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18 •R A C T ü R B E

U L H IS T O B m
im ir G IT A Y A

N U E S TR A S O C IE D A D Y SUS C O N T R A D IC C IO N E S (III).

LA CLASE DOMINANTE
SU GRAVITACION
PERMANENTE EN LA VIDA
DEL PAIS.
Erna Zaffaroni y Alfredo Decía
DIRECCION GRALiMILTONSCHINCA * EDICIONES: i a s bases”
LOS AUTORES
Erna Zaffaroni y Alfredo Decía son egresados en Historia
del Instituto de Porfesores "Artigap” (IPA) y ejercen la
docencia en Enseñanza Secundaria.
Zaffaroni forrría parte del equipo de estudios hisi
del Cui (Centro Uruguay Independíente); es aufofi
fascículo 2 de la colección "Bases de Nuestro Tier
coautora de los fascículos 8 ,9 y 10 de la misma
colección, sobre Marx y el marxismo.
Zaffaroni y Decía escribieron el fascículo 11 de ”Bi
la Historia Uruguaya" sobre el tema "El fortalecimfl
creciente del Estado Uruguayo.”

Dirección: Milton Schinca


Coordinación: Alejandro Schinca
Realización gráfica: Cibiis
Ediciones: “las bases”
Sarandí 356 Esc. 11. Teléfono: 95 68 46
Queda hecho el depósito que marca la ley.

En la elaboración del Plan de esta colección colaboraron los profesores


Andrea Daverio, Roger Geym onat, Cristina M artínez,
Rodolfo Porrini, Cecilia Revello, Alejandro Sánchez,
Alexis Schol, Carlos Alcoba.
UNA CLASE QUE ANTEPUSO SU
INTERES AL DEL PAIS
En el presente visible de los hechos frecuencia atada y
fascículo políticos. De una supeditada a intereses
completaremos el manera o de otra, a extranjeros de los que
estudio de "Nuestra veces mediante la también supo sacar
sociedad y sus participación directa provecho. De este
contradicciones", de algunos de sus modo, el presente
tema del que personajes más fascículo se convierte,
expusimos hasta el conspicuos, pero en la sin perjuicio de la
momento las capas mayoría de los casos a objetividad de su
medias y los sectores través de personeros o enfoque y el respaldo
populares, analizados valiéndose de documental en que
en los dos fascículos presiones más o invariablemente se
anteriores. En el que menos discretas sobre apoyan sus autores, en
ahora entregamos, se los órganos de poder, una exhaustiva acta
pasa a estudiar el la clase dominante acusatoria contra ima
sector restante para uruguaya hizo pesar su clase que tanto
abarcar en su totalidad poder económico para contribuyó a la
nuestro espectro encauzar al país en desdicha y la
social: la clase función de sus frustración de nuestro
dominante, examinada intereses y país y nuestra gente,
particularmente én V conveniencias (que no por más que se
relación estrecha con siempre coincidieron, esforzara en
la vida política por cierto, con el de la identificar falazmente
nacional a la que, nación o el de sus su óptica egoísta con
como no podía ser de clases populares). "el progreso", "el
otra manera, Así ocurrió desde los bienestar del país", o
condicionó de manera días mismos de la el "interés nacional", a
capital a lo largo de Colonia hasta los que postergó y
toda nuestra historia. prácticamente el desvirtuó de muy
En tal sentido, resulta presente; así fue cómo variada manera.
impresionante esta clase desconoció y
comprobar en las ayudó a abatir a
páginas que siguen, Artigas. No es menor
cómo la gravitación de mérito de este trabajo
la clase dominante el permitirnos
sobre el acontecer presenciar con vivida
nacional fue realmente claridad esa acción
decisiva en todas las casi siempre
etapas de nuestra perniciosa de una
evolución, aunque no clase por demás atenta
siempre fuera esa a su beneficio
la protagonista exclusivo, y con
A L G U N A S P U N T U A L IZ A C IO N E S
N E C E S A R IA S
Los autores consideran conveniente
reconocer, antes de entrar en el tema
de este fascículo, que hubiera sido PRIMERA
aconsejable formular algunas
precisiones previas de carácter
teórico acerca de las clases sociales en PARTE
general, su naturaleza y su papel en la
sociedad; pero las obviarán en
atención al carácter de esta Colección COMO SURGIO Y
que, como se sabe, persigue como
finalidad suministrar materiales de CRECIO NUESTRA
iniciación sobre los temas elegidos. No
obstante, creen los autores oportuno PRIMERA CLASE
indicar al menos que comparten la
caracterización de "clase social" DOMINANTE
contenida en el fascículo 16, pág. 5,
sobre "Capas medias y sectores
populares, lera, parte", escrito por En el o rig e n no h a b ía c la s e
Yamandú Gonzáles y Rodolfo Porrini, d o m in a n te ...
cuando dicen: "Creemos pertinente el
análisis de los grupos (clases sociales ) Es bien sabi(do (fascículo 1 (de esta Colección), que la
socieidad montevicJeana estuvo formada en sus inicios por
según el lugar que ocupan en las modestos colonos, en su m ayoría agricultores, provenien­
relaciones sociales de producción (de tes de Buenos Aires o de regiones superpobladas de
explotación) y su papel en las España como G alicia, Asturias e Islas Canarias. Estos
relaciones de dominación, políticas e humildes pobladores recibían como incentivo, de acuerdo
ideológicas". En tal sentido, se con las Leyes de Indias, un solar en la planta urbana, una
chacra, una estancia y una porción de ganado. A cambio
entenderá aquí por "clase dominante" de esto debían hacerlo todo en esta tierra deshabitada:
la que controla y hegemoniza los levantar vivienda, sem brar, cuidar el ganado recibido, y
medios de producción. m antenerse alerta ante la am enaza del indio y la ambición
En el estado actual de las del portugués.
investigaciones y estudios sobre el Estas tareas configuraron una igualdad social inicial entre
los integ rantes del núcleo fundador; igualdad que
tema, no resulta posible abarcar todos paulatinam ente fue desapareciendo en la m edida que se
los aspectos relativos a la clase intensificaban las actividades económicas y aum entaban
dominante en el Uruguay: ni tampoco los privilegios al puerto de Montevideo y la jerarquía de la
existen análisis de profundidad y administración.
extensión equivalentes en el enfoque
de los distintios sectores de dicha
clase; así, resulta por demás evidente
que alguno de ellos —en particular el
sector ganadero— ha merecido
trabajos mucho más pormenorizados
que, por ejemplo, el comercial o el
industrial.
Por último, corresponde agregar que
los autores le han asignado particular
importancia a las influencias ejercidas
por la clase dominante a lo largo de
nuestra historia, sobre los
acontecimientos políticos nacionales,
por considerar que éstos no podrían
entenderse cabalmente si no se tiene
claro la gravitación que ejerció en
todo momento aquella clase sobre los
demás aspectos de la vida nacional.
un sector privilegiado y som etió a la población de la
cam paña a su dependencia, que aunque no cuajó en la
A pocod afíos de fundada nuesfra ciudad,
legislación, se expresó en la calidad de feudatarios,
ya jodian difareneiarsa ciaramante aigu*
agregados, puesteros, ocupantes consentidos, que d e ­
nca aacfores:
bieron soportar. El estanciero, sobre todo el más poderoso
de una región, suele ser el jefe de milicias y muchas veces
'*t,oa qua moran dentro da ta dudad pueden juez del partido, reuniendo en su persona, junto al poder
dáridiraa en tras clases: hacandattos, comercian*' material efectivo, ciertos atributos de estatales".
tes y artesanos. &a la primera apanas se encuen' C o n v ie n e e x a m in a r m ás de cerca a los sectores
trw IS ó 20 personas, y de «tos temiad se halla principales de esta primera clase dominante oriental.
sQtee un consUerahle fondo da riquezas, abrazan­
do entra si con sus considerables estancias casi
tede el término de léontmddao. que sapxttende en
partas a 70 y SO leguas, ios oomanáará^ pueden, I - LOS HACENDADOS.
asimismo, considararso b ^ dos los
te con lapertfnsulay son por to'jreguterapoderados La condición de región ganadera de la Banda Oriental hizo
de las casas fuertes de Oád|z, y los otros que de los hacendados un importante sector dentro de las
hslican p»r menor an tiendas y pu|>ar^: de unas clases altas de la Colonia, tanto por su fuerza económica
y otras esté llena laciudad, no casa donda no com o por la incidencia que tuvieron en los aconteci­
aa yenda algo, causando ite poca adndMOn que mientos políticos del período y de toda nuestra historia
puedan subsistir an país tan caro y de tan corto nacional. '
némerc da habitantes, los artaéa^ pc^ io común A pesar de considerarse hacendado cualquier individuo
de la tropa o marinería da los navios y por poseedor de una suerte de estancia, se hace necesario
oortsiguietHa transeúntes: oon todo.aa hacen realizar una distinción entre los pequeños y medianos po­
...................... i s u s r seedores y los grandes latifundistas, pues sus diferencias
no sólo se expresan en la extensión de sus campos -2.000
OiailDde) Capitán ds Ns^to Clege da Atesar, 1784. ó 3 .0 0 0 cuadras ios primeros y 2 0 0 .0 0 0 y hasta más de
5 0 0 .000 los segundos— , sino en la gam a de intereses que
defienden.

L o s h a c e n d a d o s m e d ia n o s y
A p a re c e la " c la s e p rin c ip a l"
pequeños
• Se dibujó así, en muy poco tiempo, un sector social mucho
m ás poderoso que el resto. Lo com ponían hacendados
latifundistas, com erciantes importadores— exportadores y El grupo de pequeños y medianos hacendados proceden
mayoristas, saladeristas y un pequeño grupo formado por de ios primeros repartos de estancias a los pobladores de
funcionarios y militares de alta graduación, que gustaron Montevideo, a ios cuales se les asignaba una suerte de
llamarse a sí mismos la "clase principal" o patricia. cam po de m edia legua de frente por legua y media de
En su conjunto constituyeron una minoría insignificante fondo (1.875 hectáreas aproxim adam ente), extensión que
dentro de la sociedad oriental: algunos centenares en una podría am pliarse cuando el beneficiario reclam ara otras
población de casi 78.000 habitantes. "suertes" ante el nacimiento de cada hijo.
Este criterio de reparto — nos dicen Barrán y Nahum — ,
¿Pero cómo surgió este núcleo privilegiado y que implicaba la obligación de establecer "población", no
minoritario? podía originar el latifundio pues si bien en la actualidad
1.875 htás. es una extensión respetable, en el siglo X V III
"En la B anda O riental — afirma Lucía Sala— se estable­ la suerte de estancia, en io que a su productividad se
cieron situaciones privilegiadas en razón del fuero de que refiere, no rendía m ás que un mediocre resultado. Los
disfrutaron, por ejemplo, militare^, eclesiásticos y com er­ primeros repartos produjeron, pues, un tipo de hacendado
ciantes. La calidad de híjosdalgos de los primeros pobla­ medio que pobló su tierra y residió habitualmente en ella,
dores y de la que gozaran otros vecinos llegados poste­ procurando por medio del rodeo el am anse de la novillada ,
riormente, implicaba, si no el ascenso a la nobleza, el cim arrona, y vendiendo sus cueros a ios com erciantes
usufructo de determ inados privilegios. El doctorado o la m ontevideanos a alguna partida de contrabandistas que
licenciatura universitaria suponía un privilegio de carácter los pasaba ai Brasil.
personal e intransferible." No serán por lo tanto estos poseedores ios que concen­
"En otro plano, es claro que lo privilegios portuarios de trarán las enorm es extensiones de tierra, en su m ayor
Montevideo refluyeron sobre los comerciantes en razón de parte improductivas, que harán muy dificultoso el desarro­
su residencia, y que la exigencia de la m atrícula-recién llo económico de nuestro país y que tanto preocuparán a
implantada efectivam ente ai final del coloniaje— significó Artigas.
un esfuerzo supremo para restringir a un reducido grupo
de traficantes, las ventajas del monopolio. También el
sistema de apropiación de tierras y ganados engendró a
C ó m o s u rg ie ro n lo s la tifu n d is ta s De este pequeño núcleo d ependía en cierta forma el
grueso de los com erciantes, m ayoristas y minoristas,
Las inmensas propiedades de los hacendados latifundis­ barraqueros y pulperos, que distribuían los efectos
tas tienen su origen tanto en las m ercedes o "donaciones” importados y acopiaban los frutos del país.
de la Corona y de las autoridades españolas locales a sus
favoritos y paniagudos, jy a sí mismas! como en el caro y
engorroso trámite de apropiación que permitía solamente El v e rd a d e ro o rig e n d e la b u rg u e s ía
ser dueños de la tierra a los ya ricos, y especialm ente a c o m e r c ia l
los residentes de Montevideo.
O tra razón que obligó a m enudo a la C orona a ceder
Inm ensos territorios a particulares fue la necesidad de Esta burguesía comercial m ontevideana no nació de la
p ro teg e r nuestra riq u e za p e c u a ria de la am bición lenta diferenciación de laboriosos tenderos inclinados
portuguesa. Esto ocasionó el surgimiento de latifundios en pacientem ente sobre el m ostrador. Los com erciantes
la frontera, que no cumplieron el cometido deseado, pues acum ularon sus capitales m erced a su condición de
el ausentismo del propietario y el descuido consiguiente agentes privilegiados de las casas españolas y luego
de sus tierras nos desg uarneció aún m ás frente al extranjeras — por el monopolio de las consignaciones— ,
poderoso vecino del norte. así com o al tráfico con los faeneros, m uchas veces
Cualquiera sea el origen del latifundio y la valoración que clandestinos, en lá práctica del com ercio negrero, la
de él se haga, en realidad constituyó un elem ento retar­ usura, la especulacióri y el contrabando. Fueron benefi­
datario de nuestra economía, impidiendo el poblamiento de ciarios del apoderam iento de tierras y ganados, base del
la cam paña y originando una sociedad basada en la d e ­ surgimiento de la estancia oriental.
pendencia personal, con claras reminiscencias feudales. Algunos de sus más distinguidos integrantes — Vilardebó,
Fue común el entrelazam iento de actividades, encontrán­ Salvañach, Echenique, Berro, entre otros — com enzaron
dose latifundistas que eran a la vez barraqueros, acopla­ como agentes de casas bonaerenses, a su vez represen­
dores, navieros o saladeristas (M .M agariños, apodado "el tantes de firmas españolas, gaditanas, gallegas o cata­
rey chiquito", constituye un buen ejemplo). lanas.
Otros, apenas llegados a Montevideo, se dedicaron a la
com pra de ganados a los faeneros — preferentem ente
T e m p ra n a p u g n a e n tre lo s g ra n d e s y clandestinos— y para mejor traficar levantaron pulperías
lo s c h ic o s . en las cam p a ñ a s desiertas donde trocaron telas,
cuchillos, yerba, tabaco, etc, por cueros y sebos.

Esta situación perjudicaba notoriamente los intereses de


los pequeños y m edianos hacendados, que no podían El a rte de c re c e r en v a ria s
aspirar a mejorar su condición mientras no se extinguiera d ir e c c io n e s
esta concentración de actividades.
La oposición entre ambos grupos se irá haciendo cada vez Tan pronto com o la fortuna los favoreció, los más
más notoria, no vacilando los latifundistas — a través de avisados denunciaron una rinconada. Abasteciendo a
su organización gremial, la Junta Económica Directiva del Montevideo o a la Marina de G uerra y levantando salade­
C uerpo G en eral de H acendados, que nucleaba a los ros, algunos de entre ellos acrecieron singularmente su
propietarios ausentistas— en m ostrarse dispuestos a fortuna.
defender sus privilegios a toda costa, instrumentando un Diseños de barcos, invirtieron tam bién sus caudales en
movimiento que sirviera a tales efectos. préstamos que les reditaron cómodamente un 5% anual en
Actitud por dem ás clara de la tom a de conciencia de sus una época de m oneda fuerte. V en d er a precios de
intereses de clase. monopolio lo que compraban como contrabando, fue mo­
neda corriente para los traficantes, quienes mayoritaria-
m ente defendieron la santidad del sistem a com ercial
II LA B U R G U E S IA vigente.
Este sector, con una clara conciencia de su comunidad de
C O M E R C IA L intereses, gozó de un singular prestigio y una considera­
M O N T E V ID E A N A .__________ ble influencia política, en gran m edida resultante "del
control que tuvo de las diferentes etapas del ciclo
productivo que com enzando en la estancia, seguía en el
El destino mercantil de Montevideo dio origen también a
saladero y la graseria ., continuaba con el acopio en la
una poderosa burguesía comercial, que según la opinión barraca y, pasando por los muebles que ésta o el propio
de los historiadores S ala, De la Torre y R odríguez, saladero tenían adosados, concluía en los barcos que
constituyó, en el conjunto de los sectores privilegiados, la llevaban el producto, a veces hasta lejanos puertos"
clase dominante.
(Reyes Abadie).
En la cúspide de estos grupos — nos dicen los autores
arriba m encionados— había un núcleo restringido, pero
muy poderoso, que detentaba el negocio de importación y
exportación, obteniendo suculentos beneficios al amparo
del régimen de monopolio y de ios privilegios portuarios.
Resultaría tedioso reproducir la lista de gobernantes del
III-O T R O S S E C TO R E S DE período, pero corroboraría lo afirmado. Basta repasar las
LA C LA S E D O M IN A N TE actas capitulares para observar cómo la mayor parte de
los asuntos tratados por el cabildo respondían a los
intereses de com erciantes y latifundistas, en tanto que
Navieros, mayoristas, saladeristas, barraqueros, presta­ faltaban los vinculados a los problemas del común.
mistas, constituyen otros sectores privilegiados de la
clase principal de la Banda Oriental en la época colonial. L os p o d e ro s o s se a g re m ia n .
C om o a c e rta d a m e n te opina Barrán, estas ta re a s a
menudo se dieron conjuntam ente en una sola persona. Esta prim era oligarquía económ ico-financiera-política
Con fre c u e n c ia grandes com erciantes y latifundistas montevideana, principal caudal del futuro patriciado nacio­
invirtieron sus capitales en estas actividades, cubriendo, nal, tuvo también sus órganos específicos de expresión:
sino todas, siempre más de una de ellas. Magariños, M a- las Juntas de Comerciantes y el Gremio de Hacendados.
ciel, Chopitea, Berro, Juanicó, Zam ora, son algunos de los Estos gremios, controlados por los grupos más poderosos
ejemplos más característicos. de com erciantes y hacendados, constituyeron órganos
Al respecto nos dice L.S ala de Tourón: "Si bien los muy apropiados para la promoción de sus intereses y para
grandes com erciantes, los latifundistas y los grandes la defen sa de sus prerrogativa^ ante la voracidad
hacendados, los navieros, acopiadores, mayoristas, pres­ fiscalista de las autoridades españolas, de Buenos Aires
tam istas, etc., constituyen clases y capas sociales dife­ primero y de Montevideo después.
rentes, con distintos y m uchás veces contrapuestos Entre sus reivindicaciones más importantes figuran el
intereses, la escasa división social del capital produjo un m ejoram iento del puerto, la construcción de faros, la
estrecho entrelazam iento eptre ellas y, en muchos casos, creación de un Consulado de Comercio propio, la supre­
determ inó que una persona fuera partícipe de distintas sión de las faenas clandestinas, la seguridad en la cam pa­
calidades. Las clases dominantes montevideanas, unidas ña que garantizase la propiedad de tierras y ganados, y el
por lazos de matrimonio entre muchos de sus integrantes, sometimiento de las poblaciones gauchas.
y vinculados en no pocos casos por los. mismos lazos con
jerarcas de la administración y del ejército, integraron una D iv is io n e s y c h o q u e s d e n tro d e ia
oligarquía. Com erciantes-estancieros, se les llamó en la
o iig a r q u ía
época, con agudeza."

Mas allá de estar nucleadas en órganos representativos


LA C LA S E D O M IN A N TE de sus intereses, estas clases protagonizaron, durante
toda la etapa de dominación española, contradicciones y
TR A S EL PO D ER Y LA enfrentam ientos internos que giraron fundam entalm ente
G LO R IA en torno al mantenimiento o no del coloniaje.

La revolución oriental contará entre sus fuerzas con los


pequeños y m edianos hacendados y con un sector de
L os C a b ild o s , ó rg a n o s d e la latifundistas y grandes hacendados no monopolistas; no
o lig a r q u ía . así con el pequeño sector de la oligarquía beneficiario el
monopolio. Un reducido grupo de la burguesía comercial,
Esta oligarquía local la enoontramos a fines de la época aunque se adhiera a la revolución, no militará en filas
colonial monopolizando los principales cargos del Ayunta­ artiguistas sino que actuará en favor de Buenos Aires. La
miento. no participación de los sectores más conservadores de
Los oficios de Qabildantés obtenidos en su m ayoría por la las clases dom inantes explica en parte el contenido
vía de la compra, significaron para esta poderosa clase, radical y democrático del movimiento revolucionario.
no solam ente una fuente de afirmación y expansión de su
poder económico, sino también un camino muy eficaz para
la obtención de honores e influencias. El Cabildo fue trans­
form ándose paulatinam ente en el órgano de expresión de
los intereses de las clases dominantes. "Integrado en sus
orígenes por los colonos canarios, algunos de los cuales
ni siquiera sabían leer ni escribir, pasó hacia fines del siglo
X V III y en los primeros años del X IX a contar en su seno
con los grandes comerciantes, saladeristas y, estancieros
que constituían la oligarquía local. Unos provenían del
núclo de los primeros^pobladores enriquecidos, pero un
sector muy Importante lo form aba la oleada de comercian­
tes establecidos despuésjdel Reglam ento de Libre Com er­ / 1: \)V. M O N L L M I H M !o
cio, vinculados al tráficb''""monopolista, algunos de los
ur,'. :
cuales h abía n Instálado ^saladaros y obtenido grandes
latifundios^ (S ala d e Touron,^De,La to rre . Rodríguez).
7
SEGUNDA
élite capitalina lo abandonó. Pero indudablem ente debe
haber pesado mucho m ás el contenido del program a
artiguista. Este comportaba desorden inmediato, irrupción
física del cam po en la ciudad, política agraria, presencia

PARTE de las ciases desposeídas, am biciones igualitarias, y de


seguro esto tuvo que distanciar ai patriarcado m onte­
videano del Caudillo y preparar la hostilidad que siguió.

LA CLASE L a o lig a rq u ía m o n te v íd e a n a s ig u e
d o s tá c tic a s fre n te a A rtig a s
DOMINANTE SE
OPONE A ARTIGAS El año 1815 constituyó el m om ento m ás álgido en las
relaciones y anim osidades entre ambos. En la "muy fiel y

CONTRIBUYE A SU reconquistadora" se marcaron dos sectores antagónicos


dentro de la elite; uno dirigido por G arcía de Zúñiga y
Felipe Cardozo, dispuesto a sabotear todas las medidas
DERROTA de Artigas contra ios españoles, y otro com andado por
Lucas O bes y Juan Ma. Pérez que, rodeando a Otorgués,
trató de apoyarlas, quizás esperando capitalizar en su
favor la pendiente am en aza de confiscaciones y deporta­
Al p rin c ip io e s tu v ie ro n ju n to al ciones sobre el poderoso sector español.
C o n d u c to r En medio de am bos grupos se encontraba Fernando
Otorgués, representante militar de Artigas, sobre el cuál
se tejieron las más calum niosas leyendas de crueldades,
C uando Artigas inició en 1811 la insurrección oriental, la quien ofició de blanco tras el cual la burguesía comercial
m ayoría de los integrantes de nuestra "clase principal" — montevídeana ocultó su rechazo al Jefe de los Orientales.
estancieros, saladeristas, etc, como los Durán, Q #rcía de
Zúñiga, Bauzá, G a d e a — se acercaron al Caudillo o se
solidarizaron con el movimiento.
El apoyo de los estancieros tuvo motivos y hasta
urgencias bien precisas: resistir a los pesados tributos
exigidos por Montevideo para la lucha contra la Junta de
Buenos Aires; evadir la "ordenación de los campos" y la
revalidación de los títulos que las autoridades españolas
pretendían imponer. Participaron también porque veían en
Artigas al hombre de su plena confianza, que había llevado
ad elan te con éxito em presas de pacificación en la
Cam paña.
Igual ocurría con los saladeristas, en su mayor parte
estancieros y muy interesados en la prosperidád del
interior. j
No obstante, no existió una actitud consecuente en las
clases dom inantes frente al proceso revolucionario orien­
tal, sino respuestas muchas veces desorientadoras, en
un juego de adhesión y traición a la causa que hace
necesaria una explicación.

La c la s e p rin c ip a l se d is ta n c ia de
A r tig a s
A decir verdad. Artigas siem pre sintió hostilidad hacia
Montevideo y en particular frente a la elite económica que
lo gobernaba. El hecho de que Artigas no hubiera vuelto
más a Montevideo desde la Revolución; muchas medidas
económ icas adoptadas — como la de fo m e n ta r^ d o s los
posibles puertos nacionales que no fueran el de nuestra
ciudad— , tienen en todo esto un claro significado. Radica
tal vez acá una de las posibles explicaciones de por qué la
8
P re p a ra n d o la d e rro ta
S i é p te o b d fb u < }9

A la oposición sostenida de los sectores‘económicamente


*Si >e «€tn« ©n cuenta qu© Otorgué© ©ntra ©n m ás^oderosos, se les va a sumar, a partir de 1817, la de
{t4oni©vid«o ^ fmnt© d© )a masa campasína art^ los'^^andes hacendados que en el quinquenio anterior
gut^a, no «a «(iftcftv©r ©n^ tamur, «i hotton «I odio habían apoyado la causa, constituyendo una fuerza
qu©©$|©épico batbuito provocó en MonttMdeo un importante en el frente patriota. "Los sectores conserva­
©pisodk) máa de una coiistón de otase© y ©stifoede dores com enzaron conversaciones con Buenos Aires,
vidaque tiene innumerabies vetaiones en ia historia culpable notorio de la invasión portuguesa: Barreiro,
da tiispanoamérica. (Oasd© tos ntontoneros de Rufino Bauzá y los hermanos Oribe, por conductos dife­
Ramíjsaaatando en 1820 sus csdíírftos a ia Pirámide rentes, preparaban diversos planes que permitieran elimi­
de filayo, hasta toe descamisados d©i 17 d© octu> nar la r ^ ic a l jefatura artiguista y apoyarse en el poder
br©o ios guachosde Fidat Castro irrumpiendoen t>a porteño.
Habana)* ^e«# de Azóa). Aún el propio Rivera, que acompañó al Prócer hasta 1820,
lo abandona entonces, no compartiendo el sesgo radical
de la revolución y confesando años después que lo que lo
había movido a eso fue el no querer "hacer la guerra a los
La sustitución de Otorgués por Barreiro en el mando militar particulares ni a sus haciendas..."
y político de M ontevideo, que implicó una solución tran- "Para los hom bres que participaban en los intereses,
saccional entre los grupos en pugna, no disipó los temores valores, ^stilos de vida y opiniones de las clases ricas del
de la gente principal. La "rebelión de los cívicos" (setiem­ campo, la transacción y el acuerdo, ya con los porteños,
bre de 1 8 1 6 ), que debió enfrentar el nuevo D elegado con los españoles o con los portugueses, era uno de los
Extraordinario, es otro ejemplo claro de la aver-sión de la ingredientes siempre presentes en toda estrategia políti­
élite m ontevideana hacia el artiguismo, que al decir del ca. Aquel Artigas radical, carente de "flexibilidad” frente al
Cabildo en 1816"... condenaba la riqueza como delito...". dominio extranjero, no convenía a los grandes estancieros
orientales". (L. S ala y otros).

P o r q u é e l p a tric ia d o o d ia b a a
A r tig a s
El program a radical del artiguismo afectó indudablemente
los intereses de las clases dom inantes. Aún aquellos sec­
tores que en los comienzos lo habían apoyado, apostando
a un restablecimiento de ia paz púbica que rehabilitara sus
alicaídos negocios, rápidam ente comprendieron los ries­
gos que implicaba ese program a popular y democrático,
inclinado ostentosam ente en favor de "los más infelices",
que ponía en cuestión los fundam entos de ia propiedad
terrateniente y limitaba las pingües ganancias de la oligar­
quía comercial montevideana.
Por eso, cuando tom a cuerpo la acción contrarrevolucio­
naria de Portugal y del Directorio porteño, la clase dom i­
nante oriental preferirá la irrupción extranjera. Para esos
hombres, vencer ai artiguismo representaba ia posibilidad
de reinstaurar el ansiado orden económico-social que les
devolvía la seguridad y el control directo de sus bienes.
Los com erciantes y hacendados creyeron que con la
derrota de Artigas ponían fin a ia "anarquía" sediciosa y a
ios ataques a la propiedad, tantas veces denunciados en
ios documentos oficiales de la época.
"Para hombres como Tom ás G arcía de Zúñiga, Juan José
Durán, Jerónimo Pío Bianchi o Francisco Llambí, la pruden­
te política del "pacificador" Lecor otorgaba debido amparo
a ia "legitimidad" de la propiedad de ia tierra y sus
ganados..."(J.C .W illim an).
tura de casas de trafican tes criollos y españoles.

TERCERA Comerciantes como Berro y Errasquín, Francisco Juanicó,


Ignacio Oribe, Domingo V ázquez, entre otros, se presta­
ron a rehacer o acrecentar sus fortunas en las ciudades

PARTE donde ahora flam eaba el pabellón lusitano.


En el caso de los hacendados, la guerra constituía un
flagelo implacable.
D ebían lograr im periosam ente la concreción de la paz,
pues estaban convencidos de que los costos de la guerra
LA CLASE eran pagos sólo por ellos. C uando vieron imposible la
victoria artigulsta, los grandes estancieros se volcaron
DOMINANTE SE también en favor del invasor.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo sin que aparecieran

BENEFICIA CON LA disgustos y zozobras para los dos sectores privilegiados,


comerciantes y estancieros. La Cisplatina com enzó a no
aparecérseles tan dorada como habían imaginado.
CISPLATINA... HASTA
QUE PUEDE SACAR P rim e ra s d e s v e n tu ra s d e lo s
c o m e r c ia n te s
MAYOR PROVECHO Junto con los barcos extranjeros llegaron comerciantes y

DE UN URUGUAY navieros de otras naciones, que significaron una com pe­


tencia muy poderosa frente a los comerciantes criollos y
españoles, lo que les Impidió a éstos dominar el comercio
INDEPENDIENTE de Importación y exportación. ”EI dominio luso-brasileño
com enzaba a generar un nuevo monopolio en favor de los
com erciantes de su nación, provocando las prim eras
contradicciones entre burguesía com ercial local y el
L os m a tic e s d e la in d ig n id a d nuevo am o” (L.S ala y otros: ”La oligarquía oriental en la
Cisplatina").
A esto se sum aba el problem a de las tarifas. Las nece­
Desplazado Artigas del escenario político en la Provincia y sidades fiscales de los ocupantes llevaron a la autoridad
asentado Lecor en el poder, aunque hubo personalidades portuguesa a proponer un aum ento de la alcabala de re­
que con dignidad mantuvieron la resistencia, los sectores venta y la creación de un impuesto de depósito. O bvia­
dom inantes se volcaron m ayoritariam ente en favor del mente esto provocó el rechazo de los comerciantes, parti­
invasor. La adhesión era vista por algunos com o la darios del libre cambio; los cuales, tras duras gestiones,
aceptación de una realidad objetiva inevitable, pero otros, lograron su abolición y sustitución por otros.
principalmente las clases propietarias, la consideraban la De todas maneras, el nuevo régimen no dejaba de resultar
única solución para el reconocimiento de su derechos. básicam ente favorable a los intereses de la burguesía
Sin em bargo, podemos percibir diferentes matices en el comercial montevideana.
grado de adhesión: muy distinta fue la actitud de los que
conformaron el Círculo de Lecor o ”Club del Barón” (Nicolás
Herrera, Lucas Obes, Tom ás G arcía de Zúñiga, Larrañaga, La tie rra : lo s b e n e fic ia d o s p o r
Juan J. Durán, Gerónim o Pió Bianchi, Francisco Llambí,
etc.) de las de aquéllos capaces de disentir, protestar A rtig a s s o n d e s c o n o c id o s o
(Luis E. Pérez, Juna M. Pérez, por ejemplo) y finalmente d e s p o ja d o s
conspirar contra el ocupante.
De todas m aneras, las clases g an a d era y com ercial,
letrada y burocrática — a las que Lecor dirigió preferente­ Los latifundistas perjudicados por Artigas con su reparto
mente su política— encontraron en el régimen la satisfac­ de tierras, procuran recurrir al ocupante para recuperar lo
ción de todas sus necesidades, en especial la estabiliza­ perdido.
ción de una sociedad ganadera y comercial para bien de
unos pocos.
”En cumplimiento de las instrucciones recibidas de Juan
C o m ie n z a n a b e n e fic ia rs e lo s V I — en cuya redacción colaborara el m ontevideano
jSlicolás H errera— , Lecor (...) procedió a reconocer la
g ra n d e s c o m e rc ia n te s y h a c e n d a d o s legitim idad de los propietarios de la tierra que se
presentaran a deducir sus derechos y a otorgarles am para
en la efectiva ocuapación material de la misma, pero sin
El tráfico comercial con la Provincia com enzó a aum entar expulsar a los llamados ”poseedores de buena fe ”. Con
paulatinam ente a partir de 1817; navios portugueses e in­ esta solución de compromiso se procuraba no herir en
gleses llegaban a nuestros puertos permitiendo la reaper­ form a directa a los donatarios artiguistas, ocupantes de
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tierras ahora reivindicadas, reduciéndolos, sin embargo, a sible la buena voluntad de nuestras clases altas hacia el
ia condición de sim ples poseedores. A partir de esta movimiento independentista que em pezaba a gestarse.
situación, poco a poco, éstos irán pasando a 1a condición
de arrendatarios, m edianeros, y finalm ente, en caso de C ó m o se o rg a n iz a la C ru z a d a
desacuerdo total con los propietarios reconocidos, a la de
expulsos y desalojados, marginados del proceso social.
L ib e r ta d o r a
En 1821 el patriciado obtuvo que se convocara a todos los
poseedores para regularizar sus títulos, con lo que la gran
m ayoría de los donatarios artiguistas, reducidos a la La R evolución Libertadora de 1825 fue el desenlace
condición de meros ocupantes, fueron definitivam ente Inevitable ante una sucesión de desbordes del poder luso-
desconocidos en sus derechos, y, en el m ejor de los brasileño, que hizo que la m ayoría de la población se
casos, obligados a litigar con los viejos propietarios... enfrentase al conquistador.
C onsolidada la situación, con el triunfo de las fuerzas A la cabeza del movimiento encontramos caudillos rurales
— en su gran m ayoría estancieros— y representantes de
protuguesas y la emigración de los orientales comprometi­
la clase com ercial terraten ien te m ontevideana. J.A .
dos en la insurrección, el patriciado logró y obtuvo que se
Lavalleja, oficial artiguista proveniente de una familia de
fuera dando satisfacción a ia efectiva posesión de sus
tierras reconocidas en propiedad, con la expulsión de sus pequeños hacendados y donatarios artiguistas, y Manuel
ocupantes o su reducción al rol de arrendatarios o incluso Oribe, militar de carrera de una familia de grandes latifun­
de peones..." (R eyes Abadie- J. W illiman: "La econom ía distas y com erciantes, son claros exponentes de ambos
sectores.
del Uruguay en el S. XIX").
Con la incorporación de Rivera y los caudillos rurales, se
reforzará el sector caudillista que será apoyado por el
grueso de la clase comercial montevideana no vinculada al
-O S c o n s ta n te s ro b o s d e g a n a d o Brasil.
la c ia B ra s il Am bos sectores se m antendrán unidos, en medio de
agudas contradicciones, hasta 1826-27 en que finalm ente
éstas estallarán.
Jno de los factores que incidió desde siem pre en el Pero Independientem ente de los enfrentamientos, en algo
lescenso del stock ganadero de nuestro país fue la sí estaban totalmente de acuerdo: en Impedir la "anarquía"
:onstante arreada de ganado en pie para los saladeros y del artiguismo y evitar de todas formas la vuelta a 1815.
as estancias de Río G ran de. A hora, con el avance
;X)rtugués sobre ia Provincia, este fenóm eno se hizo más
recuente, lo que ocasionará airadas protestas de los La c la s e d o m in a n te b u s c a un p a ís a
hacendados exigiendo poner freno a tal despojo. Las
autoridades lusitanas de ia Cisplatina se vieron conm ina­
su h e c h u ra
das a llevar a la práctica ciertas medidas — como castigo
a los saqueadores o compensación a los perjudicados—
que aunque no fueron muy eficaces, aplacaron en parte la En el curso de estos acontecimientos, la clase principal
tendrá la posibilidad de retomar la dirección de los nego­
furia depredadora.
cios públicos, a la vez que buscar la concreción de un
proyecto de nación que le permitiera recuperar y hegemo-
nizar el control político y económ ico que la revolución
C o m ie n z a a c u n d ir el d e s c o n te n to artiguista le había quitado.
La Convención Prelim inar de Paz y la Asam blea G eneral
Constituyente serán los ámbitos de reencuentro de esta
M ás allá de estas medidas que p>onen de manifiesto una clase, que superando las antiguas disidencias, logrará tal
clara intención de los lusitanos de congraciarse con la vez por única vez la unanimidad.
^ clase principal de la Provincia, la realidad fue mostrando lo El año 1830 marca entonces el momento de apogeo de su
contrario. "A partir de 1820 — nos dicen S ala, Alonso, integración política, reflejado en nuestra prim era carta
Rodrigues y D e La Torre— em pezó a aflorar ia oposición constitucional.
política. Salvo un estrecho grupo de super privilegiados, el La nueva organización del Estado, establecida en la
resto de la burguesía com ercial y terrateniente se sintió Constitución, daba la posibilidad a la clase dominante de
p o sterg a d a ... La m ayo ría de los integ rantes de la transform arse en los dueños del poder político y de la
oligarquía m on tevideana fueron siendo relegados al jerarquía social en ia naciente República.
ejercicio de las funciones m enos rep resentativas y Son por dem ás ciaros los artículos del texto constitucional
lucrativas. Las funciones públicas m ás expectantes y que establecen limitaciones ai ejercicio de la ciudadanía,
mejor retribuidas, junto a los buenos negocios con el la exigencia de una renta para poder ser elegido, la
Estado, quedaron reservados a b s asociados al "Club del exclusión de los militares del Parlam ento, la no inclusión
Barón", la crem a cisplatina dócil y flexible". Si a esto de toda Idea de partidos, etc, que aunque pueda argüirse
’ sum am os la sangría perm anente de ganado hacia Río
que fueron comunes en los textos de la época, apuntaban
G ran d e — que llegó a m ás de cuatro m illones de
fundam entalm ente al establecimiento de una democracia
cabezas— ; ia com petencia ruinosa para los saladeros censitarla en la que los ricos y los cultos representaran al
montevideanos determ inada por el auge de ios riogran- resto de la población.
denses y las preferencias a los brasileños sobre los
orientales en el reparto de tierras; nos resulta com pren­
11
de Oribe en 1843 y la creación de dos capitales en el país
(Montevideo y el Cerrito) determinaron un realineamiento

CUARTA de sectores de la clase alta en torno a una y otra facción.

U n a n u e v a c la s e d o m in a n te en
PARTE M o n te v id e o

En la ciudad-puerto de M ontevideo — m ercantilista,


monopolista y liberal— se agrupó el sector de la clase
EN LOS PRIMEROS principal constituido por com erciantes y especuladores
que trataron de usufructuar en exclusividad las rentas

AÑOS DEL PAIS, LA derivadas del comercio exterior. Tendieron a consolidar


una relación perpetua de dependencia con los provee­

CLASE DOMINANTE dores y clientes franceses e ingleses que les asegurara


su posición de privilegio en el comercio de tránsito del Río
de la Plata. En buena medida, muchos fueron extranjeros
SE TRANSFORMA Y establecidos en nuestro país en las décadas anteriores:
Sam uel Lafone, José de Béjar, el banquero Buschental,
SE EXTRANJERIZA por ejemplo.
Constituyeron el sector que auxilió económ icam ente al
gobierno de la Defensa. Varios de ellos, junto con otros
com erciantes ingleses, franceses y españoles, formaron
C o m o ya s a b e m o s , el n u e v o o rd e n la "Sociedad com pradora de los derechos de aduana"
(1843), que se encargó de adelantar de un año para el otro
q u e in te n tó e s ta b le c e r el p a tric ia d o , el importe de la mitad de la renta, así como de aconsejar y
no fu n c io n ó . asesorar financieram ente. Algunos historiadores sostie­
nen que en la D efensa se presencia la sustitución del
"...El aparato racional de las instituciones chocaría con la em presario oriental por el com erciante extranjero, pues
realidad histórica: los legisladores-electores, representan­ mientras el primero debió pagar contribuciones "volunta­
tes de la "gente principal" de la sociedad civil, práctica­ rias" de toda índole, el segundo fue eximido, ya que los
mente dueños de las tierras de producción y de los medios buques de guerra de su país estaban en el puerto para
de intercambio, no agotaban en sí mismos la totalidad de la protegerlo. Progresivam ente todo el movimiento importa­
comunidad oriental. De ahí la principal dificultad para dar dor fue cayendo en su órbita, dando origen a grandes
vigencia efectiva al Estado patricio. Hubieron de valerse, fortunas posteriores a la G uerra G rande y liquidando
ento nces, p ara articular el a p a ra to racional de la quizás económ icam ente al patriciado.
Constitución a la sociedad real, de la mediación de los
rep resen tan tes espo ntáneos de ésta, los caudillos".
(Williman). T a m b ié n se m o d ific a ia c ia s e a ita
ru ra l
R o d e a r a lo s c a u d illo s En el Cerrito se nuclearon aquéllos que poseían intereses
en el cam po — estancieros y saladeristas— "partícipes de
Nuestro primer presidente constitucional. Fructuoso R ive­ una política "nacionalista" reacia a la dependencia exter­
ra, fue rodeado por una cam arilla patricia (los célebres na, en vista de una solidaridad am ericana, que respondía
cinco herm anos) que pretendió aplicar esta nueva estra­ adecuadam ente a la ubicación de sus mercados de expor­
tegia donde el Presidente presidía y el ministerio patricio tación — Brasil y Cuba— ..." (Reyes Abadie-W illiman).
gobernaba.
Sin embargo la personalidad del caudillo-presidente dio el Al finalizar la G uerra G rande se produjeron cambios de
mentís a estas pretensiones. Su acentuado personalismo, importancia en la Cam paña, que — en definitiva— van a
su natural desorden y su imprevisibilidd destruyeron esas conducir a ciertas modificaciones en la composición de la
aspiraciones, haciendo inoperante toda el arm azón clase alta rural.
constitucional. Durante la guerra, los blancosrtuvieron el dominio de la
La reacción de nuestra clase principal no se hizo esperar. cam p aña por más de nueve años, lo que los llevó a
Algunos sectores importantes de ella se alejaron del cau­ transformarse en el número mayoritario de propietarios de
dillo, agrupándose en torno a Lavalleja primero, y luego a tierras, ya que O ribe consfiscó grandes extensiones que
Oribe, en quien creían ver al defensor de sus intereses en pertenecían a sus enem igos políticos y las repartió entre
la ciudad y el campo. sus seguidores. Por esta razón, auque la lucha por 1a
Aquella unanimidad de nuestra clase principal habría do tenencia de la tierra continúa hasta ia década del 70, ya no
rom perse, no obstante, durante las dos primeras presi­ va a alcanzar la misma intensidad.
dencias constitucionales, y ahondarse aun m ás en el Pero la guerra va a generar otra consecuencia aún más
transcurso de la Guerra Grande. importante en lo que se refiere a la tenencia de la tierra y
El establecimiento del Sitio de Montevideo por las fuerzas es la extranjerización de gran parte del territorio oriental.
12
a unas 2 .0 0 0 hectáreas) valía antes de la guerra unos
$3.000, después dei conflicto podía compararse en $1200.
Un |}oi«nta<Ío tncansabie
Esta baja en el valor de la tierra brindó una excelente
oportunidad a los inversores extranjeros, que vieron en los
"Juan M A . Pérea as para a q u e ja época {1830-4P) cam pos uruguayos una buena form a de multiplicar sus
et a ja ittp b m áxim o d a moftiplicactón a irttegraoián ganancias. A dem ás se vieron favorecidos por la nece­
d a f»agoctos.(.„) , , sidad de muchos hacendados uruguayos de vender sus
tierras arruinadas durante el conflicto por haber perdido
P ó s a la diada iata astanciaa q u a totaltzab«m vaim i- gran parte de su ganado.
s é » "ayartas* d a cam po (una satapta mil cuí«lras) En estas circunstancias, el capital brasileño se lanzó
an qua re a lb ^ ensayos d a hacendado progra* sobre el territorio oriental, llegando a ocupar, hacia 1857,
sbita a n m ataria d a caballos y mutas, ta n naoasa- 428 estancias sobre la frontera, que abarcaban alrededor
ríos loa unos a las cotinuas axigancias mititaraa de un 30% del territorio nacional. Prácticam ente todo el
com o las otras al trabajo y al transporto d a la Norte del Río Negro se vio colonizado por los brasileños.
époc a. Junto con los brasileños, o inm ediatam ente después, lle­
S u a s p a d d id a d , sin em bargo, fueron las tianas da garon los inversionistas europeos, fundam entalm ente
los alredadoras d a M ontavidao. a n los q u a Kagd a ingleses, alem anes, franceses y por último españoles.
{X>$aar las cinco mil cuadras d al ftincón d a C arras­ Aunque no existen cifras de la cantidad de tierras que
co, Buceo y la Chacarita, qua es como decir todo lo compraron los extranjeros, se puede deducir que debe
qua qued a entre Carrasco, Focitos, la costa y Av. haber sido un núm ero im portante dadas todas las
8 d e O ctubre, llagando sus propiedades hasta la condiciones beneficiosas que encontraron.
zo n a d s M aroñas... Tam bién_era dueño d e veinti­
una cuadras a n torno a lo q u a es la Plazoleta dal
O auoho; tam bién da casi saisciantas cuadras an E x tra n je ro s in d ife re n te s a n u e s tra
P u n ta Y e g u as, d a clan e n Piedras Blancas y d a p o iític a
diversas extensiones en otros lugares:
N a d a p a re c ía e scap ar al apetito de extensidn y
multifrficidad d e este precursor em presario capita­ Todos estos hechos llevaron a que la composición de la
n a . S u s casas e n M ontevideo llegaron a sum ar clase alta variara notablem ente, aum entando mucho el
ochenta e n 183€; edificaba, com praba, alquilaba. peso de los extranjeros con respecto a los orientales. Y
Percibía dos mil pasos m ensuales p o r alquilares an este hecho a su vez, tuvo importantes consecuencias en
1 84 0 y la parla d e éu corona urbana era la gran el campo político, ya que estos nuevos integrantes de la
c as a d a P la za Indepandecla y Sarandí, construida clase alta rural pocas veces se identificaron con los
p ara hotel y recién demolida en t9 5 9 .(.„ ) problemas de nuestro país ni con sus divisas. Las guerras
E n el rubro oomerclai Pérez fue constructm y arm a­ civiles no sólo no tendrán para ellos el más mínimo interés,
dor d e barcos que cargaba con los productos que sino que tratarán de oponerse por todos los medios a que
Im portaba y exportaba e n gran escala y a q u e sigan sucedíéndose ya que perjudicaban trem endam ente
también fue consignatario, barraquero y acoplador sus intereses económicos, ai llevar el caos y el desorden
d e frutos. S e dice que su casa de comercio llegó a a la cam paña. Fueron por lo tanto partidarios de fortalecer
cumplir funciones d e banco; carente de un m eca­ el aparato del Estado para poder evitar estos conflictos y
nismo bancario eficaz hasta las últimas décadas nunca dudaron en recurrir a sus propios gobiernos para
del sigío, ef naciente capiíalismo uruguayo hubo de reclam ar protección cuando lo creían necesario. Esto llevó
improvisárselo. a que gobiernos extranjeros, sobre todo el del Imperio del
P restam is ta d el E s tado, poseedor d e grandes Brasil, dada su cercanía y su afán expansionista, intervi­
cantidades d e deuda, tam bién fue perceptor d e los niera m ás de lo debido en los asuntos de la política
tributos púbiicos d e p ap e l sellado y alcabala, con nacional.
derechos com prados en rem ate, com o e ra habitual
en ese tiempo." i •
(ExuactaOc de Carlos Real de Azúa, "El patrí«edo
S e b e n e fic ia ei c o m e rc io
uruguayo") .. ; m o n t e v id e a n o
La extranjerización de las clases altas no se produjo sólo
en ei medio rural, sino que también ocurrió en Montevideo,
aunque no tanto como consecuencia de la G uerra G rande
N u e s tra C a m p a ñ a se e x tra n je riz a sino de las olas inmigratorias que precedieron al conflicto.
Este sector se hallaba integrado por grandes com ercian­
Así, la cla se a lta rural e sta rá in te g ra d a no sólo por un tes importadores y exportadores, de los cuales, en 1853,
im p o rta n te n ú m e ro de h a c e n d a d o s o rie n ta le s (ahora el 80% era extranjero.
m a y o rita ria m e n te de filia c ió n b la n ca ), sino ta m b ié n por Los grandes com erciantes se vieron sum am ente benefi­
gran cantidad de extranjeros, de origen fu n d a m e n ta lm e nte ciados en este período que se inicia después de la G uerra
brasileño y ta m b ié n europeos. Este pasaje de la propiedad G rande, fundam entalm ente debido al crecimiento de la
de la tie rra a m anos e xtra n je ra s se d e b ió a la tre m e n d a población y la prosperidad de la campaña.
baja que e x p e rim e n tó su v a lo r d e sp u é s del c o n flicto se Ambos factores provocaron el aumento de los artículos de
puede c a lcu la r q u e 's i una suerte de e sta n cia (equivalente consumo y por lo tanto el de las importaciones en un país
13
netam ente dependiente como era el Uruguay de 1860; y fu en tes d e ingresos de los g ran d es com erciantes
asimismo crecieron las exportaciones por el incremento de m ontevideanos.
la producción. Así se consolidó un pequeño pero fuerte núcleo de comer­
ciantes capitalinos, de los cuales la m ayoría eran extran­
jeros, sobre todo europeos.
T a m b ié n s e b e n e fic ia la C a m p a ñ a Con el capital que fueron acum ulando a partir de la pros­
peridad de su negocio, estos com erciantes tam bién ac­
Este crecimiento de la producción de la C am paña se debió tuaron como prestam istas, y de ese modo aum entaron
fundam entalm ente a la Inexistencia de conflictos impor­ considerablem ente su fortuna, pues pasaron a ser los
tantes que alteraran la paz en los campos orientales, lo principales dueños del oro, por ser ésta la moneda con la
cual permitió una rápida recuperación. A este hecho debe­ que rea liza b an todos sus negocios con las firm as
mos agregar otro factor, la coyuntura Internacional, que europeas.
tam bién favoreció el crecimiento de la econom ía nacional. En este aspecto, los prestamistas supieron extraer el má­
En la segunda mitad del siglo XIX , Europa vivía un período ximo provecho de las dificultades financieras que padecía
de gran expansión debida ai desarrollo de la segunda el Estado (y por lo tanto sus funcionarios), comprando ios
etapa de la Revolución Industrial, lo que llevó a que los certificados con los que el gobierno les pagaba a sus
productos que debía Importar aum entaran continuamente em pleados un 5% de su valor nominal, y cobrándolos 6
en cantidad y en precio, con lo cual los com erciantes meses más tarde eh la Tesorería.
orientales aum entaban sus ganancias. Y junto con los Tam bién aprovecharon y convirtieron en una de sus
co m ercian tes, se beneficiaro n tam bién los grandes mayores fuentes de ingreso los Títulos de D euda Pública
estancieros, que eran en definitiva los productores de las que emitió el gobierno después de finalizada la G uerra
Grande.
m aterias exportables. El im portante crecim iento de la
producción y de las ganancias se va a ver reflejado en el
aum ento del precio de la tierra. Al finalizar la G uerra B a n q u e ro s u ru g u a y o s y b a n q u e ro s
G rande habíam os visto que el valor de la hectárea estaba e u r o p e o s
alrededor de $ 0 ,6 0 y diez años más tarde va a valer $
2,09, o sea que experimentó un aumento del 248% . Con la creciente acumulación de capital que se produjo a
El considerable crecimiento de la producción de la C am ­ partir de estos movimientos de dinero, surgieron los prime­
paña se vio reflejado en el incremento del comercio de ros bancos. En 1857 abre sus puertas el Banco C om er­
exportación, así como en el desarrollo de la industria cial, fundado, como lo indica su nom bre, por ios más
saladeril. H acia 1860 el núm ero de establecim ientos poderosos com erciantes de M ontevideo, entre ellos:
saladeriles se duplicó y la exportación de tasajo creció Pablo Duplessis, Zum arán y C ía., Sam uel Lafone, Jaim e
entre 1859 y 1862, un 142%. Cibiis, etc.
Pocos años m ás tarde, tam bién los capitalistas europeos
C o m e rc ia n te s , y a d e m á s em pezaron a reforzar sus inversiones: en 1863 se abrió
p r e s ta m is ta s una sucursal del Banco de Londres y Río de la Plata, que
aunque contaba con im portantes capitales nacionales,
Pero adem ás del comercio de exportación de los produc­ enviaba sus utilidades a Londres.
tos nacionales, la clase alta m ontevideana se benefició
con el llamado comercio de tránsito, es decir el que se U n a n im id a d en fa v o r d e la p a z
desarrollaba a través de nuestro puerto y de nuestros
com erciantes entre Europa y las provincias del litoral Y a entrada la década del 60, en el Uruguay renacen las
argentino y Río G rande. Debido a las condiciones políticas luchas interpartidarias y entonces se va a sentir más que
en las que se encontraban el Brasil y la Argentina, este nunca el clam or de ios distintos sectores de las clases
tipo de com ercio alcanzó gran intensidad durante la altas, tanto urbana como rural, para lograr la implantación
décad a del 60, convirtiéndose en una de las mayores de la paz en el territorio. N ada peor que las guerras civiles
para los grandes hacendados, cuyas tierras y ganados
habían multiplicado su valor en pocos años, en tanto que
una nueva guerra ios llevaría a la ruina. Y por supuesto
tam poco los ricos com erciantes podían permitir que se
convulsionara el orden, ya que eso im plicaría la baja
inm ediata, tanto de las im portaciones com o de las
exportacioens. Tam poco, los hom bres dedicados a las
fin an za s, ten ed o res de títulos de D euda Pública, o
banqueros, podían permitir que el valor del oro decayera,
com o estaba sucediendo en ios años 70, y que la crisis
económ ica y financiera siguiera adelante.
Así, la paz, el orden y la seguridad eran los elem entos
com unes que unían a los distintos sectores de las clases
altas uruguayas. Y juntos van a buscar el modelo político
que les garantice ese estado de cosas: lo van a encontrar
en el militarismo. Este m odelo, a su vez, pagará con
creces a estos sectores el apoyo prestado.
El s e c to r ru ra l e x tra n je riz a d o y
QUINTA PARTE m o d e r n iz a d o r
En cambio, el sector que surge después de la G uerra
G rande, al que llamaremos la nueva clase alta rural, fue
LA CLASE propulsor de las modificaciones en la estructura econó­
mica nacional que condujeron a la llan#ada modernización.
DOMINANTE EXIGE En este sector jugaron un papel muy im portante los
extranjeros que, aunque- no fueran la m ayoría, le impri­

ORDEN: mieron algunas características muy especiales, sobre


todo en lo que se refiere a la mentalidad con la que enca­
raron la explotación de la tierra y a su ubicación en la vida
LLEGA EL del país.

MILITARISMO. HACENDADOS
EMPRESA
QUE SON HOMBRES DE

"Prov^níart da un medio económico máé deearfolte-


De todos los sectores que componen la clase dominante,
do que ei oriental y lograron la perdurabilidad del
el que más colaboró, quizá, para que se implantara la paz
espíritu de em p resa que traían — impidiendo la
y el orden en el país con el modelo militarista, fue el
absorción por la sociedad tradicional^* m antenien­
integrado por la clase alta rural, o sea los hacendados.
do ligazones con Europa y el medio m ercantil y
bancarlo montevideano; crearon un clima extraño al
Un s e c to r d e h a c e n d a d o s medio campesino uruguayo que les permitió m ante­
tr a d ic io n a le s ner las condiciones psicológicas de su país de.
origen por largo tiem po; fueron propietarios privile­
giados en las guerras civiles o por ser neutrales en
Dentro de este grupo asistimos a un proceso que se va las m ism as o p o r cobrar antes que nadie y en
gestando desde fines de la G u erra G ran d e y es el mejores títulos que los criollos, los perjuicios que la
perm anente arribo de extranjeros a este sector. No es que actividad bélica ocasionaba; poseyeron una liqui­
el antiguo patriciado haya desaparecido o esté dedicado a dez m ayor en capitales ya de por sí importantes
otra actividad: se sigue manteniendo en la cúspide de la cuando no cuantiosos; y en última instancia tenían
clase alta, m anteniendo sus privilegios y su prestigio. A frente al cam bio un a perm eabilidad mucho mayor
propósito de este sector dicen Barrán y Nahum : ”EI que el integrante de la sociedad tradicional, como
patriciado, sin embargo, no desapareció. Despegado de la que se habían desarraigado de su patria de naci­
actividad económ ica por una ”intelectualización" progresi­ miento con un espíritu de aventura y riesgo que
va de sus medios de vida (política y cultura fueron en esa siem pre fu e esencial en las m otivaciones de ta
décad a sus preferencias naturales), arruinado muchas conciencia burguesa y capitalista. No es extraño»
veces por la misma anarquía revolucionaria en que el país por lo tanto, que se hayan convertido en uno de los
vivió durante su predominio, poseyó durante estos años, m ás poderosos elem entos sociales que alentaron
no sólo el dominio de la cosa pública, sino tam bién otro la modernización económica de la cam paña. Fueron
prestigio: el que surgía de su estilo culto y señorial. El los primeros, como ya hemos demostrado, en basar
patriciado, aunq ue c a d a v e z m ás sustituido en lo su fortuna en el ovino* experiencia nueva y revolu­
económico, brillaba todavía por el status elevado que le cionaria en el U ruguay de 1860; serán tam bién de
confería el pasado — su identificación con la nación desde b s primeras en experim entar con el mestizaje y con
los más lejanos tiempos— , la cultura y la política. En este el alam brado. Su espíritu moderno no se agotó en
brillo debem os buscar la c a u sa de un hecho social ios cam bios técnicos dentro del agro. Influyerort
fundam ental: la nueva clase no lo desplazó por completo, incluso en la tom a de conciencia — que debía ser el
lo correcto sería decir que se dejó influir por él e incluso se resultado m ás concreto del desarrollo económico—
unió a él (las alianzas m atrimoniales jugaron en ello un de que la estancia era una em presa antes que uñ
papel decisivo). ("Historia rural del Uruguay moderno", señorío patriarcaL”
tomo I). "Con su ejem plo y su espíritu de empresa* fueron
Este grupo de hacendados tradicionales de origen oriental tos hacendados extranjeros de origen vasco, cata­
o brasileño se ubicaba al Norte del territorio. Son los lán, inglés, francés y alem án uno de los pivotes
llamados hacendados arcaizantes, por tener una mentali­ sobre tos que giró la formación de la nueva clase
dad bastante conservadora y una cierta resistencia a los alta rural y, por consiguiente* todo el proceso dei
cambios que debían realizarse en la forma de explotación cambio económico en la cam paña *
de la tierra. (Barrán y Nahum).

15
La regularízación de los servicios de Deuda Pública, que
En d e fe n s a d e su c la s e , p o r e n c im a en los años anteriores habían disminuido considerable­
d e lo s p a rtid o s mente, fue muy favorablem ente acogida por un Importante
sector de nuestra burguesía capitalina, integrada en su
Pero como ya dijimos, la nueva clase alta rural no estuvo mayor parte por capitales extranjeros, y ello le valió al dic­
integ rada sólo por extranjeros. M uchos hacendados tador los elogios perm anentes de los gobiernos europeos.
uruguayos, algunos vinculados al viejo patriciado, otros
vinculados a fortunas de origen mercantil y otros que se Un c u a rto d e s ig lo d o ra d o p a ra la
hicieron hacendados por sí mismos, integraron también
este sector.
c ia s e a lta
Para tener más éxito en sus objetivos, la nueva clase alta
rural utilizó un recurso que le era conocido desde la época Durante todo el período militarista, y aún después, con el
colonial: el de la agrem iación, y así nació la Asociación retorno al civilismo, nuestra clase alta llevó una vida
Rural que nucleó a un grupo de hacendados progresistas, fastuosa. Ese último cuarto de siglo hasta el Novecientos,
tanto de origen nacional como extranjero, impulsores de fue el momento dorado de nuestros sectores más pudien­
los cambios económicos de la cam paña, que a pesar de tes, y el Uruguay presenció el cuadro de un vasto sector
no ser importante num éricam ente, actuó como grupo de privilegiado de su sociedad dedicado a llevar una vida de
presión, influyendo en form a decisiva en la actividad lujo y ostentación como nunca se había conocido entre
política del país. nosotros. S e construyeron residencias fastuosas, se
La Asociación Rural gravitó de m anera perm anente en la importaban los ajuares para la casa directamente de París,
vida nacional desde 1870 en adelante, utilizando sobre las modas europeas im peraban casi al par que en los
todo la presión que podía ejercer sobre el elenco gober­ centros de origen.
nante en razón de su enorm e peso económ ico. Fue Las clases altas uruguayas, sobre todo las urbanas, no
responsable directa de la implantación del militarismo en sólo vivieron este período con todo esplendor, sino que
1875 y luego siguió actuando en la vida política, más allá trataron adem ás de que ese esplendor fuera lo más visible
de las luchas partidarias, sin Identificarse con ninguno de posible y que quedaran cada vez más claras las diferen­
los partidos tradicionales, sino defendiendo los intereses cias que las separaban del común de la sociedad. Y a no
de la clase que representaba. se trataba sólo de ser rico, sino de demostrar cuán rico se
era.

T a m b ié n la c la s e a lta u rb a n a a p o y ó La riq u e z a h a c ia fu e r a y ia riq u e z a de


al m ilita ris m o d e n tro .

Si bien el soporte fundamental para que el coronel Latorre “Ningún índice mejor de ias posibilidades económi­
llegara al poder fue la clase alta rural actuando e cas que la aparición dei balcón. Q uien pudiera
incidiendo de m anera significativa desde la Asociación echaba abajo la tradicional reja española y cons­
Rural, las clases altas urbanas tam bién tuvieron su truía un baiconcíto para que a él se asom aran las
intervención en el asunto. hijas d e la fam ilia, aun a costa de quedarse muy
Banqueros, vinculados sobre todo al Banco Comercial y al pronto atrás en ía carrera del chic. Y detrás dei
Banco de Londres, prestamistas, grandes comerciantes, balcón, se instalaba un nuevo reino; el d e la
tenedores de Títulos de Deuda Pública, grandes saladeris­ decoración. “Antee — dice Arturo G im én ez P a s ­
tas, apoyaron el ascenso del militarismo al poder con la tor— con el clásico sofá de cerda, una m edia
esperanza de que éste corrigiera la situación económica docena de sillas de esterilla que la esposa am an-
crítica a la que había llegado el país en el año 1875. Y tísim a se encargaba d e adornar con pafiitos d e
como ya se vio en otros fascículos, el gobierno del crochet, y la histórica cóm oda de siete cajones,
dictad o r les retribuyó com o c o rre s p o n d ía a estos ten ía un m atrimonio todo lo necesario p ara vivir
sectores. feliz; hoy ia sata h a d e ser Luis X V , porque ia m oda
G randes comerciantes Importadores y exportadores, sala­
no transige con otro Luis, y requiere piano, doble
deristas y banqueros se unieron en la Bolsa de Comercio,
colgadura y chiffonieres; en el dormitorio, ningún
que fue uno de los grupos de presión que más colaboró en
matrimonio que se estim e puede dormir tranquilo
el ascenso del militarismo. Estos sectores necesitaban
sin ia correspondiente cóm oda psiché; y el com e­
recuperar la confianza en nuestra seguridad y eficacia de
dor ñenacim iento es inevitaWe.”
sus inversiones. P a ra ello, como ya se sabe, Latorre
adoptó una serie de medidas que colmaron totalmente las
(Angel Rama, "La betle époque’ en Enciclopedia
e xp ec tativ a s de estos secto res. A eso apuntó la
Uruguaya)
valorización de la m oneda (el oro bajó de $8,57 a $2,85 en
pocos días), el sacar de circulación y quem ar los billetes
emitidos sin respaldo y finalm ente el establecimiento del
monometalismo, o sea aceptar al oro como único respaldo
del papel emitido. Esta medida era fundam ental para la
clase dom inante, ya que el precio de la plata se había
desvalorizado grandem ente a raíz de los descubrimientos
de grandes yacim ientos de ese metal en los Estados
Unidos.
16
U n a "b e lla é p o q u e " c o m o en P a rís
P la y a s p a ra h o m b re s ,
p la y a s p a ra m u je re s
Los principales lugares de reunión eran los clubes
privados, fund am entalm ente el Jockey club y el Club
T a s familias bien se bañaban en la zona donde los
Uruguay. Con la fundación de estas entidades la clase alta
sexos q u ed ab an cu id a d o sam en te separados:
urbana daba un paso adelante, al eliminar la existencia de
enfundados en lo que correctam ente se llamaban
los clubes privados cuya entrada era exclusivamente para
trajes de baño salían de los carritos, se entraban
los extranjeros.
un instante en el m ar y cumplido este ritual de
procedencia inglesa y francesa que la mundanidad
exigía, volvían a vestirse para el paseo. Sólo
parecían disfrutar de esa parte del cerem onial
Dos csntros dorados p a r a fa s c la s e s
veraniego las gentes de m edio pelo que se
altas. bañaban en la zona promiscua, mujeres, hombres y
niños entreverados. Para la "high life”, en la cual ya
T a s dos organizaciones que se imponen ai concluir
tenían cabida los turistas porteños, lo importante
los años ochenta dan ta pauta de este rumbo: son
era pasear, oír la música de la banda que tocaba a
eí Oiub Uruguay y el Jockey Club. Ambos apuntan a
la caíd a del sol, establecer relaciones y dormir
. una superación de un régimen anterior particular-
m ente ingrato para los nacionales: eí de los clubes suculentas siestas.
privados exclusivam ente destinados a extranjeros Por sobre todo, entablar acercamientos amorosos,
— ingleses* franceses* alem a nes— donde no se que sin embargo no eran todo lo fáciles que podría
perm itía eí ingreso de ningún uruguayo. Los nacio­ imaginarse.*
nales que aspiraban a crear sus propios círculos
cerrados, imitando puntualm ente el modelo inglés, (Angel Rama, T a belle époque", Enciclopedia Uruguaya).
consiguen su m ayor triunfo cuando en 1888 se
inaugura el Club Uruguay cuyos mármoles fueron
fatalm ente de Carrara* sus espejos obligadam ente
franceses y todo el edificio, como podían im aginar- Los domingos o feriados únicamente, uno de los paseos
ios los herm anos M arini, sus constructores, una preferidos eran el Prado o el Parque Urbano (hoy Parque
m ezcla d e Italia renancentísta y Versalles otoñal. Rodó), que hasta la primera década de este siglo fueron
Algunos bailes, muchos banquetes y hom enajes, disfrutados exclusivamente por los sectores privilegiados
una tertulia cansina, la posibiidad de un C arnaval de nuestra sociedad. Luego, cuando el resto de la
p a ra tos m ejores so lam ente y una falan ge de sociedad tam bién com enzó a frecuentarlos, los ricos
m o za lb e te s vestidos d e punto en blanco — la buscaron otros lugares de esparcimiento. Uno de los más
"’j eunesse dorée*, decían los periódicos de época— divertidos fue el parque de Villa Dolores, que m andara
q u e p a s a b a las horas frente a la puerta viendo construir con m ateriales exclusivam ente im portados
desfilar a las m ujeres por la calle Sarandí, fueron Rossell y Rius, uno de los hombres más ricos de M on­
sus rasgos típicos. Allí coincidían ías figuras del tevideo, para el cual importó también una serie de anim a­
gobierno, las altas finanzas, los diplomáticos, las les exóticos.
jóvenes casaderas acom pañadas de sus madres, Com o dijimos, tam bién se frecuentaban las playas, o
tos extranjeros y una variada fauna de elegantes. mejor dicho, la playa de los Pocitos, porque ni la de Santa
El *tout M ontevideo* tuvo desde entonces un lugar Ana ni la de Capurro lograron nunca igualar el prestigio de
js e ^ p to para reunirse y un palco* equidistante de la aquélla.
'lita s te y el pod ar te g ls la tiv o * p a ra contem plar Otro de los paseos que gustaba realizar la alta sociedad
'' coH eloa. desfíles* asonadas y hasta el asesinato montevideana era el recorrido por la calle Sarandí desde la
Idiarte Borda.» Plaza Constitución hasta la Plaza Independencia, aunque
los más arriesgados llegaban hasta la Plaza Cagancha.
' ^La beite époque*, Enciclopedia Uruguaya), Pero tam bién en estos paseos, los ricos gustaban dife­
renciarse claram ente de las clases bajas, ya que los
primeros transitaban por la vereda norte de S arandí
mientras los segundos lo hacían por al sur. Tam bién los
Esta clase alta, en cam bio, no era muy afecta a las negocios instalados en la calle S arandí acom pañaban
reuniones sociales en casas de familia, las visitas no eran estas desigualdades, encontrándose los más lujosos y
com unes y se preferían más ios paseos por los parques o refinados del lado norte.
las playas, según la estación, que se convertían en los
centros de la sociabilidad.

17
las grandes estancias uruguayas. Los nuevos dueños de

SEXTA PARTE la tierra eran, o bien extranjeros, de los cuales la mayoría


ya eran propietarios de tierras en su país, o comerciantes
montevideanos; en otras palabras, de alguna m anera ya
eran integrantes de la clase alta, no rural, sino urbana.
LA CLASE C a m b ia n lo s g ra n d e s
DOMINANTE d u e ñ o s d e la tie rra

DURANTE EL La c la s e a lta ru ra l e n 1 9 1 4 o fr e c ía , p o r
ta n to , u n a n u e v a im a g e n . U n S 0% d e s u s
m ie m b ro s h a c ía a lo s u m o d o s g e n e r a ­
PERIODO BATLLISTA c io n e s q u e p o s e fa e l s u e lo . U n S 0% p ro ­
v e n ía d e l m e d io m e rc a n tii en sus diversas
fo r m a s . La m o v ilid a d v e r tic a l q u e d a d e ­
Q u ié n e s in te g ra b a n las c la s e s m o s tra d a . E l la tifu n d io p e r s is tió , a u n q u e
c o n s e rv a d o ra s en el N o v e c ie n to s a te n u ó su d o m in io s o b re e l p a ís . P ero los
latifundistas no eran los mismos y todo indicaba
"Las clases conservadoras", como gustaron llamarse los que la renovación de la titularidad de los fundos
altos sectores de la sociedad uruguaya al com enzar este persistiría por m ucho tiem po aún. La tie rra
siglo, m antenían prácticam ente la misma integración que a tra ía a to d a s la s g r a n d e s fo r tu n a s , tuvie­
habían tenido en todo el siglo XIX. ran el origen que tuvieran. Porque e ra re n ta b le ,
Básicam ente estaban form adas por los grandes hacenda­ p e ro ta m b ié n p o rq u e p ro p o rc io n a b a s e g u ­
dos, saladeristas, barraqueros, grandes com erciantes rid a d y p o s ic ió n s o c ia l.
im portadores y exportadores, banqueros, etc. Con fre­ L o s la z o s e n tre io s fu e r te s t e r r a te n ie n ­
cuencia estos grupos estaban entrem ezclados, porque el te s y la b u r g u e s ía m e r c a n tii y b a n q u e ra
gran estanciero tenía a su vez un saladero, y por lo tanto s e a n u d a ro n . L a s c ú s p id e s , p o r lo m e n o s
se vinculaba adem ás al comercio de exportación; o el rico e s ta b a n e n to d o s to s s e c to r e s e c o n ó ­
industrial integraba el directorio de algún banco, etc. Pero m ic o s a la v e z. Esto desdibujó, urbanizando, a
otras veces, según los vaivenes de nuestra economía, los buena parte de la clase afta rural".
distintos sectores se vieron enfrentados en la defensa de (Barrán y Nahum, “Historia rural del Uruguay moderno"
intereses propios cuando perjudicaban a algún otro tomo 6. págs. 294-95).
sector. Para eso, entre otras cosas, buscaron agrem iar­
se, y así vimos cóm o surgieron distintas agrupaciones
rep resentativas todas ellas de la clase alta, como la
Asociación Rural, la C ám ara de Comercio o la de Industria,
etc.
En el siglo X X , adem ás de estos conflictos entre los
distintos sectores, van a surgir problem as nuevos: la H O M B R ES
aparición de nuevos grupos ideológicos o políticos como PRO GRESISTAS
los anarquistas, los socialistas, y aún el propio batllismo,
que m uchas ve c e s van a a ta c a r d irectam en te los
intereses de la oligarquía...

Ei s e c to r m ás p o d e ro s o :
lo s g ra n d e s h a c e n d a d o s
El sector más fuerte dentro de la clase alta en este
período, es el de los hacendados: alrededor de 1300
fam ilias eran poseedoras de más del 4 0 % del territorio.
C om o vem os, a pesar de los cam bios experim entados,
seguía existiendo ei latifundio en el país; pero lo que sí
había cam biado era ei grupo que ten ía la propiedad de la
tierra. D e estas fam ilias, sólo un porcentaje mínim o
corresponde al antiguo patriciado anterior a la G uerra
G rande; alrededor de un 10% . El resto, o sea la mayoría,
recibió la tierra en el correr de la segunda mitad del siglo
X IX . Factores como las guerras civiles, las divisiones por
herencia y sobre todo, según algunos contemporáneos, la
ruina de la mayoría de ios estancieros a causa del estilo de
vida que llevaban, provocaron este pasaje de manos de
18
nos, fue el más dinámico dentro de la clase alta, a la vez
que el que encontró mayores dificultades para definir una
Ei d is tin to o rig e n d e lo s n u e v o s política clara, a causa de la diversidad de elementos que
d u e ñ o s d e la tie rra debió contemplar.
El desarrollo de la industria se va produciendo en el país
F A M IL IA S D E IN M IG R A N T E S Q U E IN G R E ­ desde la época dei militarismo. En un principio, ese
S A N A L A P R O P IE D A D D E L A T IE R R A : desarrollo se volcó exclusivamente a la llam ada industria
de consumo, que contó en general con una política protec­
I Con capitales propios: ingleses, alem anes y fran­ cionista altam ente beneficiosa por parte de los gobiernos
c e s e s .......................................*...... . 26% de la época.
II Sin capital: vascos- Fortunas prove­ El proteccionismo estatal y la explotación al máximo de la
nientes del trabajo rural, casi mano de obra obrera (jornadas de más de 10 horas, medio
siem pre como ovejeros ...............*........ ^Q% 45 % salario para las mujeres y 1/4 para los niños) fueron los
factores fundam entales que permitieron ei surgimiento de
algunas importantes concentraciones de capital.
F A M IL IA S Q U E IN G R E S A N A L A P R O ­
P IE D A D D E L A T IE R R A , P O S E Y E N D O L A
Y A E N O T R O S P A IS E S :
til Brasileños .......................................... 25% in d u s fr ia ie s q u e p ro s p e ra n

F A M IL IA S Q U E IN G R E S A N A L A P R O ­ A cofitinuaoióR varam os dos sjonnplos


P IE D A D D E L A T IE R R A D E S D E E L M E D IO Bmét% y Nahóm:
C O M E R C IA L Y U R B A N O : 'L a látorica ds tejidos Salvo Hnos, o rad ó al am paro
IV Orientales que lograron sus cam pos d s la lay dal 2 3 d a dldíami>ra da 1898, cjua la aximió
por alianzas matrimoniales o servicios d a l pago d a darachos d a im portación sobra las
al E s tad o ......................................... .............. 6 % m aqyioarias, al yuta y el aágodón an ram a. E n 1900
V Familias vinculadas al comercio era n 6 0 obraros trabajando en un suburbio d a
rurat-urbano: troperos, pulperos, M ontavidao, Pueblo Victoria. Asociados a C am po-
barraqueros, saladeristas y banqueros 2 4 % 3 0 % m ar, d u ran te la prim era presidencia d e Batlle
100% abastecieron a l ejército y a la policía con ponchos.
En 1909, la fábrica en Juan Lacaze -Colonia- ocu-
(Estudio realizado por Berrán y Nahúm sobre el origen pd sa a 8 0 0 obreros, entre ellos un elevado ixKCan-
social de 98 Pe las familias desoríptas hacia 1916-17 en el
"Album Pur Sang" (sic). Quedan fuera del cuadro t i T a curtiem bre d a L an za H noe„ en N uevo París -
familias más, cuya posesión del suelo es anterior a ta M ontevideo-, em pezó a desarrollarse al am paro de
Guerra Grande). Ja
c » m p fa a precios muy reducidos d el gran artículo
nacional: e l cuero. U n a fábríca d e calzado y un
T a m b ié n p e s a b a la c la s e com erdo céntrico dunda se ve n d ía la producdón
a lta u rb a n a d e am bos estabjadniientos al pOblico y a los zap a­
teros, com pletaron la concentración vertical de
Dentro de la clase alta urbana se encuentran los antiguos asta pequeño pulpo d a nuestros negoctoe. Abunda­
com erciantes importadores y exportadores, los banque­ ban entre el personal d e la fábrica d e calzado loa
ros, prestam istas, barraqueros e industriales. Los pri­ m enores d e 18 años.*
meros ven declinar su poderío económico; como ya había­ "Conocem os a través d e los "libros diarios* las ga­
mos visto los, com erciantes habían logrado su fortuna nancias *netas* d e la curtiem bre, luego de descon­
fundam entalm ente a través del comercio de tránsito, y tar los sueldos m ensuales q u e retribuían a sus
éste, d a d a la consolidación de la nacionalidad tanto dueños, res tar ios gastos d e la fam ilia Lan za,
argentina como brasileña, y de la utilización exclusiva de desde la euscrípción a *E l Siglo* hasta el alquiler de
sus puertos para relizar su comercio, ya no tenía sentido. sus viviendas y d xm a rtes un 8 o 7 % d e interée fijo
Tam poco ios títulos de D euda Pública, base en parte de sobre sus respectivas cuentas d e "Capital”, En b s
las g ran d es fortunas de los co m e rciantes, seguían 5 años d é dificultades en todo el país {1 8 9 8 -9 8 y
constituyendo un buen negocio, ya que el gobierno se sobra todo 1913-1 4), la utilidad alcanzó un prom e-
m anejaba cada vez más con los préstamos del exterior.
Junto con la perm anente decadencia del alto comercio, a E n los otros 8 d e prosperidad g eneralizada, la
principios de siglo asistimos al surgimiento de otro sector utilidad prom edio s e .elevó al 19,89. Es decir que
llam ado a ocupar un papel importante en la clase alta c a d a año d e p e ra p e c tlv ^ económ icas "normales*,
urbana: el de los industriales. ai c ^ lt a l d e la curtiembre se duplicaba. El m ercado
interno asegurado, los bajos sMarios abonados -y
E m e rg e un s e c to r p o d e ro s o : a l tesón d e loa em presarios ¿por qué no?- explican
este espectacular resudado. Ju an Dom ingo Lanza,
lo s in d u s tria le s
presidente d e la C á m a ra de Industrias d u ran te
vauios períodos d a este novecientos, «riquirló luego
Este sector, integrado fundam entalm ente por inmigrantes
c asa en C an asco y esta n tía en el Iníerior."
de origen europeo, por capitales ingleses y norteam erica­

19
Sin embargo, estas grandes concentraciones de capitales se distribuía fundam entalm ente entre las em presas de
nacionales o '‘nacionalizados’’, o sea de inmigrantes que servicios públicos tales como ferrocarriles, aguas corrien­
podían recurrir al gobierno de sus respectivos países tes, gas, etc; los cuatro bancos ingleses y buena parte
cuan do los co n s id e ra ra n n eces ario , rep resen tab an (más de la mitad) de las compañías de seguros.
solam ente el 4 ,0 3 % de los establecimientos industriales Adem ás, Gran Bretaña era el principal proveedor del país,
del país y ocupaban al 26,17% del personal. de la cual importábamos entre un 25 y un 30 % del total de
La m ayoría de las em presas eran más bien pequeñas, mercaderías que entraban al puerto de Montevideo.
tanto en capital como en número de obreros utilizados; es Algunos docum entos de la época reflejan la importancia
decir, eran industrias de tipo artesanal dedicadas funda­ que tenía el capital inglés en el curso de la econom ía y la
m entalm ente a la producción de artículos de consumo política de este país.
tales como alimentación, muebles, vehículos, etc.

El p o d e ro s o c a p ita l b ritá n ic o A s í n o s v e ía e l Im p e rio


Las grandes concentraciones de capital extranjero funda­ Escribió eí M inistro en M ontevideo, R o b e rt J .
m entalm ente británico- se encontraban en los servicios Kennedy, a Sir Edward G rey en 1907;
públicos y tam bién en la industria frigorífica, recién "Uruguay es un país qua ha sido construido p o r a l
aparecida, aunque en este rubro la com petencia con los capital británico y ía em presa británica. Los ferro­
capitales norteam ericanos ya era importante. Esto im­ carriles, las aguas corrientes, a lg a s, ¡os teléfonos,
plicaba a 14 establecimientos, o sea el 0,55% del total y kt m ayoría de tos tranvías, cuatro da los principales
ocupaba al 30 ,1 5 % de los obreros. bancos, a s í como e i servicio telegráfico iransatlán-
tico, están en m anos británicas. Num érioam ante fa
Los inversionistas británicos o sus representantes, ya colonia inglesa es pequeña (,„ } pero es rica y
que muchas veces los capitalistas vivían en Inglaterra, ocupa una buena posición social y com ercial
tenían una pequeña pero poderosa colonia en el Uruguay, Muchos súbditos británicos poseen grandes estan­
que contaba con su propio periódico, T h e M o n te v id e o cias, y están casados con io m ejor, es decir, tas
T im e s , así com o escu e la, club e iglesia tam bién más ricas fam ilias orientales, pero aá orientalmarse
exclusivos. m uestran una m arcada tendencia a perd er acu n as
Este sector es, junto con el de los hacendados, el más po­ de sus principales características británicas... * -
deroso económicamente dentro de la clase alta y también
uno de los más influyentes en la conducción política del
país, dado que gran parte de sus capitales estaban inver­
tidos en títulos de deuda pública.
Según los datos aportados por Barrán y Nahúm, el capital Un e s tilo d e v id a y un m o d o d e
británico invertido en el Uruguay en los primeros años del pensar
siglo, ascendía a unos 50 millones de libras. Ese capital
Los distintos secto res que conform aban las clases
conservadoras residentes en M ontevideo en el N ove­
cientos, no llegaban más que al 4 ,4 8 % de la población
total de la ciudad, pero percibían por lo menos el 29 ,2 5 %
del ingreso global. S e concentraron en determ inados
barrios; sobre todo en la Ciudad Vieja y el Centro hasta la
calle Ejido. Pero, adem ás, generalm ente poseían quintas
en el Prado o chalets en Pocitos o Carrasco.
Rasgo característico de estas familias fue tener entre 2 y
3 sirvientes como mínimo, cocinero, m ucam a y cochero o
chofer.
M antenían la exclusividad da la concurrencia a los dos
clubes m ás distinguidos de la ciudad, el Jockey y el
Uruguay, y la gran mayoría m andaba a sus hijos a estudiar
a colegios privados, generalm ente religiosos.
Pero adem ás, la clase dom inante llegó a desarrollar una
m anera de pensar y un cuadro de valores propios, que
conviene exam inar de cerca. No fueron idénticos para
todos los sectores que la com ponían, por lo que vale la
pena analizar tam bién sus diferencias.

La m e n ta lid a d d e la c la s e a lta ru ra l
El conjunto de ideas que conforman la m anera de pensar,
y por lo tanto de actuar, de la clase rural, term inó de
m odelarse a fines del siglo X IX y siguió am pliándose y
consolidándose en las primeras décadas del siglo XX. El El ¡d e o ló g o d e l la tifu n d io
sector de los hacendados se identificó a sí mismo como el
más importante de la sociedad uruguaya, por ser uno de Escribió Irureta G oyena en 1909: "En sociedades
los protagonistas de la actividad económica esencial para
com o la nuestra... (.¿.) en que el desarrollo vege­
la vida del país: la g a n a d e ría . Los estancieros se
tativo de la población es grande, mientras domine
identificaron hasta tal punto con la actividad que ejercían,
en ellas una institución del carácter de la legítima,
que si se dirigía algún ataque a la clase alta rural, se lo
que dispersa en un minuto, periódica y autom á­
tom aba como un ataque a la base económica del país, a la
ticamente, lo que se ha acumulado en muchos años
vida misma de la República. Por estas razones existió una
de esfuerzo y de previsión, los latifundios no pue­
especie de identificación de entre los estancieros con el
den inspirar cuidado alguno. Existen, pero se
"ser n a c io n a r, m ientras que los propulsores de la
desvanecen poco a poco bajo la acción de la
actividad agrícola tenían algo de "extranjerizante”.
herencia".
El razonamiento que seguían los hacendados, ya desde la
Un año m ás tarde, en otro artículo periodístico
fundación de la Asociación Rural, era relativam ente
precisó: *'Si el latifundio fuera por otra parte un mal,
sencillo: la base de la riqueza del país era la ganadería;
preciso es confesar que ese mal no sólo tiende a
por lo tanto ellos, dueños de esa riqueza, debían ser la
d esap arecer, sino a transform arse por el sólo
clase predom inante. El Estado te n ía que estar a su
transcurso del tiem po..."
servicio, introducir una serie de mejoras imprescindibles Adem ás, el ideólogo de la Asociación Rural encon­
para perfeccionar la explotación ganadrera, establecer la traba causas naturales para explicar la existencia
paz a cualquier precio para que la actividad de la Cam paña del latifundio, de la m ism a m anera que, como
siguiera siendo rentable, pero no debía reglam entar la vimos, encontraba razones naturales para que
actividad económica. En pocas palabras: el Estado debía desapareciera: "... el latífundismo -fenóm eno más
ayudar a los hacendados para que éstos -y el país- aparente q u e real- y que se desvanece poco a
prosperaran, pero no debía intervenir en la economía. Esta poco, tiene su origen en que la tierra es "mucha con
ha de regirse por los principios "naturales", que nadie relación a su población" (...) son pocos los exclui­
puede ni debe modificar. Como vemos, estos principios se dos, y su núm ero se reduce cada vez m ás;(.,.) la
identifican con el liberalismo más puro y encontraron eco tierra se halla por lo general en manos de quienes la
en el gobierno de Latorre, como ya vimos en otros trabajan y existe cierta correspondencia econó­
fascículos. mica ventajosa en tra el régimen de explotación que
Estos principios llevaban, por supuesto, a perpetuar la se practica y la división natural de la propiedad..."
situación existente, o sea a que la g ana dería siquiera
siendo la única fuente de riqueza en el país y ellos, los
ganaderos, el sector poderoso dentro de la clase dom i­
De manera que la defensa del latifundio se halla ligada a la
nante.
defensa de la ganadería, y sobre todo de la explotación
extensiva de dicho ganado. Estos eran los pilares de la
D e fe n s a d e la p ro p ie d a d ideología conservadora: la defensa del latifundio y de la
d e tie rra s y g a n a d o s ganadería extensiva, ya que sin estos dos pilares su per­
manencia en la cúspide de la clase alta no sería posible.
Para estos ganaderos había un principio fundamental, sin A ello debe sumarse otro argumento que para ellos es de
el cual no podían desarrollar el resto de su pensamiento: la gran imprtancia: la escasa rentabilidad de la agricultura.
importancia de la propiedad privada, tanto de tierras como En este caso, mezclan argumentos que son reales, como
de ganados. esa baja rentabilidad en comparación con la explotación
La propiedad de la tierra les ofrecía a los ganaderos ganadera, con argum entos de índole ideológica, o sea
seguridad, status y beneficio económico. En base a estos subjetivos, y por lo tanto objetables.
tres pilares, los hacendados prefirieron siempre invertir en
la com pra de nuevas tierras, o sea, aum entar sus pose­ L os h a c e n d a d o s y el c o m e rc io
siones, antes que invertir en m ejorar las tierras que ya
poseían. Esta tendencia llevó a m antener, cuando no a En cuanto a la concepción del comercio, la clase alta
aum entar, la existencia del latifundio. El reform ism o rural, coherente con sus principios liberales, fue partidaria
batllista de principios de siglo cuestionó perm anentem ente del librecambio, o sea de la libertad de comercio y la no
la existencia del latifundio, al cual responsabilizaba en intervención del Estado en las transacciones com er­
parte de la despoblación de la cam paña. Ante los ataques ciales. Pero existían, adem ás, razones concretas para
del reform ism o, la clase alta rural tuvo que iniciar la que sustentaran esta posición: por un lado les convenía
defensa del latifundio, ya que cuestionarlo podía implicar que no existieran barreras aduaneras para que los artí­
el cuestionamiento de la propiedad toda. culos importados fueran más baratos, ya que ellos eran
En realidad, los rurales no defendieron al latifundio en sí grandes consum idores de instrum entos y m aquinaria
mismo, sino que lo defendieron como un producto "natural" agrícolas. Por otro lado, preferían que esos instrumentos
de la estructura económ ica nacional, y que por lo tanto se importaran y no se produjeran en el país, ya que el
"naturalmente" desaparecería. surgimiento de una industria nacional, protegida por el
Estado, implicaría la pérdida de su lugar privilegiado en ia
órbita oficial. En último término, los estancieros defendían
una salida libre de sus productos, ya que ello permite que
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lleguen a los países destinatarios a más bajo precio, facili­ estancieros a quien él llam a trabajadores rurales) se
tándose su colocación. escuche y de que deje de ser una ciase explotada para
En último término, los hacendados defendían el librecam­ ser una clase directora. Ninguna otra del país tiene tantos
bio en razón de su convencimiento de que si nuestro país derechos para imponer su ideal, porque ninguna se ha
im plantaba una política de protección a la industria y mostrado tan generosa y tan esforzada, ni tan valiente,
dism inuía las importaciones, los países europeos, en re­ para combatir las fuerzas destructoras de la naturaleza y
presalia, podían disminuir las compras que realizaban en de los hombres. Su existencia ha sido un heroico cuerpo a
este país, lo cual acarrearía al perjuicio económico de su cuerpo contra la fatalidad..."
clase. Los opositores a este sector son "las clases productoras
de la Capital, de las villas y de los pueblos (que) apocadas
R e s is te n c ia ai c a m b io ...s a iv o q u e y envilecidas por la superstición política, vivían de espe­
culaciones modestas, o 'd e sórdidas econom ías o de tor­
lo s b e n e fic ie pes usuras..."
La creación de este mito respondía a una necesidad de las
Así como la defensa de la tierra -el latifundio- y del ganado
clases conservadoras: era su respuesta a los planteos
son características típicas de la clase alta rural, también la
realizados por el socialimo y el anarquismo, a la división
búsq ueda de la seguridad es una constante. Ello se
de ciases en burguesía y proletariado. Así, los explotados
m anifiesta en la resistencia a los cambios, salvo cuando
no debían identificarse con ios obreros, sino con ios
éstos son beneficiosos para la explotación extensiva de la
estancieros que siem pre se habían sacrificado por el
ganadería, como el alam bram iento o el mestizaje, y en el
bienestar del país, mientras que los explotadores no eran
afán por atesorar dinero.
ios patrones, los burgueses, sino los políticos y el resto
La resistencia al cam bio fue una característica muy
de grupos parasitarios de la capital, que no producían para
acentuada de este sector, por la que llegó a calificárselo
beneficio del país.
de "arcaizante", salvo en el caso de algunos hacendados
que se llamaron "progresistas" por oposición, y que favo­
recieron los cambios que ya mencionamos, adem ás de la H a c e n d a d o s " d is id e n te s " :
expansión del ovino y de la implantación de un modelo io s a u s e n tis ta s
agropecuario, o sea de la explotación ganadera junto con
la agricultura forrajera. Los problem as a que se v e ía Pero esta concepción de la sociedad no era el denom i­
enfrentado el país, y que los hacendados no desconocían, nador común de toda la clase alta, ni siquiera de toda la
era la despoblación y la desocupación, entre otros; la clase alta rural. H a b ía un sector, integrado por ios
despoblación producida por las continuas emigraciones de estancieros ausentistas, o sea, aquéllos que vivían la
agricultores uruguayos, y la desocupación ocasionada por mayor parte del tiempo en la capital o en el exterior, que no
el alam bram iento. A um entar la explotación del lanar y com partían esta visión de la sociedad. Por el contrario,
agregar la agricultura forrajera solucionaría ios problemas hicieron todos ios esfuerzos posibles por urbanizarse, y
existenes sin alterar la posición privilegiada de ios sobre todo porque sus hijos se urbanizaran sin perder el
hacendados, e incluso mejorando su situación económica. lugar privilegiado que tenían en la estructura social. Para
Estas modificaciones permiten la ocupación de más mano ello, sus hijos sólo tenían dos caminos: dedicarse a la
de obra, o sea que revitaliza la cam paña y al mismo tiempo política o ingresar en la Universidad y conseguir alguno de
evita ios problem as económ icos que solían te n e r ios los dos únicos títulos que eran respetados: el de doctor en
estancieros por dedicarse a la explotación de un sólo ab o g acía o en m edicina. Los otros cam inos no eran
producto. Pero ai mismo tiemp, esta solución no Implicaba "honorables"; dedicarse al comercio, a la industria o a al­
-todo lo contrario- aceptar el modelo agricultor que quería guna de las otras carreras universitarias, como Veterinaria
implantar el gobierno batliista, de suerte que la ganadería y o Agronomía, no estaba tan bien mirado.
por lo tanto ios hacendados podían seguir manteniendo su Este sector despilfarró enorm es fortunas en mostrar al
lugar privilegiado como protagonistas del proceso econó­ resto de la sociedad su poderío económico, construyendo
mico del país y m antenerse en la cúspide de la sociedad. lujosos palacios equipados en su totalidad con elementos
europeos. El gusto por lo europeo, y sobre todo por lo
" C la s e s p ro d u c to ra s " y francés, pasó a ser uno de los rasgos más característicos
de la alta sociedad capitalina.
" c la s e s o c io s a s "
Por Último nos parece interesante analizar la concepción
que este sector tiene de la socie(;jad. Según ellos, la
sociedad no se divide en ricos y pobres; menos aún en
burguesía y proletariado, sino en clases productivas y
clases ociosas, lo cual se asimilaba con la población de la
cam paña y la de la ciudad. Porque entre las ciases pro­
ductoras ellos ponen juntos a los dueños de la tierra, a los
hacendados y a los que trabajan la tierra, a los peones,
mientras que entre los ociosos ponen a ios políticos y
especuladores.
Se llegó incluso a la elaboración de una especie de "mito
pluralista", del cual Carlos Reyes nos brinda una magnífica
versión: "Ha llegado eim om ento de que su voz (la de los
22
importación de puros de pedigree en todo el período
1905-1913.
FSilaoios^ automóvfías, amuablamiento A m u e b ta m ie n to y ^^ménage*' de las residen­
cias constituían el otro rubro que confería distin­
El T a la d o Taranco*", que llenó de orgullo a T I D ía \
ción. Para Tas clases acaudaladas", los dormito­
había significado el gasto de $ 3 2 1 .0 0 0 , Cuadros,
rios "franceses de nogal, Luis XV", los comedores
tapices y esculturas lo em bellecían. Poseía, ad e­
del mism o origen, los juegos de sala "ingleses de
más. un pequeño jardín en plena ciudad vieja, en la
caoba", o franceses Luis X V , Luix X V I o Imperio,
zona donde el terreno costaba ya m ás de $ 100 el
todo importado. P a ra las clases m edias, los mis­
m etro cuadrado. Félix O rtiz de Jaraneo concluía
mos estilos pero "del país". L a m ueblería Caviglia
sus días en una residencia que sirvió para albergar
surtía a buena parte d e la élite y a toda la clase
al P ríncipe de G ales en los años veinte del siglo
media que buscaba "aparentar".
actual, El costo del palacio significaba la mitad de
El afhajam íéfíío de una residencia con m uebles
to que el país gastaba por año en la importación de importadas, considerando que el promedio de dor­
reproductores puros p a ra proceder al m estizaje. mitorios nunca b ajab a de cuatro, a lo q u e d ebía
Tam bién es de esta época la '"Sociedad A nónim a
sumarse comedor, sala y escritorio, alcanzab a los
Balneario de Carrasco'*. En 1912 se la autorizó a
$ 2 .0 0 0 . A este gasto se añadió todo el costoso
construir el Hotel Casino, cuya piedra fundam ental
"m énage” y la "bijouterie" de la época: cortinas y
se colocó el 18 de m ayo de 1913, El B alneario,
alfom brados de B ruselas, pianos de concierto,
fugar de descanso veraniego de "las clases acau­ vitrinas "con bibelots linos", espejos, m esas "con
daladas". fue diseñado por el arquitecto paisajista incrustaciones de bronce y piedra órtix", jarrones
francés Carlos Thays. "pompeyanos chinescos", sillas doradas y muebles
O tro índice del consum o suntuario 1o revela la de fantasía, arañas a gas de bronce, chíffonier,
im portanolón de a u to m ó v ile s , D e b e aclararse chaise longue, el "rico escritorio hamburgués", fa
que no eran vehículos para la c la s e media o los em ­ iníaltable, aunque pequeña, galería de cuadros y
presarios industriales, sino de estricto paseo . alg u n a q u e o tra co p ia de las fa m o s a s y
C om o sostenía T I D ía" e n 1912: señores académ icas esculturas del siglo X lX f ) .
autom óvii&si Ningufío baja de 3MOO peso$> Hoy
todos son espléndidos ñenauHs, m agníficos M ar- {*) En 1954 se realizó en el Saíon Nacional de Bellas
cedes, poderosos Pope Hartford y Daim íer, que Artes, en Montevideo, una exposición de 4$ tapices
tragan íatas y latas d e bencina y consum en flamencos de tos siglos XVI, XVfl y XVlíf, "algunos de
capitales en gomas". Este vehículo, el símbolo más propiedad del Estado, de em bajadas y fegacio-
reciente y costoso d e p ertenencia a las clases neSi y fa mayoría de propiedad particular". En
altas, había hecho su Tím ida aparición en 1901", A efecto, 28 pueden ser atribuidos a "las clases acau-
partir de 1903, la estadística aduanera registra un daladas'' que lograron su fortuna en la estancia, la banca^
el comercio o la industria. Las familias García, Super­
aum ento vertiginoso e Ininterrumpido d e su impor­
viene, Peirano, Mailhos, Beisso y Saenz, todas ellas ya
tación. D e 1903 a 1909, la m edia anual es de 34, en con ilustre trayectoria rural, proporcionaron fo$ mas
191 0 asc ie n d e n a 1 5 5 , en 1911 a 4 3 6 . En antiguos y hermosos ejemplares."
^ 4 .0 0 0 .0 0 0 estimó su costo total el gerente de un (Berrán y Nahum, "Histeria rural del Uruguay moderno").
Banco en 1912, es decir, una cantidad sólo algo
m enor a la que los hacendados gastaron en la
d e lo s in d u s tria le s batilism o h ab ía conseguido estab lecer: la p az y la
estabilidad. Se creía que después de 1904, la República
Com o ya vimos, la diversidad de sectores que integraban había entrado en una nueva etapa, y que la oposición ya
el grupo industrial, hace muy difícil la caracterización de no utilizaría más el cam iao de las arm as para lograr sus
su m anera de pensar y de su concepción de la sociedad y objetivos. Este fue uno de los motivos más importantes
de la economía. por eí cual las clases conservadoras no pudieron sellar
La m ayoría de los industriales dedicados a la producción una alianza definitiva con el Partido Nacional, ya que
d e artículos era uno de los factores fundam entales para dentro de éste había sectores, los llam ados radicales o
q u e pud ieran re a liza r una acum ulación de capital revolucionarios, que seguían reivindicando la revolución
importante en la prim era etapa de su desarrollo. Sin una arm ada como el único cam ino posible para derrotar al
política proteccionista por parte del Estado, que impidiera batilismo (y volverían a intentarlo en 1910).
o limitara el ingreso al país de productos competitivos
m ediante la fijación de altos impuestos aduaneros, era El te rr o r a h u e v a s g u e rra s
imposible que la industria prosperara.
Sin em bargo, para que el Estado llevara adelante esta
política, debía contemplar la situación de los hacendados, sectores <le te ctese domtea»^, ooino emrteR
a quienes esta política proteccionista perjudicaba, ya que Berrány Nahum: ' ?
ellos eran im portadores de cantidad de artículos nece­ "Le conmocten de loe heoendedoe tet gtencte. Q
sarios para el desarrollo de su producción, tales como árgano periodístico dtie loe *EI
maquinaria, repuestos, etc, y por lo tanto no les convenía Siglo”, ed’dorteiká en enero adtenendo «toe ”este-
la existencia de altos aranceles a la importación. mos en presencia de une i^lrínedá, de una
C om o vem os, en este aspecto, ios intereses de los intentona descabettada (».} un acto yerdadare’
distintos sectores de la clase dom inante eran contrapues­ mente criminat, porque lo es te ferdditea de
tos y el Estado debía, entonces, "cuidar” el tipo de política conmover y ensangrenté^el país contratevotenfét
que llevaba adelante. de todos ios partidos, que piotÁmam por ^ tvden
Por otro lado, la política de los industriales exigía un de sus autoridades legítimas, te pollHca evolU'
Estado liberal en lo que se refiere a otros aspectos de la donista...”. La idea de cetebrsr uñ mftin de protesta
econom ía, com o por ejem plo, la legislación social. Los contra el levantamiento provocó te adhesión de
industriales no estaban de acuerdo con la reducción del todos los sectores oonservsdores, incluyendo a te
horario de trabajo de los obreros, por ejemplo, ya que el Asociación Rural. Se sumó ens^uida te Federa­
bajo costo de la m ano de obra era uno de ios pilares ción Rural con una rmta al Ministro dai fntertor
fu n d am en tales sobre el cual ellos podían rea liza r la reclamando garardías para te pñ^iedsKi, y sobre
acumulación de capital que perseguían. todo que no fueran molestados Itte peones de los
D e m an era que la posición de los industriales era establecimientos ganaderos.*
com pleja: necesitaban por un lado un Estado protec­
cionista que les perm itiera importar las m aterias primas Y en definitiva este alzam iento sólo consiguió ayudar a
necesarias a bajo precio y por otro lado un Estado liberal otorgarle la victoria a Batlle en la contienda electoral de
que les permitiera m antener una jornada de trabajo de 10, 1911. Así lo resumen Barrán y Nahum: "El objetivo no era ir
12, 14 ó 16 horas de trabajo, ai igual que el trabajo de contra Batlle, era ir en busca de la paz; esta "neutralidad"
niños por 1/4 del salario de un adulto. electoral le bastó al reform ism o para conseguir sus
propósitos. S u s adversario s blancos, al su b levarse,
R e p ro c h e s a B a tlle y habían otra vez orientado al grueso de la clase alta rural
a lg o q u e a g ra d e c e r le hacia el Gobierno, que representaba el orden."
El discurso un tanto ambiguo del propio Batlle en vísperas
de las elecciones, los rumores de que su estancia en
Aunque generalm ente estam os acostumbrados a pensar
Europa había aplacado sus ideas y la falta de definición
en las clases conservadoras como opositoras al reformis-
ideológica clara en el reformismo, ayudaron a su triunfo
mo, y por lo tanto aliadas a la oposición política, o sea ai
electoral por segunda vez.
Partido Nacional, es Importante aclarar que el panoram a
no es en modo alguno, tan simple.
Por un lado, es cierto que las clases conservadoras tenían H o s tilid a d e s d iv e rs a s en la
mucho que reprocharle al reformismo: los estancieros, por c la s e d o m in a n te
ejemplo, se quejaban del gran aum ento que había sufrido
la contribución inmobiliaria; los inversionistas británicos, La política llevada adelante por el reformismo en los dos
de la política "socialista” y, años m ás tarde, de las primeros años del segundo gobierno de Batlle fue vista en
nacionalizaciones; el alto comercio, de la política protec­ general con hostilidad por parte de las clases conser­
cionista que dism inuía de m an e ra considerable sus vadoras. Sin em bargo, la actitud de todos los sectores
ingresos; los industriales, si bien tenían que agradecerle al que la integraban no fue igual.
reform ism o e s a política proteccionista, se oponían en Así, por ejem plo, el sector que más se opuso ai batilismo
cam bio al avance en la legislación social y al apoyo de fue el de ios com erciantes, los herederos del antiguo
Batlle a las huelgas. círculo crista, el sector m ás rico de la clase dom inante
P ero h ab ía un elem e nto fund am ental que todos los urbana ya que, como vimos, el proteccionismo aduanero
sectores de la clase dom inante necesitaban y que sólo el aplicado por el batilismo no favorecía sus intereses. M íen-
24
tras tanto, los industriales, más recientemente llegados a servadora" estuvo integrado por los ciuub comercianies y
la clase alta, no presentaron una oposición muy clara al los medios financieros, o sea los herederos del "círculo
batllismo, ya que la política proteccionista del gobierno,
crista" que se hallaba muy cercano al capital extranjero, al
como ya dijimos, favorecía la acumulación de capital que
punto de llegar a confundirse con él.
estaban buscando.
Los estan cieros tam b ién integraron la oposición al
batllismo, sobre todo por su política social, ya que en La c la s e d o m in a n te o p e ra en el
térm inos económicos, ellos no resultaron afectados y pu­ c a m p o p o lític o
dieron m antener su lugar de privilegio dentro de la clase
dominante. En este período las opciones políticas que encontraron las
Por último, los inversionistas extranjeros fueron unáni­ clases conservadoras para oponerse al reformismo fueron
m em ente opositores del reformismo, sobre todo por lo que varias: prim ero la del Partido Nacional que, com o ya
fue su política económ ica y social que los perjudicaba analizam os, no satisfacía totalm ente sus intereses; pero
específicam ente y que ya no les permitía sentirse seguros encontraron tam bién una fracción dentro del Partido
con las inversiones hechas en nuestro país. Colorado, la liderada por Pedro Manini Ríos, y el partido de
los católicos, la Unión Cívica.
C o n tra las re fo rm a s s o c ia le s Asimismo se produjeron Intentos de form ar un partido de
clase que representara efectivam ente los intereses de la
y el e s ta tis m o d e B a tlle clase dom inante y que fuera más allá de las antiguas
divisas. Pero esta idea no llegó a consolidarse: si bien los
Com o vem os, fueron sobre todo las reform as que se
intereses de clase eran ya suficientem ente sólidos en el
dieron en el cam po social las que motivaron la mayor
Uruguay, también lo era la adhesión a las divisas. Así, en
irritación de las clases conservadoras, tanto uruguayas
su accionar político, la clase dom inante consiguió en este
como extranjeras. Esto parece tener bastante sentido si lo
período dividir al Partido C olorado, debilitándolo al
relacionamos con algunas de las características típicas de
propiciar la creación del riverismo, y logró que se cons­
la mentalidad de las clases conservadoras nacionales en
tituyera la Unión Cívica, que tam bién debilitaba el caudal
lo que tiene que ver con el miedo a los cam bios, a lo
electoral de los colorados, aunque más aún el de los
nuevo, a lo que puede venir. Y ésa fue una de las razones
blancos.
por las que más le tem ían al reformismo: porque no sabían
donde terminaba, no sabían hasta dónde podía llegar la ola
de reformas impulsadas desde el gobierno. L as c la s e s a lta s s e p o litiz a n

Por otro lado, el creciente poder que iba asum iendo el En fascículos anteriores se habló de las razones de la
Estado tam bién alarm aba a lás clases altas, ya que ellas escasa politización de las clases altas hasta principios del
se sentían protagonistas y conductoras de la sociedad. siglo XX. Podríam os decir que es exactam ente a partir de
Por eso entendían que el ^populacho” no debía recibir 1913 cuando se em p ieza a producir un cambio en la
dem asiada educación, ya que en definitiva sólo era una actitud de la clase dom inante y ésta resuelve em pezar a
pérdida de tiempo. actuar más directam ente en política. Fueron las reformas
de Batlle de ese año (la "avalancha" fiscal y la radi-
S e p re p a ra el fre n o a B a tlle calización de algunas medidas ante la crisis financiera de
ese año) las que unieron a la clase alta, tanto urbana como
rural, y la sacaron del lugar de espectadora para pasar a
Sin embargo, durante los primeros años del segundo go­
ser protagonista del proceso político.
bierno de Batlle las clases conservadoras no consiguieron
Los caminos que tuvo a su alcance y que utilizó la clase
una verdadera alianza entre ellas y con el capital extran­
dom inante para ejercer su influencia en el panoram a
jero, capaz de poner freno a la política reformista. Como
político, fueron varios. Acabam os de mencionar el apoyo a
vimos, sus intereses eran diferentes y aún no les había
los partidos o fracciones políticas conservadoras, como el
llegado la hora de la acción aunada.
Partido Nacional, el Riverismo, la Unión Cívica; pero tam ­
En la m edida que la interrelación entre los distintos
bién la consolidación de grem ios que actuaron com o
sectores va aum e ntando (la cuarta parte del alto
comercio, el sector más poderoso de la clase dominante grupos de presión, los intentos de organizar un partido po­
urbana, tenía inversiones Importantes en la tierra y/o en la lítico propio, la prensa como medio, no sólo de informa­
ción, sino de formación de opinión, e incluso el ejército y el
Industria), y que la política reformista avanza, el bloque
golpe de Estado.
imperial-conservador, al decir de Barrán y Nahum , se va
consolidando. La hora del freno al reform ism o se
aproximaba. La im p o rta n c ia d e ios
\
g ru p o s d e p re s ió n
La acción de esta primera coalición conservadora todavía
no era dem asiado Im portante, ya que c a re c ía de un Los grupos de presión, que ya habían sido utilizados en el
elemento fundamental: el apoyo militante de la alta clase siglo X IX -recuérdese la intervención de la Asociación
rural que, como ya vimos, todavía no te n ía elem entos Rural en el golpe de Estado de Latorre, en 1875-, se
suficientes para oponerse frontalm en te al batllism o. fortalecieron trem endam ente en este período y tuvieron
Tam poco los Industriales, com o tam bién anotam os, una acción decisiva, primero en la derrota del batllismo el
tuvieron una acción decisiva en esta primera etapa. 30 de julio de 1916, y luego en el freno a su política durante
En este momento, el grupo que lideró la "coalición con­ toda la década siguiente, y finalmente en el apoyo al golpe
25
de Estado de Terra en 1933. Dr. Irureta G o ye n a . C om o vem os, ta n to Inciarte com o
Irureta G o ye n a eran a la vez m iem bros de la F ederación
Entre los grupos de presión que tuvieron una actuación R ural: los lazos entre las cú sp id e s tam bién se advierten
más destacada en el correr de estos años, tenem os que en los in strum entos de lucha utilizados.
m encionar a la Federación Rural, que queda definiti­ P or su parte, los in d u stria le s m odificaron en estos años
vam ente fundada en 1915. Integrada por lo más alto de la sus a s o c ia c io n e s g re m ia le s , tra n s fo rm a n d o la an tig u a
sociedad rural, y con una clara vocación antirreformista y U nión Industrial U ruguaya en la C ám ara de Industrias, que
de defensa de los intereses conservadores, contó con el c onstituyó un grem io m ás representativo y m oderno que el
apoyo también de algunos de los dirigentes políticos de la anterior.
oposición. Vale la pena presenciar la escena siguiente:

"Luego de expulsados los representantes batllistas, el P e ro a lg o h a b ía cam biad lo


Congreso de los grandes propietarios, así tonificado, se e n io s g re m io s p a ir o n a ie s ...
puso de pie en honor y desagravio de Irureta G oyena y
Carlos Reyies. Por moción de Luis Alberto de Herrera votó "Si comparamos ai proceder ds fa Liga d a Dafedsa
de inmediato el proyecto de estatuto y constitución de la Com er-clat con a! do tos viejos gremios m arcan-
Federación Rural que había redactado Carlos Reyies, y al titos, advertim os otra vez, com o en el caso de la
instante designó el primer Consejo Directivo de la entidad Federación Rural en relación a la Asociación, un
con lo más granado de la clase alta rural (José Ma. cambio d e naturatoza.
R odríguez, el suegro de Pedro M anini R íos, Carlos Al anterior cuidado por no herir fas susceptibili­
A rocena, José E lorza, Francisco M oriega, Dom ingo dades de los gobiernos, por guardar una 'beu f/a-
B ordaberry, Justo S a p riza V e ra ), ciertas y notorias //d ad " absoluta en la lucha entre fos partidos,
cúspides del alto comercio, la banca y la industria en su sucedían, aquí tam bién, en la
calidad de terratenientes (Francisco G raffigna, Pedro política criolla q u e hubieran hecho levantar de au
Aram endía, Nicolás Inciarte) y algunos de los principales tum ba a aquellos comerciantes que en 1B60 o 1880
dirigentes de la oposición política (Pedro Manini Ríos y tenían como timbre de honor requerir solo la protec­
Luis Alberto de Herrera, entre otros) también en su calidad ción de tos cónsules de sus naciones de origen, el
de terratenientes o de esposos de las terratenientes... desem barco de la m arinería de las Estaciones na­
váyase a saber. vales extranjeras surtas en el puerto de M onte­
Así nació, con la asistencia de 37 grandes propietarios, la video, antes que militar un solo segundo, aunque
m ás form idable herram ien ta grem ial que usaron de fuera distraídam ente, en las luchas entre blancos y
inm ediato la clase alta rural y los partidos blanco y colorados.**
riverista para derrotar prim ero, y frenar después, al
reformismo." (Barrán y Nahum: 'Batlte, los estancieros y ef Imperio
Bntánico")
(Barrán y Nahum, "Batlle, los estancieros y el Imperio Británico").

La acción de todos estos grupos se percibió con toda


La Federación Rural nació, no para buscar la conquista del
claridad en los mom entos difíciles que tuvo que enfrentar
poder político, sino para influir en sus decisiones desde
el sector patronal ante el avance del movimiento obrero.
fuera del ámbito partidario. Así lo definía Irureta Goyena:
Y a en época del presidente Viera, en pleno "alto" a la
política reformista, y ante una serie de huelgas de gran
"La Federación no constituye un partido político, sino un
trascendencia que em prendió el movimento obrero en
centro de acción política y económ ica (...). No intenta, en
1918, la C ám ara Mercantil lanzó un llamado a todos los
efecto, cerrarles el paso a los partidos tradicionales, para
otros grem ios patronales para unir los esfuerzos en la
d ispu tarles electo res en las urnas y bancas en el
lucha contra los huelguistas. Todos los otros gremios
parlamento, en nombre de un nuevo evangelio político. No.
patronales respondieron con gran entusiasm o a este
Su rol es otro, enteram ente distinto (...). Aspira a hacer
llamado. El resultado fue el inicio de una serie de medidas
política, pero su acción no propende a disolver los partidos
como el boicot que, sumadas a las medidas represivas del
sino a acendrarlos".
presidente V iera, implicaron una seria derrota para los
(C Caetano: "La agonía del reformismo").
obreros.
Sin em bargo la idea de organizar a todos ios grupos de
A g re m ia c io n e s d e c o m e rc ia n te s presión de los sectores urbanos en uno solo no prosperó:
e in d u s tr ia le s los intereses particulares primaron sobre el interés general
y sólo en los "tiempos difíciles" las clases conservadoras
M ientras tanto, la clase alta urbana tam bién intentaba se aliaron contra sus enemigos comunes.
revitalizr sus gremios para poder lograr una incidencia más
directa en la política gubernamental. ¿ U n p a rtid o d e la c la s e d o m in a n te ?
Los altos com erciantes ya tenían sus agrem iaciones: la
antigua C ám ara de Comercio, y la Mercantil de Productos Ai igual que en casi todos los aspectos, las ciases conser­
del P aís, a las que se sumó, a partir de 1915, la Liga de vadoras no eran hom ogéneas en cuanto a la estrategia
D efensa Com ercial. Entre los fundadores de esta última m ás conveniente. Unos creían que lo mejor era utilizar los
figuran Héctor TrabucattI, Mateo Brunet, Num a Pesquera y grupos de presión para influir en el quehacer político: un
Nicolás Inciarte y su asesor letrado era nada menos que el ejemplo fue la actuación de la Federación Rural en julio de
26
1916. O tro s, en cam bio, co n sid e ra b a n que el siste m a de En esta d é c a d a , los se cto re s c o n s e rv a d o re s a c tuaron
los p a rtid o s tra d ic io n a le s no se rvía en d e fin itiv a a sus co n ju n ta m e n te en varias ocasiones, c o m p lem entando así
in te re se s y q ue era n e ce sa ria la cre a ció n de un nuevo un proceso abierto en 1916, que cu lm in a en 1929 con la
partido, que e xp re sa ra exclu siva m e n te los intereses de la creación del C om ité de V igilancia E conóm ica que reunía a
clase dom in a n te . la gran m ayoría de los g rupos de presión que re p re se n ­
taban a las clases co nservadoras.
A pesa r de la cre cie n te relación entre los in te g ra n te ^ de
las clase s co n s e rv a d o ra s y el elenco p olítico, to d a vía en El C o m ité d e V ig ila n c ia E c o n ó m ic a :
1919 se g u ía e xistien do un sector de esta clase que m iraba un paso firm e d e la c la se d o m in a n te
con re tic e n c ia a los p a rtid o s tra d ic io n a le s , ya que, en
de fin itiva , h abía sido en ej seno de uno de ellos que se
Entre 1925 y 1929, las clases c onservadoras se preparan
había fo rm a d o un m o vim ie n to tan p e lig ro so com o el bat-
para librar un com b a te que sobrevendría a partir de 1929.
llism o. Ese g rupo fue el p ro p u lso r de la creación, en 1919,
"La réplica co nservadora se adelantaba al peligro efectivo,
de un p a rtid o nuevo, re p re se n ta tivo de sus intereses, con
m iraba m ás allá de los p ro b le m a s de su p resente para
el o b je tiv o , no de a lc a n z a r la p re s id e n c ia (m e ta que
p re v e n ir la c o n fro n ta c ió n que recién se a vizo ra b a . Se
o b v ia m e n te re su lta b a absu rd a ), sino de log ra r re p re se n ­
hallaba en su período form ativo una nueva ofensiva de los
tación en el P arlam ento, ahora que la C onstitución de 1917
se ctores c o n se rva d o re s en el proceso político nacional, y
c o n s a g ra b a la re p re se n ta ció n p roporciona l. A sí nació, en
en ella la unidad resultaría, una vez m ás, fa cto r de triunfo.
ese año de e le ccio n e s p a ra la C á m a ra de D iputados, la
C uando el reform ism o pudo finalm ente asom ar su cabeza,
d e n o m in a d a "U nión D e m o crá tica ", que o b tu vo sólo 656
la re s is te n c ia de las c la s e s c o n s e rv a d o ra s ya e s ta b a
votos, de m odo que no co n sig u ió ni siq u ie ra una banca.
e s tru ctu ra d a ."
Los h e ch o s d e m o s tra b a n q ue los c a m in o s p a ra in fluir (C a etano: "F u e rza s c o n s e rv a d o ra s y d icta d u ra : el golpe
p o lític a m e n te e ra n o tro s : la c la s e d o m in a n te ya no terrista", en cu adernos de C LAEH , no. 28)
in s is tiría con esta e stra te g ia . H a b ía triu n fa d o entre los
c o n s e rv a d o re s la lín e a p a rtid a ria de s e g u ir lu ch a n d o
d e n tro de los p a rtid o s tra d ic io n a le s y a tra v é s de los
Un c re d o u ltra c o n s e rv a d o r
grupos de presión. Y así siguió siendo e fectivam ente.
En 1929, entonces, se crea el C om ité de V igilancia
L o s p a rtid o s y s u s v ín c u lo s co n la E conóm ica, p ropiciado por la Federación R ural con
c la s e d o m in a n te fin e s m uy claros y específicos, que recogem os dei
te x to recién c ita d o :
Colorado
enticole-
BatHista gialista Blanco % ..) Las o rie n ta c io n e s que se p ro p o n e s e g u ir (e i
% % % C om ité de V igilancia E co n ó m ica ) son d e vig ila n cia
y d e fe n s a c o m o fin ; d e lu c h a in d e c lin a b le y
Políticos estancieros, industriales, co­ optim ista com o m edio, dentro d e l con ce p to de que
merciantes, banqueros y abogados
de empresas extranjeras 16,94 30,29 53,50 la p ro p ia e xiste n cia exige un cu id a d o p ro p io y que
e l d e re ch o c u y o e je rc ic io se lib ra a m an o s e x tra ­
PolíticQS no vinculados ai quehacer ñas, c o n fo rm a una a b d ic a c ió n q u e lle v a a la
económico de las ciases conserva­ esclavitud. Y en e l cam ino de s e r e sclavizadas van
doras y tas medias attas 83,06 09,71 46,50 las c la se s la b o rio s a s d e l p a ís , e s p e c ia lm e n te la
{Tomado do Barrán y Nahúm, "Batlle, los estancieros y el Imperio clase g anadera, am enazada de to ta l liquidación p o r
^Británico") e l fa n a tism o re fo rm ista R o m p ie n d o im p ru d e n ­
te m e n te e l o rd e n d e re la c ió n a n tic ip a n d o la s
u tiliz a r a lo s p a rtid o s tra d ic io n a le s m e jo ra s s o c ia le s a las p o s ib ilid a d e s e co n ó m ica s
en que ellas d e b e n fundarse, su rg e n a c a d a in s ­
En la d é c a d a de los ve in te , las c la s e s c o n s e rv a d o ra s tante p ro y e c to s g u b e rn a tivo s y p a rla m e n ta rio s (...)
insistiría n en m ostrarse "re tice n te s", aunque ya no in d ife ­ que intentan re p a rtir ¡o que no existe (...); Leyes de
rentes, a los a c o n te c im ie n to s p o lítico s. Al respecto dice ju b ila c io n e s p a ra q u e to d o e l m u n d o viva sin
G e ra rd o C a e ta n o : "...b a jo esa p ú b lica m a n ife sta ció n de tra b a ja r (...); Leyes de salario m ínim o p a ra que p o r
d e s d é n a n te lo p o lític o , se e s c o n d ía una e fe c tiv a la m agia de su im perio, e l trabajo tenga una re tri­
po litiza ció n c o n se rva d o ra . A este respecto se poseía una b u c ió n s u p e rio r (...) a sus m ism o s re n d im ie n to s
firm e co n vicció n sobre lo su icid a de vo lve r al a politicism o, (...); leyes p a ra d is o lv e r la herencia, que disuelven
pe ro ta m b ié n se s a b ía de las v e n ta ja s de o fre c e r una tam bién los p rin c ip io s que organizan y p ro te g e n e l
im agen p ú b lica a le ja d a del siem pre d e sg a sta n te q u e hacer hogar; leyes p a ra im p o n e r la divisió n de la tierra y
político." ("La agonía del reform ism o", tom o II). la n z a r a l p a ís p o r e l abism o de su desvalorización
Lo que sí e sta b a d e sca rta d o , a p a rtir del rotund o fra caso violenta; y todo ello con la p re te n sió n de cre a r otra
de la e x p e rie n c ia de la "U n ió n D e m o c rá tic a ", era el vida a l a m p a ro de ese p ro g ra m a de m u e rte ; de
c o n fo rm a r un p a rtido de clase. La clase d o m in a n te había c a m b ia r de un d ía p a ra o tro la s fo rm a s d e p ro ­
e n te n d id o fin a lm e n te q u e el s is te m a b ip a rtid is ta la ducció n , de p ro p ic ia r o p tim is m o s c re a d o re s de
fa v o re c ía . De a h o ra en a d e la n te a ctu a ría d e n tro de los riq u e z a ; de s a c a r d e l in có g n ito , de la p e n u m b ra
s e c to re s c o n s e rv a d o re s de los p a rtid o s tra d ic io n a le s y ensayista, la luz d e l nuevo d ía ."
fo rta le cie n d o cada vez m ás los grupos de presión.
27
A pesar de la aparente oposición a los partidos tradicio­
nales y a su conducta política, la integración del Consejo L a s g ra c ia s a i d ic ta d o r... y d a l
encargado de constituir el Comité dem uestra lo contrario.
Entre sus principales integrantes se encontraban Pedro
d ic t a d o r
Manini Ríos, Joaquín Secco Illa, José Luis S antayana,
61 *a$rad®cifni«>nto" de T e rra a las clases «>nser*
Segundo F. Santos, Américo Beisso, José F. Arias, entre
otras personalidades políticas. vaderas por su apoyo af golpe d e Estado, no tardó
En setiembre de 1929 se realizó un "Congreso Nacional de en concretarse.
Al respecto, d ice G . C aetano, en el trapalo antes
D efensa Económica", que estableció las características y
menctonado:
los fines del Comité. Este se proponía actuar en todo lo
■©t A» C[ü0 m hubo étdss Are e» la kitaftdófí manfSasta
relacionado con la econom ía nacional, en la forma que al
(M féüfifnett tm ista m al tam a da su «tmdksxBn
C om ité le pareciera m ás adecuada; y en cuanto a su gtOm físmatmi da ptíugar ampffa saSsfasetófí -tanta a
actividad política sostenía, adem ás de su intención de no mval .de medidas concretas como en «uanto a h $
form ar un nuevo partido político, que "Esto no obstante, la ttómbmmhmrns tmOzades- a tas e^ipeotadvas dSe tas
po lítica, en su am plió conc epto, no pu ed e serie saidaras amservaxk>ms, fatíaras na ¿mi&ts pata s í
indiferente, y su acción será tam bién de vigilancia políti­ dae^idvas da ioda k i m at^n& ia gofpústa. B t tas iSas
ca..." Y así sucedió, efectivam ente, en los años siguien­ s ^ ^ m a s a i $1 da mstza se pradujaton nam bm n^nas ^
tes. Ante el llamado "nuevo impulso del reformismo", los sipa§c&Ívos en ia Admhistraeiéfí: Pedro i/ta riti (fías
secto res cons ervado res tom aron dos cam inos para coma hdnisUQ bitsrkia de Hatíentía (además da sus
detenerlo: la acción a través del Comité y a través de los
tm ^anes como tetegrante da la dunia de Úabiemo}^
Cmtos de Castro (abogado de compañías dansna-
partidos o sectores de partidos de derecha. Si a esto doneites, eormddt da la empresa nsfíera W est tn éa y
unimos los efectos de la gran crisis económ ica que se radumaida oposiiaf a tos monopo&os estatates} como
desatara en N ueva York en octubre de 1929, se entiende bttefvmtar dd Banca de ta f^ p íü io a y más tarde «amo
con to d a claridad la rad icalización de las fu erzas Praddtmte det &raaH»la da ANCAPrAm érto J. M im o
conservadoras en los primeros años de la década del 30. (preddente de fa F&MaoiÓn M a lí samo tff/edor det
Prtgortfiae ílackm t; Atiesto Pasán como tmegrante de la
La c la s e d o m in a n te im p u ls a Juffto de Oobterno y M n/sfro da Obras Públicas-
Asiaisma sa tomaroo manidas que vantsn a «tender
el g o lp e d e T e rra vidas tequarfmismtos de tos grupos de pradda
conservadores, aotudPsados durante «t proceso
En cuanto a las opciones políticas que tenían los conser­ goiplsta: rabaia de ta Contribuetón tnmobUlatta^
vadores en las elecciones de 1930, éstas eran varias, ya
que se presentaron M anini Ríos como candidato del
riverismo y H errera como candidato del Partido Nacional,
ambos representantes de los sectores más "distinguidos" sek mases, supresión de M ad o s, mtmotos sobre
de nuestra sociedad. M ientras tanto, el batllismo, al no
A dem ás Terra re c & ló varías com unfoacfcnea de
llegar a ponerse de acuerdo, se presentó con dos
spoyo d e los distintos grupos d e presión, entre las
candidatos, entre los que se encontraba G abriel Terra.
t^ua nos parece Interesante destacar la del ComHó
U na vez éste en el poder, el acercam iento entre el
d e Vigilancia E conó-m ica y la d e ia Eederación
Presidente y las clases altas será cada vez más rápido,
llegán dose incluso a im pulsar la quieb ra del orden flu r a l
£ t C&rtM íésdond de ]ñ0an<^ Bconómica raso¥Ó por
institucional y el golpe de Estado a fin de defender sus tmsadmbfád expresaros te oomptetmnem con qpa ha
intereses.
Asimismo los otros sectores de la clase dominante, como
los com erciantes y en m enor escala los industriales, como cortea-cuanda det damor det pate para «pte
hicieron llegar sus saludos y apoyo al dictador. Lo mismo raciftesam mis gober-nantes, te marcha potítioa y
hizo el sector de ios banqueros, tanto nacionales como
extranjeros, poniendo a disposición del nuevo gobierno un
p réstam o que h a b ía sido tra m ita d o por gobierno
anteriores.
La gestión de Terra durante ios años que se mantuvo en el "La Ped&atMn Riusi rm puente permarmeet en
poder, como ya se vio, favoreció en términos generales a trente a tees pteteáítcm m d d a s de caréette a&mámico,
m atu M as y seote-tes tomadas por e i gobierna en «i
los sectores de la clase alta uruguaya, que así pudo
m m m s o da este mas, {-.} (duei a v td m im te sana e
disfrutar del total triunfo obtenido sobre su enem igo de
tantos años: el reformismo de Batlle. >ef rúmbente
tes cosas M dmvte tes garandas naeasadm para et

-mm sáos a la tetáia, d^rtóde :


con esas nm nes gi» viene a ;
Prosidemey to «tonta tte (Sol
tTomsdo de <toStono, ob. d i

28
SEPTIMA PARTE
LOS SECTORES DOMINANTES EN LAS
ULTIMAS DECADAS
Los autores creen del caso señalar, a esta altura del trabajo, que a partir de la dictadura de Terra no abundan
los estudios debidamente sistematizados sobre la clase dominante desde ese momento hasta el presente.
Ello no permite todavía esbozar hipótesis acerca de la evolución de dicha dase, y en particular de su relación
con los acontecimientos políticos desarroilados desde entonces. Por esta razón se ha preferido trazar
algunas líneas generales de la evolución seguida en estas décadas por sus sectores más importantes: el
ganadero, el industrial, el mercantil y el bancario.

I - EL SECTOR GANADERO Un g a n a d e ro q u e d e riv a


ita c ia ia b a n c a .
A pesar de la política favorable al s e c to r g a n a d e ro
llevada adelante durante la dictadura de Terra, razones de
A ñ R O S A , F E D E R IC O P.; (Estancias ’ B Duraznito”
carácter interno y externo -que ya han sido tratadas-,
y '‘La Daficia* (Soriano), barraca d a frutos del país
llevan a un estancamiento del sector agropecuario y quizá
(1903).
también a una disminución de su incidencia en los resortes
En 1929 figuró com o Suplente d e la "Sociedad
del poder. Sin perjuicio de ello, en las décadas siguientes
Uruguaya d e Combustibles* g u e se propuso erigir
se asiste a lo que Real de A zúa denom ina "la gran
una refinería d e petróleo que la creación d e Ancap
concentración de propiedad en el tope de la pirámide: Trías
frustró.
calculaba, sobre datos de 1956, 38 predios con 965.000
F u e accionista d el “Banco d e C obranzas, Loca­
hectáreas; el Instituto de Economía estima 300 de más de
ciones y Anticipos" (2 3 7 acciones en 1931), y del
5 .0 0 0 hectáreas, asignándoles una ganancia líquida de
"Banco Com ercial* (asam blea del 21 d e octubre de
15:000.000 de dólares anuales. De esta crem a em ergen,
1941).
como nombres y cifra legendarias aún fijadas a diferente (Tomado de Jacob, R., "Uruguay 1929-1938").
fecha, estim aciones como la de 1 3 9 .0 0 0 hectáreas del
grupo M artinicorena en 1962, la de 1 2 0.000 del grupo
G allinal..." En este período se asiste también a un fuerte
entrelazam iento entre la cúspide del sector rural con otros
sectores de la clase dom inante. El caso de los grupos
Mailhos y Salvo, de extracción fundam entalm ente indus­ EL SECTOR INDUSTRIAL
trial, es un claro ejemplo.
Asimismo, la intervención de la inversión extranjera en
este sector agrega factores de movilidad y sustituye El auge al que llega el sector industrial a partir de la
modalidades de explotación, ya que el capital extranjero, década del 40 tiene sus raíces a fines del siglo paasado
poco apegado a las tradiciones, no vacila en comprar o con las primeras leyes proteccionistas del gobierno de
vender establecimientos, y en modificar formas de produc­ Latorre. Esta política que continuará Batlle en sus dos
ción según el mayor o menor índice de rentabilidad. gobiernos, llevará, como ya vimos, a la consolidación del
"En una sociedad del tipo de la nuestra, quien dice poder sector industrial dentro de la clase dominante.
económ ico dice prestigio. Las m uestras de agosto del Sobre el origen de los capitales de este proceso indus-
Prado son, desde hace más de medio siglo, uno de los trializador, Jacob insiste en su pluralidad. Por un lado, el
grandes eventos nacionales. Y a ello hay que sumar toda­ capital proveniente del propio desarrollo del artesanado y
vía el otro prestigio que rodea, en todas las sociedades de las pequeñas industrias montadas por extranjeros, que
propiedad privada, la propiedad de la tierra en particular. encontrarán siem pre la protección estatal. Por otro, el
Ninguna otra modalidad de dominio llega en este orden a proveniente del sector mercantil, en franca decadencia a
com parársele” (Real de Azúa: "La clase dirigente"). partir de la política restrictiva adoptada por el Estado para
contrarrestar los efectos de la crisis del 29. Parece ser
menor la incidencia del capital rural, que en general prefirió
la banca como opción para sus inversiones, y cuando
apostó a la industria lo hizo a aquéllas que tenían relación
con su giro.
Por último, el sector bancario aparentem ente no tuvo gran
29
intervención en el desarrollo industrial de este período,
dado el rápido crecimiento que estaba experimentando. A M a ilh o s y S tra u c h , in d u s tria le s
todo esto debem os agregar el capital proveniente de
nuevos sectores sociales que habían conseguido enri­
q u e s e d iv e rs ific a n
quecerse a partir del ejercicio de sus profesiones univer­
MAILHOS, HORACIO y JULIO {hijo): { U extstenda de
sitarias. datos permite en este caso reconstruir ta evolución de la
El proceso de industrialización se vió incrementado por el trayectoria económica de ía familia).
perm anente arribo del capital extranjero a partir de 1911, 1855 - Nace en Tarbes (Francia), Julio Mailhos.
por ejemplo, del Grupo norteamericano Swift, a través de 1862 - Luís Mailhos. padre de Julio, cerrajero de profe­
una subsidiaria: la C om pañía Swift de Montevideo, de la sión, funda la "Armería del Cazador".
G eneral Electric y de la Otis en 1916. 1880 - Julio adquiere la "Cigarrería de El Globo* y la fábrica
C om o ya se ha visto, el sector industrial tuvo un de tabacos "La Imperiar* a la que rebautiza como "La
crecimiento imortante a partir de la década del 30, ya que Republicana".
tanto la crisis económ ica del 29 como la Segunda G uerra 1895 - Es el primero en explotar tos nuevos métodos para
la fabricación de cigarrillos de ta X o m as Oigarette
Mundial, al representar un período de intensa debilidad
Machine Co." de Estados Unidos.
coyuntural del capitalismo mundial, permitieron un proceso 1897 - Importa para las restantes firmas tabacos de La
industrializador en las áreas dependientes. Finalizada en Habana y Bahía y organiza ía venta de tabacos en
1945 la debilidad coyuntura! del sistem a capitalista, el Argentina.
proceso de extranjerizaclón de la industria tuvo un nuevo 1898 - Adquiere una estancia en los límites de Paysandú y
empuje, ya sea por establecimiento de filiales de capitales Río Negro.
extranjeros, o por la asociación o inversión en empresas 1900 - Adquiere una estancia en Oonchítlas (Colonia).
nacio n ale s con dificu ltades fin a n c ie ra s , ya por la 1904-06 - Adquiere grandes extensiones de tierra en
im plantación de una etapa de arm ado y term inado de Argentina y Río Grande del Sur.
bienes importados. Este, entre otros, .es uno de los moti­ 1 9 1 5 -Fallece.
1925 - Julio (hijo) Presidente de "Estancias Julio Meiíhos",
vos que señala R eal de A zú a como limitantes de una
1927 - Julio (hijo) Presidente "Cooperativa Tabacalera
ideología propia del sector. Uruguaya S.A.".
1928 - Julio (hijo) Director de "S.A, Empresa Constructora
Costemalte" y "Aeroposta Uruguaya".
1931 - Julio (hijo) Vocal de la Federación Rural. '
I I I - E L SECTOR 1932 - Horacio, Director de "Fábrica N. de Cerveza S.A.".
1941 - "Julio Mailhos S.C." asiste a la asamblea de
MERCANTIL Y BANCARIO accionistas del "Banco Comercial" (21 .X.)*
Horacio - Director de la "Cía. Uruguaya de Navegación
Ltda.".
La historia de la banca en nuestro país em pieza en 1857 1943 - "Julio Mailhos S.C," * $3 acciones de "Industrias
con la fundación del Banco Comercial, integrado como ya Laneras del Uruguay".
dijim os por c ap itales provenientes de los sectores 1944 - En la Asamblea de la "Cía. Industrial de Productos
ganadero, comercial y saladerista. Agrícolas S.A. (CIPA)" Julio Maithos figura con 1.001
H asta 1896, el sector estuvo dom inado por los capitales acciones y "Julio Maiihos S.C," con 325 acciones.
privados, tanto nacionales como extranjeros, y se dedicó Constituyen "La Reserva S.A," (arrendamientos, compra,
fundam entalm ente a promover el círculo de los grandes venta).
exportadores e importadores, mientras que las activida­ Di versificación: agropecuaria, transportes, construc­
ción, banca.
des rurales y fabriles fueron escasam ente atendidas.
"Con los bancos nacidos hacia el filo del 90 y los que tras STRA UC H, G U ILLER M O F.: (Guillermo Strauch
ellos se fundaron hacia el novecientos, y con el Comercial (Padre) fundó una jabonería en 1869, que fabricó además
com o decano, el sector bancario fue Increm entando productos químicos, especialmente para el agro).
pausadam ente su poder. Con todo, puede decirse que
h asta la quin ta d é c a d a del 20 ese poder estuvo Director en 1935 de "Territorial Argos S.A.*", firma que en
vigorosamente contenido por el crecimiento paralelo de un 1936 integra "Conatel Ltda." (artículos eléctricos).
sistem a bancario estatal,^dotado, desde un cuarto de siglo Director en 1941 de "Papelera Mercedes En 1944
antes, de fuertes tradiciones institucionales, provisto de fue vocal de "Fibratex S.A." y Presidente de "Conatel $A "
un alto sentido de servicio público, arm ado de monopolios En 1945 integró la "Compañía BAO S-A."* (jfi^o-nerla)^ fue
eficaces y resguardado, al menos por más tiempo que suplente del Presidente de la "Cía. Agropecuaria e
Industrial El Mirador S.A.", y ía "Territorial Argos S.A."
otros entes públicos, de la erosión envilecedora de la
cambió su denominación por "Strauch y Cía. S.A
política menuda". (Real de Azúa, "La clase dirigente"). Su hermano Arturo fue en 1930 vocaí del "Banco Popular
del Uruguay".
Sin em bargo, Jacob anota que la decad en cia de la Diversificación: banca, agropecuaria.
actividad bancarla estatal se inicia después del golpe de
Estado de Terra y que a partir de 1935 albergará en su (Tomado de Jacob, "Uruguay 1929-1938")>
"departam ento de emisión a los representantes de las
llam adas "fuerzas vivas", entre los que se encontraban
representantes de los banqueros. En su papel de gestor
crediticio de la producción, benefició preponderantem ente
30
al secto r rural, que entre 1 9 3 1 -3 9 recibió m ás de A partir de 1955, a causa del estancam iento y crisis que
7 l lOOO.OOO de pesos en créditos, contra algo m ás de experim entan tanto el sector agropecuario como el indus­
1 8 :0 0 0 .0 0 0 que se proporcionaron a la industria". trial, se asiste a un proceso de gran crecimiento y forta­
(ft.JACO B:Uruguay 1929-1938). lecimiento del sistem a bancario privado y de la especu­
Según V.Trías, ya en 1940 la banca privada superaba al lación financiera. En la década del 60 com ienza el proceso
Sanco República en los depósitos, a partir del 43 lo hará de extranjerización, que tom ará mayor auge en la década
en las colocaciones y a partir del 49 también en el capital y siguiente, al mismo tiempo que se asiste a un proceso de
reservas. concentración bancada.

C u a n d o el B a n c o C o m e rc ia l e ra p ró s p e ro ...
GRUPO BRAGA SALVANAC
(61.700 acciones) GRUPO SANTAYANA
CORRESPONSAL
(55.000 acciones)
Chase Manhattan (Rockefeller)
A g r o p e c u a r ia s
8.916 has. en p. directa H éctor Bova M acció
Arroyo Clara S. A. (71.876 hás. en p. directa)
Ñandubay S. A.
A g r o p e c u a r ia s
V a ria s Est. La Calera S. A.
Banco de Cobranzas Est. San Luis S. A.
Soc. Uruguaya de Carbón y Sal Est. Pardo Santayana S. A.
S.A. Est. El Toboso S. A.
Mercurio S. A. La Candara S. A.
Agropecuaria del Norte S. A.
Est. Mangueras S. A.
GRUPO GALUNAL HEBER Est. Santander S. A.
BANCO CO MERCIAL
(10.800 acciones) La Castellana S. A.
A lb erto G allin al H eber Est. La Macarena S. A.
,(35.882 hás. en p. directa)
C lara G allinal H eber V a ria s
(19.710 hás. en p. d.) Cía. Salus S. A.
COLATERALES
Elena G. de Sáenz L uis M areosa
F in ancieras en el exterior
(25.788 en p. directa) Cía. N. de Cementos S. A.
Bank Comercial Trust-Bahamas
FUCA
V a ria s Cía. Primus S. A.
F in a n c ie r a s
Hiperfosfato S. A.
El Palmar S. A.
Agromax S. A.
ALTRESA
(ADELATEC - Rockefeller) GRUPO PEIRANO
Crédito Comercial S. A.
Comercial Investments S. A. (Peirano de Iñiguez, Vignale de
Financiara Agrícola Inmobiliaria Peirano y Peirano de Peirano)
GRUPO GARCIA CAPURRO 38.000 acciones
S.A.
Varias Ver: Banco Comercial
ACSA
Cía. de Cemento Portland
Arkansas S. A.
I n m o b ilia r ia s
Edisalto S. A. FELIX DE TARANCO
San Cristóbal S. A. Varias
GRUPO URURETA GOYENA Taranco y Cía.
Ediguay S. A.
(10.200 acciones)
5.638 hás. en p. directa Chucarro Forán S. A.

GRUPO ARAMENDIA
José Pedro Aramendia
GRUPO AMEGLIO
Est imación total de tierras 300.000 hás.
Frigorífico Canelones A g r o p e c u a r ia s
13.976 hás. en p. directa
Est. La Macarena S. A.
GRUPO SUPERVIELLE
(3.500 acciones; ver Banco de V a r ia s
Montevideo) Andrés Deus S. A.
Impresora Uruguaya Colombino
(V TRIAS: "Imperialismo y rosca bancaria en el Uruguay") Artix S. A.

31
La s ie m p re re c o rd a d a " in fid e n c ia '
U n is a n q u e ro q u e s e m u itfp iie a
Tom ado de J.M . R odríguez y L. Stolovic, "Gobierno y
em presarios: sus vínculos personales", pasaje de la
ponencia presentada en el Seminario, "Concentración de SUPenviElLE, lu is del "Banco
poder en el Estado" realizado por C IED U R . Fnaneéa* liaiídado en 1887 lula B. SapervHIe,
La devaluación del dólar del 29 de abril de 1967, más
conocida como de la "infidencia", es un claro ejemplo de CebaAa'lja naneo Ptatenee* (Canelón»»).
utilización de cargos públicos para que políticos, grupos 9»iM8eies:"Sffit Anfenio* (Ssdto),
económ icos, em presas trasnacionales, etc. obtengan (18.000 h ec^ea» en Bb» Negro), en 1838 H »
enorm es gana ncias. El caso g ene ró una serie de Pfe^der8»deIa*S.A. Bund^gen^tÁ uguayo*)
contradicciones dentro del partido gobernante y entre Bancos « instituoHon»» orediticlas; En 1837 el *Ban«»
altos funcionarios, llevando incluso a la destitución de un Frene#»* e»i»8d como accionista a la Asamblea del
*Banco itaiáno* (29 julio). Preskienla en 1838 de te
director del Banco de la República por el Poder Ejecutivo
*SA Crédito Inmobiflarto''. Ei "Banco Francés* estNtw
— precisamente al que denunció la maniobra y no a los que
aderoi» vincaéado econámicamenta ai "Banco Pebtense
la hicieron— e incluso fue tratado en el Parlamento. Luego dtí Ectedo de Bto Orando" (Biati} y "Ctécteo Territodai d»
de so licitar inform es ai P o d er E je cutivo, que se Bic Grande* (Brasil), y ti "Ctédfto Fonder de Buen»»
consideraron insuficientes, se realizó una investigación «re».*
por parte de una comisión parlam entaria de la cual resultó Transpon#» y eomunicaetenest "Aeroposta Urugtu^e*
la certeza de que hubo especulación e infidencia (es decir (11^18). FtéddisMe de te "Corneaste itectenN de L a n d t^
se dio a conocer la devaluación antes de realizarse, y flteteoíftie»* (1832). Presidente de "C.A.U.S.A.*
permitiendo la com pra especulativa de dólares), aunque (aviaelén ;1842>, " la Intemscteraé E n ^ s a Teletónteai
no se Individualizó ai "Infidente". Julio H errera Vargas, (Amg»<l8yent, Preddentei
director del BRO U destituido, en una exposición realizada tectestnte tCompaftte Sdt»* (Presidente: 1807), "Vidriera
denunció en el Paraninfo de la Universidad, que Jorge y CiiaNleétte Nacional*, *S.A. Compallia Naciond de
Ceraanto»*' (Presidente. 1837).
Batile planificó cuidadosam ente el negociado, el cual fue
Oiverateoedién: ganaderte, trsstsfrortee y comunicasie*
instrumentado por el Presidente del Directorio del Banco TOS, indusuia.
Central, Cr. Enrique Iglesias y su compañero del Directorio
José Guntin (que al igual que J. Batile era colorado y de la (Tornado<te.«tedot>, otecit.).
lista 15). Herrera Vargas sostuvo que la especulación fue
detectada en el B R O U , pero se decidió no utilizar los
instrum entos legales que existían para defen d er las
reservas de dólares de la institución. En los siete días
anteriores a la devaluación los bancos de plaza realizaron
im portantes com pras de m oneda extranjera y bonos en
dólares tal como se Indica a continuación (en miles de
d ó lares): B. de M ontevideo 4 1 2 ; B. M ercantil 2 1 6 ;
Sociedad de Bancos 214; La Caja Obrera 87, B. Comercial
515; Crédito 291; Popular 136, Citibank 242, Londres 502.
En su conjunto el sistem a bancario compró esa sem ana,
2 .7 1 2 miles de dólares, sobre los cuales ganarían en
pocos días un 25% , que esa fue la tasa de devaluación.
En los directorios de estos bancos figuraban importantes
hom bres del P.C olorado, del gobierno y de los grupos
económicos tales como Jorge Peirano Fació (B. Mercantil,
hoy en C O T, casas de cambio y otras em presas), C ésar
Charlone (Sociedad de Bancos), Vegh Villegas (B. La C aja
O brera, hoy asesor de la Sociedad Rural A rgentina y
siempre en C ICYP).
En el tratamiento parlamentario la Lista 15 hizo lo inaudito
p ara im pedir el tratam iento del tem a , luego para no
investigarlo, finalm ente para no resolverlo. No lo logró y,
finalm ente, por unanim idad de presentes, se resolvió
enviar los antecedentes a la justicia. Sólo el tiempo y el
silencio de los años que siguieron lograron que a nivel
popular, cada vez que J.B atile es nom brado no se lo
asocie con la infidencia y, probablem ente, es uno de los
fa c to re s q u e d ificu ltan sus po s ib ilid a d e s de ser
candidateable a la Presidencia de la República. (Datos
tom ados de Vivián T ría s "Econom ía y política en el
Uruguay Contemporáneo" E.B.O . 1968.)

32
La c o m p le ja tra m a d e la c o n c e n tra c ió n b a n c a ria

i»EfuoDo H m O O O 1969-1982 PEíUODOAClUAL ( 1)


0OBAKCOS) BANCOS) (21 BANCOS)

DISCO UNT BANK


M ONTEVIDEO
PANA M ER ICA NO
B A F IS U D
NOREIGN TRADE
HOLANDES UNIDO
NACION ARGENTIN
DO BRASIL
C IT IB A N K
COM ERCIAL DISCOUNT B A N K ____ DISCOUNT BANK
LAS PIEDRAS AM ERICAN EXPRESS- AM ERICAN EXPRESS
DE AM ERICA B O S T O N _______________ BOSTON
DELESTE M O N TEVID EO ____ MONTEVIDEO
FRANCES E ITALIANO PA N A M ER IC A N O - CENTRO BANCO
DE RIO NEGRO, B A F IS U D _________ NMB BANK
DE LONDRES BANCO REA L ____ BANCO REAL
DE SALTO HOLANDES U N IDO ___ HOLANDES UNIDO
CAJA OBRERA NACION A R G EN TINA . NACION ARGENTINA
DE PANDO DO B R A S IL ___________ DO BRASIL
DE CREDITO C IT IB A N K ____________ C ITIBA N K
DE SAN JOSE C O M ER C IA L__________ COM ERCIAL
DEL NORTE E A M E R IC A _________ OF AM ERICA
CERRO LARGO S U D A M E R IS __________ SU D A M E R IS
ESPAÑOL L O N D R E S_____________ LONDRES
TERRITORIAL CAJA O BR ER A _______ CAJA OBRERA
LITORAL C R E D IT O _____________ CREDITO
SORIANO U B U R _________________ UBU R
FLORES L IT O R A L _____________ SA N TA N D ER
FLORIDA B A N F E D _______________ EXTERIOR
DURAZNO DEL PLATA.
CACELSA ALDAVE Y MARTINEZ B .R .O .U .
DELPLATA MERCANTIL
ALDAVE Y MARTINEZ SOCIEDAD DE BANCOS
MERCANTIL ^:OBRANZAS
POPULAR ,PANDEAZUCAR-
DEL INTERIOR B .R .O .U .
rrALO BELGA DE ITALIA.
SOCIEDAD DE BANCOS.
DEL TRABAJO
ITALO AMERICANO
UNIDO DE CASUPA
COBRANZAS
p o pl t j \ r d e a r t ig a s .
TREINTA YTRES
CONTINENTAL
LAPAZ
PAN DE AZUCAR
AMERICANO ISRAEU
CANELONES
B .R .O .U .

(1) El período actual corresponde hasta el año 1986, en


que fue publicado el trabajo donde se tom a este cuadro:
A. Stttotovich y otros: "Compra de Carteras"...

33
A MODO DE
RECAPITULACION
SOBRE EL PAPEL DE LA
CLASE DOMINANTE
*A lo largo de la historia del país, hubo sectores, como el
de los ganaderos y el de la burguesía com ercial, que
ocuparon perm anentemente un lugar de predominio dentro
de la clase dom inante. A éstos debem os agregar, en
ciertos períodos, el de los industriales y el financiero.

*La clase dom inante en el Uruguay no fue — ni es— un


grupo hom ogéneo. Los distintos sectores que la integran
responden muchas veces a intereses diferentes, incluso
opuestos, de ahí que siempre haya habido uno, o más de
uno, que ejerció una cierta hegem onía en determ inadas
e ta p a s . Ello no im pid ió q u e , a n te c o y u n tu ra s
especialm ente "peligrosas" para los intereses comunes de
esta clase, se superaran esas disidencias y respondieran
todos ios sectores como un bloque único.

*La clase dom inante no siempre coincide con el bloque en


el poder (o sea, el que ejerce el control político). Así, por
ejem plo, durante el período militarista todos los sectores
conservadores encontraron satisfechos sus intereses y
tuvieron una estrecha relación con el poder político; en
cambio, en el período batllista de 1903 a 1916, algunos de
ios sectores de la clase dominante no sólo no participaron
m ayoritariam ente en el control político, sino que tuvieron
duros enfrentamientos con él.

*La politización de la clase dominante no fue permanente a


lo largo de la historia del país. A una prim era etapa de
considerable incidencia en el aparato político colonial y de
la Patria Vieja, le sucede un período de cierto apoliticismo
durante las décadas de vida independiente del siglo XIX,
motivado, entre otros factores, por el proceso creciente
de extranjerización que experim entó dicha clase. Pero a
partir del impulso reform ista (sobre todo durante la
segunda presidencia de Batile), la politización de la clase
dom inante se hizo cada vez más perceptible.

*Las form as de intervención en el pano ram a político


fueron varias, de las que podemos destacar la integración
de algunas figuras prom inentes al elenco político, la
formación de grupos de presión (Federación Rural, Comité
de Vigilancia Económica, etc) y en las últimas décadas,
los grupos económicos.*

*A lo largo de la evolución del país, el capital extranjero


incidió con mayor o menor intensidad en la conformación
de la clase dominante.

34
BIBLIOGRAFIA
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Montevideo, EBO.
-W IL L IM A N , J .C . - "Los patricios". Enciclopedia Uruguaya.
-C R O N IC A G E N E R A L D E L U R U G U A Y . Varios fascículos.
LOS FASCICULOS RESTANTES DE ESTA (XtLECdON

20. QUE FUE Y QUE DEBE SER EL URUGUAY. Diferentes proyectos y concepciones del
país; s u viabilidad como tal, la integración como destino. M arieta A m ejeiras,
y Leonor Piñeyro.

21.LOS IMPERIAUSMOS EN EL URUGUAY. Cómo deform aron al p a ís y lo hicieron


dependiente. Miguel Benvenuto y Osvaldo Firpo.

22.LAS IDEAS Y SU GRAVITACION EN LA VIDA DEL PAIS. Francisco B ustam ante.

23.EL ARTE Y LA CULTURA. L as gra n d es líneas d e s u evolución. Graciela Franco, '^ 1

María Inés López y Luis Bravo.

24. EL EJERCITO. S u carácter y papel a lo largo d e nuestra historia. Selva López.

25. LA IZQUIERDA URUGUAYA (2da. parte). Yam andú González.

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