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A principios del siglo XIX, el Reino Unido es una nación en plena expansión. A
finales del siglo XVIII se había iniciado la llamada Revolución Industrial, que había
materias primas de las cada vez más numerosas colonias británicas ayudaba a un
individualismo y el trabajo. Cualquier persona que trabajase duro podía hacerse rico.
como los pilares de la nueva moral que habría de dilatarse por el espacio de un siglo.
Por supuesto, y como veremos con más detalle en otro apartado, el peso del trabajo
Los cimientos de esta rigurosa moralidad se habían construido dos siglos antes,
fuerza.
En esta nueva sociedad victoriana, el varón se erige como el pilar sobre el que se
riendas del negocio, el que se inmiscuye en política, el que habla, el que actúa, el que
decide. Todo ello es consecuencia de esta nueva noción social, que separa las esferas
donde los varones se reúnen para fumar, jugar al billar y discutir sobre temas de
hogareño.
En efecto, los únicos roles contemplados para las mujeres son los papeles de esposa
y madre. Es lo que el poeta Coventry Patmore denominó "el ángel del hogar",
de la época, existe la creencia de que eso es suficiente para que la mujer se sienta
que significaría su muerte social. Sin embargo, hacia finales de siglo cobra un
especial el derecho a voto. ¿Qué pasó para que, en una sociedad con unos roles tan
Algunos autores sostienen que la dedicación de las mujeres a las diversas tareas
caritativas y de bienestar social, (las únicas que se consideraban aptas para ellas),
que tener en cuenta que, en las clases obreras, la mujer trabajaba igual que el
hombre. Las fábricas estaban llenas de esposas y madres (e incluso de niñas, ya que
el trabajo infantil abundaba) que trabajaban de sol a sol para reforzar el sueldo de sus
compañeros. Esto, por fuerza, tuvo que influir en la nueva mentalidad femenina.
Para tener una ligera idea de lo que se consideraba "la mujer ideal" en la época
1840. De la señora Goodby se dice que llevó sus "deberes" con piedad y
debía tener una "buena mujer" victoriana. La moral del momento, fuertemente
Esta nueva moral frugal y recatada está perfectamente ilustrada en la moda que
los colores estridentes, las combinaciones imposibles. Un hombre respetable viste con
modestia y recato.
Y si esto era así con los varones, qué decir de la moda femenina. Algunos
historiadores de la moda la han llamado "moda ratonil", con cierto humor por supuesto,
extremadamente recatado. Incluso las cofias alargan sus alas para ocultar parte del
rostro, como si la mujer victoriana sintiera vergüenza de que la vieran fuera del ámbito
familiar. Los colores, de igual forma que sus homónimos masculinos, se apagan y se
ensombrecen.
sus anchas por Reino Unido. Las familias obreras vivían, a menudo, en un estado de
que vivía hacinada en los nuevos barrios nacidos con la industrialización. En Londres,
las aguas del Támesis eran insalubres: hedían y supuranan miasmas tóxicas que
mortalidad infantil era altisima, y pocos niños superaban la edad de 5 años. Esta
escalofriante realidad fue retratada por muchos autores, especialmente por Charles
De igual forma, mientras que el sexo se censuraba en público, en privado era el motor
toleraba; Londres era una de las ciudades con más burdeles de Europa. En sociedad,
Y por supuesto, se esperaba que las mujeres fueran criaturas celestiales que no
Como curiosidad, podemos señalar que este fue el origen de los consoladores