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En Buenos Aires, a los 28 días del mes de septiembre del año dos mil doce, encontrándose
reunidos en Acuerdo los Señores Jueces de la Sala “L” de la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Civil a fin de pronunciarse en el expediente caratulado “Schmitt, Cristian Fernando y Otro c/
Cony Carlos Augusto y Otro s/daños y perjuicios” de acuerdo al orden del sorteo, la Dra. Pérez
Pardo dijo:
I.- Contra la sentencia de fs. 722/735, recurre la citada en garantía por los agravios que expone a
fs. 789/794 -contestados a fs. 810/811-, el demandado por los suyos de fs. 796/800 -contestados a
fs. 811 vta/812- y los actores por los de fs. 802/803 -contestados a fs. 805 y fs. 807/808-.
Por su lado el demandado cuestiona que no se considerara que el actor consumía drogas y
alcohol;; que ninguno tenía casco al momento del hecho, que la motocicleta tenía dominio falso,
que su conductor no () tenía registro para conducir moto, que la cédula de identificación del
vehículo era falsa y estaba vencida y que no tenía seguro obligatorio. Además se queja por la
valoración de los testimonios, por la falta de tratamiento de las excepciones de falta de
legitimación para obrar del actor y la defensa de falta de acción opuesta por la citada en garantía
y por la imposición de costas.
Por último, la parte actora sólo cuestiona la atribución de responsabilidad y la valoración de los
testimonios.
Atento a las quejas planteadas sobre la valoración de los testimonios de los Sres. Mosso y
Biglia, corresponderá en primer término tratar estos agravios.
Con motivo del hecho se labró al causa penal n°39.624 que tramitó por ante el Juzgado Nacional
en lo Correccional n° 1, Sec. n° 52, que en original y al presente tengo a la vista. A fs. 133/134
declaró el testigo Mosso y refirió que al momento del hecho se encontraba como acompañante en
el rodado conducido por el demandado, que era el primer día que lo veía, que es su letrado
patrocinante en una causa por el corralito financiero y que en dicho momento se dirigían al
estacionamiento en donde ocurrió el hecho. Dijo que “Cony giró hacia la derecha para tomar por
Juncal, con la luz de giro del lado derecho colocada; como la playa de estacionamiento sobre
Juncal se ubicaba a casi cincuenta metros de la intersección, cambió la luz de giro hacia la
izquierda dado que la playa de estacionamiento se ubica sobre la izquierda … arrimándose hacia
la misma, girando y encontrándose las tres cuarta partes del auto sobre la vereda, el auto
encendido y detenido a la espera de poder ingresar a la playa de estacionamiento con las luces de
posición puestas, de repente, de golpe, sintió como una explosión … fue un impacto
tremendo…”. También refirió que los tripulantes no usaban casco, que el conductor lo tenía en la
mano y que sintió mucho aliento a alcohol en el Sr. Schmitt (ver fs. 133/134 de la causa penal).
Por otro lado, a fs. 8 y fs. 137 de esa causa declaró el Sr. Biglia que caminaba por Juncal hacia
Ecuador al momento del hecho, que observó al automóvil que dobló sin luz de giro a la
izquierda, por lo cual “…la moto conducida por una persona de sexo masculino y otra del
femenino, con el casco colocado, no así la persona del sexo femenino, la que transitaba sobre el
lateral izquierdo, siendo embestida en tal maniobra por el vehículo…”. Ampliando a fs. 137
dicho testigo dijo que la moto circulaba a unos cuarenta o treinta y cinco kilómetros por hora,
que el auto se encontraba a unos diez metros de la moto, que la moto trató de frenar, que el
conductor del auto se encontraba con otra persona y que el giro el automóvil lo hizo “en forma
lenta, sin luz de giro”.
No obstante la insistencia de cada apelante, lo cierto es que estos testimonios son contradictorios
entre sí en cuanto a la mecánica de producción del hecho. Mientras que Biglia afirmó que el giro
había sido intempestivo y sin anuncio lumínico previo, Mosso afirmó que el demandado había
avisado de su maniobra previamente y estaba ya detenido al momento del impacto.
La prueba testimonial debe apreciarse según las reglas de la sana crítica, y las circunstancias y
motivos que corroboren o disminuyan la fuerza de las declaraciones de los testigos. Por lo
demás, el hecho de que un testigo no hubiera declarado el mismo día del hecho no resta
credibilidad a sus dichos, cuando su relato parece coherente e incluso en el caso, otro testigo
(Biglia) afirmó haber visto que el demandado estaba acompañado por otra persona.
Sentado ello, en nada ayuda el dictamen pericial de fs. 437/438, que, luego de detallar los daños
en los vehículos, sólo refirió que la velocidad del automóvil al momento del hecho era entre 4 u
8 km/h y la de la moto entre 35 y 40 km/h. Impugnado el dictamen por las partes a fs. 443/445,
447, 448 y 466, el perito fue removido, designándose uno nuevo. En el segundo informe pericial
de fs. 561/575 se calculó una velocidad de circulación de la motocicleta de 52,90 km/h y del
automóvil de 15,07 km/h. Y si bien fue impugnado a fs. 582, 584/585 y 587/591, el perito
ratificó su dictamen solamente e incluso agregó que, de acuerdo a la mecánica del hecho, el
automotor no estaba detenido sino concluyendo el giro para ingresar al garage y su conductor no
habría visto que se aproximaba una motocicleta por su costado izquierdo al efectuar el giro. Estas
circunstancias abonan más los testimonios del Sr. Biglia.
Respecto a los agravios referidos a las irregularidades sobre el registro de conducir del actor, el
dominio de la motocicleta, la cédula de identificación del vehículo y a la falta de seguro
obligatorio; si bien estas conductas son por demás reprochables, en el caso entiendo que no
tienen injerencia causal decisiva en el accidente, en tanto no afectan la idoneidad del conductor
de la motocicleta para conducir, de la misma manera que se advierte en el conductor demandado,
quien también circulaba con su registro de conducir vencido al momento del hecho (ver fs. 11 de
la causa penal)
En cuanto al uso del casco reglamentario, y no obstante la disparidad entre el relato de los
testigos al respecto, lo cierto es que este argumento tampoco resulta suficiente para atenuar la
responsabilidad en el hecho, aunque sí es una circunstancia que debe evaluarse al considerar los
daños reclamados por los actores, ya que el no uso del casco incrementa los daños pero no altera
la responsabilidad en el hecho dañoso.
Jorge A. Cebeiro
Secretario de Cámara
Fdo.: Marcela Perez Pardo - Jose Luis Galmarini - Victor Fernando Liberman (P.A.S.)