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Título: "La Victoria en Cristo: Más Que Vencedores"

Introducción:
Cada día tenemos batallas, en diferentes áreas de la vida, familia, finanzas, trabajos, pensamientos, salud,
hogar, vecinos, ciudades, el mundo; todos los días las tenemos sin distinción alguna. Por lo tanto, debemos
estar conscientes de que estamos involucrados en una guerra. Y saber que una de las principales estrategias de
Satanás ha sido cegar nuestros ojos frente al conflicto en que estamos, y de esta manera hacer que estemos
impotentes contra sus ataques, porque nuestra guerra no es contra las personas. Es contra el diablo y sus
espíritus de maldad. Es en el ámbito espiritual.

La obra redentora de Cristo nos ha dado acceso a una victoria que trasciende las circunstancias temporales.

Desarrollo:
¿Qué es la Vida Victoriosa?
Creía que vivir en victoria significaba una vida perfecta, lejos de los problemas de este mundo, con una fe
inquebrantable ante las aflicciones, lejos de las deudas o problemas económicos y tener una familia perfecta.
¡Qué alejada estaba de la realidad!

La vida cristiana victoriosa se refiere a un estilo de vida en el que una persona basa su fe en Cristo para
alcanzar la victoria y la paz en todas las áreas de su vida. Esta vida se caracteriza por una relación profunda con
Dios, la práctica constante de la oración, ayuno y de la lectura de la Biblia, así como la aplicación de los valores
cristianos en la vida diaria.

Muchos cristianos buscan la victoria mediante alguna enseñanza o una experiencia extraordinaria, pero la
victoria no se halla en eso, la victoria se encuentra en el Señor Jesucristo. La Biblia dice: 1 Corintios 15:57 Mas
gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Dios nos ha dado
Victoria por medio del sacrificio de Jesús en la Cruz.
Así como la vida eterna es un regalo, así también la vida victoriosa es un regalo. No se puede ganar; es un
regalo de Dios.

Jesús obtuvo la victoria suprema en la cruz. Se expió el pecado y se rompió el poder del pecado y de la muerte.
Cristo Jesús resucitó de entre los muertos tres días después, y ahora nosotros compartimos esa victoria. El
enemigo pensó que había ganado la última batalla con la muerte de Cristo. Más bien, esa muerte rompió
nuestras cadenas, nos liberó de la prisión del pecado y desarmó los poderes sobrenaturales del mal:
Colosenses 2:13-15 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio
vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra
nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados
y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Romanos 8:35-37 “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: ‘Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día;
somos considerados como ovejas para el matadero’. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por
medio de Aquél que nos amó”

Pablo dice que somos “más que vencedores”. Pablo hace la pregunta retórica ¿qué puede separarnos del amor
de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o alguna otra cosa? La respuesta es no, y, sin
embargo, el que haga esta pregunta nos dice que estas son cosas que vendrán contra el cristiano. La realidad
es que no parece que sea una vida súper victoriosa cuando te enfrentas a todo esto tribulación, angustia,
desnudez, peligro, y espada.

Así es como vivimos, sabiendo que en cierto sentido somos más que conquistadores, pero que en la vida diaria
entendemos por nuestra experiencia que esta verdad no significa que somos inmunes al dolor. Pablo mismo da
testimonio. Habiendo sido golpeado, habiendo naufragado, estado plagado de enfermedad, y mordido por
serpientes, testifica que la vida cristiana no significa una vida en la que se tiene salud, prosperidad, y sabiduría.

Nos está recalcando que esa batalla está más que ganada por medio de aquel que nos ha amado. Así que no
debemos tener temor, porque nuestro Señor ya nos ha asegurado el triunfo.
Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Ejemplo:
David y Goliat (1 Samuel 17):
Había un gigante filisteo llamado Goliat, que desafiaba al ejército de Israel. Goliat era un guerrero formidable y
parecía imposible de vencer. El rey Saúl y sus tropas estaban atemorizados.

Sin embargo, un joven pastor llamado David confiaba en Dios. Aunque era pequeño y sin experiencia en la
guerra, David se ofreció a enfrentarse a Goliat. Con valentía, David se acercó al gigante con solo una honda y
cinco piedras lisas.

David dijo a Goliat: "Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en el nombre del
Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien has desafiado".
David lanzó una piedra con su honda, y ésta golpeó a Goliat en la frente, derribándolo. David luego tomó la
espada del gigante y lo venció.

Esta historia ilustra cómo la confianza en Dios y la valentía pueden llevar a la victoria, incluso cuando las
circunstancias parecen imposibles. La historia de David y Goliat destaca que la verdadera fuerza proviene de la
fe en Dios y que Él es capaz de darnos la victoria en las batallas que enfrentamos en la vida.

La victoria de Gedeón sobre los madianitas (Jueces 7:1-25):


Dios entregó la victoria a Gedeón y a los 300 hombres, demostrando que la verdadera victoria viene cuando
confiamos en la guía y el poder de Dios, incluso cuando las circunstancias parecen desfavorables.

Las pruebas en el camino son parte del proceso de transformación en la vida en Cristo, pero por medio de las
pruebas se consigue una mayor y mejor madurez espiritual, ya que ellas te llevan a experimentar; obediencia,
sujeción, humillación y dependencia a Dios; las pruebas te hacen más fuerte ante las adversidades.

Con Dios eres más que vencedor, así que no te rindas ante los problemas, ante la dificultad, ante el pecado,
ante la tentación, porque el Señor te dio el poder suficiente para vencer todo lo que vaya en contra de su
voluntad y de su palabra; en los momentos cuando sientas que ya no puedes más, recuerda que el Señor ya te
dio la victoria, que nada puede tomar el control de tu vida porque tú le perteneces a él.

Somos más que vencedores cuando caminamos de acuerdo a la voluntad de Dios en nuestras vidas, cuando
decidimos vivir para él y solo para él, y obedecemos su palabra; cuando nos negamos al pecado, cuando
hacemos lo correcto y hacemos lo que le agrada; cuando nos aferramos a él sin importar lo difícil de la
situación porque sabemos que nada podrá separarnos de su amor; créelo, eres más que vencedor…

Conclusión:
Tenemos ya garantizada la victoria de Cristo en nuestras vidas pues a pesar de tribulación, persecución,
necesidad, tentación, desanimo o cualquiera cosa, escuchaste bien, cualquiera otra cosa, en Cristo Jesús
tenemos garantizada la victoria porque la victoria se encuentra al aferrarnos a la esperanza y la paz que solo
Cristo puede brindar.

La vida victoriosa en Cristo no garantiza la ausencia de dificultades, pero promete la presencia constante de
Aquel que ya ha vencido el mundo. Es una vida de gozo, amor y propósito, donde cada desafío se convierte en
una oportunidad para crecer en la fe y experimentar la victoria que Cristo ha asegurado para aquellos que
confían en Él. La clave radica en mantener nuestros ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, quien
nos capacita para vivir una vida que refleje Su victoria sobre todo.

Escuche esto: Si Cristo fue vencedor en las batallas más letales contra el pecado y la muerte que nos apartaban
de la vida eterna, pues cuanto más en las batallas temporales que, aunque dolorosas, no podrán apartarnos
nunca más del amor y la vida eterna en Cristo Jesús.

La vida victoriosa en Cristo Jesús es una vida que se experimenta al rendir nuestras vidas a Él, confiar en Su
gracia y permitir que Su Espíritu trabaje en nosotros y a través de nosotros. En Cristo, encontramos la victoria
sobre el pecado, la muerte y las dificultades de la vida.

Vivir victoriosamente en Cristo implica reconocer nuestra dependencia de Él en cada aspecto de nuestras
vidas. Significa caminar en obediencia a Su Palabra, confiar en Su dirección, y experimentar la libertad que
viene al ser perdonados y transformados por Su amor.

Hermanos la clave para alcanzar la victoria en Jesús es la Fe en Cristo: 1 Juan 5:4-5 Porque todo lo que es
nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que
vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Nuestra fe es el camino hacia la victoria sobre los
desafíos que enfrentamos en el mundo. Amén.

Oremos.

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