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CONOCIMIENTO CIENTÍFICO Y FILOSOFÍA:

FILOSOFÍA Y METODOLOGÍA DE LA CIENCIA.

1. SOBRE CIENCIA Y FILOSOFÍA

1.1.Algunas diferencias clave entre ciencia y filosofía


● La ciencia es más objetiva, en cambio la filosofía es más abstracta.
● La ciencia sigue métodos de investigación, mientras que en la filosofía se hace uso de la
razón.
● La filosofía sirve de guía para las personas, mientras que la ciencia busca explicar los
fenómenos que afectan a la gente.
● En la ciencia, las teorías son sustituidas por otras cuando ocurren nuevos
descubrimientos que desmienten los primeros, mientras que en la filosofía esto no
necesariamente se debe dar.
● La ciencia basa sus explicaciones en la observación y experimentación, mientras que la
filosofía se basa en discusiones y principios.
● La filosofía hace uso de argumentos lógicos y dialécticos, mientras que la ciencia utiliza
pruebas e hipótesis.

1.2.La ciencia y lo necesario: la visión aristotélica de la ciencia

Existen, según el Estagirita, dos partes en el alma racional o intelectiva: una con la que
percibimos las clases de entes cuyos principios no pueden ser de otra manera (necesarios), y
otra con la que percibimos los contingentes. A la primera de esas partes racionales la llama
“científica”, y a la segunda, “razonadora”, porque se encarga de deliberar acerca de lo
contingente.

En ese sentido, los seres contingentes son aquellos que pueden ser de otra manera.
Son seres contingentes todos aquellos que son susceptibles de ser producidos por el ser
humano, así como las acciones que realiza el ser humano, que ha de decidir en todo momento
qué hacer, como comportarse; siendo esta pregunta el contenido de los llamados “saberes
prácticos”, esto es, la ética y la política, que se mueven en el ámbito de la experiencia.

Los “seres necesarios”, por oposición a los anteriores, son aquellos que no pueden ser
de otra manera distinta de la que son, no pueden no existir, y son objeto de las llamadas
“ciencias primeras” o teoréticas. Sólo podemos tener conocimiento (por oposición a la opinión)
de las cosas que no pueden ser de otra manera, porque si lo fuesen estarían fuera de nuestra
observación y se nos escaparía si existen o no. Así pues, lo que es objeto de ciencia es
necesario y, por tanto, eterno (ingénito) no engendrado) e indestructible. Toda ciencia es
enseñable y se puede aprender, pues es un modo de ser demostrativo. Cuando uno está
convencido de algo (no cabe duda de ello) y le son conocidos sus principios, entonces puede
decir que sabe científicamente.

La ciencia (episteme), que forma parte de las virtudes intelectuales (aquellas que
permiten al alma alcanzar la verdad), es un conocimiento racional y universal (episteme) que
trata de la esencia de lo real, por oposición a la opinión. En esto Aristóteles sigue a Platón,
quien también considera que lo propio de la ciencia es el estudio de realidades universales y
necesarias. Sólo que para éste último constituyen un mundo de Ideas existentes por sí mismas
que Aristóteles no admite. Aristóteles bebe de esta concepción al distinguir entre lo necesario
y lo contingente. La postura aristotélica es expuesta tanto en el libro VI de la Ética Nicomaquea,
como en Analíticos segundos. En ambas obras afirma que la ciencia es el conocimiento de lo
universal y de las cosas necesarias porque es el conocimiento de la causa por la que es la cosa,
y esta no puede ser de otra manera.
Así pues, Aristóteles piensa que no hay ciencia sino de lo universal y necesario. La
ciencia explica la realidad deduciendo lo particular de lo universal (que es su causa). El
silogismo es la estructura formal que permite realizar esta conexión. El silogismo muestra cómo
lo particular se subsume en lo universal. Así pues, mediante la inducción se accede a los
principios, mientras que el silogismo ha de partir de éstos. Por lo demás, ciertos principios
universales como el de no contradicción se conocen por intuición intelectual y también de ellos
parte la demostración científica. Es decir, la lógica, entonces, es el instrumento de la ciencia.

2. CLASIFICACIÓN DE LOS SABERES CIENTÍFICOS

Tradicionalmente se habla de una doble distinción de las ciencias: por un lado, las ciencias
empíricas, por otro, las ciencias formales. Veamos cada una de ellas.

2.1. CIENCIAS EMPÍRICAS:

Son aquellas que justifican o verifican sus hipótesis mediante la experiencia.


Generalmente, los filósofos destacan la existencia de dos facultades cognoscitivas (que nos
permiten conocer la realidad en que vivimos) principales: los sentidos (la percepción) y la
razón. Por lo que llamamos "experiencia" al conjunto de percepciones, y fenómeno a la
realidad en tanto que se muestra a los sentidos; así, podemos decir también que las ciencias
empíricas se refieren a la realidad fenoménica, oponiéndose ésta a la supuesta realidad
trascendente de la que, por ejemplo, podría ocuparse la filosofía.

Las ciencias empíricas se dividen en dos grandes grupos: ciencias naturales y ciencias
humanas o también sociales. Las ciencias naturales se ocupan del mundo físico y suelen
ofrecer leyes de gran universalidad y exactitud, presentando una idea determinista de la
realidad; la física, la química y la biología son las principales. Las ciencias humanas,
obviamente, se refieren al ser humano y no consiguen ofrecer leyes tan objetivas como las
anteriores, limitándose a generalizaciones y clasificaciones de la conducta, aunque con
frecuencia escondan sus deficiencias en un sofisticado lenguaje matemático.

Las ciencias empíricas usan el método hipotético deductivo que se rige por los
siguientes pasos:

1ª fase. Parte siempre de la observación de los hechos.


Los datos observados se intentan describir en lenguaje matemático. El primero que
propone que la naturaleza está escrita en leguaje matemático fue Galileo ya que la Física
anterior a Galileo era de corte neoplatónica. Los físicos neoplatónicos consideran que la
naturaleza simbolizaba el funcionamiento de las ideas o arquetipos de la mente divina. La física
debía sólo interpretar estos símbolos. Ejemplos de físicos neoplatónicos: Nicolás de Cusa y
Giordano Bruno. Es importante advertir que aunque en el método hipotético-deductivo se
realice la observación en términos matemáticos, la observación no es objetiva. La observación
no es mera contemplación porque supone:
• En primer lugar una selección de variables (dependiendo de la pregunta a la que se
quiere responder) El objeto en su totalidad es inasible, hay siempre que seleccionar. No se
puede atender a la totalidad del fenómeno.
• La observación supone una tarea de análisis, el investigador únicamente atiende a los
elementos más simples que intervienen en el proceso. El resultado de este análisis se
denomina en filosofía “cualidades primarias”. Estas cualidades hacen referencia a lo
medible, es decir, al tamaño, a la extensión, al peso, a la velocidad, etc (Galileo)
• La observación científica tiene detrás el prejuicio de que los fenómenos naturales son
todos traducibles matemáticamente (lo objetivo es lo que podemos cuantificar)
2ª Fase. El establecimiento de Hipótesis.
La hipótesis es una generalización o enunciado general que, en principio, supone una
interpretación de determinados hechos, y que adoptamos transitoriamente como verdadera
mientras la sometemos a confirmación o refutación. En expresión de Carl G. Hempel, son
“conjeturas felices” sobre las conexiones que se establecen entre los fenómenos que
estudiamos. Las hipótesis son conjeturas (supuestos) sobre los que se pueden hacer
predicciones. Las hipótesis son el resultado de la imaginación creadora del científico que
intenta detectar cuáles son las relaciones constantes entre los fenómenos que previamente
analizaron.

3ª Fase. Las hipótesis se formulan matemáticamente


La estructuración matemática que lleva a crear un modelo matemático o algorítmico
(mecanismo operativo matemático a partir del cual podemos deducir consecuencias) En
definitiva, significa traducir las hipótesis en términos matemáticos.

4ª Fase. Comprobación y confirmación experimental de las hipótesis: la experimentación.


a. La Verificación.
Las consecuencias deducidas a partir de las hipótesis se comprueban mediante
observaciones y experimentos, a este proceso se le denomina verificación. Si se logran verificar
las hipótesis éstas se convierten en leyes científicas. La verificación es un problema para la
Filosofía de la Ciencia contemporánea, especialmente para K. Popper. Según este autor, el
criterio de verificación (del neopositivismo de Carnap) no tiene fuerza probatoria suficiente.
Para Popper, la verificación de Carnap se basa en un proceso lógico que se llama inducción:
Inducir es crear una ley universal a partir de los hechos particulares. La inducción no tiene una
fuerza probatoria absoluta porque es una tarea infinita (nunca podemos dar cuenta de todos
los fenómenos particulares para establecer una ley universal).
b. La Falsación.
La alternativa que Popper propone al criterio de verificación es el criterio de falsación: se
puede aceptar como ley científica cualquier hipótesis que todavía no se haya demostrado que
es falsa, y que esté construida de tal forma que se pueda contrastar con la realidad.

5ª Fase: La formulación de teorías científicas.


Las teorías son conjuntos de leyes científicas. Estas leyes son los aspectos probados de la
teoría científica. Por otro lado, las teorías científicas tienen aspectos no demostrados, tienen
incluso aspectos irracionales, a la unión de estas dos partes se le denomina paradigma
(Thomas Khun) Un paradigma es la cosmovisión (visión global) aceptable para la comunidad
científica, pero, a su vez, estas cosmovisiones contienen prejuicios. Cada época histórica tiene
sus propios prejuicios que vienen dados por las modas literarias, artísticas, filosóficas, etc. Una
Revolución Científica no se produce por la falsación (Popper) de un conjunto de leyes
científicas, sino por un cambio de paradigma. En contraposición a la teoría de Popper surgirá
en la década de los años 60 la teoría de Thomas Khun que desarrollará en su obra “La
Estructura de las Revoluciones Científicas” de 1962.

El otro método que utiliza la ciencia es la inducción. El método inductivo nos lleva,
mediante la observación de numerosos casos particulares a un enunciado de validez universal.
Veamos algunos ejemplos y los problemas metodológicos que entraña:

Todos los primeros de enero y por los últimos años ha llovido en Pamplona. Por lo tanto, el
próximo año en ese día, lloverá también. (Nótese que la conclusión suena razonable, pero no
se prueba hasta después del hecho. La conclusión podría estar equivocada)

Cada águila que he observado tiene plumas oscuras; por lo tanto, todas las águilas tienen
plumas oscuras. (Solo porque todas las águilas que he observado tienen plumas oscuras, no
significa que todas las águilas tienen plumas oscuras. Aun, cuando esto podría ser cierto —si
hablamos de las águilas maduras. Sin embargo, podría haber águilas albinas, o águilas jóvenes
que no tienen plumas oscuras).

Cada libro que he observado en la biblioteca tiene más de un año de antigüedad. Todos los
libros en la biblioteca tienen más de un año. (Podría ser que todos los libros en la biblioteca
tienen más de un año de antigüedad. Pero esto no necesariamente tiene que ser así ya que no
sabemos si la primera oración significa que he observado todos los libros en la biblioteca. Si no
los he observado todos, podría ser que haya libros que tengan menos de un año de
antigüedad).

La diferencia entre la deducción e inducción es muy simple. La deducción, generalmente


significa que todas las conclusiones establecidas de las premisas son correctas. Así pues, la
deducción es una forma de lógica que trabaja de lo general a lo específico, estableciendo
conclusiones necesarias a partir de las premisas. Por su parte, la inducción es una forma de
lógica que trabaja de lo específico a lo general, estableciendo conclusiones probables a partir
de las premisas. Podemos concluir, por tanto, que la inducción no ofrece garantías absolutas de
conocimiento aunque, evidentemente, es más fiable que la simple intuición.
2.2. CIENCIAS FORMALES

Llamamos ciencias formales a aquellas ciencias que se construyen racionalmente y


justifican sus teoremas de forma puramente deductiva, sin el recurso a la experiencia empírica.
Estas ciencias disponen de dos tipos muy distintos de proposiciones: los axiomas y los
teoremas. Los axiomas son aquellas proposiciones elementales indemostrables pero que
resultan innegables y a partir de las cuales pueden fundamentarse otras proposiciones más
complejas. Por su parte, los teoremas son proposiciones más complejas, cuya verdad se alcanza
deductivamente por su conexión con otros teoremas y, en último término, con los axiomas y
postulados.

El método de las ciencias formales.


Las ciencias formales son aquellas que no se refieren a hechos de la experiencia, sino a
la forma de los razonamientos y de las argumentaciones. Se rigen por su propia coherencia
interna y se desarrollan con independencia del acontecer externo a ellas. Esto no significa que
no tengan aplicación. De hecho, Galileo quedó sorprendido al comprobar que el mundo real
responde a los experimentos formulados con lenguaje matemático. Son ciencias formales la
lógica y la matemática.
Los dos tipos de inferencia demostrativa más frecuentes en las ciencias son la
deducción y la inducción. La deducción se utiliza tanto en las ciencias formales como en las
empíricas, pero las ciencias formales la usan como procedimiento casi exclusivo.

Se entiende por deducción el proceso de razonamiento que permite derivar de una o varias
proposiciones dadas, llamadas premisas o axiomas, otra, que es su consecuencia lógica
necesaria y que se denomina conclusión. Un ejemplo de sistema deductivo es el ajedrez,
porque maneja unos símbolos (las piezas), unas reglas de formación (las instrucciones sobre la
posición de las piezas) y unas reglas de transformación (las reglas sobre los movimientos de las
piezas). El ideal metodológico de las ciencias formales es constituirse en un sistema
axiomático, es decir, adoptar en su integridad la estructura deductiva.

3. PARADIGMAS CIENTÍFICOS

Para Thomas S. Kuhn, profesor de Física e Historiador de la Ciencia, la ciencia sigue este
esquema progresivo: preciencia-ciencia normal-crisis-revolución-nueva ciencia normal-nueva
crisis-nueva revolución. El desarrollo científico tiene lugar como una sucesión de periodos de
tradición eslabonados, puntualizados por rupturas no acumulativas.
La desorganizada y diversa actividad que precede a la formación de una ciencia se
estructura y se dirige finalmente cuando una comunidad científica se adhiere a un solo
paradigma. Un paradigma está constituido por los supuestos teóricos generales, las leyes y las
técnicas para su aplicación que adoptan los miembros de una determinada comunidad
científica. Los que trabajan dentro de un paradigma, practican lo que Kuhn llama "ciencia
normal". Las ciencias maduras funcionan a partir de paradigmas establecidos que marcan con
bastante rigidez la forma en que operan los científicos. El científico ha de aceptar
dogmáticamente el contenido del paradigma. La ciencia normal articularía y desarrollaría el
paradigma en su intento por explicar y acomodar el comportamiento de algunos aspectos del
mundo real, tal y como se revelan a través de los resultados de la experimentación.

La “ciencia normal” para Kuhn significa “investigación basada firmemente en una o más
realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular
reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior”. A estas
realizaciones y prácticas compartidas es a lo que Kuhn denomina paradigmas. En términos muy
elementales Kuhn describirá los paradigmas como “lo que los miembros de una comunidad
científica comparten”, al tiempo que recíprocamente señalara que “una comunidad científica
consiste en hombres que comparten un paradigma”.

El científico perfecciona los paradigmas establecidos, acoplando, articulando y


desarrollando los hechos mejor a la teoría. Al hacerlo experimentaran inevitablemente
dificultades y se encontraran con aparentes falsaciones. Si las dificultades de ese tipo se
escapan de las manos, se desarrolla un estado de crisis. Cuando en el marco de un paradigma
empiezan a detectarse anomalías, la comunidad científica comienza a dividirse, al tiempo que
se inicia la difusión de una cierta sensación de crisis. Cuando la profesión ya no puede pasar
por alto las anomalías que subvierten la tradición existente de prácticas científicas, se inician
las investigaciones extraordinarias que conducen por fin a la profesión a un nuevo conjunto de
compromisos, una base nueva para la práctica de la ciencia. Los episodios extraordinarios en
que tienen lugar esos cambios de compromisos profesionales son los que se denominan
revoluciones científicas.

Las revoluciones científicas suponen episodios de desarrollo no acumulativo por medio


de los que un nuevo paradigma es reemplazado, completamente o en parte, por otro nuevo e
incompatible. La crisis se resuelve cuando surge un nuevo paradigma que se gana la adhesión
de un número de científicos cada vez mayor hasta que finalmente se abandona el paradigma
original, acosado por problemas. El cambio discontinuo constituye una revolución científica.
Los grandes cambios científicos se producen como rupturas totales con los paradigmas
establecidos. Esta será precisamente la lógica de la evolución científica. El nuevo paradigma,
lleno de promesas y no abrumado por dificultades en apariencia insuperables, guía entonces la
nueva actividad científica normal hasta que choca con serios problemas y aparece una nueva
crisis seguida de una nueva revolución.

Por consiguiente, la palabra "paradigma" tiene dos significados principales: Primero, en


sentido general, es una matriz disciplinaria; y segundo, en Stricto sensu, es un ejemplar. El
paradigma se compone de leyes científicas y supuestos teóricos comparables al núcleo central
de un programa de investigación.

Los paradigmas incluyen las maneras de aplicar las leyes fundamentales a los diversos
tipos de situaciones. También comprende instrumental y técnicas instrumentales necesarias
para hacer que las leyes del paradigma se refieran al mundo real. También hay principios
metafísicos. Por último, algunas prescripciones metodológicas muy generales.

Por todo esto, en una ciencia normal el paradigma es un conjunto de problemas bien
definidos con los métodos para resolverlos. Si un problema no se resuelve, ello es un fracaso
del científico más que una insuficiencia del paradigma. Los problemas que se resisten a ser
resueltos son considerados como anomalías, más que como falsaciones.

Los fallos en la ciencia pueden incrementarse hasta precipitar la crisis del paradigma y
llevar a su sustitución por una alternativa incompatible. La crisis se agrava al aparecer un
paradigma rival. Este será incompatible con aquel. En cierto sentido, podríamos decir que los
defensores de paradigmas rivales "viven en mundos distintos".

Para Khun, el cambio de paradigma es como una conversión religiosa. No hay


argumento lógico que demuestre la superioridad de un paradigma sobre otro y que por tanto
sirva al científico para cambiar de paradigma. Los paradigmas rivales son inconmensurables.
Una revolución científica es el abandono de un paradigma y la adopción de otro.

4. Límites de la ciencia

La ciencia constituye un modo de conocer el mundo que supone una determinada


actividad humana: la inagotable tarea de comprensión de la realidad, la ciencia ha de asumir
un compromiso con la verdad, debe tener, en palabras de Xavier Zubiri, “voluntad de verdad”.
Sin embargo, no siempre ocurre de este modo. Algunos científicos anteponen sus intereses
personales al interés de la ciencia por la verdad e, incluso, llegan a mentir.

El primer problema con el que nos encontramos es ¿qué investigar? Los intereses teóricos
son muy importantes a la hora de decidir qué investigamos, pero no son los únicos: también
entran en juego otros de carácter social, político o económico que plantean algunas cuestiones.
Por una parte, se corre el riesgo de que la financiación se concentre en aquellos proyectos
que benefician a las poblaciones que, a la postre, costean la financiación. Por otra parte,
¿quién debe decidir sobre los proyectos que van a financiarse: la comunidad científica, los
grupos económicos que costean la investigación, los gobiernos que gestionan los recursos
públicos destinados a la misma o los organismos supranacionales en los que deberían estar
representados la totalidad de los intereses en juego?

Además, el modo de llevar a cabo la investigación también plantea problemas éticos, como
la experimentación con personas. La pregunta surge casi de manera inmediata ¿hasta dónde
puede llegar la ciencia en su afán de dar respuesta a los problemas que atañen al hombre?

4.1. La mitificación de la ciencia: el cientifismo.

Numerosas veces aceptamos acríticamente cualquier afirmación solo porque lleva el


"marchamo" de científica. Y llegamos al absurdo de creer que solamente lo que ha sido
demostrado científicamente es real. Esta postura es el cientifismo. El cientifismo consiste en
extrapolar el conocimiento científico, sacarlo de su contexto y convertirlo en fuente de
"verdades absolutas".

Sin embargo, la ciencia es una forma de conocimiento riguroso y fiable, y lo es


porque, por una parte, abandona toda pretensión de ser definitivo y absoluto y, también,
porque el trabajo científico se somete siempre, con cierta humildad, al tribunal de los hechos.
Es decir, que es su misma falta de pretensiones lo que convierte a la ciencia en una
herramienta tan poderosa.

El cientifismo rompe con ese sentido escéptico y abierto de la verdad, pudiendo


adoptar distintas formas:
_ Cientifismo metafísico, para el que las ciencias experimentales son capaces de
proporcionar al ser humano un saber completo, capaz de resolver los grandes problemas de la
vida.
_ Cientifismo metodológico, para el que solamente el método experimental
produce conocimientos fiables, considerando poco rigurosos los métodos externos al
ámbito científico.
_ Cientifismo reduccionista, para el que todos los fenómenos humanos (incluso los
morales, espirituales o existenciales) pueden ser explicados o reducidos a fenómenos capaces
de ser estudiados por las ciencias naturales.

En definitiva, el cientifismo entiende que la ciencia es una especie de fuente de


milagros, capaz de llegar a la verdad objetivamente y de resolver casi todos nuestros
problemas. Esta imagen casi mitológica se la debemos al positivismo de Comte, un filósofo
decimonónico sumamente optimista o iluso y que sostenía tesis como las siguientes:
_ Confianza absoluta en el progreso indefinido de la humanidad.
_ La convicción de que la ciencia nos ofrece una imagen exacta del Universo.
_La necesidad de que la ciencia se convierta en la única forma válida de conocimiento.
_ La esperanza de que la ciencia aportará felicidad a la especie humana y
resolverá todos sus problemas.

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