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INAH SEP
TESIS
PRESENTA
DIRECTOR DE TESIS:
DR. FERNANDO BERROJALBIZ CENIGAONAINDIA
Índice
1. Introducción
1.1 Agradecimientos
2. Antecedentes de Investigación en el Arte Rupestre de Durango
2.1 Los Pioneros
2.2 Los Primeros Trabajos Sistemáticos
-La Misión Arqueológica Belga
-Tres Importantes Diletantes en la Investigación Rupestre de Durango.
-El Proyecto Hervideros
3. Metodología
3.1 La Dimensión del Motivo
3.2 La Dimensión del Panel o el Conjunto de Figuras
3.3 La Dimensión del Sitio
3.4 Interpretaciones
4. Contexto Geográfico y Arqueológico de La Cantera
4.1 Ubicación Geográfica
4.2 Contexto Arqueológico-Cultural
5. Registro y Análisis del Arte Rupestre de La Cantera
5.1 Registros Individuales de los Motivos
5.2 Análisis por Conjuntos y Paneles
5.3 Análisis General del Sitio. Definición Estilística
6. Interpretaciones.
6.1 Atribución Cultural y Cronológica del Arte Rupestre de La Cantera
6.2 El Significado de la Asociación entre el Venado Esquematizado de Cinco
Trazos y el Cuadrilátero con Decoración Interna en Forma de una “X”
-El Venado Esquemático de Cinco Trazos. Elemento de Identidad y
Marcador Territorial
- El Cuadrilátero con Equis Interna y su Función como Modelo Reducido del
Cosmos
|Daniel Herrera Maldonado
1. Introducción
en términos generales puede decirse este trabajo deriva del gran proyecto general
Hervideros.
El objetivo general de esta investigación fue el de entender las expresiones de este
sitio a través de la dinámica cultural regional. En esas circunstancias, fue necesario dar
respuesta a dos preguntas esenciales para la contextualización del arte rupestre:
-¿Cuál es su filiación cultural? Se indagó sobre sus posibles creadores.
-¿Y cuál es la temporalidad de las imágenes? Se propuso una primera cronología de
los motivos.
Una vez determinado el contexto cultural específico de las imágenes, se profundizó
en sus posibles significados haciendo uso de muy distintas fuentes arqueológicas,
etnohistóricas y etnológicas que me acercaron a los sistemas simbólicos que generaron tales
expresiones.
En ese contexto fue importante hacer una revisión muy puntual de los antecedentes
de investigación del arte rupestre de Durango, que en contraposición a lo que se podría
pensarse en un primer momento, son bastante fecundos en relación a este tema, siendo los
aportes más importantes los del ya citado Proyecto Hervideros (véase Capítulo 2).
Para el cumplimiento de los objetivos de investigación propuestos se efectuó
además un registro y análisis sistemático de las expresiones lo más exhaustivo posible, que
priorizó su entendimiento como un lenguaje visual. En esas circunstancias se tomó en
cuenta aspectos no solo morfológicos de cada imagen sino también otros referentes a la
técnica de elaboración, a su relación espacial con otros motivos, y a su distribución al
interior del sitio. Por ello se contempló tres diferentes escalas de registro y análisis que van
desde la dimensión de la figura, pasando por la del panel o el conjunto de figuras, y
finalmente la del sitio completo (véase Capítulo 3).
Tanto por la relevancia que tiene para llegar a conocer la autoría y cronología de las
imágenes de La Cantera, así como también por el acercamiento que me permite a su
significado, profundicé sobre el contexto geográfico y arqueológico-cultural inmediato al
sitio y a nivel regional (véase Capítulo 4).
Con toda esta información reunida pude establecer una caracterización estilística
más puntual de las manifestaciones de La Cantera que me llevaron a adentrarme a la
estructura interna de este sistema de comunicación (véase Capítulo 5), además de que conté
Estudio del Sitio de Arte Rupestre “La Cantera” | 3
con muchos mayores elementos de referencia a la hora compararlo con las unidades
estilísticas que se han definido regionalmente para las distintas agrupaciones culturales que
habitaron esta parte del noroeste de Durango. Esto me permitió a final de cuentas contar
con suficiente evidencia respecto a la atribución cultural y temporalidad del arte rupestre de
La Cantera.
Mencionaré además la posibilidad de realizar fechamientos indirectos al comparar
ciertos motivos rupestres con imágenes que se encuentran en materiales arqueológicos que
son más fácilmente fechables con métodos absolutos, es el caso de las correlaciones entre la
iconografía de la cerámica chalchihuiteña y el arte rupestre; o la cercanía que guardan estas
expresiones con otro tipo de evidencias arqueológicas que nos hablan de sus posibles
autores (véase Capítulo 6.1).
En cuanto al significado de las imágenes profundicé sobre la particular manera en la
que la cosmovisión mesoamericana de los autores se ve expresada en estas obras (véase
Capítulo 6.2 y 6.3), siendo entonces mi hipótesis inicial que los creadores de tales
manifestaciones fueron los colonizadores mesoamericanos chalchihuiteños que arribaron a
los valles orientales de Durango aproximadamente a partir del siglo VII.
Tres son las fuentes primarias que me permitieron acercarme al contenido de estas
expresiones: las características de las expresiones por sí mismo, es decir, se aprovechó sus
atributos iconográficos, así como la relación entre los motivos y el espacio en donde se
encuentran; el estudio del contexto geográfico y arqueológico; y la analogía etnológica con
grupos herederos de la tradición chalchihuiteña como los huicholes o aquellos beneficiarios
del antiguo puente que se estableció entre estas poblaciones mesoamericanas y las del
suroeste de los Estados Unidos, entre ellas los hopi. Parte de estas analogías se
construyeron recurriendo al núcleo duro unificador de la cosmovisión de los pueblos
indígenas de tradición religiosa mesoamericana que conserva y comparte ciertos principios
acerca de la manera en la que se estructura el mundo.
De esta manera, me introduje en la cosmovisión de los creadores del arte rupestre de
La Cantera, conociendo el particular simbolismo de personajes como el flautista y la mujer
con peinado de anémona, y de animales como el venado y el lobo, en los cuales su
oposición natural era concebida a la luz del pensamiento mesoamericano como una
analogía al dualismo cosmológico que opone a las dos esferas del universo que representan.
4 |Daniel Herrera Maldonado
1.1 Agradecimientos
Por lo general este tipo de proyectos se deben en buena medida del apoyo
fundamental de muy distintas personas e instituciones, y mi caso no es la excepción.
Agradezco en primer lugar al Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM
que me posibilitó junto a Fernando Berrojalbiz y Marie-Areti Hers el poder realizar el
trabajo de campo en Durango.
Durante el registro del arte rupestre de La Cantera fue importantísima la ayuda de
Félix Hernández Oláguez, oriundo de Los Herreras, Durango, tanto por su amplia
experiencia al respecto como por su grata manera de aligerar esos arduos momentos de
trabajo. Ahí mismo en Durango, en la población de Barrazas, recibí el apoyo de Don Efraín
Nevárez y su familia que nos permitió alojarnos en su casa, a todos ellos extiendo un
amplio agradecimiento.
En la elaboración de los dibujos digitales recibí un amplio asesoramiento tanto de
Carlos Hugo Perezmurphy Mejía y de Citlali Coronel Sánchez. Agradezco a ellos dos la
oportunidad que me dieron de aprender sobre estos temas y su paciencia a la hora de las
continuas visitas que les hice para aclarar mis dudas.
La guía siempre fundamental de mis asesores fue desde luego importantísima para
la realización de este trabajo. Entre ellos quiero agradecer enormemente a Roberto
Martínez González por sus sugerencias y comentarios sobre mis textos, además de que me
gustaría reconocerle su enorme apoyo a mí y a las jóvenes generaciones de rupestrólogos en
éstas y otras empresas referentes a la investigación y difusión del arte rupestre.
A Marie-Areti Hers, Myriam, le agradezco el que me compartiera de su amplia
experiencia en la arqueología de Durango y en el estudio del arte rupestre, de ella he
aprendido enormemente a lo largo de los memorables viajes que realizamos a Durango y al
Suroeste de los Estados Unidos.
Estudio del Sitio de Arte Rupestre “La Cantera” | 5
“Aceleración de la Historia
fundamentos que permitieron argumentar tales hipótesis, y por último, las propuestas de
interpretación.
Desde los primeros trabajos arqueológicos en el siglo XIX del área cultura
chalchihuiteña, el arte rupestre es reconocido como parte importante de las evidencias de
estas sociedades del pasado, en contraste con su reiterada omisión de las investigaciones de
casi todo el siglo XX (Berrojalbiz 2006:135-136).
A raíz del interés del gobierno de Zacatecas de atender la conservación y estudio del
sitio de La Quemada y del valle en el que se encuentra, el valle de Malpaso (Figura 1), se
concertó la realización de una serie de croquis y mapas en donde se incluían los principales
sitios arqueológicos además de otro tipo de vestigios. De la identificación de estos
elementos se produce la descripción de algunas expresiones rupestres. La realización de
este amplio trabajo estuvo a cargo del ingeniero alemán Carl de Berghes durante los años
1830 a 1834 (Berrojalbiz 2005:27-28).
Al ser éste uno de los primeros análisis sistemáticos de la región en fechas tan
tempranas, denota cierta importancia que se incluyera la descripción, ubicación e
interpretación de algunos petrograbados de La Quemada. En este caso, Berghes emplea la
representación en una petrograbado de lo que él considera tres diseños de serpientes (Figura
2) para justificar la identificación de estas ruinas como el antiguo Coatl-Camatl lugar
importante que se registra como uno de los que habitaron los aztecas durante su migración
al centro de México (Berghes 1996:12,21 [1855]).
Después de un periodo sin investigación, tendremos que esperar hasta la década de
los años treinta del siglo XX para que se presente en Durango uno de los primeros estudios
serios sobre el tema. Su autor es el entonces profesor de historia antigua y medieval de la
Universidad Nacional, Pablo Martínez del Río (1934). En su trabajo se analiza las pinturas
encontradas al pie del Cerro Blanco de Covadonga al noreste de la ciudad de Durango
(Figura 1). El trabajo de campo se emprendió en el año de 1933 y aunque no se trata de un
registro exhaustivo se elaboran algunos dibujos in situ y se toman fotos de los motivos
(Figura 3). Dentro del proceso de definición estilística se da prioridad a la descripción del
8 |Daniel Herrera Maldonado
Figura 1. Mapa con los principales sitios y territorios mencionados en el texto. Tomado de Berrojalbiz
(2006:Figura 1) y modificado por el autor.
Figura 2. Dibujo del petrograbado de La Quemada que Berghes interpreta como la representación de tres
serpientes. Tomado de Berghes (1996:Lámina XI [1855]).
Estudio del Sitio de Arte Rupestre “La Cantera” | 9
color, a la técnica de elaboración y a las características del soporte, elementos que son hoy
en día fundamentales de cualquier estudio de este tipo, pero que resaltan en este trabajo por
su valoración en tiempos tan iniciales de la investigación rupestre (Martínez 1934:45-46).
Figura 3. Dibujo de las pinturas al pie del Cerro Blanco de Covadonga realizado por el ingeniero Gaspar
Garza Lara en 1923. Tomado de Martínez (1934:Figura 6).
sistemáticos del material rupestre tan abundante en regiones del norte de nuestro país
(Martínez 1934:56,66).
En esa misma década de los 30, los investigadores estadounidenses Donald Brand y
Alden Mason inauguran con sus proyectos la arqueología profesional en Durango. No
obstante que cada uno analiza ese estado a escalas distintas, ambos estudios permitieron
definir la presencia de los colonizadores mesoamericanos que hoy comúnmente conocemos
como la cultura Chalchihuites o chalchihuiteña (Berrojalbiz 2005:30-32). Por la extensión y
profundidad de sus trabajos es de suponerse que estos investigadores se toparan en más de
una ocasión con algunos ejemplos del cuantioso arte rupestre en esas regiones, a pesar de lo
cual poco o nada se documenta al respecto.
En un breve escrito, Alden Mason (1961) justifica las razones principales de su
desinterés y de aquellos que se acercan a investigar ese tema: se refiere sobre todo a las
dificultades que se afrontan a la hora de establecer quiénes fueron sus autores y en qué
momento se plasmaron esas expresiones, además refrenda la supuesta imposibilidad de
conocer su propósito y significado (Mason 1961:295). Es de notar que muchas de estos
argumentos continúan justificando la falta de investigación en el arte rupestre de México y
el mundo; esta tesis y algunos de los trabajos presentados aquí pretenden demostrar lo
contrario.
No obstante las dificultades referidas para su estudio, Mason presenta el registro de
al menos dos sitios de arte rupestre en Durango, uno en la región del Zape y otro en las
estribaciones de la sierra cercano al poblado de Sotolitos (Figura 1) (Mason 1961). 1 Se trata
nuevamente de una documentación parcial y no sistemática pero al tratarse de las primeras
descripciones de un estilo que, más adelante se verá, define culturalmente y
cronológicamente el noroeste del estado, son de relevancia para esta investigación (Figura
4). Se trata de dos sitios relativamente separados geográficamente, de técnicas distintas (el
primero elaborado en base al grabado y el segundo en pintura), pero semejantes en la forma
de sus diseños, descritos como de gran tamaño, en su mayoría geométricos con líneas
rectangulares y asimétricas, que en ocasiones se asocian a motivos más naturalistas
(antropomorfos) (Mason 1961:302,309). En el caso del sitio del Zape, dada su cercanía a
1
En el subproyecto de estudio del arte rupestre del noroeste de Durango, integrado al proyecto general
Hervideros, estos sitios se registraron con los nombres de El Zape y Arroyo Saucedo respectivamente
(Forcano 1997).
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Figura 4. Foto durante el registro de los grabados del Zape por parte de Mason. Tomado de Mason
(1961:Figura 2).
Veinte años después de estos últimos proyectos, se lleva a cabo una de las
investigaciones más extensas para las culturas prehispánicas de Zacatecas y Durango, se
trata de aquella encabezada por el doctor J. Charles Kelley. Su amplio trabajo de más de
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veinte años de duración presenta su etapa más intensa en Durango durante su fase inicial en
la década de los 50 (del año 52 al 60). Entre los aportes más significativos del proyecto se
encuentran el haber confirmado la existencia de esta gran unidad cultural mesoamericana,
desde Zacatecas y Durango hasta el sur de Chihuahua, que es la llamada cultura
Chalchihuites (Berrojalbiz 2005:38). No obstante que en años posteriores restringe su
distribución a los valles de los ríos Colorado, Súchil y Graceros en Zacatecas con el sitio de
Alta Vista como el más importante (Figura 1), separa a La Quemada y al valle en donde se
encuentra como una cultura aparte que llama Malpaso, y en Durango promueve la
existencia de la cultura Loma San Gabriel como distinta a la chalchihuiteña, mucho más
simple y sencilla en sus restos materiales, y que sufrió un proceso de subordinación y
aculturación por parte de las poblaciones mesoamericanas de un supuesto mayor desarrollo
(Berrojalbiz 2005:40-50). Además, se establece la primera secuencia temporal de estas
culturas, sobre todo en el caso que nos interesa de los territorios durangueños. Gran parte
de estos resultados se derivan del interés en profundizar en la definición de la cultura
material de los chalchihuiteños, sobre todo en la arquitectura y la cerámica (Berrojalbiz
2005:38-40). Sin embargo, a pesar de la extensión y profundidad de sus estudios,
nuevamente se ignora reiteradamente la presencia del arte rupestre.
Una de las pocas menciones de Kelley en relación al arte rupestre y su asociación
con sitios chalchihuiteños se encuentra en los trabajos realizados en el sitio de Alta Vista y
en el valle del río Colorado en Zacatecas. Los trabajos más intensos en este sitio, que
comprendieron una serie de excavaciones sistemáticas durante la década de los 70 (última
etapa de sus trabajos), llevaron a Kelley a configurar una explicación astronómica para
entender la ubicación y función de este importante centro ceremonial de la cultura
chalchihuiteña (Aveni et al. 1982; Kelley y Kelley 2000). Esta hipótesis argumenta que la
localización de Alta Vista, lejos del alcance de fuentes de agua y ubicado en la mitad de un
valle sin la protección de defensas naturales, se entiende mejor si se considera su
intencionada posición sobre el Trópico de Cáncer, línea que en términos astronómicos
representaría para los mesoamericanos el punto más allá del cual el sol no puede alcanzar el
zenit al medio día (Aveni et al. 1982:316,318). 2 La precisa alineación de la arquitectura
2
Para los observadores situados en Alta Vista el sol alcanza el zenit el 21 de junio, solsticio de verano,
estableciéndose como el día más largo del año (Aveni et al. 1982:318-319).
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también revela algunas pistas de la función del sitio, por ejemplo, las diagonales de la
llamada sala de las columnas y de su anteplaza se encuentran orientadas a las direcciones
cardinales, aspecto que es único en Mesoamérica; otro caso es el del corredor o pasillo
conocido como el “laberinto” que ha sido diseñado como un observatorio astronómico para
registrar la salida equinoccial del sol justo atrás de un distante pico de la sierra, el cerro
Picacho (Aveni et al. 1982:319-323). Otra evidencia que confirma la importancia que tenía
para estos pobladores el registro de los eventos celestes, se ha encontrado en el análisis de
un par de grabados.
Los dos petroglifos en cuestión se ubican en la meseta El Chapín al sur de Alta
Vista, se encontraron asociados a un sitio fortificado con materiales de la cultura
Chalchihuites, lo que fue considerado por Kelley para establecer su posible filiación y
cronología (Aveni et al. 1982:316). Se trata de dos grabados con forma de círculo con cruz
interna, diseñados a partir de pequeñas perforaciones circulares. De éstos se hace una
amplia descripción complementada con fotos y dibujos muy precisos (Figura 5). En
trabajos previos de Aveni se había ya establecido la conexión entre la astronomía y este
tipo de diseños conocidos como marcadores teotihuacanos, que parece corroborarse en el
caso de los de El Chapín pues se determinó que éstos fueron ubicados como puestos de
observación desde donde se aprecia la salida del sol atrás del ya mencionado cerro Picacho
durante el solsticio de verano (Aveni et al. 1982:318,324). También se documenta su
utilización como dispositivos de conteo del tiempo a la manera de los calendarios
mesoamericanos, apoyándose en fuentes etnográficas, históricas y arqueológicas. Kelley
construye varias hipótesis de cómo pudo haberse realizado el registro de los días del año
solar y ritual, aunque la cuenta total de 260 perforaciones que conforman el diseño de uno
de los marcadores no deja dudas sobre su uso como calendario (Kelley y Kelley 2000:184-
186,188-189). 3
En resumen, esta etapa inicial de la investigación está representada por las primeras
descripciones del arte rupestre de Durango y Zacatecas, estos trabajos son sobre todo a
nivel de sitio y no constituyen un registro completo y sistemático; queda pendiente una
documentación a escala regional, paso indispensable para el estudio de cualquier territorio
3
El calendario adivinatorio mesoamericano está conformado de un total de 260 días (Kelley y Kelley
2000:189).
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Figura 5. Dibujo del marcador de círculo con cruz interna No. 1 localizado en la meseta El Chapín al sur de
Alta Vista. Tomado de Aveni et al. (1982:Figura 4b).
Figura 6. Panel II de Atotonilco que muestra en su sector superior la asociación de diseños de vulvas con
antropomorfos y aves. Tomado de Hers (2005:Figura 6).
Figura 7. Panel de grabados de Las Adjuntas que contiene varios ejemplos de los llamados “cargadores de
escudos”. Tomado de Fauconnier (2010).
18 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
características que identifican al arte rupestre de esa área del noroeste de Durango son
esencialmente dos: la utilización predominante de la técnica del grabado y las temáticas
ordenadas en dos grandes grupos, el primero expresado por elementos figurativos
mayormente zoomorfos y el segundo por diseños de cuadriláteros con decoración
geométrica interna (Figura 8). Se destaca las asociaciones que tiene este último tema con la
representación de cérvidos y antropomorfos (Lazalde 1987:130,146-149,161).
Figura 8. Estos dibujos constituyen el primer registro de los grabados de La Cantera, además fueron
seleccionados por los tres diletantes para ilustrar algunas de las características regionales del arte rupestre del
valle del río Tepehuanes. Tomado de Lazalde et al. (1983:Ilustración No.1).
El haber definido por primer vez algunas de las características estilísticas regionales
del arte rupestre de Durango permitió empezar a entablar algunas comparaciones internas,
identificando por ejemplo la presencia de ciertas temáticas que caracterizan a las
manifestaciones del área del río Tepehuanes en otras regiones como el Valle de Guatimapé
o Durango Central (Lazalde 1987:179,181; Lazalde et al. 1983:10,17).
Un total de siete sitios son los que se identifican en el valle del río Tepehuanes, se
trata de los primeros registros para muchos de ellos con dibujos de motivos hasta entonces
nunca vistos (Figura 9): 4
-La Cantera, municipio de Tepehuanes (Figura 10 y 11).
4
El nombre entre paréntesis de cada sitio se refiere a aquel con el que se le denomino en el marco de
estudio del Proyecto Hervideros.
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Figura 9. Mapa con la localización de los sitios de arte rupestre más importantes en el valle del río
Tepehuanes: La Cantera, 1; Cerro Palomas, 2; El Potrero, 3; El Alamillo, 4; La Candela, 5; El Peñasco de los
Gatos, 6. Río Tepehuanes, 7; pueblo actual de San Nicolás de Presidios, 8. Mapa de Daniel Herrera.
Figura 10. Dibujos de Lazalde de los conjuntos 8 y 20 de La Cantera. Tomado de Lazalde (1987:Ilustración
No.8).
Figura 11. Algunos dibujos de Lazalde de los cuadriláteros presentes en La Cantera. Tomado de Lazalde
(1987:Ilustración No.13).
22 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
de los sitios rupestres como era necesario, se establece una primera hipótesis sobre el
origen chalchihuiteño de los creadores de las manifestaciones rupestres de los valles
orientales de la sierra apoyados sobre todo en los trabajos que realizó Charles Kelley en los
años cincuenta (Lazalde 1987:134,146-148). Sin embargo, estas atribuciones culturales
fueron muy arbitrarias y poco confiables debido en gran parte a la falta de un registro
sistemático de cada lugar que facilitara una definición estilística regional más precisa, y
también a la ausencia de un estudio detallado del contexto arqueológico en el que se
encuentran los sitios.
Los parecidos formales entre algunos de los grandes cuadriláteros que caracterizan
estas regiones de Durango, con los llamados cosmogramas típicos de la iconografía
mesoamericana, corroboró para estos investigadores su hipótesis sobre su supuesta
filiación, además que les permitió adentrase en sus significados. Entre la gran variedad de
elementos geométricos que decoran el interior de estos motivos se encuentra el frecuente
diseño de X señalando las cuatro esquinas del rectángulo. Lazalde sugiere que estos diseños
podrían simbolizar la concepción indígena del cosmos, en cuyo caso los cuatro puntos
cardinales estarán sugeridos por los cuatro sectores o lados del motivo, las líneas diagonales
marcarían el camino anual del sol en la bóveda celeste con las esquinas indicando los
solsticios, y en el centro del rectángulo se representaría el paso cenital del sol en donde
alcanza su máxima verticalidad, estableciéndose como el único punto de comunicación
entre los diferentes sectores del cosmos (Lazalde 1987:158-161). La relación de los
cuadriláteros con las concepciones de ordenación espacial del universo y con la importancia
del registro del tiempo a través del movimiento solar, típico del pensamiento de las
poblaciones agricultoras mesoamericanas, se ve ejemplificada en el caso del sitio de El
Zape en el municipio de Guanaceví (Figura 1). La ubicación precisa e intencionada de
muchos de los petrograbados ha evidenciado cómo este sitio funcionaba como punto de
observación de los movimientos solares (Figura 12). Es así que en el interior de una grieta
esté indicado a través de un diseño circular con una línea vertical que lo atraviesa el punto
exacto que hay que mirar hacia arriba para apreciar el paso cenital del sol durante el
solsticio de verano. En el caso de los equinoccios, estos eventos se registran a través del
paso de la luz sobre una segunda grieta durante la puesta de sol. Ya sea durante los
solsticios o equinoccios los motivos, en su mayoría cuadriláteros, reciben una iluminación
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especial o por el contrario son cubiertos por las sombras sólo durante esas épocas especiales
del año (Ganot y Peschard 1997:237-247).
Figura 12. Panorámica del sitio El Zape, municipio de Guanaceví, con algunos de sus principales
cuadriláteros. Foto de Daniel Herrera.
El Proyecto Hervideros
Durante la década de los años 90 se emprendió uno de los proyectos arqueológicos
más fructíferos para la región del noroeste de Durango. Aunque los trabajos se enfocaron,
en un principio en el sitio Hervideros (Figura 1), ubicado en el valle de Santiago
Papasquiaro, la preocupación constante fue la de entender el desarrollo de este sitio y de las
culturas que habitaron ese territorio a una escala más amplia. Con ese propósito en mente
fue que el Proyecto Hervideros quedará conformado por 9 subproyectos orientados a los
distintos valles de la vertiente oriental de la Sierra Madre Occidental, cada uno cumpliendo
objetivos y metodologías particulares, pero con el objetivo general de entender la
diversidad de procesos históricos que ocurrieron en esta región.
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bandas horizontales plasmados de manera casi rítmica, las conforman conjuntos de trazos
rectos, en zig-zag, líneas onduladas, círculos o secuencias de puntos aplicados con los
dedos (Figura 13). En algunos sitios las grandes composiciones horizontales se encuentran
acompañadas de motivos más naturalistas como algunos soliformes, la presencia
característica de grandes puntas de proyectil y algunos cuadrúpedos. Como ya se mencionó
la pintura es la técnica más empleada para este estilo, los colores rojo y negro son los más
empleados aunque existe una tendencia hacia la policromía con la utilización también de
colores como el naranja y el blanco; en algunas ocasiones se ha documentado una
preparación de color rosáceo o rojizo previa a la elaboración de los diseños (Berrojalbiz et
al. en prensa b; Forcano 1997:Capítulo IX:2; Forcano, 2000:493; Hers 2001a:66).
Figura 13. Conjunto de líneas rectas y puntos de varios colores en el sitio de El Rincón del Canal, Cañón de
Molino, municipio de Guatimapé. Foto de Daniel Herrera.
De los sitios en la sierra que han sido estudiados y presentan este estilo se
mencionan entre los más importantes a: Cueva de la Garza, junto al poblado actual de
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Figura 14. Gran panel pictórico horizontal del sitio Cueva de la Garza, Potrero de Cháidez. Tomado de
Forcano (2000:Figura 5).
Figura 15. Conjunto de diseños geométricos en el sitio de El Rincón del Canal, Cañón de Molino, municipio
de Guatimapé. Foto de Daniel Herrera.
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De esa forma, la fuerte unidad estilística que registra esta tradición pictórica del
Arcaico refleja cómo sus creadores se encontraban en continua relación e intercambio
llegando a comunicarse, como vemos, con regiones ubicadas a gran distancia. Las redes de
intercambio y comunicación establecidas entre estas antiguas comunidades fueron
significativas porque desempeñaron seguramente un papel fundamental en la difusión del
maíz a lo largo de la Sierra Madre y hasta el lejano suroeste de los Estados Unidos,
aproximadamente hace unos tres mil años (Berrojalbiz et al. en prensa b).
La presencia constante de repintes y de superposiciones proporciona también
algunas pistas sobre su gran antigüedad, por ejemplo se han encontrado situaciones en las
que las típicas imágenes que caracterizan el arte rupestre chalchihuiteño se sobreponen
frecuentemente a éstas (Figura 16) (Hers 2001a:66). Como en este último caso, existen
otros ejemplos en los que se atestigua cómo los colonizadores mesoamericanos eran
plenamente consientes de esta pretérita presencia humana de claro contraste con su cultura.
No obstante que aún se desconoce si para cuando estos últimos grupos arribaron a los
territorios durangueños las poblaciones del Arcaico habían o no abandonado la región,
Fernando Berrojalbiz y Marie-Areti Hers han puesto en relieve la importancia de estas
antiguas imágenes en la vida ritual y organización territorial de la cultura chalchihuiteña,
para esto consideraron diferentes estrategias de apropiación por parte de éstos, que van
desde el dominio territorial con la imposición de un motivo muy particular que los
identifica (Figura 16), la reutilización y resignificación de estos espacios a través del
añadido de nuevas imágenes y pequeñas construcciones, y su integración a su propia
construcción cultural del paisaje (Berrojalbiz y Hers en prensa a).
La introducción de los colonizadores mesoamericanos chalchihuiteños al noroeste
de Durango en el siglo VI representa una de las etapas más importantes en la secuencia
general del área. De estas poblaciones se ha documentado la diversidad de su cultura
material de la que forma parte una abundante creación de expresiones rupestres, siendo las
mejor trabajadas en cuanto a la claridad y precisión de sus características las de la cuenca
del alto Nazas.
El criterio que identifica más palpablemente la tradición rupestre chalchihuiteña es
el de las temáticas representadas. Como parte de un primer avance en su definición, Marta
Forcano la caracterizó por la abundante presencia de grabados de forma cuadrangular, estos
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Figura 16. Sobreposición de un cuadrúpedo silueteado chalchihuiteño sobre una gran punta de proyectil
pintada en color rojo, sitio Mesa del Comal, municipio de Guanaceví. Foto y dibujo de Marie-Areti Hers.
Figura 17. Conjunto de cuadriláteros del sitio La Candela, municipio de Tepehuanes. Foto de Daniel Herrera.
Figura 19. Motivos zoomorfos del conjunto X de La Candela, municipio de Tepehuanes. Foto de Daniel
Herrera.
32 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 20. Esta imagen sintetiza la diferencia entre los cuadrúpedos con el cuerpo completamente grabado de
la esquina inferior derecha y el cuadrúpedo contorneado de la esquina superior izquierda, El Peñasco de los
Gatos, municipio de Tepehuanes. Foto de Daniel Herrera.
5
De los dieciocho sitios que conforman el registro total que caracteriza el Estilo I de los cuadriláteros en el
alto Nazas, en uno solo se emplea únicamente la técnica de la pintura, el Arroyo Saucedo ubicado en la
Mesa de Tlahuitoles, y en otros tres casos la presencia mayoritaria de grabados se ve acompañada por unos
pocos motivos pintados, La Cantera, El Carrizo y Mesa de la Cruz, estos dos últimos se localizan en el valle
del río Zape (Forcano 1997:Capítulo III:58).
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Figura 21. Múltiples canalitos, pocitas y vulvas fueron grabadas en esta roca perteneciente al sitio El Capulín,
en la cuenca alta del Tepehuanes. Foto de Marta Forcano.
Figura 22. Conjunto de vulvas del sitio arqueológico de Hervideros. Foto de Marie-Areti Hers.
34 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
sitios. La presencia de abundante liquen en la roca aunado a otros procesos erosivos han
ocasionado que gran parte de los grabados se encuentren en un estado de conservación
bastante malo (Forcano 1997:Capítulo IX:5).
A pesar de que aún existen dificultades para inferir el orden aparente de
composición de los motivos, se han identificado ciertas asociaciones que son
características: asociación cuadrilátero-cuadrilátero, es la más frecuente; asociación
cuadrilátero-cuadrúpedo, se incluyen tanto a los cuadrúpedos silueteados como a los de
cuerpo completamente relleno; asociación cuadrilátero-cuadrúpedo-antropomorfo (Figura
23) (Forcano 1997:Capítulo VIII:51-56).
Figura 23. En este panel del sitio El Peñasco de los Gatos en el municipio de Tepehuanes, se representó la
frecuente asociación entre los cuadriláteros, antropomorfos y zoomorfos. Foto de Daniel Herrera.
rupestres se origina a partir de distintas etapas de plasmación, esto sin demeritar la gran
unidad estilística expresada (Forcano 1997:Capítulo VIII:38).
El contexto geográfico en el que se inscriben los sitios no es aleatorio y sigue ciertas
normas que son recurrentes en varios de ellos. Su ubicación se relaciona con algún afluente,
como en los valles orientales del alto Nazas en donde los ríos Tepehuanes y Sextín
concentran la mayor parte de los emplazamientos. Se prefiere como soportes los grandes
frentes rocosos próximos a los ríos (en algunas ocasiones se utilizan rocas aisladas),
frecuentemente estos lugares disfrutan de la visibilidad a espacios abiertos con la
posibilidad de apreciar las tierras de cultivo. Su organización interna suele ser amplia y
dispersa aparentando aprovechar sólo las mejores superficies para grabar o pintar. Se
registra una marcada predisposición en estos emplazamientos hacia la temática de los
cuadriláteros (Figura 23) (Forcano 1997:Capítulo IX:6). Existe también otro tipo de sitios
en los que se opta por aquellas mesetas típicamente ocupadas por los chalchihuiteños para
habitar y defenderse, en este caso se utilizan tanto las fajas o escalones verticales de la
coronas rocosa, así como los afloramientos a lo largo de los diversos flancos de las lomas.
Los motivos se distribuyen también de forma espaciada y, aunque existe una diversidad de
temáticas plasmadas, es frecuente la representación de vulvas, piletas y canales (Figura 21
y 22) (Hers 2001d:305).
Para la atribución cultural y ubicación cronológica del arte rupestre se ha
aprovechado la información arqueológica generada de los otros subproyectos de
investigación del proyecto general Hervideros, permitiendo conformar un panorama del
contexto arqueológico particular de cada sitio. Gracias a esto se ha detectado la habitual
cercanía del arte rupestre a los asentamientos chalchihuiteños, con algunos ejemplos en los
que inclusive diseños de vulvas y canales se encuentran en las rocas que forman los muros
de terrazas y cimientos de las casas de sus poblaciones (Berrojalbiz 2006:149; Forcano
1997:Capítulo IX:7; Hers 2001d:317-320,Figura 3). La mayor parte de las zonas
habitacionales relacionadas a los sitios rupestres están situadas cronológicamente en la fase
Ayala-Las Joyas (600-900/1000 d.C.) que marca el inicio de la colonización
mesoamericana en los territorios durangueños, por lo que lo más factible es que la
ejecución del arte rupestre empezara en esa primera etapa (Hers 2001d:301). Las
semejanzas entre la iconografía de la cerámica chalchihuiteña de ese periodo y los diseños
36 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
del arte rupestre parecen confirman tal atribución cultural y cronológica (Forcano
1997:Capítulo IX:7; Hers 2001d:303).
Algunos de esos mismo sitios con importante presencia de arte rupestre registran
una temporalidad mucho más tardía, llegándose a ubicar en la segunda etapa de la
ocupación chalchihuiteña en Durango, la fase Tunal-Calera (900/1000-1250 d.C.). Como ha
quedado evidenciado, es probable que la creación de imágenes continuara durante ese
segundo periodo, como ejemplo mencionaré el caso del sitio de La Tutuveida en el valle del
alto río Ramos (Figura 1) (Berrojalbiz 2006:158).
En la búsqueda de los significados de estas expresiones, se han generado varias y
muy ricas propuestas interpretativas en el marco del Proyecto Hervideros, de forma
resumida presentaré algunas de las más importantes para el entendimiento de las imágenes
de La Cantera, las cuales serán discutidas más ampliamente si se le requiere en el capítulo
final de interpretaciones.
La diversidad tan marcada en la decoración interna de los llamados cuadriláteros o
escudos es un tema que siempre ha llamado la atención de los investigadores. Se ha
propuesto que esta alta variedad responda a un interés de evidenciar las diferencias sociales
entre los creadores y asistentes a los santuarios de arte rupestre. No se sabe con certeza si
las diferenciaciones sociales a las que se están aludiendo sean de parentesco, o de alguna
clase de fraternidad religiosa o guerrera, pero en el fondo queda atestiguada la relación de
estos motivos con contenidos de tipo sociopolítico y territoriales (Hers 2001d:310-312).
Al mismo tiempo, se distingue un aparente carácter de unión entre los cuadriláteros
y por consiguiente entre los grupos que identifican, este aspecto se distingue sobre todo en
su constante asociación en un mismo panel, además de que en ocasiones muchos de ellos se
sobreponen o se unen a través de pequeños trazos (Hers 2001d:312). Ante esta
circunstancia, parece interesante cómo los sitios de arte rupestre pueden llegar a sintetizan
los dos polos de la realidad de la sociedad chalchihuiteña: la unión y la diversidad. Por un
lado, factores como la distribución de la población en pequeñas aldeas a lo largo de un
extenso territorio e involucradas en importantes movimientos migratorios, determinarían un
eventual incremento en la diversidad sociorreligiosa de sus individuos. Sin embargo, las
prácticas rituales reflejadas en la cultura material chalchihuiteña, de la que forma parte el
arte rupestre, parecen proyectar ciertamente una unidad, que deja entrever la necesidad de
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 37
mitos de los indios Pueblo del suroeste de los Estados Unidos, por su cualidad de eterno
peregrino cuyas hazañas se vinculan con aquellos hombres que recorrieron lejanas regiones
(Figura 24) (Berrojalbiz y Hers en prensa c).
Figura 24. Imagen de uno de los dos flautistas pintados en el sitio Cueva Cañón de Molino, municipio de
Guatimapé. Foto de Fernando Berrojalbiz.
imágenes rupestres del suroeste de los Estado Unidos, y utilizado aún hoy en día para
distinguir a las jóvenes doncellas hopi (Figura 25) (Berrojalbiz y Hers en prensa c).
Figura 25. Personajes femeninos representados con el peinado de mariposa o anémona, sitio Salto del Perro,
cañón de Potrerillos, municipio de Guatimapé. Foto de Daniel Herrera.
Figura 26. Varios ejemplos del cuadrúpedo esquematizado de cinco trazos, en el sitio de El Potrero, municipio
de Tepehuanes. Foto de Daniel Herrera.
Figura 27. Representaciones del flautista, también conocido de manera equivocada como Kokopelli, en el
contexto del arte rupestre chalchihuiteño del noroeste de Durango. Tomado de Hers (2001b:130).
44 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Para documentar directamente la importancia de los lazos entre estas dos áreas
culturales, el Proyecto Hervidero ha considerado la voz de las propias comunidades
indígenas, tanto de la Sierra Madre Occidental como del Suroeste, herederas directas de las
antiguas tradiciones. Entre ellas los hopis del Southwest, son los que han conservado con
mayor preocupación su cultura. A invitación del propio proyecto, una pequeña comitiva
hopi acepto visitar varios sitios de arte rupestre en Durango, con el objetivo personal de
profundizar en su origen más al sur en las tierras mesoamericanas y sobre la verificación de
las historias de su tradición oral que hablan de las migraciones de sus clanes. Las opiniones
y comentarios vertidos por ellos fueron relevantes a los investigadores del proyecto en dos
aspectos principales: por un lado aportaron nuevas propuestas de interpretación sobre los
significados de algunas de las imágenes y además establecieron nuevas perspectivas de la
forma en la que estos antiguos santuarios se relacionan con su propias tradiciones e ideas
(Berrojalbiz y Hers en prensa d).
Finalmente, entre los estilos definidos para el arte rupestre de esta región, se ha
venido trabajando en los último años en uno atribuido a las poblaciones Tepehuanas de los
primeros tiempos de la época colonial. El sitio llamado la Cueva de las mulas, ubicado en el
Cañón de Molino (Figura 1), es uno de los más importantes para la caracterización de este
estilo. El investigador Fernando Berrojalbiz es quien se ha dado a la tarea de registrar y
analizar esta cueva y sus expresiones, a partir de ello ha identificado cinco grandes
temáticas, que narran entre otras cosas, la versión de los propios tepehuanes a los sucesos
de cambio y transculturación que desencadenó la llegada de los primeros españoles a la
región. Se trata de motivos en general pequeños, de alrededor de 5 cm, pintados en color
negro, que se distribuyen en el interior de la cueva representando escenas de (Figura 28):
Arqueros que cazan venados, caballos y mulas; escenas de jinetes armados
con picas cuidando manadas de équidos; escenas en las que se observan
recuas de mulas con cargamento dirigidas por jinetes vestidos a la española;
escenas de enfrentamientos guerreros y de intercambios rituales; y
finalmente la representación de animales emblemáticos aislados.
(Berrojalbiz y Hers en prensa a).
La caracterización iconográfica del sitio, donde destaca la ausencia de motivos
relacionados con la religión católica, la técnica de representación de las pinturas, la
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Figura 28. Escena del sitio de arte rupestre Cueva de las mulas, Cañón de Molino, municipio de Guatimapé.
Foto de Fernando Berrojalbiz con modificación DStretch y dibujo de Daniel Herrera.
creadores, que les llevó a ser protagonistas no pasivos de los sucesos de cambio que
acontecieron durante la conquista de los territorios durangueños (Berrojalbiz en prensa).
En conclusión, el Proyecto Hervideros se instituye como uno de los más importantes
para entender los procesos históricos de las culturas prehispánicas de Durango, con
transcendencia más allá del de esta región de Mesoamérica. En cualquiera de las facetas de
investigación de este proyecto el análisis de las imágenes creadas por estas culturas, entre
ellas las del arte rupestre, se presenta como indispensable para su entendimiento, para ello
se plantea un enfoque de estudio que considere la calidad estética de este lenguaje, aspecto
generalmente relegado por los trabajos de su mismo tipo. Los investigadores de este
proyecto han entendido que el arte rupestre esta constituido como un medio de
comunicación gráfico, depositario por lo tanto de una amplia diversidad de contenidos, por
ello para poder acercarse a los significados de estas expresiones fue necesario hacer uso de
fuentes de muy diverso origen, etnológico, etnohistórico, arqueológico, geográfico,
astronómico, biológico, etc., concibiéndose como una labor de orden interdisciplinario.
Tanto para esta tesis como para las investigaciones a futuro, los resultados del Proyecto
Hervideros son de relevancia para el entendimiento de este lenguaje en Durango y en todo
México.
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3. Metodología
“Inscripciones
En México son pocos los trabajos que instruyen a los novicios en la metodología de
registro, análisis e interpretación del arte rupestre, en la aún poca literatura que existe de
este lenguaje se tiende omitir ese tema ya sea por la falta de interés de los propios autores o
porque se da como sobrentendido. Los trabajos de Miguel Messmacher (1981) y Leticia
González (1987) son los que más han influido en los procedimientos de estudio de los
rupestrologos mexicanos, en esta tesis retomaremos algunas de sus propuestas. En muchas
circunstancias los aportes de estos dos autores son insuficientes, por lo que es indispensable
consultar los enfoques metodológicos que se están generando en otros países, en mi caso el
peso de las propuestas de los investigadores estadounidenses es importante para mi estudio
(American Rock Art Research Association 2007). De cualquier forma recordemos que no
existe una receta única que oriente en el registro y análisis del arte rupestre, mucho
dependerá de los objetivos de la investigación así como de las circunstancias particulares
del sitio o sitios a registrar, los criterios específicos a considerar para el estudio de este tipo
de expresiones.
De las condiciones peculiares y necesarias que rodean el registro de los sitios de arte
rupestre del noroeste de Durango, me ha servido la experiencia de haber participado
previamente en varias investigaciones en esta región dirigidas por el Dr. Fernando
Berrojalbiz y la Dra. Marie-Areti Hers. De ellos y sus valiosos comentarios se origina
también la propuesta metodológica de registro y análisis que a continuación presento.
48 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 29. La Foto y dibujo de los motivos 5 y 6 del conjunto 10, panel E de La Cantera, nos muestra la
representación de un cuadrilátero y de un cuadrúpedo de contorno abierto unidos por algunos momentos en un
mismo trazo, sin embargo, las diferencias en la técnica de elaboración y en el grado de patinación de los
grabados me permite distinguirlos como dos motivos independientes. Foto de Marie-Areti Hers y dibujo de
Daniel Herrera.
Figura 30. A pesar de que la figura está conformada por trazos discontinuos, es posible concebirlo como un
solo motivo, por el conocimiento que se tiene sobre las temáticas que caracterizan la región que lo identifican
como el típico cuadrúpedo del cual solo se diseña la silueta de su contorno. Motivo 7, conjunto 5, panel C de
La Cantera. Dibujo de Daniel Herrera.
50 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Es importante precisar que en esta investigación se entiende por panel como una
superficie continua de pared rocosa sobre la que se agrupan varios grafismos con una clara
relación de proximidad espacial. Los paneles estarían integrados a su vez por conjuntos y se
diferenciarían de estos últimos porque las distancias que los separan o dividen siempre
serán mayores que la de los conjuntos (Faugère-Kalfon 1997:103; Forcano 1997:Capítulo
III:31-32). Como en el caso de la definición de las figuras, en la creación de estas unidades
de agrupación siempre existe un juicio arbitrario del investigador. Sin embargo, la
distinción de los diferentes paneles es suficientemente clara como para argumentar que se
trata de una división creada por los propios autores, lo que nos lleva a considerarlas como
áreas auto-definidas (Chippindale 2004:106-109).
-La dimensión del sitio. Es la escala de estudio más grande, preocupándose por
documentar como cada uno de los paneles se asocian entre sí y con el paisaje que los rodea,
los rangos en los que puede ser medido este análisis llegan a ser kilométricos, dependiendo
del tamaño del sitio.
6
Esta investigación se llevó a cabo como parte del post doctorado en Historia del Instituto de
Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (2006-2008).
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Figura 31. Comparación entre el registro de Marta Forcano llevado a cabo en la década de los noventa y el
que se realizó para propósitos de esta tesis que contempló el uso de nuevas técnicas más precisas, ayudando a
la identificación de nuevos motivos. Conjuntos 18, 20 y 21 del panel F de La Cantera. Dibujo superior de
Marta Forcano, dibujo inferior de Daniel Herrera.
Morfología
Se realiza una primera descripción de la forma o temática de los motivos, los
clasifico ayudándome de términos como el de antropomorfos, zoomorfos y fitomorfos; en
el caso de que se trate de un diseño abstracto se realiza una breve descripción geométrica de
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 53
la imagen o se referirá a ella simplemente como trazo. Cuando por su pésimo estado de
conservación sea imposible determinar su forma son registrados como restos o manchas.
El Carácter
Al hablar del carácter de la imagen se hace alusión a su grado de abstracción o por
el contrario de naturalismo con referencia al objeto que se quiere representar. Para
referirme a estos dos grandes tendencias en la forma de expresión gráfica utilizaré los
términos de figurativo y abstracto, mientras que para caracterizar un estado intermedio
entre estos dos polos de oposición emplearé el concepto de figurativo esquemático
(Messmacher 1981:65-69; Viñas et al. 2005:Figura 10).
Elementos Formales
Con el objetivo de considerar un análisis más detallado de los aspectos formales de
cada imagen, dedicamos un espacio a su descripción iconográfica, en la que se
desmenuzan y caracterizan los elementos que en su combinación constituyen sus formas:
las líneas, superficies y espacios (Messmacher 1981:69-71).
Como valor integrativo de las formas, la superficie se estructura a través de dos
dimensiones, largo y ancho, los datos de estas dos medidas se darán siempre en
centímetros.
Técnicas de Representación
En referencia a este aspecto Messmacher explica que a través de él “es posible
analizar la visión del artista y la forma con la que se expresa en sus relaciones con el
mundo, la sociedad y consigo mismo" (1981:71). Algunos de los elementos que nos hablan
de este atributo de la imagen son la perspectiva, el sentido y actitud de cada motivo. La
aplicación de estos conceptos será más útil en el caso de los motivos figurativos.
La perspectiva en que son diseñadas las figuras establece diferencias en cuanto a
que se representen de frente, como en el caso de los típicos antropomorfos esquemáticos
con los brazos levantados y las piernas entreabiertas (Figura 33a); en perfil, en donde a los
cuadrúpedos solo se les identifica dos de los cuatro patas y un solo apéndice de la cabeza
(Figura 33b); y en perfil 3/4, también llamado perfil relativo, que a diferencia del caso
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anterior los cuadrúpedos son elaborados con el cuerpo en perfil, pero con las cuatro patas y
los dos apéndices de la cabeza visibles (Figura 33c) (Faugère-Kalfon 1997:103).
El sentido hacia donde se orientan los motivos se resume a especificar si éstos
miran hacia la izquierda, derecha, arriba o abajo, siempre tomando como referencia el eje
horizontal del suelo. Existe cierta dificultad para establecer el sentido de las imágenes que
se representan en perspectiva de frente o cuando se trata de diseños abstractos, en esas
circunstancias se considerará como guía la dirección del eje mayor de la figura.
Es importante registrar la actitud en la representación de ciertos motivos pues
puede llegar a percibirse cierta dinámica (Figura 33b y c), como si estuvieran en
movimiento o por el contrario denotar cierto grado de inmovilidad (Figura 33a).
Figura 33. Algunos ejemplos de la perspectiva y actitud en la representación de los motivos de La Cantera: (a)
perspectiva de frente y actitud estática; (b) perspectiva en perfil y actitud dinámica; (c) perspectiva en perfil
3/4 y actitud dinámica.
56 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Técnicas de Elaboración
Se incluye un recuadro para establecer la división básica entre las técnicas de la
pintura y el grabado. En La Cantera se han encontrado ejemplos de petrograbados que
presentan la aplicación de pintura. En esos casos se asentará su elaboración por técnica
mixta (Figura 34). En un segundo apartado se profundiza en la descripción de cada una de
estas técnicas de ejecución. Si se trata del grabado será importante diferenciar entre la
incisión, abrasión o percusión, cuando se identifique este último método, también conocido
como picoteado, se registrará el tamaño de la cicatriz o huella hecha por el tallado a la roca
por un percutor (la medición será en milímetros), además se precisará su profundidad,
dispersión o unión. Estos criterios me ayudarán a identificar variantes en esta técnica tan
utilizada para la elaboración de los grabados de La Cantera y, si es posible, empezar a
inferir el tipo de instrumento usado. De los motivos elaborados por incisión y abrasión se
detallará su profundidad y espesor (American Rock Art Research Association 2007:24;
Chippindale 2004:111; Orloff 1982:12).
Figura 34. En esta foto que ilustra el sector superior del conjunto 20 de La Cantera, se puede apreciar como el
cuadrúpedo grabado número 6 de la izquierda ha conservado la aplicación de algún tipo de pintura roja. Foto
de Daniel Herrera.
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El Color
El registro del color que se tomo en campo se realizó apoyándose en la Munsell Soil
Color Charts (Macbeth Division of Kollmorgen Corporation 1973).
se trata de motivos de un mismo conjunto o panel (Figura 35). Sin embargo, esa situación
no asegura un grado absoluto de certeza en la secuencia relativa por lo que será siempre
indispensable combinar ese criterio con otro tipo de diferenciadores cronológicos. Las
categorías que me han ayudado a calificar la patinación son: ninguno: 0 a 5%; ligero: 5 a
30%; medio: 30 a 60%; obscurecido: 60 a 95%; total: 95 a 100%; varía a través del panel
(American Rock Art Research Association 2007:24,33; Orloff 1982:10).
Figura 35. Las diferencias en el grado de patinación que se aprecian en los motivos del conjunto 14 de La
Cantera, son más confiables pues se trata de petrograbados que se ubican en una misma superficie, por lo que
es más fácil inferir el orden en el que se dio su secuencia de ejecución. Foto de Daniel Herrera.
7
Para incluir la foto y dibujo en el espacio dedicado en la ficha de registro individual fue necesario en
ocasiones modificar su orientación, si existen dudas de cuál es la disposición correcta del motivo guíese a
través de la alineación de la escala pues esta se ubicará siempre paralela al eje horizontal del suelo.
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Figura 36. El control de la luz natural a través de pantallas reflejantes mejora la visibilidad de los grabados
para la toma de las fotografías. Conjunto VIII de El Alamillo, municipio de Tepehuanes. Foto de Daniel
Herrera.
efecto de incremento del relieve de la roca, mejorando así la visibilidad del diseño (Figura
37); el DStretch 8 fue más útil en el caso de las pinturas, pues mejora el contraste del color
permitiendo apreciarlo en circunstancias en la que es prácticamente invisible para el ojo
humano (Figura 38). Aunque este último programa no fue de utilidad para el registro de los
grabados, algunos de los experimentos que realicé me facilitaron el poder identificar que
sobre éstos se había aplicado pintura.
Después de haber mejorado las fotografías, se realiza con ellas los dibujos digitales
con el programa Adobe Illustrator. Éste tiene la ventaja de emplear el sistema de trabajo por
capas que me permite mantener la fotografía y la calca separadas sin que queden
necesariamente sobrepuestas en el dibujo final (Figura 39). Existen varias aplicaciones que
disponen de este tipo de herramientas pero me incliné por ésta última por la buena calidad
de sus dibujos y su facilidad de manejo. El uso de este programa como dispositivo de
registro gráfico es frecuente en el proyecto de La pintura mural prehispánica en México del
8
El software DStretch fue creado por Jon Harman para su utilización especialmente en la pintura rupestre,
para mayor información referente a su manejo puede consultarse la siguiente página de internet:
www.dstretch.com
62 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 37. Comparativa entre una imagen sin modificar y otra mejorada con el programa Adobe Photoshop
para incrementar la visibilidad del petrograbado. Motivo 20, conjunto 7, panel C de La Cantera. Fotos de
Marie-Areti Hers y dibujo de Daniel Herrera.
Figura 38. El uso del software DStretch incrementa notablemente la distinción de los trazos de pintura como
puede apreciarse en este ejemplo. Motivo 25, conjunto 21, panel F de La Cantera. Fotos de Marie-Areti Hers
y dibujo de Daniel Herrera.
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Figura 39. El uso del programa Adobe Illustrator me permite mantener en capas independientes las diferentes
etapas del proceso de elaboración de los dibujos digitales, sin que necesariamente queden sobrepuestas en el
dibujo final.
64 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
En esta escala de análisis estudiaré de forma especial cómo es que se establecen las
distintas relaciones entre las expresiones que conforman el sitio, teniendo como marco de
referencia al conjunto y el panel como unidad de agrupación básica. Las asociaciones
identificadas irán más allá de sus características puramente espaciales pues estableceré
comparaciones estilísticas entre las imágenes gracias a los elementos definidos en la ficha
de registro individual. A partir de este análisis estableceré una primera descripción del arte
rupestre por conjunto y panel, e intentaré identificar la secuencia de plasmación de cada
uno de ellos.
Es importante en principio empezar ubicando cada uno de los paneles al interior del
sitio y con respecto a los demás, las dimensiones totales de cada uno es un dato esencial
que se incluirá. Describiré en algunos casos la accesibilidad a estos espacios así como sus
condiciones particulares; se enumerarán los conjuntos y motivos que los componen y la
altura a la que se encuentran respecto al suelo (Faugère-Kalfon 1997:38).
El orden de composición de las imágenes es un aspecto al cual se dedicara un
análisis minucioso. Chippindale (2004:112-113) nos ayuda mencionando algunas claves en
la búsqueda de regularidades en la distribución de los motivos, que tienen que ver con la
manera en que se ordenan las temáticas, con la altura a la que se encuentran, y la dirección
que siguen para su asociación:
-Existe una disposición en la que figuras de cierto tipo o temática, tienden a
estar agrupadas en la misma superficie, en lugar de dispersas a través de superficies
distintas.
-Es frecuente también que figuras del mismo tipo que se ordenan en la
misma superficie tiendan a ser de forma similar.
-Se ha notado preferencia por ubicar las expresiones a alturas concretas de la
pared rocosa, como por ejemplo las figuras colocadas hacia la base del panel, a nivel
del suelo.
-La dirección en la que se ordena la composición debe ser identificada, como
en el caso de los motivos que están diseñados siguiendo un eje vertical o por el
contrario horizontal.
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En resumen se trata de identificar una tendencia a que figuras de cierto tipo a veces
se asocien, sobrepongan o algunas veces se separen, ya sea que fueran colocadas para que
alcancen a tocarse y cubrirse entre ellas, o ubicadas para evitarse una a la otra (Chippindale
2004:113); en esas circunstancias se pondrá atención especial a las asociaciones
características en las temáticas.
Estableceré comparaciones entre los motivos a partir de sus rasgos estilísticos sobre
todo en su técnica de elaboración. Esto me permitirá distinguir en un primer momento si
existen diferencias que hagan referencia a la identificación de distintas etapas en el proceso
de plasmación, que confirmaré y ordenaré con la información que me aporta el registro de
las sobreposiciones, el estado de conservación y el grado de patinación de los grabados.
Las condiciones del soporte y la manera en la que se relacionan con las imágenes
pueden también ayudarnos a entender la estructura interna con la que se ordenan los
distintos paneles, además de que diferencias en la predilección de ciertas condiciones del
soporte establecen evidencias añadidas a la definición de los episodios visuales o etapas de
ejecución (Chippindale 2004:112; Faugère-Kalfon 1997:37-38). Las características del
soporte relevantes son las mismas que consideramos en la cedula de registro de los
motivos.
Al final de la descripción de cada sector se evaluará su estado de conservación
apoyándome en la información de la cedula de registro individual. Como en el caso del
registro de cada motivo, se documentara el grado deterioro general y los principales
factores que lo originan (Viñas 1999:163-164).
que se requerían para ilustrar todo un panel o conjunto se tomaran en partes, las cuales
posteriormente fueron unidas a través del programa Canon Utilities PhotoStitch.
Para exponer la distribución de los conjuntos en el sitio se retoman los mapas en
planta de Marta Forcano; considerando que se encontraron nuevos motivos, algunos de
estos croquis sufrieron modificaciones o fueron elaborados nuevos con las mediciones que
tomamos con cinta métrica y brújula de los frentes rocosos.
Después de haber descrito las características de cada uno de los paneles, en esta
tercera escala de análisis empezaré comparando cada uno de los sectores entre sí, lo que me
permitirá establecer un resumen general de los principales elementos que distinguen el
estilo o estilos artísticos que definen al sitio de arte rupestre La Cantera. A la hora de la
comparación interna será importante que ésta se fundamente en una descripción previa de
la manera en la que el sitio se organiza y cómo es que cada uno de estos sectores se
relacionan al interior del lugar.
El proceso de definición estilística del sitio, consiste en determinar las regularidades
o patrones que caracterizan el modelo de expresión artística y que lo diferencian de otros
(Forcano1997:Capítulo III:44-48). Los elementos que me han permitido la determinación
del estilo, son aquellos que hemos venido considerando desde el primer nivel de análisis y
que incluimos en la cedula de registro por motivo: la morfología, la identificación de las
temáticas representadas; el carácter de las imágenes; sus elementos formales; las técnicas
de representación como la perspectiva, sentido y actitud de los motivos; las técnicas de
elaboración; el color; las características del soporte; la posición y relación de las
expresiones entre sí y con respecto al sitio (composición).
Entre los elementos extrínsecos que Marta Forcano considera importantes para la
caracterización estilística de un sitio de arte rupestre se encuentran el contexto geográfico y
arqueológico-cultural (Forcano1997:Capítulo III:48). No olvidemos que la ubicación
concreta de este tipo de expresiones no es aleatoria sino que es parte de una selección
consciente, influenciada por normas sociales que en principio nos son desconocidas, en
muchos casos el significado de las imágenes se encuentra altamente relacionado con su
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 67
rocoso asociado al río Tepehuanes, y poder así localizar cada uno de los sectores que
concentran el arte rupestre (Figura 40).
Figura 40. Panorámica del frente rocoso donde se ubica el arte rupestre de La Cantera. Foto de Daniel
Herrera.
3.4 Interpretaciones
Una vez que he determinado las principales características estilísticas del arte
rupestre de La Cantera, es más factible empezar a indagar en los probables autores de estas
expresiones si comparo la información que he recopilado con las unidades estilísticas
rupestres atribuidas a la poblaciones prehispánicas que habitaron en los valles y la Sierra
Madre Occidental de Durango. Cada una de estas definiciones se presentaron de manera
más extensa en el capítulo de antecedentes. Como se puede ver, una de las ventajas de
realizar estudios en una región como esta, es que las investigaciones pueden apoyarse en la
rica información generada por el Proyecto Hervideros, en el cual el estudio del arte rupestre
ha sido una de las tareas fundamentales.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 69
las relaciones e influencias de esta cultura con el lejano suroeste de los Estados
Unidos es indispensable aprovechar los testimonios de los grupos pueblo como los
Hopis o Zuñi, herederos de las tradiciones arqueológicas de esa región (Hers
2001d:315-316).
72 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
“Caverna
Figura 41. Panorámica desde el noroeste del frente rocoso en donde se ubican las expresiones de arte rupestre
de La Cantera. Foto de Daniel Herrera.
Figura 42. Vista de la Sierra de La Candela desde las expresiones rupestres de La Cantera, teniendo a sus pies
el río Tepehuanes. Foto de Daniel Herrera.
La disponibilidad de agua a lo largo del todo el año que presenta el río Tepehuanes,
y otros como el Santiago y Ramos origina que en las orillas de estos ríos se presente una
vegetación riparia que contrasta con la de las tierras aledañas empleadas generalmente para
el cultivo. Las especies características que componen la flora de estos espacios son la jarilla
(Senecio salignus), álamo (Populus fremonti), sauce (Salix bonplandiana), sabino
(Taxodium mucronatum) y pirul (Schinus molle) (Corral-Díaz 1994:7; Polaco 1995:2).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 75
también que el ambiente no ha sufrido grandes cambiado los últimos 11000 años
(Berrojalbiz y Hers en prensa b).
Para acceder más fácilmente desde el sur a La Cantera se toma la carretera Santiago-
Tepehuanes y unos pocos kilómetros antes de llegar a la población de Carreras en el
municipio de Tepehuanes se localiza el sitio (Figura 43). En la meseta desde donde se tiene
acceso al lugar, justo al lado de la carretera, se ubica una antigua ranchería que actualmente
se encuentra abandonada. Otro elemento que sirve de referencia son unas formaciones de
toba volcánica de gran tamaño que nos recuerdan el origen ígneo de estos paisajes. Las
propiedades de este tipo de roca son significativas pues los autores del arte rupestre
utilizaron como soporte este misma clase de material. De acuerdo con la carta geológica de
la región (Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática 1988) la toba presente
es del tipo ácida; su temporalidad es del Cenozoico, Terciario Inferior-Oligoceno y
Terciario Superior-Mioceno; predomina su coloración en amarillo, rosa, café y rojo; su
textura es arenosa, limo-arenosa y conglomerática; la toba presenta un alto índice de
fracturamiento y fallamiento de tipo normal o en bloques de deslizamiento, así como una
erosión activa de tipo eólico y fluvial. Por las propiedades físicas de la roca su empleo es
ideal como material de construcción. Seguramente debido a ello el área donde se
encuentran esas formaciones fue frecuentemente utilizada como cantera para la extracción
de la roca dando origen al nombre como se le conoce actualmente al sitio de arte rupestre.
Caminando desde la carretera, y una vez que se ha pasado por la ranchería, es
necesario dirigirse rumbo al norte para tomar una pequeña vereda que desciende
paulatinamente hacia el río. Este camino facilita en gran medida el acceso al frente rocoso
pues la caída vertical que presenta gran parte de la pared del escarpe imposibilita el poder
acceder a los grabados desde la meseta. Al noroeste de este camino, cercano a la orilla de la
gran mesa, se ha documentado la presencia de cinco estructuras arquitectónicas de planta
cuadrangular que conforman una pequeña zona habitacional de la cultura chalchihuiteña. 9
Es notable la abundancia de material lítico asociado a las estructuras, en comparación con
el cerámico (Barbot 1994:2,19,22,25; Forcano 1997:Capítulo XII:145). Al borde de la
pared rocosa también pude apreciar restos de algún tipo de muro que incrementaba aún más
9
En el marco del subproyecto de investigación arqueológica del valle del río Tepehuanes, del proyecto
general Hervideros, se le conoce a este sitio como Cerro de las Chivas-La Cantera (Barbot 1994:19).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 77
Figura 43. Carretera Santiago-Tepehuanes, 1; antigua ranchería, 2; camino de acceso desde la meseta al sitio
de arte rupestre, 3; concentración principal del material lítico, cerámico y de las estructuras arquitectónicas, 4;
tierras de cultivo, 5; río Tepehuanes, 6. Mapa de Daniel Herrera.
el aspecto defensivo del sitio que ya de por sí le proporciona el gran desfiladero a sus pies
(Figura 44).
Desde este último espacio, como desde las expresiones rupestre, es posible
distinguir las tierras de cultivo asociadas al sitio. Estas zonas, a diferencia de aquellas en las
que se practica la agricultura de temporal, son de alta productividad pues con sistemas muy
sencillos de irrigación puede aprovecharse el agua permanente del río, además de que el
aluvión que se transporta en sus crecidas periódicas enriquece notablemente la tierra
(Figura 45) (Berrojalbiz y Hers en prensa b).
Estando situado frente a las figuras de La Cantera puede notarse que éstas se ubican
en la base de la gran pared vertical, a una altura de 1790 msnm. No obstante, aún restaría
descender varios metros por una pendiente para situarse al pie del río. Dado el enorme
tamaño del escarpe, este espacio se erige como un punto de referencia del paisaje que se
observa a lo largo de varios kilómetros en el valle del Tepehuanes, inclusive algunos
motivos como los del panel A logran ser visibles desde el valle si uno se sitúa en las
78 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 44. Restos de un muro defensivo al borde del frente rocoso del sitio La Cantera. Foto de Daniel
Herrera.
Figura 45. Algunas de las tierras aluviales asociadas a La Cantera. Foto de Daniel Herrera.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 79
cercanías del río. El frente rocoso se encuentra orientado rumbo al norte (25°), lo que
determina que la iluminación directa del sol que reciben las imágenes sea muy poca. Es así
que durante la primavera el sol ofrece su luz únicamente al amanecer, a medida que nos
acercamos al verano la iluminación se incrementa a no sólo la mañana sino también a parte
de la tarde, para el otoño cuando el sol retorna a su punto equinoccial la luz solar se
presenta nuevamente sólo en la mañana, y finalmente en el invierno el sitio se mantiene
casi totalmente en las sombras a lo largo del día.
Para propósitos de su estudio el sitio se ha dividió en seis grandes sectores o paneles
que en total dan una extensión aproximada al sitio de unos 300 m (Figura 46). Aunque la
definición de estas unidades de agrupación se realiza generalmente en base a criterios del
propio investigador, por la distancias tan marcadas que separan a cada uno de los sectores
es posible considerar que la división que se establece fue concebida también por los propios
autores del arte rupestre. La denominación por letras de cada uno de los paneles se ha
hecho en dirección este a oeste, por lo que el primer sector al que se tiene acceso viniendo
desde la meseta y siguiendo el camino que desciende hacia el río es el llamado panel F. Es
necesario entonces para alcanzar el resto de los paneles seguir el largo del frente rocoso
hacia el este (Figura 47). En comparación con otros sitios de arte rupestre de la región La
Cantera presenta un patrón de distribución bastante extenso y disperso, tan sólo comparable
con el que se presenta en el sitio de La Candela, también ubicado en las cercanías del
Tepehuanes; en gran parte esa característica determina que desde su interior el sitio no
pueda verse de forma completa.
La entrada a La Cantera, así como el paso entre cada uno de sus paneles es
relativamente accesible, sólo en el caso del panel A del extremo este del sitio se presenta un
mayor grado de dificultad, pues es necesario realizar un pequeño ascenso sobre una
pendiente bastante vertical sin vereda clara con la cual guiarse. Al pie de cada uno de los
abrigos con grafismos el espacio es reducido, únicamente en el caso de los paneles E y F, la
plataforma es mucho más amplia.
Los límites del sitio aparecen claramente establecidos por los mismos elementos del
terreno, pues al este, después del panel A, el gran escarpe presenta una inclinación
totalmente vertical que obstaculiza el poder continuar caminando a un costado de la pared,
80 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
y en el caso del extremo oeste, la erosión a cortado la continuidad del frente rocoso
produciendo el camino más accesible cuando se llega a La Cantera desde la meseta.
Figura 46. Ubicación de cada uno de los paneles en el frente rocosa del sitio La Cantera. Foto de Daniel
Herrera.
Aunque mi objetivo principal será entender los procesos históricos locales en los
que se encuentran inmersas las imágenes de La Cantera, estos sólo podrán ser explicados en
la medida que consideremos una escala de análisis regional o interregional que nos permita
comprender con mayor claridad el desarrollo cultural en los valles orientales de la Sierra
Madre Occidental; el estudio del contexto arqueológico del arte rupestre desde una escala
más amplia deberá ser considerado desde las tempranas épocas de ocupación humana, pues
como se ha venido mostrando, esta área mantiene desde entonces su cualidad de vía de
comunicación constante y por lo tanto de interdependencia con los fenómenos sociales que
suceden a su alrededor.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 81
Figura 47. Vista aérea de la distribución de los paneles de La Cantera. Mapa de Daniel Herrera.
El Arcaico
82 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
10
Se ha documentado otro sitio que presenta características muy semejantes a las de Divisadero 2 pero
todavía no se ha estudiado adecuadamente, éste se ubica en las cercanías del poblado de Potrero, en el
municipio de Guanaceví (Berrojalbiz 2005:472).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 83
Figura 48. El emblema chalchihuiteño del venado esquematizado de cinco trazos, fue impuesto en un antiguo
santuario del Arcaico en donde el tema predominante son los diseños abstractos ordenados en grandes bandas
horizontales, aplicados con las manos y en policromía, sitio El Rincón del Canal, Cañón de Molino,
municipio de Guatimapé. Foto de Daniel Herrera.
Pero ¿quiénes eran estos migrantes mesoamericanos que conocemos como la cultura
chalchihuiteña y cuál era su origen?, son temas necesarios de explicar para entender el gran
poblamiento que se produce sierra adentro y en los valles orientales de Durango.
La Colonización Mesoamericana
La ocupación mesoamericana de Durango inicia aproximadamente en el 600 d.C.
Sin embargo, los procesos históricos que dieron inicio a esos sucesos se suscitan a partir de
la propia formación de la sociedad chalchihuiteña varios siglos antes en regiones más
sureñas. Aunque es necesario aún profundizar sobre el origen de esta cultura, sus
abundantes restos materiales documentan que su conformación se explicaría como parte de
un gran fenómeno migratorio durante el primer siglo de nuestra era, produciéndose la
colonización en principio de los territorios que actualmente componen los estados de
Zacatecas y Jalisco. Seguramente el componente étnico que integró este importante
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 85
poblamiento del norte fue muy diverso. Por comparaciones en la cerámica y figurillas se
establece que los valles centrales de México, de Tlaxcala-Puebla, o de regiones del Bajío
como Guanajuato y Los Altos de Jalisco, puedan haber sido uno de los varios puntos de
origen de estos grupos (Hers 2001b:120, 2005:17). La transformación de ciudades como
Teotihuacan y Cholula en grandes metrópolis, aunado a ciertos acontecimientos adversos
para algunas poblaciones de esas regiones, estarían altamente relacionados con el éxodo
que significó la expansión de la frontera norte mesoamericana (Hers en prensa).
Las evidencias arqueológicas que marcan esta primera etapa, fase Canutillo (1-550
d.C.), reflejan el carácter migratorio de la presencia mesoamericana, pues éstas se presentan
como una irrupción en la secuencia general de la región. No existe por lo tanto dato alguno
que nos remita a algún tipo de antecedentes locales de esta cultura o que justifiquen un
desarrollo previo de largo historial en esas regiones. Las características de su cultura
material nos hablan de estrategias ampliamente estudiadas con un prolongado desarrollo
seguramente en otras latitudes (Hers 2001b:120-121, 2005:12,14-16). Desde esas
tempranas épocas se instaurarán los elementos que caracterizaran a esa cultura a lo largo de
su historia.
Conscientes de que estas poblaciones irrumpieron en un territorio inhóspito y
desconocido, dominado probablemente por los grupos nómadas, es posible entender la
necesidad de establecer sus aldeas en la cima de cerros o mesas con una vista dominante y
unos acantilados inexpugnables que los previnieran y protegieran de posibles ataques,
incluso de otros grupos chalchihuiteños. Además para aumentar su protección se emplearon
sistemas defensivos conformados por murallas y bastiones (Hers 2001b:131-132, 2005:13).
En ese contexto el papel que desempeñaba el guerrero fue fundamental para su
sobrevivencia, esto influyó enormemente en ámbitos muy diversos de la sociedad
chalchihuiteña como lo demuestra la rica iconografía que se creó al respecto (Figura 49)
(Hers 2005:11-12).
El tamaño de las comunidades es en general pequeño, de 2 hectáreas a lo mucho,
reflejando una notable autonomía entre ellas tanto en lo comercial, como en lo
administrativo y en lo militar. En los pocos casos en los que se trata con sitios de mayores
dimensiones, como los de 30 hectáreas, estos se perciben más que como sitios rectores de
carácter administrativo, como un conjunto de aldeas que se han unido con el propósito de
86 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 49. Ya sea que portaran escudos, estandartes, lanzas o flechas, se reconoce la inclusión de la figura del
guerrero en el arte rupestre ejemplificando su importancia en la sociedad chalchihuiteña (a-c), en una escena
es posible apreciar el momento en el que el guerreo ejerce su dominio ante un cautivo sujetándolo por la
cabeza (d). a) La Candela (Hers 2001b:Figura 13); b) Mesa de la Cruz (Hers 2001d:Figura 10); c) Las
Adjuntas (Fauconnier 2006); d) Las Adjuntas (Hers 2005:Figura 7).
y sus alrededores; la cuenca del alto Súchil al noroeste de Zacatecas con sitios como Cruz
de la Boquilla, Cerro Montedehuma y Alta Vista; y el valle Nombre de Dios ubicado en la
frontera entre los estados de Zacatecas y Durango cuyo sitio principal es La Atalaya (Figura
1) (Hers 2005:17). Más allá de esta última región no se han documentado materiales de la
fase Canutillo, por lo que parece establecerse como una frontera cultural que correría de
este a oeste a la altura en donde confluyen los afluentes del río Mezquital-San Pedro (Hers
2005:17). Llama la atención que al norte de esta área no existe ningún tipo de obstáculo
geográfico que hubiera detenido el avance de la colonización mesoamericana, ¿podrían
acaso haberse interpuesto al fervor guerrero de los chalchihuiteños las bien organizadas
sociedades cazadoras-recolectoras, o se trataría entonces de una frontera de tipo simbólico?
(Berrojalbiz 2005:445; Hers 2001a:68).
En el siglo VI se presentan una serie de transformaciones importantes de la cultura
chalchihuiteña. Debemos considerar que muchos de estos cambios fueron influidos por los
sucesos que se desencadenaron a partir del fin de la gran urbe teotihuacana (Berrojalbiz et
al. en prensa a). En la cultura material se suceden algunas innovaciones, en la cerámica
después de varios siglos en el que la iconografía dominante eran los diseños geométricos
con las múltiples variantes de la greca escalonada, se introduce un nuevo repertorio
figurativo que también repercutió en su plasmación en los sitios de arte rupestre (Figura 50)
(Hers 2005:18-19). Las prácticas de inhumación se modificaron, previamente se
acostumbraba enterrar a los difuntos extendidos sobre la espalda, en el siglo IV con la
espalda extendida y las piernas flexionadas, y a raíz de los cambios que se produjeron en el
siglo VI se prefirió que los difuntos fueran envueltos en bultos para darle al cuerpo una
postura flexionada y sedente, en algunos casos los restos se cremaron y se depositaron en
urnas (Hers 2001b:124-125).
Una vez que se sucedieron estos cambios, aproximadamente en el 600 d.C. se
produce un segundo gran movimiento migratorio que origina el avance más allá de la
antigua frontera a la altura de Nombre de Dios. Se origina entonces la colonización del
occidente de Durango tanto en las profundas quebradas de la Sierra Madre Occidental
como también en sus valles orientales (Hers 2005:25). Las razones que motivaron tanto el
segundo como el primer desplazamiento son aún difíciles de esclarecer, sin embargo, estos
sucesos parecen relacionarse con las transformaciones que se producen en el centro de
88 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 50. La representación de la figura del cánido es una de las más recurrentes en la iconografía de la
cerámica chalchihuiteña: a) tipo Michilía, Cerro del Huistle (Hers 2005:Figura 4); b) tipo Mercado Rojo sobre
Crema, Museo Nacional de Antropología; c-d) tipo Vesuvio, Cerro del Huistle (Hers 2005:Figura 4).
demeritó este suceso como parte de un movimiento reducido de una elite que impuso una
especie de dominio sobre una población local de desarrollo menor, es lo que se ha llamado
la cultura Loma San Gabriel (Berrojalbiz 2005:41-46; Hers 2005:27). A partir de los
trabajos del Proyecto Hervideros en los años noventa se ha dado cuenta de la inexistencia
de la cultura Loma San Gabriel, y de las deficiencias y contradicciones que conllevaron su
definición; en el momento en el que se profundiza en las particularidades de las evidencias
de esta época en Durango, puede uno notar inmediatamente que éstas se aleja del supuesto
carácter simplista o primitivo que se les ha adjudicado, por el contrario, los restos
arqueológicos reflejan claramente sus semejanzas con los de la cultura chalchihuiteña, y
por lo tanto, los vínculos y relaciones que los enlazan a un mismo proceso histórico
(Berrojalbiz 2005:40-41,47-48,65-69; Hers 1989, 2005:27-28).
Es de suponerse que una distribución dispersa de la población en pequeñas aldeas, a
lo largo de un territorio extenso, durante varios siglos de desarrollo histórico, haya
producido diferencias regionales inevitables. Pese a esto se logra percibir en el registro
arqueológico una unidad cultural muy marcada; es claro que fue indispensable que entraran
en juego poderosos agentes de cohesión, seguramente relacionados con las prácticas
religiosas y en los cuales los santuarios de arte rupestre jugaron un papel importante como
espacios de preservación de la unidad y defensa de su identidad (véase el capitulo 2.2; Hers
2001b:116-117, 2005:16-17,22-24,30,33). Contrario a ciertas posturas que tienden a dividir
el área chalchihuiteña en varias culturas, que por lo demás corresponden en muchos casos a
las zonas trabajadas por los propios arqueólogos, la postura que ha abordado la Dr. Marie-
Areti Hers promueve la unidad de esta cultura en base a los criterios que hemos venido
describiendo: “la preponderancia de las migraciones como agente de cambio, la impronta
multifacética de la guerra en ese mundo fronterizo, grandes similitudes en la arquitectura y
la cerámica, y una iconografía muy peculiar presente en la cerámica y el arte rupestre”
(Hers 2001b:120).
La ocupación mesoamericana en Durango se ha dividido en ocho grandes regiones:
al sur del estado, la zona entre la Sierra de Órganos y la Breña; el gran malpaís de la Breña;
el borde oriental de la Breña; el valle de Guadiana, donde se encuentra la capital del estado;
al norte, los llanos de Guatimapé; el alto Nazas Occidental junto con el alto Florido; y
finalmente la Sierra Alta (Figura 1) (Hers en prensa). Factores ambientales y arqueológico-
90 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
culturales permiten establecer estas divisiones. No obstante, al existir una diferencia tan
marcada en la profundidad y extensión de las investigaciones entre una región y otra, se
reconoce la necesidad de seguir trabajando en su definición.
Por ser la región del Alto Nazas la que más me interesa dada la ubicación de La
Cantera en esa zona dedicaré mayor atención a su análisis. En este caso se tiene la ventaja
de contar con los fructíferos trabajos del Proyecto Hervideros que han concentrado gran
parte de sus esfuerzos en el estudio de esa región.
La cuenca hidrológica del Alto Nazas se encuentra conformada por varios ríos
perennes que fueron de importancia para el establecimiento de las poblaciones
chalchihuiteñas. Se aprovechaban así las ricas tierras aluviales que rodeaban los afluentes y
con obras muy modestas de canalización se practicaba un riego que complementaba el agua
de las lluvias, esto les permitió ejercer una agricultura más estable y eficiente. Los ríos más
importantes que conforman esta cuenca son de sur a norte: el río Santiago, el río
Tepehuanes, que al confluir forman el río Ramos; al norte, cercano al parteaguas del
Arroyo de La Purísima, tributario del Tepehuanes, fluye el río Zape, más adelante cuando
recibe las aguas del Matalotes, lleva el nombre de Sextín, una vez que cambia su curso
hacia el sur y antes de llegar a la presa del Palmito se denomina el Santa María del Oro.
Justamente en este punto cuando se une con el Ramos se origina el río Nazas (Figura 1)
(Berrojalbiz y Hers en prensa b). Todos estos ríos, junto con los otros que conforman las
cuencas del Río Grande de Santiago, del Mezquital-San Pedro y del Conchos, sirvieron
como una importante vía natural de comunicación entre los valles orientales de la sierra y
regiones más meridionales de Mesoamérica o por el contrario más al norte con el llamado
suroeste de los Estado Unidos (Hers 2001b:116).
Se ha considerado a la región del Alto Nazas junto con el alto Florido como una
antigua entidad conformada por los propios chalchihuiteños y cuyo principal indicador
arqueológico de identidad es la particular figura rupestre de un venado esquematizado de
cinco trazos que es frecuente encontrar como marcador de ese territorio (Figura 51). En
ocasión de lo anterior se ha referido a esa unidad política como la Comarca del Venado
(Berrojalbiz y Hers en prensa b). En los límites de los estados de Durango y Chihuahua, en
el municipio de Villa Ocampo, se ha localizado uno de los sitios más al norte que presenta
la típica imagen de este cuadrúpedo. El área donde se enmarca este sitio evidencia la
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 91
Figura 51. La representación de la figura esquematizada de un venado de cinco trazos, parece funcionar como
marcador territorial de una antigua entidad política chalchihuiteña: a) El Peñasco de los Gatos, municipio de
Tepehuanes, foto: Daniel Herrera; b) El Potrero, municipio de Tepehuanes, foto: Daniel Herrera; c) El Rincón
del Canal, municipio de Guatimapé, foto: Daniel Herrera; d) Mesa del Comal, municipio de Guanaceví, foto:
Marie-Areti Hers.
Figura 52. Plano de Hervideros, municipio de Santiago Papasquiaro. Tomado de Hers (2001b:Figura 3).
94 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
11
Otro ejemplo en el cual se presenta este mismo patrón de distribución lineal de las estructuras es el sitio
de Mesa de la Cruz en el valle del río Zape (Hers 2006:Figura 12).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 95
Figura 53. Plano de los sitios Mesa de los Indios y Cementerio de los Indios, Cañón de Molino, municipio de
Guatimapé. Tomado de Hers (2001b:Figura 5).
Figura 54. Escena de sacrificio en el arte rupestre del sitio de Las Adjuntas, barranca del Chapalagana.
Tomado de Hers (2010:Figura 12).
que integraban la comunidad, promovida por alguna clase de parentesco entre ellas
(Berrojalbiz 2005:487).
Las semejanzas en la iconografía de la cerámica y el arte rupestre de los
chalchihuiteños de Durango y Zacatecas, lo que se traduce en ideas religiosas y simbólicas
afines, confirman que los contactos entre sus habitantes nunca se perdieron (Berrojalbiz
2005:488). Tal vez las diferencias más evidentes entre estas dos regiones son la presencia
más abundante en Durango de las esculturas en piedra (generalmente en toba), estas pueden
ser antropomorfas, fálicas, asociadas con el fuego, femeninas, zoomorfas (cánidos) y de
formas geométricas (Figura 55 y 56) (Berrojalbiz 2005:400-406,451; Hers 2006:26). Otra
diferencia la constituye la escasa presencia de cerámica decorada en los sitios de Durango,
aunque se producen los mismos tipos que en los sitios zacatecanos. Algunos de los más
representativos de la fase Ayala-Las Joyas son: Michilía Grabado con relleno Rojo
(Corralitos Grabado con Relleno Rojo), Vesuvio grabado con relleno rojo, Mercado Rojo
sobre Crema (Corralitos Rojo sobre crema), Amaro, Refugio y Nevería Rojo sobre Café
(Berrojalbiz 2005:448; Hers 2006:26; Kelley y Abbott 1971).
Los contactos de los chalchihuiteños de Durango con otras regiones no se
restringieron a los que se establecieron con sus vecinos del sur, pues la colonización de los
valles orientales de la sierra favoreció el establecimiento de un puente entre los antiguos
pobladores del suroeste de los Estado Unidos y Mesoamérica. Esta gran ruta norte-sur que
hoy conocemos como el Camino de Tierra Adentro, aprovechaba las vías naturales de
comunicación que constituían los numerosos cursos de agua, sirviendo de guía accesible a
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 97
Figura 55. Escultura fálica procedente del sitio de Hervideros, municipio de Santiago Papasquiaro. Foto de
Marie-Areti Hers.
Figura 56. Escultura zoomorfa de un cánido procedente del sitio Hervideros, municipio de Santiago
Papasquiaro. Colección del Ingeniero Murga. Foto de Marie-Areti Hers.
98 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 57. Cerámica del tipo Nayar Blanco sobre Rojo, Museo Nacional de Antropología. Foto de Daniel
Herrera.
12
Los sitios de El Olote y La Tutuveida, presentan ocupación tanto en la fase Ayala-Las Joyas como Tunal-
Calera (Berrojalbiz 2005:479-480)
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 101
Los Tepehuanes
Por las crónicas de los siglos XVI y XVII sabemos que a la llegada de los españoles
los Tepehuanes ocupaban un amplio territorio que se extendía desde el sur del estado de
Chihuahua hasta el sur del estado de Durango. Los ambientes en los que sus comunidades
se desarrollaron fueron muy diversos pues iban desde las tierras de los valles orientales de
la Sierra Madre Occidental, hasta regiones también de la misma sierra y de la llanura árida
del altiplano septentrional (Berrojalbiz 2005:542).
A excepción de algunas cuantas fuentes históricas, que por lo demás suelen ser
contradictorias y confusas, y por los trabajos de algunos etnólogos, es poco lo que
conocemos en torno a la cultura de los Tepehuanes en ese variado territorio. Dentro de
estos últimos trabajos son contadas las ocasiones es que se discute sobre el origen o el
pasado prehispánico de estas poblaciones. La única propuesta que hasta ahora se ha
desarrollado sobre su origen, propuesta por J. Charles Kelley, se sustenta en analogías muy
endebles que justifican una hipótesis que ligaría a los Tepehuanes como descendientes de
esta ficticia cultura Loma San Gabriel de influencia mesoamericana (Berrojalbiz 2005:542-
543,548-549).
Por el contrario los trabajos arqueológicos del Dr. Fernando Berrojalbiz en el valle
del alto río Ramos, han dado cuenta de una ocupación posterior a la chalchihuiteña que se
distingue claramente por sus diferencias con el modo de vida mesoamericano. Las
características mismas de estas evidencias, su comparación con lo que se dice en las fuentes
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 103
acerca de los Tepehuanes, así como los fechamientos absolutos que realizó de sus
contextos, le ha llevado a confirman que esta último episodio en la secuencia cultural
prehispánica del alto Ramos se relacionaría con la presencia Tepehuana que también
documentan las fuentes históricas para este pequeño valle (Berrojalbiz 2005:549).
Las investigaciones del Dr. Fernando Berrojalbiz representan así prácticamente los
únicos trabajos que intentan adentrarse en el pasado prehispánico de esta cultura desde la
perspectiva de la arqueología, sin olvidar integrar la información que proveen otras
disciplinas como la etnología, etnohistoria y la lingüística.
Las características principales de los asentamientos Tepehuanes en el alto río Ramos
son la dispersión y la movilidad. Ubicadas en pequeñas lomas no muy altas, sus
comunidades presentan una separación constante entre cada una de ellas, sin que exista
alguna preferencia por concentrarse alrededor de algún tipo de sitio principal. Alejadas de
los ríos y por lo tanto de las llanuras aluviales más productivas, se asocian constantemente
con las tierras de temporal (Berrojalbiz 2005:550).
Estas comunidades son más bien modestas en sus evidencias, parece que las
estructuras habitacionales fueron elaboradas en la mayoría de los casos de materiales
perecederos, pues es difícil detectarlas. No se ha registrado ningún tipo de plataforma o
terraza que nivele previamente el terreno o algún tipo de cimiento de piedra que sustente las
estructuras. Los materiales en superficie que han permitido detectar los sitios, no reflejan
un orden en la organización interna de los poblados (Berrojalbiz 2005:550-551,554).
Por la ubicación de los mismos sitios, se infiere que existe poca preocupación por
sus habitantes en la defensa de sus comunidades y su territorio. Los lomeríos o mesas
donde se asientan no disponen de defensas naturales o de una visión privilegiada de su
entorno. El sistema de control y defensa a partir de la ubicación estratégica de varios sitios,
como lo emplearon los chalchihuiteños, parece no ser retomado por los Tepehuanes
(Berrojalbiz 2005:553-554).
Tal vez la única excepción a este patrón de asentamiento es la del sitio El Olote. A
diferencia del resto de casos, en este lugar se invirtió mayor tiempo y trabajo para su
ocupación, recordemos que este mismo sitio fue previamente ocupado por los
chalchihuiteños, y muchas de las terrazas que fueron construidas previamente se
restauraron y algunos otras se modificaron. Además en la cumbre del cerro se construyeron
104 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
nuevas estructuras circulares. Los elementos arquitectónicos añadidos al cerro así como su
forma misma le adjudica un carácter más defensivo, sin olvidar que su localización al final
del valle, dominando la entrada del cañón, le permitía desempeñar un papel de control y
vigilancia del territorio. Los Tepehuanes reconocieron el importante papel simbólico de
este espacio, probablemente como lugar de una antigua ocupación, pues además de estos
nuevos estructuras, en su cima se depositaron algunos entierros. Justamente uno de ellos
fue el que el Dr. Fernando Berrojalbiz pudo fechar a partir de una muestra de carbón
correspondiendo al 1479 d.C., época en donde la única ocupación era la tepehuán
(Berrojalbiz 2005:552-553).
Por las características de los mismos sitios se reconoce que el tipo de agricultura
que practicaban los Tepehuanes era distinta a la mesoamericana, ligada más a las tierras de
temporal. Con el riesgo latente de que las lluvias de las que dependían para regar sus
campos no llegaran a tiempo o en la cantidad requerida, los tepehuanes aprendieron
eventualmente a no depender tanto de esta actividad, en razón de eso se puede explicar
porque los instrumentos de molienda estén prácticamente ausentes de sus contextos en
comparación a los sitios chalchihuiteños. Ante las dificultades de obtener recursos de la
agricultura de temporal, los tepehuanes recurrirían con mayor intensidad a la recolección,
caza y pesca para buscar alimento. Si en ciertos años las cosechas no habían sido buenas,
los tepehuanes tendrían mayor libertad de cambiarse de sitio, lo que parece reflejarse en las
características de sus asentamientos que expresan una mayor movilidad, para ellos no era
necesario invertir tantos recursos y tiempos en un lugar al que no estaban tan apegados pues
podían de acuerdo a sus necesidades trasladarse eventualmente (Berrojalbiz 2005:554-555).
La lítica de los tepehuanes se caracteriza por tener muy escasos instrumentos
pulidos como pulidores y artefactos de molienda. Casi no se presentan instrumentos en
facetado bifacial, y por lo tanto la presencia de puntas de proyectil es rara o casi ausente.
Generalmente se aprovecha la materia prima que les provee su entorno inmediato, como los
numerosos cantos de los lechos de los ríos y arroyos, por eso no se presentan instrumentos
elaborados en base a obsidiana que sólo se encuentra en la sierra (Berrojalbiz
2005:551,556).
Existe poca producción y utilización de la cerámica, pues es muy escasa en los sitios
y, cuando se identifica, ésta es generalmente tosca y no decorada. Sin embargo, en los
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 105
entierros se presenta con mayor frecuencia, asociada como ofrenda (Berrojalbiz 2005:556-
557).
Las rutas y sistemas de intercambio que caracterizaron a los chalchihuiteños no
parecen haber continuado con la llegada de los Tepehuanes, los objetos o materias primas
que procedían de áreas foráneas no se registran en sus sitios (Berrojalbiz 2005:558).
A diferencia de la tradición funeraria mesoamericana en la que se prefiere enterrar a
sus muertos debajo de sus propias casas, las costumbres tepehuanas se distinguen por su
intención de destinar un espacio separado de las comunidades con el único propósito de
ubicar los entierros ahí. En el caso del cementerio que el Dr. Fernando Berrojalbiz
identificó en el alto Ramos, este se localizaba en la cima plana de un cerro no muy alto pero
desde el cual se domina todo el valle, el espacio concentraba varios entierros ordenados en
líneas y cercanos a la superficie; uno de los rasgos más llamativos de las tumbas, es que
éstas se encontraban señaladas por un apilamiento de piedras (Figura 58) (Berrojalbiz
2005:560-562).
Figura 58. Cementerio tepehuán, sitio El Divisadero, valle del alto río Ramos. Foto de Fernando Berrojalbiz.
106 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Aunque aún existe mucho por profundizar sobre las características de la cultura
tepehuana en sus distintas regiones, las particularidades expuestas de su cultura material
reflejan claramente su distinción con el modo de vida mesoamericano. Si consideramos la
información que nos proporciona el estudio de su lengua, ésta nos esclarece sobre su origen
en otras latitudes, en tierras más septentrionales. A decir de los lingüistas, la lengua
tepehuana se relaciona con la pima, pápago y otras adyacentes, conformando el grupo de
lenguas tepimanas. Éstas a su vez forman un grupo más amplio que se conoce como las
lenguas yutoaztecas sureñas, la tierra de origen de éste último grupo se localiza en la región
de Sonora-Chihuahua-Sinaloa. Desde este gran foco fueron separándose poco a poco las
distintas lenguas, entre ellas las lenguas tepimanas, produciéndose un gran movimiento
migratorio en épocas tardías de la era prehispánica hacia regiones más al sur en lo que es
actualmente el estado de Durango (Berrojalbiz 2005:570-571).
El origen norteño de las poblaciones tepehuanas y su presencia en Durango a partir
de una gran migración que se sucedería en el siglo XIII, se ve confirmada a partir de las
comparaciones que realiza el Dr. Fernando Berrojalbiz de las características de la cultura de
los Tepehuanes en el alto Ramos con los que corresponderían a los hablantes de la lenguas
tepimanas en Sonora y Arizona antes de su división, y con aquellos que surgieron de esta
división como los pimas y pápagos. Tal vez las semejanzas más concluyentes se presentan
en las afinidades de sus costumbres funerarias, sobre todo con los pápagos, y los parecidos
en la arquitectura entre sitios como El Olote y sitios de la cultura Trincheras asociados a los
Pimas (Berrojalbiz 2005:571-572).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 107
“Piedra
Ancho 28.2 cm
Descripción
Iconográfica
Es la representación de un cuadrilátero o escudo. Se graba solo los márgenes
del cuadrilátero acompañado por una decoración interna conformada por dos
grandes triángulos que salen de sus márgenes superior e inferior, y al centro la
figura de un cuadrúpedo diseñado en base únicamente a su contorno abierto. En
total cinco líneas componen el cuerpo del animal, la primera diseña su cola,
espalda y parte de su cabeza; la segunda es para la frente y el hocico; la tercera
para la garganta, pecho y una pata delantera; la cuarta tiene forma de una U
invertida para trazar la segunda pata delantera, el vientre y una pata trasera; la
última va desde la segunda pata trasera hasta la cola.
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Ancho 1.2 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata simplemente de un trazo o línea recta vertical.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel A Conjunto 1 N. Motivo 3
Ancho 6.8 cm
Descripción
Iconográfica
El antropomorfo se encuentra con los brazos extendidos hacia arriba y las dos
piernas abiertas. Cabeza, brazos, piernas y tronco se diseñan en base a un solo
trazo.
Perspectiva De frente
Técnicas de Picoteado
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel A Conjunto 1 N. Motivo 4
Ancho 4 cm
Descripción
Iconográfica
El antropomorfo presenta las piernas abiertas aunque con ausencia de brazos.
Las piernas y el tronco se diseñan con un solo trazo, para el caso de la cabeza se
contonea un circulo sin rellenar.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio: 1 cm
del Trazo Uniformidad: Media
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel A Conjunto 1 N. Motivo 5
Ancho 1 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata simplemente de un trazo.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Tamaño Promedio: 1 cm
del Trazo Uniformidad: Media
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel A Conjunto 1 N. Motivo 6
Ancho 10.2 cm
Descripción
Iconográfica
Podría tratarse de una de la llamadas vulvas, sin embargo esta no cumple con la
típica forma de ovalo completo y línea en medio.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Se observa sobre todo en esta parte del panel la erosión que provoca la continua visita del ganado al sitio.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel B Conjunto 2 N. Motivo 1
Ancho 11.1 cm
Descripción
Iconográfica
Se distinguen las cuatro patas, la amplia cola y la cabeza en forma puntiaguda del
motivo zoomorfo. Sin embargo, estos elementos no son suficientes para la
identificación del tipo de especia a la que pertenece el cuadrúpedo.
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Ancho 10.3 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo y larga cola del cuadrúpedo siguen la forma de un medio arco, del cual
se extienden las cuatro extremidades y la cabeza con la posible representación
de las orejas.
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel B Conjunto 2 N. Motivo 3
Ancho 39.7 cm
Descripción
Iconográfica
Las extremidades superiores e inferiores del antropomorfo se presentan
extendidas y en ángulo. La cabeza es de forma triangular. Se representa también
el pene. En general las formas se diseñan con base a un sola línea o trazo, una
excepción es la del tronco en donde se utilizan dos líneas rectas paralelas.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 3 N. Motivo 1
Ancho 20.5 cm
Descripción
Iconográfica
Tres son los trazos que componen este conjunto. Uno de ellos tiene forma
triangular y de la parte superior de él sale otra línea de forma serpenteante. Los
otros dos trazos conforman dos líneas rectas de diferentes grosores, que se
encuentran inclinadas con respecto al primer motivo.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 4 N. Motivo 2
Ancho 21.5 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrilátero o también llamado escudo se diseña con base en el grabado
únicamente de su contorno. De los márgenes izquierdo y derecho salen unas
líneas, curveada en el primer caso y con terminación triangular en el segundo. En
la esquina inferior derecha se aprecia un pequeño trazo.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 4 N. Motivo 3
Ancho 20.6 cm
Descripción
Iconográfica
El antropomorfo tiene las extremidades superiores e inferiores extendidas y en
ángulo. El cuerpo se encuentra inclinado hacia la izquierda uniéndose a través del
brazo al cuadrilátero. De la cabeza parecen surgir tres líneas, en referencia tal vez
algún tipo de tocado.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 5 N. Motivo 4
Ancho 30.4
Descripción
Iconográfica
El motivo está conformado por dos líneas curvas divergentes, que se unen a
través de un diseño de forma rectangular.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 5 N. Motivo 5
Ancho 2.5 cm
Descripción
Iconográfica
Línea ondulante que sigue la inclinación natural de la roca.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 5 N. Motivo 6
Descripción
Iconográfica
Línea horizontal que en sus extremos termina en ángulo. Es acompañada por un
par de trazos.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 5 N. Motivo 7
Ancho 19.9 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de la representación de un cuadrúpedo diseñado en base únicamente a
su contorno abierto. En total cinco líneas componen el cuerpo del animal, la
primera diseña su cola, espalda y parte de su cabeza; la segunda es para la
frente y el hocico; la tercera para la garganta, pecho y una pata delantera; la
cuarta tiene forma de una U invertida para trazar la segunda pata delantera, el
vientre y una pata trasera; la última va desde la segunda pata trasera hasta la
cola.
Sentido Derecha
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 5 N. Motivo 8
Ancho 35.3 cm
Descripción
Iconográfica
Siete líneas irregulares que se encuentran de manera más o menos vertical se
conectan a través de dos grandes trazos horizontales, en ambos casos éstas
presentan pequeños apéndices. El trazo horizontal superior continua hasta
bifurcarse a la altura de una saliente de la roca.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 5 N. Motivo 9
Ancho 57.8 cm
Descripción
Iconográfica
La morfología del conjunto de líneas tiende más hacia los diseños circulares u
ondulantes. Éstos parecen orientarse según la inclinación natural de la roca.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 5 N. Motivo 10
Ancho 38 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de la representación de un cuadrilátero del cual solo se graba su
contorno. Su interior se encuentra decorado por un diseño que tiene forma de una
“X”.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio:
del Trazo Uniformidad: Mala
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 5 N. Motivo 11
Ancho 31.5 cm
Descripción
Iconográfica
Del cuadrilátero se graba únicamente su contorno. En su interior dos líneas lo
cruzan diagonalmente sin que se alcance a completar el diseño en x como en el
motivo 10.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio:
del Trazo Uniformidad: Mala
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Ancho 33.9 cm
Descripción
Iconográfica
La forma del cuerpo del animal es en general rectangular. De las líneas que
conforman el contorno del cuerpo salen cuatro diseños ovales o triangulares que
adornan su interior junto con otros tres círculos, dos de ellos completamente
grabados y uno con tan solo el contorno marcado. De la cabeza es posible
identificar la cornamenta y la representación de un ojo. La boca abierta parece
expresar la acción de bramar.
Carácter Figurativo
Perspectiva Perfil
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 5 N. Motivo 13
Ancho 5.3 cm
Descripción
Iconográfica
Línea recta que presenta una pequeña curvatura en una de sus puntas.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 6 N. Motivo 14
Ancho 18.5 cm
Descripción
Iconográfica
Del cuadrúpedo sobresale la amplia cola que se extiende a la izquierda y la
cabeza de forma triangular y hocico puntiagudo, que hace pensar en la
representación de un cánido.
Carácter Figurativo
Sentido Derecha
Actitud Estática
Ancho
Descripción
Iconográfica
La forma del motivo se origina por la abrasión circular del soporte. Este trabajo es
muy irregular por lo que es difícil definir un promedio en el tamaño del trazo.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido
Actitud Estática
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 6 N. Motivo 16
Ancho .4-1.9 cm
Descripción
Iconográfica
Son en total 13 incisiones distribuidas a lo largo del conjunto 6, aunque es posible
que su cantidad fuera mayor pues la erosión más intensa en esta área ha podido
borrar algunas. A pesar de que varían en tamaño y profundidad todas siguen el
sentido norte-sur. Quizás éstas tenga el mismo origen al de los grafitis de la zona
inferior del panel.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio: .4 cm
del Trazo Uniformidad: Buena
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 6 N. Motivo 17
Ancho 15.4 cm
Descripción
Iconográfica
El antropomorfo se encuentra con los brazos extendidos y en ángulo, las piernas
están abiertas con la representación del falo, aunque también podría ser
simplemente la continuación de la línea que diseña el cuerpo. La cabeza se
contornea no se rellena.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio: .4 cm
del Trazo Uniformidad: Media
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 6 N. Motivo 18
Ancho
Descripción
Iconográfica
Se trata de siete perforaciones localizadas en la parte inferior del conjunto. Varían
en cuanto al tamaño de su diámetro que va de los 2.3-4.2 cm para las más
pequeñas, a los 6.9-10.8 cm para las mayores. En el caso de estas últimas su
profundidad llega a alcanzar los 1-2 cm.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Tamaño Promedio:
del Trazo Uniformidad: Media
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 7 N. Motivo 19
Ancho 15.9 cm
Descripción
Iconográfica
Una misma línea delgada dibuja el cuerpo, brazos y piernas del personaje. Los
brazos se encuentran levantados hacia arriba en forma de arco y las piernas se
disponen abiertas. No es posible distinguir si el personaje presentaba cabeza
pues la erosión que ha sufrido el motivo es intensa en esa área y en general en
todo la superficie en donde se encuentra.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel C Conjunto 7 N. Motivo 20
Ancho 39.2 cm
Descripción
Iconográfica
Del cuerpo que es bastante delgado, se extiende la larga cola del animal. La
cabeza es de forma triangular con un hocico bastante puntiagudo y dos orejas
bastante delgadas y erguidas. Estos últimos rasgos junto con la presencia de la
amplia cola hacen pensar en la representación de algún cánido o felino.
Carácter Figurativo
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Ancho 1.3 cm
Descripción
Iconográfica
Línea recta vertical que presenta un grosor bastante uniforme.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
La pigmentación del grabado se ha conservado mejor en este motivo que en los de la parte inferior del conjunto.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 2
Ancho
Descripción
Iconográfica
Se trata del grabado de un círculo de 4.8 cm de diámetro.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido
Actitud Estática
Tamaño Promedio:
del Trazo Uniformidad: Media
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 3
Ancho 10.4 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrúpedo refleja una clara actitud de movimiento percibida en el diseño de
las cuatro patas en ángulo oblicuo y en la boca abierta en acción de bramar. El
cuerpo tiende a ser de forma rectangular. La cola es pequeña y ligeramente
enroscada. La larga cornamenta dirigida hacia el frente es un rasgo importante
que nos ayuda a distinguir la representación de algún tipo de cérvido.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 4
Ancho 9.8 cm
Descripción
Iconográfica
De nueva cuenta las patas estiradas hacia el frente, el cuello erguido con la
cabeza estirada hacia adelante y la boca abierta en acción de bramar disponen al
motivo en actitud de movimiento. La forma del cuerpo es también
predispuestamente rectangular. La cola se encuentra ligeramente enroscada. La
cornamenta, al igual que en los demás cérvidos representados en este panel,
dirige sus puntas hacia el frente.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 5
Ancho 8.9 cm
Descripción
Iconográfica
Las patas en ángulo oblicuo respecto al eje horizontal del cuerpo reflejan
movimiento, tal vez la acción de saltar. La cola se diseña ligeramente enroscada.
La boca se encuentra abierta y de la cabeza sale la larga cornamenta con sus
puntas hacia el frente.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Ancho 23.3 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo rectangular del animal se encuentra reticulado en 8 partes. Las patas
en ángulo oblicuo respecto al cuerpo reflejan movimiento. En comparación con los
cuadrúpedos previamente descritos el hocico es más amplio pues se le diseña
una quijada o mandíbula más marcada, de la cabeza salen lo que pienso son don
orejas puesto que son perpendiculares al eje rectangular de la cabeza y de menor
tamaño para lo que se acostumbra en el diseño de la cornamenta de los
anteriores motivos. Estos últimos elementos hacen pensar en la representación
de algún tipo de cánido.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
La aplicación de pigmento rojo sobre la mayoría de los grabados de este panel dificulta apreciar su grado de repatinación.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 7
Ancho
Descripción
Iconográfica
El motivo tiene en general una forma oval.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Tamaño Promedio:
del Trazo Uniformidad: Mala
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 8
Ancho 27.6 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrilátero está dividido internamente por tres líneas verticales. Del margen
superior salen dos pares de líneas curvas que se confrontan, representación tal
vez de las cornamentas de algún tipo de cérvido.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 9
Ancho 1.2 cm
Descripción
Iconográfica
Trazo ligeramente curvo.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 10
Ancho 10.7 cm
Descripción
Iconográfica
En el extremo superior de un gran eje vertical se sitúa un diseño en base a dos
rectángulos inclinados a partir de los cuales surgen dos pares de líneas curvas
convergentes. Haciendo una analogía, podría tratarse de la representación de
algún tipo de cetro, del cual colgarían dos cabezas de cérvido o borrego cimarrón
pues son identificables sus cornamentas echadas hacia tras.
Carácter Figurativo
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
La erosión fue de distinta clase pues es difícil apreciar restos de pigmento rojo con lo que seguramente estaba cubierto.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 11
Ancho 7.3 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del cuadrúpedo es claramente rectangular con las patas inclinadas en
actitud de movimiento. La boca abierta presenta como en el caso del motivo 6
un largo hocico diseñado en base a una amplia mandíbula.. Las orejas son
pequeñas y ligeramente puntiagudas. La cola esta en ángulo oblicuo respecto al
cuerpo. Todos estas características me llevan asumir nuevamente la
representación de algún tipo de cánido.
Carácter Figurativo
Sentido Derecha
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
La erosión fue de distinta clase pues es difícil apreciar restos de pigmento rojo con lo que seguramente estaba cubierto.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 12
Ancho 2.4 cm
Descripción
Iconográfica
Línea recta que presenta una ligera curvatura en su extremo izquierdo.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
La erosión fue de distinta clase pues es difícil apreciar restos de pigmento rojo con lo que seguramente estaba cubierto.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 13
Ancho 18.6 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo de animal es rectangular con las patas en ángulo oblicuo denotando
movimiento. La cola es bastante larga. La boca se representa abierta en actitud
de bramar y la cornamenta con sus puntas dirigidas hacia el frente. Estos últimos
elementos hacen pensar en la representación de algún tipo de cérvido.
Carácter Figurativo
Sentido Derecha
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
La erosión borro gran parte del pigmento rojo. Posible presencia de abrasión que borra las cicatrices del picoteado.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 14
Ancho 16.4 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de la representación de un cuadrúpedo diseñado en base únicamente a
su contorno abierto. En total cinco líneas componen el cuerpo del animal, la
primera diseña su espalda, nuca y cabeza; la segunda es para la frente; la tercera
para la garganta, pecho y una pata delantera; la cuarta tiene forma de una U
invertida para trazar la segunda pata delantera, el vientre y una pata trasera; la
última sube desde la segunda pata trasera hasta la primera línea. Es importante
hacer notar que el contorno abierto a la altura de su boca y en la parte superior de
su cabeza es un aspecto que distingue a esta figura de las de su mismo tipo.
Sentido Derecha
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
En la parte inferior del panel se observa la erosión que provoca la continua visita del ganado.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 15
Ancho 23.4 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de la representación de un cuadrúpedo diseñado en base únicamente a
su contorno abierto. La línea que diseña su espalda presenta un gran
desprendimiento lo que dificulta determinar si son cuatro o cinco el número total
de trazos que conforman la figura. Sin embargo, se distingue que una
primera línea diseña su espalda, nuca y parte de su cabeza; la segunda es para
la frente y el hocico; la tercera para la garganta, pecho y una pata delantera; la
cuarta tiene forma de una U invertida para trazar la segunda pata delantera, el
vientre y una pata trasera; la última sube desde la segunda pata trasera, al
parecer para conectarse con la primera línea.
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
En la parte inferior del panel se observa la erosión que provoca la continua visita del ganado.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel D Conjunto 8 N. Motivo 16
Ancho 21 cm
Descripción
Iconográfica
Son en total tres líneas verticales que presentan una curvatura en su terminación
superior, o como en un caso, tendiendo hacia la forma de una “s”.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
En la parte inferior del panel se observa la erosión que provoca la continua visita del ganado. Asociado a grafiti.
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 9 N. Motivo 1
Ancho 51.7 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrilátero está representado únicamente en su contorno. En el interior dos
líneas paralelas ondulan en dos ocasiones a lo largo del centro del rectángulo.
Del margen superior surge un trazo con forma de gancho.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 10 N. Motivo 2
Ancho 15.7 cm
Descripción
Iconográfica
El motivo tiene la forma general de un cuadrado, con la diferencia que no existe
margen inferior que lo cierre.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 10 N. Motivo 3
Ancho 26.7 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrilátero presenta un gran desprendimiento que solo permite apreciar un
50% del motivo. A partir del borde inferior se traza un gran diseño triangular que
se conecta a través de una línea al límite derecho del rectángulo. Siguiendo la
geometría que presentan este tipo de cuadriláteros se esperaría que el diseño
triangular se encontrase también en el extremo superior faltante.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 10 N. Motivo 4
Ancho 22.2 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrilátero presenta un diseño interno formado por dos pares de líneas rectas
paralelas que terminan en ángulo de 90º, y que al confrontarse dan un efecto de
espejo invertido, los trazos salen de los márgenes superior e inferior. Una línea
más atraviesa a esta cuatro últimas haciendo un giro entre la segunda y tercera.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Ancho 28.7 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrilátero se sitúa en un vértice, es decir, utiliza dos caras de la misma roca.
Más del 70% del área del rectángulo se localiza en la cara interior de la roca,
superficie que es compartida por los motivos 3, 4, 6, 7 y 8 del conjunto 10. En esta
parte del motivo, que corresponde a su lado derecho, sale de su margen inferior
un gran trazo vertical con terminación rectangular. La imagen se sobrepone a un
cuadrúpedo, del cual se emplea el trazo que dibuja una de sus orejas y cabeza
para representar el típico fleco o cornamenta que adorna la parte superior de
algunos de estos cuadriláteros.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Ancho 21.3 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de la representación de un cuadrúpedo diseñado en base únicamente a
su contorno abierto. Por presentar una sobreposición es difícil determinar si
fueron cuatro o cinco el número total de trazos que conforman la figura. Sin
embargo, se distingue que una primera línea diseña su espalda, nuca, terminando
en una de sus orejas o cornamentas; la segunda inicia en la otra oreja o
cornamenta, sigue por su frente, hocico, pecho y una pata delantera; la tercera
tiene forma de una U invertida para trazar la segunda pata delantera, el vientre y
una pata trasera; la última va desde la segunda pata trasera hasta la cola.
Sentido Izquierda
Actitud Estática
Tamaño Promedio: 1 cm
del Trazo Uniformidad: Media
Ancho
Descripción
Iconográfica
Son en total 8 trazos dispersos alrededor del motivo 6 y 8. La mayoría son
pequeñas líneas o algunos picoteados diseminados.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Descripción
Iconográfica
Se trata de una larga línea vertical que en su sector inferior se une a un elemento
de forma cuadrangular. Tal vez en su conjunto este motivo haga referencia a
algún tipo de objeto o instrumento que no es posible identificar.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Ancho 52.6 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrilátero presenta un diseño interno formado por dos pares de líneas rectas
paralelas que terminan en ángulo de 90º, y que al confrontarse dan un efecto de
espejo invertido, los trazos salen de los márgenes superior e inferior. Un medio
círculo adorna el límite superior y es atravesado, junto a las anteriores cuatro
líneas, por un trazo vertical que inicia en una grieta natural de la roca en la parte
superior del panel. Finalmente, en la esquina inferior derecha surge una línea en
ángulo oblicuo.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Ancho 6.9 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de un pequeño trazo vertical del cual sale en su extremo superior una
segundo trazo en diagonal.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Relaciones Abajo del motivo 9 y a la izquierda del motivo 11, todos del
conjunto 10.
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 10 N. Motivo 11
Ancho 37.8 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrilátero tiene en su interior un diseño en cruz con sus dos ejes en
terminación triangular. Es posible inferir a través de las diferencias en la
profundidad del picoteado el proceso de diseño del motivo: se percibe una etapa
dedicada únicamente al grabado del contorno del rectángulo, en una fase distinta
se trabaja el diseño en cruz junto al trazado de los márgenes de sus
terminaciones en triángulo, por último los triángulos se picotean internamente de
manera más superficial que su contorno. Sin embargo, existe una duda razonable
del orden en el que se pudieron llevar a cabo estos pasos.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 10 N. Motivo 12
Ancho 23.8 cm
Descripción
Iconográfica
A partir de la esquina inferior izquierda del cuadrilátero se diseña un trazo
ligeramente arqueado, arriba de éste una pequeña línea horizontal lo acompaña.
Por último, en la esquina inferior derecha presenta un trazo en ángulo oblicuo.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 10 N. Motivo 13
Ancho 17.2 cm
Descripción
Iconográfica
El antropomorfo presenta los brazos levantados y las piernas ligeramente
abiertas. De la cabeza sale un amplio apéndice o tocado.
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 10 N. Motivo 14
Ancho 23.5 cm
Descripción
Iconográfica
El diseño interno del cuadrilátero está formado por tres líneas ondulantes
verticales y un pequeño apéndice que se desprende de su margen izquierdo. Tres
trazos o círculos completan el motivo, ubicados al interior o exterior del
rectángulo.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio: 2 cm
del Trazo Uniformidad: Buena
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 10 N. Motivo 15
Ancho 16.2 cm
Descripción
Iconográfica
El antropomorfo presenta los brazos levantados y las piernas abiertas en arco,
una de ellas más extensa que la otra. Parece sostener alguna clase de objeto que
se desprende de su brazo izquierdo. La cabeza se realizó sin conexión con el
trazo que dibuja el resto del cuerpo.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 10 N. Motivo 16
Ancho 7.7 cm
Descripción
Iconográfica
El motivo tiene una forma semejante a la de la letra “P”.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio: 2 cm
del Trazo Uniformidad: Media
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 11 N. Motivo 17
Ancho 10.5 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata simplemente de una línea ondulante.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Tamaño Promedio: 2 cm
del Trazo Uniformidad: Buena
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 11 N. Motivo 18
Ancho 3.5 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de una línea recta vertical. Dos pequeños ejemplos del picoteado se
muestran a su lado izquierdo.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 11 N. Motivo 19
Ancho 7 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de una línea recta vertical que en su extremo superior se bifurca.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 11 N. Motivo 20
Ancho 10.8 cm
Descripción
Iconográfica
Línea recta horizontal que presenta un apéndice en su parte inferior.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 11 N. Motivo 21
Ancho 14.3 cm
Descripción
Iconográfica
Línea ondulante que se bifurca en su parte media y en su extremo superior; en
esta última parte el grosor del trazo se incrementa notablemente.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 11 N. Motivo 22
Ancho 30.3 cm
Descripción
Iconográfica
El diseño interno del cuadrilátero está formado por dos líneas rectas que se
cruzan en forma de “X”, además de sus márgenes izquierdo y derecho se traza
respectivamente dos semicírculos interconectados. La parte superior se decora
con tres líneas curvas que semejan unas astas.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 12 N. Motivo 23
Ancho 16.9 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrúpedo presenta la boca abierta en actitud de bramar. El diseño de un par
de astas dirigidas hacia el frente permite inferir que se trate de alguna clase de
cérvido. Su actitud es de movimiento por la forma de las patas en ángulo oblicuo
respecto al cuerpo y la cola que se encuentra levantada.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Dinámica
Técnicas de Picoteado.
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 13 N. Motivo 24
Ancho 17 cm
Descripción
Iconográfica
La línea forma el diseño de un rectángulo con uno de sus lados faltante.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 14 N. Motivo 25
Ancho 46 cm
Descripción
Iconográfica
Se diseña el cuadrilátero con base únicamente en su contorno. El motivo
presenta una decoración interna conformado por una línea horizontal ubicada en
el sector superior del rectángulo, dos líneas verticales ondulantes recorren casi
por completo el largo del motivo y un pequeño rectángulo con decoración interna
propia completa el sector derecho del motivo.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 14 N. Motivo 26
Ancho 15.5 cm
Descripción
Iconográfica
Un delgado trazo vertical representa el cuerpo y cabeza del antropomorfo, los
brazos se encuentra ligeramente levantados diseñados en base a una línea
curva, sin embargo, los pies no fueron trazaron, pues la línea que representa el
cuerpo solo se conecta en su parte inferior con una segunda línea vertical.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 14 N. Motivo 27
Ancho 26.8 cm
Descripción
Iconográfica
Se graba primero el contorno del cuadrilátero. Posteriormente, se diseña su
decoración interna en base a una serie de líneas diagonales que conforman
elementos de forma triangular, dos de estas figuras triangulares se encuentran
completamente grabadas.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 14 N. Motivo 28
Ancho 31 cm
Descripción
Iconográfica
Se delinea el contorno del cuadrilátero y en su interior se elabora un diseño
conformado por una gran línea vertical que recorre el total del largo del
rectángulo,pequeñas líneas curvas atraviesan la gran línea vertical otorgándole la
apariencia de una planta de maíz. Del margen inferior del rectángulo salen un par
de líneas verticales, y una línea horizontal conecta el marquen izquierdo con el
diseño central de planta.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio: 1 cm
del Trazo Uniformidad: Media
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 14 N. Motivo 29
Descripción
Iconográfica
En su extremo superior el trazo se enrosca, a medida que se extiende hacia abajo
el trazo se dispone más recto hasta que finalmente éste se cruza con una
segunda línea más gruesa.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 14 N. Motivo 30
Ancho 15 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de una línea recta vertical que en su extremo superior se divide en dos,
presentando estos últimos trazos una mayor ondulación.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado.
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 14 N. Motivo 31
Ancho 24 cm
Descripción
Iconográfica
La decoración interna del cuadrilátero está conformada por una línea vertical y un
pequeño trazo. Nótese que el diseño tiende a ser más de forma oval.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel E Conjunto 15 N. Motivo 32
Ancho 8.4 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de una línea vertical que presenta en su extremo superior una
bifurcación. A su izquierda un pequeño trazo la acompaña.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 16 N. Motivo 1
Ancho 23.4 cm
Descripción
Iconográfica
Aunque el estado de conservación del motivo es muy malo, se alcanza aún a
percibir que se trata de la representación de un cuadrilátero. Los márgenes
superior e izquierdo del rectángulo aún se distinguen, así como las dos líneas
diagonales que conformarían el diseño interior en forma de “X”.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio:
del Trazo Uniformidad: Mala
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 17 N. Motivo 2
Ancho 10.4 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del cuadrúpedo es rectangular con las cuatro extremidades y la cola
que se encuentra levantada. Debido a su esquematismo y al picoteado tan
superficial es difícil diferenciar si se trata de orejas o astas las dos líneas que
salen de la cabeza en perspectiva frontal, lo que ayudaría a definir el tipo de
especie a la que pertenece el zoomorfo.
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 18 N. Motivo 3
Ancho 13.4 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrúpedo presenta un cuerpo rectangular bastante largo. Su mal estado de
conservación solo nos permite registrar una sola de las patas. Se distingue los
dos trazos que conforman las astas dirigidas hacia el frente, a pesar de que estas
se solapan. Es probable que se trate de la representación de alguna especie de
cérvido.
Perspectiva Perfil
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 18 N. Motivo 4
Ancho 4.8 cm
Descripción
Iconográfica
Su pésimo estado de conservación solo nos permite registrar lo que parece ser la
parte trasera y cola de un cuadrúpedo. Dada la conexión que guarda con el
cuadrúpedo número 3 y reproduciendo la temática de oposición o enfrentamiento
que siguen en su composición los zoomorfos de este panel (véase conjunto 20),
me fue posible hacer una identificación de la imagen, interpretando su probable
estado previo, el cual puede verse en el dibujo con líneas punteadas.
Perspectiva Perfil
Sentido Izquierda
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado.
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 19 N. Motivo 5
Ancho 20.2 cm
Descripción
Iconográfica
La decoración interna del cuadrilátero está formada por una línea ondulada que
recorre verticalmente el motivo. El margen izquierdo y parte del diseño interno del
cuadrilátero se encuentran incompletos por un gran desprendimiento.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Relaciones La roca con el motivo esta al pie del conjunto 20 del panel
F.
Sobreposiciones/
Infraposiciones
La roca parece haber sufrido una reciente remoción de su posición original ocasionada por la constante presencia
Observaciones humana.
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 6
Ancho 30.9 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del cuadrúpedo está formado por un gran rectángulo, a partir del cual se
trazaron las patas y la cola ligeramente enroscada. La cornamenta se diseñó
dirigida hacia el frente y la boca está abierta en actitud de bramar.
Carácter Figurativo
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 7
Ancho 14 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de la representación de un flautista, tema imprescindible en la iconografía
del suroeste de los Estados Unidos, con algunos ejemplos identificados en el arte
rupestre Chalchihuiteño de Durango. De la cabeza del personaje sale un
objeto alargado y lineal, que se trataría de una flauta, uno de sus brazos parece
sostener y levantar tal instrumento en actitud de tocarlo. Tanto su cabeza, flauta y
brazo se diseñan en perfil, a diferencia del cuerpo y las dos piernas abiertas
representadas en perspectiva de frente.
Sentido Derecha
Actitud Dinámica
Tamaño Promedio: 2 cm
del Trazo Uniformidad: Buena
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 8
Ancho 4.5 cm
Descripción
Iconográfica
Se grabo completamente la figura de un rectángulo.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 9
Ancho 6.4 cm
Descripción
Iconográfica
El motivo está compuesto por tres líneas rectas que parecen irradiarse hacia
arriba, tomando como punto de partida la cabeza del antropomorfo No. 7 del
conjunto 20. En razón de lo anterior las tres líneas podrían representar un
especie de tocado del personaje mencionado.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 10
Ancho
Descripción
Iconográfica
La forma general del motivo es circular.
Carácter Abstracto
Perspectiva De frente
Sentido
Actitud Estática
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 11
Ancho 24 cm
Descripción
Iconográfica
El extremo superior de la línea inicia en el límite superior derecho de la pared
rocosa, previo a que se forma una saliente o pequeño techo. A lo largo de su
trazado hacia abajo, la línea zigzaguea por los menos dos veces y solamente es
interrumpida en una ocasión por una pequeña oquedad natural de la roca. En su
límite inferior, el motivo llega a unirse a la cola del cuadrúpedo número 13.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 12
Ancho 18.1 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del animal está diseñado en base a un gran rectángulo a partir del cual
se trazan las cuatro patas y la cola levantada. La cabeza relativamente pequeña
en relación al cuerpo no tiene marcada la boca a diferencia de los demás
cuadrúpedos del conjunto, lo que si se repite es la típica cornamenta dirigida
hacia el frente.
Carácter Figurativo
Sentido Derecha
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado.
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 13
Ancho 16.9 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del cérvido está formado por un gran rectángulo a partir del cual se
graban las patas ligeramente inclinadas para denotar movimiento. De su cabeza
surgen dos líneas curvas con sus puntas hacia el frente que representan las astas
del animal. Además, la boca aparece abierta en actitud de bramar.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Dinámica
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 14
Ancho 14.3 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de la representación de un motivo con forma rectangular que presenta
una decoración interna conformada por un diseño en forma de “X”. El diseño
central es ligeramente diferente a los de su mismo tipo pues se agregó además
un trazo horizontal que conecta las dos líneas diagonales en su sector superior.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 15
Ancho 13.9 cm
Descripción
Iconográfica
La imagen está integrada por dos cuadrúpedos que se unen en un mismo trazo a
la altura de sus cabezas, aunque podría considerarse una sobreposición, el trazo
con que se elaboran parece del mismo tipo, por lo cual su diseño se refiere a un
mismo momento. El cuadrúpedo 15 presenta un cuerpo rectangular, con las
cuatro patas perpendiculares al eje principal y la cola erguida. Su cabeza parece
desparecer entre las fauces del cuadrúpedo contiguo, originando que tan solo se
pueda percibir su largo cuello.
Carácter Figurativo
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 16
Ancho 17 cm
Descripción
Iconográfica
La imagen está integrada por dos cuadrúpedos que se unen en un mismo trazo a
la altura de sus cabezas, aunque podría considerarse una sobreposición, el trazo
con que se elaboran parece del mismo tipo, por lo cual su diseño se refiere a un
mismo momento. A diferencia de los animales representados previamente, el
hocico es alargado con las mandíbulas bien marcadas y ligeramente abiertas.
Dos líneas rectas paralelas que salen de su cabeza forman las orejas. Estas
características se ajustan más a la representación de alguna especie de cánido.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 17
Ancho 7.9 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrúpedo tiene un cuerpo rectangular a partir del cual se trazan las patas
ligeramente inclinadas como en actitud de movimiento. La cola se encuentra
erguida. La cabeza tiene el hocico puntiagudo y dos líneas rectas paralelas
esbozan las orejas. Estos elementos están relacionados con la posible
representación de algún tipo de cánido.
Carácter Figurativo
Sentido Derecha
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 18
Ancho 12.6 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrúpedo presenta un cuerpo rectangular a partir del cual se diseñan sus
cuatro patas como pequeñas líneas verticales y su cola totalmente erguida. Es
difícil distinguir si las dos líneas que salen de la cabeza del animal representan
sus orejas o la cornamenta. A diferencia del resto del cuerpo del cérvido que se
representa en perspectiva de perfil 3/4, la cabeza mira de frente hacia su
observador.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 19
Ancho 3.4 cm
Descripción
Iconográfica
La forma del diseño es ractangular y se encuentra completamente grabado por
dentro.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 20
Ancho 13.4 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del animal es de forma rectangular. Las cuatro patas se representan en
ángulo oblicuo respecto al cuerpo lo que refleja movimiento. Un característica que
distingue a este motivo de entre los demás, es la representación de su larga
cornamenta que lo distingue claramente como un cérvido.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Dinámica
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 21
Ancho 10.9 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del cuadrúpedo está formado por un largo rectángulo. Solo se aprecian
las patas traseras y éstas son asimétricas. La cola es bastante larga corriendo
paralela al cuerpo. A causa de la sobreposición que sufre, gran parte de los
rasgos de su cabeza han desaparecido, a excepción de dos líneas curvas que
representan la cornamenta.
Carácter Figurativo
Sentido Derecha
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado.
Ejecución
Tamaño Promedio: 1 cm
del Trazo Uniformidad: Buena
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 22
Ancho 23.7 cm
Descripción
Iconográfica
El antropomorfo está diseñado en base a dos ejes principales. Por un lado, el de
sus brazos extendidos horizontalmente, con los cinco dedos en cada una de las
manos. El segundo eje lo representa su cuerpo, que inicia con su cabeza
adornada con un peinado de anémona o mariposa, muy frecuente en la
iconografía del suroeste de los Estados Unidos y en las actuales mujeres
indígenas hopis. Desgraciadamente, el cuerpo se ve interrumpido por un
desprendimiento que no permite apreciar las extremidades inferiores.
Carácter Figurativo
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Ancho 14.8 cm
Descripción
Iconográfica
Su pésimo estado de conservación solo nos permite apreciar los restos de que
fue una figura en color rojo.
Carácter
Perspectiva
Sentido
Actitud
Tamaño
del Trazo
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 20 N. Motivo 24
Ancho 14.9 cm
Descripción
Iconográfica
Los restos de pintura conformaban un motivo en base a un gran triangulo, a partir
del cual, en su extremo superior, parecen salir cinco líneas de forma irradiante. A
su izquierda se dibujan otras cinco líneas irradiantes.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 21 N. Motivo 25
Ancho 43.7 cm
Descripción
Iconográfica
De izquierda a derecha la decoración interna del rectángulo es la siguiente: línea
vertical en zig-zag; espiral que inicia en el margen superior, se conecta a través
de una línea con un elemento cuadrangular a partir del cual surge un trazo que
imita el contorno izquierdo del espiral; dos líneas paralelas forman un diseño de
“P” invertida que en su interior tiene un espiral de ángulos rectos; par de espirales
contrapuestos que convergen en el margen superior, uno de ellos es de ángulos
rectos; motivo en cruz; cuadrado concéntrico con un relleno en tinta plana.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Tamaño Promedio: 1 cm
del Trazo Uniformidad: Media
Grado de
Patinación
Ancho 38 cm
Descripción
Iconográfica
Dos largas líneas horizontales delimitan los márgenes superior e inferior del
motivo, entre estas últimas dos se graban de forma paralela otras 8 líneas de
menor tamaño.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Tamaño Promedio: 1 cm
del Trazo Uniformidad: Mala
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 21 N. Motivo 27
Ancho 5.8 cm
Descripción
Iconográfica
La línea tiene dos ángulos rectos, formando la mitad de un cuadrado. Una
pequeña oquedad natural interrumpe en su lado derecho al trazo.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 21 N. Motivo 28
Ancho 5.5 cm
Descripción
Iconográfica
Restos de una línea que podría haberse conectado de manera perpendicular.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 21 N. Motivo 29
Ancho 12.3 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de una recta que se bifurca en dos líneas curvas divergentes. A mitad de
la recta se traza otra línea perpendicular. Podría tratarse de la representación
esquemática de algún tipo de cornamenta (borrego cimarrón) que es común por
ejemplo en la temática del arte rupestre de Nuevo León.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado.
Ejecución
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 21 N. Motivo 30
Ancho 28.9 cm
Descripción
Iconográfica
En la cabeza del zoomorfo se aprecia una línea bífida que representa una de las
astas del animal, ésta es acompañada por un segundo elemento que por su forma
oval podría tratarse de una de sus orejas aunque no se descarta la posibilidad de
una segunda asta. Su cuerpo tiende a ser de forma rectangular e inclinado
respecto al eje horizontal del soporte; la característica anterior junto con el hecho
de que las dos patas delanteras se encuentren ligeramente flexionadas, parecen
reflejar una actitud de escalar. La parte inferior del cuerpo y las patas traseras han
sido borradas por una gran desprendimiento.
Carácter Figurativo
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 21 N. Motivo 31
Ancho 13.2 cm
Descripción
Iconográfica
El antropomorfo presenta las piernas abiertas en compas. Una línea que termina
en ángulo recto recorre su cintura a la manera de algún tipo de faja o faldellín.
Solo se representa su brazo derecho que parece sostener un objeto circular.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 21 N. Motivo 32
Ancho 6.1 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del cuadrúpedo es bastante alargado de forma rectangular, de éste sale
su cola erguida y las cuatro patas. La cabeza es prácticamente circular y no
presenta ningún tipo de línea que me permita registrar cornamenta u orejas para
así identificar su especie.
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 21 N. Motivo 33
Ancho 11.6 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del antropomorfo en perfil es redondeado en su espalda, como si
tuviera una joroba. En la cabeza se traza lo que podría ser una clase de tocado.
Uno de los dos brazos parece sostener un objeto estrecho y alargado. No
presenta sus piernas.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 22 N. Motivo 34
Ancho 9.6 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de los restos de lo que podría ser el diseño de un cuadrilátero. Solo se ha
conservado parte de su margen izquierdo y superior.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 22 N. Motivo 35
Ancho 8.7 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de la representación de un cuadrúpedo diseñado en base únicamente a
su contorno abierto. En total cinco líneas componen el cuerpo del animal, la
primera diseña su espalda; la segunda es para la nuca, frente y hocico; la tercera
para la garganta, pecho y una pata delantera; la cuarta tiene forma de una U
invertida para trazar la segunda pata delantera, el vientre y una pata trasera; la
última sube desde la segunda pata trasera hasta la primera línea.
Sentido Izquierda
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 22 N. Motivo 36
Ancho 12.5 cm
Descripción
Iconográfica
La decoración interna del cuadrilátero está formado por dos líneas rectas que se
cruzan en forma de “X”. A pesar de que su margen inferior esta erosionado, se
hizo posible reconstruirlo a partir de la parte conservada. Adecuándose a las
proporciones del soporte, el eje mayor del motivo se encuentra horizontalmente a
diferencia de los demás cuadriláteros del sitio que lo orientan de manera vertical.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Grado de
Patinación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 37
Ancho 43.4 cm
Descripción
Iconográfica
En una primera etapa se elabora en base a un picoteado fino el contorno del
cuadrilátero, las seis líneas onduladas de su decoración interna, las doce líneas
paralelas horizontales que lo dividen por la mitad, además del par de astas que
salen de su margen superior. En una etapa posterior, se graba una línea curva
que se sobrepone a las ondulaciones, junto a un elemento circular con apéndice
triangular, ambos con un picoteado ligeramente más grueso y disperso.
Finalmente, con incisiones se regraba los márgenes del motivo sobreponiéndose
al picoteado fino.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Grado de repatinación de acuerdo a la técnica: picoteado fino (ligero-medio), picoteado grueso (ligero), incisión (ninguno).
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 38
Ancho 13.5 cm
Descripción
Iconográfica
La vulva presenta un volumen oval que fue labrado en un vértice del frente
rocoso. Un picoteado circular delimita su contorno y en su interior se traza una
línea vertical.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 39
Ancho 10.6 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del cuadrúpedo tiene forma de barca, del cual salen cuatro pequeñas
patas y la cola encorvada hacia abajo. Los rasgos de la cabeza no son muy
definidos, lo que no permite identificar si la larga línea que sale de ella se trate de
alguna clase de cornamenta u orejas, ayudando a la diferenciación en cuanto a
especie.
Sentido Derecha
Actitud Estática
Tamaño Promedio: 1 cm
del Trazo Uniformidad: Buena
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 40
Ancho 8.4 cm
Descripción
Iconográfica
El zoomorfo es bastante esquemático, con las cuatro patas representadas y la
cola bastante ancha respecto al cuerpo. La cabeza es alargada como si
presentara un apéndice que se podría asociar con algún tipo de cornamenta, pero
por su esquematismo no es posible confirmarlo. Se delinea la boca abierta en
actitud de pronunciar algún sonido.
Sentido Derecha
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 41
Ancho 7.1 cm
Descripción
Iconográfica
Se representa solo las dos patas delanteras del zoomorfo. La cola se encuentra
erguida. La cabeza es bastante esquemática.
Sentido Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 42
Ancho 11.5 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del cuadrúpedo es de forma rectangular. La cola esta encorvada hacia
abajo. Solo se aprecia una de sus patas pero es posible que por el grosor del
trazo se trate de sus dos extremidades que se han grabado tan cerca que se
confunden en un mismo trazo. Dos líneas curvas que se juntan a la altura de su
cabeza forman parte de una segunda etapa de elaboración del motivo que no nos
permite apreciar mejor sus rasgos. Todavía es posible distinguir la forma
puntiaguda de su hocico y sus dos orejas apuntadas, lo que me lleva a considerar
que se trate de la representación de algún cánido o felino.
Perspectiva Perfil
Sentido Derecha
Actitud Estática
Relaciones Se asocia a los motivos 40, 41, 43, 45 y 47 del conjunto 23.
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Ancho 14.4 cm
Descripción
Iconográfica
El cuerpo del cuadrúpedo es rectangular, con su cuatro patas en forma de
pequeños conos, no presenta cola. Su cuello es bastante grande, con la cabeza
alargada y puntiaguda, de ésta salen tres líneas que aluden al diseño de dos
astas y tal vez una oreja, lo que lo identifica como un probable cérvido.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 44
Ancho 3.5 cm
Descripción
Iconográfica
Para realizar el motivo se picoteó una superficie más o menos rectangular.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido Izquierda-Derecha
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
1
Estado de
Conservación
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 45
Descripción
Iconográfica
Las líneas rectas están orientadas en base a dos ejes, Norte-Sur y Este-Oeste.
Estos trazos que se curzan perpendicularmente se conectan a superficies
irregulares que pueden tener ángulos rectos o por el contrario segmentos curvos.
El motivo se presenta incompleto producto de un desprendimiento intencional,
seguramente con el propósito de saquear algunos de las imágenes que se
encontraban en la parte inferior del panel.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 46
Ancho 7.1 cm
Descripción
Iconográfica
Se trata de una superficie irregular que presenta ángulos rectos.
Carácter Abstracto
Perspectiva
Sentido
Actitud Estática
Técnicas de Picoteado.
Ejecución
Tamaño
del Trazo
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 47
Ancho 32.4 cm
Descripción
Iconográfica
El cuadrúpedo presenta un cuerpo rectangular, con su larga cola en posición
erguida y ligeramente inclinada. Las cuatro patas se diseñan en perspectiva como
si se encontrara en perfil 3/4 o perfil relativo. En su cabeza el hocico es alargado
con la boca abierta, como si produjera algún sonido, y las orejas son puntiagudas.
Éstos últimos rasgos permiten identificar al zoomorfo como algún tipo de cánido.
Carácter Figurativo
Sentido Izquierda
Actitud Dinámica
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
MOTIVO - LA CANTERA
Panel F Conjunto 23 N. Motivo 48
Ancho 13 cm
Descripción
Iconográfica
La vulva está conformada como un aro que es atravesado solo en su sector
inferior por una línea vertical.
Perspectiva De frente
Sentido Arriba-Abajo
Actitud Estática
Sobreposiciones/
Infraposiciones
Observaciones
108 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Panel A
El panel A se localiza en el límite oriental del sitio, destaca por su relativo
aislamiento respecto a los demás sectores pues el más cercano se encuentra a una distancia
aproximada de 137 m (Figura 46). Su acceso es complicado por algunos momentos debido
a la ausencia de una vereda que lo comunique con el resto de los paneles, además de que su
mayor elevación obliga a realizar un pequeño ascenso. La plataforma natural frente a los
motivos es pequeña dando inicio a una pendiente que es prácticamente vertical hasta
alcanzar el río (Figura 59). Más allá de este punto es prácticamente imposible avanzar hacia
el este a lo largo de la ladera, pues el camino desaparece ante la inclinación totalmente
vertical de la pared rocosa, esta característica sitúa a este espacio como un límite natural del
sitio.
Figura 59. Vista pendiente abajo del panel A de La Cantera. Foto de Marta Forcano.
El único conjunto (número 1) que conforma el panel A está integrado por 6 figuras:
dos trazos, dos antropomorfos, un cuadrilátero y un probable diseño de vulva. Tiene una
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 109
Panel B
Como he mencionado previamente, la distancia a recorrer entre los paneles A y B es
considerable, de aproximadamente 137 m, la mayor entre las que separan los distintos
sectores. Llama mi atención que justamente en este espacio ausente de imágenes se
presente un cambio en las condiciones de la roca. A diferencia de los otros sectores del
sitio, la toba de esta área adquiere texturas más arenosas y menos compactas, en apariencia
más cercana a algún tipo de conglomerado, lo que parece predisponerla más a la erosión y a
la creación de soportes de formas y planos irregulares que parecen no haber sido de la
predilección de los autores del arte rupestre.
Ante estas condiciones se dispone de una área sin ninguna vegetación que obstaculice una
de las mejores vistas de la Sierra de La Candela desde el sitio (Figura 42).
13
La perspectiva en perfil 3/4, también llamado perfil relativo, consiste en la representación de los
cuadrúpedos con el cuerpo en perfil, pero con las cuatro patas y los dos apéndices de la cabeza visibles
(Figura 33c).
114 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Panel C
A una distancia aproximada de 15 m del sector anterior, el panel C se despliega a lo
largo de 11 m del frente rocoso. Las imágenes se han ordenado en 5 conjuntos, que van del
número 3 al 7, con un total de 20 figuras que presentan distintos patrones de distribución
(Figura 65). La plataforma natural frente a los grabados es ligeramente más extensa que la
de los sectores anteriores, sobre todo en el caso de los conjuntos 5, 6 y 7, no obstante que
ésta sigue siendo reducida para la agrupación de una gran cantidad de personas frente a las
expresiones rupestres (Figura 66).
Figura 65. Planta del panel C de La Cantera. Tomado de Forcano (1997:Capítulo XII:159) y modificado por
el autor.
Los dos primeros conjuntos (números 3 y 4), son agrupaciones pequeñas en número,
una y dos figuras respectivamente, mantienen una separación marcada y constante entre
ellos (2.89 m) y con el conjunto siguiente (2.53m) (Figura 65). Ambos conjuntos coinciden
en el uso de soportes planos y verticales (90º) que se encuentran parcialmente o
completamente ennegrecidos creando un efecto evidente de contrastación con el área
grabada. Su altura respecto al suelo es también semejante, 0.9 m y 0.95 m respectivamente.
Cosa distinta sucede con la orientación del soporte en el que se presenta una diferencia con
116 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 66. En primer plano, los conjuntos 3 y 4 del panel C de La Cantera. Foto de Daniel Herrera.
55º para el primer caso y de 16º para el segundo. Aunque coinciden en el uso de la técnica
del picoteado, existe una distinción evidente en la fineza que se le imprime al cuadrilátero y
antropomorfo del conjunto 4, con una tamaño de la cicatriz inferior al centímetro y un
promedio del trazo de 1.8 cm de una uniformidad de calidad media (Figura 67).
El conjunto número 5 agrupa a la mayor cantidad de imágenes por lo que se
constituye como el principal del sector, su extensión es de 2.32 m, situándose a una altura
de 1.56 m respecto al suelo (Figura 68). El carácter predominante en las expresiones es el
abstracto, sobre todo el tema de las líneas en distintas variantes, ya sea que se encuentren en
forma ondulada (motivos 4 y 5), en ángulos rectos (motivo 6), o que en ocasiones lleguen a
entrecruzarse irregularmente cuando se encuentran en conjunto (motivos 8 y 9). En
cualquier caso las líneas parecen orientarse de acuerdo a la inclinación natural que les
proporciona la pared rocosa (arriba-abajo). El tipo de picoteado empleado en todas ellas
coincide por ser bastante profundo con una cicatriz que va de 0.5-1 cm, el tamaño del trazo
tiene un rango de 1.1-2.5 cm y una uniformidad de calidad media.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 117
del mismo conjunto. A la derecha del cuadrúpedo se diseñaron dos cuadriláteros contiguos
cuya decoración interna en ambos es un diseño en forma de una “X”, los dos motivos se
asemejan entre sí en su técnica de elaboración, la cual contrasta con la del resto de grabados
del sector: el picoteado es muy disperso y superficial, es decir se trata de un trabajo somero,
en estas condiciones es más fácil distinguir que el tamaño de la cicatriz es de apenas 2-3
mm, lo que me permite inferir que el instrumento de percusión era bastante puntiagudo.
El marcado contraste entre la técnica de los cuadriláteros y el resto de motivos del
conjunto es un claro indicio que su ejecución se llevó a cabo en por lo menos dos episodios
de plasmación, dado que los cuadriláteros presentan un buen estado de conservación con
ausencia total de pátina, puedo sugerir tentativamente que éstos sean de un momento
posterior a las expresiones caracterizadas por el picoteado más profundo e invadiente del
mismo conjunto.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 119
Figura 69. Panorámica de los conjuntos 5, 6 y 7 del panel C de La Cantera. Fotos de Daniel Herrera.
sobreposiciones sean frecuentes, este aspecto confirmó en gran medida que el proceso de
ejecución del conjunto involucró varios episodios de plasmación. El soporte es de forma
plana e inclinación vertical (90º), con una orientación de 355º, su superficie mantiene una
patinación de color gris aunque en algunos sectores se aprecia el color natural blancuzco de
la toba. Además su textura es ligeramente porosa lo que parece ser un indicador de que la
roca de este sector no es tan compacta y por lo tanto más endeble a las condiciones
naturales de erosión. Las dimensiones del conjunto son 1.14x0.87 m y su altura respecto al
suelo 0.77 m (Figura 70).
Como parte de una primera fase en la secuencia de diseño del conjunto se grabó en
su parte superior a través de la técnica del picoteado la figura de un cuadrúpedo de larga
cola. Resulta difícil apreciarlo pues ha sufrido intensamente la erosión lo que denota su
mayor antigüedad (motivo 14). Debajo de éste y a la izquierda, se ha realizado un trabajo
superficial e irregular de abrasión circular (motivo 15), la ausencia de pátina en este
grabado me permite distinguir que su ejecución ha sido mucho más reciente, probablemente
posterior al diseño del cuadrúpedo. Justo sobre la abrasión se grabó en base a sólo
incisiones el diseño de un antropomorfo esquemático. Los trazos tiene una profundidad de
unos cuantos milímetros con un espesor menor al medio centímetro (motivo 17). Con las
mismas características en el trazo 13 incisiones más se distribuyen aleatoriamente a lo largo
del conjunto, todas ellas coinciden por estar orientadas en sentido vertical (motivo 16). En
tres ocasiones éstas se sobreponen al motivo zoomorfo 14, lo que aunado a su distinción en
la técnica me permiten separarlas junto con el motivo 17 en una fase de ejecución
independiente. Delimitando el sector inferior del conjunto, se ubican 7 perforaciones
circulares ordenadas de manera horizontal (motivo 18). Las mayores entre ellas alcanzan
una profundidad de 1 a 2 cm, el picoteado con que fueron realizadas registra una cicatriz de
más de un centímetro lo que es mayor a lo que se documenta para la elaboración de la
figura 14. Es importante destacar que el orden de composición del conjunto sigue como
guía un eje vertical.
Las dos últimas imágenes del sector que conforman el conjunto 7 se encuentran a
una distancia de 1.85 m del conjunto anterior y a una altura del suelo de 1.4 m (Figura 71).
Se trata de la representación de un antropomorfo esquemático sin cabeza cuyo cuerpo está
diseñado con trazos muy delgados y lineales (motivo 19). A su costado se grabó la figura
de un cuadrúpedo de larga cola que he identificado como algún tipo de cánido o felino
(motivo 20). La técnica empleada para la elaboración de los dos motivos es semejante, el
picoteado tiene una cicatriz de medio centímetro, el tamaño del trazo es en promedio de 1.5
cm con una uniformidad en general buena. La pared rocosa donde se encuentran es
ligeramente cóncava y vertical (90º), tiene una orientación de 11º. Su superficie se
encuentra poco patinada llegando a tener una coloración grisácea y tiene una textura
ligeramente porosa lo que parece reflejar su predisposición a la erosión como se aprecia en
el pésimo estado de conservación de los grabados.
122 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Panel D
Viniendo desde el sector anterior es necesario recorrer una distancia aproximada de
44m para poder alcanzar el panel D. Es de notar que la vereda que los conecta no sigue
fielmente la base del frente rocoso, sino que ésta desciende ligeramente por el talud. Un
solo conjunto, el número 8, integra este sector, sus dimensiones son 2.29x1.59 m. Las 16
figuras que lo integran se encuentran a una altura de 0.98 m, la plataforma natural frente a
ellas es también reducida como en los casos anteriores.
A diferencia de los paneles previamente descritos, las imágenes de este conjunto
reflejan un carácter más figurativo y narrativo. De entre ellas las 13 primeras forman una
agrupación que se caracteriza por su fuerte unidad estilística (Figura 72). La disposición del
conjunto inicia en su extremo superior izquierdo con la ubicación de dos figuras
geométricas de carácter abstracto, una línea vertical y un círculo (motivos 1 y 2).
Ligeramente más abajo se encuentran representados tres cérvidos en hilera (motivos 3, 4 y
5), estos motivos presentan rasgos muy semejantes entre sí en sus elementos formales y
técnicas de representación. Gran parte de estos atributos son característicos en los
cuadrúpedos de este conjunto: además de ser del mismo tamaño, los zoomorfos presentan
un cuerpo que es en general de forma rectangular, a partir de éste se diseña su cola
enroscada y las cuatro patas ligeramente inclinadas respecto al cuerpo denotando algún tipo
de movimiento. La actitud dinámica de las figuras se refleja también en su cabeza, con la
boca ligeramente abierta en actitud de bramar. Un distintivo importante es el diseño de sus
124 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 72. Escena principal del conjunto 8, panel D de La Cantera. Dibujo de Daniel Herrera.
cornamentas dirigidas hacia el frente a partir de dos líneas curvas que salen de su cabeza.
La presencia de este elemento me permite inferir que se trate seguramente de la
representaciones de alguna clase de venado; por la disposición de sus cuerpos y cabezas se
puede apreciar que los cuadrúpedos se diseñan en una perspectiva en perfil 3/4. El hecho de
que todos se orienten hacia la izquierda y con una notable actitud de movimiento, denota la
intención de expresar su postura en huída. Justamente a la derecha de los cérvidos se ubica
la representación de un cuarto cuadrúpedo (motivo 6), aunque comparte algunos elementos
formales y de técnicas de representación con los zoomorfos del conjunto, presenta algunos
aspectos particulares. Tal vez uno de los más claros es su mayor tamaño. Además el cuerpo
rectangular completamente grabado de la mayoría de los cuadrúpedos del conjunto se
encuentra en este motivo reticulado en ocho partes. La cola se diseña un poco más grande,
y probablemente los rasgos más distintivos que facilitaron el identificar su especie se
encuentren en su cabeza pues a diferencia de los cérvidos éste presenta un hocico más largo
y pronunciado con sus gruesas mandíbulas muy bien marcadas. No existe ningún tipo de
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 125
cornamenta, las únicas líneas que salen de su cabeza son pequeñas, rectas y paralelas al eje
de su cabeza, seguramente sus orejas. Considerando todos estos rasgos me inclino a pensar
que se trata de la representación de un cánido. La perspectiva del zoomorfo es también en
perfil 3/4, se orienta como los cérvidos hacia la izquierda y sus patas se encuentran
inclinadas respecto a su cuerpo indicando movimiento como si persiguiera a la triada de
venados, ¿podría tratarse entonces de una escena de cacería?
Debajo de los anteriores motivos, como parte de una segunda hilera de imágenes se
ubica en el extremo izquierdo un cuadrilátero con una distintiva decoración en base a dos
pares de cornamentas que salen de su margen superior (motivo 8). A su derecha se sitúa
una figura lineal que en su punta superior presenta también dos pares de grandes
cornamentas enfrentadas (motivo 10). Por ahora me es difícil identificar a qué objeto se
refiera, pero me inclino a pensar que se trata de algún tipo de bastón o cetro. Junto a estas
imágenes se diseñó la figura de un segundo cánido (motivo 11), nuevamente los rasgos que
lo identifican se presentan, es decir, el hocico pronunciado con las dos mandíbulas bien
marcadas y abiertas, las orejas son pequeñas y puntiagudas. A su costado, conjuntando una
segunda relación de oposición, se sitúa la figura de un cérvido (motivo 13); en este caso, su
tamaño es ligeramente mayor al del cánido, con una cola erguida bastante larga. La
cornamenta con sus puntas dirigidas hacia el frente es un rasgo que claramente lo distingue,
además de que ambos cuadrúpedos presentan un cuerpo rectangular, los dos motivos
coinciden por usar una perspectiva de perfil 3/4, mirando hacia la derecha y con las patas
inclinadas respecto al cuerpo en actitud dinámica lo que parece expresar nuevamente una
escena de persecución. Es importante no pasar por alto los elementos abstractos inmersos
entre estas narraciones, que en muchos casos se tratarían de pequeños trazos (motivos 7 y
9), o que denotan una mayor geometría como la línea horizontal ubicada arriba del cánido
número 11 (motivo 12).
La técnica de elaboración de las imágenes denota también su fuerte unidad
estilística. Al tratarse de motivos de tamaño en general pequeño se requirió para su
elaboración de un picoteado bastante fino y puntual, de tal forma que la cicatriz dejada es
en promedio de medio centímetro y en algunos casos en que se tiene la oportunidad de una
mayor precisión en su registro llega alcanzar hasta 3-4 mm, el tamaño del trazo para los
cuadrúpedos es menor al centímetro (0.6-0.9 cm) y en las restantes figuras no rebaza el
126 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
centímetro y medio (1.2-1.3 cm), la uniformidad del trazo es bastante buena. Una vez que
las expresiones fueron grabadas se aplicó una capa de pintura roja sobre ellas, característica
notable y poco frecuente pues aunque se cree que gran parte de los grabados podrían haber
sido pintados, pocos son los casos documentados en los que la fuerte erosión permite que se
conserve esta manifestación. Al encontrarse los motivos 1 y 2 mejor protegidos por una
pequeña saliente del frente rocoso, permitió que la pintura sobre ellos se conservara mejor
(Figura 73). Para las otras figuras la apreciación del colorante a simple vista fue difícil, por
lo que utilice el programa DStretch para confirmar su presencia. Por las características de la
propia pintura, ésta parece haberse aplicado en seco, empleando las manos como pincel o
un fragmento del propio colorante mineral como si fuera una tiza, de acuerdo a la tabla
Munsell su registro de color es 5YR 7/8 reddish yellow.
Figura 73. Los grabados 1 y 2 del conjunto 8 de La Cantera han conservado de forma más clara la aplicación
de pintura roja sobre ellos. Foto de Marie-Areti Hers.
Figura 74. Escena principal del conjunto 8, panel D de La Cantera. Fotos de Marie-Areti Hers y Daniel
Herrera.
plana y ligeramente inclinada (+90º), su patinación es irregular de color gris con pequeñas
manchas negras, y su orientación es de 28º.
Un poco más abajo de la agrupación de imágenes descrita se aprecian tres grabados
muy distintos a los anteriores. Se trata de dos cuadrúpedos esquematizados de cinco trazos
(motivos 14 y 15) y un tercero en proceso de elaboración o los fragmentos de uno (motivo
16) (Figura 75). Aunque los motivos se refieren a la misma temática son distintos entre sí
en sus proporciones y diseño, ambos se conforman en base a cinco trazos pero el contorno
abierto que es típico en ellos se presenta en cada uno en distintas partes de su cuerpo. Estas
diferencias se expresan también en su técnica de elaboración, pues el trazo de los motivos
15 y 16 es mucho más grueso y con una uniformidad de menor calidad. Las condiciones del
128 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
soporte donde se ubican incrementa sus divergencias, una gran grieta parece separarlos,
además de que la superficie es más vertical (90º) para los motivos 15 y 16 que en el caso
del cuadrúpedo 14 de este conjunto que comparte ciertas características del soporte con las
imágenes de más arriba (Figura 76).
La ausencia total de patina en los grabados 15 y 16 parece situar al episodio de
plasmación al que pertenecen en un momento más reciente que las otras dos fases restantes
que conforman el panel D. No fue posible argumentar con suficiente evidencia si el
cuadrúpedo esquematizado de cinco trazos número 14 se realizó en un momento anterior,
posterior o paralelamente a la ejecución de la escena narrativa que conforma la agrupación
de zoomorfos y elementos abstractos de la parte superior del conjunto. Lo que si queda
claro es que cada episodio visual responde a discursos distintos.
Existen importantes asociaciones en las temáticas que me gustaría destacar: la
conjunción de varios cérvidos en un misma escena o de motivos con elementos que hacen
referencia a ese tema, la relación-oposición entre los cánidos y los cérvidos, y la asociación
cuadrilátero-cuadrúpedo esquematizado de cinco trazos.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 129
Figura 76. Límite inferior del conjunto 8, panel D de La Cantera. Foto de Daniel Herrera.
Panel E
Una breve distancia de unos cuantos metros separa el panel D del E, que se presenta
como uno de los más extensos del sitio con un aproximado de 35.5 m. La gran amplitud del
panel E se debe en parte a la marcada dispersión de sus expresiones que he organizado en 7
conjuntos, que van del número 9 al 15, con un total de 32 motivos (Figura 77). La amplia
plataforma natural frente a los conjuntos facilita el trasladarse con comodidad entre las
130 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 77. Planta del panel E de La Cantera. Tomado de Forcano (1997:Capítulo XII:164) y modificado por el
autor.
un cuadrúpedo esquematizado de cinco trazos (motivo 6). Pegado a éste y reutilizando parte
del trazo que diseña la cabeza y pata del zoomorfo se grabó un cuadrilátero (motivo 5),
justamente la línea que dibuja la cabeza del animal fue utilizada para trazar en el margen
superior del cuadrilátero una de las frecuentes cornamentas que acompañan este tipo de
motivos, por esta peculiaridad podemos argumentar que el cuadrúpedo de contorno abierto
representa a un cérvido. Otra singularidad de este cuadrilátero número 5 es que se sitúa
justo en un vértice de la pared rocosa, entre el plano de los motivos 3-8 y el del cuadrado
incompleto, motivo 2, que se grabó más abajo. Algunos diseños lineales también se
registran (motivo 8) o se trataría simplemente de pequeños trazos (motivos 7 y 10).
En cuanto a la técnica de elaboración de los mencionados motivos la mayor parte
presentan características semejantes entre sí, la cicatriz del picoteado tiene un tamaño de
medio centímetro en promedio, cuando se ha conservado más claramente la cicatriz alcanza
los 3-4 mm, el trazo tiene un ancho de entre 1-1.8 cm, en el cuadrilátero central y los que se
encuentran a su derecha su tamaño se incrementa pues va de los 2.3-3.1 cm, la uniformidad
del trazo es de calidad media-buena. Tanto en el motivo 2 como en el 5 existen algunas
diferencias con los patrones de la técnica de elaboración descritos, en el primer caso el
picoteado es mucho más superficial y desigual lo que nos deja un trazo con una
uniformidad bastante mala. Seguramente el motivo 2 es producto de un episodio de
plasmación distinto a los otros grabados del conjunto; lo mismo parece suceder en el
cuadrilátero número 5, pues su pertenencia a una fase de ejecución posterior al resto de
grabados con los que se asocia se evidencia no sólo por su sobreposición al cuadrúpedo 6,
sino también por su clara distinción en el grado de patinación y técnica de elaboración con
el anterior motivo. Además, su clara intención de asociarse con el cuadrúpedo llevó al autor
del cuadrilátero a ubicarlo en un vértice de la roca lo que se presenta como una
característica única en todo el sitio del tipo de soporte empleado. Otro rasgo singular en la
técnica de elaboración se registra en el cuadrilátero central y en el diseño abstracto abajo de
él, pues se ha podido conservar restos de pintura roja (5YR 6/8 reddish yellow) sobre estas
dos imágenes que parece haberse aplicado en seco, ya sea que se utilizaran las manos como
pincel o un fragmento del colorante mineral como si fuera una tiza.
La elección como soporte de una pequeña entrante del frente rocoso estructurada
por tres planos con orientaciones distintas que parecen cerrarse entre sí, fue una decisión de
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 133
los autores del arte rupestre claramente consciente con la intención de expresar de una
forma espacial y claramente tangible la fuerte relación entre las imágenes que se encuentran
en ese lugar (Figura 79). Se registran algunas semejanzas entre los diferentes soportes
utilizados pues son superficies de forma plana e inclinación vertical (90º), con un
ennegrecido parcial o total lo que origina que el contraste con el área de la roca que fue
grabada sea importante.
A la derecha de los motivos 11 y 12, en una superficie casi a 90º respecto al plano
de éstos, se localiza una segunda agrupación de imágenes con algunos elementos
estilísticos propios que los refieren a un episodio de plasmación independiente a pesar de
que también conforman el conjunto 10. En contraposición al orden de composición
horizontal que sigue el conjunto de cuadriláteros previamente descritos, la orientación que
predomina en esta agrupación es vertical. La temática más importante es la de los
antropomorfos esquemáticos en perspectiva de frente, elaborados con trazos delgados y
lineales (motivos 13 y 15), dos de ellos de proporciones distintas se relacionan con un
134 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
cuadrilátero (motivo 14), bajo el cual también se ubicó un elemento abstracto que tiene
forma de una letra “P” (motivo 16). El picoteado con que fueron elaborados presenta una
cicatriz de medio centímetro, con un tamaño del trazo que incrementa su tamaño pues va de
los 1.4-2.9 cm con una muy buena uniformidad. El soporte empleado tiene una forma
redondeada y vertical (90º), con una orientación de 51º, el color de la pátina de su
superficie es café claro y gris.
Con menos de un metro de distancia respecto a las figuras anteriores (Figura 80), el
conjunto 11 se despliega en un soporte de forma plana e inclinación vertical (90º),
orientado a los 340º, exhibe una superficie de textura rugosa con pequeñas cavidades y un
ennegrecido casi total. Este último aspecto le proporciona a los grabados un contraste muy
marcado, lo que desde mi punto de vista fue determinante en la selección de ese espacio
para ubicar las imágenes. La composición de orden horizontal se encuentra a una altura de
1.43 m y tiene unas dimensiones de 90x64 cm (Figura 81). Las expresiones de carácter
abstracto dominan claramente, principalmente las líneas rectas u ondulantes, orientadas
verticalmente y horizontalmente (motivos 17, 18, 19, 20 y 21). Junto a éstas, en el extremo
derecho del conjunto, se plasmó también un cuadrilátero que resalta por las cornamentas
que salen de su margen superior y por su diseño interno que tiene forma de una “X”
(motivo 22). La técnica de elaboración es muy semejante en todas las figuras: el picoteado
tiene una cicatriz de medio centímetro, con un tamaño del trazo entre los 1.9-2.6 cm, la
uniformidad del trazo es de calidad media-buena, la profundidad del grabado llega a ser
mayor que la de otros motivos del panel. Existe, sin embargo, una atributo que distingue la
técnica del cuadrilátero, y es que en su contorno derecho se registra muy claramente que
éste estaba cubierto por pintura roja (2.5YR 5/8 red). Esta parece haberse aplicado en seco
empleando las manos o un fragmento del colorante mineral como si fuera una tiza.
Entre los conjuntos 11 y 14 se distribuyen equidistantemente dos conjuntos que
están integrados cada uno por una sola imagen. Los conjuntos 12 y 13 mantienen una
distancia entre sí de aproximadamente 2 m, mientras que de las agrupaciones que les
anteceden y suceden es de 3 y 2.5 m respectivamente (Figura 77). En el conjunto 12 se
representó la imagen de un cérvido con una clara actitud dinámica, pues las patas inclinadas
respecto al cuerpo expresan desplazamiento y el hocico abierto su intención de querer
bramar (motivo 23). Éste se encuentra a una altura de 0.89 m. Por su parte, el diseño que
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 135
Figura 80. Distribución de los conjuntos 10 y 11 del panel E de La Cantera. Foto de Daniel Herrera.
Una larga línea vertical es la única figura del conjunto 15, se ubica a una altura de
0.84 m, respecto al conjunto anterior esta a una distancia de 3.4 m (Figura 77). El tipo de
picoteado empleado para su elaboración es propio de los estándares que he venido
registrando en este sector. El soporte es de forma plana e inclinación vertical (90º), con una
orientación de 315º, como es frecuente en este panel. Su superficie se encuentra
ennegrecida provocando que el grabado con pátina más clara resalte del resto de la roca.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 139
Panel F
Finalmente, para poder alcanzar el último sector del sitio, es necesario realizar un
pequeño descenso sorteando varios de los grandes bloques que se han desprendido del
escarpe. Una de estas enormes piedras al inclinarse sobre la pared rocosa formó un pequeño
túnel natural justamente en el punto de inicio de la pendiente entre los paneles E y F. Frente
a esta formación, en un pequeño nicho integrado por varias pequeñas rocas adosadas al
frente, la tierra parecía haber sido removida recientemente a causa de los frecuentes
saqueos que los lugareños emprenden en su búsqueda afanosa de tesoros. Esta situación me
permitió observar parte de la estratigrafía del lugar en la cual se registraban evidencias de
algún proceso de incineración por los numerosos restos de carbón que se distinguían
(Figura 84). Reflexionando ante esta nueva información el Dr. Fernando Berrojalbiz me
recordó la presencia en varios lugares de la sierra y aguas arriba en alto río Tepehuanes de
los llamados “cocedores”, éste tipo de tradición funeraria se caracteriza por la construcción
de pequeños nichos de lodo y piedras sobre las paredes de abrigos y cuevas que se
encuentran asociadas a corrientes de agua (véase capítulo 4.2 Contexto Arqueológico-
Cultural). Desde luego que los datos recopilados en este trabajo son insuficientes para
confirmar tal hipótesis, pero será interesante seguir a futuro esta línea de investigación dado
140 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 84. Cercano a los últimos conjuntos del panel E, y frente a un pequeño túnel natural que crea un gran
bloque desprendido del frente, varias pequeñas rocas forman un pequeño nicho que podría haber contenido
algún tipo de entierro como aquellos tan frecuentes en la sierra y que se conocen tradicionalmente como
“cocedores”. Foto de Daniel Herrera.
que éste espacio como otros en el sitio presentan una profunda estratigrafía idónea para la
búsqueda de evidencias de las practicas que se vinculaban con el arte rupestre.
Descendiendo desde el pequeño túnel natural se recorre aproximadamente 7.4 m
para llegar a los primeros conjuntos del panel F. Éste sector, el más cercano al acceso al
sitios si se viene desde la meseta, no presenta una extensión tan considerable como la del
panel E, con un aproximado de 14.79 m. Sin embargo, el número de imágenes que se
registran lo convierten en uno de los más importantes con un total de 48 motivos
organizados en 8 conjuntos (Figura 85). Sobre todo en los seis últimos conjuntos la
asociación entre las imágenes es tan cercana que a veces parece un poco arbitrario
separarlas entre una agrupación y otra. También en estos conjuntos finales, el tamaño de su
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 141
plataforma natural es suficiente para que el visitante pueda trasladarse fácilmente entre las
expresiones.
Figura 85. Planta del panel F de La Cantera. Tomado de Forcano (1997:Capítulo XII:168) y modificado por el
autor.
Los dos primeros conjuntos, números 16 y 17 (Figura 85), están integrados por una
sola imagen cada uno, la distancia entre ellos y con la agrupación siguiente es reducida de
1.84 m y 2.49 m respectivamente, lo que suscita que frente al cuadrilátero del conjunto 16
pueda divisarse tanto el cuadrúpedo del conjunto 17 como los cérvidos y cánidos de los
conjuntos 18 y 19 (Figura 86). En el caso del cuadrilátero (motivo 1) se trata de una imagen
difícil de apreciar por su pésimo estado de conservación que se encuentra muy cercana al
suelo, a 10 cm exactamente. Se caracteriza por su elaboración en base a un picoteado muy
disperso y superficial que registra una cicatriz muy pequeña de 2-3 mm. El soporte donde
se ubica se encuentra bastante ennegrecido orientado hacia los 63º. La segunda imagen es la
de un pequeño cuadrúpedo con el cuerpo en perfil 3/4 y la cabeza dirigida hacia el frente
(motivo 2), como se podrá contrastar más adelante, éste se diferencia no solo por sus
elementos formales con las agrupaciones de cuadrúpedos que
142 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 86. En primer plano, y casi imperceptible por su pésimo estado de conservación, se ubica el
cuadrilátero del conjunto 16, al fondo se distingue algunos de los cuadrúpedos del conjunto 20, todo ellos del
panel F de La Cantera. Foto de Daniel Herrera.
veremos, la técnica es también distinta con un picoteado bastante superficial que deja una
uniformidad en el trazo de mala calidad. Se encuentra a una altura de 88 cm con una
orientación de 5º. Por la ausencia casi total de pátina sobre el grabado me parece que su
elaboración fue mucho más reciente.
Una vez que se ha sorteado a través de una acumulación de rocas desprendidas del
frente la diferencia de altura entre los primeros dos conjuntos y los otros 6 restantes, es
posible entonces apreciar de frente las figuras del conjunto 18 y 20. A pesar de que agrupé
las imágenes de esos conjuntos en dos unidades distintas, la cercanía espacial y las
similitudes estilísticas y narrativas de ambas agrupaciones me permiten identificar con
precisión que ambas forman parte de una gran composición de carácter figurativo, en donde
la conjunción de los cérvidos y los cánidos tiene un papel principal (Figura 87).
Esta gran escena tiene unas dimensiones aproximadas de 2.61x1.26 m. La mayoría
de las expresiones que la integran pertenecen al conjunto 20, ordenándose a partir de un
axis vertical (Figuras 88 y 89). La composición inicia en su extremo superior con la
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 143
Figura 87. Vista de los conjuntos 18, 20 y 21 del panel F de La Cantera. Foto de Marie-Areti Hers.
representación de un gran cérvido en perspectiva de perfil 3/4 que destaca por su mayor
tamaño con respecto a los otros cuadrúpedos que se encuentran más abajo (motivo 6). Su
cuerpo está diseñado en base a un largo rectángulo a partir del cual se trazaron las cuatro
patas y la cola ligeramente enroscada. En la cabeza, orientada hacia la derecha, se distingue
su boca ligeramente abierta en actitud de bramar y las dos astas con sus puntas dirigidas
hacia el frente. Gran parte de estos elementos formales son característicos en los zoomorfos
de esta agrupación. Debajo de éste se sitúan dos cérvidos de menor tamaño pero
compartiendo las mismas dimensiones entre sí (motivos 12 y 13). La forma en que se
asocian, es decir, mirándose el uno al otro, parece disponerlos en un estado de
confrontación, confirmado por la actitud más dinámica del motivo 13 que se expresa a
través del diseño inclinado de las piernas respecto a su cuerpo, reflejando movimiento, y en
la boca abierta del animal como si produjera algún sonido. Tanto en el cérvido 6 como en el
13 se ha documentado que sobre éstos se aplicó pintura roja.
144 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 89. Narración principal del conjunto 20, panel F de La Cantera. Foto de Daniel Herrera.
Los dos últimos motivos que conforman el conjunto 20 son pinturas en rojo. Su
pésimo estado de conservación dificulta en muchos casos definir su forma concreta, como
en el caso del motivo 23 que sólo podemos reconocer pequeñas manchas en tinta plana de
algún diseño en pintura roja. Parte de los restos de pintura de este motivo se sobreponen a
los grabados 14 y 20. Por su parte el motivo 24, sin conservar tampoco una visibilidad
ideal, me es posible por lo menos distinguir que se trata de un elemento abstracto cuyo
diseño se basa en un gran triángulo del cual surgen varias líneas irradiadas.
Dos importantes episodios de plasmación del panel F quedan evidenciados a partir
del análisis de la técnica de elaboración de esta composición. Su identificación se establece
con base en la diferencia más elemental, que unas expresiones son grabadas, con algunos
ejemplos en donde éstos se encuentran recubiertos de pigmento, y que otras son únicamente
pintadas. Las frecuentes sobreposiciones de la pintura sobre el grabado en todos los casos
clarifica el orden en el que estas dos fases de diseño del panel se llevaron a cabo. Además
de la homogeneidad que he venido describiendo en el carácter, temática, elementos
formales, técnicas de representación y composición de los motivos grabados, la técnica de
elaboración con el que todos fueron diseñados expresa también un mismo modelo: el
picoteado es bastante fino y puntual con una cicatriz de 3 a 4 mm y cuando es mayor no
excede los 6 o 7 mm, el tamaño del trazo va de los 0.7-2.5 cm y su uniformidad es de buena
calidad. Es probable que muchos de los grabados fueran cubiertos por una capa de pintura
pero solo cuatro de ellos conservan esta característica. El colorante se observa de forma
muy superficial, con seguridad este fue aplicado utilizando un fragmento del pigmento
mineral y frotándolo sobre el motivo, con base en la tabla Munsell la tonalidad en rojo que
registra es 10R 6/8 light red (Figura 90).
Los cinco motivos que emplean sólo la técnica de la pintura tienen formas
geométricas de carácter abstracto. El diseño de la imagen se realiza en base a un trazado
lineal que tiene un tamaño en promedio de 0.4 cm con una uniformidad de calidad media-
mala. En ocasiones se utiliza la tinta plana para rellenar las figuras. Por las textura de la
misma pintura se puede inferir que éstos fueron dibujados empleando un fragmento del
colorante mineral como si fuera una tiza. El pigmento rojo utilizado registra en la tabla
Munsell un rango de color de 10R 4/8 red y 10R 6/8 light red.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 149
Figura 90. Este acercamiento al cérvido número 6 y al antropomorfo número 7 del conjunto 20, nos permite
apreciar no solo su asociación a los motivos pintados en rojo 9, 10 y 11, sino también que sobre los grabados
se aplicó una capa muy diluida de pintura roja. Foto de Daniel Herrera.
Figura 91. Al pie de los conjuntos 18, 20 y 21, se localiza la piedra rectangular que fue utiliza para grabar el
cuadrilátero del conjunto 19, en esta fotografía se puede identificar más fácilmente por que se encuentra
intencionalmente iluminada. Foto de Daniel Herrera.
aplicación de la pintura fue a través de un fragmento del colorante mineral que fue utilizado
como una tiza, de acuerdo a la tabla Munsell su registro de color es 7.5R 5/8 red.
grandes líneas horizontales paralelas entre las cuales se trazaron otras ocho más pequeñas,
dos de éstas líneas están sobrepuestas al motivo 25. Más abajo se ordenan horizontalmente
cuatro figuras, una a lado de otra, que contrastan entre sí por su tamaño y temática. De
izquierda a derecha se representó en primer lugar la imagen de un cérvido en perfil 3/4
(motivo 30). Éste es de mayor tamaño al estándar que se presenta en este tipo de temáticas,
otros elementos que lo distinguen son la dirección inclinada de su cuerpo en relación al
suelo, que junto al estado flexionado de sus patas parece expresar que realizara algún
movimiento de escalada. De menor tamaño al cérvido, un antropomorfo en perspectiva de
frente que sostiene un objeto circular, y un cuadrúpedo en perfil 3/4 de largo cuerpo
rectangular, son las dos expresiones que se localizan junto a él (motivos 31 y 32).
Completando la quinteta de grabados, en el extremo derecho del conjunto, un antropomorfo
en perfil 3/4 fue representado sin piernas pero con una amplia espalda como si estuviera
jorobado. Además resalta porque con uno de sus brazos parece sostener un objeto alargado.
Mucho más separado de esta agrupación, a la derecha de todos ellos y a una mayor altura
que la del motivo pintado 25, el último grabado de este conjunto es una línea recta vertical
que se bifurca en su límite superior en dos líneas curvas divergentes (motivo 29). Si bien
cada uno de los grabados del conjunto 21 presenta características únicas, existe una atributo
que coincide en todos, y es que la calidad del trazo con el que están elaboradas es muy
inferior a lo que se venía registrando en los conjuntos previos. Su pésima uniformidad
deriva en que la forma general de los motivos se encuentren muy mal definida. La cicatriz
del picoteado va desde los 3 o 4 mm hasta el centímetro completo, el tamaño del trazo tiene
también un amplio rango de 0.5-2.1 cm. Al sobreponerse uno de estos grabados a un
motivo pintado en rojo, es factible que muchos de éstos pertenezcan a una tercera fase de
ejecución del panel, posterior al de las pinturas geométricas abstractas en rojo de este
mismo conjunto y del 20.
El soporte donde se asienta el conjunto 21 es de forma plana e inclinación vertical
(90º), orientado a los 7º, su superficie llega a ser porosa con un color en la patinación que
varía a través del panel pues va del negro, al gris y al café (Figura 93).
No muy lejos de la agrupación anterior, el conjunto 22 se sitúa a una altura de 1.87
m, con unas dimensiones de 70x44 cm (Figura 94). Lo componen tres motivos pintados en
negro ordenados horizontalmente, dos de ellos son cuadriláteros y en uno se presenta una
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 153
decoración interna conformada por un diseño con forma de una “X” (motivos 34 y 36). En
medio de estos dos motivos se sitúa un cuadrúpedo esquematizado de cinco trazos (motivo
35). La técnica con que fueron dibujados es el trazado lineal. Éste tiene un tamaño de 0.6-
1.2 cm con una uniformidad de mala calidad. Por la textura de la pintura impresa en el trazo
seguramente se utilizó un fragmento de carboncillo frotándolo directamente sobre la roca.
La tonalidad en negro que registra la tabla Munsell es 7.5YR 2/0 black. Aunque el soporte
empleado en las tres figuras es bastante plano y un poco inclinado (+90º), la orientación es
distinta entre la pared del motivo 34, y la del 35 y 36, de 40º y 353º respectivamente. Se
154 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
prefirió una superficie con una patinación de color amarillenta o grisácea para que el color
de la pintura negra resaltara con mucha mayor claridad (Figura 95).
Figura 95. Aunque no se alcanza a apreciar con claridad, justo arriba de donde se encuentra la escala en la
fotografía, se ubican las pinturas en negro del conjunto 22, panel F de La Cantera. Foto de Daniel Herrera.
El último conjunto del sitio, el número 23, tiene unas dimensiones de 1.25x0.55 m,
y se encuentra a una altura de 80 cm del suelo (Figura 94). La composición sigue una
dirección esencialmente horizontal. Inicia en su extremo izquierdo con el grabado de un
gran cuadrilátero que en su interior presenta varias líneas verticales onduladas, y en medio
una línea recta vertical atravesada perpendicularmente por otras pequeñas líneas paralelas,
del margen superior del cuadrilátero salen dos astas de venado (motivo 37). Debajo de éste,
prácticamente esculpida en una esquina de la pared rocosa se ha representado una vulva
(motivo 38) (Figura 96). A la derecha de los dos motivos anteriores, cinco cuadrúpedos de
un tamaño semejante dominan el límite superior del conjunto (motivos 39, 40, 41, 42 y 43).
El trazo con el que fueron elaborados es muy burdo e impreciso por lo que sus rasgos no se
156 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 96. Esculpida en una esquina del frente rocoso, debajo de un cuadrilátero, se localiza la representación
de una vulva. Foto de Daniel Herrera.
encuentran bien definidos, sobre todo tratándose de zoomorfos tan pequeños. La forma de
su cuerpo llega a ser rectangular y también como una media luna. Las cuatro patas son
pequeñas y la cola no siempre es erguida y vertical pues se prefiere en ocasiones diseñarla
hacia abajo y enroscada como si fuera una “U” invertida. La mayoría de los cuadrúpedos se
encuentran en perspectiva de perfil 3/4 mirando hacia la derecha, el único que se orienta a
la izquierda se distingue además porque es posible reconocer solo en él que se trata de un
cérvido (motivo 43). De algunos de los otros zoomorfos también surgen líneas delgadas de
sus cabezas pero al tener un delineación tan indefinida es difícil asegurar que se trata de las
cornamentas de un cérvido. Asociado al motivo 43 se presenta una expresión de forma
rectangular completamente grabada a su interior, y cuyo eje mayor se dispone
horizontalmente (motivo 44).
Debajo de esta agrupación de zoomorfos, se elaboró un motivo abstracto
conformado por dos grandes líneas que se entrecruzan perpendicularmente a partir de las
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 157
cuales se trazan otras líneas más pequeñas o algunas superficies con formas irregulares que
se encuentran totalmente grabadas a su interior (motivo 45). La parte inferior de este
motivo sufrió un gran desprendimiento intencional. El motivo 46 se trata también de una
superficie irregular que a su interior se presenta completamente grabada. La gran línea
horizontal del motivo 45, llegan a conectarse con el enorme cánido que se representó a su
derecha (motivo 47). Este importante zoomorfo presenta un cuerpo rectangular con una
larga cola erguida, sus patas se diseñaron con una diferencia en el largo para enfatizar su
perspectiva en perfil 3/4. Su hocico es pronunciado y apuntado con la boca ligeramente
abierta como si aullara y sus orejas son triangulares y puntiagudas. Finalmente, entre las
piernas de este animal se localiza una gran vulva (motivo 48).
Como he registrado en la ficha individual del motivo 37 existen varias etapas de
elaboración en esta sola imagen, con técnicas diferenciadas que es posible ordenar a partir
de las múltiples sobreposiciones que se dan entre éstas. En orden de ejecución son: el
picoteado fino con una cicatriz de 3 a 4 mm, después un picoteado grueso mucho más tosco
e impreciso con una cicatriz de 5 mm, y por último la incisión que llega a ser profunda. El
motivo 38 también presenta patrones únicos en su técnica de elaboración. En primer lugar
por medio de la abrasión se esculpió en un vértice del frente rocoso la forma circular de la
vulva proporcionándole una forma tridimensional. Un picoteado profundo delimita su
contorno y traza la línea vertical que se encuentra en su interior, su cicatriz es menor al
centímetro, el tamaño del trazo es de 1.3 cm con una buena uniformidad. Por el contrario el
resto de motivos de este conjunto se caracterizan por una disminución en la calidad del
trazo con el que están elaboradas, parecido a lo que sucede en el conjunto 21. Como he
descrito más arriba el trazo es menos refinado, mucha más rústico, con una uniformidad de
calidad media-mala, su tamaño va desde los 0.7-2.4 cm, la cicatriz del picoteado tiene dos
rangos de 3 a 4 mm y de 5 mm.
El soporte donde se ubica el conjunto 23 es de forma convexa, es decir, ligeramente
redondeado, pero también vertical (90º), su orientación general es de 358º, su superficie es
en algunos lugares rugosa, y el color de su patinación es grisácea y amarillenta (Figura 97).
Considerando que las imágenes finales de este sector integraron una gran escena
continua, se convirtió en una tarea arbitraria el segmentarlas en distintos conjuntos. Sin
embargo, una vez que se realizó el análisis estilístico quedó evidenciado que en su
158 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Con base en el análisis que he realizado en cada uno de los paneles he identificado
tres importantes discursos representativos del sitio de La Cantera. Cabe hacer notar que
aunque estos tres tipos de narraciones presentan rasgos distintivos y originales, existen
ciertos elementos que comparten en las temáticas, en los aspectos formales y técnicas de
elaboración de sus motivos, en las características del soporte que se utilizan, y en la forma
también en la que se organizan las composiciones. Es mucho más evidente su conexión
cuando se considera que llegan a convivir en un mismo sector, como en el caso de los
paneles C, E y F. En otras palabras, a pesar de que se distingue la intención de destacar
ciertos temas muy concretos en cada uno de esos tres discursos, las notables similitudes y
relaciones entre ellos revelan que sus creadores compartían un mismo pensamiento
ideológico-cultural.
El primero de estos discursos se encuentra mejor ejemplificado en los paneles A y
E, pero también en los conjuntos 4 y 5 del panel C y en el 16, 19, 22 y 23 del panel F. Entre
las características más representativas de él se encuentran por un lado, la constante
representación de la temática de los cuadriláteros, estadísticamente ésta equivale a un 22%
del total de expresiones del sitio. Recordemos que cada uno de estos motivos rectangulares
presentan en su interior un diseño geométrico único. Una excepción es la repetición de la
decoración conformada por dos líneas que cruzan diagonalmente el cuadrilátero formando
una “X”. Existen algunos ejemplos en los que del margen superior del rectángulo surgen
algunas cornamentas de venados. Las dimensiones de cada uno se rige en base a un tamaño
estándar bien definido (Figura 98). Suele suceder que los cuadriláteros se les encuentre
160 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 98. A través de esta gráfica es más fácil apreciar que las dimensiones de la mayoría de los
cuadriláteros siguen un mismo tamaño estándar: de 15 a 60 cm de largo por 10 a 40 cm de ancho. La etiqueta
de cada punto en la gráfica equivale al número de conjunto y motivo de los cuadriláteros. Dibujo de Daniel
Herrera.
aislados de alguna otra figura, pero la constante es que se agrupen con motivos de su
mismo tipo a veces sobreponiéndose entre ellos mismos. Relacionados a esta temática se
encuentran elementos abstractos lineales rectos u ondulantes, antropomorfos esquemáticos
en perspectiva de frente que fueron elaborados con un trazo muy delgado, el cuadrúpedo
esquematizado de cinco trazos y contorno abierto, y las vulvas (Figura 99). Las
composiciones se ordenan en base a un eje claramente vertical y también horizontal, en
algunos de esos contextos la figura de un cuadrilátero se erige como la principal por su
ubicación central y ligeramente más alta, pero sobre todo por su mayor tamaño. La
distribución de estas agrupaciones llega a ser extensa como en el panel E, y se conforma a
partir de varios episodios de plasmación.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 161
atención a los rasgos que se encuentran en sus cabezas es posible distinguir en ocasiones a
que especie se refieren los zoomorfos. Dos grandes grupos son los más importantes, los
cérvidos que se identifican por la presencia de sus cornamenta diseñadas como dos líneas
curvas con sus puntas dirigidas hacia el frente, y los cánidos que se diferencian de éstos
anteriores porque en lugar de presentar cornamentas, sus orejas se elaboran erguidas como
dos pequeñas líneas rectas paralelas, en ocasiones éstas tienen una forma triangular y
bastante puntiaguda, su hocico es largo y pronunciado llegando a ser apuntado, las
mandíbulas están bien marcadas ligeramente abiertas y de un pronunciado grosor. En
general la perspectiva en la que se representan los cuadrúpedos es en perfil 3/4, algunos de
ellos denotan cierta actitud dinámica expresada a través del diseño inclinado de su patas
respecto a su cuerpo y en la boca entreabierta como si pronunciaran algún tipo de bramido
o ladrido.
Las composiciones en este discurso se integran por la conjunción de varios de estos
zoomorfos. El sentido y disposición que guardan entre sí los cérvidos y los cánidos parece
expresar una relación de complementariedad y oposición entre estas temáticas. Existen
ejemplos en donde ésta situación de oposición se percibe también entre los mismos
cérvidos, principalmente cuando aparecen enfrentados mirándose el uno al otro. Aunque en
general el tamaño de los animales entre sí es semejante (Figura 100), las composiciones se
conforman por un zoomorfo que es de muchos mayores dimensiones que los demás. Otras
temáticas que son recurrentes en éstas son los cuadriláteros, no son muy abundantes y a
diferencia de los que se elaboran en el primer discurso éstos tienden a ser de menor tamaño.
Los antropomorfos también se asocian a este discurso, ya sea que se diseñen de forma
esquemática, en perspectiva de frente o perfil 3/4. Suele ocurrir que la referencia a este
tema se haga con la representación solamente de una vulva. Existen algunos otros
elementos abstractos que acompañan estas narraciones que por el momento es imposible
identificar. Sin embargo, éstos parecen relacionarse con el tema de los cérvidos. Un axis
tanto horizontal como vertical guía el orden de composición de este discurso (Figura 101).
Diferencias sutiles en la técnica de elaboración de las imágenes me permitieron
definir que la construcción de este discurso se divide en dos fases. En la primera de ellas, el
grabado de las imágenes se realiza a través de un picoteado muy fino y preciso, que fue
requerido para el diseño de figuras relativamente pequeñas con tantos detalles. Su cicatriz
164 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 100. Esta gráfica ilustra como las dimensiones de la mayoría de los cuadrúpedos es muy semejante
entre sí: de 5 a 30 cm de largo por 5 a 25 cm de ancho. La etiqueta de cada punto en la gráfica equivale al
número de conjunto y motivo de los cuadrúpedos. Dibujo de Daniel Herrera.
tiene en general un diámetro de 3-4 mm y cuando llega a ser mayor no rebasa los 6-7 mm,
el tamaño del trazo tiene en los cuadrúpedos pequeños un rango entre los 0.6-1.4 cm y en
los motivos más grandes, que son los menos, entre 1.7-2.5 cm, la uniformidad del trazo es
de buena calidad. Se han registrado varios ejemplos en donde se ha conservado una ligera
capa de pintura roja sobre los grabados (5YR 7/8 reddish yellow y 10R 6/8 light red), el
pigmento parece haberse aplicado en seco utilizando las propias manos o un fragmento del
colorante mineral como si fuera una tiza. Los conjuntos 7, 8, 12, 18 y 20 pertenecen a esta
primera fase. Aunque en términos generales el diámetro de la cicatriz del picoteado y el
tamaño del trazo son similares en la primera y la segunda fase de ejecución de este
discurso, el criterio que establece una diferencia evidente entre ambos se encuentra en la
disminución notable de la calidad del trazo en el segundo episodio de plasmación. Se trata
de un grabado mucho menos refinado y con mayores imprecisiones que ha perdido la fineza
y maestría con la que se había realizado. Éste registra una uniformidad del trazo de muy
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 165
Figura 101. Conjuntos 18, 20, 21, 22 y 23 del panel F de La Cantera. Dibujo de Daniel Herrera.
166 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
mala calidad, en esas circunstancias los rasgos de cada una de las imágenes se encuentran
no tan bien definidos. Tanto el conjunto 21 como el 23 se relacionan con este segunda fase
de diseño, que cronológicamente es posterior. La sobreposiciones del grabado 26, conjunto
21, a la figura pintada en rojo 25 del conjunto 21 también, me permite inferir ese orden en
la secuencia de plasmación, pues como he mencionado previamente, las imágenes
geométricas pintadas en rojo, que caracterizan el tercer discurso del sitio, se distinguen por
sus múltiples sobreposiciones a los grabados del conjunto 20 pertenecientes a la fase inicial
de plasmación del segundo discurso.
En cuanto a las condiciones que se prefiere en el soporte, éstas no registran un
patrón muy claro, las características pueden llegar a ser bastante heterogéneas entre sí. La
forma de las paredes tienden a ser plana, pero también se opta por superficies cóncavas o
convexas, en ocasiones se encuentran ligeramente inclinadas (+90º) aunque la mayoría son
verticales (90º). El color de la pátina de la superficie de la roca varía mucho pues va del
gris, al negro, amarillo y café, su textura no siempre es lisa pues se emplean superficies
rugosas o porosas. La orientación de las paredes se dirige en promedio hacia el norte, esa
situación se esperaría dado que la orientación general del escarpe es esa misma (25°).
Aunque la mayor parte de las narraciones se sitúan a una altura accesible para el alcance
natural de los propios creadores, los conjuntos 20 y 21 presentan una elevación en la que se
requirió algún tipo de medio para alcanzar las alturas mayores en las que se encuentran
algunas pinturas o grabados.
El tercer discurso representativo de La Cantera es el de las pinturas en rojo de
carácter geométrico-abstracto, los conjuntos en donde se localiza son dos, el 20 y 21 del
panel F. Son en total 8 motivos con formas lineales zigzagueantes, cuadrangulares,
circulares, en cruz y las únicas figuras en todo el sitio en espiral. La técnica es bastante
semejante en todas las pinturas, se elaboran a través de un trazado lineal y algunas
imágenes se rellenan por medio de la tinta plana. El trazo tiene un tamaño en promedio de
2-6 mm y sólo en uno de los motivos más grandes alcanza hasta 1 cm. Su uniformidad es
de calidad media-mala. Por la textura de la pintura impresa en la roca, se puede inferir que
para aplicarla se utilizó un fragmento del colorante mineral como si fuera una tiza, la
tonalidad en rojo que registré con la tabla Munsell es 10R 4/8 red, 10R 6/8 light red y 7.5R
5/8 red.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 167
Los 8 únicos motivos que integran este discurso conforman una sola escena que se
entrelaza estrechamente con la narración que conjugan las expresiones del mismo conjunto
20 y 21 pertenecientes al discurso número dos (Figura 101). Al relacionarse espacialmente
ambos discursos comparten asimismo las mismas características del soporte donde fueron
ubicadas. Las frecuentes sobreposiciones de las pinturas a los cuadrúpedos y antropomorfos
del conjunto 20 las sitúan en un episodio de plasmación intermedio entre la fase uno y dos
del segundo discurso.
En el caso del primer discurso y la fase uno del segundo, no existe suficiente
evidencia que me ayude a definir si existe una diferencia cronológica entre ellos que se
perciba en el orden de la secuencia de plasmación del sitio. No se presentan
sobreposiciones entre ambos y el registro del estado de conservación y grado de patinación
no proporcionó datos confiables debido a que por las características mineralógicas de la
toba la formación de pátinas es mínima y de colores amarillentos. Ese estado produce poco
referente de contraste entre los grabados de diferentes conjuntos que podrían ser de épocas
distintas. Al tratarse de comparaciones con imágenes alejadas y en condiciones ambientales
particulares muy distintas la información recopilada respecto a esos criterios se convierte en
un elemento no muy preciso en la dilucidación del proceso de plasmación del arte rupestre
de La Cantera. Es importante no pasar por alto que cuando existe algún tipo de
ennegrecimiento de la roca éste es producto de los escurrimientos a lo largo del escarpe.
Dada la cercanía estilística y narrativa entre el primer y segundo discurso (fase uno), me
parece más probable que tuvieran un desarrollo paralelo dentro de la sociedad a la que
pertenecían sus autores.
Aunque no menos importantes, se expresan también ciertas composiciones atípicas
en el sitio que se diferencian por los aspectos formales de sus motivos y por la técnica de
elaboración en la que están diseñados. Se trata específicamente del panel B y el conjunto 6
del panel C. En el primer conjunto, la forma de los cuadrúpedos y el antropomorfo,
contrasta con el modelo que he descrito de los primeros discursos. Además, la técnica de la
abrasión con la que están grabados es muy rara en el sitio. El conjunto 6 presenta imágenes
con técnicas contrastadas que en varias ocasiones llegan a sobreponerse, sobre todo en el
caso de los motivos hechos por abrasión e incisión se tratarían de trabajos relativamente
recientes confirmado por el color más claro de su pátina.
168 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Cantera es fundamental para contener en la medida de los posible la presencia del ganado
en el lugar (Figura 102).
Figura 102. En la parte inferior del conjunto 8 del panel D se aprecia la intensa erosión que ha ocasionado la
presencia del ganado en el sitio. Foto de Marie-Areti Hers.
170 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
6. Interpretaciones
“Prehistoria
picoteado, y solo de forma ocasional algunos motivos se ejecutan por incisión y abrasión
(Forcano 1997:Capítulo III:58). Aunque los trabajos previos no consideraron calificar el
picoteado a través de las características de su cicatriz, como se realizó en esta investigación,
existe la posibilidad de comparar la técnica de los distintos sitios por medio de la
documentación que se realizó del grosor y profundidad del trazo. En el arte rupestre del
Estilo I, integrado en buena parte por sitios localizados en el Alto Nazas, Marta Forcano
(1997:Capítulo IX:5) registra un promedio de 1-3 cm en el tamaño del trazo y una
profundidad de 1-2 cm. Estos mismos márgenes en el grosor del trazo coinciden
perfectamente con el registro de lo que denominé el primer discurso de La Cantera,
caracterizado por la inclusión predominante de los cuadriláteros, además de que son los
motivos de este discurso los que se distinguen por una mayor profundidad en el grabado
(véase capítulo 5.3 de esta tesis). No obstante esto, existen ciertas diferencias en el segundo
discurso de La Cantera, en donde los promedios del trazo tienden a ser de un tamaño menor
al centímetro y de un grabado mucho más superficial. Ese adelgazamiento del trazo se
presenta también en los motivos del Estilo I que son semejantes en temática y tamaño a los
de este último discurso, estamos hablando principalmente de cuadrúpedos y antropomorfos
de pequeñas dimensiones que requirieron para su elaboración de un trazo mucho más fino y
superficial (Forcano 1997:Capítulo III:59).
Por diferentes factores relacionados a las condiciones de conservación de las propias
expresiones, es poco frecuente que se registre como en La Cantera algún otro ejemplo en el
que sobre los grabados les fuera aplicado alguna clase de pigmento. Sin embargo, existe un
caso más en donde en el sitio chalchihuiteño de Chilillos, en el valle del río Zape, un
cuadrilátero se distingue por estar recubierto por pintura de color rojo (Hers 2001d:Nota
18).
En cuanto a la técnica de la pintura, La Cantera es el único caso hasta ahora en el
valle del río Tepehuanes en el que se ha documentado el empleo de esta técnica. Es
necesario trasladarse nuevamente hacia el norte de la Comarca del Venado, al valle del río
Zape, pues en los sitios chalchihuiteños de El Carrizo y Mesa de la Cruz, se encuentra
motivos también pintados que nos sirven como referente de contrastación. En este par de
emplazamientos las pocas pinturas en color rojo se conjugan con un componente
mayoritario de grabados, se trata de algunos cuadriláteros, tres de ellos con el diseño de una
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 173
Figura 104. Asociados a algunos antropomorfos se distinguen las figuras de los cánidos en este bloque que se
localiza en el sitio de La Ferrería en el valle de Guadiana. Foto de Daniel Herrera.
Figura 105. Algunos de los cuadrúpedos representados en este panel X de La Candela, en el valle del
Tepehuanes, han sido identificados como cánidos. Foto de Daniel Herrera.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 177
Figura 106. Grabados de cánidos en Atotonilco, sierra del Nayar. Tomado de Orloff (1982:Planche 3).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 179
Es importante no pasar por alto que este tipo de temáticas tan figurativa se
introducirán en el repertorio de la cerámica chalchihuiteña solo hasta finales del siglo VI,
pues en los siglos previos de la fase Canutillo (1-550 d.C.) la iconografía se encontraba
restringida a motivos únicamente geométricos, con las múltiples variantes de la greca
escalonada (Hers 2005:18-19). Este periodo de innovación está vinculado también con la
colonización chalchihuiteña de los territorios duranguenses a partir del 600 d.C (Hers
2005:25-26). Si consideramos entonces estos dos sucesos y las similitudes descritas entre la
iconografía de la cerámica y del arte rupestre de La Cantera es posible suponer que las
expresiones de este sitio se plasmaron inicialmente durante la fase Ayala-Las Joyas (600-
900/1000 d.C.).
Como evidencia añadida a esta atribución cultural y cronología tentativa, he
analizado ciertas temáticas registradas en La Cantera que también se hacen presentes en la
iconografía chalchihuiteña y del Suroeste de los Estados Unidos. La representación de las
vulvas en figurillas cerámicas y esculturas antropomorfas de piedra creadas por los
chalchihuiteños es uno de esos temas a considerar, su forma general es circular o a veces
ovalada y elíptica, con su interior atravesado por una línea vertical, como también lo vemos
en otros conjuntos de arte rupestre (Figura 22). Su ubicación en la zona del vientre de las
figuras permite confirmar que se trata del órgano sexual femenino (Figura 107) (Berrojalbiz
2005:403-405,Figura 4.4.6, 2006:144-145; Hers 2001d:321,330). El motivo número 38 del
conjunto 23, representa una de las dos vulvas grabadas en el panel F de La Cantera (Figura
108), esta figura se distingue visiblemente de los demás grabados en el sitio por su técnica
de elaboración pues prácticamente fue esculpida en una esquina del frente rocoso
empleando principalmente la abrasión, lo que la acerca más a las técnicas de manufactura
de piedra pulida de las esculturas chalchihuiteñas (Berrojalbiz 2005:568). Ya he hecho
notar también la preferencia de los creadores del arte rupestre y las esculturas de piedra por
soportes de material de toba. De tal forma que la correlación entre ambas formas de
expresión se percibe no sólo desde el aspecto meramente temático e iconográfico, sino
también dentro del proceso técnico de elaboración. Entre los motivos rupestres que se
añaden a los cimientos de las construcciones chalchihuiteñas se encuentran las propias
vulvas, buena parte de los sitios en donde se ubican corresponden cronológicamente a la
fase Ayala-Las Joyas (Berrojalbiz 2006:149-150; Hers 2001d:301,317-320), lo que
180 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 107. En esta escultura de piedra se puede apreciar cómo fue labrado el órgano sexual femenino. Museo
Comunitario de Gomelia, Durango.
Figura 108. Diseño de una vulva, motivo número 38, conjunto 23, panel F de La Cantera. Foto de Daniel
Herrera.
En el contexto de las culturas del Suroeste estos dos personajes cuenta con un
amplio historial, parte de su profundo significado se ha conservado en las fuentes de
tradición oral de los actuales indios Pueblo como veremos más adelante. La primera de
estas imágenes suele ser fácilmente identificable en el arte rupestre, cerámica y pintura
mural de la kivas 14 de los pueblos ancestrales por ser el portador de un instrumento musical
de viento, aunque también suele ser conocido por su amplia joroba y su pene erecto (Figura
109b y c). Popularmente se ha referido a él con el nombre de Kokopelli, en referencia a la
kachina o deidad Hopi cuyo nombre correcto es el de Kookopölö. Su fama se ha visto
incrementada en las últimas décadas debido a la desmesurada comercialización de su
imagen por parte de la sociedad estadounidense (Malotki 2000:IX-X). Sin embargo, como
nos plantea Malotki (2000:9-11,23-24,33), tal denominación se origina en un error en
14
Este tipo de estructuras ceremoniales circulares se caracterizan por estar construidas de forma
semisubterránea.
182 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 109. Imágenes del flautista en La Cantera y en el contexto de las culturas ancestrales del Suroeste de
los Estados Unidos: a) flautista grabado y pintado de La Cantera, dibujo: Daniel Herrera; b) representaciones
del flautista en el arte rupestre del Suroeste de los Estados Unidos (McCreery y Malotki 1994:Figura 9.8); c)
cerámica Hohokam procedente del sur de Arizona y fechada aproximadamente en el 800 d.C. (Malotki
2000:Figura 12).
su identificación, pues esa deidad entre los Hopis carece en su representación iconográfica
de algún tipo de flauta, no existe tampoco ningún tipo de narrativa o registro etnográfico
que mencione una conexión entre ese instrumento musical y la kachina. Por el contrario,
Malotki (2000:24-25) sugiere que la base de inspiración de ese personaje es uno de los
pocos insectos considerados entre los Hopis por evocar un poder sobrenatural a través del
sonido que emite y que asemeja al de la flauta: maahu, la cigarra (Malotki 2000:24-25).
Pero antes de adentrarnos en la compleja simbología que mantiene este personaje al interior
de las actuales comunidades Pueblo, profundicemos sobre su contexto espacial y temporal,
que es lo que nos interesa en este momento.
La figura del conocido flautista se encuentra ampliamente dispersa en el arte
rupestre del Suroeste, comprendiendo los que son los actuales estados que forman las
llamadas cuatro esquinas: Arizona, Nuevo México, Utah y Colorado. Las mayores
concentraciones de este personaje ocurren en sitios a lo largo del rio San Juan al sureste de
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 183
Utah, en el valle del Rio Grande en el norte-centro de Nuevo México, al sur de la Black
Mesa al noreste de Arizona y a lo largo de río Little Colorado al este-centro de Arizona
(Malotki 2000:Figura 1). La correlación que existe entre su distribución y la máxima
extensión de las sociedades prehispánicas agricultoras pueblo, sugiere su pertenencia a
estas culturas (Malotki 2000:6). Las imágenes más tempranas de flautistas se ubican en el
700-800 d.C., estableciéndose como el antecedente más inmediato al de la figura de La
Cantera y del arte rupestre chalchihuiteño (Malotki 2000:6,Plate 11). Generalmente estás
primeras representaciones suelen ser bastante esquemáticas en su diseño, pues un solo trazo
delgado dibuja el cuerpo, piernas y los brazos que sostienen la imprescindible flauta, y en la
mayoría de los casos se diseñan sin joroba y falo, en esencia muy semejantes al ejemplo de
La Cantera (Figura 109a) (Malotki 2000:6; Schaafsma 1980:122-125). A partir del 1000
d.C. su presencia aparece de forma más abundante, extendiendo su elaboración en gran
parte de esas regiones a no más allá del 1400 o 1600 d.C. (Malotki 2000:6). Dada su
continua evolución a lo largo de un amplio espacio y tiempo es posible atestiguar el
desarrollo de distintas variaciones regionales y asociaciones con diferentes figuras, como en
el caso de la Cuenca San Juan al sur de Utah y el del valle del alto Rio Grande en Nuevo
México en donde las imágenes frecuentemente exhiben tocado, joroba y falo, usualmente
exagerados. Por su mayor variabilidad figurativa se ha propuesto que estas imágenes sean
mucho más tardías, de entre el 1200-1600 d.C. (Malotki 2000:6, Figura 9). Los
fechamientos de la cerámica que exhiben al flautista confirman esta cronología, las
representaciones más tempranas son del 800 d.C. (Figura 109c), y las más tardías del 1300
al 1600 d.C. (Malotki 2000:1,Figura 12).
En cuanto al segundo personaje, nuevamente se trata de un motivo de profundas
raíces dentro de las culturas pueblos, su sobrevivencia a lo largo de dieciocho siglos es uno
de las condiciones más elocuentes de su importancia. Su rasgo más característico es su
particular peinado, este se diseña como dos espirales situados de forma paralela a ambos
lados de la cabeza a la altura de las orejas. Para darle forma se utiliza a su interior una base
de madera orientada de manera perpendicular al rostro (Hays-Gilpin 2004:127-128,134).
Actualmente es posible apreciar en las comunidades Hopi, Zuñi y Taos como las jóvenes
mujeres que entran a la pubertad portan tal peinado desempeñando un importante papel
simbólico durante ciertas ceremonias (Figura 110) (Hays-Gilpin 2004:133-134). En la
184 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
lengua tradicional Hopi se refiere a ese peinado como poli'ini, y el verbo poli'inta significa
“usar una mariposa”, es por eso que normalmente se nombre a ese peinado como de estilo
“mariposa” (Hays-Gilpin 2004:131). Este elemento iconográfico sirve no sólo como
diferenciador del género femenino en general, sino para distinguir a la jóvenes mujeres que
entran en la pubertad y que aún no se han casado, en términos de las costumbres Hopis
identifica a las “vírgenes” (Hays-Gilpin 2004:36-37,127-128,133-134).
Figura 110. Mujer Hopi con peinado estilo “mariposa”. Foto aproximadamente de 1900s, Museo del Norte de
Arizona, E.U.
7.4). Sin embargo, las figuras de este personaje femenino, se registran regularmente en los
sitios de arte rupestre del Suroeste Americano aproximadamente hasta el 600 d.C. (Figura
111b) (Hays-Gilpin 2004:136-137). No obstante que en la cerámica la representaciones de
este motivo aparece más tardíamente que en el arte rupestre, es mucho más exacto fecharlas
a través de métodos absolutos. De esta forma se ha precisado que existen dos rangos de
tiempo con áreas de producción específicas donde se le encuentra con mayor frecuencia. El
primero de esos episodios sucede durante el 600-900 d.C., en cerámica de los tipos negros
sobre blanco que se distribuyen al centro de las Cuatro Esquinas, en el suroeste de
Colorado, noroeste de Nuevo México y este de Arizona (Figura 111c) (Hays-Gilpin
2004:134,136-137). El segundo episodio se desarrolla posteriormente durante el 1350 y el
1700 d.C. principalmente en el área Hopi y en las comunidades Pueblo del Rio Grande de
Nuevo México (Hays-Gilpin 2004:134,137). Como en el caso de la figura del flautista, la
distribución de las imágenes del personaje con peinado de mariposa se asocia con el
desarrollo de las culturas ancestrales de los Pueblo, usualmente denominadas por los
arqueólogos como las culturas Anasazi, Hohokam y Mogollón (Hays-Gilpin 2004:137).
Si consideramos entonces en conjunto las fechas de inicio de mayor difusión del
flautista y del personaje femenino de anémona, que corresponden a un momento
transicional entre las fases Basketmaker III-Pueblo I (600-900 d.C.), marcadas por una gran
movilidad e intercambio de rasgos (Hers 2001d:307; Schaafsma 1980:121-122). Podemos
distinguir que éstas coinciden con el episodio más importante de plasmación de las
imágenes de La Cantera durante la fase Ayala-Las Joyas (600-900/1000 d.C.). Además de
relacionarse con uno de los momento de mayor entrelace cultural que se dio en esa misma
época entre las ancestros de los indios pueblo del Suroeste Americano y las poblaciones
chalchihuiteñas Mesoamericanas (Hers 2001e:Figura 4).
Si bien he precisado que existe un momento de mayor explosión creativa en La
Cantera, es porque he identificado también un evento posterior de plasmación mucho
menos significativo cuantitativamente, pero por eso no de menos importancia durante la
siguiente fase de ocupación chalchihuiteña Tunal-Calera (900/1000-1250 d.C.). La
ubicación cronológica de las imágenes en esa etapa la he podido realizar a partir de las
similitudes entre la iconografía de la cerámica característica de ese periodo, y los diseños
geométricos pintados en rojo del discurso número tres de La Cantera. En primer lugar me
186 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 111. Imágenes del personaje femenino con peinado de “mariposa” en La Cantera y en el contexto de
las culturas ancestrales del Suroeste de los Estados Unidos: a) grabado de La Cantera, dibujo: Daniel Herrera;
b) representaciones de figuras femeninas con peinado de “mariposa” en el arte rupestre del Suroeste de los
Estados Unidos (Hays-Gilpin 2004:Figura 2.11; McCreery y Malotki 1994:Figura 3.2); c) cerámica
procedente de Durango, Colorado, fechada en el periodo Basketmaker III (Hays-Gilpin 2004:Figura 7.3); d)
muñeca kachina de madera, representando una deidad femenina Hopi, Museo del Norte de Arizona, E.U.
gustaría tratar cuáles son los principales atributos que distinguen a esa cerámica que sirve
como indicador cronológico cultural de esta etapa.
Durante la fase Tunal-Calera se atestigua la aparición de nuevos tipos cerámicos
como el Otinapa Rojo sobre Blanco, el Molino Rojo sobre Crema y el Nayar Blanco sobre
Rojo que solo se van a presentar en Durango, y que van a registrar una combinación de
motivos y formas entre la tradición iconográfica chalchihuiteña y la proveniente de la
cerámica Aztatlán de la costa (Berrojalbiz 2005:454-455). El tipo Canatlán con Bandas
Rojas también va a marcar esta etapa, pero no presenta ninguna adopción iconográfica del
exterior. Este tipo de cerámica representa un rompimiento con la tradición de la cerámica
chalchihuiteña. Decoraciones como las del rojo sobre que café desaparecen y son
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 187
sustituidas por las de rojo sobre blanco. Además de la introducción de nuevas formas, la
iconografía presenta cambios con el uso predominante de elementos geométricos, las
temáticas figurativas en ese caso tienden a desaparecer (Kelley y Kelley 1971:138).
Sobre todo en tipos como el Nayar Blanco sobre Rojo, es en donde encuentro las
mayores similitudes iconográficas con los motivos de La Cantera. Los diseños geométricos
en esa cerámica se estructuran a partir de una gran banda rectangular que rodea las paredes
exteriores de la vasija paralela al borde. Algunas líneas bordean esa gran banda, lo que la
asemeja al espacio delimitado rectangular del motivo pintado 25 del conjunto 21, panel F
(Figura 38 y 112) (Kelley y Kelley 1971:150). A su interior, como en el caso de la imagen
25 de La Cantera, se diseñan elementos geométricos distintos de forma alternada y no
repetida. Esto contrasta con lo que solía ocurrir en los tipos anteriores en los que diseños
como el de la espiral se plasmaban repetidamente en bandas alrededor de la vasija (Kelley y
Kelley 1971:150). En ocasiones su distribución en las bandas llega a ser aparentemente de
forma azarosa y no planeada (Kelley y Kelley 1971:150). Algunos de los diseños más
frecuentes son los triángulos delineados o rellenos, los cuadrados, rectángulos, espirales
rectilíneos, grupos de líneas verticales y diagonales, líneas paralelas en zig-zag, figuras
como de tablero de ajedrez, y elementos en forma de reloj de arena (Figura 112) (Kelley y
Kelley 1971:150,Plate 44-46). Es posible encontrar en asociación en una misma vasija, a
semejanza del motivo 25 de La Cantera, diseños de zig-zag, cuadrados concéntricos,
motivos de cruz y espirales rectilíneos que se desprenden del margen superior de la banda y
se disponen enfrentados (Figura 112a, c y e). Un dato relevante de los espirales, es que en
la cerámica de esta fase éstos registran un cambio muy significativo de los de forma
curvilínea hacia los rectilíneos. No obstante que estos últimos se usaron también en tiempos
tempranos pero en contextos decorativos distintos, como en la cerámica Gualterio Rojo
sobre Crema representativa de la fase Canutillo que no tiene presencia en Durango (Kelley
y Kelley 1971:138-139). Esta tendencia hacia las formas rectilíneas en lugar de las
curvilíneas también se aplica a todos los motivos geométricos en general de la cerámica de
este periodo (Kelley y Kelley 1971:138).
Pese a que los motivos de la cerámica Nayar son en color blanco, el engobe rojo
sobre el que se plasmaron, es de la misma tonalidad que las pinturas rupestres de La
Cantera. Es importante considerar el registro con tabla Munsell que se hizo de los tiestos
188 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 112. Cerámica Nayar Blanco sobre Rojo. Tomado de Kelley y Kelley (1971:Plate 44-46).
que se recolectaron en el sitio La Tutuveida, en el valle del alto río Ramos, cuya tonalidad
es 10R 4/8 red (Berrojalbiz 2005:345). En el caso de la decoración del Canatlán con Bandas
Rojas, proveniente de este mismo sitio, los motivos de bandas anchas y manchas rojas
también son de la misma tonalidad a la de las pinturas rupestres, 10R 4/8 red (Berrojalbiz
2005:344). Si tomamos en cuenta estas similitudes en las tonalidades de estos distintos
soportes es posible inferir, que como en el caso de la cerámica, el pigmento rojo de las
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 189
pinturas rupestres se obtenía de la hematita roja o almagre. Ese tipo de oxido de hierro es
posible encontrarlo al sureste de La Cantera en las cercanías del pueblo de Atotonilco al
norte de Hervideros, o existe un cerro de nombre Almagre a unos 8km del valle del río
Ramos, al otro lado de la Sierra de Santa Teresa, que contiene ese mineral (Berrojalbiz
2005:342).
Retomando entonces toda esta evidencia es posible ubicar a la pinturas geométricas
de color rojo que conforman el discurso número tres de La Cantera en la fase Tunal-Calera
(900/1000-1250 d.C.). Ya he constatado también que, por los aspectos del proceso de
plasmación de las propias pinturas, éstas expresan su carácter posterior al resto de
expresiones, pues en todos los caso estas se sobreponen a los grabados del conjunto 20,
panel F (Figura 88). Esa misma situación parece constante en otros sitios como El Carrizo,
ubicado en el valle del río Zape, en donde también pinturas en rojo, en ese caso se trata de
pequeñas manchas abstractas, se sobreponen a los grabados (Forcano 1997:Capítulo III:58).
Por la temporalidad que he establecido de las expresiones rupestres y con base en la
secuencia de plasmación del panel F, se puede contemplar también que la segunda fase del
discurso número dos de La Cantera, serían también en principio fechable en la fase Tunal-
Calera, pues como oportunamente mencioné existe un caso en el que uno de los grabados
que integran ese episodio de plasmación se sobrepone a una de las pinturas en rojo del
panel 21 (Figura 92).
Finalmente un dato importante para la confirmación de esta atribución cultural y
ubicación cronológica de la expresiones de La Cantera, se basa en las relaciones del sitio de
arte rupestre con otro tipo de evidencias arqueológicas. Como hice notar en el capítulo 4.1,
el sitio rupestre se encuentra asociado a una zona habitacional chalchihuiteña con
características defensivas (Barbot 1994:2,19), probablemente ahí habitarían los posibles
creadores y frecuentes visitantes al santuario rupestres. Por la extensión y ubicación de la
zona habitacional se trataría de una comunidad relativamente pequeña, a la manera de una
pequeña ranchería familiar chalchihuiteña, como las que frecuentemente se encontraban
dispersas a lo largo de la cuenca del Tepehuanes (Barbot 1994:22; Berrojalbiz y Hers en
prensa b). Esta pequeña aldea contaría con la ventaja de situarse en las cercanías de las
tierras de cultivo de alta productividad, pues con sistemas muy sencillos de irrigación puede
aprovecharse el agua permanente del río Tepehuanes (Figura 45). Además, ante las
190 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
necesidades constantes de protección, el lugar contaba con un buen control visual de los
alrededores con la posibilidad de prevenir algún tipo de ataque, aparte de que el sitio era
fácilmente defendible a través del largo escarpe que delimita la meseta donde se encuentra
(Figura 40 y 43). Si bien este obstáculo natural sería suficiente para desalentar a los
posibles agresores, los antiguos pobladores reforzaron su defensa construyendo a lo largo
del borde de la meseta un pequeño muro, que aun hoy en día es posible apreciar en algunos
sectores del sitio (Figura 44).
La explosión cultural que significó la llegada de los chalchihuiteños a los territorios
durangueños durante la fase Ayala-Las Joyas, se ve reflejado en todos los ámbitos de su
sociedad. Así lo vemos en los sitios habitacionales más importantes de la parte alta de la
cuenca del Nazas como Hervideros, La Tutuveida o Cerro de los Indios en donde la
actividad constructiva se presenta más intensa durante este periodo (Berrojalbiz 2005:484).
A nivel de La Cantera este impulso en las creaciones artísticas se ve ejemplificado en la
etapa de plasmación más importante cuantitativa y cualitativamente durante esa misma
fase. Los discursos rupestres número 1 y la fase 1 del número 2 son los más representativos
de la etapa Ayala-Las Joyas en La Cantera (véase capítulo 5.3).
Ese incremento de la actividad creativa de los chalchihuiteños se expresa no sólo en
La Cantera, pues en el mismo valle del río Tepehuanes varios otros sitios de arte rupestre se
han ubicado en esa misma fase, conformando una especie de complejo de santuarios,
siendo La Cantera aquel que se encuentra más aislado hacia el norte (Figura 9). El área de
concentración de los emplazamientos rupestres se sitúa a medio camino entre el Cerro de
los Indios y Hervideros, a la altura de las actuales poblaciones de La Candela y Presidios.
El escenario natural escogido para los santuarios es la larga meseta del Cerro Chato que
corre en dirección noroeste-sureste paralela al río Tepehuanes. Se trata de una extensa
prolongación de la mesa en donde se localiza La Cantera, estableciéndose como límite
geográfico entre el valle y las primeras estribaciones de la sierra. Son un total de cinco
sitios de grabados, dos en el flanco sureste del Cerro Chato, El Peñasco de los Gatos
(Figura 20 y 23) y La Candela (Figura 17-19). Y tres al norte, uno en la falda norte del
cerro cuyo nombre es el mismo del arrollo sobre el que se ubica, El Alamillo (Figura 121).
Y los dos restantes se localizan en la ribera norte del arroyo del Potrero, los sitios son Cerro
Palomas (Figura 118) y El Potrero (Figura 26) (Berrojalbiz y Hers en prensa b). Además de
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 191
las notorias similitudes estilísticas que existen entre estos sitios y La Cantera, todos éstos
siguen las mismas características espaciales en su ubicación: a corta distancia de los
asentamientos, próximos a los ríos como el Tepehuanes o alguno de sus afluentes como el
Alamillo o el Potrero. Se prefiere como soportes las grandes paredes o frentes rocosos
próximos a estas corrientes, usualmente estos lugares disfrutan de la visibilidad a espacios
abiertos con la posibilidad de apreciar las tierras de cultivo. Por último, la distribución de
las imágenes es dispersa y abierta, aparentando aprovechar solo las mejores superficies para
grabar (Forcano 1997:Capítulo IX:6; Hers 2001d:326).
Los sitios de arte rupestre no constituyen la única evidencia de la ocupación
chalchihuiteña en el Cerro Chato, en su cumbre se han identificado siete estructuras que
parecen haber funcionado como pequeño santuario y sitio defensivo. En el flanco norte del
cerro, dominando la confluencia del arroyo del Potrero y el río Tepehuanes, se localiza un
pequeño asentamiento de un cuarto de hectárea con numerosas tierras de cultivo a su
disposición (Barbot 1994; Berrojalbiz y Hers en prensa b; Forcano 1997:Capítulo VIII:4).
Debido al abandono del territorio zacatecano de la cultura chalchihuiteña en la fase
Tunal-Calera, las poblaciones durangueñas se encontraron aisladas por el sur del resto de
Mesoamérica. De esta manera las rutas que atravesaban la sierra rumbo a la costa
sinaloense tomaron una nueva importancia pues mantuvieron los contactos de las
comunidades chalchihuiteñas durangueñas con el sur (Hers 2005:36). Como consecuencia
de estos sucesos la segunda fase de ocupación chalchihuiteña en Durango, la Tunal-Calera,
se encuentra enmarcada por cambios importantes en el patrón de distribución de la
población. Sitios tan importantes como Hervideros son abandonados y la población se
distribuye entonces de manera más dispersa, en sitios más pequeños y con menos
habitantes, lo que conllevó a una reorganización territorial (Berrojalbiz 2005:454,489-491).
La actividad constructiva decae considerablemente y en la cerámica, como hemos vistos,
surgen nuevos tipos que incorporan a la iconografía chalchihuiteña motivos provenientes de
la cerámica Aztatlán de la costa (Berrojalbiz 2005:490-491,454-455). Algunos de los sitios
representativos de este periodo que se encuentran más cercanos a La Cantera son La
Tutuveida y El Olote, en el valle del alto río Ramos, y Cerro de los Indios, en las cercanías
de la actual población de Tepehuanes (Berrojalbiz 2005:517; Berrojalbiz y Hers en prensa
b).
192 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 113. Conjunto XIII de grabados de El Carrizo, municipio de Guanaceví. Tomado de Forcano
(1997:Capítulo XII:Figura 12).
parte del dorso del zoomorfo y una porción de su cabeza; el tercer trazo es más pequeño y
puede estar o no unido al anterior, dejando en tal caso un apertura en la región superior de
la cabeza, se elabora con éste su hocico; aunque existe un caso en el que el cuarto trazo se
conecta con la línea anterior, éste suele ser discontinuo dejando una segunda abertura a la
altura de su boca, con él se perfila parte del hocico, el pecho y una pata delantera; por
último, el quinto trazo tiene forma de “U” invertida y diseña la segunda pata delantera, el
vientre y la segunda pata trasera. En algunas casos el zoomorfo suele presentar cornamentas
por lo que es más fácil identificarlo con la figura de un venado (Figura 51a), sin embargo
éste se distingue claramente de otro tipo de figuras de venado que se presentan en La
Cantera, a las cuales me referiré en el apartado siguiente.
Su constante presencia en numerosos emplazamientos rupestres de la parte alta de la
cuenca del Nazas y del alto Florido, ha permitido determinar que la figura esquemática de
este venado servía como elemento de identidad territorial para los grupos chalchihuiteños
que habitaban esas regiones (Berrojalbiz y Hers en prensa b). Marie-Areti Hers
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 195
(2001d:317) señala al respecto como para algunos pueblos del Suroeste de los Estados
Unidos la imagen del venado es la metáfora principal para referirse a un pueblo en su
conjunto. Es probable que al interior de la sociedad chalchihuiteña ésta desempeñara un
papel similar.
La llegada de los migrantes mesoamericanos a la región noroccidental de Durango
implicó una apropiación no sólo física sino también simbólica de los nuevos paisajes, una
de las acciones más perceptibles de ese proceso fue la creación de numerosos
emplazamientos de arte rupestre. En ese contexto, se distingue claramente como un acto de
conquista la intencionada sobreposición de la figura esquemática del venado a las
expresiones rupestres del Arcaico, que constituían una referencia a los antiguos pobladores
y por lo tanto al pasado (Figura 16) (Berrojalbiz y Hers en prensa a, en prensa b). La
representación del cuadrúpedo funge por lo tanto como un marcador de tal colonización,
convirtiendo a los paisaje que en principio se consideraban ajenos, de hora en adelante
como propios.
La conexión que se establece entre la figura del venado y conceptos relacionados
con la apropiación y demarcación del espacio se refrenda en otras imágenes de La Cantera.
En los conjuntos 18 y 20 del panel F (Figura 88), estas mismas ideas parecen sintetizarse en
dos escenas compuestas cada una por un par de cérvidos. En cada una de ellas los
cuadrúpedos se disponen mirándose el uno al otro, frente a frente. La representación de sus
cornamentas es útil no sólo para la identificación de su especie sino también para precisar
que se trata de dos machos adultos. La forma en la que fueron diseñadas sus patas,
ligeramente inclinadas, denota que los animales están en movimiento, como si se
enfrentaran. El artista parece reproducir una escena de la naturaleza seguramente frecuente
en esos paisajes, pero importante para él por el fuerte significado que tiene en su cultura. En
ella dos venados dominantes machos combaten con sus cornamentas por su hegemonía en
el territorio. El ganador tendrá acceso a los mejores recursos alimenticios y la oportunidad
de aparearse con las hembras (Gutierrez 2010:99).
El sentido territorial que encarna el venado esquemático de cinco trazos se expresa
además en la forma de representación de la propia imagen. Ya he descrito como de éste
sólo se elabora la silueta de su figura a diferencia de los venados que fueron trazados con el
cuerpo completamente grabado o pintado. Con esas características gran parte del interior
196 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
del cuadrúpedo lo constituye la piedra misma sin alterar, esa que a su vez integra la pared
del frente rocoso, y a mayor escala la del cerro o loma donde se encuentra. He podido
registrar la importancia que tiene para los creadores el soporte donde se encuentra el
motivo, a tal punto que en La Cantera se escogió para su representación aquellas superficies
de la roca que presentaran coloraciones negras o cafés produciendo su realce (Figura 61).
Es como si el artista quisiera señalarnos con unos cuantos trazos lo que era evidente para él,
pero no a la vista de todos, que ese personaje y la idea que sintetizaba estaba ahí, en la
piedra que lo conformaba, en el paisaje que marcaba, en el territorio mismo.
El Cuadrilátero con Equis Interna y su Función como Modelo Reducido del Cosmos
Consideremos ahora el significado general que se le ha adjudicado a la temática de
los cuadriláteros. A semejanza de la imagen esquemática del venado, los cuadriláteros se
relacionan también con asuntos territoriales y sociopolíticos. Estableciendo probablemente
la delimitación de territorios de grupo o de unidades políticas. La alta variedad en sus
diseños internos ha sido interpretada en relación a las diferencias sociales que se suceden al
interior de la sociedad chalchihuiteña. Aún no es claro a qué tipo de diferencias se refieren,
de parentesco, de pertenencia a algún poblado, fraternidad religiosa o militar. Sin embargo,
su presencia en un mismo panel, en ocasiones sobreponiéndose o uniéndose a través de
pequeños trazos, establece la existencia de diferentes procesos que promovieron la cohesión
entre los distintos segmentos en los que se organizaban las comunidades. De esta forma, en
los episodios de reunión que se realizaban en los sitios de arte rupestre, se refrendarían las
amplias alianzas legitimando la posesión de los nuevos territorios (Berrojalbiz y Hers en
prensa b; Hers 2001d:310-313, 2005:22-24,30-33).
Como lo he mencionado más arriba, una constante en La Cantera es que entre los
cuadriláteros que se asocian al venado esquemático de cinco trazos, suele repetirse aquel
que presenta el diseño de una “X” a su interior. En sitios como El Carrizo, Las Figuras y El
Alamillo es recurrente también la asociación entre estos dos tipos de motivos (Figura 113 y
114). En relación a la forma en particular de este cuadrilátero Marta Forcano
(1997:Capítulo VIII:63) y Jesús Lazalde (1987:158-161) han propuesto que se trate de una
representación cosmológica del espacio. Para entender entonces este dispositivo es
importante primero tener en consideración que en la cosmovisión mesoamericana la
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 197
superficie de la tierra se dividía en cinco áreas, cuatro de ellas correspondían a los puntos
cardinales y una quinta central donde convergen todas las direcciones (Orozpe 2010:70). La
forma geométrica básica que representa la estructura del universo es el cuadrado, de sus
cuatro esquinas que definen las cuatro rumbos parten dos líneas diagonales que al
entrecruzarse reafirman su centro (Orozpe 2010:73,77). Los cosmogramas mesoamericanos
comprendían una división no solo horizontal del universo sino también vertical dividida en
tres zonas (Orozpe 2010:71,73). El centro u ombligo constituía un canal que interconectaba
la superficie de la tierra con las otras dos regiones importantes del cosmos, el cielo y el
inframundo, permitiendo el paso de energías de un mundo al otro (Orozpe 2010:70).
Figura 114. Conjunto VIII de grabados de El Alamillo, municipio de Tepehuanes. Tomado de Forcano
(1997:Capítulo XII:Figura 110).
Figura 115. Platos del tipo Súchil Rojo sobre Café: a) Pieza del Museo Nacional de Antropología, foto:
Daniel Herrera; b-c) Dibujos tomados de Kelley y Kelley (1971:Plate 19).
Figura 117. Calendario con la cuenta de los días y años en relación a los cuatro rumbos, nótese la posición
central del sol. Tomado de Duran (1995:Lámina 36).
movimiento de los astros como ejes articuladores del tiempo. Esta facultad del cosmograma
se registra iconográficamente en el sitio Cerro Palomas, ubicado al sur de La Cantera.
Asociado a un cuadrilátero con “X” interna vemos en este emplazamiento unas de las pocas
representaciones de motivos celestes, una de ellas es solar y la otra lunar (Figura 118).
Arriba de esta composición se ubican dos cuadriláteros más con “X” interna, uno de ellos
se distingue por presentar a su interior pequeñas líneas y puntos como si se tratara de algún
tipo de conteo.
Por otra parte, el sitio de El Zape localizado en el municipio de Guanaceví, se
distingue por ser un importante centro de observación astronómica con una significativa
presencia de cuadriláteros con “X” interna (Figura 12). Como han dado cuenta las
investigaciones de Jesús Lazalde (1987:154,158-161), Jaime Ganot y Alejandro Peschard
(1997:237-247), la ubicación intencionada de muchos de los grabados y las modificaciones
de la pared rocosa donde se encuentran han evidenciado que este emplazamiento
funcionaba como un observatorio solar. Originando que durante la puesta del sol en los
equinoccios y en el solsticio de invierno un conjunto de estos cuadriláteros se ven
completamente iluminados. Otra forma en la que se registró el movimiento solar fue a
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 201
través de su observación en el interior de una grieta. En ese espacio un grabado circular con
una línea vertical que lo atraviesa marca el punto exacto en el que habría que mirar hacia el
cielo para apreciar su paso cenital al medio día durante el solsticio de verano. A partir de
esta nueva información Lazalde (1987:158-161) ha propuesto que aunado a que cada uno
de los lados del cuadrilátero con “X” interna podrían definir los cuatro puntos cardinales,
las líneas diagonales indicarían entonces el camino anual del sol en la bóveda celeste con
las esquinas marcando los solsticios, y el centro del cuadrilátero sería el punto cenital en
donde el sol alcanza su máxima verticalidad.
Una de las expresiones más claras de la importancia que tuvo para los
chalchihuiteños la estructuración del espacio y su relación con la ordenación cíclica del
tiempo la encontramos en los llamados marcadores circulares con cruz interna. Como lo
expusimos en el apartado de antecedentes, estos motivos están integrados por pequeñas
perforaciones circulares, delineando generalmente un par de circunferencias concéntricas,
las cuales a su vez son atravesadas por dos líneas diagonales que establecen la división de
las figuras en cuadrantes (Figura 5). Estos dos ejes suelen estar orientadas a los puntos
cardinales, aunque no completamente (Kelley y Kelley 2000:189). Este tipo de marcadores
evidencian un amplio conocimiento astronómico por parte de sus creadores como lo vemos
en el caso de los del Cerro El Chapín cercano a Alta Vista, Zacatecas. Ahí dos de estos
dispositivos registran la salida del sol atrás de un prominente pico montañosos, el Cerro
Picacho, durante el solsticio de verano y los equinoccios (Aveni et al. 1982:318,324-
325,327). Otro caso interesante es el de los marcadores de Tuitán, en Durango, pues
además de señalar la salida y puesta del sol en los equinoccios y solsticios, éstos
documentan la observación del movimiento aparente de la luna y la Vía Láctea o la
posición de Venus y algunas constelaciones como la de Orión, Toro y Escorpión en la
bóveda celeste (Flores et al. 2008:275-278). Mención aparte demanda el registro que se
hizo de la supernova del año 1054 en uno de los marcadores de Tuitán. La aparición de esta
gran estrella fue verdaderamente un suceso astronómico impresionante pues se pudo
admirar su gran brillo durante 23 días a cualquier hora, de tal forma que cuando ocurrió
dicho fenómeno los expertos de varias partes del mundo registraron su observación (Flores
et al. 2008:277).
202 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 118. Conjunto II de grabados del sitio Cerro Palomas, municipio de Tepehuanes. Foto de Marta
Forcano.
Sin duda que la importancia de documentar los movimientos de los astros residía en
la necesidad de llevar un conteo preciso del paso del tiempo. Es por eso que el conjunto de
perforaciones que integran los marcadores astronómicos servían además como una cuenta
muy exacta de los 365 días del año solar y 260 días del calendario ritual (Flores et al.
2008:268-269; Kelley y Kelley 2000:184-186,188-189). Un dato interesante de los
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 203
marcadores de Tuitán es que el conteo de puntos en cada uno de sus cuadrantes equivale a
un año, que al contabilizarse en conjunto dan un total de cuatro años en asociación con los
cuatro rumbos del universo y seguramente también a los cuatro nombres de años como
sucede en Mesoamérica (Flores et al. 2008:269,272).
Aunque a diferencia de los cosmogramas cuadrangulares chalchihuiteños de La
Cantera, los marcadores punteados con cruz interna son esencialmente circulares como los
representados en la cerámica, existe una variante de este tipo de grabados que son de forma
cuadrada (Flores et al. 2008:265; Kelley y Kelley 2000:183). Anthony Aveni (1985:5,
Figura j-k) reconoce la ubicación de marcadores de este tipo en Chalcatzingo, Morelos;
Boctó, Estado de México; Tlalancaleca, Puebla; Poncitlán, Jalisco. Un petrograbado de
forma similar fue detectado por la Misión Arqueológica Belga en el sitio Cerro del Pueblo
en la Sierra del Nayar (Lelgemann 1997:122). La Dra. Marie-Areti Hers (comunicación
personal 2011) y el astrónomo Daniel Flores trabajan actualmente en conjunto en el análisis
de uno de estos motivos cuadrangulares, que se encuentra localizado en Zacatecas.
En sitios de Durango como El Zape, El Carrizo y Rancho Tacuitapa con presencia
abundante de cuadriláteros con “X” interna, este tipo de cosmogramas conviven con
aquellos de forma circular. En algunas ocasiones es difícil asignarlos en cualquiera de los
dos variantes pues presentan un diseño transicional entre las dos formas (Figura 119). El
caso del sitio Rancho Tacuitapa es interesante pues existe una ejemplo de los marcadores
punteados, que a diferencia del resto de su tipo que se disponen en una superficie
horizontal, éste se grabo en la pared de un frente rocoso (Carot y Hers en prensa). Para
entender por qué se da esta ambivalencia en la forma de su diseño consideremos la
particular manera en la que los huicholes describen su concepción del cosmos a partir
también de diferentes representaciones plásticas.
A semejanza de los chalchihuiteños los huicholes consideran como esquema básico
de la construcción cosmológica del espacio al quincunce. Que no es más que la figura
elemental del centro y de las cuatro direcciones cardinales, a partir de la cual se organiza el
territorio y los centros ceremoniales (Kindl 2008:429). En algunos relatos mitológicos
huicholes que versan sobre el origen del mundo se retrata detalladamente la visión que se
tiene de él:
204 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 119. Cuadriláteros y círculos con “X” interna de El Carrizo, municipio de Guanaceví. Tomado de
Forcano (1997).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 205
15
En el mar de lava solidificada de La Breña, importante escenario de observaciones astronómicas, las
esquinas de las edificaciones rectangulares chalchihuiteñas se alinean también a los puntos cardinales
(Flores et al. 2008:258-259).
206 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 120. Conjunto XIV de grabados de La Candela, municipio de Tepehuanes. Tomado de Forcano
(1997:Capítulo VIII:Figura 31).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 209
Figura 121. Conjunto VI de grabados de El Alamillo, municipio de Tepehuanes. Foto de Marta Forcano.
sitio Las Figuras, compone una escena integrada por varios dispositivos circulares con
estructura de quincunce. Junto a éstos se disponen varias representaciones del venado de
cinco trazos, una de ellas ha llamado poderosamente la atención de los investigadores pues
como éstos lo han señalado (Carot y Hers en prensa), el interior de su cuerpo se ve inscrito
por una cruz a semejanza de los cosmogramas circulares mencionados (Figura 122).
Figura 122. Venado de cinco trazos con una cruz inscrita a su interior, Las Figuras, municipio de Guanaceví.
Foto de Marie-Areti Hers.
Para conocer el papel que pudo haber desempeñado la figura esquemática del
venado en este ámbito, consideremos la particular manera en la que fue inscrito adentro del
cuadrilátero del conjunto 1, panel A (Figura 123). A diferencia de otros cosmogramas de La
Cantera, su interior se compone de un par de elementos triangulares que tienen como base
los márgenes superior e inferior del rectángulo. Su inclusión parece imitar la configuración
en triángulos en la que suele dividirse el espacio interior de los cuadriláteros que presentan
el diseño con forma de una “X”. El propósito principal de estos dos triángulos parece ser el
de recalcar la posición central del venado de cinco trazos. Su ubicación en ese espacio,
tiene un simbolismo muy importante, pues como lo he tratando previamente, este punto
representa el centro del mundo, punto de emergencia y origen de la humanidad, espacio de
interconexión con los otro estratos del universo a través del cual transitan espíritus, fuerzas
y energías.
Figura 123. Cuadrilátero del conjunto 1, panel A de La Cantera. Foto de Daniel Herrera.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 213
Figura 124. Disco Tepari de piedra de cantera que lleva grabadas y pintadas las figuras de un par de venados
que rodean el centro u orificio central. Museo Nacional de Antropología. Foto de Daniel Herrera.
214 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 125. En medio de dos piedras con motivos humanos, de águilas y de venados se distingue el nierika de
piedra de cantera volcánica ubicado bajo el techo de un adoratorio dedicado a Nuestro Padre el Sol. Nótese
también como fueron incrustadas varias astas de venado en esta área cercana al techo, asociada a lo celeste, y
como de éstas cuelgan hilos de peyote seco y flores ornamentales. Este templo se encuentra al oriente del
centro ceremonial tukipa. Tomado de Negrín (2005:40).
desplazarse de un nivel a otro del cosmos (Kindl 2008:452). Deidades aztecas como
Xiuhtecuhtli, el dios del fuego, y Tezcatlipoca, el “Señor del espejo humeante”, cuentan
entre sus principales atributos a elementos como el agua y el espejo utilizados como
instrumentos de adivinación (Kindl 2008:Nota 10). A este respecto es interesante la
interpretación que se hace de la Sala de la Columnas de Alta Vista, pues se sugiere dada la
orientación de sus esquinas a los cuatro puntos cardinales que se trate de un espacio
consagrado al dios Tezcatlipoca, divinidad que conceptualizaba estos cuatro rumbos (Aveni
et al. 1982:328). En 1908 Gamio encontró en la esquina este de este recinto una ofrenda
integrada por entre otros instrumentos ceremoniales un mosaico compuesto que
seguramente fue un espejo (Aveni et al. 1982:328).
La abundancia de restos de venado en entierros ubicados en zonas habitacionales
chalchihuiteñas del valle del río Tepehuanes como El Cordón-La Purísima y Cerro de los
Indios (Guzmán 2003:9,Tabla 3-5), y en sitios del valle del río Ramos como La Tutuveida
(Berrojalbiz 2005), denota también el vínculo del venado con los antepasados. Marie-Areti
Hers (2005:30, 2001b:136) ha señalado la importancia que tuvo el desarrollo de un eventual
culto a los ancestros, como una manera de preservar la identidad y unidad de la población
chalchihuiteña inmersa en importantes movimientos migratorios y en la colonización de
amplios territorios. En ese contexto es posible identificar a la figura esquemática del
venado de cinco trazos como la de un ancestro deificado, que ha semejanza de los
personajes creados a partir del culto de las Katchinas de los indios Pueblo que dan
identidad a sus clanes, este ser se reconocería como un elemento identitario para las
comunidades chalchihuiteñas, que los remitía a sus orígenes, al momento mítico de la
creación del mundo. Su ubicación central al interior del cosmograma no hace más que
reafirmar este carácter.
después de todo ya hemos visto que la representación de este astro suele ocupar este
espacio central.
Entre los wixaritari o huicholes el venado representa al sol en sí mismo. Así puede
verse expresado en el siguiente cuadro de estambre (Figura 126) en el que se narra, de
acuerdo a la explicación de Johannes Neurath (2005:12-13), cómo el venado que
personifica al sol es devorado en cada atardecer por la serpiente bicéfala del mar, y en la
mañana renace por el oriente estableciendo su hegemonía sobre el ofidio que representa el
cielo nocturno. A pesar de que no en todos los casos el venado encarna a El Padre Sol, su
estrecho parentesco queda atestiguado en los mitos de la creación, en los que este rumiante,
hijo de este astro, da su vida como sacrificio para posibilitar su nacimiento (Gutiérrez
2010:71-72). Otra de sus tareas destacadas en los mitos, es como acompañante, guía y
protector del sol contra los seres de la noche y del inframundo. En este escenario el venado
representa a Nuestro Hermano Mayor Kauyumari, 16 la estrella de la mañana y de la tarde
quien dirige la salida y ocaso del sol (Figura 127) (Gutiérrez 2010:96-97). 17 La conexión
que se establece entre Venus y el rumiante se deriva del propio comportamiento del animal
que a semejanza de este lucero, su lapso más importante de actividad se registra al caer la
tarde y en el alba, es decir, al despuntar Venus y al ocultarse (Gutiérrez 2010:99).
Es importante considerar a este respecto que en una de las pocas paredes empleadas
del frente rocoso de La Cantera que se orienten hacia el este, mirando el despuntar del sol,
fue plasmada la imagen de un venado en sentido vertical en actitud de ascenso (Figura
128). Éste se ubica justo arriba de un par de cuadriláteros con equis interna y un venado de
cinco trazos, y a un costado de un conjunto de líneas verticales ondulantes que simulan la
figura de varias serpientes, todos estos grabados pertenecen al conjunto 5, panel C (Figura
68). Por su disposición, la imagen de este cérvido pareciera emular el ascenso del sol en el
horizonte. Dada la orientación del soporte y del escarpe en general, la salida del sol solo
puede ser observada en ese lugar entre los meses de marzo y septiembre, además de que
16
Entre los atributos más significativos de este ancestro se menciona su labor como hábil guerrero, los
elementos de su indumentaria que lo identifican son el penacho, las astas de venado, las flechas
emplumadas y el carcaj. Suele actuar como guía para aquellos seres del inframundo que desean trascender
a la vida, por lo que tiene la capacidad de transitar al inframundo oponiéndose aquellos seres que lo
obstaculizan en esta misión (Gutiérrez 2010:96-97).
17
La vinculación entre estos dos astros tiene un referente también arqueológico. En La Quemada se ha
registrado una correlación entre los ciclos sinódico y sideral de Venus con el año solar, los cuales son
plasmados en el sistema de medidas de varios edificios (Lelgemann 1997:121).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 217
Figura 126. Cuadro de estambre, Museo Nacional de Antropología. Tomada de Neurath (2005:12).
Figura 127. En esta obra nierika se aprecia a Nuestro Padre el Sol en compañía de Nuestro Hermano Mayor
Tamatsi Kauyumari, Venadito del Sol, durante el atardecer. La ubicación de un espejo en la región central de
la pieza, hace referencia a la confluencia de los lugares sagrados, del día y la noche, del Sol y el agua, hacia
este punto. Tomado de Negrín (2005:43).
218 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 128. Uno de los pocos motivos que utilizan soportes orientados hacia el oriente, es el de este venado
representado en sentido vertical, como se aprecia en el extremo superior de la imagen. Conjunto 5, panel C.
Foto de Marie-Areti Hers.
únicamente durante este tiempo los rayos solares iluminaran al amanecer directamente el
motivo (Figura 129). Los meses que delimitan el inicio y final de iluminación del venado,
son muy significativos en el ciclo solar anual, pues como sabemos coinciden con el
equinoccio de primavera y otoño, que para los huicholes están asociados con el nacimiento,
madurez y muerte del Padre Sol (Gutiérrez 2010:140-145).
De acuerdo con algunos mitos wixaritari, cada mañana el sol emprende su camino
hacia el cielo gracias a la ayuda de las aves y del venado (Figura 130) (Gutiérrez
2010:68,101). Kauyumari investido por las cualidades de este último animal se encarga de
levantarlo a través de sus astas. A pesar de que el venado no tiene alas para elevarse, las
cornamentas se convierten en un equivalente de éstas, pues es la fuente principal de su
poder (Gutiérrez 2010:102). Para exhibir las facultades de Kauyumari, el cantador que lo
representa a lo largo del ciclo ceremonial huichol, porta en su cabeza plumas y astas, las
cuales pueden simbolizar también los rayos solares (Gutiérrez 2010:100,102-103).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 219
Figura 129. Obsérvese como por la orientación del frente rocoso y de la pared en donde se encuentra este
venado solo podrá ser iluminado directamente al amanecer por los rayos del sol entre los meses de marzo a
septiembre. Imagen tomada el 15 de septiembre de 2009 a las 9:20 de la mañana. Foto de Daniel Herrera.
en la obra plástica wixaritari, sin embargo, en ese contexto la figura del venado se
transforma en un equivalente de este ser, el peyote, relacionado también al ámbito celeste
(Gutiérrez 2010:41,70; Kindl 2008:436,452).
Figura 130. Cuatro nierikate de madera para Nuestro Padre el Sol. En ellos se ven simbolizados a “el águila
que representa la esfera celestial, una víbora que es camino de Nuestro Padre el Sol y dos venados que lo
acompañan en su trayectoria […] además del agujero interno, que alude al viaje cotidiano de Nuestro Padre el
Sol, del poniente al oriente, por un eje central.” (Negrín 2005:43). Tomada de Negrín (2005:43).
18
Arturo Gutiérrez (2010:133) ubica la figura de esta deidad debajo del fogón.
222 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
obscuridad, así nos lo señala el intenso color negro que enmarca el cosmograma con el
venado de cinco trazos a su interior. En sentido opuesto se distinguen las cualidades solares
del cérvido, relacionándolo entonces con la región celeste del cosmos, y exaltando su
naturaleza diurna, cálida, e ígnea, asociado en esencia con la vida. El carácter polivalente
en las características de este animal, encuentran también antecedentes en la mitología
huichola. Arturo Gutiérrez señala como el significado del venado se refiere en todo
momento a una transición: “son aquellos que salen del inframundo por medio de un
sacrificio y que regresan a él de la misma manera.” (2010:72). Como representante de
Venus el venado adquiere dos personalidades opuestas pero complementarias, como
estrella de la mañana (sobre todo en la primavera) participa en la transformación de la
noche al día (el amanecer) y del triunfo del sol sobre las fuerzas de la oscuridad. Mientras
que como lucero de la tarde éste pertenece a la noche, punto de partida, transita entonces
por el inframundo en busca del alma perdida de algún muerto (Gutiérrez 2010:85-86,96-
97).
Este dualismo se expresa también en La Cantera en la manera en la que el venado en
posición vertical del panel C, presenta un periodo de iluminación muy marcado de marzo a
septiembre, en contraste con el periodo en el que se mantiene gran parte en las sobras de
octubre a abril. Justamente a finales del mes de septiembre, los últimos días que durante la
mañana el sol ilumina con sus rayos directamente al cérvido, corresponden
aproximadamente a las fechas del equinoccio de otoño, el 21 de septiembre. Ese momento
es muy significativo dentro de las fases climatológicas pues marca de manera aproximada
el inicio de la temporada de secas, o el fin de la época de lluvias, punto de inflexión en el
conflicto de carácter cosmogónico que se representa a lo largo del año oponiendo a dos
fuerzas simétricas, la cálida-seca y la fría–húmeda, posibilitando con tal lucha la creación
del universo y sus divisiones (Gutiérrez 2010:110,112).
La ubicación del venado de cinco trazos en medio de las cuatro direcciones,
“espacio de la integración de lo diferente en una unidad” (Gutiérrez 2010:112), explica
además como este ser puede complementarse de elementos tan opuestos. Es oportuno citar
en este caso el análisis de Mauricio Orozpe respecto a las deidades mexicas que son
asignadas al ombligo del mundo, para entender como la posición del cérvido en este
espacio puede resumir esencias en principio disímiles:
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 223
proceso de constitución del mundo involucró la división del gran ser primigenio en dos
partes opuestas y complementarias: la tierra y el cielo. Buena parte de la naturaleza original
de esta deidad primigenia, caracterizada por ser femenina, acuática, caótica, y monstruosa,
se conservó en la parte inferior del cosmos, mientras que la parte superior adquirió las
propiedades masculinas. Para que la separación de las dos partes de su cuerpo fuera
permanente, se establecieron cuatro postes, descritos también como árboles, dioses u
hombres, posicionados en los puntos cardinales, a través de los cuales transitarían y se
encontrarían las esencias opuestas de las dos regiones del cosmos (López-Austin 1994:18-
19).
De esta división del cosmos tan común entre los pueblos de tradición
mesoamericana, derivaba a su vez una clasificación de la realidad en pares de oposición
que se complementan, y cuyo par de opuestos más importante es el que se da entre el cielo
y la tierra, estructurando como vemos el mundo en dos mitades (López-Austin 1994:125-
126,160). Es así que mientras a la región celeste se le adjudican propiedades relacionadas
con el dominio de las esencias masculinas, calientes, secas y luminosas del cosmos, la
región terrestre sintetiza por el contrario esencias femeninas, frías, húmedas y oscuras
(López-Austin 1994:160-162).
Cada uno de los seres de este mundo era clasificado en uno de los dos sectores del
cosmos de donde se señalaba era su origen lo cual le confería parte de las esencias de estas
regiones (López-Austin 1994:25,108). Por ejemplo, al águila era el representante entre los
antiguos mesoamericanos de la fuerza caliente, seca, masculina y celeste en contraposición
con el jaguar que simbolizaba la fuerza fría, húmeda y femenina del inframundo (López-
Austin 1994:99).
De la conjunción de estas dos fuerzas contrarias del cosmos, unión que es concebida
como un acto sexual pecaminoso, se origina la existencia del hombre y el transcurso del
tiempo (López-Austin 1994:20-21,77,160). La permanencia de este proceso bélico y
creador que inicia con el nacimiento del mundo, permite la generación constante de los
seres por el flujo de las esencias divinas (López-Austin 1994:83-84).
Entre los chalchihuiteños es posible ver representada esta misma concepción del
universo en la construcción simbólica que realizan de los paisajes duranguenses. Dada su
cercanía a La Cantera adentrémonos en primer lugar en el anteriormente mencionado valle
226 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
del alto río Ramos. En ese espacio, dos cerros dispuestos en un mismo eje norte-sur
configuran una reproducción miniatura del universo cada uno de ellos simbolizando uno de
los dos ámbitos de la dualidad mesoamericana mediante las expresiones rupestres que
fueron plasmadas ahí (Berrojalbiz 2006:174; Berrojalbiz y Hers en prensa b). La Tutuveida,
importante centro habitacional y ceremonial, es uno de estos dos cerros que se ubica al sur
de este paisaje, la concentración más importante de grabados se localiza en su base, en ellos
se reconoce la predominancia de la temática de los cuadriláteros, algunos de éstos portados
por personajes masculinos, lo que nos refiere a asuntos sociopolíticos y territoriales,
relacionados con la guerra, es decir con el dominio cálido, seco y masculino en que se
divide el cosmos (Berrojalbiz 2006:174-175; Berrojalbiz y Hers en prensa b). Gran parte de
los paneles en donde se encuentran las imágenes se orientan hacia el sur-sureste, lo que les
permite recibir la luz del medio día, vinculándolas con lo diurno, con el sol del día, no
olvidemos a este respecto la representación también entre los grabados de elementos
astrales y solares (Berrojalbiz 2006:174-175).
Al norte, el cerro de El Olote se instaura como el otro polo de este paisaje
simbólico, ahí las imágenes privilegian el discurso entorno a lo femenino, la fertilidad, la
lluvia y el inframundo (Berrojalbiz 2006:174-175). Varios conjuntos de vulvas, de pocitas
y de canales que descienden por la roca evocando el discurrir del agua se concentran en la
cima del cerro, llama la atención que los cuadriláteros estén completamente ausentes del
sitio. Consideremos a este respecto que en la cosmovisión mesoamericana la morada de los
seres húmedos y fríos es un gran cerro, en cuyo interior se atesoran enormes riquezas y
corrientes de agua, El Olote parece emular con sus imágenes tal dominio del universo
(Berrojalbiz y Hers en prensa b; López-Austin 1994:161). En esas circunstancias no es
casualidad, como lo menciona Fernando Berrojalbiz y Marie-Areti Hers (en prensa b), que
sea sólo en este sitio en donde se hayan encontrado figurillas con el sexo femenino
señalado, a diferencia de la escultura antropomorfa asociada con el fuego de La Tutuveida
por los restos de sustancias quemadas en la concavidad que se encuentra en su cabeza.
De esta misma manera, en el valle mismo del río Tepehuanes, se expresa a través
también de dos emplazamientos rupestres esta concepción chalchihuiteña del espacio. En
las cercanías de la población actual de San Nicolás de Presidios se repite esta oposición
excluyente entre el cuadrilátero y la vulva, pues aunque se les puede encontrar cerca jamás
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 227
estarán en el mismo lugar. Cada una de estas temáticas que representan como hemos visto
los dos ámbitos complementarios del cosmos, se encuentran por una parte en el sitio de arte
rupestre de La Candela caracterizado por la gran cantidad de cuadriláteros y narraciones
míticas (Figura 17-19), pero con una marcada omisión de las vulvas y piletas con canales,
que por el contrario si están presentes abundantemente al norte, una vez que se ha cruzado
el río Tepehuanes, en una gran roca situada junto a una candela que lleva por nombre el
Peñasco de la Cruz (Berrojalbiz 2006:176-177; Berrojalbiz y Hers en prensa b).
De la misma manera, la dualidad del universo chalchihuiteño se percibe claramente
en el binomio sexual que forman las esculturas encontradas abundantemente a lo largo del
territorio chalchihuiteño de Durango. Me referiré al caso, por ejemplo, del asentamiento
mayor de Hervideros en donde cercano a su cumbre, en un afloramiento rocoso modificado
por sus antiguos habitantes como explanada, este binomio sexual se integra por una gran
roca grabada por varios elementos vulvares en referencia al dominio de la fertilidad y la
sexualidad, es decir, al ámbito femenino del cosmos (Figura 22), y complementado por su
opuesto, en este caso, por una escultura fálica que fue encontrada en la cercanía de los
grabados (Figura 55), y que en figuras de su mismo tipo suele diseñarse además como la
representación de un antropomorfo (Berrojalbiz y Hers en prensa b; López-Austin
1994:160-162,172). La conjunción de estos símbolos es uno de los temas fundamentales
que recurrentemente se encuentran en los espacios de la vida cotidiana de los
chalchihuiteños (Berrojalbiz y Hers en prensa b).
Como un pueblo de tradición religiosa mesoamericana los huicholes conciben
también el mundo a partir de la lucha de dos fuerzas cósmicas opuestas, la ígnea,
representada por Tayaupá, Nuestro Padre Sol, y la acuática, representada por Takutsi
Nakawe, la diosa de la tierra y la luna (Gutiérrez 2010:62; López-Austin 1994:142). Esta
concepción del cosmos es fundamental en todos los procesos culturales de los huicholes, a
tal grado que, por ejemplo, su ciclo ceremonial anual opere teniendo como estructura la
lucha entre las dos regiones opuestas del universo, creando una dicotomía entre el periodo
de lluvias asociado con entidades femeninas, acuáticas, ligadas a la fertilidad y la
temporada de secas que remite a los seres solares y masculinos (Gutiérrez 2010:36-38,41-
42; Kindl 2008:435). A este respecto habría que considerar un matiz, pues como bien
advierte Arturo Gutiérrez (2010:43-45) no todo en el mundo cosmogónico huichol y por lo
228 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
tanto en el ciclo ceremonial, remite a una lucha cósmica, pues si bien los rituales se
articulan mediante oposiciones que pueden ser duales, tríadicas o de mayores componentes,
éstas no representan necesariamente una lucha.
Este esquema de oposiciones complementarias que se da entre conceptos como el de
la luz y la oscuridad, el día y la noche, el sol y la luna, permite su transformación en
categorías abstractas contenidas en pares como los de arriba y abajo, que como hemos visto
estructura la división del mundo (Gutiérrez 2010:107). En los centro ceremoniales tukipa,
que constituyen una representación del cosmos, estos términos se utilizan para aludir, de
acuerdo a la ubicación de los objetos ceremoniales en este espacio, a la posición
complementaria entre la región celeste y la del inframundo (Kindl 2008:433). Primero hay
que entender que estos espacios rituales se dividen según el movimiento diario del sol en
“un eje poniente-oriente, sobre un plano inclinado, en el que la persona idealmente mira
hacia el este, arriba, y el oeste queda atrás, abajo” (Kindl 2008:433). Las jícaras, elaboradas
solo por mujeres, suelen encontrarse del lado poniente del patio ceremonial y es uno de los
objetos más emblemáticos del tuki, este templo semisubterráneo que se asocia al
inframundo, por su parte las flechas confeccionadas por los hombres y vinculados con el
sol se ubican generalmente en el techo de los xirikite, pequeños adoratorios ubicados al
oriente del centro ceremonial (Kindl 2008:433-435).
A semejanza de los chalchihuiteños, esta concepción cosmológica de los wixaritari
o huicholes se expresa también en la construcción simbólica que realizan de su territorio
político y ritual. En el océano pacífico, al occidente de su territorio, una piedra blanca en
San Blas, Nayarit encarna ese lugar sagrado del inframundo donde comenzó la gesta
universal. En el rumbo cardinal opuesto, al este, el desierto de Real de Catorce, en San Luis
Potosí (Wirikuta), constituye el punto de ubicación del Cerro Quemado como referencia a
lo de arriba y al cielo, lugar en que el Padre Sol emergió tras su lucha con los seres de abajo
(Gutiérrez 2010:107).
Todas estas categorías que establecen la división del tiempo y del espacio pueden
ser entendidas a través del manejo que se dan a las imágenes. En un cuadro de estambre de
creación huichola (Figura 131), vemos cómo el espacio interno de la obra se organiza
conforme a las tres regiones en las que se divide el universo. Este tipo de estructura es
reproducida desde mi perspectiva en la ordenación de los grabados y pinturas del panel F
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 229
Figura 131. Cuadro de estambre huichol que ilustra la división horizontal del cosmos en tres regiones
principales. La superior correspondiente a la región celestial del oriente, habitada por Nuestro Padre el Sol,
conocida también como Wirikuta. Al centro se ubica el mundo terrenal. Y la parte inferior simboliza al
mundo primordial y al eterno pasado. Museo Nacional de Antropología. Foto de Daniel Herrera.
Figura 132. Cuadro de estambre huichol que ilustra la oposición entre los seres celestes, el águila y el venado,
contra los seres que representan al inframundo, el cánido (perro) y la serpiente. El acceso al cielo se hace a
través de imumui, escaleras al cielo, cuyos peldaños están representados con líneas horizontales. Tomado de
Yauxali (2005:65).
estos personajes constituye una analogía al dualismo cosmológica que opone las dos
regiones a las que pertenecen. Por lo general esta oposición complementaria se expresa en
dos personajes importantes en las narraciones míticas huicholas, el águila concebida como
un ser luminoso de Nuestro Padre Sol se precipita y destroza a las serpientes acuáticas de
Takutsi Nakawe, su lucha, según comenta Alfredo López-Austin “es el medio por el que se
amalgaman las dos fuerzas contrarias” (1994:142-143), su lucha recrea el momento de
creación original así como la oposición constate que permite el nacimiento de los seres
mundanos. Pero esta oposición, sobre todo en el caso de los rituales y mitos huicholes, es
protagonizada por dos seres que por su naturaleza misma se encuentran en enfrentamiento:
el venado y el lobo (Gutiérrez 2010:72). Los kam+kite (lobos) carnívoros, son el principal
depredador de los tamatsime (venados) hérvivoros, quien es el cazado (Gutiérrez
2010:90,94-95). Esta oposición es importantísima, como veremos a continuación, para
poder entender el sentido de las escenas de los paneles D y F. Es primordial en estas
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 231
aguas marinas. Pero sus esfuerzos fracasaron, pues las aguas del mar no sólo
no destruyeron aquellos gérmenes, sino que los dotaron de una bendición
adicional a la creación solar, y como consecuencia advino la luz en el
mundo. (1994:142-143).
En este mito se reitera el vínculo entre el sol y el color rojo, en ese caso, como la
saliva roja de esa deidad, pero además la narración nos introduce en la importancia del
ofrecimiento de sangre por parte de una entidad relacionada a este ámbito celeste para el
surgimiento de los seres del mundo. El venado, personaje importantísimo en la
cosmovisión huichola, se le adjudica en la mitología y en los rituales como una de sus
responsabilidades mayores el ofrecer su sangre y por lo tanto su vida en sacrificio como
principio para el desarrollo de la existencia (Gutiérrez 2010:72). Cuando las flores son
rojas, según relatan los huicholes, simbolizan el sacrificio de los antepasados, que ofrecen
su vida física para dar vida (Benítez 2005:50d). Aspecto este último asociado con el sol en
oposición a la muerte que se extiende por el inframundo (López-Austin 1994:132).
Referente a este aspecto es relevante retomar la descripción de Olivia Kindl respecto
a un ritual huichol:
Si el jicarero del sol sacrifica una cabeza de ganado para rendir culto
a Tawexikia, Nuestro Padre el Sol en Teupa (lugar mítico de su nacimiento),
manchan con esta sangre sus jícaras, los bastones de mando de las
autoridades o las ofrendas que está por depositar. Al mismo tiempo que
constituye el alimento del ancestro, la sangre es la prueba del acontecimiento
ritual efectuado en este lugar del territorio sagrado. Incluso, se podía decir
que al compartir dicha sustancia sagrada con una determinada parcela del
cosmos contiene un fragmento de este espacio, que el jicarero puede hacer
interactuar con otros al desplazar este objeto con su mancha de sangre.
(2008:434-435).
Considerando estos simbolismos entre los huicholes, establezco como hipótesis a
confirmar que una de las razones además por las que las imágenes de cérvidos sean las
únicas de entre los cuadrúpedos plasmados que se encuentran pintados en color rojo, sea la
de establecer una analogía con la sangre y el sacrificio de este rumiante. Tal vez por ello
también las varias manchas de este colorante rojo que se distribuyen en la parte inferior del
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 233
delgado el cual se conecta con su boca (motivo 7) (Figura 109a). Si bien he de aceptar, su
pésimo estado de conservación deja ciertas dudas sobre su identificación con el afamado
flautista del Suroeste de los Estados Unidos, no sería extraña su representación en un panel
con una marcada presencia de elementos difundidos desde esas lejanas tierras de los indios
Pueblo. Consientes de la necesidad de descartar otras posibilidades para el reconocimiento
de esta imagen consideremos por ahora como hipótesis a confirmar la identificación y
significado que propongo de este personaje. Su estudio iconográfico y contextual que
presento a continuación, me ha permitido reconocer su carácter cálido, solar y masculino,
confirmándolo en el caso de los venados que le rodean, así como también la simbolización
de esta área superior del panel con la región celeste, masculina, y diurna del universo.
Como previamente lo he mencionado el estudio de la conocida figura del flautista,
tan abundante en el arte rupestre de los pueblos ancestrales, a derivado en una errónea
identificación de su imagen como la representación de la figura de la kachina o deidad hopi
Kokopelli, nombre como popularmente se le conoce, pero cuyo nombre correcto es el de
Kookopölö. El investigador Ekkehart Malotki (2000:23-25,33) ha argumentado sobre la
falta de datos etnográficos que justifiquen tal conexión además de que, como él lo ha
reconocido, la representación de tal deidad carece de uno de los principales atributos del
personaje rupestre en cuestión: la flauta. Este mismo autor ha sugerido que el verdadero
modelo de la representación de los flautistas sea uno de los insectos que tiene mayor
significancia cultural para los hopis, maahu: “la cigarra” (Malotki 2000:24-25,61). A
semejanza de la imagen rupestre, la cigarra tiene joroba, unas antenas erizadas, y una larga
trompa la cual a los ojos de los hopis representa la flauta (Malotki 2000:62). Uno de los
rasgos característicos de este insecto es el producir un fuerte zumbido o sonido como silbar,
únicamente creado por los machos para atraer a las hembras. Para los Hopis el sonido
producido por ese insecto, recuerda a leena, la "flauta", su único instrumento de viento. Por
estas razones se cree que la cigarra porta propiamente una flauta (Malotki 2000:64-65).
Desde una perspectiva etomológica, la frecuencia o intensidad de la producción del
zumbido de este insecto está relacionada con la temperatura ambiental, lo que origina que
los adultos sean especialmente ruidosos en los días cálidos. A los ojos de los Hopis esta
relación trabaja de otra manera, pues para ellos la música de los insectos es responsable por
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 235
el clima cálido. Por lo tanto, a este insecto se le atribuye el poder del calor, de la calidez del
clima y del día (Malotki 2000:65).
Si bien es cierto que el escuchar muchas cigarras podría ser interpretado entre los
hopis como de implicaciones negativas, pues significaría un verano muy caluroso con poca
lluvia, elevando la posibilidad de que se presentaran sequías, el clima cálido inducido por la
música de la cigarra es considerado deseable y altamente beneficioso pues para ellos las
temperaturas cálidas promueven el crecimiento y maduración de las cosechas (Malotki
2000:66). Así podría haberlo sido también para los chalchihuiteños entre los cuales si bien
las sequias han de haber sido temidas, también lo fueron las terribles heladas que llegan a
ser igual de destructivas, como lo son para los agricultores actuales del valle del
Tepehuanes pues truncan el desarrollo de sus cultivos. En la literatura oral hopi podemos
además de confirmar la relación entre la cigarra y el clima cálido, esclarecer las dificultades
de los agricultores ante la posibilidad de que estos insectos abandonen su territorio,
provocando que el clima se torne frio, la tierra no sea cálida en los veranos nunca más y las
cosechas se atrasan en su maduración o maduran tardíamente (Malotki 2000:66).
La flauta, leena, sigue teniendo en nuestro días una importancia ceremonial entre
los hopis. Por ejemplo es el instrumento distintivo de dos sociedades Len, cuyas ceremonias
están basadas en él (Malotki 2000:24). Estas sociedades consideran a la cigarra como su
principal tótem (Malotki 2000:67-68). Algunos de los aspectos más destacables de las
funciones de las ceremonias de la sociedad de la flauta en su relación con lo solar, pues son
los miembros de ese clan a quienes se les encarga la observación del paso del sol del
solsticio de invierno al solsticio de verano. La importante relación que parece existir entre
la sociedad de la flauta y el sol deriva en el que sus integrantes porten durante los ritos de
primavera un escudo solar (Malotki 2000:69).
El aspecto cálido y solar que vemos expresado en el simbolismos del flautista se ve
también plasmado en los elementos que componen al perteneciente a La Cantera. Además
de la presencia del probable instrumento musical, que como hemos visto hace referencia al
sonido del insecto responsable de traer el clima cálido, el antropomorfo presenta varias
líneas pintadas en rojo que salen de forma irradiada de su cabeza (motivo 9), lo que a mi
parecer nos refiere a la luz y el fuego de los rayos solares. Un antropomorfo pintado un
poco más abajo en el mismo color presenta esa misma característica (Figura 88). Ya sea
236 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
que se trate más bien del tocado de plumas de tal personaje, su referencia hacia lo solar
permanecería, pues entre los huicholes las plumas de águila o aguililla que llevan en la
parte superior los objetos de poder muwierite de los cantadores son consideradas como
flechas o rayos solares (Gutiérrez 2010:102-103). Estos instrumentos hechos de una vara de
alrededor de 20 centímetros fabricada de palo-brasil actúan también como una
representación de las cornamentas del venado lo que los transforma en la insignia principal
de los Tamatsime principales dirigentes de la peregrinación, que se identifican con los
venados mayores (Gutiérrez 2010:78). Es interesante que la analogía que parece existir
entre estos elementos permita referirse a las cornamentas de los venados como una
evocación de los rayos solares. Véase por ejemplo como las cornamentas de un venado en
el mismo conjunto (motivo20), diseñadas como dos largas líneas zigzagueantes, recuerda la
forma en que se pinto en rojo un rayo solar en la parte superior del panel (motivo 11). En
un mito huichol que versa en torno a la creación, se describe cómo es que a través de las
cornamentas del venado éste logra alzar al sol hacia el cielo, se narra además cómo este
animal contaba en un estado previo con muwieri en lugar de astas, pero una vez que éste se
asocia con el sol los muwierite realizan su transformación final (Gutiérrez 2010:102-103).
La investigador Anne Phillips (2003) a identificado un patrón de asociación entre el
flautista y la representaciones de ciertos rumiantes como el borrego cimarrón, su relación es
tan estrecha que llevó a los creadores a sustituir el tocado de antenas de insecto de ciertos
flautistas por una imitación de las cornamentas de este animal. Algunos de estos flautistas
son fálicos pero sobre todo son carentes de joroba o bulto. Tal vínculo entre esas imágenes
se deriva, comenta la investigadora, de la intención de los autores de enfatizar el poder del
flautista como controlador del clima cálido durante el ciclo agrícola, en el cual el borrego
cimarrón es uno de sus principales intermediadores o ayudantes.
Otro elemento pintado asociado al hipotético flautista de La Cantera, es la
sobreposición de un gran diseño circular en la región superior del cuerpo, cercano a sus
brazos (motivo 10) (Figura 88). Por su forma sería sencillo remitirnos a la representación
del disco solar, pero por la posición y altura donde se encuentra respecto al antropomorfo
no descarto de que se trata de un escudo del tipo que portan los miembros de la sociedad de
la flauta. Existe otros ejemplos en el arte rupestre chalchihuiteño de personajes que portan
este tipo de escudos circulares, por ejemplo en el sitio de Mesa de la Cruz, en el municipio
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 237
de Guanaceví, claramente se puede reconocer por los elementos del motivo la identidad
guerrera del personaje (Figura 49b) (Carot y Hers en prensa), y en el sitio de La Tutuveida,
en el valle del alto río Ramos, en cuyo caso el escudo del personaje masculino tiene forma
de un motivo solar (Berrojalbiz y Hers en prensa b; Berrojalbiz 2006:158,Figura 12).
En conclusión podemos apreciar cómo se vinculan simbolismos como el de la
cigarra, la flauta, el sol, el calor y la germinación. Otro concepto vinculado a éstos es el del
sentido masculino del flautista con el que casi siempre se le identifica de acuerdo a las
tradiciones orales. En ese contexto la flauta confirma esa condición pues entre los indios
Pueblo es parte de las herramientas que junto con el palo para escavar, al arco, las flechas,
la lanza, entre otras, se relacionan con el género masculino. Es la flauta además el
instrumento empleado por los varones para el cortejo. Son varios los casos en los que junto
a los individuos enterrados se encuentra estos instrumentos musicales y en todos los casos
se tratan de hombres adultos. Es innegable asimismo el paralelismo formal que existe entre
la flauta y el pene (Hays-Gilpin 2004:141-142).
Este mismo simbolismo del flautista, en su relación a lo celeste, lo solar, y lo
masculino, fue utilizado por los chalchihuiteños para reproducir en el paisaje simbólico del
valle de Guatimapé uno de los dos ámbitos que definen la dualidad en la que se estructura
el universo. A través de las características del entorno, la arquitectura y el arte rupestre, dos
grandes cañones ubicados en este gran valle sirvieron como escenario a la dualidad que
expresa la complementariedad entre lo masculino y lo femenino.
Al sur el Cañón de Molino es amplio, claramente iluminado y densamente poblado
bajo la protección de los guerreros. Aquí el corpus iconográfico del arte rupestre giran en
torno a los grandes cuadriláteros, los cuadrúpedos y los antropomorfos principalmente
masculinos. Todas estas temáticas expresamente asociados con los hazañas guerreras y lo
político, y por lo tanto con el ámbito cósmico de lo diurno, lo solar, lo cálido y lo
masculino, no es casualidad que sea sólo en este entorno en donde se hayan encontrado las
representaciones de flautistas pintadas en rojo y negro (Figura 24) (Berrojalbiz y Hers en
prensa c y d). Francisco Xavier Noguez menciona que por valor simbólico de los
instrumentos de viento éstos pertenecen al dominio celeste (López-Austin 1994:63-64).
Al contrario, en el Cañón de Potrerillos ubicado al norte del anterior, es mucho más
estrecho, recorrido por un arroyo temporal que origina una densa vegetación, por lo mismo
238 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
se percibe en torno a él una mayor humedad y oscuridad. El arte rupestre ahí está dedicado
a lo femenino, la fertilidad y la sexualidad, no existen representaciones de animales y el
tema dominante son las agrupaciones de antropomorfos femeninos con el sexo claramente
señalado. Algunas de estas figuras resaltan por su particular tocado que recuerda el peinado
de anémona o mariposa que aún hoy en día las jóvenes doncellas hopis portan (Figura 25)
(Berrojalbiz y Hers en prensa c y d). Es relevante en este sentido la dualidad que guarda el
personaje femenino con peinado de mariposa con el flautista, que como sucede en el arte
rupestre del suroeste de los Estados Unidos, acentúa su vínculo hacia la fertilidad y la
procreación (Hays-Gilpin 2004:138,143-144; Malotki 2000:35,Plate 9). La oposición entre
estos personajes en el panel F podría reproducir, como veremos más adelante, esta visión
cosmológica del encuentro sexual.
Un poco más abajo de la representación del flautista, se disponen en hilera cinco
cuadrúpedos de distinta especie (Figura 88). Dos de ellos es posible identificarlos como
cérvidos, uno de los cuales es el ya mencionado venado con la larga cornamenta ondulada
(motivos 18 y 20). En los restantes motivos se reconoce la introducción de una nueva
temática, se trata de la representación de dos cánidos que rodean a un tercer cuadrúpedo el
cual es difícil de identificar pues, su cabeza desparece entre las fauces de uno de los
cánidos (motivos 15, 16 y 17). La confrontación natural entre los cérvidos y los cánidos me
permite suponer que el cuadrúpedo con la cabeza devorada sea un venado, este tipo de
escenas de cacería o de persecución también se presentan, recordemos, en el conjunto 8, del
panel D de La Cantera. Lo más relevante aquí, es que la oposición entre estas especies,
como lo vemos en los mitos huicholes, es a mi parecer una representación del conflicto de
las dos fuerzas opuestas y complementarias en las que se divide el cosmos, conflicto que
encuentra como escenario la región intermedia del universo. Otro aspecto notable es como
a partir de este punto y a medida que nos dirigimos al área inferior de la escena, el carácter
de las imágenes empieza a inclinarse hacia el sentido oscuro, húmedo, femenino y terrestre
en el que se divide el universo. Ya he profundizado sobre la naturaleza solar, cálida, celeste
y masculina del venado así como también de las imágenes que se encuentran a lado suyo,
en el área superior de la escena, ahora introduzcámonos en la esencia opuesta en la que se
ha ubicado en Mesoamérica a los cánidos en su representación de lobos, coyotes o perros.
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 239
19
Véase el motivo 16 de La Tutuveida, en el valle del alto río Ramos (Berrojalbiz 2006:Figura 12-13), y las
figuras antropomorfas femeninas del sitio El Salto del Perro en el cañón de Potrerillos, valle de Guatimapé
(Berrojalbiz y Hers en prensa d).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 241
Pero para adéntranos en el sentido femenino del cosmos regresemos al conjunto 20,
y profundicemos sobre el simbolismo del personaje con peinado de anémona (motivo 22)
(Figura 111a). Hablemos en principio del ámbito al que pertenece, ahí donde dominan las
fuerzas del crecimiento y la reproducción, ahí donde gobiernan los seres húmedos, fríos,
oscuros y nocturnos (López-Austin 1994:161). Entre éstos se encuentran las deidades
terrestres y pluviales, a ellas pertenecen, según relatan los huicholes, los manantiales y las
nubes, relacionándose también a las cuevas, por ello es que se ofrecen en estos lugares los
primeros frutos (López-Austin 1994:145-146). Si bien como diosas acuáticas su principal
morada es el mar, su reino se extiende también a la tierra, o a las profundidades de ella
desde donde rigen como por ejemplo Nuestra Abuela Crecimiento, Takutsi Nakawe
(Gutiérrez 2010:63; López-Austin 1994:145-146). Como diosas de la vegetación y de las
lluvias se les considera las creadoras y dadoras de todo, gobernadoras de la vida, el
crecimiento, la fertilidad y la multiplicación de las plantas, los animales y los hombres
(Gutiérrez 2010:63; López-Austin 1994:146). Su poder desciende de la noche y es que solo
salen de su reino durante ese momento (López-Austin 1994:149).
Su dominio sobre la reproducción hace que las diosas tengan control sobre el sexo,
y es que después de todo la sexualidad pertenece al ámbito femenino del cosmos, Alfredo
López Austin menciona como “mientras el hombre sólo participa en el proceso sexual
durante la copulación, la mujer domina todo, desde el fenómeno de la menstruación hasta el
parto, y más allá, hasta la muerte en el parto” (1994:172). La muerte está del lado de lo frío
y es disgregadora; la vida en oposición se considera caliente e integradora (López-Austin
1994:108). Es por ello que en el modelo que estructura las creencias de tradición
mesoamericana, alimento, sexo, crecimiento, reproducción, pecado y muerte forman parte
del mismo complejo asociado al inframundo.
Entre los antiguos nahuas como entre los huicholes y otros pueblos de tradición
mesoamericana estas deidades femeninas adquirían varios rostros desdoblándose en
múltiples advocaciones aunque al final las esencias y principios de todas ellas nos remitían
siempre a la gran diosa madre (Gutiérrez 2010:63; López-Austin 1994:147,193).
En un plato procedente del sitio chalchihuiteño La Atalaya se distingue la
importancia en la cosmovisión de estos pueblos del culto también hacia este tipo de
deidades femeninas. En esta cerámica se ve plasmada tal vez uno de los antecedentes más
242 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
las figuras que delimitan el área inferior del panel, con las implicaciones simbólicos que
conlleva esto (Figura 88).
Figura 133. Detalle de la decoración de un plato rojo sobre crema procedente del sitio La Atalaya (600-900
d.C.). Tomado de Flores et al. (2008:Figura 4).
Todos estos elementos apuntan a que la identidad de género que mantienen estos personajes
se da en el pasado como en el presente (Hays-Gilpin 2004:138).
En la mitología hopi son varios los ejemplos de personajes femeninos que pueden
ser ligados con estas representaciones del arte rupestre, entre ellos se mencionan como los
más importantes a la Madre de los Héroes Gemelos, las Vírgenes del Maíz, y la Madre de
la Caza de los Animales. Muchas de ellas están asociadas en algún aspecto a la fertilidad, y
no todas son necesariamente benevolentes. Es el caso de la Madre de la Caza de los
Animales que mantiene un atributo marcadamente sexual, pues existe la creencia de que
seduce a los hombres jóvenes para después matarlos, aquellos que logran sobrevivir al
encuentro sexual se convierten en grandes cazadores (Hays-Gilpin 2004:141).
Kelley Hays-Gilpin (2004:139-140) propone que en las comunidades agricultores de
los siglos V al VIII, las representaciones de vírgenes con peinado de mariposa se
desempeñaron como una importante metáfora de todo tipo de fertilidad, abundancia, y
quizás algunos aspectos de la creación en sí misma. Si trasladamos este simbolismo al
contexto mesoamericano su imagen pudo haber tenido alguna referencia con el espacio
terrestre del cosmos y con las deidades femeninas que ahí habitan. Así lo vemos en las
imágenes de este mismo personaje que fueron representadas en Durango en el sitio Salto
del Perro en el Cañón de Potrerillos. Ahí las figuras con peinado de mariposa confirman su
relación hacia la fertilidad y la sexualidad, además de que como hemos visto, el entorno
natural en donde se sitúan, exalta las propiedades frías, húmedas, y femeninas del ámbito
del cosmos al que pertenecen (Berrojalbiz y Hers en prensa c).
Algunos de los elementos iconográficos de la imagen femenina con peinado de
mariposa de La Cantera reiteran su pertenencia a este dominio del universo. No obstante
que el motivo se encuentra incompleto por una gran fractura en el panel, la parte de su
cuerpo que se ha conservado conforma un marcado diseño en forma de cruz, en base al eje
vertical de su tronco y a los dos brazos levantados en plano horizontal (Figura 111a). Este
diseño puede representar la configuración de la superficie de la tierra, con los cuatro
rumbos y el centro. Buena parte de las figuras de las deidades mexicas que se relacionan
con el ámbito terrestre del cosmos, como la de Tláloc-Tlaltecuhtli (personaje que funde al
dios de la lluvia y al de la tierra), presentan también este símbolo en sus cuerpos (López-
Austin 2004:187-189).
246 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 134. Mural de Tetitla, Teotihuacan. Diosa de jade o Tláloc verde que vierte con sus manos el torrente
de agua preñado de riquezas. Tomado de Pascual (2006:Figura 3c2).
interpretada como una sustitución simbólica del sacrificio, se considera asimismo que la
caza del venado y su consumo en mesoamérica es una situación análoga a la captura de la
víctima y su sacrificio (Urcid 2010:121-123).
Figura 135. Escena de sacrificio de un venado a manos de un par de lobos o coyotes. Mural posiblemente de
Techinantitla, Teotihuacan. Tomado de Urcid (2010:Figura 5).
Si bien es cierto que las escenas de sacrificio entre los chalchihuiteños como en
Teotihuacan son más bien raras o nulas, se ha comprobado la importancia de las practicas
sacrificiales en sitios chalchihuiteños como La Quemada, Alta Vista y Cerro del Huistle
(Hers 2010:233-237). A este respecto hay que considerar las representaciones de esta
práctica en el sitio de arte rupestre de Las Adjuntas (Figura 54) (Hers 2010:237-238).
La relevancia de la escena de sacrificio en el panel F de La Cantera es que con ella
se significa la importancia que tiene esa práctica como medio para que transiten las fuerzas
y esencias del cosmos (López-Austin 2004:33), de cuya mezcla se posibilita la existencia
mundana, como queda atestiguado en el mito anterior. La acción de cazar es el mejor
medio, en el caso de los rituales huicholes como en el arte rupestre chalchihuiteño, para
exponer el conflicto entre los seres de luz y obscuridad, el venado y el lobo
respectivamente, que desemboca en el sacrificio de uno de ellos y en el otorgamiento de la
vida a la humanidad (Gutiérrez 2010:61-62,68,158).
En el contexto huichol el sacrificio se relaciona también, con la sangre, la fertilidad
y la prosperidad de la vida social en general (Fauconnier y Faba 2008:505). Por ello durante
250 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
ciertas ceremonias se sacrifican venados y se llevan ofrendas sagradas a las cuevas, lugar
donde residen las deidades femeninas acuáticas de la fertilidad (Benítez 2005:50b). Buena
parte de esas ofrendas-alimento determinan el buen crecimiento de los cultivo como el del
maíz (López-Austin 2004:155-156). Después de todo, los hombres acarrean una deuda con
los dioses por lo que, en reciprocidad a la fertilidad y a la vida que brota de la tierra que les
otorgan, los hombre les ofrecen sacrificios (López-Austin 2004:158). Es interesante a este
respecto que justo debajo de la escena de sacrificio del panel F fuera grabado el personaje
femenino con peinado de anémona (Figura 88), además su mano derecha se sobrepone a la
cabeza de lo que podría ser un venado (motivo 21), pues aún es posible apreciar, a pesar de
la sobreposición, los restos de su cornamenta. La composición de estas dos imágenes se
estructura de manera análoga a la del cánido que devora al cérvido, solo que ahora la
cabeza del animal parece desaparecer en las mano del personaje femenino, como si se
depositara en ella el sacrificio de este rumiante en pago por los alimentos otorgados por
esta entidad, a fin de cuentas son las manos, como hemos visto, el símbolo de su capacidad
de crear y sustentar, y debe devolverse a los dioses todas las fuerzas necesarias para
producir lo recibido (López-Austin 2004:204-205).
de México (Figura 116). Ambos símbolos hacen alusión al paso hacia el inframundo,
después de todo recordemos el centro de la cruz en los cosmogramas, es el punto de acceso
a los diferentes niveles del universo (Orozpe 2010:112,114). En este mismo sentido es
relevante que fuera grabado sobre el motivo pintado un diseño de escalera con varios
peldaños horizontales descendiendo a un conjunto de varias imágenes, tal vez relacionadas
con la región inferior del universo. Es llamativo que entre estas imágenes se encuentre la de
un venado en posición ascendente, representando tal vez el paso del sol por el inframundo y
su posterior ascenso a la mañana siguiente.
Si consideramos entonces, en conjunto, el significado de los elementos que integran
el diseño interno de la figura rectangular de color rojo, es clara la relación que tiene este
motivo con el paso de un nivel a otro del cosmos. Ese mismo simbolismo parece aplicarse
también al cosmograma cuadrangular, motivo 14, que fue plasmado en la escena principal
del panel F ya analizada. Consideremos como por ejemplo el nierika huichol, un tipo de
cosmograma ubicado en ciertos espacios sagrados, reproduce la apertura con la que se
puede acceder a los otros sectores del universo (Kindl 2008:445). Otra de las funciones que
se persiguen con la plasmación de tal motivo es la de recalcar el aspecto mitológico de la
escena, esto mismo sucede cuando se le representa en las composiciones mitológicas de
algunos códices (Figura 138) (Lazalde 1987:160). De tal manera por ejemplo que si los
eventos narrados se desarrollan en uno de estos puntos en donde se encuentra un
cosmograma, como los nierika huichol, éstos tomaran entonces una mayor relevancia
mítica (Kindl 2008:446).
Finalmente en el conjunto 23 vemos otra forma en la que se establece la división y
organización vertical del cosmos con base en la asociación de dos figuras importantes del
lenguaje rupestre chalchihuiteño: la vulva y el cuadrilátero (motivos 37 y 38) (Figura 94).
La disposición de estas dos figuras está en relación a las propiedades de la región del
cosmos que representan por lo que no es casualidad que sea la vulva la que se encuentre
abajo del cuadrilátero, estableciendo el límite inferior de la composición. Las partes del
cuerpo pueden así asociarse con una región del universo, aludiendo en cada caso a la parte
alta del cuerpo y la parte baja, respectivamente. Los huicholes establecen la división del
cuerpo en dos mitades: “la que domina la razón, perteneciente a la parte alta, y la parte baja,
en donde están las pasiones” (Gutiérrez 2010:121). A la parte baja le corresponden así los
254 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
Figura 138. Lámina del Códice Mendoza que ilustra la fundación de México-Tenochtitlan, la escena tiene
como marco un cuadrilátero con equis interna o cosmograma. Tomado de Hermann (2009:18).
genitales, las nalgas, el ano, las piernas, los pies, la secreción menstrual (Gutiérrez
2010:122). En buena medida se encuentra sentido en que sea la vulva el elemento que
sintetiza el carácter acuático, terrestre, fertilizador y procreador del inframundo.
Como si se tratara de una columna vertebral, al interior del cuadrilátero un pequeño
andamio, semejante a aquella escalera con peldaños horizontales grabada sobre el motivo
pintado de color rojo del conjunto 21, conecta el nivel inferior del cosmos donde se
encuentra la vulva con la parte superior del cuadrilátero (Figura 132). Ese mismo diseño
como en escalera es acompañado por varias líneas ondulantes que imitan el cuerpo de la
serpiente, después de todo es este ofidio uno de los pocos seres que tienen la capacidad de
trasladarse a los distintos niveles del universo. A esta hipotética región central en la
composición se le atribuyen la siguientes partes del cuerpo: el abdomen, el ombligo, el
corazón, el semen (Gutiérrez 2010:122).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 255
No es fortuito que sea en la región superior del cuadrilátero y no en otro lugar donde
se plasmaron dos grandes astas de venado. Si bien ya he hecho mención de la esfera
masculina del cosmos al que se refieren estos cuadriláteros, la presencia de estas
cornamentas en el área superior del motivo, confirma la relación de esta parte de la
composición con el aspecto cálido, solar y celeste con el que se vincula al venado y sus
astas. En estas circunstancias es claro que a la región celeste del cosmos le correspondan la
cabeza, los brazos con dedos y hombros (Gutiérrez 2010:122). Ese aspecto tiene
correspondencia con la presencia de las astas en los tocados de ciertos personajes
antropomorfos en sitios rupestres chalchihuiteños (Figura 17).
¿Porqué La Cantera fue Escogido para Reproducir la División Elemental del Cosmos?
Me gustaría concluir este aparatado refiriéndome a la importancia de que en La
Cantera se representaran a través de las imágenes rupestres las dos esferas en las que se
estructura el cosmos, pues como se ha visto, la tendencia en la mayoría de emplazamientos
rupestres es que predomine en el sentido de sus expresiones sólo uno de estos dos ámbitos.
Una de los evidencias más claras de cómo llegan a estructurarse en La Cantera las dos
regiones principales del universo, se expresa en la conjunción en un mismo panel del
cuadrilátero y la vulva, siendo que se presenta una predisposición a que estas dos temáticas
se excluyan.
Existen ciertas características físicas de La Cantera que me llevan a entender porque
se escogió plasmar en un mismo lugar con tales particularidades la construcción
cosmológica del espacio de los chalchihuiteños. Recordemos al respecto cómo por la
orientación hacia el norte del gran escarpe existe un marcado contraste entre la época que
las imágenes reciben luz, aproximadamente entre la temporada de primavera-verano, y en
la que prácticamente la imágenes se mantienen en la sombra, otoño-invierno, este
fenómeno recre un escenario de oposición entre las propiedades luz-oscuridad que
representan los dos niveles del universo. La dualidad creada por la iluminación en el sitio
acarrea otro tipo de división estacional entre el periodo de lluvias en verano y el periodo de
secas en invierno lo que determina el dominio cíclico de dos tipo de fuerzas opuestas, la de
los seres fríos y húmedos en la época de lluvias, y la de los seres ígneos, solares y cálidos
256 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
en la de secas, división polar que establece la dualidad del cosmos en las concepciones
mesoamericanas (López-Austin 2004:162).
Por el eje en el que se orienta la pared del frente rocoso se establece otro tipo de
oposición muy clara entre las direcciones oriente-poniente. El oriente representa el
amanecer, el nacimiento del astro solar, y por lo tanto el origen, mientras que el poniente
como paso al inframundo se relaciona con la muerte del sol que da paso a la noche (López-
Austin 2004:136). Este eje es, como se puede ver, el del curso del astro solar, cuyo
movimiento permite la conjunción del espacio y del tiempo (Berrojalbiz y Hers en prensa
c). Entre los antiguos nahuas, el occidente es el lugar femenino, lunar y cóncavo
complementario al oriente que es masculino, solar y convexo (Orozpe 2010:81). En
términos del modelo cosmogónico de los huicholes el este es lo de arriba, lo de adelante, y
el oeste es lo de abajo, lo de atrás (Gutiérrez 2010:107,109,138).
Buena parte de esta dinámica cósmica determina que las imágenes que delimitan en
el extremo occidental inferior del sitio, apreciadas inicialmente cuando uno accede al sitio
desde la meseta y después de descender en dirección al río, sean aquellas representativas de
la humedad, fertilidad y feminidad: la del cánido y la vulva (Figura 101). Por el contrario la
figura que delimita el extremo oriental del sitio, en su parte más alta después de subir un
pequeño ascenso, sea la representante de lo solar, de lo masculino, de los orígenes: la del
venado de cinco trazos inscrita en un cuadrilátero (Figura 59-61).
No obstante que no es muy frecuente, La Cantera no es el único ejemplo en donde
vemos conjugadas en un mismo emplazamiento chalchihuiteño las dos esferas del cosmos.
Es interesante mencionar el caso del sitio de Meza de la Cruz, en el municipio de
Guanaceví, donde vemos asociadas en este mismo espacio vulvas y cuadriláteros (Hers
2001d:304). De forma semejante en el alto de la sierra, en la Mesa de Tlahuitoles, los
chalchihuiteños además de conjuntar las dos temáticas mencionadas, plasmaron en el sitio
Piedra de Amolar 1 las imágenes tanto del flautista como del personaje femenino con
peinado de mariposa (Berrojalbiz y Hers en prensa a; Punzo 2008).
A final de cuentas es importante considerar que si bien las imágenes enfatizan en
general en cada sitio el dominio de una sola de las regiones del cosmos, el otro polo de esa
concepción se hace también presente aunque de forma menos significativa. Desde esa
perspectiva cada sitio se convierte en cierta manera en una reproducción de la concepción
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 257
general del universo. Véase por ejemplo como en el sitio de La Tutuveida caracterizado por
la abundante presencia de cuadriláteros de carácter claramente masculino y solar, se ve
también representado el dominio femenino del cosmos con un antropomorfo que lleva
dispuesto entre sus piernas una vulva (Berrojalbiz 2006:157,Figura 13). Así también en el
polo opuesto de esa dualidad, en el sitio de El Olote, en el que predominan la expresiones
de vulvas acompañadas de pocitas y canales que serpentean, se grabó la imagen solar del
venado de cinco trazos (Berrojalbiz 2006:147,Figura 7).
258 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
6.4 Las Relaciones entre los Chalchihuiteños y los Pueblos Ancestrales del Suroeste de
los Estados Unidos Vistas a Través de las Imágenes de La Cantera
Como lo he venido precisando, gracias a los trabajos del proyecto Hervideros hoy
podemos reconocer el papel de los chalchihuiteños en el establecimiento de este puente con
el Southwest o suroeste de los Estados Unidos, que previamente investigadores como Emil
Haury o J. Charles Kelley habían inicialmente identificado (Carot y Hers 2006:47).
La colonización que emprendieron las comunidades chalchihuiteñas a partir del 600
d.C. de los territorios al interior de la Sierra Madre Occidental de Durango y de sus valles
orientales, propició el establecimiento de esta vía de comunicación con los pueblos
ancestrales del suroeste de los Estados Unidos entre los siglos séptimo y noveno de la era
(Carot y Hers 2006:62).
Si bien es cierto varias investigaciones han querido explicar las intensas relaciones
entre éstas áreas culturales sólo a partir del motor que representó el comercio de bienes
preciados como las piedras verdes, lo que se ha definido como la llamada ruta de la
turquesa, 20 el Proyecto Hervideros se ha preocupado en considerar otros mecanismos que
dieron vida a este puente, como las migraciones de pequeños grupos, las rutas de
peregrinaciones a lugares sagrados, o las expediciones exploratorias, los cuales
repercutieron profundamente en el ámbito de las ideas y creencias de estos pueblos (Carot y
Hers 2006:70, en prensa).
Otra de los contribuciones relevantes de este proyecto es el de llegar a entender la
naturaleza de los enlaces culturales entre estas regiones dejando de lado esta visión que
consideraba los distintos aportes de manera unidireccional de Mesoamérica hacia el
suroeste de los Estados Unidos, pues hoy conocemos que los intercambios fueron en ambos
sentidos entre comunidades con desarrollos sociopolíticos semejantes (Carot y Hers
2006:48, en prensa).
La evidencia más clara de los aportes por parte de los pueblos ancestrales a los
mesoamericanos septentrionales es la llegada a territorio chalchihuiteño de imágenes como
la del flautista y del personaje femenino con peinado de anémona. El arribo de estos
20
Para una crítica sobre la hipotética ruta de la turquesa propuesta por Phil C. Weigand y Acelia García de
Weigand revísese el trabajo de: Carot y Hers (en prensa) y Hers (en prensa).
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 259
que enlazaron a los mesoamericanos con los pueblos ancestrales (Berrojalbiz y Hers en
prensa d; Carot y Hers en prensa).
Los espirales presentes en el motivo 25, conjunto 21, panel F son otros de los
diseños que los hopis en su visita a La Cantera vieron como una evidencia de los antiguos
movimientos migratorios al sur que llevaron a sus clanes a pasar por los territorios de
Durango, dejando huella de su paso en el arte rupestre y en otros ámbitos de la cultura.
La presencia de estos motivos en La Cantera nos habla de la participación de las
comunidades chalchihuiteñas del valle del río Tepehuanes en el establecimiento de este
puente duradero con el suroeste de los Estados Unidos, y por lo tanto también el
reconocimiento de este valle como ruta de comunicación hacia el lejano noroeste.
No olvidemos a su vez que este antiguo puente fue de relevancia también para los
pueblos ancestrales por su repercusión en los más diversos ámbitos. Mencionemos por
ejemplo como éste permitió la llegada de nuevas variantes de maíz, de objetos de uso ritual
como las sonajas de cobre y los espejos de mosaico de pirita cuya presencia entre los
chalchihuiteños es característica desde tiempos tempranos, del juego de pelota importante
también para los chalchihuiteños, pero sobre todo del arribo de una rica iconografía
procedente de la cerámica chalchihuiteña y michoacana (Carot y Hers 2006:62-64, en
prensa).
Finalmente, son varias las regiones del suroeste de los Estados Unidos que reflejan
más claramente los entrelaces con Mesoamérica entre ellas se menciona a la zona nuclear
de la cultura Hohokam, en las cuencas de los ríos Gila y Salado del desierto de Arizona,
que tiene como sitio emblemático el poblado de Snaketown (Carot y Hers en prensa). En
Nuevo México las relaciones entre ambas áreas culturales trascendieron a la llamada
cultura Mimbres o a importantes centros urbanos como el Cañón de Chaco (Carot y Hers en
prensa). En este contexto es probable que alguna de estas áreas fueran el punto de difusión
de imágenes como la del flautista o la del personaje con peinado de anémona que vemos
presentes en La Cantera.
Por su contemporaneidad y parecido formal a las imágenes de La Cantera no hay
descartar también la posibilidad de otras áreas de difusión, como la del noreste de Arizona
en donde al sur de la Black Mesa se presenta una de las mayores concentraciones de
flautistas de todo el Southwest, propuesta como uno de sus puntos de origen y difusión; o
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también la zona a lo largo del río Little Colorado al este-centro de Arizona, considera como
otra de las regiones con mayor concentración de figuras de este personaje (Malotki
2000:Figura 6-7).
En cuanto a las representaciones femeninas con el peinado de mariposa, por los
fechamientos tempranos que existen de este motivo en el arte rupestre de Cañón de Chelly,
es imposible no remitirse nuevamente al área noreste de Arizona (Hays-Gilpin
2004:135,Figura 7.4). Recordemos también que las piezas cerámicas encontradas hasta
ahora con el diseño de este personaje, fechadas entre el 600-900 d.C., se concentran al
centro de las Cuatro Esquinas, en el suroeste de Colorado, noroeste de Nuevo México y
este de Arizona (Hays-Gilpin 2004:134,136-137).
Considerese además que las composiciones en las que vemos conjugarse al flautista
y la mujer con peinado de mariposa como en La Cantera, se presentan más tardíamente
sobre todo en el valle del Rio Grande en el norte-centro de Nuevo México (Malotki
2000:Figura 5). Una escena de este tipo se conserva en la cerámica Jeddito tardío negro
sobre amarillo, datada cerca del 1400 d.C., la cual fue ubicada en las cercanías de la región
Hopi (Hays-Gilpin 2004:Figura 2.4h-i).
262 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
7. Conclusiones
del soporte donde fueron ubicadas. Las frecuentes sobreposiciones de las pinturas a los
cuadrúpedos y antropomorfos del conjunto 20 las sitúan en un episodio de plasmación
intermedio entre la fase uno y dos del segundo discurso.
En el caso del primer y segundo discurso, no existe suficiente evidencia que me
ayude a definir si existe una diferencia cronológica entre ellos que se perciba en el orden de
la secuencia de plasmación del sitio. Me inclino a pensar que tuvieron un desarrollo
paralelo.
Una vez definido estilísticamente el arte rupestre de La Cantera, fue fundamental el
apoyo de la investigaciones del proyecto Hervideros para determinar la filiación cultural y
cronología del arte rupestre de La Cantera. Para eso comparé los resultado del análisis de
sus expresiones con las unidades estilísticas que se han definido regionalmente en el
proyecto Hervideros, atribuidas a las diferentes poblaciones prehispánicas que habitaron el
noroeste de Durango. El tipo de comparaciones que se realizó fue a nivel tanto del
repertorio temático, como de las asociaciones de estos motivos, y de la técnica de
elaboración. Como resultado me fue posible reconocer la pertenencia a la cultura
chalchihuiteña del arte rupestre de La Cantera. Esta atribución fue además confirmada a
partir de la correlación que encontré entre ciertas temáticas de este sitio y la iconografía
chalchihuiteña de la cerámica y la escultura. Otro tipo de evidencia que fortalece tal
filiación es la del contexto arqueológico chalchihuiteño en el que se ve asociado el
emplazamiento rupestre, concretamente a una zona habitacional de esta cultura.
Las correlaciones con la cerámica me facilitaron asimismo el poder establecer una
primera cronología de las imágenes. De esta manera me fue posible argumentar que las
expresiones de este sitio se plasmaron inicialmente durante la fase Ayala-Las Joyas (600-
900/1000 d.C.), periodo en el que inicia la colonización chalchihuiteña de los territorios
duranguenses. Esta misma etapa coincide con el momento de mayor entrelace cultural entre
las ancestros de los indios pueblo del Suroeste de los Estados Unidos y las poblaciones
chalchihuiteñas Mesoamericanas. Como testigo de ello vemos presente en La Cantera
imágenes como la del personaje femenino con peinado de anémona y el flautista, cuyos
fechamientos en el suroeste de los Estados Unidos concuerdan con este misma fase
cronológica.
266 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
el sentido simbólico de apropiación y delimitación que ejerce esa imagen sobre el espacio,
cuya síntesis gráfica es el mismo cosmograma. Además la apropiación simbólica del
territorio a través de la plasmación de imágenes como la del venado esquemático de cinco
trazos, involucró su estructuración con base en la visión cosmológica del espacio de los
nuevos pobladores, cuyo esquema básico, como hemos visto, es el cuadrilátero con “X”
interna. De esta forma, tiene sentido que la figura de este cérvido que permitió construir en
los paisajes durangueños esa concepción del mundo, se conjugue con la imagen que
sintetiza de mejor forma esa visión: el cosmograma. Para exaltar la facultad del venado en
la construcción cosmológica del espacio los artistas formalizaron de manera tan
significativa su conjunción con el cosmograma, que éstos resolvieron integrar en un solo
motivo estas dos temáticas, son al respecto varios los ejemplos en el arte rupestre.
La relación entre estas dos temáticas me ha permitido inferir otros aspectos
conceptualizados en la imagen del venado de cinco trazos, llevándome a entender porqué la
figura de este rumiante servía como un elemento de identidad para las poblaciones
chalchihuiteñas del noroeste de Durango. Para esto he considerado la manera en la que la
figura esquemática de este venado se inscribió al centro de un cosmograma, en el espacio
que representa el centro del mundo, lugar de emergencia y de origen de la humanidad.
Consideré además que entre los huicholes, herederos de la tradición chalchihuiteña, existen
ciertos objetos que constituyen modelos reducidos del cosmos los cuales suelen también
presentar figuras de animales en personificación a los primeros antepasados que emergieron
de la matriz de la tierra. De acuerdo a la simbología huichola, el tipo de piedra que se
utiliza como soporte y el color de la superficie de la piedra del cosmograma rupestre
parecen confirmar el vínculo del venado con un eventual culto a los antepasados. En ese
contexto es posible identificar a la figura esquemática del venado de cinco trazos como la
de un ancestro deificado, que ha semejanza de los personajes creados a partir del culto de
las Katchinas de los indios Pueblo que dan identidad a sus clanes, este ser se reconocería
como un elemento identitario para las comunidades chalchihuiteñas, que los remitía a sus
orígenes, al momento mítico de la creación del mundo.
Por la ubicación central del venado de cinco trazos al interior del cosmograma es
posible también inferir las facultades celeste que seguramente se le adjudicaban a este
personaje. Es importante recordar que el centro del cosmograma se conceptualizaba como
268 | D a n i e l H e r r e r a M a l d o n a d o
el cenit-nadir del sol en su transitar por la bóveda celeste y al mundo inferior, después de
todo son varias las representaciones en Mesoamérica en las que este astro suele ocupar este
espacio central. Además como vimos, entre los huicholes el venado llega a concebirse
como el sol en sí mismo, o a encarnar un estrecho parentesco con el Padre Sol.
Denotando las propiedades diurnas y solares adjudicadas al venado, fue
representada en La Cantera la figura de un cérvido en una de las pocas paredes que fueron
escogidas por orientarse hacia el este, mirando el despuntar del sol. El diseño de este
venado se representa además en sentido vertical en actitud de ascenso pareciendo emular la
salida del sol en el horizonte. Dada la orientación del soporte y del escarpe en general, el
despuntar del sol sólo puede ser observado en ese lugar entre los meses de marzo y
septiembre, además de que únicamente durante este tiempo los rayos solares iluminaran al
amanecer directamente el motivo. Los meses que delimitan el inicio y final de iluminación
del venado, son muy significativos en el ciclo solar anual, pues como sabemos coinciden
con el equinoccio de primavera y otoño, que para los huicholes están asociados con el
nacimiento, madurez y muerte del Padre Sol.
Otra de las propiedades que pueden ser inferidas en la representación del venado de
cinco trazos es su afinidad con el fuego. Para eso se profundizó en la importancia que tiene
para los chalchihuiteños y huicholes el culto al fuego y su vinculación con la región central
del universo.
En resumen, por su posición al centro del cosmograma quedan acentuadas algunas
de las propiedades de la representación del venado que podrían en principio considerarse
contradictorias. Pues, por un lado, se reconoce su papel como ancestro, personaje que
generalmente pertenecen al mundo de los muertos, esa región subterránea dominado por el
frio y la obscuridad, así nos lo señala el intenso color negro que enmarca el cosmograma
con el venado de cinco trazos a su interior. En sentido opuesto se distinguen las cualidades
solares del cérvido, relacionándolo entonces con la región celeste del cosmos, y exaltando
su naturaleza diurna, cálida, e ígnea, asociado en esencia con la vida. Pero este dualismo en
el carácter de este personaje encuentra explicación también en la mitología huichola,
adquiriendo como representación de Venus dos personalidades opuestas pero
complementarias. La ubicación del venado de cinco trazos en medio de las cuatro
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 269
representación del conflicto de las dos fuerzas opuestas y complementarias en las que se
divide el cosmos, conflicto que encuentra como escenario la región intermedia del universo.
Otro aspecto notable es como a partir de este punto y a medida que nos dirigimos al área
inferior de la escena, el carácter de las imágenes empieza a inclinarse hacia el sentido
oscuro, húmedo, femenino y terrestre en el que se divide el universo.
En la tradición mesoamericana el perro está asociado al mundo de los muertos y
tiene un fuerte atributo de sexualidad. Es habitual ver al cánido en la cerámica
chalchihuiteña emergiendo o introduciéndose en las grandes fauces dentadas del monstruo
de la tierra, aludiendo a sus frecuentes entradas y salidas del inframundo. En la mitología
huichola se reitera a su vez, la asociación del cánido con la oscuridad y con el inframundo,
pues éste es generalmente de costumbres nocturnas. Éstos están asociados además con los
rituales de la diosa femenina Nakawe, lo que establece un vínculo entre este tipo de diosas
femeninas y animales como el cánido, adjudicándole un cierto carácter femenino. Este tipo
de atributos se pueden inferir en el caso de los cánidos representados en La Cantera. Nótese
en primer lugar como las imágenes de este animal se asocian directamente con la figura del
personaje femenino con peinado de mariposa, el cual hace referencia a la representación de
las deidades femeninas mesoamericanas, y al ámbito nocturno, húmedo, y terrestre del
cosmos.
La naturaleza femenina del cánido puede ser inferida más claramente en su
representación del conjunto 23, panel F. En esa composición se repite nuevamente la
organización vertical de las imágenes de acuerdo a la concepción chalchihuiteña del
universo. Varias figuras de cuadrúpedos pequeños se disponen en la parte superior de la
agrupación, algunas identificables como las representaciones de cérvidos. Su disposición en
el área superior del panel haría referencia nuevamente a las cualidades diurnas, cálidas y
celestes del venado, propiedades que son transferidas al espacio superior donde se
encuentran. A diferencia de estos cuadrúpedos, la posición en la que fue dispuesto el
motivo principal de este conjunto, la gran figura de un cánido en actitud de aullar, fue la del
sector inferior derecho del panel, justo abajo de los pequeños animales. Esta región inferior
que es reservada para los seres que se relacionan con la sexualidad, con la fertilidad, con el
dominio frío, húmedo y femenino del cosmos. Sin duda que uno de los rasgos más
relevantes de este motivo que nos hablan de su pertenencia a este ámbito, es el hecho de
E s t u d i o d e l S i t i o d e A r t e R u p e s t r e “ L a C a n t e r a ” | 271
que se haya marcado el sexo del animal con una gran vulva dispuesta entre las patas del
animal.
Para poder entender la naturaleza de esta animal, es importante referirse al mito
huichol que versa sobre el tiempo de la creación y la pareja original, conformada por el
primer sembrador, y su perra negra, más tarde la perrita se transformaría en mujer,
concretamente en una deidad terrestre. En esta narración es posible encontrar un sustento
mitológico para las propiedades femeninas de los cánidos de La Cantera, y como es que a
partir de su transformación en mujer se enfatiza su relación con la sexualidad y fertilidad.
Sin embargo, es con la imagen del personaje femenino con peinado de anémona con
la que queda claramente representado el carácter femenino del cosmos, ahí donde dominan
las fuerzas del crecimiento y la reproducción, ahí donde gobiernan los seres húmedos, fríos,
oscuros y nocturnos. Su característico peinado no sólo se limita a servir como un elemento
identificador de su sexo sino también como un verdadero marcador de “genero”. Este tipo
de peinado es utilizado en la actualidad por las mujeres hopis para identificar a aquellas
doncellas que se encuentran en la pubertad. Entre las comunidades pueblo existen un muy
importante simbolismo de estas mujeres pubescentes. Ellas representan el crecimiento del
maíz y otros aspectos de la fertilidad y la abundancia
Las representaciones de vírgenes con peinado de mariposa se desempeñaron como
una importante metáfora de todo tipo de fertilidad, abundancia, y quizás algunos aspectos
de la creación en sí misma. Si trasladamos este simbolismo al contexto mesoamericano su
imagen pudo haber tenido alguna referencia con el inframundo y con las deidades
femeninas que ahí habitan.
Una vez conocidas las propiedades tanto del flautista como del personaje femenino
con peinado de anemona, es posible entender el sentido que se le da a su encuentro en un
mismo panel. Por las fuerzas que cada uno de estos seres representan es claro que su unión
ejemplifica tanto para los pueblos ancestrales del Suroeste como para los grupos
chalchihuiteños mesoamericanos, la necesaria combinación de las fuerzas masculinas
celestes, cálidas y solares representadas por el flautista, con las fuerzas femeninas,
terrestres, frías y húmedas de las vírgenes con peinado de anémona, indispensables para la
germinación de la vida de las plantas como para la fecundación humana. En Mesoamérica
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