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ECONOMÍA
1. LA HISTORIA COMIENZA EL JUEVES
El jueves 24 de octubre de 1929 es conocido en la historia de la humanidad como “el jueves negro”. Ese día
se desató una crisis económica que marcaría una nueva época, especialmente, para nuestro país. Los
antecedentes de este hecho se relacionan, en general, con el desarrollo experimentado por la economía
mundial en las décadas anteriores, pero, en particular, con el de la economía norteamericana, tras la Primera
Guerra Mundial.
Después que culminó el conflicto en 1918, Estados Unidos surgió como la primera potencia mundial,
desplazando a Inglaterra y a los países europeos debilitados por el enfrentamiento bélico. La economía
norteamericana, que había crecido en forma sostenida durante las primeras décadas, se vio favorecida por la
guerra, pues su participación inicial se redujo a vender armas y alimentos a los países involucrados,
aumentando extraordinariamente su productividad y, a su término, se convirtió en el principal acreedor de los
países participantes. Sin competidores económicos, con una economía fortalecida y sin daños materiales (la
guerra se libró lejos de su territorio), ocupó el sitial de primacía que ostenta hasta la actualidad. A partir de la
década de 1920, tras una breve recesión, volvió a retornar su proceso de crecimiento, gracias a la
implementación del nuevo sistema de producción en serie que permitió disminuir los costos y tiempos de
producción así como también permitió aumentar la productividad.
El nuevo sistema de producción puso al alcance de la mayoría de la población norteamericana una gran
variedad de productos a un bajísimo costo, elevando el estándar de vida y generando una sensación de
prosperidad y optimismo ilimitado. Sin embargo, la producción creció a un ritmo mayor que el consumo
(sobreproducción) y pronto empezaron a caer las ventas. La alerta inicial surgió entre los especuladores que
intentaron deshacerse rápidamente de sus acciones, y pronto la sensación de crisis cundió, desatándose el
pánico en donde todos trataban de vender, haciendo caer bruscamente el precio de las acciones. Ese jueves
24 de octubre, miles de empresas quebraron y hubo muchos suicidios de personas que se arruinaron en
cuestión de minutos.
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basado en el nuevo rol del Estado, se denominó proyecto de Crecimiento Hacia Adentro o Modelo de
Industrialización basado en la Sustitución de Importaciones (ISI), y se desarrolló entre 1930 y 1973.
Gracias al crédito estatal y a la política de fomento impulsada por el Estado chileno, la industria comenzó a
crecer en vigor. Chile dejó de ser un país agrícola y minero, tomando cada vez más fuerza la industria y los
servicios.
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Durantes esos años, el Estado aplicó una serie de medidas proteccionistas que dieron vialidad a la producción
de bienes que antes se importaban. Así el modelo de “desarrollo hacia fuera” que había operado hasta la
crisis del 30, fue reemplazado por uno de “desarrollo hacia adentro”.
Los beneficios del nuevo modelo económico estuvieron pronto a la vista. El desarrollo material vivido en estos
años fue sorprendente; el mercado interno se desarrolló y crecientes sectores comenzaron a acceder a
modernos bienes manufacturados. Pero también comenzaron a manifestarse serios problemas en el aparato
productivo. Chile se pobló de fábricas que ofrecían a los consumidores bienes producidos a costos muy
elevados y no siempre de la mejor calidad, A este problema se le sumaron otros en los años 50, como fueron la
inflación, expresada en un aumento creciente de todos los precios y la pérdida del poder de compra de los
sectores asalariados.
POLÍTICA
Fundado en 1922 por Fundado en 1933, se Fundado en 1932 por Por estos años, un grupo de
Luis Emilio Recabarren, trataba de un partido Jorge González, se jóvenes conservadores, de
se transformó en el obrero, abierto al conjunto trataba de un partido orientación social cristiana,
partido que más de los trabajadores y a las anti- comunista, anti- decidieron en 1939
claramente buscaba emergentes clases capitalista y separarse de las filas del
representar los intereses medias, que había corporativista, que Partido Conservador,
de los obreros. Siguiendo abrazado la causa de los seguía la misma línea acusándolos de ser
las estrategias diseñadas oprimidos y el socialismo. ideológica impuesta en indiferentes ante la pobreza
por el comunismo Sin embargo, se Europa por Mussolini y y las desigualdades
internacional, sus diferenciaba de los Hitler. En esta década generadas por la sociedad
posturas durante la comunistas en que no alcanza una relativa capitalista. Llamaron a su
década del treinta lo aceptaba seguir las significación en el país, movimiento Falange
llevaron a ser desde un orientaciones de la Unión pero sin llegar a Nacional, el que más tarde,
partido contrario al Soviética y por su clara constituirse en una junto el Partido Conservador
sistema político, hasta vocación nacional y alternativa real de Cristiano, daría vida a la
formar parte del gobierno latinoamericana. cambio político. Democracia Cristiana
como miembro del
Frente Popular
Cuando, en la década del treinta, el fascismo cobraba mayor fuerza en Europa y en el mundo, especialmente en
Alemania, con Adolfo Hitler, y en Italia, con Benito Mussolini, el resto de las fuerzas políticas debieron formular
nuevas estrategias para hacerle frente. Es así como los comunistas, a partir de 1935, lanzaron la estrategia de
los “Frentes Populares” que consistía en crear alianzas muy amplias con todas las fuerzas democráticas y
progresistas que se opusieran a los fascismos. Esto significa que los comunistas abandonaran sus posiciones
más revolucionarias, promoviendo un discurso más moderado y ateniéndose a las reglas del juego democrático
electoral.
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La consigna de los “Frentes Populares” fue lanzada al mundo luego de realizado el VII Congreso de la
Internacional Comunista en Moscú, en el año de 1935. Sin embargo, en muy pocos países llego a
materializarse la creación de los Frentes Populares, salvo en Francia, en España y en Chile.
Siguiendo la política delineada a nivel internacional, los comunistas chilenos que, entre 1927 y hasta 1933,
creían en la conquista del poder a través de una estrategia revolucionaria; esto significaba que desconocían
la legitimidad del sistema político vigente y de sus mecanismos de acción; limaron sus asperezas con los
socialistas, quienes fueron invitados, junto a los miembros del pequeño pero antiguo partido Democrático a ser
parte del Frente Popular Chileno. La actitud más abierta y moderada de los comunistas facilitó también el
entendimiento con los radicales, los que, sintiéndose desilusionados por el giro “derechista” tomado por el
gobierno de Alessandri, se volcaron más hacia la izquierda. Así en abril de 1936 nació finalmente el Frente
Popular en Chile, compuesto por comunistas, socialistas, demócratas y radicales; a estos partidos se sumo
también la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH).
Entre 1927 y 1933, la línea política del partido comunista de chile fue la conquista del poder a través de una
estrategia revolucionaria. Esto significaba que se desconocía la legitimidad del sistema político vigente y de sus
mecanismos de acción; que el sistema capitalista debía ser reemplazado por uno de orden socialista, y que el
Partido era considerado el verdadero portavoz de los intereses de la clase trabajadora y, por tanto, el único que
legítimamente podía conducirlos y representarlos. Esta postura se manifestó en la participación de los
comunistas en acontecimientos como la sublevación de la Escuadra en la bahía de Coquimbo, el asalto al
regimiento Esmeralda de Copiapó, un intento de alzamiento en Vallenar, un frustrado complot en Ovalle y la
realización de un paro general en 1931, el primero desde que Ibáñez asumiera el poder en 1927.
La línea de acción asumida por el partido Comunista en estos años, se explica pos su apego a la estrategia
propiciada por la III Internacional desde el año 1927, pero sobre todo, por la situación en que queda le
capitalismo mundial después de la gran crisis de 1929. Las secuelas de miseria y desempleo, que chile sufrió
con especial dureza, hicieron pensar a la izquierda que se trataba de la crisis terminal del capitalismo, y que
había llegado el momento de las grandes transformaciones revolucionarias que conducirían a una sociedad
socialista. En 1933, sin embargo, luego de infructuosos intentos por iniciar la “revolución democrática popular” y
cuando la economía comenzaba a manifestar sus primeros signos de recuperación, los comunistas realizaron
su Conferencia Anual en la que concluyeron que era necesario dar un carácter “democrático burgués” a la
revolución. Este cambio de estrategia significaba la decisión de los comunistas de actuar dentro del sistema de
partidos, tratando de incidir desde ahí en la política nacional.
En 1935, un nuevo congreso de la III Internacional determinó que el problema central de la política europea era
la expansión de las posturas fascistas, y que para combatirlas era necesario llegar a acuerdos con los
socialistas y los sectores burgueses. A partir de ese momento, el comunismo chileno propició el establecimiento
de acuerdos políticos con sectores de centro y de izquierda, e identificó su programa con los intereses
pluriclasistas que propiciaban modernizaciones económicas, en lugar de transformaciones revolucionarias,
dando inicio a la estrategia del Frente Popular.
La adhesión de los radicales al gobierno de Alessandri nunca fue muy fluida, pues siempre existió un sector del
partido contrario a colaborar con un gobierno en el que participaban sus tradicionales adversarios
(conservadores y liberales). Si a esto sumamos el avance de posturas partidarias que rechazaban el régimen
capitalista y los actos de represión del gobierno hacia le movimiento huelguístico de los trabajadores, se explica
que en 1936 el partido Radical decidiera reformular su estrategia de alianzas a favor de la izquierda y propiciara
la opción de constituir un Frente Popular.
SEGURO OBRERO
Un grupo de 40 jóvenes del Movimiento Nacional Socialista se apoderó del edificio de la Caja del Seguro
Obrero, luego de asesinar a un cabo de carabineros que se encontraba de guardia; mientras, otro grupo se
apoderaba de la Casa Central de la Universidad de Chile. Ambos comandos nazis esperaban la llegada de los
regimientos, que de acuerdo a la creencia de su líder, Jorge González von Marées, los apoyarían en un golpe
de Estado para derrocar a Arturo Alessandri Palma. El conato subversivo fue enfrentado con extrema
rigurosidad y terminó con un saldo de 63 jóvenes, en su mayoría estudiantes y empleados, acribillados en el
edificio del Seguro.
La campaña presidencial de 1938 tuvo tres candidaturas: la de Pedro Aguirre Cerda por el Frente Popular, la
de Gustavo Ross, nominado por liberales y conservadores, y la de Carlos Ibáñez del Campo, por el
Movimiento Nacional Socialista. El ambiente preeleccionario fue de gran tensión. Para la derecha, el triunfo del
Frente Popular era sinónimo de dictadura comunista y, para la izquierda, el triunfo de Ross significaba la
dictadura fascista. En ese contexto se produjo el episodio del Seguro Obrero, el 5 de septiembre de 1938 (ver
recuadro). El horror de este asesinato provocó muestras de gran repudio hacia el gobierno de Alessandri, y el
llamado de Ibáñez, desde la cárcel, para que sus partidarios apoyaran la candidatura de Aguirre Cerda. De
este modo, en Chile se dio la paradoja de que el Frente Popular, estrategia política propiciada por la
Internacional Comunista para combatir al fascismo, resultará triunfante con el apoyo nazi. En 1933, con la
fundación del partido Socialista se creó una situación especial en la correlación de fuerzas políticas chilenas,
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por la existencia de dos partidos revolucionarios de tendencia marxista. Aunque el partido socialista se
diferenció del comunista por querer representar a grupos sociales más amplios que la clase obrera
(especialmente empleados, artesanos y profesionales de provincia) y por su rechazo a la adscripción de los
comunistas a las políticas provenientes de la URSS, ambos se identificaban con el mismo proyecto de futuro: el
socialismo, entendido como una ruptura del orden estatal precedente, la creación de un Estado de
trabajadores o dictadura del proletariado y la nacionalización de los medios de producción. Este
bipartidismo de izquierda provocó permanentes roces entre comunistas y socialistas por sus diferencias
políticas, pero sobre todo pero sobre todo por la disputa del mismo espacio social. Desde el inicio del gobierno
de Alessandri Palma (1932), los socialistas intentaron constituirse en el eje que uniera a la oposición; sin
embargo, sus iniciativas se vieron debilitadas al lanzarse la consigna del Frene Popular propiciada por
comunistas y radicales.
Durante los años 1935 y 1936 se estrecharon los contactos en el ámbito sindical entre comunistas, socialistas,
democráticos y radicales, proceso que permitió la formación de la confederación de Trabajadores de Chile
(CTCH), sucesora de la FOCH - que había desaparecido durante el gobierno del general Ibáñez-, la que reunió
a las principales organizaciones sindicales del país. Esta experiencia facilitó la constitución del Frente popular,
que levantó la candidatura del radical Pedro Aguirre Cerda, quien derrotó al candidato de la derecha, Gustavo
Ross, con el 50,17% de los votos, superando a su contrincante por solo el 1% de la votación.
Pedro Aguirre Cerda (1938-1941), abogado, profesor, parlamentario y con una larga trayectoria política, se
transformó en Presidente de Chile, teniendo como misión transformar en realidad su lema de “pan, techo y
abrigo”.
Gobierno de Pedro Aguirre Gobierno de Juan Antonio Ríos Gobierno de Gabriel González
Cerda Videla
(1942-1946)
( 1938-1941) (1946-1952)
“Gobernar es producir”
“Gobernar es educar” “Yo soy un radical de Izquierda”
Alianzas que lo llevaron al poder Alianzas que lo llevaron al poder Alianzas que lo llevaron al poder
Fue apoyado por el Frente popular Fue apoyado por los demócratas Fue apoyado por los partidos
que se mantuvo vigente entre 1936 falangistas, comunistas, socialistas Radical y Comunista y finalmente
a 1941. y un sector de liberales rebeldes. por el Partido Liberal.
Estado motor de la economía. División entre los distintos grupos Promesas de continuidad en las
que formaban la alianza por transformaciones hechas por
Expansión de la educación diferencia de opiniones con Aguirre Cerda.
respecto a la política interna y
Organización popular. externa. Por tanto fueron Las negociaciones políticas que
incapaces de crear un proyecto hizo para lograr la mayoría
consistente en las promesas electoral lo hicieron tranzar una
realizadas. serie de puntos de su programa
inicial de gobierno.
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un lugar en la ONU. creciente lo que llevo a
congelar los sueldos.
La llegada al poder de esta alianza de centro-izquierda implicaba poner en práctica un proyecto de gobierno que
caminaba la modernización capitalista con la democratización social. En el primer aspecto, el eje central era
la industrialización apoyada por el Estado, a la que se ligaban ciertos procesos paralelos, como la urbanización
y el desarrollo educacional. Para llevar a cabo este proyecto se necesitaban algunas leyes que requerían del
apoyo de conservadores y liberales en el Congreso. La derecha política aceptó esta forma de modernización
en la medida en que fomentaba el desarrollo industrial bajo un régimen de propiedad mixta, pero a cambio, el
gobierno debió renunciar al otro pilar de su proyecto de modernización capitalista, la reforma agraria y la
sindicalización campesina. De este modo, el proyecto industrializador de iniciativa estatal se implantó en chile a
costa de postergar las transformaciones en el campo.
Los empresarios industriales se beneficiaron a través de una serie de medidas proteccionistas que les otorgó el
monopolio de la base industrial del país; la clase media fue recompensada con numerosos empleos en la
floreciente burocracia, los obreros urbanos afiliados a la CTCH se convirtieron en uno de los pilares del Frente
Popular, al deponer la hostilidad antisistema, a cambio de ciertas cuotas de reconocimiento político y protección
social. Se constituía así un “pacto social” o Estado de compromiso, que dejaba fuera de la bonanza al
campesinado y a grupos que crecientemente pasaban a integrar los marginales de la ciudad.
La constitución y triunfo del Frente Popular, en 1938, representó, en alguna medida, la culminación de un
proceso que comenzó a desarrollarse en Chile junto con el debate sobre la cuestión social. La llegada al
gobierno de esta alianza de centro-izquierda era la posibilidad para que estos grupos pudieran poner en
práctica sus ideas sobre cómo debían solucionarse los graves problemas sociales que afectaban a un número
importante de chilenos.
La democratización social fue entendida como un proceso que redistribuyera mejor los ingresos de la
sociedad, labor en la que al Estado le cabría un rol preponderante. Su participación en la solución de
problemas sociales no fue una iniciativa que naciera con el Frente Popular. Sabemos que a comienzos de siglo
se dictaron las primeras leyes sociales, y que durante el gobierno de Alessandri Palma se realizaron
importantes avances en materia laboral. Los problemas sociales dejaron de ser vistos como asuntos de caridad
y pasaron a ser considerados cuestiones de justicia. Era el nacimiento del Estado Protector, cuyo principal
foco de interés fue proteger a los obreros contra los excesos provocados por la industrialización naciente,
cuestión que con algunos cambios se mantendrá durante las décadas siguientes.
Un hito que marcó significativamente las relaciones laborales en Chile fue la promulgación del Código del
Trabajo en 1931, en el cual se reúnen e integran las leyes de la década anterior. A esa legislación,
eminentemente protectora del trabajador, se le van agregando a partir de entonces una serie de nuevas
disposiciones, entre las que destacan las relacionadas con la fijación de remuneraciones mínimas y con el
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pago de indemnizaciones por despidos. El establecimiento de un salario mínimo se logró en distintos
momentos y benefició de manera diferente a cada uno de los grupos que gozó de él. En 1934, lo obtuvieron
los obreros del salitre; en 1937, los empleados particulares; a los obreros industriales se les fue concediendo
por ramas de actividad, haciéndose obligatorio para todos a partir de 1956, y en 1953 se estableció para los
obreros agrícolas.
Algo similar ocurrió con las indemnizaciones por despido. Hay disposiciones sobre la materia dictadas en 1933
para los obreros de bencineras y petróleo; en 1937, para los empleados particulares; en 1940, para los obreros
de ferrocarriles y, en 1943, para obreros municipales. Entre los distintos grupos difieren el número de semanas
de indemnización por año y la forma en que se contabilizaban los años.
La creación de estos y de otros beneficios requirió, en varios casos, dar nacimiento a nuevas instituciones
públicas para atender los programas que se estaban implementando, como el propio Ministerio del Trabajo
(1932) y la Caja de Habitación Popular (1936).
En materia habitacional se creó en 1936 la Caja de Crédito Popular, con el fin de favorecer la construcción de
viviendas para los trabajadores, mediante el financiamiento estatal y, principalmente, a través de los fondos
destinados por las cajas de previsión. En 1952, la Corporación de la Vivienda (CORVI) continúa la tarea
anterior.
En materia de salud, se organizaron, en 1938, los servicios para ofrecer atención médica preventiva a los
trabajadores y se extendió la atención curativa a la madre y al niño, en el caso de los obreros. En 1952, el
beneficio se hizo extensivo a toda la familia del trabajador. Esto último fue acompañado de una reorganización
institucional que llevó a la formación del Servicio Nacional de Salud (SNS).
En el campo previsional, además de la incorporación de nuevos grupos de trabajadores, se establecieron
paulatinamente nuevos beneficios.
• Las asignaciones familiares se establecieron en 1937 para los empleados particulares y en 1953 para los
obreros. Los montos de estos beneficios, así como los requisitos para acceder a ello, variaban
substancialmente de una institución previsional a otra.
• El subsidio de maternidad, dispuesto en 1938, debía ser pagado por el empleador, teniendo un evidente
efecto sobre las decisiones de contratación. En 1952, el sistema se reformó adaptando características de
seguro social.
En 1952, la reforma que dio lugar a la creación del SNS y del Servicio de Seguro Social mejoró
substancialmente las prestaciones que se habían establecido para los obreros en las décadas anteriores. Ese
mismo año se organizó un régimen de pensiones por antigüedad, invalidez y muerte para los empleados
particulares.
En el campo educacional continuó la expansión de matrículas en todos los niveles y con especial intensidad en
el nivel medio. En 1953, se creó la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas para apoyar con alimentación
y útiles escolares a los estudiantes de menores recursos.
Los programas de previsión, salud y vivienda estaban muy interrelacionados en este período, tanto por su
financiamiento como por la población a la que atendían. La previsión y la salud se financiaban con aportes de
empleadores y trabajadores, que eran obligatorios y fueron creciendo durante el período, además de
contribuciones estatales en el caso de los obreros. La vivienda, en tanto, era financiada mayoritariamente
con las reservas de las instituciones previsionales, a través del otorgamiento de préstamos hipotecarios a los
imponentes para la compra de viviendas, y la inversión directa en compra de bienes raíces.
Desde sus orígenes, la alianza política entre radicales, comunistas y socialistas, mostró signos de gran
vulnerabilidad. Esto se debía a que su creación no obedeció a la existencia de un mismo proyecto de país
o de sociedad, sino a la necesidad de unirse ante enemigos en común: el fascismo y la continuidad en el
gobierno de los sectores liberales y conservadores.
En 1947, sin embargo, la alianza llegó abruptamente a su fin, cuando Gabriel González Videla propició la
creación de una legislación que dejó fuera de la ley al Partido Comunista. La Ley por la Defensa Permanente
de la Democracia (denominada por sus opositores y críticos como “ley maldita”) prohibió la existencia del
partido Comunista, eliminó a más de 20.000 de sus militantes de los registros electorales y excluyó a muchos
otros de participar en el movimiento sindical. Cientos de comunistas fueron relegados al antiguo puerto salitrero
de Pisagua y muchos de ellos se vieron obligados a esconderse, incluido el poeta Pablo Neruda, que fue
expulsado del Senado.
Cuando González Videla fue elegido candidato a la presidencia, representaba una oposición de clara tendencia
izquierdista al interior de su partido, al punto que su designación provocó su ruptura y el nacimiento del Partido
Radical Democrático. Su triunfo eleccionario con solo el 40,1% de la votación, obligada a que fuera ratificado
por un Congreso con fuerte presencia de liberales y conservadores. Para obtener el apoyo de los primeros,
González se comprometió a darles cabida en el gobierno, de tal modo que al asumir como Presidente
constituyó un gabinete formado por radicales, liberales y comunistas, cuestión que difícilmente podía garantizar
una gestión sin conflictos.
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La participación de los comunistas por primera vez en el gabinete de un gobierno, les permitió conseguir
beneficios para los trabajadores que los apoyaban, como por ejemplo, aumentos salariales, pero además fueron
capaces de contener varios movimientos huelguísticos. El resultado de esas gestiones permitió que el Partido
Comunista aumentara considerablemente su votación. En las elecciones municipales de 1947 obtuvo el 16,5%
de los votos, siendo superado solo por el Partido Radical y el Conservador.
La Guerra Fría complicó más las cosas. Luego de la Segunda Guerra Mundial el mundo quedo dividido entre
los partidarios del mundo capitalista y democrático, y los que defendían un orden distinto, de carácter socialista.
Por un lado el liderazgo lo poseía Estados Unidos; por el otro lado la Unión Soviética. Estados Unidos se opuso
a otorgar créditos a un gobierno con participación comunista. Los logros comunistas en Chile y las presiones de
Estados Unidos tensionaron considerablemente a la alianza de gobierno, liberales y radicales se retiraron de
ella, y el Presidente pidió la renuncia a sus ministros comunistas.
Fuera del gobierno, los comunistas se pusieron a la cabeza de una serie de manifestaciones sindicales. En
1947, se produjo una huelga de conductores en Santiago y de los mineros del carbón en el sur. En ambas
ocasiones, el gobierno hizo uso de facultades extraordinarias, enviando incluso tropas militares para detener las
protestas. Culpando a los comunistas de fomentar intranquilidad laboral, González Videla rompió relaciones
diplomáticas con los países del bloque soviético y propició una ley que como hemos visto, dejó a este partido
fuera de la legalidad.
En 1952, año de elecciones presidenciales, una crisis de confianza en la política parecía apoderarse de Chile.
La derecha carecía de un liderazgo fresco que respondiera a los intereses de las mayorías, mientras seguía
negándoles a los campesinos la posibilidad de organizarse en sindicatos. Los comunistas estaban fuera de la
legalidad, los socialistas eran incapaces de superar sus disputas internas, y la imagen de los radicales se
encontraba totalmente deteriorada ante el electorado, luego de tres períodos de gobierno. Las condiciones
parecían dadas para que los votos se inclinaran por alguien que decía estar “por encima de la política”, más
allá de los intereses personales y de la corrupción, males que barrería con una escoba, ese fue Carlos Ibáñez
del Campo.
A pesar de las contradicciones y de las tensiones que debió enfrentar la alianza de centro izquierda que
gobernó Chile entre 1938 y 1947, la práctica política de esos años permitió que se consolidara el orden
democrático, restaurando en 1932, y que la característica predominante durante el período fuera la
estabilidad. Esta situación fue posible, en gran medida, por las posturas y conductas políticas asumidas por
los distintos partidos.
La situación de marginalidad política, que debió enfrentar la izquierda antes de 1938, cambió radicalmente al
formar parte del bloque gobernante y poder impulsar desde ahí una modernización económica y el
mejoramiento social de los sectores que le interesaba representar. Su opción por la legalidad y su
reconocimiento de la legitimidad del sistema político vigente, quedó ratificada durante la vigencia de la “ley
maldita”, a pesar de la cual los comunistas no cuestionaron la validez del sistema político chileno y solo
aspiraron a integrarse nuevamente en él.
Si bien la derecha perdió el gobierno durante estos años, pudo conservar en el Congreso una fuerza suficiente
que le permitió contrabalancear las iniciativas del ejecutivo y propiciar desde ahí sus intereses políticos.
El centro político, representado por el Partido Radical, desarrolló una conducta caracterizada por su propensión
a las alianzas y la mantención de la estabilidad del sistema. Esto se explica básicamente por el carácter
pluriclasista de su representación, que lo condujo a velar por los intereses de grupos tan diversos como
profesionales, latifundistas, industriales manufactureros, empleados y también algunos obreros.
El proyecto de cambios propiciados por el Partido Radical solo lo podía realizar en alianza con la izquierda,
pues los partidos de derecha se mostraron sumamente conservadores en este aspecto. A partir de esta unión,
los radicales contuvieron los impulsos de cambio de la izquierda dentro de los límites de las reformas
modernizadoras. Por otro lado, a pesar de la imposibilidad de establecer una alianza de gobierno con la
derecha hasta 1947, durante todo el período, el partido Radical implementó diversas iniciativas que abrieron
oportunidades políticas a la derecha en sus gobiernos.
Las conductas y opciones políticas de los partidos que representaban el centro, la derecha y la izquierda fueron
clave en la estabilidad del sistema de las décadas de 1940-1950, cuestión que irá transformándose
progresivamente hacia los años ’60.
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