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T. vaginalis fue observada por primera vez por Alfred Donné en 1836 en preparaciones
microscópicas de exudados uretrales y vaginales humanas.. La comunidad médica
internacional no le creyó al Dr. Donné que este estuviese involucrado en la producción de
patología, hasta que posteriormente, en 1838, demuestra que el habitat “normal” en el
humano es la vagina y por esta razón le da el nombre actual a esta epecie parasitaria.
Presenta cuatro flagelos anteriores libres que parten de una depresión del polo anterior,
denominado canal periflagelar. Estos flagelos se dirigen hacia adelante. Un quinto flagelo,
llamado recurrente, sale fuera de ese canal y se dirige hacia atrás, acompañando a la
membrana ondulante, que no es nada más que una prolongación citoplasmática, permitiendo
que el protozoo se desplace. Por lo que Presenta una movilidad apreciable, girando sobre sí
misma y sin una dirección definida.
En el varón se puede encontrar. Las secuelas en el varón son poco frecuentes, pero puede
producir vesiculoprostatitis o estrechamiento uretral en aproximadamente el 10% de los que
presentan recidivas o infección persistente.
GIAGNÓSTICO
TRATAMIENTO
No parece tener riesgos teratogénicos importantes (en dosis terapéuticas únicas) ni producir
anormalidades congénitas, no obstante no debe administrarse durante el embarazo; aquí las
duchas vaginales con vinagre suelen ser efectivas en mujeres muy sintomáticas, por reducción
del pH vaginal. e tratar la o las parejas involucradas en un contacto con Trichomonosis, a fin
de evitar lo que en ETS se conoce como “recaídas en pingpong”