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APUNTE DE HISTORIA DE CHILE (1930-1952)

ECONOMÍA
1. LA HISTORIA COMIENZA EL JUEVES

El jueves 24 de octubre de 1929 es conocido en la historia de la humanidad como “el jueves negro”. Ese día
se desató una crisis económica que marcaría una nueva época, especialmente, para nuestro país. Los
antecedentes de este hecho se relacionan, en general, con el desarrollo experimentado por la economía
mundial en las décadas anteriores, pero, en particular, con el de la economía norteamericana, tras la Primera
Guerra Mundial.
Después que culminó el conflicto en 1918, Estados Unidos surgió como la primera potencia mundial,
desplazando a Inglaterra y a los países europeos debilitados por el enfrentamiento bélico. La economía
norteamericana, que había crecido en forma sostenida durante las primeras décadas, se vio favorecida por la
guerra, pues su participación inicial se redujo a vender armas y alimentos a los países involucrados,
aumentando extraordinariamente su productividad y, a su término, se convirtió en el principal acreedor de los
países participantes. Sin competidores económicos, con una economía fortalecida y sin daños materiales (la
guerra se libró lejos de su territorio), ocupó el sitial de primacía que ostenta hasta la actualidad. A partir de la
década de 1920, tras una breve recesión, volvió a retornar su proceso de crecimiento, gracias a la
implementación del nuevo sistema de producción en serie que permitió disminuir los costos y tiempos de
producción así como también permitió aumentar la productividad.

El nuevo sistema de producción puso al alcance de la mayoría de la población norteamericana una gran
variedad de productos a un bajísimo costo, elevando el estándar de vida y generando una sensación de
prosperidad y optimismo ilimitado. Sin embargo, la producción creció a un ritmo mayor que el consumo
(sobreproducción) y pronto empezaron a caer las ventas. La alerta inicial surgió entre los especuladores que
intentaron deshacerse rápidamente de sus acciones, y pronto la sensación de crisis cundió, desatándose el
pánico en donde todos trataban de vender, haciendo caer bruscamente el precio de las acciones. Ese jueves
24 de octubre, miles de empresas quebraron y hubo muchos suicidios de personas que se arruinaron en
cuestión de minutos.

1.1. Los Nuevos Modelos Económicos


La crisis financiera cuestionó fuertemente el modelo económico que hasta ese momento había regido el
desarrollo de las economías capitalistas y que consistía en un acentuado liberalismo, es decir, se puso en
cuestión la economía que se regía por las leyes del mercado y en la cual el Estado debía intervenir lo
menos posible. En este sistema, existían amplias libertades en el comercio internacional para comprar y
vender todo tipo de productos, pero, a partir de la Gran Depresión, se consideró necesario que el Estado
adoptara algunas medidas para proteger la economía y a las personas, de modo que surgió un nuevo modelo,
donde el Estado pasaría a jugar un papel fundamental. Por una parte, debía proteger la industria
prohibiendo la importación de productos y entregando subsidios a las empresas nacionales y, por otra, debía
desarrollar programas de acción social tendientes a ayudar a los más necesitados, generando empleos para
reactivar la economía. Estos nuevos modelos fueron aplicados prácticamente en todos los países del mundo,
con mayor o menor intensidad, de modo que el comercio internacional se restringió fuertemente como
consecuencia de las medidas proteccionistas aplicadas por los países más industrializados. En Italia,
Alemania y España, esta tendencia de creciente importancia del Estado, se combinó con un fuerte nacionalismo
y dio origen a gobiernos fascistas y nacionalsocialistas, donde el partido dominante se funde con el Estado,
al que se subordinó cualquier otro poder. De algún modo, los impactos de la Gran Depresión crearon las
condiciones para la Segunda Guerra Mundial. En este contexto internacional, que se abre con la crisis
económica y se prolonga después del gran conflicto, es cuando se desarrolla el período de los gobiernos
radicales en Chile.

2. HACIA UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO NACIONAL


Los efectos de la crisis no fueron inmediatos en nuestro país, pues se dejaron sentir solo al año siguiente, en
1930. Entre los países latinoamericanos, Chile fue el más afectado, provocando la caída general de la
actividad salitrera.

2.1. Lo que reveló la crisis


Este hecho puso de manifiesto la enorme dependencia de la economía nacional de los ingresos del salitre.
En efecto, durante más de 50 años, Chile basó su crecimiento en las exportaciones salitreras y en 1930, tras
una década de inestabilidad, cerraron un gran número de oficinas y miles de cesantes buscaron refugio en la
Santiago. Así se hizo evidente para todo el mundo la necesidad de impulsar un proceso de desarrollo
basado en la creación de industrias, que asegurara una menor dependencia del sector externo y diera
solución a una serie de problemas económicos y sociales que se arrastraban del siglo anterior, y que durante
las primeras décadas del siglo XX se habían transformado en un problema político. Este nuevo proyecto,

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basado en el nuevo rol del Estado, se denominó proyecto de Crecimiento Hacia Adentro o Modelo de
Industrialización basado en la Sustitución de Importaciones (ISI), y se desarrolló entre 1930 y 1973.

2.2. “Crecer hacia adentro”


El ISI se basó en la idea de fomentar el crecimiento de la industria nacional, a fin de que los bienes
producidos sustituyeran progresivamente a aquellos que se importaban. Se esperaba, además, que la
demanda por los bienes nacionales aumentara progresivamente para así estimular el crecimiento y
diversificación de la industria nacional. Se esperaba poder ir pasando de una primera etapa de producción de
bienes finales (ropa, muebles, utensilios, calzado, etc.) considerada fácil, a la segunda etapa, de producción de
insumos industriales (energía, maderas elaboradas, metales, químicos, etc.) y, finalmente, a la etapa final,
considerada la más difícil, de producción de maquinarias y bienes de capital (industria pesada). Se pensaba
que este proceso se daría en forma secuencial y las etapas se sucederían unas a otras, del mismo modo que
había ocurrido en el proceso de industrialización de los países desarrollados. De paso, el desarrollo industrial
traería aparejado la disminución de la cesantía y pobreza en la que vivía gran parte de la población.

2.3. Una vieja idea


Esta idea de desarrollo, fue formulada como modelo económico para América Latina después de la Segunda
Guerra Mundial, por recomendación de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), organismo
técnico, dependiente de Naciones Unidas. La idea no era nueva en Chile, ya que había sido parte del discurso
de los sectores políticos liberales durante el siglo XIX y también de los sectores de izquierda, durante las
primeras décadas del siglo XX. Contribuyeron también los ensayos nacionalistas que denunciaron la crisis de
fin de siglo y clamaron por cambios estructurales. Sin embargo, su aplicación se debió a las necesidades
creadas por la Depresión de 1929 y por los impactos sucesivos de la Primera y Segunda Guerra Mundial. En
cada uno de estos hechos, el país sufrió las consecuencias de la escasez de productos, habitualmente
abastecidos por los países industrializados, y la disminución de los volúmenes o de los precios de las materias
primas que exportaba, poniendo en evidencia su dependencia y vulnerabilidad respecto de las economías
desarrolladas.
Por otra parte, durante el siglo XIX se había generado cierto desarrollo industrial, que venía acrecentándose
en forma paulatina y sostenida y que, en 1930, participaba de poco más del 15% del PGB. Incluso, desde
1883, existía la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), organización empresarial creada para la protección y
defensa de la incipiente actividad industrial y, desde 1909, la Federación Obrera de Chile (FOCH),
organización que en 1930 agrupaba 200.000 trabajadores organizados en 1.200 sindicatos. De manera que la
aplicación de esta política de desarrollo no es el inicio del proceso de industrialización, sino su impulso como eje
estratégico de desarrollo nacional.

2.4. La puesta en marcha


Las primeras acciones que llevaron a su puesta en práctica, se desarrollaron bajo el segundo gobierno de
Arturo Alessandri Palma, entre 1932 y 1938. Estas fueron: el establecimiento de medidas protectoras de
la industria nacional y la entrega de créditos y estímulos económicos y tributarios para las empresas.
La protección a la industria se implementó a través del alza de los aranceles a los productos importados de
modo que los consumidores prefirieran los nacionales que se vendían a menor precio. A pesar de estas
acciones, la puesta en marcha del modelo de crecimiento hacia adentro ocurrió de manera explícita en 1938,
con la llegada al poder del Frente Popular que dio inicio al período de los gobiernos radicales, período durante
el cual el Estado se convirtió en un Estado Empresario.
El desarrollo no podía dejarse al azar; era necesario planificarlo. Había que dotar al país de una infraestructura
adecuada, especialmente en caminos y puertos. También había que crear una industria pesada, capaz de dar a
los empresarios particulares lo que les faltaba: petróleo, acero y electricidad. Para coordinar e impulsar todo
este plan de modernización se creo en 1939 la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), hito
fundamental en el desarrollo del modelo, pues mediante este organismo el Estado se convirtió en el principal
empresario del país y en el rector de la economía nacional. Además, se abocó a la tarea de investigar y
diagnosticar las reservas, cuantía y potencial de nuestras riquezas naturales, a fin de establecer las bases para
el futuro desarrollo del país y se creó un sistema de cuentas nacionales que permitiera llevar un registro
estadístico del progreso nacional. En los siguientes gobiernos radicales de Juan Antonio Ríos, se crearon las
empresas estratégicas: la Compañía de Acero del Pacífico (CAP), la Empresa Nacional de Energía
(ENDESA), la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), Chilectra y la Industria Azucarera Nacional
(IANSA), entre otras. Con la creación de la CORFO se inauguró una segunda fase en el período de crecimiento
hacia adentro, pues de Estado Promotor del Desarrollo Económico (bajo la segunda administración de
Alessandri), cuya función principal era proporcionar el crédito para la inversión industrial privada y proteger la
industria de la competencia extranjera, pasaba a convertirse en Estado Empresario, creador y administrador
de grandes empresas nacionales. Posteriormente, se convertiría en Estado Programador asumiendo el rol de
orientar la inversión futura, fuese pública o privada.

Gracias al crédito estatal y a la política de fomento impulsada por el Estado chileno, la industria comenzó a
crecer en vigor. Chile dejó de ser un país agrícola y minero, tomando cada vez más fuerza la industria y los
servicios.

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Durantes esos años, el Estado aplicó una serie de medidas proteccionistas que dieron vialidad a la producción
de bienes que antes se importaban. Así el modelo de “desarrollo hacia fuera” que había operado hasta la
crisis del 30, fue reemplazado por uno de “desarrollo hacia adentro”.

Los beneficios del nuevo modelo económico estuvieron pronto a la vista. El desarrollo material vivido en estos
años fue sorprendente; el mercado interno se desarrolló y crecientes sectores comenzaron a acceder a
modernos bienes manufacturados. Pero también comenzaron a manifestarse serios problemas en el aparato
productivo. Chile se pobló de fábricas que ofrecían a los consumidores bienes producidos a costos muy
elevados y no siempre de la mejor calidad, A este problema se le sumaron otros en los años 50, como fueron la
inflación, expresada en un aumento creciente de todos los precios y la pérdida del poder de compra de los
sectores asalariados.

2.5. Lo que no se hizo


El proceso de industrialización y de reformas que se llevaron a cabo a partir de los gobiernos radicales no
incluyó el sector agrario, pues la no realización de la reforma agraria fue parte del acuerdo entre los
empresarios y los sectores políticos de izquierda que integraban la coalición del Frente Popular, para echar a
andar el programa. Así, se mantuvieron sin alteraciones los intereses de la oligarquía, que conservaba en el
mundo rural sus antiguas relaciones de poder sobre la masa campesina (inquilinaje), la que permanecía
aislada de las transformaciones experimentadas en el país. Este hecho resultará clave en los problemas que
enfrentará Chile en las décadas del ’60 y ’70.

POLÍTICA

3. FRENTE POPULAR: UNA NUEVA ALIANZA POLÍTICA


En 1938, asumió el gobierno de Chile una alianza política de centro-izquierda, el Frente Popular que, aunque
no perduró mucho bajo ese nombre, se mantuvo como bloque en el poder hasta el año 1947. La coalición
agrupó a los partidos Radical, Comunista y Socialista, y fue la expresión más clara de cómo en las tres
primeras décadas de siglo XX, se habían ido consolidando posturas políticas que representaban los intereses
de los otros sectores sociales: la clase media y el proletariado. La nueva alianza, recogió de manera
importante la herencia que, desde fines del siglo XIX, venía perfilándose en la mayoría de los sectores políticos
chilenos, sobre todo los de reciente creación: la valoración del Estado como un protagonista fundamental
del quehacer nacional, estimulando y participando de la actividad económica, como mediando en las
relaciones entre los distintos sectores sociales, a través de la protección social.

3.1. Partidos políticos creados a partir de la década de 1920

Partido Comunista de Partido Socialista de Movimiento Nacional Falange Nacional


Chile Chile Socialista

Fundado en 1922 por Fundado en 1933, se Fundado en 1932 por Por estos años, un grupo de
Luis Emilio Recabarren, trataba de un partido Jorge González, se jóvenes conservadores, de
se transformó en el obrero, abierto al conjunto trataba de un partido orientación social cristiana,
partido que más de los trabajadores y a las anti- comunista, anti- decidieron en 1939
claramente buscaba emergentes clases capitalista y separarse de las filas del
representar los intereses medias, que había corporativista, que Partido Conservador,
de los obreros. Siguiendo abrazado la causa de los seguía la misma línea acusándolos de ser
las estrategias diseñadas oprimidos y el socialismo. ideológica impuesta en indiferentes ante la pobreza
por el comunismo Sin embargo, se Europa por Mussolini y y las desigualdades
internacional, sus diferenciaba de los Hitler. En esta década generadas por la sociedad
posturas durante la comunistas en que no alcanza una relativa capitalista. Llamaron a su
década del treinta lo aceptaba seguir las significación en el país, movimiento Falange
llevaron a ser desde un orientaciones de la Unión pero sin llegar a Nacional, el que más tarde,
partido contrario al Soviética y por su clara constituirse en una junto el Partido Conservador
sistema político, hasta vocación nacional y alternativa real de Cristiano, daría vida a la
formar parte del gobierno latinoamericana. cambio político. Democracia Cristiana
como miembro del
Frente Popular

3.2. ¿Cómo nace el Frente Popular?

Cuando, en la década del treinta, el fascismo cobraba mayor fuerza en Europa y en el mundo, especialmente en
Alemania, con Adolfo Hitler, y en Italia, con Benito Mussolini, el resto de las fuerzas políticas debieron formular
nuevas estrategias para hacerle frente. Es así como los comunistas, a partir de 1935, lanzaron la estrategia de
los “Frentes Populares” que consistía en crear alianzas muy amplias con todas las fuerzas democráticas y
progresistas que se opusieran a los fascismos. Esto significa que los comunistas abandonaran sus posiciones
más revolucionarias, promoviendo un discurso más moderado y ateniéndose a las reglas del juego democrático
electoral.

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La consigna de los “Frentes Populares” fue lanzada al mundo luego de realizado el VII Congreso de la
Internacional Comunista en Moscú, en el año de 1935. Sin embargo, en muy pocos países llego a
materializarse la creación de los Frentes Populares, salvo en Francia, en España y en Chile.

Siguiendo la política delineada a nivel internacional, los comunistas chilenos que, entre 1927 y hasta 1933,
creían en la conquista del poder a través de una estrategia revolucionaria; esto significaba que desconocían
la legitimidad del sistema político vigente y de sus mecanismos de acción; limaron sus asperezas con los
socialistas, quienes fueron invitados, junto a los miembros del pequeño pero antiguo partido Democrático a ser
parte del Frente Popular Chileno. La actitud más abierta y moderada de los comunistas facilitó también el
entendimiento con los radicales, los que, sintiéndose desilusionados por el giro “derechista” tomado por el
gobierno de Alessandri, se volcaron más hacia la izquierda. Así en abril de 1936 nació finalmente el Frente
Popular en Chile, compuesto por comunistas, socialistas, demócratas y radicales; a estos partidos se sumo
también la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH).

Entre 1927 y 1933, la línea política del partido comunista de chile fue la conquista del poder a través de una
estrategia revolucionaria. Esto significaba que se desconocía la legitimidad del sistema político vigente y de sus
mecanismos de acción; que el sistema capitalista debía ser reemplazado por uno de orden socialista, y que el
Partido era considerado el verdadero portavoz de los intereses de la clase trabajadora y, por tanto, el único que
legítimamente podía conducirlos y representarlos. Esta postura se manifestó en la participación de los
comunistas en acontecimientos como la sublevación de la Escuadra en la bahía de Coquimbo, el asalto al
regimiento Esmeralda de Copiapó, un intento de alzamiento en Vallenar, un frustrado complot en Ovalle y la
realización de un paro general en 1931, el primero desde que Ibáñez asumiera el poder en 1927.
La línea de acción asumida por el partido Comunista en estos años, se explica pos su apego a la estrategia
propiciada por la III Internacional desde el año 1927, pero sobre todo, por la situación en que queda le
capitalismo mundial después de la gran crisis de 1929. Las secuelas de miseria y desempleo, que chile sufrió
con especial dureza, hicieron pensar a la izquierda que se trataba de la crisis terminal del capitalismo, y que
había llegado el momento de las grandes transformaciones revolucionarias que conducirían a una sociedad
socialista. En 1933, sin embargo, luego de infructuosos intentos por iniciar la “revolución democrática popular” y
cuando la economía comenzaba a manifestar sus primeros signos de recuperación, los comunistas realizaron
su Conferencia Anual en la que concluyeron que era necesario dar un carácter “democrático burgués” a la
revolución. Este cambio de estrategia significaba la decisión de los comunistas de actuar dentro del sistema de
partidos, tratando de incidir desde ahí en la política nacional.

En 1935, un nuevo congreso de la III Internacional determinó que el problema central de la política europea era
la expansión de las posturas fascistas, y que para combatirlas era necesario llegar a acuerdos con los
socialistas y los sectores burgueses. A partir de ese momento, el comunismo chileno propició el establecimiento
de acuerdos políticos con sectores de centro y de izquierda, e identificó su programa con los intereses
pluriclasistas que propiciaban modernizaciones económicas, en lugar de transformaciones revolucionarias,
dando inicio a la estrategia del Frente Popular.

La adhesión de los radicales al gobierno de Alessandri nunca fue muy fluida, pues siempre existió un sector del
partido contrario a colaborar con un gobierno en el que participaban sus tradicionales adversarios
(conservadores y liberales). Si a esto sumamos el avance de posturas partidarias que rechazaban el régimen
capitalista y los actos de represión del gobierno hacia le movimiento huelguístico de los trabajadores, se explica
que en 1936 el partido Radical decidiera reformular su estrategia de alianzas a favor de la izquierda y propiciara
la opción de constituir un Frente Popular.

SEGURO OBRERO

Un grupo de 40 jóvenes del Movimiento Nacional Socialista se apoderó del edificio de la Caja del Seguro
Obrero, luego de asesinar a un cabo de carabineros que se encontraba de guardia; mientras, otro grupo se
apoderaba de la Casa Central de la Universidad de Chile. Ambos comandos nazis esperaban la llegada de los
regimientos, que de acuerdo a la creencia de su líder, Jorge González von Marées, los apoyarían en un golpe
de Estado para derrocar a Arturo Alessandri Palma. El conato subversivo fue enfrentado con extrema
rigurosidad y terminó con un saldo de 63 jóvenes, en su mayoría estudiantes y empleados, acribillados en el
edificio del Seguro.

La campaña presidencial de 1938 tuvo tres candidaturas: la de Pedro Aguirre Cerda por el Frente Popular, la
de Gustavo Ross, nominado por liberales y conservadores, y la de Carlos Ibáñez del Campo, por el
Movimiento Nacional Socialista. El ambiente preeleccionario fue de gran tensión. Para la derecha, el triunfo del
Frente Popular era sinónimo de dictadura comunista y, para la izquierda, el triunfo de Ross significaba la
dictadura fascista. En ese contexto se produjo el episodio del Seguro Obrero, el 5 de septiembre de 1938 (ver
recuadro). El horror de este asesinato provocó muestras de gran repudio hacia el gobierno de Alessandri, y el
llamado de Ibáñez, desde la cárcel, para que sus partidarios apoyaran la candidatura de Aguirre Cerda. De
este modo, en Chile se dio la paradoja de que el Frente Popular, estrategia política propiciada por la
Internacional Comunista para combatir al fascismo, resultará triunfante con el apoyo nazi. En 1933, con la
fundación del partido Socialista se creó una situación especial en la correlación de fuerzas políticas chilenas,
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por la existencia de dos partidos revolucionarios de tendencia marxista. Aunque el partido socialista se
diferenció del comunista por querer representar a grupos sociales más amplios que la clase obrera
(especialmente empleados, artesanos y profesionales de provincia) y por su rechazo a la adscripción de los
comunistas a las políticas provenientes de la URSS, ambos se identificaban con el mismo proyecto de futuro: el
socialismo, entendido como una ruptura del orden estatal precedente, la creación de un Estado de
trabajadores o dictadura del proletariado y la nacionalización de los medios de producción. Este
bipartidismo de izquierda provocó permanentes roces entre comunistas y socialistas por sus diferencias
políticas, pero sobre todo pero sobre todo por la disputa del mismo espacio social. Desde el inicio del gobierno
de Alessandri Palma (1932), los socialistas intentaron constituirse en el eje que uniera a la oposición; sin
embargo, sus iniciativas se vieron debilitadas al lanzarse la consigna del Frene Popular propiciada por
comunistas y radicales.

Durante los años 1935 y 1936 se estrecharon los contactos en el ámbito sindical entre comunistas, socialistas,
democráticos y radicales, proceso que permitió la formación de la confederación de Trabajadores de Chile
(CTCH), sucesora de la FOCH - que había desaparecido durante el gobierno del general Ibáñez-, la que reunió
a las principales organizaciones sindicales del país. Esta experiencia facilitó la constitución del Frente popular,
que levantó la candidatura del radical Pedro Aguirre Cerda, quien derrotó al candidato de la derecha, Gustavo
Ross, con el 50,17% de los votos, superando a su contrincante por solo el 1% de la votación.

Pedro Aguirre Cerda (1938-1941), abogado, profesor, parlamentario y con una larga trayectoria política, se
transformó en Presidente de Chile, teniendo como misión transformar en realidad su lema de “pan, techo y
abrigo”.

3.3 Cuadro resumen de los presidentes del período

Gobierno de Pedro Aguirre Gobierno de Juan Antonio Ríos Gobierno de Gabriel González
Cerda Videla
(1942-1946)
( 1938-1941) (1946-1952)
“Gobernar es producir”
“Gobernar es educar” “Yo soy un radical de Izquierda”

Alianzas que lo llevaron al poder Alianzas que lo llevaron al poder Alianzas que lo llevaron al poder

Fue apoyado por el Frente popular Fue apoyado por los demócratas Fue apoyado por los partidos
que se mantuvo vigente entre 1936 falangistas, comunistas, socialistas Radical y Comunista y finalmente
a 1941. y un sector de liberales rebeldes. por el Partido Liberal.

Características fundamentales Características fundamentales Características fundamentales

Estado motor de la economía. División entre los distintos grupos Promesas de continuidad en las
que formaban la alianza por transformaciones hechas por
Expansión de la educación diferencia de opiniones con Aguirre Cerda.
respecto a la política interna y
Organización popular. externa. Por tanto fueron Las negociaciones políticas que
incapaces de crear un proyecto hizo para lograr la mayoría
consistente en las promesas electoral lo hicieron tranzar una
realizadas. serie de puntos de su programa
inicial de gobierno.

Realizaciones Creación de la Realizaciones Construcción de la Realizaciones Se otorgó el


CORFO, símbolo del inicio del primera fábrica de acero del país; derecho a voto femenino pleno;
nuevo modelo económico de Dictación de la Ley por la Defensa
“desarrollo hacia dentro” Organización de la industria del de la Democracia.
petróleo; Creación de un plan de
Construcción de establecimientos electrificación nacional junto con la
educacionales, rurales y urbanos. fundación de Endesa en 1944.
Estimulación y creación de
organizaciones obreras y
profesionales.

Acontecimientos Acontecimientos Acontecimientos

• Estallido de la Segunda Guerra • Ruptura de las relaciones • Gran efervescencia social.


Mundial diplomáticas de Chile con el • Persecución de más de 20 mil
• Terremoto de Chillán Eje (Alemania, Japón, Italia), comunistas de los registros
• Desintegración del Frente dando con esto su apoyo a los electorales.
Popular aliados con lo cual Chile logra • Crisis económica: inflación

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un lugar en la ONU. creciente lo que llevo a
congelar los sueldos.

3.2. Estado de Compromiso

La llegada al poder de esta alianza de centro-izquierda implicaba poner en práctica un proyecto de gobierno que
caminaba la modernización capitalista con la democratización social. En el primer aspecto, el eje central era
la industrialización apoyada por el Estado, a la que se ligaban ciertos procesos paralelos, como la urbanización
y el desarrollo educacional. Para llevar a cabo este proyecto se necesitaban algunas leyes que requerían del
apoyo de conservadores y liberales en el Congreso. La derecha política aceptó esta forma de modernización
en la medida en que fomentaba el desarrollo industrial bajo un régimen de propiedad mixta, pero a cambio, el
gobierno debió renunciar al otro pilar de su proyecto de modernización capitalista, la reforma agraria y la
sindicalización campesina. De este modo, el proyecto industrializador de iniciativa estatal se implantó en chile a
costa de postergar las transformaciones en el campo.
Los empresarios industriales se beneficiaron a través de una serie de medidas proteccionistas que les otorgó el
monopolio de la base industrial del país; la clase media fue recompensada con numerosos empleos en la
floreciente burocracia, los obreros urbanos afiliados a la CTCH se convirtieron en uno de los pilares del Frente
Popular, al deponer la hostilidad antisistema, a cambio de ciertas cuotas de reconocimiento político y protección
social. Se constituía así un “pacto social” o Estado de compromiso, que dejaba fuera de la bonanza al
campesinado y a grupos que crecientemente pasaban a integrar los marginales de la ciudad.

4. DE ESTADO PROTECTOR A ESTADO BENEFACTOR

La constitución y triunfo del Frente Popular, en 1938, representó, en alguna medida, la culminación de un
proceso que comenzó a desarrollarse en Chile junto con el debate sobre la cuestión social. La llegada al
gobierno de esta alianza de centro-izquierda era la posibilidad para que estos grupos pudieran poner en
práctica sus ideas sobre cómo debían solucionarse los graves problemas sociales que afectaban a un número
importante de chilenos.
La democratización social fue entendida como un proceso que redistribuyera mejor los ingresos de la
sociedad, labor en la que al Estado le cabría un rol preponderante. Su participación en la solución de
problemas sociales no fue una iniciativa que naciera con el Frente Popular. Sabemos que a comienzos de siglo
se dictaron las primeras leyes sociales, y que durante el gobierno de Alessandri Palma se realizaron
importantes avances en materia laboral. Los problemas sociales dejaron de ser vistos como asuntos de caridad
y pasaron a ser considerados cuestiones de justicia. Era el nacimiento del Estado Protector, cuyo principal
foco de interés fue proteger a los obreros contra los excesos provocados por la industrialización naciente,
cuestión que con algunos cambios se mantendrá durante las décadas siguientes.

4.1. Las políticas de un Estado Benefactor


Desde la década del ’30 comenzó a producirse un importante cambio en la percepción del Estado en materia
social. Del Estado Protector se transitó hacia un Estado Benefactor que se concentró más, que en la
protección contra los excesos, en la aplicación de una política estatal en materia laboral y social. Al primer
caso, corresponden las iniciativas que tendieron a regular las relaciones laborales, las condiciones de trabajo y
las remuneraciones. Al segundo, las orientadas a satisfacer las necesidades de educación, salud, nutrición,
vivienda y seguridad social.
La aplicación de estas políticas respondió a dos motivaciones principales. La primera, era organizar social y
masivamente la satisfacción de una serie de necesidades que en el pasado habían sido cubiertas por la familia,
como por ejemplo, la salud, la educación, la vivienda o la protección de la vejez. En estos casos, las políticas
sociales debían cumplir la función de dar seguridad, en una sociedad de masas que descansaba cada vez
menos en la familia y la comunidad local, para enfrentar ciertos estados de necesidad económica. La segunda
motivación era que el Estado asumiera un papel redistributivo del ingreso, a través de la presentación de
estos servicios. El objetivo era que la satisfacción de las necesidades ya referidas no dependiera de la
capacidad de pago de las personas, procurando que las políticas mejoraran las condiciones de vida de las
familias de menos ingresos, combatiendo y, sobre todo, previniendo la pobreza.
Las políticas más importantes adoptadas en materia social hasta la década de 1920, estuvieron dirigidas a
mejorar las condiciones de vida del proletariado. A partir de la década del ’30 y hasta la década del ’50, aunque
los sectores obreros triplicaron sus beneficios sociales, los grupos identificados como empleados obtuvieron
mejorías bastantes superiores. Esta tendencia parece sustentarse en el acceso de los grupos medios al poder
ejecutivo, lo que ayudó a procesar e incorporar sus demandas, y en el deterioro que experimentó el poder de
presión de los obreros, a consecuencia de una legislación laboral que había logrado regular y reducir
drásticamente los hechos de violencia que marcaron el período previo.

4.2. Política laboral

Un hito que marcó significativamente las relaciones laborales en Chile fue la promulgación del Código del
Trabajo en 1931, en el cual se reúnen e integran las leyes de la década anterior. A esa legislación,
eminentemente protectora del trabajador, se le van agregando a partir de entonces una serie de nuevas
disposiciones, entre las que destacan las relacionadas con la fijación de remuneraciones mínimas y con el

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pago de indemnizaciones por despidos. El establecimiento de un salario mínimo se logró en distintos
momentos y benefició de manera diferente a cada uno de los grupos que gozó de él. En 1934, lo obtuvieron
los obreros del salitre; en 1937, los empleados particulares; a los obreros industriales se les fue concediendo
por ramas de actividad, haciéndose obligatorio para todos a partir de 1956, y en 1953 se estableció para los
obreros agrícolas.
Algo similar ocurrió con las indemnizaciones por despido. Hay disposiciones sobre la materia dictadas en 1933
para los obreros de bencineras y petróleo; en 1937, para los empleados particulares; en 1940, para los obreros
de ferrocarriles y, en 1943, para obreros municipales. Entre los distintos grupos difieren el número de semanas
de indemnización por año y la forma en que se contabilizaban los años.
La creación de estos y de otros beneficios requirió, en varios casos, dar nacimiento a nuevas instituciones
públicas para atender los programas que se estaban implementando, como el propio Ministerio del Trabajo
(1932) y la Caja de Habitación Popular (1936).

4.3. Política social

En materia habitacional se creó en 1936 la Caja de Crédito Popular, con el fin de favorecer la construcción de
viviendas para los trabajadores, mediante el financiamiento estatal y, principalmente, a través de los fondos
destinados por las cajas de previsión. En 1952, la Corporación de la Vivienda (CORVI) continúa la tarea
anterior.
En materia de salud, se organizaron, en 1938, los servicios para ofrecer atención médica preventiva a los
trabajadores y se extendió la atención curativa a la madre y al niño, en el caso de los obreros. En 1952, el
beneficio se hizo extensivo a toda la familia del trabajador. Esto último fue acompañado de una reorganización
institucional que llevó a la formación del Servicio Nacional de Salud (SNS).
En el campo previsional, además de la incorporación de nuevos grupos de trabajadores, se establecieron
paulatinamente nuevos beneficios.
• Las asignaciones familiares se establecieron en 1937 para los empleados particulares y en 1953 para los
obreros. Los montos de estos beneficios, así como los requisitos para acceder a ello, variaban
substancialmente de una institución previsional a otra.
• El subsidio de maternidad, dispuesto en 1938, debía ser pagado por el empleador, teniendo un evidente
efecto sobre las decisiones de contratación. En 1952, el sistema se reformó adaptando características de
seguro social.
En 1952, la reforma que dio lugar a la creación del SNS y del Servicio de Seguro Social mejoró
substancialmente las prestaciones que se habían establecido para los obreros en las décadas anteriores. Ese
mismo año se organizó un régimen de pensiones por antigüedad, invalidez y muerte para los empleados
particulares.
En el campo educacional continuó la expansión de matrículas en todos los niveles y con especial intensidad en
el nivel medio. En 1953, se creó la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas para apoyar con alimentación
y útiles escolares a los estudiantes de menores recursos.

4.4. ¿Cómo se financiaba el gasto social?

Los programas de previsión, salud y vivienda estaban muy interrelacionados en este período, tanto por su
financiamiento como por la población a la que atendían. La previsión y la salud se financiaban con aportes de
empleadores y trabajadores, que eran obligatorios y fueron creciendo durante el período, además de
contribuciones estatales en el caso de los obreros. La vivienda, en tanto, era financiada mayoritariamente
con las reservas de las instituciones previsionales, a través del otorgamiento de préstamos hipotecarios a los
imponentes para la compra de viviendas, y la inversión directa en compra de bienes raíces.

5. EL FIN DE UNA ALIANZA

Desde sus orígenes, la alianza política entre radicales, comunistas y socialistas, mostró signos de gran
vulnerabilidad. Esto se debía a que su creación no obedeció a la existencia de un mismo proyecto de país
o de sociedad, sino a la necesidad de unirse ante enemigos en común: el fascismo y la continuidad en el
gobierno de los sectores liberales y conservadores.
En 1947, sin embargo, la alianza llegó abruptamente a su fin, cuando Gabriel González Videla propició la
creación de una legislación que dejó fuera de la ley al Partido Comunista. La Ley por la Defensa Permanente
de la Democracia (denominada por sus opositores y críticos como “ley maldita”) prohibió la existencia del
partido Comunista, eliminó a más de 20.000 de sus militantes de los registros electorales y excluyó a muchos
otros de participar en el movimiento sindical. Cientos de comunistas fueron relegados al antiguo puerto salitrero
de Pisagua y muchos de ellos se vieron obligados a esconderse, incluido el poeta Pablo Neruda, que fue
expulsado del Senado.
Cuando González Videla fue elegido candidato a la presidencia, representaba una oposición de clara tendencia
izquierdista al interior de su partido, al punto que su designación provocó su ruptura y el nacimiento del Partido
Radical Democrático. Su triunfo eleccionario con solo el 40,1% de la votación, obligada a que fuera ratificado
por un Congreso con fuerte presencia de liberales y conservadores. Para obtener el apoyo de los primeros,
González se comprometió a darles cabida en el gobierno, de tal modo que al asumir como Presidente
constituyó un gabinete formado por radicales, liberales y comunistas, cuestión que difícilmente podía garantizar
una gestión sin conflictos.

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La participación de los comunistas por primera vez en el gabinete de un gobierno, les permitió conseguir
beneficios para los trabajadores que los apoyaban, como por ejemplo, aumentos salariales, pero además fueron
capaces de contener varios movimientos huelguísticos. El resultado de esas gestiones permitió que el Partido
Comunista aumentara considerablemente su votación. En las elecciones municipales de 1947 obtuvo el 16,5%
de los votos, siendo superado solo por el Partido Radical y el Conservador.
La Guerra Fría complicó más las cosas. Luego de la Segunda Guerra Mundial el mundo quedo dividido entre
los partidarios del mundo capitalista y democrático, y los que defendían un orden distinto, de carácter socialista.
Por un lado el liderazgo lo poseía Estados Unidos; por el otro lado la Unión Soviética. Estados Unidos se opuso
a otorgar créditos a un gobierno con participación comunista. Los logros comunistas en Chile y las presiones de
Estados Unidos tensionaron considerablemente a la alianza de gobierno, liberales y radicales se retiraron de
ella, y el Presidente pidió la renuncia a sus ministros comunistas.

Fuera del gobierno, los comunistas se pusieron a la cabeza de una serie de manifestaciones sindicales. En
1947, se produjo una huelga de conductores en Santiago y de los mineros del carbón en el sur. En ambas
ocasiones, el gobierno hizo uso de facultades extraordinarias, enviando incluso tropas militares para detener las
protestas. Culpando a los comunistas de fomentar intranquilidad laboral, González Videla rompió relaciones
diplomáticas con los países del bloque soviético y propició una ley que como hemos visto, dejó a este partido
fuera de la legalidad.
En 1952, año de elecciones presidenciales, una crisis de confianza en la política parecía apoderarse de Chile.
La derecha carecía de un liderazgo fresco que respondiera a los intereses de las mayorías, mientras seguía
negándoles a los campesinos la posibilidad de organizarse en sindicatos. Los comunistas estaban fuera de la
legalidad, los socialistas eran incapaces de superar sus disputas internas, y la imagen de los radicales se
encontraba totalmente deteriorada ante el electorado, luego de tres períodos de gobierno. Las condiciones
parecían dadas para que los votos se inclinaran por alguien que decía estar “por encima de la política”, más
allá de los intereses personales y de la corrupción, males que barrería con una escoba, ese fue Carlos Ibáñez
del Campo.

5.1. Conductas y opciones políticas

A pesar de las contradicciones y de las tensiones que debió enfrentar la alianza de centro izquierda que
gobernó Chile entre 1938 y 1947, la práctica política de esos años permitió que se consolidara el orden
democrático, restaurando en 1932, y que la característica predominante durante el período fuera la
estabilidad. Esta situación fue posible, en gran medida, por las posturas y conductas políticas asumidas por
los distintos partidos.
La situación de marginalidad política, que debió enfrentar la izquierda antes de 1938, cambió radicalmente al
formar parte del bloque gobernante y poder impulsar desde ahí una modernización económica y el
mejoramiento social de los sectores que le interesaba representar. Su opción por la legalidad y su
reconocimiento de la legitimidad del sistema político vigente, quedó ratificada durante la vigencia de la “ley
maldita”, a pesar de la cual los comunistas no cuestionaron la validez del sistema político chileno y solo
aspiraron a integrarse nuevamente en él.
Si bien la derecha perdió el gobierno durante estos años, pudo conservar en el Congreso una fuerza suficiente
que le permitió contrabalancear las iniciativas del ejecutivo y propiciar desde ahí sus intereses políticos.
El centro político, representado por el Partido Radical, desarrolló una conducta caracterizada por su propensión
a las alianzas y la mantención de la estabilidad del sistema. Esto se explica básicamente por el carácter
pluriclasista de su representación, que lo condujo a velar por los intereses de grupos tan diversos como
profesionales, latifundistas, industriales manufactureros, empleados y también algunos obreros.
El proyecto de cambios propiciados por el Partido Radical solo lo podía realizar en alianza con la izquierda,
pues los partidos de derecha se mostraron sumamente conservadores en este aspecto. A partir de esta unión,
los radicales contuvieron los impulsos de cambio de la izquierda dentro de los límites de las reformas
modernizadoras. Por otro lado, a pesar de la imposibilidad de establecer una alianza de gobierno con la
derecha hasta 1947, durante todo el período, el partido Radical implementó diversas iniciativas que abrieron
oportunidades políticas a la derecha en sus gobiernos.
Las conductas y opciones políticas de los partidos que representaban el centro, la derecha y la izquierda fueron
clave en la estabilidad del sistema de las décadas de 1940-1950, cuestión que irá transformándose
progresivamente hacia los años ’60.

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