Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DAHL
LA DEMOCRACIA
UNA GUÍA PARA LOS CJUDADANOS
TAU RUS
PENSAMIENTO
,.
Ti111lo original: 011 Drrm()CTQcy
© 1998, b}' ):ale Universíty
INDICE
O D.,- e~ta edición:
Gn1p<.> Santillana de 1':dic:io11es. S. A .. l99H
Torrdaguna, 60. 280.fj 1'-fac:lrid
Tel.gfono 91 7"14 90 GO
Tekfax 91 744 92 24
13
ROllUtl /l. O.u ti
- e
..,
:z ~
~
gares, generalmente desean saber por qué se producen estas
apariciones separa.das. ¿Se extendieron estos instrumentos y
prácticas por su difüsión a otros grupos desde sus inventores
5
~ originales, o, por el contrario, fueron invcni.adas indepcn-
-
.~..,
o
~ dientemen te por grupos diferent("s~ A veces es dificil encon-
trar una respuesta, quizá imposible. Lo mismo ocurre con el
~ ~ desarrollo de la d emocracia en el mundo. ¿Qué pane de su
,....
""' z
~ IJrnpagación puede explicari.e simplemente por su difusión
:(
o ~
.... ~ desde sus fuentes tempranas y qué parte, si es que la ha)'. pro-
< ::;:
.;
viene de haberse im·entado de forma independiente en dis-
?.
~ tintos úempos y lugares?
;:)
cr. A pesar de q ue, en lo relativo a la democracia, la respuesi.a
%
..... o
•:::
está rodeada de gran incertidumbre. mi lectura de su origen
~ < histórico es, en esencia, la sigui en te: parce de Ja expansión de
\!(
~ la democracia -quizá uua buena parte de ella- puede expli-
:::
...-,.. c.acsc fundamentalmente por Ja difusión de ideas y p~.icúcas
~ democráticas, pero esto no puede agotar toda la explicación.
o
a
o
Como el fuego, la pintura o la escritura, la democr.tcia pare-
ce haber sido inventada más ele una vez, y en más d e un lugar.
~ Después de todo, si las condiciones fueron fa\·orahlcs para la
-
:r. invención de la democrncia e n un úempo y lugar concretos
(Atenas, digamos, en torno al 500 a.C.). ¿pueden haber exis-
tido parecidas condiciones favorables en alguna otra parte?
l_>oy por supuesto que la democracia puede ser inventada
Yrcmvcntada de manera independiente dondequiera que se
den las condiciones adecuad<;t.<;. Y las condiciones aderuadas
han existido, creo, en tiempos cfütintos y en lugares diferen-
tes. Del mismo modo qut> la pro\i!>ió n de tierra cultivable y la
1:;
U llE~fC>CRACIJ\ R OBl:Jtl A. O \111
existencia de precipitaciones adecuadas han favorecido ge- dicándose primariamente a la agricultura y el comercio, el
neralmente la aparición de la agricultura, así también algu- ápo de circunstancias farnrables a la participación popular
nas condiciones propicias han reforzado siempre la tenden- en el gobierno que acabo de mencionar -identidad de gru-
cia al desarrollo del gobierno democrático. Por ejemplo, po, pequeña interferencia exterior, un presupuesLo.de igu~l
debido a esr,as condiciones favorables, probablemente exis- dad-parece que empezaron a escasear. Formas deJerarqma
tió alguna forma de democracia en los gobiernos tribales y dominación cle\inieron más "nmural~s". Su resultado fue
mucho antes del período histórico documentado. que los gobiernos populares desaparecieron enu·e los pue-
Consideremos esta posibilidad: Supongamos que un con- blos sedentarios durante miles de años. Fueron reemplazados
junto de personas constituye un grupo bien unificado-"no- por monarqúías, despotism?s, aristocracias.1~ oli~rquí~, to-
sotros" y "ellos", los nuestros y los de ellos, mi tribu y otras tri- da::. ellas basadas en alguna forma de gradac)()n o Jerarqu1a.
bus--. Asumamos, además, que el grupo -la tribu. por así En torno al año 500 a.c., volvieron a aparecer en algunos
decir- es bastante independiente del control por parte de lugares ciertaS condiciones fayorables y unos cuantos peque-
extraños; los miembros de la u·ibu pueden organizar su pro- ños grupos de personas comenzaron a desarrollar sistemas de
pio funcionamiento -por utilizar este símil- sin ninguna gobierno que ofrecieron oportunidades bastante extensas
interferencia por parte de otros. Presupongamos, por últi- de participación en las decisiones del grupo. La democr(tcia
mo, que un considerable número de los miembros del grupo primitiva, cabe decir, fue reinventada en una forma más ª''an-
-los ancianos de la tribu, quizá- se consideran a sí mismos 1ada. Los desarrollos más cruciales se produjeron en Europa,
igualmente cualificados en la práctica para intervenir en el tres en el Mediterráneo, otros en el norte del continente.
gobierno del grupo. Creo que en estas circunstancias las ten-
dencias democráticas tienden a aparecer. Un avance hacia la
participación democrática se desarrolla desde lo que pode-
mos denominar la lógica de la igualdad.
Durante el largo período en el que los humanos cohabita- Fue en la Grecia y Roma clásicas, en torno al ai1o 500 a.C.,
ron en grupos pequeúos y sobrevivieron mediante la caza y la donde se establecieron por vez primera sistemas de gobierno
recolección de raíces, frutas, bayas y otros dones de la nalllrale- que permitieron la participación popular de un sustancial
7.a, sin eluda llegaron a desarrollar a veces. quizá habitualmen- número de ciudadanos sobre bases t.an sólidas que, con cam-
te. un sistema en el que un buen número de sus miembros, bios ocasionales, pervivieron durante siglos.
animados por la lógica de la igualdad -los más ancianos y
experimentados, en todo caso-, participaban en cualesquie-
ra de las decisiones que habían de adoptar como t.al grupo. Greda
Que esto tuvo que haber sido así lo atestiguan convincente-
mente estudios ele sociedades tribales no alfabetizadas. Du- La Grecia Antigua no fue un país en el sentido moderno
rante muchos miles de años, pues. alguna forma de demo- del término, un lugar en el que Lodos los griegos vi\ieran
cracia primitiva bien pudo haber sido el sistema político más demro de un único Estado con un gobierno único. Poi· el
"natural". ~ontrario, Grecia se componía de varios cientos de ciudades
Sabemos, sin embargo. que tan largo período de tiempo independientes, cada una con sus tit'rras circundantes. Con-
llegó a su fin. Cuando los humanos comenzaron a asentarse t.ra.tiamente a los Estados Unidos. Francia.Japón y otros paí-
durante extensos lapsos de tiempo c:n comunidades f1jas. de- S{'s modernos -Estados-nación o Estados nacionales que m
17
ROBERr A. D\Hl
gran medida han dominado el mundo moderno-, los Esta- maciones, un ciudadano corriente tenía una razonable po-
dos soberanos de Grecia fueron ciudades-Estado. La ciudad- sibilidad de ser elegido por sorteo al menos una vez a lo lar-
Estado más famosa, tan to en la época clásica como en épocas go de su \ida para servir en el más importante cargo presi-
posteriores, fue Atenas. En el año 507 a.C., los atenienses dencial en el gobierno.
adoptaron un sistema de gobierno popular que perduró du- Aunque algunac; ciudades griegas se unieron para formar
rante casi dos siglos hasta que la ciudad fue sometida por su rudimentarios gobiernos representativos en alianzas, ligas y
más poderoso vecino del norte, Macedonia. (Después del confederaciones (principalmente dirigidas a la defensa co-
321 a.C., el gobierno ateniense fue sobrevh~endo a duras pe- mún), se sabe poco de estos sistemas representati\'OS. Prácti-
nas bajo control macedonio durante generaciones; luego la camente no d~jaron ninguna huella sobre las ideas y prácúcas
ciudad fue sometida de nuevo, esta vez por los romanos.) democráticas y, desde luego, ninguna sobre la posterior for-
Fueron los griegos -probablemente los atenienses-- ma de democracia representativa. Tampoco el sistema ate-
quienes acmiaron el término democracia, o demokratia, de las niense de selección de cargos públicos por sorteo se convirtió
palabras griegas demos. el pueblo, y krntos, gobierno. Es inte-- nunca en una alternativa aceptable a las elecciones como for-
re~ante, por cierto, que mientras que en Atenas la palabra d~ ma de selección de representantes.
mosse refería usualmente a todo el pueblo ateniense, en oca- De este modo, las instituciones polilicas de la democracia
siones sólo aludía a la gente corriente o incluso a los pobres. griega, por muy innovadoras que fueran en su tiempo, fue-
La palabra demon-acia parece que fue utilizada a veces por sus ron ignoradas o incluso directamente rechazadas durante el
críticos aristocráticos como una especie de epíteto, paramos- des.arrollo de la democracia representativa moderna.
trar s•.1 despr<'cio por la gente común que había arrebatado a
la aristocracia su anterior con crol sobre el gobierno. En cual-
quier caso, demohratia se aplicó específicamente por los ate- Roma
nienses y otros griegos al gobierno de Atenas y también de
otras muchas ciudades de Grecia 1• Aproximadamente en el mismo período en el que el go-
Enu·e las democracias griegas, la de Atenas fue con mu- bierno popular füera inu,oducido rn Grecia, hizo también su
cho la más importante, la más conocida en su época y en la aparición en la península italiana, en la ciudad de Roma. Los
actualidad, con una incomparable influenci<i sobre la filoso- romanos, sin embargo, decidieron designar a su sistema con
fía política, y con posterioridad ha sido considerada a menu- el nombre de república, de res, que en latín significa cosa o
do como ejemplo de participación chica o, como algunos di- asumo, y publirus, público: referido de forma imprecisa, una
rían, de democracia participativa. r:pública era la cosa que perteneóa al pueblo. (Luego voh·e-
El gobierno de Atenas era complejo, demasiado comple- re sobre estas palabras, democracia y república.)
jo para ser adecuadamente descrito aquí. En su núcleo y a la El derecho a participar en el gobierno de la República es-
cabeza había una asamblea en la que podían participar todos taba restringido en sus comienLos a los patricios o aristócra-
los ciudadanos. La asamblea elegía a unos pocos cargos cla- tas. Pero, siguiendo unas pautas que volveremos a encontrar-
ve -los generales, por ejemplo, por muy extra11o que nos nos, tras muchas luchas por parte de la gente común (la plebs,
pueda parecer-. Pero el principal método de selección de ~plebeyos)_ éstos también consiguieron su integración en el
51
los ciudadanos que debían ocupar otros cargos cívicos fue ~te~1~. Al igual que en Atenas, el derecho a participar se res-
el sorteo, al que ciudadanos elegibles se sometían para ser tnngio a los hombres. tal v como ocurrió en todas las demás
seleccionados en régimen de igualdad. Según algunas esti- democracias)' repúblicas hasta el siglo xx.
18
L
RoB¡;_Rf A. OAJll
Desde sus orígenes como una ciudad de tamaúo mu)' mo- cardemos que las innovaciones e invenciones a las que he-
desto, la República romana se expandió median te la anexión mos llegado a estar acostumbrados. muchas veces nos pare-
y conquista de territorios mucho má<; allá de las fronteras de cen tan obvias que con frecuencia nos preguntamos cómo es
la ciudad antigua. Como consecuencia de ello, la República posible que nuestros predecesores no las inven taran con an-
llegó a dominar sobre toda Italia y mucho más allá. Además, terioridad. Muchos de nosou-os pronto damos por supueslas
la República a menudo otorgó la ciudadanía romana, que era cosas que en un tiempo anterior aún Luvieron que ser descu-
muy valorada, a los pueblos conquistados, que así no sólo lle- biertas. Así, generaciones posteriores se preguntarán como
garon a ser meros súbditos, sino ciudadanos romanos auto- es posible que nosotros hubiéramos pasado por alto algunas
rizados a gozar de todos los privilegios y derechos de la ciu- innovaciones que ellos darán por supuestas. Debido a lo que
dadanía. LOmamos por evidente, ¿no podría ser que nosotros. como los
Sabia y generosa como era esta concesión, si juzgamos a romanos. seamos insuficientemente creativos a la hora de re-
Roma desde la perspectiva actual, descubrimos un defecto organizar nuestras instituciones politicas?
enorme: Roma nunca adaptó adecuadamente sus institucio- Aunque la República romana duró considerablemente
nes de gobierno popular al inmenso aumento del número de más que la democracia ateniense, y durante más tiempo del
ciudadanos y de las grandes distancias geográficas de Roma. que ha perdurado cualquier democrncia moderna, aproxima-
Visto desde nuestros días, resulta curioso que las asambleas damente en torno al año 130 a.C. comenzó a verse afectada
en las que estaban autorizados a participar los ciudadanos ro- por agitaciones civiles, guerras, la militarización, corrupción,
manos siguieran celebrándose, como en sus orígenes. dentro y un debilitamiento del robusto espíritu chico que pre,~a
de la ciudad ele Roma --en el mismo Foro que, en ruinas. to- ment.(! había existido entre sus ciudadanos. Lo poco que ha-
davía hoy pueden visitar los turistas-. Pero parn la mayoría bía quedado de las auténticas prácticas republicanas pereció
de los ciudadanos romanos que habitaban en los extensos te- con la dictadura de Julio César. Tras su asesinato en el 44 a.C.,
nitorios de la República, la cindad estaba demasiado lejana una repúhlica que ames era dirigida por sus ciudadanos se
para poder asistir, al menos sin un cxlraordinario gasto y es- conviráó en un imperio gobernado por sus emperadores.
fuerzo. En consecuencia, a un creciente y en último término Con la caída de la República, el gobierno popular desapa-
abrumador número de ciudadanos les era negada, de hecho, reció completamente eo el sur de Europa. Excepto en los sis-
la oportunidad de participar en las asambleas ciudadanas en temas políticos de pequeflas y dispersas Lribus, se esfumó de
el centro del sistema de gobierno romano. Era como si la ciu- la superficie de la tierra durante casi un millar de arios.
dadanía estadounidense se hubiera otorgado a los ciudada-
nos de los distintos Estados a medida que el país iba expan-
diéndose, pero los pobladores de los nuems Estados sólo Italia
pudieran ejercer su derecho al voto en las elecciones nacio-
nales presentándose en Washington, D.C. . ~mo una especie extinta que resurge después de un cam-
Un pueblo altamente creativo y práctico en muchos aspec- bio dunático masivo, el gobierno popular comenzó a reapare-
tos, los romanos nunca inventaron o adoptaron una solución cer en muchas de las ciudades del norte de Italia en torno al
que hoy nos parece ob,fa: un sistema factible de gobierno 11'- 1.100 d.C. Una vez más. el gobierno popular se desarrolló en
/n"f.fmtalir.m basarlo en represen tan tes elegidos dnnorráticmnnzle. c~udades-Estado relativamente pequeñas, no e-n grandes re-
Antes de que podamos llegar n la conclusión de qu(' los giones o países. Siguiendo una pauta ya familiar en Rom.a y
romanos eran menos creativos o capaces que nosotros, re- que luego se repetiría durante la aparición de los modernos
20 21
ROllt.RT A. D ,1111.
l~\ llD!<lCIL\ClA
sistemas de gobierno representativo, la participación en los a incorporarse a esta entidad más amplia y poderosa, convir-
ciier~os ?~bernarne~ta.les d e las ciudades-Estado se restringió tiéndose así, como mucho, en unidades subordinadas de go-
en pnnc1p10 a los miembros de las familias de las clases altas: bierno.
nobles. grandes terratenientes y similares. Pero, a su debido Gloriosa como fue , la ciudad-Estado e ra obsoleta.
tiempo, residentes urbanos de menor niv<:-1 socio-económico
comenzaron a reclamar el d e recho a participar. Grupos de lo
que _hoy llamaríamos clases medias -los nuevos ricos, pe- Palabras so&re palt1bras
q~enos mercader_es y banqueros, artesanos cualificados orga-
nizados en grem10s, los miembros de la infantería hajo el Como habrán visto. me he referido al "gobierno popular"
mando de caballeros- no sólo e ra n más numerosos que Jos en Grecia, Roma el talia. Para designar su gobierno popu-
de las clases altas dominantes. sino también capaces de orga- lar, los griegos, como virnos, inventaron el té rmino de de-
nizarse a sí mismos. Aún más, eran capaces de amenazar c~n rnoaacia. Los romanos se apoyaron en su lengua nativa, d
rebeliones -violentas y, si fuera necesario, llevarlas a Ja prácti- !aún. para calificar a su gobierno como "república", y des-
ca. Como consecuencia, estos grupos --el pojJOlo, como a \'C- pués, los italianos utilizaron ese mismo término para de-
ces se le denominaba- obtuvieron el derecho de participar nominar a los gobiernos populares de algunas de sus ciu-
en el gobierno ck la ciudad. dades-Estado. Cabe prcgun tarse si democracia y república se
Estas repúblicas florecieron durante más de dos siglos en refieren a modelos de sistemas constitucionales esencial-
algunas ciudades it,1lianas..\fochas de ellas fueron, como Flo- menle diferentes. O, por el contrario, si las dos palabras
rencia y Venecia, centros de extraordinaria prosperidad, con sólo reflejan diferencias derivadas de las lenguas de la
una esmerada artesanía, arte y arquitectura soberbias, insu- que originariamente provienen.
perables diseiios urbanos, magníficas música y poesía, y par- La respuesta correcta fue oscurecida por James Madi-
ticiparon de un entusiasla redescubrimiento del mundo an- son en 1787 en un influyente escrito que redactó para con-
tiguo de Grecia y Roma. Lo que las generaciones posteriores seguir apoyo a la recién propuesta constitución estadouni-
llegaron a denominar como la Edad Media llegó a su fin , y dense. Madison - uno de los principales arquitectos de
apareció el Renacimiento, C!ia increíble explosión de brillan- dicha constitución y hombre de Escado excepcionalmente
te creatividad. informado en la ciencia política de su tiempo-. distin-
Pero, desafortunadamente para el desarrollo de la demo- guió enu·c ''una democracia pura, por la que entiendo
cracia, a partir má.-; o menos ele mediados del siglo x1v. el go- una sociedad integrada por un reducido nlimero de ciu-
bierno i~epublicano de algunas de las principales ciudades dadanos. que se reúnen en asamblea y administran perso-
comenzo a dar paso a los perennes enemigos del gobierno nalmente el gobierno'', y una "república, por la que en-
popul~r: declive económico, corrupción, oligarquía, guerra, tiendo un gobierno en el que tiene efecto el sistema de la
conquista,}' toma del poder por parte de gobernantes autori- representación., 2.
tarios, ya fueran príncipes, monarcas o jefes militares. Esto Esta distinción no tenía fundamento en la historia ante-
no fue todo. Vista desde la perspecti\'a más amplia ele las ten- rior: ni en Roma ni, por ejemplo, en Venecia hubo un "sis-
dencias históricas, la ciudad-Estado estm·o condenada como tema de representación". De hecho, las primeras repúbli-
~mdamento del ~obierno popula1· por la emergencia de un cas encajan bastante en la definición de Madison de
rival con fuerzas mmensamemc superiores: d Estado-nación -democracia". Aún más, ambos términos fueron utilizados
o país. Las ciudades y otras poblaciones quedarnn destinadas indistintamente t!n los Estados Unidos durante el siglo xvm.
22 23
LA DC.\IO<:RALJ.\ ROHt:ltl A. 0.\111
2-1 -2G
U D~IOCRACIA Roll(Jl r A. 1),\111
pu blicanas habidas mil años antes e n Grecia y Roma. Panien. deras. Así describe Raetia (luego cantón suizo de Graubün-
do de la lógica de la iguald ad que aplicaban a los hombres li- den) en torno al 800 d.C un escritor actual: MLos campesinos
bres, parece que crearon asambleas por iniciativa propia. libre!> ... se encontraron en una s1mación igualitaria única.
Que la idea de igualdad estaba \'Í\Cl y segura entre los hom- Unidos por su común condición ... y por su común derecho
bres libres vikingos lo atestigua Ja respuesta dada por algunos de uso sobre los paslos de montaña. desarrolla ron un sentido
vikingos daneses cuando, mientras \iajaban río arriba en de Ja igualdad com pletamente opuesto al impulso jerárquico,
F1<1.ncia, fueron preguntad os desde la orilla por Lm mensaje- consciente de los rangos, del feudalismo medie\'al. Este cspí·
ro. "¿cómo se llama rncsLrCJ seiior?". "No tiene nombre.., re:r- ritu distin úvo acabalia dominando la posterior aparición de
pondieron, "somos toclos iguales" s. ta democracia en la República de Raetia" 4 •
Pern debemos resistir Ja tentación de exagerar. La igual-
dad dt· Ja que presumían los vikingos sólo se aplicaba a los
hombres libres, e incluso éstos diferían en riqueza y condi· De las asamMeas a los parlammtos
ci6n. Por debajo de los h ombres libres estaban los esclavos.
AJ igrntl que los griegos y romanos, o incluso los europeos y Cuando los vikingos se aventuraron hacia el oeste y llega-
estadoun idenses siglos después, los víkingos poseían escla- ron a Islandia, trasplantaron sus prácticas políticas y en d ivcr·
vos: enemigos capturados en la batalla, o las desdichadas víc- sas localidades recrearon un Ting. Pero hicieron algo más:
timas de ataques por sorpresa sobre pueblos vecinos, o sim- anticiparon la posterior aparición ele los parlamentos nacio-
plemente personas compradas en el antiguo y omuipresente 11ales e n otros lugares; en el 930 d.C. crearon una especie dc-
mercado de esclavos. Y, contrariamente a los hom bres libres, snpra-Ting, el Althingo Asamblea Nacional, que durante tres
cuando los escla,·os eran liberados permanecían en relación siglos siguió siendo la fuente del derecho islandés hasta qu:
de dependencia respecto a su antiguo propie-tario. Si los es- los islandeses fueron finalmente subyugados por Nomega".
cla\'os constituían una casta por debajo de los hornbres li- Entre tanto S<' desarrollaron a~bleas regionales en No-
bres, por encima se encontraba una aristocracia de familias mega. Dinamarca y Suecia y después. como en Islandia, asam-
con rique-za.;, generalmente en úerras. y condición heredita- bleas nacionales. Aunque el crecimiento subsiguiente del
na. En e l \'értice había un rey curo poder estaba limitado por poder del re>' y de las burocmcias centrali1.adas bajo su con-
su elección, su obligación de obedecer )as leyes. y por la ne· trol redujo la importancia de estas asamblt'a.~ nacionales. de·
cesidad de mantener la lealtad de los nobles y el apoyo de los jaron su h uella sobre desarrollos posteriores.
hombres libres. En Suecia, por ejemplo, la tradiri6n de participación po-
A pesar de estos seyeros límites a la igualdad, Ja clase de pular en las asambleas del período Yikingo condujo en el si-
los hombres libres -campesinos autónomos, minifundistas. glo }..'\'a un precursor del parlamento representati,·o moderno
granjeros-- era lo suficiemementc grande como para impo· cuando el rey comenzó a convocar reuniones de representan·
ncr una perdurable influencia democrática sobre l<ll> in titu· tes de los diferemes sectores de Ja sociedad sueca: nobleza,
dones políticas y las tradiciones. clern. habitantes de los burgos y gen te común. Estas asam-
En algunas otras partes de Europa, las condidones looales bleas se convertirían eventualmente en d Riksdagsueco o par-
también fayorecieron a veces la aparición d<' la panícipación lamento6.
popular en el gobierno. Los valles de alta montaiia de los Al· I.n el ambiente radicalmente distinto de los Países Bajos y
pes, por ejemplo, dotaron de un cierto nivel de protección Y Flandes. la expansión de la manufactura, el comercio y las fi.
amonomía a los hombres libres dedicarlos a aclividades g.:llla· nanzas contribuyó a crear clase~ medias urbanas compuesta'i
27
L\ llf.MOCll,\(l.\ Ronun ..\, D.\lu.
por personas que controlaban considerables recursos econó- · ma inglés sin los vicios de la monarquía. La república
~sre . .
micos. Los gobernantes, pt>rpetuamente hambrientos de in- que contribuyeron ª.formar habna de proporciona~, a ~u de-
gresos, no podían ignorar este rico filón, ni gravarlo sin con- bido tiempo, algo as1 como un modelo para muchas ol1 as re-
tar con el consentimiento de sus poseedores. Para obtener el públicas.
consentimiento, los gobernantes con\'ocaron asambleas de
representantes proveniemes de las ciudades y de las clases so-
ciales más importantes. Aunque estas asambleas, parlamen- DEMOCRATIZACIÓN El" O.MI ·o, PERO SÓLO EN < ~\~vlll'O
tos o "estados", como fueron denominadas a veces, no evolu-
cionaron directamente hasta la5 legislaturas nacionales de Mirando at1·ás desde la ventaja que ofrece la percepción
hoy, sí establecieron tradiciones, prácticas e ideas que favore- retrospectiva, podemos Yer con facilidad cóm~ a comie1~zo_s
cieron profundamente tal impulso. dd iglo xv111 habían aparecido en Europa las ideas y pracu-
Entretanto, desde comienzos oscuros empezaba a ver la cas políticas que habrían de convertirse en i~~rtantes e!e-
luz gradualmente un parlamento que en los siglos venideros mentos de las visiones e instituciones democrnucas posteno-
ejercería con mucho la mayor influencia sobre la idea y la res. Valiéndonos de un lenguaje que es más moderno Y
práctica del gobierno representativo. Era el parlamento de abstracto del que la gente de aquel tiempo hubiera utilizado.
la Inglaterra medieval. Un producto de evolución ciega más permítanme resumir cuáles eran esos elementos..
que de intención y diseño, el parlamento surgió de a~ambleas Favorecidos por condiciones políticas y oporturndades pre-
convocadas esporádicamenle, y bajo la presión de la necesi- sentes en algunos lugares de Europa-en especial :nEscai~d~
dad, durante el reinado de Eduardo I desde el 1272 al 1307. navia, Flandes, los Países Bajos, Suiza y Gran Bretana- la log1-
Cómo evolucionó el parlamento desde estos comienzos ca de la igualdad estimuló la creación de asmnbleas loraks en
es una histo1ia demasiado larga y compl~ja para resumirla las que los hombres libres podían participar en el gobierno. al
aquí. Hacia el siglo xvm, sin embargo, tal evolución había menos hasta cierto punto. La idea de que el gobierno reque-
conducido a un sistema constitucional en el que el rey y el ría el consentimiento de los gobtrnados, una pretensión c¡ue ini-
parlamento estaban cada uno limitado por la autoridad del cialmente afectaba a la exacción de impuestos, fue creciendo
otro; dentro del parlamento, el poder de la aristocracia here- gradualmente hasta abarcar a las leyes en general. En un te-
ditaria en la Cámara de los Lores estaba compensado por el rritorio demasiado extenso para la celebración de asambleas
poder del pueblo en la Cámara de los Comunes; y las leyes primarias de hombres libres, como en una extensa ciudad, re-
promulgadas por el rey y el parlamento eran interpretadas gión o país, el consentimiento precisaba de una rejnesentación
por jueces que la mayoría de las veces, aunque no siempre, en la institución que imponía tributos y hacía leyes. En claro
eran independientes del rey y del parlamento. contra::;te con la práctica ateniense, la representación debía
Durante el siglo xvm, este aparentemente maravilloso sis- ser asegurada. no mediame el sorteo o el w.<u-. sino mediante
tema de frenos y contrapesos entre las principales fuerzas so- la elecrión. Para aseaurar
t>
el consentimiento de los ciudadanos
ciales del país y la separación de poderes dentro del Estado libres en un país, nación, o Estado-nación, harían falta kgisla-
fueron ampliamente admirados en Europa. Fue enaltecido. turas o parlamentos de representación electoral a distinto~
cnu·e otros, por Momesquieu, el famoso filósofo político niveles: local, nacional. o quizá también prO\focial. regional o
francés. y a<lmirado en Norteamérica por los Padres de la rlc otros niveles intnmedios.
Constitución, muchos de los cuales confiaron en crear en su Estas ideas y prácticas políticas europeas proporcionaron
país una república que fuera capaz de retener las virtudes del una base a partir de Ja cual pudo desplegarse la democratiza-
28 2D
Ro111cRT A. D~HI
ción. Los ejemplos del gobierno popular en Grecia, Roma y n presidente ocupara el lugar del rey. Los mismos parla-
las ciudades italianas, consiguieron dotar a veces de mavor ~entos eran bastiones de privilegios, particularmente en las
credibilidad a la~ propuestas de quienes abogaban por ~na cámaras reservadas a la aristocracia y al alto clero. Los repre-
mayor democratización. Estas experiencias históricas habían sentantes elegidos por "el pueblo" tenían como mucho una
demostrado que los gobiernos st~jetos a la rnluntad del pue- intervención parcial en la creación de la ley.
blo eran algo más que esperanzas ilusorias. En alguna época En tercer lugar, Jos representantes del "pueblo" no repre-
l ~jana habían existido efectivamente, y, antes de desaparecer, sentaban realmente a todo el pueblo. Primero, porque los
habían sobre,ivido durante siglos. hombres libres eran, después de todo, varones. Exceptuando
a alguna reina ocasional, la mitad de la población adulta era
excluida ele la vida política. Pero también lo eran muchos va-
Lo que no se consiguió rones, de hecho, la mayor parte de ellos. En la tardía fecha
de 1832 el derecho a voto en Gran Bretaña se extendía úni-
Si las ideas, tradiciones, historia y prácticas que acabamos camente al 5 % de la población mayor de Yeinte años. ¡En ese
de describir contenían una promesa de democratización, mismo año costó una lucha tempestuosa conseguir expandir
era, en el mejor de los casos, una mera promesa. Todavía fal- el sufragio hasta poco más del 7 % (cuadro 2) ! En :N'oruega,
taban piezas cruciales.
Primero, incluso en países con los comienzos más audaces, CUADR02
las fuertes desigualdades oponían enormes obstáculos a la de-
mocracia: diferencias en derechos, deberes, influencia y po- ELELTOR·\DO DE GR.\~ BRETA:':A, 1831-1931
der entre esclams y hombres libres, ricos y pobres. propieta- (DhTOS ot: LA E:-;c1ct.orrn1A Bl!rr.\:-;1c:\ [ l 9i0]. v oz " PAIUJA.\IP.~'T'')
rios de tierras y no propietarios, amos y siervos, hombres y
mt~jeres,jornaleros y aprendices, artesanos cualificados y pro-
97
pietarios, burgueses y banqueros, señores feudales y feudata-
rios, nobles y hombres co1mmes, monarcas)' sus súbditos, los
"'e
•C
100
~
altos ca1·gos del rey y aqudlos sobre los que impotíían sus eCN !l(I
50
:.:
ces, como ha ocurrido siempre y en todas partes, la lógica :e:e ~o
ele la igualdad se estrellaba contra el obstinado hecho de la c.
t.i 30
desigualdad. -e
:,
En segundo lugar. incluso allí donde existían asambleas y ·=i
!! to
parlamentos, éstos ('St.aban lejos de reunir condiciones de- ¡:; LO
(...
mocráticas mínimas. Los pt\rlamentos a menudo no podían ....
e
competir con el monarca; llevaría siglos hasta que el control c.. o
sobre los ministros del rey pasara de éste al parlamento o que
:Jo 31
Roln:IH A. DAHI
l.\ Df.~lOUl\CT.\
a pesar de la prometedora aparición de Ja participación p Volviendo Ja vista atrás sobre el ascenso y caída de la de-
·r·
pu 1ar en e 1 in? d~ los tiempos vikingos, el porcentaje sólo
o- mocracia, está claro que no podemos contar con que las
era un poco me:Jor'. faenas sociales aseguren que la democracia siga siempre
. En cuarto lugar, hasta el siglo xvm y con posterioridad, las avanzando --o que incluso sobreviva, tal y como nos recuer-
dan los largos intervalos en los que los gobiernos populares
1~leas Y.'~lor~s dei:iocráticos no füeron ampliamente compar-
u?os rn s1~u1era b1en_compre~di~os. En todos los países, la ló- desaparecieron de fa faz. de la tierra.
gica de la 1gua_J~ad ~ola era efectwa entre unos pocos, y unos La democracia, tal parece, es un tanto incierta. Pero sus
poc~s muy pnVIleg1ados además. Incluso era prácticamente
posibilidades dependen también de lo que nosotros haga-
rne~1sL~nLe la com?~ensión de lo que habría de requerir una
mos. Incluso aunque no podamos contar con impulsos histó-
1~epubhca democrat1ca en lo referente a sus instituciones po-
ricos benignos que la favorezcan, no somos meras víctimas de
l~ucas. En lo referente a las libertades de prensa y opinión, la
fuerzas ciegas sobre las que no tenernos ningún control. Con
libertad de expresión estaba seriamente limitada, panicular- una adecuada comprensión de lo que exige la democracia y
la voluntad desausfacer sus requerimientos, podemos actuar
1:1~nte si se_ejercía pa~a criticar al monarca. La oposición po-
hllc:1 care:ia de., legalidad_>' legitimidad. La "Leal oposición
para preservar las ideas y prácticas democráticas y. aún más,
de Su M_~Jcstad , ~ra una idea que aún no había aparecido. avanzar en ellas.
Los parudos poltt1cos eran amplianwnte condenados como
peligrosos e indeseables. Las elecciones sufrían dt' tma noto-
ria corrupción por parte de los agemes de la Corona.
El av_ance ?e las ~deas y prácticas democráticas dependía
de_ la_ex1stc~1c1a de c_1ertas condiciones favorables que aún no
ex1suan. t:t1entras solo 1mos pocos creían en Ja democracia y
estaban dispuestos a luchar por ella, los pri,ilcgios existentes
se mantenían con la a;•uda de gobiernos no democráticos.
Aun cuando mucha niás gente llegara a crter en las ideas y fi-
nes democráticos, seguirían precisándose otras condiciones
para alcanzar una ulLerior ctemocratización. ~vlfü, adelante,
en la parle IV, describiré algunas de estas condiciones, las más
importantes.
E.ntre tanto, debemos recordar que, Lras los prometedores
\~);menzos csq1_1ematizados en este capítulo. la dcmocraúza-
non no evoluc1onó siguiendo un camino ascendenLe hasrn
nuestros días. Hubo subidas y caídas, movimientos ck rcsisten-
c_ia, rebdione-s, guerras civiles, revoluciones. Durante algunos
siglos, el ascenso de las monarquías centralizadas im'irtió algu-
nos de los ~vanee!\ amcriort's -incluso aunque. irónicamen-
te, estas mismas monarquías pudieran haber contribujdo a
crear algunas de las condiciones que serían fm-orabks a la de-
mocratización a largo plazo.
CAPÍTULO VIII
¿Q UÉ INSTITUCIONES POLÍTICAS REQl.:IERE
UNA DEMOCRACIA A GRAN ESCALA?
100 lo 1
L.\ llF\l<XJl\Cl \ ~•>llEIO i\, l>.\J ll
un grupo ele ciudadanos cada vez más numeroso e influyeme organizado ramificándose hasta las más pequeñas circuns-
hubiera considerado inacept.'lble. consigui<>ron subsis1ir-a cripciones, distritos y municipalidades electorales; una orga-
menudo como asociaciones más o menos clan destina~ has- nización que debía refon.ar la lealtad de sus seguidores du-
ta que lograron salir de las sombnls a la plena luz del día . .En ran te y entre las campañas electorales y debía asegurarse que
los cuerpos legislaúrns, lo que en su día fueran "facciones" se éstos acudieran a las elecciones. Su partido Republicano (en
convirtieron en partidos políticos. Los de "dentro", qui.enes seguida bauúzado de nuevo c.:omo Democrático Republicano
servían en el gobierno del mo mento, se diferenciaron de los y una generación después como Democrático) se convirtió en
de "fuera", a los que e n Gran Breta1'la se calificó como la Leal el primer partido clect<rm.l de apoyo popular del mundo. Como
O posició n de Su M~jestad. En el siglo X\111 británico, la fac- resultado, una de las instituciones más ftmdamentules y de-
ción que apoyaba al monarca y la facción optt<.''l>la. soswnida cisivas de la democracia moderna, el partido político, había
por grnn parte de la gnlll)' en el mundo rural, fueron cran1t- irmmpido más alhi de sus confines en parlamemos y legis-
form{mdose gradualmente en Tmies y 1Vhigt *. Durante ese laturas para organizar a los propios ciudadanos y movilizar
mismo siglo, e n Suecia, de manera un tanto burlesca. se lla- el apoyo de los seguidores del partido en las elecciones na-
mó a los dos adversarios partidistas en el pal'larnen to sombrr- cionales.
ros y gorros 1• Cuando el joven arístócrma francés Alexis de Tocqueville
Durante Los años finales del siglo xvm. e n la recién constf· \'ÍSÍlÓ los Estados Unidos ~n lo!I ai1os treinta del siglo pasado,
tuida república de los Estados V nidos, Tomásj cfferson, el vi- ya habían aparecido en este país las cinco primeras instiui-
cepre:.idente, y James Mactison, el líder de la Cámara de Re- dones democráticas descritas arriha. Estas instituciones le
presentantes. organizaron a sus seguidores en el Congreso parecieron tan proflmdamente implantadas y omnipresen-
para oponerse a las políticas d d Preside nte federalista,John tes. que no tuyo ning una eluda en referir~ a los útados Uni-
Adams. }'de su secretario del Tesoro, Alexander Harnilton. dos como una democracia. En ese país, d ijo. el pueblo era so-
Para tener éxilo <'ll su oposició n. percibjeron en seguida qu<' berano. la "sociedad se gobierna a sí misma por sí misma~. y
tt>ndrían que hacer algo más que enfn~nt.arsc a los fcderalis- el pode r de la mayoria era ilimitado~. Se asombró de la multi-
1as en el Congreso y eJ gobierno: tend1ían que desplarnr a plicidad de asociaciones en la.~ que S<" organizaban los esta-
sus oponen tes del poder. Para dio debían g;mar las t>leccio- dounidenses. parecía q ue para cualquier propósito. Y entre
llt's nacionales, y para ganar las elecciones nacionales debían estas asociaciones sobresalían los d<>s principales partidos
organi:r.ar a us seguidores a lo largo y ancho del país. En me- políticos. A Tocquevme le pareció que en los Estados t:nidos
nos de una década,jefferson, Madison, y otros que simpati- la demoa·acia era ya casi tan comple ta como cabía imaginar
zaban ro11 sus id<•as crearon un partido político que estab.t que albruna \'eZ pudiera llegar a ser.
Durante el siglo siguiente, las cinco instituciones d emo-
cráticas básicas que Tocqueville obser"ara durante su viaje a
•La gt'tlryse <:orrcspondíaorigínaiiameme" la pcquci1a noble1.:.l. gcner;ll- América, se consolidaron en mfü; ele una docena de p;:iíses
~~nte ck extracción n irdl, aunq ue d término at.-abó por .1b~rher 1.am- distintos. Mu<"hos obi;crvadores en Europa y t•n los E~tados
l>1cn a la alt.t but'K\tesía. Toryful' el calificativo C[ll<.> oriJ.'11tal'ii11tlell\l" :k' dio ,1 C ni elos llegaron ah\ conclusión de que malquier país que as~
los clelc.-n~rt•s de: la primacía ele: la Corona en su lucha rnu tra d Parla1111·n·
lo, <JU<' con c:l pa'IC> del tiempo comcnL6 a iclemifkar camhi~·n al p1111ido
pirara a ser civilizado y progresista necesariamente habría de
<'?n!l<.'r.11dor; ll7r1~ al u<lc-, por el comrario. al ¡p11po cmitrnriu •I lm prMk· adoptar nna forma de gobierno democrática.
gios 11·alt-s v favorable a la '>Obemnía plena dt-1 P.ctrlamen tn; c·u t'I .~iglcl xr~ Con todo, en todos ellos faltaba la sexta institución funda-
dio origen :il panido libernl. (.V. dA 7: ) mental-Ja ciudadanía inclusiva- . Aunque Tocqueville afir-
102 ro:~
RoBERT A. D AHI
mara que "el Estado de Maryland, que había sido fundado "democracia" que nunca existió durante los veinticinco si-
por hombres de rango, fue el primero en proclamar el sufra- glos de experiencia desde la aparición de la democracia en
gio universal", como ca'ii todos los otros hombres (y muchas Atenas y de una "república" en Roma. Dado que las institu-
mujeres) de su tiempo, asumió tácitamente que "universal" ciones del gobierno democrático represenl.ativo moderno,
nb incluía a las mujeres 3 . Ni, desde luego, a algunos hombres. tomadas en su conjunto, son históricamente únicas, es con-
El "sufragio universal" de Maryland resultó que también ex- veniente dotarlas de un nombre propio. Este tipo de gobier-
cluía a Ja mayoría de los afroamericanos. En olrns lugares, en no democrático moderno se denomina a veces democracia
países que en otros aspectos eran más o menos democráti- poliarcal.
cos, la: mitad de todos los adultos fue, al igual que en Améri-
ca, completamente excluida de Ja vida política nacional sim-
plemente por su condición de mujeres; además, a grandes Pal.abras sobre palabras
grupos de hombres se les denegó el sufragio porque no po-
dían satisfacer los requisitos de la alfabetización o de la pro- Poliarquía se deriva de las palabras griegas que significan
piedad, una exclusión que fue apoyada por muchas personas "muchos" y "gobierno": se distingue así el "gobierno de
que se consideraban defensoras del gobierno democrático o los muchos" del gobierno de uno o monarquía, o del go-
republicano. A pesar de que Nueva Zelanda extendió el de- bierno de los pocos, aristocracia u oligarquía. A pesar de
recho de sufragio a las mujeres en 1893 y Australia en 1903, que dicho término apenas había sido usado, un colega y
en otros países democráticos las mujeres no alcanzaron el de-- yo lo introdttjimos en 1953 como una adecuada forma
recho a voto en las elecciones nacionale hasta 1920 aproxi- para referirnos a una democracia representativa moder-
madamen te; en Bélgica, Francia y Suiza, países que la mayo- na con sufragio universal. A partir de ahora lo utilizaré en
ría de las personas calificalia como altamente democráticos, este sentido. Más específicamente, una democracia po-
las mujeres no pudieron votar hasta después de la II Guerra liárquica es un sistema político dotado de las seis institu-
Mundial. ciones democráticas contenidas en la lista de arriba. La
Dado que para muchos es difícil comprender qué signifi- democracia poliárquica es. pues, distinta de la democra-
caba "la democracia" para nuestros predecesores, permítan- cia representativa con sufragio restringido, como la del si-
me volver a subrayar la diferencia: en todas las democracias y glo xrx. Es también díferente a la'> democracias y repúbli-
repúblicas a lo largo de veinticinco siglos, el derecho de par- cas más antiguas, que no sólo te1úan sufragio restringido,
ticipar plenamente en la vida política se restringió a una mi- sino que carecían de muchas de las Olras caracteríslicas
noría de adultos. Gobierno "democrático" equivalía a un go- cruciales de la democracia poliárquica, taJes como parti-
bierno ejercido únicamente por los hombres - y no por dos polílicos, derecho a formar organizaciones políticas
todos ellos-. No fue hasta el siglo xx que, tanlo en la teoría para influir en u oponerse a los gobiernos existentes, gru-
como en la práctica, la democracia vino a exigir que el dere- pos de interés organizados, etcétera. Es también distinta
cho a participar plenamente en la vida política debía ser ex- de las prácticas democráticas propias de unidades tan pe-
tendido, si acaso con unas pocas excepciones, a toda la pcr queñas que permiten el establecimiento de una asamblea
blación adulta que residía pcrmanen temen te en un país. directa de sus miembros y su decisión (o recomendación)
Tomadas en su conjunto, en ton ces, estas seis instituciones directa de las políúcac; o leyes. (Volveré sobre esta diferen-
políticas no sólo constituyen un nuevo tipo de sistema políti- cia en un momemo.)
co, sino una m1e,-a forma de gobierno popular, un tipo de
10-t JO:>
Rmw.u A. OMlt
1()() lOí
LA Dt:MOCJV.ll.\ ROBf.ltT A. 0AHL
qué? Para contestar a estas preguncas gemelas, recordemos cuente, tanto en la teoría como en la práctica de la democra-
lo que requiere un proceso democrático (cuadro 7). cia. Como \~mos también, la elección de los representantes
se fue desarrollando principalmente a lo largo de la Edad
Media, cuando los monarcas hubieron de admitir que, para
¿POR QUÉ (Y CUÁNDO) EXIGE L\ DE~!OCRACIA imponer tributos, sostener un ejército, y hacer las leyes, de-
REPRESENTA.,"TES ELF.Cros? bían contar con el consentimiento de la nobleza, el alto cle-
ro, y d~ algunos hombres comunes -no tan comunes- en
Cuando la atención sobre el gobierno democrático se tras- las más grandes poblaciones y ciudades.
ladó a unidades a gran escala, tales como naciones o países; Hasta el siglo XVIII, por tanto, la perspectiva común era
se suscitó la siguiente pregunta: ¿Cómo pueden los ciudada- que gobierno democrático y republicano equi\'alía al go-
nos parliciparejertivarn.entesi el número de ciudadanos llega a bierno del pueblo, y si el pueblo había de gobernar, debía
ser tan grande o a estar geográficamente tan disperso (o am- reunirse en asamblea en algún lugar y votar sobre decretos,
bos casos, como en un país) como para que puedan panici- leyes o políticas. La democracia debía ser democracia de
par convenientemente y dictar leyes en asambleas que se reú- asamblea de ciudad*; la democracia representativa era una
nan en un mismo lugar? ¿Y cómo pueden asegurarse que Jos contradicción en los términos. Consecuentemente, ya sea
asuntos que más les conciernen son adecuadamente atendi- de forma implícita o explícita, una república o una demo-
dos por los cargos públicos, es decir, cómo pueden los ciuda- cracia sólo podía existir en una peque11.a unidad, como una
danos controlar la agenda de las decisiones gubernamentales? ciudad u otra población. Los escritores que sostuvieron esta
Satisfacer estas exigencias democráticas en una unidad idea, como Montesquieu o Jean:Jacques Rousseau, eran per-
política de la extensión de un país es, desde luego, enorme- fectamente conscientes de las desventajas de un pequeño
mcn te dificil; es, de hecho, casi inalcanzable. Pero, al igual Estado, particularmeme cuando había de enfrentarse a la
que ocurre con los otros criterios democráticos de erran exi- superioridad mililar de un Estado mucho más amplio, y
gencia, puede servir, también aquí, como baremo para º eva- eran, por tanto, extremadamente pesimistas respecto a las
luar posibilidades y soluciones alternativas. Claramente, los perspectivas futuras de la democracia genuina.
requisitos no podrían ser satisfechos si los más altos cargos Pero Ja perspectiva convencional fue rápidamente supe-
del gobierno pudieran ftjar la agenda y adoptar políticas con rada v aban<lonada por los fuertes embates del Estado nacio-
independencia de los deseos de Jos ciudadanos. La única so- nal. Él mismo Rousseau comprendió claramente que el go-
lución factible. aunque es muy imperfecta, es que Jos ciuda- bierno de un país del tamaño de Polonia (para el que diseüó
danos elijan a los cargos más importan tes y los sometan a una una constitución), exigiría nccesariameme Ja representa-
rendición de cuentas más o menos eficaz a través de las elec- ción. Y, poco después, con la llegada de la democracia a
ciones, despidiéndoles, por así decir, en elecciones sucesivas. América, la concepción convencional de apareció ya del es-
Esta solución nos parece obvia. Pero lo que a nosou·os cenario de la historia.
puede parecernos evidente no lo era tanto paran ues eros pre- Todavía en 1787, cuando la Convención Constitucional se
decesores. reunió en Filadelfia para dise11ar una constitución apropiada
Como vimos en el capítulo 11, hasta hace bien poco lapo-
sibilidad de que los ciudadanos pudieran designar y rechazar
a los representantes dotados de la autoridad de hacer las le- • En la tradición española. castt"llana más específicamente, <.>seas asam-
yes a través de las elecciones siguió siendo bastante infre- bleas ciudadanas recibían el nombre de "concejo abierto" (N. MI T.)
108 l O!J
l.A Ot~IO<.JIAU \ R1 11ll 1n .<'. Jl.\111
para un extenso país con una población t•n creciente aumen- dales. ¡lmaginemoc; la c ler.:ción de representantes por un pe-
to. los delegados eran plenamente conscientes de la tradi- ríodo de. digamos, veinte aiios! Si los ciudadanos han de
ción hisl6rica. ¿Acaso podía existir una república a la inmen- conservar el controlfinal di! la agn1da, las elecciones han de ser
sa t•scala que ya habían desarrollado los E:it.aclos Unidos, sin también frecuentes.
contar el aún mayor ramaño que habían prC\isto los delega- Cómo lle-."ar a la prlctíca elecciones libres e imparciales no
dos? '*. Con Lodo, nadie cuestionaba que si habría de existir es algo obvio. AfinaJes del siglo XIX. la votación secreta comen-
una república en América, tendría la forma de una repúbhca zó a reemplazar a la pública "a mano alzada... Aunque la vota-
tepresnilntilla. Debido a Ja larga experiencia de la reprt:Sema- ción pública tiene tod a\ía algum).S defensores. el \'Oto secreto
ción en los cuerpos legislati\'OS coloniales, en los de Jos Esta- se ha com·ercido en el cril<'rio general; un país en el que st•a
dos y en el Congreso Continental, Ja viabilidad del gobierno ampliamente \'ltlner-.1.d o seriu c1~juiciado como carente de
representativo era algo que estaba fuera de duda. elecciones libres e- imparciales. Pero d debate wntinúa en lo
Hacia mediados del siglo x1x. la concepción tradicional fue relativo a la naturalt-za del sistema clt!ctoral que mejor satisface
ignor.ada, olvidada o, si ac.'3.SO era recordada, se consideraba los criterios de la imparcialidad. ¿Es más imparcial un sistema
irrelevame. "Es evidente.., eseribió john Su1art Mill en 1861 , de represen e.ación proporcional (RP). romo el utilizado en la
mayoría de tos países democráticos, que el sistema First-P1Lst·lllf'-
qut.• el único gobicmo que puede salisfacer plenamente lodal' Post* aplicado en Gran l~re~1i'm y los Estados Unidos? Pueden
las exigencias del Estado social es aquel en el que ¡)ai·üdpa todo ofrc<:erse argumentos rdZonables a favur de uno u otro. como
el pueblo; que cualquier participación. iuclu:.o en la:; má..-. ni- Yeremos cuando vohamos sobre esta cuesúón en el capítulo
mias funciones pública~. es útil: que la p<lrúcipadón ddx• ser Xl En Ja.-; discu~iones sobre los distintos sistemas e1ectorales, se
tau amplia c·n to<las partes como pt:rmi ta el nivel gt·nt·ral de asume, sin embargo, la necesidad del rasgo de la imparciali-
mejoramiento de la comunidad; y que nada put-dc st•r lan de-- dad; la forma mejor de alcaimu la imparcialidad y otros objeti-
St't\blc en último término como la admisi(m de todos a compar- \'OS razonables es simplemente una cuestión técnica.
tir el poder soberano del E.-:tado. Pero dado que, en 1111a comu- ¿Con qué frecuencia deben cclebrai·~ las elecciones? A
nidad que.> exet:cla el tamario de una pequet'la población. todos juzgar por las prácticas en los paíS('S democráticos dm-ante el
no pueden parúcip¡tr personalmente sino en al~runa porción siglo XIX. una tosca respuesta podría ser que las elecciones
mínima de la acción pública. el re:;uJtado es que el Lipo ic.lcal de anuales para los representantes del poder legislativo sería de-
un gobkrno perfecto debe ser el represe1natfro !I. masiado frecuente, y to<lo lo que excediera los cinco años se-
ría demasiado largo. Ob\iamente. sin embargo, los demócra-
tas pueden tener un desacuerdo nl7.onable sobre el inter\'alo
¿POR QIJ~: IU-:Ql' IJ.:RE L \ DF.\IOCR·\.CL.\ específico y sobre cómo haya de \'ariar en función de los dís-
EU:CGlONES USRF,S, l~LPARCl\l.ES YFRECl.1E."\Tl::S? tintos cargos y las diferentes prácticas tradicionales. La rnc:->-
tión es que sin elecciones frecuentes. los ciudadanos perde--
Como hemos visto, si aceptarnos la conveniencia <k la ñan un susrancial grado de control !iobrc sus cargos electos.
igualdad política, enlnnces todo ciudad.ano debe tener una
oportunidatl igual y efertiva de volar; y todos ws tiotos debtn rontm:~e • Témlino intraducible que provil•lit' dl' h.ijr~a dt· In..~ carreras clt> c:aba·
como rgr4afes. Si ha de realizarse Ja igualdad el~ \'Oto. la conse- llos. En ca~l<·llauo equi1·aldrfa" alg-o ;1~i cc11110 ~t·l primero gana~. Técni·
cuencia es que las elecciones deben ser libres e imparciales. camrllt(' redb<• el nombre dt' sislc:ma mayoritario uninominal a una \'Ud·
Con todo, no ba'ita con que las elecciones sean libr<.'!'i e impar- ta. (.\". dl'l 'I'.)
110 11 1
U OF.~IO<:Jl.~C'JA Ro~u.1 ..\. D.\l1L
112 1 13
l .\ llUIUUtACl.\
par cfenivamentt• en el 1-,10bierno? Así pues, en una república zando el rasero ele dichos aucrios!- A mí, como a tan los otros.
extensa, no sólo son necesarias y deseables sino inc,~table.'). m<.' res uha e\idcmc que, \'istas a partir de los criterios de la dt."-
Las asociadones independientes son también una fuente ele rnocracia, nu<:!.tnts in-.tituciones política., conrretas exhiben
f'fiumrión rivim,. ifustmrión. Dotan a los ciudadanos de infor- muchas insuficiencia.,.
mación, y también de oportwúdades para la discm.i<'m, la de-- Consecuentemenle, deJ mismo modo que precisamos de
liberación, y Ja adquisición de habilidades políticas. estrategias para llevar a c<tbo 1ma Lransirión a la democracia y
para consolidar lao; institucionc~ democnhicas en pabes de-
mocráticos recienct's. en los países democr.\Licos más anú-
¿POR Ql·F, REQUli-:RE LA. Dl:'.\10(,R.\CIA guos debcmo:í plantearnos si hemos de avanzar más allá de
LA C:ll ' O,\DA~ÍA l~a..L'Sl\'A? nueso·o actual nin.·! de democracia y cómo hacerlo.
Permítanme formularlo el<.' la siguient<' man("'ra. En mu-
La respuesta se encuentra, desde luego, en las razones chos países la tar<'•t consiste en akanzar la democratización
que nos condujeron a las conclusiones del \Utimo capítulo. hasta e1 nin.~l de la democrada poliárquica. Pero el desafío
Apt"nas necesitamos repeúrlas aquí. para los dudadanos L'n las democracia.'\ tm\s antiguas reside
Podemos analizar de distintas maneras las instilUciones en desrnhrir <·ómo pueden llegar a conseguir un niYel ck de-
polítk"aS descritaS en este capítulo y .sinteliz.adas en el cuadro mocralización má.s allá ele la democracia poliárquica.
6. Partt un país que care·tca de una o v-arias de estas institucio-
nes -y en esta medida no está ~uficicntementc democralita-
do--, el conocimiento dt> las institudont's políticas básicas
puede ayudamos a <liseilar una estrategia para llc,·ar a cabo
una lrm1sirián plena a una democracia represenlath'él moder-
na. Para aquel país que haya acabado recicmcmenw de- ha-
cer la 1ransición , este conocimiento puede ~nirno'I de in-
formación !'iObre las instituciones cruciales que dclx-n ser
fortav.c-id<1s, prefu.ndiuulas y consolidadas. Al ser Ladas ellas nc-
Cl'sarias para una democracia representativ-.i moderna (de-
mocracia poliárquica), podemos conlemplarlas Lamhién
como const..ituvendo un niuel de <lem0<ralizacifm mímmo.
· Quienes vi~imos en democracias más antiguas. en las que
la trnnsición a la democracia ocurrió hace ya algunas gencn•-
cione~ y lai; institúciones ser'laladas en el cuadrn 6 están ya sóli-
damente establecidas, nos enfrentamos a un desafio diferen-
te e igual <le dificil. Pues aunque dichas institudone11 sean
necesarias para la democratización. no son de ningún modo
sufirienf~j para conseguir la plena realización de los crite1ios
democráticos que figuran en el cuadro 6 y füeron descritos en
C'I c.:apítulo IV. ¿Acaso no estamos capacitados. e induso obli-
g.•d<>s. a e~juiciar nuestras instituciones democrálkas utili-
1 1-! 1 1;)