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Una introducción

al universo
por Santiago Schroeder

Asociación Argentina “Amigos de la Astronomía”


CLASE 2
Mercurio. Venus. Marte. Asteroides.
8. Mercurio

Foto: NASA/JPL
Es el planeta más cercano al sol, el más
pequeño y también es el que tiene la órbita
más excéntrica.

Visto desde la Tierra se mueve muy rápido en


el cielo y está siempre cerca del sol. Presenta
fases como Venus y la Luna.

Tiene una atmósfera muy tenue, lo que


produce una amplitud térmica muy grande
(entre −170 y 350 °C).

Su superficie está cubierta de cráteres (de


manera similar a la Luna) y hay evidencias de
que existe agua helada en los cráteres de los
polos, donde nunca reciben luz directa.
Foto: NASA
La superficie de Mercurio es similar en
apariencia a la de la Luna, con llanuras
extensas (como los mares) y con gran
número de cráteres, indicando que
Mercurio está geológicamente inactivo
desde hace miles de millones de años.

Dado que posee una alta densidad, se cree


que originalmente se trataba de un planeta
mayor que perdió gran parte del manto en
alguna colisión temprana y por eso la
proporción del núcleo de hierro (55%) en el
total de su volumen es mayor. Eso también
explicaría su tamaño pequeño (es más chico
que Ganímedes y Titán, las lunas mayores
de Júpiter y Saturno respectivamente).

Foto: NASA/Johns Hopkins University APL/CIW


9. Venus

Foto: Calvin J. Hamilton


Es el objeto más brillante del cielo
después del Sol y la Luna. Visto desde la
Tierra, por ser un planeta interior, lo
encontramos siempre cerca del Sol y
presenta fases como la Luna y Mercurio.

Como está cubierto de nubes, durante


mucho tiempo se especuló con un clima
benigno y húmedo. Recién a principios de
los años 60’ gracias a las imágenes de
radar se pudo medir la temperatura en su
superficie y se descubrió que era
aproximadamente 430°C y que la presión
es igual a unas 90 atmósferas terrestres.

Foto: Naresh Singh


La atmósfera de Venus es extremadamente
densa y está compuesta de un 96.5% de
CO2, un 3,5% de nitrógeno, y trazas de otros
gases incluyendo dióxido de azufre. Esta
abundancia de CO2 genera el efecto
invernadero más fuerte del sistema solar.

Encima de la capa de CO2, se encuentran


espesas nubes de ácido sulfúrico formado
por una reacción química entre el agua y el
dióxido de azufre. El ácido sulfúrico se
condensa en forma de lluvia pero debido a
las temperaturas extremas, se evapora
nuevamente antes de alcanzar la superficie.

La superficie muestra evidencias de


vulcanismo y el azufre en la atmósfera
indicaría que las erupciones son recientes. Foto: NASA/JPL
10. Marte

Foto: NASA/JPL-Caltech
Popularmente llamado “el planeta rojo”, debe
el color de su superficie a la presencia en
abundancia de óxido de hierro.

Marte tiene una tenue atmósfera (1% de la


terrestre) compuesta principalmente de CO2.

Su superficie se caracteriza por la presencia


de cráteres de impacto, valles desiertos y
casquetes polares. Posee el volcán más
grande del sistema solar, Olympus Mons, y
el cañón más grande del sistema solar,
llamado Vallis Marineris.

Marte tiene dos satélites muy pequeños,


Fobos y Deimos.

Foto: NASA/ESA/HHT(STScI/AURA)
El hemisferio norte marciano se encuentra
dominado por una gran depresión que se
cree que se formó por el impacto con un
cuerpo menor del tamaño de Plutón.

La región de Tharsis es una zona elevada


que alberga cuatro grandes volcanes, Arsia
Mons (20km), Pavonis Mons (14km),
Ascraeus Mons (15km) y Olympus Mons
(22km), el más grande del sistema solar.

Damian Peach es un astrofotógrafo que se


especializa en fotografía planetaria.
Recomiendo ver sus trabajos sobre Marte y
también Júpiter y Saturno.

Foto: Damian Peach


Crédito: MARS Global Data Sets
Marte es un mundo desértico en el que la
temperatura en la superficie oscila entre -143
(en el invierno polar) y 35°C (en el verano
ecuatorial), con tormentas de polvo que
envuelven a todo el planeta.

Sin embargo, se cree que en el pasado Marte


era muy distinto. Posiblemente tuviera una
atmósfera mayor que le permitiera retener
mejor el calor del Sol elevando la temperatura
promedio y una mayor presión que permitiera
la existencia de agua líquida en la superficie.

Es posible que debido a su menor tamaño, el


interior del planeta se enfriara rápido y
perdiera su campo magnético, dejando al
planeta y a su atmósfera desprotegidos ante la
acción de la radiación UV y el viento solar. Foto: Rosetta
Marte tiene dos lunas que en comparación
con la terrestre son muy pequeñas: Phobos
mide 22 km de diámetro y Deimos 12 km.

Se cree que podría tratarse de dos


asteroides capturados, pero esta hipótesis
no es del todo aceptada.

Como Phobos orbita a Marte más rápido de


lo que Marte rota, las fuerzas de marea
disminuyen lentamente su radio orbital. En
algún momento en el futuro, cuando se
acerque lo suficiente a Marte, Phobos va a
ser destruido por las fuerzas de marea.
Cadenas de cráteres en la superficie de
Marte sugieren que esto mismo ya sucedió
con lunas anteriores.
Foto: NASA/JPL-Caltech/University of Arizona
El movimiento retrógrado de Marte
resultaba especialmente difícil de calcular
usando tanto el modelo copernicano como el
heliocéntrico, y le dio especiales dolores de
cabeza a Kepler cuando estaba intentando
dar forma a su modelo de sistema solar.

Ante la imposibilidad de reconciliar las


pequeñas diferencias que surgían entre sus
cálculos y las observaciones de Tycho Brahe,
y después de muchos años de trabajo,
Kepler finalmente abandonó sus ideas
iniciales (en las que se entremezclaba
misticismo y geometría) y pudo avanzar
hacia las hoy llamadas “Leyes de Kepler”
que describen el movimiento de los planetas
en órbita a una estrella.
En 1877 el astrónomo Giovanni Schiapparelli
observó en Marte una serie de estructuras lineales
que denominó “canali”, canales en italiano, que se
tradujo como “channels” al inglés, donde tiene una
connotación más de estructura artificial.

Percival Lowell retomó esta idea y se convirtió en


el más ferviente defensor de la teoría de una
civilización marciana que construía los canales
para transportar el agua de los polos hacia las
zonas ecuatoriales para paliar la sequía.

Finalmente, con la mejora de los telescopios y las


imágenes de las sondas espaciales se demostró
la inexistencia de los mismos y que se trató sólo
de un error en la percepción y las ganas de creer
que una determinada idea sea cierta.
Foto: NASA/JPL-CALTECH/MSSS
Foto: NASA/JPL-CALTECH/MSSS
Foto: NASA/JPL-CALTECH/MSSS
Foto: NASA/JPL-CALTECH/MSSS
Foto: NASA/JPL-CALTECH/MSSS
Foto: NASA/JPL/Cornell
Actualmente, la mayor parte del agua en
Marte está en forma de hielo, y en
pequeñas cantidades en forma de vapor
en la atmósfera. Hay abundante hielo en la
superficie en los polos y también debajo
de la superficie, suficiente para cubrir toda
la superficie del planeta con una capa de
35 metros.

Las condiciones atmosféricas actuales no


permiten la existencia de agua líquida
en la superficie de Marte más que de
manera efímera; pero hay evidencias de
que en el pasado hubo grandes
cantidades de agua líquida, incluso un
posible océano que habría cubierto un
tercio del planeta.
Foto: NASA/Jim Secosky
La evidencia geológica del agua en el pasado incluye
grandes canales de descarga excavados por
inundaciones, redes de valles de antiguos ríos, deltas,
lechos de lagos y la detección de rocas y minerales
en la superficie que solamente pueden formarse en
presencia de agua líquida.

Queda pendiente entonces la pregunta: ¿puede existir


o haber existido vida en Marte? La respuesta aún no
es definitiva. Las condiciones de Marte en el pasado
parecen haber sido favorables. Hoy sabemos que la
vida terrestre es más resilente de lo que se creía y que
los organismos tienen la capacidad de adaptarse a
ambientes extremos (existe la posibilidad de que
organismos hayan viajado en meteoritos de la Tierra a
Marte, o viceversa.) Pero hasta ahora la evidencia al
respecto no es concluyente.
Foto: USGS/ASC/ASU/INAF
Foto: ESA/DLR/FU Berlin
11. Asteroides

Foto: NASA/JPL/MPS/DLR/IDA/Björn Jónsson


Durante mucho tiempo se creyó que entre
Marte y Júpiter quedaba “el espacio para un
planeta”. El 1 de enero de 1801, el padre
Giuseppe Piazzi descubrió un objeto
moviéndose en una órbita a la distancia
predicha, al que nombró Ceres. Inicialmente
pensó que era un cometa pero la ausencia de
cola terminó indicando que era un planeta.

Quince meses después, Heinrich Olbers


descubrió un segundo objeto en la misma
región, al que llamó Pallas. Tanto Ceres como
Pallas no se resolvían como discos en el
telescopio, si no como puntos de luz. A raíz de
eso William Herschel sugirió ubicarlos en una
nueva categoría de objetos, “asteroides” (que
significa “parecido a una estrella”).
Hacia 1807 se descubrieron dos nuevos
objetos en la región: Juno y Vesta. A pesar
de la sugerencia de Herschel, por varias
décadas seguía siendo común referirse a
estos objetos como planetas.

Sin embargo, en 1845 se descubrió un


quinto objeto en la región, y en 1847 se
descubrieron tres más. Hacia 1850 ya se
conocían trece objetos en la zona, y se
seguían descubriendo cada vez más (para
1855 ya eran 37, en 1860 eran 62 y en 1870
eran 112), por lo que se decidió seguir la
sugerencia de Herschel y reclasificarlos
como asteroides en vez de planetas.

En la actualidad hay más de 500.000


asteroides conocidos y clasificados. Foto: NASA/JPL-Caltech/UCAL/MPS/DLR/IDA
Originalmente se pensó que los asteroides eran
restos de un planeta rocoso que había sido
destruido por la gravedad de Júpiter, pero en la
actualidad se cree que es material que la
gravedad de Júpiter evitó que se uniese para
formar un planeta. De modo que los
asteroides son restos de los procesos que
crearon nuestro sistema solar hace 4600
millones de años.

Se denomina “cinturón principal” a aquellos


que orbitan entre Marte y Júpiter para
distinguirlos de otras poblaciones de
asteroides como los NEA (Asteroides cercanos
a la Tierra, que cruzan la órbita de Marte para
acercarse a nuestro planeta) o los troyanos
(asteroides que comparten la órbita de Júpiter).
Si bien la distancia entre los asteroides es
grande (a diferencia de cómo habitualmente se
representa en las películas y algunos
documentales), algunas colisiones suceden y
producen “familias” de asteroides, cuyos
miembros tienen características orbitales y
composiciones similares.

Los asteroides del cinturón principal pueden


clasificarse de acuerdo a sus características
espectrales en tres grandes grupos básicos:
asteroides carbonáceos (tipo-C), asteroides
de silicatos (tipo-S) y asteroides metálicos
(tipo-M). Existen otros tipos de asteroides,
pero su población es muy escasa.
Asteroides carbonáceos (tipo-C): Como el nombre sugiere, presentan una abundancia de carbono.
Dominan las regiones exteriores del cinturón y juntos componen un 75% de su totalidad. Tienen un
albedo muy bajo. Son cuerpos primitivos que han cambiado muy poco su composición química desde
los inicios del sistema solar y están compuestos por silicatos mezclados con compuestos orgánicos
oscuros formados por carbono. Ceres y Pallas son parte de este grupo.

Asteroides de silicatos (tipo-S): Son más comunes hacia la región interna del cinturón (2,5 AU) y
componen un 17% de la población. Tienen un alto albedo y están compuestos por silicatos, pero en
este caso carecen de compuestos orgánicos. Esto indica que el material ha sido modificado de su
composición primordial, probablemente fundiéndose y reformandose.

Asteroides metálicos (tipo-M): Forman un 10% de la población total, su espectro es similar al hierro y
níquel. Se cree que formaban parte de los núcleos metálicos de cuerpos diferenciados que fueron
destruidos en colisiones. Ocupan principalmente la región media del cinturón de asteroides. Se han
registrado asteroides, como (22) Kalliope, que presentan densidades muy bajas para ser de tipo-M, lo
cual implica que no están compuestos principalmente por metales y poseen altas porosidades.
El cráter Occator en Ceres contiene a
“Spot 5”, la mas brillante de una serie
de manchas observadas por la sonda
Dawn. Está compuesta principalmente
por carbonato de sodio (Na2CO3), lo
que indica que en la creación de estas
manchas posiblemente está
involucrada una actividad hidrotermal.

Posiblemente Ceres esté compuesto


por un núcleo rocoso, un manto
compuesto principalmente de agua
helada y una fina superficie de polvo
como carbonatos y arcillas.

Foto: NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA
Vesta es el único protoplaneta rocoso
y diferenciado del tipo que formó los
planetas terrestres. Numerosos
fragmentos de Vesta fueron eyectados
por las colisiones que crearon los
grandes cráteres de su hemisferio sur.
Algunos de estos restos han caído en la
Tierra en forma de meteoritos.

La región ecuatorial de Vesta presenta


una serie de fosas o canales paralelos
que se cree son resultado de las
colisiones que crearon los grandes
cráteres del hemisferio sur de Vesta, un
proceso que solamente puede darse en
un cuerpo diferenciado.

Foto: NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA
La masa total del cinturón de
asteroides se estima en 2,39x1031
kilogramos, que es un 3% de la
masa de la Luna. Los cuatro
asteroides más grandes, Ceres,
Vesta, Pallas e Hígía son
responsables del 40% de la masa
total del cinturón, del que Ceres
solo aporta el 30%.

En 1993 la sonda Galileo descubrió


que el asteroide 243 Ida posee una
luna a la que se bautizó Dáctilo.
Fue el primer satélite descubierto
orbitando un asteroide. Hasta
junio de 2019 ya se detectaron 357
satélites asteroidales.
La misión OSIRIS-REx planea obtener y
regresar a la Tierra para su análisis en
detalle a una muestra de 101955 Bennu,
un asteroide del tipo C cercano a la Tierra.
Se espera que el material recogido permita
profundizar el conocimiento sobre la
formación y evolución del sistema solar y
las etapas iniciales de la formación de los
planetas y el origen de los compuestos
orgánicos que derivaron en el surgimiento
de la vida en la Tierra.

Actualmente, OSIRIS-REx ya tomó las


muestras de la superficie de Bennu y se
espera que regrese a la Tierra con las
muestras el 24 de septiembre de 2023.

Foto: NASA/Goddard/University of Arizona


La mayoría de los asteroides pequeños son
lo que se conoce como “rubble piles”
(literalmente, “pilas de escombros”). Son
objetos que no forman un sólido si no que
están compuestos de numerosos
pedazos de roca apenas unidos por su
gravedad. Su densidad es muy baja, por los
espacios vacíos que quedan entre los
pedazos que los forman.

Los rubble piles se forman cuando un


asteroide es destruido en un impacto y los
pedazos que quedan vuelven a unirse entre
sí por su propia gravedad. Este proceso
lleva entre unas horas y semanas, y cuando
el asteroide se acerca a algún objeto
masivo, las fuerzas de marea lo deforman.
Foto: NASA/Goddard/University of Arizona
Área: 180 metros Área: 31 metros

Foto: NASA/Goddard/University of Arizona


El Sistema Solar interior en números

Mercurio Venus Tierra Marte Ceres

Diámetro 4.800 km 12.100 km 12.742 km 6.800 km 939 km

Masa 3,30 x 1023 kg 4,86 × 1024 kg 5,97 × 1024 kg 6,41×1023 kg 9,38 ×1020 kg

Densidad 5,427 g/cm3 5,243 g/cm3 5,514 g/cm3 3,933 g/cm3 2,162 g/cm3

Gravedad 3,7 m/s2 8,87 m/s2 9,80 m/s2 3,72 m/s2 0,28 m/s2

Temperatura 350°C a -170°C 460°C 14°C -46°C -73°C a -143°C

Rotación 58 días 243 días (inversa) 24 horas 24,6 horas 9,06 horas

Traslación 88 días 224 días 365,25 días 687 días 4,6 años

Satélites - - 1 2 0

Inclinación del eje de rotación 2,04′ 2,64° 23,43° 25,19° 4°

Excentricidad 0,205630 0,006772 0,0167086 0,0934 0,076009

Inclinación del plano orbital 7° 3,39° 0° 1,85° 10,59°


58 x 106 km 108 x 106 km 149 x 106 km 228 x 106 km 414 x 106 km
Semieje mayor
(0,39 AU) (0,72 AU) (1 AU) (1,52 AU) (2,77 AU)
Recursos adicionales
https://www.youtube.com/watch?v=cXOanvv4plU (Mars, bringer of war - Gustave Holst)
http://jmars.mars.asu.edu/maps/?layer=MOLA_Color
http://www.damianpeach.com/
https://www.youtube.com/watch?v=G7LjT4BHoZk (Cosmos - La armonía de los mundos)
https://www.youtube.com/watch?v=OdcpTb0fSNQ (Cosmos - Blues para un planeta rojo)
https://mars.nasa.gov/msl/multimedia/panoramas/
https://www.youtube.com/watch?v=4czjS9h4Fpg (Amarizaje de Perseverance)
https://solarsystem.nasa.gov/missions/dawn/galleries/images/
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Asteroides
https://www.youtube.com/watch?v=xj0O-fLSV7c (OSIRIS-REx toma muestra de Bennu)
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