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El Espacio y sus misterios

El Espacio, gran expansión negra que se encuentra por encima de nosotros y


que está llena de grandes planetas, cuerpos gaseosos, estrellas, supernovas,
meteoros extraordinarios que caen a la superficie de la tierra cada año y mucho
más, pero, eso no es todo lo que contiene ese increíble lugar, el espacio
exterior esta lleno de misterios y secretos que aún no han sido descubiertos por
el ser humano.
Pero antes de empezar, daremos una pequeña introducción sobre éste y juntos
descubriremos cosas interesantes del mundo en el que vivimos, sin más que
decir, comenzamos.
Nuestro planeta se localiza en un lugar llamado Galaxia Kyklos, que al pasar al
latín fue Vía Láctea. La palabra galaxia significa leche en griego, idioma del que
proviene la misma. Es por esta razón por la que ahora nuestra galaxia es
conocida como «Camino de leche». En una pequeña parte de ella se
encuentran varios planetas que conforman el Sistema Solar los cuales son:

Mercurio: Es el planeta del sistema solar más cercano al Sol y el más


pequeño. Forma parte de los denominados planetas interiores y carece de
satélites naturales al igual que Venus, su periodo de rotación era igual a su
periodo de traslación, ambos de 88 días. Sin embargo, en 1965 se mandaron
impulsos de radar hacia Mercurio, con lo cual quedó definitivamente
demostrado que su periodo de rotación era de 58,7 días, lo cual es ⅔ de su
periodo de traslación. Esto no es coincidencia, y es una situación
denominada resonancia orbital.

Venus: Segundo planeta del sistema solar en orden de proximidad al Sol y el


tercero más pequeño después de Mercurio y Marte. Al igual que Mercurio,
carece de satélites naturales. Recibe su nombre en honor a Venus, la
diosa romana del amor (en la Antigua Grecia, Afrodita). Es un planeta
interior de tipo rocoso y terrestre, llamado con frecuencia el planeta hermano
de la Tierra, ya que ambos son similares en cuanto a tamaño, masa y
composición, aunque totalmente diferentes en cuestiones térmicas y
atmosféricas (la temperatura media de Venus es de 463,85 °C).

La Tierra: La Tierra (del latín Terra, deidad romana equivalente a Gea, diosa
griega de la feminidad y la fecundidad) es un planeta del sistema
solar que gira alrededor de su estrella —el Sol— en la tercera órbita más
interna, es el más denso y el quinto mayor de los ocho planetas del sistema
solar. También es el mayor de los cuatro terrestres o rocosos. Es el hogar de
millones de especies, incluidos los seres humanos y actualmente el
único cuerpo astronómico donde se conoce la existencia de vida.
La atmósfera y otras condiciones abióticas han sido alteradas
significativamente por la biosfera del planeta, favoreciendo la proliferación
de organismos aerobios, así como la formación de una capa de ozono que
junto con el campo magnético terrestre bloquean la radiación solar dañina,
permitiendo así la vida en la Tierra. Está dividida en varias placas
tectónicas que se deslizan sobre el magma durante periodos de varios millones
de años. La superficie está cubierta por continentes e islas; estos poseen
varios lagos, ríos y otras fuentes de agua, que junto con los océanos de agua
salada que representan cerca del 71 % de la superficie constituyen
la hidrósfera. No se conoce ningún otro planeta con este equilibrio de agua
líquida, que es indispensable para cualquier tipo de vida conocida. El interior
del planeta es geológicamente activo, con una gruesa capa
de manto relativamente sólido, un núcleo externo líquido que genera un campo
magnético, y un sólido núcleo interior compuesto por aproximadamente un
88 % de hierro.
Órbita alrededor del Sol cada vez que realiza 366,26 giros sobre su eje, lo cual
es equivalente a 365,26 días solares o un año sideral, su eje de rotación se
encuentra inclinado 23,4° con respecto a la perpendicular a su plano orbital, lo
que produce las variaciones estacionales en la superficie del planeta con un
período de un año tropical (365,24 días solares).La Tierra posee un
único satélite natural, la Luna, que comenzó a orbitar la Tierra hace
4530 millones de años; esta produce las mareas, estabiliza la inclinación del
eje terrestre y reduce gradualmente la velocidad de rotación del planeta. Hace
aproximadamente 3800 a 4100 millones de años, durante el
llamado bombardeo intenso tardío, numerosos asteroides impactaron en la
Tierra, causando significativos cambios en la mayor parte de su superficie.

Marte: Marte es el cuarto planeta en orden de distancia al Sol y el segundo


más pequeño del sistema solar, después de Mercurio. Recibió su nombre en
homenaje al homónimo dios de la guerra de la mitología romana (Ares en
la mitología griega), y también es conocido como «el planeta rojo» debido a la
apariencia rojiza que le confiere el óxido de hierro predominante en su
superficie. Marte es el planeta interior más alejado del Sol. Es un planeta
telúrico con una atmósfera delgada de dióxido de carbono, y tiene dos satélites
pequeños y de forma irregular, Fobos y Deimos (hijos del dios griego), que
podrían ser asteroides capturados similares al asteroide troyano (5261) Eureka.
Sus características superficiales recuerdan tanto a los cráteres de
la Luna como a los valles, desiertos y casquetes polares de la Tierra.
El periodo de rotación y los ciclos estacionales son similares a los de la Tierra,
ya que la inclinación es lo que genera las estaciones. Marte alberga el Monte
Olimpo, la montaña y el volcán más grande y alto conocido en el sistema solar,
y los Valles Marineris, uno de los mayores cañones del sistema solar.
La posibilidad de vida en Marte es un tema que ha recibido un particular interés
no solo de parte de la comunidad científica sino también por el público en
general debido a su similitud y proximidad con la Tierra. Hasta la fecha aún no
se ha podido encontrar evidencia definitiva que confirme la existencia presente
o pasada de vida en Marte. Sin embargo, se posee evidencia acumulativa que
favorece la posibilidad de que Marte, en un pasado, haya albergado agua y que
esta haya sido óptima para poder sostener vida. Sin embargo, la existencia de
condiciones habitables no indica necesariamente la existencia de vida. Por ello,
aunque el consenso general de la comunidad científica descarta la posibilidad
de vida presente en Marte, persisten algunas dudas sobre si alguna vez existió
vida en este planeta cuando su atmósfera era más densa y el agua existía en
abundancia sobre su superficie.
Igualmente debido a la posibilidad de vida marciana, la exploración de Marte
(así como la de otros cuerpos celestes) se realiza o planea realizar con la
precaución de no provocar una contaminación interplanetaria con
microorganismos de la Tierra. En 1837 los astrónomos alemanes Beer y Mädler
publicaron el primer mapamundi de Marte, con datos obtenidos de sus
observaciones telescópicas, al que seguirían los del británico Dawes a partir de
1852.
El año 1877 presentó una oposición muy cercana a la Tierra, y fue un año clave
para los estudios de Marte. El astrónomo estadounidense A. Hall descubrió los
satélites Fobos y Deimos, mientras el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli
se dedicó a cartografiar cuidadosamente Marte; en efecto, hoy en día, se usa la
nomenclatura inventada por él para los nombres de las regiones marcianas
(Syrtis Major, Mare Tyrrhenum, Solis Lacus, etc.). Schiaparelli también creyó
observar unas líneas finas en Marte, a las cuales bautizó como canali. El
problema fue que esta palabra se tradujo mal al inglés como "canals", palabra
que implica algo artificial e implicaba que estos canales habían sido construidos
por civilizaciones Marcianas para drenar agua de los casquetes polares y
enviarla hacia las sedientas ciudades.[1] Observaciones posteriores
demostraron que los canales fueron una ilusión óptica.
Hacia los años 1950, ya casi nadie creía en civilizaciones marcianas, pero
muchos estaban convencidos de que, si había vida en Marte, sería en forma de
musgos y líquenes primitivos, hecho que se puso en duda al ser Marte visitado
por primera vez por una nave espacial, el Mariner 4, en 1965.
Los primeros análisis de espectrometría de Marte se iniciaron en 1884, cuando
el astrónomo estadounidense William Wallace Campbell demostró que no
había agua ni oxígeno en la atmósfera de Marte.
La Cara de Marte es un rasgo distintivo en la superficie de Marte ubicado en la
región de Cidonia, que para algunas personas se asemeja a un rostro humano.
La 'cara' mide aproximadamente 3 km de largo por 1.5 km de ancho. Fue
fotografiada por primera vez el 25 de julio de 1976 por la sonda espacial Viking
1, que orbitaba el planeta en ese momento. La apariencia de una cara se da
porque la combinación del ángulo de iluminación de la luz del Sol y la baja
resolución de la foto tienden a suavizar las irregularidades de la superficie, y
por la tendencia del cerebro humano a reconocer patrones familiares,
especialmente caras (pareidolia). La interpretación original fue correctamente
evaluada por el Jefe del programa Viking, Gerry Soffen, como una ilusión óptica
de luz y sombra,[3][4] sin embargo, el comentarista ufólogo seudocientífico,
Richard Hoagland, publicó un libro afirmando que la fotografía representaba un
monumento de algún tipo, y su existencia era prueba de que una inteligencia
extraterrestre visitó este planeta en un momento lejano del pasado.[5]La
interpretación oficial está apoyada por las nuevas fotografías tomadas por la
sonda Mars Global Surveyor en 1998 y 2001, y por la sonda Mars Odyssey en
2002. Fotografiada bajo diferentes condiciones de iluminación y a una
resolución más alta, la forma no parece una cara.

Júpiter: Es el planeta más grande del sistema solar y el quinto en orden de


lejanía al Sol. Es un gigante gaseoso que forma parte de los
denominados planetas exteriores. Recibe su nombre del dios
romano Júpiter (Zeus en la mitología griega). Es uno de los objetos naturales
más brillantes en un cielo nocturno despejado, superado solo por
la Luna, Venus y algunas veces Marte.
Es, además, después del Sol, el mayor cuerpo celeste del sistema solar, con
una masa casi dos veces y media de la de los demás planetas juntos (con una
masa 318 veces mayor que la de la Tierra y tres veces mayor que la
de Saturno, además de ser, en cuanto a volumen, 1321 veces más grande que
la Tierra). También es el planeta más antiguo del sistema solar, siendo incluso
más antiguo que el Sol; este descubrimiento fue realizado por investigadores
de la universidad de Münster en Alemania.
Es un cuerpo masivo gaseoso, formado principalmente por hidrógeno y helio,
carente de una superficie interior definida. Entre los detalles atmosféricos es
notable la Gran Mancha Roja (un enorme anticiclón situado en las latitudes
tropicales del hemisferio sur), la estructura de nubes en bandas oscuras y
zonas brillantes, y la dinámica atmosférica global determinada por intensos
vientos zonales alternantes en latitud y con velocidades de hasta
140 m/s (504 km/h).

Saturno: Es el sexto planeta del sistema solar contando desde el Sol, el


segundo en tamaño y masa después de Júpiter y el único con un sistema de
anillos visible desde la Tierra. Su nombre proviene del dios romano Saturno.
Forma parte de los denominados planetas exteriores o gaseosos, su atmósfera
del planeta está formada por un 96 % de hidrógeno y un 3 % de helio. El
volumen del planeta es suficiente como para contener 740 veces la Tierra, pero
su masa es solo 95 veces la terrestre, a causa de la ya mencionada baja
densidad media. El aspecto más característico de Saturno son sus brillantes y
grandes anillos. Antes de la invención del telescopio, Saturno era el más lejano
de los planetas conocidos y, a simple vista, no parecía luminoso ni interesante.
El primero en observar los anillos fue Galileo en 1610, pero la baja inclinación
de los anillos y la baja resolución de su telescopio le hicieron pensar en un
principio que se trataba de grandes satélites. Christiaan Huygens, con mejores
medios de observación, pudo en 1659 observar con claridad los anillos. James
Clerk Maxwell, en 1859, demostró matemáticamente que los anillos no podían
ser un único objeto sólido sino que debían ser la agrupación de millones de
partículas de menor tamaño. Las partículas que componen los anillos de
Saturno giran a una velocidad de 48 000 km/h, 15 veces más rápido que una
bala.

Urano: Es el séptimo planeta del sistema solar, el tercero de mayor tamaño, y


el cuarto más masivo. Se llama así en honor de la divinidad griega del
cielo Urano (del griego antiguo Οὐρανός), el padre de Crono (Saturno) y el
abuelo de Zeus (Júpiter). Aunque es detectable a simple vista en el cielo
nocturno, no fue catalogado como planeta por los astrónomos de la antigüedad
debido a su escasa luminosidad y a la lentitud de su órbita. William
Herschel anunció su descubrimiento el 13 de marzo de 1781, ampliando las
fronteras entonces conocidas del sistema solar, por primera vez en la historia
moderna. Urano es también el primer planeta descubierto por medio de
un telescopio.
Urano es similar en composición a Neptuno, y los dos tienen una composición
diferente de los otros dos gigantes gaseosos (Júpiter y Saturno). Por ello,
los astrónomos a veces los clasifican en una categoría diferente, los gigantes
helados. La atmósfera de Urano, aunque es similar a la de Júpiter y Saturno
por estar compuesta principalmente de hidrógeno y helio, contiene una
proporción superior tanto de «hielo» como de agua, amoníaco y metano, junto
con trazas de hidrocarburos. Posee la atmósfera planetaria más fría del
sistema solar, con una temperatura mínima de 49 K (-224 °C). Asimismo, tiene
una estructura de nubes muy compleja, acomodada por niveles, donde se cree
que las nubes más bajas están compuestas de agua y las más altas de
metano. En contraste, el interior de Urano se encuentra compuesto
principalmente de hielo y roca.
Al igual que los otros planetas gigantes, Urano tiene un sistema de anillos,
una magnetosfera, y numerosos satélites.

Neptuno: Es el octavo planeta en distancia respecto al Sol y el más lejano


del sistema solar. Forma parte de los denominados planetas exteriores, y
dentro de estos, es uno de los gigantes helados, y es el primero que fue
descubierto gracias a predicciones matemáticas. Su nombre fue puesto en
honor al dios romano del mar —Neptuno—, y es el cuarto planeta
en diámetro y el tercero más grande en masa. Su masa es diecisiete veces la
de la Tierra y ligeramente mayor que la de su planeta «gemelo» Urano, que
tiene quince masas terrestres y no es tan denso. En promedio, Neptuno orbita
el Sol a una distancia de 30,1 ua. Su símbolo astronómico es una versión
estilizada del tridente del dios Neptuno.
Tras el descubrimiento de Urano, se observó que las órbitas de
Urano, Saturno y Júpiter no se comportaban tal como predecían las leyes de
Kepler y de Newton. Adams y Le Verrier, de forma independiente, calcularon la
posición de un hipotético planeta, Neptuno, que finalmente fue encontrado
por Galle, el 23 de septiembre de 1846, a menos de un grado de la posición
calculada por Le Verrier. Más tarde se advirtió que Galileo ya había observado
Neptuno en 1612, pero lo había confundido con una estrella.
Neptuno tiene una composición bastante similar a la del planeta Urano, y
ambos tienen composiciones que difieren mucho de los demás gigantes
gaseosos, Júpiter y Saturno. La atmósfera de Neptuno, como las de Júpiter y
de Saturno, se compone principalmente de hidrógeno y helio, junto con
vestigios de hidrocarburos y posiblemente nitrógeno. Contiene una mayor
proporción de hielos, tales como agua (H2O), amoníaco (NH3) y metano
(CH4). Los científicos muchas veces categorizan Urano y Neptuno
como gigantes helados para enfatizar la distinción entre estos y los gigantes de
gas Júpiter y Saturno. El interior de Neptuno, como el de Urano, está
compuesto principalmente de hielos y roca. Los rastros de metano en las
regiones periféricas exteriores contribuyen para el aspecto azul vívido de este
planeta.

Los planetas y la vía láctea no son los únicos que conforman el Espacio
exterior, también existen varias cosas extraordinarias fuera de este conjunto y
algunos de ellos son:

Los mundos infinitos: El Hubble apunto a una de las partes más fáciles del
cielo, enfocó una región minúscula y encontró capa tras capa de galaxias hasta
donde alcanzaba su visión. Solo unos cuantos objetos de esta imagen son
estrellas individuales, que aparecen con puntos afilados de luz. El resto son
galaxias, cada una con miles de millones de estrellas. La gran galaxia Blanca
ubicada arriba y al centro es una de las más cercanas: apenas a cuatro mil
millones de años luz. El Hubble también ha avispado galaxias antiguas que
datan de hace quizás 90% del tiempo transcurrido desde el Big Bang.
Curiosamente, en ese necesariamente parecen más pequeños debido a las
distancias; solo se vuelven menos brillantes. La luz que emiten las Galaxias
más tenues y distantes de la imagen del campo profundo ha tardado once mil
millones de años para llegar a la Tierra. Estas "muestras" del universo ayudan
a los astrónomos a conocer más sobre la formación inicial de las galaxias. En
la actualidad. Fue una sorpresa para la ciencia que las Galaxias se hayan
formado durante los primeros dos mil millones de años posteriores al Big Bang.
Las imágenes del Hubble revelan galaxias en evolución.
La galaxia de Andrómeda: también conocida como Galaxia Espiral
M31, Messier 31 o NGC 224, es una galaxia espiral con un diámetro de
220.000 años luz (en lo que respecta a su halo galáctico) y de unos 150.000
años luz entre los extremos de sus brazos. Se encuentra a una distancia de
aproximadamente 2,5 millones de años luz de la Tierra, La galaxia de
Andrómeda es visible a simple vista como una mancha difusa en el cielo
nocturno, y es uno de los objetos más fascinantes y estudiados por los
astrónomos. Está a 2,5 millones de años luz en dirección a
la constelación de Andrómeda. Es, junto con nuestra propia galaxia, la más
grande y brillante de las galaxias del Grupo Local, que consiste en
aproximadamente 30 pequeñas galaxias más tres grandes galaxias espirales:
Andrómeda, la Vía Láctea y la galaxia del Triángulo.
La galaxia se aproxima hacia la Vía Láctea a una velocidad de unos 420.000
km/h, y algunos especulan que ambas colisionarán dentro de unos 5.860
millones de años, fusionándose en una galaxia mayor, en el evento conocido
como Lactómeda.

Cuásares: Los cuásares son objetos que se confunden con estrellas, aunque
no lo sean. Se trata de galaxias muy luminosas y muy pesadas,
extremadamente distantes en nuestro Universo. De hecho, son las galaxias
más luminosas del Universo, pero se ven muy débiles al estar tan alejados.
Un cuásar es una galaxia que en su centro alberga un agujero negro
supermasivo, de más de un millón de masas solares (y muchos de hasta mil
millones) que atrae materia cercana. Una parte de esta materia, que es gas y
polvo, cae al agujero negro y eso provoca grandes explosiones que son las
responsables de la alta luminosidad de un cuásar, detectada tanto en el rango
óptico como en radio, infrarrojo, rayos X y rayos gamma.
Pulsares: Un púlsar es una estrella de neutrones que gira muy rápido y que
está altamente magnetizada. La emisión que detectamos en la Tierra de los
púlsares es periódica, con intervalos de emisión cortos y regulares. La
radiación es producida en los polos magnéticos, desde donde emana en haces
muy delgados. Debido a que los haces de radiación están desalineados con el
eje de rotación, un punto fijo en el espacio será brevemente iluminado por el
haz de radiación sólo una vez por cada giro de la estrella (como ocurre con un
faro).
Las estrellas de neutrones pueden girar sobre sí mismas hasta varios cientos
de veces por segundo; un punto de su superficie puede estar moviéndose a
velocidades de hasta 70.000 km/s. De hecho, las estrellas de neutrones que
giran tan rápidamente se expanden en su ecuador debido a esta velocidad
vertiginosa. Esto también implica que estas estrellas tengan un tamaño de unos
pocos miles de metros, entre 10 y 20 kilómetros, ya que la fuerza centrífuga
generada a esta velocidad es enorme y solo el potente campo gravitatorio de
una de estas estrellas (dada su enorme densidad) es capaz de evitar que se
despedace.
El efecto combinado de la enorme densidad de estas estrellas con su
intensísimo campo magnético (generado por los protones y electrones de la
superficie girando alrededor del centro a semejantes velocidades) causa que
las partículas que se acercan a la estrella desde el exterior (como, por ejemplo,
moléculas de gas o polvo interestelar), se aceleren a velocidades extremas y
realicen espirales cerradísimas hacia los polos magnéticos de la estrella. Por
ello, los polos magnéticos de una estrella de neutrones son lugares de
actividad muy intensa. Emiten chorros de radiación en el rango del radio, rayos
X o rayos gamma, como si fueran cañones de radiación electromagnética muy
intensa y muy colimada. La señal del primer púlsar detectado, PSR B1919+21,
tenía un periodo de 1,33730113 s. Este tipo de señales únicamente se puede
detectar con un radiotelescopio. De hecho, cuando en julio de 1967 Jocelyn
Bell y Antony Hewish detectaron estas señales de radio de corta duración y
extremadamente regulares, pensaron que podrían haber establecido contacto
con una civilización extraterrestre, por lo que llamaron tentativamente a su
fuente LGM (Little Green Men u Hombrecitos verdes). Tras una rápida
búsqueda se descubrieron tres nuevos púlsares que emitían en radio a
diferentes frecuencias, por lo que pronto se concluyó que estos objetos debían
ser producto de fenómenos naturales. Anthony Hewish recibió
en 1974 el Premio Nobel de Física por este descubrimiento y por el desarrollo
de su modelo teórico. Jocelyn Bell no recibió condecoración aunque fuera ella
quien advirtió la primera señal de radio. Con anterioridad, Nikola Tesla ya había
detectado emisiones de radio regulares durante sus experimentos de 1899,
aunque entonces no se supieron interpretar.
Hoy en día se conocen más de 3.200 púlsares, con periodos de rotación que
van desde un poco más de un milisegundo a unos pocos segundos, con un
promedio de 0,82 s. La precisión con que se ha medido el periodo de estos
objetos es de una parte en 100 millones. El más famoso de todos los púlsares
es quizás el que se encuentra en el centro de la Nebulosa del Cangrejo,
denominado PSR B0531+21, con un periodo de 0,033 s. Este púlsar se
encuentra en el mismo punto en el que astrónomos chinos y árabes registraron
una brillante supernova en el año 1054 y permite establecer la relación
entre supernova y estrella de neutro. En 2018 se anunció el descubrimiento de
que el púlsar RX J0806.4-4123 emitía radiación infrarroja, algo único en las
estrellas de este tipo observadas hasta la fecha.

Nova: Una nova es un evento astronómico cataclísmico que causa la aparición


súbita de una aparente "nueva" estrella y que se debilita lentamente en el
transcurso de varias semanas o meses. Las causas que provocan la aparición
de una nova son variadas, dependiendo de las circunstancias de las dos
estrellas progenitoras. En todas las novas observadas hay involucrada
una enana blanca en un sistema binario cercano. Los principales subtipos de
novas son las novas clásicas, las novas recurrentes y las novas enanas. Todas
están consideradas estrellas variables de tipo cataclísmico. La enorme cantidad
de energía liberada por el proceso de fusión nuclear (acumulación de material
que calienta la nova cada vez más, hasta alcanzar la temperatura crítica para la
ignición) produce un destello de radiación electromagnética muy brillante, pero
de corta duración. Este destello, que se produce en escalas de tiempo de días,
dio origen al nombre nova, que en latín significa «nueva»: al ocurrir una nova,
los astrónomos antiguos veían la aparición de una nueva estrella en el cielo
nocturno. El término fue usado por primera vez por el astrónomo Tycho Brahe
al observar no una nova sino una supernova, pero no fue hasta tiempo después
cuando se reconocieron las diferencias entre las supernovas y las novas,
intrínsecamente mucho menos energéticas.
Una enana blanca puede generar múltiples eventos de nova, mientras siga
habiendo masa disponible en la estrella compañera para la acreción.
Progresivamente la estrella donante puede ver agotado su material, o la enana
blanca puede producir una nova lo suficientemente poderosa como para
destruir el sistema por completo. Este último caso es similar al de
una supernova tipo ia. Sin embargo, las supernovas involucran procesos
diferentes y energías mucho mayores, del orden de 1044 J, mientras que las
explosiones típicas de novas pueden liberar unos 1038 - 1039 J, por lo que no
deberían ser confundidas.
Agujero Negro: Un agujero negro es una región finita del espacio cuyo interior
posee una concentración de masa lo suficientemente elevada como para
generar un campo gravitatorio tal que, salvo por un determinado tipo de
procesos cuánticos, ninguna partícula ni radiación —ni siquiera la luz— pueden
escapar de él (en 2021 se observaron reflejos de luz en la parte más lejana del
agujero negro). Los agujeros negros pueden ser capaces de emitir un tipo
de radiación, la radiación de Hawking, conjeturada por Stephen Hawking en la
década de 1970. La radiación emitida por agujeros negros como
Cygnus X-1 no procede del propio agujero negro sino de su disco de acreción.
El agujero negro, llamado Gaia BH1, es 10 veces más masivo que nuestro sol
y se halla a poco menos de 1600 años luz de la Tierra. Su estrella compañera
tiene una órbita similar a la que tiene la Tierra.
Supernovas: Una supernova es una explosión estelar que puede
manifestarse de forma muy notable en el espacio, incluso a simple vista, en
lugares de la esfera celeste donde antes no se había detectado nada en
particular. Por esta razón, a eventos de esta naturaleza se los llamó
inicialmente stellae novae («estrellas nuevas») o simplemente novae. Con el
tiempo se hizo la distinción entre fenómenos aparentemente similares, pero de
luminosidad intrínseca muy diferente; los menos luminosos continuaron
llamándose novae (novas), en tanto que el término supernova fue acuñado
por Walter Baade y Fritz Zwicky en 1931 para denominar a los más luminosos
agregándoles el prefijo «super-».
Este evento astronómico ocurre durante las últimas etapas evolutivas de una
estrella masiva o cuando una enana blanca se desencadena en una fusión
nuclear descontrolada. El objeto original, llamado progenitor, se colapsa en
una estrella de neutrones o un agujero negro, o se destruye por completo.

El Espacio exterior es inmensamente grande y está lleno de secretos y lugares


inexplorados, nunca sabremos todos los misterios que hay ocultos allá afuera o
si en otras galaxias o planetas hay posibilidades de vida extraterrestre, pero
siempre debemos estar atentos a todas las nuevas actualizaciones que la
NASA nos va dejando sobre lo que ocurre haya arriba en el Espacio Exterior.

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