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TEMA SELECCIONADO:
RESPONSABILIDAD CIVIL DEL ESTADO POR DILACIONES INDEBIDAS EN
EL PROCESO PENAL
➢ Palabras Preliminares………………………………………………………………....2
➢ Derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable……………………………….. 5
➢ Antecedentes jurisprudenciales……………………………………………………... 9
➢ Indemnización por prisión preventiva ilegítima……………….................................13
➢ Derecho a ser indemnizado del procesado………………..........................................18
➢ Ley 26.944 de Responsabilidad del Estado………………........................................20
➢ Responsabilidad del Estado por actividad o inactividad judicial...............................30
➢ Principio Pro Homine……………………………………………………………… 35
➢ Conclusiones……………………………………………………………..………… 39
PALABRAS PRELIMINARES
DERECHO A SER JUZGADO DENTRO DE UN PLAZO RAZONABLE
El artículo 14, inc. 3°, letra C, del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos establece taxativamente que todo acusado de un delito tiene derecho “A SER
JUZGADA SIN DILACIONES INDEBIDAS”, a ello podemos agregar que el mismo cuerpo
sostiene en su art. 9° inc. 3° que “Toda persona detenida o presa a causa de una infracción
penal será llevada sin demora ante un juez u otro funcionario autorizado por ley para ejercer
funciones judiciales, tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta
en libertad…”.
Por su parte la Convención Americana de Derechos Humanos dispone en
su art. 7°, inciso 5°, que: “Toda persona detenida o retenida […] tendrá derecho a ser juzgada
dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el
proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia
en el juicio”.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, a su
vez, establece en artículo 25 también que: “todo individuo que haya sido privado de su
libertad tiene derecho a que el juez verifique sin demora la legalidad de la medida y a ser
juzgado sin dilación injustificada o, de lo contrario, a ser puesto en libertad”. Todas estas
normativas son ley suprema de la Nación Argentina por expresa incorporación al texto
constitucional en el artículo 75, inc. 22, mediante la reforma del año 1994.
El Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos lo
prevé en su artículo 6.1 estableciendo que: “Toda persona tiene derecho a que su causa sea
oída equitativamente, públicamente y dentro de un plazo razonable”. Como se observa, sin
mayores esfuerzos, no solo el mandato es el mismo, sino la terminología, por lo que a los fines
de la interpretación, alcances, fundamentos y demás cuestiones atinentes al instituto, son de
valiosa utilidad los pronunciamientos jurisprudenciales europeos y, fundamentalmente, del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos.1
2http://www.diariojudicial.com/nota/27501 4
Ibídem
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desde la medianoche que se ha cometido el delito, en tanto que el plazo razonable se cuenta
desde que el órgano jurisdiccional tiene conocimiento el mismo.
La verdadera cuestión que deja perplejo a no pocos juristas, está dada
porque en numerosos fallos se utilizó el instituto de la prescripción para finiquitar procesos
que se habían dilatado más allá de lo prudencial. En estos casos, sería más correcto ordenar la
absolución del inculpado por haberse trasgredido el principio de plazo razonable, y con ello,
disipar cualquier controversia que pudiera ocasionarse.
3CSJN, 9/3/04, “Barra, Roberto Eugenio Tomás s/defraudación por administración fraudulenta – causa 2053-W31”
(CSJN – Fallos, 327:327”
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podremos ver que será mucho más despreciable poder atacar la honorabilidad de una persona
y tenerlo como rehén con una acusación por largo tiempo sin que pueda definirse su situación
procesal.
Lamentablemente ello ocurre y se han utilizado estos métodos para
neutralizar adversarios de los circunstanciales ostentadores del poder. Éste fenómeno se
produce con mucha mayor frecuencia en aquellas provincias con sistemas políticos cuasi
feudales, en donde los jueces y fiscales son puestos a dedo y se tornan en mansos instrumentos
de políticos sin valla moral alguna (vgr. Jujuy); por encima de todo.
ANTECEDENTES JURISPRUDENCIALES
que importa la acusación de haber cometido un delito, mediante una sentencia que establezca
de una vez para siempre, su situación frente a la ley penal”5
5 CSJN, causa “Administración Nacional de Aduanas”, Fallos: 316:2063, consid. 7°, E.D. 157-190, Fallos: 272:188;
297:486; 298:50 y 32; 300:226 y 1102; 305:913; 306:1705, entre otros.
6 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el caso 11.245, informe 12/96 del 1-3-96, cit. En CSJN,
punto, esta Core comparte la conclusión del a quo en cuanto a que el derecho a ser juzgado
sin dilaciones indebidas, no puede traducirse en un número de días, meses o años”8.
No obstante, la dificultad expresada por el Tribunal en cuanto a determinar
con exacta precisión el lapso temporal que debe entenderse como plazo razonable, este
sostuvo: “Que, sin perjuicio de los inconvenientes fácticos y jurídicos señalados, este tribunal
puede identificar al menos algunos factores insoslayables para saber si se ha conculcado la
garantía a obtener un juicio sin dilaciones indebidas; la duración del retraso, las razones de
la demora y el perjuicio concreto que al imputado le ha irrogado dicha prolongación. Tales
factores si bien son de imprescindible consideración, no pueden ser valorados aisladamente
como una condición suficiente, sino que deben ser ponderados y sopesados uno frente a otro,
atendiendo a las circunstancias concretas de la causa”9.
En este mismo sentido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos señaló
en el caso “König” que la duración de un proceso penal, a la luz del artículo 6.1 del Convenio
Europeo, había que considerarlo según las particularidades de cada caso, y para ello debía
considerarse la complejidad del asunto, la conducta del imputado y la manera que la cuestión
fue llevada por las autoridades administrativas y judiciales. También dijo al resolver la causa
“Neumeister” que “…siete años largos trascurridos desde la inculpación sin que se haya
resuelto sobre el fundamento de la acusación, condenando o absolviendo, suponen,
ciertamente, una duración excepcional que en la mayoría de los casos, deberá considerase
que supera el plazo razonable previsto en el artículo 6.1”10.
8 Ibídem consid. 8°
9 Ibídem consid. 9°
10 Sentencia en el caso “König” del 28-6-78 y del caso “Neumeister” del 27-6-68, publ. En Tribunal de Derechos
Humanos, Jurisprudencia 1959-1983, B.J.C., Madrid, ps. 450/466, párr. 99, y 68/87, párr. 20, respectivamente,
citados por CSJN, “Kipperband, Benjamín”, Fallos: 322:360, consid. 10, L. L. 2000-B-831.
11 Auto 219/1993 del 1-7-93 en Jurisprudencia Constitucional, Madrid, 1994, t. XXXVI, B. O. E. , p. 1446.
12 Sent. 313/1993 del 25-10-93, en Jurisprudencia Constitucional, tomo XXXVII, B. O. E., ps. 471/478; ver también
16 CSJN, 8/11/11, “Mezzadra, Jorge Oscar c. E. N. M° Justicia y DD. HH. s/Daños y perjuicios”, M. 1181.XLIV
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tipo penal imputado no le corresponde pena privativa de la libertad; también podría haber
derecho al resarcimiento cuando el juez, por error grosero e inexcusable, no estimó prima
facie que al imputado, no reincidente, aun en caso de condena podría caberle una pena
inferior a tres años –por ser ése el máximo previsto para el tipo, o por los elementos de la
causa- sin que existieran circunstancias que hicieran „presumir fundadamente, que el
imputado intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer las investigaciones‟, como
también si, por tal tipo de error, en el análisis que prima facie hizo, el juez no tuvo en cuenta
circunstancias que, ya en ese momento procesal, desvinculaban al imputado del hecho, o lo
tornaban inimputable, o permitían advertir la existencia de una excusa absolutoria” 18.
18 Ibídem.
19 CSJN, 8/5/12, “Acosta, Jorge Eduardo y otros s/Recurso de Casación”, A. 93.XLV
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caso, haga que esta sea razonable en razón de la compatibilidad con otras normas también
de máxima jerarquía.
El principio republicano de gobierno impone entender que la voluntad
dela ley, cuando permite exceder el plazo ordinario, no es la de abarcar cualquier delito, sino
los delitos más graves y complejos de investigar, o sea, en particular aquellos contra la vida
y la integridad física de las personas, cuya protección penal debe privilegiarse y cuya
impunidad acarrea gran alarma social y desprestigia en máxima medida la función tutelar
del Estado.
Resulta obvio que la Nación tiene del deber de juzgar estos delitos de
extrema gravedad, en particular los que afectan la vida y la integridad física de las perdonas.
También tiene del deber de hacerlo en un plazo razonable, o sea, en no incurrir en negligencia
lesiva del principio de inocencia. Ambos deberes deben compatibilizarse en la interpretación
de la ley 25.430. La reapertura de los juicios por crímenes de lesa humanidad ha puesto en
funcionamiento procesos por delitos contra esos bienes jurídicos, cometidos en muchos casos
en concurso real de múltiples hechos, cuya complejidad es mucho mayor que los caos
corrientemente conocidos por los jueces de la Nación e incluso de hechos únicos con
asombrosa y extraordinaria acumulación de graves resultados. Se suma a ello que la Nación
Argentina tiene el deber internacional de sancionarlos y de impedir legal y
jurisdiccionalmente su impunidad.”
El fallo en análisis establece sin dudas que solo se admite prolongar la
prisión preventiva para cuestiones extremadamente graves, realizarlo por fuera de estos
estrechos márgenes, convertiría al acto en antijurídico, y por ende daría nacimiento al derecho
a reparar las consecuencias que produzca.
Como regla general que gobierna el derecho resarcitorio, para obtener la
indemnización será menester demostrar el perjuicio. Para que la prisión preventiva sea
considerada ilegitima, el error debe ser, además, obviamente, inexcusable (o sea, ser producto
de dolo, negligencia, imprudencia o impericia antijurídica sin que medie una causa de
justificación).
responsabilidad del Estado Nacional derivada de la dilación indebida del proceso penal al
que fue sometido. No se ha puesto en tela de juicio una decisión jurisdiccional sino que lo que
se imputa a la demandada es un funcionamiento anormal del servicio de justicia a su cargo.
En consecuencia el planteo no debe encuadrarse en el marco de la doctrina elaborada por
este Corte en materia de „error judicial‟ sino que deberá resolverse a la luz de los principios
generales establecidos para determinar la responsabilidad extracontractual del Estado por
actividad ilícita.
Este Tribunal ha resuelto en reiteradas oportunidades que no
corresponde responsabilizar al Estado Nacional por la actuación legítima de los órganos
judiciales, pero consideró procedente el resarcimiento cuando durante el trámite de un
proceso la actuación irregular de la autoridad judicial había determinado la prolongación
indebida de la prisión preventiva efectiva del procesado, y ello le había producido graves
daños que guardaban relación de causalidad directa e inmediata con aquella falta de servicio.
De ahí que corresponde examinar si en el caso concreto de autos –prolongación irrazonable
de la causa penal- se ha producido un retardo de justicia de tal magnitud que pueda ser
asimilado a un supuesto de denegación de justicia pues de ser así se configuraría la
responsabilidad del Estado por falta de servicio del órgano judicial. A tal fin debe examinarse
la complejidad de la causa, el comportamiento de la defensa del procesado y de las
autoridades judiciales.
El vicio de denegación de justicia se configura, según lo ha resuelto
reiteradamente esta Corte, cuando a las personas se les impide acudir al órgano judicial para
la tutela de sus derechos –derecho a la jurisdicción- y cuando la dilación indebida del trámite
del proceso se debe, esencialmente, a la conducta negligente del órgano judicial en la
conducción de la causa, que impide el dictado de la sentencia definitiva en tiempo útil.
El art. 75, inc. 22 de la Const. Nacional reconoce con jerarquía
constitucional diversos tratados de derechos humanos, obliga a tener en cuenta que el art. 8°,
inc. 1 del Pacto de San José de Costa Rica, referente las garantías judiciales, prescribe no
solo el derecho a ser oído sino también el de ejercer tal derecho con las debidas garantías y
dentro de un plazo razonable y, as u vez, el art. 25 al consagrar la protección judicial, asegura
la tutela judicial efectiva contra cualquier acto que viole derechos fundamentales reconocidos
21 Bosert, Gustavo A. y Márquez Urtubey, Luis O., Indemnización por prisión preventiva ilegítima,... ob. Cit.
22 CSJN, 8/11/11, “Mezzadra, jorgeOsacar c. E. N. M° Justicia y DDHH. s/Daños y perjuicios”, M. 1181. XLIV
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por la Constitución Nacional, la ley o la Convención, aun cuando tal violación sea cometida
por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
La garantía a no ser sometido a un desmedido proceso penal impone al
Estado la obligación de impartir justicia en forma tempestiva. De manera que existirá un
obrar antijurídico que comprometa la responsabilidad estatal cuando se verifique que el plazo
empleado por el órgano judicial para poner un final al pleito resulte, de acurdo a las
características particulares del proceso, excesivo o irrazonable”.
23 CSJN, 5-8-86, “Gunther, Raúl F. c/Ejército Argentino”, Fallos: 308:1118, L. L. Online, AR/JUR/2036/1986.
24 CSJN, “Kipperband, Benjamín”, Fallos: 322:360, consid. 17, L. L. 2000-B-831.
25 CC art. 1737.
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A los que sostienen que en este caso faltaría la antijuricidad puesto que el
Estado tiene permitido perseguir y reprimir delitos, habrá que recordarles que “Cualquier
acción u omisión que causan daño a otros es antijurídica si no está justificada”26.
26 CC art. 1717
27 León G. Pilevnik – dirección – Jurisprudencia Penal de la Corte Suprema de Justciai de la nación – T. 15 p. 316.
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“Art. 1° esta ley rige la responsabilidad del Estado por los daños que su
actividad o inactividad les produzca a los bienes o derechos de las personas.
La responsabilidad del Estado es objetiva y directa.
Las disposiciones del Código Civil no son aplicables a la responsabilidad
del Estado de manera directa ni subsidiaria….”
La interpretación literal del primer párrafo no deja lugar a dudas. Se podrá
responsabilizar al Estado por los daños que su actividad o inactividad produzca. En el tema
singular que nos ocupa, es claro que la dilación indebida de un proceso penal configura el
presupuesto necesario para hacer procedente la reparación.
Un tema relevante es el hecho que la responsabilidad del Estado sea
objetiva, lo cual supone que la atribución de la conducta dañosa no se afirma en la culpa o
dolo del sujeto-autor.
28La ley 26.944 fue promulgada el 07/08/2014, al día siguiente publicado en el Boletín Oficial, con vigencia a partir
del 17/08 del mismo año.
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1. El daño
La palabra “daño” expresa un detrimento, perjuicio o menoscabo que por
acción u omisión de algo o alguien se padece en la persona o en los bienes.
El daño resarcible (o sea el daño considerado como perjuicio
económicamente valuable) delimita las consecuencias que deben ser indemnizadas sobre la
base de una evaluación de consecuencialidad, previsibilidad y evitabilidad, abarcando
potencialmente el daño emergente, el lucro cesante, la pérdida de chance y el daño moral.
b) Daño acreditado.
La “acreditación” es la forma de comprobar la existencia del daño, de
darle certeza, pues cuando se trata del Estado no es admisible –salvo que la ley diga
expresamente lo contrario- reconocer su existencia presunta.
c) Daño mensurable.
La “mensurabilidad” en dinero es la operación por la cual se computa lo
inicialmente cuantificable (V. gr.: lo erogado para reparar un objeto dañado, dejándolo
nuevamente en condiciones, tal como estaba antes del evento dañoso) y se convierte lo
inicialmente no cuantificable (v. Gr.: daño moral, pérdidas de chances futuras, etc.) en
cuantificable, a los efectos de lograr una indemnización completa o plena a las consecuencias
del daño.
Aunque al hablar de daño la ley lo circunscribe en la cláusula analizada
al mesurable en dinero, la reparación estala puede (y debería ser así entendido) comprender
satisfacciones no mensurables en dinero, tal como ocurre cuando se lo obliga a aclarar
situaciones provocadas por la acción u omisión susceptible de comprometer injustamente la
honorabilidad de las personas.
2. Imputación material
La imputabilidad material establecida por la ley 26.944 tiene por objeto
atribuir al ente público los actos de sus agentes en función de la teoría del órgano, la cual es
en definitiva, una teoría de imputación; ella determina bajo qué circunstancias el acto u
omisión de un agente público puede ser imputado al ente estatal en el que presta servicios.
proceder humano confirmará la existencia de autoría […] Entonces efectuada esta operación
(que es un prius) se hará el juicio objetivo y de menosprecio al acto respecto de la norma
(antijuricidad); y luego se analizará la culpabilidad o la aposición ex lege de un factor de
atribución objetivo”30
4. Falta de servicio
a. Caracterización
Es el factor de atribución que se configura cuando una violación de un
contenido obligacional a cargo del Estado por la acción u omisión de sus funcionarios o
agentes causa un daño a terceros. Dicho contenido obligacional puede entenderse de derivado
de tipos cerrados de definición de prestaciones estatales (tesis restrictiva) o abarcar también
el incumplimiento derivados de las funciones genéricas que tiene el Estado, tales como el
poder de policía, la vigilancia y control, el fomento y bienestar etc., es decir potestades
estatales que no necesariamente generan un deber de actuación concreto respeto de
determinados sujetos (tesis amplia).
La falta de servicio suscita una responsabilidad de base objetiva, ya que
no es necesario indagar en la subjetividad del empleado o funcionario estatal para que aquella
se configure. No es la culpa o dolo del funcionario empleado lo que determina la
responsabilidad estatal, sino la falta o falla del sistema prestacional o del aparato o circuito
administrativo. La imputación no se efectúa sobre el agente determinado que ocasiona
materialmente el daño; se reprochará la falta de servicio público entendido como actividad
jurídica o material emanada de los poderes públicos.
La premisa sobre la que sido elaborado este concepto es que quien
contrae la obligación de prestar un servicio público lo debe realizar en condiciones adecuadas
para cumplir el fin para el que ha sido establecido, y es responsable de los perjuicios causados
por su incumplimiento o ejecución irregular. Tres son los presupuestos que pueden
presentarse:
a) Que exista un mal o defectuoso funcionamiento del servicio;
b) Que exista un funcionamiento tardío del servicio;
c) Que no exista funcionamiento del servicio.
La norma en análisis que tiende a “objetivizar la falta de servicio alude a
la comparación entre la gestión efectiva del servicio y un estándar legal o razonable de
cumplimiento de la función pública”. Se trata de una valoración de elementos objetivos, tales
como la naturaleza de la actividad y del vínculo que une a la víctima con una autoridad
administrativa, los medios disponibles, las posibilidades de prever el incidente y las
circunstancias de tiempo, modo y lugar en el que el mismo aconteció.
Se requiere del daño causado:
a) Que no sea separable del servicio, o sea que se encuentre unido o
ligado al funcionamiento del servicio;
b) Que adopte un parámetro de gravedad determinado, fundado en la
complejidad intrínseca del desarrollo de la actividad pública
concernida.
Sobre este particular, existe un criterio de graduación relacionado con el
nivel de dificultad de la actividad específica que realiza el servicio del que se trate, además se
considera, para apreciar la dificultad de la actividad, las circunstancias propias de tiempo,
modo y lugar en que se desarrolla. El parámetro de la gravedad va desde la existencia de una
falta simple, que en principio compromete la responsabilidad del Estado; la existencia de una
falta grave, que es necesaria para imputar responsabilidad en aquellas actividades complejas,
y por último una falta particularmente grave, en aquellas actividades muy difíciles. Así, los
servicios públicos (especialmente policiales, penitenciarios, hospitalarios) en lo que atañe a
su función esencial (realización de diagnósticos y ejercicio de procedimientos).
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5. La omisión
Establecer en qué medida el Estado y sus entidades deben responder por
32 Perrino, Pablo E., los factores de responsabilidad extracontractual del estado, en AA. VV., Responsabilidad del
Estado y del funcionario público, jornadas organizadas por la universidad Austral, Ciencias de la administración,
2001, p. 59.
33 CSJN, in re “Hisisa Argentina SAICIyF c/La Nación Argentina. M. Economía y otros s/Daños y perjuicios”,
Fallos: 331:1730
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los daños ocasionados por la omisión de sus órganos en adoptar las medidas que impidan la
producción de los perjuicios resarcibles ha sido (y es) un tema de candente actualidad y
marcada opinabilidad 34
La ley 26.944 ha optado por un criterio exigente al disponer que para que
34 Cochia, Juan J., Las omisiones del estado generan responsabilidad, Universidad Nacional del Nordeste,
Comunicaciones Científicas y Tecnológicas, 2004, Resumen: S-002.
35 Trigo Represas, Félix A., Hecho ilícito por omisión, en R. C. y S. 2006-27.
36 Canda Fabián, La responsabilidad del estado por omisión [estado de situación en la jurisprudencia de la CSJN],
en VV. AA., Cuestiones de Responsabilidad del estado y del funcionario público, Rap, Bs. As., 2008, p. 147.
37 Bustamante Alsina, Jorge, El Estado es responsable del daño que cause a terceros en el ejercicio lícito del poder
de policía de seguridad, en L. L. 1995-D-88 y en Responsabilidad civil, Doctrinas esenciales, t. IV, del 1-1-2007, p.
1253.
38 CSJN Fallos 321:1124. 43
derechos se sacrifica por aquel interés general-, esos daños deben ser atendidos en el campo
de la responsabilidad del Estado por su obrar lícito”41
42 Fallos: 323:1981.
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43 Fallos: 308:2494. 51
Fallos: 328:1466.
44 Fallos: 329:1881.
Pag. 29 de 41
45Fallos: 326:1941.
46Fallos: 315:2309. 55
Fallos: 322:2683.
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47La Cámara Nacional Federal en lo Contenciosos Administrativo, sala 2°, manifestó que sólo
cabe admitir la responsabilidad d del estado cuando el error judicial es “…evidente, manifiesto,
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inopinable […]-ya que-[…] no siempre son escasos los actos o pronunciamientos judiciales que
se dictan ante una circunstancia que admite más de una interpretación controvertida o posiciones
antagónicas…” (“Jorge Grande”, 1997)
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CSJN, 23/4/08, “Acosta, Alejandro esteban s/ Infracción, art. 14, párr. 1° de la ley 23.737 –c.28/05-“, A. 2186.
48
XLI (del voto de los jueces, Lorenzetti, Fayt, Maqueda y Zaffaroni). 58 Ibídem.
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principio pro homine que impone privilegiar la interpretación legal que más derecho acuerde
al ser humano frente al poder estatal” 58
Analizando este fallo Fernando Díaz Cantón manifiesta “este criterio de
interpretación (pro homine), proveniente del Derecho supranacional iushumanista, conduce
a que cualquier interpretación inadecuada de una norma de Derecho, efectuada de un modo
tal que conduzca a la pérdida de ese derecho, se convierte en una causa definida de
arbitrariedad y, antes que ello, desde luego y aunque no lo diga la Corte en forma expresa,
en una violación de la ley sustantiva constitutiva de un vicio in iudicando, motivo típico de
casación penal.
El principio antes señalado indica que se debe acudir a la norma más
amplia, o a la interpretación más extensiva, cuando se trata de reconocer derechos protegidos
e, inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida cuando se trata de
establecer restricciones al ejercicio de derechos.
El principio indica que el intérprete ha de seleccionar y aplicar la norma
o la interpretación que en cada caso resulte más favorable para la persona humana, para su
libertad y sus derechos, cualquiera sea la fuente que la suministre, ya sea interna o
internacional.
En efecto se trata de un criterio hermenéutico que informa todo el
derecho de los derechos humanos, en virtud del cual se debe acudir a la norma más amplia,
o a la interpretación más extensiva, cuando se trate de reconocer derechos protegidos e,
inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida, cuando se trate de establecer
restricciones permanentes al ejercicio de los derechos o su suspensión extraordinaria”49
Por ello se ha dicho con razón que: “El principio prohominis opera con
rango constitucional, en razón de su ubicación estratégica en el vértice del ordenamiento
jurídico – constitucional, vgr., art. 75 inc. 22 de la Const. Nacional. En este sentido, nuestro
principio hermenéutico adopta la forma jurídica de verdadera cláusula constitucional,
adquiriendo jerarquía superior a las leyes. Este principio coincide con el rasgo fundamental
del derecho de los derechos humanos, eso es, estar siempre a favor del hombre”60.
49Jurisprudencia penal de la Corte Suprema de Justicia de la Nación – Leonardo G. Pitlevnik, T. 6 – ps. 189/190. 60
Cfr. Ariza Clerici, Interpretación constitucional, Principio pro hominis, en www.ciruclodoxa.org/documentos.
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criterios que posibiliten optar entre la aplicación de una u otra norma o entre una u otra
interpretación posible de estas.
allá el campo de las restricciones, y con mayor razón, el de las suspensiones, por ello resulta
indispensable determinar ciertos criterios que permitan verificar la legitimidad de una
regulación.
Con ello se pone de manifiesto que no existen razones jurídicas válidas que autoricen
a que este principio sea restringido o suspendido en cuanto a su aplicación en causas en donde
se juzgue a particulares por periodos más allá de lo razonable, por lo que aún de oficio y en
cualquier estadio del proceso, el operador jurídico puede y debe aplicar el instituto en análisis
ordenando y sobreseer al acusado.
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CONCLUSIONES