Los diferentes usos dados a la etnografía han generado tensiones y debates que
comienza con la discusión misma de que significa realmente el término
"etnografía". Hammersley (2006) advierte que el problema es que, como muchos
otros términos metodológicos utilizados por los científicos sociales, la etnografía
no forma parte de una taxonomía clara y sistemática, y como resultado se utiliza
de diferentes maneras dependiendo el enfoque epistemológico y disciplinar del
investigador. Si bien no tiene mucho sentido tratar de establecer límites estrictos
en torno a su significado, sí es necesario reconocer los principios que
fundamentan la investigación etnográfica, y en cada ocasión es necesario
esclarecer la perspectiva desde la cual se está hablando.
Agar, (2006) plantea que la etnografía debe entenderse como un sistema dinámico
de producción de conocimiento no lineal, generativo, iterativo, recursivo y
abductivo. Al introducir el concepto de “etnografía abductiva” Agar destaca que el
trabajo del etnógrafo no es derivar hipótesis desde proposiciones teóricas, ni
ajustar la información que recoge durante el trabajo de campo a proposiciones
pertenecientes a sistemas teóricos previos. La etnografía no es inductiva ni
deductiva, es abductiva en tanto su lógica de investigación se caracteriza por el
desarrollo de nuevas proposiciones teóricas que dan cuenta de información
recogida para la cual no existían categorías o preposiciones previas adecuadas .
De este modo Agar establece que una condición necesaria para que un estudio
pueda llamarse etnográfico es que, al final del estudio, existan nuevos conceptos
que no estaban contemplados ni creados en el planteamiento original del
problema.
2. El devenir etnográfico
Como lo he mencionado el campo de la etnografía es un terreno en disputa y su
desarrollo histórico evidencia las diferentes perspectivas que la han constituido. La
definición etimológica de etnografía refiere al ethnos o personas raza o grupo
cultural y graphia, que significa escribir o representar de forma específica un
campo específico, esto significa escribir sobre las personas o los grupos culturales
(Le Compte & Priesle,
1993). Al revisar diferentes textos y artículos que buscan definir la etnografía se
encuentran diferentes perspectivas de su comprensión desde sus inicios a través
de la historia y desde las diferentes disciplinas. Dobbert (1984) remonta los
orígenes de la etnografía a los relatos de viajeros, misioneros e historiadores que
documentaban y describían, interpretaban y traducían modos de pensar
desconocidos, costumbres ajenas y diferentes a las de la cultura occidental. En
estos documentos primaba la mirada eurocéntrica de quienes escribían los relatos,
nombraban e interpretaban los pueblos sin considerar sus cosmovisiones. En la
mayoría de las veces, los textos sobre las culturas recién descubiertas se
adentraban al campo literario a través de formas como las crónicas, los diarios y
las cartas de quienes se encomendaba para estas misiones. Tanto las crónicas
como las distintas modalidades de relato adoptaban formas afines a las del
cuento, a las piezas dramáticas, a las de la novela, es decir a las de la ficción
(Sánchez y Gómez, 2006). Cabe aclarar que estos relatos no tenían la pretensión
científica ni de comprensión de la alteridad, ya que su finalidad era hacer el
inventario de las costumbres locales con el fin desarrollarlas, abolirlas o para
facilitar la labor de control y de administración de los territorios conquistados;
siempre desde una perspectiva de supremacía occidental que legitimaba la
apropiación del espacio social de otro.
5. Reflexividad
Los maestros, los padres y madres de familia, los campesinos se afectan con la
presencia del investigador; pero éste también sufre cambios durante el proceso
etnográfico. Según Guber (2001), la herramienta principal del proceso etnográfico
es el mismo investigador. Como tal, el investigador analiza continuamente los tres
tipos de trabajo de campo relacionado con la reflexividad: (1) la reflexividad del
investigador como miembro de una sociedad o de la cultura, (2) la reflexividad del
investigador como investigador con una postura teórica, los interlocutores
académicos, habitus disciplinarios y epistemocentrismo, y (3) las reflexividades de
la población investigada (Guber, 2001: 49).
Referencias
Agar, M. (1994). Language shock: Understanding the culture of conversation. New
York: Quill.
Blumer, H., (1969) Symbolic interactionism: Perspective and method, Prentice Hall,
Nueva Jersey,.
Dobbert, M.L. (1984) Ethnographic research: Theory and applicatiosn for modern
schools and societies. New York: Praeger.