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La Tierra: La Tierra (del latín Terra, deidad romana equivalente a Gea, diosa
griega de la feminidad y la fecundidad) es un planeta del sistema
solar que gira alrededor de su estrella —el Sol— en la tercera órbita más
interna, es el más denso y el quinto mayor de los ocho planetas del sistema
solar. También es el mayor de los cuatro terrestres o rocosos. Es el hogar de
millones de especies, incluidos los seres humanos y actualmente el
único cuerpo astronómico donde se conoce la existencia de vida.
La atmósfera y otras condiciones abióticas han sido alteradas
significativamente por la biosfera del planeta, favoreciendo la proliferación
de organismos aerobios, así como la formación de una capa de ozono que
junto con el campo magnético terrestre bloquean la radiación solar dañina,
permitiendo así la vida en la Tierra. Está dividida en varias placas
tectónicas que se deslizan sobre el magma durante periodos de varios millones
de años. La superficie está cubierta por continentes e islas; estos poseen
varios lagos, ríos y otras fuentes de agua, que junto con los océanos de agua
salada que representan cerca del 71 % de la superficie constituyen
la hidrósfera. No se conoce ningún otro planeta con este equilibrio de agua
líquida, que es indispensable para cualquier tipo de vida conocida. El interior
del planeta es geológicamente activo, con una gruesa capa
de manto relativamente sólido, un núcleo externo líquido que genera un campo
magnético, y un sólido núcleo interior compuesto por aproximadamente un
88 % de hierro.
Órbita alrededor del Sol cada vez que realiza 366,26 giros sobre su eje, lo cual
es equivalente a 365,26 días solares o un año sideral, su eje de rotación se
encuentra inclinado 23,4° con respecto a la perpendicular a su plano orbital, lo
que produce las variaciones estacionales en la superficie del planeta con un
período de un año tropical (365,24 días solares).La Tierra posee un
único satélite natural, la Luna, que comenzó a orbitar la Tierra hace
4530 millones de años; esta produce las mareas, estabiliza la inclinación del
eje terrestre y reduce gradualmente la velocidad de rotación del planeta. Hace
aproximadamente 3800 a 4100 millones de años, durante el
llamado bombardeo intenso tardío, numerosos asteroides impactaron en la
Tierra, causando significativos cambios en la mayor parte de su superficie.
Los planetas y la vía láctea no son los únicos que conforman el Espacio
exterior, también existen varias cosas extraordinarias fuera de este conjunto y
algunos de ellos son:
Los mundos infinitos: El Hubble apunto a una de las partes más fáciles del
cielo, enfocó una región minúscula y encontró capa tras capa de galaxias hasta
donde alcanzaba su visión. Solo unos cuantos objetos de esta imagen son
estrellas individuales, que aparecen con puntos afilados de luz. El resto son
galaxias, cada una con miles de millones de estrellas. La gran galaxia Blanca
ubicada arriba y al centro es una de las más cercanas: apenas a cuatro mil
millones de años luz. El Hubble también ha avispado galaxias antiguas que
datan de hace quizás 90% del tiempo transcurrido desde el Big Bang.
Curiosamente, en ese necesariamente parecen más pequeños debido a las
distancias; solo se vuelven menos brillantes. La luz que emiten las Galaxias
más tenues y distantes de la imagen del campo profundo ha tardado once mil
millones de años para llegar a la Tierra. Estas "muestras" del universo ayudan
a los astrónomos a conocer más sobre la formación inicial de las galaxias. En
la actualidad. Fue una sorpresa para la ciencia que las Galaxias se hayan
formado durante los primeros dos mil millones de años posteriores al Big Bang.
Las imágenes del Hubble revelan galaxias en evolución.
La galaxia de Andrómeda: también conocida como Galaxia Espiral
M31, Messier 31 o NGC 224, es una galaxia espiral con un diámetro de
220.000 años luz (en lo que respecta a su halo galáctico) y de unos 150.000
años luz entre los extremos de sus brazos. Se encuentra a una distancia de
aproximadamente 2,5 millones de años luz de la Tierra, La galaxia de
Andrómeda es visible a simple vista como una mancha difusa en el cielo
nocturno, y es uno de los objetos más fascinantes y estudiados por los
astrónomos. Está a 2,5 millones de años luz en dirección a
la constelación de Andrómeda. Es, junto con nuestra propia galaxia, la más
grande y brillante de las galaxias del Grupo Local, que consiste en
aproximadamente 30 pequeñas galaxias más tres grandes galaxias espirales:
Andrómeda, la Vía Láctea y la galaxia del Triángulo.
La galaxia se aproxima hacia la Vía Láctea a una velocidad de unos 420.000
km/h, y algunos especulan que ambas colisionarán dentro de unos 5.860
millones de años, fusionándose en una galaxia mayor, en el evento conocido
como Lactómeda.
Cuásares: Los cuásares son objetos que se confunden con estrellas, aunque
no lo sean. Se trata de galaxias muy luminosas y muy pesadas,
extremadamente distantes en nuestro Universo. De hecho, son las galaxias
más luminosas del Universo, pero se ven muy débiles al estar tan alejados.
Un cuásar es una galaxia que en su centro alberga un agujero negro
supermasivo, de más de un millón de masas solares (y muchos de hasta mil
millones) que atrae materia cercana. Una parte de esta materia, que es gas y
polvo, cae al agujero negro y eso provoca grandes explosiones que son las
responsables de la alta luminosidad de un cuásar, detectada tanto en el rango
óptico como en radio, infrarrojo, rayos X y rayos gamma.
Pulsares: Un púlsar es una estrella de neutrones que gira muy rápido y que
está altamente magnetizada. La emisión que detectamos en la Tierra de los
púlsares es periódica, con intervalos de emisión cortos y regulares. La
radiación es producida en los polos magnéticos, desde donde emana en haces
muy delgados. Debido a que los haces de radiación están desalineados con el
eje de rotación, un punto fijo en el espacio será brevemente iluminado por el
haz de radiación sólo una vez por cada giro de la estrella (como ocurre con un
faro).
Las estrellas de neutrones pueden girar sobre sí mismas hasta varios cientos
de veces por segundo; un punto de su superficie puede estar moviéndose a
velocidades de hasta 70.000 km/s. De hecho, las estrellas de neutrones que
giran tan rápidamente se expanden en su ecuador debido a esta velocidad
vertiginosa. Esto también implica que estas estrellas tengan un tamaño de unos
pocos miles de metros, entre 10 y 20 kilómetros, ya que la fuerza centrífuga
generada a esta velocidad es enorme y solo el potente campo gravitatorio de
una de estas estrellas (dada su enorme densidad) es capaz de evitar que se
despedace.
El efecto combinado de la enorme densidad de estas estrellas con su
intensísimo campo magnético (generado por los protones y electrones de la
superficie girando alrededor del centro a semejantes velocidades) causa que
las partículas que se acercan a la estrella desde el exterior (como, por ejemplo,
moléculas de gas o polvo interestelar), se aceleren a velocidades extremas y
realicen espirales cerradísimas hacia los polos magnéticos de la estrella. Por
ello, los polos magnéticos de una estrella de neutrones son lugares de
actividad muy intensa. Emiten chorros de radiación en el rango del radio, rayos
X o rayos gamma, como si fueran cañones de radiación electromagnética muy
intensa y muy colimada. La señal del primer púlsar detectado, PSR B1919+21,
tenía un periodo de 1,33730113 s. Este tipo de señales únicamente se puede
detectar con un radiotelescopio. De hecho, cuando en julio de 1967 Jocelyn
Bell y Antony Hewish detectaron estas señales de radio de corta duración y
extremadamente regulares, pensaron que podrían haber establecido contacto
con una civilización extraterrestre, por lo que llamaron tentativamente a su
fuente LGM (Little Green Men u Hombrecitos verdes). Tras una rápida
búsqueda se descubrieron tres nuevos púlsares que emitían en radio a
diferentes frecuencias, por lo que pronto se concluyó que estos objetos debían
ser producto de fenómenos naturales. Anthony Hewish recibió
en 1974 el Premio Nobel de Física por este descubrimiento y por el desarrollo
de su modelo teórico. Jocelyn Bell no recibió condecoración aunque fuera ella
quien advirtió la primera señal de radio. Con anterioridad, Nikola Tesla ya había
detectado emisiones de radio regulares durante sus experimentos de 1899,
aunque entonces no se supieron interpretar.
Hoy en día se conocen más de 3.200 púlsares, con periodos de rotación que
van desde un poco más de un milisegundo a unos pocos segundos, con un
promedio de 0,82 s. La precisión con que se ha medido el periodo de estos
objetos es de una parte en 100 millones. El más famoso de todos los púlsares
es quizás el que se encuentra en el centro de la Nebulosa del Cangrejo,
denominado PSR B0531+21, con un periodo de 0,033 s. Este púlsar se
encuentra en el mismo punto en el que astrónomos chinos y árabes registraron
una brillante supernova en el año 1054 y permite establecer la relación
entre supernova y estrella de neutro. En 2018 se anunció el descubrimiento de
que el púlsar RX J0806.4-4123 emitía radiación infrarroja, algo único en las
estrellas de este tipo observadas hasta la fecha.