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03/10/2023
Porfirio
Porfirio es el más importante de los discípulos de Plotino. La influencia de Porfirio se dará tanto
entre los griegos como en el mundo latino por su pronta traducción y su difusión. Todavía en el
S.XII algunas de sus obras serán obras de referencia. Es un autor romano, como San Agustín,
pagano, crítico con el cristianismo, pero es un autor que va a tener mucha influencia posterior en el
mundo bizantino y en el mundo árabe. Su interpretación de platón y Aristóteles, dependiente de la
de Plotino, será importante para la tradición posterior. Entre sus obras, la más importante es la
Isagoge, Introducción, a la filosofía en general y en particular a la filosofía de Aristóteles,
fundamentalmente a las categorías y los predicados tal y como los expone Aristóteles en sus obras
de lógica. Las categorías de Aristóteles, los tópicos de Aristóteles… es un libro relacionado con los
predicados. Porfirio escribe mucho y conservamos bastantes cosas suyas. De entre todo lo que
escribe, la Isagoge es una obra aparentemente menor, y que sin embargo será comentada al nivel de
las obras de Platón y de Aristóteles. Será muy habitual los Comentarios a la Isagoge, al mismo nivel
que el Parménides de Platón, por ejemplo. Este texto se valorará como un libro clave para
comprender toda la filosofía. Otra obra, que no es seguro que sea suya, aunque se le ha atribuido, un
Comentario al Parménides. Todos los autores platónicos tienen en lo más alto el diálogo de Platón
que es el Parménides. En Plotino, en las Eneadas, hay referencias más o menos explícitas al
Parménides. Este comentario, que no es seguro que su autor sea Porfirio aunque se le atribuye con
bastante probabilidad, es un comentario que tiene mucho recorrido. En Plotino se habla de tres
hipóstasis y se señala que el Uno es la hipóstasis superior. El trabajo de Porfirio quiere ser una
aclaración de Plotino y de la inteligencia de Platón. Es un texto que conservamos muy parcialmente,
solo fragmentos largos, y después muchas referencias a este comentario tanto en autores griegos
como latinos. Desde el punto de vista de la historia son dos textos claves. Porfirio escribe mucho
sobre religión, mientras que Plotino no escribe sobre religión, sino que está siempre en cuestiones
propiamente filosóficas y todo lo religioso lo trata de modo muy secundario. En Porfirio lo religioso
ocupa un primer plano, y muchas de ellas son explícitamente sobre cuestiones religiosas. Religiosas
sobre Homero en la Odisea y la Ilíada, sobre el cristianismo, sobre la religión egipcia. A Porfirio le
interesan mucho con el mismo trasfondo que Plotino. Todas las religiones para Porfirio son formas
míticas/narrativas de una verdad filosófica. En todas las religiones hay una misma verdad filosófica,
una verdad racional científica, que la razón es capaz de descubrir. Pero el ropaje mítico en cada
religión es diferente. Interesa conocer a Homero o la religión egipcia o la cristiana en tanto que
cualquiera de ellas lleva dentro de sí unas tesis filosóficas que son las importantes. Por eso cuando
se habla de Porfirio se habla de alegorismo, esto es, todos los relatos religiosos son alegóricos,
leyendas que transmiten una verdad, o una tesis, o una idea, a veces con una fuerza enorme que
resulta más convincente que un tratado sobre la cuestión. Que sea alegórico no significa que sea
falso, sino que la forma literaria de presentar estas verdades es religiosa. Porfirio no está interesado
tanto en la religión como en la filosofía que hay detrás de todas esas variantes (orfismo,
hermetismo, oráculos caldeos… estas también). Una obra sin traducción al español, Las sentencias,
Apotegmatha. La introducción a la filosofía de Porfirio, el texto más directo, son las sentencias. Son
textos breves (10 líneas, 20 líneas, una tesis y una explicación). Ahí recoge ideas de Plotino e ideas
propias que suponen una cierta variante con respecto a los planteamientos de Plotino. También
escribe sobre la relación entre la filosofía de Platón con la filosofía de Aristóteles y este tratamiento
será muy influyente.
El planteamiento de Porfirio es que hay muchas filosofías, muchas religiones, pero detrás de todas
esas aparentes discrepancias, hay una unidad de contenido que es lo que interesa a un filósofo. En el
planteamiento de Porfirio hay un interés con la filosofía de Platón y Aristóteles en encontrar una
síntesis, unos puntos en común, un acuerdo, entre Platón y Aristóteles. Eso, esta armonía buscada
entre Platón y Aristóteles está detrás de estos dos textos. Son dos modos de establecer la cercanía, la
proximidad, entre Plotino y Aristóteles, entre Platón y Aristóteles. Plotino está lanzando críticas
contra Aristóteles constantemente; Porfirio, sin embargo, se distancia de esas críticas, porque más
bien le parece que, en realidad, Aristóteles es un platónico especialmente brillante. Hay que ver
cómo combinar toda la obra de Aristóteles con la obra de Platón. Porfirio es un autor que va a
encontrar algunos puntos claves para poder hacer aristotelismo desde el neoplatonismo o hacer
neoplatonismo mediante herramientas aristotélica. El Uno, la Inteligencia, el Alma son para Porfirio
otra manera de decir lo que dice Aristóteles.
En la Metafísica, Aristóteles estudia el ente en tanto que ente, los sentidos del ser. La filosofía
primera es qué significa ser, el ente en cuanto tal, la realidad en cuanto tal, y si eso tiene más de un
significado. Eso es lo que aparecer en la metafísica por todas partes, que está muy lejos de la
tridivisión hipostásica de Plotino. Porfirio, lo que hace es decir que hay un sentido del ser que se
corresponde con el Uno. Otro sentido del ser que se corresponde con esta segunda hipóstesis, la
inteligencia, y otra con el alma. Es decir, el Uno de Plotino es un sentido del ser particularmente
originario y primero. La inteligencia es otro sentido del ser derivado, dependiente del primero. En
este comentario, lo que dice Porfirio es Ser se dice de muchas maneras, tema clásico de Aristóteles.
Hay muchos sentidos del ser, el ser tiene muchos significados, la sustancia y los accidentes,
potencia y acto, … Aristóteles dedica el grueso de su metafísica a analizar cuáles son los
significados de la palabra ser, qué significa ser, qué significa que algo es real. Plotino no lo había
planteado así, ese no es el estilo de Plotino. Aristóteles sí está constantemente preguntándose por los
sentidos del ser. Porfirio lo que dice es que en realidad están hablando de lo mismo con estilos y
terminología diferente. ¿Cómo lo plantea Porfirio? Porfirio lo que sostiene es que hay un sentido del
ser, el ser como infinitivo, es decir, ser a secas, real, ese sentido absoluto del término ser, ese
significado absolutamente primero del término ser, equivale a lo que Plotino ha estado llamando
Uno. A Plotino no le gustaba nada hablar del Uno como Ser, y lo colocaba en la Segunda
Hipóstasis, y siempre insiste en que el Uno está por encima del ser, algo típicamente platónico (el
Bien por encima de las Ideas). Porfirio dice que eso son más bien formas de hablar. Plotino subraya
la trascendencia del Uno respecto a los seres, pero hay un sentido del ser que es un sentido del ser
absoluto, para el cual uno no tiene palabras. El Uno es incomunicable, trascendente… pues diría
Porfirio que hay un sentido del ser que tiene ese carácter absoluto. Aristóteles, después de decir, que
el ser puede entenderse como acto y como potencia dice: el acto siempre es antes que la potencia.
En Plotino, cuando hablaba del Uno, es acto pero en realidad no es solo acto sino también potencia,
porque en realidad es ambas cosas y más que ellas. Es acto puro, to energein, sin nada de potencia o
con toda la potencia.
(Aristóteles caracteriza al acto puro como inteligencia, el pensar que se piensa a sí mismo).
Porfirio violenta y fuerza lo que dice Aristóteles y lo que dice Plotino intentando encontrar un
término medio. Lo que trata de mostrar es que el Uno de Plotino puede ser interpretado como un
sentido del ser originario, primero. E incluso puede ser concebido como un entender absoluto,
incondicionado, que está por encima de nuestra comprensión, que trasciende cualquier entender que
podamos imaginar. Lo que está buscando es salvar esa rotura entre Plotino y Aristóteles, el primero
en favor de lo Uno, y el segundo que considera que lo primero es la Inteligencia. Esto es
obviamente forzar, sin embargo, es interesante porque esta será la manera general de estudiar el
platonismo, el aristotelismo y a Plotino. Este expediente, este arreglo, que propone Porfirio tiene
mucho éxito. Tenemos de un lado el Ser, del otro lado, el ente. El ente es lo que es. Hay muchos
entes, todos tienen en común el ser, pero son distintos entre sí. Hay algo común en todas las cosas
que es el ser. Cuando yo considero cualquiera de esas realidades, estos entes, lo que descubro es que
son de una manera particular, es decir, que en tanto que son ellas no no son todas las demás cosas.
¿Qué significa esto? Que todo este sentido del ser, on en griego, ens en latín, lo que está diciendo
Porfirio es que puede interpretar toda la filosofía de Aristóteles en clave plotiniana. Todo lo que
hace Aristóteles se puede leer con presupuestos platónicos. Es decir, que hay un dios primero, que
tiene carácter absoluto, puro, que es ser sin añadidos, absolutamente ser, que está en el origen de
todos los demás seres, y por tanto, hay una distinción clave que es entre el ser y el ente. Esta
diferencia es el punto de partida de todo acceso a la filosofía, que es la de ser y ente, porque el ser lo
encontramos en todas partes y tiene un carácter primero, mientras que los entes son muchos y
distintos, pero todos los entes participan del ser. ¿Cómo se entiende eso? Boecio y Duns Scoto están
muy lejos de Hegel o Heidegger, pero hay toda una reflexión en torno a esta distinción que es muy
antigua, que no es un tema menor, sino como el núcleo de la filosofía. En este sentido, Boecio dirá:
“El axioma de los axioma, el presupuesto de todo, es la diferencia entre ser y ente.” Es una cuestión
que aunque pase por muchos caminos, adquiere un protagonismo enorme en la reflexión filosófica a
partir de ahora. Por eso la metafísica de Aristóteles se va a hacer sobre todo Ontología. Una
perspectiva plotiniana suele significar poner un Dios al frente como origen del mundo. El mundo
cristiano va a entender que el Ser es Dios, y que todos los entes participan de ese ser primero.
El tratado de Siagoge es típicamente aristotélico y, además, una buena introducción a Aristóteles.
En particular es una introducción a la cuestión de la predicación aristotélica. Aristóteles está muy
convencido de que cuando pensamos, nuestro discurso racional, nuestro pensar se corresponde con
nuestro hablar, con nuestro lenguaje. Nada mejor para analizar qué es el pensamiento que fijarnos
en el lenguaje. Él da por supuesto que nuestro lenguaje no es más que una expresión de nuestro
pensar. Como el pensar, lo que hace es mostrarnos la realidad (las cosas), para Aristóteles y para
toda la tradición filosófica. Las cosas las comunicamos mediante el lenguaje, hay pues, una
correspondencia entre el lenguaje, las palabras, las ideas, los conceptos y las cosas. Esta
correspondencia es complicada, difícil. Hoy seguimos a vueltas con este asunto. Esta
correspondencia en Aristóteles en el De interpretatione/Peri hermenegia, lo que dice es esto,
lenguaje / pensar / realidad. Para Aristóteles, si queremos saber cómo son las cosas, debemos mirar
nuestras ideas y lo más fácil para estudiar es nuestro lenguaje. Lo más difícil es saber qué es la
realidad. Sin embargo, conocer nuestro pensar es más fácil, y aún más fácil es analizar el lenguaje.
Aristóteles una y otra vez está haciendo remisiones al lenguaje. La lógica, la ética, la política…
“dicen que”, “esto se suele entender en muchos sentidos”, son expresiones constante en Aristóteles.
¿Cómo es el lenguaje en Aristóteles? En el griego hay un esquema que es atribuir una propiedad, un
predicado, una característica, a algo. El rotulador es rojo, es decir, del rotulador, un sujeto, predico
un predicado, rojo. En Aristóteles esta forma gramatical explica todo en nuestro lenguaje, es decir,
hay siempre una estructura predicativa. Hay sujetos y predicados. Yo puedo decir que el rotulador es
rojo. El sujeto lo puedo cambiar de muchas maneras. Porfirio va a consagrar este tema en la
quintaesencia de toda la filosofía. Todo saber comienza con la correspondencia entre lenguaje, el
pensar y la realidad, y que en el lenguaje lo que hacemos siempre es predicar algo de un sujeto. Por
tanto, nuestro pensar está configurado de acuerdo con sujetos y predicados. Y que en la realidad hay
sujetos, sustancias, realidades fuertes, inconmovibles, que sustentan todo tipo de atributos, de
predicados. Las categorías de Kant se basan en esto también. Predicados es categoría. Categoría
precisamente es una palabra griega que significa atributo, en realidad, acusación. Se acusa al sujeto
de ser responsable de su accidente. La fuerza de esta interpretación de Porfirio es que insiste en esta
correspondencia, y que en esta correspondencia la clave está en la distinción entre sujeto y
predicado. Por eso, cuando hablamos de las cosas, Aristóteles dirá que el sentido del ser principal
son la sustancia y los accidentes. Sujeto y predicado, si lo traspasamos al mundo real, para
Aristóteles, en el mundo real hay unos sujetos, algo que funciona como sustrato, como fundamento,
que sustentan todos los accidentes. Cuando se habla de logos, tiene que ver con lenguaje, con el
pensamiento y con la realidad. La realidad tiene logos.
Qué hace la Isagoge? Estudia los predicados. En tópicos I-4, en las categorías 4, y en la Isagoge
Porfirio lo hace de otra manera. Una forma tradicional de plantear esto es: Los predicados pueden
ser predicados esenciales, que dicen la esencia de algo: El ser humano es racional -> Diferencia
esencial del hombre. Tenemos género, especie, diferencia específica, propio y accidente. El propio
es un tipo de atributo que en parte es esencial y en parte no lo es. El reír. El hombre se ríe pero no
define al hombre reírse. Parece que es propio del ser humano pero no lo define. Aristóteles en los
tópicos estudia los argumentos más convincentes, más persuasivos. Los tópicos estudian pues los
conceptos claves en torno a los cuales se articula nuestra capacidad para llegar a acuerdos con la
gente ¿?
Otra manera de plantear esto que afecta directamente a las cosas, por ejemplo, en el inicio de las
categorías, se plantea si esta división en sujeto y realidad, en la realidad, cómo funcionan. Sustancia
y accidente: la sustancia puede significar varias cosas, y accidente puede significar 9 cosas
diferentes. El sentido de esta clasificación es la división entre algo que es sustancial y sus atributos.
Y esto sigue la correspondencia que mencionábamos entre las palabras, las cosas y el logos. Este es
un punto de referencia, ya sea para estar a favor o en contra, que lo vamos a encontrar en toda la
historia de la filosofía. Esto se hace popular gracias a la Isagoge de Porfirio, principal difusor de
todas estas cuestiones. Incluso hablar del sujeto como “Yo” es una variación moderna de este tema.
15/10/2023
Agustín de Hipona 354 – 430
San Agustín tiene una extensa obra. Las obras completas ocupan 40 volúmenes. Gran parte de su
producción es teológica. Otras muchas si son directamente filosóficas. Quizás sea el autor más
influyente de la Edad Media en nuestra cultura, pero en el mundo latino, no en Bizancio. En el
mundo árabe o judío tampoco. Pero en el mundo latino su influencia es casi absoluta. No hay
autores que no sigan o disputen a San Agustín, pero incluso para llevarle la contraria se hace
mediante circunloquios y con muchísimo respeto (por ejemplo, Santo Tomás, se expresa con
entusiasmo, aunque filosóficamente estén bastante lejos). En cuestiones filosóficas desarrolla
algunas teorías que tendrán mucho recorrido. A veces, sus ideas filosóficas se encuentran dentro de
textos y de escritos aparentemente sólo teológicos. Por ejemplo, Confesiones, De civitate Dei (texto
largo que trata también cuestiones de filosofía política y que será relevante durante los siguientes
mil años), De trinitate (otro texto aparentemente solo teológico, que en realidad es el texto clave
para entender la antropología de San Agustín, ideas acerca del hombre, la voluntad, la libertad,
antropología -nos recomienda leer el libro X de este libro). Concretamente en De Trinitate comienza
con la trinidad, Padre, Hijo y Espíritu santo. Como el hombre está hecho a imagen de Dios, en el
hombre aparece también una cierta trinidad. El ser humano lo podemos estudiar bajo tres aspectos y
surge toda una explicación acerca del hombre, de las experiencias humanas que soportarían esta
trinidad humana… Tenemos también Libero arbitrio y Magistro.
Matthews, libro sobre San Agustín con buena selección de textos.
Sobre el libre arbitrio es uno de los primeros libros filosóficos importantes que escribe San Agustín.
Plantea algunas ideas sobre la libertad distintas a las que circulaban en Grecia o Roma hasta ese
momento distintas también a las que circulaban en el mundo cristiano, y que tendrá mucha
discusión en todo el mundo medieval. En general, sus ideas sobre la libertad plantean algunos de los
temas centrales de su filosofía y de su influencia posterior. Esta concepción respecto a la libertad es
bastante original y las planteará por primera vez en la obra titulada Libre Arbitrio.
Respecto al Magistro, si recordamos el Menon de Platón, el esclavo que no sabe matemáticas y que
conoce a partir de la premisa de que conocer es recordar, Agustín dice que tenemos dentro de
nosotros un maestro, a Dios, que nos ilumina y enseña.
En cuanto a su biografía, ésta es importante para entender su trayectoria filosófica. Vive en una
época en que el cristianismo ya no es perseguido y que incluso se convierte en la religión oficial del
imperio, que implica prohibición y censura de profesores paganos y de escritos paganos. Vive en el
norte de África: Hipona, Cartago… Se convierte al cristianismo después de su juventud. En los
últimos años, ya en el S.V, los pueblos godos, y pueblos del norte de Asia y del norte de Europa van
ocupando gran parte de Europa, España, Francia, Inglaterra, el Norte de África. Agustín muere en el
asedio de Hipona ante los vándalos. Durante su vida fue obispo, cargo público. Además tenía mucha
consideración respecto a autoridad moral, pero también vive la caída del imperio romano. El S.V,
desde el punto de vista histórico, ellos sienten que viven una catástrofe. Su madre era cristiana, lo
cual no le indujo en un principio a seguirla. Agustín disfruta mucho de la literatura, la filosofía, y le
parece que el cristianismo no tiene ningún interés. A los treintaytantos se convierte al cristianismo a
partir de Ambrosio de Milán y un círculo de platónicos. Hay un grupo alrededor de San Ambrosio
que se interesan por el platonismo en un contexto religioso. Cuando Agustín habla de su conversión,
dice que primero se convierte al platonismo. Casi simultáneamente se convierte al cristianismo,
tiene mujer e hijo, le hacen obispo, y es como obispo de Hipona que escribe la mayor parte de sus
escritos.
Otra cuestión que saldrá y que es importante, son las llamadas herejías. En el mundo cristiano hay
importantes conflictos teóricos y algo más que teóricos. Estos conflictos van desde qué es el
cristianismo, cómo se interpreta, cuál es la doctrina cristiana... Hay mucha diversidad en las
concepciones respecto a estos temas. En su época ya ha habido un par de concilios importantes, a
los cuales acuden todos los obispos del mundo. A veces es el emperador mismo el que los
promueve. Agustín está metido en esta época en el que las discusiones acerca del cristianismo son
muy vivas. En particular hay dos, uno es el maniqueísmo, relacionado con el mundo persa, de
Zoroastro, con el mundo gnóstico, donde encontramos un personaje llamado Manes que refunda el
zoroastrismo en el mundo latino. El maniqueísmo se presenta como cristiano, y muy pronto se lo
excluye de la comunidad cristiana. San Agustín está fascinado por el maniqueísmo durante muchos
años y se entrega, entusiasmado, con su teorización. Sin embargo, cuando se convierte al
platonismo ya ha pasado por un momento de decepción y de escepticismo respecto al maniqueísmo.
En cualquier caso, los temas típicos del maniqueísmo van a estar presentes siempre en San Agustín:
la libertad, el mal, el cuerpo, y que remiten a sus intereses de juventud. Agustín dedica buena parte
de su vejez, de sus últimos veinte años, a polemizar contra una de las herejías más vivas de la
época, el pelagianismo, a partir de la cuestión de la libertad. Estas no son las únicas herejías que
influyen en San Agustín, pero muchas del resto tienen que ver con la cuestión del mal y con temas
similares. Todas ellas, una y otra vez, remiten a determinadas doctrinas filosóficas que son de San
Agustín.
Etiquetar a San Agustín es fácil. De una parte es un platónico (no un neoplatónico, aunque conoce
algo de Plotino y de Porfirio, pero él no sabe griego). El grueso de la producción filosófica que está
en griego la conoce indirectamente. Conoce a Salustio, Cicerón, Séneca, Barrón… En este caso, a
diferencia de los autores anteriores que hemos estudiado, Filón, Afrodisia, Plotino, estamos ante un
autor cristiano. Sus convicciones cristianas van a traducirse en convicciones filosóficas. A Agustín
no se le entiende si no se le estudia con ese trasfondo de esas inquietudes religiosas cristianas. Una
tesis es la de que conocer es recordar, dentro de nosotros hay una luz, unas razones, algo dentro de
nosotros, que si reflexionamos, si miramos hacia dentro lo encontramos. Eso da lugar a una teoría
del conocimiento. La teoría de la iluminación de Agustín es platonismo puro (mito de la caverna),
tema típcamente griego con una ambientación cristiana. No se habla de entendimiento agente como
en Aristóteles, no se habla de la idea del Bien como en el mito de la caverna, pero la iluminación es
un tema típico. La luz está dentro de nosotros y hay que sacarla. En Agustín todo esto está
constantemente, pero cuando él lo expone, desarrolla mucho la idea de ejemplarismo. Las ideas en
Platón son paradigmas, modelos, ejemplares, pero en Agustín se insiste en que las ideas son ideas
de Dios (Dios es racional, lógico, Logos) y sus ideas, las ideas de Dios, son el modelo ejemplar
sobre el que están hechas, creadas, copiadas, todas las demás cosas.
El estoicismo: rationes seminales. Se refiere a una tesis relativamente común en ambientes estoicos.
Se habla de que en la naturaleza existe en germen, sin desarrollarse, algo así como las semillas de
todo lo que se va a generar en el futuro. Igual que vemos semillas en las plantas, así en todo el
universo están las semillas de todo lo que vendrá después. Es un evolucionismo primitivo. El
mundo está desarrollándose, y hay mucho que todavía no advertimos, pero cuando las vemos crecer
y las vemos desarrollarse vemos como el mundo cambia. Estas ideas dentro de nosotros nos pueden
permitir descubrir esas razones seminales del mundo físico. Tenemos dentro de nosotros un
conjunto de razones ocultas pequeñas, germinales, que van a marcar el curso de la evolución del
mundo. Este es un tema en Séneca (cartas a Lucilio) y que pasa a Agustín (Magistro, Civitate Dei).
Es un concepto que no tiene originalidad en Agustín, sino que se toma del estoicismo. Los
platónicos asumen mucho de aristotelismo, de estoicismo… La presentación y el esquema es sobre
todo platónico, con algunas consideraciones aristotélicas y muy en particular estoicas. Del
estoicismo aún más importante toma la idea de ley natural. Una tesis típica: Hay en toda la
naturaleza, en toda la creación de Dios, hay un orden racional en la medida que está dado por Dios,
es una ley dada por Dios, ley natural que nos afecta a los seres humanos, y que nos afecta al orden
político y al orden social. Tal y como decían los estoicos, como decía Séneca, el comportamiento de
nuestras sociedades, del orden político, debe acomodarse al orden de la naturaleza. Las leyes de la
naturaleza siempre se van a imponer y los seres humanos tenemos dos opciones, o nos acomodamos
a ellas o nos rebelamos. La rebelión implica la derrota porque la ley de la naturaleza se nos
impondrá. Es mejor descubrir la ley natural y acomodarnos a ella. Este tema será reformulado en
clave cristiana en San Agustín.
Idea de conciencia moral, tema también estoico. Séneca habla mucho de la conciencia moral. En la
naturaleza siempre existe la ley natural. Una planta crece siguiendo la ley natural. Y un perro se
mueve y siente según la ley natural. Pero no son conscientes. La planta no es consciente, el perro
tampoco, y las estrellas tampoco, pero el ser humano sí. El ser humano descubre esa ley natural en
la conciencia. Dentro de uno mismo uno descubre qué es mejor y qué es peor, qué conviene y qué
no conviene. Qué está bien y qué está mal. Lo que descubrimos dentro de nosotros cuando nos
exploramos es la ley natural. En Agustín este se un tema importante, por ejemplo para la filosofía
política, De civitate Dei. Las leyes positivas han de seguir un modelo, han de imitar un paradigma,
un modelo ejemplar, que es el de la ley natural. Y que visto desde Dios es la ley eterna. Esa ley
eterna, aplicada a la naturaleza es la ley natural (iusnaturalismo). Hay una ley universal, para todos
los países, para todos los hombres, todo el género humano, para todos los seres vivos, para todo lo
natural, que es la ley natural. Es una ley universal. Es la ley que Dios ha dado a toda la naturaleza.
Cada país, cada régimen político, cada época, tiene sus leyes, que son particulares. La conciencia
moral es algo que de modo universal tenemos todos los seres humanos. Todos tenemos conciencia,
y es esa conciencia la que nos posibilita descubrir con mayor o menor fortuna la ley natural. Es
decir, esa ley universal dada por Dios a toda la naturaleza. No deja de ser la noción de inteligencia
griega, para entendernos. Agustín habla de ley natural y de ley eterna. La ley eterna es la ley natural
vista desde Dios. La ley que dios imprime en los hombres situada en Dios la llamamos ley eterna.
Todo lo relacionado con alma y cuerpo, tema platónico. Dónde cabe la inmortalidad del alma.
Agustín busca demostraciones para insistir en esta idea cercanas al neoplatonismo. La materia tiene
un carácter peyorativo en todo el platonismo medio y en el neoplatonismo (en general, caben otras
interpretaciones). Sin embargo, con San Agustín, cuando se habla de esta distinción, el cuerpo tiene
un sentido positivo. De ahí la resurrección del cuerpo. La doctrina cristiana afirma que el ser
humano no es solo su alma sino también su cuerpo. Hay una caracterización del cuerpo positiva en
comparación con otras corrientes filosóficas, sobre todo platónicas. Aunque se habla con
terminología platónica, al cuerpo se le da un carácter positivo.
Relación entre filosofía y religión cristiana. Agustín es totalmente favorable a la filosofía. Agustín
no comparte la perspectiva de Tertuliano (“Creo porque es absurdo). Para Agustín Intellige ut
credas, crede ut intelligas. Entiende para creer, cree para entender . Hay que saber filosofía, hay que
saber ciencias. Para ser un buen cristiano hay que estudiar, hay que conocer ciencia. Si eres
cristiano, la fe cristiana te abre horizontes y planteamientos, resuelve cuestiones difíciles de
resolver, y al contrario. Esto no es novedoso en los autores cristianos, pero está formulado de tal
forma en San Agustín que tendrá mucha presencia en autores posteriores y servirá para buena parte
de los autores latinos en adelante. La filosofía y la ciencia son convenientes, y a la vez, la fe
cristiana ayuda al progreso de la ciencia. Son dos caminos que se complementan. San Agustín tiene
varios tratados sobre dialéctica (Tertuliano al hablar de la dialéctica de Aristóteles dice que es un
horror, todo se pone en duda, todo se critica, y eso te hace un escéptico), mientras que Agustín habla
de la dialéctica como la madre de todos los saberes. Dialéctica en este contexto es lógica, ciencia,
filosofía. Hay un punto distinto respecto a Agustín en cuanto a Porfirio. Porfirio, politeísta, está
muy interesado por el conjunto de las religiones. Tiene mucha curiosidad e información sobre el
paisaje religioso romano en el S.III y eso tiene importancia en el planteamiento de Porfirio, porque
de manera mítica, encuentra una verdad filosófica. Para Porfirio el bien está en la filosofía y el mal
en la ignorancia. No saber, no estudiar, es lo negativo. Porfirio está interesado en encontrar la
verdad filosófica, las tesis, las afirmaciones racionales que están detrás de toda la imaginería detrás
de la religión. Esto es típico de estos autores politeístas y de cristianos como Orígenes. Es muy
común el planteamiento alegórico. Ver detrás del mito y del relato una verdad racional filosófica.
Agustín no es así. Aunque algo de esto hace en algunos pasajes, e interpreta de manera alegórica
pasajes de la Biblia, sin embargo no lleva demasiado lejos este tipo de exégesis. Porfirio lleva el
alegorismo hasta sus últimas consecuencias. Lo que tenemos en las religiones para Porfirio son
cuentos, relatos, con una verdad filosófica detrás. Podemos dar más valor al relato o considerar que
el relato tiene detrás una verdad filosófica intemporal. La existencia de David, Salomón, Moisés, la
destrucción de Jerusalén, el regreso a Jerusalén y la reconstrucción del templo podemos
considerarlo historia o un relato. Para Agustín, si bien hay pasajes que no se pueden interpretar al
pie de la letra, si creen la historia sagrada. También en la historia religiosa que se cuenta en la
Biblia, aun cuando haya muchos pasajes de la Biblia que deben leerse alegóricamente. Lo
específico de Agustín es el valor que da a la historia. Esto significa que para Agustín la historia es
irreversible. Cuando Porfirio busca las verdades filosóficas detrás de todos los relatos, quiere decir
que hay un orden eterno racional, que detrás de los relatos, está esta verdad filosófica que buscamos
en ciencia y filosofía. Agustín acepta en parte eso, pero lo peculiar, y lo que va a influir más a partir
de ahora en los continuadores de Agustín es que Agustín subraya que la historia no tiene marcha
atrás, es irreversible. Tomamos decisiones en política, llevamos a cabo acciones con consecuencias
y uno no puede volverse atrás después de hechas. Esta tesis procede de la fuerza que tiene para
Agustín la libertad. Los hombres tomamos decisiones libres y cambiamos la historia. Con nuestras
decisiones determinamos el curso de la historia de modo irreversible. Cometemos errores y estos
han ocurrido terminantemente (el pecado original?). Se pueden corregir, hay arrepentimiento, pero
el error está cometido. Las pequeñas y grandes decisiones que tomamos en el conjunto del género
humano suponen historia. La historia en Agustín es una cuestión central. Civitate Dei, texto de
teología política y filosofía política, también es un texto sobre filosofía de la historia. Es un texto
sobre la historia de la humanidad. Estas decisiones que tomamos todos configuran la historia de la
humanidad. Agustín está convencido de esto, lo cual es muy poco griego.
El creacionismo está inserto en esta teoría. También para la historia humana, Dios interviene en la
historia y lo hace libremente y de forma irreversible. Dios crea el mundo y ya lo ha creado. Podrá
destruirlo o redimirlo, pero la creación está hecha. Ha creado al hombre, es irreversible. Sin
embargo, “Dios no es el autor de todo lo que existe, resulta evidente que Dios no es el autor del mal
ni de las acciones buenas nuestras”. Aquí la clave es el valor de la libertad humana. La libertad es el
inicio de algo nuevo. Citando a Agustín una y otra vez, esta idea va a ser constante en el mundo
latino. Se introduce una cuña que tendrá tremenda influencia en los años siguientes por esta
cuestión central de la libertad humana. “Porque, así como es mejor un caballo que se desvía del
camino que una piedra, que no se desvía, porque carece de sentido y movimiento propio, así
también es más excelente la criatura que peca por su propia y libre voluntad que aquella otra que es
incapaz de pecar por carecer de voluntad libre”. El ser humano es más excelente que el caballo
porque tiene libertad. Aunque la libertad nos lleve a equivocarnos muchas veces porque podemos
elegir y elegimos mal. Es mejor elegir mal que carecer de libertad. Algo que forma parte de lo mejor
que tenemos es nuestra libertad. Agustín también hablará de nuestra inteligencia, de nuestra
memoria, pero eso lo han dicho ya los griegos. La voluntad no es un tema único de Agustín, pero si
lo trata de una manera novedosa, y estas cuestiones tendrán un eco cada vez más fuerte desde los
siglos siguientes hasta hoy. Hoy en parte vivimos en la estela de los planteamientos de Agustín
sobre la libertad. Lo que dice Agustín es que somos creadores de nuestra vida. Construimos nuestro
personaje y nuestra historia. La naturaleza marca nuestra muerte y nuestra vida. Aceptada toda esa
tradición griega de la naturaleza, el destino, la influencia de los demás, la educación, queda que
decidimos el curso de nuestra propia vida. Esto entra en conflicto con la ley natural: tenemos en
nuestro poder rechazar a Dios, lo más grave que hay. No somos solo causantes del mal, por
supuesto, pero si de determinados bienes. El bien típico del que habla es la amistad.
Sevilla 10/10/2023
Bibliografía sobre Porfirio: philosophica (entradas irregulares).
De Agustín hemos visto varias cosas. Vida y obras. Recepción. Importancia en nuestra tradición.
Corrientes en las que se inscribe la filosofía y el pensamiento de San Agustín (platonismo,
platonismo medio y estoicismo, no depende directamente de Porfirio o Plotino). Relación entre
religión y filosofía, como se refuerzan recíprocamente. Concepto de Historia. En la naturaleza no
hay solo leyes racionales necesarias, no hay solo azar, sino que también hay libertad. Un elemento
particularmente importante va a ser la libertad personal, que vale para el ser humano y para Dios.
Subraya el papel de la libertad humana para explicar la vida, la vida social, la vida humana, la vida
natural. Agustín tiene una manera de entender al ser humano como imagen de Dios, un Dios que
concibe como trinidad. La estructura trinitaria de la divinidad se refleja en una estructura tripartita
del ser humano. La singularidad del ser humano en otros autores como Plotino, les hace hablar del
alma particular de los seres humanos. Para hablar de la unidad del ser humano no es raro que hablen
del Uno en mí o del Uno en nosotros, referidos a como ese Uno origen de todas las cosas, está en
mí, constituye la unidad de todos nosotros. Si somos uno es porque participamos en el Uno que son
todas las cosas. Como sea ese Uno en mí, cada uno de estos autores, lo plantean de un modo
particular. Cuando se habla del ser humano se habla en tercera persona, del alma humana, del ser
humano. En Agustín el planteamiento no es ese (a pesar de la cantidad de elementos platónicos y
neoplatónicos que contiene). El subraya mucho la subjetividad del yo. Las fuentes del yo, Taylor:
Insiste en que el sujeto moderno (a partir del S.XVII), cuando se habla del yo como fundamento de
todas las ideas y certezas, el yo como la certeza primera a partir de la cual podemos añadir cualquier
otra certeza, esa atención a la subjetividad del yo, de uno mismo, como centro de todas nuestras
representaciones, eso es algo típicamente moderno. Esa atención hacia el yo, no el alma humana, no
el Uno en mí, sino al propio yo, hacer ese tipo de filosofía en primera persona, donde cualquier
afirmación filosófica termina y empieza en uno mismo está en Agustín y tiene un recorrido largo,
típico de toda la modernidad. A partir de un determinado momento, el yo adquiere un protagonismo
que no tenía. La cuestión es que el yo pasa a un primerísimo plano. No es solo el estilo literario,
sino que es el inicio de un camino. Si repasamos la recepción de las ideas de San Agustín acerca del
yo y vemos como estas ideas no dejan de crecer y de radicalizarse. Cuando llegamos a Descartes y
Kant, si uno conoce este recorrido, le parece que es la conclusión simple, las sedimentación de una
serie de convicciones. El hablar del yo como sujeto es algo que se consolida en el S.XIV y que se
inicia en el S.XIII, Occam, Duns Scoto, hay muchos autores. Cuando se habla del sujeto ya no se
está hablando de esencia o materia, se está hablando del yo. Aquí autores citan unos y otros a San
Agustín. El autor de referencia para subrayar que el sujeto por antonomasia es el yo. De aquí la idea
de que todo el mundo exterior está presente en mí como una representación, como una idea, como
una imagen mental. Dentro de MÍ. Luego podré aceptar la existencia del mundo exterior fuera de
mí, pero cuando uno cae en la cuenta de que todo lo aparentemente externo en realidad es algo
concebido por mí de algo que considero externo y que al fin y al cabo es una representación en mí,
ese MÍ, ese yo, se convierte en fundamento de todo lo demás. De aquí el idealismo. Ese giro en
Agustín es un giro hacia el yo, hacia la primera persona. T12 Cuando San Agustín habla del ser
humano, cuando se trata de precisar el alma, esencial en el platonismo, aristotelismo y en Agustín,
el término que utiliza más frecuentemente es mens, animus, anima, espíritu, pero mens es el más
corriente. La mente está siempre de manera inmediata presente a sí misma. De anima 3:4
Aristóteles. Primero entendemos algo, y cuando entendemos algo, somos conscientes de nosotros
mismos. Te veo y cuando te veo sé que te estoy viendo. Lo que dice Agustín es que no, que hay
inmediatez. La mente, el alma, está presente a sí misma desde el primer instante. Sin necesidad de
conocer objeto o de mirar hacia fuera. Yo sé de mí mismo conozca algo externo o no lo conozca.
Doctrina de la intencionalidad // la intentio, Avicena. Conocer es siempre conocer algo diferente.
Conocer un objeto. Aristóteles dice: somos una tablilla de cera en la que no hay nada escrito, el
intelecto humano, cuando algo se nos presenta lo conocemos, y cae en la cuenta de que lo estamos
conociendo. Adquirimos conciencia. Pero el inicio del conocer procede del objeto. Es el objeto el
que impacta al entender o al sentir.
Lo que Agustín subraya es que la mente, el intelecto está presente de modo inmediato, sin ningún
proceso, proceso de ningún tipo. De manera inmediata, yo sé que soy yo siempre. Siempre estamos
en la autoconciencia (aunque este es un término más moderno). Texto 2 (fotocopia). Cuando se le
dice a la mente conócete a ti misma, si lo entiende, ya se conoce, no por otra razón, sino porque está
presente a sí misma. Y si no entiende lo que se le dice, no lo hace. Se le manda, que haga esto, y, al
comprender el precepto, lo cumple. Sigue con el Texto 3. No añada nada la mente a lo que de sí
misma conoce cuando se le ordena conocerse. Tiene certeza que es a ella a quien se le preceptúa. y
el Texto 6.
Cuando dormimos y soñamos, tenemos conciencia de nosotros. Quizás ante cosas que son
totalmente disparatadas y totalmente falsas, pero tenemos conciencia.
Seguimos con el Texto1 y el Texto5.
Si duermo, sé que soy yo. Si me equivoco, porque la cuestión es, puedo estar equivocado, puedo
pensar que la mente es inmediata y que sea falso. Pero incluso siendo falsas, sé que vivo, sé que
estoy pensando. Puedo estar pensando que es falso, y es falso que estoy pensando. Si pienso que
todo lo que estoy pensando es falso, pienso. Vuelve una y otra vez a subrayar la certeza primera del
yo antes que cualquier otra certeza. La certeza primera que me permite fundar cualquier otra es la
certeza de que existo, pienso, e incluso, yo amo. Me gusta pensar (amo). La mente lo caracteriza
como tres dimensiones, tres partes, que en realidad son el yo. La cuestión es que siempre estoy
presente a mí mismo. Siempre hay un fondo en mí mismo, aunque no conozca mi esencia, ni la
naturaleza de mí, sin embargo, hay algo, un fondo de mí que está siempre presente. El sujeto no
requiere del objeto como condición para conocerse a sí mismo. En Agustín partimos del
conocimiento de nosotros mismos, y desde ese conocimiento de nosotros mismos vamos
conociendo las cosas. En este pequeño cambio, lo que sucede es que el yo se ha puesto de inicio.
Insistimos en esto porque en Agustín la clave es que el yo se está poniendo en primer plano. El yo
tiene tres dimensiones: memoria, el fondo de la existencia. El alma, o el ser humano o el yo existe.
Yo sé que existo. Esa referencia al existir y al vivir está relacionado con la memoria (la memoria no
es memoria en el sentido psicológico sino platónico). Hay un fondo de la mente, un fondo de
nosotros mismos. A la vez estamos haciendo memoria, estamos sacando a la luz de ese fondo
quienes somos. La mente por otra parte es inteligencia (distinción típica entre intellectus y ratio,
nous y dianoia). El alma es el alma racional, somos seres racionales, algo típicamente griego. Esa
inteligencia, si se aplica a los principios, se llama Nous, si es racionalidad, de paso a paso, de
argumento en argumento, se habla de ratio.
La voluntad es probablemente lo más peculiar y distintivo del tratamiento de Agustín. Agustín
distingue estas tres dimensiones, imagen de la trinidad, de una parte la existencia, la memoria, la
inteligencia. Voluntad también es platonismo, pero le da un giro como una de las líneas que marcan
la tradición de Agustín a partir de ahora. El yo no es simplemente memoria de sí, es voluntad libre.
Hay una cuestión que no ha salido mucho pero que es bastante central en Agustín y que tiene que
ver con ese yo que está siempre presente en el fondo de uno mismo. Allí uno encuentra no solo al
yo sino también a Dios. Uno encuentra una realidad, una verdad, algo intemporal, algo eterno,
primero, que no es uno mismo. Uno se descubre a sí como finito, limitado, pero también descubre
dentro de uno mismo, en el yo, una realidad, que él la vincula con la verdad, incluso la idea de que
hay una certeza primera de que yo existo y que eso es un fundamento primero es un concepto de
verdad que tiene un carácter intemporal, eterno. Hay una presencia de algo intemporal que es la
verdad de que existo. Si vamos a Descartes, Cogito ergo sum, y de ahí Dios existe y de ahí el
mundo exterior existe. Pero ese paso del yo a Dios y solo en tercer lugar a la realidad, paso clásico
de Descartes que ya está aquí. En el fondo de mí mismo encuentro algo que es universal, que es
eterno, y es ahí donde reconozco a Dios.
En Plotino parecería que hay una ambigüedad porque el Uno en mí, es una imagen o al menos una
participación de Dios mismo. En Plotino hay una ambigüedad sobre si el fondo de mí mismo es el
mismo Dios. Todos los politeístas del S.IV, V o VI le criticarían esto a Plotino, porque si en el fondo
de uno mismo está Dios, entonces cómo surge el mal. Es Dios mismos el que está actuando.
La voluntad. Es el tercer aspecto del ser humano, de la mente, del yo. Para Agustín hay una
distinción que es clave para entenderlo. Cuando hablamos de voluntad hablamos de querer algo, un
objeto (intencionalidad, todos los actos psíquicos tienen un objeto). Lo que en Aristóteles es la
boulesis, la voluntad, deseo racional, un querer que se refiere a un objeto, un objeto entendido, que
no es simplemente entendido. No es solo un deseo. Un querer algo entendido (yo entiendo que esto
es una clase, tengo un concepto de clase, y deseo, quiero, la clase). Querer es querer algo. Que es lo
específico de Agustín? Afirma, querer, voluntad, no es simplemente querer algo. Sino que, en
primer lugar, y fundamentalmente, querer el propio querer. La voluntad se tiene en su propio poder.
Antes de elegir entre los objetos, está el propio querer el querer. Texto2 Nuestra voluntad, por
consiguiente, no sería voluntad si no estuviera en nuestro poder. Y por lo mismo que está en nuestro
poder, por eso es libre. No sería voluntad nuestra si no estuviera en nuestro poder.” Voluntad no es
simplemente poder algo. Voluntad es de alguna manera un poder. Es un poder sobre el propio poder.
Cuando yo quiero tengo en mi poder el querer o no querer. La voluntad se caracterizará en la
Modernidad como propiamente infinita porque se puede querer todo. Esa idea de que está en mi
poder, que dispongo de mí mismo, en términos teológicos se entiende mejor, yo puedo rechazar a
Dios. Me tengo en mi poder hasta tal punto que incluso el bien máximo, la felicidad máxima, yo
puedo rechazarlo. Nunca el objeto se me impone absolutamente. Ni siquiera Dios. Sea el objeto que
se presente, yo siempre me tengo en mi poder. Dice Aristóteles: El alma es en cierto modo todas las
cosas. La inteligencia puede pensar cualquier cosa, puede pensar lo imposible. En Agustín, más
todavía la voluntad puede todo. Uno puede elegir lo que quiere y lo que no quiere. Kierkegaard: El
suicidio es la máxima forma negativa de la libertad. Dichoso aquel que encuentre la forma positiva
de la libertad. La tradición de Agustín hasta Kierkegaard mediados por Lutero es fácil de trazar.
Para Agustín todos los seres humanos tenemos una felicidad (amar a dios, encontrar la verdad, en la
más estricta tradición aristotélica-platónica) pero tenemos en nuestro poder querer esa finalidad o
no quererla. La voluntad para Agustín es deseo en primer lugar. Cada uno construye la vida que él
decide mediante las decisiones que va tomando. Hay toda una serie de limitaciones. Padecemos,
somos pasivos, respecto a muchas cosas que nos pasan. Aunque nos pasen muchas cosas, hacemos
nuestra vida. Con todo ese material de las cosas que nos pasan, construimos nuestra propia vida.
Esa tesis de que somos los autores de nuestra propia vida es lo que Agustín va a transmitir a todos
los que vienen después. Creamos nuestro personaje, desde la razón, desde la inteligencia y sobre
todo desde la voluntad.
En Agustín uno puede ver ambigüedad, pero hay mucha evolución intelectual, muchos textos. Pero
esta cuestión es lo relevante para entender la importancia de Agustín en la historia de la filosofía.
La voluntad libre es algo bueno. El caballo mejor que la piedra y nosotros mejor que el caballo. Si
no tuviéramos voluntad libre hay muchas cosas que no podríamos hacer. En la vida, si nos quitan la
libertad, nos quitan muchas cosas buenas. Todas las cosas buenas que dependen de nuestra libertad
es lo que nos hace humanos. Con Agustín lo que se está es dando un giro respecto al mundo griego,
no solo ver al ser humano en términos de inteligencia o de memoria sino, además, ver al ser humano
como ser libre. Y esa libertad, esa voluntad libre va a ser cada vez más lo más característico del ser
humano.
En Agustín hay una tesis (que luego estará en Kant) en la naturaleza, en el mundo físico,
encontramos causas y efectos. Pero la voluntad libre está en el inicio de una serie causal que es
ajena al mundo físico. Si de una parte está la naturaleza, hay causalidad en la naturaleza, y hay otra
causalidad diferente en la voluntad libre. En este mundo las cosas son como son en el mundo
natural, la causalidad física es la que es, y yo, sin embargo, si quiero, tomo decisiones. La voluntad
libre, ya desde el libre arbitrio, es causa del mal. Dios no puede ser causa del mal. Hay un punto en
el que la influencia de Agustín es grande, que es la idea de la corrupción de la naturaleza humana.
El hombre es causa del mal porque hay un mal radical en el fondo de todos nosotros, en términos
teológicos, hay pecado original, en términos filosóficos, hay algo destructivo en cada uno de
nosotros. Hay mal dentro de nosotros. La voluntad es causa del bien y del mal, porque hay algo
corrupto y roto dentro de nosotros. Esto va a tener un recorrido largo, importante, ahí el autor de
referencia es Agustín y luego Lutero.
17/10/2023
De Agustín hemos visto lo fundamental. Han quedado pendientes un par de cosas: La primera,
relativo a la historia. La historia es una novedad la manera que tiene de plantearla, y que insiste en
la idea de la irreversibilidad de la historia y la historia hecha por decisiones libres humanas y de
Dios. En la Ciudad de Dios tiene dos expresiones que contrapone: el Amor dei y el Amor sui, que
serían las dos formas de acciones voluntarias opuestas y sobre las que se construye la historia.
Todos los seres humanos estamos en una encrucijada, en una opción, entre esas alternativas, o el
amor de dios o el amor de uno mismo. Agustín entiende que en nuestras vidas, en la historia, en la
construcción de la sociedad humana, en la política, uno está constantemente eligiendo. Amor aquí
significa algo así como acción voluntaria, la actividad propia de la voluntad. Toda la filosofía
política o la filosofía del derecho en el mundo medieval latino va a estar marcada por la Ciudad de
Dios de San Agustín, por esta idea de que la historia la construimos con esa libertad y con la
providencia de Dios. El mundo medieval latino tiene muchas interpretaciones de esta filosofía de la
historia y filosofía política de San Agustín basada en la libertad personal y en la responsabilidad
individual. Hay una interpretación particularmente importante de la filosofía política: El
augustinismo político es una teoría política según la cual puesto que el amor de Dios es preferible al
amor de sí mismo, y puesto que el amor de Dios es donde se despliega y construye y se afianza es
en la Iglesia, entonces, la filosofía política plantea qur hay que construir una sociedad donde manda
el papado, donde manda la jerarquía de la iglesia, y donde la sociedad está construida a imagen de
la Iglesia. Es la iglesia cristiana la que forma el núcleo de toda la sociedad y las leyes eclesiásticas
son el centro, el núcleo de las leyes civiles. No es la única posición, pero es importante. Esta tesis
política va a ser una de las grandes tesis en juego. Los defensores de la primacía del papado van a
esgrimir a San Agustín. Los mandatarios del gobierno temporal, reyes, emperadores, duques, van a
estar en la posición contraria. Estos conflictos, estas controversias, se traducen en guerras,
enfrentamientos entre reyes y papados, obispos y nobles, y es un enfrentamiento muy vivo hasta el
final de la Edad Media. El autor de referencia al que se invoca para afirmar la primacía del papado
es la Ciudad de Dios de Agustín. Como la Ciudad de Dios es un texto largo posibilita también otras
interpretaciones.
El tiempo en San Agustín. Hay toda una tesis, una filosofía acerca del tiempo que normalmente se
contrapone de otras. La más clásica es la de Aristóteles y ambas tienden a enfretarse. La tesis del
tiempo se encuentra en las confesiones, Libro VII. Algunas tesis respecto al tiempo que sí son
significativas. El tiempo es creado, el tiempo ha empezado a existir por la creación del mundo por
parte de dios. El tiempo es una variable del mundo físico. En el mundo físico hay espacio,
velocidad, peso… y también hay tiempo. Pero como elemento creado por Dios. Es decir, Dios es
ajeno al tiempo. Esto no es enteramente nuevo y es común en el mundo cristiano y en el
neoplatonismo plotiniano, poner el tiempo en el alma y el Uno o los dioses más allá del tiempo.
Este planteamiento de Agustín es polémico respecto al de Aristóteles, que dice que el tiempo no es
más que una medida del movimiento de los cielos. Medimos el tiempo en función del movimiento
de los cielos. Hay un movimiento primero a partir del cual numeramos el tiempo. Agustín dice que
el movimiento primero es el movimiento del alma. El movimiento interior, lo que nos pasa, nuestras
vivencias. Ese tiempo es con el que medimos todo lo demás. Otra tesis importante en Agustín (muy
criticada por Heidegger) que es la consideración del tiempo como presente. Agustín subraya que ni
el futuro ni el pasado existe, sino que lo que existe es el presente, un presente en el que proyectamos
nuestro futuro y recordamos nuestro pasado, pero lo recordamos en el ahora, pero solo hay ahora,
solo hay presencia, digamos. En ese presente, que es temporal, del que tenemos conciencia, es una
conciencia temporal pero también una conciencia de la eternidad. Hay algo, una cierta conciencia
en ese presente de la eternidad. Platón dice del tiempo que es Imagen de la eternidad. Esa tesis está
muy elaborada, muy desarrollada por Agustín en clave cristiana.
BOECIO
En el mundo latino, todo este barullo de platonismo/neoplatonismo, tiene sobre todo tres figuras. El
primero es Agustín. Otro autor también platónico pero muy distinto en cuanto que escribe cosas
muy diferentes a las que escribe Agustín y su recepción posterior también será muy distinta, es
Boecio. Boecio vive en torno al año 500. Es un siglo posterior a Agustín. El tercer autor, el Pseudo-
Dionisio o Dionisio Aeropagita, un conjunto de textos escritos hacia el año 500. Las tres van a
marcar la filosofía medieval latina. También va a haber mucho platonismo en el mundo árabe y
judío. El platonismo tiene muchas vertientes, pero en el mundo occidental latino. La edad media
latina. Cuando se habla de platonismo se habla de algo muy vago, muy ambiguo, contornos a veces
muy diferentes.
Boecio se forma muy probablemente entre los griegos, traduce muchas obras de Aristóteles y
también algunas de Platón del griego al latín, sin embargo no tendrá tiempo para acabar su obra. Es
denunciado por traición, encarcelado y ajusticiado. El Imperio romano de Occidente en el 436 ya ha
desaparecido completamente y hay varios reinos que han ocupado su lugar. El proyecto de Boecio
está motivado por su consciencia de que se puede perder toda la tradición literaria, filosófica y
científica griega. En general la ciencia se hacen en griego y nadie sabe griego. Ya en el año 500, son
personas puntuales las que en todos los reinos saben idiomas. O se traducen las obras de los griegos
al latín o se perderán para la tradición latina.
De su proyecto, ¿qué llega a hacer? Traduce al latín toda la obra lógica de Aristóteles (aunque no la
conservamos toda). Lógica son las categorías, de interpretationes, tópicos, analíticos primeros y
segundos, refutaciones sofísticas, y en buena medida lo comenta a la par que escribe obras propias
sobre cuestiones concretas respecto a la lógica de Aristóteles. Escribe también sobre el trívium y el
quatrivium, las siete disciplinas de letras y de ciencias fijadas siglos antes, pero que con Boecio se
consolidan. El Quadrivium son las ciencia (básicamente matemáticas, es decir, aritmética,
geometría, música y astronomía), el trívium son las letras (gramática, dialéctica y retórica). El
escribe un tratado específico para las disciplinas del quatrivium, la Institutio aritmética, texto de
matemáticas de frecuente uso. Boecio, tanto en lo relativo a lógica, y en general a Aristóteles, como
en lo relativo a la formación científica, va a dejar su propio sello en el mundo medieval latino. El
S.XII, por ejemplo, es conocido como la Edad Boeciana. En esta época, él será el autor de
referencia y sobre él se hace buena parte de la filosofía.
A pesar de su conocimiento sobre Aristóteles, debemos tener en cuenta que Boecio es un platónico.
Es común en el S.VI, en particular en Alejandría, donde se pone el foco fundamentalmente en
Aristóteles y donde la mayor parte de textos de autores platónicos, neoplatónicos, son comentarios a
obras de Aristóteles (lo que hace Boecio), que esto sucede siempre bajo la suposición de que
Aristóteles es un platónico genial más bien especializado en lógica y en zoología, psicología…
Encontramos autores, como Simplicio, Filopón o Ammonio cuya obra consiste fundamentalmente
en comentarios sobre Aristóteles. Boecio tiene la peculiaridad de que escribe en latín y que trae al
mundo latino la filosofía común que se hace en el mundo filosófico en lengua griega. Todo eso es
algo que, aunque no conocemos el detalle de la formación de Boecio, sin duda conocía porque las
referencias en sus textos son constantes. Sobre todo a Porfirio. Lo que hace Boecio en el mundo
latino es muy similar a lo que hizo 200 años antes Porfirio. Porfirio pretendía mostrar la proximidad
entre Aristóteles y Plotino. Algo así hacen todos estos autores como por ejemplo Boecio. Hay un
texto de Porfirio, la Isagoge, introducción a la lógica de Aristóteles, que tuvo una gran difusión. Un
primer momento de esta discusión en el mundo latino es ahora con Boecio. Porque Boecio trata la
Isagoge de Porfirio como una obra tan importante como cualquier otra de Aristóteles y de Platón, y
de hecho la comenta. Sabemos que se detiene en explicarla porque le parece que es la mejor
introducción al conjunto de la filosofía y en particular a la filosofía de Aristóteles y de Platón.
Combinar el neoplatonismo de Plotino con Aristóteles, esa es la pretensión que mueve la obra de
Boecio.
El título por el que se conoce a esta obra de Boecio es de Hepdomadibus: de las siete cosas: de
todas las cosas que son buenas porque dependen de dios. Esta obra es un texto que va a ser muy
conocido, comentado e influyente en la filosofía medieval latina. Heidegger, en los primeros
parágrafos sobre filosofía medieval de Ser y Tiempo ¿, lo que cita es un comentario de Aquino
sobre el Hepdomadibus de Boecio. La distinción entre el ser y el ente es una distinción primera para
Boecio. De hepdomadibus es un texto con afirmaciones breves y rotundas, la primera de las cuales
es: “Un saber debe exponerse en forma axiomática”, es decir con axiomas, enunciados evidentes
por sí mismos a partir de los cuales se deduzcan los demás. Todo esto es muy clásico de los
platónicos de esta época, donde todos son matemáticos y astrónomos, y todos dan mucha
importancia a Euclides, al tratamiento axiomático de cualquier saber que ha producido
conocimientos indudables que se han sostenido sin discusión durante mil años ¿Cuál es el primer
axioma? La diferencia entre el ser y el ente. El ser, esse, y aquello que es, el ente, ens. Esto se
encuentra ya en Porfirio, lo que pasa es que en el comentario a Parménides atribuido a Porfirio lo
conocen solo los que saben griego. El hepdomadibus va a ser conocidísimo en todo el mundo latino.
Todo el tratamiento de la metafísica, sentidos del ser, qué es la esencia, todo eso va a tener como
referencia el hepdomadibus. Si vamos a Tomás de Aquino sobre el ser, la referencia en sus escritos
de juventud es Boecio. Boecio hace una buena presentación de que la diferencia ontológica es lo
primero, el primer presupuesto de todo pensar. Si nos situamos en Descartes, su punto de partida es
el Yo pienso, y de eso estoy cierto completamente y es el punto de partida de cualquier otra certeza.
Si vamos a Aristóteles, metafísica, el axioma de los axioma que siempre presuponemos, El ser es, el
no ser no es. Boecio tiene su propia tesis, y su tesis es, en lenguaje heideggeriano, la diferencia
ontológica es primera. Lo primero que presuponemos al actuar, al pensar, al hablar, en nuestras
vidas, lo primero que presuponemos es la diferencia entre el ser y el ente. Damos por supuesto que
todo es, que el ser es absolutamente universal, que vivimos en un mundo real, pero que a la vez, en
esa realidad tan universalísima, en ese ser al que podemos aplicar a todo, hay diferencias entre unos
entes con otros. Y tan real es la unidad de todo el ser como las diferencias entre los entes. De tal
manera que hay una diferencia primera entre el ser, interpretado de forma universalísima, y ese otro
ser particularizado en cada ente. Ser en un sentido es algo absolutamente universal y en otro sentido
está referido a los entes particulares.
Los entes participan del ser. En Platón esta manera de hablar no es corriente. Platón dice que el
mundo físico es copia. Hablar de dos sentidos del ser, como ente y como ser, y que uno participa del
otro no es terminología típica de Platón. Pero para un platónico es una manera de recuperar la
metafísica de Aristóteles y la metafísica primera. Con Boecio, esta terminología se va a consolidar.
Si buscamos originalidad, esto no es original, aunque desde el punto de vista de la historia, de las
ideas, es importante. La tesis de Boecio es que hay un presupuesto primero, en todo nuestro actuar,
que es la diferencia entre ser y ente. (Heidegger lo plantea en un contexto muy diferente, pero si
vamos a los estudios de Heidegger entre el año 10 y veintipocos, su estudio de estas cosas es
enorme; más tarde, cuando hable de todas estas cosas lo hará sin citar). El alcance de esta tesis, por
tanto, es grande. ¿Cómo se plantea esto en el contexto medieval latino?
Hay una distinción posterior, que no es boeciana, “términos trascendentes” que empieza a utilizarse
en el S.XIII y donde se distingue entre trascendentes y trascendental, que pasa al S.XVI y que se
consolida con Kant. Sin embargo, esa distinción con otra terminología está ya aquí. Por una parte
tenemos el ser, que podemos decirlo de todo. Todo lo real, que existe, que es, aunque lo piense
como algo imposible o absurdo, como una mentira, lo piense como lo piense, exista como exista, es.
Y de ahí viene toda la discusión del Parménides y las distinciones del sentido en la metafísica de
Aristóteles. Por una parte tenemos un sentido del ser. Todas las cosas tienen en común que son. La
unidad de todas las cosas es que son, existen ¿?¿?¿?¿?¿?. Qué significa existir se nos escapa.
Podemos aludir al ser donde todo lo real está significado, la unidad de lo real. Por eso hay una
cercanía entre la noción de ser y la noción de Uno. El platonismo se nota también en el Bien: todas
las cosas son buenas porque participan de un bien primero. La tesis de la República es que hay una
idea de Bien que está más allá y por encima de cualquier otra idea. En clave cristiana, este ser, este
uno, este bien, es el dios cristiano. Lo que estamos es caracterizando al dios cristiano como el ser
por antonomasia. Aludir al texto de Éxodo, donde Yahvé dice: Yo soy el que soy. Dios se presenta a
sí mismo como el ser. Sea como sea, lo que tenemos aquí es un sentido del ser (lo trascendental, que
en realidad es totalmente anacrónico en Boecio). Hay un segundo sentido del ser que son los entes,
el ente. El ente es ser pero ya particularizado con una esencia determinada con una forma
determinada, un ente es algo pero no es todas las demás cosas. El rotulador es rotulador pero es
rotulador y no es la mesa, no es el papel… es de un modo particular y a la vez, al decir que es, estoy
diciendo que no es todas las demás otras cosas. En nuestro primer sentido del ser, universalísimo, el
problema que tenemos es decir algo, debido a su universalidad. No podemos predicar, no puedo
decir nada de él. El Uno es incognoscible, inexpresable, incomunicable… de algo que es todo no
puedo decir nada. Del segundo sentido del ser sí puedo predicar, si puedo atribuir algo. El rotulador
es negro, me mancha, está en la mesa… Es decir, de los entes yo puedo predicar, atribuir muchos
predicados, categorías, yo puedo decir muchas cosas de un ente. Cuando se habla de trascendental
estamos hablando de una manera de hacer filosofía centrada en lo primero. En Kant sería el yo
pienso. La tesis es eso primero, de todo lo que se piense, en último término está referido al yo
pienso. Y luego, hay todo un ámbito dependiendo de lo trascendental que es lo categorial, este
segundo sentido del ser.
(Sobre la idea de Bien: ¿Por qué pensamos en resolver los asuntos mediante la racionalidad? Porque
el pensamiento, suponemos, está regulado por el Bien. La razón está subordinada a hacer lo mejor.
Buscamos lo mejor y por eso pensamos. El pensamiento no es lo más alto sino aquello a lo que se
subordina el pensamiento.)
¿Qué interés tiene Boecio en la historia de la filosofía?
Boecio inaugura en filosofía, en metafísica, un doble tratamiento que se puede hacer en filosofía.
Un tratamiento categorial que tiene que ver con los predicados, con la sustancia y los accidentes
(Aristóteles) o el género y los universales (Porfirio), la especie, la diferencia… categorías. Lo que
hacen los científicos, digamos. Qué propiedades, qué atributos… el estudio de los entes. Y luego
hay todo un tratamiento en filosofía que se considera que es lo primero de la metafísica primera,
trascendental, los primeros presupuestos del pensar, del actuar, esa filosofía en tanto que se ocupa
de lo primero, sea lo que sea lo primero, es un tratamiento diferente. Veremos a partir de ahora en el
mundo latino como dos modos de hacer filosofía. Muchas veces, el mismo autor trabaja de las dos
maneras. Pero unas veces se centrará en este primer sentido del ser y otra manera de hacer filosofía,
que es la más segura, es establecer categorías, predicados. Eso es lo que Boecio trata en el
comentario de la Isagoge y de las categorías. El de heptomadibus es un programa general.
Boecio escribe mucho más de lo que hemos mencionado, por ejemplo de teología cristiana. Hay un
libro de filosofía platónica, Consolación de la filosofía, obra alegórica, donde una personificación
de la Filosofía le anima y le hace ver que lo mejor que hay en la vida es el estudio y la sabiduría. Y
que aunque vayan a matarlo su vida está llena porque ha vivido dedicado a lo importante. Es una
obra muy leída en el mundo medieval. Prospectivos, un libro de introducción que anima a los
estudios de la filosofía, es un género liteario que hay en Agustín, Aristóteles… la consolación entra
en este género. Otras muchas obras tienen un interés porque en Boecio se acuñan definiciones que
van a ser clásicas hasta el día de hoy. Por ejemplo, cualquier estudio que haya sobre la persona.
Boecio daba una definición de persona, sustancia individual de naturaleza racional, que es
totalmente aristotélica. Esta definición de persona va a ser repetida hasta el día de hoy
constantemente, normalmente para discutirla. Otro ejemplo es la eternidad: posesión simultánea de
una vida interminable. La eternidad es concebida como simultaneidad. Lo que caracteriza a la
eternidad es ese todo a la vez, todo es simultáneo.
Hasta el 1200, Boecio es el autor de referencia en el mundo latino sin lugar a dudas, las lentes con
las que se lee a Aristóteles, a Platón y a otros autores. Y muchas de las discusiones que se tienen
están marcadas por el enfoque de Boecio.
En la Isagoge, Porfirio decía: esto es una obra de introducción, son los predicados universales, por
ejemplo los géneros, las especies, las diferencias. Cuál es la verdad de los universales? Platón decía
que lo real son las ideas universales, mientras que Aristóteles parece que decía que la sustancia
primera es lo indidividual. Si lo real son los singulares, nuestro conocimiento comienza con lo
sensible y este es el conocimiento primero (Aristóteles). Si lo más alto es la inteligencia, entonces
es lo universal. Boecio subrayará estos dos puntos de vista, y también evitará la discusión. Boecio
no solo transmite definiciones, planteamientos, teorías, sino que también transmite problemas. La
querella de los universales, es como se llama esta discusión. Boecio hasta 1200 sin duda es el autor
de referencia porque transmite toda la tradición antigua. Y lo que transmite son enfoques,
problemas.
Pseudo Dioniso.
Autor desconocido. Con toda probabilidad los textos del Pseudo Dionisio son unos escritos
redactados hacia el año 500, época de Boecio, que salen a la luz en un concilio hacia el 530. Y
cuando aparecen esos escritos, quien los presenta los presenta como pertenecientes al primer
filósofo cristiano, Dioniso Aeropagita, que se convierte con San Pablo, casi contemporáneo de
Cristo por tanto. Decir que esos escritos fueron redactados en esta época equivale a decir que todo
lo que se parece a eso que se ha escrito después en realidad es un desarrollo, una copia de algo ya
presente en la filosofía de Boecio. Esos escritos son: Sobre los nombres divinos, teología mística,
jerarquía eclesiástica y jerarquía celeste. Estamos ante unos textos de autor desconocido (aunque
haya hipótesis), pero que van a tener una influencia enorme. Aparecen en el mundo bizantino, están
en griego que es donde se difunden y van a ser conocidos. Y después en el mundo eslavo ortodoxo.
La teología oriental ortodoxa está marcada muy en particular por el pseudo Dioniso. Se traduce al
latín en el S.IX, pero una vez traducido, por una serie de equívocos, alcanza un prestigio increíble.
También porque hay autores, buenos filósofos, como Escoto, como Maxímo Confesor, que
reconocen estos textos como de Dionisio y le dan un tratamiento y un desarrollo y unas
interpretaciones que van a tener mucho alcance. La conclusión es que se estudia y hay muchos
autores que no paran de sacar nuevas ideas a partir de estos textos. Son unos textos que aparecen y
que deslumbran a muchos autores a partir de ahí. Tendrá mucha repercusión y transmitirá ideas
nuevamente del neoplatonismo de Plotino y de Proclo. Lo que va a hacer pseudodionisio es
transmitir al mundo bizantino y latino ideas duras, fuertes, neoplatónicas.
19/10/2023
Normalmente la manera más correcta de hablar respecto a nuestro autor es el corpus dionisianum,
porque parece claro que está falsamente atribuido. Hay entusiastas que siguen hablando de San
Dyonisos Aeropagita. Sin embargo, ha quedado comprobado que esto no es así. La hipótesis más
probable pasa por los escritos de un monje sirio a comienzos del año 500. Aparecen en un concilio
en una disputa entre cristianos y pasa muy pronto por una serie de vicisitudes a ser reconocido
como auténtico. De esa manera conserva un prestigio enorme porque se le considera el primer
filósofo cristiano de la época de Cristo, y por tanto todos los cristianos platónicos hasta el S.VI lo
que han hecho es plagiar a este autor discípulo de San Pablo, esta es la convicción hasta al menos el
S.XV, cuando la crítica filológica ya es más depurada, y aparecen autores como Nicolas de Cusa
que tienen muchas reservas de que esos textos correspondan al S.I aunque solo sea porque el griego
es muy diferente y hay citas a autores posteriores, pero esas reservas no son suficiente para que se
descarte dicha autoría completamente.
Los textos tienen mucho impacto sobre todo en el mundo bizantino y eslavo. El universo intelectual
del cristianismo ortodoxo bebe muy directamente de estos textos, aún sabiendo que no son de San
Dionisio. Son textos que han sido una fuente de sugerencias, de espiritualidad, de reflexión, para el
mundo ortodoxo cristiano, lo cual quiere decir que autores como Dostoyevski solo se pueden
entender a la luz de este Dionisio Aeropagita. Soloviev, Glosky, todos ellos de alguna manera están
siempre con un horizonte intelectual muy influenciado por los escritos de San Dionisio. Así pues,
tenemos una atribución falsa. Textos pseudoepigráficos, no una voluntad de engañar sino de poner
bajo el paraguas de una autoridad unas determinadas ideas o unos escritos. Lo importante es que en
la historia de la filosofía tiene una influencia enorme este conjunto de textos que mencionamos el
día anterior, textos disponibles en español en Losada.
Dionisio es uno de estos diversos platonismos que llegan a nuestra historia intelectual, pero el
platonismo del pseudodionisio es típicamente neoplatónico. Agustín, por ejemplo, es difícil de
etiquetar como mero neoplatónico, Boecio también. Sin embargo, pseudo-dionisio es un
neoplatónico cristiano frente a toda la tradición politeístas. Es el cauce por el que se transmite el
neoplatonismo duro tanto al mundo griego y de aquí al mundo árabe, como al mundo latino es esta
vía. Plotino es conocido indirectamente, Jámblico no es conocido hasta el S.XIV, Proclo hasta
finales del S.XIII. Pero el neoplatonismo duro que hemos visto en Plotino está en el pseudo
Dionisio y nos llega con muchas implicaciones filosóficas. Aún cuando el ropaje del pseudodionisio
es típicamente religioso. En realidad, estos textos son el núcleo con el que se transmiten ese
neoplatinismo tal y como lo plantea Plotino en el cristianismo.
Henología frente a Ontología. (Jean Luc Marion es un ejemplo de la lectura de la metafísica, de la
historia de toda la filosofía, y si hubiera que etiquetarle, donde habría que etiquetarle sería en
Dionisio, Dios más allá del ser, y esto significa el neoplatonismo de Plotino y PseudoDionisio). El
dios cristiano no es el ser puro, no es el ipsum esse subsistens. Para hacer teología, para tratar de
reconocer algo sobre Dios hay que olvidarse del ser y de la ontología, hay que olvidarse de
Aristóteles que dice que la filosofía primera se ocupa de los sentidos del ser. Uno de los temas que
van a subrayar estos textos es Todo lo relacionado con lo primero, con la teología, no tiene que ver
con el Ser, la cuestión no es el Ser sino el Uno, en el sentido de Parménides. Lo primero a partir de
lo cual todo lo demás se dice, ese sujeto primero al que se puede atribuir cualquier predicado,
cualquier categoría, pero como es primero es Uno. Frente a Ontología, Henología. El asunto tiene
valor como crítica a nuestra tradición donde ha prevalecido ese modo aristotélico de hablar del ser
de manera primera. El neoplatonismo es en primer lugar un rechazo de esa posición.
La teología de Dionisio es en parte una teología negativa, en parte afirmativa y en tercer lugar una
teología simbólica. Cuando habla de lo primero, de Dios, por una parte, hace teología negativa, es
decir que subraya que de lo primero no se puede decir nada, es Parménides puro. Para decir algo de
lo primero habría que decirlo con respecto a otra cosa. Si es primero, cualquier realidad que
pongamos en conexión con lo primero está rebajando la primacía de lo primero. Lo primero no
puedo explicarlo con nada que esté subordinado a lo primero. De lo primero lo más que puedo hacer
es callarme, silencio. (Wittgenstein, de lo que no se puede hablar mejor callarse). O sea, negación,
decir que no es. Decir que el Uno no es, es una tesis paradójica, provocativa, aparentemente atea,
aunque en realidad justo lo contrario, pero es una tesis que reaparece muchas veces, Dios es la nada,
dios no es, dios no existe. Tratar de decir lo que se pueda decir de dios mediante negaciones. Dios
no es naturaleza (porque es mucho más que naturaleza). Dios no es inteligente (Es más que
inteligente). Sobre todo este no es, la negación del ser. También la negación de la unidad. El Uno es
primero, pero si digo que Dios es uno estoy diciendo que no es dos o que no es plural, así que
tampoco vale. Esa estrategia discursiva es típica y casi lo más característico de la influencia de estos
textos en la tradición posterior.
Hay una cuestión, una tesis filosófica, que se extiende hasta hoy, que es la dialéctica, expuesta por
primera vez con claridad en Platón. El camino del pensamiento es dialéctico, pensamos negando,
pensamos criticando diríamos hoy. Hago una afirmación y la someto a crítica. Hago una nueva
afirmación para superar esta crítica, y vuelvo a negarla. Y así sucesivamente. Es un camino
inacabable. Negación tras negación dando por supuesto que el camino al que me dirijo es un camino
que nunca culmina, nunca termino de alcanzarlo. La última afirmación que haga la puedo volver a
criticar. Eso, nuestra tradición occidental y europea en general lo aprende de pseudodionisio
(aunque procede de Platón, pero Platón es muy desconocido a partir del S.VI). Este es casi el punto
de influencia clave de Dionisio. Poner la negación por delante de la afirmación. En ese sentido es
un autor típicamente moderno porque lo moderno es la crítica, el volver una y otra vez. A la manera
de plantear esto desde Platón no se le llama crítica sino dialéctica, y eso nos llega a nosotros por
este cauce, Dionisio Aeropagita. (Yo soy el que soy puede interpretarse de muchas maneras, una de
ellas es el silencio, como en este caso).
Teología afirmativa, es lo contrario. Yo puedo afirmar muchas cosas de lo primero aunque sea en
términos hiperbólicos, superlativos. Dios no es la inteligencia, Dios es la inteligencia pero como
una hiperinteligencia. Hiper aparece como prefijo en muchas ocasiones. Hiperser, hiperUno. Es,
pero en realidad es más que eso, pero es. Es un intento de salvar problemas como el de Éxodo,
cuando Yahvé responde a Moisés Yo soy el que soy, pero siempre elevándolas por encima de
nuestro lenguaje. En uno de los textos, Sobre los nombres divinos, que es un texto que refleja bien
esa traducción de un contexto politeísta, el clásico, como el de Plotino, el de Porfirio, a un contexto
cristiano. En el de Plotino hay muchos dioses. Hay un dios primero pero hay muchos otros dioses
derivados. Como lo traduce al lenguaje cristiano Dionisio? Diciendo que todos esos dioses
subordinados al Uno en realidad son atributos de un solo único dios, nombres divinos. Pensemos en
los dioses griegos, Atenea, Hermes, Afrodita, Zeus, Hera… todos ellos son nombres diferentes y
parciales de un único dios (el cristiano). Todos los atributos que se le aplican a cada una de las
divinidades de la teología, del panteón politeísta griego, aquí reaparecen convertidos en nombres de
Dios. Desde el punto de vista filosófico usamos un lenguaje predicativo, categorial, de sujeto y
predicado. Hay un sujeto que es dios, y todo tipo de predicados. El lenguaje predicativo ya se da por
supuesto que es insuficiente. Por eso la teología afirmativa está subordinada a la teología negativa.
Teología simbólica quiere decir lo siguiente. Todo lo real es un símbolo/signo de otra cosa, en
último término de dios. Todo significa en último término Dios, lo primero. Todo tiene su origen en
algo primero. Eso significa que el lenguaje más apropiado o el discurso, la manera de hablar, de
pensar, respecto a lo primero, es la metáfora, la imagen, la alegoría. Si uno lee los textos de
Dionisio encuentra una y otra vez metáforas. Algo parecido a lo que se encuentra en Plotino, un
lenguaje cargado de símbolos. Dado que de lo primero no se puede hablar y hay que callarse, hay
una estrategia que es la metáfora, el mito. Eso es también clásico del planteamiento de Dionisio.
Dionisio recoge la filosofía griega más tradicional, por ejemplo, respecto a los misterios de Eleusis
o respecto al orfismo o a Homero, los oráculos caldeos, todos esos discursos religiosos politeístas
que tienen su propia terminología de iniciados. Dionisio no habla de los Evangelios, sino de los
Oráculos. Habla de la Noche, que en muchas versiones del orfismo, la noche primigenia, es el
origen de todas las cosas. Lo que está tratando de mostrar detrás de los relatos cristianos, detrás de
la doctrina cristiana, mítica, en el sentido de que presenta a las cosas de modo histórico, hay una
verdad filosófica que ha sido ya anunciada por la filosofía griega, en particular por el
neoplatonismo, que transmite unas verdades comunes con los cristianos. A pesar de los títulos y de
los temas, lo que está presentando es exactamente lo que los filósofos del S.III al S.V están diciendo
con un lenguaje politeísta. ¿En qué autores se basan los textos de Dionisio? Proclo, neoplatónico del
S.V, sin duda el más relevante después de Plotino. En Dionisio reaparecen páginas enteras de Proclo
puestas en boca de San Dionisio. Hay muchos puntos de contacto literales en los textos de Dionisio
que son de Proclo, argumentos, ejemplos, terminología. Es un autor en el que bebe directamente,
aunque no el único. También Jámblico y otros. Y de autores cristianos como de alguno de los padres
de la iglesia que escriben en griego como Gregorio de Nisia, Basilio, Orígenes, Gregorio de
Nacianzo, De Proclo hay un texto que siempre hay que tener presente que es el comentario al
Parménides de Platón. Todo lo que ha hecho el neoplatonismo es una y otra vez una reflexión sobre
un texto en particular, no el único, pero sí central. Una y otra vez está siendo objeto de reflexión y
se están extrayendo consecuencias del Parménides. Se atribuye un comentario a Porfirio, otro más
largo y más concienzudo que es el de Proclo. Un texto arduo y largo, muy especulativo, y muy
estudiado. ¿Cómo toma esto Dionisio? Lo que dice Platón en el Parménides es un diálogo entre el
joven Sócrates y el viejo Parménides, donde se le pide que explique qué es la dialéctica con su
propia filosofía, que el ser es, que el no ser no es. En ese diálogo, Parménides distingue diversas
hipótesis (la dialéctica funciona siempre con hipótesis porque todo es revisado una y otra vez). Hay
al menos dos hipótesis iniciales claves. (Cualquier afirmación en la dialéctica será siempre
hipotética porque está sometida a crítica). Una es “El Uno si es Uno no es”, porque Uno y Ser
serían dos. De aquí surge la teología negativa. La teología negativa no es más que un apunte al
Parménides de Platón cuando Parménides dice que el Uno no es. Cuando se habla de las tres
hipóstasis primeras de Plotino, Plotino está jugando con hipótesis, las hipóstasis que existen pero
como lo más lejos a lo que hemos llegado, que es también lo que dice Platón, hay que ir de hipótesis
en hipótesis hacia lo inihipotético, las hipótesis más fuertes, más sólidas. El camino es la
permanente crítica sin caer en el escepticismo, buscando construir cada vez hipótesis más fuertes en
busca de lo que ya es incondicionado. Así pues, Parménides en este diálogo plantea las dos hipótesis
primeras de las que hablábamos. Una es el Uno es, la otra el Uno No es, (teología afirmativa y
negativa). Todo el discurso en el Parménides de Platón es qué consecuencias resultan de negar el
Uno, conclusiones paradójicas. Si el Uno no es, no es Uno siquiera, si el Uno no es, no es eterno.
Esto sería lo primero que hay que hacer, pero también teología afirmativa. Como el camino de la
negación es aporético y contratictorio, vamos a buscar otro camino más impreciso, más
aproximado, menos estricto, pero más humano, que es afirmativo. El lenguaje predicativo. El Uno
es … y todos sus predicados.
El pseudodionisio aparentemente son textos teológicos sin interés, pero si los leemos a la luz de su
influencia, lo que transmite es esto, el Parménides de Platón, y en particular el valor de la dialéctica.
Si Proclo es un autor demonizado, pseudodionisio es ensalzado.
Entre los autores neoplatónicos hay una crítica, una rectificación (o varias) a Plotino. Una de ellas
tiene que ver con Jámblico y Proclo que discuten la obra del maestro porque ha planteado las tres
hipóstasis pero no ha dicho como se relaciona una con otra y por qué una deriva de la otra. Parece
que el mundo es bastante más complejo que el que nos enseña Plotino, las cosas son mucho más
particulares para hablar simplemente de tres hipóstasis. Esa crítica tiene que ver con
PseudoDionisio que es con quien se conoce. La crítica apunta a un concepto conocido como
mediación. Es decir, dentro de nuestro discurso racional, cuando argumentamos, cuando pensamos,
establecemos mediaciones. Antes hablábamos de dialéctica, de crítica. Encuentro una solución, esta
solución la someto a crítica… vamos dando pasos. Pasos que son mediaciones, término muy común
en estos autores. Se subraya la continuidad de lo real. Si hablamos de una unidad primera, hasta el
mundo, lo que hay es continuidad. No es que del Uno vayamos al mundo sino que existe la gran
cadena del ser. La tesis de Dionisio es que todo lo real es como una gran cadena entendida como
eslabones. Todo está enganchado a lo anterior. Es decir, todo forma un entramado donde se
encadenan razones, argumentos, causas, donde unas explican otras, y al final hay una primera razón
que explica todas las demás razones. Pero este es un juego de razones necesarias. Todo el
pensamiento humano, todo lo real, el mundo físico, es todo un encadenamiento de razones. Y por
eso podemos hacer física. Por eso podemos dar modelos matemáticos de como es el universo.
Damos por supuesto que el universo tiene un armazón lógico, lógico quiere decir con mediaciones.
Todo es una sucesión, una interrelación de causas, de razones, que unas se explican a las otras.
Suponer eso, es suponer que todo lo real y que todo el cosmos forma una unidad donde todo está
relacionado con todo. Relacionado/encadenado. Todos son razones necesarias (énfasis en
necesarias). Damos razones que nos parecen concluyentes, y ese juego es el supuesto que los
Jámblicos o Proclos reprochaban a Plotino. Es muy elemental señalar las tres hipóstasis. Hay que
establecer la continuidad entre el origen y la materia. Hay que encadenar, jerarquizar… En jerarquía
celeste, la palabra clave es jerarquía, lo que transmite Dionisio es que todo es una pirámide donde
todo está escalonado, en orden. Esto tiene una traducción política: A la cabeza está el emperador, el
emperador es el vicario de Dios en el mundo, el responsable del universo de la creación, y de él,
bajando por todos los funcionarios, por toda la administración imperial y patriarcal, hasta el último
del imperio. Todo es desde el origen y todo racionalmente. No hay nada con más pretensiones
racionales que la burocracia bizantina. Si pensamos en un sistema político burocratizado donde la
administración está perfectamente organizada, eso es Bizancio. En clave metafísica: Hay algo
primero de lo que deriva todo lo demás. En clave política: El imperio.
A los aristotélicos el PseudoDionisio les producirá grima.
Otra crítica: Jámblico critica a Plotino porque en Plotino resulta muy ambiguo como ese primer dios
está siendo el Uno que está en mí. Si todo es Uno, todos nosotros no somos más que manifestación,
expresión, de ese Uno que existe. Si es así, entonces no hay mal. Todo es bueno. (Pero obviamente
esto no es así). Dionisio dirá como eco “Plotino no tiene razón porque el alma ha descendido
completamente”. Entre el mundo y Dios, y el Uno, hay una separación absoluta. El Uno es
absolutamente trascendente. Por mucha mediación que se establezca, al final, nosotros, seres
materiales, particulares, nos hemos apartado, nos hemos separado, estamos enteramente
distanciados del Uno. Para Plotino, podríamos decir que los seres humanos por medio de la razón,
por medio de la filosofía, podemos discurriendo racionalmente alcanzar a Dios. Lo que dicen estos
otros es, “no, el alma ha descendido completamente”, es decir, por medio de la razón yo nunca voy
a poder entender o pensar lo que es el Uno. El Uno siempre va a estar más allá. Las razón siempre
es incapaz de acceder al Uno. Esa afirmación de finitud, de limitación, de incapacidad de la razón
humana está muy subrayada en estos autores. Y eso tiene otra cara, la teúrgia. SI no podemos
acceder por la razón y por la filosofía al Uno, en clave religiosa, si no podemos salvarnos mediante
la filosofía, tendremos que recurrir al culto religioso, a acciones religiosas. Acciones divinas. Los
sacramentos son símbolos sagrados, acciones divinas, y que tienen una eficacia divina. Gracias a
esas ceremonias, consigo alcanzar el Uno. Dicho de otra manera, es una reivindicación de todos los
neoplatónicos posteriores, de los cultos religiosos. La razón es incapaz porque el hombre es
absolutamente finito, pero la religión nos salva. Todos estos autores reivindican la religión, sobre
todo las politeístas, frente a la sola filosofía. La filosofía es el camino, yo puedo ascender hasta un
determinado punto, pero cuando llego, abandono la filosofía. La razón es la escalera hasta un punto
en el que lo que tenemos es silencio.
La Reformulación cristiana de los planteamientos politeístas. Esta traducción es a veces fácil y a
veces difícil. Hablar de la Biblia como de Oráculos divinos no cuesta nada. Sin embargo, hablar del
Uno como de la Trinidad es complicado. Henosis, unificación. El Uno es lo primero, pero es la
unidad de una pluralidad. El tema de la libertad, otro tema difícil, porque en el neoplatonismo lo
que hay es un despliegue necesario, el Uno no puede no manifestarse, por eso el mundo es eterno.
En clave cristiana hay que sostener que Dios ha creado libremente el mundo, así que Dionisio tiene
que jugar e introducir que el Uno crea libremente. La realidad es que Proclo o Jámblico van a ser
muy desconocidos y sin embargo Dionisio va a pasar en primer plano en su influencia.
BIZANCIO, TEMA NUEVO
Estamos ante una civilización en el este de Europa desde el año mitad del S.IV hasta 1456. 1100
años de imperio. El único imperio romano, civilizadores del mundo, es como ellos se piensan en sí
mismos. El Imperio romano en la Antigüedad ahora es el imperio bizantino, depositario de la
ciencia griega y a su vez depositario del legado cristiano, de la ortodoxia cristiana, frente a los
latinos que son unos ignorantes. Es decir, desde Bizancio se considera Occidente, los reinos
occidentales, como cristianos pero con poca cultura. Tiene durante un par de siglos en sus inicios,
hasta el VI, con Justiniano, una gran expansión y una gran importancia. Eso termina ya en el S.VIII
con la expansión del Islam, que no solo conquista Persia e Irán sino también mucho del imperio
bizantino. Todo el territorio de Bizancio se irá reduciendo hasta la mínima expresión en el S.XV.
Sigue vivo con esos aires de civilizador del mundo, pero solo aires. Bizancio tiene una importancia
clave porque mantiene vivos los textos y la tradición filosófica y científica griega. Son los únicos
que saben griego, estudian griego y escriben mucho sobre filosofía y sobre ciencia, frente a los
latinos. Los latinos no sabemos matemáticas, ni griego, ni conocemos las obras filosóficas en
griego. Ese es el sentimiento desde Bizancio. Además, Bizancio es muy rico, no tiene nada que ver
con el estereotipo medieval. Es una ciudad, cultura urbana, cosmopolita, comercio, todo el mundo
tiene una formación por superficial que sea. El territorio se puede ir reduciendo, pero
Constantinopla, la capital, tiene un sentimiento de superioridad hacia Occidente enorme.
Actualmente, España tiene poco estudioso de Bizancio (frente a Inglaterra, Francia, Alemania,
Italia…). Hay tres o cuatro, Signes, Antonio Bravo. Lo que se hace en España es sobre todo
bizantinismo, cultura y costumbre, religión… pero muy poco de filosofía en Bizancio. Mirar la
Stanford, FILOSOFÍA BIZANTINA. Profesora de Atenas.
Kakouros. Enciclopedia Vol IV, exposiciones actualizadas.
De Bizancio hay que empezar a hablar a mitad del S.IV. Ya hay filósofos importantes que viven
desde mitad del S.IV y que son claves para la ideología política, para entender toda la cultura en
general de Bizancio. Hay que situarse en mitad del S.IV para entender todos los concilios cristianos
ecuménicos, y todos ellos se hacen en Bizancio y promovidos por el emperador de Bizancio. El
mundo bizantino tiene un empuje enorme durante los S.IV, V y VI, Siglos importantes en todos los
sentidos de Bizancio y después una sucesión de decadencia.