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Artemisia di Caria: la guerriera e la vedova. Note sulla tradizione del Livre de la


Cité des Dames

Chapter · November 2021

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Chiara Di Serio
University of Cyprus
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All content following this page was uploaded by Chiara Di Serio on 14 January 2022.

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L'Orient a
la tradició
literària
grecollatina i la
seua recepció
© Editorial Rhemata
Colección “Rhemata Monografías”
Volumen 7
1ª Edición: Noviembre 2021
Diseño del libro y maquetación: Editorial Rhemata

Todos los trabajos contenidos en este volumen han seguido un riguroso proceso de evaluación por pares
ciegos (peer review).

Comité editorial: Eugenio Amato (Université de Nantes, Francia), Josep Antoni Clúa (Universitat de
Lleida, España), Sergi Grau (Universitat de Barcelona, España), Carmen Arronis (Universitat d’Ala-
cant, España), David Hernández De La Fuente (Universidad Complutense de Madrid, España), Vir-
ginia Iglesias (Universidad de Granada, España), Robert Kelz (University of Memphis, Estados
Unidos), Ioannis Kioridis (Hellenic Open University, Grecia), Catalina Monserrat Roig (Universitat
de les Illes Balears, España), Carmen Morenilla (Universitat de València, España), Israel Muñoz
Gallarte (Universidad de Córdoba, España), Camillo Neri (Università di Bologna, Italia), Ronald
Antonio Ramírez Castellanos (Universidad de La Habana, Cuba).

Directora de la colección: Mireia Movellán Luis

Comité de la colección: Juana M. Torres (Universidad de Cantabria, España), Lourdes Bonhome


(Universidad de Córdoba, España), Rodrigo Verano (Universidad Autónoma de Madrid, España),
Antonio Martín Ezpeleta (Universitat de València, España).

© Mireia Movellán Luis

Editorial Rhemata
C/ Antoni Gaudí, 10, 2º
43202 Reus (Tarragona)
www.rhemata.es
L'Orient a
la tradició
literària
grecollatina i la
seua recepció

Mireia Movellán (Ed.)

·Rhemata Monografías·
ISBN: 978-84-120209-7-7
Depósito legal: T-1015-2021
Impreso en España

Evaluadores externos para este volumen: Manuel Albaladejo (Universitat de València, España), Car-
los Sánchez (Universidad Autónoma de Madrid, España), Alberto Pardal (Universidad de Salaman-
ca, España), Nunzio Bianchi (Università di Bari, Italia), Esteban Bérchez (Universitat de València,
España), Juan Pedro Monferrer (Universidad de Córdoba, España), Francesca Mestre (Universitat
de Barcelona, España), Joan Mut (Universitat de les Illes Balears, España), Miguel Ángel Andrés
Toledo (Universidad de Salamanca, España), Valentina Calzolari (Université Génève, Suiza), Jor-
ge Mojarro Romero (University of Santo Tomas, Filipinas), Joan Pagès (Universitat Autònoma de
Barcelona, España), Consuelo Ruiz Montero (Universidad de Murcia, España), Helena Guzmán,
Raquel Fornieles (Universidad Autónoma de Madrid, España), Luigi Silvano (Università degli Studi
di Torino, Italia), Miguel Requena (Universidad Complutense de Madrid, España), Paloma Guijarro
(Universidad Complutense de Madrid, España), José Vela (Universidad de Zaragoza, España).
Prólogo

El presente volumen, titulado Literaturas clásicas y literaturas orientales en contacto se


enmarca dentro del trabajo realizado en el seno del Grup d’Investigació en la Recepció de
les Literatures Clàssiques (GIRLC) dirigido por el profesor Jordi Redondo Sánchez, de la
Universitat de València. En él se recogen trece trabajos que analizan diferentes fenómenos
y elementos de contacto entre las literaturas clásicas y las literaturas orientales, entendidas
estas —desde una perspectiva amplia— como todas aquellas producidas en territorios o
zonas al este del continente europeo, con cuyos orígenes en la literatura griega y latina se
identifican los pilares de la denominada “cultura occidental”. La propuesta de análisis nace
de la consciente distinción entre Occidente y Oriente que desde la cultura clásica hasta
nuestros días se ha potenciado en nuestras sociedades, creando una dicotomía entre el este
y el oeste que este libro se encarga de difuminar, demostrando el estrecho contacto entre lo
etiquetado como oriental y lo considerado occidental —clásico, si se quiere— e incluso el
continuo vaivén que algunos fenómenos literarios o culturales han protagonizado a lo largo
de los siglos.
En los últimos meses ha venido surgiendo una interesante disputa entre partidarios y de-
tractores de la cultura y la literatura griega y latina en relación, precisamente, con aspectos
como los que se abordan en estas páginas. Desde el otro lado del océano, voces litigantes
contra los estudios clásicos se alzan como censoras olas amenazadoras de tsunami social
contra nuestras costas por considerar a las culturas griega y romana como excluyentes, cla-
sistas, esclavistas e incluso coloniales. ¡Y tanto que lo eran! Como igualmente lo fueron los
pueblos egipcios, persas, árabes, indios, chinos, etíopes y tantos otros. Nadie podrá escapar
de la guillotina del revisionismo histórico. La coherencia y el rigor académico se ha de im-
poner frente a posicionamientos anacrónicos y basados en la visión desde la modernidad de
un mundo que no se regía por los mismos parámetros ni convenciones del de nuestros días.
Es preciso, por tanto, que el estudio sólido del pasado se imponga ante tanta agitación, tanta
reacción sobreactuada que persigue el triunfo efímero de las redes sociales y la vacía apro-
bación de quien solo se detiene a leer la cabecera de la noticia. Con esta publicación, desde
la sosegada reflexión y la aplicación de una metodología de análisis filológica e histórica se
pretende contribuir al estudio en contexto de esos dos mundos, supuestamente enfrentados,
que, en realidad, como aquí se demuestra, tienen mucho más en común de los que algunos
de manera prejuiciosa suponen. Por otra parte, mediante el análisis en profundidad de los
fenómenos de contacto entre las sociedades antiguas, evitando los peligros del presentismo
y los anacronismos, cabe luchar también contra los usos espurios del pasado clásico en la
actualidad.
Los trabajos incluidos en este volumen son fruto de la colaboración de los miembros
del GIRLC con otros investigadores y grupos de investigación centrados en la temática
del presente libro. El grupo más numeroso de artículos se encarga de analizar elementos

I
de contacto entre la literatura china y la grecorromana, con especial atención a la literatura
griega (Conde, Sánchez i Bernet), o la visión de lo oriental desde la perspectiva de esta
última (Cabezas, Grau, Sánchez Mañas), sin olvidar el recorrido opuesto, con un caso de
examen concreto como el de la valoración del emperador Galieno por parte de la histo-
riografía árabe (Serrano). Sin embargo, también tienen cabidas propuestas centradas en el
origen y la recepción a lo largo del tiempo de un motivo concreto con raíces en la tradición
indoeuropea (Ferrando, Movellán, Narro, Redondo) y con especial desarrollo en culturas
concretas como la persa, la griega, la latina, la armenia o las del Caribe. Por último, se in-
cluyen igualmente algunos trabajos de recepción centrados en obras literarias del período
medieval (Di Serio, Kioridis) y también del presente siglo (Sebastiá).
Así, con esta miscelánea se pretende contribuir a los estudios comparatistas que trabajan
las líneas de contacto y comunicación entre Oriente y Occidente desde un punto de vista
fundamentalmente literario. En la mayoría de casos, se trata de investigaciones novedosas,
que analizan fenómenos que no han gozado hasta el momento de la atención que merecen
por parte del colectivo académico, por lo que este volumen pretende ser un elemento de
acicate para futuras investigaciones.

Ángel Narro & Mireia Movellán Luis


GIRLC, Universitat de València

II
Artemisia di Caria: la guerriera e la vedova.
Note sulla tradizione del Livre de la Cité des Dames
Chiara Di Serio
Università di Roma La Sapienza

Il Livre de la Cité des Dames, composto da Christine de Pizan tra il 1404 e il 1405,1 oltre
a costituire un esempio significativo di letteratura tutta declinata al femminile,2 rappresenta
– per gran parte del I e del II libro – una preziosa testimonianza della ricezione delle più
note figure muliebri del mondo classico.3
L’aspetto prevalente, che qui ci interessa qui affrontare, è quello della problematica
rielaborazione del materiale di provenienza greco-latina nel racconto del Livre sulla vita di
Artemisia di Caria.4
Stando al dettato della narrazione, il personaggio in questione è uno soltanto. Ella viene
descritta prima di tutto come vedova inconsolabile del re Mausolo. In seguito vengono
aggiunte le notizie biografiche: sarebbe stata una donna di carattere, saggia nei costumi
e prudente nel governare. Inoltre si sarebbe dimostrata coraggiosa in battaglia, tanto che
durante la vedovanza avrebbe preso le armi in due occasioni.
La prima volta si sarebbe scagliata contro i Rodiesi che, sdegnati per il dominio di una
donna sulla Caria, avrebbero mandato un esercito per sottomettere Alicarnasso. Allora la
sovrana, simulata la resa, e accolti i nemici nella città, sarebbe uscita da un porto segreto
con le sue navi e li avrebbe sorpresi, uccidendoli tutti. Non contenta di ciò, avrebbe imbar-
cato la sua armata sulle navi nemiche, facendo esporre il vessillo della vittoria, e così sa-
rebbe entrata a Rodi, avrebbe ucciso i principi locali, e sopraffatto tutti i cittadini. L’intera
isola si sarebbe quindi arresa al suo comando.
Il secondo episodio, segno manifesto del suo valore, sarebbe consistito in un suo inter-
vento al fianco dei Greci, suoi alleati, contro Serse, che si era mosso all’attacco di Sparta.
Artemisia sarebbe scesa in campo e lo avrebbe sconfitto, prima sulla terra, e poi per mare,
vicino a Salamina. Il re persiano sarebbe allora fuggito vergognosamente e la donna sareb-
be tornata piena di gloria nel suo paese.
Ora la questione è che la narrazione offerta dal Livre in questi termini, per chi conosce
le fonti classiche su Artemisia, pone una serie di interrogativi, ai quali questa breve ricerca
intende dare alcune risposte.
1
Per le notizie sulla vita dell’autrice e sulla composizione dell’opera si rimanda all’introduzione dell’edizio-
ne di Caraffi, 1997. Utile è anche la raccolta di saggi di Caraffi (2003). Inoltre è esauriente il lavoro di Hindman (1984).
2
Il Livre de la Cité des Dames è stato scritto da una donna, per le donne, e sulle donne: per tale ragio-
ne Christine de Pizan è stata interpretata come scrittrice “femminista” ante litteram (Kellogg, 1989; Moreau,
2003; Wagner, 2008).
3
Nel I e nel II libro del Livre sono esposte principalmente le biografie di dee ed eroine della mitologia
greca, e di note matrone romane, cui si aggiungono le storie di personaggi femminili dell’Antico Testamento e
del Decameron di Boccaccio. Nel III libro compaiono le vite di sante e martiri cristiane.
4
Livre de la Cité des Dames 1, 21. In questo lavoro è stata utilizzata l’edizione italiana di Caraffi (1997).

31
L'ORIENT A LA TRADICIÓ LITERÀRIA GRECOLLATINA I LA SEUA RECEPCIÓ

Innanzitutto, le fonti greco-latine ci hanno trasmesso notizie di due diverse Artemisie,


la prima vissuta durante il periodo delle guerre persiane, la seconda moglie e sorella di
Mausolo.5 A questo proposito, ancora agli inizi dell’età medievale le due donne vengono
ben distinte dalla Suda.6
Quindi la prima domanda che sorge spontanea è: per qual motivo nel racconto di
Christine de Pizan i due personaggi diventano uno? In secondo luogo, perché qui Artemisia
combatte al fianco dei Greci contro Serse, quando poi nella nota tradizione classica, a par-
tire da Erodoto, avviene esattamente il contrario?

***

Il primo inevitabile raffronto della narrazione del Livre è quello con la versione presen-
tata da Boccaccio nel De mulieribus claris,7 dal momento che esso costituisce l’anteceden-
te cui si è ispirata la scrittrice.8
Stando a questo racconto Artemisia, moglie del re Mausolo, dopo la morte del marito,
ne avrebbe bevuto le ceneri, affinché i suoi resti fossero degnamente custoditi. Ella avrebbe
poi consumato la sua vita nel pianto. Inoltre avrebbe fatto costruire un magnifico monu-
mento funebre, chiamando i più celebri artisti del tempo, per rendere eterno il nome del
suo amato.
A ciò si aggiungono altre notizie che sottolineano il valore e l’audacia virile della regina
nelle operazioni militari. Il testo di Boccaccio, come quello di Christine de Pizan, descrive
prima lo stratagemma da lei escogitato per annientare i Rodiesi che avevano assalito Ali-
carnasso, e subito dopo l’impresa navale a Salamina. A differenza della storia di Christine
de Pizan, in questa versione Artemisia appare al fianco dei generali di Serse, mostrandosi
come una coraggiosa guerriera, quasi “avesse scambiato il suo sesso” con quello del re.9
Ciò che appare più significativo, rispetto a quanto riferisce il Livre, è che alla fine della
narrazione di Boccaccio alcune annotazioni ci consentono di comprendere la dinamica per
cui, nel corso del tempo, i due personaggi sono stati identificati. Leggiamo, infatti, che
secondo alcuni colei che avrebbe combattuto valorosamente a Salamina sarebbe stata una
certa Artemidora10, durante la settantaquattresima olimpiade, mentre il mausoleo sarebbe

5
Già nel lessico di Arpocrazione vengono distinti due personaggi omonimi (Harp. s. v. Ἀρτεμισία).
6
Suid. α 4030, s. v. Ἀρτεμισία: αὕτη ἠρίστευσε κατὰ Περσῶν: δι’ ἣν εἶπεν ὁ βασιλεὺς, ὡς οἱ ἄνδρες
γυναῖκες γεγόνασιν, αἱ δὲ γυναῖκες ἄνδρες. Ἀρτεμισίαι δὲ δύο γεγόνασι, Καρικαὶ γένος καὶ βασιλίδες ἀμφότεραι,
ὧν ἡ μὲν πρώτη γέγονε κατὰ Περσίδα, ἡ δὲ νεωτέρα, ἧς καὶ Δημοσθένης ἐν τῇ περὶ τῆς Ῥοδίων ἐλευθερίας
μνημονεύει, θυγάτηρ μὲν ἦν Ἑκατόμνου, γυνὴ δὲ καὶ ἀδελφὴ Μαυσώλου. Si vedano anche le notizie di Suid.
η 536 s. v. Ἡρόδοτος e π 1551, s. v. Πίγρης.
7
De mulieribus claris 57. Si veda l’edizione a cura di Zaccaria, 1967.
8
Sulla dipendenza del Livre dal De mulieribus claris Jeanroy (1922), Phillippy (1986), Brownlee
(1991-92), Quilligan (1991-92), Caraffi (2002). Riguardo alla questione di come il libro di Christine de Pizan si
ponesse in contrasto con l’opera di Boccaccio, per la difesa delle donne, si legga Brown-Grant (1999: 128-174).
9
De mul. cl. 57: quasi cum Xerxe sexum mutasset.
10
De mul. cl. 57: Sunt tamen qui velint non Arthemisiam hanc fuisse, sed Arthemidoram. Nella tradi-

32
ARTEMISIA DI CARIA: LA GUERRIERA E LA VEDOVA. NOTE SULLA...

stato costruito durante la centesima. Aggiunge poi l’autore che, a suo parere, costei e Arte-
misia sarebbero un’unica persona.11 Subito dopo, ci viene detto che “qualunque lettore può
credere quello che vuole: che si tratti di una, o che siano due, in ogni caso ciascuna delle
imprese fu opera di una donna”,12 ma è inevitabile pensare che la natura abbia commesso
un errore nel dare un sesso femminile ad un corpo nel quale Dio ha infuso un animo viri-
le.13 Queste ultime osservazioni non solo testimoniano il fatto che Boccaccio avesse ben
presente il problema dell’identificazione e della sovrapposizione delle due Artemisie, ma
ne forniscono anche una spiegazione su cui vale la pena di riflettere. Essa si fonda sull’idea
generalizzata che le donne più valorose abbiano in realtà un animo maschile.14
Alla luce di ciò, si può pensare che Christine de Pizan —nonostante la sua opinione con-
cernente la natura femminile fosse diversa rispetto a quella di Boccaccio15— abbia seguito
la strada da lui già tracciata nella formulazione del suo racconto su Artemisia, arrivando a
non distinguere più i due personaggi.

***

Prendendo spunto dalle riflessioni di Boccaccio appena rilevate, vale la pena di con-
durre un’indagine più approfondita sui motivi che indussero all’identificazione delle due
diverse Artemisie. In ragione di ciò, si deve necessariamente risalire alle informazioni pro-
venienti dal patrimonio letterario dell’antichità classica.
Fin da principio, possiamo notare che i due personaggi hanno in comune numerosi
caratteri. Prima di tutto provengono entrambe dalla Caria;16 poi sono regine e vedove; in
terzo luogo il potere regale sarebbe passato nelle loro mani dopo la morte dei mariti.17 Pres-
soché tutti i testi che le riguardano mettono in grande rilievo come la loro prerogativa sia
quella di essere valorose in guerra, grazie alle loro doti di eccellenti condottiere. Ad esse
vengono attribuite diverse imprese militari e il successo in battaglia.

zione latina questo nome si trova in Oros. Hist. 2, 10, 3.


11
De mul. cl. 57: Ego quidem his adhaereo qui unam eandem fuisse Arthemisiam et Arthemidoram
putant.
12
De mul. cl. 57: Quicunque tamen legerit, quod maluerit id credat: seu una seu due fuerint, opus
quippe fuit femineum unumquodque. Traduzione dell’autrice.
13
De mul. cl. 57: Sed quid […] arbitrari possumus, nisi nature laborantis errore factum ut corpori, cui
Deus virilem et magnificam infuderat animam, sexus femineus datus sit?
14
Su questa posizione di Boccaccio si veda Johnston (2012).
15
Lo studio di Johnston, 2012 mostra come Christine de Pizan, a differenza di Boccaccio, pensasse che
le donne possiedono qualità femminili che consentono loro di avere successo, alle loro condizioni.
16
Per la prima Artemisia: Hdt. 7, 99; Ar. Lys. 672-679; Hp. Ep. 27, 5; Paus. 3, 11, 3; Plu. Them. 14, 3;
Mor. 869 F; 873 E; Polyaen. 8, 53, 1; Philostr. VA 4, 21; Phot. Bibl. 190, 148 b; 153 a. Per la seconda: D. S. 16,
36; Str. 14, 2, 16-17; Cic. Tusc. 3, 31, 75; Vitr. 2, 8, 10; Val. Max. 4, 6 ext. 1; Plin. Nat. 36, 4, 30-31; Iust. 2, 12,
23-24; Gell. 10, 18; cfr. Chrys. Vid. 4.
17
Si veda Hdt. 7, 99 riguardo ad Artemisia I, mentre su Artemisia II cfr. D. S. 16, 36; Str. 14, 2, 17;
Gell. 10, 18.

33
L'ORIENT A LA TRADICIÓ LITERÀRIA GRECOLLATINA I LA SEUA RECEPCIÓ

La prima Artemisia18 sarebbe stata —come è noto fin dal racconto di Erodoto (7, 99)—
a capo di Alicarnasso, Cos, Nisiro e Calidna, e avrebbe combattuto con coraggio al fianco
di Serse, partecipando volontariamente (Paus. 3, 11, 3) alla spedizione contro la Grecia.19
Sarebbe stata proprio lei a dare i migliori consigli al re persiano su quali operazioni stra-
tegiche effettuare (Hdt. 7, 99). Innanzitutto, si sarebbe raccomandata di non attaccare bat-
taglia per mare contro i Greci,20 ma il Gran Re avrebbe preso la decisione opposta (Hdt. 8,
69), subendo la pesante disfatta di Salamina. In seguito, gli avrebbe suggerito di tornarsene
in Persia, lasciando Mardonio con una parte delle truppe a combattere nel Peloponneso.21
Questa sua capacità di prevedere gli avvenimenti in guerra l’avrebbe resa addirittura simile
ad una sibilla (Plu. Mor. 869 F). Proprio in virtù della sua preveggenza Serse le avrebbe
affidato l’incarico di condurre i suoi figli ad Efeso.22
Gran parte delle fonti riferisce che durante la battaglia di Salamina la regina si sarebbe
segnalata per le sue azioni coraggiose,23 combattendo da prode.24 Tra le sue gesta si ricorda
come avesse riconosciuto il corpo di Ariamene, fratello di Serse, e glielo avesse consegnato
(Plu. Them. 14, 3).
L’impresa più audace di Artemisia, quella che le avrebbe procurato la stima del re, viene
narrata per la prima volta da Erodoto (8, 87-88). Si tratta di uno stratagemma impiegato du-
rante il noto scontro navale. Ella, inseguita da un’imbarcazione attica, avrebbe affondato la
nave dei Calindi, alleati dei Persiani, facendo credere al comandante della prima di essere
lei stessa greca, o di aver disertato, e di essere giunta in suo soccorso. In tal modo la nave
attica avrebbe cambiato rotta.
Lo stesso episodio compare negli Stratagemata di Polieno (8, 53, 1), dove viene illus-
trata la strategia adottata da Artemisia in questi termini: quando andava dietro ad una nave
greca, innalzava i vessilli dei barbari, ma quando era lei stessa incalzata dai Greci, issava le
insegne di questi ultimi per confonderli (8, 53, 3).
Se si considera quest’ultimo racconto, si potrebbe pensare di accostare la descrizione del
comportamento ambiguo di Artemisia, abituata a fingere di schierarsi dalla parte dei suoi
avversari, alla tradizione riportata da Christine de Pizan sul presunto patto di alleanza tra
costei e gli abitanti della Grecia. In altre parole, il testo del Livre potrebbe aver conservato,
o rielaborato, una versione differente della storia25 —di cui rimane traccia nel testo di Polie-

18
A proposito di questo personaggio vi è un’ampia bibliografia. Qui si possono segnalare almeno Mun-
son (1988), Tourraix (1990), Visconti (2002: 63-75), Sebillotte Cuchet (2008, 2009, 2015), Hoffmann (2010:
1-31), Penrose (2016: 152-183).
19
Cfr. Ar. Lys. 672-679; Paus. 3, 11, 3; Oros. Hist. 2, 10, 3.
20
Hdt. 8, 68; Plu. Mor. 869 F.
21
Hdt. 8, 101-102. Per una lettura storiografica di questo episodio si veda Ruberto (2012: 304-305).
22
Hdt. 8, 103; 107; Plu. Mor. 869 F.
23
Hdt. 8, 68; Hdt. 7, 99; Ar. Lys. 672-679; Paus. 3, 11, 3; Poth. Bibl. 190, 148 b.
24
Soltanto la testimonianza di una lettera del Corpus Hippocraticum riferisce che molte delle navi di
Artemisia andarono distrutte e fu costretta a ritirarsi (Hp. Ep. 27, 5).
25
La compilazione del Livre de la Cité des Dames mostra come vi sia stata alle spalle dell’autrice
un’ampia conoscenza della letteratura classica. A questo proposito, va ricordato che Christine ebbe la possibi-

34
ARTEMISIA DI CARIA: LA GUERRIERA E LA VEDOVA. NOTE SULLA...

no— secondo la quale Artemisia avrebbe combattuto anche contro i Persiani. Questa varian-
te sarebbe possibile grazie al fatto che uno dei caratteri prevalenti del personaggio è proprio
quello di essere un’astuta guerriera: la sua abilità sarebbe stata dimostrata indifferentemente,
e in maniera molto scaltra, su entrambi i fronti, sia quello greco sia quello persiano.26
È proprio su questa strada che si intravede la possibilità di rispondere al secondo dei
quesiti sollevati al principio della nostra ricerca.
La tradizione, comunque, vuole che le imprese militari di successo compiute da Ar-
temisia siano state più di una. Secondo un altro racconto di Polieno (8, 53, 4), la sovrana
avrebbe conquistato la città di Latmo con uno stratagemma, consistito nell’allestire una
celebrazione in onore della Madre degli dèi (Mήτηρ τῶν θεῶν) in un bosco fuori città per
allontanarne gli abitanti.
Riguardo alle fonti che descrivono il profilo di Artemisia come guerriera, va segnalato
che il motivo dominante è quello dell’inversione di genere.27 Lo stesso tema riaffiora più
volte dall’esposizione di Erodoto, che sottolinea con forza l’assunzione di un ruolo maschi-
le da parte dell’intrepida regina.
Infatti lo scrittore, a proposito dei comandanti della flotta persiana (7, 99), dichiara di
voler menzionare Artemisia per il fatto che, essendo donna —ma esercitando il potere dalla
morte del marito, poiché il figlio era molto giovane—, avrebbe partecipato alla spedizione
del Gran Re senza averne l’obbligo.
Più avanti, a lei viene attribuita l’affermazione che i Greci sul mare sarebbero tanto più
forti dei Persiani, quanto gli uomini delle donne (8, 68).
Un altro passo, poi, riferisce (8, 88) come Serse, osservando le sue imprese temerarie
sul mare, avrebbe esclamato:28

“οἱ μὲν ἄνδρες γεγόνασί μοι γυναῖκες, αἱ δὲ γυναῖκες ἄνδρες”


“Gli uomini mi sono divenuti donne, e le donne uomini”.29

Infine, il testo erodoteo racconta come la sua audacia in guerra avrebbe spinto gli Ate-
niesi a porre una taglia sulla sua testa, se fosse stata presa viva, poiché non era concepibile
che una donna combattesse contro la loro città (8, 93).

lità di di utilizzare la ricca Biblioteca Reale di Carlo V, da cui traeva le sue letture: si veda Caraffi (1997: 11-
12). Riguardo alla sua rielaborazione della mitologia greca, la cui conoscenza era dovuta soprattutto all’Ovide
moralisé, si veda Blumenfeld-Kosinski (1994).
26
Secondo l’ipotesi suggestiva di Thompson (1999: 60), Artemisia poteva essere un agente segreto
greco che si era infiltrato ne ranghi dei generali persiani.
27
Sulla ambivalenza sessuale di Artemisia (Munson, 1988: 92-94; Tourraix, 1990: 378; Harrell,
2002: 88; Calero Secall, 2008: 18-28).
28
Si confronti anche il passo molto simile di Polyaen. 8, 53, 5: ‘ὦ Ζεῦ, τοὺς μὲν ἄνδρας γυναῖκας
πεποίηκας, τὰς δὲ γυναῖκας ἄνδρας’. In Oros. Hist. 2, 10, 3 si legge: uersa uice in uiro feminea cautela, in fe-
mina uirilis audacia spectaretur “invertitesi le parti, nell’uomo si scorgeva un riserbo femminile e nella donna
un coraggio virile” (traduzione dell’autore).
29
Traduzione dell’autrice.

35
L'ORIENT A LA TRADICIÓ LITERÀRIA GRECOLLATINA I LA SEUA RECEPCIÓ

A riprova di quanto fosse ricorrente nella cultura greca tale motivo, risultano emblema-
tici i versi della Lisistrata di Aristofane (672-679), dove viene prospettata una situazione
paradossale per cui le donne potrebbero costruire navi e combattere contro gli uomini,
proprio come Artemisia.
Ancora a proposito della sua audacia virile, va menzionata la testimonianza di Polieno
(8, 53, 2), che riferisce come Serse, in segno di approvazione per aver affondato la nave dei
Calindi, avesse inviato a lei un’armatura completa, mentre al capitano di quella imbarca-
zione un fuso e una conocchia.
Degno di nota è anche il passo di Filostrato (VA 4, 21), che definisce la donna di Caria,
alleata di Serse, come una che non aveva nulla di femminile, ma indossava abiti virili e
imbracciava le armi.
Passando alle fonti sulla seconda Artemisia, risulta ben attestato il motivo del suo essere
subentrata al marito e fratello Mausolo nel governo della Caria, a seguito della morte di
costui.30 Inoltre, secondo una tradizione piuttosto diffusa – che abbiamo visto riportata an-
che da Boccaccio –, ella lo avrebbe amato in maniera eccessiva, al punto di berne le ceneri
in una coppa.31 Stando a Strabone (14, 2, 17), sarebbe addirittura morta di dolore.32
La maggior parte della documentazione classica è concentrata sulla celebrazione della
memoria del defunto da parte della consorte: in suo onore la donna avrebbe deciso la cos-
truzione del famoso sepolcro, annoverato come una delle sette meraviglie del mondo,33
e avrebbe istituito un agone funebre, cui avrebbero partecipato uomini celebri.34 A ciò
si aggiunga che, anche di questa seconda Artemisia, si ricorda il valore nelle operazioni
belliche. La regina avrebbe sottomesso l’isola di Rodi, facendo poi innalzare un trofeo per
la vittoria e due statue raffiguranti una la città, e l’altra se stessa, nell’atto di imporre alla
prima il marchio di schiavitù.35

***

La lettura complessiva delle testimonianze prese in esame mostra chiaramente come


l’esercizio della regalità, unitamente al coraggio virile dimostrato in battaglia, costituisca-
no i caratteri principali di entrambi i personaggi designati con il nome di Artemisia.

30
D. S. 16, 36; Str. 14, 2, 16.
31
Cic. Tusc. 3, 31, 75; Val. Max. 4, 6 ext. 1; Gell. 10, 18. Secondo una notizia riportata da Fozio, che la
attribuisce a Tolomeo Efestione (Bibl. 190, 153 a) la prima Artemisia, figlia di Ligdami, si sarebbe innamorata
di un certo Dardano, ma dopo essere stata respinta si sarebbe gettata in mare dalla rupe di Leucade.
32
Secondo il racconto di Chrys. Vid. 4, Artemisia sarebbe stata la vedova di un ricco signore, caduta in
disgrazia, e in seguito resa cieca dall’eccesso di dolore e di lacrime versate.
33
Str. 14, 2, 16; Hyg. Fab. 223; Plin. Nat. 36, 4, 30; Gell. 10, 18.
34
Plu. Mor. 838 B riferisce che Isocrate partecipò alla gara. Gell. 10, 18 racconta che si presentarono alla
competizione Teopompo, Teodette, Naucrate e Isocrate, e che vinse il primo. Eus. P. e. 10, 3, 5 riporta la notizia
che Teopompo si sarebbe vantato di aver vinto il maestro Isocrate nell’agone dei panegirici in onore di Mausolo.
35
Vitr. 2, 8, 15. Si consideri poi il passo di Dem. 15, 11-12, dove si accenna al fatto che Artemisia
avrebbe preferito che gli Ateniesi, piuttosto che il re persiano, prendessero Rodi.

36
ARTEMISIA DI CARIA: LA GUERRIERA E LA VEDOVA. NOTE SULLA...

La condivisione di questi tratti costituisce sicuramente una delle ragioni plausibili della
sovrapposizione di molteplici e variegati racconti sulle due donne omonime nella tarda
produzione mitografica, che fonde i dati creando un unico ritratto. Ed è anche una delle
risposte che possiamo dare alla prima domanda suscitata da questa indagine.
Se si passa ad un piano più generale, occorre osservare come l’insieme delle informa-
zioni concernenti le attività delle due Artemisie vada inquadrato nell’ambito degli stereoti-
pi elaborati dalla cultura greca sull’immagine di un Oriente di maniera. I testi degli autori
classici, che descrivono i popoli di quelle terre, frequentemente presentano il topos dell’as-
surdo capovolgimento dei ruoli che normalmente erano assegnati all’uomo e alla donna.36
In molte narrazioni degli storiografi ed etnografi greci, le donne orientali sono
caratterizzate dall’assunzione di compiti tipicamente virili, o per lo meno considerati tali.
Per fare solo qualche esempio, basti ricordare alcuni particolari dell’esposizione di Ero-
doto, dove si dice che le donne degli Issedoni avrebbero gli stessi poteri degli uomini (4,
26), oppure che tra i Sauromati le femmine saprebbero cavalcare, andare a caccia, comba-
ttere indossando l’equipaggiamento maschile, e deciderebbero di sposarsi solo dopo aver
ucciso un nemico, altrimenti morirebbero nubili (4, 116-117).
Anche in Diodoro Siculo leggiamo che presso gli Sciti le rappresentanti del gentil sesso
scenderebbero in battaglia come guerrieri e sarebbero forti come gli uomini (2, 44). Simil-
mente Strabone riferisce che le donne dei Siginni saprebbero guidare i carri e sceglierebbero
da sole i loro compagni (11, 11, 8), oppure che tra gli Indiani sarebbero le mogli a prendersi
cura dei sovrani, ad andare a caccia al loro fianco, e ad accompagnarli in guerra, armate di
tutto punto (15, 1, 55).
Questi sono soltanto pochi tra i tanti racconti etnografici elaborati – prima dagli scrittori
greci, e poi dai latini – sulla base di un cliché secondo il quale i popoli barbari, in specie
quelli situati ad Oriente, avrebbero attribuito funzioni tipicamente maschili al genere fem-
minile. Ed è proprio questo uno dei luoghi comuni utilizzati dalla cultura greca per definire
la propria identità e la propria distanza rispetto allo straniero, al diverso, al lontano.37
Oltre a ciò, bisogna considerare che l’indebita gestione del potere da parte di donne
raffigurate con attitudini virili era uno degli stereotipi impiegati dalla prospettiva politi-
co-ideologica dei Greci, che in tal modo criticavano e censuravano la sovranità orienta-
le. Per meglio dire, la società ellenica, che avvertiva in maniera determinante il divario
culturale rispetto ad una forma di governo che non le apparteneva, utilizzava l’immagine
convenzionale del controllo femminile sull’autorità suprema38 per stigmatizzare ciò che
appariva come alterità.

36
Piccaluga, 1982. Si veda anche l’introduzione del volume di Penrose (2016).
37
Sul tema della alterità nel racconto di Erodoto si vedano Hartog (1988 e 1996), Cartledge (1990),
Nenci - Reverdin (1990), Gray (1995), Harrell (2003). Lo studio di Sebillotte Cuchet (2008) affronta il tema
dell’antinomia Greci/barbari connessa all’opposizione uomini/donne nei racconti etnografici greci.
38
Harrell (2003: 83) ha sottolineato come la cultura greca rappresenti le donne barbare come deten-
trici del potere, e gli uomini, ai posti di comando, come effeminati.

37
L'ORIENT A LA TRADICIÓ LITERÀRIA GRECOLLATINA I LA SEUA RECEPCIÓ

Il prototipo di un comportamento riprovevole nell’esercizio del potere regale è senza


dubbio quello della regina Semiramide.39 Costei viene descritta dalle fonti come emblema
dell’inversione dei ruoli maschili e femminili. A lei veniva attribuito l’uso di indossare una
veste che celasse la sua identità, allo scopo di sostituirsi al figlio Ninia nella funzione di
sovrano.40 Inoltre, avrebbe fatto assumere lo stesso abbigliamento a tutta la popolazione
per poter nascondere meglio il suo inganno.41 Di lei, poi, si raccontano numerose imprese
militari nelle quali si sarebbe distinta.42
Nelle fonti che descrivono le sovrane orientali, l’assunzione di un comportamento ti-
picamente maschile e l’abilità in guerra costituiscono i medesimi topoi ininterrottamente
proposti e riformulati dalla classicità fino al medioevo ed oltre.
Tra queste possiamo qui menzionare la regina Atossa, che sarebbe stata allevata dal
padre come un maschio, ricevendo da lui il potere regale, e che avrebbe sottomesso diversi
popoli, dimostrandosi molto bellicosa e virile nelle sue imprese;43 Tomyris, sovrana dei
Massageti, che si sarebbe opposta a Ciro (Hdt. 1, 205-214); Zarina, regina dei Sakai, che si
sarebbe fatta costruire una tomba a guisa di piramide (D. S. 2, 34). Ma molti altri esempi44
si potrebbero addurre.45
Tali elementi, oltre a chiarire quale fosse la matrice della particolare connotazione del
personaggio di Artemisia, ci consentono di rilevare quanto fosse diffuso e in quali termini
venisse utilizzato il modello culturale del “capovolgimento” dei costumi, delle istituzioni,
e dei valori che erano alla base della civiltà greca.
Alla luce di quanto si è osservato, non è difficile dedurre che proprio l’attribuzione dei
medesimi stereotipi alle due Artemisie, di cui ci parla la tradizione classica, abbia contri-
buito alla progressiva costruzione del ritratto di un’unica figura, che riassume in sé i carat-
teri di entrambe le sovrane, nonostante un’evidente distanza cronologica separi i dati delle
loro effettive biografie.

39
Si veda lo studio analitico di Capomacchia, 1986.
40
Iust. 1, 2, 1-2; cfr. Claudian. Carm. 18, 340; Oros. Apol. 1, 4, 4.
41
Iust. 1, 2, 3; cfr. Eus. P. e. 10, 6, 13.
42
Dati raccolti e analizzati da Capomacchia (1986: 43-47).
43
Si veda il frammento di Ellanico in FGrHist 4 F 178 a, contenuto nell’anonimo Tractatus de mulie-
ribus 7. A questo proposito si può anche ricordare che in Hdt. 3, 134 Atossa avrebbe indotto Dario a muovere
guerra contro la Grecia.
44
Anche le Amazzoni, di cui parla già Erodoto (4, 110-117), presentano caratteristiche comuni ad
Artemisia e alle regine orientali: si comportano da uomini e sono intrepide combattenti. Sulla connessione tra
costoro e la regina di Alicarnasso si vedano Deligiorgis, 2016 e Sebillotte-Cuchet, 2008. Indicativa in questo
senso è la nota di Eustazio (ad Il. ε 350) che attribuisce in generale alle donne l’epiteto di “deboli”, ad eccezio-
ne delle “valorose” Penelope, Atalanta, Arganthone, Rhodogoune, oltre alle barbare Artemisia e Nitokris. In
questo elenco è facile riconoscere personaggi di mitiche cacciatrici e sovrane orientali.
45
Possiamo qui soltanto accennare al fatto che nell’anonimo Tractatus de mulieribus, datato al I sec.
d. C. (Gera, 1997) sono raccolte le biografie di quattordici famose regine e coraggiose guerriere, provenienti
da regioni poste ai margini del territorio greco. Tra esse, oltre alla prima Artemisia, compaiono Semiramide,
Zarina, Nitokris, Theiosso (Elissa), Atossa, Rhodogune, Tomyris. Quest’opera costituisce senza dubbio uno
degli antecedenti del De mulieribus claris di Boccaccio e del Livre di Christine de Pizan.

38
ARTEMISIA DI CARIA: LA GUERRIERA E LA VEDOVA. NOTE SULLA...

Su questa linea si colloca un filone della tradizione medievale, rappresentato dal Livre
de la Cité des Dames, che mostra come —in misura nettamente maggiore rispetto a quanto
già avveniva nel processo di codificazione prodotto dalla letteratura greco-latina— sia stata
messa da parte la consistenza storica dei due personaggi, lasciando spazio invece ad un
meccanismo mitopoietico di sovrapposizione e fusione delle due immagini.
Attenendoci alla chiave di lettura qui proposta, la testimonianza di Christine de Pizan da
cui siamo partiti —al di là dello specifico contesto culturale in cui l’opera era stata prodotta,
certamente diverso da quello della civiltà greca— può essere assunta non solo come riela-
borazione, ma anche come traccia di sopravvivenza di motivi ben più antichi, le cui radici
affondano nella cultura del mondo classico.

39
L'ORIENT A LA TRADICIÓ LITERÀRIA GRECOLLATINA I LA SEUA RECEPCIÓ

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41
Índice

Prólogo..................................................................................................................................I

En els límits entre ficció i realitat: ἀπροσμιγεῖς ἀνθρώποις εἰσὶ καὶ ἀνομίλητοι οἱ Σῆρες. La
imatge utòpica de Xina a la literatura grega
Jesús Cabezas Tanco..............................................................................................................1

Las retóricas clásicas grecolatina y china: planteamientos comparatistas


Juan Luis Conde.................................................................................................................15

Artemisia di Caria: la guerriera e la vedova. Note sulla tradizione del Livre de la Cité des
Dames
Chiara Di Serio...................................................................................................................31

All’ombra del melograno: l’antica mitologia armena tra ellenizzazione e sopravvivenze


medioevali
Serena Ferrando.................................................................................................................43

L’Orient, indret de puresa filosòfica ideal en la tardoantiguitat grega: filosofia tradicional i


βάρβαρος φιλοσοφία en la Vida d’Alexandre del pseudo-Cal·lístenes
Sergi Grau..........................................................................................................................59

Το μοτίβο του αλόγου στην Ιλιάδα, τον Διγενή Ακρίτη (χφ. Εσκοριάλ) και το Έπος του Ελ
Σιντ: συγκριτική προσέγγιση
Ιωάννης Κιορίδης – Μαργαρίτα Βακάλου.........................................................................79

Imatges de l’unicorn. De Ctèsies de Cnidos al segle XXI


Mireia Movellán Luis........................................................................................................95

El Íncubo latino, su asimilación a la demonología cristiana oriental y su proyección en el


folklore cubano y la literatura antillana francófona
Ángel Narro......................................................................................................................111

Els motius indoeuropeus del Shah’Nameh i el seu origen a la tradició oral


Jordi Redondo..................................................................................................................143

Treballs i dies d’Hesíode a la llum del Li Ji o Llibre dels ritus. Semblances i diferències
entre dues obres d’època arcaica
Andrea Sánchez i Bernet..................................................................................................165

237
Miletus’ Original Sin: A Case Study on Hybridisation in Herodotus’ Histories
Carmen Sánchez-Mañas...................................................................................................183

Le cinesi de Manuel García y Metastasio en el siglo XXI: el mito de Andrómaca como pa-
radigma de viuda y madre virtuosa en una ópera de salón neoclásica y orientalizante
María Sebastià Sáez.........................................................................................................195

Djalasious: La imagen literaria del emperador Galieno (253-268) en la historiografía orien-


tal en lengua árabe (SS. X-XI)
David Serrano Ordozgoiti.................................................................................................211

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