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v eyenda La mulata

Leyendas Cortas
Leyenda del Estado de Guerrero
Nos cuenta esta leyenda que hace mucho tiempo, hubo en el bello
pueblo de Taxco una familia muy rica, orgullosa, de religión muy severa y
costumbres puritanas de aquel entonces, por lo cual, para ellos este
pueblo era un lugar que no estaba de acuerdo con sus necesidades,
principalmente por la servidumbre que existía.
Y bien, un buen día se presentó una muchacha la cual era mulata muy
bonita, de ojos lánguido y sus cabellos de color negro, llamada Felisa, la
cual no era más que una simple y humilde sirvienta que debería prestar
sus servicios a esta noble familia.
Felisa hacia sus quehaceres muy contenta y llena de ánimos, alegraba la
casa con sus dulces cantos, en unión de sus únicos amigos que eran
unos canarios a quienes ella daba de comer con mucho afán, y un día, el
hijo bueno de la familia, al oír cantar a Felisa y conversar con los
canarios, y se enamoró de ella. Poco tiempo después le confesó su amor
y le pidió que fuera su esposa.
Pero Felisa bien sabía que era una muchacha humilde y no podía
aceptar la proposición de aquel muchacho noble y bueno, porque
entendía que los padres de Álvaro, así se llamaba, se opondrían.
A pesar de aquello, Álvaro les dijo a sus padres, les conto del amor que
sentía hacia la hermosa mujer, al oír su madre de quien era la joven que
había puesto los ojos su hijo, y que no era dama de acuerdo a su rango,
se opuso en su matrimonio.
Pero el amor de Álvaro era más grande que el respeto a sus padres, y
pensó que sin el amor de su vida no podría vivir. Se dice que la hermana
de Álvaro la golpeó y la corrió de la casa. La mulata partió rumbo hacia
las montañas y en medio del cauce del rio donde se forma una poza
blanca y cristalina, se fue hundiendo poco a poco, porque ella sabía que
jamás tendría el amor de Álvaro.
El pobre de Álvaro, esa noche, aun sin saber nada de la infortunada
mulata, tuvo un sueño en el que su amada lo llamaba desde la poza
aquella. Y vio que aquel sueño era una triste realidad, porque en la orilla
lo estaba esperando Felisa, la cual explico lo ocurrido y Álvaro al saberlo
todo, siguió el mismo camino de su amada. Cuenta esta leyenda que
desde entonces en las noches de luna llena, se ven dos sobras que
vagan a la orilla de la poza, y que no es más que el amor inmenso de
Felisa y Álvaro, que han quedado unidos para siempre en prueba de ese
inmenso amor

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