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AUTO SUPREMO No.

227/2017-RRC

“…III.3. La imposición de la pena, requisitos para su determinación, su control y la obligación del Tribunal de alzada.
La imposición de la pena, corresponde a la autoridad sentenciadora, quien previa valoración de las circunstancias
probadas en juicio, una vez asumida la convicción de la existencia del hecho, de la participación del o los imputados
en él, el grado de participación y por ende su culpabilidad, dicta Sentencia condenatoria, en aplicación de lo dispuesto
por el art. 365 del CPP, fijando de forma precisa la sanción que corresponda, para ello, debe realizar un estudio
concienzudo de todas las circunstancias que rodean el hecho, vinculándolas de forma objetiva a los autores. Para su
determinación, el juzgador, debe sujetarse a los lineamientos señalados en la norma punitiva, relativos a la aplicación
de las penas (Libro I, Título III, Capítulo II del CP), tomando siempre en cuenta su finalidad conforme el art. 118.III de
la CPE, por lo que requiere que se encuentre debidamente fundamentada y motivada (art. 124 del CPP), sólo
cumplidas las exigencias legales, la imposición de la pena, demostrará que es producto de un trabajo racional y no
del capricho del juzgador.
En cuanto, a la imposición de la pena este máximo Tribunal de Justicia, precisó criterios específicos para la fijación
de la pena y el control que debe ejercer el Tribunal superior en grado, estableciendo en el Auto Supremo 038/2013-
RRC de 18 de febrero: “La determinación judicial de la pena que comprende todo el procedimiento; es decir, la
evaluación, decisión y justificación del tipo y la extensión de la pena, tiene líneas de orientación previstas legalmente,
de manera que no puede considerarse una cuestión propia de la discrecionalidad del juez. La individualización de la
pena está sometida al principio de proporcionalidad recogido por el Código Penal en sus diferentes artículos y a la
finalidad de la pena establecida constitucionalmente como la educación, habilitación e inserción social de los
condenados, con respeto a sus derechos.
En este ámbito, el juez o tribunal que fija una pena tiene la obligación de someterse a dichos principios,
correspondiendo al Tribunal de alzada, ante la constatación de su incumplimiento, proceder directamente a la
modificación del quantum de la pena, en sujeción a los principios constitucionales y procesales, en ejercicio de la
facultad reconocida por el art. 414 del CPP, considerando los siguientes criterios para la fijación de la pena:
a) La personalidad del autor, el cometido que la ley penal boliviana asigna al juez de apreciar la personalidad del
autor, es una tarea compleja; aunque debe reconocerse que el Código Penal en los arts. 37 y 38 (atender la
personalidad del autor) no exige la realización de un diagnóstico científico ’de la personalidad’, sino un perfil de la
personalidad, vinculado al hecho concreto para aplicar la pena en la dimensión que corresponda a esa persona
concreta e individual, distinta a los demás seres humanos. De tal manera que el reproche jurídico que merezca su
comportamiento, guarde armonía con el hecho, su personalidad y las circunstancias.
La edad, es un factor que, dependiendo del caso, puede operar como agravante o atenuante. En cuanto a la
educación, por regla general como circunstancia agravante, pues el reproche será mayor cuando el autor ha tenido
acceso a la educación y, por lo tanto, ha disminuido su vulnerabilidad al sistema penal. En similar sentido opera la
posición económica, sobre todo en los casos vinculados a delitos económicos. La vida anterior libre de sanciones
penales no se debe tomar sin más como atenuante para la determinación de la pena. Lo que sí debe considerarse
como factor de atenuación, es que el autor haya desarrollado hasta la comisión del hecho punible una vida ordenada
y acorde al derecho, de tal manera que el hecho delictivo signifique una notoria contracción con su conducta anterior.
Respecto a la conducta posterior, debe tomarse en cuenta como factor para la fijación de la pena, el esfuerzo del
autor por reparar el daño causado. También puede apreciarse como favorable la conducta del procesado en el proceso
penal, cuando: i) Se haya entregado a la autoridad policial o judicial voluntariamente, pese a haber contado con la
posibilidad de una fácil huida, o tener la posibilidad de no ser descubierto, y, ii) La confesión que manifieste
arrepentimiento, o bien que haya ayudado significativamente al establecimiento de la verdad mediante su
declaración.
Sin embargo, la sola falta de arrepentimiento o confesión no puede valorarse para hacer más rigurosa la sanción.
Ahora bien, si la confesión no es tal, sino un intento de lograr la impunidad y si el ’arrepentimiento’ no es sincero, sino
una manera de procurar un trato benigno de los jueces, cuando se sabe, por la prueba, que no hay forma alguna de
eludir la acción de la justicia, los jueces deben examinar ese dato como parte de las manifestaciones defensivas, pero
deben ignorarlo al momento de fijar la pena, pues ni las mentiras, ni las falsas actitudes del acusado constituyen un
factor que deba perjudicarlo cuando se decida sobre la sanción a imponer. La reparación del daño, consiste
fundamentalmente en aliviar las consecuencias materiales del hecho delictivo son también factor de atenuación;
empero, también pueden tener un efecto atenuante de la pena, los actos que denoten voluntad de reparar. La
extensión del daño causado debe ser delimitada sólo para aquello que tenga vinculación con el hecho típico,
directamente. Además, debe tenerse en cuenta que no es necesaria la concurrencia de todas las circunstancias
descritas, pues dependerá de cada caso concreto.
b) La mayor o menor gravedad del hecho, que tiene que ver con lo previsto por el art. 38 inc. 2) del CP; es decir, la
naturaleza de la acción, los de los medios empleados, la extensión del daño causado y del peligro corrido.
c) Circunstancias y las consecuencias del delito, que también deben ser consideradas en el caso concreto…”
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA PENAL
AUTO SUPREMO Nº 227/2017-RRC
Sucre, de 21 de marzo de 2017
Expediente : Oruro 33/2016

/ Dirección: C/Prolongación Beni, No. 147; Edificio OFICENTRO; Piso 9, Oficina B-903, entre 1ª y 2ª anillo.
/ Telf: Of.: 3-245104 / Cel: 760-15152 (WhatsApp) / email: marcosreyes007@gmail.com
Parte Acusadora : Ministerio Público

Parte Imputada : Limberth Jacinto Mancilla Pérez

Delitos : Lesiones Graves y Leves y otro

Magistrada Relatora : Dra. Norka Natalia Mercado Guzmán


RESULTANDO
Por memorial presentado el 15 de septiembre del 2016, cursante de fs. 74 a 78, María
Elena Espinoza Colque, interpone recurso de casación, impugnando el Auto de Vista
49/2016 de 12 de agosto, de fs. 66 a 69 vta., pronunciado por la Sala Penal Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, integrada por los Vocales José Romero
Soliz y Gregorio Orosco Itamari, dentro del proceso penal seguido por el Ministerio
Público contra Limberth Jacinto Mancilla Pérez, por la presunta comisión de los delitos
de Lesiones Graves y Leves; y, Violencia Familiar o Doméstica, previstos y sancionados
por los arts. 271 primer párrafo y 272 Bis inc. 1) del Código Penal (CP), respectivamente.
I. DEL RECURSO DE CASACIÓN
I.1. Antecedentes.
a) Por Sentencia 33/2015 de 30 de septiembre (fs. 100 a 105), el Juez Segundo de
Sentencia en lo Penal de la capital del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro,
declaró al imputado Limberth Jacinto Mancilla Pérez, culpable por los delitos de Lesiones
Graves y Leves; y, Violencia Familiar o Doméstica, previstos y sancionados por los arts.
271 primer párrafo y 272 Bis inc. 1) del CP, imponiendo la pena de cuatro años de
reclusión, con costas y resarcimiento de daño civil a favor de la víctima.

b) Contra la mencionada Sentencia, el imputado Limberth Jacinto Mancilla Pérez,


interpuso recurso de apelación restringida (fs. 124 a 129 vta.), resuelto por Auto de Vista
49/2016 de 12 de agosto, dictado por la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental
de Justicia de Oruro, que declaró procedente el citado recurso, anuló totalmente la
Sentencia impugnada y dispuso el reenvío ante otro Juzgado de Sentencia Penal más
próximo, motivando la interposición del presente recurso de casación.

I.1.1. Motivo del recurso de casación.


Del memorial del recurso de casación y del Auto Supremo 876/2016-RA de 8 de
noviembre, se extrae el motivo a ser analizado en la presente Resolución, conforme al
mandato establecido en los arts. 398 del Código de Procedimiento Penal (CPP) y 17 de
la Ley del Órgano Judicial (LOJ).
La recurrente previa referencia a los antecedentes del proceso como la
denuncia, imputación, acusación, juicio, Sentencia y recurso de apelación formulado por
el imputado, denuncia que el Auto de Vista anuló la sentencia sin una fundamentación
adecuada; por cuanto, no basó su argumentación y fundamentación en los principios de
especificidad, transcendencia, de los propios actos, de instrumentalidad de las formas y
de convalidación que rigen las nulidades, pues contendría aspectos no contemplados por
el Juez inferior, como que el imputado no tiene antecedentes, tuvo el cargo de jilacata,
tiene familia y que operaría la situación económica; en ese contexto, denunció la
vulneración del principio de seguridad jurídica y del debido proceso, ante la concurrencia
de un defecto insubsanable conforme los arts. 169 y 370 del CPP.
I.1.2. Petitorio.
La recurrente solicita que previa revisión de antecedentes, se case el Auto de Vista
recurrido, disponiéndose la ratificación de la Sentencia 33/2015 de 30 de septiembre.
I.2. Admisión del recurso.
Por Auto Supremo 876/2016-RA de 8 de noviembre, cursante de fs. 87 a 89, este Tribunal
admitió el recurso de casación formulado por María Elena Espinoza Colque, ante la
concurrencia de los presupuestos de flexibilización, para su análisis de fondo.
II. ACTUACIONES PROCESALES VINCULADAS AL RECURSO
De la atenta revisión de los antecedentes venidos en casación y detallado el ámbito de
análisis del recurso, se establece lo siguiente:

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II.1. De la Sentencia.

Por Sentencia 33/2015 de 30 de septiembre, el Juez Segundo de Sentencia en lo Penal


del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, declaró a Limberth Jacinto Mancilla
Pérez, culpable por los delitos de Lesiones Graves y Leves; y, Violencia Familiar o
Doméstica, previstos y sancionados por los arts. 271 primer párrafo y 272 Bis inc. 1) del
CP, de acuerdo a los siguientes fundamentos:

Como hechos motivo del proceso penal se tiene que el 29 de septiembre de 2013,
aproximadamente a las 02:30 de la madrugada dentro del inmueble ubicado en la calle
Bacovick, Aroma y Villarroel, hubiese sido agredida la víctima por golpes de puño en su
rostro efectuadas por su pareja sentimental Limberth Jacinto Mancilla Pérez,
provocándole lesiones físicas, que valoradas por el médico forense se hubiese
establecido un impedimento legal de veintidós días.

Una vez producida la prueba, se tuvo como hechos probados, que: i) Por certificación
médico forense, se concluyó que María Elena Espinoza Coque, a raíz de una agresión
física presentaba a momento del examen físico, lesión en su integridad física derivando
en un impedimento legal de 22 días; ii) De los testimonios y documentales de cargo se
concluyó que en la madrugada del 29 de septiembre de 2013, María Elena Espinoza
Colque fue víctima de violencia física, de parte de su entonces pareja sentimental
Limberth Jacinto Mancilla Pérez; y, iii) Por documental MP-8 y los testimonios de cargo,
se estableció que María Elena Espinoza Colque, fue víctima de violencia psicológica de
parte de su compañero sentimental Limberth Jacinto Mancilla Pérez.

Finalmente, para la fijación de la pena se tuvo en cuenta los móviles que impulsaron al
acusado para agredir a la víctima, la conducta asumida por este con relación a la misma,
las consecuencias del hecho, tal y como previenen los arts. 37 y 38 del CP; de otro lado,
no se conoció circunstancias atenuantes como antecedentes sobre la conducta del
acusado, relaciones familiares, laborales u otra circunstancia que expresa el art. 40 de la
citada norma penal, en mérito a no haberse ofrecido oportunamente las pruebas de
descargo.

II.2. De la apelación restringida del imputado.

Contra la mencionada Sentencia, el imputado formuló recurso de apelación restringida


conforme a los siguientes argumentos: i) Denunció el defecto de la sentencia previsto en
el inc. 2) del art. 370 del CPP, alegando que ninguno de los testigos fueron presenciales;
es decir, ninguno presenció las presuntas agresiones, lo mismo acontecería con el
certificado médico forense y el informe psicológico, ya que tampoco acreditan que su
persona haya sido el autor de las lesiones en la víctima; ii) Alegó el defecto de la
sentencia previsto en el inc. 4) del art. 370 del CPP, señalando que se le negó presentar
sus testigos de reciente obtención, privándosele su derecho a la defensa; iii) El defecto
de la sentencia previsto en el inc. 6) del art. 370 del CPP, señalando que la resolución
impugnada se basó en hechos inexistentes, pues las declaraciones testificales no fueron
iguales, por lo que para imponérsele una pena de cuatro años de reclusión, debía
concurrir íntegramente los elementos que configuran el hecho punible, denotando una
adecuada fundamentación de la sentencia, citando al efecto los precedentes
contradictorios contenidos en los Autos Supremos 724 de 26 de noviembre de 2004, 349
de 28 de agosto de 2006 y 256 de 26 de julio de 2006, reiterando que se le condenó
injustamente por la comisión de los delitos de Lesiones Graves y Leves; y, Violencia
Familiar y Domestica, sin una debida fundamentación, ya que no se consigna todos los
hechos debatidos en juicio, así como al análisis de todas las pruebas producidas, al efecto
invoca los Autos supremos 131 de 31 de enero de 2007 y 515 de 16 de noviembre de
2006; y, iv) La sentencia sería excesiva al no tomar en cuenta los arts. 38 inc. 1) y 360

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inc. 2) del CP, ya que no se hubiese tomado en cuenta los medios de prueba otorgados,
que la víctima no falleció y que su persona no contaba con antecedentes penales, que
tuvo el cargo de jilacata en virtud a su buen comportamiento y responsabilidad, además
de que cuenta con una familia integrada por su concubina y sus dos hijos, reiterando que
la víctima se encontraría sana y sin ningún daño físico, por lo que la pena de cuatro años
resultaría excesiva.

II.3. Del Auto de Vista impugnado.


Al recurso de apelación restringida formulada por el imputado, la Sala Penal Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, se pronunció mediante el Auto de Vista
impugnado, que declaró procedente la apelación planteada y anuló totalmente la
Sentencia recurrida, bajo los siguientes argumentos:

Se estableció que en cuanto a la infracción del inc. 2) del art. 370 del CPP, la Juez de
mérito no expuso del por qué se le condenó al recurrente por los delitos de Lesiones
Graves y Leves; y, Violencia Familiar y Domestica, pues no señaló si existió concurso
ideal o real de delitos, si las Lesiones Graves y Leves se produce entre personas
particulares, o sea, personas distintas, sin ninguna relación de familiaridad, cónyuge o
conviviente y otra relación análoga afectividad o intimidad; y por otra, si en la Violencia
Familiar o Doméstica procede el tipo penal por presentarse relación afectiva de conyugue
o conviviente o por que hubiere mantenido con la víctima una relación análoga de
afectividad o intimidad, por lo que al habérsele juzgado al imputado por ambos delitos,
correspondía la fundamentación respecto de cada uno de ellos.

En cuanto a la denuncia de que la Sentencia fue excesiva, se argumenta sobre la


existencia de Autos Supremos (no identifica cuales), que orientan sobre la correcta
aplicación de la pena desarrollando las circunstancias que deben ser consideradas a
tiempo de su interposición; sin embargo, éstas no hubiesen sido consideradas por la
Juez a quo, ya que no se hubiese referido en absoluto a dichas disposiciones, menos
esgrimido fundamento alguno, se observa la falta de consideración y exposición de los
siguientes parámetros para la imposición de la pena: 1) Se haya establecido el mínimo y
máximo legal; 2) Si se verificó la existencia de modificación al tipo penal, como la
concurrencia de atenuantes y agravantes en el tipo, si se trata de concurso ideal o
real; 3) El grado de desarrollo del delito, si se consumó o se trató de
tentativa; 4) Determinar las implicancias en la fijación de la pena; 5) Determinar la
existencia de atenuantes especiales; 6) Verificar la existencia de atenuantes generales
observando lo dispuesto por el art. 40 del CP; 7) Determinar la personalidad del autor y
las circunstancias del hecho; 8) Contraponer las circunstancias agravantes generales y
atenuantes; y, 9) Valorar todas las circunstancias en su conjunto y determinar una mayor
o menor penalidad. Con estos parámetros a decir del recurrente, no se hubiere tomado
en cuenta que no registraba antecedentes penales, también que tenía un cargo de
jilacata, cargo que se le dió por su buen comportamiento y responsabilidad, que tiene
familia integrada por su concubina y sus dos hijos, no se hubiese tomado en cuenta que
la víctima está sana sin ningún daño físico, estableciéndose de estos argumentos e
inobservancias de la Juez de Sentencia a las reglas en la fijación de la pena y el
incumplimiento del art. 124 del CPP, pues no se hizo referencia su personalidad, actitudes
y comportamiento durante y antes del juicio, sus condiciones especiales y particulares, ni
a su conducta anterior y posterior, ni cuales consideró como agravantes, los que por cierto
se hubiese ignorado si se trataba de persona joven con familia, sin antecedentes o
procesos penales, siendo un autor primario, no habiéndose explicado la aplicación de
los arts. 38 y 39 del CP de manera fundada. Señala que también en la fijación de la pena
debe considerarse cuando: a) Se haya entregado a la autoridad policial o judicial
voluntariamente, pese a haber contado con la posibilidad de una fácil huida o tener la
posibilidad de no ser descubierto; b) También, debe considerarse la confesión que
manifieste arrepentimiento o bien que haya ayudado significativamente en el
esclarecimiento de la verdad mediante su declaración y otros.

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III. VERIFICACIÓN DE VULNERACIÓN AL DEBIDO PROCESO Y SEGURIDAD
JURÍDICA
Este Tribunal admitió el presente recurso, abriendo su competencia a objeto de verificar
la posible vulneración del debido proceso y seguridad jurídica ante la denuncia de la
emisión del Auto de Vista emitido sin la debida fundamentación para disponer la nulidad
de la sentencia sin considerar los principios de especificidad, trascendencia,
instrumentalidad de formas y convalidación que rigen las nulidades.
III.1. De la Fundamentación de las resoluciones como parte del debido proceso.

A los fines de resolver la problemática planteada, se debe tener presente que respecto al
debido proceso el Auto Supremo 199/2013 de 11 de julio, precisó lo siguiente: “El debido
proceso, es un principio legal por el cual toda persona tiene derecho a ciertas garantías
mínimas tendientes a asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso, a
permitir la oportunidad de ser oído y hacer valer sus pretensiones legítimas frente al juez
o tribunal, quienes deben observar los derechos fundamentales de las partes, principios
y reglas esenciales exigibles dentro del proceso como instrumento de tutela de los
derechos subjetivos; la Constitución Política del Estado, en sus artículos 115 y 117,
reconoce y garantiza la aplicación del debido proceso al constituirse en fundamento
esencial del Estado Plurinacional, que tiene entre sus fines y funciones esenciales
garantizar el cumplimiento de los principios, valores, derechos y deberes reconocidos y
consagrados en ella. Entre los elementos que configuran el debido proceso se
encuentran: a) el derecho a la defensa, b) el derecho al juez natural, c) la garantía de
presunción de inocencia, d) el derecho a ser asistido por un traductor o intérprete, e) el
derecho a un proceso público, f) el derecho a la conclusión del proceso dentro de un
plazo razonable, f) el derecho a recurrir, g) el derecho a la legalidad de la prueba, h) el
derecho a la igualdad procesal de las partes, i) el derecho a no declarar contra sí mismo
y a no confesarse culpable, j) el derecho a la motivación y congruencia de las
resoluciones, k) la garantía del non bis in idem, l) el derecho a la valoración razonable de
la prueba, ll) el derecho a la comunicación previa de la acusación; m) la concesión al
inculpado del tiempo y los medios para su defensa; n) el derecho a la comunicación
privada con su defensor; o) el derecho a que el Estado le otorgue un defensor
proporcionado por el Estado cuando el imputado no tuviere medios o no nombrare un
defensor particular”.

III.2. La seguridad jurídica.


Respecto a la seguridad jurídica en la Constitución Política del Estado, la Sentencia
Constitucional Plurinacional 0616/2014 de 25 de marzo, señaló: “La SC 0511/2011-R de
25 de abril, que respecto a la seguridad jurídica como principio expresó que cuando se
alegue la vulneración de la misma como derecho, no es posible conceder la tutela, dado
que está instituida en la Constitución Política del Estado, como principio rector de los
actos de la jurisdicción judicial o administrativa, al señalar:

La SC 0788/2010-R de 2 de agosto estableció que: ´Sobre la seguridad jurídica, invocada


en su momento por la accionante, como «derecho fundamental», cabe señalar que, si
bien la Constitución Política del Estado abrogada, en el catálogo de derechos
fundamentales contenidos en su art. 7 inc. a), establecía que toda persona tiene el
derecho: «A la vida, la salud y la seguridad », a partir de lo cual, la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional estableció la consagración del «derecho a la seguridad jurídica »
como derecho fundamental, y en su mérito, ante la constatación de su vulneración, en
repetidas ocasiones otorgó la tutela del amparo. No obstante, al presente, y en vigencia
de la Constitución Política del Estado promulgada el 7 de febrero de 2009, la seguridad
jurídica, no se encuentra consagrada como derecho fundamental, sino como un principio
que sustenta la potestad de impartir justicia emanada del pueblo (art. 178 de la CPE); y
por otro lado, como un principio articulador de la economía plural en el modelo económico
boliviano (art. 306.III de la CPE). Esta característica actual, es coincidente con lo
establecido por otra Constitución y Tribunal Constitucional, tal el caso de España que en
su Constitución en el art. 9.3, establece a la seguridad jurídica como principio, y en su

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jurisprudencia, a través de la STC 3/2002 de 14 de enero, ha señalado que: «la seguridad
jurídica es un principio general del ordenamiento jurídico y un mandato dirigido a los
poderes públicos que no configura, sin embargo, derecho fundamental alguno a favor de
los ciudadanos que pueda interesarse en el proceso constitucional de amparo”.

III.3. La imposición de la pena, requisitos para su determinación, su control y la


obligación del Tribunal de alzada.

La imposición de la pena, corresponde a la autoridad sentenciadora, quien previa


valoración de las circunstancias probadas en juicio, una vez asumida la convicción de la
existencia del hecho, de la participación del o los imputados en él, el grado de
participación y por ende su culpabilidad, dicta Sentencia condenatoria, en aplicación de
lo dispuesto por el art. 365 del CPP, fijando de forma precisa la sanción que corresponda,
para ello, debe realizar un estudio concienzudo de todas las circunstancias que rodean
el hecho, vinculándolas de forma objetiva a los autores. Para su determinación, el
juzgador, debe sujetarse a los lineamientos señalados en la norma punitiva, relativos a la
aplicación de las penas (Libro I, Título III, Capítulo II del CP), tomando siempre en cuenta
su finalidad conforme el art. 118.III de la CPE, por lo que requiere que se encuentre
debidamente fundamentada y motivada (art. 124 del CPP), sólo cumplidas las exigencias
legales, la imposición de la pena, demostrará que es producto de un trabajo racional y no
del capricho del juzgador.

En cuanto, a la imposición de la pena este máximo Tribunal de Justicia, precisó criterios


específicos para la fijación de la pena y el control que debe ejercer el Tribunal
superior en grado, estableciendo en el Auto Supremo 038/2013-RRC de 18 de
febrero: “La determinación judicial de la pena que comprende todo el procedimiento; es
decir, la evaluación, decisión y justificación del tipo y la extensión de la pena, tiene líneas
de orientación previstas legalmente, de manera que no puede considerarse una cuestión
propia de la discrecionalidad del juez. La individualización de la pena está sometida al
principio de proporcionalidad recogido por el Código Penal en sus diferentes artículos y
a la finalidad de la pena establecida constitucionalmente como la educación, habilitación
e inserción social de los condenados, con respeto a sus derechos.

En este ámbito, el juez o tribunal que fija una pena tiene la obligación de someterse a
dichos principios, correspondiendo al Tribunal de alzada, ante la constatación de su
incumplimiento, proceder directamente a la modificación del quantum de la pena, en
sujeción a los principios constitucionales y procesales, en ejercicio de la facultad
reconocida por el art. 414 del CPP, considerando los siguientes criterios para la fijación
de la pena:

a) La personalidad del autor, el cometido que la ley penal boliviana asigna al juez de
apreciar la personalidad del autor, es una tarea compleja; aunque debe reconocerse que
el Código Penal en los arts. 37 y 38 (atender la personalidad del autor) no exige la
realización de un diagnóstico científico ’de la personalidad’, sino un perfil de la
personalidad, vinculado al hecho concreto para aplicar la pena en la dimensión que
corresponda a esa persona concreta e individual, distinta a los demás seres humanos.
De tal manera que el reproche jurídico que merezca su comportamiento, guarde armonía
con el hecho, su personalidad y las circunstancias.

La edad, es un factor que, dependiendo del caso, puede operar como agravante o
atenuante. En cuanto a la educación, por regla general como circunstancia agravante,
pues el reproche será mayor cuando el autor ha tenido acceso a la educación y, por lo
tanto, ha disminuido su vulnerabilidad al sistema penal. En similar sentido opera la
posición económica, sobre todo en los casos vinculados a delitos económicos. La vida
anterior libre de sanciones penales no se debe tomar sin más como atenuante para la
determinación de la pena. Lo que sí debe considerarse como factor de atenuación, es
que el autor haya desarrollado hasta la comisión del hecho punible una vida ordenada y

/ Dirección: C/Prolongación Beni, No. 147; Edificio OFICENTRO; Piso 9, Oficina B-903, entre 1ª y 2ª anillo.
/ Telf: Of.: 3-245104 / Cel: 760-15152 (WhatsApp) / email: marcosreyes007@gmail.com
acorde al derecho, de tal manera que el hecho delictivo signifique una notoria contracción
con su conducta anterior. Respecto a la conducta posterior, debe tomarse en cuenta
como factor para la fijación de la pena, el esfuerzo del autor por reparar el daño causado.
También puede apreciarse como favorable la conducta del procesado en el proceso
penal, cuando: i) Se haya entregado a la autoridad policial o judicial voluntariamente,
pese a haber contado con la posibilidad de una fácil huida, o tener la posibilidad de no
ser descubierto, y, ii) La confesión que manifieste arrepentimiento, o bien que haya
ayudado significativamente al establecimiento de la verdad mediante su declaración.

Sin embargo, la sola falta de arrepentimiento o confesión no puede valorarse para hacer
más rigurosa la sanción. Ahora bien, si la confesión no es tal, sino un intento de lograr la
impunidad y si el ’arrepentimiento’ no es sincero, sino una manera de procurar un trato
benigno de los jueces, cuando se sabe, por la prueba, que no hay forma alguna de eludir
la acción de la justicia, los jueces deben examinar ese dato como parte de las
manifestaciones defensivas, pero deben ignorarlo al momento de fijar la pena, pues ni
las mentiras, ni las falsas actitudes del acusado constituyen un factor que deba
perjudicarlo cuando se decida sobre la sanción a imponer. La reparación del daño,
consiste fundamentalmente en aliviar las consecuencias materiales del hecho delictivo
son también factor de atenuación; empero, también pueden tener un efecto atenuante de
la pena, los actos que denoten voluntad de reparar. La extensión del daño causado debe
ser delimitada sólo para aquello que tenga vinculación con el hecho típico, directamente.
Además, debe tenerse en cuenta que no es necesaria la concurrencia de todas las
circunstancias descritas, pues dependerá de cada caso concreto.

b) La mayor o menor gravedad del hecho, que tiene que ver con lo previsto por el art.
38 inc. 2) del CP; es decir, la naturaleza de la acción, los de los medios empleados, la
extensión del daño causado y del peligro corrido.

c) Circunstancias y las consecuencias del delito, que también deben ser


consideradas en el caso concreto.

La fundamentación de la fijación de la pena es inexcusable, en este ámbito la exigencia


de fundamentación que debe satisfacer la sentencia condenatoria en el proceso de
individualización de la pena, obliga al juez a observar los parámetros descritos por el
legislador; por lo tanto la resolución debe contener un razonamiento capaz de dar cuenta
de que se consideraron dichos parámetros de tal modo que a través de la exposición
razonada del juez o tribunal se pueda evidenciar que su resolución se ha fundado en
parámetros legales, y no es fruto de la apreciación estrictamente personal o arbitraria al
efecto debe explicar cómo aplicó la pena, en término considero las previsiones de los
arts. 37, 38 y 40 del CP, al caso concreto y qué atenuantes y agravantes tomo en cuenta
para establecer la sanción dentro de los límites legales”.

La doctrina internacional con autores como Eugenio Raúl Zafaroni, en su obra Manual de
Derecho Penal, así como la doctrina nacional con Benjamín Miguel Harb, en su obra
Derecho Penal Tomo II, distingue tres etapas en la individualización de la pena: la
legal, la judicial y la penitenciaria. En la primera, el legislador valora, desde el marco
de la proporcionalidad, la gravedad del ilícito tipificado en un tipo penal y determina la
pena aplicable en abstracto. En la segunda, el Juez penal, a la conclusión del proceso
y establecida que sea conforme al debido proceso de ley, la responsabilidad penal
del autor del hecho, fija la pena al caso concreto, tomando como base el marco
punitivo determinado por el legislador. La tercera etapa, denominada ejecución
penal, se halla destinada al cumplimiento de los pronunciamientos contenidos en el fallo
de una sentencia penal ejecutoriada y se desarrolla por la administración penitenciaria,
bajo control jurisdiccional.

Ahora bien, en lo que respecta a la primera etapa de individualización de la pena llamada


legal, ‘…en el marco penal, el legislador establece los límites de la pena en el caso

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individual para cada delito’, ‘Las valoraciones sociales respecto de un determinado delito
quedan plasmadas dentro de este marco, y en él quedan recogidas, entre otras cosas,
las razones de prevención general. Las valoraciones previamente dadas por el legislador,
reflejadas en el marco penal, son vinculantes para el juez, quien debe dejar de lado sus
propias valoraciones y aplicar las valoraciones legales’ (segunda etapa) (Determinación
Judicial de la Pena - Patricia Ziffer P. y otros autores)’.

De lo anterior se establece que, el Juez o Tribunal de Sentencia y en el caso presente el


Tribunal de alzada, al momento de imponer la pena, debe justificarla de forma adecuada
y coherente; toda vez, que la sanción debe ser fruto de un estudio íntegro y objetivo de
los hechos y las circunstancias acontecidas en la tramitación del proceso y enmarcadas
en la norma punitiva que corresponda, teniendo como fin la educación, habilitación e
inserción social de los condenados, por lo que la imposición de la pena al igual que el
resto de la Resolución, debe encontrarse debidamente fundamentada en observancia del
art. 124 del CPP.

Este Tribunal Supremo de Justicia, se constituye en el máximo intérprete de la ‘legalidad’,


cumpliendo una función unificadora de la jurisprudencia establecida en materia penal,
siendo de aplicación obligatoria la doctrina legal aplicable, por los tribunales colegiados y
unipersonales inferiores, lo contrario significaría ir en contra de los fines del Derecho
Procesal Penal que busca una justicia pronta, equitativa y justa.

Por otra parte, respecto a la consideración de atenuantes y agravantes, aun cuando


corresponda aplicar concurso de delitos, el Auto Supremo 41/2013 de 21 de febrero,
estableció la siguiente doctrina legal: “…El Tribunal de Alzada ante la evidencia de que
concurren en la Sentencia impugnada errores u omisiones formales que se refieran a la
imposición de penas, cuenta con la facultad para modificar directamente el quantum
observando los principios constitucionales y procesales conforme lo prescrito en la
primera parte del artículo 414 del Código de Procedimiento Penal; sin embargo ésta
corrección debe realizarse observando los principios constitucionales, procesales y los
aspectos contemplados en los artículos 37, 38, 39 y 40 del Código Penal, debiendo
contener suficiente fundamentación, emitiendo criterios jurídicos relativos al tipo penal y
a la valoración de los hechos, las acciones y del imputado mismo, su personalidad, la
motivación y otras circunstancias concomitantes que corresponden al caso concreto, en
el que se explique de manera clara y expresa cuáles son los aspectos o circunstancias
que agravan o atenúan la pena, sin perjuicio de destacar que las citadas reglas de fijación
de la pena inclusive se aplican aún en el caso de advertirse el concurso ideal o el
concurso real de delitos en los cuales se aplica la sanción con la pena del delito más
grave, siendo facultad privativa del juez aumentar el máximo hasta en una cuarta parte o
hasta la mitad, conforme determinan los artículos 44 y 45 del citado adjetivo penal,
respectivamente, sin que los argumentos vertidos importen modificación de los hechos
probados en juicio que se hallan sujetos al principio de intangibilidad, siendo que el
recurso de apelación restringida no es un medio legítimo para la revalorización de la
prueba.’”

En grado de apelación restringida, corresponde al Tribunal de alzada, ejercer el control


sobre la Sentencia, con base en las denuncias planteadas en el citado medio de
impugnación y ante la constatación de que el fallo de mérito contiene defectos,
corresponde aplicar alguno de los supuestos descritos en los arts. 413 y 314 del CPP;
es decir, el Tribunal de apelación, se encuentra facultado, ante la certeza de la
existencia de errores de derecho en la fundamentación de la Sentencia, a corregir
el yerro en una nueva Sentencia debidamente justificada, sin anular la sentencia
impugnada. En la misma forma debe proceder, cuando advierta errores u omisiones
formales, relativos a la imposición o el cómputo de penas, que necesariamente debe ser
ponderada de manera objetiva y con base en la ley (arts. 27, 29, 37, 38, 39, 40, 40 Bis,
44, 45 y 46 del CP -conforme corresponda- y parágrafo III del art. 118 de la CPE); lo que

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significa, que el Tribunal de apelación, debe corregir las faltas referidas al quantum de la
pena y su correspondiente justificación.

III.4. Análisis del caso concreto.


Con lo desarrollado supra corresponde ingresar a resolver la problemática planteada a
fin de establecer si resulta evidente la vulneración de derechos y garantías
constitucionales; es así, que en cuanto a la denuncia traída en casación, se tiene que
verificado el Auto de Vista impugnado, el Tribunal de alzada se pronunció señalando que
la juez de mérito no hubiese considerado o fundamentado de manera correcta si existió
concurso ideal o real de delitos, en cuanto a los delitos de Lesiones Graves y Leves y
Violencia Familiar o Doméstica, señalado también que en cuanto a la denuncia de que la
sentencia emitida fue excesiva, haciendo referencia a Autos Supremos que orientan la
correcta aplicación de la pena, concluyó que la Juez de Sentencia no cumplió con la
consideración y exposición de los parámetros para la imposición de la pena,
estableciendo el incumplimiento del art. 124 del CPP, pues no se hizo referencia a la
personalidad del imputado, sus condiciones especiales y particulares, ni a su conducta
anterior y posterior, ni cuales habrían sido consideradas como agravantes, los que por
cierto se hubiese ignorado, si se trataba de persona joven con familia, sin
antecedentes o procesos penales, siendo un autor primario, no habiéndose
explicado la aplicación de los arts. 38 y 39 del CP de manera fundada.

Al respecto, se evidencia que el Tribunal de alzada si bien efectivamente asumió los


lineamientos jurisprudenciales emitidos por este Tribunal Supremo de justicia; en
cuanto, a los parámetros que deben ser considerados por los Jueces y Tribunales de
sentencia a tiempo de fijar el quantum de la pena; sin embargo, los fundamentos
utilizados en el Auto de Vista recurrido no resultan acordes a los datos del proceso, pues
observa la falta de consideración de los antecedentes penales del imputado así como las
relaciones familiares que tuviera este, sin considerar que conforme lo expuesto en la
sentencia impugnada, la Juez de mérito no consideró ninguna prueba de descargo al
haber sido estas presentadas de manera extemporánea; ahora bien, resulta evidente que
en cuanto a los demás cuestionamientos, respecto de la falta de fundamentación de la
Sentencia en cuanto a la consideración de la conducta durante y posterior al proceso, así
como el daño ocasionado a la víctima, en vez de disponerse la nulidad de la Sentencia el
Tribunal de alzada debió cumplir con lo expuesto en el Auto Supremo 041/2013 de 21
de febrero que señala: “El Tribunal de Alzada ante la evidencia de que concurren en la
Sentencia impugnada errores u omisiones formales que se refieran a la imposición de
penas, cuenta con la facultad para modificar directamente el quantum observando
los principios constitucionales y procesales conforme lo prescrito en la primera
parte del artículo 414 del Código de Procedimiento Penal; sin embargo ésta
corrección debe realizarse observando los principios constitucionales, procesales y los
aspectos contemplados en los artículos 37, 38, 39 y 40 del Código Penal, debiendo
contener suficiente fundamentación, emitiendo criterios jurídicos relativos al tipo penal y
a la valoración de los hechos, las acciones y del imputado mismo, su personalidad, la
motivación y otras circunstancias concomitantes que corresponden al caso concreto, en
el que se explique de manera clara y expresa cuáles son los aspectos o circunstancias
que agravan o atenúan la pena, sin perjuicio de destacar que las citadas reglas de fijación
de la pena inclusive se aplican aún en el caso de advertirse el concurso ideal o el
concurso real de delitos en los cuales se aplica la sanción con la pena del delito más
grave, siendo facultad privativa del juez aumentar el máximo hasta en una cuarta parte o
hasta la mitad, conforme determinan los artículos 44 y 45 del citado adjetivo penal,
respectivamente, sin que los argumentos vertidos importen modificación de los hechos
probados en juicio que se hallan sujetos al principio de intangibilidad, siendo que el
recurso de apelación restringida no es un medio legítimo para la revalorización de la
prueba”.

El no actuarse de esta manera, determina que el Tribunal de alzada evidentemente


vulneró los derechos y garantías constitucionales alegados por la recurrente, pues

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dispone el reenvío de la causa con argumentos errados (valoración de prueba no
introducida a juicio), provocando una carga procesal innecesaria; pero, además bajo
riesgo de re victimizar a la víctima que debe someterse nuevamente ante un juez, cuando
los hechos sobre los que se juzgó fueron acreditados y que únicamente el defecto recae
sobre el quantum de la pena, que conforme la jurisprudencia citada bien puede ser
corregida por el Tribunal de alzada.

En consecuencia, ante la evidente infracción de las normas penales y constitucionales


en la que incurrió el Tribunal de alzada, al no haber realizado el control adecuado
del quantum de la pena, en base a datos correctos del expediente respecto a la fijación
de la pena y en su caso desconociendo los principios de celeridad, eficacia y eficiencia
de la jurisdicción ordinaria, reconocida en los arts. 178 y 180 de la CPE, soslayando su
obligación con argumentos que denotan un desconocimiento de su propia competencia,
corresponde disponer que la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia
de Oruro, dicte nuevo Auto de Vista considerando los criterios desarrollados en la
presente resolución, así como la doctrina desglosada, argumentos también ratificados
por el Auto Supremo 763/2014-RRC de 19 de diciembre.

POR TANTO
La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, con la facultad conferida por el art. 42.I.1
de la LOJ y lo previsto por el art. 419 del CPP, declara FUNDADO el recurso de casación
interpuesto por María Elena Espinoza Colque, con los fundamentos expuestos
precedentemente; y en aplicación del art. 419 del CPP, DEJA SIN EFECTO el Auto de
Vista 49/2016 de 12 de agosto, disponiendo que la Sala Penal Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de Oruro, previo sorteo y sin espera de turno, pronuncie un
nuevo Auto de Vista en conformidad a la doctrina legal establecida en la presente
Resolución.
A los efectos de lo previsto por el art. 420 del CPP, hágase conocer mediante fotocopias
legalizadas el presente Auto Supremo a los Tribunales Departamentales de Justicia del
Estado Plurinacional de Bolivia, para que por intermedio de sus Presidentes, bajo
responsabilidad, pongan en conocimiento de los Jueces en materia penal de su
jurisdicción.
En aplicación del art. 17-IV de la LOJ, por Secretaría de la Sala, ofíciese nota al Consejo
de la Magistratura, para que tome conocimiento del presente Auto Supremo.
Regístrese, hágase saber y cúmplase.
Firmado
Magistrada Relatora Dra. Norka N. Mercado Guzmán
Magistrada Dra. Maritza Suntura Juaniquina
Secretario de Sala Dr. Cristhian G. Miranda Dávalos

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