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MANCHA

TE PEDIRÉ QUE ESPARZAS TU MANCHA DE AMOR A TU GUSTO


STAIN (MANCHA)

Advertencia:
Esta novela tiene contenido inapropiado que va en contra de los principios morales, como el
castigo corporal, la violación, el sexo explícito, el abuso mental y emocional, leer con
discreción.

INTRODUCCIÓN

Toronto, Canadá.

“Lo siento.”

Los delgados dedos de Sippakon acariciaban la textura del papel descolorido, su estado había
llegado al punto de la destrucción y había sido fijado con cinta adhesiva de color, escondido
en la cubierta de un grueso libro de tapa negra. Dándole una mirada más antes de cerrarlo,
caminó para tomar el teléfono que estaba vibrando debido a una llamada entrante.

“Sí mamá…”

“Ten, ¿Qué estás haciendo, niño?”

“Estoy empacando. Llevo varios días juntando todo y aún no termino.” El joven se volvió
a mirar la pila de cosas y suspiró. Durante los siete años que había estado en Canadá, ¿cómo
había conseguido tener tantas cosas?

“Mamá ya te ha dicho que encuentres una esposa para que me ayude a empacar… o tal
vez ya tengas una, pero me dirás.”

“¿En qué momento quieres que busque una esposa mamá? No tengo tiempo para nada,
pero es bueno haber decidido regresar a Tailandia, te extraño.”

“Hace muchos años que no nos vemos. Cualquiera pensaría que mi hijo amado sólo está
loco, por trabajar tanto, sin darse siquiera tiempo para cuidar a su anciana madre.”

“No seas dramática, de hecho, Misty ha cuidado muy bien de madre. Yo regresaré, pero
volveré como un perro vicioso.”

“No seas tan así, pero… ¿Cuándo tendrás tiempo para venir a Ban Nan por un día o dos,
o te quedarás en el condominio?”
“… ¿Está Nan en casa? Si no, iré.” Ten se quedó pensando un momento después de
mencionar ese nombre.

“Entonces ven, porque Chao Nan no está aquí, fue a estudiar a Bangkok. Sólo viene de
vez en cuando. ¿Qué sucedió entre ustedes? Solían correr jutos a todos lados… Podría
pensar que fue porque me casé con Chao Mok, pero Chao Nan siempre fue indiferente
conmigo. ¿Hay algo que no me hayas dicho?”

“No pasó nada…” Ten no odia a Nan, pero Nan odia mil veces más a Ten. El joven apretó
con fuerza sus hermosos labios, mordiéndose, pensando en la persona llamada Chao Nan.

“Entonces está bien, porque Chao Mok quiere que vayas a vivir en el condominio con su
hijo, para que puedas cuidarlo.”

¡BAM!

“Ten… ¿se cayó algo?” Se escuchó un fuerte golpe.

“No es nada mamá…” Sippakorn negó, mientras llevaba la mano a su frente, ya que se había
golpeado con la puerta; se asustó tanto al escuchar aquello que tenía que ver con Chao Nan,
que ni siquiera miró su camino.

“¿Se pusieron de acuerdo con Nan?”

“A Nan ya se le avisó… que Ten irá allí.”

Bangkok, Tailandia

Los dulces labios femeninos tocaron la mitad del cuerpo, la lengua delgada y suave lamía y
lamía para despertar la pasión de la persona. El sujeto a quien lamía esta vez, era de la Facultad
de Arquitectura, pero no estaba funcionando… la sangre no parecía llegar a donde debía ir y
no había elevación alguna de parte de Chao Nan Klao.

Chao Nan se quedó quieto, apoyando la mano sobre la cama, intentando tratar de sentir algo,
imaginando una historia de amor que despertara emociones, pero las caricias sólo le dejaban
un vacío.

“Khun Nan… no se pone duro…”

“Es mejor que te vayas… no estoy de humor.”


“¿Qué es lo que…? Es tan difícil llegar a ti.” Una hermosa joven con uniforme de estudiante,
se levantó para pararse frente a Chao Nan. Ella había invertido con su boca, no había
emociones, su apariencia era voluptuosa, debía causar algún efecto en la persona frente a
ella… ¿Cómo nadie le había advertido?

“Te dije que te fueras.” Chao Nan guardó su miembro en los pantalones, incómodo, antes de
lanzarle una mirada a la mujer de clase baja que hablaba con ignorancia.

“¿O acaso eres gay?”

“Vete antes que se me acabe la paciencia.” Esa fue la última advertencia que le hizo a la
ardiente adolescente. De manera frenética, ella tomó su bolso y se fue.

¿Cómo se atreve a hablarle así a Chao Nan? Debajo de ese rostro terso y hermoso, acechaba
mucha maldad, todos lo sabían. Además, era muy introvertido, difícil de tocar por cualquiera,
era complicado tener acceso a él… pero era suficiente, nadie entendía que solamente no tenía
humor.

“Que incómodo…” Chao Nan se acostó en la cama cubriendo su frente con las manos…
Habían pasado siete años desde que no podía tener sexo con nadie. Fueron siete años de tener
que estar atrapado con la discordia en su corazón.

En la casa tailandesa de Chao Mok Fah, que estaba hecha casi en su totalidad de buena
madera de teca, habitaba la segunda dinastía de la familia, junto con sus sirvientes; el padre
de la familia era eKhun Misty Fah, Chao Nan es su hijo.

“¿Tiene frío Nan? Iré a traerte un abrigo.” Dijo la persona sentado al lado de Nan. Cuando
era época invernal, el viento frío que soplaba parecía darle la orden a Nan de que debía
abrigarse bien.

“No es necesario… regresa Ten, deja que otro se haga cargo.”

“Pero, ¿quién conoce tu corazón mejor que yo?”

“Sólo es una camisa.” Chao Nan miró con reproche a Ten. La otra persona era mayor que
él, pero inferior en rango, sangre y cuerpo.

Durante años, Sippakorn y su madre, habían vivido bajo el cuidado de Chao Mok Fah.
Llegaron a depender de sus méritos después de la muerte de su padre.

“Si Chao Nan no tuviera a Ten… creo que hubiera sido malo.” Mok Fah rió en su garganta,
listo para realizar un anuncio frente a todos los presentes.
“Hemos llamado a todos, porque hay dos buenas noticias para anunciar: la primera es sobre
Ten, Sippakorn recibió una beca escolar para estudiar Aviación en Canadá.”

“¿En serio Ten? ¿Por qué no me lo dijiste primero?” Chao Nan se giró para hablarle a la
persona detrás suyo, sorprendido, pero sólo pudo felicitarle.

“Te felicitamos... y el otro anuncio importante… padre… ¿sucede qué…. Padre se casará
nuevamente… con Soi Kaew.”

Hubo un sonido ensordecedor antes de que todo se quedara en silencio, cuando todos los ojos
se detuvieron y se dieron cuenta, mirando a la persona que se puso de pie y señaló con el dedo
a la mujer.

“Ésta mujer, ésta mujer nunca reemplazará a mi madre. Padre está equivocado, ¿Qué hay
de la promesa hecha a mamá?... ¡esa de que padre jamás tendrá a nadie más!” Las lágrimas
fluyeron en las esquinas de los ojos del joven que gritaba, su cuerpo temblaba al ritmo de su
fuerte respiración.

“Siéntate Chao Nan. Quizás hoy no lo entiendas porque aún eres joven, pero el amor hace
que la gente sea tonta y yo no puedo contener mi propio corazón.”

“No lo acepto… ¡Ten! ¿Sabías de esto?” Los ojos de Chao Nan se pusieron rojos, miró a
Ten, no podía aceptarlo. Ten debía sentirse molesto como él, ¡pero no! La persona frente a él
sólo asintió con la cabeza, confesando que lo sabía antes.

“¡¡¡Me traicionaste!!!”

“Khun Nan… ¡Khun Nan! ¡Espéreme!”

Ten se levantó del suelo después de ser empujado por Nan, y fue corriendo detrás suyo
gritando, sintiendo su corazón en la mano… Sabía que Chao Nan sólo quería huir y llorar
solo, pero ¿acaso Ten sería capaz de dejar que lo hiciera? Él sólo quería que compartiera las
angustias de su propio corazón.

Capítulo 2: La historia que Ten se negó a contar

Bangkok, Tailandia
La alta figura de Chao Nan, con su uniforme de estudiante, estaba de pie bebiendo de una
botella de agua mientras esperaba el ascensor que lo llevaría abajo. Llevaba una bolsa de lona
que parecía sencilla, pero quien la portaba, era poderoso, de ojos delicados… tan guapo que
era difícil describirlo.

Chao Nan giraba perezosamente el brazalete de cadenas que llevaba en la muñeca, para que le
quedara mejor, y así reducir el aburrimiento mientras escuchaba música.

¡Pimp!

Las luces brillantes y los fuertes sonidos del elegante ascensor plateado llenaban el ambiente.
Cuando las puertas se abrieron, Chao Nan estaba por entrar como de costumbre, pero se detuvo
de repente, cuando notó que no estaba vacío…

“Nan…”

“Ten…”

La bolsa de lona que estaba colgada de su ancho hombro cayó al suelo haciendo un ruido. Pero
fue ignorado, mientras los ojos agudos continuaban mirando a la persona frente a él, su cara
quedó entumecida, sus piernas rígidas, mientras lo observaba… Su suave cabello castaño
claro, estaba cuidadosamente recortado, y se balanceó con la fuerza de su movimiento, cuando
bajó el rostro, para mirar al suelo.

Nan recordaba muy bien esa cara, ambas cejas estilizadas tan bellamente, del mismo color que
el cabello, ambos marrones claros, con una prominente nariz, cuya punta se encontraba con
los labios, que pronunciaban palabras… pero lo que él sólo vio frente a él, sólo le traía a Chao
Nan los malos recuerdos del pasado.

“Pensé que te habías ido a la universidad.”

“Lo hice.”

“Nan, ¿estás bien?”

Salió del ascensor antes de seguir perdiendo tiempo. Levantó su bolso colgándoselo del
hombro, dejando de mirar a Ten, actuando como si no sintiera nada, a pesar de que en su
interior sólo vociferaba palabrotas.

“Me alegro de ver… que te está yendo bien.” Ten se movió lentamente, no por ralentizar el
tiempo, sino porque sus piernas se sentían débiles, había pensado que Chao Nan se había ido,
y no esperaba enfrentarlo, a pesar de que tenía la intención de esperar en el condominio en
silencio.
“Pues yo no estoy nada contento de ver que Ten todavía está vivo y bien. ¡Muévete
patán!” Lentamente, la imagen del primer plano se desvaneció.

Las puertas del ascensor se cerraron cuando los ojos severos de Nan se cerraron antes de que
se alborotaran. La ira era inevitable.

“Me pregunto por qué padre hizo que te mudaras aquí… En realidad, ni siquiera sé
cómo llamarte.” Una voz altanera sonó mientras apretaba los puños.

“Puedes llamarme Ten, recuerda que soy yo.”

“No lo aceptaré, y tú no vivirás aquí.”

“Entonces dejarás de estudiar… y volveremos a casa.”

“¡Engreído!”

“Sigues respondiendo audazmente, ¿cuánto tiempo ya? ¿Diez años? Me seguirás


advirtiendo, y diciendo que sólo sigues órdenes. Sippakorn no es tan bueno como todos
piensan… eres basura.”

“¡Chao Nan! Ten cuidado con tus palabras. Padre me pidió que vigilara tu
comportamiento. Si algo malo llegara a sus oídos, padre hará que ambos regresemos
inmediatamente.”

“… Amenazas de mi padre, guárdatelas querido Ten… el padre que conozco no sabe


cómo manejarme. No me amenaces. Déjame fuera de tu juego. Eso es todo… ¡Adiós!”

Nan no esperó a escuchar qué órdenes había dado Misty, guardó su teléfono lentamente y
esperó que las puertas del ascensor se abrieran para dirigirse hacia un lujoso auto totalmente
negro.

Subió a él y arrojó sus cosas al asiento del copiloto, colocó la llave en el encendido y se
marchó.

Era como si todo lo que lo rodeara se detuviera… mientras pensaba en lo sucedido hace tantos
años atrás.

Hace 7 años…
Un pequeño cuerpo yacía sobre la amplia cama. Su rostro estaba enterrado en las suaves
sábanas, que olían fragantes, con aroma de flores estilo tailandés antes de ser movidas por el
viento. La puerta del cuarto se abrió y Ten ingresó, cerrándola detrás suyo.

“Khun Nan…”

“Vete, ¡te dije que te fueras!” Un pesado cojín fue arrojado hacia la persona que se mantenía
quieta… él lo tomó y caminó hacia la cama, sabía que se dirigía hacia un fuego que aún ardía,
que era peligroso, pero aun así estaba dispuesto a tocarlo.

Una gruesa mano fue colocada sobre el tobillo de Chao Nan. Esperaba que ésta acción trajera
alivio, pero no fue así. Lo que obtuvo a cambio, fueron las peores palabras.

“Es lo que buscabas con tu madre, ¿verdad?... Si tu madre se casa con mi padre, recibirás
el estatus para estar a mi nivel.”

“Le juro que jamás pensé siquiera en compararme con usted… Para mí, usted es puro, es
mi amo.”

“No actúes como tu madre… sólo dices palabras dulces para complacer, pero al final, ¡sólo
finge para mi padre!”

Fingir…

“¡Retráctese de sus palabras Chao Nan! No tengo la paciencia para sentarme aquí y
escuchar esos insultos.” Él cerró su mano con fuerza apretando su tobillo; Nan se soltó de su
agarre y se levantó. Estaban cara a cara, uno con cara de asombro y el otro con una expresión
que solo mostraba el mal humor que tenía.

“¿Qué es lo que has dicho…?”

“Chao Nan, si no te retractas de lo que has dicho de mi madre, y continúas siendo aún más
grosero…”

“¿Qué vas a hacer?”

“Retira lo dicho…” Ten se movió y usó su alta figura para poner presión en el otro; pero
Chao Nan no amedrentaba.

“Tú madre es sólo una ramera.”

“¿Ramera?”
Sippakorn chasqueó la lengua y jugó con su boca. Fue en ese momento en que su conciencia
se quebró… y Chao Nan debía tener cuidado.

“¿Qué tan bien conoces ésa palabra?”

“¡¿Qué piensas hacer?!” Chao Nan gritó fueremente mientras su cuerpo era empujado al
suelo y luego fue rodado sobre la cama, intentó escapar, pero su rostro fue presionado contra
el colchón por una gran mano.

“Te haré sentir lo que es ser una ramera… la próxima que se lo digas a alguien, recuerda
que tú lo eres.”

“¡¡Maldita bestia!!”

“Tú lo eres… pero tú serás contaminado con la inmundicia de un ´clase baja´ como yo.
Tengo curiosidad por saber si te atreverás a levantar tu cuello y hacerlo con esa
arrogancia.”

Era como si hubiera sido poseído por satanás. No escuchaba el llanto de Nan, porque también
usaba su grueso brazo para presionar la parte posterior de su cabeza.

Los gritos dejaron de oírse, mientras su cuerpo era inmovilizado por el peso de la otra persona
encima suyo.

Con la mano libre le arrancó los pantalones cortos, antes de escupir saliva en la palma de su
mano, Sippakorn frotó los dedos índice, medio y anular, hasta que estuvieron húmedos, y los
introdujo en el cuerpo de Nan.

“Uff… ¡suéltame!”. La figura indefensa de resistió, sobresaltado por la intrusión, el dolor


era una cosa, pero sobre todo, Chao Nan no pensó que una persona como Ten se atrevería a
hacer algo así.

Esa mano que siempre lo había consolado, que lo había protegido del peligro; esa mano lo
estaba partiendo en dos, causándole un dolor mortal.

Sippakorn metía y sacaba sus dedos del canal frenéticamente… hasta que... con su respiración
tambaleando, y temblando… tomó su miembro duro y lo sostuvo apretándolo con su mano,
para introducirlo en el cuerpo que yacía frente a él.

“Ugh… ah… ah…. Oh… ¡¡me duele!!”


El grito sonó en la amplia cama, derramando el tormento mientras las manos y pies se
apretaban; las piernas de Nan temblaban, tratando de soportar el peso de la persona que se
movía dentro y fuera de él.

Fue largo, lento, hasta que finalmente todo terminó; cuando el cuerpo de Ten se retorció y
liberó un líquido turbio que salió a borbotones por todo el canal.

“No te pertenezco, sólo quedé con la mancha de alguien como tú” Chao Nan dijo las
palabras entre lágrimas. Se obligó a ponerse de pie y lo miró a la cara.

“No tenía intención de lastimarte… sólo quería que recuerdes que sólo una persona como
Ten puede hacer que Nan se rinda.” Lo dijo mientras apretaba el rostro con los fuertes dedos.
Las comisuras de su boca se torcieron con desdén, y eso fue suficiente para que el corazón de
Chao Nan soportara el dolor.

“Desperdiciaste la confianza que te tenía, lamento haber hecho alguna vez de Ten una
prioridad.” Chao Nan murmuró suavemente desde su garganta. Sollozó como si estuviera a
punto de morir, cuando quedó solo en la gran habitación.

Las lágrimas claras fluían sobre sus suaves mejillas. Chao Nan estaba llorando, lloraba
mientras se sentía morir, no era diferente del sentimiento del pasado…

Le tomó casi siete años olvidar esa terrible historia. Pero el recuerdo de Ten siempre lo
perseguía cada vez que intentaba hacer el amor con otra persona, no podía, y eso era a causa
de Ten.

Capítulo 3: El problema de usar uniforme de estudiante ante Ten

Hace 7 años

“¿No quiere comer mamá? … ¿qué más hay aquí.?” Ten miraba la bandeja llena de comida,
mientras preguntaba a su madre; pero su cabeza aún pensaba en los eventos de hace muchos
días, desde el día que violó a Nan. Hasta ahora, no había visto ni una fracción del rostro de
la persona a quién enseñó la lección… y lastimó en el proceso.

“Todavía no se ha despertado. Mamá tenía miedo de que tuviera frío y por eso bajé
primero.”

“¿Aún no se ha levantado?”
“Está seriamente enfermo. Ha estado tirado en cama, delirando por varios días. Fui a
limpiarlo, y cuando lo tocaba y se quejaba y se quejaba de dolor. No sé qué pasó.”

Ten tensó sus labios hasta formar una línea recta con ellos. Su pecho dolía cuando
comprendió por qué Chao Nan se comportaba así. Todos quienes estaban cerca de Chao Nan
no sabían que estaba muy enfermo… Pero Ten había tenido intimidad con él, ¿cómo no podría
saber que se enfermaría?

Soi Kaew entrecerró los ojos y miró su rostro entristecido… pero éste desapareció cuando la
alta figura se levantó de repente.

“Estaré ocupado empacando… pasado mañana tengo que viajar.”

“¿A dónde vas entonces?”

“A buscar a Nan.”

Sus ojos marrones se quedaron mirando el cuerpo que yacía enroscado de lado sobre la cama,
el rostro guapo de Nan estaba visiblemente caído, y eso fue suficiente para que Ten se
acercara, con sus delgados dedos tocó el mentón, estaba caliente, podía sentirlo. Se sintió
culpable, tanto por lastimar a Nan como por contaminar a la persona tan pura que yacía
frente a él. Una persona de bajo rango cómo él… quería disculparse, inclusive si no fuera
perdonado.

Ten observó alrededor de la habitación, buscaba papel y lápiz. Escribió una nota y la colocó
en la mano de Nan: “Por favor, ven a verme bajo el árbol de Leewadee ésta noche, mi última
noche antes de irme a Canadá. Ten”

Labios delgados bebían el brandy servido en un vaso, de un solo trago. Antes de darse cuenta,
ya estaba vacío… y se sentía muy perezoso levantarse a servirse otro vaso. Nan tomó la botella
que había colocado sobre la mesa y bebió de ella directamente. En ese momento, el rostro de
Nan estaba todo rojo, su cuerpo se sentía caliente y había una emoción que no podía soltar…
no podía hacerlo con nadie, ni siquiera usando sus manos.

“Doce capítulos…” Nan chasqueó sus dientes. Arrojó la cara botella de brandy que tenía en
la mano haciéndola añicos, desparramando su contenido sobre la ropa, la cual ahora quedó
impregnado del aroma y llenó el ambiente.

“Aburrido…” Una profunda voz salió de su boca con un ritmo suave: tal como una maldición,
nacido con belleza natural, cientos de hombres y mujeres acércandose, pero jamás ni uno te ha
dado una pizca de felicidad. ¿A causa de quién piensas que sucede eso? La respuesta que su
corazón le daba… ¡era por causa de Ten!
La figura alta de Nan se levantó, vestía su uniforme de la universidad. Tras dejar una gran
cicatriz en su corazón, justo ahora, la figura de Ten no estaba lejos suyo, ¡se encontraba en la
habitación contigua a la de Chao Nan!

“¡Ten, abre la puerta! ¡Necesitamos hablar!”

El rostro de Ten se mostró sorprendido cuando escuchó como el timbre de la puerta sonaba
insistentemente. La voz rasposa de Ten era recordada tal cual, sus piernas largas se apresuraron
a abrir, por temor a que la persona detrás de la puerta se rompiera el pulgar por tocar tanto el
timbre.

“… ¿Qué sucede Nan?”

“Tenemos algo que discutir.”

“¿Conmigo?”

Sippakorn arrugó su nariz al sentir el fuerte aroma a alcohol que emanaba del cuerpo de Nan,
quien entró al condominio y se arrojó sobre el ancho sofá cama que se encontraba en el medio
de la sala. Sippakorn cerró la puerta y se quedó apoyado en ella sobre su espalda, sin atreverse
a mirarlo a los ojos. La atmósfera se volvió incómoda, y su corazón se sentía apretado.

Escuchó a Nan suspirar y luego pudo oír sus pasos dirigiéndose a su habitación… espera un
minuto… ¿su habitación?

“¿Qué vas a hacer en mi habitación?” Sippakorn se apresuró a llegar antes, pero Nan ya
había ingresado a su cuarto. Sus ojos no miraban el dulce rostro, sino que buscó con la vista
su libro de tapa negra… rogando que Chao Nan no lo viera.

“Quiero saber si además de Ten, hay alguien más aquí.”

“No, estoy solo.” Ten suspiró mientras el ´príncipe´ Nan se sentaba en el extremo de su cama.

“Bebiste demasiado.”

“Bebí para no sentir nada.”

“Sentir… ¿no quieres sentir nada?” Ten frunció sus ojos ante la pregunta, aun manteniendo
una buena distancia entre ellos.

“Quiero… pero no puedo. Lo he intentado, pero no se pone duro.” La mirada de Chao


Nan se dirigió al centro de su propio cuerpo. Estaba hinchado, deseoso y con antojo de ser
liberado.
“No entiendo.”

“Tampoco entiendo cómo sucedió… sólo sucedió… Desde el día que Ten me hizo
aquello.”

Chao Nan levantó la mirada hacia Ten por un momento, mostraba odio. Pero teniendo en
cuentas los vaivenes en las emociones de Nan, se sentía confundido.

Chao Nan negaba estar borracho… pero el sentimiento de disconformidad provocó que
quisiera sollozar, hasta que empezó a llorar frente a Ten.

“Khun Nan…” Ten intentó acercarse apenas se percató de su estado, sólo deseaba limpiar las
lágrimas de Nan, pero no se atrevía, por lo tanto, sólo se quedó parado en el mismo lugar.

“Me siento incómodo… Ten, ¿puedes ayudarme?... Quiero saber si eres la causa de esto.
¿Puedes hacerlo?”

“¿Qué puedo hacer por ti?”

“Duerme conmigo… ayúdame. Cúrame de esta humillación.”

“Ten…”

“….”

“Duerme y descansa. Estás muy borracho. Yo saldré y dormiré afuera.” El rostro de Ten
bajó mirando al suelo, no quería mostrar su expresión, quería tocarlo, pero no se atrevía a
hacerlo. ¿Y luego dormir juntos?... él jamás… ¡no podía permitir que sucediera!

“Otra vez… otra vez… ayúdame… ayúdame… te lo ruego Ten.”

El joven sollozaba e intentaba evitar que saliera del cuarto, no podía salir de su asombro ante
los acontecimientos que se estaban dando… Podía ver en el rostro de Nan el sentimiento de
tortura, ¿y decía que era por su causa? ¿Acaso eso era verdad?

La alta figura se giró y caminó hacia él… Ten se agachó y se arrodilló frente a Nan,
manteniendo su mirada sobre los ojos enrojecidos.

“No llores Nan… Tú sabes que no me gusta que llores, además dijiste que, si sucedía por
causa mía, me odiarías aún más.” Un delgado dedo tocó la suave mejilla, un toque delicado,
que produjo una extraña corriente que circuló por todo su cuerpo.
Ten retiró su dedo, y luego, colocó la misma mano sobre su cintura, extendió sus dedos hacia
el borde de su pantalón, quitándoselos hasta visualizar la textura suave del borde interno. Chao
Nan trataba de controlar su respiración, su cuerpo era sensible al toque de Ten… sentía que
quería más que eso, y pensó que moriría si no explotaba ese sentimiento.

No hubo resistencia, ni llanto, ni siquiera un grito de protesta, sólo eran dos respiraciones
sincronizadas. Uno quería ser complacido, el otro quería tocar… pero al final ambos deseaban
lo mismo.

“No puedo hacerlo… el dolor causado ese día aún me vuelve temeroso.”

“Haré que lo olvides. Mírame, ya no soy esa persona… mírame Nan.” Su delgada mano
tocó su barbilla suavemente, lo que hizo que Nan levantara su rostro y se encontrara con esos
ojos… El pasado aún lo asustaba.

Entonces, la punta de una cálida lengua tocó su rostro, haciéndolo sobresaltarse. La mano de
Chao Nan, descansaba sobre el fuerte hombro de Ten, que se encontraba aún arrodillado frente
a él. Reprimió un grito en su garganta, pero su mente se sentía obnubilada mientras seguía
mirándolo.

Chao Nan ya no podía apartar su vista de esos ojos, sentía que se derretía…. Era demasiado
para resistirse.

“Ah… Uh… Ten.”

Un gemido escapó de sus labios cuando los labios de la otra persona llegaron a la parte media
de su cuerpo... y comenzaron a subir y bajar, causando un gran placer. Nan echó hacia atrás su
cabeza, su pecho se balanceaba de manera inestable, sus pies se doblaron, y la mano que
descansaba sobre el ancho hombro, clavó las uñas en él. Sintió un cosquilleo… y de repente,
un líquido caliente brotó de su cuerpo.

El temblor se apoderó de él, jadeando, se recostó en el suave colchón con los ojos cerrados…
ahí estaba, había saboreado el placer carnal, era asombroso y fascinante. Ya no podía retirarse.

“Espera… sólo…” Ten se atragantó con el líquido con olor a pescado que se vio obligado a
tragar por su garganta… sabía mal, pero no tan mal considerando que había provenido de su
cuerpo.

“Ten…”

“Si vas a dormir aquí, me iré.” Sippakorn se levantó, intentando salir nuevamente de la
habitación, si no fuera porque Chao Nan estiró su mano para tomarlo de la muñeca.
Ejerció presión en el agarre, y lentamente lo atrajo más cerca suyo. Una vez que lo tuvo lo
suficientemente cerca, susurró unas palabras para que sólo los dos oyeran.

“Quiero más, sé que te sientes incómodo… hazlo…. Hazlo conmigo…” Los finos labios
tocaron la comisura de la boca de Ten, la persona que actuaba ahora parecía haber olvidado su
vergüenza.

Movió los labios para besarlo… un beso hambriento que traspasaba sin piedad, provocando
gemidos, y quien primero lideraba pasó a ser un seguidor.

Ten empujó el cuerpo de Nan a la cama, colocando su mano en la espalda para apoyarlo
suavemente sobre el colchón, colocándose entre sus piernas, separándolas, para aplastar con
su cuerpo a la otra persona.

La gruesa mano comenzó a desabotonar su camisa y pantalones, para quitarlos y dejar sólo un
cuerpo desnudo, el cual se mostraba frente a él con su piel blanca… Recorrió con la vista cada
centímetro, era tan hermoso, sus labios atrevidos lo recorrieron dejando leves marcas…

Quería poseerlo, quería hacerlo sin restricciones; Ten lo cubrió de besos olvidándose de todo,
mientras que su entrepierna comenzaba a doler, a causa de los toques de Nan, cuyas manos
acariciaban y tocaban.

El cuerpo de Nan se retorcía fervientemente, invitando y tentándolo, hasta que Ten tuvo que
pararse. Levantó las piernas de Nan y comenzó a acariciar sus tobillos, sus dedos, luego
empezó a besarlos, bajando por la pierna y llegando a sus muslos. Pero no tocó su entrepierna,
a pesar de que se mostraba erguido nuevamente.

Sólo lo miraba a los ojos, pero Nan evitaba su mirada. Los delgados dedos de Ten llegaron a
los pliegues sellados…

“Me dolió mucho aquella vez…” Chao Nan tembló ante el recuerdo. Ese dolor estaba
atascado en su mente.

“Ésta vez sólo dolerá un poco…” Sippakorn puso su rostro contra la piel, los vellos del bigote
que se asomaba rasparon un poco, irritando la piel levemente. Entonces deslizó un dedo y
presionó para entrar, provocando que la boca de Nan que estaba cerrada, se abriera en un
gemido.

“Ah… Ten…”

“Tú… me vas a volver loco.”

“Ten también lo hizo aquella vez…”


“¿Estás seguro que quieres que lo haga?... si tu respuesta es no… me detendré de
inmediato, estoy dispuesto a hacerlo.” Ten se humedeció los labios y esperó la respuesta,
con el corazón latiéndole con gran fuerza en el pecho.

“No quiero que te detengas… te necesito.”

“Aférrate a mí… si te duele, puedes clavarme las uñas y dejarlo salir.” Ten bajó su cuerpo
para que Nan pudiera abrazarlo.

Sostenía con una mano su duro miembro, y lo introdujo lentamente.

“Ah…. Ah… me duele… Ten… me duele.” Nan clavaba las uñas en la espalda del otro…
“Ten, me duele”, cuánto más profunda era la penetración, el dolor más se extendía, sacándole
lágrimas… Pero cuando Ten intentó salir, fue Chao Nan quien lo abrazó fuerte, apretando su
cuerpo para que no se alejara.

“Mi niño…” Ten besó las lágrimas, mientras el cuerpo del otro se acurrucaba con él…
Entonces se quedó quieto, dejando que Nan se adaptara a su tamaño.

Después que el sonido de quejidos y sollozos se detuviera, su cintura comenzó a moverse. Lo


hizo hasta que causó en la otra persona una dicha y felicidad desbordante, llegando finalmente
a liberar cada gota de amor… por propia voluntad.

Ten cubrió el cuerpo desnudo de Chao Nan con las sábanas blancas, sus ojos brillaban, su
rostro también, se veía hermoso, aun dormido… la historia de amor había terminado, causando
que Ten se sentara y reflexionara sobre lo que acababa de suceder.

El joven tomó el libro de cubierta negra, lo abrió y se llenó de recuerdos, cada carta escrita fue
recordara… ya no quería caer en los mismos errores del pasado.

“Lo siento.”

El papel rasgado que mostraba las palabras de disculpa siempre eran las palabras de la primera
página del libro.

Hace 7 años

Debajo del árbol que una vez había sido conocido como Lan Thorn, apareció una figura de
pie, era Ten, quien levantó la vista hacia la ventana del cuarto de Chao Nan; desde allí la
pequeña nota que le había dejado, fue arrojada arrugada. Ni siquiera fue a su encuentro.
Sus palabras no tenían significado para la otra persona, mientras veía la nota escrita en ese
papel arrugado que caía, no parecía diferente a las flores del Frangipani que caían hasta
tocar el suelo.

“Vete, y no te molestes en regresar. ¡Me has contaminado!... ¡no regreses, vete a donde
quieras y muere!”

“¿Sabes?... Pasaron 7 años y aún no puedo borrarte de mi corazón, lo arruiné todo en


una fracción de segundo. Cuando nuestros ojos se encontraron de nuevo, dolió aún más
al igual que cuando mi mano te toca y te contamina… pero en estos momentos, siento
mucha curiosidad por saber más de ti. ¿Qué piensas de mí, cómo me ves? ¿Soy el Ten
que tanto desprecias?... ¿o aquel que viene a cumplir tus deseos?”

Capítulo 4: La persona frente a Ten, soy yo: ´Çhao Nan´

El sol abrasador calentaba la piel del rostro y se extendía hacia sus pestañas que parpadeaban
cuando la luz solar le dio de lleno, sin que le importara que la persona sólo quisiera seguir
durmiendo, pero al no tener escapatoria, decidió levantarse.

Chao Nan se movió levemente para disipar el dolor. Buscó a la otra persona, pero se dio cuenta
que su cuerpo se encontraba solo en la amplia habitación, la cual estaba… vacía.

La alta figura se levantó, los ojos escanearon una vez más el cuarto, cuidadosamente, hasta
que su mirada se detuvo en las gotas de sangre seca, que empezaban a tener un color
amarronado; eran la evidencia perfecta de lo que él y Ten habían hecho la noche anterior.

Bajó sus piernas de la cama, su ropa había sido cambiada por otras limpias, y se percató que
le pertenecían a Ten, porque pudo sentir su aroma en ellas, a pesar de que él no estaba allí.

“Ah… diablos.” La persona se levantó y caminó adolorido, gimiendo de dolor en su parte


baja. ¿Quién hubiera imaginado que el tamaño fuera tan grande?

“Ten… ¿dónde estás?” Chao Nan salió cojeando de la habitación, deseando encontrarse con
Ten, pero dentro de la espaciosa habitación, no había nadie. Nan apretó los puños, comenzaba
a molestarse porque quién lo tomó la noche anterior, lo había abandonado, ¡de ninguna
manera! Ten Pakorn jamás haría eso. Lo que había experimentado la noche anterior, aún podía
ser saboreado, y quería volver a repetirlo, ¡quería hacerlo muchas veces más con Ten Pakorn!

´Tuve que irme a trabajar, si te despiertas con hambre, te preparé el desayuno. Ten´
“¿Acaso has olvidado… que no me gusta comer comida dejada a secar en el plato cómo
esto?”

Chao Nan frunció el ceño hasta que sus cejas casi chocaban, mientras leía la pequeña nota
dejada sobre el plato, que estaba cubierto con un paño. Arrugó la nota y la arrojó al suelo,
“¿Acaso olvidaste eso en estos siete años? Antes solías darle más importancia… Ten.”

El ajetreo y el bullicio de los estudiantes durante el día creaba molestia en una sola persona,
que estaba sentado con el rostro rígido en una amplia mesa de madera. Las otras mesas estaban
llenas de gente, pero en ésta, se encontraba sólo él.

Chao Nan sacudió su cabello que caía cubriendo su rostro, antes de mover los auriculares para
colocarlos en su lugar. Aún no salía nada de ellos, por lo tanto, podía escuchar claramente las
palabras que cotorreaban sobre él.

Míralo…

Ve tú y pregúntale...

Quién se atrevería… incluso las lunas y estrellas pueden ser expulsadas de las aulas por él…

¿De verdad? Cómo si no tuvieran derechos…

Qué molesto…

En serio… antes de pensar en acercarte a Nan, mejor ve con el nuevo profesor de la Facultad
de Aviación, es muy bueno.

Eso he oído… pero aún no lo he visto.

¡Es él! Allí viene. Maestro Ten… Maestro Ten Pakorn.

El sonido retumbante que antes llenaba el ambiente fue bajando de repente, a medida que las
miradas se dirigían hacia una persona que acaba de llegar y ya era rodeado por todos. Esa
persona tenía un rostro delgado, ojos marrones claros y labios ondulados; esos cabellos
castaños eran con los que Nan estaba familiarizado.

Pero con lo que no estaba familiarizado, era con la sonrisa que se dibujaba en su rostro, en
lugar de la expresión triste que él siempre veía. ¡Pero en ese momento no podía decirle nada!
Cuando Ten se giró y lo vio sentado allí, ese brillo y la sonrisa, parecieron apagarse… ´ ¿Qué
significa eso Ten? ´
Chao Nan levantó ambos brazos sobre la mesa, y el sonido causado por su pulsera de cadenas
resonó, lanzando una mirada profunda a los ojos del otro. Lo miró fijamente, mientras agitaba
su dedo indicándole al otro que se acercara, antes que intentara evitarlo.

“Disculpen, iré a comer.” Caminó hacia Nan y se detuvo frente a él. No quería comportarse
inapropiadamente cuando estaba parado ante un par de ojos furiosos.

“¿Con quién vas a comer?”

“Con los otros profesores, y algunos alumnos de la facultad.”

“¿Se fueron todas las alumnas de la Facultad de Aviación? Parecen seguirte como
rebaño.”

“No sé nada sobre eso.”

“No me importa, Te necesito para algo, espero que no perturbe tu tiempo.”

“¿Qué pasa Nan?”

“Los cordones de mis zapatillas se desataron… ¿Sabes por qué no me los puedo atar
sólo?” Chao Nan movió su cuerpo hacia un lado, empujando sus pies para que vea sus
zapatillas blancas… con los cordones desatados.

“¿Justo aquí? ¿Ahora mismo, Nan?” Ten miró a su alrededor. Ahora, él y Nan estaban
siendo el centro de atención... y no se veía bien que un profesor universitario, tuviera que
agacharse para atar los cordones de un alumno. A pesar de que el estudiante frente a él… era
el rey, o su amo.

“¿Por qué… no puedes hacerlo, Ten?”

“Te gusta lastimar mi corazón.”

“¿Qué dijiste?” Chao Nan dijo en voz alta al no poder escuchar lo que la otra persona
murmuró.

“Dije que movieras un poco más tus pies, no soy muy bueno en esto.”

Tomó ligeramente el tobillo de Nan, y éste en lugar de alejarse, apoyó su zapatilla sucia, sobre
su muslo.

Los pantalones color crema fueron ensuciados, Ten miró a la persona que se sentaba más alto,
y guardó silencio. Estaba siendo pisoteado, presionándolo hacia lo profundo bajo su mandato.
“¿Quién es la persona que está sentada delante tuyo?”

“Khun Nan… Khun Chao Nan.”

“Sí, yo soy Chao Nan… la próxima vez, cuanto te despiertes, me despertarás a mí


también. Y sobre la comida, si la vuelves a dejar así, mejor no la prepares.”

“Lo tomaré en consideración.”

Nan apartó la mirada de los delgados dedos del hombre que estaba inclinado ante él, atando
sus cordones. La escena dejó a todos con la boca abierta… sin embargo, todos miraban atentos.
Desde ése día, todos recordarían que la única persona, ante la cual el profesor Ten, se inclinaría
para atar sus cordones, ¡sería solamente Nan Klao!

Hace 7 años

Debajo del árbol de frangipani, todavía estaba una figura, de pie sin moverse. En ese
momento, la lluvia de invierno que caía le estaba empapando, pero ningún frío era peor que
aquel que había golpeado su corazón.

La lluvia fluía entre tibia y caliente, pero no lo ayudaba a alivianar su corazón. El saber que
no recibió perdón por sus actos, lo llenaba de dolor… El sonido de la lluvia tapaba sus
palabras, las que no dejaba de repetir una y otra vez.

“Lo siento Nan… lo siento por amarte… lo que te hice fue por un estado de confusión…
pero cuando te toqué, mi corazón no pudo parar… te amo tanto… te amo Nan. Te amo
mucho Nan.”

Capítulo 5: Provocando celos y dándole a Ten con la puerta

El sonido de los zapatos de cuero brillantes de Ten, dando pasos por el corredor, se oía
tranquilo, suave y estable, cuando se detuvo y se encontró con los ojos agudos de alguien que
estaba parado con los brazos cruzados mirándolo fijamente… Nan.

“Todavía no has ido a dormir?” preguntó en un gentil saludo, después de levantar su reloj
de pulsera. Habían pasado muchas horas y lo que debía hacer Nan era dormir, no pararse y
mostrar una mirada de enojo, como lo estaba haciendo en ese momento.

“No, entonces ¿por qué regresas a estas horas?”


“El grupo de la facultad me organizó una fiesta de bienvenida, pensé que no sería bueno
si me iba temprano, así que me quedé hasta que el evento terminó… ¿Chao Nan salió a
esperarme? ¿Hay algo de lo que quieras hablar conmigo?” Ten levantó las cejas
sorprendido, cuando sintió una calidez en su pecho, ya que se sentía alegre de saber que lo
estaba esperando.

“No, sólo salí para despedir a alguien… está terminando de vestirse, y se irá.” Dijo
mientras se inclinaba señalando hacia su propia habitación.

No mucho después apareció una figura de alguien saliendo de la habitación de Chao Nan, los
ojos de Ten se mostraron curiosos, y no pudo evitar preguntar, “¿Es éste tu amigo Nan?”

“No.”

“Él pagó por mi.”

“¿Pagar?” Ten repitió las palabras, girándose para barrer con la mirada a la persona que
acababa de hablar. No parecía frágil, además por su apariencia, no era difícil saber qué estaba
´pagando´.

“Sí, si quieres seguir pagándome, está bien… soy guapo… En realidad, usualmente soy
quien ataca, pero si quieres invertir roles… está bien.” Dijo la persona se acercó a Ten,
pero antes que estuviera a su alcance para ser tocado, la tercera voz habló detrás de él, era la
de Chao Nan.

“Ya terminaste tu trabajo… vete.”

“Está bien… si necesitas de mis servicios otra vez, no olvides llamarme.”

“Molesto.” Chao Nan cerró los ojos, mientras seguía la figura alta que dejaba su habitación y
se marchaba, para luego fijar su atención a Ten que aún seguía parado allí.

“¿Usualmente duermes con hombres o mujeres?” Chao Nan cruzó sus brazos nuevamente,
para ocultar los nervios que le causaba escuchar la respuesta a su pregunta.

“¿Por qué quieres saber?”

“¿No me lo dirás?”

“No es propio que ´su alteza real´ se meta en asuntos de otras personas, pero si quieres
saber la respuesta, la mayoría de las veces dormí con mujeres, pero con un hombre jamás
pensé que…”
“¡Ya entendí!” Chao Nan levantó su voz, mirando a Ten con los ojos desencajados.

“Esa vez me equivoqué, lo reconozco. Pero eras tú, ¿no? Por favor, acepta mis disculpas.”

“¿Querías tenerme a mí? Yo sólo recuerdo cuánto dolió.”

“No lo sabía en aquel entonces, sólo sé que ahora pareces disfrutar del sexo libre.”

¡Paff!

“No vuelvas a tocarme.” Chao Nan movió la palma de su mano, que quedó caliente, como
quemándole, después de darle la bofetada a Ten… Doble cara, ésa era la palabra que lo
describía mejor.

“Si mis palabras te ofenden, lo siento.”

“Sigue diciendo lo siento… y no olvides quién soy yo… y quién eres tú.”

Dijo Nan por lo bajo, y luego se dio la media vuelta, entró al departamento y fue a su
habitación, dando un portazo al entrar.

El sonido del piano demostraba las emociones de la persona que lo estaba interpretando, las
notas resonaban en la oscuridad de la noche, incluso Ten podía oírlo, provenían de la
habitación de Nan.

Ten entró al departamento, se quitó los zapatos y los dejó en el suelo. Encendió la luz de la
habitación y fue hasta la cocina, levantó el papel arrugado que Chao Nan había arrojado al
suelo y lo colocó sobre la mesa.

Fue a abrir el refrigerador, sacó la botella de agua y se sirvió un poco en un vaso de vidrio.
Hacía todo de manera normal… pero no se sentía normal, levantó el vaso para tomar un sorbo
de agua, pero lo apretó tanto que se rajó y rompió.

Sippakorn tomó un trozo del vidrio y lo apretó hasta que atravesó su carne, pero no le importó
ya que quería usar el dolor para restaurar su cordura… Estaba enojado y celoso a la vez. ¿Cuál
era su status con él? Qué derecho tenía él de expresar esos sentimientos. ¿Qué somos entonces?
¿Quién es Ten?

Sippakorn dejó caer los fragmentos de vidrio de su mano que golpearon el suelo, mientras aún
sonaba la música del piano. La melodía subía y bajaba, era placentero escucharlo,
reconfortaban su corazón traumatizado y aliviaba el sufrimiento.
“¡Rayos… Ten!” La alta figura se apresuró en tomar la caja de primeros auxilios y fue a
sentarse en el sofá de su habitación, cerrando la puerta tras él.

Ten sacudió su cabeza como si quisiera sacar de su cabeza los recuerdos de la historia de amor
de la noche anterior. La piel delicada, los gemidos… ese respirar y tragar; ese cuerpo único
que lo hacía sentir como si estuvier asfixiándose, sólo pensarlo lo volvía fascinante, pero
cuando volvió a tocarlo, se enamoró tanto que casi no pudo retirarse.

Sippakorn era una persona que parecía contradecirse. Quería tocar a Chao Nan, su feroz mirada
parecía debilitarse ante él, pero tenía miedo de actuar… miedo de volverse adicto… miedo de
ser herido y morir cuando el amor no fuera correspondido. No podía volver atrás… no quería
sufrir el trauma de hace siete años atrás.

El sonido del piano se detuvo, como así también Ten terminó de vendarse la herida. Se levantó
y se quitó la ropa para ir a darse una ducha. Pero se detuvo cuando escuchó que alguien tocó
el timbre de su cuarto, no fue un toque insistente, sino una sola vez.

“No me gusta discutir con Ten”, dijo Chao Nan, prepotentemente, apenas Ten abrió la
puerta. Sus ojos que irradiaban ira anteriormente, se habían suavizado. De repente, hubo un
silencio, cuando se percató que la mitad del cuerpo de Ten estaba desnudo.

Observó los hermosos músculos, el color de la piel, que no era blanca, sino más tendiendo al
amarillo. Si en ese momento Ten se giraba, estaba seguro que podría ver en su espalda las
marcas de los arañazos que él le había causado la noche anterior… ¿cómo no podía darle su
corazón? Después de todo, estaba todo en sus manos.

“No estoy enojado contigo. Incluso si recibí una bofetada de tu parte.”

“¿Y qué te sucedió en la mano?” Chao Nan se recostó por el marco de la puerta, mientras el
hombre grande no se movía para darle paso.

“Se me cayó un vaso y me corté cuando recogía los vidrios rotos.”

“Deberías tener más cuidado.”

“Entonces, ¿por qué no te vas a tu cuarto? ¿Por qué estás en mi habitación?”

“No hables como si me quisieras ahuyentar indirectamente. Sin embargo, sólo venía a
decirte que no tengo sexo gratis como tú. Como te dije anoche, no siento nada con otra
persona… si no eres tú.”

“No me interesa en lo absoluto”, mintió Ten.


“Él sólo estar cerca de ti, despierta mis deseos… me vuelves adicto, tengo ganas de
hacerlo.” Chao Nan se acercó a Ten y comenzó a acariciar su cuerpo desnudo, llevando su
mano hasta su entrepierna. Pudo sentir su rigidez a través de la tela del pantalón.

“Tú…” Ten llamó a la otra parte, su voz temblaba cuando sintió cómo su mano lo acariciaba,
mientras su mirada aún estaba fija en los ojos negros como el carbón… y pensó, ¿podría
escapar de la fuerza lujuriosa que causaban las acciones de Chao Nan?... de ninguna manera…
Sippakorn no sobreviviría.

“Con quien estuve antes, te aseguro que no sentí nada… Créeme Ten.”

“Te creo… mm… yo sólo quiero que me respondas una pregunta. ¿Qué soy para ti? ¿Soy
alguien que desprecias… o alguien a quien quieres usar para liberar tu lujuria?”

“¿Qué tan importante es para ti saber eso?” Chao Nan se movió más cerca del cuerpo
desnudo, y levantó su brazo para envolver con este el cuello del mayor; tal vez porque la
hermosa barbilla y los labios de Ten le resultaban tan seductores, fue que Chao Nan no podía
resistir el deseo de probarlos.

El cuerpo de Chao Nan fue empujado contra la puerta, con todo el peso del mayor sobre él.

“Para mí es importante… si me vas a usar sólo como una salida para tus deseos, quiero
ser el único. ¿Puedes entenderlo… Nan?” Ten rogó con una voz dulce, antes de apartarse
de los labios que amenazaban controlarlo.

“Así será, porque la única persona con la tengo deseos es con Ten… ah.” Chao Nan levantó
su cabeza y dejó escapar un gemido, cuando la respiración del otro pasó sobre sus labios.

“No quiero que sientas nada por nadie más que por mí.”

“Ah… entonces, márcame como tuyo, hazme recordar a quién pertenezco.” Chao Nan
abrió los ojos y miró hacia arriba, y en ese momento, Ten no apartó la mirada, sino que, se
dejó arrastrar a las profundidades de la sensualidad.

Las manos de Chao Nan fueron puestas sobre su cabeza, y el mayor comenzó a desplazar la
punta de su lengua por su cuerpo. Dejó marcas burlonas sobre su torso, donde se quedó
bastante tiempo.

Cuando el menor pudo regularizar su respiración, Ten lo tomó para acostarlo en el sofá.

“Me gusta el sofá del cuarto de Ten… es más suave que el de mi habitación”, dijo Chao
Nan; su corazón latía tan rápido que casi se le enredó la lengua, cuando le dijo a la otra parte
que se quitara la ropa.
“No hay nada más suave que tú, créeme.” Susurró Ten mientras grababa la imagen del
cuerpo desnudo de Chao Nan en su cabeza, su torso blanco se puso rojo y brilló con la luz, y
se veía aún más fascinante cuando estaba lleno de las huellas que él había hecho.

Giró el cuerpo del menor dejándolo boca abajo, colocó una mano en el abdomen y le empujó
hacia arriba para levantar sus caderas; luego empezó a meter lentamente su pulgar en el canal
del amor de Nan.

“¿Te duele, Nan? Anoche sangraste…” Ten se agachó hasta su oído y susurró la pregunta,
mientras la otra persona se aferraba con fuerza al borde del sofá.

“Duele… pero quiero pertenecer a Ten.”

“No le digas algo así a nadie más que a mí.”

Ten se inclinó y atrapó los labios de Nan hasta enrojecerlos, en tanto su mano masturbaba el
miembro erecto… haciendo que cada vez sea más difícil para Nan soportarlo, y comenzaba a
soltar gemidos.

“Ten… ah… ah…”

“Sácalo Nan… saca todo lo que te estás guardando.”

“Ah… Ten… ¡Más!”

Chao Nan clavó sus uñas en el reposabrazos del sofá. Su cuerpo temblaba cuando se liberó por
completo, manchando la mano de Ten… parecía demasiado, pero para el mayor fue suficiente
para usarlo como lubricante.

“¡Nan!...” Ten gritó el nombre de la otra persona, y los ojos se iluminaron cuando se
encontraron con la mirada del otro, mientras Nan giraba su cuerpo para quedar de espaldas al
sofá. Su rostro estaba al rojo vivo; fue entonces que la punta del miembro de Ten, tocó los
pliegues cerrados del menor.

“Ah… Ten… dame unos minutos.”

Chao Nan sostuvo la mano vendada de Ten y la llevó a su mejilla, en la que habían caído
algunas lágrimas después de su liberación, pero ahora fluían porque sentía como si un enorme
puño fuera a perforar su cuerpo.

“Ugh…Nan… tú.” Ten gimió lentamente. No quería apresurarse… comenzó lento… exhaló,
tomó un respiro y suprimió el deseo de embestirle y golpear ese cuerpo. Dejando escapar las
emociones crudas y salvajes. Pero se dijo a sí mismo… que debía calmarse.
“Ah…ugh… Ten…” Chao Nan enterró el rostro en su brazo, rechinando los dientes.

El menor sentía dolor mientras Ten entraba en un lugar tan estrecho, cerrado, ¡cada vez más
apretado! Pero por encima del dolor, comenzó a sentir un hormigueo, hasta que la parte media
de su cuerpo volvió a levantarse.

“Ah… tú…”

“Ten… hazlo… ah… ah…”

Ten presionó el hombro del otro hacia abajo, para mantenerlo en su lugar; y comenzó a
moverse. Su cintura se balanceaba como olas rompiendo contra la orilla. Cada impacto, daba
con el punto dulce del menor, llevando a ambos al éxtasis… hasta que parecieron perderse en
un remolino en el vasto océano, dejándose ambos fluir.

Nan se quedó en silencio en la oscuridad, después de tanta actividad quedó exhausto y se


durmió, al despertar comprobó que estaba en la habitación del gran hombre.

“Ten…” Llamó Chao Nan a la persona que pensó que estaría a su lado, pero otra vez se
encontraba al parecer en un dormitorio vacío.

Nan se levantó de la cama, y como era de esperar, la figura de Sippakorn, estaba recostado en
el sofá, aquel que Nan había dicho que era tan suave.

Ten dormía profundamente, con la cabeza contra el reposabrazos. Nan se acostó a su lado, ya
que pudo notar que había espacio.

“Khun Nan…”, Ten se despertó al sentir que unos suaves brazos rodeaban su cintura.

Sabía que era Chao Nan, porque el aroma de su cuerpo tocó la punta de su nariz.

“Hace frío en la cama vacía… prefiero dormir aquí contigo.”

Ten se congeló al oír esto, y además pudo sentir el cálido aliento sobre su piel… acarició unos
segundos la espalda de Nan y pronto éste se quedó dormido… en cuanto a Ten… ¿ser abrazado
así por Nan? ¡Cómo podría si quiera cerrar los ojos y quedarse dormido!

Capítulo 6: El castigo de Nan

El despertador sonó a última hora de la mañana del fin de semana, antes que la gruesa mano
de Ten se extendiera para apagarlo. Luego movió su cuerpo en una postura cómoda, aunque
aún no había abierto sus ojos.
“Leeya… don´t move… I´m cold…” (Leeya… no te muevas… tengo frío) La persona media
dormida, media despierta, tomó al más joven que tenía a su lado y habló con voz ronca, en un
idioma diferente.

“Ten…” Chao Nan levantó la cabeza de Ten, la cual presionaba sobre su estómago,
restregándose con mucha fuerza… al parecer pensando que era esa persona… llamada ¿Leeya?

“¿Quíén es Leeya?” Chao Nan empujó los fuertes hombros de la persona que empezaba a
tocarlo cada vez más, mientras su cara se frotaba contra su cuerpo.

“Umm…Why is your body so warm and smell like…Chao Nan?” (Umm… ¿Por qué tú
cuerpo es tan suave y huele como… Chao Nan?)

“¡Eso es porque yo soy Chao Nan, y no esa tal Leeya de la que hablas!”

“Tú…”, Ten gruñó por lo bajo cuando su cuerpo fue arrojado de la cama, siendo pateado por
el menor. De repente, al caer al suelo, su conciencia fue despertada al observar la seriedad en
la mirada de quien lo empujó.

“¡ Ten.. !” Chao Nan apretó los puños y miró a la persona en el suelo. Sólo podía recordar al
mayor diciendo el nombre de otra persona mientras se refregaba por su cuerpo.

“¿Qué hice para que te enojaras? ¿Por qué me pateas?” Ten levantó la mano y acarició la
de Nan, pero éste giró su rostro y apartó su mano. ¿Qué había sucedido? Anoche Nan había
pedido que durmieran juntos, abrazados, y se lo concedió. Pero ahora en la mañana se
levantaba enojado con él.

“¿Por qué pondrías alarma tan temprano en un día libre?” Nan buscó otro tema de qué
hablar para que el mayor no supiera cuál era la verdadera causa de sus acciones, escondiendo
así sus celos.

“Es que tengo que salir para hacer algunos mandados. Pero tú puedes seguir durmiendo
en tu habitación si quieres.”

“Regresaré a mi habitación entonces.” Chao Nan se puso de pie de inmediato, tomó la


almohada que había caído y se la arrojó a Ten, quien se sobresaltó al recibir el golpe. Luego
se escuchó el portazo dado por Nao Chan al salir.

Durante la noche de Bangkok, un joven entró a un bar, se sentó y pidió un vaso de cerveza
para saciar su sed, con esto refrescó su cuerpo más no su mente, la cual aún pensaba en la
imagen de cierta serpiente que no podía sacar de su cabeza.
¡Clink!

Alguien se acercó y chocó su vaso con el de él, sentándose a su lado… “Te vi bebiendo solo
y quise venir a hacerte compañía.”

“Si quisiera compañía no habría venido al bar solo.” Chao Nan respondió frustrado. El
perfume que despedía el cuerpo del hombre a su lado olía a acre y le causaba náuseas.

“Maldita sea, ¿acaso no puedo tomar una copa contigo? Sólo quiero conocerte, te ves
interesante… sobre todo tus ojos.”

“Si quieres sentarte aquí, hazlo, yo me iré.” Chao Nan estaba tan molesto, que se puso de
pie para irse.

“Sígueme la corriente, ¿no quieres sentarte conmigo? Tienes un rostro hermoso… igual
que tu cuerpo, veamos, ¿lo tienes estrecho o no?”

Nan se estremeció cuando el extraño lo tomó de la mano y tocó su cadera, mientras sonreía
lascivamente. En ese momento tomó una botella de cerveza que tenía cerca… y casi sin
pensarlo, se la rompió en la cabeza, dejándolo tirado en el suelo con sangre brotando de la
herida causada. Todos se giraron a ver la escena, el bar era un caos, se oían algunas personas
murmurar por lo alto, todo esto puso a Nan de muy mal humor, hasta que entonces gritó:
“¡¿Hay alguien llamada Leeya aquí?!”

Sippakorn se sentó en medio de la oficina de la comisaría con las manos en las sienes. Cuando
más temprano su teléfono sonó, un policía del otro lado de la línea lo dejó impactado con la
historia… Chao Nan había causado problemas en un bar, y terminó detenido. Y lo peor de
todo, era que el acusado ni siquiera se veía triste, sino más bien, furioso.

“Todo está bien, ¿verdad? … Podemos irnos a casa.”

“Tenemos algo de qué hablar Nan.”

“Hablemos luego, tengo sueño. ¿Tienes las llaves de mi coche?” La persona sentada en una
silla levantó la mirada hacia Ten, cuyo rostro estaba sin expresión, pero en su corazón, se
agitaba la preocupación.

“Voy a tener que contarle a Chao Mok lo que pasó hoy.”

“No interfieras en los asuntos entre mi padre y yo, ¿acaso quieres morir?”

“No quisiera, pero él me ordenó que cuidara de ti…”


“Puedo cuidarme solo, no tienes que malgastar tu tiempo en mí, ¡mejor úsalo para cuidar
de ti mismo Ten! ¿No me devolverás mis llaves? Entonces saldré y tomaré un taxi.”

“¡¡¡Nan!!! Escúchame, afuera hay un reportero. ¿Realmente quieres que las personas
vean que los que dicen ser ´dioses´ no actúan como ´dioses´?”. Ten le tomó del brazo y
ejerció presión hasta hacerle doler.

Chao Nan intentó soltarse, pero no pudo.


Miró a su alrededor… había mucha gente; los ojos curiosos se posaron en ellos, haciendo que
Nan se sintiera dolido, enojado, con su rostro ardiendo de la vergüenza, sus ojos estaban rojos
por las lágrimas.

“Ten, ¡cómo te atreves a levantarme la voz y regañarme frente a otros!”

“Te lo he pedido antes, ¿recuerdas? Que no te pongas en peligro.” Entonces… las lágrimas
que amenazaban con brotar, comenzaron a caer. “Mi auto está estacionado en la parte de
atrás. Confía en mí, a menos que quieras insultarme o golpearme aquí mismo… tú
decides.”

El sonido del portazo rompió el silencio de la noche, cuando Nan entró al condominio y fue
hasta el cuarto de Ten y se sentó en el gran sofá de su cuarto.

“¿Dormirás aquí esta noche?” Ten se acercó lentamente a Nan, el corazón en su pecho se
partía cada vez que veía su rostro aturdido, se rompía hasta doler. ¿Podía Ten dejar que sus
emociones sobrepasaran el razonamiento, para evitar su mirada de desprecio?

“¿Qué quieres comer…?” Su mano se movió para tocarlo, pero antes de que pudiera rozar
esos labios rosados, éstos se movieron para decir unas palabras.
“Arrodíllate… arrodíllate hasta que te ordene que te levantes.”

“Khun Nan…”

“Te di una orden… ¿cuál fue?”

“Me ordenaste que me arrodillara.”

Las rodillas de Ten, aterrizaron en el suelo, incluso si estaba apoyado sobre la alfombra, aun
así, estar por mucho tiempo, causaría dolor.

Ten miró en secreto el rostro de Chao Nan, quien permaneció sentado con los brazos cruzados,
y se volvió para mirar en otra dirección… ¿por qué actuaba tan cruelmente?

Un minuto
Una hora

Dos horas

Tres horas

Hasta que se cumplió la cuarta hora

“Ah…”, el cuerpo de Ten se derrumbó en el suelo, le dolían las rodillas y sentía que se partiría
la pelvis. Sus piernas no paraban de temblar.

“Es suficiente.”

“Me duele.”

“Así es…”

La figura alta de Nan se puso de pie, después de estar sentado por horas. Ni siquiera ayudó a
levantar a la persona adolorida que yacía en el suelo.

Ten logró llegar al sofá y sentarse en él, mirando el vacío que había dejado la otra persona,
entonces se recostó y las lágrimas causadas por la humillación que pasó, fluyeron por su rostro.

Una vez dijiste que no querías que me lastimara, porque si lo hacía, tú sufrirías más…. Pero
fue mentira, ¿verdad Nan? Nunca sentiste nada, a pesar de ver cómo destrozabas mi corazón.

Hace 7 años

El aterrador sonido de la vara golpeando la espalda del mayor, sonaba en medio del patio.
Cada vez que tocaba su cuerpo, provocaba lágrimas en uno y conmoción en otro.

“Basta… padre detente… Soi Kaew por favor dile a mi padre que deje de pegar a Ten”.

“Por favor… basta… Me duele, me duele. Lo lamento… lo lamento… no volverá a pasar…


Khun Nan sólo estaba jugando, no se perdió, no fue lejos de mí vista.”

Chao Nan no podía apartar sus ojos de las heridas infringidas en las piernas del mayor, y de
la vara que las estaba causando. El sollozo de Nan era más fuerte que el llanto de quien
recibía el castigo, “¡Ya basta! ¡Fui yo quien actuó mal! ¡Por qué no me golpeas a mí! ¡Por
qué golpeas a Ten!”

Nan corrió para abrazar a Ten, y de esa manera impidió que su padre siguiera golpeándolo.

“Ten.”
“Sí madre…”

“Cuídalo, no lo dejes solo. Si llega a suceder otra vez, los golpes serán más severos. ¿Lo
entiendes?”

“Sí.”, Ten respondió en voz baja, mientras llevaba una mano para tomar la cintura de Nan,
quien lo abrazaba llorando; luego se volvió hacia él y limpió las lágrimas de sus mejillas.

“No llore Khun Nan… no duele tanto.”

“Mientes… cómo no puede doler… me disculpo, es todo por mi causa.”

“Entonces Khun Nan, prometa que no volverá a ponerse en peligro como hoy. ¿Qué
sucedería si no pudiera ayudarte la próxima vez?” Ten susurró a modo de que sólo los dos
pudieran escuchar… No quería que nadie supiera la verdad, porque si Chao Mok se enterara,
castigaría a Nan, y no podría soportar verlo lastimado.

“Ten, lo prometo. No haré nada que provoque que sufras por mi causa, porque si tú sufres,
yo también sufriré.”

“Me hiciste una promesa… no olvides tus palabras Nan.”

Capítulo 7: Chao Nan quisiera contarles sobre la reconciliación con su esposo

Sus ojos pálidos parpadearon cuando escuchó el despertador. Antes de intentar levantarse del
sofá, se movió con lentitud, ya que sus piernas le dolían muchísimo, y cuanto más se movía,
más fuerte era el dolor.

“Dormir y soñar… despertar y vivir una fantasía.” Una gruesa mano alcanzó el teléfono,
y desplazó los dedos sobre la pantalla buscando un número, cuando fue hallado, lo marcó.

“Rajina, ven a buscarme… no puedo conducir.”

“¿Le sucede algo a tu auto Phi?”

“No le sucede nada… es sólo que me duelen mucho las piernas… Nos vemos en quince
minutos, eso es todo.”

“¿Quieres ir a ver a un médico?”


El profesor de la Facultad de Aviación, cuya postura para caminar siempre era estable y fuerte,
en este momento, no era diferente de alguien con las piernas torcidas. Y no se sabía si era por
la expresión en su rostro, o su postura al caminar, que todos los ojos se daban vuelta al verlo
pasar.

“No importa, ya tomé la medicina, estaré bien.”

“Entonces, ¿por qué vas caminando en dirección a la Facultad de Arquitectura? La


Facultad de Aviación es por aquí.”

“Ah… lo sé…” Ten se mordió los finos labios, cuando vio que Nan estaba allí…

Un suave silbido sonó débilmente, pero fue suficiente para que, las dos personas que lo
escucharon, se giraran para ver quién estaba a sus espaldas.

Dos pares de ojos se encontraron, una persona miraba fijamente, sin expresar ninguna
emoción, y la otra, lanzaba una mirada que hacía que el corazón de quien la recibiera, se
sintiera pisoteado. Se veía molesto, pero al ver a la persona herida, agachó la cabeza, evitó la
mirada y comenzó a balancear su cuerpo.

No hubo palabras… ni saludo. Sippakorn actuó como si los gestos no fueran claros, mientras
su mente intentaba no demostrar sus emociones.

“Deberías haber venido a saludarme primero.” Chao Nan pasó la lengua por el lado interno
de su mejilla, y sacudió su cabeza haciendo que su cabello negro se agitara con fuerza. Ahora
se sentía cansado, aburrido, disgustado por todo el mundo; había huído de todos y fue a
sentarse en una mesa cerca de él, estando allí apoyó su cabeza como si se fuera a dormir.

La atmósfera a su alrededor quedó en silencio por un momento, cuando Chao Nan se movió
hacia el final de la mesa sintió que alguien se sentaba cerca… y entonces el silencio incómodo
fue reemplazado por una suave conversación que llegó a sus oídos.

“¿Del profesor?... ¿Es su Instagram? Vaya, se ve muy guapo en esta foto, pareciera tener
25 años, a pesar de tener ya 27.”

Chao Nan no levantó la mirada, mientras continuaba apoyando su frente en su antebrazo… no


tenía intención de escuchar la conversación, pero secretamente prestaba atención.

“Me encantan sus fotos… es una pena que sólo tenga una con Leeya, es tan linda.”

¡BAM!
Chao Nan golpeó la mesa con el puño después de sentarse erguido con la espalda tensa,
llevando su cuerpo hacia adelante.

“¿Puedo verla?”

“…S…Sí…”

“Gracias.” Chao Nan tomó el delgado teléfono de la mano de quien se lo entregaba, y


conteniendo la respiración, miró el rostro de Leeya por primera vez, mientras pensaba, ¿qué
tan hermosa y encantadora será ella? Para hacer que Ten gimiera su nombre, incluso cuando
estaba inconsciente…

De repente… la miró… era muy linda… ¡y de pelaje esponjoso también!

“¿Por qué Ten no cerró la puerta de su habitación?”… Chao Nan entró arrogantemente al
cuarto, miró a su alrededor, pero su vista se fijó en las heridas de las rodillas de la persona que
se encontraba recostado en el sofá.

“Lo olvidé.” Sip ocultó rápidamente el libro que tenía en la mano, y volteó su mirada ante el
invasor.

“¿Así que… te gustan los gatos?”

“Solía criar una gata cuando estaba en Canadá, ¿cómo sabes qué me gustan?”

“Sólo escuché gente hablando de eso…”

“Ah…”

“¿Y cómo se llama?”

“Leeya.”

“Hmm… bonito nombre… ¿por qué no la trajiste a Tailandia?”

“Murió el año pasado.”

“Bien… ¿cómo están tus piernas?” Chao Nan se sentó cerca de Ten, miró las rodillas
lastimadas, antes de levantar la mirada hacia sus brillantes ojos… si bien él no le dijo que le
dolían, la expresión de su rostro le hizo entender todo.

“Lo lamento.”
“No veo por qué debas disculparte, estabas enfadado porque te levanté la voz en la
comisaría, ¿o acaso entendí mal?”

“Eso también me hizo enojar… pero no tanto como lo otro.”

“¿De qué otra cosa hablas?”

Ten se estremeció cuando la alta figura de Chao Nan se movió para sentarse primero a sus
pies, se agachó, y acercó la punta de su nariz a sus rodillas, lanzando un suave y cálido soplido
sobre la herida en la rodilla derecha.

“Te lo diré más tarde… cuando Ten deje de estar ofendido.” Chao Nan empujó la pierna
de Ten, colocándose en el medio… y empezó a dar besos y pequeños mordiscos en la piel,
dejando leves marcas, mientras miraba al mayor, que comenzaba a respirar arrítmicamente.

“No soy insensible; jamás dije que estaba ofendido… pero cada vez que te sucede algo,
siento que es por mi causa. Yo no me enojé… sólo recordé lo del pasado.”

“Basta Nan… me duelen las piernas.” Ten tomó a Chai Nan de los hombros y lo empujó
levemente, pero como su resistencia fue tan débil Nan se sentó a horcadas sobre él.

“Yo me encargo.”

“Un día de estos, me vas a matar.”

“Hablas demasiado…”, la comisura de los labios de Chao Nan temblaron, antes de que se
inclinara para besar a Ten.

La persona acusada de hablar mucho arrebató con su lengua el dulce sabor de la cavidad del
menor. Su nariz y cerebro memorizaban el olor corporal del otro, estaba extasiado y fascinado
cuando su mano se extendió para apretar suavemente la cintura.

“Ah… Ten.”

Nan levantó la cabeza y dejó escapar un gruñido, cuando el beso se rompió por unos
momentos, entonces se inclinó y empezó a morder la piel alrededor del cuello.

Ten hizo lo mismo, ambos se mordían y chupaban la piel alrededor del cuello y la clavícula,
antes que el mayor deslizara sus labios hasta la parte superior del pecho, hasta que el cuerpo
que había inmovilizado en su regazo emitió un dulce gemido, gritando descaradamente su
lujuria.

“Ah… Ah… Ten… yo quiero…”


“¿Qué quieres?”

“Déjame…”

Chao Nan presionó los hombros de Ten contra el apoyabrazos del sofá, deteniendo los juegos
previos, llevando su mano atrás de su espalda.

“Dijiste que yo lo haría por ti, pero lo hiciste tú mismo… profesor Sippakorn.”

“Actúas como si fueras a ordenar que me ponga de rodillas… justo así.”

“No es necesario…” Chao Nan respondió con una voz suave, mientras que, quitándose su
camisa, giró su cabeza fingiendo mirar a otro lado, cuando se alejó un poco para sacarse los
pantalones.

“Tú…” Sippakorn tragó saliva; sabía que su respiración se agitaba mientras veía la blanca
figura delante suyo, y no podía apartar la vista del miembro rígido del menor que está sobre
sus pantalones.

Luego, una delgada mano desabrochó el cinturón de los pantalones de Ten, bajó la cremallera
y de repente, dejando sin aliento al mayor, antes de tomar con su mano el miembro duro que
se hacía presente.

Era tan largo y duro como el suyo, y sabía que estaba caliente e inquieto también.

Chao Nan se movió hacia arriba y se sentó a horcajadas sobre el falo erguido de Ten, pero no
se atrevió a insertarlo ya que su canal aún no había sido preparado y estaba completamente
cerrado.

“Ayúdame…”

“No…”

“Malos hábitos…”

Chao Nan llevó sus dedos a la boca y comenzó a chuparlos, empapándolos con su saliva, luego
observó cómo la otra persona sonreía cuando sacaba los dedos de la boca y los dirigió a su
entrada, bajo la mirada atenta de Ten, que seguía todos sus movimientos sin pestañear.

“…Tú… voy a morir… seguro voy a morir”, Ten frotó su barbilla mientras observaba como
Nan metía y sacaba los propios dedos de su entrada… su cuerpo estaba rojo y caliente, y su
corazón latía tan fuerte que sentía que atravesaría su pecho.
“Ah…”

Chao Nan sacó los dedos, y extendió su mano hacia el miembro duro y caliente, lo cubrió con
la palma y segundos después empezó a empujarlo dentro del canal.

“Ten… ah…”

“Ah… tú…”

“Duele…”

“Muévete lentamente hacia abajo…”

Ten lo tomó por la cintura, y presionó el cuerpo sólo un poco.

“Ah… Ten… abrázame, abrázame.” Chao Nan cerró los ojos y apretó los dientes, porque
cuando se movió hacia abajo, al principio se sintió incómodo, como un hormigueo punzante,
lo que hizo que sus manos se aferraran al cabello de Ten con fuerza, mientras éste comenzaba
a mover su cintura.

“Bien Nan… muévete lentamente… así.” Ten gimió con satisfacción, mientras acariciaba
los muslos en movimiento de Nan, pasando de lento a rápido, haciéndolo solo, hasta que
encontró la velocidad adecuada.

Si uno subía, el otro bajaba, hasta que repitieron sus movimientos en un vaivén; y finalmente
Nan se liberó, manchando el fuerte estómago del mayor, mientras que éste, eyaculaba dentro
suyo, llenándolo de modo tal que escurrió dejando un rastro…

“Ten… ¿siempre has sido así?” Nan se giró para preguntar a la persona que estaba recostada
por el borde de la bañera, mientras enjabonaba su espalda; sus manos parecían ponerlo en
trance, causándole ganas de dormir…

“Tengo una confesión que hacer.”

“Hmmm…”

“En realidad… yo jamás he tenido relaciones con nadie más que tú, desde esa primera
vez.” Ten sacó la mano de la espalda de Nan después de escuchar el sonido del agua de la
bañera ondeando por el giro de Nan. Cuando estuvieron cara a cara, Sippakorn desvió la
mirada, antes que el menor tomara la punta de su barbilla y lo obligara a encontrarse con ese
par de ojos de color negro que poseían una inmensa atracción.

“Que siga siendo así… quiero ser el único… sólo Nan Klao.”
Capítulo 8: El marido-esclavo que fue intimidado

El sonido del teléfono sonando y vibrando despertó la conciencia de Ten, quien movió su
cuerpo y abrió sus hermosos ojos, para mirar el cuerpo de Nan en sus fuertes brazos. Acarició
su espalda llena de marcas de mordidas y chupetones.

Inspiró el agradable aroma corporal que emanaba de su blanca piel… Nan estaba desnudo…
al igual que él.

Ten se alejó un poco de su cuerpo, provocando un gruñido de la persona que acababa de


despertar.

“¿Quién llama tan temprano en la mañana?” Chao Nan dejó escapar una voz somnolienta,
estaba agotado y sólo quería seguir durmiendo… pero cuando se giró, vio a Ten levantarse y
caminar desnudo, para recoger sus pantalones y colocárselos. Cada vez que querían dormir,
bastaba una mirada o un beso para que sus miembros se irguieran nuevamente, impidiendo
darse un descanso del otro.

Nan levantó la vista y se encontró con la mirada del otro quien estaba sentado.

“Está bien… ¿le contaste a padre lo que sucedió el otro día?”

“Aún no se lo he dicho.” Sippakorn levantó su dedo y se frotó la nariz. Observó el cuerpo


desnudo cubierto hasta la mitad con la manta, estaba lleno de rastros de la noche anterior; lo
habían hecho varias veces y ahora recién podía darse cuenta de que accidentalmente habían
quedado muchas huellas de la pasión.

“No le digas a padre, porque si lo haces, te mandarán lejos por mucho tiempo. Si eso
sucede ¿con quién dormiría?”

Normalmente el comentario causaría una reacción en Ten, pero éste no dijo nada. ¿Acaso ya
no quería dormir con él? ¿O no estaba seguro que querer seguir haciéndolo? Las cejas de Nan
se juntaron; durante toda la noche hasta casi la madrugada, Ten había gritado y gemido su
nombre y luego habían dormido abrazados, y ahora… ¿ni siquiera lo quería tocar? ¿qué
significaba eso? Realmente no lo entendía.

Nan se levantó y saltó de la cama, completamente desnudo, y fue hasta Ten, quien al verlo
puso una cara de pánico y se movió hasta chocar la pared.
“Oye… oye… mírate... mmm, no… Yo, debo atender la llamada primero, así que saldré.
Tú mejor regresa a dormir, necesitas descansar.” Debía admitir que, si Nan se acercaba
más, no únicamente ponía a su corazón en la cima, sino que también su parte baja comenzaba
a despertar.

“Ahora que estás aquí, escúchame bien. No le digas nada a padre, ¿entiendes lo que te
digo?” El menor levantó su mano contra la pared, acercándose tanto a Ten que sus pechos se
tocaron.

“Entendido Nan.”

“Entonces, contesta la llamada. ¿Qué estás esperando?”

Chao Nan levantó los labios en una sonrisa, agarró el celular con la otra mano y puso el altavoz.

“¿Sí… Mok?”

“Lo llamo a Nan Klao pero no me toma la llamada. Ten, ¿podrías ver si está despierto o
no?”

“¿Ahora mismo?”

“Soi Kaew y yo iremos a Bangkok hoy, hemos concertado una cita con Bua, quiero que
ustedes se conozcan.”

“Uh...”

“Elegimos éste día porque Soi Kaew me dijo que hoy estarías libre, imaginé que Chao
Nan Klao podría acompañarnos, así comeríamos toda la familia junta. Pero si no quiere,
está bien.”

Ten miró en secreto el atractivo rostro de Nan, buscando su opinión, y cuando éste asintió en
conformidad, sus hermosos labios se abrieron para dar respuesta.

“…Sí, Mok.”

“Oh, Si Nan Klao no me regresa las llamadas, entonces iremos a verlo contigo al
condominio después de comer juntos, así que, si quieres esconder algo, hazlo ya.”

“Sí señor.”
Ten presionó su sien después de que el hombre del otro lado de la línea cortó. De repente sintió
un fuerte dolor de cabeza, pero parecía que la persona que había sido el tima de toda la
conversación, no parecía preocupado.

“Padre sólo sabe dar órdenes, como si fuera un arma cargada, no deja de disparar.”

“¿Entonces irás conmigo?”

Comer con Chao Mok al mediodía…

“¿Y por qué no debería ir?”

Estaban intentando de atrapar a su persona, ¡era sólo suyo, no lo permitiría!

“Entonces, ¿hay algo en la habitación de Chao Nan que se deba guardar o esconder?”

“No hay nada, excepto botellas de cerveza y licor. Pero será mejor que no vean tu cuarto,
porque padre viene con Soi Kaew y probablemente no deseas que vean que en tu cama
sólo hay manchas de amor nuestras.”

“¿No sientes nada? Cuando hablas de temas así.” Ten levantó su mano y la llevó a su nuca,
escapando a la aguda mirada de Chao Nan, ya que se sentía tan avergonzado al punto que su
rostro y su cuerpo se calentaron incontrolablemente.

“Ahorra tu tiempo para preguntarme ese tipo de tonterías, iré a lavar la ropa… y como
en mi condición no puedo conducir, iremos en tu auto. Nos vemos en el estacionamiento
a las once en punto.”

“Papá pensó que no estarías de acuerdo en venir.” Mok se sentó con la boca abierta cuando
sus ojos vieron la cara de fuego de su hijo entrando al restaurante con Ten; nunca en sus sueños
pensó que su obstinado hijo aparecería.

“Padre, no actúes como si no hubieras visto a tu hijo en mucho tiempo. ¿Y ésa es la


señorita Bua?” Miró con ojos muy abiertos a la delgada y dulce joven que se encontraba con
los mayores… Todos los ojos se dirigieron a ellos.

“Lo siento, nos olvidamos de presentarlos… él es nuestro amigo Jet Putti y ella es su hija,
Un Bua… Un Bua, Disculpa a nuestro hijo, Nan Klao no tiene muchos modales; quien
está junto a Nan Klao es Ten, de quien te hablé hace un momento.” Mok lanzó una mirada
severa a Chao Nan, regañándolo con la misma, mientras que a la vez que regañaba a Chao
Nan, le guiñó el ojo a Bua cuando presentó a Ten.
La señorita Bua le sonrió a Chao Mok, antes de darse la vuelta para hacer una mueca hacia
Chao Nan, y se derritió cuando levantó las manos para rendir homenaje a Ten.

“Siéntate allí junto a Bua Ban Ten.” Dijo Soi Kaew, pero se sorprendió cuando fue Chao
Nan quien ocupó el lugar junto a Bua. “Quiero sentarme aquí, así podré conocer también
a Bua Ban.”

“Mi nombre es sólo Bua, no Bua Ban cómo acaban de decir.”

“En ese caso, me disculpo, aunque en realidad no me importa… siéntate Ten.”

Chao Nan dijo lo primero a Bua y luego se giró para mirar a Ten, diciéndole que se sentara;
no le importaba lo que los demás hicieran, sólo le importaba Ten.

“Bueno… mejor hablemos y comamos juntos”, dijo Mok de buen humor; antes de servir en
su plato algo de la deliciosa comida que tenían frente a ellos.

El sonido de la conversación y las risas sólo provenía de los mayores, ya que los jóvenes sólo
se encontraban sentados en silencio, y sonreía torpemente, llevándose pequeños bocados de
comida a la boca. Pero el comportamiento de Chao Nan no era ése, ya que él golpeaba su dedo
sobre la mesa siguiendo el ritmo de la música, estaba de buen humor; hasta que de repente, le
quitó la cuchara a Ten, quien estaba por recoger comida para colocarla en el plato de Bua,
cómo su madre se lo había pedido hacía un momento, y colocó el alimento en su propio plato.

Chao Nan acercó su silla a la de Ten, fingiendo querer alcanzar y recoger la comida que estaba
lejos.

“Bien.” Chao Nan se volvió a sentar, mientras acercaba más su silla a la mesa, igual que Ten,
dejando la mitad de su cuerpo bajo el mantel de encaje.

“Chao Nan…” Mok volvió a mirar a su hijo, quien sonreía con la esquina de su boca…
mientras que debajo de la mesa ¡llevaba su pie para acariciar la pantorrilla de Ten!

“Mmmm, la sopa se ve deliciosa… dame un poco.”

Ten se mordió el labio hasta hacerlo sangrar, cuando accidentalmente dejó escapar un extraño
sonido… ya que, en ese momento, no eran solo los dedos de los pies los que se frotaban, sino
que llevó una mano para apretar su muslo, por sobre sus pantalones.

“Ten, ¿estás enfermo hijo?... tu rostro se ve pálido.”

“Ah… no, madre.”


“Por supuesto… y mira, también estás empezando a sudar, aunque donde estamos el aire
se siente más frío.”

“No te preocupes… no es nada… sólo quisiera ir al baño un momento, si me disculpan.”


Sippakorn sacó la mano de Chao Nan debajo de la mesa, después de acariciarla un poco, ya
que acababa de despertar lo que yacía dormido.

“Nan… acompáñame al baño.”

“Estaba a punto de invitarte a ir…”

El cuarto de baño del restaurante se encontraba vacío… las luces tenues naranjas brillaban
intensamente.

“Oh… el cuarto es muy bonito aquí.”

“Te estás burlando de mí…”

“¿Y qué?”

“Debes hacerte responsable de lo que causaste.”

Después de decir esto, Ten arrastró el cuerpo de Nan hacia el último cubículo del cuarto,
asegurando la puerta detrás de ellos.

“Ten me provocó.” Chao Nan dejó escapar una sonrisa seductora después de que su espalda
golpeara contra la puerta. De inmediato desabrochó la hebilla del cinturón y se lo sacó con un
solo movimiento, pero no quitó los pantalones, sino que sólo bajó la cremallera y metió la
mano para liberar al miembro erecto.

Sippakorn abrió los ojos para mirar a Nan, esos ojos claros, hermosos, que ahora sólo estaban
llenos de lujuria.

La pasión estaba a punto de desbordarse entre ellos.

Ten empujaba a Nan por la espalda, contra la puerta; luego le quitó los pantalones e insertó
sus dedos a la fuerza, el canal se sentía caliente, pero no podía esperar, sacó los dedos e
introdujo su falo de una sola vez.

“Ah… me duele…”
Las piernas de Nan temblaron, el dolor fue tanto que intentó girarse para empujar a Ten, pero
éste tomó sus muñecas y las alzó sobre su cabeza, contra la puerta, mientras empujaba más
profundamente.

El sonido de la puerta siendo golpeada fue ensordecedor, Nan aferró sus dedos al borde,
llevando su cabeza hacia atrás, dejando que sus labios sean atrapados en un intenso beso,
silenciando sus gemidos, dejando sólo un sonido ahogado en la garganta. Los delgados dedos
de Nan fueron apretados por la mano de Ten, mientras los dedos de los pies empujaban desde
el suelo, cuando el hormigueo que sentía le indicaba que estaba a punto de llegar al clímax.

“Tú…”

“Ah… ah… ¿qué deseas?”

“Déjame terminar en ti…”

Ten gimió y rogó, mientras su mano bajaba para tomar el núcleo rígido, y lo masturbaba…
hasta que ambos se liberaron.

“Ah… Ten… tu ropa está desordenada.”

“Oh… pues por tu causa, si no quieres que suceda no me busques otra vez.”

“Oh bueno, no pensé que tomarías represalia.”

“… sigamos comiendo, después de la actividad se me ha despertado el apetito, además,


no comemos desde anoche.”

“Sí…. También tengo mucha hambre.”

El sonido continuo de los cubiertos golpeando los platos de porcelana, sorprendió a las
personas sentadas en la mesa… Los jóvenes habían regresado y sin mediar palabra, empezaron
a devorar los alimentos servidos.

“Khun Ten y el menor parecen haber recuperado el buen apetito después de regresar del
baño.”

“Oh, hicimos mucho ejercicio.”, dijo Nan, sin siquiera mirar al rostro de la señorita Bua,
mientras metía a la boca una gran cucharada de arroz.
“¿Ejercicio?”

“La puerta del baño estaba rota, tuvimos que darle muchos golpes para poder abrirla.
Terminamos exhaustos.”

Cof…Cof…

Ten se atragantó de repente, hasta que Nan le alcanzó un vaso de agua.

¿Por qué habrían de golpear tanto la puerta? La verdad sólo era sabida por Ten y Nan.

“Si me disculpan, iré al baño un momento… ¿Piensan que tendré el mismo problema con
la puerta?”, dijo Bua antes de levantarse.

“Señorita Bua, no debe preocuparse, usted irá al baño de mujeres, creo que no tiene los
´problemas´ que el de hombres.”

“¿Tú qué opinas Khun Ten? ¿Es mejor el baño de hombres? ¿O el de mujeres?”

Bua se mostró confundida, cuando, después de hacer la pregunta sólo recibió como respuesta
el silencio por parte de Ten, mientras que éste no apartaba la mirada de Chao Nan, quien sólo
sonreía.

¿Qué significaba todo eso? Realmente quería entenderlo.

Capítulo 9: El vulgar de Ten

Tap… Tap… Tap… Tap

“Rayos…”

Ten tiró el lápiz que tenía en su mano contra la mesa. Después de estar varias horas intentando
concentrarse en su trabajo, comenzó a golpear el lápiz hasta que no lo soportó más. Estaba de
muy mal humor y nervioso, y la causa de todo esto era un pequeño tema… ¡no había visto el
rostro de Nan por dos días!

“¿Debería caminar hasta su habitación?”


Una alta figura se puso de pie, y se debatió si debía dar el paso o quedarse quieto. Como hace
dos días en que vio a Nan encerrarse en el cuarto, y no volvió a salir.

“Siempre cuando llega entra a su cuarto, pero luego en la noche va a dormir conmigo… si
simplemente me acerco a su puerta y pregunto… ¿no se molestará? Puedo decirle que iré al
mini mercado, tal vez necesite algo que le pueda traer… esa idea tiene sentido.”

Ten chasqueó la lengua, satisfecho con su propio pensamiento y se levantó para cumplir su
misión. Fue a buscar su billetera y la guardó en el bolsillo, y en ese momento escuchó la puerta
abrirse y el menor salió del cuarto.

“Bajaré al mini mercado.”

“Sentí que moriría.”

“¿Quieres que te compre algo?”

“No creo poder soportarlo más… solo quiero quedarme así por un momento.”

“¿Qué sucede?”

Ten preguntó con voz débil, cuando vio el cuerpo de Chao Nan, que apenas salió del cuarto se
acercó y apoyó su cuerpo sobre su fuerte hombro, su cara se veía muy cansada y tenía unas
ojeras marcadas.

“Por fin terminé mi proyecto.”

Nan habló, mientras enterraba su cara en el cuerpo del mayor, pasando su nariz inhalando el
aroma fragante de Ten, llenando con él sus pulmones. Cuando se sintió satisfecho, rodeó su
cintura con sus brazos.

“Descansa ahora… relájate.”

“Estoy muy cansado… ¿bajarás al mini mercado? Iré contigo.”

Chao Nan se alejó de Ten, para ir a su cuarto a buscar algo; cuando regresó llevaba en su mano
una billetera corta de gamuza.

“Qué rayos…” Ten asomó su cabeza al cuarto de Nan, era un verdadero desastre. Había
papeles y varios artículos desparramados por todo el suelo, también sobre la cama y el piano,
observó y se preguntó: ¿dónde dormiría?
“Usualmente contrato una ama de llaves para limpiar, pero ahora por estar trabajando
todo el día no pude, además no me agrada que se meta en mi cuarto… hay tantas cosas
que ni siquiera podía dormir en mi cama, así que me quedaba dormido sobre el
restirador por dos noches.”

“¿Y por qué no ibas a dormir conmigo en mi cuarto?” Ten frunció los labios cuando
terminó de hablar. Su voz tembló al final de la pregunta, pero no quería que Nan lo notara.

“¿Me invitas a dormir contigo?”

“Desnudo.”

“Pero ésta noche, dijiste que podría dormir en tu cuarto… ¿verdad?”

“Depende de ti… vamos, el ascensor llegó.”

“Me acabo de dar cuenta que mi billetera y la tuya son similares.”

Chao Nan mostró su cartera y la comparó con la que Ten sostenía en su mano… es el mismo
modelo, era imposible distinguir de quién era cuál.

“Tú y yo solíamos usar las mismas cosas desde que éramos jóvenes…”

Ten lo dijo de manera indiferente mientras apoyaba su cuerpo contra la pared del ascensor.
Las mismas cosas que a Nan… no era accidental, siempre lo hizo adrede; por eso las billeteras
eran las mismas.

“Ten…”

Chao Nan llamó a Ten con voz seductora, habían pasado dos días en que sus cuerpos no habían
tenido ningún contacto, pensó que, si se acercaba y se presionaba contra Ten, ¿qué sucedería?

“Estaba pensando en tu pecho…”

Chao Nan se rió por lo bajo mientras llevaba la mano a su cintura, y mientras más apretaba en
la zona, el rostro de Ten se desfiguraba, hasta que tomó la mano de Nan y entrelazó los dedos;
levantó los ojos para mirarlo y el suave y leve temblor de sus labios duró apenas unos
segundos, cuando llevó la mano de Nan hasta su boca y la besó.

“Yo… te extrañé mucho. ¿Sabes? No soy una persona a la que le gusta jugar como tú.”

Ten bajó la mano de Nan y la colocó al costado de su cuerpo, y observó fijamente el rostro del
menor, viendo cómo se sonrojaba.
“Ten, ¿crees que estoy jugando?”

“No es lo a lo que me refiero…”

“Suéltame la mano ahora mismo… no me gusta que la gente me mire fijamente.” Chao
Nan bajó la voz, cuando de repente las puertas del ascensor se abrieron en el piso inferior del
condominio… justo en el momento en que no deseaba que nadie le mirara, sintió que su rostro
comenzaría a arder.

“¿Phi Ten? ¿Chao Nan?”

“Rajina.” Sippakorn llamó el nombre del rostro familiar que apareció detrás de las puertas
del ascensor cuando se abrieron completamente. La joven entrecerró sus hermosos ojos
mientras miraba el rostro frente a ella… luego miró las manos entrelazadas, que de repente se
separaron… Nan se sintió triste por un momento, pero tenía los modales suficientes para no
decir nada frente a Rajina.

“Tenía algo que discutir contigo, así que vine a verte… ¿Tienes un momento libre?”

“¿Qué pasa? ¿Por qué no llamaste primero?”

“Lo siento, lo olvidé.” Rajina inclinó la cabeza ante el leve regaño de su superior… y tuvo
que apartar la mirada debido que sentía los ojos de Nan clavados en ella. “Phi Ten, si tuvieras
un momento libre para Jina… ¿te gustaría acompañarme a comer un helado? Yo te
invito.”

“Mañana debo ir a la Facultad, de lo que quieras hablar lo haremos mañana Jina.


Vamos, el otro día vi que aquí en una tienda cercana, vendían el helado que te gusta.”

“Bien, porque sé que a Phi Ten también le gusta ese mismo sabor.”

El sonido de la conversación entre Ten y Rajina se fue desvaneciendo hasta desaparecer,


mientras las dos figuras altas entraron a la tienda debajo del condominio…

Nan Klao trataba de apaciguar su mal humor mientras los observaba a lo lejos… ´estás jugando
con fuego Ten´… pensó.

Hace 7 años

“Madre te manda de regalo éste pañuelo Chao Nan, éste otro es para mí, me gusta el color
gris.”
“¿Por qué el mío es de color rojo?”

“Mamá le consultó a Chao Mok… y él le dijo que te gustaba el color rojo.”

“Tú madre parece ser muy cercana a mi padre últimamente.”

Ten miró las letras doradas que habían sido bordadas en el pañuelo rojo, decía ´Nan´.

“¿Por qué bordó mi nombre en él?”

“Será porque te gusta extraviar tus cosas.”

“Oye, recuerda quién es el amo y quién el sirviente aquí…”

“Es broma, ¿te gusta? Toma, guarda tu pañuelo.”

“Está bien. Me gusta.”

“Sí…”

Ten se sentó en el suelo a un lado de la cama de Chao Nan quien estaba sentado y dibujando.
Estaba de buen humor, incluso de mejor humor que cuando vio a Ten caminando hacia él.

“Te estaba esperando… ¿pero, por qué has venido?”

“Mamá me pidió que viniera a darte el pañuelo.”

“No quiero que nada haga que Ten se sienta decaído…¿Cómo está la herida de tu pierna?
¿Duele todavía?”

“Sí, todavía.”

“El otro día pregunté y dijiste que te sentías mejor”

“El día de hoy duele.”

“¿Por qué me miras con esos ojos? ¿Qué es lo que pasa?”

“Quiero tu pañuelo. Intercambiémoslos.” Sip Pakorn le entregó el pañuelo. Un pedazo de


tele color gris se presentó frente a la mano que sostenía el de color rojo.

“No me gusta el gris.”

“A mamá también le gusta el rojo.”


“¿Por qué ten actúa tan extraño el día de hoy? Si a Ten le gusta el color rojo, mamá le
puede hacer uno nuevo.”

“Sigo lastimado y con dolor aún a causa de la herida que me causó Chao Nan, pero si me
entregas tu pañuelo, mi dolor se aliviará. Sippakorn pretendió levantar su pierna
sosteniendo en alto la pantorrilla para que se pudieran ver las marcas de la herida que se
estaban desvaneciendo, Nan le miró con culpa ¡pero si pedía uno nuevo no tendría el mismo
bordado con el nombre de Nan!

“Lo que sea, deja ya de quejarte, tómalo. Piensa en ello mejor una disculpa.” Chao Nan
puso el cuaderno y el lápiz que tenía en sus manos a un lado de la cama para después
rodarse, quedando boca abajo y poder ver a Ten y su libro, quién estaba todavía abajo.

“Pero si hay dos… no sería mejor que Ten compartiera?”

“Yo quiero ambos, pero puedo compartir uno de ellos contigo.” Ten puso el otro pañuelo
rojo frente a Chao Nan, quién le miró antes de tomarlo. “Es extraño que a Ten y a mi nos
gusten las mismas cosas.”

Incluso para comer era muy probable que les gustaran las mismas cosas. “Seguro que es
porque eres la persona que más me conoce.”

“¿Crees que eso es bueno? A mamá le gustó hacer eso.”

“Es bueno, significa que Ten se preocupa por mi.”

“Entonces, no dejes que nadie más lo complazca aparte de mi.”

Capítulo 10: Comiendo paletas congeladas encima de Ten

La figura alta de Ten entró a la habitación, se sentó detrás de un amplio escritorio, dejó la bolsa
que había traído del mini mercado sobre la mesa, abrió el cajón y dejó su billetera.

“¿De qué sabor quieres comer primero? Puedo guardar los otros en la nevera.” Sippakorn
abrió la bolsa sobre la mesa y le mostró los sabores de paletas congelada que habían comprado,
aunque fue Chao Nan quien prácticamente escogió todos los sabores que había disponible.

“Quiero probarlos todos.”


“Si comes tanto, te dolerá el estómago.”

“Entonces, debes probar todos los sabores conmigo, y los compartiremos… primero
quiero el de fresa con naranja.”

Sippakorn no respondió, sólo movió su mano para tomar los sabores de fresa y naranja, y los
colocó delante de Chao Nan.

Nan caminó pausadamente hasta pararse frente a Ten, tomó la paleta de fresa, mientras él se
quedaba con la palete congelada de naranja.

Lentamente le quitó el envoltorio, sin dejar de mirar a los ojos al mayor, entonces se sentó
delante de Ten y comenzó a comer… primero lamió la paleta para saborear la dulzura, luego
mordió una porción… miró a Ten y sonrió, al tiempo que se acercaba lentamente a él.

Sip observaba cada movimiento del contrario… mientras tragaba saliva espesa y le provocaba
suspiros por momentos. No podía apartar la vista de él… parecía saber exactamente qué estaba
pensando.

“Se está derritiendo todo.”

“Yo… lo comeré ahora.” Ten bajó la mirada y se concentró en desenvolver el la paleta


congelada con algo de dificultad, mientras seguía repitiendo la secuencia de imágenes en su
cabeza… boca… dientes… labios… la forma en que comía la paleta…

“Khun Nan…”

Ten se sobresaltó cuando el joven sentado al borde de la mesa se acercó y colocó en medio de
sus piernas…

“Cómelo…”

“No me gusta tanto.” Sippakorn suspiró suavemente, reclinándose y apoyándose en el


respaldo de la silla, tratando de apartar su mirada, pero podía ver de reojo la piel blanca, su
cuerpo se sentía muy caliente, intentó apagar el calor con la frialdad de la paleta congelada
que había mordido, lo masticó y lo tragó, pero no sirvió de nada.

“¿Por qué?… ¿no es delicioso?”

“Quiero comer otra cosa…” Ten metió toda la paleta en su boca y dejó caer el palito al suelo,
mientras su pálida mirada se posaba en aquel rostro maquiavélico, sin poder evitarlo. Era
fuego… una hermosa llama lista para arder, sentía que podría morir cuando tocó sin darse
cuenta la piel caliente…
“Ah…” Chao Nan puso sus manos sobre la mesa, levantó la cabeza dejando escapar un
gemido bajo su garganta, cuando la frialdad de la paleta congelada se sintió en su piel; Ten
empezó besando sus pantorrillas, y fue subiendo y subiendo, Nan quería que ese frío llegara a
la mitad de su cuerpo, pero veía como el mayor se aferraba a la parte interna de sus muslos.

“¿La paleta de fresa sabe bien?”, preguntó Sippakorn mientras el helado se terminaba de
derretir en su boca, se movió hacia arriba y colocó los brazos sobre el escritorio.

“Quiero probarlo.” Un atractivo rostro se agachó para probar un poco del helado que
comenzaba a derretirse, goteando por su mano; lo tomó y comenzó a comerlo como lo había
hecho Chao Nan.

“Está delicioso, quiero comerlo todo.”

“¿Por qué no compartes?” Sippakorn le arrebató el palito vacío que tenía en la mano, lo
lamió y luego atacó los labios de Nan, compartiendo con la lengua la dulzura y frescura del
helado.

Chao Nan respondió con unos labios dulces y frescos que compartía con Ten, y aun cuando
todo el helado se terminó, a ellos no les importó en lo más mínimo.

Ten se alejó un momento y fue por otra paleta congelada, sin siquiera mirar, tomó otra, la
desenvolvió y comenzó a pasarla por el pecho desnudo de Nan.

“Tengo frío…” Chao Nan se sorprendió cuando el frío tocó su cuello, y comenzó a bajar.

“Yo estoy caliente.” Dijo Ten mientras reía por lo bajo. Su rostro se veía desordenado, miró
a Nan y usó su boca para abrir la envoltura de la paleta helada, comenzó a comerla y pasó la
lengua por el cuello.

“Ah… Ten… yo quiero…”

“Lo sé.”

Los labios que atrapaban el aire frío fueron arrastrados por el rostro, bajando lentamente hasta
el pecho, el abdomen terso, perturbándolo todo a su paso.

Chao Nan estaba tan encantado con Ten que no se dio cuenta de que le habían quitado los
pantalones, los cuales cayeron al suelo… entonces sintió como una mano fría envolvía su
miembro, sobresaltándolo.

“Ah… ah… Ten… Ten…”, Chao Nan puso las manos sobre los anchos hombros y gimió
mientras movía su cabeza, y cuánto más se movía Ten, más dulce y claro se oían los gemidos.
Sippakorn se apartó cuando se acabó el helado de la boca. Desenvolvió uno nuevo, y siguió
comiéndolo. Era codicioso y rudo, hasta que goteaba néctar del helado, y dejando que se
disolviera a través de los pliegues brillantes que llegaron a sus ojos.

“Quiero ser devorado por ti…” rogó Ten y levantó las piernas del menor, agarró la punta de
los dedos de sus pies y lo besó cariñosamente, pero sus ojos se enfocaron en el canal estrecho
que aparecía frente a él.

“Dámelo…” Chao Nan se acostó hasta que su espalda tocó la mesa, levantando ambas manos
sobre su cabeza. Apretó los dientes cuando sintió la intromisión, pero lo aceptó… su torso
estaba resbaladizo y pegajoso por todo el helado derretido.

“Agárrate fuerte.” Dijo Ten, cuando tomó la cintura de Nan y comenzó a balancearse adentro
y afuera, haciendo que el sonido de la mesa moviéndose y los fuertes gemidos, fuera lo único
que se escuchaba en la habitación.

La puerta principal se había cerrado suavemente, sin que las personas que hacían el amor, se
percataran de ello. Afuera, en el pasillo, Rajina se recargó contra la pared y escuchó… sus ojos
se llenaron de lágrimas cuando se percató de lo que sucedía adentro.

El hombre a quien amaba como a un hermano mayor… con quien soñaba tener una relación,
tenía un amorío; y eso despertaba en ella una gran envidia… porque la persona con quien
debería tenerlo, era ella, ¡y no Chao Nan!

Capítulo 11: Una mujer llamada Rajina

En las primeras horas de la mañana de un ajetreado día, Chao Nan tuvo que sujetarse las sienes,
cuando se dio cuenta que no era su cartera la que había tomado al salir del condominio, sino
la de Ten.

“Justo cuando más prisa tengo.”

Regresó de inmediato, entró y fue directo al cuarto de Ten, quien aún parecía estar durmiendo.
Fue hasta el escritorio, encendió la lámpara y buscó dentro del cajón allí estaba… intercambió
nuevamente las carteras. Cuando estaba por cerrar el cajón reconoció su letra en un post it.

´Iré al campamento de la facultad, estaré allí por dos noches. No olvides cerrar las puertas.
Nan Klao´
Chao Nan vio la nota porque estaba a la vista, pero cuando estaba cerrando el cajón, le llamó
la atención un libro de tapa negra, el cual hubiera pasado desapercibido si no fuera porque
estaba abultado, dentro del mismo había una bolsa de plástico transparente que guardaba un
pañuelo rojo… ¡con su nombre bordado en letras doradas!

Tomó el libro y lo miró, debía contener algo sobre él… cuando lo abrió leyó que en la primera
página había una nota, arrugada, descolorida por el tiempo… recordó muy bien esa hoja de
papel… decía ´Lo siento´

Las cejas de Chao Nan casi chocaron, era la letra de Ten, pero la lágrima que cayó sobre el
papel, era suya…

Dejó de prestar atención a la primera hoja, no tenía sentido ahora, el enojo y la enemistad entre
ellos había quedado atrás, desde el primer día que pasaron la noche juntos.

Chao Nan movió su dedo para pasar a la página siguiente, encontró cartas y mensajes, muchas
con la letra de Ten, y algunas notas con su propia letra… lo recordaba. Algunas eran de los
viejos tiempos… lo extrañaba, realmente había pensado mucho en el pasado a veces.

´He comido los bocadillos que me dejaste y tomé la medicina´

´Quedamos solos en la casa, espero que pronto mejores´

´¿Y si hoy faltamos a la escuela?´

´No me lo contaste, se lo diré a Mok´

´¿Crees que le tengo miedo a Mok?´

´No lo pensé, pero dijiste que no me guardarías ningún secreto. Ya no estés enojado y ábreme
la puerta, me da pereza seguir escribiendo´

´Habla por la puerta´

´Cuídate…´

Al recordar el motivo de cada nota, Nan se sonrojó y se puso algo tímido. Era la manera de
arreglarse con Ten cada vez que peleaban, las notas estaban colocadas en orden, algunos
eventos pensó haberlos olvidado… ese libro estaba lleno de recuerdos. Además, la parte final
del libro, estaba lleno de fotos suyas… fotos tomadas en secreto.

“¿Me lo prestas para leerlo?” Chao Nan esbozó una sonrisa a través de sus ojos malvados
antes de alejarse con el cuaderno de tapa negra en la mano.
Una figura alta que sólo vestía pijamas fue a buscar una botella de agua del refrigerador.
Caminó en silencio pasando el largo sofá cama, y se derrumbó detrás del escritorio.

Los ojos de color claro miraron a su alrededor, antes de detenerse en el post it con la letra de
Nan, lo recordaba bien… cuando estaba por colocarla en su lugar, de repente quedó en estado
de shock.

“¡Maldita sea!”

En el cajón solo había un sobre de documentos, su cartera y el pañuelo rojo. Su libro había
desaparecido, y sólo había una persona que podría haberlo tomado.

“¡Nan!”

Tomó su teléfono y marcó el número nervioso, sólo esperaba que no se atreviera a leer el
contenido.

“Nan, llamo para preguntarte si has visto mi cuaderno.”

“Mmmm… creo haberlo visto…”

“¿Lo has abierto?”

“Jaja… Ten es un acosador.”

“¿Acosador? Devuélvemelo.”

“No seas tacaño, sólo hay notas con mi letra… lo tomaré prestado unos días y luego te lo
regresaré. Me tengo que ir, eso es todo.”

“Espera un minuto... no cuelgues… ¡Chao Nan!” Ten retiró el teléfono de su oreja después
que le cortaran la llamada, y apoyó su cabeza en la silla… Se sintió aliviado al ver que Nan
actuaba igual que siempre, significaba que aún no había leído el contenido del libro.

Sippakorn levantó la vista del televisor; estaba sentado, relajado, en el amplio sofá cama, pero
miraba el reloj en la pared cada diez minutos. Estaba seguro que Nan llegaría en cualquier
momento.

Ding Dong

“No cerré la puerta.” Sip frunció el ceño después de levantarse para abrir la puerta, si fuera
Nan normalmente sólo la abriría, ¿por qué tocaría el timbre?

“Rajina…”
“Pasaba por aquí y quise traerte ésta taza de chocolate caliente que te compré.” Dijo
Rajina mientras miraba sonriente a la alta figura, quien lucía claramente desilusionado de ver
que era ella detrás de la puerta.

“Gracias.”

“Sucede que estaba yendo a casa, y como llovía, mi auto quedó atascado, así que… pensé
en venir un momento, pero quise traerte el chocolate para que lo bebas… Tómalo
mientras aún está caliente.”

“Umm… ¿no prefieres que bajemos a la tienda, y nos sentemos a charlar? Cómo eres
mujer, no quedaría bien que estés en el departamento a solas con un hombre.” Sippakorn
tomó el vaso y bebió el contenido. La verdad era que no deseaba que Nan la encontrara con él
a solas, y buscaba llevarla a otro lugar para hablar.

“Jina, espérame aquí un momento, iré a vestirme para acompañarte abajo.”

Sippakorn se giró y fue al cuarto, dejó el vaso térmico de papel sobre la encimera de la cocina,
antes de dirigirse al sofá para tomar su celular… cuando de repente su cuerpo se sentía extraño.

“Oh…” Sippakorn usó su mano para sostenerse por el apoyabrazos, su mente se sentía
atontada, no podía mantener el balance de su cuerpo, como si estuviera agotado, sus ojos se
sentían pesados… entonces de golpe todo se oscureció y sonó un fuerte ruido cuando su cuerpo
impactó contra el suelo.

Rajina entró lentamente al condominio, el único sonido que resonaba era el que sus tacones
hacían con cada paso, se detuvo cuando ella se quitó los zapatos y los dejó en el suelo, luego
miró el vaso sobre la encimera, cuyo contenido había causado que Sip yazca inconsciente en
el piso.

“Phi Ten…” Rajina llamó a Ten una vez, asegurándose que las pastillas para dormir que había
colocado en la bebida, habían hecho efecto. A medida que caminaba, iba dejando como rastros
su ropa, quedando sólo con ropa interior una vez que entró en el cuarto… miró el cuerpo de
Ten en el suelo, y usando toda la fuerza que tenía, lo levantó para colocarlo sobre la cama.

Desnudó su torso e hizo lo mismo con el hombre inconsciente, no sin antes pasar sus manos
por los abdominales, admirando lo que veía. Luego lo cubrió con la sábana, y se acostó a su
lado, apoyando su cabeza sobre el pecho de Sip.

Un cuento feliz… esa era la felicidad que Rajina pensaba que merecía, ¡pero que jamás
conocería en la vida real!
Capítulo 12: Sepan que Ten pertenece a Chao Nan

La figura alta de Chao Nan, se detuvo frente a la puerta del cuarto, con el libro de tapa negra
en la mano. Pensaba regresarlo una vez que lo haya leído todo.

“Ten… regresé, el tráfico estaba horrible… por eso llego tarde...” La voz de Nan se fue
apagando cuando visualizó unos zapatos de mujer en el piso… comenzó a caminar hacia la
habitación de Ten ya que había ropa regada que parecía guiar a su cuarto.

Chao Nan frunció sus labios con fuerza, su mente pensó muchas cosas antes de tomar la
decisión de dirigirse al cuarto, al ver que la ropa en el suelo no era de hombre.

“¡¡¡Qué es esto!!!”

Nan gritó en voz alta cuando descubrió la imagen frente a sus ojos.

Se tragó el dolor antes de estallar en lágrimas… se contuvo, pero no pudo soportar más cuando
los ojos de Sip se abrieron y lo miraron…

“Tú… Nan…” Ten se despertó al oír su voz, aún se sentía aturdido y su cabeza le dolía
terriblemente, y de golpe, descubrió que a su lado yacía un cuerpo desnudo que balbuceaba…
“Otra vez… ah… Phi Ten…”

“¿Jina?”

Ten giró y miró en dirección de los sollozos, no entendía nada, ¡Qué había pasado!

“¡Estúpido mentiroso!”

“¡No!”

“Puedo verlo con mis propios ojos… no pongas excusas” Chao Nan miró su cuerpo, Sip
tomó sus pantalones y se los puso antes de salir corriendo para tomarle de la mano… pero Nan
lo evadió y se giró para golpear su cara con el grueso libro que llevaba en la mano.

El rostro de Ten quedó adolorido después del golpe, que hizo que sangrara por la comisura de
la boca; la atmósfera pareció quedar en silencio de repente… inclusive los leves sollozos de
Rajin se detuvieron.

“Puedes golpearme todo lo que quieras… pero no deberías arrojar las notas del libro al
suelo así”, dijo mirando las hojas desparramadas en el piso… si bien su rostro dolía por el
golpe, fue su corazón el que se rompió al ver cómo esas hojas llenas de profundos recuerdos,
eran pisoteadas por Nan, con ambos pies.

“Date prisa y sal de aquí, antes que lo próximo que pisotee, sea tu cara.”

“No lastimes a Phi Ten…” Rajin comenzó a derramar lágrimas de nuevo, cuando, usando
una manta para cubrirse, se acercó a Nan, pero cayó cuando él la tomó de un mechón de cabello
y la arrojó al suelo.

“¡¡Tú también sal de aquí!!”

“Jin… ¡Chao Nan!” Ten quedó boquiabierto mientras miraba a Nan y a Rajina, una persona
emanaba una furia difícil de extinguir, y la otra en el suelo temblaba de miedo.

“O se va ella, o me voy yo.”

Chao Nan miró hacia Ten, sabiendo lo que estaba sufriendo… pero, de todos modos, él debía
escoger.

“…Rajina, debes irte ahora.”

La joven sollozaba, y sin mediar palabra, se levantó, tomó sus ropas y salió de allí.

Todo se cubrió de silencio, Ten aún miraba las notas del libro en el piso, no sabía qué hacer o
decir…

“¿Por qué dormiste con esa?” Nan entrecerró sus ojos mirando al mayor, podía notar su
mirada de desilusión.

“Jamás se me pasó por la cabeza dormir con Rajina.”

“Te pregunté por qué… no pregunté si lo hiciste o no.”

“No sé si dormí con Rajina o no, lo último que recuerdo es haberte llamado… sé que
suena como que estoy poniendo excusas, pero es todo lo que de verdad recuerdo.”

“¿Esa perra te dio algo de comer?”

“¿Insinúas que de alguna forma ella me drogó?... yo… no creo que Rajina sea ése tipo de
persona.”

“¡No te atrevas a protegerla! Deja de pensar que las personas son buenas, ese vaso que
está en la encimera de la cocina, ¿acaso te lo dio ella?”
Sus ojos agudos miraron el vaso a la distancia… normalmente, Sippakorn no era de consumir
ese tipo de bebidas, así que era evidente que fue ella quien lo trajo.

“Que te haya drogado es una cosa, que haya sucedido algo más, es otra…”

Nan llevó las manos a su cuello, frotándolo y pensando. Se dirigió hasta el vaso sospechoso y
lo tomó, miró a Ten quien se agachó para recoger los papeles desparramados, juntó todo y lo
dejó en la mesa diciendo: “Todo esto es sobre ti, me gustaría que lo leas, y tal vez…
entiendas.”

Ten regresó a su cuarto, observó la cama… tenía pocas arrugas, sólo las causadas por los
cuerpos de Rajin y de él que habían estado acostados; se veía diferente de las veces que había
estado con Nan.

Puso la mano sobre las sábanas, acarició el colchón, palpó, buscó cualquier rastro que hubiera
podido quedar, pero al no encontrar nada, ¡estuvo seguro que no se había acostado don Rajina!

Ten intentaba controlar sus emociones, pero no pudo reprimirlo, y entonces formando un puño
con su mano, lanzó un fuerte golpe a la pared, dejando escapar todo el dolor que sentía.

Dos personas se encontraron en el almacén de limpieza en el campus, era silencioso, algo sucio
y mohoso, así que era seguro que nadie los vería. Allí, Nan empujó a la mujer descarada que
se había atrevido a drogar a Ten.

“Usaste ese vil método de drogar al hombre, eres lo más bajo, sucio e indigno, una
inmundicia… ¿cómo podría una mujer así pretender estar con Ten?”

Todos decían que era malvado, y no se equivocaban. La tomó por el cuello, mientras ella se
defendía clavando las uñas, creando una herida dolorosa y punzante, entonces la empujó y
cayó a los pies de Nan.

“Uf… Khun Nan, lo siento.” Rajina sollozó y se arrojó abrazando sus piernas. Tenía miedo…
miedo del estado de ánimo de Chao Nan en este momento.

“El dinero no es una opción.”

“¿Una opción para liberar esa lujuria o para Rajina?” Chao Nan le lanzó un papel que
sacó de su bolsa, hacia el cuerpo de la mujer.

“Oh… Jina… por favor… lo investigué. ¡No te lo daré! Jamás llegará el día en que te
entregue a Ten, ¡él me pertenece!”
“Chao Nan no ama a Phi Sip… sólo yo lo hago, yo lo he amado por mucho tiempo,
además, tú y Phi Sip son hombres. Si Phi Sip quiere tener hijos, yo podría dárselos, Chao
Nan… yo quiero a Phi Sip.” Los ojos brillantes destellaron cuando miraron a Rajina, se sentía
furioso con cada palabra que decía la persona frente a él, cerró su mano con fuerza.

“¿Qué yo no amo a Ten? ¿Y tú lo amas hace mucho tiempo? ¿Qué ambos somos
hombres? Tú no sabes nada Rajina.”

“¿Crees que Phi Sip te ama?... eres tú quien no sabe nada.”

¿Acaso creía que Ten podría tener a alguien más en su corazón después de amarlo a él por
tanto tiempo?

“Hablas como si conocieras muy bien a Ten, pero ¿Qué es lo que en realidad crees
saber?”

Chao Nan se agachó para cruzar su mirada a la misma altura que la de Jina, y sonrió de una
manera que le hizo sentir mal a la mujer.

“Aunque Sippakorn amara a alguien, aunque no fuera a mi y fuera alguien más, jamás
se lo daré a nadie.” Chao Nan le dio unas palmaditas en la mejilla antes de levantarse. Había
terminado de hablar con esa persona, que no era más que alguien de clase baja, una basura, así
que decidió marcharse de ese cuarto mohoso.

Cuando se giró, se encontró con la mirada inexpresiva de Ten, y cuando pasó a su lado, le dijo
en voz baja en el oído, para que la otra persona no escuchara la orden.

“Lo escuchaste todo… esta noche, ven a verme en mi dormitorio.”

“No deberías haberla lastimado.”

“No digas nada que pueda llegar a ofenderme, porque la siguiente persona que puede
salir lastimada… es Ten.”

“Si piensas en mí sólo como un objeto, haz lo que te plazca.” Ten observó a Nan marcharse,
sin siquiera molestarse en mirar hacia el cuarto de servicio del cual acababa de salir.

Rajina se estremeció cuando alguien arrojó una gruesa sombra frente a ella, pensó que era Nan
quien regresó, pero cuando levantó la mirada, pudo ver que era Ten.

“Phi Ten… Phi Ten… ayúdame.”


“Jina… ¿tienes algo que confesarme?” Sippakorn apoyó su espalda contra la pared y bajó
la mirada hacia Rajina, quien aún yacía sentada en el suelo; la observó en silencio hasta que
ella rompió en llanto.

“Debes responsabilizarte por mí.” Dijo con la voz temblorosa.

“¿Hacerme responsable? Estoy muy seguro que no te hice nada Jina.”

“Phi Ten durmió conmigo… ¿cómo puedes negarlo?”

“¿Puedes confirmar tus palabras? Porque yo no tengo recuerdos de que haya pasado
algo, ¿puedes refrescar mi memoria?”, Ten se movió para acercarse a Rajina, puso una
rodilla en el suelo y la miró; acercó su mano y tocó el tobillo de la mujer y lo comenzó a
acariciar de arriba a abajo.

“Phi Ten!” Todo su cuerpo tembló, y de inmediato sacó la mano de Ten y se levantó.

“Si de verdad hubiera pasado algo anoche entre nosotros, no deberías escapar ante mi
toque.”

“Aun así, Phi Ten debe tomar responsabilidad.”

“Pero no entiendo por qué.”

“Por qué me tratas así ahora, no sabes todo lo que llevo soportando.”

“¿Qué tan pesada es tu carga? Dímelo para que lo sepa.”

“Finges no saber cuáles son mis sentimientos en este momento, mientras que la persona
que amas sólo te ve como un objeto. El joven amo en el que solías confiar, actúa como si
sólo jugara con el afecto que le profesas.”

Sippakorn se mordió los labios cuando escuchó sus palabras, apretó su puño envuelto en
vendajes fuertemente. Se sintió abrumado por todas las palabras que luchaban por salir, pero
era a Chao Nan a quien debía decirlas.

“Phi Ten… no me dejes”. Rajina estiró su mano para agarrar la muñeca de Sippakorn quien
se giró y empezaba a alejarse… pero sólo pudo sentir el desprecio, cuando Ten dijo,

“Ya me has dado tus razones, ahora me tocará hablar a mí.”

Rajina miró la alta figura alejarse de ella… ahora ya sabía cuál fue la decisión que había
tomado… aunque esa resolución fuera quien lo lastimara, ¿qué tan malo podría ser?
Después de que Ten regresara al condominio, se presentó en la puerta de Nan como éste se lo
había pedido. Al entrar observó que todo estaba ordenado y limpio; podía verse el piano, el
tablero de dibujo, y un sofá de cuero negro donde Nan estaba sentado.

“Quítate la camisa.”

“Qué vas a hacer.”

“Escribiré mi nombre en tu espalda… sinvergüenza.” Chao Nan lo dijo mientras levantaba la


mirada hacia Ten, dejando ver en su mano una máquina para tatuajes.

“… no me agrada la idea de tener cicatrices… menos tatuajes.”

“Si de verdad piensas que sólo te veo como un objeto, no tienes derecho a decirme nada.
Te tatuaré mi nombre así todos sabrán que eres mío.”

Ten parpadeó ante lo dicho, mientras observaba la expresión seria de Nan; lo vio mojar la larga
aguja con la tinta, se acercó y se ubicó delante suyo. Miró como Chao Nan mojaba la punta de
la aguja en la tinta, y con la otra mano tomó el dobladillo de la camisa para sacársela por la
cabeza, hasta tener el cuerpo desnudo de Ten frente a él.

“Date la vuelta y siéntate. No te alejes hasta que te diga que está hecho.”

Ten no tenía intención de oponerse o desanimarse, sólo lo soportaría.

Sus ojos claros miraron los dedos delgados, antes de suspirar en secreto cuando sintió el frío
alcohol tocar su espalda; y sólo unos momentos después, la gruesa figura se sobresaltó.

“Quédate quieto.” Chao Nan dijo en voz baja cuando presionó la aguja en medio de su espalda.

Sippakorn chilló, sentía que lo desgarraban… cada movimiento de la mano de Nan le causaba
dolor.

Apretó los dientes con fuerza, suprimiendo el dolor, llevando a su mente los recuerdos de hace
tantos años; pero aquella vez, si bien fue él quien escribió su nombre, lo hizo en algo sin vida,
mientras que ahora hacía lo mismo en su cuerpo… Sippakorn quería llorar y decirle que lo
estaba lastimando… quería decirle que él también tenía corazón.

Hace 7 años

“¿Qué estás haciendo?” preguntó Ten cuando sus ojos vieron a Nan con un cuchillo en su
mano, marcando sobre la corteza del árbol de fangipani.
“Escribo mi nombre en el árbol.”

“¿Por qué lo haces?, no queda bonito.”

“Ya sea bonito o no, no es el asunto… éste árbol pertenece a los dioses, y ahora, es nuestro,
y por eso escribo mi nombre en él; así nadie se atreverá a quitarle las flores y llevárselas.”

“Sólo son flores… de todas formas, se marchitan. Es mejor que sean recogidas y colocadas
en floreros con agua para que decoren las habitaciones.”

“Es nuestro, no dejaré que le quiten más flores. Además, el árbol no está vivo y no siente
dolor mientras corto para escribir mi nombre.”

“El árbol de frangipani tiene muchos sentimientos, y si pudiera hablar, te diría que le
duele.”

Siempre pensó que él jamás podría lastimar algo que amara; si sólo pudiera permitir que nadie
más que él lo admirara… sólo él.

Pero ahora, lo estaba lastimando. ¿Por qué era tan malo con él? ¿Acaso esto significaba que
para él sólo era un objeto sin vida? ¡¿Alguien que no era digno de ser amado?!

“Está hecho.” Chao Nan bajó la aguja y observó el trabajo creado. En la parte media de la
espalda de Sippakorn, la palabra “Nan Klao” era hermosa, como si el tatuaje hubiera sido
hecho por un tatuador profesional, cada trazo era perfecto.

“Entonces… si me disculpas”, Ten tomó su camisa que estaba no muy lejos de él, con
intenciones de salir de allí para ir a su cuarto a tratarse sus heridas, la de la piel y la del corazón.

“Detente Ten.” Chao Nan lo tomó de la mano, pero el mayor se zafó de su agarre y usó su
antebrazo para secarse las lágrimas. ¡Ten lloraba por él!

“Ten… yo… yo…”

“Si quieres usarme como un objeto para desahogar tus deseos, debes saber que ahora
estoy muy dolido. ¿Acaso piensas que yo no poseo corazón? ¿Qué carezco de emociones?
Jamás pensé que podrías ser tan malvado… creo que jamás debí permitirme acercarme
tanto a ti.”

Ten se movió hacia Chao Nan, presionándolo hasta que la persona cayó de espaldas sobre el
sofá.
“¿Tienes miedo?... ¿miedo de que te haga daño como aquél día?, no te preocupes Nan,
me iré. Me juré a mí mismo que sería la primera y última vez que te lastimaría. Pero en
cuanto a ti, ¿cuándo dejarás de lastimarme?”

Ten aflojó su agarre, miró el rostro que lo había fascinado desde la primera vez que lo vio,
quien parecía ya no querer hacer nada violento… pero todavía obsesionado con la propiedad…
a pesar de haber partido su corazón en cientos de miles de pedazos de todos modos…

Nan se lamió los labios y apoyó la cabeza contra el sofá de cuero. Era duro e incómodo, a
diferencia del sofá cama del cuarto de la persona que acababa de salir de su habitación. La
imagen de Ten con lágrimas en su rostro, y las palabras que quedaron resonando en su cabeza,
atravesaron su corazón causándole un gran dolor… se sentía intranquilo… tanto, que no podía
quedarse quieto en ese momento.

Capítulo 13: Chao Nan le dirá a Ten que ha sido subyugado

Han pasado 2 días.

Habían pasado ya dos días del acontecimiento, Ten evadía a Chao Nan, ni siquiera se veían en
el condominio, y la perilla de la puerta que siempre se giraba para verlo entrar, ya no lo hacía;
intencionalmente Ten se la pasaba encerrado en su habitación.

Ring Ring Ring

Chao Nan presionó, deliberadamente el timbre, tenía la intención que conseguir que la persona
en la habitación abriera la puerta, aunque fuera llevándolo al hartazgo. Pero fue inútil… todo
seguía en silencio.

“…abre la puerta”, la orden fue dada en voz baja, y cuando no funcionó, se mordió los labios
y entonces cambió un poco el tono de voz…

“Phi, por favor ábreme la puerta.” Segundo pedido.

“Ten, abre la puerta para mí.” Tercer pedido.

“Ten… Ten, ¿me estás escuchando? No seas malvado conmigo.” la pulsera de cadena en
su muñeca resonó contra la puerta cuando pasó su mano por ella, entonces se dirigió hasta su
cuarto y tomó un pedazo de papel, salió y fue nuevamente hasta la habitación de Ten, se sentó
frente a la puerta y escribió un mensaje.
´Ten, lo siento.´, luego continuó escribiendo… ´Sé que tienes razón… pero no quiero que le
pertenezcas a nadie más que a mí.´

Tomó la nota y la deslizó por debajo de la puerta. Pero cuando no recibió ningún tipo de
respuesta, se apoyó de nuevo sobre la puerta y dijo: “¿Podemos hablar? Al menos responde
mi mensaje”. Apretó el lápiz en su mano, se sentía desanimado; los mensajes que había
enviado por LINE jamás obtuvieron respuesta, a pesar de que sabía que habían sido leídos.
Sus ojos parpadearon, cuando su mano golpeó fuerte contra la puerta provocando un fuerte
sonido; “No voy a rendirme… ¡Me abrirás la puerta hoy!”

Dentro de la habitación, Sippakorn se recostó contra la puerta, tenía en su mano la nota de


papel, la cual leía una y otra vez. Llevó el dorso de su mano al cuello, tenía fiebre, el tatuaje
en su espalda dolía, y estaba rojo e inflamado.

“Sólo un poco más y te abriré la puerta.”

Sippakorn abrió los ojos cuando sintió su teléfono vibrando. Estaba bajo los efectos del
antipirético y sentía somnolencia, pero pudo ver que quien mandaba mensaje era Nan Klao.

[Nan Klao: Sé que te gustan los gatos.]

[Nan Klao envió una foto.]

“….tan lindo.” Ten dejó escapar una sonrisa, cuando vio la imagen de que Chao Nan había
enviado, en ella sus mejillas estaban levemente sonrojadas, y en su cabeza negra como el
cuervo, llevaba una pequeña diadema con orejas de gato.

[Nan Klao: seré tu gatito toda la noche, si accedes a abrirme la puerta.]

[Nan Klao: pero si no abres en los próximos diez segundos, me iré a mi habitación.]

[Nan Klao: porque me siento avergonzado.]

Ten se movió y se paró frente a la puerta, escondió la sonrisa en su rostro y con calma, abrió
la puerta, para encontrarse con el joven parado con orejas de gato, con un rostro algo molesto.

“Ten, ¿estás enfermo?” Chao Nan aflojó sus brazos cruzados, antes de mirar el torso desnudo
que se había puesto rojo.

Nan extendió su mano, con la intención de sentir el calor de su cuerpo, pero se detuvo cuando
el cuerpo del mayor lo evadió y se giró para adentrarse en la habitación.

“¿Todavía estás molesto conmigo?”


“Si vas a entrar, entra… y cierra la puerta.” Ten lo miró y dijo con una voz tranquila.

“¿Qué estás haciendo Ten?”

“Estoy a punto de cenar.”

“¿Puedo hacerlo contigo?”

“¿Qué quieres comer?”

“Cualquier cosa… tú sabes lo que me gusta comer y lo que no.”

Sólo tenía salteado de brócoli con camarones fritos, pero es uno de los platos que Nan odiaba,
decía que se trataba de una verdura apestosa. Pero aun sabiendo esto, sirvió en un plato y lo
colocó frente a Nan.

“Cómelo todo.”

“No me gusta el brócoli”, se quejó Chao Nan cuando vio lo que había sido puesto frente a
él… y comenzó a alejar el plato.

“Cómelo todo.”

“No comeré.”

“Pues ahí está la puerta.”

“¡Ten!”

“Ésta es mi habitación, si quieres quedarte haz lo que te digo, si quieres ser más grande
que yo...”

“Ya lo eres, no discutiré eso.”

“No es a lo que me refiero...” Ten se acomodó bajo la mesa cuando los ojos de Nan se
dirigieron a su entrepierna… de repente sintió calor en su rostro, porque de verdad no se refería
al tamaño de su miembro.

“Ya soy grande, así que no comeré los vegetales… antes cuando era pequeño siempre me
decían que debía comerlos para crecer, pero ahora ya lo hice… ¿por qué eres tan
mandón?”

“Si no los comes, sólo déjalos a un lado del plato.”


“Siempre hago eso.”

“Rebelde.”

“Así he sido siempre… deberías estar acostumbrado.”

Ten decidió dejar de discutir, bajó la cabeza y se sirvió arroz en su plato, luego llenó su
cuchara, llevó la comida a la boca y masticó. Trataba de no prestarle atención a Nan, quien
ocasionalmente golpeaba su pierna, sin saber si lo hacía de manera descuidada.

“Si estás enfermo, no deberías tomar una ducha, mejor ve a la cama, yo te limpiaré”, dijo
cuando vio que Ten se había levantado para dirigirse al baño después de terminar de comer.
Entonces fue Nan, quien fue a buscar una toalla con un cuenco lleno de agua, y se acercó a
Ten.

“Puedo lavarme yo solo”, intentó reírse, pero pronto puso una cara seria, porque al levantar
la vista se dio cuenta que Nan aún usaba las orejas de gato. Se veía muy lindo y divertido,
porque tenían movimiento y le causaba mucha ternura.

“No debes contenerte conmigo… en el pasado…”

“Eso era antes… no ahora.”

Nan sintió tensión en su rostro cuando Ten le dijo esas palabras… no pensó que le causaría
tanto dolor… no podía mirarlo a los ojos, pero aun así caminó lentamente y se acercó a la cama
donde él se había sentado.

“Es mi culpa, no tienes que decir nada.” Chao Nan se movió y se sentó al lado de Ten, antes
de tomar la toalla y escurrirla; luego de manera delicada la pasó por el área lastimada. Los ojos
negros y penetrantes de Nan parpadearon, transmitía una variedad de significados, anhelo de
querer a alguien, arrepentimiento por lastimarlo…

Pasó la toalla por el cuello blanco de Ten antes de llevarla por el hombro… y luego bajar por
la clavícula, por esa hermosa línea… de repente su respiración comenzaba a acelerarse, su
cerebro se contrajo, contando los días en que no se había liberado… ya había pasado casi una
semana, y ahora estar tan cerca del otro y no tocarlo, le causaba sufrimiento; podía sentir su
olor emanar, llenando sus fosas nasales, todo lo que Ten despertaba en él era lujuria.

La misma toalla cambió de lugar para pasar por el dobladillo de la camiseta, recorrió los
músculos fuertes, desde el vientre hacia el pecho, rodeando las fosas nasales. Dejó la toalla a
un lado y usó sus manos para jugar con los bordes del pantalón elástico…
“Ya te dije… que no deberíamos estar tan cerca.” Ten lo detuvo tomándolo de la muñeca,
ejerciendo una ligera presión para apartar su mano, claramente mostrando oposición a sus
movimientos.

“Por qué…”

“Deja que termine yo… en el pasado siempre era yo quién todo lo hacía, ¿por qué ahora
quieres hacerlo tú?”

“ah…”

“¿Puedes responderme… ¿lo haces porque de verdad quieres hacerlo? Y si no puedo


hacerlo con nadie, ¿por qué me celas? ¿Es por lo que sientes, o porque tienes miedo de
que algún día me canse de ser usado? Si pudiera elegir, tampoco quiero que sea así.
Mejor vámos a dormir, no quiero que discutamos.”

“Ten, perdona por lo del tatuaje, si pudiera retroceder en el tiempo, admito que lo haría
de nuevo, porque quiero que se sepa que eres sólo mío.”

Chao Nan se levantó de la cama, con el rostro hacia abajo. Era una de las pocas veces que no
demostraba su mirada altanera. Se alejó sin olvidarse de apagar la luz, dejando sólo una sonrisa
de satisfacción en el rostro de Ten; el dolor comenzaba a disminuir, pero aún había rastros.

Chao Nan se tiró a un lado del sofá, presionó su rostro en la almohada para suprimir el
sentimiento de frustración, pero sabía que debía soportarlo, tomaría tiempo para que los
sentimientos desaparecieran.

El sonido de la puerta provino del cuarto de Ten Pakorn, se mantuvo quieto mientras se
escuchaban los pasos de la alta figura, que se acercaba… hasta que se detuvo y se sentó en el
sofá, entonces unos largos dedos se acercaron a su rostro para mover el cabello que cubría sus
ojos, y de repente unos suaves y cálidos labios besaron su frente y bajaron a la punta de su
nariz.

“Ten… aun no me he dormido.” Chao Nan se movió y se sentó, pero cuando se dio cuenta
que Ten se giraba para marcharse, se apresuró a abrazarlo por detrás, rodeando sus brazos en
su cintura.

“Ouch… mi espalda me duele”, Sippakorn se quejó adolorido, mientras protestaba contra la


persona amarrado a él, quien liberó un poco el abrazo, pero no lo soltó.

“Lo siento… pero recién, tú… me diste un beso aquí.” Chao Nan colocó su dedo en su
frente, se sintió sorprendido que lo hiciera, porque jamás había tomado la iniciativa, sin que
antes se lo pidiera. Ésta era la primera vez.
“Si… no… la próxima vez, no lo haré.”

“No, no es posible… Ten… salí del cuarto para dejarte descansar, pero si haces algo así
no esperes que me contenga. Quiero que me toques, quiero que me hagas el amor… me
siento tan incómodo que mi cuerpo está a punto de explotar.”

“Si te toco ahora, incluso si luego me pides que me detenga, no lo haré, hasta que me
sienta satisfecho… si estás dispuesto a que haga eso, entonces desvístete y acuéstate en el
sofá.”

Ten miró el rostro nervioso de Nan, quien había seguido sus órdenes… empezó a acariciarle
los muslos blancos, antes de agacharse y clavar sus dientes afilados en la suave carne.

“Ah… Ten…”

“Eres como un gato, poco domesticado, a veces te irritas y me arañas… por eso debo
hacerte una marca… mi gatito.” El mayor sonrió satisfecho mientras movía su cuerpo,
buscando una postura para quitarse la ropa, en estos momentos observaba las orejas de gato,
las cuales le daban aire de actor de película porno, cuando el personaje se colocaba orejas de
conejo enamorado.

Al pensar en eso se preguntó: ¿Cómo había llegado Nan a ese punto?

La alta figura volteó al menor boca abajo en el sofá, admirando sus hermosas curvas; era como
una escultura que invocaba la mano de Sippakorn para que lo tocara suavemente, levemente,
antes de frotar con fuerza sus nalgas, aplastándolas en la palma de la mano.

“Ah… Ten…” El cuerpo debajo gritó mientras sentía el peso del mayor sobre él, quien con
sus manos empezó a tocar todo su torso, apretando y estrujando, en tanto comenzó a frotar su
miembro entre las nalgas.

“¡Ten… espera!”

“¿Eh…?” Ten miró a Nan que giró su cabeza, sus ojos ardían, miró el gran falo que se apretaba
entre los bultos redondos de su carne.

“¿Lo meterás así?... Si no me preparas antes, dolerá… dolerá muchísimo.”

“Bueno… no pensaba en usar ningún tipo de anestesia.”

“Está bien… pero no podré caminar luego, así que deberás cargarme.”

“Sí…”
“Entonces, continúa… eres el mejor.”

Ten volvió a presionar su peso sobre quien parecía luchar, dejando escapar un gemido bajo,
cuando su mano apretó las nalgas en tanto deslizaba su erguido falo entre ellas, todo su cuerpo
hormigueó… pensando… cómo ese día Nan insertó la aguja en su piel para hacerle el tatuaje,
ahora era Ten quien insertaba su pene dentro de Nan para marcar propiedad.

“Ah… Ahh… AAAhhhh.” Nan empujó su rostro contra la almohada, apretándola con sus
manos para ocultar sus lágrimas debido a la manera en que acaba de ser penetrado sin
preparación previa.

“Ahh… Nan...”, rugió Ten; Nan miró hacia atrás, y vio como el cuerpo del mayor se tensaba
y luego temblaba, justo cuando comenzaba a moverse. Ten escuchó los sollozos, cuando un
grito salió del cuerpo debajo suyo… entonces detuvo sus acciones, se recostó sobre la espalda
de Nan, rodeó con sus manos la cintura y lo levantó, aun estando unido a él.

“Te hice llorar…”

“Espera y verás, algún día me penetrarás tan fuerte, que no podré caminar por tres…
no, por siete días.”

“Hasta que ése día llegue, tendrás que caminar con las piernas separadas, a diferencia
de mí, que a causa de mi erección deberé caminar con las piernas cruzadas.”

“Maldición… ah… ah.” Chao Nan cerró sus ojos y levantó su cabeza para gruñir a la persona
que apretaba su cuerpo con un brazo, instándolo a moverse.

“Esto es lo que consigues cuando abres las piernas para que un cabrón como yo te haga
suyo.” Ten tomó las nalgas de Nan y las abrió aún más, consiguiendo de esta manera entrar
más profundamente, y siguió empujando, embistiendo, presionando y raspando la piel suave,
viendo como el rostro de Nan se volvía más rojo y se distorsionaba.

Comenzaba a sentirse aliviado, recordaba el dolor que le había causado la primera vez que fue
penetrado, pero ésta vez, su canal se abría cómo los pétalos de una flor al sol.

Las manos de Ten sostenían las piernas de Nan, mientras éste se agarraba fuertemente por sus
hombros… en ese momento Ten era tan violento con su cuerpo que sus ojos estaban llenos de
lágrimas. Pero cuando éste lo llenó, y empezó a gotear, el movimiento de cadera disminuyó,
lo cual le causó cierta irritación.

“Ten… ah… estoy cerca”, Chao Nan agarró los fuertes hombros de Ten mientras su cuerpo
se tensaba, y cuando éste golpeó una vez más su próstata, finalmente se liberó en su
abdomen…
Llevó sus manos al fuerte y húmedo torso del mayor, antes de apoyar en él su cara, sintiendo
cómo se contraía, hacía ruido, silbaba y gemía desde su garganta… exhausto… hasta el punto
que dejó caer su cuerpo al suave asiento del sofá…

Ten se retiró de su cuerpo, observando las manchas blancas en su suave abdomen, el cual subía
y bajaba, como buscando calmarse.

Ten tomó los pies de Nan, los levantó y colocó en el borde del respaldo del sofá, su cuerpo
formaba de un suave arco, y dejaba a la vista su parte trasera la cual se notaba hinchado y bien
abierto, como invitándolo… entonces, ¿por qué Ten lo rechazaría? Cuando él mismo ya estaba
listo para soportar otra ronda.

“Eh… ah… ah… ah…” Chao Nan agarró con fuerza el cojín del sofá y se estremeció, su
miembro volvió a ponerse rígido, y pronto arrojó líquido tibio, mientras Ten continuaba
invadiendo su cuerpo.

“Ten… espera… tomemos un descanso… estoy cansado.”

“Déjame terminar primero… luego descansaremos juntos.” Ten presionó su cuerpo,


acelerando el movimiento, viajando hasta el punto que su cuerpo quería ir con él, a pesar de
que Nan mostraba claramente signos de agotamiento.

Cuando Sip finalmente se retiró del interior de Nan, observó cómo su semen escurría… el
sentimiento de culpa comenzó a consumir su alma, cuando contempló como éste se mezclaba
con el color rojo de la sangre… estaba sangrando y su carne se veía inflamada y roja.

“Seré más gentil.”

“Ten, es suficiente…”

“No puedo parar.”

“Pero… pensé que tenías fiebre.”

“Ya no tengo… me siento lleno de energía.”

Ten colocó a Nan en su posición normal, dejando escapar un sonido de jadeo, su cuerpo se
sentía caliente, y estaba tan asustado que tuvo que esconder su cara de aquel que aún lo miraba.

Darle la espalda no parecía una buena idea, porque el mayor sólo descansaba un momento
antes de empezar a moverse de nuevo.

“¡No lo puedo soportar más!”


Gritó cuando fue levantado, su canal trasero se sentía entumecido… “Ten… suficiente.”

“No me detendré, hasta que esté satisfecho”, protestó Sippakorn.

Ten se sentó en el sofá estirando sus largas piernas, luego tomó la cintura de Nan y lo instó a
sentarse encima de su falo erecto; su canal se sentía cada vez más punzante, quería huir, pero
sólo podía obedecer lo que el mayor le pedía.

“Ahora, podrás insertarlo más fácilmente…”, Ten se inclinó para besar la espalda,
mordiendo y dejando marcas por toda la superficie.

“No puedo hacerlo tan fácilmente como lo haces tú.”

“Eso es bueno…”, dijo Ten sonriendo detrás suyo; luego lo penetró hasta el fondo,
provocando fuertes gemidos.

“Ah… ah… no puedo soportarlo más…”, Chao Nan tomó con fuerza las muñecas de Ten,
sentía que estaba por desfallecer… estaba exhausto, inclinó su cuerpo inerte sobre los hombros
del mayor, mientras éste aun no dejaba de moverse, subiendo y bajando su cintura… continuó
deslizándose dentro y fuera, aplastando su cuerpo contra el suyo, hasta que, en medio del dolor
y el placer, Ten se liberó nuevamente dentro de Nan…

El rudo sonido de carne contra carne continuó durante mucho tiempo, y por más que Nan se
retorciera una y otra vez, no se resistió en absoluto, hasta que fingió quedarse dormido
embriagado por la pócima del amor de Ten.

Capítulo 14: Dulce y amargo, a veces feliz a veces triste

Los ojos negros como boca de lobo, se abrieron por la suave luz, que le indicaba que ya era
tarde; su cuerpo adolorido y enfermo se movió perezosamente buscando la cálida piel de Ten,
pero en cambio, sólo encontró vacío. ¿Había vuelto a dejarlo solo? ¿Dónde estaba?

“Oh… Ten… no huyas de mí y duermas en el sofá.”

“Duerme Nan… aquí estoy, no me iré a ningún lado.”

Esas fueron las palabras que Ten le había dicho antes de que se quedara dormido debido al
agotamiento.

Nan se levantó lentamente, plantó sus piernas en el suelo frío… pero cuando quiso dar unos
pasos, se percató que … ¡no podía cerrar sus piernas!
Pero considerando el tamaño del miembro de Ten, y todas las veces que lo habían hecho el día
anterior, el sólo hecho de que pudiera caminar, era suficiente.

Se dirigió a la sala, esperando encontrar al mayor en el sofá, pero no estaba, sólo encontró los
platos dispuestos en la mesa con la comida servida. ¿Cuántas veces debería repetirle que no le
gustaba comer las sobras?

´Tenía asuntos que tratar, no quise despertarte, si tienes hambre calienta la comida. El
microondas está en la cocina.´

“El microondas está en la cocina…”, levantó su mano hasta su cabello y se lo alborotó,


nuevamente Ten lo había dejado y se atrevió a dejarle las sobras para que las caliente, ¿y
esperaba que él sólo lo haga? Pero si no comía, temía que Ten se enfadaría, y ¡tendría que
reconciliarse como anoche!

Chao Nan tomó la nota que había sido dejada sobre la mesa, junto con la comida, y fue al
cuarto a buscar el libro de tapa negra, para guardarla dentro.

Se detuvo un momento para observar el libro, algunas páginas estaban muy arrugadas, como
si hubiera querido arrancarlas de cuajo; pero lo más grave probablemente era su portada, que
había sido rota en más de la mitad.

“Arreglaré el libro para ti… pero la cinta es tan gruesa que tendré que arrancarla.” Chao
Nan pasó su dedo por la cinta que trazaba el borde de la cubierta del libro.

Estaba muy fuertemente pegada. La palabra “lo siento” seguía siendo la primera palabra en el
libro, pero quien lo leía ahora no era el propietario, por lo tanto, Nan decidió usar un cuchillo
para cortar la cinta.

Una vez que la quitó, encontró que, guardado en la cubierta, había una pequeña libreta, que
cayó al suelo. Nan quedó congelado, pudo reconocer la letra de Ten en todas las hojas…

Deliberadamente estaba guardada de la vista de todos… la había escondido por mucho tiempo.

21 de noviembre

Primera hoja; en realidad nunca se me hubiera ocurrido escribir todo lo que siento, pero
necesito liberarme.

Han pasado dos años desde decidí usar este libro como una grabación de todos los
sentimientos que llevo en el corazón, probablemente los conozcas, o tal vez nunca lo sabrás.
¿Cuánto tiempo tendré que ser fuerte? Ésta sensación que poseo me deja un sabor muy dulce,
que a veces me causa felicidad y a veces tristeza, pero ahora sólo tengo sufrimiento porque sé
que jamás me perdonarás… Lo siento mi amor, si me pidieras que cortara mi corazón lo haría,
moriría si es lo que deseas. No importa cómo me sienta, porque éstas palabras jamás deberían
ser dichas, pero… Te amo, te amo tanto Nan.

Nan dejó la cuchilla que tenía en la mano sobre su escritorio en su habitación. Sus manos
temblaban, sus ojos ardían, aún recordaba cuando lo golpeó con ese libro y luego lo arrojó en
el suelo, porque lo que decía aquí no podía ser cambiado, pero se preguntaba si el corazón del
propietario lo habría hecho ya.

Sus dedos fueron a la siguiente página…

Memorias de Sippakorn, 13 de mayo

Primer día en Nan, 17 de mayo

Hablé con Chao Nan por primera vez, me ordenó que le atara los cordones de sus zapatos,
pude mirarlo en secreto por un momento, ¿qué tipo de persona tiene los ojos tan hermosos?

11 de agosto

No sólo me gusta… me encanta… ¿qué debo hacer?

23 de septiembre

Primer corte al corazón… fallé.

25 de septiembre

Cómo si la vida no fuera a darme problemas… pero me gusta demasiado.

27 de septiembre

Fallo por segunda vez, como antes.

3 de octubre

Intento sacarlo de mi cabeza, pero hice un trato con él, que jamás nos guardaríamos secretos.
Pero mentí, porque tengo un secreto que no puedo decirlo… Te amo… ése es mi secreto.

15 de diciembre
Estoy enfermo. Me trajo medicina y bocadillos para comer. Me escribió una nota donde me
pedía que coma.

17 de diciembre

Rompiste tu promesa, te escapaste de la escuela y no me dijiste a dónde ibas. En realidad, no


estoy enojado, pero quiero saber a dónde vas… aunque sé que no me lo vas a decir.

25 de diciembre

No hemos conversado por dos semanas. Hoy fui a charlar, pero me abrazaste, no porque
había sido castigado sino porque viste las heridas en mis piernas. Después de que te escapaste
de la escuela te seguí, porque quería saber a dónde ibas. Fuiste a un casino, apostaste, y
estabas a punto de pelear con unos gánsteres. Si no hubiera estado ahí, ¿qué hubiera pasado?
Hicimos un nuevo trato, no irás a lugares como ése, no te expondrás al peligro, yo siempre
recordaré y te prohíbo que olvides tu promesa.

1 de enero

Fuimos a hacer méritos al templo, después de anoche, te llevé a ver fuegos artificiales junto
al lago. Casi te besé, debo estar loco.

2 de enero

Me diste un pañuelo con tu nombre bordado, me gusta verte actuar así. Sólo pensar en ti hace
que mi corazón rebose.

14 de febrero

Oh… de repente compraste flores porque no pensaste en lo que querías hacer. Hiciste algo
malo y decidiste arreglarlo dándome flores.

18 de mayo

Ha pasado un año desde que llegué a Nan. Éste año estás mucho más alto que el año pasado,
dices que serás tan alto como yo… ¿acaso es malo que seas más bajo que yo? No te he visto
últimamente, porque debo prepararme para el examen; quiero ganarme una beca para poder
seguir estudiando. Por eso sólo me concentro en estudiar.

Debo ser mejor para poder estar a tu lado, no sé lo que me depara el futuro, ¿y tú? No sé si
aún me querrás en tu vida o no.

22 de agosto
Debo ir a la capital para estudiar por dos años, estaré lejos de ti, debo tener paciencia, sólo
serán dos años.

30 de septiembre

Es tu cumpleaños Nan, te compré un brazalete que sé te gustará, pero no me atrevo a dártelo


porque ya has recibido tantos regalos. La mayoría de ellos son invaluables.

14 de noviembre

Decidí darte el brazalete, pero se lo pedí a otra persona que te lo entregara… vi como lo
sacabas de la caja y te lo colocabas. Me alegró mucho ver que te gustó.

Chao Nan se quedó petrificado cuando miró el brazalete en su muñeca… sí… le encantaba, le
quedaba bien; no podría creer que lo haya usado durante 7 años sin saberlo. ¿Por qué? ¿Por
qué jamás sospechó que sólo habría una persona que supiera regalarle algo que sabía le
encantaría, si esa persona no fuera Ten?

Capítulo 15: Los sentimientos de Ten que Nan hará suyos

Las largas y esbeltas piernas se movían con firmeza sobre el piso de mármol, que se extendía
por el pasillo hasta una gran ventana de cristal por la que se veía el radiante sol.

Ten no caminó hasta el final, llegó hasta una puerta, la abrió y entró. Era la sala de profesores
que tenía cada escritorio separado por cubículos, se oían algunas voces y sonidos de tazas de
vez en cuando. Era temprano y tenía trabajo que realizar antes de ir a impartir clases.

“Ajarn pidió verte Phi Ten… Quiere que le ayudes a realizar una investigación.” Rajina
se acercó para entablar conversación como si no hubiera sucedido nada entre ellos, pero sus
palmas sudaban profusamente.

“Hmm…”, respondió Ten sin siquiera mirar su pálido rostro.

“¿Por qué llegaste más tarde de lo usual hoy?”

“Le preparé el desayuno a Nan.”

“Phi Ten… tú y él, ¿se conocen desde hace mucho tiempo?”


“Eso no es asunto tuyo Rajina.” Dijo Ten tajantemente, ya que ésa era una pregunta a la cual
él no necesitaba dar respuesta. Colocó sus pertenencias sobre el escritorio y tomó los papeles
que Rajina le alcanzó.

“Sí… bueno, entonces empezaré con mis actividades. No tenemos nada de qué hablar ahora.”

Rajina asintió aceptando las palabras distantes… Observó a Ten alejarse hasta perderlo de
vista. Sólo dejaría que su relación secreta viera la luz a su debido momento, ella se encargaría
de cambiar las cosas… haría todo lo posible para que Ten estuviera sólo con ella.

Bip Bip

Rajina saltó de su ensimismamiento cuando un celular vibró sobre la mesa… era el de Ten,
probablemente cómo tenía prisa, lo había dejado por accidente.

Rajina miró el reloj de su muñeca, era tarde para alcanzarlo ahora, así que decidió echar un
vistazo a la pantalla, la cual brilló mostrando una llamada perdida, seguida de varios mensajes.

[NanKlao: Te invito a cenar.]

[NanKlao: Reservé un restaurante junto al río a las 7:00 om en punto]

[NanKlao: Nos vemos en xxx]

Rajina se tomó la libertad de, no únicamente leer los mensajes, sino también de eliminarlo, al
igual que la notificación de llamada perdida.

Las grandes gotas de agua comenzaban a caer en la noche, golpeando contra la superficie del
río, a la orilla del cual se encontraba un hermoso y cálido restaurante… sentado en una mesa,
un joven de ojos negros, temblaba de frío mientras quedaba empapado por la lluvia… ´Debo
esperar a Ten…´, es lo que se repetía desde antes de las 7 hasta ahora, que ya eran las 10. Y
Ten aún no se dejaba ver.

“Disculpe señor… está empezando a llover muy fuerte, ¿le gustaría que llevamos la mesa
adentro?”, una mirada de frustración se fijó en el mesero que le hacía la pregunta; Chao Nan
sabía que debía salir de allí lo más pronto posible.

Un joven vestido con sus pijamas, salió del baño mientras silbaba por lo bajo. Tenía una toalla
en la cabeza y caminaba hacia su escritorio mientras se secaba el cabello húmedo. Se sentó y
encendió la computadora.

Sippakorn golpeaba rítmicamente con los dedos sobre las teclas, mientras abría la aplicación
de LINE y observaba la última conversación…
“Parece que Nan me escribió, pero… ¿por qué no lo vi en mi celular?”, Sippakorn movió
el cursor para abrir la conversación y así leer en voz alta el mensaje que Nan le había mandado.

[NanKlao: Te invito a cenar.]

[NanKlao: Reservé un restaurante junto al río a las 7:00 om en punto]

[NanKlao: Nos vemos en xxx]

“¡Maldita sea!” La figura alta de Ten se levantó de la silla, tomó las llaves del auto y corrió
a buscar a Nan… eran más de las 10 pm, ¿acaso aún estaría esperándolo?

Las gotas de lluvia que caían sobre el cuerpo de Chao Nan, se detuvieron cuando un hombre
alto se detuvo a su lado sosteniendo un paraguas. Se movió un poco para mirar el rostro de
Ten, antes de volver su mirada hacia el río.

“Vámonos.”

“Acabo de ver el mensaje… ¿por qué apagaste tu celular?”, Ten estaba jadeando, respiraba
exhausto ya que había hecho una maratón para llegar, pero sintió que había sido golpeado con
un rayo cuando vio a Nan aún sentado en la mesa bajo la lluvia.

“Salí rápido y no cargué la batería… se acabó.”

“¿Y si te pasaba algo? Sólo me enteraría por casualidad.”

“No me levantes la voz.” Chao Nan levantó la mirada hacia Ten, con sus ojos ardiendo.
Cuanto más veía la expresión de enojo en la otra persona, más calientes y deslumbrados se
volvían sus ojos, los cuales ya soltaban lágrimas que se desdibujaban con la lluvia que caía en
su rostro.

“Cuando me pasó algo así, también esperé mucho tiempo bajo la lluvia y jamás llegaste.
Ya vámonos.” Ten agarró el brazo de Chao Nan y tiró de él… ¡Lo llevaría de regreso, y al
llegar al departamento debía darle medicina para que no enfermara!

“¡Me lastimas!”

“¡Levántate!”

“¡Te dije que me duele Ten!” Chao Nan se soltó del agarre y lo miró a la cara… no hablaba
de la herida en el brazo, sino de todos los sentimientos y emociones que lo llenaban.
La lluvia continuaba cayendo, era fuerte, espeluznante, pero no amainaba, sin embargo, entre
los dos jóvenes, que se miraban fijamente, la atmósfera era acalorada.

“¿Quieres morir o qué?” Ten apretó los puños a los lados, mientras rompía el silencio de la
atmósfera. Su mirada bajó al suelo, ya no lo miraba como lo hacía antes. Entonces, soltó su
mano, porque parecía que el solo tocarlo lo dañaba…

“¿Realmente he sido tan malo contigo? Ya no debes seguir soportándome ¿está bien? Si
es así mejor te regresaré esto, si tu corazón ya no siente lo mismo.”

“¡Khun Nan!” Sus manos cayeron al suelo, sintió que su corazón fue arrancado, estaba
dolorido, como si fuera abofeteado muy fuerte. El brazalete frío de metal fue colocado en su
mano. Lo recordaba… lo recordaba bien.

Hace siete años, no se había animado a dárselo, y después de todo ese tiempo, aún no se atrevía
decirle que fue su regalo, por temor a que se lo quitara.

Sippakorn tomó una decisión en una fracción de segundo, se levantó y corrió tras Nan que
estaba llegando al estacionamiento. El lugar estaba tranquilo, debido a la lluvia torrencial, no
había personas allí. Llegó a él y lo tomó del brazo, girándolo para que lo mirara, lo presionó
fuerte contra su pecho, cuando las dos manos sujetaron los hombros del mayor, sin alejarse.

“Nan… no te lo quites, te lo ruego, sólo haz de cuenta que no es mío”, dijo una voz ronca
y temblorosa, que se escuchaba baja debido al sonido de la lluvia. Sippakorn no se atrevió a
pensar en qué tipo de expresión pondría, o qué pensaría en esta situación.

“¿Es tu regalo…?”

“…Es mío.”

“Tomé el libro para arreglarlo y lo descubrí…”

“Sí lo has leído todo, entonces ya lo sabes. ¿Qué harás conmigo a continuación?” Ten
tomó por los hombros a Nan, estaba tan exhausto que tuvo que ponerse de cuclillas en el suelo;
llevó sus manos hacia atrás de su rostro… su pecho, que se había sentido como si su corazón
hubiera dejado de latir, parecía revivir… su respiración se volvió calmada… las emociones
guardadas comenzaban a aflorar, sentía que podría volverse loco.

Los ojos del hombre sentado, se veían confundidos, temerosos del futuro. Pudo ver como los
pies de Nan se acercaron y se sentó frente a él, conectando su delgado dedo con su índice, el
toque fue tan suave que Ten casi lloró.

“¿Aún sientes lo mismo?”


“Nunca ha sido lo mismo, Nan. Es más. Es tanto que ni siquiera te lo imaginas. ¿Qué
puedo hacer? Mientras más te toco, más cerca te siento, y mi corazón simplemente se
enamora más. Nunca escucha las órdenes de mi cabeza, es como si no se conectara mente
y corazón. Tanto las alegrías como las tristezas viven en la misma fantasía de que algún
día serán una sola. Yo… ya no puedo soportarlo más.”

Sippakorn ya no tenía fuerzas para ocultarlo, y se rindió ante la evidencia. Soltó todo lo que
llevaba tantos años escondido en su pecho.

Los ojos de color claro miraban hacia el suelo, cuando de repente fue tomado por la punta de
su barbilla, obligándolo a mirar al menor a los ojos… Luego Ten sintió que estaban muy
cerca… levantó su mano y la unió a la de Nan, apretó con fuerza y lentamente sus labios se
acercaron… Fue un beso suave, dulce y lento, como un precioso regalo de consuelo después
de soltar en voz alta todos sus sentimientos.

“Perdona por haberte hecho esperar tanto tiempo… a partir de ahora, me haré cargo de
tus sentimientos”, le susurró Chao Nan a Ten después de separar sus labios… su rostro estaba
caliente y sonrojado, bajó la cabeza dejando ver sus orejas que brillaban de color rojo.

Sippakorn tragó saliva, contuvo la respiración tratando de controlar la sensación que lo


inundaba; ambos se pusieron de pie, y con manos temblorosas, tomó la muñeca de Nan y le
colocó nuevamente el brazalete. Ésta vez, Ten no permitiría que se la quitara nunca más.

“Phi… te amo.”

Sip escuchó las dulces palabras salir de los labios de Nan, eran palabras que jamás pensó que
escucharía, y ahora llenaban de calor su corazón.

“Nan ama a Ten.”

Capítulo 16: La luz antes de Ten, la luz antes…

Dentro de un lujoso auto que surcaba por las calles de Bangkok, sólo habitaba el silencio, los
pasajeros giraban sus cabezas en diferentes direcciones… era incómodo, pero era una
incomodidad causada por las emociones que habían dejado a ambos abrumados después de los
acontecimientos que se dieron en el estacionamiento.
Ésta era la segunda vez que Chao Nan subía en el auto de Ten… la primera vez había sido
cuando lo buscó de la estación de policía, pero aquella vez se sentía tan frustrado que no quería
decir nada en el camino, sin embargo, ¡ahora tenía muchas cosas para decirle a Ten!

“Ten cuidado con ese auto que sale del callejón.”

“Ya lo vi.”

“Baja un poco la velocidad… esa moto te pasará por la izquierda. Semáforo Ten…
semáforo.”

“Creo que estoy manejando muy lento… normalmente cuando voy solo, lo hago a más
velocidad.”

“Esto es un auto Ten… ¡no un avión!” Chao Nan levantó la voz al final de la oración, cuando
su rostro se mostró sombrío antes de que Ten frenara repentinamente debido a un
embotellamiento en el semáforo en rojo.

… Tan mal que Nan deseaba bajar y conducir él mismo.

Su delgada mano se levantó y agarró un mechón de cabello de Ten para tirar de él, dejando al
mayor adolorido; pero sabía que sólo estaba liberando su frustración, ya que inclusive ese
toque se sentía suave si provenía de él.

“Mmm.. me gusta.”

“Entonces, ¿qué tratas de hacerme?” Sip hizo un gesto de dolor antes de darse la vuelta y
mirarlo a los ojos… su rostro era encantador, tan cautivante que Ten no podía evitar
observarlo. ¿Podría levantar la mano y acariciar su mejilla en venganza? No le tiraría del
cabello, sino de la mejilla.

“Ay…”

“Tus mejillas también son suaves… muy suaves.” Ten esbozó una sonrisa, ignorando la
mirada fulminante que recibía por parte de Nan. Soltó su mejilla y se concentró en conducir
cuando el semáforo en rojo cambió.

“¡Te atreves a lastimarme!”

“¿Me vas a castigar?”

“Yo…. Yo… no dormiré en tu habitación.”


“Cómo desees.”, dijo Ten con voz tranquila… si Nan no dormiría en su habitación, entonces
Ten sólo iría a la habitación de Nan.

“¿Así será?”, Nan abrió la boca y observó que Ten no estaba enojado, y no se mostraba del
todo indiferente.

“Eres tú quien se tiene que reconciliar conmigo primero.”

“… Sí”, respondió Chao Nan secamente, se movió en el asiento; estaba mojado, molesto, hizo
una mueca tensa y se giró hacia otra dirección.

“¿Tienes hambre?”

“…..”

“Nan…”

“….”

“Al llegar al condominio, si tienes hambre, puedo comprar algo para que comas.”

“….”

“Nan, háblame. No quiero volver a ponerme de rodillas, estoy cansado.”

“….”

“A la vuelta del condominio hay una tienda que vende salsa de cerdo. Subamos a
cambiarnos primero y luego bajamos a comer.” Ten miró su guapo rostro antes de girar el
auto hacia el área del condominio… permaneció en silencio hasta que se estacionó.

“Nan… ¿realmente estás enojado conmigo?”

“No… estoy pensando cómo castigarte; de hecho, aquí en el auto no suena mal.”

Chao Nan barrió con sus ojos agudos y lo miró… se desabrochó rápidamente el cinturón de
seguridad y detuvo la mano de Ten que intentaba abrir la puerta para escapar del auto. “No
huyas”, susurró Nan en voz baja y ronca, acercándose a Ten.

Llevó su nariz hacia el suave cabello y se acurrucó, luego se movió hasta la nuca donde le dio
un leve mordisco.

“Ugh… me duele.” Ten levantó la mano para llevarla hacia la herida. Lo había hecho tan
fuerte que dejó rastros de sangre.
“Shhh…”

Chao Nan levantó un dedo y tocó los labios de Ten… sacó su mano que tenía sobre la herida
y se acercó para lamerla, luego sopló y arrastró sus labios hasta el lóbulo de la oreja, donde
empezó a mordisquear.

“Ah… tú…” Ten gimió por lo bajo cuando todo su cuerpo sintió algo como electricidad
recorriéndolo… trataba de controlar su respiración cuando sus ojos se fijaron en los
movimientos de Nan, quien continuó con el castigo, su cuerpo se colocó encima y empezó a
frotarse, hacia arriba y hacia abajo, sintiendo su aliento en el oído y sus palabras en susurro.

“Por cierto… es más fácil para mí conseguir las cosas…”

El bulto endurecido resaltaba a través de la tela del pijama, cuando sus manos pasaron por la
zona pudo sentir su enormidad. Ten deseaba ser tocado no sólo por las manos, sino también
por la boca de Nan.

En medio de calor, el líquido pre-seminal mojaba la tela, Ten sentía que podría explotar…

“Lo otro fácil, eres tú cariño…” Sippakorn cerró sus ojos, echó la cabeza para atrás y levantó
su cadera, cuando Nan besó con fuerza la hendidura de su cuello… la lengua caliente mojaba
su piel, subía y bajaba llevándolo al borde de la muerte. Y cuando sintió que no podía
soportarlo más… ¡Nan detuvo sus acciones y volvió a sentarse en su asiento!

“Tengo hambre, subamos a cambiarnos y bajemos a comer, ¿ok?”

Cuando el cerebro de Ten logró procesar las palabras, Nan ya se había detenido con sus
acciones y regresó a sentarse en su lugar.

“De ahora en más, deberé tener más cuidado con mis palabras… de veras eres
aterrador.”

“¿Por qué lo dices? ¿Te refieres a mi decisión de no ir a dormir a tu cuarto?”

Chao Nan negó con la cabeza, luciendo muy satisfecho, antes de abrir la puerta y salir del auto,
pero fue detenido por Ten quién lo tomó por la parte de atrás de su camisa.

“Si tú no vas a dormir en mi cuarto… iré yo a dormir al tuyo… espera a que terminemos
de cenar y ¡ya verás!”

“¿Te atreves?” Chao Nan miró a Ten antes de soltarse de su agarre.

“Lo digo en serio.”


“Después de terminar de cenar, quiero pasar por el mini mercado.”

“¿Qué necesitas del mini mercado?”

“Oh… quiero comprar M10.”

Los ojos claros recorrían la alta figura de Nan mientras éste tomaba una botella de bebida
energética, y colocaba más en el canasto de compras.

“¿Comprarás algo más?”

“Mmm… estoy pensando.” Chao Nan apartó la vista de las bebidas y fue por algunos dulces,
luego se giró para mirar a Ten. Se formó en su rostro una sonrisa, cuando llegó al pasillo donde
se exhibían diferentes marcas de condones.

“¿Debo usarlos también?” Ten se frotó la nariz con un dedo, mientras miraba a Nan. Las
hermosas piernas blancas sobresalían de los pantalones cortos, no podía apartar la vista de
ellas, en tanto su mente se llenaba de pensamientos lujuriosos.

“No me digas que vinimos para comprar condones”, miraba a su alrededor viendo a la gente
que caminaba cerca. ¿Qué estaba pensando Nan? Probablemente las personas pensarían que
eran un par de mujeriegos, coquetos, que usaban condón, pero ¡ése no era él en absoluto!

“Lleva también una botella de gel, para que no te duela.” Chao Nan miró en secreto a Ten
y no sabía si se sentía avergonzado, o sólo buscaba molestarlo.

“Date prisa Nan, vamos a pagar.”

“Pero aún no me puedo decidir qué tipo de caja vamos a comprar, éste viene con extra
lubricado, éste es texturizado, mira éste…”

“Si tú no puedes elegir, lo haré yo…”

“Ah…” Chao Nan se quejó ante la alta figura de Ten cuando éste se acercó a él y tomó una
caja de cada uno y las colocó en el canasto; luego se acercó a su oído y dijo para que sólo él
lo escuchara.

“Llevémoslos todos, los probaremos todos y luego tú elijes cuál te gusta más.”

“¿Piensas usarlos todos en una noche?”

“No me insultes, no podría con tanto. Acércame una botella, si tú bebes una y yo otra, las
terminaremos más rápido.”
Nan se sentó en el amplio sofá mientras miraba a Ten caminar hacia la cocina para guardar las
cosas. Su rostro se veía tranquilo, entonces se acercó y tomó el control remoto para encender
el televisor.

El hombre alto se sentó en el piso, con su espalda contra el sofá, no muy lejos del menor.

“No quiero mirar fútbol…”

Ten tomó el control y cambió de canal.

“Tampoco quiero ver documentales.”

Nuevamente Ten cambió de canal.

“¿Crees que soy un niño para ver dibujos animados?”

Por tercera vez cambió de canal.

“Ya vi esa película… no es graciosa.”

Ten nuevamente cambió de canal, pero entonces…

“¡Quiero tener sexo!”

Ten de inmediato apagó la televisión… se quitó la camisa y giró para subirse sobre el cuerpo
de Nan, tomó sus rodillas con las manos y abrió sus piernas.

“Espera… cálmate Ten.” Chao Nan detuvo al mayor quien estaba ya quitándole la ropa,
bajando sus pantalones cortos.

“¿Qué dices? No pidas que me calme Chao Nan… te dejé bajarte del auto, te llevé a
comer, te llevé a hacer las compras… ¿qué clase de paciencia me pides que tenga
contigo?”

“… yo no te vi tocándome, pero fui quien dio el primer paso. Así que ahora quiero que
tú también me toques.” Chao Nan tomó las manos de Ten y las puso sobre su piel, bajándolas
y haciendo que lo acaricie. Los ojos negros de Nan miraron profundamente a Ten quien parecía
derretirse mientras sus cálidas manos pasaban por la piel del menor.

“Quieres que te toque… y yo quiero que tú también lo hagas, sin importar lo rudo que
puedas llegar a ser.”

“Ten… eres como una mancha en mi corazón… una mancha que no quería tener, intenté
borrarte y sacarte… pero estás tan profundamente arraigado en mí que no puedo
hacerlo. No puedo hacer nada… excepto acostumbrarme a que vivas en mí, eres esa
mancha adherida a mi corazón, que no quiero perder jamás.”

“Entonces déjame tocarte.”

“Hazlo… tanto cómo lo desees.”

Nan miró como Ten se levantaba, se colocaba frente a él, y luego se arrodillaba ubicándose en
medio de sus piernas.

Ten tomó sus pies y comenzó besando sus dedos, “Ahh… Ten… tan bueno.” Chao Nan
recostó su cabeza por el borde del sofá, y miró como Ten se movía hacia arriba y hacia abajo;
besaba ambas piernas pasando de una a otra, antes que su cálido aliento se sintiera por encima
de la tela sobre su miembro erguido.

“Ugh…” Chao Nan dejó escapar un gemido bajo cuando su cadera fue atacada, antes que le
fueran quitados los pantalones cortos.

“Quiero tocar cada parte de ti…” Ten contuvo la respiración cuando observó el cuerpo de
Chao Nan, entonces le desabotonó la camisa.

Al ver su cuerpo totalmente desnudo y blanco, sintió deseos de crearle una marca… era
asombroso… sólo quería apretar cada parte con sus manos, tocarlo y saborearlo. Pero antes
que la pasión estallara entre los dos, Nan estiró la mano para señalar aquello que acababan de
comprar.

“Condón.”

“¿Cuál quieres?”

“Cualquiera, sólo toma uno…”

Ten se levantó y fue hasta la bolsa, la abrió y observó las cajas que contenía, no se podía
decidir por cuál usar.

“Placer dual… Extra grande… Sensación cálida…”

“Date prisa Ten…”

“Cálida… cálida… ¿qué tan cálida será?”

Ten entonces tomó el paquete y regresó hasta Nan, se sentó a sus pies, e intentó abrirlo, pero
finalmente tiró la caja al suelo y dijo:
“No lo usaré.” Sippakorn, se mostraba alterado… ¿por qué debía pasar por el proceso de abrir
y desenvolver un condón?

“¿Por qué lo tiraste?” Chao Nan se puso de pie y buscó la caja… Ten se veía furioso.

“…No lo usaré.”

“¿No puedes abrirlo? Espera, lo haré por ti, es fácil.” Chao Nan quitó la envoltura de
plástico y rasgó el sobre plateado, para luego entregarle el condón a Ten.

“¿Puedes ponértelo?”

“Es que…”

“Lo siento… olvidé que, si alguien jamás lo ha usado, no le resulta sencillo abrirlo. En la
escuela teníamos una materia que era Educación Sexual, así fue como aprendí cómo
abrir el paquete.” Chao Nan comenzó a reír, pero cuando vio que Ten no sonreía, cambió su
expresión.

“Sé muy bien como abrirlo, no significa que no sepa cómo.”

Sippakorn sujetó la delgada cintura con tanta fuerza que le causó algo de dolor, y gimió cuando
fue arrojado sobre los cojines del sofá.

De golpe se sobresaltó cuando sintió unos dientes que dejaron una marca en su cadera.

“¿Entonces por qué te molestas tanto?”

“Ten…. el lubricante”, protestó Chao Nan señalando la bolsa en el suelo, quiso levantarse y
recogerlo, pero Ten no se lo permitió.

“Ah… soy una oveja perezosa.” Una voz profunda sonó cuando tomó el condón, rasgó el
sobre, vació su contenido y se lo colocó.

El mayor se movió para abajo, agarró con ambas manos el trasero de Nan, y se introdujo
lentamente en él.

“Va a doler… ¡Ah!... Ten… está cerrado”, el rostro de Chao Nan fue presionado contra el
sofá, Ten era tan brusco que sentía que iba a llorar.

“Yo… ah… ah… lo siento… pero realmente quiero estar dentro tuyo, besar tu sudor…
quiero sentirte por dentro y por fuera.”

“Uf… ah… Ten… tan caliente, ¿por qué hace tanto calor? Siento que voy a derretirme.”
La fricción causada por la entrada y salida de Ten aumentaba el calor, cuanto más se movía,
más caliente se pone… Cuando sintió que golpeaba fuerte contra su próstata, se sobresaltó y
gimió con fuerza. Se sentía muy caliente, todo el cuerpo de Chao Nan se retorcía y temblaba.

“Ten… ah… ah… otra vez.”

Ten aceleró sus movimientos y aumentó la fuerza con la que tomaba su cuerpo.

“Caliente…”

“Es tan caliente.”

“Lo había visto antes, pero jamás lo compré para probarlos.”

¿Por qué decía eso? Si jamás pudo hacerlo con nadie más, ¿Por qué querría probarlo?

“Eh…. ¿acaso piensas engañarme?... ¿Con quién podrías probarlos?”

“¿Cómo?”

“Espera, con quién fui a comprarlos… sólo los usarás contigo.” Chao Nan se rió en su
garganta, mientras miraba a escondidas la cara severa detrás de él… a sabiendas que se
acercaba una calamidad.

El cuerpo de Ten entonces comenzó a moverse de nuevo, y fue tal cual esperaba. Cuando era
violento sólo bastaba aumentar la fuerza emocional y el mal temperamento desaparecía.

“No pienses siquiera en hacerlo con nadie más.”

“Ah… ah… no… nadie… sólo contigo… sólo mi Ten…”

Ten se congeló por un momento, y las comisuras de su boca sonrieron felices. Era la forma en
que Nan decía que sólo lo amaba a él…

“Yo también te amo… sólo a ti.” Se lanzó con todas sus fuerzas, empujando sin parar,
llevándolos a ambos al éxtasis. El fuego ardía más que nunca… y la boca de Nan sólo gritó un
nombre al final…

“¡Sippakorn!”

Capítulo 17: Lean Lu se involucra


El cuerpo delgado de Rajina se movió y se apoyó contra el respaldo de la silla. Su cuarto estaba
silencioso, los ojos que antes eran brillantes estaban apagados, como sin vida.

Dejó caer de su mano unas fotos, que se desparramaron en el suelo. Eran fotografías de
hombres y mujeres abrazados, otras eran fotos provocativas y sensuales. Era la última carta
que Rajina jugaría para atrapar a Ten, algo que lo uniría a ella.

Chao Nan se movió y se sentó en la cama, tenía medio cuerpo desnudo, vio que el mayor
estaba preparando su maleta. Observaba como guardaba la ropa diligentemente, era
ordenado… de una manera que él jamás podrías ser.

“¿A dónde vas?” Dijo antes de sentir salir su propia voz… le dolía mucho su garganta.

“Iré a Ban Nan… ¿te duele la garganta? Anoche gritaste muy fuerte, si te duele te traeré
agua tibia para que te calme.”

“No me duele tanto… y no me tienes que sonreír así.” Dijo en voz baja, tratando de desviar
la mirada, ya que Ten lo observaba sonriente.

“¿Quieres venir conmigo? Así empacaré ropa para ti.” Sippakorn estaba a los pies de la
cama, y caminó hasta sentarse al lado de Nan. Sus delgados dedos acariciaron sus pechos, rozó
los marcas color carmesí que viajaban a lo largo de sus hombros, acarició sus antebrazos, antes
de llegar a su mano.

Nan Klao no se resistió, sólo bajó la cara y luego tímidamente besó los labios de Ten.

“No… no me gusta ir a casa de papá. Es un gruñón.”

“Me iré por dos o tres días.”

“¿Eh…?”

“Chao Mok y mamá me pidieron que fuera para hablar sobre el compromiso con Khun
Nu Bua.” Sippakorn bajó la cabeza para mirar las yemas de sus dedos, fingiendo estar frente
a su presa, pero si le prestara atención, vería una leve sonrisa en la comisura de sus labios.

“Ten, ¿vas a casarte con Bua Ban?” Chao Nan sacudió su mano, hasta que el brazalete de
la muñeca se movió; ni siquiera se dio cuenta de que accidentalmente levantó la voz, y eso que
Ten no pudiera contener su sonrisa.
“No quiero pero, los adultos de ambos lados deben disimular.”

“¡De ninguna manera!” Chao Nan se movió de inmediato, Ten no se casaría, no lo obligarían
a casarse por herencia. ¡No lo permitiría!

Sus esbeltas piernas debajo de sus pantalones cortos temblaron cuando tocaron el frío suelo.
Todo su cuerpo dolía, casi se cayó… intentó sostenerse y soltó un suspiro hosco, y se
sorprendió cuando su cuerpo se tambaleó porque Ten lo atrajo hacia su regazo.

“¿A dónde vas con tanta prisa?” Su nariz se acurrucó contra la piel de sus mejillas,
capturando su olor, para luego colocar su barbilla sobre su hombro. Su mano estaba inquieta,
moviéndose y tocándolo aquí y allá, hasta que fue detenida por Nan.

“A empacar para ir a Ban Nan.”

“No necesitas hacerlo, ya tengo preparada tu maleta.”

¿Cómo se atrevía a hacerle esa jugada? Chao Nan entrecerró sus sensuales ojos a la persona
que se amontonaba detrás de él, pero se tuvo que dar la vuelta cuando vio el hermoso par de
ojos claros llenos de deseo… Ten era muy astuto, y le hacía sentir calor y frío por todo el
cuerpo.

“No quiero.”

“Entonces iré a darme una ducha y a vestirme.”

“No tardes mucho… te extraño… no me gusta estar lejos de ti ni por un segundo.”

Ten sintió la dulzura en las palabras del joven que ahora estaba todo sonrojado, y quien de
repente se puso de pie de manera extraña y salió apresuradamente de la habitación sin mirar
atrás… “Es tan lindo.”

Un automóvil completamente negro era conducido hacia la parte norte de Tailandia, en la


provincia de Nan, en la carretera Tha Wang Pha-Pua. Comenzaba a visualizarse un paisaje
apacible, sombreado, rico en el verde de los altos árboles, que, por su gran altura, contrastaban
con las sombras oscuras de las cumbres tan altas como el cielo, emitiendo un cálido resplandor
anaranjado a la hora de la tarde.

“Falta poco para llegar a casa… ¿por qué te estacionas?”

Las cejas de Chao Nan se fruncieron y casi se juntan, mientras se giraba para preguntar a la
persona que se detuvo de repente, tan pronto como se dio cuenta de lo que Ten quería hacer.
“Quiero tomar una foto… será solo un momento.”

“De acuerdo… no tenemos prisa.” Chao Nan se desabrochó el cinturón de seguridad y estuvo
de acuerdo, salió del automóvil y siguió la espalda ancha del mayor, de cuyo cuello colgaba la
correa de una cámara.

La suave luz anaranjada estaba a punto de desaparecer en el horizonte, brillando a través de la


cresta de la montaña. Nan se pegó al cuerpo del mayor, formando una sombra negra que seguía
al cuerpo de Ten, a donde él se moviera, la sombra lo seguía.

Chao Nan levantó los brazos y los extendió frente a él, proyectando la sombra en el suelo de
hormigón gris, jugando con sus brazos como un niño, moviendo su propia sombra para cubrir
la de Sippakorn.

Chat… chat… chat…

“Qué haces con las sombras…”

“¿No ves que juego ´shadow´ (sombra) Ten?” Chao Nan se quejó, sin tomarlo en serio,
antes de acelerar sus pasos y caminar hacia la persona que lo miraba a través de la cámara.
Sippakorn todavía se negaba a dejar de tomar fotos, hasta que Nan levantó la mano y tapó la
lente al acercarse a él.

“A ver…”

“Estoy imitando a Ten, antes en el pasado, cuando caminábamos juntos a casa, siempre
jugábamos con nuestras sombras.”

“En ese momento no me atrevía a tocarte, por eso sólo tocaba tu sombra.”

Ten miró la sombra en el suelo y se acercó al cuerpo que la formaba, hasta tocar la punta de
sus narices, logrando que las dos sombras de superpongan y formen una sola.

“Pero ésta vez eso no es correcto.”

“Bueno… me permitiste tocarte tanto como quisiera.”

Todo cayó en silencio momentáneamente, solo se oía la respiración de ambos, hasta que Ten
se separó.

“Nan… ¿crees que esos árboles son similares a nosotros?”

“¿Cómo?”
“Comparten la misma tierra, pero están separados por el camino. Con el tiempo, han
logrado conquistar grandes alturas, y no dudaron en doblar sus ramas para encontrarse.
Aquel árbol cuyas ramas se curvaron soy yo, quien ha estado esperando durante años
por el otro árbol, para que creciera lo suficiente para doblar sus ramas y encontrarse
con él.”

“Ummm… no creo que seas ése árbol. Yo digo que el árbol que se inclinó primero fui yo,
porque si tú no ibas a mi habitación esa noche, ni tú ni yo estaríamos juntos hoy.”

“En realidad, supongo que no fue sólo esa noche que doblamos las ramas… lo hicimos
antes… pero ninguno quería admitirlo… ¿recuerdas los caramelos?”

Años atrás

El cuerpo de Nan se encontraba sentado, resplandeciente frente al edificio de la facultad, sin


alterarse, ya que hoy estaba esperando a Ten. Ya había pasado media hora… ¿por qué aún
no llegaba? Normalmente era él quien estaba esperándolo siempre.

Se levantó y miró a su alrededor para ver si aparecía la alta figura, hasta que lo visualizó a
lo lejos, corriendo sin aliento.

“Yo… lo siento.” Ten se detuvo frente a él jadeando, tratando de hablar para explicar el
porqué de su tardanza, pero cuando Sippakorn vio la mirada del menor, sólo salió de su boca
una disculpa.

“La próxima vez, no me pidas más que te espere.”

“Lo siento… dame tu bolso, lo llevaré por ti.” Ten se disculpó nuevamente, tomó el bolso de
Nan y lo colgó por su hombro derecho. Siempre era así, era su rutina diaria.

“¿Dónde estabas? ¿Por qué tardaste tanto?”

“Tuve que ir al salón de profesores… Khun Nan, si algún día no llego para llevar tu bolso,
no debe esperar para regresar a casa… ¿acaso no se quiere alejar de mí? ¿Me extrañaría?”

“No soy un niño Ten, no debes hablar cómo si no pudiera ir a donde quiera por mí mismo.
Si no estás conmigo, puedo estar solo.”

“Aun así, es bueno saber que no has dicho que me reemplazarías.”

“¿Cómo dices? No escuché de lo que hablabas.”

“No dije nada… sólo admiraba el sonido de las aves y la quietud del bosque.”
“Te estás comportando extraño.” Chao Nan giró su cabeza para mirar el camino que
usualmente transitaban, llevando ambos manos a los bolsillos, caminaba más rápido sin
importarle la persona que lo seguía.

“¿Por causa de quién sería?” Ten disminuyó la velocidad de sus pasos, era verdad que él no
tenía derecho a sentir nada, aún si sus sentimientos eran difíciles de mantener ocultos,

Ten se movió para seguir a su amo, mientras miraba cómo su sombra se extendía
oblicuamente cubriendo su espalda. Lo que más le gustaba era que si estiraba su mano, podía
tocarla, imaginando que era su cuerpo; y sólo imaginarlo le dolió al punto de sentir que se
ahogaba y comenzó a toser.

Las cejas delgadas sobre los ojos negro como la brea de Nan, se fruncieron cuando lo escuchó
y se giró para verlo; entonces observó cómo Ten estiraba su mano tocando su sombre. Su
cuerpo se congeló, se detuvo, y entonces las manos de Ten se retiraron.

Se dio la vuelta para mirar de frente a Ten, se acercó a él y le quitó su bolso.

“Abre tu mano… tengo algo para darte.” Chao Nan miró a Ten que levantó la mano que
usaba para jugar con la sombra.

El brazo de Ten se extendió y recibió el toque cálido de la suave mano de Nan, sin molestarse
por algo áspero y grueso que dejó en su mano… caramelos.

“Cómelos.”

Chao Nan sacó la mano de la palma de Ten, y rápidamente la regresó a su bolsillo… pero la
sensación de contacto quedó grabada en ambos.

Capítulo 18: No te enojes

La dulce música de la naturaleza sonaba como un susurro alrededor de la antigua casa de


maderas de teca. El área amplia estaba orientada al sur para dejar correr la brisa de verano. En
la entrada dos adultos esperaban la llegada de alguien, cuando el sonido del motor que se
acercaba pudo escucharse de lejos, entonces tanto Mok como Soi Kaew supieron los jóvenes
habían llegado.

La figura de Ten apareció, subiendo con sus largas piernas las escaleras, hasta llegar delante
los mayores, levantó las manos para rendirle homenaje a Chao Mok y le sonrió a su madre.
“Ven y siéntate, te esperábamos para comer.”

“Hola padre, vine con Chao Nan…”

“¡¿Te ha causado problemas Nan Klao?!” Chao Mok gritó cuando escuchó a Ten pronunciar
el nombre de su propio hijo, después de tantos tragos amargos que tomó por causa suya, aún
le seguía dando dolores de cabeza… y esta vez, de seguro traía historias nuevas… ¿qué otra
cosa sería?

“¿Tú corazón jamás me ve con buenos ojos?” Una voz profunda sonó en el camino, cuando
detrás de Ten apareció Chao Nan, quien caminó directamente hacia la mesa de comida que
había sido preparada en medio del patio… se sentó y cruzó las piernas sin prestarle
importancia a lo que estaba en los platos lo cual seguro había sido preparado por Chao Mok y
su esposa.

“Cuando llegas tú llegan las tormentas.”

“Entonces deja que el cielo truene hasta que el viento sople tan fuerte que caiga sobre la
casa y la derrumbe.”

“Nan Klao, es de la casa de tu padre de la que hablas.”

“Sí, es la casa de padre. ¿Puedo comer arroz o no? Tengo tanta hambre que mis intestinos
están a punto de romperse.”

A los pocos segundos, comenzó a servirse la comida en el plato… Chao Nan no había
regresado en mucho tiempo… ¿Quién hubiera pensado que ése sería un buen día para que
regresara?

“Ten, toma asiento, arremanga mi camisa; intenté hacerlo, pero sólo fue un desastre.”
La alta figura no dijo nada y solo se acercó para doblar las mangas de su camisa, lo cual era
totalmente normal ante los ojos de Chao Mok y Soi Kaew, ya que sabían que Ten y Nan eran
muy cercanos.

“No supimos de ti desde la vez que cenamos juntos en Bangkok; no me he olvidado de tu


comportamiento.” Mok frunció el seño no pudiendo evitar comentar.

“Fue una buena noche.” Soi Kaew tocó ligeramente la mano de su esposo, entonces ambos
sonrieron; en tanto uno de los comensales estaba con rostro pálido y espalda tensa.

“No ha pasado mucho tiempo; mañana el señor Jetputt y Un Bua vendrán a visitarnos,
debes presentar tus respetos Nan Klao.”
“¿Y qué piensan sobre forzar a Ten a casarse con Bua?”

“Nadie lo está forzando, sólo queremos que se conozcan.”

“Entonces, ¿por qué tienen que comprometerse?”

“El compromiso se puede retirar en cualquier momento.”

Ten escuchaba la conversación mientras miraba a Chao Mok y Chao Nan, mientras por dentro
se decía ´respira… mueve los labios y dí algo.´

“No me voy a comprometer”, debía aclarar todo antes que los adultos siguieran tomando
decisiones.

“¿Ves padre?... si las personas no quieren casarse no deberías forzar sus corazones.”

“¿Por qué Ten?”

“No siento nada por Un Bua. No tengo problema con conocerla más pero mi corazón ya
ha sido entregado a otra persona hace mucho tiempo, desde la primera vez que lo ví, y
no pienso recuperarlo”, respondió Sippakorn mirando sólo a los ojos de su madre.

“¿Puedo preguntar quién es?”

“Khun Nan…”

“P…. ¿por qué me llamas? No creo que sea prudente que se lo digas a nadie aún.” Chao
Nan desvió la mirada fija tratando de cambiar de tema, mientras levantaba la copa para beber
un trago… ¡espera… necesito tiempo para prepararme!

“Cómo dice Nan… cuando me sienta listo, te lo diré madre.”

“Si me hubieras mencionado el tema antes, Chao Mok y yo no nos habríamos atrevido a
presentarte a alguien… bueno, ¿Qué opinas Mok? Quien se ha tomado en serio el
compromiso eres tú.”

“…Nan Klao.”

“Qué sucede padre, no me llames con esa voz tan suave, no estoy acostumbrado.”

“¿Tú me amas?”

“Si padre, te amo, ¿por qué lo preguntas? ¿Qué pasa?”


“No pasa nada, si me amas, te comprometerás con Un Bua en lugar de Sippakorn. Ése
de hecho era mi deseo desde el principio.”

“¡Lástima!”

“Sólo comprométete primero.”

“¡De ninguna manera!”

“Entonces, cásate. Así no tendré que preocuparme que dejes embarazada a alguna niña
sin que sea tu esposa… además, tanto Khun Jet como yo deseamos tener nietos.”

“¿Acaso me estás obligando?”

“Sí, ¿o tienes algo que decirme?”

“Podría casarme, pero jamás Un Bua quedará embarazada de ningún hijo mío.”

“¿Por qué?

“Porque…”

¡BAM!

“Maldición!... que alguien traiga un trapo para secar el agua que se volcó. Ten te mojaste
la ropa, ve a cambiarte primero. ¿Qué les sucede a tus manos resbaladizas?”

“Supongo que deberé dejarlos temprano hoy.” Sippakorn se levantó para retirarse de la
mesa, con sus ropas empapadas, deliberadamente había tirado el vaso para finalizar con la
conversación.

“Entonces… permítanme que me retire a cambiar… y luego iré a la cama. Me siento un


poco cansado. ¿Vienes conmigo Nan? Mientras manejaba note que estabas agotado.”

“Me gustaría seguir la conversación con mi padre.” Chao Nan contuvo la respiración y
levantó los ojos, mirando implacablemente a su padre, estaba furioso y no planeaba bajar la
guardia.

“Nan… ven conmigo.”

“---Está bien. Pero quiero que sepas padre que mañana deberás retirar ambas promesas,
tanto el compromiso como el casamiento ¡sin pensarlo dos veces!”
“¿Qué pretendías hacer?” Ten vestía una camiseta y unos pantalones largos, estaba listo para
ir a la cama, cuando fue en busca de respuestas a la habitación de Nan. Una vez que entró cerró
la puerta de un golpe.

“¿Sobre qué asunto?”

“Lo que le decías a Chao Mok… dijiste que retire tanto el compromiso como el
casamiento. ¿Por qué quieres causar tanto alboroto? Madre no estará de acuerdo.”

Pero su corazón dio un vuelco cuando se detuvo al ver a Nan semi desnudo, con una toalla
frotando su cabello, recostado en la cama… ¿Qué sucedió con los pantalones de chándal que
usaba? Casi caían por su cadera dejando ver el borde de la pelvis…. Empezó a sentir calor…
se veía muy muy tentador y seductor en esa pose, no podía encontrar palabras para describirlo.

“Ya sabes que hay que salvar el honor de la familia… en realidad aún no pensé que
podríamos hacer.”

“Si hubiera sabido que pasaría esto, no te hubiera traído.”

“El tema del casamiento obligado es tan complicado como la idea de darles nietos, sabes
que no puedo dárselos.” Bajó su cabeza, con rostro preocupado, y comenzó a desahogarse,
usando la toalla para que absorbiera las gotas de agua de su cabello.

“¿Tú quieres tener un hijo?”

“No… pero tú sí. Rajina me lo dijo… ella puede quedar embarazada, pero no puede
tenerte.”

“Pero yo ya he elegido quedarme contigo.” Ten tomó la toalla mojada, y la dejó sobre la
mesita de luz.

“Tal vez nuestra relación no es lo correcto, pero se me partiría el corazón si me separara


de ti… ¿por qué la vida es tan difícil?”, se acostó en la cama y sintió el peso del mayor a su
lado.

“Yo sólo te quiero a ti, y eso es suficiente. No me interesa ninguna otra razón… sigues
siendo el mismo, actúas como si no te importara, pero tienes todo en cuenta. Eres duro
por fuera, pero sueva por dentro, siempre prestando atención a cada detalle.”

“¿Es eso un cumplido?” Chao Nan volvió la cabeza para mirar a Ten que lo estaba
observando.
Un par de ojos parpadearon, y todo lo que pudo ver fue una sonrisa profunda en la esquina de
la boca.

“Maldición… no puedo culparte… soy un esclavo tuyo...”

“Esclavo sexual…”

“¿Podemos hacerlo ésta noche?” Ten se acercó y se subió a horcajadas sobre Nan,
presionando un poco su peso sobre sus brazos.

“No demasiado fuerte, padre y Soi Kaew están en la otra habitación. ¿No estás enojado
conmigo? ¿Por qué no quiero que nadie aún sepa de nosotros?”

“No estoy enojado, sólo algo molesto.”

“Tengo mucho miedo de que tus palabras lleguen a lastimarme.”

Nan se giró y acostó sobre su estómago, tomó una almohada y la abrazó acercando de esa
manera su cuerpo al de Ten.

Observó cómo Ten se quitaba la camisa y pegaba su piel a la suya, el calor de ambos cuerpos
se fusionaron entre sí.

“Ah…ah.”

“Ah… más arriba… levanta el cuerpo más alto que esto Nan”, dijo Ten con voz
temblorosa. Después que le quitó los pantalones, levantó la cintura en alto, listo para recibir
su falo erguido.

Una mano delgada acarició el cuerpo blanco, ejerciendo presión como si hiciera masajes, para
relajarlo… empezó por los hombros, la espalda, las nalgas, y luego fue a la parte superior. La
cadera suspendida estaba en frente de él y la abrió para inspeccionar el canal, estaba cerrado y
Ten sabía cómo continuar.

“Ah… ah…”

Ten escupió sobre la zona… una vez… dos…. tres veces… hasta que supo que estaba listo…
Se bajó los pantalones y colocó su pene entre las nalgas, comenzando a entrar sintiendo el
canal suave y cálido.

“Ah… Ten…”

“Gime un poco más fuerte… si quieres que Mok y mamá sepan de nosotros.”
“Entonces… deja de hablar, ¡y empieza a moverte!”.

Capítulo 19: Cuídalo, cuídanos

Toc Toc Toc

“Khun Nan, Mok me pidió que te llamara.”

Toc Toc

“¿Ya estás despierto?”

“Ya desperté…” respondió una voz somnolienta y frustrada, cuando la puerta estaba siendo
abierta por Soi Kaew. ¡Espera! ¡Soi Kaew!

“¿Has visto a Nan? Lo he buscado por toda la casa y no lo encuentro. Los invitados
llegarán pronto, y no sé dónde ha ido.”

Chao Nan tragó saliva, mirando hacia la puerta y alternativamente a la persona que se
encontraba a su lado, que empezaba a levantarse, tomaba su ropa y se la colocaba, dándose
cuenta que él tampoco llevaba ropa encima.

“¿Qué le dirás a la consorte?”

“Que te arrastré y violé tu corazón.”

“Si estás listo para decirlo en voz alta, vamos… hagámoslo a lo grande. Dilo en serio, sin
juegos.”

“Soy serio.”

“Si padre y la consorte no nos dejan estar juntos, entonces, ¿qué haremos?”

“Iremos a vivir juntos a Canadá, es fácil…”

“Viéndolo así, mejor le damos a la consorte un palo para que nos golpee las piernas.”

“¡Ten!” Bajó la voz, intentando aplastar la cabeza de quien estaba en su regazo, si no fuera
por el sonido de su brazalete, que casi lastima a Ten.
“Nan, ¿estás seguro que ya despertaste?”

“Ya despertamos madre…”, Ten se movió para levantarse, no sin antes inspeccionar todo
para asegurarse que podía abrir la puerta.

“¿Dormiste en ésta habitación Ten?”

“Sí… vine a charlar anoche y me quedé dormido. Disculpa madre.”

“No es a mí a quien deberías pedir disculpas, por más íntimos que sean, no deberías
molestar a Khun Nan”, susurró Soi Kaew en voz baja. Ella siempre le había enseñado a su
hijo cómo debía comportarse, en especial con Chao Nan, que tenía un rango de más cuidado.

“Sí madre.”

“Ve a darte una ducha y vístete. Mok quería que estuviéramos juntos antes de las diez
de la mañana…. Umm… Mok quería que hablara contigo.” Soi Kaew miró a través del
espacio que dejaba su hijo en la puerta, y luego lo vio asentir con la cabeza… entonces le dio
espacio para que él saliera.

“Ten… tengo algo que preguntarte”, dijo la consorte después que ambos se alejaron un poco
de la habitación.

“Chao Nan… ¿acaso tiene amante en Bangkok? Tú compartes el departamento y tu


habitación es contigua a la suya, deberías saber si tiene.”

“¿Qué pasa con lo de que no les gustaba que se lleven mujeres al departamento?”, dijo
Ten. “No sé nada sobre eso.” Mintió Ten, sintiéndose molesto por la pregunta, sin poder
ocultarlo.

Soi Kaew suspiró. “Yo sólo estoy preocupada por el tema. No quiero que Chao Nan se
case con Un Bua, pero, ¿cómo ir contra lo que quiere Chao Mok?”

“¿Por qué no quieres que se case?”

“Tú bien sabes cómo es Chao Nan, tiene muy mal humor, puede llegar a ser cautivador,
pero tú has vivido en un país extranjero por mucho tiempo, por lo que no sabes lo coqueto
y mimado que es Chao Nan. Siento pena por la señorita Bua… el corazón de una mujer
querría un esposo que la amara a ella solamente.”

“Coqueto”, dijo Ten, sintiendo como su temperamento aumentar. Mimado sí, eso lo sabía
muy bien, pero ´coqueto´ era una palabra nueva para él.
“Así es, ya en la escuela secundaria se sabía que no repetía el rostro de una persona, y a
veces desaparecía por toda la noche.”

“Y dime madre, ¿tú crees que él no podría haber cambiado?” Ten preguntó a Soi Kaew,
pero sus ojos estaban fijos en el camino que acababa de recorrer. Después de todo… habían
pasado 7 años.

“Mmm, no lo sé… tal vez cambió. O probablemente jamás lo hará. Creo que depende si
llegara a enamorarse, porque eso consigue cambiar a las personas, sentirse amado y tener
tranquilidad, por más difícil que sea. Si tú tuvieras amante, deberías saberlo bien.”

“Sí.”

“La señorita Bua, ella es linda. De verdad quería que te casaras con ella, para cuidarse
el uno al otro hasta que envejecieran… seamos realistas, sé que tú amas a alguien…
¿desde cuándo? Y, ¿por qué no me lo dijiste antes?”

“Es reciente. Si bien nos conocemos hace muchos años, desde antes de irme a Canadá.
Pero ahora que regresé, nos reencontramos.”

“Así que acabas de conocerle, no has hecho nada malo ¿verdad?” Soi Kaew miró
fijamente el hermoso rostro con severidad, y al ver que la otra persona sacudía
lentamente la cabeza, suspiró y continuó: “Bien, relacionénse con comprensión, no con
lujuria. Ahora ve a darte una ducha y cámbiate de ropa. Ya casi es la hora, no hagas
esperar a los adultos, no es bueno.”

“Sí madre.”

En el área del patio se instaló una recepción para los invitados importantes. Estaba sombreado
por los altos árboles que daban sombra y frescor con el viento del final de la temporada de
invierno. Mok se sentó en la cabecera de la mesa, la siguiente silla perteneció al Señor Jetput,
que mostraba una expresión satisfecha.

“No estoy decepcionado con la transición de Sippakorn a Chao Nan, Mok, no creas que
sería un insulto para mi hija, porque creo que Un Bua en secreto está enamorada de tu
hijo menor.”

“¡Padre!” Un Bua tiró de la manga de su padre, mientras sus ojos mostraban un brillo,
escondiendo cierta maldad, ya que en realidad ella no amaba a Chao Nan, pero cuando escuchó
que sería su futuro esposo, su corazón dio un vuelco sólo de pensar que lo presumiría ante su
grupo de amigos, debido a que su futuro esposo, no era alguien normal. Tanto su belleza como
status eran algo digno de mostrar.
“Eso me hace sentir aliviado, es un honor, ¿verdad Nan Klao?” Mok giró su cabeza,
mirando a su primogénito, cuyo rostro se veía raro, como si llevara a cabo una estafa semi
forzada; con la mirada rogaba que respondiera bien a su pregunta.

“Padre… yo quisiera…”

“¿Qué… qué quieres hijo?”

“Yo… quisiera llevar a Un Bua a dar un paseo, y mostrarle los alrededores de la casa.
Veo que le interesa la arquitectura, puedo contarle al respecto… Khun Jetput, ¿podría
tomar prestada a su hija por un momento?”

“Por supuesto… Un Bua…”, el señor Jetput asintió con la cabeza dando su aprobación y
observó la figura de su hija de pie obedientemente.

“Ten… iré sólo con Un Bua”, dijo Nan al oído de Ten al agacharse. Sólo la persona que
estaba a punto de levantarse pudo oir. “Este asunto, puedo manejarlo yo mismo Ten, no te
preocupes.”

“¿Estás seguro?” Ten miró a Nan mientras volvía a sentarse. Le dolieron las palabras que
usó, ya que lo hizo sentir como si tomara distancia. “Tengo que discutir algo con Un Bua,
en privado.” Susurró a Ten, antes de levantarse y alejarse con Bua.

Ten quedó con la cara inexpresiva… aún inmóvil, con las palmas sobre su regazo… apretó el
puño con fuerza hasta que su mano se entumeció.

“Discúlpenme un momento. Me acabo de dar cuenta que olvidé hacer un pedido al taller
de aviación”, dijo Ten y se retiró.

A lo largo del tranquilo sendero del jardín, dos personas caminaban, la persona que dirigía no
deseaba conversar con la persona que lo seguía. Nan dio un paso largo alejándose de la señorita
Bua, quien lo siguió apresuradamente. Nan sonrió.

Aún hacer esa sonrisa a escondidas, no se sintió bien.

“Phi… espérame.”

“Apresúrate, no me gusta las personas que hacen lentas las cosas.”

“Estás caminando muy rápido… ¡Ah! ¿Qué haces?” Gritó Bua cuando la persona que iba
frente a ella de repente se detuvo, lo que causó que chocara contra su espalda, luego en un solo
movimiento, la tomaron del brazo y su cuerpo fue golpeado contra la pared.
Los ojos agudos de Nan la miraron de la cabeza a los pies, cómo en sucedía en las novelas,
donde el protagonista perseguía a la mujer y la arrinconaba… los brazos de Chao Nan se
colocaron a los lados de su cuerpo, contra la pared. Comenzó a moverse lentamente hacia ella,
al punto que podía sentir su aliento que flotaba sobre su piel; esto hizo que la señorita Bua se
sintiera mareada y a punto de desfallecer.

“Emm… Phi…”, Bua cerró sus ojos, mientras su mente imaginaba las manos de Chao Nan
explorando su cuerpo.

“Nong Bua… yo…”

“Qu... qué quieres Phi?”

“Regresemos con los mayores, y digámosle a todos que no habrá ni compromiso ni boda.”

“¿Pero… por qué Phi?”

“Porque no tengo corazón para darte. Esa debe ser una razón suficiente.”

“Pero Phi… aún no nos hemos dado tiempo a conocernos.” El rostro de Bua estaba
angustiado al sentir como sus sueños eran destruidos.

Nan dio un golpe en el cemento con su pie.

“¿Qué esperas al casarte conmigo? ¿Fama, dinero? Estatus es lo único que podrías
conseguir. De hecho, eso ya tienes, o ¿simplemente quieres casarte porque piensas que
somos el uno para el otro?... ¡¿Eh?!”

“Phi.”

“Por qué en la vida uno necesitaría la decencia si no existe la felicidad.”

“Entonces… ¿por qué no podemos ser felices juntos? Estoy más que calificada, más que
cualquier mujer. Puedo hacerte muy feliz si me dieras la oportunidad.” Bua frunció el
ceño ante el suspiro de cansancio de la otra persona.

“Tengo un secreto.”

“¿Cuál es el secreto? ¿Es el causante de que tu hermano mayor no quisiera casarse


conmigo?” Un Bua hizo una mueca de duda, pero aún quería saber la respuesta.

“Te lo diré, porque sé que no se lo dirás a nadie, es decir… mi herramienta para hacer
el amor no es muy buena para trabajar con mujeres.”
“¿Eh?”

“Intenta tocarlo, si se despierta por el roce de tu mano, entonces nos casaremos dentro
de siete días. Pero si no sucede nada, daremos por terminado todo lo que los adultos están
planeando. No te gustaría marchitarte hasta la muerte con un marido que no te cumpla,
¿o sí?”

“¡Basta Phi!”

“Ya ha estado ahí un tiempo y aun no se ha despertado. ¿O quieres ir adentro y probar?”

“No… no quiero…”, la señorita Bua intentó huir, en estos momentos tenía miedo de Chao
Nan, él era más grande que ella. Pero no importó cuánto intentara escapar, Chao Nan se negó
a dejarla libre, hasta que alguien llegó y la sacó de ahí.

“Es suficiente Nan.”

“Khun Ten… por favor, ayuda a Bua.”

“¿No te parece demasiado?”

“¿A qué te refieres? Acordamos encontrar una manera de suspender todo sin que nadie
lo sepa, ¿verdad?”

“El tema es que no te preocupas por ti mismo, cómo puedes permitir que alguien te toque
de esa manera.” Ten levantó la voz al punto de casi gritar.

“¡¿Por qué me levantas la voz?!”

“Phi Ten… cálmate por favor. No pasó nada… no tiene importancia.” Dijo Bua asustada,
parada en el medio de la tormenta de emociones que se había creado entre ambos hombres, y
en el cual ella había quedado atrapada.

“Con nadie lo consigo y lo sabes, ¿Y qué hay de ti? No sucede con nadie más que contigo,
y bien sabes que lo he intentado y nunca sucede nada.”

“Si nunca sucedió no significa que no vaya a pasar en el futuro. Si llegara alguien que lo
consiguiera, ya no me necesitarás.”

“¿Acaso no confías en mí?”

“No es que no confíe, tengo miedo de que las palabras de amor que me dices me aten
tanto a ti, que no sepa qué hacer cuando no te tenga.”
Miró a los ojos de Nan, cerró los suyos y tragó saliva, tratando de reprimir ese sentimiento que
tenía guardado en su corazón. Ten tenía miedo… miedo de que llegara alguien y lo
reemplazara… tenía mucho… mucho miedo.

“Si de verdad piensas que las palabras que te digo son usadas para atarte a mí, no debes
preocuparte. Tú eres libre de ir a dónde desees. Mejor vete ya.” Chao Nan apretó sus
dientes y se mantuvo firme ante la mirada de Ten; en ese momento se sentía furioso, quería
gritar, pero sólo pudo verlo retirarse.

Las lágrimas comenzaron a arder en sus ojos; ni siquiera se las limpió, estaba furioso por las
palabras de Ten, y decidió que lo mejor sería alejarse por el momento.

“Toma mi pañuelo Phi.”

“Lo siento, olvidé que aun estabas aquí.” Chao Nan sacudió su cabeza, no le gustaba que
nadie lo viera llorar, pero había olvidado de Un Bua estuvo presenciando todo.

“¿Era éste el secreto del que me hablabas Phi? ¿Eres la razón por la que el mayor se
negaba a casarse?”

“No es un secreto, pero aún no quiere decirle a nadie.”

“Si fuera tú, estaría celosa y herida… estar en una relación, pero tener que mantenerla
en secreto y luego ser obligado por los mayores… entiendo.”

“Pero Ten no debería alejarse de mí.”

“Phi, tú debes seguirlo. Intenta arreglar la situación, haz algo Phi, ¿qué puedes hacer?”

Chao Nan hizo una pausa y contempló la situación.

“Si fuera él quien te viera siendo tocado por otra persona… si estuvieras tú en su lugar…
¿sería bueno eso, Phi?”

“No… nada bueno.”

“Phi, deberías tratar de calmar sus preocupaciones, y préstame atención a lo que te


digo… lo haré por el hermano mayor, estoy dispuesta a retirarme por el bien de los dos.
No quiero que el karma me siga por robar el amante de otra persona.”

Como estaba poniendo atención a lo que el mayor estaba haciendo, la menor dijo, “¿A dónde
va Phi?”
“Por favor, ve y diles a los mayores en la casa que nunca nos casaremos.”

“Voy a ir tras Ten.”

Capítulo 20: Como un cuervo soplando

La figura alta de Nan deambulaba por el dormitorio, su rostro mostraba su insatisfacción, había
esperado sentado todo el día por Sippakorn, desde que lo había visto marcharse, alejándose de
él por la tarde; todavía no había señales de la persona desparecida.

El teléfono inteligente en su mano fue arrojado sobre la cama, había llamado incontables veces
al mayor, pero éste no aceptaba su llamada ni leía sus mensajes… ¿Y si le sucedió algo? Se
acercó a la ventana y miró hacia afuera, a través de la oscuridad, se dejó atrapar por sus propios
pensamientos y palabras… ´buena boca la tuya Nan Klao´.

En el pasado

El sonido del papel rasgado coincidía con el rugido del cielo, era señal de que se iniciaría la
lluvia… estaba mirando a la persona parada debajo del árbol de frangipani gigante… le
dolía… lo odiaba y no quería volver a ver la cara de aquel que había actuado tan mal con él,
ni por una fracción de segundo.

“¡¡Maldita sea!! Date prisa y aléjate de mí.”

Sólo quería usar palabras hirientes para decirlas a la persona frente a él, pero la acción fue
aún peor cuando levantó la linterna que sostenía y la arrojó hacia la cara de la persona que
se quedó quieta. Las gotas de sangre comenzaron a brotar, debido a la grave herida que le
causó en la cabeza, pero probablemente no moriría.

“Nan, hay tantas cosas que quiero decirte, ¿puedes bajar y hablar conmigo?”

“No tienes derecho de exigirme nada, basura, clase baja, eres un maldito animal, no sé qué
otras palabras podrían describirte.”

“¿Qué quieres que haga para pagar por lo que te hice? Acepto todo, pero por favor
perdóname.”

“¿Perdonarte? Lo único que podrías hacer para que lo haga, es morirte. ¿Puedes hacer
eso?”
Lo vio sonreír, dispersando todo el dolor por su garganta. A pesar de que su mirada se suavizó
después de ver como las gotas de agua caían mezcladas con la sangre que salpicó el rostro
de Ten… debía dolerle. Pero ahora le dolía más su corazón, con un solo movimiento del
cuerpo, podía sentir la tortura… ¡y cuánto más viera sufrir a la otra persona, más
complaciente sería para él!

“Vete, y no me molestes más. Ya me contaminaste. Vete y no regreses. ¡Vete a morir a donde


quieras!”

Su mano delgada cerró el cristal de la ventana para escapar de la lluvia, huyendo de la


persona que había roto su corazón, y al día siguiente se sintió miserablemente al saber que
Ten ya no estaría en su vida.

Las luces familiares del auto, brillaron a través de la casa causando que entrecerrera los ojos,
miró hacia afuera un momento, y luego casi de inmediato, salió mitad caminando mitad
corriendo.

Ten había regresado. Nan se paró en el descanso y esperó un momento… como nadie entraba,
decidió salir de la casa.

El rocío de la noche sin luna se fundió con el viento frío y escalofriante, rechinaba sus dientes
a cada paso al andar. Un par de ojos agudos escanearon el área, hasta que dio con la figura
alta… estaba bajo el arbusto gigante de frangipani que florecía y despedía una hermosa
fragancia durante todo el año.

“Ten… ¿a dónde fuiste?” Caminó lentamente hacia él, cuanto más se acercaba, más se daba
cuenta de algo, la persona frente a él tenía algo diferente…

“¿Estás borracho?... ¿Cómo pudiste manejar?” Miró fijamente a los ojos rojos que
destellaban ferozmente, recordándole a tiempos pasados. Entonces de repente, Ten lo tomó de
los brazos y lo estrelló contra el árbol de frangipani.

“¿De verdad quieres saber?... ¿ahora me dirás que te preocupas por mí? ¿Acaso temes
que me muera? ¿O tienes miedo de que me vaya con otra persona?”

“¡Me lastimas!” Luchó por escapar de la fuerte presión, pero borracho poseía demasiada
fuerza. ¿De qué estaba hablando?

“Eso es bueno. Me dijiste que estabas herido… ¿Con quién estuviste?... Pasaron 7 años…
déjame tenerte una vez más… seré bueno… un poco.”
“Estás loco… ¡Basta!” El evidente enojo combinado con el olor a alcohol flotaba hacia sus
fosas nasales. El cuerpo fue aplastado severamente a nivel de sus hombros, causándole dolor,
y dolió aún más cuando unos dientes afilados mordieron la superficie del cuello.

“¡Ay… Ten!”

“Sí… soy yo… Ten, un perro, una persona humilde, y tú una persona que solo humilla a
los animales hasta que no sabes cómo mantenerlos a tu lado. Tus palabras son puras
maldiciones… pero abres las piernas y dejas que éste bastardo te tome.” Cada palabrota
dicha por Ten abría nuevamente una herida, hasta que la cicatriz en su cabeza de repente le
dolió. Sí, su cabeza estaba llena de cicatrices, y su corazón estaba marcado, siendo acuchillado
una y otra vez. No era diferente a una herida fresca.

“No me muerdas… me lastimas… Ah… Ten… ¡Detente!”

El escozor comenzó a extenderse por todo su cuerpo, la marca de la mordida se tornó de un


rojo brillante, hasta que el olor a sangre llenó el aire…

Ten apretó el torso de Nan, su cuerpo sentía dolor al ser aplastado contra el árbol, no podía
luchar contra el mayor, y entonces, sus dos manos cayeron a los lados… sus caderas fueron
elevadas, y quedaron atrapadas mientras Ten se frotaba por él.

Luego Ten lo alzó haciendo que sus piernas rodeen su cintura, dejando la espalda contra el
árbol, y los dos brazos agarraron a la otra persona quien estaba en estado de shock.

“Fragante… el olor es fragante… el olor de tu cuerpo es tan fragante.” Abrazó


fuertemente el cuerpo en sus brazos… toda la ira, todo el resentimiento, sobre todo, su deseo
de posesión.

Le habían enseñado a usar la razón, a actuar según su posición, que cuando amara, debía usar
su cerebro, debía adorar a su amante. Que es lo que un caballero debía hacer, y que hacer el
amor antes del matrimonio era mal visto moralmente, por la tradición; pero eso era solo una
doctrina. Porque una vez que probabas el amor, era difícil resistir, sucedía una y otra vez, era
una experiencia única que a veces superaba todo.

Sippakorn no es un buen chico, no es un hombre puramente bueno; pero en ese momento, tanto
encontrar la causa como el resultado, no parecía ser su camino. Hacer el amor es lo que debería
acabar con el problema. Necesitaba distraer la mente en ese momento.

El borde de su pantalón elástico había sido movido más allá de sus caderas, los labios eran
sellados por besos salvajes, el abrazo era más fuerte, más fuerte que nunca antes. A veces dolía
un poco, pero se sentía bien saber cuánto añora su cuerpo a la persona que tiene adelante.
“Uf…. Ah”, temblaba, los dedos delgados de Ten comenzaron a abrirse camino entre los
pliegues, antes de empujar. La apertura ocurrió rápidamente, y no llamó la atención cuando
Ten se inclinó para desabotonar sus pantalones.

Ten apartó su boca y lengua de su cavidad, y reemplazó el dulce vacío de su boca con sus
fuertes dedos. Nan chupó la punta de los dedos, levantó la cabeza y lo miró… definitivamente
sabía lo que sucedería después de que sacara los dedos de la boca.

El sonido del corazón en su pecho que latía salvajemente se podía sentir cuando Sippakorn
movió sus dedos hacia abajo para tocar el canal, pero no penetró, sólo lo abrió un poco más
antes de cerrarlo de un solo golpe.

“Ah… ah… Ten… me estás apretando el estómago.”

“Uh… uh… uh...”, gimió Ten. Entonces el suave canal sintió cosquilleo hasta el punto de que
los hombros temblaron, y cuando comenzó a mover el suave canal, se apretó más y más hasta
que su cuerpo se puso rígido… de repente se puso sobrio, las emociones ardían y comenzó a
empujar arriba y abajo.

“Ah… ah… ah… Ten”, Nan sacudió la cabeza hasta que su cabello suave estuvo
desordenado. Su cuerpo estaba siendo partido en dos, incómodo, torturado, mientras se
adentraba a través del canal, y necesitaba gemir cada vez que Ten tocaba su próstata.

La fuerza de la sacudida de Ten y el balanceo continuó ¡contra el centenario árbol de


frangipani!

Las dos personas abrazadas movían las ramas provocando que algunas flores cayeran y fueran
elevadas por el viento del frío invierno.

“Otra vez… otra vez… ah… ah”, el sonido de los jadeos y gemidos cortó el silencio, y se
desvaneció en el aire. La naturaleza destruyó la evidencia blanca mezclada con frustración,
empapando el suelo, y las gotas destiladas de los dos cuerpos desaparecieron. Todo lo que
quedó fue un torbellino de gozoso hormigueo.

“Ten, ¿estás loco?”, preguntó Nan mientras trataba de sacar a Ten que yacía encima suyo.
“¿Qué has hecho ahora? Hablemos y aclaremos las cosas.”

“Khun Nan…” Ten gimió, tratando de tranquilizarse… Se sintió terriblemente culpable


cuando vio las marcas de los dientes, y tuvo que acercarse para besar las heridas como
consuelo.

“Ugh… me duele.”
“Déjame buscar medicina para aplicártela.”

“¡No la necesito! Tengo mi propia medicina en mi cuarto.”

Capítulo 21: La cola está rodando, las orejas están cayendo

Los labios castaños de Nan se apretaban cuando los dedos delgados de la persona al lado de
su cuerpo, extendía con cuidado la crema clara y fría sobre los rastros de la mordedura que
comenzaba a ponerse morada alrededor de la nuca, ¡duele!

La delgada tela de su pijama fue levantada lentamente, mientras un par de ojos de color claro
que se superponían buscaban permiso, y cuando asintió con la cabeza en respuesta, su piel
blanca y tersa apareció a la vista. Las huellas del acto de amor eran fuertes, "¡Perro rabioso!"

"Estoy celoso... cuando tú lo estás los síntomas no son tan diferentes".

“Ten, tú eres como un perro rabioso”.

Nan tenía marcas de dientes por todo el cuerpo… tantas que no las podía contar.

"Todavía no has dicho nada... ¿Qué dijo la señorita Bua?" Sostuvo sus muñecas, mientras
el cuerpo se acercaba y se inclinó. Acurrucó su nariz prominente con sobre los brazos
redondeados. Ten daba pequeños besos, ligeros y suaves. Luego se detuvo, porque ¡su
estómago estaba turbulento otra vez!

“Nong Bua nos dijo que nos calmáramos. Que esperemos un poco y luego habláramos
con los adultos. Decirles ahora sería demasiado sospechoso. Es inteligente, aunque su
cara no da para mucho... También me habló sobre nosotros.”

"¿Nong Bua? No importa, ¿y qué diremos sobre nosotros?"

"¿Y tú qué dirías? ¿Pretendes anunciarlo así y ya?".

"Lo lamento si eso te hace sentir incómodo. “

Ten se alejó cuando vio que le lanzaban una mirada aguda de reproche… Él quería saber qué
pensaba Nan, aún no estaba seguro si lo quería cerca o lejos.

“Toma tu medicina y vete a dormir. Es muy tarde, me iré a la cama pronto."


“Umm… haz lo que quieras.”

Ten tragó saliva por su garganta, su rostro no pudo disimularlo, se sentía como un perro; sí,
un perro que, aunque aún cuando movía la cola, tenía las orejas caídas... ¿cuántas veces lo han
mirado así hoy?

"Pero piénsalo bien antes de irte". Nan se sentó con las piernas cruzadas, cogió el frasco de
pastilla y lo cerró después de tomar la medicina, miró a la persona que se paró frente a él y usó
sus ojos para poner a la otra persona bajo su mandato.

"Consorte..."

“¿Sabías que cuando tengo una herida me da fiebre? Hace siete años tuve fiebre, casi al
punto del shock; ésta noche me duele, pero no sé si es un shock o no, y si no quieres que
la historia se repita… te recomiendo que te sientes.” Chao Nan respiró hondo antes de
pronunciar las palabras que eran una orden decisiva, no dándole otra opción a la otra parte.

El patrón de teca se refleja en los ojos de Sippakorn, quien se movió y se puso de rodillas en
el suelo frente a Nan. Seguía con la cola colgando y las orejas aún caídas, pero más deprimido
aun. Recordó cuando estuvo 4 horas en el piso alfombrado, y que luego casi no pudo ni
caminar. ¿Qué tan doloroso será esta vez? Sabía que merecía ser castigado por la forma en que
actuó, merece más dolor.

No escuchó ninguna palabra del menor; la persona arrodillada aún miraba al suelo, mientras
que la persona sentada en la cama miraba en silencio antes de recoger algo que se había caído,
para luego caer sobre el costado del cuerpo.

La punta de la hermosa barbilla de Ten fue tocada por sus delgados dedos, y aún se podía
escuchar la cadena en su muñeca. Sentía el metal frío mientras pasaba su mano por la mejilla,
luego Ten sintió un cosquilleo en la oreja cuando algo se aplastó contra su cabello. Una mano
gruesa se alzó para atraparlo sintiendo algo desconocido, pero la superficie era más suave al
tacto. Cuanto más pasaba sus dedos por el objeto, más suave se siente... era una flor.

"Flor de frangipani, la recogí hace un momento". Chao Nan le dijo a Ten mientras unía sus
cejas. El color pálido era el mismo que el color del cabello y los ojos fruncidos estaban llenos
de perplejidad.

"Me pusiste una flor en la oreja..."

“Me encanta el frangipani... Ten… eres mi frangipani”. Chao Nan alisó su cabello suave,
mientras sus dedos jugaban con algunos mechones. Se sentía tan suave, que se creó un
ambiente relajante, que le hizo sentir bien.
“Me alegra oírte decir eso. Pero me pusiste una flor detrás de la oreja. Si quieres
perforarme los oídos, dilo.”

“No es mala idea… en éste momento sólo me falta la aguja.”, llevó la mano hacia arriba y
tocó la cicatriz irregular debajo del cabello.

“Lo recuerdo. En ese momento, estaba muy triste".

"¿Perdón… por qué?"

“Tenía la intención de confesarte mi amor. Confesar que lo que había hecho, lo había
hecho por amor.”

“Afortunadamente no bajé. De lo contrario, aparte de una cabeza rota, creo que te habría
matado, pero sólo te di un golpe en la cabeza y te maldije por haber nacido.”

"¿Por qué te enojarías por mi confesión? ¿Te hubiera gustado tratar de ser mi esposa a
regañadientes una vez?"

"Ese será el único apodo que nunca te permitiré". Ten negó con la cabeza y miró a Chao
Nan de manera relajada. Hablaba como si no lo dijera en serio, pero sus ojos brillaban. El brillo
solo hizo que su espina dorsal se estremeciera.

“No quiero ser esposa... Ser esposo no está sujeto a la obediencia. Mira, me has hecho
daño en todo el cuerpo. Ten, siéntate a mi lado hasta que me quede dormido y… y
despertaremos de nuevo al final de la mañana". Chao Nan se movió para apagar la luz de
la cabecera, antes de acostarse en medio de la cama... sin parar de sonreír.

"¿Puedo quedarme así una hora?"

“Quiero que te sientes a mi lado, no quiero castigarte.”

"Lo siento, entonces puedes darme una palmada en la boca...”

"¿Abofetearte la boca en lugar de que te quedes de rodillas?"

“Solo es una idea...”

“Pero estoy hablando en serio”. Chao Nan saltó de la cama y levantó su mano en el aire, y
aunque la oscuridad solo dejaba ver una sombra, los ojos Ten se cerraron, para escapar de la
imagen frente a él... El malo de Nan.
Sin embargo, el toque que sintió en los labios no fue tan intenso como para doler. En cambio,
era suave y soñador, no fue un golpe sino un beso, y cuanto más se entrelazaban sus lenguas,
más provocaba. Ten metió la lengua, provocando, tocando y retrayendo, como si se estuvieran
conociendo. Pero cuando se hicieron más íntimos entre sí, las lenguas que una vez habían
estado conectadas barrieron los cálidos huecos para saborear la dulzura.

"¿Cuánto has bebido? El sabor del licor sigue ahí”. Se quejó Nan con voz jadeante, después
de separarse para recuperar el aliento.

“El alcohol despierta ansias emocionales. en mi boca todavía algo de su poder.”

“¿Quieres saber que significas para mí?”

“Nan…” Sipakorn puso sus manos sobre sus muslos, los apretó ligeramente, alternando con
apretones fuertes.

Comenzó a despertar la pasión, hasta que ambas respiraciones estaban tan atascadas que
parecían no poder detenerse. En este momento, Ten, sabía qué caricias lo estimularían
rápidamente.

“Tomémoslo con calma. Aún estoy adolorido.”

"Seré amable". Ten sonrió, se levantó y se sentó en la cama. No olvidó sacar la flor de
frangipani detrás de su oreja y la puso al lado de la cama. El perro que solía tener la cola y las
orejas caídas, ahora sólo la meneaba y se alegraba cómo cuando encontraba un hueso fino, y
parece que este perro sostendrá este hueso en la boca, mordisqueando lentamente, y
saboreando su sabor, para finalmente devorarlo por completo…

Si la flor blanca de frangipani tiene una sensación de estabilidad, después de quejarse una hora
atrás cuando fue sacudida hasta que se cayó de la planta madre, ahora tuvo que soportar la
fuerza que la sacudió hasta que se cayó de la cama.... Ay, pobre flor.

Capítulo 22: Si es demasiado problema

Hace 7 años
Un estruendoso rugido resonó entre los montones de polvo que flotaban en el aire. Frente a
él había una arena rodeada de simples ladrillos y dentro había una pelea de gallos. La
hermosa cabellera del joven estaba entrando al lugar de la batalla.

Las alas de los pollos decoradas con hermosos colores brillantes, revoloteando listas para
picar, daban picotazos sangrientos al oponente y no se detenía ya que estaban entrenado,
picoteaban hasta que el oponente resulte gravemente herido o muera.

El joven de no más de quince observaba con grandes ojos la pelea... mientras que, al apuesto
dueño del lugar de apuestas, no le gustaba darle la bienvenida, pero cada vez que jugaba era
tentado por la cantidad de dinero apostada, por lo que sólo se olvidaba de pensar que éste
joven debería estar en la escuela.

Ten se quedó boquiabierto, mirando los agudos ojos que se extendían por el mundo negro
como la brea, ese era Chao Nan. Ni siquiera prestaba atención al campo y la pelea de gallos
que tenía adelante, lo había seguido hasta allí y se sentía frustrado de saber que se había
saltado la escuela para apostar en una pelea de gallos.

Las maldiciones y groserías resonaron al unísono, cuando terminó la pelea y su Khun Nan
resultaba ganador... el personal se quedó sin aliento al ver que habían perdido… “Gané la
apuesta.”

Ten apretó los puños a los lados del cuerpo con fuerza. Miró al dueño de la voz mezclado con
las palabras de los demás. Cambiaste la vida de un animal por lo que parecía dinero basura,
dinero para alguien que ni siquiera lo necesitaba.

“No tengo más dinero, y aún tengo que pagar para usar a Kuma.”

“¿Entonces cómo me vas a pagar? Es tu culpa perder, acá no hay reglas.”

Todo fue confusión a partir de ahí, el dueño del gallo muerto intentó golpear a Chao Nan, y
eso fue suficiente para que Ten se abalanzara sobre él. ¿Quién era ese que le decía que no
podía patear al otro tipo? Ganar es ganar.

El rugido se desbordó cuando su puño entumecido se elevó en el aire, de repente Nan vio
como Ten estaba a horcajadas sobre una persona que yacía en el suelo, lanzando golpes sin
fin; verlo así era realmente diferente del Ten veía todos los días.

Después de la pelea, Nan consiguió llevar a un Ten maltrecho hasta la casa.

Cuando llegaron, Soi Kaew corrió a su encuentro, observó como Nan arrastraba con
dificultad el cuerpo de Ten.
“Nan, estás bien, ¿verdad?, Chao Mok aún no ha regresado de sus asuntos.”

"Yo estoy bien, pero Ten está herido, tiene labios lastimados, golpes en los pómulos y le
sangra la nariz. Por suerte ahora la sangre dejó de fluir".

“No te preocupes por Ten, yo me haré cargo.”

Pero Ten sabía que cuando Chao Mok regresara y supiera de la situación, su cuerpo le dolería
aún más.

Soi Kaew estaba preocupada, pero también estaba muy enojada.

Ten sólo podía rezar para que el castigo no fuera muy severo, eso sería suficiente.

La alta figura Ten se movió sin fuerzas y se sentó en la cama cuando vio a Nan entrar a su
habitación. Su rostro estaba horriblemente destrozado e hinchado, y le dolían tanto las
piernas, que casi no quería moverse.

"¿Por qué has venido a verme?"

“Desde la mañana no te vi y pensé que tus piernas estaban rotas que ni siquiera podrías
caminar”. Chao Nan miró la fornida pantorrilla de Ten, que estaba cubierta con distintas
marcas de caña, y la sangre todavía goteaba. Había sido un día completo....

“¿Puedes caminar? ¿A menudo te castigan así?"

"No a menudo. No soy una persona a la que le guste tener problemas.”

“¿Quieres helado? Te traje un poco, cómelo antes que se derrita.” Ten miró la bolsa a su
lado, vio paletas de varios colores.

“Te los compré como disculpas, y para agradecerte.”

Chao Nan miró fijamente el rostro de Ten que solo asintió en aceptación de disculpas y
agradecimiento de su parte.

Ten se quedó en silencio por un momento, porque no sabía que decir, entonces decidió estirar
la mano y tomar el helado y comérselo.

“Sabe bien.”

“¿Puedo comer...?”

"Solo hay uno. Y ya ha sido mordido".


"Está bien, no me importa." Chao Nan tomó la mano de Ten y se movió para darle un
mordisco a la paleta que todavía estaba en su boca. La intimidad creada fue hermosa. Ten se
congeló en ese momento. ¡Y eso hace que la persona que se siente consciente se alejara casi
al instante!

"Es delicioso, pero parece que también compartí tu saliva", dijo Nan divertido. No le
importaba demasiado la rigidez del oyente, quien quedó al igual que una estatua, y no
importaba cuánto intentara esconderlo, el sonido de los latidos del corazón también se podían
escuchar.

"Eh, Ten, quiero comer helado". Un gemido sonó de los hermosos labios de Nan, quien se
enroscó con una manta gruesa sobre el asiento del automóvil. Estaba algo somnoliento y
deliraba por la fiebre.

“Todavía no puedes comer, Nan. Tienes fiebre alta”, respondió Ten y extendió la mano
para tocar su frente sofocante, después de apagar el motor hasta el completo silencio. Sacudió
a Nan para despertar la conciencia de quien está dormido.

"¿Ya llegamos?"

“Te traje a ver al médico primero, luego regresaremos al condominio.”

“Pero quiero dormir...”

"Debes ver un médico".

“Bien... pero no voy a dormir en el hospital".

"¿Tienes miedo de los fantasmas?".

"No.… solo tengo miedo de no dormir con Ten". Chao Nan se frotó el cabello de la cabeza
para alejar el mareo, hasta que se dio cuenta de lo que había dicho... fue cuando Ten lo miró a
los ojos, estaban deslumbrantes y listos para responder algunas preguntas.

"¿Cómo?"

"Tú… me causaste la fiebre primero. ¡Ya verás! Luego te enseñaré a dormir".

Los ojos claros de Ten miraban fijamente a una niña que caminaba de puntillas, tomaba un
vaso de papel frente al dispensador de agua, e intentaba servirse. Pero era tan pequeña que no
apenas no podía alcanzar, apenas llegaban la punta de sus dedos.
Las piernas largas se mueven como ve la imagen; Sippakon extendió su mano para ayudar a
la niña, tomó un vaso de papel, se sentó y se lo acercó, pero la niña no lo agarró, de lo contrario,
mostró una expresión cautelosa.

"Mamá me dijo que no aceptara cosas de extraños".

"Entonces, ¿a dónde fue tu mamá?"

“Llevó a mi hermano menor al médico para que lo examine.”

"Y tu padre... ¿por qué estás aquí sola?"

Mamá dijo que papá se había ido. La niña bajó la cabeza para mirar al suelo con sus ojos
redondos.

Capítulo 23: Si tu humanidad aún permanece

La figura alta de Chao Nan se paró frente a la figura más pequeña de Rajina en el interior.
Estaba en una habitación privada, la Rajina que ahora veía, estaba delgada, y la cara y los ojos
que alguna vez brillaron como estrellas no estaban. ¿Qué tan diferente era de alguien que había
sido golpeada por la vida?

Nan presionó los ojos para mirar el vientre de Rajina. Sobresalía a través de la fina tela,
probablemente porque era el primer embarazo, por lo que no es muy grande. ¡Pero solo eso
puede confirmar que la otra parte está realmente embarazada!

“¿Ten?” dijo una voz ronca a través de sus labios. Ella se levantó y miró hacia la puerta,
después de escuchar un golpe, pensó que la persona que había venido a verla era Ten… y no
la que la estaba mirando, con una pose peligrosa.

"¡Ve a preguntar en el infierno!" La mano delgada de Nan agarró su brazo, antes de tomar
un mechón de pelo largo y dejarlo caer hasta que la cara de Rajina se volvió hacia arriba, no
hubo ningún grito, ni siquiera un sonido de súplica, antes de que azotara a Rajina contra la
esquina de la mesa.

La otra parte sonreía lastimosamente, quejándose, como despreciando el destino de la vida.

“¡Mátame Nan, mátame!”, gritó Rajina con una voz gruesa en su garganta y su cuerpo en el
suelo. El área abdominal que fue golpeada dolía... Dos piernas delgadas se movieron y llevó
las manos a la zona para aliviar el dolor. Rajina comenzaba a perder la conciencia ¡Solo
quedaba lo suficiente para mirar el rostro de la persona que corría salvajemente hacia ella, el
rostro de la persona que ella había decidido elegir para ser el padre del niño! Pero ahora no es
necesario, ya que la escoria en el cuerpo estaba a punto de morir.

Ten abrió los ojos y miró el cuerpo acurrucado en el suelo. Miró sus piernas blancas. que ahora
estaba bañado en gotas carmesí de sangre y no reaccionó de inmediato. Los instintos de Ten
lo impulsaron a correr hacia adelante y recoger el cuerpo del suelo.

“Déjala morir ...” Chao Nan usó los dedos de los pies para patear la mano de Ten, antes que
tocara el cuerpo de Rajina. Puso los ojos en blanco y luego lo vio con una mirada preocupada.
“Sólo haz como que nada sucedió y vete por la misma puerta por la que acabas de
entrar".

Sippakorn apretó los labios con fuerza, en este momento no quería hablar con Nan, que estaba
enojado, y las palabras que dijo provocaron su ira.

“Te atreves a tratar a una futura madre como basura…"

Nan movió la cara hacia abajo cuando sintió la fuerza de la bofetada que Ten le dio.

No dolió tanto como para causar un sabor a sangre, pero hizo que el otro lado de la cara del
príncipe se adormeciera. ¡¡Ten lo abofeteó, lo abofeteó... a propósito, no accidentalmente!!

La mano delgada de Nan se levantó para responder, pero no lo pudo hacer porque la mano
gruesa del mayor lo tomó por la muñeca, ejerciendo presión hasta causarle dolor.

“¡Ten… me abofeteaste!”

Los ojos de Chao Nan estaban al rojo vivo. Parpadeó confudido, sus ojos estaban tan calientes
que tuvo que dejar que las lágrimas fluyeran.

“Sí, te abofeteé, y no creas que ser abofeteado por mí fue por Rajina. Te abofeteé para
reprenderte. ¡¡Porque lo que estás haciendo es matar a alguien!!”

“Ten…” Se quedó sin palabras, su boca cerrada, solo podía mirar a Ten alzando el cuerpo
desmayado en brazos, con el rostro de la mujer apoyado sobre su pecho, y le dolió el corazón,
se quedó de pie sin saber qué hacer.

“Puede que el embarazo haya sido buscado o no, ¿y si fuera mi hijo? Si tu humanidad
aún permanece, deja que lleve a Rajina para ser atendida.” Ten desvió la mirada de Chao
Nan. Sabía exactamente lo que estaba haciendo. ¿Acaso Chao Nan y Rajina sabían lo que
estaban haciendo?
La alta figura de Ten se puso de pie cuando se abrió la puerta de la sala de urgencias. Su rostro
permaneció tranquilo mientras escuchaba al médico contarle sobre el estado de Rajina.

“Tanto la madre como el niño están bien. Cuanto más avanzado esté el embarazo, debe
tener más cuidado con ese tipo de accidentes."

“La madre tiene bajo peso. Al principio temía que hubiera problemas con el feto. De
hecho, a las veinte semanas de embarazo, la madre debería pesar de cinco a seis
kilogramos más. Parece ser el primer embarazo de la madre, de todos modos, debe
alimentarse mejor.”

“¿Veinte semanas?”

“Si, algo así. De hecho, también deberá tener atención prenatal desde ahora.”

"Sí, muchas gracias, doctor". Ten asintió.

En su cabeza procesó todo junto. Rajina estaba embarazada de casi cinco meses. Si bien, en el
pasado se acostó con ella, solo habían pasado tres meses de aquello. Todo quedó más claro
ahora. Inclusive si de verdad hubieran tenido relaciones, el niño en su útero definitivamente
no era su hijo... por supuesto, porque estaba seguro de que no estaba enamorado de Rajina.

Cuando fue a ver a Rajina, encontró un florero hecho añicos en el sueño.

“¿Por qué trajiste a Jina al hospital? ¿Por qué Phi Ten no lo dejaste morir?”

Ella estaba enfurecida cuando se recuperó y descubrió que lo que no quería todavía estaba en
su cuerpo

“¿Por qué tienes que dejar morir a tu propio hijo?” Sippakon caminó para evitar los
cristales rotos. Se movió lentamente y se sentó a los pies de la cama.

“¿Phi...?”

“¿Qué culpa tiene el niño? También es mi hijo.”

“El médico debería haberte dicho que el demonio de cabeza peluda ya tiene casi cinco
meses. ¿Cómo podría ser tú hijo? ¡Nunca hemos dormido juntos!” Las lágrimas corrían
por su rostro de Rajina, mientras confesaba la fealdad de lo que acababa de hacer. Su dignidad
estaba manchada al estar embarazada... sin padre, planeando seducir a Ten ¡Quería que él se
hiciera cargo! Llevó a cabo su plan sin escrúpulos, y al no funcionar, ¡había decidido dar a su
propia descendencia la muerte!
“Lo sé, pero sigo insistiendo en que el niño en ti será mi hijo. Quiero tener un hijo, y tú
lo sabes mejor que nadie. Por eso me atrevo a usar al niño para negociar contigo.”

“Yo sólo quería que muera, pero ahora… Cómo podría mantenerlo, me siento demasiado
avergonzada para tener que dar explicaciones a nadie. Lo odio, no tenía salida. Te pido
disculpas por intentar hacerte eso. Jina se disculpa. Estaba tan celosa de Nan. Celosa
porque no era yo la que recibía tu amor Phi Ten… sólo quería recibir el amor de Phi
Ten..." Rajina levantó sus manos temblorosas para rendir homenaje a Sippakorn. Su boca
tembló y su torso temblaban.

“No hablemos de mí, quiero saber tu historia... ¿quién es el padre del niño? Adoptaré al
niño como mi hijo, pero debo estar seguro de que el verdadero padre no vendrá a
recuperar al niño.”

“Él no lo acepta... Phi Ten, entonces… Phi Ten, tú dirás al mundo que el niño en mi
vientre es hijo de Phi y Jina, ¿verdad? Entonces, nos casaremos, tendremos una familia
cálida… es el tipo de familia que siempre soñé tener.” Rajina parpadeó, y las lágrimas
brotaron de los ojos afligidos por el dolor, brillaron cuando la vida una vez más dio paso a la
esperanza.

"Sólo quiero al niño."

"¿Qué significa eso Phi Ten?”

“El niño en tu vientre será mi hijo, pero sólo quiero al niño.” Rajina se quedó boquiabierta
ante las palabras que escuchaba de la boca de Ten... le está diciendo que sólo tomará al niño,
no a la madre... es así, ¿no?

“Tengo dos opciones para ti. La primera, si aceptas mi propuesta, te enviaré a Canadá,
te quedarás allí hasta el nacimiento, así nadie sabrá que estás embarazada; pero también
eso significa que no tendrás derecho sobre el niño. En cuanto a la segunda opción, puedes
hacer lo que quieras. Pero debes saber que no te permitiré tomar represalias condenando
al niño en tu vientre.”

Rajina levantó la cabeza para mirar a Sippakorn. Sus esperanzas y sueños se extinguieron y
eso hizo que le disgustara aún más el feto en su vientre. Su mano agarró fuerte la manta, y
dijo: "Hubiera sido mejor que Nan lo matara".

“No prestes tu mano para matar a nadie. Deja de meterte con Nan y conmigo".

“Pero yo… Te amo demasiado…”

“Elige una opción, Rajina”.


“Sí, Phi Ten... ¡Está bien! Iré a Canadá. Pero yo le nombraré, seré yo quien le dará su
nombre. Él se llamará Ai, su nombre será para conmemorar mi caída, que sepa que su
nacimiento derribó la vida de su madre.”

“Nadie hace que tu vida se derrumbe, eso lo has hecho tú misma.” Sippakon enarcó las
cejas, miró a la mujer y se dio la vuelta para salir de la habitación.

“Hasta que nazca Ai, quédate callada por un rato… Rajina.”

Capítulo 24: Cuando llega la hora del deshielo

En la provincia de Nan, la brisa fresca sopla en la madrugada, oliendo el calor del horno de
carbón, el cual se encendió para hacer preparar la comida y que sus aromas se fusionaran con
el humo. Una figura alta, vestida con ropa tradicional, conservando la identidad de ascendencia
noble, estaba de pie sobre un pequeño pabellón de madera construido junto a un estanque de
lotos, las flores de loto estaban floreciendo, aunque algunas flores todavía estaban
completamente cerradas, pero están brotando como si estuvieran a punto de revelar el secreto.
Unos pasos que se movían lentamente sonaron detrás de Chao Mok, llamando a los ojos del
noble linaje para que se volvieran hacia mirar.

“¿Te levantaste tan temprano?”

“Sí…”

“No creo que la nueva generación de jóvenes se despierte tan temprano. Ten es muy
diferente de Nan Klao. En ese caso, si el sol no coincide con su cabeza, no saldrá”.

"Es difícil para Nan despertarse". Sippakorn sonríe al pensar en la lentitud del menor para
despertar temprano.

“Ve a dormir, está bien. Yo desperté para dar un paseo, o sino me da dolor de cabeza.”

Pero Mok no hablaba en serio, levantó las cejas en forma interrogativa.

“Sip vino a verme. ¿De qué asunto tienes que hablar conmigo?”

“Tengo un favor que pedirle a Mok. Fue algo para lo que reuní mucho coraje y
preguntar, esperaba que tuvieras piedad de mí.”

Sippakorn respiró hondo hasta que el aire del invierno enfrió tanto sus pulmones que sus
piernas temblaron. Mok lo miraba sin comprender.
"¿Qué está sucediendo?"

“Te pido me dejes cuidar de Nan Klao.”

“Hoy en día, confiamos en Nan Klao para que se encargue de ello. Somos tu madre y yo
quienes siempre te molestamos una y otra vez…”

“…Como amantes”, continuó la frase que pretendía decir hasta el final.

Incluso dando a sus labios una mirada adolorida mientras miraba el rostro brumoso que había
cambiado de una sonrisa suave a un rostro serio y pensativo.

“Sé que no es lo correcto, pero el amor hace que la gente sea tonta. Y yo no puedo
contener mi propio corazón.”

“Esas fueron mis palabras. Las recuerdas bien. Aún sé muy bien como es ese sentimiento,
pero no te lo permitiré.”

"Khun Chao Mok. Mi relación contigo está profundamente arraigada. Estará más allá
del amor hasta más allá de las palabras. No importa cuánto deba ser golpeado, mi vida,
se la di a Chao Nan".

Mok suspiró. Entrecerró los ojos y miró después de pensar durante mucho tiempo. La mente...
podría sucumbir al amor violento de los adolescentes. Si la persona de enfrente accede a
hacerlo como él desea.

“Tengo dos condiciones para ti... Si estás dispuesto a hacerlo, lo consideraré.”

“Aprecio todo. Sólo dime cuáles son esas condiciones.”

“Lo primero, puedes hacer lo que quieras para evitar que Nan Klao cause problemas. Si
no puedes tomarlo, no puedes controlarlo, se considera imprudente cuidar a nuestros
hijos. Si una sola mala historia sobre Nan Klao llega a mis oídos, Ten, no esperes volver
a hablar de eso conmigo”.

“Sí.” Sippakorn aceptó... aunque sabía que la primera condición que había puesto Chao Mok
no le sería tan difícil de cumplir.

“En segundo lugar, al cambiar tu apellido pude tener dos hijos, pero ahora quiero un
heredero. Cuando puedas completar mis dos condiciones, regresa y habla conmigo de
nuevo.”
Ten suspiró al pensar en las inquietantes condiciones de Chao Mok. El primero era algo
problemático, pero el segundo era aún más difícil. Sus anchos hombros, que solían ser dignos
y majestuosos, se habían hundido hasta que quedó claro que ser Ten no era fácil, sintiéndose
tener que cargar con casi todo hasta el peso entero. Ambos lados se sentían pesados.

Sus ojos delgados, un par de colores claros, miraban sus propias manos... se fijó en el lado que
había usado para abofetear a Nan, para traerlo a sus sentidos. Ahora sabía que estaba a punto
de enfrentar un gran problema. No importa cuántas palabras reprimiera, tal vez no fuera a ser
escuchado… No estaba más preocupado por Rajina ni por el niño en el útero, sólo le
preocupaba Nan y la probabilidad de que ambos ya no pudieran estar juntos. En conclusión...
¿se equivocó al tomar las decisiones hechas? ¿Estaba mal que no hubiera tenido la oportunidad
de hablar con Nan sobre toda la historia? ¿Acaso todo lo que hacía era completamente
incorrecto? ¡Todo está mal con eso!

El sonido de las puertas del ascensor abriéndose hizo que la conciencia de Ten saliera de su
trance.

“Nan…” Ten se sorprendió de que su propia voz fuera ronca. ¿Desde cuándo sentía que era
de este tamaño? O podría ser porque Chao Nan no hizo contacto visual y no reaccionó en
absoluto. Su figura estaba apoyada contra la pared de la puerta de su propia habitación.

“Háblame...” Ten agarró el brazo de Chao Nan, que estaba a punto de entrar en la habitación,
a tiempo. Él lo tocó ligeramente, sujetando el corazón dolorido, cuando los ojos del hombre
que era todo su mundo miraron hacia arriba, por el extremo de la mano sostenida en el brazo,
antes de mirar la cara de la persona que se atrevió a lastimar

“¿La mano que me abofeteó? ¿La mano que usaste para tocar a Khun Rajina? Ten,
¿todavía te atreves a usar esa mano para tocarme de nuevo?" Chao Nan trató de llevar su
voz a la normalidad. El poder ardiente del alcohol que había bebido para olvidar el dolor de
corazón, todavía fluía por sus venas.

Ten debería pedirle perdón, decirle y prometerle que no volvería a lastimarlo... de la forma en
que siempre lo hacía después de ser castigado, ¿acaso a él no le dolía?

"Si no conseguía que te detuvieras, tenía miedo de que fueras consumido por la ira.”

"Me dolió… pero el golpe en mi brazo fue soportable".

“Estoy cansado, quiero darme una ducha e irme a dormir”.

"Me iré si quieres estar solo..."

“Prepárame un baño con agua tibia. Y si es mejor, ayúdame a limpiarme también”.


El equipo básico de curación de heridas fue traído y colocado frente a Ten. Fue un poco de
amabilidad de Chao Nan, después de golpearlo le preparó una mezcla de agua tibia con sales
en la tina. Lo observó quitarse la ropa… luego le dijo que lo ayudaría a ducharse, “¿Te duele?”

“¿Puedes ayudarme a sanar mi herida? Todo duele." Ten extendió una mano herida frente
a Nan.

"Consentido…"

“No dije nada, pero realmente duele. La sangre todavía se saliendo”.

“¿Por qué no fingimos que te tomaste ya una caja de analgésicos?”

“Golpear y dejarnos golpear. Está bien consolarnos el uno al otro por un rato”.

"Ya di lo que tengas que decirme.” Chao Nan volvió la cara para mirar a la persona sentada
en la amplia cama.

“Bebé, cuando te enojas no escuchas. Te dijo que yo mismo me encargaría de mi herida.”

“Apuesto a que no dijiste eso".

“Si lo dije, si no me crees, no puedes decir nada.”

Chao Nan puso el pastillero a su lado con un temperamento aún más molesto. La mano delgada
que le gusta mirar temblaba. Además, hubo un sonido fuerte cuando tomó la medicina.

"Si te atreves a golpearme de nuevo, te cortaré la mano.” Chao Nan decidió agarrar su
muñeca, antes que Ten se sentara a su lado… El frasco de pastillas fue arrebatado de sus
manos. Mientras colocaba la pastilla en su mano, Ten gritó: “¡Ay, duele!”

“Te lo tienes merecido.”

“Duele.” Ten tenía la cara roja por la sensación de ardor en sus palmas. Movió su cuerpo un
poco más cerca de Nan y presionó su nariz para inhalar el aroma, mientras enterraba su cara
en el hombro en lugar de mirar la herida en su mano.

Chao Nan no dijo nada más, su mano todavía estaba ocupada vendando la herida, aunque
trataba de que su mente no fuera afectada por el olor corporal de la otra parte.

"Te estoy preguntando por ti y Mok".


"¿Qué quieres saber?" Dijo Ten mirando a la persona que todavía no ha levantado la cabeza
y estaba escuchando atentamente esa voz temblorosa ¿Qué le diría a continuación?

“Yo… le dije a Mok que te amaba Nan.” Ten sacó la mano que sostenía Nan y la envolvió
alrededor de su cintura. Lo abrazó con fuerza y comenzó a sentir que la sensación de fatiga se
aliviaba, cuando sintió que éste agarró su antebrazo y lo apretó ligeramente animándolo.

“¿Y qué dijo mi padre?”

"Él primero no dijo nada.”

"¿Y qué dijiste tú entonces?"

“Le dije que no importaba lo que dijera, no podía dominar mi corazón.”.

"Entonces, ¿qué dijo mi padre a continuación?" Chao Nan dejó escapar un suspiro después
de contenerlo, hasta sentir su estómago rígido. El bastardo todavía estaba enojado, pero el
miedo de tener que dejar partir a Ten, era algo que no podía soportar.

“Chao Mok me dio dos condiciones. Primero, que debía cuidar que no hagas que sucedan
cosas malas.”

“Lamento haberte lastimado, yo simplemente no quiero que escuches más a esa mujer.
Ya no duele, ¿verdad?”

Abrazó a Nan para relajarse, antes de levantar una mano para tocar la comisura de su brillante
boca, dio vueltas por un momento, antes de agacharse y presionar su propia boca hacia abajo.
La lengua delgada caliente, lo tocaba y arrebata con fuerza. Nan abrió la boca para un beso
anhelante. Enredaron sus lenguas muchas veces, acercándose más, antes de alejarse por temor
a que se asfixiaran hasta la muerte.

"¿Qué hay de la condición número dos que te dió padre?" Chao Nan preguntó jadeando,
cuando Ten lo empujó lentamente para acostarlo.

“Te lo diré más tarde cuando tu estado de ánimo esté mejor.”

“¿Estás enojado conmigo ahora?"

“¿Debería estarlo?”

“No lo sé, pero te amo Nan".

"Me amas... pero me abofeteas y haces que pierda la cara...”


“¿Nan… me amas?”

"Te amo…”

“Te amo, pero me golpeaste hasta que me rompí la mano”. Sippakorn replicó sus palabras,
antes de saltar rápidamente sobre su cuerpo antes de que se diera la vuelta y lo atacara.

"Qué malo eres Ten."

"Querido, no está mal". Los labios de Ten tocaron su blanca garganta. Presionó un beso
ligero para extinguir su mal genio que parecía querer estallar.

El sonido del aire acondicionado compite con el sonido de los jadeos cada vez más fuertes.
Desde que los besos comenzaron a convertirse en mordiscos y desde que el abrazo que se
sostuvo con holgura comenzó a apretarse y apretarse hasta que la persona abrazada se sintió
incómoda.

“¿Lo volveremos a hacer? Lo hicimos anoche. Gemiste en protesta.”

Ten agarró una manta para cubrir tanto su cuerpo como el que tenía abajo, debajo de la gruesa
manta los traviesos brazos empujaron el corto pijama... parecía dar golpes muy suaves, es por
eso que esas dos manos colapsaron por todo tu cuerpo.

“Anoche y esta noche no son lo mismo; levanta tus piernas… tienes la piel de gallina.”

“Ten…”

“Eres cómo mi droga.”

“No me incites.”

“Entonces, ¿aceptas hacerlo?”

“Si ya me escuchaste, no vuelvas a decir nada.” Chao Nan agarró la mano herida, la apretó
y Ten se quejó. Apretó esa mano antes de soltar un sonido arenoso al hablar.

“Está bien... no voy a hablar más. Entonces puedo hacerte el amor, tal vez una, dos, tres
o cuatro veces, no estoy seguro del número".

Nan sonrió. Ten pidió permiso, a pesar de que la mano sostuvo su falo por un tiempo, y cuando
comenzó a contener el sonido que estaba a punto de salir, se sintió bien.

"Ah… Ten, … eh... usa tu boca".


Ten dio vuelta a Nan y lo colocó a horcajadas sobre su cuerpo, con su cabeza mirando sus
pies.

"Chao Nan... ah". Nan se sorprendió cuando el mayor abrió sus nalgas y deslizó su lengua a
lo profundo.

Los oídos y la cabeza de Nan se tensaron y su cuerpo se sintió aturdido. Ten presionó tan
profundo, hasta llegar a la raíz, hasta el final. Sintió que su mundo una vez equilibrado perdía
todo equilibrio, mientras veía el canal frente a él, y algo provocativamente se balancea,
invitándolo a jugar con su boca.

Nan se quedó quieto tan pronto como fue devorado. La lengua de la serpiente tamborileaba y
jugaba en el pequeño agujero. En cuanto a los dedos delgados de la otra parte insertados desde
el canal detrás, le invadieron hasta que tu cuerpo se puso rígido. Cuando la emoción corrió
desde la mitad del cuerpo hasta el cerebro, Nan cerró los ojos y apretó los dientes, haciendo
una mueca extraña.

Dejó de usar su boca en la otra parte de repente, poniendo su rostro hacia abajo sobre sus
fuertes muslos. El gemido estaba fuera del lenguaje cuando la liberación fue casi insoportable.

“Ten... estoy cerca. Ah, Ten... ah, ah, ah.”

Sippakon detuvo la fuerza de tracción, al sentir el líquido con sabor a pescado que se
precipitaba hacia él, tragó un poco y dejó un poco en la boca, luego se apoyó en una posición
medio sentada, medio tumbado, abrió la carne en sus caderas, escupió el líquido de la boca en
el canal del menor, y cubrió los dedos enganchados dentro y fuera. Estaba listo para arremeter
contra el cuerpo se puso tenso.

"Hazlo... Entra en mí". Las puntas de las uñas de Nan se clavaron en las sábanas, no era
suficiente, quiere más. Necesitaba algo para llenar.

Ten gimió en respuesta y se elevó por encima del cuerpo. Se acurrucó detrás de él, apretando
la mitad del cuerpo hacia arriba y hacia abajo a través de la brecha abierta mientras abría las
piernas, Ten usó sus antebrazos para empujar hacia abajo, agarrando a Nan y empujando la
mitad del cuerpo hacia el final.

"Ah... Si..."

"Uff... has estado mucho tiempo en cuclillas, hasta que te dolió todo el estómago".

“Hazlo más… más... fuerte.”

“Entonces no me grites más tarde.”


Gemidos mezclados con jadeos corrieron en el aire, combinado con efectos de sonido de dos
cuerpos chocando uno con el otro.

No supieron cuánto tiempo duró, porque ambos se liberaron más de una vez…

La cálida luz del sol salpicó los dos cuerpos que estaban acurrucados con fuerza en la cama.

Nan abrió los ojos para sacudirse el sueño. Usó su par de ojos negros y nítidos, únicos, y miró
el hermoso reloj en el costado de la cama, para darse cuenta que era muy tarde, abandonando
así la idea de seguir durmiendo.

“Ah…” Ten gimió en su garganta cuando la persona en sus brazos comenzó a moverse.
Cuando de golpe el dolor le recorrió los dedos hasta que tuvo que fruncir el ceño y enterrar la
nariz boca abajo… de hecho, Nan no era una droga, pero el dulce olor de su cuerpo sí ayudaba
a aliviar todo ese dolor.

“Es tarde.”

“Todavía tengo sueño...”

“¿No vas a levantarte e ir a trabajar? Tienes que dar clase esta tarde.”

“Recuerdas mi horario. Significa que te preocupas bastante por mí.... Hoy doy clase a la
tarde, sí, pero dije que tomaría un permiso de ausencia. Me dolía mucho la mano. La
herida puede inflamarse. Me limita a enseñar, porque no podría siquiera tomar una
cuchara para recoger un poco de arroz y comérmelo; así que puedo seguir durmiendo.”

“No te duermas”. Miró al frente, y volvió a abrazar su cuerpo.

"Ya que no irás, entonces cuéntame sobre Rajina… tal vez deberíamos ir a ver a esa
mujer. No es porque esté preocupado, sería sólo para asegurarme que mantendrá la boca
cerrada para no difundir el asunto sobre el ataque.” Chao Nan entrecerró los ojos hacia
Ten, quien frunció el ceño cuando escuchó a Nan decir que quería ir a ver a Rajina… sólo era
para ver con sus propios ojos que la ramera no estuviera muerta...

“Rajina ya no está en Tailandia, Nan".

“¿A dónde fue?”

"A Canadá", respondió Ten. La expresión en sus ojos se volvió seria al pensar en ello, era
hora de decirle.
“Entonces sí está embarazada… pero sin un padre… por eso huye, ¿es así? ¿Por qué no
aprende a usar un condón? Las píldoras anticonceptivas definitivamente le son
desconocidas.”

“Rajina no se escapó. Yo la envié a Canadá, a quedarse en mi departamento hasta que


dé a luz.”

Los dedos de sus pies que habían tocado el suelo de repente se detuvieron. Justo ahora, Ten
dijo que envió a Rajina a su propio lugar… Sus oídos no estaban tan distorsionados como para
haber escuchado algo incorrecto.

“¿Por qué?” Preguntó suavemente, mientras sus ojos se volvían para mirar el rostro
brutalmente guapo de Ten.

“La segunda condición de tu padre. Si quiero estar contigo, debo encontrar un heredero
para que Chao Mok continúe con el apellido”.

“¿Así que debo adoptar a su cría?”

Reconstruyó rápidamente toda la historia dentro de su cabeza, entendía lo que Ten quería
hacer; pero no entendía por qué debía ser el hijo de Rajina... la mujer que más odiaba, la
persona que pensaba en robarle su amor, y ahora tal cual su madre, el niño también venía a
robarle, no sería diferente.

“Entonces como Ten no puede embarazarte ni a nadie más y padre quiere glorificarse
teniendo a alguien que use su apellido y continúe su linaje… Ten ha necesitado usar el
cerebro y todas sus neuronas para pensar”.

Lo dijo de manera calmada, con un tono equilibrado, expresión tranquila y buen semblante.
Eso claramente le mostraba a Nan cierta inquietud... No eran muchas las veces que no hacía
contacto visual con la persona con la que estaba hablando.

“Ese niño no sabrá quién es su madre. Solo será mi hijo... Creo que puedes cuidar de él,
le daremos educación, haremos que nuestra familia esté completa.”

“¿Familia perfecta? No es que no la quiera tener, pero ¿en realidad sucederá Ten?”

Nan se movió y se puso de pie contra la ventana de cristal. Miró hacia el campo, viendo el
cielo azul, los edificios altos y los autos que circulaban en dirección opuesta. Sus pensamientos
era profundos, hay decenas de miles de millones de seres humanos en la tierra y todo el mundo
busca la perfección, él también.
Una familia feliz como en un sueño de cuento de hadas se compone de padre, madre e hijos,
conformada la pareja por el género de hombre y mujer. Pero él y Ten son hombres, no lo creía
posible. La familia perfecta de la que hablaba Ten, no había manera de que realmente fuera a
suceder.

Chao Nan cerró los ojos mientras lo abrazaban por detrás. El olor corporal profundo indica la
identidad de la persona que lo abraza, y el hecho que fuera Ten, hizo que las lágrimas
empezaron a fluir.

“Confía en mí.”

“Confío en ti, pero no confío en Rajina. Ten dime, ¿qué tan seguro estás de que a quien
adoptarás, no será reclamado por Rajina más tarde?”

“Tomaré medidas firmes, haré que Rajina ni siquiera se atreva a decir que Ai es un
niño".

“...Ai, un chico, ¿no? El nombre también se ajusta a la promiscuidad involuntaria de esa


mujer."

"A veces Ai significa amor".

“Y parece que ya estás enamorado del que aún no ha nacido… no es fácil para mí Ten.
Hasta que esté seguro de que el niño es lo suficientemente bueno para usar el apellido,
no lo aceptaré... antes de ese momento, para mí el niño no existe.”

“¿Qué quieres decir?”

“Creo que me entiendes. y aceptarás bien lo que digo.”

Tres meses después

La relación entre Ten y Chao Nan también progresó a través del tiempo, de una manera podría
decirse… no tan buena. Una mañana Ten observaba con sus ojos claros, como Chao Nan
caminaba con su uniforme de estudiante, en dirección contraria a él, con las mangas
ligeramente levantadas, y algunos botones desabrochados.
¿Quién diría que Sippakorn se había convertido en otra persona? Alguien le dijo eso antes,
pero por favor, que le tenga compasión, ya que no habían tenido relaciones ¡en un mes!

Las cejas delgadas y oscuras, como los ojos, se profundizaron al mirar a Ten, incluso al
saludarlo notaba que se veía cansado. Chao Nan estaba con su proyecto final, pero aún no lo
acababa y parecía que seguiría trabajando en él durante bastante tiempo.

"¿Adónde vas Nan?" Ten agarró el brazo de Chao Nan, normalmente cuando se cruzaban,
lo dejaba pasar, pero no ésta vez.

“Voy a caminar por la Facultad de Arquitectura, para buscar un amante que se parezca
a ti, ya que no te veo desde hace casi una semana.”

“Shh… ¿por qué hablas tan fuerte? Te extraño. Y hay algo de qué hablar”.

“Si es así, sígueme.”

Chao Nan guió a la figura alta quien lo siguió obedientemente a través de un largo pasillo, que
casi al final de la calle se convierte en una pequeña tienda de té en la esquina, un rincón
escondido de la tienda fue elegido por el joven como su asiento.

“¿Qué quieres comer?” Nan tomó el menú de la comida, lucía nervioso, cuando la tenue luz
naranja suavizó el rostro de Ten que lo miraba con sus profundos ojos.

“Lo que tú desess, yo no tengo mucha hambre.”

“Entonces tomemos té Pu'er. Bollos rellenos de crema, empanadillas de gambas y har


gow.”

El silencio se hizo cargo de nuevo. No fue incómodo cuando era algo a lo que ya ambos estaban
acostumbrados.

“¿Qué quieres discutir?”

“Rajina tuvo un embarazo tóxico y el bebé tuvo que nacer prematuramente. Mañana
volaré a Canadá y quiero que vayamos juntos”. Dijo Ten con voz plana, su rostro denotaba
algo de tensión, pero estaba iluminado.

“Sólo tiene treinta semanas, ¿el niño sobrevivirá?”

Chao Nan preguntó mientras miraba la taza de té que se había colocado frente a él. El aroma
del té fino llenó sus fosas nasales, reduciendo la frustración de ver como Ten se preocupaba y
cuidaba del niño recién tan a la ligera. Pensaba en Ten, con quién en los últimos 3 meses había
evitado hablar del tema.

“Solo está bajo de peso.”

“Entonces, buena suerte. Yo no iré. ¿Cuánto tiempo estarás allá? ¿Volverás con él? O lo
dejarás allí primero”.

“Tengo la intención de traer a Ai conmigo. Pero no estoy seguro de cuándo él estará listo
para poder viajar.”

“¿Qué hay de la madre?"

“Saldrá del hospital, y ya no podrá verlo, ni al bebé ni a mí. Además, ella cree que Ai es
patético, que hay de ti… ¿no quieres repensar en su identidad?”

“Escúchame con atención, Ten”. Chao Nan golpeó con el dedo la mesa. El rostro comenzó
a brillar frustrado antes de que saliera una voz desdeñosa.

“Odio a Rajina e incluso podría incluir a ese maldito chico.”

“Nan, sé que de verdad eres una persona amable. Creo que con el tiempo cambiarás de
opinión, si pudieras sostenerlo en tus brazos sólo unas pocas veces…”, dijo levantando su
barbilla para hacer contacto visual.

“Si no fuera hijo de Rajina, podría considerarme su padre.”

“Rajina sólo es la persona que lo dio a luz. En la vida, Ai sólo nos tendrá a nosotros como
sus padres.” Sippakorn enfatizó sus palabras claramente, con una mirada profunda y tranquila
en sus ojos, una que Nan no veía a menudo. No es que no la hubiera visto nunca, ya que ese
tipo de mirada era la que le dejaba saber que él jamás lo lastimaría, eso es todo.

“Nadie puede escapar de sus propios orígenes, esa relación madre-hijo es innata, creo
que está más intrincada de lo que piensas Ten”, insinuó antes de perder interés e irse.

Nan sabía que no podía prohibir a Ten a irse, pero que no esperara que le encantara la situación,
¡que ni lo piense!

Capítulo 25: Por cierto... con nostalgia desde el corazón.


Toronto, Canadá

Una enorme mochila fue liberada de los hombros de Ten, y dejándola sobre una amplia mesa
redonda, antes de ir a sentarse en el sofá de la casita que se divide ordenadamente en diferentes
áreas.

El silencio es algo a lo que estaba acostumbrado cuando estaba allí, vivía solo, aunque antes
solía tener a su mascota traviesa y esponjosa corriendo por ahí… pero ahora estaba solo.

La figura alta se tendió en el sofá. Le gustaba dormir en el sofá hasta que se acostumbró, hoy
había hecho muchas cosas, primero visitó el taller de reparaciones, luego fue al hospital a
visitar a Ai, quien aún estaba en la incubadora.

Sus delgados dedos se deslizaron en sus bolsillos tiró del teléfono en su mano. Abrió la app de
chat, para revisar con quien había estado hablando, sólo para comprobar que aún no recibía
respuesta; Nan se negó a contestar sus mensajes.

Un suspiro sonó cuando el teléfono se colocó en la parte superior del abdomen. Su suéter gris
que se mueve hacia arriba y hacia abajo según el ritmo de su respiración... El aire afuera es
helado, y quien estaba acostado en la casa se sentía muy solo.

“Te extraño mucho Nan.”

Ten cerró sus ojos y se dejó hundir en sus pensamientos. Había llegado hacía una semana,
había hablado con él por mensajes de LINE, se habían hecho algunas video llamadas, eso
apaciguaba su anhelo; pero desde el día anterior, Nan ya no respondía. ¿Qué estaría haciendo?

Ding Dong

“Who is it? (¿Quién es?)” Sippakorn preguntó en inglés. Abrió los ojos y miró hacia la puerta,
se levantó y caminó para abrirla cuando se dio cuenta de que podría ser parte de su tripulación
o compañeros pilotos.

“¿Hay un calentador en la casa? Hace tanto frío afuera que voy a morir congelado”. La
persona que había extrañado estaba de pie frente a él, aunque su rostro estaba más rojo que
antes.

“... Hace mucho frío. No esperaba que Toronto a principios de año fuera tan frío.” Chao
Nan entró a la casa, su rostro estaba congelado hasta el punto de sentirlo entumecido. Se quitó
el abrigo mojado, antes de caminar para sentarse y acurrucarse cubierto con mantas en el sofá
De inmediato Ten le acercó otra manta más gruesa para ayudar a calentarlo.
“El invierno de Toronto es famoso. Entonces, ¿cómo llegaste hasta aquí? ¿No habías
dicho que tu proyecto tenía problemas y debías terminarlo pronto?”

La cocina estaba junto a la sala de estar, por lo que Ten se fue a servirle una taza de chocolate
caliente y se la acercó.

“Lo terminé ayer… ¿no querías que viniera para hacerte feliz?” Chao Nan miró a Ten y
extendió la mano para recibir la taza que soltaba un humo blanco. Tomó un sorbo de la bebida
caliente antes de atragantarse al oír la respuesta.

“¿Entonces me harás feliz? Porque ahora quiero acostarme contigo con locura, pero
primero esperaré a que te calmes… y luego lo haremos”.

“Apenas me ves y ya piensas cosas así…”

“No, cuando vi tu cara lo primero que pensé…”

“Tranquilo...” Chao Nan negó con la cabeza ante la desvergonzada confesión; luego barrió
con la mirada a su alrededor. Se concentró en el decorado estilo loft, que se centraba
principalmente en el cuero. La casa estaba dividida en tres secciones principales, comenzaba
en la sala de estar donde estaban sentados, luego había una cocina adyacente, y detrás de la
puerta cerrada, de seguro estaría el dormitorio.

Una vez que terminó de beber, le devolvió la taza a Ten, quien se acercó a recogerla y se
dirigió a la cocina.

Sippakorn colocó la taza en el fregadero y sintió que Nan lo siguió a la cocina.

“¿Qué pasa con el niño?”

“Aún se encuentra en la incubadora. Ai es tan pequeño que ni siquiera puede tomar la


leche materna.” Sippakorn suspiró y miró hacia Nan, quien usó sus manos y pies para
encerrarlo en el fregadero.

“No todas las madres aman a sus hijos de la misma manera”. Dijo empujando su cuerpo
más cerca de Sippakorn hasta que sus estómagos se toparon. Ten podía sentir las tetillas erectas
bajo la tela, aquellas que tanto extrañaba.

“Esto es suficiente para que entiendas… ummm.”

Ten gimió en su garganta, su espalda sintió el frió, cuando el joven metió sus manos bajo su
ropa y las pasó por toda la espalda, hasta tocar el tatuaje, los ojos se miraron profundamente
antes de presionar los labios contra los suyos.
Los labios de Nan, una vez suaves, se sentían agrietados, pero no lo suficiente como para
irritarlo, además no fue un problema porque pronto el sabor agridulce estalló en su boca con
el ligero olor a chocolate. El cerebro de Ten se sintió aturdido.

Sus gruesas manos atrajeron el cuerpo de Nan más cerca del suyo, presionando el torso,
mientras los besos se volvían más apasionados y el calor comenzaba a levantarse entre los
cuerpos. Solo podía escuchar el sonido de su respiración y el toque físico que indicaba que se
estaban extrañando.

Nan apartó un poco su boca de la de Ten, y bajó sus manos, mientras arrastraba su cintura
fuerte a través de los apretados músculos, hasta la posición del borde de los pantalones de Ten
que estaban apilados sobre sus muslos. En el momento en que Chao Nan se agachaba y
apretabas sus caderas con fuerza como si quisiera que fueran aplastadas entre tus manos, debía
ser un espectáculo digno de contemplar, pero Ten sabía que nadie más que él lo verá.

“Levántate un poco la camisa”.

Nan levantó el suéter gris que parecía estar desordenado y lo arrugó antes de entregárselo a la
mano de Ten quien se estiró para recogerlo y levantó la camisa en alto.

Jugó un poco con los rizos de los músculos abdominales antes de que su boca acepte la
sensación del sabor a pescado al máximo. La lengua y la boca trabajan juntas como deberían,
mientras la boca chupa, la lengua provocaba gemidos de alegría de la persona que está siendo
atendida.

Chao Nan miró un par de hermosos ojos, no recordaba haber visto su rostro tan lleno de alegría
y felicidad en la persona frente a él. Estaba distorsionado y deformado, extrañamente sudoroso,
las gotas caían por la línea de la mandíbula terriblemente mordida, las venas del cuello
parecían abultadas, y sus músculos se tensaron hasta que fueron visibles. Todo se reflejaba en
cada parte de Ten, se veía muy sexy.

“Ugh... ah... Nan”. Ten accidentalmente tomó un mechón de cabello de Nan y comenzó a
moverlo, balanceando su cabeza mientras empujaba su cuerpo profundamente en su boca.
Toda la vista era malditamente sexy, al punto que Ten sintió cómo se liberaba en la boca de
Nan, mientras su cuerpo se retorcía.

Las gotas de líquido turbio cayeron por el borde de los labios color rosa, y cuando tragó el
líquido con olor a pescado le causó ganas de vomitar, pero logró soportar.

Sippakorn colocó sus manos en el borde de la palangana. Sus ojos miraron hacia abajo para
encontrarse con los ojos de la persona que se acomodó para mirarle desafiante. Toda la
paciencia llegó a su límite.
Bajó al suelo apoyando una rodilla, y tomó el cuerpo de Nan, lo levantó y caminó hacia un
lado hasta que su espalda quedó contra la pared.

Separó sus piernas y sintió el calor en su parte media, soltó apresuradamente el broche de su
pantalón, dejando libre el miembro que anhelaba liberarse hace tantas semanas…

Pensaba que tal vez Ten podía arreglárselas de alguna manera, pero en cuanto a él, si no era
con el mayor, simplemente ¡nada sucedía! Chao Nan movió las piernas para ayudar a Ten a
quitarse los pantalones, mientras soltaba un gemido ronco.

Luego una mano tocó la punta del falo caliente, mientras sus bocas nuevamente se encontraban
en un beso ardiente.

Ten levantó las piernas de Nan, colocándolas alrededor de su cintura, y cuando las abrió tuvo
acceso al pasadizo secreto, que respondía a su toque.

Comenzó con un dedo, luegos dos, finalmente tres, abrió paso, hasta que el calor estremeció
todo el cuerpo.

Su rostro enrojeció gimiendo sólo el nombre de la persona que deseaba… “Ten… Ten… ah…
ah…”

El mayor enterró su nariz en el hueco de su cuello, oliendo y provocando con mordidas y


lamidas, el corazón en su pecho iba a un ritmo más fuerte que su respiración.

Finalmente, su mano ubicó a su pene erguido para entrar en Nan, quien levantó su cuerpo para
ayudar al ingreso, luego soltó y empujó su cadera, hasta que llegó al final.

Las puntas de sus uñas apretaron con fuerza su hermoso suéter, tanto apretando como
arrancando la sensación de hormigueo que lo atravesó. No recordaba la última vez que se había
acostado con Sippakorn, pero había sido hace mucho, y su cuerpo anhelaba el toque de amor
intenso.

El cuerpo de Nan fue embestido desde las caderas a una manera rítmica; el frente fue tocado
suavemente, mientras que el canal trasero fue penetrado sin piedad.

Nan sacudió la cabeza para disipar el aturdimiento que le causaba el placer, los movimientos
se intensificaron, así como los gemidos y sus respiraciones. Cuando estaba por llegar al clímax,
se retorció con tanta fuerza, que apretó los dientes, y vio la línea de la mandíbula de Ten. Un
fuerte sonido rugió en su garganta como la voz de una bestia salvaje.

Los ojos de color claro miraron la camisa que llevaba puesta, manchada ahora con el líquido
turbio.
Entonces, se soltó y se quitó la camisa, su pene salió del canal con un fuerte ruido (¡pok!).
Miró a la persona que aún estaba atrapada contra la pared, lo atajó por su antebrazo, y volvió
a entrar en él… nuevamente fue embestido de manera violenta… tan fuerte que las paredes
que parecían fuertes tenían que temblar.

“Cada día sin ti, sentía que se me partía el corazón…” le susurró Ten al oído. Su voz
temblaba como si estuviera por perder el aliento, pero debido a la fuerza del cuerpo, Ten aún
estaba lejos de detenerse, dejando a Nan al borde de la muerte

“...yo… yo… ya lo sé… pero… no… tienes… que pensar así… ah… ah… ah…”, fue lo
único que pudo decir el menor, mientras su mente nuevamente era llevada al infinito placer
que le brindaba su pareja.

Capítulo 26: Obertura Aiyaret

El aroma de la comida flotó hasta las fosas nasales de Nan.

“Eres como un gato”. Dijo Ten en tono de burla, cuando vio su expresión que cada vez
parecía más a la de un gato.

Sippakorn levantó la vista de la sartén en la cocina, de donde proveía la fuente de la fragancia


que lo había despertado.

“¿Qué hora es?”

"Más de las once. ¿Dónde te gustaría pasar el rato?"

“Um… solo quisiera ir al Museo Real de Ontario, para ver arte, hay un espectáculo de
exhibición allí.”

“Entonces vayamos a ROM por la tarde y luego al Castillo Casa Loma por la noche. El
castillo parece romántico.”

“Bien, entonces ¿por qué no fuiste al hospital hoy? Pensé que tenías que ver al niño.”

“Hoy quiero estar contigo. Esperaré a que Ai salga de la incubadora y lo traeré a casa.
Luego viajaremos juntos a Ban Nan para presentarlo a madre y Mok.”

“¿Dejarás que Soi Kaew te ayude a criarlo? Ten… ¿le dijiste a tu madre sobre esto?”
“Mamá aún no me lo sabe. Tenía la intención de contarle primero la historia sobre
nosotros. ¿Estás pensando en que cuando se lo diga, ella te mataría?”

“Si es así, comamos primero. Come hasta que estés lleno, porque esta puede ser mi última
comida contigo.”

“Si muero, me gustaría heredarte mi tesoro”.

"Gracias, el taller de reparación de aeronaves podría venderse a un buen precio".

"¡¡Oh!! Mi amor… parece que me amas tanto”.

Hace aproximadamente media hora, Chao Nan estaba seguro de que estaba absorbiendo un
poco de la cultura antigua, como el sarcófago de piedra de los antiguos egipcios que fue
alabado durante cientos de años antes de Cristo. Pero cuando sonó el teléfono de Sippakorn,
terminó siendo arrastrado para al hospital.

Y ahí estaban, no buscando un sarcófago de piedra. o un artefacto de Roma, sino que miraba
a una persona viva de pie con una expresión severa, apretando los dientes y mordiéndose el
labio inferior hasta que se ve en línea recta.

“No sé qué pasó, pero no me has ayudado a deshacer mi estado de confusión cuando me
arrastraste al hospital.” Chao Nan respiró a la persona que estaba mirando el espejo de la
sala de recuperación de recién nacidos. Sabía que habían ido ahí porque se trataba de Ai, pero
aún necesitaba una explicación clara.

Nan caminó y se detuvo junto Ten, miró a la docena de recién nacidos que yacían alineados.
“Al parecer ahora el doctor está tratando a Ai. ¿Crees que Ai sobrevivirá?”

“Puede que sobreviva y puede que no.”

“Sostuve la vida de Ai ya muchas veces. Siento que estoy desafiando su destino, crees que
estoy haciendo algo mal, ¿no? Darle aliento a una vida que pensé atar.”

“¿Desde cuándo te convertiste en un creyente en el destino?”

“Sí creo en la suerte o en el destino, por eso no debí dejar que se llame Ai, es un nombre
desafortunado. Solo escucharlo me hace sentir mal. Cuando la persona que lo daría a luz
le entregó esta maldición, no pensé que podría arrastrarla a él al nacer, por eso quise que
viniera aquí, al menos le daría la oportunidad de prosperar en este país.”

“Nunca he oído hablar de eso”.


“Es solo una creencia antigua. Por momentos, pensé que era tan solo un delirio.”

“En realidad, me gusta el nombre Ai, pero la palabra ´pérdida´ hace que el significado
del nombre sea malo, como dices, debería cambiar".

"Intentémoslo... pero oremos para que sobreviva y lo use".

Nan se encogió de hombros con indiferencia. Miró las cejas claras sobre el par de ojos, el bello
rostro de Ten mostró sus labios bonitos y delgados, mientras inclinaba la cabeza y negaba.

Todavía no podía encontrar un buen nombre para su futuro hijo, no era realmente tan fácil
pensar en un nombre para un niño.

“Iyaret.”

“¿Qué dijiste?”, Ten levantó la cabeza en respuesta al sonido que salió de su boca. Sus ojos
ardientes todavía estaban fijos en él, pero la voz que salió sonó tan suave que apenas se podía
escuchar.

“Sippakorn, significa buena música, mientras que Iyaret significa melodía. deja que la
música sea el padre, la melodía es el hijo, creo que es bueno”.

“Nan le dio un nombre a Ai.”

“Solo lo estaba proponiendo. Tú puedes darle cualquier nombre, depende de ti, en cuanto
al apellido, no es ni mío ni tuyo. No hay forma de usarlo en el corto plazo.”

“Tan solo le has dado a Ai un nombre favorable. Eso es todo, te lo agradezco mucho.”

“No quiero amarlo, ni sentirme atado a él… pero te amo a tí y es por eso que acordé vivir
con él. Sólo te pido una cosa, que el amor que nos tenemos, no lo des a nadie más, que
jamás se desvanezca de tu corazón… eso será suficiente.”

“Te lo prometo, y presto juramento, que mientras vivas y respires, el amor que tengo en
mi corazón sólo te lo daré a ti. Te amo.”

“Escribiré tus palabras de hoy en mi corazón, será escrito sin una carta, será un
juramento que nunca olvidaremos”. Chao Nan se quedó mirando la figura alta Ten, que se
acercó a él y unió sus cuerpos, antes de escuchar un dulce susurro en su oído.

“Sí, lo juro, durará hasta el día de mi muerte”.


Nan permaneció inmóvil durante varios momentos, antes de alejarse, cuando un extranjero
alto vestido con una bata entró, con un bebé muy pequeño envuelto en paños blancos.

Se recostó contra el espejo cercano y escuchó el progreso de Ai, mientras el doctor daba el
informe. El médico relató el momento en que el niño dejó de respirar, pero pudo volver a
hacerlo como por un milagro.

El bebé pasó a manos del tutor... Nan miró su espalda mientras Ten sostenía el fardo de tela...
antes de dirigirse hacia él y le mostró el fardo de tela.

Nan abrió los ojos y miró el bulto blanco con disgusto. Es el producto de la falta de atención
que sólo causaría daños a largo plazo... Su cuerpo estaba marchito y frágil, como un pollo al
que le están arrancando las plumas.

“Quieres intentar sujetar a Ai, es muy ligero.”

“No.”

“El médico dijo que ya podría irse a casa”.

“Te lo preguntaré una vez más… ¿Estás seguro de que quieres adoptar a este niño como
tu hijo?”

Se movió para alejarse, a medida que Ten le acercaba más el niño.

“Creo que probablemente sabe por sí mismo que no eres su padre.”

“Por qué...”

“Porque él es feo… No sé, es malo”.

"Estás actuando como si le tuvieras miedo..."

“Es feo… Te esperaré en el auto. Date prisa, quiero ir a Casa Loma. Dijiste que me
llevarías.” Dijo mientras negaba con la cabeza al bebé que tenía delante. Nunca pensó en amar
a ese niño, mientras más cerca lo veía menos quería mirarlo.

Ten siguió su espalda hasta que se perdió de vista, antes de agacharse para hablar con el niño
que dormía en sus brazos.

“Tengo un nuevo nombre para tí, te llamarás Iyaret, él fue quien te lo dio Ai. Escúchame,
debes creerme cuando te digo esto, tú serás un niño muy amado, serás apreciado.”
Los pequeños párpados se movieron un par de veces. Sippakorn pensó que Ai aceptaba
escuchar. De hecho, podía haber sido solo algún mecanismo del cuerpo, pero en ese mismo
momento, sintió como las dos conexiones comenzaban aquí. Mil hilos atados juntos
voluntariamente, pero la otra línea estaba conectada de tal manera que la persona conectada
estaba inconsciente.

Capítulo 27; Los pétalos de plumeria siguen siendo dulces.

Toronto, Canadá

Dentro de la pequeña casa de Ten todo era caótico, cuando la cantidad de huéspedes pasó de
uno, luego a dos, y ahora… tres, todo en cuestión de días. No sería problema si el menor de
los tres no gritara la mayor parte del tiempo.

“Dile que haga se calle, ¿acaso quiere que se me rompan los tímpanos.” Chao Nan levantó
una almohada para cubrirse los oídos y se retorció en la amplia cama.

“Ai, chico malo. Estoy buscando una manera de mantener a Ai callado, ya le di la leche,
le cambié los pañales… no entiendo ¿por qué sigue llorando?".

“No sé por qué todavía llora, pero yo me estoy muriendo por la falta de sueño, es muy
ruidoso, me siento frustrado. Mejor le meteré nieve en la boca.”

“No… ¿No ves que haces que llore más fuerte que antes?” Sippakorn contuvo la
respiración, sacudiendo su cuello y estirando su cuerpo para romper la frustración que había
comenzado a acumularse.

“Shhhh… shhhhh…. Silencio silencio." Chao Nan se levantó de un salto y caminó hacia el
bebé que aún lloraba. Su dedo índice se mantuvo frente a su rostro antes de tocar sus pequeños
labios para silenciarlo.

Sus profundos ojos negros fruncidos miraron la carita sonriente de Ai, que se había calmado
después de que el dedo meñique de Nan tocara sus labios. El llanto se había ido… y ¡además
ahora estaba sonriendo!

“Parece que le gustas a Ai.”


“Creo que sólo tiene más miedo de que le ponga nieve en la boca”, dijo Nan sonriendo.
Pero apenas se dio cuenta que Ten lo miraba, se soltó del agarre del pequeño… y tan pronto
como lo hizo, ¡El grito ensordecedor empezó de nuevo!

“¡Maldita sea! Grita de nuevo”.

“Intenta hacer lo mismo… en caso de que se quede callado”.

La mirada de Nan cruzó sus ojos, pero accedió a hacer lo que dijo la otra parte. Juntó su mano
con las del bebé, y de repente el pequeño guardó silencio…

“Al crecer, tal vez no sea tan malo. Incluso si no sabes cómo comunicarte con él… aún
puedes hacerte entender.” Ten masajeó sus sienes y miró la cara sonriente de su hijo...

“Entonces, ¿qué hago a continuación? ¿Te quedarás parado ahí mientras yo sostengo su
mano?”

“Vamos a adelantar nuestro regreso a Nan, para que pueda llevarlo a mi madre para
que me ayude a criarlo.”

“Eso es bueno, porque si te quedas sólo con él, seguirá gritando y querrás morir… y
cuándo regresamos…”

“Si es posible, nos iremos hoy”.

Nan, Tailandia

La hermosa casa de teca todavía se veía formidable a los ojos de Ten, a pesar de que era él
quien ahora estaba diferente frente a ella, porque en su mano izquierda sostenía una pañalera
con dibujos animados, y en la mano derecha sostenía una botella de leche.

“Estoy tan cansado…”

“Lo siento”, Ten se giró y miró a la persona que hablaba con voz baja y ronca, que venía
caminando a su espalda. Su condición era desagradable, pero el hecho de que Chao Nan
frunciera el ceño y sostuviera al niño como si tuviera miedo de que se fuera a caer todo el
tiempo, lo volvía más desagradable... Aparte de la disculpa, Ten no sabía qué decir.

“Si no hubiera llorado durante el vuelo, hasta podría haberlo soportado, pero ahora…
no puedo soportar ésta mierda. Ya no viajaremos más con él.”
“Pero a Ai le gustas mucho. Cuando estuvo cerca de ti, accedió a beber leche, se reía y
luego se durmió, pero tan pronto como yo me acerqué…” Ten se tragó lo que iba a decir a
continuación en su garganta, porque miró el rostro dormido de Ai y reflexionó sobre la idea
equivocada que se había formado.

“¿Podemos entrar en la casa o no? Quiero descansar y prepararme para hablar con
padre y su esposa. O sino me sentaré en silencio sin decir una palabra.”

El hermoso rostro de Chao Nan estaba serio, mientras hablaba sobre el plan de confesión, antes
de mirar a los ojos de Ten que miraron más allá, y se detuvieron en una doncella que servía
para la familia, que bajaba desde la parte superior de la casa.

“Ya han llegado...”

"Hola P’Ya, ¿está mi madre allá arriba?”

“Puedo ayudar a llevar todo lo que está frente a la casa, si quiere yo lo puedo cargar
antes de que se vayan.”

"P’Ya no creo que esteremos ahí por mucho tiempo."

“Ten, ¿lo estaremos?”

“Nan, te gusta siempre engañar a P’Ya y P’Ya siempre ha creído en mamá así que solo
tengo miedo de que haya un malentendido.”

"¡Falso!"

“Bueno, debo decir que no es como lo piensas y no tiene que ver con la persona que estás
pensando… ¿o te atreves a no creerme?

“Es mi hijo, P'Ya. Pero desafortunadamente no tiene madre... Escuché que P´Ya
acababa de tener una hermana menor, ¿estaría bien si le pido que comparta un poco de
leche materna? Me temo que mi hijo no es muy fuerte.” Ten miró el pequeño rostro en sus
brazos. Vio que Ai había abierto los ojos cuando escuchó que él levantó la voz hace un
momento, y antes de que pudiera explicar nada, una voz vino desde arriba de la casa.

“Haz llegado hijo… Ten, ¿de quién es ese niño...?”

“Madre… éste es Aiyaret… es mi hijo.”


El patio se utilizó como campo de interrogatorios para la historia del niño dormido, quien
cuando abría los ojos dejaba ver su color marrón dorado, que brillaban con el sol poniente, y
miraba sólo la cara de quien decía era su padre… su padre biológico.

“Estoy a punto de desmayarme Ten… ¿acaso lo que te enseñe durante tantos años no te
sirvió de nada?... Entonces, ¿qué pasa, por qué no me lo contaste? ¡Crees que eres mayor,
así que no tienes que preocuparte por tu madre!”

Soi Kaew sostenía un inhalador plateado en su mano, que en momentos quedaba pegado a su
nariz. La consorte sacudía su cabello, sin querer mirar el rostro de su amado hijo con disgusto.

“Perdona mi equivocación madre, pero aquí está, ha nacido…”

“¿Y quién es la madre del niño? ¿Acaso eres su amante? En caso afirmativo, entonces
haz lo que dictan las costumbres, un niño no puede estar sin su madre.”

“¡No me digas que dejaste embarazada a una mujer y luego le quitaste al niño su madre!”
Soi Kaew se movió y apretó su espalda, con el rostro aún más enojado que antes... ¡Cuánto
más piensas, más importa!

“No hice algo así madre, siempre me hice responsable por él, pero después de dar a luz
al niño… bueno… él… él era tan débil… yo no quería que todo se diera así…”

Ten hablaba mostrando un rostro muy triste, mientras de su boca sólo salían mentiras, lo que
hizo que Chao Nan casi se ahogara con su propia saliva.

“Pero éste niño, ¿de verdad es tu hijo biológico?”

Chao Mok, quien se había mantenido en silencio durante un raro, dijo mirando a Ten
seriamente. Le costaba creer que después de unos meses, Sippakorn, llevara al niño para
presentarlo en la casa, diciendo que era su propio hijo; pero cuando miraba su rostro serio, la
idea de que fuera mentira lo dejaba agotado.

“Es mi hijo... Aiyaret es mi único hijo.”

“Iyaret.” Soi Kaew repitió ese nombre. Los ojos furiosos comenzaron a brillar con gentileza,
cuando la piedad comenzó a penetrar su corazón. Aunque no quería aceptar el error de su hijo,
el pequeño niño seguía siendo… su nieto. Y además, había perdido a su madre siendo tan
pequeño.

“Sí, Aiyaret, Chao Nan lo escogió.”.


La mano que Mok tenía a un lado del cuerpo, se extendió para tomar la pierna de Chao Nan;
Chao Mok recordó lo que le había dicho Ten, que él y su primogénito eran amantes.

“No dices nada bebé.”

“¿Qué significa eso padre?”

“Respecto al niño…”

“Estamos cansados, pero si Ten deja al niño, de seguro gritará de inmediato…”

“No me refería a eso… no pareces preocupado, aunque eres una persona posesiva.”

“No tienes que preocuparte por eso. Estoy seguro de que tu gente es leal a un solo hijo".

“Lo sé, pero es verdad que Aiyaret es el heredero de Ten.”

Mok despejó toda duda con la respuesta que le dio su hijo. Sabía qué buscaba con Sippakorn,
pero le costaba confiar en sus palabras aún, respecto al niño que sería el heredero… Pensaba
que su corazón no podía ser tan despiadado, si la persona que estaba frente a él le decía que el
niño era suyo, y había sido abandonado por la madre…

“Sí, estoy seguro de quién es Ai, pero Chao Nan te "ordenó" que esperaras hasta que
llegara el momento apropiado.”

“Nan Klao hizo lo correcto.”

“Porque soy inteligente. Al igual que mi padre”. Chao Nan levantó una sonrisa, las
comisuras de su boca se movieron. El bebé se despertó, y miró a la consorte, quien lo seguía
mirando fijamente… entonces el pequeño cuerpo cambió de manos… su rostro blanco pasó a
rojo anaranjado, parecía estar a punto de llorar; pero tan pronto como Nan se agachó y le
susurró “sólo un momento…”, el arrullo desapareció como si entendiera lo que le dijeron.

“Tiene unos ojos tan dulces… redondos, grandes, y muy brillantes, como los de un libro
de texto para hombres coquetos.” Soi Kaew abrió los dedos para jugar con sus suaves
mejillas, pero la mirada aún no había dejado los grandes ojos redondos. Un tono marrón dorado
que se arremolina lentamente todo el tiempo, como si quisieran hechizar a todo quien los
mirara… porque quedaban encantados, como embriagados.

“¿Dónde están los ojos grandes? Creo que los ojos de este niño son líneas muertas.”
“Debes ir a ver al hijo de Ya Jai. Sus ojos son casi la mitad más pequeños que este. Los
bebés recién nacidos son así. Todos son pequeños. Puede que no estés acostumbrado a
ellos.”

“Pero me gusta la boca de este niño, son muescas rectas y profundas, hermosas… incluso
si las orejas están un poco abiertas.” Chao Nan se agachó, usando sus dedos para suavizar
las líneas irregulares de la boca de Ai. Pero cada acción está en los ojos de Ten.

“Me acabo de dar cuenta de lo que dices.”

“Estás pegado a él la mayor parte del tiempo, ¿acaso no lo miras?”

“Oh... es así.”

“Ten, no alteres el estado de ánimo.” Soi Kaew se dio la vuelta para reprimir a Ten
Sippakorn cuando escuchó sus palabras... Su estado de ánimo estaba mejorando, no quería que
nadie le diera dolor de cabeza, o causara que Chao Nan cambiara el humor.

“Mamá... tengo algo importante que decirte.”

“Lo que me dirás ahora… ¿será algo bueno?”

Mok se empezó a sentir inquieto, ya que sabía lo que Ten estaba a punto de decirle a Soi Kaew.
A él mismo le había costado aceptarlo todo, pero era una persona un poco moderna y pudo
superarlo, pero su esposa era conservadora. Comenzó a sentir escalofríos en la columna.

“Creo que será mejor que lleves a Ai a la casa, ¿dónde está tu inhalador?”

“Aquí, Ten lo tiene…”

“¿Qué pasa? ¿Por qué todos actúan raros?” Soi Kaew hizo una mueca, confundida,
mirando a Mok y luego a Chao Nan, antes de detener su mirada en Ten SippaKorn, “¿Qué es
lo que tienes que decirme Ten?”

“Bueno, tú bien sabes… de que amo a Chao Nan y él me ama a mí… pues bien… yo
quiero pedir tu permiso para vivir con él, como tú y Mok lo hacen.”

¿Había mentido alguna vez Sip a su madre? Chao Nan se lo preguntó mientras miraba a la
figura alta. A esta altura sentía un dolor punzante en su cabeza debido a todos los
acontecimientos que se habían dado en la casa.

De repente… Soi Kaew se desmayó, Ai gritó en voz alta, hasta Mok hizo un gran escándalo
al llamar a los sirvientes para que llamaran a una ambulancia.
“Tranquilo querido…. pero no es gran cosa. No tienes que preocuparte.”

“Confieso ahora porque antes me sentía inseguro, pero no es mentira, lo que digo sobre
Chao Nan y yo es verdad.”

Chao Mok todavía estaba pensando en lo que sucedería después de que Soi Kaew recuperara
el conocimiento. La consorte no dejaba de mirar sus caras, incluida la de Chao Mok, ya que la
mayoría de las preguntas sobre la relación las hacía él… todas fueron respondidas con sincerad
excepto una…

“¿Ya durmieron juntos?”

“Juro que nunca he tocado a Chao Nan en tales asuntos, pero si Chao Mok me lo
permite, le ruego que se respete la tradición.”

“Si lo permitiéramos, significaría que estábamos poseídos por un fantasma...


Aprobaremos la relación, pero ese asunto… estás loco si lo aceptara.”

“De ahora en adelante, Ten, vivirás en la casa pequeña que acabamos de construir atrás.
Tienes terminantemente prohibido entrar en esta casa o caminar cerca de la habitación
de Nan Klao; lo mismo para ti mi niño. Tu padre te prohíbe ir a la casa de atrás. Y esta
vez deberías escuchar si aún quieres ver a Ten aquí.”

Después de cenar, Nan acompañó a Ten hasta la casa de atrás.

“Simplemente no quiero que Chao Mok y madre te miren mal”, dijo Sippakorn.

"... Me temo que mi padre tampoco pueda aceptarlo". Chao Nan caminó por el pasillo
antes de detenerse frente a una casa de teca escondida detrás de la casa principal. Si Sippakon
se hubiera casado con Nu Bua, Chao Mok tenía la intención de dárselas como regalo, para que
comenzaran en ella su vida de casados… pero al parecer ahora sería usada para separar a Ten
de Nan.

“Mejor regresa… Nos vemos mañana.”

“Padre solo te prohibió entrar a la casa, pero no nos prohibió encontrarnos… prometo
venir a sentarme y hablar contigo todas las noches en el pabellón junto al estanque de
lotos".

“Pero…”

“Nada de peros… y no tienes que lucir como un perro abandonado por su dueño. En
cuanto a Ai, no tienes que preocuparte, su abuelo y abuela ya estaban peleando por quien
sostendría al futuro heredero de la familia Chao Mok Fah, además su padre es el dueño
de un gran taller de reparación de aeronaves. Obtener el apellido para él es como si
hubiera sido bendecido por una gran fortuna.”

Resopló y arrugó su cara al recordar cuando Mok Fah y Soi Kaew competían por quién
sostendría a Ai. Y el niño se reía de buena gana, mostrándole que no era solo él quien conseguía
que Ai dejara de llorar

“Creo que de verdad heredó el talento del padre.”

“Ai es tan bueno suplicando que parecías perdido, y molesto cuando no te dejaron
sostenerlo." Ten entrecerró los ojos y miró su rostro. Notó por un momento el brillo de sus
ojos, mientras hablaba de Ai; pero todo cambió cuando, durante la cena, los celos brillaron por
todas partes, ya que sólo se escuchaba un nombre... ¡Y todavía es sólo un bebé!

“Tonterías, de todos modos todavía no me gusta. Ya no hablemos, solo quiero ir a


dormir”. Sacudió la cabeza, mostrando disgusto, antes de darle la espalda a la persona que se
quedó mirándolo quieta. Nan tenía la intención de irse a dormir, pero antes de irse a la cama,
le gustaría ver que el niño Ai, quien no había llorado desde que se había ido.

La flor blanca de frangipani fue arrancada del tallo por la palma del propietario. Chao Nan
recogió la flor más hermosa del arbusto. Lo sostuvo y se agachó para olerlo antes de sonreír
satisfecho. El delicado aroma que es único de esta flor le relaja y también le molesta pensando
en otra persona.

Dos piernas esbeltas vestidas con ropa sencilla como un vestido tradicional de algodón blanco,
comenzaba a moverse y limpiaba sus ojos. Era tarde en la noche, por lo que el pasillo por el
que caminaba parecía oscuro. Nan iría a ver a Sippakon ya que tenian cita previa, pero vio que
el árbol de Plumeria estaba en plena floración, así que pasó a recoger algunas flores para la
otra persona.

El pequeño pabellón frente al estanque mantenía las luces encendidas, era tan brillante que se
podía ver al mayor que estaba sentado allí, claramente mirando a Nan... Se puso nervioso
cuando los ojos de Ten lo miraron fijamente, provocando que sienta destellos por todo su
cuerpo

“Pensé que te habías olvidado de mi”.

“Pasé a recoger flores de plumeria. Esta flor que te doy es la más hermosa”. Se paró al
lado de la persona sentada en el patio, sostuvo la flor a un lado y la contempló, luego dirigió
su mirada a la persona sentada más bajo, haciendo que él mire hacia arriba.
Ten tocó ligeramente su mano. Agarró la flor de frangipani mientras los labios besaron el dorso
de su mano.

“Hueles mejor que las flores.”

“Sigue charlando y parloteando… ¿ya tienes sueño? Haz estado cansado todo el día.”

“Todavía no quiero dormir. Quiero estar más contigo ¿Tú tienes sueño?”

“Dormí por la noche. No demasiado preocupado todavía... ¿Quieres remar en un bote?


el viento de la noche está fresco y cómodo".

“Ha bajado el rocío, se están juntando los mosquitos, temo que te enfermes.”

"Vamos un momento… quiero que remes así podré sentarme y disfrutar de la brisa. Hizo
mucho calor durante el día".

“Caprichoso...”

“¿Y te molesta?”

“No me desafíes… vamos… pero solo por un momento.”

El sonido de los remos atravesaba el río con un ritmo fuerte y nítido que era agradable de
escuchar. Fue acompañado por la charla amortiguada de las dos figuras sentadas una frente a
la otra en el bote.

“Tengo un secreto... ¿quieres escucharlo?” Sippakorn inició la conversación. Después de


que levantó el remo. Un largo bote flota sin rumbo en medio del estanque en el punto donde
la luz de la luna golpea la piel para que se vea igual de suave.

“¿Acerca de…?”

“Una vez regresé a Tailandia, en ese momento, acababas de presentar el examen de


ingreso a la universidad. Quise correr a verte, pero al final, volé de regreso tan pronto
como mis piernas pisaron el aeropuerto”.

“¿Por qué?”

“Porque tenía miedo de mi mismo, tenía miedo de que, si te veía, no podría dejarte ir.
Debía volver y completar mis estudios, tenía miedo de ser lastimado, eran muchos
pensamientos aquí y allá.”

“Entonces, ¿por qué de repente decidiste volver?”


“Me sentía solo… estaba allí solo, extrañaba mi hogar. En otras palabras, pensé para mí
mismo que ya era lo suficientemente fuerte... Pero no del todo. Cuando te volví a ver
frente al ascensor me temblaban las manos. Me di cuenta ese día, entonces, que la única
forma en que podía olvidarte era si me dejaba morir.”

“Significa que tenía un efecto en tú corazón.”

“Desde la primera vez que vi tu rostro, el amor a primera vista siempre ha sido estable…
hasta hoy.”

“Pero yo no sé cuándo empecé a amarte. Sólo me di cuenta que no podía perderte.” Chao
Nan miró profundamente a sus ojos de color claro, se movió hacia adelante hasta que sus
rodillas se tocaron.

“Ya te lo he dicho muchas veces. Pero nunca me canso de decirlo. Te amo, y lo seguiré
haciendo por mucho tiempo, siempre te diré palabras de amor hasta que mi cuerpo se
desmorone, se aplaste y se haga polvo.”

“Di que amas a Nan Klao". Chao Nan cerró los ojos para sentir el toque de la punta de sus
dedos. Ten se levantó para acariciar la cara suavemente su rostro, como si fuera un cristal que
temía se rompiera si tocaba con demasiada fuerza.

“Sippakorn ama a Nan Klao ¿Puedo besarte?”

“Puedes.” Chao Nan abrió los ojos al sentir el aliento de Ten cuando se acercaba a sus labios,
un par de hermosos ojos le miraron fijamente, sólo por un momento.

Su cuerpo fue traído más cerca hasta que tus labios se tocaron. Abrió la boca para dar la
bienvenida a su lengua caliente, barriendo toda dulzura en la cálida cavidad de la boca hasta
que se sintió hipnotizado. Luego empujó su cuerpo contra el casco del bote, balanceándose de
izquierda a derecha mientras era envuelto en los brazos de Ten, acurrucándose cerca de él.

“Detente, ¿quieres que nos ahoguemos?” Chao Nan se quedó sin aliento, sintiéndose
incómodo acompañado destellos emoción cuando cada centímetro cuadrado de espacio en su
cuerpo no tiene una parte que no sea tocada por el torso de Ten.

“Sería bueno caer al agua, para que hasta las sirenas sepan que eres mío.”

“Que lo sepan todos, que tú también sólo eres mío.” Chao Nan se burló mientras mordía el
lóbulo de su oreja y lamía el cartílago, levantando su torso.
“Mejor vamos a calmarnos un poco..." Chao Nan detuvo el pecho de Ten, para luego darse
la vuelta, y se tumbó boca abajo. Pensaba en no hacer movimientos bruscos, pero cada paso
hacía que el bote se tambaleara.

La hermosura de la noche había comenzado lentamente, cuando Ten comenzó a besar su


espalda, con mucha ternura. Las manos suaves bajaron los pantalones, y como el sonido del
agua chocando la orilla, ambos cuerpos se fundían en el otro, unidos como uno.

El bote se balanceaba adelante y atrás según el ritmo de sus movimientos. No embestía con
fuerza hasta ahora por miedo a que el barco no fuera tan resistente. Ten Sippakorn sólo
apretaba su cuerpo, se movía provocando de sus dulces labios se escaparan gemidos.

Una brisa fresca todavía sopla en este momento, silbaba suavemente, a veces con fuerza, hasta
que los delgados pétalos de la flor frangipani, que adornaban el ramo, no pudieron soportarlo
y cayeron al agua. Flotaron sin rumbo fijo en medio del agua durante un rato, antes de moverse
hacia arriba y hacia abajo de acuerdo con la fuerza vibratoria y finalmente fue arrastrado a
tierra... Cuando el bote que solía balancearse en medio del agua se deslizó hacia atrás, quedó
atracado como antes.

Capítulo 28: Jugando con dulces brillos, no un sueño.

El ambiente en la mesa de la cena una noche era muy simple, con el sonido de la charla de las
personas en la mesa esporádicamente. Aunque Soi Kaew todavía se niega a hablar con Ten.

"Si estás satisfecho, ¿puedo pedir permiso para limpiar la mesa?" Una voz pidió permiso
con la mano extendida, pero entonces, el que pretende quedarse con la vajilla al frente
cumpliendo su deber, hizo una pausa, cuando la voz baja de Chao Nan sonó primero.

"No es necesario... yo lo recogeré hoy".

"Khun Nan recogerá los platos..."

"¿Por qué no?"

“Creí que mis oídos estaban mal… pero si realmente quiere hacerlo, lo ayudaré.”

"No, lo haré yo mismo".


“Entonces te ayudaré”. Soi Kaew se levantó y comenzó a juntar los platos y tazones en la
mesa en lugar de Chao Nan.

¿Cómo podía simplemente sentarse y mirar cuando su estimado jefe estaba haciendo un trabajo
indigno?... como recoger platos

“Puedo hacerlo solo…”

“Pero...”

“Deja que Nan Klao lo haga. Pero hay muchos platos, creo que debería ayudarte
alguien… Ten, ¿puedes hacerlo?”

"Sí, es mejor tener ayuda, Ten ayuda a llevar esta pila de platos". Se ofreció Soi Kaew,
mientras entregaba la vajilla apilada a Ten. Accidentalmente dijo en voz alta lo que se decía a
si misma, pero no tenía la intención de hablarle demasiado… seguía enojada y no había más
que decirle.

“Sí madre.”

"¿Por qué le das tantos platos a Ten? Dámelos. Puedo llevar un poco más".

“Puede que madre tenga miedo de que rompas los platos… Además, probablemente no
sepas a dónde llevarlos.”

“¿Dónde los llevamos?”

“Hablas mucho… Si has averiguado dónde, date prisa. ¡Camina y guía!” Ten no sabía si
se alegraba de ayudar a Nan a levantar los platos o se alegró de que su propia madre accediera
a hablarle.

"Qué feroz."

"¡No discutas!"

Mok se rió en su garganta, viendo a las dos figuras caminar una al lado de la otra, discutiendo
todo el camino. Admitía que nunca habías visto a su hijo tan rebelde, pero pensaba que era de
manera positiva, ya que era mejor que verlo sentado con el ceño fruncido y carácter volátil
todo el tiempo.

“Mira qué feliz está, Mok”.

"No, vamos... se ve bien".


"Confesaré la verdad, señor. Me preocupa, temo que alguno se arrepienta en el futuro,
Ten es mi hijo y amo a Chao Nan. No quiero que se separen y no puedan mirarse.”

“Entiendo… sé que estás preocupada, yo también estoy preocupado, Soi Kaew, cuando
esos dos están juntos, los ojos con que ambos se miran. No solo Ten se ha rendido ante
Nan Klao, Nan Klao también acepta a Ten, hasta incluso prometió que cambiaría para
mejorar. ¿No deberíamos darles una oportunidad a esos dos?”

“Trataré de abrirme. Aunque sea difícil de aceptar...”

“Mi hijo es malvado por fuera, pero blando por dentro. Es una persona tan clara en sus
sentimientos que a veces parece demasiado directo, pero estoy seguro de que, si Nan Klao
dice que lo ama, realmente lo ama”.

“Pero mi hijo es del tipo que miente y no puede ser atrapado. Podría ser golpeado a
muerte y no hablaría. Se ve débil por fuera, pero es malvado por dentro. Me temo que
Nan no podrá con él.”

“Por eso tenemos que cambiar ese hábito pretendiendo separarlos, durmiendo
separados.”

Sippakorn puso la vajilla en el fregadero de la cocina, primero dejó sus pertenencias en la


mano y cuando terminó, la figura alta se volvió para recibir algunos platos en su mano.

“¿Qué te parece, Nan, para recoger los platos?

“Acabamos de ser regañados por mi padre”.

“¿Qué pasa?” Ten frunció el ceño y siguió a Chao Nan mientras sale de la cocina.

“Mi padre sabe que siempre fui descuidado… nunca puse la ropa sucia en el cesto, nunca
recogí los platos ni los cuencos, siempre me quedaba despierto hasta tarde, bebiendo
alcohol en el bar, metiéndome en problemas.”

“Nunca te ha visto prestar atención a estas cosas.”

“Si no pensara en vivir contigo, no intentaría ser mejor; tengo miedo de que te aburras.
Me temo que no me soportes, y también… tengo miedo de no ser un buen ejemplo para
Ai.”

“Sé que honrarás tus palabras. Escucha el sonido de mi corazón latiendo con fuerza,
porque tus acciones me hacen tan feliz, me alegro gracias a ti. ¿Qué crees que puedes
hacer por mí... por nosotros?”
Su rostro sonreía mientras miraba la expresión preocupada que había comenzado a relajarse.

“Le dije a mi padre que lo haría mejor. Pero él me dijo que eso no era suficiente, que
tenía que demostrar que puedo responsabilizarme por mí mismo. Por eso, trabajaré en
la empresa.” Chao Nan suspiró, recordando las grandes empresas constructoras de la ciudad.
¡Tenía que trabajar, aunque no quiera hacerlo!

"Está bien."

“Viviré en Nan en tanto, pero tú eres profesor en una universidad en Bangkok. Me


preocupa que me engañes.”

Chao Nan puso los ojos en blanco y apoyó los hombros contra el árbol de frangipani cuando
se sintió cansado.

“Tu nombre está en el medio de mi espalda, ¿quién se atrevería?”

“Sólo lo sabemos nosotros, nadie puede verlo.”

"A mí me gusta."

"Pero no te gusta cuando me pongo celoso".

"Eres lindo, sólo te amo a ti.” Ten usó sus brazos para colocarlos a ambos lados, atrapándolo
contra el árbol.

Luego acercó su rostro, y movió su cuerpo más cerca, intentando cambiar de tema.

"Entiendo por qué Mok está haciendo esto. Creo que quiere demostrar que tú y yo
podemos vivir juntos. ¿Es verdad? El matrimonio no es un asunto fácil, existen
obligaciones, si no somos responsables, se acabó. Mok quiere demostrar que ambos
estamos lo suficientemente preparados para asumir la responsabilidad el uno del otro”.

“Vi en tus ojos un atisbo de queja. Creo que debería ser amable con Ai, empiezo a tenerle
lástima porque tiene un padre gruñón.”

“Vi la mirada del hombre que sujetaba la cola de mi hijo en ti. Si su hijo es autoritario,
no tengo que averiguar quién fue.”

“Si hablas demasiado, te morderás el labio.”


“Quiero que me castigues mordiéndome el labio. Mi corazón está casi roto." Sipakorn
arrastró sus labios sobre la superficie de las mejillas. Se acurrucó suavemente antes de
acercarse a jugar con sus labios rosados. Cuando de golpe se congeló.

“¡Nan Klao! ¿Dónde estás niño? Ai llora.”

“Tu padre ha llamado. Entremos en la casa". Chao Nan frunció el ceño con indiferencia,
pero accedió a caminar directamente de regreso a la casa.

“Ai, hijo de puta.”

6 meses después

Se colocó una flor de frangipani blanco encima del papel frente a la puerta del dormitorio Ten.
Acababa de despertarse en la mañana y lo miró, antes de agacharse para recoger tanto el papel
como la flor, los levantó suavemente.

´¿Por qué no me dijiste que llegaste anoche para que pudiera ir a verte?´

Las notas en papel son solo eran breves declaraciones. Pero siempre causaban que sonriera al
recibirlas. Pensó en seis meses atrás; Nan se había vuelto mucho más lindo, hasta que ya estaba
perdido en él, tanto que no podía levantar la cabeza.

Viajó de ida y vuelta a Nan y Bangkok muchas veces, enseñando durante dos o tres días a la
semana, pasando el resto de sus días viviendo una vida sencilla con Nan y su hijo.

Estaba feliz, lo aceptaba, pero hubiera sido mejor que Mok hubiera dejado atrás la idea de
dejarlos en dormitorios separados. Él y Chao Nan habían sido derrotados.

Entonces escuchó a alguien preguntar.

“¿Ya te despertaste Ten? Chao Nan se acaba de ir a trabajar. ¿Ya lo viste?”

“Todavía no, pero encontré una nota con una flor. Iré a la casa grande. Extraño a ese
pequeño bastardo".

Sippakorn salió de su ensimismamiento y miró el rostro de la persona que caminaba hacia él


sosteniendo al niño regordete. Eventualmente, su madre pudo aceptar el asunto entre él y Chao
Nan, en parte porque su nieto la mantenía ocupada y no prestaba atención a la historia entre
ellos.

“¿Puedo sostenerlo?”
“Está bien, puedes tenerlo, hoy estás de buen humor, veo que regresaste con una gran
sonrisa". Soi Kaew entregó al niño para que salude a su padre y sea cargado por él, y cuando
éste llegó a Ten, el padre lo tomó y pellizco en sus suaves mejillas hasta que quedó feliz…
Honestamente, quería seguir jugando con sus mejillas, pero el niño pronto se cansó…

“Rara vez estás en casa. No te avergüenzas de que tu madre tenga que criar a Ai.”

“No, mamá, solo necesitamos que lo cuides durante el día. Cuando ambos trabajamos
fuera. Tú sabes que la mayor parte del tiempo, Chao Nan es la niñera, aunque se queje
y grite. Pero él se encarga de alimentarlo, aunque hacerlo al darle el arroz y la leche es
torpe como siempre... Pero ahora parece ser más flexible y ya no es necesario que darle
medicamentos para ayudarlo en su tratamiento como la primera vez”.

"¿No es... por qué Ai le dijo a papá? Aunque no lo entiendo, puedo reconocer que Ai está
hablando".

“Piensa en tu padre. Gran charla... Ahora Ten, Mamá tiene que pedirte que cuides de Ai
durante medio día. Mamá y Mok tienen un pequeño negocio que hacer”.

"Sí." Ten asintió, y preguntó cuando vio que su madre no puso cara feliz "¿Pasa algo,
madre?"

“Nunca pasaste tanto tiempo con él, no tengo mucha confianza. Tengo miedo que Ai llore,
y no sabrás qué hacer.”

“Tranquila madre, sabré manejarlo. Ve a realizar tus recados, inclusive puedes tomarlo
como unas pequeñas vacaciones.”

“Entonces, me iré. Si Ai llora, llama a Nan.”

“No, no será necesario que llame a Nan. Yo puedo cuidarlo, mamá.”

Un tenso sonido retumbante provino de las escaleras de la casa en la casa principal. Sippakorn
miró hacia arriba y suspiró en secreto cuando vio el cuerpo de Chao Nan a medio caminar
medio correr.

“He estado tratando de consolar a Ai por un tiempo. Pero no importa lo que haga, no
deja de llorar. Lo siento.”

“¿Ha estado llorando durante mucho tiempo?” Chao Nan se sentó junto a Ten, sosteniendo
a Ai en sus brazos. Le sopló la cabeza, medio consolando, medio amenazando, hasta que Ai
se quedó en silencio.
“¿Por qué estaba llorando Ai? ¿No sabes cómo calmarlo? Sólo debes guardar silencio y
se tranquiliza… aunque a veces se pone un poco terco y es difícil de consolar.”

“No lo sabía, por eso no lo hice... entonces, ¿Cuándo llora sólo tú sabes calmarlo?”

“Es verdad… porque tú no sabes su idioma… El niño llora y no puedes hacer nada bien.”

“¿Quién es el padre?”

“¿Cuándo vas a dejar de quejarte?”

“Solo digo que… Ai se va a dormir”. Ten se golpeó la cara mareado, pero en su corazón
gritaba que estaba siendo maldecido. ¡Porque si Ai llora, no es divertido!

"Bien, supongo que me quejaré hasta cansarme.” Comenzó a mecer a Ai de un lado a otro
por un rato. Cuando vio que Ai estaba dormido, dejó su cuerpo sobre el colchón y se volvió
hacia Ten.

Sus cejas oscuras se fruncieron, antes de aflojarse lentamente con la risa. cuando vio la
condición de la persona frente a sus ojos: su cabello era un desastre, tenía la ropa arrugada;
además, su rostro también parecía molesto y se negaba a aceptar el mérito.

“¿Estás cansado de criar niños?”

“No me siento tan mal por eso sino porque mi esposa me regañó.”

“Ahora, corre la voz. Atrévete a llamarme esposa.”

“Pero lo eres.”

“No me mires a la cara, lo que significa que haré muchos pucheros, entiendes eso,
¿verdad?”

“Me recuperaré solo. Te invito a tomar una cerveza conmigo.”

Ten le pasó una cerveza clara y fue a cerrar la puerta.

“Tienes un pequeño gran corazón.”

“No me hagas caso.”

“¿Puedes pasarme el violín que está en el estante?”

“¿Qué vas a hacer?”


“Lo tocaré para que lo escuches,”

“Nunca he visto que lo tocaras. Excepto cuando limpias y lo tiras al suelo por accidente.”

Ten miró las yemas de los dedos de Nan, cuando levantaba la mano para señalar hacia el violín;
entonces la alta figura se levantó y fue rápidamente a recoger el instrumento.

“No sabía que también podías tocar música tailandesa. Solo te he visto tocar el piano en
el condominio".

“Tampoco pensé que sería capaz de tocarlo de nuevo”. Chao Nan respondió a Ten, y
empezó a tocar las cuerdas, creando un sonido bajo. Escuchó y ajustó el nivel, hasta que el
sonido fue el correcto.

Comenzó a tocar una canción cuyas notas tenía memorizada, y cantó la canción más dulce que
Ten jamás hubiera escuchado, con el viento soplando alrededor.

♫El viento estaba bien, pero el olor de Montathong

El árbol más alto de la historia. No pelees y defiende.

no puede estar callado pero mantener su nombre

Oh dios, dios de las flores Komon

La fragancia acaba de desaparecer.

Arbustos en el Parque Dusita

Carreras en Napha

Una multitud de Kumara con gran inteligencia

Te extraño. Te extraño. Dormir todo el día.

Duerme y sueña, mira la luna brillante

Te extraño. Te extraño. Dormir todo el día.

Duerme y sueña, mira la luna brillante

Zongklod, fresco y hermoso

luz dorada brillante Kwantariam


Zongklod, fresco y hermoso

luz dorada brillante Kwantariam ♪

(Oey Lao Kham Hom - Canción compuesta por Phraya Prasan Duriyasap)

Ten se acercó a Nan, recostando su cabeza en su suave regazo, inhalando el aliento en sus
pulmones, tomó el aroma de frangipani que flotaba con el viento. Se combinaba con el grave
bajo de de la melodía dulce resonando junto a los oídos. Todo parecía un paraíso de cuento de
hadas, hasta que apretó su rostro contra el cálido cuerpo, para confirmar que se trataba de un
ser humano, no de un ser divino o de un ángel encarnado.

Sus ojos de color claro se cerraron mientras estaba encantado con la dulce voz.

Recordó cuando vio esos ojos por primera vez. El sentimiento de esa época sigue tan claro
como ayer, y la historia continúa hasta hoy. Había estado al lado de la flor que deseaba poseer
sin pensar que la conseguiría. Era real y no un sueño y no tenía que soportar el dolor de dormir
como Bhumara en la letra.

“Me voy a dormir...”

“Duerme…”

“En mis sueños, estarás tú y en la vida real yo también te tendré”.

“También me tienes a mí, ahora mismo.”

“En cualquier momento, te tendré… todos los días… cada vez”. Ten hablaba como si fuera
un hablara dormido, como un delirante que quisiera hablar y dormir al mismo tiempo.

“¿Cuánto me amas?”

“Solo a Nan.”

Nan sonrió al sentir la respiración constante de Ten. Su mano seguía acariciando suavemente
su cabello, antes de mirar afuera mientras un viento silbante pasaba... el aroma de frangipani
hoy era más fuerte que nunca. Se impregnaba en cada respiro, que duraría para siempre, y
nunca se desvanecería.

-FIN-
Episodio especial: Educación primaria

POV SIPPAKORN

Estaba sentado en lo profundo del bosque mirando a los ojos de color marrón centeno como
viejos robles, esos ojos eran como agua calma, y se oía una voz hermosa todo el tiempo...
Parecía que estaba sentado mirando a su propio hijo como siempre.

“Nan… papá Ten no quiere secar la ropa. Sigue jugando en el teléfono y sonríe un poco,
sonríe grande, habla con cualquiera, no sé.”

“Ai, ¡suficiente! ¡Estoy hablando de trabajo!”

Ten directamente se abalanzó sobre la boca de su muy inteligente hijo. Ahora tiene poco más
de tres años... es travieso y luchador.

“Papá solo juega en el teléfono.”

“¡Pequeño! ¿Quieres ver a tu padre pellizcado hasta que su carne se ponga verde?”

“Chao Nan me pidió que supervisara a mi padre en el secado de la ropa.”

“¿Supervisar?... Oh, ¿usó la palabra supervisar?”

“Sí, usé la palabra supervisar porque, a pesar de que tengo a Ai para supervisarte, tú
sigues siendo lento para secar la ropa. Se acabó.”

“Amor, estoy hablando de trabajo. Pero me daré prisa y secaré la ropa ahora mismo.”

Ten se sobresaltó se dio la vuelta para mirar a Chao Nan, que está de pie con los brazos
cruzados y apoyado en la puerta. Los ojos negros que tanto le gusta mirar lo estaban regañando.
Su fiereza se multiplicaba por cien respecto a la original… pero iba dirigida al esposo, porque
Ai nunca ha sido regañado por Nan ni una sola vez.

“De todos modos, ¿por qué trabajas si es día festivo?

“Oh...”

“¿Estás jugando?”

“No…”
“¡Ten!”

“Está bien, estoy jugando, lo siento”, aceptó la voz suave y miró a su hijo, pidiendo ayuda…
pero no se esperaba que el niño no únicamente no tomara partido, siendo su hijo.

“Termina de secar la ropa. Te esperaremos abajo. Vamos Ai... ¿Tienes hambre?” Suspiró
mirando al niño, que de inmediato mostró un rostro más tranquilo…

“¿Por qué suspiras Ten?”

"Necesito ayuda para secar la ropa.”

“No seas ridículo, date prisa, tenemos hambre”.

“Sí”, respondió Ten, se agachó, recogió el paño de la cesta y lo sacudió. Parecía un esclavo,
no sólo para su esposo, sino que también tenía que pelear con su hijo por atención. ¡qué
estresante!

Terminó de secar la ropa antes de dirigirse al sótano abierto de la casa. El olor a tierra y sol
causaba un buen ambiente, había pasado la lluvia y se sintió mucho mejor cuando vio que Nan
levantaba la vista y sonreía al verlo bajar.

“¿Qué haces Ai? Déjame ver”. Se acercó a la mesa de madera en la que estaba sentado Ai,
sostenía un lápiz grande, y escribía algo en una hoja, con no muy buena caligrafía.

“Estoy escribiendo el nombre de mi padre arriba, el mío en el medio, y estoy escribiendo


el nombre de Chao Nan también.”

Ten se inclinó más cerca para mirar un pedazo de papel blanco que no tiene escritura prolija,
sino que se veía desordenada, cuando terminó de escribir el último nombre. Entonces Ai se lo
acercó a su padre para que lo viera.

Sus lágrimas querían salir… ¿por qué su hijo es tan talentoso?

“Deja de poner esa cara, te ves raro. Vamos a comer.”

“Lo pondré en un marco”.

“Muy bien. Ponlo aquí primero, tenemos varios marcos de fotos.” Chao Nan tomó el papel,
para mirarlo, antes de doblarlo y colocarlo bajo un jarrón para que el viento no lo hiciera volar

“Tal vez tenga que pensar en hacer que Ai asista a una escuela...”

“Padre dijo lo mismo… que Ai llegó a la edad escolar.”


“Sería bueno, porque Ai tendría amigos con quiénes jugar.”

“¡Papá!... llévame” Ai saltó a su lado y estiró sus brazos con un gesto para que lo levantara y
lo llevara para comer. ¿Cómo no amarlo?

Ten se agachó, agarró el cuerpo de Ai y lo tomó de la mano. Temía que aún sea pequeño, pero
mirando el peso en sus brazos cuando lo alzó, ahora no hay nada de qué preocuparse… ¡estaba
gordito!

“Nan… mano.” Llamó a la persona que lideraba enfrente, quien detuvo sus pasos y se volvió
para esperarlos. Cuano estuvieron a la par, se tomaron de las manos, se volvió y sonrió,
caminando de buen humor.

Finalmente, ha llegado el día en que Ai podrá ir a la escuela, el primer día. Ten se despertó un
poco tarde porque no había podido dormir bien en la noche. Después de organizarse, despertó
al que duerme en la cama a su lado, antes de ir a la habitación de Ai, que estaba contiguo a
ellos.

“¿Acaso estás más emocionado que tú hijo?” Nan salió silenciosamente de la habitación tan
confundido como Ai, a quien Ten vestía.

“Llevaré a Ai a la escuela y luego te dejaré en tu trabajo.”

“La escuela Aiya está lejos de mi oficina, mejor cada uno va en su propio auto. Así no
perderás tanto tiempo.”

“Tengo miedo de que Ai empiece a llorar, sabes que no sé qué hacer cuando lo hace.
Prefiero que estés con él su primer día.”

“Está bien, pero él no va a llorar. ¿Verdad Ai?”

El pequeño se frotaba aún los ojos, cuando sintió como su padre acariciaba su cabello. Luego
se escuchó una voz con tono amenazante.

“Las tasas de matrícula son muy caras. No debes llorar, sólo debes concentrarte en
estudiar. Si gritas, aunque sea una vez, te enviaremos a estudiar a otro lado. Porque
todavía no veo la necesidad de que un niño de tres años tenga que asistir a una escuela
con una matrícula de un millón de dólares.”

“Pero Chao Mok está de acuerdo con que se invierta en su educación. No hay desperdicio,
por supuesto”. Ten citó el nombre de su suegro. Cuando estaba a punto de plantear el tema
de la escuela de Ai, éste se acercó y saltó sobre Ten una vez más. Un padre quería que su hijo
estudiara en una escuela internacional, pero el otro padre no estaba de acuerdo en criar a Ai
para que fuera un niño bilingüe desde el principio.

“Vamos, solo unos pocos millones al año. Es el heredero del dueño de un taller de
reparación de aviones, debe estar preparado.”

“Papá Ten, ¿por qué tengo que ir a la escuela?” Ten se giró para prestar atención a la voz
apagada de Ai, “Porque Ai ha crecido. Los adultos tienen que ir a la escuela. Ve a
estudiar.”

“¿Cuándo podré trabajar como mi padre?”

“Tienes que terminar tus estudios primero. ¿Qué quieres ser cuando seas mayor?".

“Quiero ser piloto, como papá.”

“Pues para ser piloto, necesitas estudiar mucho… ¿Estás listo para ir a la escuela con tu
padre? ¿Vamos manejando en coche o piloteamos un avión, capitán?”

Bromeaba con las palabras, antes de estirarse hacia adelante e inclinarse como si fuera un
avión. El pequeño Ai se reía, mientras Nan le llamaba la atención a Ten, temiendo que su hijo
se cayera.

Día de llevar a Ai a la escuela.

Ai ya ha entrado en la escuela... ha entrado, entró sin que haya un grito o un gesto que titubeo.

“Mi hijo es tan bueno, tan bueno que casi se me saltan las lágrimas.”

“No te quedes frente al jardín de infantes llorando sólo porque tu hijo tiene su primer
día de escuela, es vergonzoso.”

“Estoy orgulloso de él, ¡Ai crecerá para ser un buen chico! Creo que caminó hacia el
patio de recreo, ¡yo sólo quiero mirarlo!”

“Límpiate los mocos y las lágrimas primero, luego ve y echa un vistazo.” Chao Nan le
entregó un pañuelo y Ten lo aceptó, antes de usarlo para absorber el agua clara en las esquinas
de sus ojos.

Miró a través de la cerca lateral de la escuela hacia el patio de recreo. Vio a Ai jugando con su
amigo. Sonreía, parecía feliz y divertido como el niño que es, y no pudo evitar sonreír con él.
“Al ver esto, puedo decir con la boca llena, que no te equivocaste al aceptar a este niño.
A menudo pienso que, sin él, nuestro matrimonio no estaría completo.”

“Él es como el sol brillante, como un regalo del cielo después que las nubes se despejan
tras una lluvia.”

“¿El sol?”

“Sí, Ai es mi sol. En cuanto a ti, eres mi universo. Vamos, tenemos que ir a trabajar en
algún momento.”

Ten apagó el motor dentro del estacionamiento de la empresa de diseño de interiores. La


empresa de su suegro se llamaba Sky Mist, y pronto, se convertiría en la empresa de Chao
Nan.

“¿A qué hora termina Ai la escuela?” Chao Nan preguntó mientras se desabrochaba el
cinturón.

“A eso de las dos de la tarde... Voy a ir de compras a la tienda departamental, luego iré
a esperar que Ai salga de la escuela.”

“Entonces después de que busques a Ai, iré a tí y los llevaré a comer juntos".

“¿Acaso estás desempleado? Pareces un buen mayordomo.”

“Durante mi arduo trabajo, que es tan pesado, casi no tengo tiempo para descansar.
Cuando termine quiero tomar un descanso y cuidar de mi esposo y mi hijo.”

“Al final de este año, obtendrás el premio al mejor mayordomo”.

“No quiero esperar al final del año, por favor, dame mi premio ésta noche.”

“Lo voy a pensar. Me voy a trabajar.”

“Espera un minuto, Nan…” Ten lo agarró del brazo, cuando estaba a punto de abrir la puerta
del auto, entonces Nan se dio la vuelta preguntándose qué estaba pasando.

“¿Olvidé algo? ¿Beso?”

“Eso es muy occidental. Quiero algo más al estilo tailandés.”

“Puede ser un montón de cosas...”


“Vamos, de vez en cuando, dame un poco”, observó a Nan acercarse… hasta que las dos
manos se colocaron sobre su pecho.

“Tu Nong se va a trabajar. No conduzcas demasiado rápido, ¿ok?"

POV NAN

Detuve mis pasos cuando sentí un fuerte agarre en mi cintura. Son las manos de Ten las que
me retienen, pero parece que el verdadero culpable es Ai, con un uniforme escolar andrajoso,
la parte frontal de la cara roja está fuertemente abrazada por el hombro de su padre... Tampoco
sé qué pasó en la escuela, pero Ten y Ai vinieron a buscarme por la tarde, hacia la noche, con
uno de ellos algo mareado. Por eso tuve que preguntar… El más grande sólo repetía que era
terco y que no escuchaba, así que tuvo que darle unas nalgadas un par de veces.

Ten ahora daba caricias al pequeño… ¿por qué? ¿Reconciliándose? Yo sólo ya quería irme,
sólo estaba para consolar las partes. Ten seguía regañando a Ai mientras comía… pero ya
después de que el niño comiera varios litros de lágrimas con su arroz.

“¿Puedo comprar un juguete para Ai?” Sippakon me preguntó, mientras frotaba su rostro
contra la mejilla de Ai. Siempre después de pelearse, se reconciliaban y Sip quería
complacerlo.

“No, acabas de comprarle uno la semana pasada. ¿Por qué deberías darle uno nuevo
ahora? Sólo puedes darle un juguete nuevo una vez al mes.”

“Pero éste es un caso especial.”

“Entonces descuenta de mi pago mensual”, no hay necesidad de investigar, yo ya lo hice.


Todos los meses, cada uno recibía un pago.

“Oh...”

“Si estás de acuerdo, te lo permitiré".

“Entonces puedes deducir de mi dinero... Lo que quieras, ve y elige”. Ten tomó la mano
de Ai y fueron a buscar a la juguetería para elegir un juguete. Observé a Ai cojear, supongo
que duele ser golpeado. Es cierto normalmente Ten es muy amable, pero cuando Ai está mal
o no lo escucha, no importaba si fuera esposo o hijo, debía escuchar... Si se podía evitar, lo
mejor era no hacerlo enojar, si no quieres conocer a un perro rabioso llamado Sippakorn.
“Entonces… ahora que ya Ai ha sido complacido, cuéntame. Hoy no pude ir a buscarlo,
¿qué fue lo que pasó? Para que golpearas a Ai…”

“Puso la arena del patio de recreo en su boca. Se lo advertí una vez, y cuando lo volví a
ver, lo hizo de nuevo…”

“Muy malo…”

“No me digas eso… el sólo hecho de haberlo golpeado hace que me duela el corazón.”

“Será mejor que vaya a consolarlo.”

“¿Qué hay de mí?”

“Tú ya eres grande. Cuídate”. Me encogí de hombros, y me giré para seguir a Ai, ignorando
a la gente.

El grande con el pelo pegado en el cuello me siguió. Me detuve y miré a Ai, que estaba inmóvil
mirando una caja de música con forma de piano que daba cuerda, parecía gustarle.

“Papá Sip te comprará el juguete que quieras. ¿Por qué no buscas uno bien caro? Ésta
caja de música sólo vale unos cientos.” Cogí la caja de madera con la forma del piano que
seguía haciendo ruido y le di la vuelta para ver el precio. Lo puse de nuevo donde estaba.

“¿Es difícil tocar el piano, Nan? quiero tocar.”

“No es difícil. Tenemos un piano en Bangkok. Puedo enseñarte si realmente quieres


tocar.”

“Si aprendo, tocaré para ti y para papá.”

“¿Por qué?”

“El abuelo decía que, si amas a alguien, puedes tocarle música. Amo a Chao Nan y
padre... pero te amo más a ti porque mi padre me golpeó y me causó mucho dolor”. Me
eché a reír, mis ojos se volvieron locos al ver a Ai mirando en dirección a Ten con un rostro
horrorizado. Una pequeña figura se movió para aferrarse a mi pierna cuando Ten llegó
teniendo en manos un auto de juguete. Había escuchado las palabras del pequeño y vio su
mirada feroz.

“Está bien, amarme solo a mí es suficiente. Que papá Ten sean un perro de cabeza
podrida... Me gusta la caja. ¿Te gusta la música? Hoy estoy de buen humor. Lo compraré
como regalo para Ai.”
“Nan es genial.”

“Dilo de nuevo, ¿a quién amas más?” Caminé pasando al lado de la otra persona, quien me
miró con un rostro oscuro y habló con una voz fría, amenazándonos a mí y a Ai.

“Espera, ya verás. Te golpearé a ti y a mi hijo.”

“Si te atreves, hazlo.”

Una noche de verano, bajé las piernas al estanque de lotos del muelle de Nan. El clima en este
momento es sofocante, a pesar de que no hay luz del sol, no podía dormir, así que me levanté
y me senté en el muelle con un violín en la mano.

Este instrumento de cuerda es el instrumento favorito de Ai. Tal vez lo elegí para que
aprendiera a tocarlo primero, porque el contenido de las noticias que leí hoy era demasiado;
estaba relacionado con ese niño. Noticias de la boda entre un famoso embajador y una chica
que era profesora de una universidad estatal. Lo hubiera ignorado si no fuera porque la
profesora no se hubiera llamado Rajina. En la fotografía, sonreía feliz, parecía que estaba llena
de felicidad.

Puse el violín en mi mano y me acosté a su lado, después de ejercer accidentalmente demasiada


fuerza hasta que la cuerda se rompió, y parece que la cuerda rota llamará al cuerpo de la
persona que escucha en secreto.

Jugueteó con mis cabellos después de salir de un rincón oscuro.

“¿No puedes dormir, Nan?”

“Um.”

“¿Por qué no me despertaste? Me sorprendió cuando me desperté y no te vi a mi lado...


¿Qué te preocupa? ¿Puedes decirme?”

“Rajina”, respondí el nombre de la persona que me preocupaba. Toqué la cara de Ten, debería
estar en problemas porque alguien que había estado desaparecido durante casi cinco años
regresó. Pero no....excepto una sonrisa que me tranquiliza no vi ninguna preocupación por
parte de esos ojos.

“Rajina se casará. Acaba de ver las noticias por la noche.”

“No pareces preocupado, aunque esa mujer podría venir y llevarse a Ai en cualquier
momento.”
“Jina no volverá a Ai. Tal vez incluso olvidó que una vez tuve un hijo. No tiene derechos
sobre él, no tienes que preocuparte.”

“Me siento tan unido a él…”

“Lo sé…”

“Has sido tú quien adoptó a Ai. En ese momento, tenías 27 años, y yo 23. Éramos jóvenes,
entonces no pensaba en tener hijos ni herederos. En ese momento no entendía muy bien
lo importante que es tener herederos, pero ahora tengo 28 años y lo tengo todo listo. He
conseguido tantos logros, y tengo tantas cosas, que pienso… si envejezco, ¿a quién se las
voy a dar?”

“¿Qué es lo que dices?”

“Quiero adoptar a Ai como mi hijo, no quiero que tengas problemas.” Se veía romántico
cuando las luces estaban encendidas. Tomé una flor de loto, y miré al costado de Ten…

“¿Cómo me opondría? Estoy tan feliz de que hagas algo así por mí.”

“Hemos estado juntos durante cinco años. Eso es tan rápido como la esperanza de vida”.

“Vivir juntos es como criar a un niño. Ahora Ai está estudiando en el jardín de infantes.
Pienso que la vida de pareja, también existe una etapa de jardín de infantes. No sé si
suspenderé el examen, o lo aprobaré, porque a veces todavía siento que no soy lo
suficientemente bueno como para ser esposo y padre”.

“Somos lo mismo. No sería un problema si repitiéramos la misma clase, tal vez los
conocimientos se concentrarían antes de ir a la escuela primaria.”

“Pero ahora creo que tú y yo deberíamos subir y acostarnos primero.”

Me reí en mi garganta mirando a la persona que se había sentado durante diez minutos, que se
puso de pie. Ten me echó una mano. No sabía si quería darle mi apoyo, o compartir con él la
calidez de mi corazón.

Episodio especial: Tiempo personal

Bangkok, Tailandia
Nan se incorporó y se tumbó en el mullido sofá cama de la habitación de Ten, antes de volverse
para mirar al hombre alto que arrastraba la valija.

“Extrañaba este sofá. Pienso en nuestra vida en Bangkok, nuestros momentos de


relajación al final del día, después de soportar los atascos del tráfico de la capital en la
noche. Ven y siéntate aquí.”

“¿Quieres hacer algo en particular? Es bueno que Chao Mok y madre se hayan quedado
con Ai y nos permitieran tener éste tiempo a solas juntos.”

Ten miró las piernas de Nan que levantó sobre su muslo, mientras se ponía cómodo.

“¿Quieres salir a tomar una copa?”

“No sé mucho sobre pubs o bares en Tailandia... ¿tienes alguna recomendación? No me


gustan los lugares demasiado ruidosos.”

“Puedes confiar en mí, conozco un buen lugar.”

Sippakorn arrugó las cejas, su rostro estaba deformado, mientras recordaba haberle pedido a
Chao Nan no ir a un lugar muy ruidoso… porque el lugar donde estaban ahora era peor que
eso…

“Mi club favorito.” Chao Nan mostró una sonrisa profunda y satisfecha en las comisuras de
su boca antes de caminar, guiándole con familiaridad. Este lugar no ha cambiado mucho en su
memoria, y se sentía bienvenido como siempre.

“Me preguntaba con qué frecuencia venías aquí durante tus días universitarios.”

“Muy a menudo, ¿Qué hay de ti? ¿Salías a bares cuando estabas en la universidad?”
Chao Nan se movió y se sentó en una silla alta en un rincón oscuro. Era verdad que le gustaban
las luces y los sonidos, pero no le agradaba ser notado.

"A veces iba a alguno.”

"¿De veras?" Chao Nan tomó la botella de cerveza y la puso frente Ten... éste había
conducido porque quería ver a la persona frente a él emborracharse hasta que su cabeza
quedara sobre la mesa.

"Te daré una botella primero". Ten levantó la botella y bebió su contenido de una sola vez,
luego golpeó la botella vacía sobre la mesa, con una sonrisa desafiante

“No volverás borracho.”


“Está bien, no me emborracharé.”

El humo gris flotaba sobre las botellas de cerveza color té esparcidas por la mesa. Su lengua
sabía amarga ahora, junto con el olor acre del cigarrillo que usaba usar para recuperar la
sobriedad.

“No te emborrachas fácilmente.”

“Y tú estás muy borracho, Nan, volvamos”. Ten se sacó el cigarrillo del dedo y lo usó para
expulsar el humo gris hasta que la punta se volvió de color naranja rojizo.

“Sippakorn es un chico malo. Al igual que yo…", Chao Nan, soltó una risa desde su
garganta, mientras miraba los movimientos que no esperaba ver de la persona frente a él ...
Entonces pidió un cigarrillo, y decidió que sería el que Ten estaba fumando…

“Volvamos ahora.”

“Primero iré al baño…”

“Te llevaré…”

“No te preocupes, no estoy tan borracho.”

Chao Nan agitó su mano en señal de rechazo, antes de esconder su cuerpo y desaparecer entre
la multitud con los mientras Ten lo seguía con la mirada.

La figura alta levantó su reloj de pulsera y frunció el ceño. Nan había desaparecido, dijo ir al
baño hace diez minutos y ahora aún no ha regresado... tal vez debería levantarse e ir a ver.

Sippakorn sacudió la cabeza para disipar el mareo. Sintió que su cuerpo se estaba volviendo
cada vez más difícil de controlar, pero no lo suficiente para que sus piernas no se levantaran
para ir a buscar a Nan; la música resonaba tan fuerte que comenzaba a tener dolor de cabeza,
la luz parpadeaba y eso lo hacía peor. De repente, su mirada se posó en una alta figura... No
fue difícil encontrarlo, porque simplemente sobresalía.

Chao Nan se sobresaltó cuando la mano delgada de Ten se envolvió alrededor de su cintura.
Entonces ambos caminaron hacia el área frente al baño, hasta que Ten lo tomó del cuello y
apretó con algo de fuerza.

“¿Por qué no regresaste a la mesa después de salir del baño?”


“Bueno... me topé con una mujer hace un momento…” Chao Nan dejó escapar un suspiro
de alivio cuando comenzó a contar la historia. Buscó los ojos de Ten y cuando lo presionó,
sintió su mirada como buscando fallas en la historia.

“Ahá…”

“Estaba tan borracha, que besó mi cuello y mi pecho… ¡¡Ah!!” Chao Nan lloró cuando su
espalda fue empujada contra la pared... Celos, celos, estos celos, en primer lugar, incluso de
Ai, nadie podía tocar sus mejillas.

“¿Te dejó alguna marca?”

“No… solo una de lápiz labial. Intenté lavarlo, pero no se quitaba”.

“No fue solo una marca…” Ten presionó en voz baja. Acababa de notar que su camisa estaba
empapada, y cuando los botones de la camisa se rasgaron, una mancha de lápiz labial rojo se
extendió sobre la piel. La carne roja estaba roja donde se había frotado.

“Fue hecha a la fuerza”.

“Pero no estoy satisfecho. Sabes que no me gusta que la gente te toque”.

“Volvamos al apartamento y hablemos.” Empujó a Ten y sus piernas se movieron, acercó


su aliento caliente alrededor de la nuca y le dijo al oído…

“Está bien, volveremos y hablaremos.”

Condominio

La puerta de la habitación fue cerrada por los pies de Ten, apenas dándole tiempo para quitarse
los zapatos.

Sus labios que estaban a punto de chillar, se cerraron con un beso, crudo, salvaje, invadiendo
el gusto del cigarrillo todavía pegado en la punta de la lengua. Los belfos mordieron y
chuparon a la fuerza los pétalos de su boca hasta encontrarla roja.

Su camisa mojada fue despojada de su cuerpo, mientras sus toques calientes aplastan su piel.

“Ten… duele, ¡no muerdas!” Chao Nan insertó su mano para retirar el cabello suave de la
persona frente a él, alejándolo, mientras sus afilados dientes apretaban la parte superior de
cuerpo... pero cuanto más intentaba detenerlo, más violento se volvía, como si quisiera disparar
y alguien le dijera que no lo hiciera. Cuantas más marcas de dientes veía, más quería dejar.

Ten parecía un perro rabioso… porque el veneno de los celos había ya corrido hacia adelante.

“Phi... eso es suficiente, Phi... Phi… duele". Chao Nan frotó sus mejillas contra el hombro
Ten, suplicando para que las emociones se suavizaran.

“Llamarme “Phi” en lugar de Ten, ¿Crees que seré bondadoso?” La respuesta fue fingida
pero no demasiado rígida, porque todavía quería seguir así.

“No, te llamo Phi para que pares… y te pediré que te sientes en la silla, si quieres que yo
te monte, o quieres hacer lo que sea aquí… depende de ti.”

“Ok, ¿qué debo hacer, qué posición propones? Porque puedo ser duro contigo durante
mucho tiempo", susurró Ten justo al lado de su oreja... El chico que había estado fingiendo
estar enojado, al oír la rasposa voz, sintió que su corazón no resistiría.

Una figura alta se separó de él, mirando fijamente esos ojos negros como la brea que le
encantaban como muchas veces. Trató de suprimir sus emociones apretando los dientes,
mientras caminaba hasta una silla de acero colocada en el área de la cocina.

La espalda fuerte se apoyó en el respaldo en la posición correcta. y los ojos fijos siguieron la
figura acercándose, Ten podía escuchar su respiración, su garganta gemía mientras su esbelta
mano bajaba la cremallera de su pantalón.

Sus muslos se tensaron para soportar el peso de un cuerpo en movimiento, mientras se sentaba
hasta que la pata de la silla toque el suelo, emitiendo un fuerte silbido, al soportar el peso de
los dos hombres.

“¿Te gusta?” Preguntó Chao Nan, mordiendo con sus garras en la espalda Ten. El bulto
formado en el medio del cuerpo fue rozado, cuando Nan comenzó a frotarse, provocando que
Ten sintiera cada vez más calor.

“Me gusta... Estoy a punto de perder la cabeza, Nan”.

“Entonces sácalo.” Chao Nan movió su cintura, y aplastó sus caderas seductoramente, luego
retrocedió invitando al miembro erecto de Ten. Lo agarró lentamente primero, ejerció fuerza
para tirar hacia atrás, hasta que la persona golpeada apoyó la espalda en el respaldo.

“Ah…” Ten gimió bajo en su garganta, apretando los dientes, soportando la sensación de ser
estimulado hasta que los vasos sanguíneos en las sienes sobresalieron.
Las manos delgadas Ten empujaron la espalda de Nan hacia su cuerpo, entonces el menor
colocó la cara sobre el hombro, y abrió más las dos piernas, para sentarse a horcajadas, con
los pies en alto, envueltos en la cintura.

Los finos pantalones de lana estaban colgados y amontonados en un tobillo, antes de que el
stripper insertera su dedo en su cuerpo para abrirse camino...

“¿Podrías llamarme otra vez Phi?”

“Um... Phi... Phi Ten.”

“Di te amo”.

“Ah, te amo Phi... Me vas a volver loco.”

“Yo también me volveré loco”.

Sippakorn tragó su saliva ruidosamente por su garganta, mientras miraba la mitad del cuerpo
de su esposo, antes de insertar su falo hasta lo profundo.

La delgada silla de acero comenzó a balancearse según los altibajos de los hombres, sólo se
oían suaves gritos, acompañados del ajetreo y el bullicio.

La primera ronda terminó en una silla que parecía inconveniente, por lo que el más grande
pensó en dónde debía continuar la siguiente que estaba por suceder.

Epílogo: el nuevo diario de Ten

Sippakorn - Chao Nan – Iyaret… se convirtió en la primera página de mi nuevo cuaderno.


Son solo los nombres de tres personas, pero para mí es como la fuerza de voluntad para
manejar mi cuerpo.

Recientemente, Chao Nan me ha dicho a menudo que parezco viejo... que soy gruñón y
mentiroso. Este año tengo 32 años (pedí usar números arábigos en este libro porque tenía
miedo de que me acusaran de ser viejo usando números tailandeses), no estoy tan viejo, pero
al mirarte a ti y a Ai tengo que aceptarlo… que realmente estoy envejeciendo.

Estoy preocupado por mi edad... y creo que debería hacerlo. Algo sobre la situación actual,
lo primero es prestar atención a la alimentación, beber mucha agua y hacer ejercicio
regularmente… ¿creen que puedo hacerlo? Trabajar, ser sostén e incluso tengo que criar a
otro chico malo. ¿Quién más lo iba a hacer?... Solo ve, ser dedicado al ejercicio sigue siendo
difícil, como hacer ejercicio ahora.

Te he estado preguntando durante mucho tiempo también, que sucederá si envejezco, si me


convierto en un anciano de barriga gorda, ¿me seguirás queriendo? ¿Sabes cómo me
respondiste? Dijiste que me debería cuidar de mí mismo. Todo el mundo tiene que ser amable
con los demás... Nan. ¡No me contestaste la pregunta en absoluto!

“¿Qué estás haciendo Ten?” Una voz tranquila vino desde el lado de la cama, llamando a
Ten. Detuvo la mano que estaba escribiendo sobre la hoja y se volvió para mirar a Chao Nan,
antes de moverse lentamente para sentarse en la cama.

“Escribo un diario.”

“Acerca de...”

“La vida cotidiana en general.”

“Cuando termines de escribir, ven a la cama.” Chao Nan palmeó el espacio al lado de la
cama y se dio la vuelta, preparado para acurrucarse en el calor de la persona frente a él y
preparándose para oler el aroma.

“Todavía no he hecho mi oración”.

“Ora antes de acostarte y mañana despertaremos temprano para hacer méritos, luego
enviaremos al niño a la escuela.”

“Sí.”

“Cuando regrese por la tarde, puedes regar las plantas, o tomar café sentado y leyendo
un libro, o puedes trabajar en el balcón... Mi esposo está tan viejo que desde que
renunciaste, los profesores de nuestra universidad sintieron que habías crecido mucho”.

“Pero no quiero volver a enseñar. No quiero estar lejos de nuestro hijo ni de mi esposo.
Sólo iré de vez en cuando al trabajo en el taller de reparación de aviones. El dinero que
tengo es más que suficiente… ¿o debo tomar el dinero y gastarlo en esa cirugía sobre el
injerto de grasa para volver a tener una cara de bebé?"

“¡Estás loco! ¿Por qué harías esto? Ya eres muy guapo". Nan recordó, antes de echar un
vistazo, un hermoso rostro que se veía como una sombra en la oscuridad.

“Bueno, te gusta este anciano... Esto realmente me preocupa.”


“Oh… ¿Entendiste mal? No me refería a que tu rostro sea el de un viejo, solo que a actúas
como un anciano.”

“Todos los días, hoy actué como un anciano, ¿verdad? Yo podría cambiar para ser así
todos los días.”

“Te estás engañando, la lujuria definitivamente regresará cuando seamos viejos.”

“Así que aún sigo siendo guapo, ¿verdad?”

“No te preocupes. Sigues siendo guapo y excitante para mí, como siempre... pero si vas a
dormir muy tarde, tu rostro envejecerá más, así que... duerme. Ahora puedes
abrazarme.” Chao Nan presionó una voz baja, similar a una orden al final de la oración, algo
suplicante.

“Khun Nan…”

“Hm...”

“Quédate conmigo hasta que sea viejo.”

“Sí, te lo prometo.”

Ten envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo con fuerza, con amor; luego se agachó y besó
el cabello en la cabeza, antes de cerrar los ojos y entrar en un sueño profundo.

Un grueso cuaderno estaba abierto sobre la mesa. Todavía había una página en blanco,
esperando para escribir muchas historias. Síppakorn no sabe si escribirá en cada página o no,
pero siempre cuando escribía, el nombre de Chao Nan se mostraba claramente.

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