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El documento discute el mito del Renacimiento como un período de progreso para la humanidad. Argumenta que el Renacimiento no mejoró significativamente la situación de la mayoría de la población y dio origen a ideologías destructivas como el fascismo y el nazismo. También critica la visión eurocéntrica de la historia que ignora los logros de otras culturas.
El documento discute el mito del Renacimiento como un período de progreso para la humanidad. Argumenta que el Renacimiento no mejoró significativamente la situación de la mayoría de la población y dio origen a ideologías destructivas como el fascismo y el nazismo. También critica la visión eurocéntrica de la historia que ignora los logros de otras culturas.
El documento discute el mito del Renacimiento como un período de progreso para la humanidad. Argumenta que el Renacimiento no mejoró significativamente la situación de la mayoría de la población y dio origen a ideologías destructivas como el fascismo y el nazismo. También critica la visión eurocéntrica de la historia que ignora los logros de otras culturas.
El trabajo de la mujer en la edad media. El principal problema que nos encontramos a la hora de definir la Historia de las Mujeres en la Edad Media, es su ausencia en las fuentes escritas, por lo que no es fácil rastrear sus actividades diarias, sus posicionamientos o pensamientos, sino que lo poco que sabemos es a través de los escritos masculinos. A pesar de esta dificultad, hoy en día conocemos a grandes figuras como Leonor de Aquitania, Juana de Arco o Christine de Pisan, así como muchos elementos de su vida codiana: podemos conocer qué comían, a qué se dedicaban, cómo cocinaban, qué vestían, etc. Es realmente difícil determinar si hubo una evolución o un retroceso en la situación de la mujer en la Edad Media. Si avanzamos en el tiempo, nos encontramos con una Europa – incluida España- cristiana, en la que la Iglesia va tomando poco a poco parcelas de poder; entre ellas, las referidas a la moral. Este orden se ve reforzado por un sistema social muy rígido, marcado únicamente por el nacimiento, donde las diferencias de clase son claras. Estos dos elementos, junto con la proliferación de obras que tratan sobre el carácter femenino, definirán la posición de la mujer a lo largo de la Edad Media. Ligado directamente a este aspecto, y teniendo en cuenta que la virtud más importante para la mujer es la cas tidad, la cuestión de la sexualidad es ampliamente tratada por el clero. Entorno a ella surgen distintos debates que siempre concluyen en el mismo punto de exigencia para la mujer: despojar al acto sexual de todo goce y disfrute para entenderlo como un deber conyugal, que tiene como objetivo la procreación. Es, por tanto, sólo posible dentro del matrimonio y con el esposo, no estando permitida para la mujer, bajo pena de escarnio y muerte, las relaciones extramatrimoniales ni adúlteras. Lo que aún crea debate para los historiadores es si entre los matrimonios, y por tanto en la práctica sexual, existía o no el sentimiento de amor y si fuese así, qué sentido y dimensión tendría. Si nos referimos al físico, como en los saberes y la literatura, se impone el modelo clásico: la figura femenina de las esculturas romana donde las mujeres poseen un vientre abultado y generosos pechos, símbolo de la fertilidad, así como una figura algo redonda signo de su clase social. Además, gusta la mujer de piel clara, de cabellos rubios y rizados, limpios y cuidados. Desde el punto de vista social, podríamos hacer una triple diferenciación en cuanto a la posición de las mujeres en él: la mujer noble, la campesina y la monja. La primera de ellas era la única que podía gozar de grandes privilegios y la que, si fuese posible, podría alcanzar un mayor reconocimiento. Era el centro del hogar donde se encargaba no sólo del cuidado de los hijos y su educación, sino que también de la organización de los empleados que trabajasen para ellos, del control de la economía y en ausencia de su marido, bastante común en la época por las guerras o las cruzadas, o por quedar viuda, era la encargada, como administradora, de tomar las decisiones en su situación de su marido. Pero, sin lugar a dudas, era la mujer campesina medieval la que más duras condiciones de vida tuvo que soportar: dentro del hogar era la encargada de la cocina, de las ropas, de la limpieza, de la educación de los hijos, etc. Fuera de él debía ocuparse del ganado y del huerto, cuando no debía trabajar también en las tierras de cultivo. Si por el contrario la mujer residía en la ciudad, además de ocuparse de su familia y la casa, debía hacerlo del negocio familiar o ayudar a su marido en cualquiera de las actividades que éste llevase a cabo. Si ambos cobraban un salario, el de la mujer era notablemente menor, a pesar de que realizasen los mismos trabajos. Este hecho es especialmente lacerante cuando la mujer es soltera o viuda y deja el hogar para trabajar, normalmente en el servicio doméstico - representa la mayoría en el hilado, o como lavandera o cocinera. Pero también lo hace, como decimos, en el campo como braceras o jornaleras. Por último, la mujer que opta por dedicar a Dios su vida es una mujer que ha cometido pecados en su vida y quiere redimirse. Esta mujer ha sido la que más intriga ha generado en la historiografía, derivada de las particularidades de los conventos y la relataba libertad que se vivían dentro de ellos. La Educación es uno de esos campos en los que la mujer ene cierto espacio en la Edad Media. Era ella, desde que la mayoría de la población es analfabeta, la encargada de transmitir la cultura y los conocimientos que poseía a los hijos y las hijas. De cualquier forma y a pesar de los conocimientos que tuviesen o su clase social, las instruían en la religión y las enseñaban a organizar un hogar. A las niñas plebeyas las iniciarán en la costura, el hilado y las tareas del huerto y el ganado y si tenían un negocio familiar, a las labores que debían desempeñar. A las nobles se las mostraba cómo dirigir al servicio, así como buenos modales y el saber estar. Las monjas eran las más afortunadas entre todas las mujeres si a la educación nos referimos ya que podían llegar incluso a conocer el lan y el griego y por tanto a leer y escribir. En la actualidad se han multiplicado los estudios sobre esta época y sabemos gracias al trabajo de muchas historiadoras, de grandes mujeres que retaron a su tiempo o de actividades en las que la mujer era el centro. Una de ellas era la medicina familiar de la que las mujeres, especialmente aquellas rurales, tenían un conocimiento delas plantas y los remedios que podían utilizarse para curar las enfermedades. Es por tanto una etapa de luz y de sombras, de pasos hacia delante y hacia atrás donde, desgraciadamente, la posición de la mujer fue de inferioridad, pero donde, las mujeres buscaban huecos, agujeros por los que salir. Actividad: Elabora un texto argumentativo. El mito del renacimiento El nacimiento de la civilización occidental, se ubica en un periodo que va desde el 1400 al 1600 y se lo conoce con el nombre de Renacimiento, por lo que se hace necesario que estudiemos qué era Europa antes del siglo XV, por cuales cues tiones se caracteriza esa época como Renacimiento, cual fue la influencia de oriente, pero fundamentalmente qué fue realmente el Renacimiento y qué la ideología Humanista que lo caracterizó. Finalmente, todos los brillos y todas las sombras, que luego dieron inicio a la era Moderna, la revolución industrial, el predominio del capitalismo y como todos estos hechos se han visto reflejados en la cultura. La sola mención de la palabra Renacimiento, implica en quien la escucha un sentimiento de admiración y reconocimiento hacia lo que se consideran valores éticos y morales profundos, la mención del término Humanismo, nos hace a la idea del nacimiento de conceptos sobre valores universales que, en lo social, lo político y el desarrollo intelectual, produjeron un cambio de lo salvaje, bárbaro y primitivo, a la civilización y el eterno progreso. Como se explica entonces este mundo de hoy, con un 80% de la población excluida no solo de los conocimientos básicos de la era tecno científica, sino aún de las condiciones mínimas de subsistencia, con cientos de millones de personas que no tienen acceso a un bien abundante y libre como el agua. Con la hegemonía técnica y bélica de una superpotencia, tan cruel e inhumana, como lo fueron en la an tigüedad los estados esclavistas. Con enfermedades desconocidas y muy probable fruto de manipulaciones biológicas con el objetivo de lograr armas químicas, o reducir el número de habitantes de las naciones del tercer mundo, como lo es el SIDA. Si el Renacimiento y el humanismo fueron las fuentes de las cuales bebió occidente todo su bagaje cultural, tendremos que indagar que fue lo que ocurrió en esa Europa humanista y renacen esta donde para escarnio de la Modernidad existen campos de concentración y exterminio, como Museos que documentan un pasado reciente. Y es en esa Europa donde nacen las ideologías más besales del siglo xx, como lo son el Fascismo y el Nazismo, y de cuya vigencia tenemos noticias diariamente. Y debemos hacerlo, porqué equivocamos siempre nuestras miradas, buscando la verdad donde no estaba, la inspiración artistica e intelectual en donde solo se dio a medias y con hombres excepcionales que no fueron de ninguna manera representantes del pensamiento de la época en que vivieron y que además debieron siempre subordinar sus ideas a los poderosos de turno o correr el riesgo de ser incinerados por herejes. Creer que Europa lo es todo fue un gran error, peor aún sentarnos como parte de todo lo en ella ocurre. Los conflictos bélicos que asolaron gran parte de la erra son conocidos como primera o según da guerra mundial, pero en realidad solo podemos mencionar sobre las mismas, la declaración de guerra de Argentina en el 45, cuando Alemania ya estaba rendida, y por lo tanto ni se enviaron tropas, ni se participó en ninguna batalla, sino que obedeció a un movimiento estratégico de carácter comercial a los efectos de acercarse a las potencias aliadas que saldrían vencedoras del conflicto, por lo que nuestra participación fue nula. Ocurre como expresara García Márquez al recibir el Nóbel de literatura, que nuestra América, incluso aquella bañada por el Pacífico, mira en una sola dirección: Europa. Así fuimos educados, en el convencimiento que el centro de la civilización y la cultura se irradia desde el “viejo continente”. Es la imposición del eurocentrismo. Cómo nació esta ideología y por qué se hizo hegemónica en gran parte del mundo, es lo que ahora trataremos de explicar. Antes de la invasión al continente americano, Europa estaba muy lejos de ser el centro de la civilización mundial. El oscurantismo reinaba junto con los dogmas religiosos, los reyes analfabetos y sucios, sus castillos medievales, verdaderos estercoleros donde la intriga, la suciedad, la superstición y sus iletrados nobles convivían y digitaban la sociedad poblada de campesinos hambrientos, desarrapados, habitando pocilgas, con la cruz y la espada como amos. Esas condiciones de vida estuvieron a punto de borrar a Europa de la faz de la tierra, cuando en 1.348 la peste negra diezmó a sus pobladores. Una peste producto de las pésimas condiciones de higiene, la falta de proteínas, el hacinamiento de gallinas, perros y todo tipos de animales, compartiendo el mismo techo, con los siervos de la gleba, que trabajaban una tierra que tenía un solo dueño: el Señor Feudal, con quien no solo tenían el deber de comparar el producto de su trabajo, sino incluso entregarles antes del casamiento su propia mujer, para que el todopoderoso compartiera su cama, mientras el marido aguardaba paciente y resignado que satisficiera sus deseos. Por entonces los conocimientos científicos chinos y su cultura, los del imperio Otomano, la sabiduría árabe, y desde este lado del mundo, el Tawantinsuyo, único estado donde no existían los pobres, reconocido este hecho recién ahora, por los mismos occidentales que estudiaron todas las civilizaciones que se desarrollaran a lo largo de la historia, estaban cultural y económicamente muy por delante de Europa, con un enorme continente como el Americano, sin hambre y sin enfermedades ni pestes derivadas de las falta de aseo y con una variedad de alimentos, que después aprovecharía Europa ara migar su escasez. Actividad: Elabora un texto argumentativo.