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In ic ia c ió n al
V O C A B U LA R IO D EL
A N Á L IS IS H IS T Ó R IC O
Crítica
PU EBLO S, NACIO NES, ESTADOS
Hemos estudiado la división de la sociedad — ^mejor di
cho, de las sociedades— en grupos sociales cohesionados por
las relaciones de función y de subordinación, cuya forma más
característica es la división en clases.
Pero el conjunto de la humanidad se divide igualmente
en grupos yuxtapuestos en el espacio, grupos estructurados
socialmente y con frecuencia organizados políticamente, cuyo
origen, existencia, transformaciones y conflictos constituyen
a menudo, más incluso que la misma historia social, el fondo
de la historiografía clásica.
No dudamos en subrayar la vacilación, la confusión y las
fluctuaciones del vocabulario y de los conceptos en torno a
esta división espacial de la humanidad: razas y etnias, clanes
y tribus, comunidades y ciudades, pueblos y nacionalidades,
reinos e imperios, naciones y estados: he aquí una serie de
palabras familiares cuyo contenido, en principio, conoce todo
el mundo, pero cuyas definiciones sociológicas, sin embargo,
son a menudo inexistentes o controvertidas, mientras que los
historiadores, los periodistas y, con más motivo, el lenguaje
corriente las emplean fácilmente sin preocuparse por la pre
cisión, dan a entender que algunos términos son sinónimos
cuando no lo son, y los utilizan de forma anacrónica por poco
que se descuiden.
Como ejemplo citaré el título de un libro conocido de
Raymond Aron, Paix et guerre entre les nations, que, desde
las primeras páginas, define la guerra como una forma de
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conflicto entre los estados. O bien el título de una colección Antes de pasar a los términos importantes (en particular,
histórica, excelente por otra parte, «Historia de las relacio el de nación) quisiera sugerir algunas reflexiones prelimina
nes internacionales» en la que hay volúmenes dedicados a la res, preparatorias, sobre dos nociones íntimamente ligadas a
edad media europea, época en que la voz nación (y, por lo la existencia histórica de los grupos: la noción de frontera y
tanto, la palabra «internacional») no puede emplearse en el la de guerra.
sentido actual.
Pero ante todo me complace citar, como prueba de esta
desorientación semántica sobre las nociones de grupos huma L a FRONTERA
nos, las frases de una comunicación presentada al congreso
de Oslo, en 1929, por un historiador polaco, encargado pre Frontera es actualmente una palabra, y un hecho, perfec
cisamente de esclarecer los orígenes de la noción de «naciona tamente definido desde el punto de vista jurídico; en el Sieg
lidad»: «Los Estados o países, y por ende las naciones respec fried de Giraudoux se encuentran fragmentos placenteros so
tivas, no llevan más que los nombres de sus provincias prin bre la noción de «línea ideal», y una película de Charlie Cha
cipales», y «se trata de saber cuál era la función de la con plin termina con una secuencia extraordinaria en la que Char-
ciencia nacional, del sentimiento nacional, de la solidaridad lot, perseguido por las policías de dos estados, se arriesga a
nacional que abarcaba al conjunto de una sociedad, en toda caminar sobre la «línea ideal» que separa México de los E s
la extensión del Estado futuro al que pertenecerá». tados Unidos. Estas fronteras de estados tienen un sentido
Es evidente dónde se encuentra la confusión: se da por muy neto: a uno y otro lado no son válidas las mismas mo
sentada una solidaridad, una conciencia que existía antes, nedas, el derecho y la policía no son los mismos, ni lo son
pero en lugar de buscar por qué, se proyecta esa solidaridad tampoco las lenguas oficiales; hay aduanas y pasaportes. Y, sin
en el marco de un estado existente, mientras parece admitirse, embargo, sabemos bien que las lenguas populares no respetan
por la utilización de la palabra «pertenecerá», que la naciona los límites de las lenguas oficiales, ni en Flandes, ni en Alsa-
lidad no se confunde con el estado — hecho innegable, puesto cia, ni en Cataluña, ni en el País Vasco, y ello basta para mos
que gran parte de la historia contemporánea está compuesta trar que estado, nación, nacionalidad (o etnia), lengua, fol
por la reacción de las «minorías nacionales» contra el Estado klore, etc., no coinciden exactamente con las fronteras jurí
al que sienten «extranjero»— dicas. Las fronteras políticas actuales, que separan estados,
Existen, pues, una serie de términos y de nociones sobre son consecuencia de tratados, que a decir verdad son más
los que merece la pena reflexionar, tanto más cuanto que qui «interestatales» que «internacionales». Y, sin embargo, estas
zá son precisamente los más familiares. fronteras son un producto de la historia que no se hace com
pletamente al azar.
1. Algunas de mis investigaciones sobre estas fluctuaciones del voca Cuando los hombres ocupan la tierra de forma muy laxa,
bulario histórico respecto a los grupos están condensadas en mi obra Ca sus agrupaciones tienen fronteras mal definidas; las tribus
taluña en la España Moderna (Barcelona, 1978), tomo I, prefacio, epig. 5
«Historia y sociología ante el fenómeno nación», pp. 36-49. Cf. en la misma nómadas de Africa o de Asia saben perfectamente los límites
obra, pp. 96-102 y (sobre la noción de «frontera») pp. 112-116. de sus terrenos de paso, pero se trata de una zona y no de
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trazados lineales; en la antigüedad o en la edad media, las norte colonizada por europeos y las tribus indias progresiva
comunidades campesinas, los señoríos, las pequeñas ciudades mente eliminadas.
fortificadas conocían los límites de su territorio inmediato y Vemos así cómo la historia permite la crítica de una no
en caso de necesidad acogían a las poblaciones en el recinto ción de «frontera» que el siglo xix había elevado al rango de
de sus murallas. Pero amplios espacios forestales o pedrego tabú; inmediatamente después de 1871, un «incidente de
sos eran apropiados de forma muy vaga; y lo mismo sucedía frontera» entre Francia y Alemania creaba una auténtica at
con pertenencias más elevadas; las fronteras entre los terri mósfera de guerra. En el siglo xx, en circunstancias políticas
torios pertenecientes al señor tal o al soberano cual se ex particulares, la noción se hizo aún quizá más rígida (materia
presaban a menudo con la fórmula: «hasta tal castillo» o lización del «telón de acero»); pero observemos que esto su
«tal ciudad», indicación militar pero que muestra bien el cede a menudo entre dos partes de una «nación» reconocida
carácter no lineal de la división política. Tal tierra o tal per (Alemania, Corea). Sin embargo, en otras circunstancias, la
sona dependía de otra por el vínculo personal, por el derecho guerra se instala de tal forma que la noción jurídica de fron
privado, de ahí los innumerables enclaves, complicaciones y tera pierde toda significación práctica (próximo oriente, In
anomalías que el mundo feudal ha dejado en herencia al dochina). La «frontera» como símbolo de la división del
mundo moderno. La noción de «fronteras naturales», y por mundo en grupos es, pues, por su misma evolución, un testi
ello entendemos las que han separado mejor los grupos hu monio interesante sobre el sentido — jamás eterno y cons
manos y conservado su originalidad (lengua, costumbres) po tante— de esta división.
drían ser, como por definición, las «fronteras demográficas»:
me refiero con ello a las zonas despobladas o muy poco po
bladas, montañas muy altas, desiertos, pantanos, bosques den L a GUERRA
sos, etc. Nunca se produce un corte tajante. Pero es intere
sante seguir, para comprender mejor algunas divisiones más La noción de guerra merecería reflexiones análogas. Des
profundas que los hechos políticos, los caracteres del pobla- graciadamente, el agudo interés que suscita el estudio de las
miento en las diversas épocas, los contrastes entre los «de divisiones de los grupos humanos y del sentido de esta divi
siertos-frontera» y los «núcleos» o «polos» de poblamiento sión obedece al hecho de que los grupos humanos luchan entre
denso. En el espacio, las estructuras étnicas se explican mu sí. Durante mucho tiempo se ha considerado que estas luchas
chas veces por las estructuras demográficas. de grupos constituían el fondo de la historia. Marx ha demos
Observemos que a menudo la zona-frontera casi desér trado que las luchas de clases tienen en realidad un sentido
tica es una consecuencia del enfrentamiento de larga dura más profundo, puesto que traducen las estructuras sociales y
ción entre dos mundos humanos con diferencias en cuanto al sus contradicciones, y por lo mismo hacen evolucionar las
nivel y al tipo de civilización: «limes» antiguo entre mundo sociedades. Es cierto que en los períodos históricos en que
romano y mundo bárbaro, «marcas» y «fronteras» entre mun las posibilidades de crecimiento global eran muy débiles, las
do musulmán y mundo cristiano en la España de la edad me luchas de grupo tendían a hacer crecer a unos grupos a ex
dia, «frontera» móvil entre los pioneros de la América del pensas de otros, más que a multiplicar sus posibilidades téc
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nicas de producción, y los techos de desarrollo que se obte de clases de guerreros se justifica por la guerra. Rara vez se
nían así permanecían muy bajos, excepto para algunas mino piensa en explicar la existencia de la guerra por la presencia
rías y durante un breve período de tiempo. de clases dirigentes cuyas posibilidades de enriquecimiento
De hecho, no hay una separación tajante entre luchas de están limitadas dentro del marco en que gobiernan y que an
grupos y luchas de clases, ni entre luchas armadas y relacio sian extender con las armas sus riquezas y su autoridad.
nes pacíficas (emigraciones, comercio, etc.), puesto que la his Ahora bien, esto corresponde a un hábito adquirido des
toria es la combinación de todos estos tipos de relaciones. de hace tiempo por la historiografía: las fuentes — crónicas o
Por esto, la polemología (ciencia de las guerras) tiene un documentos literarios— , al ocuparse de las luchas de grupos,
interés auténtico, pero corre el peligro de encerrar únicamente exaltan los sentimientos de solidaridad de intereses, de temor,
en «fórmulas» de «estrategia» la historia clásica de las gue de instinto de defensa, y también de gloria y de avidez como
rras, o de estudiar la guerra como elemento en la formación si de los de toda una colectividad se tratase; esto nos habitúa
de las sociedades, sin haberse preguntado antes: ¿por qué a pensar en Micenas, Troya, Atenas, Esparta o Roma como
existen grupos humanos separados?; ¿por qué se hacen la bloques cuyos reyes, guerreros o instituciones militares tienen
guerra? la misión de defender. De la misma manera que decimos hoy
Tomo el ejemplo de dos obras colectivas muy interesantes: «Francia», «América», etc., sin distinguir entre los dirigentes
Problèmes de la guerre en Grèce (bajo la dirección de J . P. y una masa de la que no digo a priori que no tenga ninguna
Vernant), Problèmes de la guerre à Rome (bajo la dirección razón para sentirse solidaria, pero sobre la que no tengo tam
de J, P. Brisson), Estas obras tratan o bien de la organización poco el derecho de afirmar a priori que constituya una indi
técnica militar (falange, hoplitas, legión, carros, trirremes, vidualidad dotada de voluntad, de conciencia clara de sus in
fortificaciones...), o bien de las formas sociales relacionadas tereses y de intereses identificados con los de sus dirigentes.
con la existencia de las guerras (la función guerrera en la En resumen, uno de los peligros que amenazan al historiador
mitología, el guerrero homérico, la función política de los es el de aceptar como un dato la «ciudad», el «reino», el «im
ejércitos, el proletariado en la legión romana, el orden ecues perio», etc., marcos de una «sociedad global» sobre la que se
tre y el ejército, etc.). Sólo algunos artículos se plantean la plantean todo tipo de cuestiones excepto la de su existencia.
cuestión: ¿por qué las ciudades griegas se hacían la guerra? Y esta existencia depende a la vez de la distribución espacial
Y hay que decir que la respuesta no es nada satisfactoria; se de los hombres en el momento observado, del grado de com
nos responde «porque no eran capaces de abastecerse»; es plejidad alcanzado por la organización social, y de la conciencia
un argumento; pero si se hubieran entendido para intercam que tienen las diversas clases, en el seno de esa organización,
biar sus productos, la misma explicación hubiese sido válida sobre las relaciones posibles entre los grupos próximos o leja
para esa actitud pacífica. nos, parecidos o diferentes (ciudades griegas o naciones mo
Lo que no se nos dice, o no de forma suficiente, es: 1) ¿a dernas entre ellas; Roma-bárbaros o Europa-África global
qué obedece esta estructura espacial en ciudades, en cinda mente).
delas, en pequeñas monarquías?; 2) ¿a qué se debe, en cada Vemos cuáles serían los principales problemas de una
una de estas unidades, la división en clases? La existencia «polemología»: origen y naturaleza de los grupos y de los
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conflictos, evolución de los tipos de grupos y de los tipos de naciones complejas de rasgos raciales casi siempre mestizos,
conflictos, relaciones entre conflictos de grupos y conflictos de conquistas técnicas más o menos avanzadas, de herencias
de clases, entre luchas externas y estructuras internas de las lingüísticas más o menos diferenciadas, de estructuras psico-
agrupaciones. Pero aquí nos plantearemos tan sólo las cues sociológicas coherentes pero con lógicas internas muy diver
tiones de vocabulario. sas; esas mismas culturas no son necesariamente los marcos
característicos de la vida cotidiana — pueblo, comunidades__
o de la vida política (ciudades, señoríos, estados); no son ta
R azas e h is t o r ia
les «culturas» o tales «áreas culturales» las que luchan entre
sí; 2) y, sin embargo, las ignorancias y las oposiciones que
Es evidente que existe en la humanidad un primer tipo pueden llegar a considerar al «extranjero» como un «báríja-
de división, físicamente sensible y, por ello, psicológicamente ro», un «salvaje» — casi como un no-humano— se manifies
importante: la de las grandes razas — negros, amarillos, blan tan tanto de poblado a poblado en las sociedades primitivas
cos— y de sus subdivisiones, que en algunos casos se agrupan (y en toda vida rural queda algo de ello) como en contextos
de forma masiva (indios de América, etc.). tan inmensos como las luchas entre la Cristiandad y el Islam,
Son tales los horrores que en fecha reciente ha introdu entre europeos e indios de América, etc.
cido en la práctica el «racismo», que parece indecente, in Las divisiones raciales, lingüísticas y culturales son, pues,
cluso para condenarla, someter la noción de «raza» a la crí realidades tangibles que, combinadas con el instinto de grupo
tica histórica. Claude Lévi-Strauss, en su texto Race et his y de desconfianza hacia lo «extranjero», constituyen factores
toire, que le fue encargado en 1952 por la UNESCO, parte de la división humana y son el terreno para las psicologías de
de los siguientes principios: la genética moderna niega la guerra. Sabemos que los odios de raza y los odios de religión
noción puramente biológica de raza; en todo caso, ninguna son todavía hoy fuentes de conflictos en el seno de socieda
propiedad psicológica en particular se vincula a las razas; y des muy evolucionadas, Estados Unidos o Irlanda. Pero sa
por encima de todo, lo absurdo y peligroso del racismo es bemos también que estos conflictos son más complejos; el
triba en que presupone inferioridades y superioridades, y no problema negro en los Estados Unidos es tan social como
simples diversidades y diferencias. De hecho, el racismo no racial; el problema irlandés es tan etnopolítico como religio
es más que un caso particular de la desconfianza y el despre so. De hecho, las guerras propiamente dichas y los «movimien
cio instintivos que resienten los hombres hacia aquellos que tos nacionales» contra las dominaciones políticas extranjeras
son exteriores a su grupo; racismo y xenofobia se separan tan son de otra naturaleza. La división en «naciones» tiene poco
sólo por matices y grados, y esta última se agudiza únicamente que ver con la existencia de las razas. Y es así, en primer lu
cuando los signos materiales (rasgos físicos, lengua) permi gar, por la sencilla razón de que actualmente ningún grupo
ten distinguir mejor los grupos. humano importante es racialmente homogéneo. Los proble
De ahí podemos deducir varias conclusiones histórica mas de raza y de mestizaje en diversos grados han estado más
mente útiles: 1) de hecho, el mundo no se divide en grupos imbricados, desde hace dos siglos, con problemas de jerar
de «razas», sino en una multiplicidad de «culturas», combi quía y explotación sociales (América latina, sociedades coIo-
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niales), que con problemas de diplomacia y de guerra. «R a ...e l individuo se concibe como el último eslabón de
zas y clases» es un problema existente. «Razas y guerras» lo una genealogía, la sociedad como una yuxtaposición de li
es mucho menos. La noción de «raza» es uno de los compo najes ...
nentes de la de «grupos étnicos» pero todavía existe dife ... como es obvio, la leyenda originaria no tiene en sí
rencia entre un «grupo étnico» y una «nación». misma ningún ^ndamento; puesto que las tribus resultan
de la coagulación de elementos diversos, mucho más que
de la fecundidad de los antepasados reconocidos. Sin em
L o s GRUPOS ELEM EN TALES: DE LA FAM ILIA A LA TRIBU bargo, tal imagen está lejos de ser únicamente una repre
sentación mental, una leyenda para niños, un producto fol
La «etnografía» describe los grupos de hombres, y pos klórico. Dibuja, en efecto, los niveles de los estratos que
dividen la sociedad ...
teriormente la «etnología» intenta sistematizar y formalizar
Estos mitos sobre los orígenes son la proyección inte
sus caracteres. En «etnos» hay la idea de un origen común,
lectual de las estructuras sociales y éstas no tienen nada de
o de rasgos comunes (algo que, en cambio, no está en «de legendario y aparecen en todos los aspectos de la vida del
mos», grupo político) (cf, Benveniste, Le vocabulaire des ins grupo; tanto en la distribución de la tierra como en la mor
titutions indoeuropéennes, t, I, p, 90). Grecia y Roma tienen fología del hábitat o en la práctica religiosa o jurídica.
una concepción de los grupos que proceden de la familia y Dejemos la leyenda y observemos a los actores: un pri
que forman círculos concéntricos; en Grecia: genos, fratra, mer tipo social lo proporcionan los bereberes marroquíes
filé; en Roma: gens, curia, tribus {ibid., p. 257). Del tema del Anti-Atlas, estudiados por Robert Montagne. La uni
«weik-woiko» derivan, en griego, «oikos» (casa) y, en latín, dad social más pequeña es el hogar, la familia. Es la unidad
«vicus» (burgo o barrio), palabras en las que el sentido se más viva y contribuye a formar grupos sociales más amplios;
ha deslizado desde la designación de un grupo humano al de en primer lugar, los caseríos, que reúnen 20 o 30 hogares.
Cuatro o cinco caseríos constituyen a su vez un jem’aat.
su hábitat.
La reunión de varios jem’aat forma la unidad política, la
Pero veamos otros ejemplos.
tribu. El gobierno de ésta es el anfaliz, reunión de notables,
De Le Maghreb avant la prise d’Alger, de Lucette Va- de los hombres de confianza de cada pueblo. En lo esencial,
lensi (1969), recordemos el párrafo siguiente: el horizonte del individuo se limita a la tribu. En su inte
rior tomara esposa, resolverá sus problemas jurídicos o cum
Escuchemos la historia de los Uled Sidi el Hani, insta plirá con sus deberes religiosos.
lados en la región de Cairuán: el fundador de la tribu vino Pero dado que la sociedad está compuesta por una jmx-
de Marruecos, de la Seguia el Hamra: tuvo seis hijos y cada taposición de tribus, éstas no son totalmente extrañas entre
uno de ellos dio origen a las seis fracciones actuales. Ca SI. Entre ellas se establecen relaciones de alianza o de
da una constituye un duar en torno a la tumba del antepa oposición: se forma parte del mismo leff o soff. Es cierto
sado. La historia de los Uled Sidi Tlil, tunecinos igual que esos sistemas de alianza funcionan sobre todo en caso
mente, es muy parecida; Sidi Tlil, descendiente de uno de de conflicto. Pero no únicamente. Algunas grandes pere
los primeros califas, es el padre de cuatro hijos, cuya des grinaciones a la ermita de un santo patrón desbordan el
cendencia constituyen las cuatro fracciones actuales ... marco tribal y reúnen a varias tribus confederadas
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Así es la yuxtaposición de las «sociedades segmentarias», ciones nacionales y políticas de la Europa occidental de las
tribales. Allí donde perviven como comunidades vivas se ma que dependemos nosotros. Sobre este punto podemos intro
nifiestan en el paisaje. Por ejemplo, las comunidades indias ducir algunas observaciones útiles;
de los Andes («ayllus»). «Desde Sillanayok’ se ven tres ayllus: 1) Hay toda una ideología de la patria como valor mo
Pichk’achuri, K ’ayau, Chaupi. Tres torres, tres plazas, tres ral supremo que tiene un origen romano y que, a través de
barrios... “ Un pueblo indio” , dicen los viajeros al llegar a esta la «cultura clásica», triunfó en los países de lengua romance
cumbre» (J. M. Arguedas, Yawar fiesta, «Pueblo indio»). después del Renacimiento — Francia, España, Italia— . Los
Entre estas formaciones elementales, los conflictos, las poetas de la Pléyade intentan calcar un mito histórico fran
guerras no existen necesariamente. Debemos constatar que cés sobre el modelo de la Eneida. «Francia, madre de las ar
hay sociedades sin guerra para evitar dar al fenómeno un cer tes, de las armas y de las leyes...» Corneille da, con Horace,
tificado de necesidad. Sin embargo, en el caso de la sociedad el prototipo de la tragedia patriótica. Y la Revolución adopta
griega, según J. P. Vernant {'Problèmes de la guerre dans todo el vocabulario de los discursos de Tito Livio. Mousnier
la Grèce ancienne), la guerra está en todas partes: en el voca demostró un día, en un coloquio, que los clichés estilísticos
bulario, en los ritos (combates ficticios), en el derecho (soli de la «Marsellesa» se encontraban todos en ciertos textos del
daridades familiares de las «vendettas»); es una relación «na siglo XVI. Ello no significa que la «nación» francesa tuviera
tural» entre «ciudades», una vez éstas han establecido un ya en el siglo xvi todos los matices que la Revolución da a
sistema judicial para los conflictos interiores. esta palabra. En cambio, sí significa que las tradiciones cul
turales, la educación de los colegios, el vocabulario aprendido
en la escuela, juegan un papel importante en la elaboración
L o s IM PERIOS. E l LEGADO DE ROMA ideológica de una conciencia de grupo.
2) Las grandes regiones de Europa occidental que han
Sin embargo, lo más corriente es que por encima de las constituido el marco moderno de las naciones-estado unifica
divisiones tribales elementales se constituyan unidades polí das y centralizadas habían tenido, antes de la disgregación
ticas muy amplias a las que designamos — por simple como feudal, una cierta unidad, una cierta personalidad, en el inte
didad— con el nombre de imperios, siendo los más caracte rior del imperio romano en su mejor período de organización.
rísticos los que son a la vez monárquicos y teocráticos y cuyo En consecuencia, existe una proyección de las realidades polí
soberano es simultáneamente rey, sacerdote y dios: Egipto, ticas modernas sobre nuestras representaciones históricas. E]
Asiria, China, Japón, imperio incaico, etc. Pero el paso «de historiador francés Camille Jullian dice, refiriéndose a la C a
los clanes a los imperios» (título de la obra de Moret y Davy lia; «no dudo en pronunciar la palabra “ nación” ...» Y el fi
sobre Egipto, en la colección « L ’évolution de l’humanité») lólogo español Menéndez Pidal ve en el «mapa cultural» de
es un proceso complejo que interesa a la vez al etnólogo y al la Hispania romana una perfecta prefiguración de la España
historiador. del Siglo de Oro. En Venecia escuché cómo un niño de diez
La formación y la disolución del imperio romano nos años demostraba, con un manual, que «Italia» había domina
afectan más de cerca puesto que de allí surgieron las forma do Europa.
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Pero a la vista de lo que sucedió tras la desaparición del leyes y determinado las diferenciaciones lingüísticas, por una
poder militar y político romano cabe pensar que su penetra conciencia de la existencia de «nacionalidades», menos vin
ción en las profundidades de las sociedades dominadas y de culadas a la tierra (se ha hablado de «nacionalidades ambu
sus estructuras tribales no era mucho mayor que la realizada lantes»), pero más a los orígenes lejanos (godos, vándalos,
en nuestros días por las dominaciones coloniales europeas en normandos...) y a las particularidades lingüísticas.
África, por ejemplo. Las pequeñas circunscripciones adminis 2) De esta forma las «naciones» se asimilan a las len
trativas romanas — los pagi— se calcaron sobre los territorios guas («linguae seu nationes», escribe santo Tomás). En las
de las tribus; y los «condados» feudales se calcaron a menu Universidades, los estudiantes se agrupan en «naciones», se
do sobre los pagi. gún su lengua. Por otra parte, surgen en seguida los «estereo
Así, pues, el mundo feudal de Europa occidental se fun tipos nacionales» que caracterizarán, a lo largo de la historia,
da sobre una triple herencia, en cuya reconstitución invirtió la forma caricaturesca con que cada pueblo ve a los extran
un largo período: la de las lejanas estructuras tribales, la de jeros:
las hordas «bárbaras» del norte y del sur (germanos y árabes)
que sobrepusieron sus propias estructuras y costumbres a las «Los ingleses unos borrachos provistos de cola, los fran
viejas realidades de la tierra, y finalmente la de los recuerdos ceses orgullosos y afeminados, los alemanes brutos y diso
(o nostalgias) de la sobrestructura política romana. lutos, los normandos presumidos y fanfarrones, los del Poi-
tou traidores y aventureros, los borgoñones vulgares y es
túpidos, los bretones inconstantes y fútiles, los lombardos
L o s PRINCIPIOS DE AGRUPAMIENTO EN E L PERÍODO FEUDAL avaros, viciosos y miedosos, los romanos sediciosos y calum
niadores, los sicilianos tiránicos y crueles, los de Brabante
Las relaciones feudales propiamente dichas son esencial sanguinarios, incendiarios y bandidos, los flamencos pródi
mente «personales» y la noción de estado se pierde; el senti gos, glotones, blandos como la mantequilla y holgazanes ...
tras lo cual, después de los insultos, se pasaba a menudo a
miento de «pertenencia» se refiere a la persona del señor
los golpes» (Jacques de Vitry, citado por Le Goff, Civili-
(«somos del señor tal...»). Sin embargo, la comunidad rural, sation de VOccident médiéval, p. 343).
y muy pronto las «comunas» urbanas, constituidas a menudo
contra los poderes feudales, representan fuertes solidaridades. El texto muestra que la noción de nacionalidad se vincu
Pero cabe preguntarse qué es lo que, en esa atomización, pre la en este caso a una comunidad psicológica reconocida, pero
para, por una parte, la conciencia de comunidades más am no identificada con uno de los grandes conjuntos políticos que
plias y, por otra parte, el renacimiento de estados definidos existen actualmente; se tiene la impresión de que cada una
territorialmente y políticamente fuertes. de las unidades intermedias que hoy en día llamamos «pro
Pueden distinguirse varias corrientes: vincias» o «regiones» hubiera podido originar un estado polí
1) La unidad política del imperio romano y la «territo tico: por otra parte, son muchas las que en un momento de
rialidad» de las divisiones étnicas más antiguas se sustituye, terminado han apuntado hacia este destino (estado borgoñón,
con la llegada de las hordas bárbaras que han impuesto sus Sicilia, etc.). Confróntense en diversas colecciones las histo
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P U E B L O S, NACIO NES, ESTADOS 161
rias de las provincias francesas, a menudo bien hechas, o,
para estudios más amplios, el Franche-Comté sous Philip- bla del «país» (noción popular; horizontes familiares, senti
pe I I de Luden Febvre, o mi Catalogne dans l’Espagne tno- miento de pertenencia, lengua común); el escriba eclesiástico
derne. En este último caso yo he insistido sobre la precocidad traduce al latín y pone «patria»; los traductores actuales es
del aparato de estado y del «patriotismo lingüístico» (en el criben «patria», con lo que se corre el riesgo de atribuir a
cronista Ramón Muntaner). Juana de Arco un vocabulario y unos sentimientos muy dis
3) A pesar de estas tendencias, la edad media occidental tintos de los suyos, más sabios y más modernos. De la misma
se caracteriza, sobre todo entre los clérigos intelectuales, por manera, en una presentación bilingüe del Journal des États
una condena de esas divisiones en nombre de la unidad de Genéraux de 1484, de Jean Masselin, se encuentra, en la
la «Cristiandad», cuyos símbolos son la Iglesia y el latín. traducción francesa, la expresión; «Estas son las ventajas que
Se sueña con rehacer tal unidad contra los cismáticos (Bizan- obtiene la nación con la ayuda aportada por los grandes al
cio), contra los infieles (el Islam) y contra los paganos (los rey»; pero el texto en latín dice; «attulit has utilitates regno
eslavos, Africa, el Gran Khan); y el sueño dura desde las procerum ad regem accessus»; así, donde los coetáneos decían
Cruzadas hasta Cristóbal Colón. «reino», el traductor transcribe «nación». Es un abuso grave.
4) Frente a la autoridad espiritual (el Papa), otros que El mismo traductor escribe; «enviar embajadores a Italia, a
rrían rehacer la unidad política del Imperio (Sacro Imperio Alemania, a España», cuando el texto dice; «in ItsMas... Ger-
romano de nacionalidad germánica). Sabemos que los «esta maniízj, Hispanií7j», lo que proyecta demasiado lejos en el
dos» — formas políticas forjadas a la vez a partir de solida pasado nuestra visión de una Alemania, una Italia, una Espa
ña; la edad media veía varias.
ridades y a través de conflictos— se realizarán en marcos que
serán a la vez más pequeños que el imperio y más grandes
que las nacionalidades provinciales. Como siempre, lo harán
utilizando elementos de origen y de naturaleza diversos; a) la E l n a c im ie n to d e l e s t a d o m o d e rn o
Y su s r e l a c i o n e s c o n e l fe n ó m e n o n a c ió n
soberanía restringida, de naturaleza feudal, b) el aspecto sa
grado de la «realeza» (consagración, reyes taumaturgos), c) el
aspecto romano del derecho, de la ley («legistas»). Observe En el período llamado «moderno», transición entre la
mos, sin embargo, que las solidaridades en torno a un «rey» edad media en que la estructura feudal caracteriza la sociedad,
se manifiestan particularmente cuando los súbditos se sienten y el período llamado «contemporáneo» en que triunfa el ca
de la misma «naturaleza» que el rey; en «naturaleza», como pitalismo industrial, se precisan dos fenómenos — que no
en «nación», encontramos de nuevo la idea de «nacimiento», carecen de relación entre sí— : el ascenso del capitalismo co
es decir, de un origen común (como en los mitos tribales de mercial en la economía y el fortalecimiento del estado en al
Africa del norte). gunos territorios europeos que pasan sucesivamente a primer
Pero hay que andarse con mucho cuidado con el vocabu plano debido al crecimiento económico de los tiempos mo
lario y con las traducciones-abusivas de los antiguos términos; dernos; España y Portugal, Francia, Inglaterra, Países Bajos,
por ejemplo, durante el proceso de Juana de Arco, Juana ha con la afirmación progresiva de las solidaridades «nacionales».
Estado-nación y Renacimiento. Hemos indicado ya de qué
162 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, N ACIO NES, ESTADOS 163
manera los modelos antiguos, y especialmente el romano, El «mercantilismo» no es la teoría sino la justificación
ofrecían a la Francia del siglo xvi (Maquiavelo hubiese que intelectual de una práctica: el estado se asimila al príncipe,
rido poder decir a «Italia») un vocabulario, una literatura, y la nación al estado. La palabra «nación» no se pronuncia
una concepción jurídica (escuelas de derecho escrito), pero al todavía con un nuevo sentido, o rara vez. Pero se insiste mu
mismo tiempo le inspiraban el deseo de expresarse en su pro cho sobre la solidaridad de intereses entre los súbditos de un
pia lengua {Défense et Illustration de la Langue française de príncipe, y entre el príncipe y los súbditos. Podemos seguir
Du Bellay, «Ordonnance» de Villers-Cotterets, que obligaba el paso de la concepción económica «mercantilismo» («acre
a redactar en francés los documentos públicos); la lengua se centar», «aumentar» la riqueza del grupo defendiéndose y
convertía en el signo de la unidad política, tras haberlo sido en caso de necesidad mostrándose agresivo frente a intereses
de una vaga comunidad de «nación». extranjeros) a la concepción política ya «nacionalista» (antes
Estado-nación y Reforma. La Reforma iba en el mismo de hora) a través de una serie de escritos farragosos pero lle
sentido. La religión abandonaba el latín a favor de las lenguas nos de sentido: en el caso de España, en los «arbitristas» (si
Uamadas hasta entonces «vulgares». Lu tero es considerado glos XVI y X V II ) que lloran la decadencia de su país (ellos
tradicionalmente como uno de los grandes antepasados de la dicen «nuestra España») y proponen soluciones; en el caso
«nación» alemana. Sin embargo, en Alemania, este signo tar de Europa central, en los «cameralistas», consejeros de los
dará mucho en coincidir con un estado. Pero el principio príncipes, donde se encuentran fórmulas como «Österreich
«cuius regio, eius religió» reforzará la idea de que los súb über alles, wann es nur will» («Austria por encima de todo,
ditos de un mismo príncipe deben formar una comunidad en el caso de que ella quiera»); y finalmente, en el caso de
uniforme. Inglaterra, en el siglo xvii, en los teóricos como Thomas
Estado-nación y economía: el mercantilismo. Uno de los Mun {La riqueza de Inglaterra por el comercio exterior)-, este
principales símbolos — y quizás el más eficaz— de la unidad último, en su prefacio, recomienda a su hijo la piedad, y
del estado moderno es la unificación de las monedas, que en después
Francia se realizó contra las monedas señoriales existentes,
a principios del siglo xvi. la Política, es decir, cómo amar y servir a la Patria, instru
De hecho se había practicado una «política económica» yéndote en los deberes y conducta de varias profesiones,
nada razonada pero espontáneamente elaborada en Francia que a veces dirigen, a veces ejecutan los negocios de la re
bajo Luis X I (1461-1483), en España bajo los Reyes Católi pública; en la cual, algunas cosas tienden especialmente a
cos (1469-1479 hasta 1505-1516), en Portugal bajo la dinas conservarla y otras a engrandecerla ... y en primer lugar ex
tía de Avis, en Inglaterra bajo los Tudor. Control de las pondré algo acerca del comerciante, porque éste debe ser
minas, miles de reglamentos industriales, privilegios a la ma el agente principal de esa gran empresa.
rina, son muchas las tendencias comunes de los jóvenes «es
tados», que de esta manera refuerzan y unifican los intereses El siglo XVII demuestra ya que una burguesía mercantil
sobre el territorio que gobiernan, los cuales, por otra parte, puede asumir políticamente la responsabilidad de un estado,
son su primera fuente de inspiración. y levantar a toda una población contra un poder extranjero:
164 INICIA CIÓ N AL v o c a b u l a r i o H IS T Ó R IC O PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS 165
esta es la historia de las «Provincias Unidas» o Países Bajos que, en realidad, la comunidad nacional y el sistema de esta
protestantes, que se liberan, tras una larga lucha, de la solje- do creados por la Revolución francesa pasaban a las manos
ranía española. Es evidente que no se trata de la primera de una nueva clase social y no a las de todo el pueblo. Sin
manifestación de un «sentimiento nacional» que se lanza efi embargo, los campesinos franceses, liberados de las numerosas
cazmente contra un poder extranjero (cf. Francia, guerra de cargas feudales y fiscales, y beneficiarios muchos de ellos de
los Cien Años), pero es la primera guerra nacional que culmi la redistribución de la propiedad, habían sentido muy pro
na con la formación de un estado nacional. fundamente que la amenaza extranjera era, al mismo tiempo,
El segundo ejemplo es, por así decirlo, inverso, pero con una amenaza sobre sus conquistas sociales. En 1814 tuvieron
firma la misma correlación. Es el de Francia en el siglo xviii: mucho miedo de que la derrota de Francia pudiera propiciar
la burguesía enriquecida, la nobleza levantisca, la élite inte un retorno de los nobles y de sus derechos. Así se constituyó,
lectual de la Francia «de las luces» del reinado de Luis XV, durante la Revolución francesa, una asimilación entre defensa
son fácilmente «cosmopolitas», anglófilos, mientras los am de la Patria y defensa de la Revolución, entre la idea de
bientes provinciales, incluso populares, son fácilmente parti «nación» y la idea de gobierno salidos de «la voluntad del
cularistas, recuerdan las antiguas «libertades», las antiguas pueblo». Ello explica que, durante el siglo xix, no siempre,
«naciones» (Bearn, Comté, Provenza...); se trata de manifes pero en la mayoría de los casos, la idea «nacional» sea una
taciones de descontento, de oposición al sistema político. Pero idea ligada a las nociones de libertad e igualdad, una idea
de repente, en vísperas de 1789, la palabra «patriota» toma popular, sospechosa para los conservadores, para los hombres
el significado de «amigo del bien público», y la palabra «na del antiguo régimen.
ción» el del conjunto de los súbditos por oposición a la mo
narquía o a las pequeñas minorías privilegiadas. La Revolu
ción crea de entrada la «Asamblea nacional», la «Guardia E l s i g l o x ix ; l a f a s e « n a c i o n a l i t a r i a »
nacional»; Bailly contesta al enviado del rey: «La Nación
reunida no puede recibir órdenes»; y cuando la invasión ex En efecto, durante y después de la Revolución francesa,
tranjera amenaza las conquistas de la Revolución, la batalla un doble movimiento sacudió a Europa y, dentro de ciertos
de Valmy se gana al grito de «¡Viva la Nación!». límites, al mundo: Francia, tras haberse defendido de una
Donde se demuestra la intuición de Voltaire, que había reacción política impuesta desde el exterior, invade militar
escrito; «Un republicano se siente siempre más ligado a su mente gran parte de Europa e introduce allí reformas social
patria que un súbdito, puesto que se ama más el bien propio mente progresivas; pero la opresión militar que impone pro
que el del amo». voca una lucha a menudo ambigua, porque sus impulsores
Está claro que no dejaba de ser una ilusión, por parte son simultáneamente: 1) los partidarios del antiguo régimen,
del hombre del pueblo, del sans-culotte de 1793, creer que 2) las capas sociales que tienen interés en oponer a los fran
había conquistado realmente la patria francesa como un «bien» ceses sus propios principios, 3) los combatientes populares
suyo. Los sistemas censitarios, la administración napoleónica, espontáneos que a sus razones cotidianas de odiar al invasor
todo el juego del régimen económico, mostrarán a las claras suman a veces un sentimiento religioso, tradicionalista, comu
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P U E B L O S, N ACIO NES, ESTADOS 167
nitario, antiliberal, y a veces un sentimiento revolucionario. miten entender las relaciones entre las posiciones de rlac»
Sobre estos diversos puntos se pueden consultar las co y la idea de «nación» surgida en 1789.
municaciones de un coloquio celebrado en Bruselas en 1968, Pero aquí cabe introducir otro matiz: la noción alemana
en el Instituto de Sociología, sobre el tema Occupants et oc- de nacionalidad que exaltaron entonces las obras de Herder
cupés, 1794-18U. y Fichte no correspondía en absoluto a la noción francesa
Este libro muestra los vínculos (o las contradicciones) de «voluntad general» claramente expresada en una especie
entre las reacciones de grupo y las reacciones de clase frente de contrato, sino por el contrario a un vago sentimiento de
a las invasiones francesas, primero revolucionaria y después pertenencia a un «pueblo» — el Volksgeist— , herencia de
napoleónica. A niveles muy distintos, vemos cómo se alian la raza, de la lengua, de la historia, fundamento de una «co
al ocupante francés o cómo se coaligan en contra de él grupos munidad» {Gemeinschaft) y no de una sociedad {Gesell
burgueses en busca de un nuevo poder social, políticos re schaft), dirá más tarde el filósofo Tönnies. Este aspecto román
formistas, fuerzas del antiguo régimen, «guerrillas» popula tico de los valores nacionales jugará, por otra parte, un pa
res que en según qué ocasiones recuerdan a los ejércitos revo pel importante en el siglo xix (y no sólo en Alemania) con la
lucionarios y en según cuáles a la Vendée. Subrayaré dos aparición de los «nacionalismos» que deificarán a la comu
ejemplos: nidad.
En Vrusia, hombres como Stein, Hardenberg, Gneisenau Segundo ejemplo: España. En la lucha contra Napoleón,
vieron con extrema claridad que era posible hacer volver con el conflicto es especialmente complejo y contradictorio; Na
tra Napoleón y contra Francia los principios mismos de su poleón aparece ante los ojos de algunos tradicionalistas como
revolución; iniciaron reformas «desde arriba» («von oben»), el Anticristo ateo, pero algunos conservadores habían creído
contra la servidumbre, contra los derechos indirectos; los bur ver en él al restaurador de la religión y del orden; algunos
gueses deseaban (como escribe uno de ellos al rey en 1807) reformadores de la España del siglo xviii pensaban que Na
que «todos los ciudadanos y habitantes del Estado deben poleón modernizaría España como habían deseado los minis
poder aspirar por igual a los mismos derechos, deben ser úni tros del «despotismo ilustrado»; pero los espíritus más revolu
camente los miembros de un gran todo, y no deben hacer cionarios veían en él al confiscador de las hbertades de 1789.
valer más ventajas que las adquiridas por conocimientos más Finalmente, los «colaboracionistas» — los afrancesados— fue
elevados y por el mérito propio y verdadero». ron pocos; unas Cortes, en Cádiz, votaron unas leyes muy di
Pero los nobles rurales prusianos eran muy conscientes rectamente inspiradas en la Revolución francesa; pero entre
del peligro de una tal concepción del «todo» nacional. Uno los guerrilleros campesinos, la gran mayoría luchaba por la
de ellos exclamaba: «Nation, das klingt jakobinisch», «N a tradición, la religión, las costumbres comunitarias poco com
ción, esto suena a jacobino». Y otro, el chambelán Von Reck, patibles con el liberalismo económico; cuando regresó el rey
«hubiera preferido perder otras tres batallas de Auerstaedt exiliado fue aclamado a la vez por ese pueblo tradicionalista
antes que aceptar el edicto del 9 de octubre de 1807 que y por la aristocracia del antiguo régimen; al suprimir la obra
abolió la servidumbre y el privilegio de la nobleza sobre la de las Cortes, desterró de España toda «revolución burguesa».
propiedad de la tierra». Son este tipo de frases las que per El resultado, un siglo más tarde, será esta curiosa paradoja:
168 IN ICIA CIÓ N A L VO CABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, NACIO NES, ESTADOS 169
España, que, entre 1808 y 1814, había dado pruebas de una los héroes de la Independencia (culto a Bolívar) parecen haber
unidad y de un vigor nacional excepcionales, verá cómo unas sido tanto más violentos en las ideologías políticas hispano
regiones nostálgicas de la revolución burguesa (Cataluña, País americanas cuanto más estrechas eran las bases de las comu
Vasco) se despegan de una de las «naciones» más antiguas de nidades (el culto de la «patria» se convirtió en una incum
Europa. Las viejas «nacionalidades provinciales» resucitarán bencia de las «clases políticas» e intelectuales, sin poder pe
y querrán transformarse en «estados». netrar ampliamente en las masas aisladas, desde el punto de
Podemos relacionar esta historia con el caso de las «na vista étnico y lingüístico, y analfabetas).
ciones» de la América española: unas minorías, aristocráticas La Europa del siglo X IX está dominada, históricamente,
o burguesas, aprovecharon, en las diversas unidades adminis por el «problema de las nacionalidades». El tema es bien co
trativas del imperio americano español, el episodio napoleó nocido. ¿Como podemos definir mejor esos términos, «na
nico para declararse independientes e imponer la independen cionalidad», «nación»}
cia con las armas, a imitación de los Estados Unidos y con el Como ya hemos dicho, la idea de «nación», ligada a los
apoyo inglés. Cabe subrayar que no consiguieron, a pesar del principios de la Revolución francesa (en particular al de la
deseo y del genio de Bolívar, una «nación hispanoamericana» «voluntad nacional»), es una idea «progresista» para los hom
única; como en el caso actual de las colonias liberadas de Áfri bres del siglo XIX. La expresión «nacionalitaria» podría ser
ca negra, calcaron sus fronteras sobre las divisiones adminis adecuada para calificar esta dominante, por otra parte más
trativas coloniales existentes. Y la causa estriba en que el per sentimental que teórica. El «derecho de los pueblos a dispo
sonal político que perseguía un poder concreto, no podía ner de sí mismos» forma parte del bagaje ideológico «de iz
conseguirlo dentro de marcos excesivamente amplios. En quierdas», incluso del anarquizante. Por el contrario, las po
cuánto a las capas populares, hacía siglos que estaban explo tencias del antiguo régimen y los temperamentos autoritarios
tadas a la vez por la aristocracia criolla y por la administra se inquietan ante los trastornos revolucionarios que implica
ción colonial española. Según los momentos, según las ven rían una remodelación de Europa según el «principio de las
tajas que se les otorgaron (y que fueron muy escasas), o las nacionalidades». La Inglaterra liberal o el «nacionalitario»
represiones que les alcanzaron, las masas populares tomaron Napoleón III no apoyan sino dentro de ciertos límites los
parte en el movimiento de independencia — México— , no se avances de la liberación, que han coincidido siempre con las
movieron (Perú), o combatieron al lado de los españoles («lla grandes crisis revolucionarias (1830, 1848).
neros» de Venezuela). De hecho, era difícil que las masas Grosso modo, las clases dirigentes son bastante favora
indias y negras se sintieran parte integrante de una comuni bles a las nacionalidades que sacuden el yugo turco (Grecia,
dad con unas minorías que a menudo las rechazaban. Habrá Bulgaria, etc.), muestran a la vez admiración y preocupación
que esperar hasta muy tarde (1868 en Cuba, a menudo hasta ante la marcha de la unidad italiana y de la unidad alemana
el siglo xx) para que los movimientos de masas se incorpo y, finalmente, no se atreven, o casi, a apoyar a las naciona
ren a unos nacionalismos justificados por otros imperialismos lidades que podrían amenazar a las grandes potencias rusa,
extranjeros. Y, sin embargo, es curioso observar que el nacio prusiana y austríaca, y se distancian en particular de Polonia,
nalismo, el patriotismo, la exaltación hasta el fetichismo de que afectaría a las tres a la vez. Pero a los republicanos, a los
170 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, NACIO NES, ESTADOS 171
revolucionarios, intelectuales u obreros, les gusta gritar nes de Alemania, si dejamos aparte los vínculos industria
«¡viva Polonia!». les. A medida que aquí se han ido fundando grandes socie
En los casos de Alemania e Italia son a la vez clases y dades, a medida que los intereses materiales se han ido
regiones particularmente activas las que toman la iniciativa haciendo más variados, toda la política ha tomado un cariz
de la unidad: Prusia y Piamonte. Nada se parece tanto a la más realista. Han sido los intereses de la industria los que
coalición de políticos, intelectuales y hombres de negocios han dado a la forma vacía del Zollverein su contenido mate
que, después de 1945, intentan crear el mercado europeo y, rial. Si Alemania no hubiera entrado en la vida industrial,
a ser posible, la Europa supranacional, como la coalición del aún no habríamos superado la fase lamentable de la divisióri
interior.»
mismo tipo que, entre los años 1820 y 1870, trabajó en pro
de la unidad alemana. El mercado común alemán se creó bajo
la forma de Unión aduanera, el Zollverein. Renán, en su in Algunos años antes, Friedrich List había expuesto la teo
tento de subrayar los caracteres intelectuales y morales del ría del «sistema nacional de economía»; veamos algunos frag
mentos;
factor «nación», escribió un día: «una nación no es un ZoU-
verein»; pero el poeta popular alemán Von Fallersleben, para
Pero entre el individuo y el género humano existe la
subrayar, por el contrario, el papel del Zollverein, dijo en
nación, con su lenguaje popular y su literatura, con su ori
unos graciosos versos que el jabón, las cerillas y otras mercan
gen y su historia propios, con sus costumbres y sus hábitos,
cías sin importancia habían hecho más por la patria alema sus leyes y sus instituciones, con sus pretensiones a la exis
na que todos los teóricos. tencia, a la independencia, al progreso, a la duración, y con
Vale la pena conocer algunos textos característicos de la su territorio separado; asociación que se ha convertido, por
vinculación entre idea nacional e idea industrial; la solidaridad de las inteligencias y de los intereses, en un
En el Congreso de los economistas alemanes de 1862; todo existente por si mismo, que reconoce en su seno la
autoridad de la ley, pero que mantiene su libertad natural
«Ya es hora de que los industriales alemanes actúen en frente a las demás sociedades parecidas, y que, por consi
el sentido de la resurrección nacional de la patria, hacia la guiente, en el estado actual del mundo, sólo puede mante
que convergen hoy en día todas las fuerzas, a fin de que ner su independencia a través de sus propias fuerzas y de
el trabajo nacional llegue a ser reconocido en todos los ga sus recursos particulares.
binetes y en todas las cámaras, en toda la prensa y entre
el pueblo como uno de los pilares básicos de nuestra vida Y también:
nacional. Su propio interés y el interés de la patria son, en
último término, idénticos.» «La Escuela (librecambista) ha llegado a resultados tan
«Incumbe a la industria, a medida que crece, una signi absurdos porque, a despecho de los nombres que ha dado
ficación política en el seno de una nación que intenta pasar a su ciencia, ha excluido por completo de ella la politica
del estado de confederación {Staatenbund) al estado fede ignorando totalmente la nacionalidad, y sin tener en cuenta
rativo (Bundesstaat) de carácter nacional. Pocos son los vín para nada los efectos de la guerra sobre el comercio entre
culos económicos que traban entre ellas las diversas regio distintas naciones.»
172 INICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, NACIO NES, ESTADOS 173
«El poderío político no sólo garantiza a la nación el cre mo término, le fue perjudicial. Lo mismo podría decirse del
cimiento de su prosperidad mediante el comercio exterior Japón. Estos dos casos han hecho decir al economista ame
y las colonias; le asegura, además, la posesión de esta pros
ricano Rostow que el nacionalismo ha sido un gran factor
peridad y de su existencia nacional, que es infinitamente
más importante que la riqueza material; a través de la Ley en el «despegue» económico capitalista {take off). La propo
de Navegación, Inglaterra se ha convertido en una potencia sición podría invertirse: el nacionalismo burgués nace del
política, y mediante esta potencia política ha sido capaz de «despegue» (cf. los textos de List). Digamos que ambos fe
extender su superioridad manufacturera sobre todos los pue nómenos están estrechamente ligados.
blos. Pero Polonia ha sido borrada de la lista de las nacio
nes por no poseer una burguesía vigorosa que sólo hubiera E l a p o g e o d e l o s « n a c io n a lism o s» y l a a p a r ic ió n
podido surgir con una industria manufacturera.»
D EL « i m p e r i a l i s m o » : CRISIS Y CONTROVERSIAS
«El comercio exterior sólo puede ser importante allí
EN 1905-1913
donde la industria nacional ha llegado a un alto grado de
desarrollo...»
Entre 1871 y 1914, la ideología «nacionalitaria» del si
«En una época en que la actividad y la mecánica ejercen
una influencia tan importante sobre la marcha de la guerra, glo XIX se transforma rápidamente en «nacionalismo», enten
en que todas las operaciones militares dependen hasta un diéndose con eUo una doctrina que considera la nación como
tal punto de la situación del tesoro público, en que la de el hecho fundamental y la finalidad suprema, a cuyo interés
fensa del país está más o menos asegurada según si la masa el individuo debe subordinarse e incluso sacrificarse y ante
del país es rica o pobre, enérgica o sumida en la apatía, el cual, en principio, deben desaparecer los intereses de grupo
según si sus simpatías se vuelcan sin reservas hacia la pa y los intereses de clase. Esta fórmula exaltada se predica tan
tria o se orientan en parte hacia el extranjero, según si es to entre los grupos nacionales que aspiran a la independen
posible armar a más o menos soldados, en una época así, cia — es decir, al estado— como entre las antiguas naciones-
más que nunca, las manufacturas deben ser consideradas estado o recientemente unificadas: Inglaterra imbuida de su
desde un punto de vista político.»
superioridad, Francia humillada por su derrota de 1870, Es
paña humillada por la suya de 1898, Italia poco satisfecha
Aquí se proclama, pues, la vinculación entre industria,
del papel que se le reserva, Alemania convencida de su des
burguesía y nación. Se dirá que la unidad alemana se consi tino mundial.
guió también a través de las victorias militares, bajo la direc
Es, en verdad, el momento en que, una vez constituidos y
ción de Bismarck y de un estado mayor de vieja aristocracia.
saturados los mercados nacionales, las rivalidades se mani
No es contradictorio. Y en ello estriba la originalidad de la
fiestan de pronto con más brutalidad en el reparto comercial
potencia alemana. En lugar de combatirse, las dos clases diri
y colonial del mundo; es el fenómeno del imperialismo, pro
gentes (antiguas clases feudales y nueva burguesía) se repar
clamado y bautizado por los teóricos de la expansión, Cham
tieron el trabajo. La eficacia fue grande. Pero el autoritarismo
berlain, Roosevelt, Guillermo II, Jules Ferry en Francia,
y la altivez militares, la «refeudalización» de la sociedad, con
Rosa Luxemburg, Lenin. Pero tanto esta palabra como este
firieron al nacionalismo alemán una agresividad que, en últi fenómeno merecerán una próxima lección.
174 IN ICIA CIÓ N A L VOCABULARIO H IS T Ó R IC O P U E B L O S, N ACIO NES, ESTADOS 175
De momento, detengámonos un poco más sobre los he Y lo mismo cabe decir de la ideología universitaria. E incluso
chos nación y nacionalismo que, precisamente, fueron viva la teoría sociológica (Durkheim). Si Péguy, en vísperas de
mente discutidos y quedaron finalmente mejor definidos ^ en 1914, pasa del socialismo al nacionalismo, no debemos creer
el curso de las tensiones y controversias que precedieron al que Jaurés, a pesar de su internacionalismo y de sus esfuerzos
estallido de 1914, contra la guerra, niegue la existencia del hecho nacional o la
El caso francés es, en principio, bien conocido, pero no necesidad de la «defensa nacional». Su libro L ’Armée nou-
siempre está bien analizado. Con razón se ha subrayado el velle (1911) intenta elaborar la teoría de una «nación arma
viraje, especialmente sensible tras el affaire Dreyfus, que da», que reclute sus oficiales entre las capas populares (o me
convierte la exaltación de la nación, de la patria, del ejército, dias); según él, el socialismo debe mostrarse
en una actitud «de derechas», no sólo conservadora sino tam
bién vinculada a las nostalgias monárquicas (Maurras) o dic dispuesto a asegurar el pleno funcionamiento de un sistema
tatoriales. Tal es, en efecto, el «nacionalismo» proclamado armado verdaderamente popular y defensivo ... será enton
(«nacionalismo integral», dice Acción francesa),® También es ces cuando podrá desafiar la calumnia puesto que se darán
en él, junto con la fuerza acumulada de la patria histórica,
cierto que en esos años 1890-1913, el movimiento obrero re
la fuerza ideal de la patria nueva, la humanidad del trabajo
volucionario (anarquismo, sindicalismo, algunas corrientes del y del derecho.
socialismo) se caracteriza no sólo por su internacionalismo,
sino por un antimilitarismo e incluso un antipatriotismo vio Jaurés abriga incluso la esperanza de convencer a los ofi
lentos; por otra parte, con el affaire Dreyfus, y debido al ca ciales mediante la eficacia de un ejército «organizado sin nin
rácter antirrepublicano de los nacionalismos, los partidos de guna preocupación de clase o de casta, sin otra preocupación
izquierda, incluso los no revolucionarios, desconfían de las que la de la defensa nacional propiamente dicha».
«ligas patrióticas» y de los cuerpos de oficiales. El problema consiste en saber si, en una sociedad de cla
Sin embargo, es más importante tener en cuenta (sobre ses, un ejército puede organizarse sin estas «preocupaciones».
todo para entender el impulso unánime de 1914) que tanto Veremos cómo Lenin subordinaba la noción de «pueblo ar
la doctrina oficial de la República como la masa de los fran mado» a la de revolución.
ceses conservan, procedente del siglo xix, la noción de pa
triotismo como deber sagrado, vinculado a la tradición repu
blicana, a los principios de 1789, etc. Toda la educación im L a s CONTROVERSIAS EN TORNO AL PROBLEMA NACIÓN-
partida por la escuela pública estaba orientada en este sentido,* REVOLUCIÓN EN E u r o p a c e n t r a l y o r ie n t a l