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UNIDAD 1: ÉTICA Y MORAL

Tema 1 y tema 2
Como cada principio de curso los profesores se empeñan en encargar fotocopias a sus
alumnos y tu amigo Carlos y tú bajan a la fotocopiadora para hacerlas. La señora de lo
fotocopiadora ha salido un momento y no hay nadie, pero se ha dejado el cajón donde
guarda el dinero abierto. Tu amigo te pide que vigiles mientras él coge dinero. Tú
empiezas a dudar: por un lado, es tu amigo y no te gustaría que lo pillaran haciendo algo
malo, además seguro que luego lo cuenta y tú no quieres que la gente piense que eres un
ladrón y desconfíen de ti. Pero hay algo más, lo que hace Carlos no está bien ¿Qué es eso
del bien y del mal? ¿Es una tontería decir que algo está bien o mal? ¿Quién establece el
bien y el mal? Son nuestras creencias morales las que nos ayudan a distinguir
entre el bien y el mal, entre lo que debemos y no debemos hacer.

Todos tenemos una idea acerca de lo que nos parece aceptable e inaceptable, admirable
o despreciable. Todos sabemos, más o menos, cuándo no van bien las cosas y cuándo no.
Tenemos una idea más o menos clara de cuáles son nuestros derechos, es decir, qué
esperamos que los demás hagan por nosotros, y cuáles son nuestras responsabilidades y
deberes (aunque nos cueste un poco más reconocerlos). En definitiva, todos tenemos una
idea general de cómo vivir la vida, de qué es la felicidad y esto es lo que nos permite
distinguir entre el bien y el mal, de qué nos podemos avergonzar o de qué nos podemos
sentir orgullosos, qué podemos perdonar y qué no. Es decir, establece nuestros modelos de
conducta. De esto, en líneas generales, se ocupa la ética y la moral. Podemos decir que la
ética nos ayuda a orientarnos en la vida. Antes de definirlas vamos a hablar un poco más
de nosotros mismos, de algunas peculiaridades de la especie humana.

El ser humano es un animal distinto del resto en muchos aspectos. La mayoría de los
animales cuando nacen necesitan aprender muy poco. La mayoría de los peces, por
ejemplo, crecen sin progenitores que le ‘digan’ como comportarse o qué han de hacer en
una situación peligrosa. El canario necesita ser alimentado y oír el canto de otro canario
para poder aprender, pero nada más. Sin embargo, un niño recién nacido no sabe hacer
prácticamente nada: chupar, llorar y poco más. Todo ha de aprenderlo y sin ese aprendizaje
no logrará ser una persona; no sabrá hablar y, por lo tanto, ni nos entendería ni lo
entenderíamos. El hombre necesita vivir en sociedad, en compañía de otros hombres para
poder desarrollarse, para aprender a ser un «ser humano»; pensemos que todo lo que
hacemos, decimos, creemos, incluso nuestros gustos lo hemos aprendido de otros seres
humanos y que, por tanto, todo eso lo tenemos gracias a la sociedad.

Pero vivir en sociedad es complejo y para facilitar la tarea los humanos hemos inventado
una cosa muy útil: las normas.

Las normas regulan el comportamiento de los seres humanos. En general nos dicen lo que
debemos y podemos hacer y lo que no; hay normas que prohíben cosas, como por ejemplo:
«No se debe hablar con la boca llena», «No se puede fumar en los centros de enseñanza»
o «No se debe matar». Otras nos dicen o recomiendan lo que debemos hacer: «Se debe
ceder el asiento en el autobús a las personas mayores o mujeres embarazadas». Hay
normas de muchos tipos: de tráfico, de educación o cortesía, de salud, etc. y entre ellas las
normas morales que son las que más nos interesan en esta asignatura. Antes de entrar de
lleno en ellas reflexionemos un poco más sobre las normas en general.

Pensemos, por ejemplo, en deportes como el fútbol o el baloncesto. Como todos los juegos,
al fin y al cabo, no son más que un conjunto de normas que sirven para definir el juego y
que podamos pasarlo bien. ¿Tendría sentido alguien que dijera lo siguiente: «Quiero jugar
con vos al fútbol, pero yo lo llevo con las manos porque con los pies no se me da bien ¿Qué
pensaríamos de alguien así? No se puede jugar sin respetar las reglas (al menos las más
básicas) porque si no las respeto no estoy jugando a ese juego, si llevo la pelota con las
manos estaré jugando al baloncesto, al balonmano o a otro juego que me estoy inventando,
pero no estoy jugando al fútbol. Lo que define un juego, lo que hace que podamos jugarlo
es el conjunto de reglas o normas que lo determinan, sea uno tan simple como el Juego de
la Oca o tan difícil como el Ajedrez.

Todo lo que hacemos los seres humanos está regulado por normas, desde que nos
levantamos por la mañana hasta que nos acostamos todo lo hacemos en función de normas
o de costumbres más o menos estables. Dependiendo de que aspectos de nuestra vida
regulen las normas serán de un tipo o de otro. Por ejemplo, la norma que dice que debemos
lavarnos los dientes después de comer es una norma de higiene o de salud, puesto que
regula nuestra conducta para que seamos higiénicos o sanos. Una norma siempre implica
un haz esto o no hagas esto otro, una norma es una indicación acerca de lo que debemos
o no debemos hacer. El que lo hagamos o no ya es cosa nuestra.

El hecho de que existan normas no quiere decir que todas las normas sean buenas. Hay
normas absurdas y normas que consideramos malas. Por ejemplo, las leyes (que no son
más que un tipo de normas) que promovieron la discriminación racial en algunos estados
de Estados Unidos y en Sudáfrica (haciendo que negros y blancos no pudieran ir a los
mismos colegios, o que no pudieran utilizar el mismo autobús, o prohibiendo a la población
negra que accediera a ciertos puestos de trabajo o beneficios sociales, etc.); etc.

La moral hace referencia a las normas que regulan nuestra conducta diciéndonos lo que
está bien y lo que está mal. Ejemplos de normas morales serían: «No se debe mentir», «No
se debe matar», «No se debe robar», etc. La ética sería una reflexión filosófica acerca de
la moral y de sus normas. Veamos esto más despacio.

ÉTICA Y MORAL

La palabra «ética» procede del griego «ethos» que significa «costumbre, modo
acostumbrado de obrar». Igual significado tiene la palabra latina «mos, moris» que ha
dado en castellano «moral». Ética y moral coinciden desde el punto de vista etimológico.
Ambas se refieren a nuestras costumbres y forma de actuar, en la medida en que
podemos considerarlas como buenas o malas, correctas o incorrectas.
La filosofía, sin embargo, usa estos conceptos de un modo distinto. Así la moral se
ocupa de establecer las normas y los criterios que utilizamos cuando calificamos
determinadas acciones como correctas o incorrectas, buenas o malas en sentido
absoluto. Por ejemplo, sería misión de la moral definir las normas y criterios que deben
regir las relaciones entre los miembros de una familia, o entre el médico y su paciente. La
moral respondería a preguntas como: ¿Debe el médico decir la verdad al paciente por
desagradable que sea? La ética se ocuparía más bien de discutir racionalmente la
validez de estas normas y criterios que la moral nos da. Es decir, la ética se ocuparía
de cuestiones como: ¿por qué es moralmente correcto o incorrecto decir la verdad? La ética
trata de reflexionar críticamente acerca de las normas que la moral establece. El objeto de
la ética es la moral y la moralidad. La ética hace que nos planteemos si las normas y valores
por los que guiamos nuestra conducta son válidas o no.

Distinción entre moral, amoral e inmoral

En el apartado anterior hemos utilizado la palabra «moral» para referirnos al conjunto de


normas, prohibiciones, valores e ideales de vida buena que regulan la vida de un conjunto
de personas en un momento histórico determinado. Estábamos utilizando la palabra como
un sustantivo, así hablábamos de «la moral»; pero también puede ser utilizada como un
adjetivo en expresiones como: «Tu conducta es moral», «Careces de valores morales»,
«Tus valores morales no son correctos», etc. En estos contextos moral significa lo
moralmente correcto, aquel comportamiento que respeta el código vigente y su antónimo
sería inmoral.

Inmoral equivale a moralmente incorrecto.

Quien conociendo las normas morales de una comunidad las trasgrede voluntariamente
recibe el calificativo de inmoral. Tachar a alguien de inmoral depende de la moral que
adoptemos como punto de referencia. Por ejemplo: un polígamo será calificado de inmoral
desde la moral cristiana, pero no lo será para la moralidad musulmana.

Con el término amoral nos referimos a aquello que no cae bajo el ámbito de la moral.

En un sentido estricto sólo los hombres son seres morales y el resto de los seres vivos
son amorales ya que no tienen capacidad para guiar su conducta de acuerdo con un
conjunto de normas, valores o finalidades. Pero también se utiliza dicho término para
señalar algunas normas de conducta o comportamientos que no pertenecen en sentido
estricto al ámbito de la moral. Generalmente son normas de comportamiento que nos
indican los usos sociales de una cultura y las relativas a la higiene o la salud.

Por ejemplo, alguien que hable con la boca llena está incumpliendo la norma que dice
que eso no se debe hacer, pero no por ello decimos que es una mala persona. Será un mal
educado, pero no un inmoral porque el comer o Existe, por último, un uso muy hispánico
de la palabra «moral»: nos referimos a expresiones como «Tener la moral muy alta», «Estar
bajos de moral» y otras semejantes. Aquí moral es sinónimo de «buena disposición de
ánimo», «tener fuerzas, coraje o arrestos suficientes para hacer frente a los retos que nos
plantea la vida». En este último sentido es utilizada la palabra «moral» por los deportistas
y sus entrenadores o preparadores.

VALORES Y NORMAS

Los valores

La mayoría de las cosas que conocemos no nos resultan indiferentes, pensemos, por
ejemplo, en una rosa, el fútbol, un supositorio o el libro de matemáticas. Estos objetos o
actividades producen en cada uno de nosotros actitudes: bien de agrado o desagrado,
atracción o repulsión. Las actitudes que tenemos hacia las cosas las expresamos
por medio de valores. Un valor es una especie de etiqueta mental que ponemos a las
cosas y que expresa nuestra actitud (positiva o negativa) hacia ellas. Existen diversos tipos
de valores, económicos: caro, barato; estéticos: bello, feo; morales: bueno y malo

Continuamente tomamos decisiones. Ahora bien, ¿por qué elegimos lo que elegimos?
¿por qué elegimos atender o no atender? Hacemos lo que hacemos porque consideramos
que es mejor que su contrario, o porque lo preferimos a su contrario, o porque estimamos
que es más valioso, etc. Elegimos lo que elegimos porque valoramos, en alguna medida
aquello que hemos elegido. Los valores son los que nos ayudan a elegir. Aunque a veces
nuestros valores entran en conflicto y tenemos que elegir entre ellos. Así, por ejemplo,
puedo ver un pantalón que me parece muy bonito (valor estético) pero no me lo compro
porque me parece muy caro (valor económico). ¿Qué valores son los más importantes en
caso de conflicto? Eso es algo que cada uno debe determinar en conciencia.

Podemos definir los valores en general, como «cualidades que poseen las cosas en
su relación con el hombre». No son cosas sino cualidades de las cosas y sólo existen en
relación con el hombre.

Los valores morales

Existen diversos tipos de valores:

- valores estéticos: bello, feo

- valores económicos: barato, caro

- valores morales: bueno, malo

Hay más tipos de valores, pero los que a nosotros nos interesan son los valores morales.
Vamos a definirlos: «Los valores morales son las características, las cualidades que
pueden poseer las relaciones de los seres humanos entre sí -y las que pueden
mantener con el medio en el que se desenvuelve su vida. - que son consideradas
como las más adecuadas, las más convenientes y que, consecuentemente, los
llevan a preferir aquellos comportamientos que contribuyen a su realización».
Los valores morales expresan la incorrección o corrección de nuestras acciones. Las
acciones que consideramos adecuadas las llamamos buenas y las que no, malas.

Las normas

Somos seres materiales, físicos, y por ello estamos afectados por leyes físicas como la
de la gravedad o de la inercia. Estas leyes son distintas de las leyes que aparecen en los
códigos. Además, somos seres vivos por lo que comemos, respiramos, crecemos, etc.

Éstas son acciones que nos obligan de un modo muy distinto a otras como, por ejemplo
tener que cruzar la calle por el paso de peatones o cuando el semáforo está verde. Las
primeras no nos planteamos si hacerlas o no, aunque no haya un modo único de
satisfacerlas. Es decir, somos seres naturales y como tal estamos constreñidos por nuestra
naturaleza biológica: no podemos dejar de comer si queremos vivir y no podemos saltar
desde un sexto piso sin protección. Además de estas leyes naturales y junto a ellas están
otras hechas por los hombres, son aquellas que guían nuestra conducta: las normas
tenemos algunas poseen un sentido meramente instrumental. Son normas de
procedimiento y generalmente consisten en instrucciones para usar correctamente
algo, o participar en algún juego. Si quiero jugar al ajedrez o al baloncesto tengo que
seguir ciertas normas o reglas de juego para mover las piezas.

La mayoría de las normas o reglas que regulan nuestras actividades son el resultado de
acuerdos, convenciones, tradiciones, etc., es decir, han surgido en el seno de alguna
sociedad que las ha considerado convenientes. Algunas normas sociales son impuestas
como leyes, tiene un carácter jurídico y su incumplimiento se castiga con algún tipo de
sanción (generalmente una multa o la pérdida de libertad). Otras, como las normas de
cortesía o de educación, no tienen ese carácter legal y su incumplimiento no conlleva
ninguna sanción económica o de pérdida de libertad, aunque sí puede acarrear un rechazo
social hacia el infractor.

Concretando podemos definir las normas en general como una regla, una pauta que
indica el modo como debe realizarse un acto concreto. Si un profesor llega a clase y
dice que el examen sólo se puede hacer con bolígrafo azul está dando una norma acerca
de cómo se debe realizar el examen. Existen diversos tipos de normas, las más importantes
son: las normas de cortesía, las leyes (tráfico, código civil, código penal) y las normas
morales, que son las que más nos interesan a nosotros.

Podemos definir las normas morales como la expresión en forma de mandato, en


forma imperativa de los valores morales. Si consideramos que la vida es algo valioso
estableceremos normas para respetarla como por ejemplo: «no matarás» o «respetarás la
vida». Todas las normas morales son normas de conducta, pero no todas las normas de
conducta son morales. Existe una norma que dice: «Hay que limpiarse los dientes después
de comer», ésta es una norma de conducta puesto que regula nuestra acción, pero no
puede ser considerada una norma moral puesto que no expresa un valor moral sino uno de
higiene o salud. Las normas morales concretan nuestros valores, nos dicen como realizarlos.
Si no tuviésemos valores no tendríamos normas. No podríamos decir «No se debe mentir»
si considerásemos que la mentira es algo valioso.

Origen y variedad de los valores

¿De dónde proceden nuestros valores? ¿Cada individuo crea sus propios valores? Los
valores y normas proceden de la sociedad en la que nacemos y crecemos. Aunque eso no
significa que no podamos asumirlos, hacerlos nuestros. En la medida en que nos dedicamos
a hacer lo mismo que los demás (sean nuestros amigos, padres, etc.) simplemente
repetimos los valores y normas de nuestra sociedad, pero en la medida que somos capaces
de reflexionar acerca de ellos, podemos rechazar o modificar los que no nos parezcan
adecuados y aceptar los que sí. En este segundo caso decimos que hemos interiorizado,
hecho nuestros, de un modo consciente, los valores de nuestra sociedad.

Es normal asumir las normas y valores de las sociedades en las que vivimos por varias
razones, entre las que destacamos:

a) En primer lugar, porque solemos tratar a los demás como nos tratan ellos a nosotros.
Así, si crecemos en una sociedad donde las mujeres son consideradas inferiores a
los hombres las mujeres también lo creerán.

b) Si cada uno de nosotros tuviese valores y normas absolutamente distintos no


podríamos vivir todos juntos. Estaríamos condenados a vivir aislados, lo que en
principio no parece posible para el hombre.

c) Lo mismo que un niño nacido en Andalucía hablará el castellano con las


peculiaridades de nuestra tierra y no hablará de modo natural y espontáneo en
inglés ocurre con los valores y normas. El niño aprenderá los de su sociedad. Eso
no quiere decir que con el tiempo no pueda cambiarlos, una vez que entre en
contacto con otros o porque piense que son incorrectos.

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