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OBJETIVOS
RESUMEN
Las plantas responden al agregado de nutrientes cumpliendo leyes establecidas (del
mínimo, del óptimo, de los rendimientos no proporcionales, de interacción). Según la
normativa vigente fertilizante es toda sustancia o mezcla de sustancias que incorporada
al suelo o aplicada sobre la parte aérea de las plantas, suministre él o los elementos que
requieren los vegetales para su nutrición, con el propósito de estimular su crecimiento,
aumentar su productividad y mejorar la calidad de las cosechas. Estas sustancias pueden
ser minerales u orgánicas. Los fertilizantes minerales pueden ser simples, compuestos o
complejos. Según su forma de presentación pueden ser sólidos (pulverulentos,
cristalizados y granulados), líquidos y gaseosos. Se caracterizan por su grado, índices
de acidez, basicidad, salinidad, higroscopicidad, tamaño de partícula e
incompatibilidades. Los fertilizantes nitrogenados se clasifican en nítricos, amoniacales
y nítrico-amoniacales. Entre los principales se encuentra la urea y el UAN. Los
fosforados se clasifican en solubles e insolubles, siendo los más usados el superfosfato
simple o triple y el fosfato mono y diamonico. Existen fertilizantes conteniendo otros
nutrientes, como los azufrados, cálcicos, magnésicos y con los denominados
micronutrientes. Las aplicaciones pueden ser superficiales (presiembra o posemergencia
al voleo, presiembra, siembra o posemergencia en franjas sobre el suelo, posemergencia
con el agua de riego) y
subsuperficiales (al voleo, incorporado con reja o con disco; en bandas con la semilla o
al costado y por debajo de la semilla, en bandas profundas, en bandas al costado de las
plantas en posemergencia, sobre las plantas (foliar)). La fertilización sitio-específica
consiste en la aplicación del fertilizante en dosis variables dentro del lote. La estrategia
de fertilización en cada cultivo se define de acuerdo a la exigencia particular del mismo,
la característica de los componentes de rendimiento y el estadío fenológico de su
definición, así como la dotación edáfica y la movilidad de los respectivos nutrientes en
el suelo. Argentina consume más de 3,5 millones de t de fertilizantes por año,
principalmente nitrogenados y fosforados. La producción nacional de fertilizantes
nitrogenados esta cerca de el autoabastecimiento, mientras que se depende de la
importación para el resto de los fertilizantes. La comercialización nacional se realiza
mediante bolsas de 50 kg que pueden ser palletizadas, bolsones de 500-1.000 kg o a
granel. Esta última forma ha crecido mucho en el último tiempo debido a la
simplificación de su manejo si se dispone de los elementos necesarios. La dosis de
empleo de los fertilizantes puede ser decidida por un criterio económico del cultivo en
análisis (comparación de la eficiencia esperada vs eficiencia mínima) o por criterios de
mantenimiento y construcción de la fertilidad edáfica, particularmente para nutrientes
poco móviles.
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ÍNDICE
Pág.
Definiciones básicas 3
Leyes de la fertilidad 3
Normativa vigente 5
Clasificación de los fertilizantes 6
Caracterización de los fertilizantes 8
Fertilizantes nitrogenados 9
Fertilizantes fosforados 14
Fertilizantes potásicos 17
Fertilizantes azufrados 17
Fertilizantes cálcicos – Fert. Magnésicos 18
Fertilizantes con microelementos 18
Forma de aplicación general de los fertilizantes 20
Consumo, producción y comercialización en argentina 28
Conceptos para la toma de decisión de la fertilización 31
Bibliografía 33
Cuestionario 34
DEFINICIONES BÁSICAS:
LEYES DE LA FERTILIDAD
En el curso de Edafología se han visto la Ley del Mínimo y la de los Rendimientos no
Proporcionales. Se aconseja releer el capítulo correspondiente.
La Ley del Mínimo hace alusión a que la limitación del rendimiento la establece el nutriente
en mayor deficiencia, aun cuando los demás estén en niveles de suficiencia. En otras
palabras, el rendimiento es proporcional al factor más escaso, lo que se simboliza con el
barril que desea llenarse (Figura 1). En esta figura puede verse que la mayor deficiencia de
N es la que regula el volumen que puede cargar el barril. La función matemática que
representa esta ley es la lineal-plateau (Figura 2).
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Figura 2. Representación gráfica de la ley del mínimo.
En la Figura 2 puede verse que el rendimiento aumenta hasta que un nutriente se torna
limitante (nivel 1), si este elemento se agrega, el rendimiento aumentará hasta que vuelva a
presentarse otro elemento en deficiencia (nivel 2). Esta ley sostiene que la eficiencia
agronómica no depende de la cantidad de nutriente agregada en el rango en que este es
limitante, por lo que la línea es recta, es decir tiene una única pendiente. Paralelamente, el
rendimiento no depende en ese trayecto del nivel de los otros nutrientes.
Ley del óptimo: si bien el rendimiento está limitado por el nutriente en mayor deficiencia,
cuanto más cerca del óptimo estén los demás nutrientes, se alcanzará mayor rendimiento
con igual agregado del nutriente más deficiente (Figura 3).
En la Figura 3 puede verse una trayectoria similar a la de la Figura 2 en la línea llena, sin
embargo, en la línea punteada se muestra que un segundo nutriente en mayor disponibilidad
provoca que el aumento de la dosis del más deficiente pueda incrementar la respuesta del
rendimiento alcanzándose un segundo plateau más elevado.
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Figura 4. Representación gráfica de los rendimientos no proporcionales. a) el rendimiento
máximo es el mismo (A) pero cambia el factor de proporcionalidad (c); b) hay 2
rendimientos máximos (A).
Se acepta que en general el factor “c” es bastante constante para cada nutriente. Cuando las
condiciones de crecimiento mejoran y se alcanza un nivel de rendimiento mayor (Figura
4b) aumenta la eficiencia agronómica del nutriente limitante en todo el rango de dosis
empleado.
Los nutrientes móviles en el suelo tienden a seguir la ley del mínimo más que los poco
móviles. Si un suelo tiene la cantidad necesaria de un nutriente móvil para alcanzar un
determinado rendimiento (las raíces pueden absorber todo el nutriente pues está
disponible), un mayor rendimiento por mejoras en las condiciones de crecimiento, por
ejemplo agua disponible, necesitará del agregado de mayor cantidad de dicho nutriente
(Figura 2). En el caso de los nutrientes poco móviles, al aumentarse el rendimiento
potencial por una mejora en otro factor como el agua, tal vez una mayor densidad de
siembra y por lo tanto mayor exploración del suelo por el sistema radical, pueda provocarse
que sin el agregado de algún nutriente, el cultivo pueda absorber más y la ley del mínimo
no se cumplirá.
Ley de interacción: es una variante moderna de la Ley del Mínimo y dice que "la respuesta
de un cultivo a la fertilización está determinada por el elemento que se encuentra en el
suelo en menor cantidad en relación a las necesidades del mismo". Es decir, cada factor de
producción es tanto más eficaz cuanto más próximos a su óptimo estén los demás factores
(interdependencia entre los elementos de la fertilidad). Cuando el efecto producido por dos
factores puestos conjuntamente, es superior a la suma de los efectos de cada uno
considerados por separado, se dice que hay sinergismo o interacción positiva. Estas
interacciones tienen una gran influencia sobre el rendimiento de los cultivos. Numerosas
experiencias ponen de manifiesto que existe interacción positiva entre el N y el P, el N y el
K, el N y el riego, N y tratamiento con herbicidas, entre otros.
NORMATIVA VIGENTE
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la Argentina deben ser inscriptos en este organismo y deben cumplir con la legislación
vigente.
1) Por su origen
- Minerales: consisten en compuestos minerales. A su vez los podemos dividir en sintéticos,
por ejemplo el fosfato diamónico, sulfato de magnesio, nitrato de amonio,entre otros; y
naturales como el fosfato de roca, nitrato de sodio (salitre de Chile) ó cloruro de potasio.
- Orgánicos: provienen de residuos de origen animal (estiércoles, deyecciones) o vegetal
(residuos de la industrialización ej. cascarilla de arroz, viruta de madera, rastrojos). Además
de su elevado contenido en nutrientes tienen un efecto muy favorable sobre las propiedades
físico-químicas del suelo.
Las mezclas físicas, también llamadas mezclas físicas secas, son fertilizantes que contienen
dos o más nutrientes obtenidos a partir de la mezcla mecánica de dos o más fertilizantes
simples, que no sean químicamente reactivos o que reaccionen en forma mínima. Los
principales requisitos que deben cumplir las mezclas físicas son: tener flujo libre; estar
libres de polvo; garantizar la concentración de nutrientes consignada en rótulo de producto
(según límites exigidos por la legislación vigente), y presentar una adecuada homogeneidad
física. Las mezclas físicas secas se elaboran en plantas de mezclado que pueden estar
ubicadas, o bien en los principales puertos que operan con fertilizantes, o bien en plantas de
distribución ubicadas en las áreas de servicio. En la Figura 5 se muestra una foto de un
equipo mezclador de eje inclinado, acompañado por una tolva con balanza para carga de
materias primas.
Figura 5. Equipo mezclador de eje inclinado con tolva con balanza. Imagen gentileza de
Anne Yargus Sheehy (Yargus Manufacturing Inc.).
Las mezclas físicas (fertilizantes compuestos) son las formas de fertilizantes que
verificaron el mayor desarrollo en los últimos años. Las principales razones que explican su
progresiva adopción son: facilidad de elaboración, menores costos de elaboración con
respecto a fertilizantes complejos y mayor flexibilidad en confección de mezclas con
diferentes grados (“mezclas a pedido”). En la Argentina, los principales fertilizantes
simples utilizados como ingredientes de mezclas físicas son: urea granulada, fosfatos
monoamónico (MAP) y díamonico (DAP), superfosfato simple de calcio (SPS), sulfato de
amonio (SA) y yeso. En mezclas confeccionadas para algunos cultivos regionales también
se utilizan algunas fuentes potásicas como el sulfato doble de potasio y magnesio, cloruro
de potasio, sulfato de potasio, etc.
Uno de los pasos más importantes para elaborar mezclas físicas de alta calidad es
seleccionar ingredientes que sean químicamente compatibles (Tabla 1). Para ello se deben
utilizar fuentes que no reaccionen químicamente con otros ingredientes durante o después
de la formulación, ni que alteren la composición química o que dañen las propiedades
físicas de la mezcla. Si se utiliza materia prima químicamente incompatible, las reacciones
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entre los compuestos pueden desarrollar calor, gas, humedad, generando una degradación
del gránulo, aglutinamiento y cambios en la composición química de la mezcla.
Tabla 1. Compatibilidad química de ingredientes de mezclas físicas.
NA
X UREA
si si SA
si L si SPT
si L si si SPS
si si si L L PDA
si si si si si si PMA
si si si si si si si ClK
si si si si si si si si SO4K2
X: incompatible
L: Compatibilidad limitada
NA: nitrato de amonio
SA: sulfato de amo
SPT: superfosf. Triple
SPS: superfosf.simple
PDA: fosf. diamónico
PMA: fosfato monoamónico
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-Sólidos: se presentan básicamente en tres formas, según el tamaño de las partículas
•Pulverulentos: el tamaño de las partículas varía entre 1 y 100 µm
•Cristalizados: el tamaño de partículas está comprendido entre 0.2 y 1 mm
•Granulares: el tamaño de partícula oscila entre 0.5 y 5 mm.
-Líquidos: pueden ser soluciones verdaderas como las simples como las nitrogenadas (N),
binarias, como por ejemplo N-P y ternarias como por ejemplo N-P-K. A su vez pueden ser
sin presión o con presión superior a la atmosférica (necesitan equipos especiales para su
manipulación) o suspensiones que se desarrollaron para paliar las limitaciones que las
soluciones ternarias imponen a la homogeneidad de la mezcla.
-Gaseosos: el único que se aplica en la actualidad es el amoníaco anhidro, que a
temperatura ambiente y presión atmosférica se encuentra en estado de gas, transformándose
en líquido a - 33.5ºC o a una presión de 18 bar. Estas condiciones se utilizan en tanques
especiales con los que se aplica por inyección al suelo. Cuando se descomprime en el suelo
vuelve a transformarse en gas por lo que las condiciones en que se aplica deben ser
controladas (textura, humedad, pH).
Las dos formas más comunes de presentación de los fertilizantes sólidos son “granulados”
y “cristalinos”. Estos últimos, también se denominan fertilizantes “cristalino-solubles” o
“hidrosolubles” por su elevada pureza y solubilidad en agua, adecuados para su uso en
cultivos intensivos (fertirrigación). La legislación vigente en la Argentina establece para los
fertilizantes granulados (Resolución N°273/95, artículo primero) los siguientes requisitos:
“todas las mezclas físicas granuladas y los fertilizantes complejos (ternarios o binarios) que
ingresen o se comercialicen en el país, deberán cumplir con los siguientes parámetros de
calidad física: el 80% de la misma queda retenida en tres tamices consecutivos (Norma
ASTM). No sobrepasar el 2% de polvo (no retenido en malla ASTM 20) y como máximo
el 1.5% retenido en malla ASTM 4”. La malla ASTM 20 y ASTM 4 corresponden a
tamaños de abertura de 0.841 y 4.7 mm, respectivamente. Así, por ejemplo, un producto
que cumpla con las tolerancias de polvo y partículas más grandes, presentará proporciones
variables de tamaño de partícula, pero dentro de los extremos de granulometría admitidos
para la categoría.
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Debe tenerse en cuenta el grado del fertilizante cuando se comparan estos índices, ya que la
cantidad de fertilizante a aplicar depende de él y los índices están expresados por kg de
fertilizante y no por kg de nutriente.
FERTILIZANTES NITROGENADOS:
Perlado, granulado y
Urea 46 75-80 108 73
cristales de color blanco
Nitrato de
27 Granulado 187
amonio calcáreo
Sulfonitrato de
26 Granulado ------------
amonio
Cloruro de
128
amonio
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A continuación se describen algunos aspectos de los principales fertilizantes nitrogenados:
Urea (amida ácida del ác. carbónico): 46% de N en forma ureica que se transforma
rápidamente a la forma amoniacal cuando se incorpora al suelo en buenas condiciones de
humedad y temperatura. Se produce mediante la reacción del NH3 con CO2 bajo presión y a
una temperatura elevada. A su vez el NH3 se obtiene por la fijación del N2 atmosférico, por
lo que cualquier país que tenga fuentes de energía está en condiciones de fabricarla.
La urea cristalina tiene < 0,25% de biuret y es totalmente soluble. Ambas propiedades la
hacen ideal para fertilización foliar y fertirrigación.
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derivado. Paralelamente, el sodio acompañante no es deseable en los suelos,
particularmente si ya son alcalinos. Fue el primer fertilizante nitrogenado químico que se
usó cuando aún no se habían desarrollado los métodos de producción industrial a partir del
N atmosférico.
Nitrato potásico: grado 13-0-36. Se produce haciendo reaccionar el ácido nítrico con
cloruro de potasio y separando el NO3K por cristalización y filtración. Da reacción alcalina
en el suelo. Se lo utiliza en cultivos que responden a aplicaciones diferidas de K y N, como
tabaco y cítricos.
Nitrato amónico: 32-34% de N, (partes iguales de la forma amoniacal y de la forma nítrica
(13,5%)). Es una sustancia sumamente peligrosa por ser explosiva, particularmente cuando
se almacena en galpones cerca de aceites, gasoil, fueloil, ácidos, álcalis, entre otros, o con
insolación directa, por lo que está prohibido en muchos países. Su categoría es Clase 5/Div
5.1Sustancias oxidantes. Posee la ventaja de aplicar conjuntamente el N bajo las formas
amoniacal y nítrica. Se puede usar directamente sobre el suelo, en fertirriego, en forma
foliar. Se presenta en gránulos o cristales.
Nitrato amónico calcáreo: 27-28% de N, 11-13% Ca. Para su fabricación se mezcla con
calcita o dolomita a los fines de neutralizar la acidez provocada por la nitrificación del ión
NH4+. Se lo aplica directamente o formando parte de soluciones nitrogenadas o fertilizantes
complejos. El nitrato de amonio es totalmente soluble pero los carbonatos muy poco. Se
usa directamente en el suelo, no es apto para el fertirriego ni aplicaciones foliares. Deben
tenerse los mismos cuidados para su almacenamiento y manipulación que para el nitrato de
amonio. Se presenta en gránulos.
Sulfato-nitrato-amónico: 26% de N, 12% S. Se fabrica por amonificación de mezclas de ác.
sulfúrico y nítrico. El 19,5% del N está en la forma amoniacal y el 6,5% en la forma
nítrica. Sus características son similares a las del nitrato amónico pero con excelente
condiciones para el almacenamiento y manejo. Su índice de salinidad es 69 y el equivalente
de acidez es 5,3. Se usa en suelo, para fertirriego y en forma foliar. Se presenta en gránulos.
Soluciones nitrogenadas: son sin presión, a diferencia del agua amoniacal. La solución 32
contiene el 32% de N. Está compuesta por urea y nitrato amónico disueltos en agua.
UAN. : 28-32% N (14% N amídico, 8% de N nítrico y 8% de N amoniacal). Es un líquido
incoloro. Se aplica sobre el suelo y no sobre las plantas, a veces se aplica foliarmente
combinado con herbicidas como el glifosato y la atrazina. En este caso hay que regular la
dosis y definir el estadío fenológico menos sensible. Es soluble en agua por lo que puede
aplicarse mediante equipos de riego. Es muy corrosivo y podría deteriorar los
pulverizadores comunes, se le puede agregar 5 kg de amoníaco anhidro/t como inhibidor de
la corrosión. No apto para producción orgánica. Su índice salino es 74,2 y el equivalente de
acidez 58.
Sulfato amónico: 21% de N y 23.5% de S. Al estar en forma amoniacal es retenido por el
complejo de cambio y se pierde menos por lavado. Las ventajas son su baja
higroscopicidad, buenas propiedades físicas, estabilidad química y buena efectividad
agronómica. Tiene baja concentración de N y por eso no se usa mucho, a excepción de su
empleo en plantas con altos requerimientos de S como las crucíferas o leguminosas. Índice
salino: 68, equivalente de acidez: 110. Se presenta en forma de gránulos o cristales. Se
puede aplicar al suelo, con fertirrigación y en forma foliar.
Cianamida cálcica: 21-22% de N, el 60% del N esta como CaCN2. Su aporte de Ca reduce
la acidificación generada por los fertilizantes nitrogenados en general. Se fabrica mediante
la reacción del carburo cálcico con N2. Se la ha utilizado como desfoliante en forma de
polvo (algodón) y también como herbicida (a orilla de las rutas).
Cloruro amónico: 26% de N. Actúa de forma similar al sulfato de amonio, pero no contiene
S y el cloro presente puede ser dañino para algunos cultivos, como por ejemplo el tabaco.
Al igual que el sulfato de amonio es un potente formador de ácidos.
Fertilizantes nitrogenados de liberación lenta: por tratarse el N de un nutriente sumamente
soluble, la fertilización de presiembra-siembra suele sufrir importantes pérdidas y en
general no llega en altas concentraciones a afectar factores de rendimiento de los cultivos
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que se determinan avanzada la fenología del mismo, por ejemplo el llenado de los granos
en los cereales. Se ha tratado de solucionar este problema mediante productos que liberan el
nitrógeno de forma progresiva a lo largo del tiempo.
Los mecanismos por los cuales se logra la liberación lenta los califican en:
• Recubiertos:
– Urea-azufre (URA)
– ESN (Agrium)
• Poco Solubles
– Urea-formaldehido (Ureaform)
– Crotoliniden-diurea (CDU)
– Isobutil-diurea (IBDU)
• Inhibidores nitrificación
– Triamida n- butil trifosfórico (NBPT, Agrotain International)
– Nitrapirina (N-serve)
– EneTotal es un fertilizante en el cual la
urea tratada con NBPT - n (n-butyl) tiamida tiofosfórica (Profértil)
• Ocluidos
– Mezclados con ceras, resina, zeolitas, polímeros de alta carga (Nutrisphere-
N), otros inertes
En la Tabla 4 se ilustran algunos aspectos relacionados con este tipo de fertilizantes:
1-Mercapto-1,2,4-triazol MT Nippon 32
Fertilizantes con aminoácidos: a partir del nitrógeno mineral las plantas sintetizan
aminoácidos para formar las proteínas, lo que supone un consumo importante de energía.
Suministrando directamente los aminoácidos se ahorraría la energía necesaria para
sintetizarlos y la respuesta a la fertilización sería más rápida. Existen algunos productos
comerciales, presentados en forma de solución, con un alto contenido en aminoácidos
libres, que se aplican en pulverizaciones por vía foliar o se incorporan al agua de riego para
ser absorbidos por las raíces. Se tiene poca experiencia en el uso de estos fertilizantes, ya
que su efecto depende de muchos factores: especie y variedad vegetal, edad de la planta,
estado nutritivo, estado sanitario, condiciones climáticas, etc. Se usan en cultivos
intensivos.
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• Sulfato de amonio
• Sulfonitrato de amonio
• Tiosulfato de amonio
• Urea (30 kg/10 l agua)
Entre los criterios técnicos que se utilizan para la elección del fertilizante nitrogenado debe
considerarse:
• En suelos alcalinos no usar fertilizantes amoniacales, particularmente si están secos
pues se produce volatilización de NH3.
• Si existe la necesidad de otros elementos (P, Ca, S) pueden elegirse fertilizantes
que los contengan
• En cultivos intensivos es conveniente utilizar fertilizantes de liberación lenta o
aptos para el fertirriego en caso que se utilice este sistema
• En suelos ácidos no es conveniente emplear fertilizantes amoniacales pues en su
proceso de nitrificación liberan H+ agravando la situación.
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son de mayor probabilidad de respuesta al agregado de N que cultivos anuales leguminosos
bien inoculados, en siembra directa ó praderas.
5) ausencia de barbechos previo a la siembra, ó que estos hayan sido muy prolongados,
ocasionando la lixiviación de nitratos por las lluvias, ó barbechos muy enmalezados. El
período de barbecho, especialmente en épocas de temperaturas moderadas, permite
acumular N mineral al favorecer el proceso de mineralización y no existir consumo por
parte de los vegetales. Por esto, la posibilidad de respuesta a una fertilización nitrogenada
disminuye cuando se ha practicado un barbecho anterior a la siembra. Si este estuvo
enmalezado y se siembra, habrá una inmovilización inicial del N del suelo hasta que se
descompongan los residuos de las malezas. A posteriori de ello este N se liberará, pero
puede, sin embargo, ocasionar amarilleos iniciales o clorosis por causa de estas
inmovilizaciones temporarias tempranas.
7) Incorporación de grandes volúmenes de rastrojos inmediatamente antes de la siembra.
La incorporación de un gran volumen de restos orgánicos, por ejemplo paja de cereales,
incrementa la población y actividad microbiana, provocando una deficiencia temporaria de
N asimilable (inmovilización biológica). Esta deficiencia desaparece, igualmente que en el
caso de las malezas del barbecho, cuando los residuos se descomponen. Si la siembra se
efectúa casi simultáneamente con la incorporación del rastrojo, existe mayor posibilidad
de respuesta del cultivo ante el agregado de N. Su repercusión sobre los rendimientos
finales está condicionada al volumen de paja incorporada y la velocidad de su
descomposición. El ritmo de descomposición del rastrojo en el suelo puede detenerse o
reducirse si hay bajas temperaturas y exceso de humedad, como puede ocurrir en
incorporaciones tardías de paja. Cuanto mayor es el contenido de lignina del residuo y su
relación C/N mayor es el tiempo para su descomposición. De manera orientativa se
recomienda agregar 1 kg de N por cada 100 kg de paja incorporada para evitar la
inmovilización microbiana descripta.
8) Adecuado abastecimiento de aire, agua y nutrientes no nitrogenados, ausencia de
problemáticas físicas, de salinidad o sodicidad, entre otras. La ausencia de otras limitantes
aumenta el crecimiento y desarrollo de los cultivos y por ende su demanda de N.
Factores no edáficos:
FERTILIZANTES FOSFORADOS
SOLUBLES
Fosfato diamónico (PDA) 48% P2O5 = 21% P (18%N)
Fosfato monoamónico (PMA) 55% P2O5= 24,4%P
Fosfato monoamónico azufrado (13-17,5%P, 10-14%N, 5-15%S) (11%N)
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Superfosfato triple (SPT) 45-47% P2O5 = 19,7 - 20,5 %P, 14% Ca
Superfosfato simple (SPS) 18 - 22% P2O5 = 7,9 - 9,6% P, 11% S, 18% Ca
Fosfato monopotásico (23%P, 29%K)
Fosfourea (19%P, 18%N)
Polifosfato de amonio (8-17-28-32-34%P, 10-11-28-35%N)
Fosfito de amonio (bajo grado P disponible)
INSOLUBLES
Hiperfosfato 30 - 32% P2O5 = 13 - 14% P
Escorias Thomas 15 - 20% P2O5 = 6,6 - 8,7% P
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trata de un producto líquido para aplicación directa en el suelo, en mezclas con UAN u
otras soluciones nitro-azufradas. Es un excelente carrier para micronutrientes, se usa en
fertirriego, no es absorbido por las hojas por lo que no se usa en fertilización foliar, no apto
para producción orgánica.
Otros productos del mercado son la fosfourea (18% N, 19% P), el fosfato monoamónico
azufrado (10-14% N, 13-17,5% P, 5-15% S) y el fosfato monopotásico (23% P, 29% K).
Tabla 5. Criterios para la elección de los fertilizantes fosforados de acuerdo a la acidez del
suelo.
TIPO
TIPO DE SUELO
DE FERTILIZANTE
ELECCIÓN
INSOLUBLE EN AGUA SOLUBLE EN
AGUA
ALCALINO
Reacción muy lenta Fuerte fijación y precipitación Usar solubles
CALCÁREO
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Tabla 6. Criterios para el método de aplicación de fertilizantes fosforados de acuerdo a la
acidez del suelo.
TIPO DE SUELO TIPO DE FERTILIZANTE
Pulverulento Granulado
ÁCIDO NEUTRO Banda dosis bajas Banda dosis normales a bajas
Voleo dosis normales Voleo dosis muy altas
Pulverulento
ALCALINO
No aplicar Banda dosis bajas
CALCÁREO
Voleo dosis altas
FERTILIZANTES POTASICOS
La principal fuente para su fabricación son las sales evaporíticas y algunos minerales como
la silvinita, la silvita y la langheinita. Los fertilizantes potásicos más usados son:
FERTILIZANTES AZUFRADOS
En la Tabla 7 se listan algunas características de los fertilizantes azufrados más comunes.
SPS 12 P,Ca - 70 90
Tiosulfato de amonio 26 N - - -
yeso 18 Ca - 0,26 90
S elemental 65-99 - 0 0 -
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En la Tabla 8 puede verse la solubilidad de algunos productos.
FERTILIZANTES CÁLCICOS
FERTILIZANTES MAGNÉSICOS
Foliares
Nitrato de calcio 18 - 19 - -
Quelato de calcio - - 5 - -
BORO HIERRO
Fe-
Ác. bórico 18 5-12
EDTA/HEDTA
18
Borax
(tetraborato de 10-15 Fe-EDDHA 6
Na)
Colemanita Lignosulfonato
18 5-10
(borato de Ca) de Fe
Ulexita (borato Sulfato férrico o
10-13 20
de Na/Ca) ferroso
Sulfato ferroso
MOLIBDENO 14
de amonio
Molibdato de Carbonato
54 42
amonio ferroso
Ácido
53 Fe.DTPA 10
molíbdico
Óxido de
66 MANGANESO
molibdeno
Molibdato de Carbonato
39 31
sodio magnésico
Óxido
COBRE 41-68
manganoso
Sulfato de Oxisulfato
25-35 30-50
cobre manganoso
Cobre Sulfato
9-13 24
edta/hedta manganoso
Lignosulfonato Manganeso-
5-8 9-12
de cobre EDTA
Cloruro de Lignosulfonato
47 5-10
cobre de manganeso
Zn-
Óxido cuproso 89 9-14
EDTA/HEDTA
Oxisulfato de lignosulfonato
40-60 21-36
cobre de Zn
Complejo Zn-
10-15
amoníaco
Carbonato de
52
Zn
Cloruro de Zn 27
Nitrato de Zn 49
Óxido de Zn 50-78
Oxisulfato de
18-50
Zn
Sulfato de Zn 5-9
Tabla 12. Dosis más frecuentes para fertilización con micronutrientes vía suelo.
NUTRIENTE DOSIS (kg/ha)
Zn 2-6
Cu 0,5-3
B 0,5-3
Mn 2-6 (15)
Mo 0,10-0,40
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Tabla 13. Dosis utilizadas en fertilización foliar con micronutrientes.
CULTIVO DOSIS
Maíz (Rato) 5-10 Zn kg/ha
Maíz (4-8hojas) 0,6-1,1 MnSO4 kg/ha (150 l)
Soja (V4-V8) 1,5 MnSO4 kg/ha (200 l)
Soja (20-40 DDE) 5 g/l CuSO4
Soja (Galrao, 2002) 0,5%borax, 0,5% CuSO4
0,5% MnSO4, 0,5% ZnSO4, (400 l/ha)
Si bien estos elementos son requeridos en pequeñas cantidades y a veces son aportados por
los productos fitosantirarios, el aumento sustancial de los rendimientos en las últimas
décadas y la baja tasa de reposición del pasado hace que estos elementos sean más
utilizados en la actualidad con respuestas considerables.
Superficiales
• Presiembra o posemergencia al voleo
• Presiembra, siembra o posemergencia en franjas sobre el suelo
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• Posemergencia con el agua de riego
Subsuperficiales
• Al voleo, incorporado con reja o con disco
• En bandas con la semilla o al costado y por debajo de la semilla
• En bandas profundas
• En bandas al costado de las plantas en posemergencia
• Sobre las plantas: aspersión sobre el cultivo (foliar)
Aplicaciones superficiales
Aplicaciones subsuperficiales
Las aplicaciones de fertilizantes junto o cerca de las semillas y las raíces pueden generar
problemas de fitotoxicidad. Estos efectos se deben fundamentalmente al efecto salino, a la
elevación del pH y a la presencia de compuestos tóxicos para los vegetales, como es el caso
del amoníaco. Debido a los efectos tóxicos de las altas concentraciones de amoníaco
generadas alrededor del gránulo de urea, no se recomienda aplicar dosis elevadas de urea
con la semilla a la siembra. En trigo, dosis de hasta 25-30 kg N ha-1 como urea aplicada con
la semilla pueden ser utilizadas en suelos de textura media a fina sin problemas de
fitotoxicidad. En suelos de textura más gruesa no deberían aplicarse más de 15-20 kg N ha-1
como urea con la semilla de trigo. En maíz, las dosis máximas de N varían entre 20 y 10 kg
21
N ha-1 en siembras a 70 cm entre hileras, para suelos de texturas finas y gruesas,
respectivamente. Estas dosis máximas de referencia disminuyen marcadamente cuando
disminuye el contenido de agua del suelo (Gudelj y col., 2001).
El fosfato diamónico también produce amoníaco en la zona de reacción y deben
considerarse las mismas dosis máximas en términos de N. Las aplicaciones de fertilizante
en bandas debajo de la línea de siembra, al costado ó al costado y abajo evitan estos
problemas. La aplicación en bandas permite reducir la dosis y el contacto fertilizante-suelo,
lo que es favorable en fertilizaciones fosforadas en suelos de pH alejado del 6,3-6,5,
condición de máxima solubilidad, pues se reduce la precipitación del nutriente con los
cationes (Ca, Fe, Al) que lo inmovilizan. Si la deficiencia de P es severa, se recomienda
aplicación al voleo con incorporación (fertilización de base o fondo) para elevar la dotación
fosfórica de todo el lote.
El fertilizante también puede aplicarse al costado de la planta en posemergencia, Esto se
realiza generalmente con N, no generando problemas de fitotoxicidad en el cultivo.
Aplicaciones foliares
Las aplicaciones foliares involucran el uso de líquidos solubles en pulverizaciones sobre el
follaje. Los nutrientes se absorben rápidamente de manera que la deficiencia nutricional
puede ser corregida inmediatamente. La fertilización foliar no permite aplicar grandes
cantidades de nutrientes, por lo tanto se la considera suplementaria dentro del programa de
fertilización. Concentraciones elevadas de sales en la pulverización pueden resultar en
quemado de hojas. El uso más común se da para la aplicación de micronutrientes que son
requeridos en bajas cantidades y en momentos específicos del desarrollo de los cultivos, y
que presentan problemas de fijación en aplicaciones al suelo (por ejemplo Fe y Mn). La
fertilización foliar permite una aplicación uniforme y la combinación de nutrientes con la
de otros agroquímicos. Las aplicaciones foliares son muy utilizadas en frutales. En trigo,
la aplicación foliar de N en estados avanzados de desarrollo delcultivo permite incrementar
los contenidosde proteína en grano.
Consiste en la aplicación del fertilizante en dosis variables dentro del lote. Comprobada la
variabilidad de la fertilidad dentro de un lote, los beneficios de utilizar dosis variables
pueden incluir importantes incrementos de rendimiento en sectores con baja disponibilidad
de nutrientes y ahorro en fertilizante mediante la reducción de la dosis de aplicación, en
porciones del lote con alta disponibilidad de nutrientes. Las grandes variaciones en los
análisis de suelos que a veces tienen los lotes sugieren que la recomendación de fertilizante
uniforme estará sobredimensionada en algunas áreas y en otras subdimensionada, si se usa
una dosis única.
Para establecer la dosis variable existen varias posibilidades.
Se pueden usar mapas de rendimiento y receptores de sistemas de posicionamiento global
diferencial (DGPS) en las cosechadoras de un cultivo predecesor. En el cultivo
subsiguiente se fertilizará con mayor dosis los sitios de menor rendimiento del predecesor y
viceversa. Este sistema es riesgoso si no se constata vía inspección ocular de los diferentes
sitios y análisis químico del suelo en ellos, pues un menor rendimiento puede deberse a una
posición baja del lote en el sector, enmalezamiento, entre otras muchas posibilidades. De
constatarse la deficiencia, se establece la dosis variable, aplicándola en franjas angostas
(usualmente, el ancho es múltiplo del ancho del equipo utilizado para aplicar los
tratamientos) y largas (por lo general, el largo del lote). Los cultivos son cosechados con
cosechadoras equipadas con monitores de rendimiento y receptores DGPS para chequear el
éxito y hacer correcciones futuras.
Para el caso del N se pueden usar sensores remotos. Las recomendaciones de fertilización
nitrogenada para maíz y trigo comúnmente aumentan con el nivel de producción esperado y
22
decrecen con la oferta de N. La cuantificación de la oferta de N en una base espacial es una
limitación importante al desarrollar recomendaciones de fertilizante nitrogenado
espacialmente variable. A principio de los 90, el muestreo en cuadrícula se percibía como la
forma más apropiada de generar un mapa de aplicación de fertilizante nitrogenado en dosis
variable. El alto costo de este muestreo, así como de los análisis de laboratorio requeridos
para construir un mapa de fertilidad nitrogenada, hace con frecuencia que este esfuerzo sea
difícil de justificar económicamente. Paralelamente, existe el problema de sincronización
de las necesidades de N en cultivo y la aplicación del fertilizante. El cultivo mismo
constituye la mejor herramienta para subsanar ambos problemas. Ante deficiencia de N los
cultivos manifiestan colores verde más pálido y hasta amarillamiento. Estas tonalidades
puede mapearse a través del procesamiento de imágenes aéreas o satelitales. Sin embargo,
estas imágenes tienen también problemas de confiabilidad, ya que las nubes puedan tapar
la plataforma y el sistema es dependiente entonces, de las condiciones climáticas. Otras
limitaciones al usar imágenes de este tipo derivan de la resolución espacial (20 m
aproximadamente) y la necesidad de mojones para el registro. El nivel de deficiencia
nutricional se establece a partir de las imágenes del cultivo en crecimiento, sobre la base del
nivel de clorofila (verdor expresado como la cantidad de la reflexión de rojo y verde) y la
cantidad de vegetación viviente (expresada como la cantidad de reflexión del infrarrojo
cercano (NIR)). Para traducir la información espacialmente variable que contienen las
imágenes (intensidad y colores del suelo y cultivo) a las recomendaciones de manejo de
cultivo, se requiere de vasta experiencia y datos locales. Estos resultados permiten
desarrollar softwares que colocados en las computadoras de las fertilizadoras, regulan la
dosis en función de los registros de las imágenes. Existe, sin embargo. una elevada
incertidumbre asociada con la medición del verdor del cultivo, ya que casi todos los
estreses afectan al estatus de clorofila, por ejemplo, sequía, anegamiento, heladas, etc. Por
eso se necesita determinar la causa de la clorosis antes de recomendar el tratamiento. En el
caso del maíz, la deficiencia de N es la causa más frecuente de clorosis, seguida de ciertos
micronutrientes cuando el pH del suelo es elevado.
Debido a consideraciones de resolución, la demora entre la obtención de las imágenes
aéreas o satelitales, a la vez que la existencia de la problemática de la nubosidad, se han
desarrollado sensores terrestres que proveen datos de reflexión del cultivo en tiempo real, a
fin de sustituir las plataformas con bases en satélites o aviones. Estos sensores terrestres
pueden ser manuales o estar montados en tractores o pulverizadoras de alto despeje del
suelo y proporcionar el mismo tipo de datos de reflexión que los que se obtienen con los
recursos de imágenes satelitales. En estos sensores los diferentes anchos de banda se
combinan para representar un índice sensible al parámetro que se está evaluando. Por
ejemplo, el índice normalizado de diferencias de vegetación (NDVI) se creó para evaluar el
índice de área foliar y se representa con NDVI = (NIR - rojo)/(NIR + rojo). Otro índice
denominado Verde NDVI = (NIR – verde)/(NIR + verde) es útil cuando el índice de área
foliar (IAF) es superior a ~2,5 (Schepers, 2002). Esencialmente, la reflexión verde es más
indicativa del estatus de N en cultivo cuando hay suficiente material vegetativo para
absorber (vía fotosíntesis) una mayor parte de la luz roja.
Uno de los primeros sensores manuales fue el Minolta SPAD (1990). Los científicos
intentaron calibrar las mediciones del equipo con los datos de concentración de N en hoja.
Este esfuerzo falló básicamente porque continuamente se desarrollan nuevas hojas durante
las etapas de crecimiento vegetativo, el estatus de clorofila en hoja cambia con la etapa de
crecimiento de la planta, y la relación entre la lectura SPAD y el contenido de N en hoja no
es la misma en todos los cultivares. Debido a las limitaciones y problemas, Schepers y
col.(1992) propusieron el concepto de un índice de suficiencia para normalizar los datos
SPAD a fin de minimizar los efectos de la etapa de crecimiento y las diferencias entre
cultivares. Ese índice de suficiencia relaciona la lectura del lote con la de una franja bien
fertilizada. Cuando el índice es < al 95% se recomienda fertilización. Sin embargo, debido
a que las lecturas SPAD representan una medición en el tiempo o instantánea de un área
muy reducida de la hoja, es difícil pasar la lectura SPAD a una recomendación de N sin
información adicional. Esta limitación puede superarse con sensores de la canopia del
cultivo, ya que monitorean un área mayor, que integra la cantidad de biomasa de plantas
vivas en la lectura de reflexión y el valor de índice de vegetación subsecuente. En el país
existen 2 marcas que el Geen Seeker RT 200 y Crop Circle ACS 2010. Comparar el valor
NDVI de un área en el lote con el valor de un área fertilizada adecuadamente proporciona
una medida del estatus relativo de N. Si se pudieran predecir los niveles de rendimiento a
partir de las condiciones de crecimiento en la mitad de la campaña, se podría conocer la
demanda relativa de N de acuerdo con las observaciones que se obtienen en ese momento.
23
Después de muchos años de trabajo en Oklahoma (EE.UU.) y México, Raun y col., (2001)
demostraron que los niveles de rendimiento actuales pueden predecirse a partir de
mediciones NDVI que se realizaron en el trigo de invierno en la mitad de campaña. Esta
metodología fue mejorada más tarde y por medio de ésta notaron que la lectura de un
sensor NDVI (utilizando el sensor GreenSeeker (N Tech Industries, Inc.)) tomada entre el
estadio de crecimiento Feekes 5 a 7 (primer a segundo nudo), dividida por la cantidad de
días desde la siembra hasta la medición donde GDD (Growing Degree Days, grados día de
crecimiento) ((Tmin + Tmax)/2 – 4.4°C) fueron superiores a 0, tuvo una buena predicción
del rendimiento real. Este trabajo demostró que en muchos sitios y años, los rendimientos
reales podrían ser predichos en los lotes sembrados en diferentes épocas, sensados en
diferentes momentos, y donde las condiciones climáticas fueron diferentes. Este modelo de
predicción del rendimiento fue adoptado y luego se buscó un método para calcular las dosis
de fertilizante nitrogenado a aplicar en la mitad de la campaña. Al mismo tiempo se
desarrollaron modelos de predicción de rendimiento para otros cultivos como maíz y pasto
bermuda (Raun y col., 2004).
Más recientemente se comenzó a experimentar en Argentina con aviones no tripulados
(VANT) manejados a control remoto que vuelan a baja altura con cámaras multiespectrales
TETRACAM. Estos aviones vuelan por debajo de las nubes, son de costo relativamente
reducido y pueden transportarse en la caja de una camioneta.
Se ha creado un algoritmo que calcula las dosis de aplicación de fertilizante nitrogenado de
acuerdo con el potencial de rendimiento de los cultivos y la respuesta al fertilizante
adicional, según el método descrito por Raun y col. (2004). Numerosos ensayos a campo
han demostrado la validez del algoritmo y el buen desempeño de los sensores y su
adaptación a sistemas de aplicación con dosis variables (Raun y col., 2004). Hay numerosas
evidencias que sugieren que esta tecnología funcionará con éxito en diversas partes del
mundo.
En la Figura 6 puede verse el estadío preferencial de aplicación de fertilizantes en
Argentina.
Fluidos
Para el año 2006 el 30% del mercado de fertilizantes en Argentina estaba constituido por
fluidos y esa cifra ha ido creciendo en los últimos años. Dentro de fluidos entendemos a los
fertilizantes líquidos (soluciones o suspensiones) o gaseosos presurizados como el
amoníaco anhidro. Las soluciones son mayoritariamente nitrogenadas, fosforadas,
azufradas o combinaciones de las anteriores. En la Tabla 14 se ilustra los principales
fluidos comercializados en Argentina.
24
Tabla 14. Principales fertilizantes fluidos comercializados en Argentina.
Nitrogenados • UAN (32%)
• UAN + TSA ó SA (sc 20%N)(inhibe ureasa volatilización)
Fosfatados • Sc N_P 11-37-0
• Sc ácidas
Potásicos KTS (0-0-25-17S)
Azufrados TSA (12-0-0-26S)
Micronutrientes • Quelatos Zinc, Cobre, Hierro
• Sulfatos Zinc, Cobre, Hierro
• Boratos solubles
Mezclas N-P-K Soluciones
Soluciones ácidas
• Uniformidad de aplicación
• Flexibilidad en la dosis
• Aplicación con elevada HR
• Ahorro costos manipuleo de bolsas (si se cuenta con infraestructura de transporte y
almacenamiento)
• Gran capacidad operativa (150-200 ha/día)
• Uso en fertirrigación y fertilización precisión
• Manejo a granel, depósito en tanques en campo (trasladables)
25
Fertirrigación
26
está determinado por una sucesión de componentes que suelen sintetizarse en Nº de
macollos/m2, espigas/macollo, espiguillas fértiles/espiga, peso de granos y porcentaje de
proteína. Estos componentes se definen desde los primeros estadíos fenológicos y llegan
hasta muy avanzado el ciclo, por ejemplo % de proteína, es decir abarca estadíos
vegetativos y especialmente reproductivos. Si queremos mejorar el rendimiento debiéramos
atender las demandas nutricionales de tal manera de no descuidar ningún componente.
Muchas especies pueden compensar algún factor con otro, por ejemplo un mal macollaje en
trigo podría estar compensado por mayor peso de granos. Sin embargo, la compensación
suele no ser total y a veces no existe. Si se confronta este cultivo con una especie hortícola
como la lechuga, cuyo rendimiento se define por el crecimiento exclusivamente vegetativo
de la planta, se comprenderá que la estrategia de fertilización es absolutamente distinta.
Esta especie debería ser fertilizada, al margen de la situación edáfica, fundamentalmente
con N que es un elemento que desarrolla el área foliar, especialmente si pensamos en
producción bajo riego.
En los cereales, el proceso de definición del rendimiento de granos es progresivo, pero
existen diferencias según macollen como es el caso del trigo, cebada o arroz, o no lo hagan,
como maíz o sorgo. En todos ellos durante la fase vegetativa crece el área foliar y se
acumula biomasa que eventualmente se translocará a los granos. Sin embargo, en todos
ellos el período pre-posfloración suele ser el de mayor demanda de nutrientes, donde la
fecundación define el número de granos. Luego sobreviene un período variable que
corresponde a la fijación del número de granos efectivos por unidad de superficie y
posteriormente, al llenado de aquellos granos fijados. La fertilización debe sincronizarse de
la mejor manera para que la oferta de nutrientes se enfrente a la demanda. Así la
disponibilidad de N durante el macollaje de trigo (desde 1 a 5 macollos) o durante el
período vegetativo de maíz (V4-V11, siendo V: período vegetativo y los números
corresponden al Nº de hojas) propiciará una máxima acumulación de materia seca y una
fuerte influencia en el desarrollo del número de granos/m2. Por lo tanto la fertilización de
presiembra-siembra en trigo y en maíz, aunque en este último pude demorarse un poco, es
fundamental. Si se pretende afectar peso de granos, pero en particular, porcentaje de
proteína, generalmente debe hacerse una fertilización más tardía, por ejemplo al macollaje
en trigo. Habitualmente se propone un fraccionamiento de la dosis, por ejemplo 2/3 a la
siembra y 1/3 al macollaje. La eficiencia de este fraccionamiento varía con el tipo de suelo
y la condición climática. En suelos de textura gruesa y con años lluviosos, el
fraccionamiento puede ser más efectivo, ya que las condiciones de probabilidad de
lixiviación del N del fertilizante son mayores.
Si comparamos estos cereales con una oleaginosa como la soja, encontraremos importantes
diferencias. La soja es capaz de mantener rendimientos relativamente altos en condiciones
de baja fertilidad, sin embargo sus requerimientos (kg nutrientes/ kg grano) son muy altos,
si los comparamos con los cereales, particularmente de S, Ca y Mg. En el caso del N estos
requerimientos estarán cubiertos en parte por la fijación simbiótica. Esta adaptabilidad a
condiciones de baja fertilidad, ha sido explicada en la literatura por ciertos mecanismos de
transporte facilitado de nutrientes desde otros órganos a los granos, por ejemplo para el S.
Otro mecanismo detectado en esta especie es la acidificación de la rizósfera y consecuente
solubilización de P. Paralelamente se trata de una especie de crecimiento indeterminado en
la mayoría de los materiales genéticos. Esto hace que pueda compensar períodos de déficit
con otros de mayor disponibilidad de nutrientes sin afectar la producción de granos, por
ejemplo por mejora en la temperatura o humedad que aumenta la actividad microbiana ó los
mecanismos de disolución de nutrientes poco móviles. Esto ha llevado a que se fertilice
menos y con menores dosis.
En el caso de las pasturas la situación es también compleja. Si son consociadas,
generalmente se fertilizan con P, aprovechando la fijación simbiótica de las leguminosas.
Como el P es un elemento que afecta fundamentalmente el desarrollo de las raíces, se suele
aplicar en presiembra o siembra. Sin embargo, también incide en los rebrotes primaverales.
Si los suelos son muy deficientes, una fertilización de presiembra, puede no llegar a los
rebrotes primaverales, por ejemplo, del 2º o 3er año. Una refertilización en cobertura, dada
la imposibilidad de la incorporación, en el 2º año puede mejorar la situación pero su
eficiencia será baja, debido a la escasa movilidad de este elemento. En estos casos se hacen
fertilizaciones con dosis elevadas llamadas de “fondo” en presiembra con incorporación, y
luego en cobertura en el 2º o 3er año. Una alternativa a esta última podría ser la aplicación
foliar en pasturas ya implantadas.
Pensemos ahora en cuál será la estrategia de un esquema de fertilización en un cultivo
como la cebolla. La calidad de los bulbos, tales como firmeza, color y conservación, es la
27
resultante de factores nutricionales, ambientales, genéticos y de prácticas de manejo. En
este cultivo el área foliar crece en el período vegetativo hasta que empieza a bulbificar (las
hojas emitidas son modificadas para formar el bulbo). A medida que el bulbo crece, los
nutrientes son retranslocados desde las hojas viejas hacia las del bulbo. Es un cultivo que
responde muy bien a N por que el bulbo está constituido por hojas modificadas. Un
programa de fertilización nitrogenada en este cultivo requiere primero que estén
correctamente definidos la fecha y densidad de plantación, el control de malezas, plagas y
el suministro de agua, de los cuales es muy dependiente, antes de pensar en la fertilización.
La fertilización es generalmente fraccionada en 2 ó 3 oportunidades, pero la primera debe
ser temprana, 10-15 días antes de la emergencia de las plantas o el transplante y la última, 1
mes antes de la bulbificación, pues fertilizaciones posteriores provocan excesivo
crecimiento vegetativo y dan bulbos con cuellos anchos que no cierran bien y por lo tanto
disminuye su conservación.
Estos ejemplos que se han desarrollado brevemente, persiguen el objetivo de reflexionar
acerca de la necesidad de adecuar la tecnología de fertilización al sistema productivo en su
conjunto (suelo-clima-cultivo-manejo), destacando que desde el punto de vista del cultivo,
cualquier estrategia que se analice debe considerar cuales son las componentes del
rendimiento, la oportunidad de su definición y el/los nutrientes capaces de afectarlos. Esto
debe confrontarse con la situación de deficiencia del nutriente evaluado a través del análisis
del suelo y/o vegetal (Ver Guías de Edafología) y las características del elemento,
básicamente su movilidad. En este último sentido, por ejemplo si debo llegar a un cierto
componente de rendimiento en el tiempo con N (elemento muy móvil) ó P (elemento poco
móvil), la fecha de fertilización debe ser distinta. El primero (N) podrá sufrir lixiviación si
se anticipa mucho, mientras que el P no estará solubilizado si se aplica muy cerca de la
definición del componente, es decir, la demanda.
Existe otro aspecto gravitante en el éxito de una fertilización. Esta práctica se caracteriza
por ser de muy “baja autonomía ecológica”, lo que quiere decir que generalmente otros
factores están por sobre ella en la definición del rendimiento. Por ejemplo, un cultivo con
estres hídrico, problemas físicos por compactación, mala densidad de siembra, un material
genético no adaptado a las condiciones edafo-climáticas, problemas de sodicidad o
salinidad, etc. harán fracasar una fertilización, aún en condiciones de deficiencia del
nutriente empleado. Sólo aquellos cultivos en condiciones de buen desarrollo podrán
transformar una mayor oferta nutricional en rendimiento. Esto expresado tan taxativamente
puede tener algunas situaciones de excepción, pero la regla general es esa. Es muy común
encontrar productores que como obtienen bajo rendimiento de algún cultivo piensan en la
fertilización. Sin embargo, si se trata de estos factores jerárquicamente superiores en la
definición del rendimiento, la práctica no tendrá éxito. Es frecuente encontrar lotes con
salinidad o sodicidad, fertilizados para lograr cultivos de cosecha con buenos rendimientos.
La problemática del halomorfismo puede ser de tal severidad que limite la posibilidad de
hacer agricultura, y en caso de hacerla, la fertilización no revertirá el problema.
Como puede verse en la Figura 8, el consumo de fertilizantes en Argentina oscila entre 5-20
kg/ha, siendo relativamente de los países de menor consumo. Cabe destacar que existen
grandes extensiones en el país como la Patagonia, casi sin consumo, lo que hace que el
promedio baje considerablemente, mientras que otras zonas, como por ejemplo la Pradera
Pampeana, tienen consumos elevados en la actualidad.
28
En 2011 el consumo total de fertilizantes en Argentina fue de 3.721.000 t, de las cuales
1.743.000 t) fueron nitrogenados y de ellos 1.260.000 t fueron de producción nacional;
1.689.000 t fueron fosforados siendo 350.000 t de ellos de producción nacional. Los
nitrogenados fueron 65% urea y 30% UAN, mientras que dentro de los fosforados 42% fue
fosfato monoamónico, 18% fosfato diamónico, 9% superfosfato triple y 23 % superfosfato
simple.
Como puede verse en la Figura 9 el consumo se ha incrementado sustancialmente en los
últimos años, particularmente de los nitrogenados.
29
Figura 11. Evolución de la producción nacional de fertilizantes.
30
Figura 14. Participación relativa de la venta de fertilizantes mezcla de los últimos años.
Existen diferentes criterios para decidir una fertilización. Uno de ellos es el propósito de
mantener, o aún aumentar, la fertilidad del suelo con un criterio conservacionista, más allá
del efecto sobre un cultivo en una campaña determinada. Para lograr este objetivo deben
seguirse distintas estrategias de acuerdo al nutriente en consideración. Si se trata de un
nutriente de alta movilidad en el suelo, como por ejemplo el N, la fertilización no será
eficiente, pues el N del fertilizante no usado por el cultivo tiene altas probabilidades de
perderse en las aguas de drenaje. Usar la estrategia de la fertilización nitrogenada con este
objetivo acarrearía seguramente problemas ambientales de contaminación de acuíferos. En
este caso debe propiciarse un balance positivo de la materia orgánica y con el aumento de la
misma, aumentará la reserva nitrogenada. Si en cambio, el nutriente es de escasa
movilidad, como por ejemplo el P, la fertilización es una herramienta sumamente útil para
el logro del cometido. Es así que existe vasta experimentación en Argentina para calcular
dosis de mantenimiento y construcción de la fertilidad fosforada.
En la Figura15 se ilustra el incremento del P disponible en función de la dosis de P a través
del fertilizante para diferentes situaciones de fijación (Rubio et al, 2007)
Z=1
Z=2
31
Figura 15. Incremento de la disponibilidad de P en función de la dosis (a), dosis necesaria
para lograr el aumento de 1 ppm P según el índice de retención del elemento en 2 zonas del
ámbito pampeano (Z: 1 y 2) (b).
Es así que los autores proponen el uso de las siguientes ecuaciones para establecer la
cantidad de P necesario para incrementar 1 ppm de P en el suelo:
Las ecuaciones muestran que para una misma profundidad y densidad, cuanto más bajo es
el contenido de P (Bray) y mayor el contenido de arcilla, mayor es la dosis necesaria,
particularmente en los suelos de la zona z:2.
Una dosis de mantenimiento también podría establecerse a través de saldar la exportación
que realizan las cosechas.
Ef = rendimiento del lote fertilizado (kg/ha) – rendimiento del lote no fertilizado (kg/ha)/
dosis (kg nutriente/ha).
Esta eficiencia también puede calcularse en función del contenido del nutriente en el suelo,
de la misma manera, para una dosis de fertilización dada.
Una curva característica de eficiencia puede ser la que se muestra en la Figura 16, donde se
aprecia que a medida que el suelo posee mayor cantidad de P extractable por el método de
Bray-Kurtz, la respuesta en incremento de producción por kg de nutriente agregado como
fertilizante disminuye. Esto se debe a la ley de los rendimientos no proporcionales.
Figura 16. Eficiencia de uso de fósforo (P) en soja en función del contenido de P Bray en el
suelo para 101 ensayos en la Región Pampeana Argentina (1996-2004). Elaborado a partir
32
de información de INTA, Proyecto INTA Fertilizar, FA-UBA, FCA-UNER y CREA Sur de
Santa Fe.
Eficiencia mínima (Efm): mínimo incremento de rendimiento necesario para pagar el costo
del fertilizante puesto en el campo y su aplicación.
Rendimiento relativo (RR): rendimiento del cultivo sin fertilizar en relación al rendimiento
máximo ante un valor de nutriente en el suelo, o una dosis de fertilizante o la suma de
ambos. Ejemplo: RR=0,8 para un suelo con 15 ppm de P Bray no fertilizado, lo que quiere
decir que si no se fertiliza se obtendrá el 80% del rendimiento máximo que podría ser
obtenido con una correcta fertilización.
Figura 17. Relación entre la respuesta a la fertilización (a) o el rendimiento relativo (b) y el análisis
de suelo.
Figura 18. Relación entre el rendimiento relativo de maíz y la suma de nutriente en el suelo
+ fertilizante. A. maíces con rendimiento < 95 qq/ha, B: > 95 qq/ha (Salvagioti et al.,
2004; Martínez y Cordone, 2007).
33
Cuando no es posible ajustar funciones contínuas como las que ilustran en los gráficos
precedentes, puede utilizarse el procedimiento estadístico de Cate y Nelson para establecer
un umbral a partir de cuyo valor no es conveniente fertilizar (Figura 19). Se trata de dividir
estadísticamente el gráfico en 4 cuadrantes, de manera que los cuadrantes superior derecho
e inferior izquierdo no contengan puntos para la variable dependiente “respuesta”, o el
superior izquierdo e inferior derecho para la variable “rendimiento relativo”, cuando se
grafican los resultados de las redes de ensayos. Es así que la línea vertical señala la
concentración del nutriente en el suelo a partir de cuyo valor no es aconsejable fertilizar,
valor que es denominado “umbral”. En la Figura 19 el umbral es 10 mg/kg. Valores < 10
tendrán respuesta a la fertilización, y viceversa, valores > 10 no la tendrán (a). O
paralelamente, valores > 10 mg/kg tendrán RR cercano al máximo y no justificarían la
fertilización, mientras que valores < 10 si la justificarán (b).
Figura 19. Método de Cate y Nelson para las variables “respuesta” (a) y “rendimiento relativo” (b)
en relación a la concentración de nutriente en el suelo.
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CUESTIONARIO GUIA
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