia y de los derechos naturales en un contrato partir de una pcrspt'-Ctiva extrasistcmática ; es decir, plantea el problema en
gen, .. basado en la hipótesis de una situación originaria; en tanto que Nozick términos de antítesi:. entre los derechos humanos ci rcunscritos al plano
funda la legitimación de los derechos en los distintos títulos singulares de individual y las exigencias económico-sociales del bienestar general 128• F rente
apropiación histórica de los individuos atomizados, los cuales protegen a sus a este planteamiento estimo, tal como he intentado demostrar en los capítulos
derechos a través de una pluralidad de contratos particulares que, por último, anteriores, que hoy la teoría de los derechos humanos no coincide ni se
... desembocan en la justilicación del Estado- mínimo. Por ello, tampoco coinci- identifica con Jos derechos individuales, sino que engloba también en su seno a
den las misiones que estos autores neoliberales atribuyen al Estado. De forma los derechos sociales. Por tanto, la crítica a estas teorías debe plantearse desde
que, frente al riguroso abstencionismo propuesto por Nozick pa ra la acción una posición intrasistemática, o sea, mostrando el carácter incom pleto y
estatal, Rawls reivindic-d la necesaria actuación de los poderes públicos para la parcial del concepto y la fundamentació n de los derechos humanos que de ellas
realización de los pri ncipios de la justicia distributiva, y también lo hace se deriva 129 •
Dworkin al admitir la intervención del Estado como cauce para la efectividad Como valoración global del fundamento de los derechos humanos q ue se
de su derecho básico a «la igualdad de consideración y respeto». Si bien, a
través de su rheory ofadjudication, Dworkin confiere a la actividad judicial un 111
H. HART, Entre ti pri11dpío d~ utllfr/1ul y los cler1trlio.• /11wia11ns, lrad. c:1st. de M.' D.
papel decisivo en la identificación y protección de los derechos humanos 126• Oonzález, f'. Laporla y l. Hierro, en RFDUC, 1980, n. 58, pp. 7 ss. esp. pp. 26 ss.
Es imposible abordar en unas líneas un justiprecio general de la obra de u. Este planteamiento se evidencia cuando HERBERT HART, pese a su deíeosa del
estos pensadores. La metáfora de los «ríos de tinta» no resulta, en este caso, del u1ili1arismo y sus reservas hacia las .. nuevns teorías de los derechos na1urntC$. no duda en
reconocer que : ffla dtfensa de una doc1rina de tos derechos humanos -que limila la acción del
todo hiperbólica para describir el amplio eco suscitado por sus teorías en los Estad o $Obre sus ciudadanos- parece se r lo que con mayor u1¡1'ncia exige los problemas
últimos años. En buena parte el interés de estos trabajos reside en su valor polílicos de nueslro tiempo, indudablemenlc con más fuerza que una simple demanda de la
máxima utilidad general». Utilitarismo y dertcl1os muuralts, en ADH, 1981, p. 167, erad. cast. de
testimonial como prueba de la recuperación del gusto por los temas de J. R. de Páramo.
11' Cfr. capítulos 1, 3.1 y 2, 3. 12t3 y 3.232. Hay que advenir que RONA l.D D woRKIN
sugiere la posibilidud de derivar de su principio ..a la igunldad de consideración y respclo»
"~ lbíd., pp. 32-33. derechos sociales, como derechos básicos, y no como meros aspccios o porciones del bienes lar
lll/bit/., pp, 167 SS. coleclivo, segun se desprendería del enfoque u1iliturista que, en esle pun10, sigue HART. Vitl. su
i:• R. DWORKIN, 0¡1. cit., pp. 81 ss. réplica a ta crílicíl de J. RA':i en et apfodice de su T11ki11g Rig/11s Sel'lo11sly, cit.. pp. 36-1 ss:
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162 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION


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LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 163

desprende de estas pos1uras me parece oportuno recordar aquí el juicio crítico intersubjetiva» de tales valores, bas.a da en la comunicación de los datos
avanzado por Robert Paul WolfT en relación con los presupuestos de la teoría antropológicos que les sirven de base. Para explicitar este planteamiento es
de la justicia de John Rawls al escribir que: «El velo de la ignorancia crea una preciso aludir a los presupuestos metodológicos desde los que se ha legitimado
situación de elección en la que las características esenciales de la existencia una construcción intersubjetiva del valor, así como a las premisas antropológi-
humana se dejan a un lado, juntamente con los accidentes de las variaciones cas en que tal teoría se sustenta.
individuales. En mi opinión, el resultado no es un punto de vista.moral, sino un
punto de vista no humano, desde cuya perspectiva las cuestiones morales no se
clarifican, sino que se deforman y se distorsionam> 13º. En suma, las tesis 4.1. LA TEORÍA CONSENSUAL DE LA VERDAD
neoliberales y neocontractualistas, aunque se presentan como fundamentacio-
nes subjetivistas de los derechos humanos al concebirlos como categorías al El ~punto de partida de la fundamentación intersubjetivista de los valores
servicio de la individualidad, terminan por ignorar las exigencias concretas de reside, como se ha apuntado, en la crítica a los postulados axiológicos del
los individuos por carecer de una adecuada justificación antropológica de sus objetivismo y del subjetivismo. Esta tarea, estrechamente vinculada a las bases
presupuestos. para una actuación comunicativa racional en cuanto condición epistemológica
para poder llegar· a un consenso sobre los valores, se halla en el centro de
las tesis del último de los pensadores de la Escuela de Francfort: Jürgen
4. FUNDAMENTACION INTERSUBJETIVISTA Habermas.
Según Habermas el positivismo parte de que las cuestiones prácticas no son
Como alternativa a las fundamentaciones objetivistas y subjetivistas de los susceptibles de discusión racional por lo que, en definitiva, tienen que ser
derechos humanos el intersubjetivismo representa un esfuerzo por concebirlos decididas. El positivismo supone una forma de filosofia axiológica subjetiva
como valores intrínsecamente comunicables, es decir, corno categorías que, por (subjektive Wertphilosophie) que conduce a un decisionismo, a una elección
expresar necesidades social e históricamente compartidas, permiten suscitar un irracional de Jos sistemas valorativos, y a reducir las normas a decisiones. De
consenso generalizado sobre su justificación. este modo, el subjetivismo radical positivista termina por hallar su comple-
Al tratar de legitimar los derechos humanos la razón práctica no puede mento -tal como advirtieron Adorno y Horkheimer- eil la mitología. De
prescindir de las condiciones antropológicas de los sujetos que y para los que se otro lado, la ética axiológica objetiva ( objektive Wertethik) postulada por
formulan tales derechos. Ello obliga a tener presentes las exigencias de la Scheler y Hartmann implica «una falsa racionalización de lo·desracionalizado»
naturaleza humana, porque como advierte José Ferrater Mora: «si no hubiese ( einer falschen Rationalisierung des Entrationalisierte11), al concebir las relacio-
absolutamente ninguna tendencia a conservar la propia vida, y si no hubiese nes axiológicas desligadas de su nexo· vital real e hipostasiarlas como un
ninguna simpatía hacia otros seres vivientes, y únicamente una completa y ámbito ideal del ser que trasciende la experiencia 133 •
constante hostilidad, tendría escaso sentido hablar de respeto a la vida o de Para superar estas posturas Jürgen Habermas propone un tipo de intersub-
altruismo». No en vano los hombres «Son individuos biológicos que se jetivismo destinado a explicar y fundamentar consensualmente la verdad de los
desarrollan en un continuo social-cultural. Este se modifica en el curso del argumentos y la corrección de las normas que regulan la actividad social, en
tiempo, dando lugar a muy diversos tipos de sociedades y a muy variados cuanto manifestaciones de la praxis comunicativa. A partir de ahí, la validez o
paradigmas sociales y códigos morales» 13 1• Ahora bien, Ja apelación a la invalidez de un argumento o de una norma social se pueden medir por su
naturaleza humana, desde estas premisas, no supone la recaída en un objetivis- idoneidad para el logro de un entendimiento intersubjetivo. La experiencia
mo, que la asuma como una categoría eterna o como una esencia metafísica, ni comunicativa (kommunikative Erfahrung) es guiada por un interés práctico
en un subjetivismo, que la disuelva en uha multiplicidad de intereses atomiza- ( praktisches Interesse) tendente a mantener la cooperación social cuando se
dos y la desvincule de la experiencia, sino que implica «un intersubjetivismo aceptan la verdad del actuar comunicativo (kommunikatives Handeln) y de las
cu! tu ral e histórico» 1 3 2 • normas que regulan las relaciones humanas: o a posibilitar el entendimiento en
La fundamentación intersubjetivista de los derechos humanos entraña, por Jos casos en que no existe, o se ha quebrado el consenso. En estos supuestos,
tanto, frente al objetivismo una revalorización del papel del sujeto humano en cuando se trata de restablecer ·un acuerdo cuestionado hay que recurrir al
· el proceso de identificación y de justificación racional de los valores ético- «discurso» ( Diskurs). El discurso aparece, por tanto, cuando se impugnan las
juridi_cos; y frente al subjetivismo el postular la posibilidad de una «objetividad condiciones de validez del actuar comunicativo, pero se tiene Ja convicción de
que se puede llegar «discursivamenh:» a un entendimiento: sea sobre la verdad
10
' R. P. WoLFF, Pa,.a com¡rrtndel' cr Rcrw/s, trad. cast. de M. Su:írez FCE Mc'x1'co 19''1
0
página 91. ' • • •

lll J. F ERRATER MORA, DI' "'mat<•l'i{/ (1 la l'UZÓll, cil. p. 142 IJl J. HABERMAS, Thcorie und Pm.~is. So:ialp/1ilosophisc/re S111dic11, Suhrkamp, Frankíurt a.
l l l lhitl.. p. 142. . . M., 3.' cd., 1982. pp. 318-321. .

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164 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE D ERECHO Y CONST!TUCION LA FUNOAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 165

de los enunciados (discurso teórico); sea sobre la corrección o legitimidad de so racional obtenido a partir de las exigencias procedimentales de la si tuación
las normas que regulan la actividad social (discurso práctico). La situación comunicativa ideal 1 J7.
comunicativa idea! (idea/e Spreclzsltuation) es el medio que asegura un La fundamentación intersubjetiva del valor al proyectarse a los problemas
auténtico consenso", es decir, una comunicación sin distorsiones externas, que de la legitimación jurídico-política, tema central en la producción teórica
asegura un reparto simétrico de las posibilidades de intervenir en el diálogo habermasiana 138 , incide también en los criterios justificadores de los derechos
y de avanzar argumentos a todos los participantes 1 ~~. Como se ve, la situación humanos. Tiene especial interés al respecto el capítulo sobre Naturrechc und
comunicativa o lingüística ideal no se halla definida por las cualidades Rei;ofucion incluido en su obra Tlzeorie und Praxis, que permite sintetizar el
·¡ personales de los dialogantes, sino por la garantía de las condiciones procedi- núcleo de su postura en los puntos siguientes:
mentales del discurso práctico. a) Reconocimiento del papel decisi~o de las teorías iusn atural.i~tas (libe-
Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel han pretendido reela borar críticamente ral fisiócrata y democrático-rousseaumana) para la fundamentac1on de los
1 9
el trascendentalismo kantiano al insistir en las premisas generales y necesarias, de;echos humanos positivizadQS por la Revolución burguesa J .
es decir, trascendentales de los discursos prácticos, a cuyo efecto el contenido b) Necesidad actual de supera r la ideología iusnaturalista-individualista
normativo de las premisas generales de la comunicación ha de conformar el informadora de los derechos humanos formulados por la Revolución burguesa
núcleo de una ética o pragmática lingüística universal. Al participar en un en el doble sentido de: l.º) concebirlos como categorías vinculadas a intereses
discurso o en cualquier acción comunicativa admitimos, al menos implícita- sociales e ideas históricas que exigen su interpretación a través de relaciones
mente, algunos presupuestos que son los que van a permitir llegar a un sociales concretas, en vez. de fundament arlos ontológicamente en el sentido
acuerd o: «así, los presupuestos de que las proposiciones verdaderas son filosófico-trascendental, o en una antropología natural ista basada en la
140
preferibles a las falsas y que las normas justas (esto es: susceptibles de naturaleza del mundo, de la consciencia, o del hombre ; 2.º) considerar a los
justificación) son preferibles a las injustas. La base de validez de un discurso, derechos humanos como derechos fundamentales de contenido social Y
para un ser vivo que se mantiene en las estructuras de la co municación hablada político expresión de un orden jurídico integral (Gesamtrechtsordnuno), que
cotidi ana, tiene -en expresión de Habermas- el carácter vinculante general e abarque al Estado y a la sociedad 141 . D icho orden jurídico se h~ce posible con
inevitable de los presupuestos trascendentales» 135• la transformación del Estado liberal de derecho en Estado social de der~cho
Habermas intenta superar la crítica de abstracción y formalismo que se ha con la que se culmina el proceso de positivación del derecho natural al
reprochado a esa situación comunicativa ideal. En su opinión, la situación alcanzarse la integración democrática de Jos derechos fundamentales (<,der.
142
ideal no constituye un dato empírico, pero tampoco es una-n;.. J abstracción demokratische Integration von Grundrechten...)» .
formal. No es simplemente un principio regulador en sentido kantiano, ni un e) Ello no implica reducir el sentido revolucionario y emancipatorio del
concepto existente en sentido hegeliano, porque ninguna sociedad coincide con derecho natural moderno a una mera conjunción social de intereses ( lmeres-
la form a ele vida que postula la situación comunicativa ideal. Implica. más senzusammen/1ang); pero la idea del derecho natural que tiende a trascender la
bien, una pretensión o anticipación ( vorgriff) por parte de todo el que «de ideología burguesa sólo puede realizarse a partir de su interpretación basada
hecho» entra en un proceso discursivo, de que puede llegarse a un consenso en las concretas relaciones sociales y en el marco de los derechos fundamenta-
racional. De este modo, se vincula el consenso racional con el consenso les plasmados en la Co nstitución integral ( Gesamtverfassung) de una sociedad
efectivamente obtenido y se puede someter cualquier consenso empírico a la política 143•
critica basada en las condiciones de la situación ideal. Así se puede mostrar que . Para Jürgen Habermas en el Estado social de derecho la teoría de los
«la verdad de enunciados (o, en su caso, teorías) y la corrección de acciones (o, derechos fundamentales debe orientar a la praxis política en cuanto normas
'I
.: respectivamente, normas) representan pretensiones de validez que sólo pueden básicas del sistema y por lo que entrañan de máximas-guía d~I proces~
resolverse en via discursiva, esto es: con los medios de la conversación transformador de la sociedad. Al propio tiempo, la praxis políttca dcbera
comunicativa» 1J 6 • De acuerdo con este planteamiento, el valor «verdad», así aceptar las informaciones de las ciencias sociales sobre las condiciones necesa-
como los restantes valores, no depende de evidencias lógicas (objetivismo), ni
de meras verificaciones empíricas (sµbjetivismo positivista), sino .de un cansen-
'" J. HABERMAS. Aus:ug aus WalrrhtilSlhtoritn .en el vol. col. Wirklichkeit und Rcj/c:o:ion.
frmdrriji for Wo/rer Schulz. cd.. a cargo de H. Fah~nbac.h, !'leske, Pfullingcn, 1973, pp. 2~8 ss.
1.1• J. HAOtltMAS, Vo,.ber•if<'l•d• Berm.,k1111gm :u eírwr Tlrcorie der ko1111111111ikut/L'l!11 Kompe· " " J. HABERMAS, Leglr/111a11011sproblc111e "" Spatkaprta/1s11!11.v. ~~hrkamp. F~ankf\rrt . ~.M .,
l<•IJZ, en el vol. de J. HADERMAS y N. LUHMANN. Tht<Jl"ÍI! ''"'' Gese/fsclraft """' So;/11f1tdmologie, 1973. esp. pp. 194 ss.; sobre los problemas actuales de la legiumacron polítrcn, •1d. tambren su
Suhrkamp, Frankfurt a. M.• 1971, pp. 136 ss. obra La rtco11str11cció11 dd m111trialb1110 históriro. ciz, pp. 243 SS.
' JI J. H ABERMAS. La rtcorrstruccló11 dd 111a1ma/is1110 histórico, trad. cast. de J. Nicol:is ll9 J. HABE.RMAS, Theorlt und Pra.~is, dt .• pp. 89 SS.
Muña y R. G~rcía Cotarclo, Taurus, Madrid, 1981. pp. 179-180. De I<. 0. APEL vid. su trabajo ... !bid.• p, 122.
Do.< Apriorí der Kor11111u11ik<11io11sgcmelnsclraft rrrrrl die Grwrdlaocrr du,. Etlrik, en su Trn11sfom111· 141 !bid.• p. 121.
rltrrr der Plrilosu¡>lric, Suhrkamp, Frankíurt n. M., 1973, vol. 11, pp. 358 ss. .., fbícl.• p. 123.
1
l• J. HABERMAS, La recorutr11ccló11 del mareriolis1110 lristórico. c/1 .• p, 307. ,., fbid.. p. 122.
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r 166 DERECH OS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION

rias para hacer eíectiva la implantación de los derechos íundamentales. Sin que
tales exigencias científico-sociales puedan ser satisíechas desde las premisas del
r
ºt

) LA FUNDAM ENTACI ON DE LOS DERECHOS HUMANOS

Ernst Blocb 149- a la reivindicación de los derechos para unos hombres


desalienados en una comunidad definitivamente emancipada. Ahora bien, en la
167

nihilismo de los va.lores ( Wertnilri/ismus) o de la abstinencia de los valores rundamentación de los derechos humanos que se infiere de la teoría critica de
( Wertabstinenz) 144• Habermas conviene no soslayar un aspecto que se refiere, precisamente. a sus
De ahí que frente a l positivismo, que impugna la justificación racional de presupuestos antropológicos 150• Ya que nociones tales como las de «la
los valores, o frente a la teoría de los sistemas ( Syst'emtlreorie) deíendida en situación comunicativa ideal», «la teoría consensual de la verdad», o «la
Alemania por Niklas Luhmann, que transfiere Ja racionalidad de los valores a anticipación de una forma ideal de vida», podrían desembocar en el más
la mera necesidad de subsistencia de los sistemas autorregulados, Habermas abstracto formalismo de no hallarse apoyadas en determinadas categorías
propugna una teoría crítica de la sociedad basada en la reivindicación de la empíricas. Esas categorius constituyen el sistema de intereses y necesidades que
razón práctica. Fiel a su tesis de que todo conocimiento debe halla rse conforman el substrato antropológico que posibilita legitimar las normas ·que
orientado por un interés, es decir, de la <<referencia latente del saber teórico a la regulan la acción social. En efecto, el consenso que legitima racionalmente las
accióm> ••s, concibe la situación comunicativa ideal como «interesada>> en el normas es posible en la medida en que las mismas pueden alca nzar uri
sentido de q ue anticipa una forma ideal de vida asentada en Jos v'alores reconocimiento universal. Tal aceptación se consigue cuando: «las normás
tradicionales de la verdad, la libertad y la justicia y que aparece, en suma, como regulan legítimas chances de la satis(acción de necesidades; y las necesidades
un momento necesario en el proceso hacia la emancipación 146. interpretadas son una parte de la naturaleza interna a la que todo sujeto. que se
El principio-guía de la emancipación, como meta de un consenso obtenido comporte de forma veraz hacia sí mismo, tiene un acceso privilegiado» 151 • El
a partir de las condiciones que permiten a la razón práctica establecer una consenso tiene como presupuesto un «contenido experiencia!» que garantiza la
situación comunicativa ideal, sirve también como fundamento y postulado objetividad de las normas y valoraciones en la medida en que las necesidades o
crítico de los derechos fundamentales. En efecto, el catálogo de los derechos intereses que las justifican pueden ser generalizadas. «Mientras que sí existen
fundament¡iles en las constituciones occidentales constituyen la expresión de intereses y valoraciones no generalizables, es decir•.deseos particulares, satisfac-
una moral basada en principios, que legitima el sistema jurídico-político al o
ciones sufrimientos privados, las percepciones que no son objetivables no son
tiempo que «vincula la competencia legislativa... a la comprensión de la formu la- tales percepciones, sino imaginaciones, fantasías y figuraciones». Por ta nto, «la
ción de la voluntad democrática>> 147 . objetividad del contenido experiencia! de preceptos y valoraciones no tiene,
La fundamentación habcnnasiana de los derechos humanos que, como se pues, otro sentido que el siguiente: que las normas y criterios. de valor
ha indicado, resulta inco1.. _ .• ible con un iusnatural ismo ontológico, ahistóri- subyacentes pueden pretender" ser válidos, ·e. decir, que son unirersa/eS>>. A su
co o idealista coincide, sin embargo, con intentos recientes por concebir el vez, «la universalizabilidad de intereses y valoracio¡les depende de las normas y
derecho natural como el conjunto de los valores jurídicos que la razón práctica valores que encuentran reconocimiento intersubjetivo en circunstancias deter-
descubre en la propia historia de la sociedad -según se desprende de la minadas» 1 sz. La posibilidad de razonar intersubjetiva mente sobre necesidades .
enseñanza de Guido Fasso 148 - ; y que se orientan -tal como ha evidenciado generalizables es condición necesaria para conseguir un consenso universal.
Por tanto, «Si se pretende que el discurso práctico procure algo más que
examen de conciencia, precisión, examen de las condiciones de realización, etc.,
, •• /bid., p. 124.
parece que también las mismas interpretaciones de las.necesidades hubieran de
."' J. HADER~AS, Co11ucl111fet111J t interh, v~rs. cast. de M. Jiméncz. J. F. lvars. J. M. Santo~.
revisada por J. Y1dol Bcncyto, Taurus. Madnd, 1982, p. 324. Vicl. también su capitulo sobre
Erkennt111.~ uncl ln~tresst en su vol. Ttchnik uná Wí:s3e11scltafl al! Jdeologir. Suhrkamp,
Fr~nkfurt a.M., 1 J. ed ., 1981, pp. _146 s.s. En su tarea renovadora de Ju filosolia práctica las 1•• E. BLOCll, Drred10 11arnral y dignidad humana, trad. casi. de F . González Vicén. Aguilu.

tests de J. HABERMAS, a parte de sus nexos con las teorías de K. O. APEL. F. KAMBARTEL. P. Madrid, 1980.
LoR ENZEt<, M. RIEDEL o R. BuaNER. prC1Cotan in1er=ntes puntos de contacto con Jos ISO Conviene tener presente que la polémica entre JOR~EN HAOEU•~ ~ NIKLAS l~HMA_NN
plant~.ent?S ~~ J: R~wLS. Así, el propio HABEllMAS_~onoc:c.que e:W1e un parnlclismo entre cs. en buena medida. fruto de la pugna cnlic dos c:oncepaones antropologoc:is con1n1d1ctonas.
la sotuaaon ~ngutst1ca ideal y Ja es!ructura de la pos1t1on on&Jnal que RAwLS utiliza para su La de LUHMANN basada en las premisas antropológic:ls de AtNOLD GEHLEN. a quien
fundamcntaaó.n contr.ictual de J3 éhc:i. Au.szug aus Wal1rl1tits1hN>ri<n, cit., p. 2S8 n. 15. Si bien. HABEAMAS acusa de hipostosiar como datos <mc=arioS>t de Ja nalur.ilcza humana lo que son
~AD~MAS ~nhende que, a d!fcre?cia del contractualismo, su tesis implica, m:is que insistir en .el sólo aspectos coyunturales del devenir histórico. Al mismo tiempo HAUERMAS opone a GEHLEN
interes comun de todos loi 1mphcados en el contralo, sentar l3s premisas generales necesarias y LUHMANN una antropologia basada en el materialismo histórico que sitúa Ja concepción del
-trascendentales- para la formación racional del ronsenso. Vid. La rtcon1rrueció1t Jtl hombre en la teorfa de Ju sociedad, que parte de las c.ondicioncs del Lmbujo social. del
mar.rialismo. ltisiórico. op. cit., pp. 250, 271 y 299. Cfr. H. KITSCHELT, Mora/i.tclrt! Argwnmtie- d~rrollo de las fuerzas productivas y de Ja evolución de Jos sislcmus socioculturales que
r.~1 ~n~ ~?zraltlrcorit. Prowluralo Ethik bti John Raw/.r 1111d Jiirgc11 Hnbtr11ius, en ARSP. 1980, sirven para la reproducción de In vida social. L11 1·econstr11cd6•_r del 1>111terfoli.mw iiistódm .. dt..
py. J91 ~~. pp. 117 ss.; Tltcoric dcr Gesefls«haft oder So:iaftcdrnnlo¡¡le? E/1w A11srlmmd1•r>J!1t1111g m11 Nikfus
146
J. HABERMAS, Vn,.bureite11t/e 8emtrkunge11, cit., p. 140; Tcch11ik u11d Wi.~semcluyi, di., Luhma1111 en el vol. T lrtol'lt der G~sef/schaft oder So:itrltccl111ofogfc, d t., pp. 156 ss.; Antropologlo
i pp. 164-165; Auswg aus Wahrhtilstheorlen, cit .• p. 258. en el voi. Filosojla, cd. a car¡¡o de G. Prcti. Enciclopedia f'eltrinclli Fischcr, Milano. 2.• cd ..
1 ::: J. HABERMAS. La rteoii~m1cció11 del materíali.tmo hi.,tórico, dt., p. 239. 1972, pp. J9 SS.
•. G: FAssO, La it(Jgt dof/ci rugione, 11 Mulino, Bologna, 1964. Cfr. A. E. PtREZ Lui:io, " ' J. HABERMAS, A11.1:uu aus Wulwheitsti•eorie11, rit.• p. 2.54.
i' L ttt11'1'<rr10 i111cllcmwfe di G11ldo Fauo. en RIFO, 1976, pp. 372 ss. "' J. HAUERMAS, Co11m:imi<1llO • Ílllt.-és, cit., pp. 316-317.

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168 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION


r LA F UNDAMENTACtON DE LOS DERECHOS HUMANOS 169
1
incluirse en la argumentación» 153. La investigació n de Jürgen Habermas i
Gyorgy Márkus, Agnes Heller, Ferenc Fehér..., ha abordado una sugerente
plantea, de este modo, una cuestión central para la fundamentación de los reconstrucción del concepto marxista de· necesidad. Esta reconstrucción de la
derechos humanos C?n nuestro tiempo: la elucidación del concepto de necesida- noción de necesidad se ha dirigido, de forma prioritaria, a servir de soporte
des humanas Qásicas. antropológico para una axiol'ogía superadora de sus versiones apriorísticas,
idealistas, o ahistóricas.
. Así, para Márkus el concepto de me11sc/1/id1es Wesen (esencia humana)
4.2. DE LAS NECESIDADES A LOS VALOR ES constituye_la nóción básica de la «oncología metrxlana del ser social» 1s9 , Frente
a Hegel, Marx asienta su antropología filosófica en la convicción de que «el ser
La categoría de la «necesidad» ha ad uirido una relevancia decisiva ara Ja humano en sí, como persona imaginaria, no puede obrar, actuar, existir; sólo
filoso ía JUri 1co-po it1ca mo erna desde ue Hegel conc1 1era el sistema de puede ser en su real existencia humana, esto es, en los individuos singulares
neces1 ad es ( System er Bediirfnisse) como el primer momento con ormador de concretos, históricamente determinados, históricamente mutados, y en la
fa sociedad CJv1I. La safisfaCCJon de las necesidades 10d1v1duales a través del actividad de éstos. El ser humano es simplemente la abstracción del proceso
trabaj.o, que se objetiviza en la propiedad de las cosas externas, no puede evolutivo histórico de individuos concretos y de sus generaciones» 16 0 • Por ello,
reducirse a una afirmación de la particularidad subjetiva, porque gracias a la para Marx el principal criterio valorativo del progreso histórico se halla
inteligencia se conjuga con las necesidades y la voluntad libre de los demás 15•. constituido por la medida del desarrollo de las fuerzas esenciales humanas
He~el puntualizaba: «El animal tiene un círculo limitado de medios para --<:apacidades y necesidad.es- y del despliegue de la individualidad humana
satisfacer sus necesidades, que son igualmente limitadas. El hombre, incluso en libre, multilateral, o sea -en palabras de Márkus- (da medida en la cual se
esa dependencia, muestra su posibilidad de superarla y su universalidad actúan esos presupuestos, la medida en la cual se realiza el ser humetno en la
mediante Ja multiplicación de las necesidades y de los medios, así como existencia humana individual concreta» 161 .
mediante la descomposición y delimitación de las necesidades concretas en De modo análogo, .Agnes Heller, al exponer las premisas antropológicas
partes y _aspectos singulares, que devienen necesidades diversas particulariza- fundamentadoras de su Socíología de la vida cotidiana, advierte que: «la esencia
das y, por tanto, más abstractas» iss. humana no es el punto de partida, ni el núcleo al que se superponen las
Es sabido cómo Karl Marx ~nsideraba como exigencias imprescindibles influencias sociales, sino que constituye un resultado; sobre el supuesto de que
para la vida las referentes al alimento, vestido y vivienda. De lo que infería que: el individuo se ~"r.•tentra desde su nacimiento en una relación activa con el
.d primer hecho histórico es la producción de los medios indispensables para
la satisfacción de estas necesidades» 1' 6. A la vez, la satisfacción de esas
mundo en qu~· ~itció y
de que su personalidad se forma a través de esa
relación» 162• Nos dice Heller que el principal mérito del sistema axiológi~
primeras necesidades, la acción de satisfacerlas y la construcción de los marxiano reside en «considerar !_os conceptos de necesidad como categorías
instrumentos necesarios para ello conducen a nuevas necesidades (zu 11euen extraeconómicas e liiscórico-fllosóficas, es decir, como categorlas antropológicas
Bedü1fnissen führc ...) 157. Para Marx la reducción de la necesidad a su mera de valor,. y por consiguiente no susceptibles de definición dentro del sistema
dimensión económica representa una expresión de la alienación capitalista en económico» 163.
la que «cada individuo es un conjunto de necesidades y sólo existe para el otro, La obra de Marx -en opinión de ~gnes Heller- ofrece una importante
como el otro sólo existe para él, en la medida en que se convierten en medio el distinción entre las «necesidades naturales», referidas a los medios materiales
uno para el otro» 158.
indispensables para la autoconservación de la vida humana; las «necesidades
En la actualidad la denominada Escuela de Budapest, integrada fundamen- necesarias», no dirigidas a la mera supervivencia, «en las cuales el elemento
talmente por discípulos de Gyorgy Lukács, entre los que se puede aludir a cultural, el moral y la costumbre son decisivos y cuya satisfacción es parte
constitutiva de la vida "normal" de los hombres pertenecientes a una determi-
'" J. H ABERMAS, La rtcomrrucdón dtl materialismo l1J:s16rlco, cir, p. 299. nada clase de una determinada sociedad» 164 ; y las «necesidades radica les»,
u• G . W. f . HECEL. Grundlinien der Philosophie du R«hrs, en IYtrke in z"·anzig &il1den,
ª
ed.. cargo de E. Moldenhauer y K. M. Markus, Suhrkamp, Frankíurt a.M, 1970, vol. 7
parafrlfos, 188 y 189, pp. 346-347. '
1 5
!bid., par.igraío ·190, pp. 347-348. 159 G. MARKUS, Marxbi1;10 >' amropoloyía. trad. casi. de M. Sacristún, Grijalbo, Barcelona,
116
K. MARX y F. ENCELS, Die drutscht ldeologie, en Marx Et1gc/s IYtrke, Dieti, Berlin, 1974, pp. S-6.
1978, vol. 3. p. 28. l•O /bíJ., p. 72.
,,, /bid.• p. 28.
IOI /bid .. p. 72. '
• "~ K. MARX, Mcmu.<critos de.~co110111lcr y fl!osofla, trad. c:~st. de F. Rubio Llorcnte, Alianza, 162 A. HELLER, Sotiologfa ü la dd<1 cottrlim111, lrnd. case. de J. F. lvars y E. Pcrez,
Madnd, 1969, p. 169. La proyccc1on de Ja teona de las necesidades a la fundamentación de los Península, Barcelona, t977, p. 7.
derechos humanos ha sido objeco del estudio (tesina), todavía inédito, de J. HERRERA FLORES 'º' A. HELLER, Ttorfu tle /cis 11ecesidmle.< en MCJr.Y, lrnd . cnsl. de J. F. lvars. Península,
T <~r·i<i ~/" tus nec·•sldades y dc,-echos fimtlamemales, Departamento de FilosoITa del Derecho· Barcelona, 1978. ¡,. 26.
Unive1·s1dnd de Sevilla, 1982. · ' ,•• /bid., pp. 33-34.
170 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTJTUCION LA fUNOAMENTACION DE LOS DERECH OS HUMANOS 171

que implican opciones axiológicas conscientes que sólo pueden ser satisfechas Las necesidades radicales. en cuanto categorías axiológicas, deben ser
en una sociedad plenamente desalienada 165• entendidas como formas de preferencias conscientes sobre objetivaciones
La_interesante reconstrucción realizada por Heller Clc la teoría marxiana de sociales generalizables. Las preferencias conscientes, por ser expresión del
las necesidades, pese a que soslaya el estudio de la impronta hegeliana en ta carácter genérico del hombre. se justifican y legitiman a trávés del consenso:
formación de dichas categorías 166 , resulta muy útil para seguir el tránsito «Co11 respecto a los valores gu(a morales existe consenso social intersubjeti-
desde una concepción puramente descriptiva y empírica de las necesidades, que vo» 110. La fundamentación intersubjetiva del valor permite cifrar su validez
se identifica con la idea de las «necesidades naturales», a su significación universal, que evita la arbitrariedad y contingencia de las tesis subjetivistas,
filosófico-axiológica que, a través de las «necesidades necesarias», se plasma en pero no sobre la base de un orden axiológico suprahistórica y trascendente,
las «necesidades radicales». En esa reconstrucción de la teoría de las necesida- sino a partir del entendimiento de los valores como momentos de la evolución
des radicales juega un papel importante la distinción entre el plano cuantitati- humana. Los valores no constituyen, en efecto, ninguna propiedad eterna del
vo, dirigido a la mera satisfacción del «tenern, y el cualitativo, que se orienta hombre dada metafisicamente con su ser, ningún factum fijo de Ja existencia
hacia el <<Sen>, es decir, a la libre realización de la personalidad 167 ; así como ta humana, sino un orden de capacidades y necesidades que se despliegan a través
171
diferencia entre la dimensión auténtica de las necesidades, producto de la de la evolución histórica .
autoconsciencia libre que para Marx sólo se da en el reino de la libertad «de la En. este punto se abre un sugestivo plano de confrontación entre los
comunidad de Jos trabajadores asociados», y su falsificación, producto de la postulados axiológicos de la Escuela de Francfort y los de la Escuela de
manipulación de las necesidades en Ja sociedad capitalista 168. Budapest y, en concreto, -entre las tesis de Jürgen Habermas y Agnes Heller.
A partir de las necesidades radicales, que son necesidades cualitativas y Agnes Hellcr acepta expresamente el ideal habermasiano de la sociedad
auténticas se construye un sistema axiológico que tiene su principal valor ético comunicativa ideal, es decir, libre de cualquier tipo de dominación, en la que ve
«en el reconocimiento y la satisfacción de las necesidades de todos Jos hombres. Ja plena realización del ideal democ.rático; y comparte la tesis de Karl-Otto
Esta idea de valor es "el ideal del bien" -afirma Heller- en nuestra utopía Apel de que las necesidades humanas son éticamente re.levantes en cu~nto
racional» 169• . exigencias interpersonales comunicables. Por lo que deben ser reconocidas,
«Siempre que puedan ser justificadas mediante argumentos interpersona-
lU fbúJ., pp. 48 SS. y 178 SS. les» 112. Sin embargo, reprocha a Hallermas el haber construido su comunidad
166
Este tema ha sido estudiado por WERNER BECKER en La ttorla marxbro drl oa/or, trad. ideal a partir del dato exclusivo de la racionalidad del hombre y de su
casi. de E. Garzón Vaklés, Alía. Barcelona, 1981, pp. 16 ss. y 71 ss. Vid. también el artículo de
H. KueMT, D~ mancúdit Wmlthn als Gnuullagt du Dlakktllc, en ARSP, 1978, pp. 233 ss. capacidad lógica de argumentación. «Los hombres en quienes se sostiene este
167
A. HEU.ER, Ttor(a dt las Mcesldadts tn Marx, di., pp. 64-66. Cír. también d vol de A. ideal -señala críticamente Heller- nQ son hombr.es enreros. Pues carecen de
He1.1.ER y F. FEHER, u /ormt dtlruguag/ianza, trad. it. de L Boella, Edi?ioni Aut Aul, Milano,
cuerpo, de sentimientos y ni siquiera tienen relaciones humanas. La· relación
1978., pp. 63 ss. Como es sabido, KARL MARX denunció el prOCC$O de reducción de todas tas
necesidades humanas al «lenco> que se produce· en el seno de la sociedad capitalista en la que: entre ellos estriba únicamente en la discusión de valor. No es preciso que sean
«Todas las pasiones y toda actividad deben disolverse en la auarlcia»; y en la que «cuanto menos hombres; de Ja misma forma podría tratarse de ángeles. Pero no destinamos a
tres... tanto más tienes», Manuscritos, cit., pp. 160 y 131, respectivamente. Cfr. sobre el lema el vol.
de E. FROMM, ¿Tener o str?, trad. cast. de C. Valdés, FCE, México-Madrid-Buenos Aircs, 1978, pp. los ángeles nuestra utopía radical. El hombre es indudablemente un ser
'l'¡ 37 SS. • racional, pero no es sólo eso» 173 •
161
A. HELLER, Teorla dt las nectsidadts tn Marx. cit., pp. 161 ss. En este aspecto de ta De igual modo, la pretensión de Habermas y Apel de supeditar la satisfac-
¡. . obra de HEllER se advierte la inOuencia de las tesis de HERBERT MARCUSE, de modo especial
~uan~o ésta alude expresamente a que: •Masas cada vez mayores de hombres están ción de las necesidades a su prevía argumentación racional es vista por Heller
insatisfechas, se sienten perdidas en un mundo en el que sólo existen necesidades cuantitativas y
buscan espontáneamente una forma de vida que se sustraiga a su dominio. Cuando numerosos
grupos de jóvenes, y tos mejores de ellos, abandonan el sistelllll de prestigio y de valores de sus 1980, p. 132. HELLEA formula kantianamente el «ideal del bien», identific:ándo~o con el
padres, basado en el frigorlfico y en el automóVJl; cuando masas de estudiantes. de nuevo los reconocimiento y la satísfacción de las necesidades de lodos los hombres ~n la .mEdida tn qu•
mejores, abandonan las universidades por motivos similares; cuando nuevas· estructuras tsto txcluya la utilfUJci6n dt las demás como mtros mtdio.s», ibld, p. !32. En .etc!'o modo_. la
familiares se multiplican, asumiendo formas comunales, todo eUo manifiesta que se ha ~bra de AONES HEl.LER repr~nta un replante3micnto del debate surgido a pnnc1p1os de Stglo
desarrollado la necesidad de transformar la estructura de necesidades existentes». lbld., pp. 180- sobre la proyección de la ét.ica kantiana al marxismo, que tuvo en KARL Vou.\.NDER. FRAl<Z
181. H. MARCUSE trata el tema de las auténticas y falsas necesidades en El hombre MEHRINO. EOUARD 8ERNSTEIN, KARI. KAUTSKY y. en el. propio maestro. d~· AdNES H~LLER,
i. unldl=nsional, trad. cast. de A. Elorza, Scix Barral, Barcelona, 1969, pp. 34 ss.; refiriéndose GvOROY LUKÁCS a algunos de sus principales pro1agomstas. Cfr. tos pnnc1pales trabaJ<;>~ de
expresamente tambic!n a la redcfinición en sentido cualitativo de las necesidades, ibld., p. 274 y esta polcmica en el vol. Socia/15mo y i1ica: ux1os paro un. dtbatt, trad. cast. e lntroducc1on a
276 ss. En fecha reciente ha insistido en la importancia clave de la teoría de las necesidades cargo de V. Zapatero. Pluma & Debate, Bogotá-Madrid, 1980.
p:!r:t .!:t antropolo¡fa morx!:itn \VOLFGANC HA;ucu. quien. especialmente sensiUlc IJa\;ja la~ ''" A. HEl.LER. Por una fllosofla raáicai, cfr., p. 74. . .
neces!da4es ccológic'.'s· disrln~ue: aquellas necesidades (auténticas) que deben satisfacerse, por "' fbiá., pp. 72 ss. Vid. también: A. HELLER, Hipótesi.< para una 1eor1a marxista de los
contribuir a la relación equlhbrnda entre el hombre y ·1a natural=; y los necesidades (f:llsas) l"ulore' trad casi de M. Sacristán, Grijalbo, Barcelona., 1974, pp. 101 ss. ; G. ~~ÁRKUS,
que deben ser yuguladas, por centrarse en consumos de lujo, innecesarios o antisociales. Mllrsi.;mo y ~ntroPolog(a. dr.. pp. ~5 ss.; A. HELLER y F. FEH~R. Marxlsme et tlenrocraue, trad.
¡Comu~ismo sin_ crtdmitnto? Bt1b•llf y ti Club de Roma, ed. casi. 11 cargo de M. Sacristán, rranc. de A. Libera. Maspcro, Prns. 1981. pp. 36 SS.
Ed1tonal Materiales, Barcelona, 1978, pp. 203 ss. · 1 n A. HeLLER. Por una ji/osofla radical, cit .• p. l 28.
_ A. HEL~ER, Por unt1fllosoflcr r11dic11I. trad . cast. de J. F. lvars. El Viejo Topo, Barcelona.
169
l l l /bid .. p. 127.

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1 ! 172 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION LA FUNDAMENTACION DE LOS D ERECHOS HUMANOS 173

1
como un requisito formal innecesario. A su entender, la justificación de fas la eliminación del sufrimiento innecesario, «hechos, en todos los casos, que son
176
~ecesidades no siempre tiene que hacerse mediante la argumentación racional, controlables sobre la base de experiencias humanas» •
smo que muchas ve<;es puede consistir en una remisión a otras necesidades. Por En los últimos años, la obra de Giuseppe Marchello Dai bisog11i ai va/orí ha
ello, no se puede esper ar o exigir siempre que se razone la necesidad con intentado sentar las premisas para una axiología empírica que parte de la
: ar~umentos: «N_o ha de ·arg11me111ar q11ie11 dirija a mí su necesidad; !te de ser yo necesidad como ocasión y medio para valorar la praxis. En opinión de
í q111en lo haga, siempre que 110 pueda satisfacerla» 1 74• Marchello «la necesi<;l¡i.d implica en su raíz el valor y correlativamente el valor
H
es inmanente (en eiertó modo) a la realidad tk l;is necesidades» 177 . El tránsito
J!:
¡¡ Entiendo que la fundamentación intersubjetivista del valor de Habermas y
Apel, de u.n lado, y las te~is sob.re el particular de la Escuela de Budapest, de de la necesidad al valor condiciona la propia posibilidad de la satisfacción de
otro, no so~o s~n. compalibles, smo que se complementan. La primera ciene su las necesidades. Las necesidades nacen en el plano de la utilidad, pero sólo
aspecto mas sohdo en la construcción del marco formal para una teoría hallan su satisfacción cuando se avaloran en el dinamismo teleológico de la
1 c?~sensual del valo.r, pero no profundiza adecuadamente en los datos antropo- praxis, como afirmación del proceso de valoración de la praxis. El hombre no
log1cos -las necesidades- que constituyen el substrato del consenso· mien- puede concebirse encerrado en un determinismo mecánico, sino que vive sus
tras. ~ue la segunda ha analizado con mayor precisión estos datos, r:ero ha necesidades en la posibilidad de mediadas y resolverlas. En ello reside su
d~b1htado los presupuestos form.ales. ~ara su universalización. Pienso, por capacidad de iniciativa y, en suma, su apertura real a la libertad. Sin embargo,
CJe'?plo, q~e ~1.sustraer la detcrm1nac1on de las necesidades radicales en cada este planteamiento no conduce, según su autor, a una fundamentación natura-
sociedad h1~tonca. a la ~rgumentación racional y al consenso puede desembo- lista de los valores éticos, porque el acto de valoración trasciende el orden
car en manifestaciones de un subjetivismo decisionista o en un dogmatismo natural de los hechos, qui: aunque condiciona la experiencia humana es una
contra los que la Escuela de Bu9apest, precisamente, trata de luchar. En suma tarea (compito) que, al ser realizada por el hombre, contribuye a dar un «senso
la utopía li~~sólica de una sociedad plenamente libre y democrática, que hall; preciso alla sua ricerca, al suo "fare". Tutta la vita dell'uomo ... non l! altro
su plasmac1on concreta en la entera satisfacción de sus necesidades radicales che una trama infinita di tcntativi, di proposte, di. iniziative per avvalo-
~o creo q~e pueda co.ncebirse al margen de una comunicación intersubjetiv; rarsi» 178•
hbre Y rac~onal, es decir, basada en una búsqueda libre y racional de Ja verdad. El intento de Marchello adolece, a mi entender, de la pretensión de utilizar
E~ obligado recordar que la fundamentación de los valores a través de las como categorías axiológicas empíricas lo que no es sino el fruto de la asunción
neces1~~~es no se cir~unscribe a la tesis expuesta. Sin qu-:- -·!-:da entrarse aquí a aprioristica y tn~scendente de determinados valores. Las nociones axiológicas
su anal~s~s.porm:n?nzado conviene tener presente que, aesde las premisas del de libertad, personalidad, tarea humana ... no constituyen el resultado o.: .,aa
neoposrt1V1smo log1co del Wiener Kreis, Viktor Kraft en su conocida obra Die investigación antropológica a partir de la praxis real de las necesidades
Grundlagen ei~er wissens~haftliche11 Wertlehre defiende una justificación de los humanas, sino que incluso éstas constituyen un prius lógico que, de for~a
valores a partir de s u aptitud para satisfacer las necesidades humanas condicio- arbitraría, se presupone fundado en una idea teleológica de la prnxis y de la
. nadas biológicamente, así como las necesidades vitales de la comunidad experiencia.
huma?ª en. ~u conjuntp. Kraft llega a afirmar que «lodo lo que contribuye a Entre los intentos actuales por transferir a la rundamentación de los
la sat1sfacc1on de necesidades vitales, tiene un valor determinado objetiva- derechos humanos la justilicación axiológica basada en la noción de necesida-
mente» 175. des merece especial atención el planteamiento de Crawford B. Macpherson. En
. 1!na actitud semejante, desarrollada a partir de un racionalismo crítico su construcción teórica sitúa explícitamente el fundamento de los derechos
msptrado .en Karl P?pper, se desprende de los estudios axiológicos de Hans humanos en la naturaleza humana, en el conjunto de necesidades y capacidá-
Albert, quien para evitar caer en el dogmatismo y el decisionismo irracionalista des naturales, y entiende que puede existir una limitación en su disfrute cuando
ha ?rop~~nado una axiología empírica. De este modo, sitúa como criterio de el individualismo posesivo conduce a excluir a determinadas personas o grupos
venficac1on de los val~res éticos su idoneidad para satisfacer las necesidades de la plena satisfacción de sus necesidades. Ahora bien, Macpherson conría en
deseos Y aspiraciones humanas intrasubjetivas e intersubjetivas, así como par; que esta situación puede ser superada en la medida en que se pase de u~a
: /,'
situación de escasez a una situación de ab~ndancia de bienes que permita
174
/bici., p. -128.
' V. KR~FT: GT1111dlttge11 ei11er wis.w11sc/!1ifiliche11
11
.w ertlehre, Springer, Wien, 2.' ed .. 1951, p.
249. Debo ad~erhr! sin em)>a~go, que el empmsmo ax1ológico de KRAFT, que pretende apoyarse ,,. H. Al.BERT, Etica y meta<'tica. El dilema tfe la filf!.<Ojitl mort!( a1111/ítict1. trad. cast. de M.
e~ una antropolog1~ d~cnptiva a parcir de la cual se garanriza la objetividad de los juicios de Jiménez Redondo con Introducción a cargo de J. Rod~1gucz Munn, Teorema, Valencia. 1?78,
valor por su mmed1ata rcfere~cia a las necesidades vitales, incurre en contradicciones al admitir pp. 46 ss.; TJ'Oktat über 1·t1ticmale Praxis, Mohr. Tilbingen, 1978, pp. 112 ss. ; Trnkrat 11/>e1·
unos ~alotes íundamcn.lales ligados ~ la esencia del hombre, que actúan como presupuesto de kríti.<che Ver111111ft, Mohr, Tübingen, 1980. pp. 80 ss. . . . . . .
I~ ·tda social l!a segundad, la veracidad, la propiedad individual de los bienes de consumo y 111 G. M"RCllELLO. Dai bí.,oyni ai 1•11/ori. N11orl .<1111(i s111/'i•trc11 1/et m/1111. Gmpp1chelh.
ut1 e~ .de trabba¡o, la cultura ...}, i~fd., pp. 250 ss. Con lo que su tcorfa desmiente el riguroso Torino, 1977, p. 35.
emp1nsmo so re el que pretcnd1a fundarse. 118 /bici., p. 72.
rr
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¡ 174 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 175

satisfacer todas las necesidades 1 79 . La esperanza optimista de Macpherson en las necesidades permite un planteamiento «menos abstracto, menos cerrado y
una sociedad en la que todas las necesidades, ligadas a la naturaleza del menos circular de la cuestión» que el tradicional basado en el ius suum cuique
hombre y racional.mente demostradas, puedan ser satisfechas 180, se ve grave- cribue11di. Ya que a partir de dicho enfoque: «Sólo podemos sostener como
mente amen~ada (y quizás desmentida) en la rase actual de limitación del derechos aquellas necesidades humanas que exigen su satisfacción de forma
cr:cimiento debida a la crisis de la energía, asi como a la exigencia, cada vez incondicional, cual si se tratase de un fin en sí mismo, y sólo cuando existan
mas urgente, de someter el desarrollo a las pautas equilibradoras de Ja posibilidades de satisfacerlas». Si bien advierte Hierro que esto no contradice
161
ecología • Ante esta nueva etapa, se echa de menos en Macpherson una su «más profunda convicción de que entre las necesidades del hombre se
profundización antropológica de las necesidades básicas, que reclaman una encuentra, entre las primeras .. la de vivir como un hombre libre» IBJ.
satisfacción prioritaria por su conexión inmediata con el pleno desarrollo La posible crítica a la teoría de las necesidades, basada en la denuncia de que
humano. En todo caso, la principal objeción que me suscita la teoría de las la necesidad de heroína o de un cigarrillo no constituyen un derecho, no afecta.
necesidades de Macpherson es que termina por reducirse a un criterio según Hierro, a la idea de necesidad que él postula. Ya que en su construcció n
cuantitativo ligado a los factores de escasez o de abundancia que condicionan las necesidades que fundamentan derechos son aquellas en relación con las
su satisfacción, y soslaya la dimensión cualitativa, la critica de las necesidades, cuales existen motivos para afirmar que «han de ser satisfechas en todo caso, o
que es la que, precisamente, permite cifrar en ellas la fundamentación de los que se obra bien si y sólo si se las satisface. La necesidad de heroína o de un
derechos humanos. cigarrillo no parece que reúnan tal requisito, pues entendernos. para empezar,
A partir de una argumentación analítica, y desde premisas diferentes a las de que es ampliamente perjudicial para el paciente continuar satisfaciendo
Macpherson, coincide en proponer una fundamentación de los derechos semejantes vicios. Cuando, coyunturalmente, se satisface esa necesidad, por
humanos basada en las necesidades Liborio L. Hierro. En su monografía ejemplo, por prescripción médica, no se hace como si se tratase de un lín sino
¿Dere~hos humanos o necesidades humanas?, sostiene Hierro que la idea de corno medio para un tratamiento, o como un mal menor» 184•
nece~~dad pretende reflejar un principio objetivo (o, al menos, objetivado, en La tesis reseñada plantea, sin embargo, algunas dudas a las que voy a
func1on de los fines del sistema normativo o de los principios morales referirme sucintamente. Así, en mi opinión, Liborio Hierr·o incurre en una
aceptados) del interés o deseo que se intenta satisfacer a través de un derecho. aparente antítesis cuando, tras afirmar su pretensión de eludir la fundamenta-
Ahora bien, una afirmación moral o una exigencia jurídica sustentadora de un ción de los derechos de resonancias kan tianas a partir de que «algo debe ser
derecho requiere que existan mcctios suficientes para satisfacer Ja necesidad hecho como un fin en sí mismo y no como un mec:fü' :iara un fin ulterion> 185,
interés o deseo de que se trate:~<i:-o·r ello -indica Hierr~ el conjunto d~ concluye justificando los derechos en necesidades que exigen su satisfacción
derechos tiende a incrementarse en cuanto se incrementan las posibilidades incondicional como si se tratase de un !fn y no como un medio. Dado que en el
reales. Lo que en un momento dado puede con justicia no considerarse como trabajo de Liborio Hierro la distinción entre necesidades finales, que exigen su
un derecho (por ejemplo, a ciertas prestaciones sociales) puede en otro satisfacción de forma incondicional, e instrumentales, cuya satisfacción se
momento afirmarse como tal, precisamente en la medida en que se considera supedita a condiciones, no se apoya en un criterio trascendental en sentido
que existen medios suficientes para, debidamente ordenados satisfacer tales kantiano, o en un consenso racional intersubjetivo, ni en un criterio empírico
¡:
1:
neces1'd a des en todo caso» 182 . La fundamentación de los derechos

humanos en basado en un análisis antropológico de las necesidades, la fundamentación de
~ ! los derechos humanos que se propone no deja de ser menos abstracta, menos
cerrada y menos circular, que las que pretendía superar. La petitio principii
C. B. MACPllERSON, Lo.r 1/rm:hos m11uralts r11 H~bbts J' r11 Lockt cit. (en nota 23) pp
179
resulta evidente cuando se trata de probar el carácter final o incondicional de
191 ss.;Lu rtalidud dtmocrtl1ict1, 1r11d. c::ut. de C. Sáncha, Fooianella, B~rcelooa, 1968 pp. 32 determinadas necesidades, a partir de la presunción de que existen necesidades
ss. Y 72 ss. ; !Jt~1ocra1ic Tlrwry. E=y1 in Rtrritcal. Oxl'ord Universíty Press, 1973, pp'. S4 ss.;
La J~?IO<raoa ltbf'ra/ y su lpoca, trad. CllL de F. Santos, Alianza, Madrid, 1981, pp. 113 ss. En humanas que exigen su satisfacción de forma incondicional.
rela~n con s~ posturn sobre .lll propiedad cid. et capi1ulo t2.
CTr. el interesante ~rabaJO de A. Rurz MIGUEL. La ltorfa po/fllca dtl optimismo obMsii:o:
De otro lado, resulta sumamente peligrosa para la fundamentación de los
l C. B. Macph4'rso11, en «Sistema», 1983, n. 52. pp. 4S ss. Si bien discrepo de que su autor
reproche a MACPHE~SON «la incoherencia exis1en1e cnlre la defensa de la libertad de pensar y
~~luar Y _la. propuesta de u~ modelo político idea! basado en el objetivismo y el cognoscitivismo
derechos humanos la tesis adicional de que tales necesidades finales o incondi-
cionales se hallen, paradójicamente, condicionadas a «que existan posibilidades
de satisfacerlas». De aceptarse esta teoría la fundamentación de los derechos
et1cos»._ 1bu/., R. 63. A mi entender, en este parrafo se confunde el cognoscitivismo con el
•~solutrsmo '!el dogmalismo éticos. De accptane su plantcamicnco, cognoscitivislas con1empo- humanos, lejos de cifrarse en la universalización de la exigencia de unos
raneos tan .diversos cn~re si pero, a la vez, tan inequívocamcnle comprometidos c.on !a defens.1
1!f
Jr
del humamsmo y la ltbcrlad como, por ejemplo, J~CQUES MARITAIN, KARL POPPER. ERNST
B~OCH, JOROEN HABERMAS, JOllN R.AIVLS o la propia AONES H ELteR, serian paradójicamente
dei=hus básicos en todos los hombres, legitimarla la discriminación en el

11 et1quc1<1dos como ccenem1gos de la ltbcrlad de pensar y ac1uarn


181
! li Cfr. el capítulo t 3. ...
112 "' /bit(., p. 61.
• L. HIERRO, ¿Dertclio.v h11m11110• " necesid11des h111na11as? Prob/m111s d• 11n conct'pto en 114 /bid., p. 61. n. 47.
1- !. «Sistema», 1982, n. 46. p. 54. • 185 /bid., p. 53, n. 25.

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176 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 177

reconocimiento de tales derechos, que quedanan supeditados a la contingencia los derechos fundamentales, corre el riesgo de relativizar en exceso su con-
de las posibilidades de su satisfacción en cada situación concreta. Con ello, los tenido 186.
derechos humanos perderían su dimensión emancipatoria y su propio conteni- Por ello, tras la exposición critica de las perspectivas actuales más significa-
do axiológico,al quedar identificados con los contenidos empíricos del derecho tivas en orden a la fundamentación de los derechos humanos, es neces'ario
positivo de cada sistema político que es, n In postre, quien interpreta las aborélar ahora un resumen-balance de las distintas posturas reseñadas.
condiciones de posibilidad para la realización de los derechos.

5.1. ¿DERECHOS HUMANOS O DERECHOS MORA.LES?


S. LA FUNDAMENTACION DE L.OS DERECHOS HUMANOS:
TEORIA Y PRAXIS
En fecha reciente ha aparecido en nuestro horizonte bibliográfico una
importante contribución debida a Eusebio Fernáodez sob're El problema de la·
Las distintas teorías que se han venido analizando no constituyen meras fundamentación de los .derechos humanos. Dicho estudio contiene numerosos
disquisiciones doctrinales sobre el valor ideal de los derechos humanos. puntos de coincidencia con el planteamiento que ~qui se sostiene, lo qué es
Precisamente la polémica sobre Ja fundamentación de los derechos humanos producto de nuestra provechosa colaboración intelectual suscitada a través de
mantiene todavía hoy plena vigencia, porque los argumentos debatidos tienen los trabajos del Instituto de Derechos Humanps. Sin embargo, existen también
puntual repercusión en Ja práctica. algunos puntos de discrepancia, entre nuestras respectivas tesis, sobre los que
Así, por ejemplo, la fundamentación objctivista de los derechos humanos estimo oportuno pronunciarme con el deseo de clarificar los términos del
ha contribuido decisivamente a la conformación doctrinal y jurisprudencia! de debate. ·
la teoría del orden de valores ( Wertordnung), que concibe los derechos huma- Eusebio Fernández distingue tres fundamentaciones de los derechos huma-
nos pqsitivizados por vía constitucional como derechos fundamentales ( Gn111- nos que califica, respectivamente, de: iusnaturalista, historicista y ética;
drecl1te), es decir, como un sistema de va)ores objetivos dotados de una un idad pronunciándose en favor de esta última. El iusnaturalismo intenta situar el
material y que son la suprema expresión del orden axiológico de Ja comunidad. fundamento de los derechos humanos en el derecho natural, deducido de una
La interpretación de la Constitución, así cómo el sentido de los distintos naturalc:-~ liumana supuestamente universal e inmutable; mientras que el
derechos fundamentales en ella consagrados, debería reconducirse, a tenor de historicismo lo sitúa en «la historia cambiante y variable» 187• De ahí que se
esta tesis, a los principios axiológicos objetivos que determinan el respectivo incline por una fundamentación ética o axiológica que considera los derechos
alcance de las distintas situaciones individuales. Esta teoria, que ha alcanzado humanos como derechos morales, es decir, «como exigencias éticas y derechos
una notable importancia en la jurisprudencia del B1111des1mfassu11gsgerich1shof que los seres humanos tienen por el hecho de ser hombres y, por tanto, con un
de la República Federal de Alemania en la inmediata posguerra, ha sido derecho igual a su reconocimiento, protección y garantía por parte del poder
posteriormente objeto de critica al haberse denunciado que entraña el peligro político y el derecho». Tales exigencias serían, por tanto, independientes «de
,.' de traducirse en una pura intuición de los valores, arbitraría y decisionista, que cualquier contingencia histórica o cultural, característica física o .intelectual,
puede degenerar en una auténtica tiranía de los valores (Tyrm111ei cler Werte). poder político o clase social» 188 • Explicitando el alcance de la expresión
Las fundamentaciones de los derechos humanos de canicter subjetivista «derechos morales» añade Eusebio Fernández que con la misma pretende
han tenido una importancia indiscutible para la garantia de las libertades describir «la síntesis entre los derechos humanos entendidos como exigencias
públicas de signo individual. Su principal mérito reside en haber configurado éticas o valores y los derechos humanos entendidos paralelamente .como
un sistema de derechos de defensa ( Abwehrrechte) de la autonomía personal derechos» 189• De esta caracterización infiere que los derechos humanos están a
frente a las ingerencias del poder. Sin embargo, esta fundamentación se ha caballo entre las exigencias éticas y los derechos positivos. Por su significación
mostrado incapa.z, en la práctica, para incorporar a la teoría de los derechos ética los derec~os humanos deberán hacer obligada remisión a la dignidad
fundamentales la garantía jurídica de las concjic!ones materiales y culturales de humana; mientras que por su dimensión jurídica tales derechos ·e ncarnarán la
existencia, gue se hallan en la base de la reivindicación de los derechos sociales. pretensión de incorporarse al ordenamiento jurídico-positivo para alcanzar su
Por su parte, las fundamcntaciones intersubjctivistas de Jos derechos «auténtica realización». De ahí que «a cada derecho humano como derecho
humanos han contribuido á potenciar la orientación teórica y jurisprudencia!
6
tendente a afirmar la multifuncionalidad de los derechos fundamcnt<1les '" /bid., Cfr. tos capítulos 6 y 7. .
181
E. FERNÁNDEZ, El problema de la fiuulamenració11 de los 1luuhos huma11os, en ADH.
( Multifl111/aionalítiit (ler Grundrec/1te), atendiendo a Ja diversidad de objetivos 198t, p. 97. Este trnbajo ha sido posteriormente incluido en el libro del autor Teoría de laj11sticia
que pueden perseguir estos derechos en un sistema axiológico pluralista. Tesis y derechos humanos, Debate, Madrid, 1984•
que, si tiene el valor de propiciar una estructura abierta y dinámica de ••• /bid., p. 98.
119
lbíd., p. 99.
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.,

t· l 1 ! 1' '

178 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTtTUCION LA FUNDAMENTACION DE LOS DER ECHOS HU MANOS 179

moral le corresponda paralelamente un derecho en el sentido estrictamente «derechos humanos» no pretenden polemizar con las tesis de Eusebio Fernán-
jurídico del término» 19º. dez, ya que es evidente que existe un acuerdo básico entre nuestras respectivas
Esta fundamentación de los derechos humanos coincide, de forma explícita, actitudes globales, sino intentar clarificar los aspectos generales de la cuestión.
con lo que Gregorio Peces-Barba ha denominado «concepción dualista» de los a} En primer término, conviene señalar que entre las expresiones «dere-
derechos humanos. En ella, el primer nivel corresponde a la jilosofla· de los chos ·naturales», «derechos humanos» o «derechos morales» no existe una
de.rechos fundamentales, o sea, al plano axiológico de los valores al servicio de delimitación conceptual precisa y unánimemente aceptada. Desde mi punto de
la persona humana; mientras el segundo al derecho de los derechos fundamen- vista, los derechos humanos suponen una versión moderna de la idea tradicio-
tales y alude a la inserción de esos valores en norm11s jurídico-positivas 191 • nal de los derechos naturales y representan un avance en su proceso de
Con dicha fundamentación se considera posible -en palabras de Peces- positivación 197•
Barba- «superar esas dos versiones unilaterales -iusnaturalismo y positivis- En la doctrina anglosajona donde las expresiones «derechos naturales»,
mo voluntarista-. que por sus extremosidades respectivas han confundido y «derechos humanos» y «derechos morales» se utilizan, en muchas ocasiones,
llenado de pasión este debate a lo largo de la historia» 192 ; o -como rei tera indistintamente por autores como Herbert Hart, John Rawls, Ronald Dworkin
Eusebio Fernández- «salir del círculo vicioso de la tradicional polémica entre o Robert Nozick el tema de su respectiva significación ha sido abordado
iusnaturalismo y positivismo» 193• · • explícitamente por John Finnis. El profesor de Oxford, tras indicar que el
El profesor Peces-Barba en un amplio y atento a.nálisis critico de mi término «derechos humanos» es la forma contemporánea de designar a los
fundamentación iusnaturalista de los derechos humanos, en el que coincide «derechos naturales», advierte que él usa ambos términos como sinónimos («I
con muchos aspectos de mi enfoque, me objeta, sin embargo, el no considerar use the terms synonymously»). Finnis afirma; a continuación, que los derechos
como un requisito sine qua non de los derechos humanos el de su reconocimien- humanos o naturales son derechos morales de carácter general y fundamental,
to por el ordenamiento jurídico positivo 194• Por su parte, Eusebio Fernández, mientras que los derechos morales en sentido estricto tienen un carácter
aunque acepta mi postura al reconocer que el fundamento de·los derechos particular y concreto. Así, por ejemplo, el derecho de James a que Johti no lea
humanos es «anterior al derecho positivo», discrepa, no obstante, del mismo al su correspondencia privada durante su ausencia de la oficina puede ser
rechazar que tal fundamento «tenga que ser necesariamente iusnaturalista, y llamado un derecho humano o natural, pero es más frecuente denominarld
no simplemente de defensa de las exigencias morales de dignidad, libertad e derecho moral, derivado de las reglas generales de la moral. Si bien, concluye
igualdad de la persona humana» 195 • . Finnis, esta distinción surgida del uso no es, de cualquier modo, muy firme
¡¡ Me parece obligado advertir que el profesor Eusebio Fernández. en un o clara («the distinction thus drawn by usage is not, however, vcry firm or
trabajo posterior, que constituye una excelente prueba de su talanté rigurosa- clean>} 198 •
1 mente autocrítico y antidogmático, ha rea lizado un valioso esfuerzo de b) Si con la expresión «derechos morales» se quiere significar la confluen-

!; profundización del significado del iusnaturalismo, matizando, a partir de ahí,


su anterior postu ra. Así, señala que el derecho natural en su acepción
cia entre las exigencias o valores éticos y las normas jurídicas, lo único que se
hace, en el fondo, es afirmar uno de los principales rasgos definitorios del
' .J :
deontológica, o sea, entendido como exigencia ética, actitud crítica y horizonte
utópico, «debe ser asumido por la filqsofía del derecho». Al tiempo que
iusnaturalismo. Se ha recordado, con razón, que el derecho natural implica
defender que «el derecho constituye una parte de la ética, su función esencial
1
reivindica «la importante función histórica del derecho natural... como funda- puede aparecer sólo como la de una instancia mediadora entre la esfera moral
mento y valoración crítica del derecho positivo»; y propone que el derecho y la esfera propiamente jurídica. La noción de derecho natural participa al
natural «sea entendido como ética jurídica material..., es decir, como valores propio tiempo de un carácter jurídico y de un carácter moral. Acaso la mejor
superiores al derecho·· positivo a los cuales éste debe estar subordinado» 196 • descripción del derecho patural consista en que éste ofrece un nombre para el
Por ello, mis objeciones y reservas al intento de utilizar el término punto de intersección entre derecho y moral» 199•
«derechos morales» como alternativa a las expresiones «derechos naturales» o e) Que, por tanto, cualquier intento de cifrar la fundamentación de los
derechos humanos en un orden de valores anterior al derecho positivo, es decir.
1 0
• /bid. , p. 99. preliminar y básico respecto a éste. se sitúa, consciente o inconscientemente, en
191
G. PESES-BARBA, Dtrtclios fu11damentales, Latina Univcrsi1aria. Madrid. 3.ª ed .• 1980. una perspectiva iusnaturnlista. Lo cual, lejos de ser una rémora teórica, permite
PP· 24 ss. Vid. tambifo su libro sobre Las Yaiores superiores, Tccnos Madrid 1984. insertar el fundamento de los derechos humanos en el contexto histórico-
,., /bid. , pp. 24-25. . • •
'" E. FERNANDEZ op. cir .. p. 99. . doctrinal en que se produje su génesis y ulterior desenvolvimiento. Por e!!o.
194
G. PE.CtS·BllRDA, Los dtucl1os fimdamtntalts e11 fo t u/111r11 }111·/díca ~spuilolu. en ADH,
1981. pp. 239 ss.; esp. pp: 241-242. 19 '
'" E. FERNÁNDEZ. op. e//., p. 102. · · Cfr. los capítulos 1 y 2.
196 191J. flNl<tS, Nt1turul Law cmd" Natural Rights. cir., pp. 198-199. . .
E. FER NANOEZ, Fllosojla dtl derrd10, troria de la jusritla JI ruclonulídud prckti<"a, en
•99A. PASSERIN o'ENTREVES. Dor~cho narurcd, 1rad. casi. de M. Hur1ado llau11s1a, Agu1lar.
RFDU_C, 1982, n. 64, p. 23, 1ambién incluido en su libro Troria de la justicia y deuchos h_umo-
nos, cit. Madrid. 1972, p. 151.

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180 DERECHOS HUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION LA FUNDAMENTACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 181

cualquier jusiilicación consciente, que no pretenda adolecer del más craso prueba su aptitud para tomarse en cuenta en futuras argumentaciones discursi-
agnosticismo histórico y cultural, y que, por el contrario, reivindique un uso vas que la períeccionen, o, eventualmente, que la convaliden.
histórico de las categorías lilosólico-juridicas, no puede prescindir de conectar Desde estas premisas puedo avanzar ahora mi opción personal, en cic;rto
el fundamento de los derechos humanos con la tradición cultural en la que modo anticipada en la exposición que antecede, en favor de una fundamenta-
surgieron y íueron elaborados doctrinalmene, o sea, con la teo ría iusnatura lis- ción intersubjetivista de los derechos humanos. Entiendo, en cíecto, que los
ta. Sin que sea legítimo - y la exposición de la mayor parte de las tesis hasta valores, que informan el contenido de los derechos humanos, no pueden
aquí reseñadas así lo prueba- identificar el orden de valores ético-jurídicos concebirse como un sistema cerrado y estático de principios absolutos situados
iusnaturalista con la postulación de unos principios universales, absolutos e en la esfera ideal anterior e independiente de la experiencia, como pretende el
in mutables. Téngase presente, por ejemplo, que la primera axiologia moderna objetivismo; ni pueden reducirse tampoco al plano de los deseos o intereses de
que, como es sabido, aparece en la distinción elaborada por Samuel Puíendorf los individuos, como propugna el subjetivismo. La fundamentación intersubje-
entre los entia phisi~a y los etllia moralia, al concebir éstos como «modos que tivista, por la que me inclino, parte de la posi bilidad de \legar establecer las a
los seres racionales aplican a las cosas o a los movimientos físicos para orientar condiciones de las que la actividad discursiva de la razón práctica permite
y regular la libertad de las acciones voluntarias del hombre, asi como para llegar a un cierto consenso, abierto y revisable, sobre el fu ndamento de los
atribuir orden y armonía a la vida humana», es decir, como valores, aparece, derechos humanos. Un consenso que, de otro lado, lejos de traducirse en
precisamente, en una obra en la que a través de la idea de la digniras se van a fórmulas abstractas y vacías recibe su contenido material del sistema de
sentar premisas decisivas para la fundamentación de los derechos humanos zoo. necesidades básicas o radicales, que constituye su soporte antropológico.
Mi p.ostura intenta sér una mediación crítica entre dos estimulantes
corrientes del pensamiento marxista actual de inequívoco signo antidogmático
5.2. ¿PU EDEN FUNDAMENTARSE LOS DERECHOS HUMANOS'?
y humanista: la teoría consensual de la verdad elaborada por el último de los
~n los debates del Coloquio del Instituto Internacional de Filosofía, que teóricos de la Escuela de Francfort, Jürgen Habermas; y Ja filosofia de las
tuvieron lugar en L'Aquila en 1964, Cha'im Perelman planteó abiertamente la necesidades radicales defendida por la Escuela de Budapest y, de modo
cuestión ·de la posibilidad de íundar los derechos humanos. Su conclusión especial, por Agnes Heller. La primera proporciona el marco metódico, las
admitía un fundamento suficiente para nuestra época, basado en Ja a rgumenta- condiciones ideales a que debe someterse el discurso racional fundamentador
ción racional, pero sin garantizar, de una vez por · - -' ~s. la eliminación de todas de los derechos humanos, así como a contrario se11m denun.cia los factores que
las incertidumbres y de las íuturas controversias•-·. En sentido análogo, y en en las sociedades históricas distorsionan o im piden la posibilidao ~" llegar a
el seno de ese mismo Coloquio, Norberto Bobbio proponía sustituir la búsque- legitimaciones racionales de los derechos, generalizables o universalizables en
da del íundamento absoluto de los derechos humanos, tarea -en su opinión- cuanto dotadas de «objetividad intersubjetiva». La segunda aporta datos
dcsesperada, por el estudio de las diversas íundamentaciones posibles a va ladas relevantes sobre las condiciones antropológicas, sobre las exigencias o necesi-
por las ciencias históricas y sociales 202 • dades de la naturaleza humana, que constituyen la base material de todo
Ahora bien, una vez se han analizado críticamente distintas fundamcntacio- valor 203 •
nes actuales posibles de los derechos humanos, no me parece legítimo refugiar- Pienso, con Norberto Bobbio, que «el íundamento de los valores debe
me en una cómoda epojé y abstenerme de todo juicio o pronunciamiento sobre buscarse en las necesidades del hombre>>. Toda necesidad supone una carencia:
el «fundamento mejor». La constancia de que existen diversos fundamentos el hombre tiene necesidades en cuanto carece de determin ados bienes y siente
posibles de los derechos humanos no tiene por qué llevar a inferir que todos la exigencia de satisíacer esas carencias. Lo que satisface una necesidad
ellos poseen idéntico valor teórico, o relevancia práctica. Del mismo modo que humana tiene valor, lo que la contradice es un disvalor. Por ello, «el valor es
el avanzar una conjetura o propuesta sobre el «fundamento mejon> no implica una abstracción mental realizada a partir de una experiencia hui;nana concre-
la creencia en un funda mento absoluto de validez definitiva. Se par te aquí, por
el contrario, del presupuesto de que toda justificación racional de los derechos zoi Los presupuestos Dntropológicos constiluyen un soporte imprescindible para cuulquier
humanos debe considerarse como contrastable, como «falsable» en el sentido fundamentación de los derechos humanos. Piénsese, por ejemplo. que uno de los mtls
implacables ataques contemporáneos de tales derechos. as! como de los valores de la dignidad
l. popperiano, en cuanto debe hallarse abierta a ulteriores procesos de revisión. y libertad del «hombre autónomo» que IC$ serv!an de base. lla sido llevado a cabo por quienes.
¡: Lo cual, lejos de ser un demérito, constituye su principal virtualidad en cuanto desde premiS<>s conductiscns. hnn prete ndido suplantar los derechos y valores fundamentales
por una •tecnología de la conducta» condicionadora del comporlamiento de los individuos a
rno S. Pt.Jr-END01tF, De iure 11t1rw·a• et oe111i11m. 1, l. 3: Cfr. el c3p/culo l. las exigencias· del ambienle. Estn ha sid o In cesis sutentada por B. F. SKINNER •. Más allá de tu
~ ' C11. l'JiR~~MAN. Pem-011 jimder /i•s droits 1/e l'lromme'! en el vol. col. Le /0111/emu111 des
0
/ibmad y la d/g11i1latl. trad. cast. de J. J. Coy. F'ontanella, Barcelona. 4.• ed .. 1980, pp. 33 ss. y
1/m11s !'" /'hu11.1111e (Acccs des entreciens de L:Aquila, 14·19 scplcmbrc 1964. lnscicuc lnccrnncional 151 ss. Entre los intentos de fund:imentnción antropológica de los valores jurídicos vid. el libro
de \'J~•lo~oph1c). Ln t:ruov:• lcalia. Firenze, 1966, pp. 11 ss. de Thomas E. DAVITT, Tire B11slc Va/11cs /11 Laiv. A Srndy o/ the Eihicu·lcgal impllettriom oj'
N. Bo 111110. L l/11mo11 1/u /1mde111rn1 absolu. en el vol. col. Le /01u/cmc111 1/es 1/roir.1 de Psichology and A11thl'Opol1>gy, Marqueue U nivcrsity Prcss., M ilwaukce (Wisconsin), 2.• ed .. 1978.
/'lw11111w. d r.. pp. 4 ss. esp. pp. 11 SS.

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182 DERECHOS HUMA NOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION


T'
LA FUNDAMEl'ITACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 183

ta» 204 . Por ser abstracciones mentales los valores son un producto del cualquier intento de derivar conceptos normativos de datos descriptivos
hombre, que se configuran a partir del discurso racional intersubjetivo basado incurre en una «falacia naturalista» 210. Así, por ejemplo, incluso quienes como
en las necesidades ~umanas. El valor es una proyección de la consciencia del Karl Popper aceptan en principio la imposibilidad lógica de derivar los valores
hombre hacia el mundo externo, representa (<Un modo de preferencia conscien- de los hechos, reconocen que los valores «a menudo tienen que ver con hechos
te» -en palabras de Heller- 2 05 , que arranca de determinadas condiciones o están conectados con hechos» 21 t . Sin que hayan faltado intentos, como el de
sociales e históricas y que, por tanto, tiene un fundamento empírico y no Stephen E. Toulmin, por mostrar la peculiaridad de la argumentación ética a
metafísico. través de la cual puede pasarse de fundamentos descriptivos a una conclusión
Esta postura responde, por lo demás, a mi concepción general de la filosofía ética, mediante la inferencia valorativa 212. Todavía ha ido más lejos John
del derecho como filosofía de la experiencia jurídica, es decir, como reílexión Searle en su intento de mostra r cómo, en determin ados casos, es posible la
crítica so bre la praxis histórico-social en la que el derecho y los valores ético- derivación del deber ser a partir del ser, incluso respetando las reglas tradicio-
j urídicos (por tanto, también los derechos humanos) surgen y se desarro- nales de Ja lógica deductiva 213 . No compar to, sin embargo, la tesis de Norbert
llan 206. Ello implica cifrar la fundamentación de los derechos humanos en el Hocrster cua ndo, al propone r una fórmula de mediación en tre hechos y
despliegue mul tila teral y co nsciente de las necesidades humanas, que emergen valores, concluye que la fract ura entre el ser y el deber ser (<no es, como suele
de la experiencia concreta de la vida práctica. Esas necesidades, en cuanto suponerse a menudo, un a bismo lógico sino epistemológico: un deber ser
datos social e históricamente vinculados a la experiencia humana, poseen una puede ser deducido de un ser, pero no conocido a partir de un sern 214. Ya que la
objetividad y una universalidad que posibílitan su generalización, a través de la filosofía de la experiencia jurídica parte del principio viquiano del verum ipsum
discusión racional y el consenso, y su concreción en post ulados axiológico- factum, de que sólo se conocen las cosas de las que se.tiene experiencia y acepta
materiales. El sistema de valores o preferencias conscientes básicos debe servir, la exigencia marxista de la continuidad entre teoría y praxis 215 •
en suma, ((para maximizar y optimizar la S!\tisfacciéin de las necesidades e El conocimiento y la fundamentación de los derechos humanos a partir de
intereses de todos y cada uno de los miembros de la especie humana» 2 7• º la experiencia de las necesidades no implica, sin embargo, confundir el plano de
Existe, por tanto, un condicionamiento mutuo o, si se quiere, una reciprocidad los hechos con el de los valores negando esta importante distinción metódica,
circular entre el método y el objeto de la fundamentación de los derechos ni caer en un empirismo sensorial. Lo que se afirma es que la distinción entre
humanos propuesta. Porque se parte de que el consenso racional sobre los
derechos humanos tiene que su rgir de 111 experiencia de las necesidades, y humanos, y. de pron10, me encuentro con Ja sorpresa de que. en YC"¿ de- ! · · ópulas habituales
volver nuevamente a la experiencia para ilu~"ar, esto es, para hacer plenamen- de las proposiciones: rs y no n. no veo ninguna proposición que no esté conectada con un
te conscientes esas necesidades 20 ~ • . drbr o un no dtbr. Este cambio es imperceptible, pero r'C$Ulta, sin emba rgo. de la mayor
importancia. En erecto, en cua nto que este drbt o .no Jebe .:xprcsa .algun~ nueva alirm4~ón o
Soy consciente de que a esta propuesta de fundamentación de los derechos
,.' humanos se le puede objetar que implica una forma de naturcillstic fc11/c1cy, al
relación. es necesario que ~la sea observada y explicada y que al mismo 11empo se dh razon de
nlgo que parece absolutamente inconcebible, a saber: cón10 es posible que estu nueva relación
' derivar del dalo empírico de las necesidades el valor de los derechos humanos. se deduzca de otras dlfcrenteS». Tratado dt /cJ 11a1uraltz11 /1un1trnM , ed. cust. a cargo de F. Duque,
Editora ·Nacional. Madrid, 2.' ed .. 1981, vol. 11. pp. 689-690. Conviene, sin embargo. tener
Sobre este punto result a obligado recordar que, incluso en el seno de la presente que aunque HUMC denuncia la dcdueción de hu aserciones morales a partir de los
filosoíía moral analítica más reciente, se ha matizado la observación célebre de hechos. admite la conexión. a partir del sentimiento y Ju experiencla, entre el mundo de los
hechos y el de Jos valores morules y jurídicos. De otro modo, no podría íundamentar su teor~a
David Hume 209 , formulada expresamente por George Edward Moore, de que sobre Ja obligatoric(t.d de las promesas, el tránsito de la oblignclón natural a la moral a traves
de Ja simpatía la justilieaclón de la propiedad en base al criterio del interés individual y la
, ... N. Booe10. /nrro<l11:l1111t "llt1 jilo.wjill dtl 1/irirro, Giappichelli. Torino. 1948, pp. J4 y 36. utilidad social.'la cona.pción «arlincial» pero. a la vez. ncccsarin y universal de la justicia... Cír.
Partiendo de eslc planleamiento de NORBERTO 008810, AVELINO MANU EL QUINTAS ha tra1.ado. L. B>.GOLINI, Esiwrie111a glurldlca t polilim 11d {"'t1sil'ro di Dadd Humt, Giappichelli, Torino, 2.'
en íccha reciente, una comple1n tipologia de tos valores ctico-individuales. sociales. cuhurales y ed., 1967, passim. .• . •.
económicos que integran la noción del bien común. y tienen su justilicución en el sistema de 11 º G. E. Mooae en1iendc que la noc1on de «bueno», que es el concepto básico de la euc:i
necesidades humanas. Aua//sl dtl ¡..,,,,
c0t11u11t. Bulzonl Roma. 1979. pp. 21 SS. y 116 ss. Cfr. mi al que se pueden ricond~cir todos l~s ~emás valores ~ticos, es indefinible. Quienes. pretenden
recensión de esta obra en la REP. 1980. n. IS. pp. 216 ss. definir Jo «bueno» a partir de la descripción de las propiedades de las cosas buenas piensan que
10
~ A. HELLER. Hlpótrsls ¡>uru 111111 ttoria manísra dt /OJ ru/o,...s. dr.• p. 33. «cuando nom bran estas propiedades, est:in deliniendo · bueno.. realmente, y que no son. de
10
• Vid. mis uuimits dt jilo.wji<I dd dm!c/10. Prts11p11t.'1IJS paru 111111 jilosr¡ficJ de /u hecho, "otras~ sino absoluta y en1eramente iguales a la Bondad. A esta pos1ura propon¡~ 9ue
tXf)t'rie11d<1 j111'íúit·11, Minerva, Sevilla. 1982. se Ja ll:tme /alctcia nor11r11//.!lu». Princípia Erliica. trad. casi. de A. Garcfo Dfoz. UNAM. Mexico.
107
J. fERllATER MORA y P. COHll. EticcJ aplicarfo. Dd <1b1mo a 111 do/r11da. Alianza, 19S9. p. 9.
Madrid. 1981. p. 40. lll K. POPPER. Bli.11¡11ttltt .~Íll tirmi110, cit., p. 260.
'ºª Resultan de grun Interés sobre la circularidad de las rclucion~s experiencia/valor las 1 " s. E. Touu..m1. El pu<!.iCO ,/~ la rnz6n e11 /u ~rircr. d1., l'P· 152 .\s. y 166 ss. .
renexiones de HANS-GEORG GAl>AMER en sus trabajos; ¿Qu~ es prn.<i.v~ l..m <·0111/kím1<•s de la r11rrhr 2•l J. SEARLE, How w D<l'Íl'e irOuyht» froni «fa», en su vol. Speech Acr.<: A11 E.;su.1· m 1/11.'
soda/, y ller·me111iuric11 co11111jilosojla pl'ticrica, en su vol. /..a razó11 .,, la é¡,.,ca de lu cirnrilr, trnd. casi. Pl1iloso1ilt>' o/ l..tmgunn<'. Cnmbridge University Prcss. 1969, pp. 176 ss. .
de E. Gimhn Valdcs. Alfa, Barcelonu, 1981, pp. 41 ss. y 59 ss., rcspectivnmente.
20
'" N. HoERSTfiR, l'roble11111., dr: ~1ic11 11orn111ti¡;a, trad. cast. de E. Garzón Vuldes. Alfo.
• «En todo sistema moral de que haya tenido noticia -escribía DAVID HUME-. hasla Buenos Aires. 1975, p. 39.
ahorn, he podido siempre observur que el autor sigue du rante cierlo tiempo el modo de hablar 215 Cír. mis l..ttciOllt., 1/e ji/osnjfo de/ de1·ed10. Pr<.,llpll<!SIOS /Hll'll 111111 }i/o.<1ifTa rfe 1<1
01·dimuio. estableciendo la existencia de Dio'S o re-Jlizando observaciones sobre los quehaceres rx¡1trit11dt1 jurídico, cí1.• pp. 126 ss.

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184 DERECHOS llUMANOS. ESTADO DE DERECHO Y CONSTITUCION

los planos respectivos del ser y el deber ser no tiene por qué traducirse en una
fractura abismal, que impida la necesaria articuhtción entre ambos. Esa
articulación. en lo :que afecta al fundamento de los derechos humanos, se
produce a medida que las necesidades trascienden el plano de los datos
inmediatos sensoriales para devenir modos conscientes de preíerencias, o sea,
yaJorcs ~ 1 6 •
La fundaméntacipn de los derechos humanos que aquí se propone tíende a
PARTE SEGUNDA
abolir la rígida división ( Spal1ung) entre Sein y So/len, entre ser y deber ser,
pero sin que ello implique aceptar Ja identificación hegeliana entre realidad y
ESTADO DE DERECHO
razón. Porque si faltos de apoyo en la experiencia de las necesidades los
derechos humanos corren el riesgo de transformarse en ideales vacíos, sin la
referencia al deber se.r perderían su horizonte utópicci-emancipatorio. El logro
de esa dificil mediación entre la experiencia y los valores constituye el problema
básico de la fundamentación de los derechos humanos, pero Ja dificultad del
propósito no disminuye la virtud de la empresa 2 t 1 . ·

"" En este punto sigo la tesis anteriormente expuesta, ;11 an3Jizar la concepción de AONES
HELl.ER. del progresivo despliegue de las necesidades humanas desde su dimensión empírica y
malcrial a su significado cuatilalivo como necesidades radicales.
'" Por una argumentación diferente Luis RECASÉNS StCllES llegaba a una conclusión simi-
lar al afirmar que. aunque la raíz de cualquier valoración es un a l'ríori, «los juicios estimati-
vos contienen milhiples y v;orios ingredienles de experiencia. esto cs. de referencia o de toma en
consideración de hechos reales humanos. genéricos y parliculares y concretos. a saber: los
elato$ de las realidades hum:rnas... ». Expai~11cio jurit/ico, 11a111ralcrn d• la cosa y Lógica
«ru:n11<1l>I<". FCE & UNAM . Mexico. 1971, p. 190. Para Recaséns e~ la propia existencia
humana el principio articulador de la realidad y los valores. pues sólo vinculados a la vida
huma na éstos tienen sentido. Por ello. pese a su caracter ideal y objelivo. los valores se hallan
condicionados. en cuanto a su fundamcnlo. por el sujelo que debe realizarlos «Y por la realidad
de las cosas con lns cuales. mcdiance las cuales y en las cuales vay;i a materializarlos». /bid.,
p. 28; 1•id. también pp. 319-320.
Con todo. estimo que la tesis de R EC ASE NS incurre en algunas imprecisioncs. Porque res uha
contradiclorio afirmar el carácler apriorístico de los valores. en cuyo caso el ¡>apel de la
ei:¡i.:ricncia humana no seria otro que el d" hallarlos y cumplirlos; y, a la vez, condicionar el
fundamcnlo de los valores a dalos de la realidad. lo que implica descartar su pretendida
si:;nilicación ideal y a priori. Tan sólo pcidria superarse esla :intinomia si )3 objelividad ideal u
prfriri se entiende como mera posibilidad formal de la existencia de valores objelivos que. sin
embargo. se hallan supcdi1ados res~clo a. su conQCimicnto y realización a los datos de la
experiencia huniana. En otro caso. tendría rnzón BENITO DE CASTRO C10 cuando, en su excelente
e~posición crític;i del pcns~micnto de RECASÉNS. advierte que 11su apriorismo axiológico ...
r~sulla un lanto incon¡;ruenlc con su íundamenlal oricnlación fonom~nológi<:o-vitalista». "Ln
filosojia j11rfrlk'o di! Luis /l.ecl1.1~11s Sic/1(•s. Universidad de Snlamanca. 1974, p. 165. n. 34.
Por lo que respecta a la :1c1ualización de la tesis iusnaturalisln de ln compelencia de la
razón práctica para fu ndar los valores ~tico-juridicos, coincido con Jos~ DELC1100 P1trro cuando
i!tdica que «revisten el mayor interés los inlentos de delinear bs condiciones de una situación
hipotctica de discusión racional que, asumida idealmente, nos pcrmiliria enunciar 110 sólo
,, fórmulas vacías. sino verdaderos principios materiales de juslicia universalmenle válidos, es
~;
decir, que llabrian de ser tenidos en cuenta para la ordenación justa de cualquier socicdach. De
1i1t<'L'O sobre ti probl<'ma del d<'rccho 11aw1·al (Discurso !e.ido en la solemne apertura del Curso
Académico 1982-83), Ediciones Universidad de Salamanca, 1982, p. 33. El profesor DELGADO
PINTO. que se había ocupado :interiormente del tema de los valores ético-jurídicos, en su ·trabajo
inédito sobre La idea de la justicia "' Nicolai Hartmam:, así como en su amplia monografía
Der.c/10-His1oria-Dcr<el10 N(l(uml ( Rc;1e.<ioncs Merca del problema de la oposiciú11 cnrrc fo
esi.ue11da drl Derec/10 Naturtil r In hi.vtol'icidad J~ los órde11cs j11rirlicos), ACFS, 1964, fas. 2. pp.
73 ss .. sugiere ahora un estimulante punt(l de encuentro y confrontación enlre las actuales
tcnlati\·as rehabili1adoras de la razón práctica y el iusnaturalismo.

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