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- Precisamente suele decirse que existen tres períodos en la apreciación de la prueba

testimonial, a partir de la Edad Media el empírico, durante el cual se tenían en cuenta


solamente las reglas derivadas de la observación práctica, que permanece hasta el siglo
XVIII; el lógico, dominado por principios racionales, que fue iniciado en el siglo XVIII por
DIDEROT, MONTESQUIEU y otros, y que recibió luego consagración oficial en el Código de
Napoleón durante el siglo XIX, lo mismo que en las famosas obras de BENTHAM y
MITTERMAIER en Inglaterra y Alemania, por lo cual llegó basta finales de ese siglo; por
último, el sicológico, también denominado científico, que aparece en los comienzos del siglo
xx y perdura en la actualidad, aunque en forma restringida en los países que mantienen una
tarifa legal atenuada, como ocurre en Colombia
- Por otra parte, como observa atinadamente COUTURE, el principio que exige valorar la
prueba de acuerdo con las "reglas de la sana crítica ", se aplica a todos los medios y no
exclusivamente al testimonio. Por ejemplo, las presunciones de hombre y los indicios se
basan en esas reglas de la sana crítica: "preceptos de higiene mental", que tienden a depurar
la reflexión del juez sobre los frecuentes equívocos en que puede incurrir. Para que el juez
pueda apreciar la "mayor o menor relación o conexión entre los hechos que las constituyen
(presunciones no legales) y el que se trata de averiguar", o el carácter de necesario que un
solo indicio presente, o el valor de una sola presunción de hombre, o la correlación,
gravedad y precisión de varios indicios no necesarios, debe recurrir no sólo a la lógica sino a
la sicología para el examen de sus propias reacciones e impresiones ante tales hechos, es
decir, hacer su personal "higiene mental".
- Estas reglas de la sana critica constituyen pues un estándar jurídico, esto es, un criterio
permanente y general para la valoración de la prueba judicial. Pero no son inflexibles ni
estáticas porque son tomadas del normal comportamiento social e individual, que está
sujeto a las leyes de la evolución cultural, técnico, científica, moral y económica. Su
naturaleza y flexibilidad son similares a las de "las reglas o máximas de la experiencia", que
sirven para la formación del criterio del juez y de las partes en la tarea de conocer los hechos
n través de la prueba aportada y para llenar su deficiencia, por lo cual creemos que aquellas
son una especie de éstas, que se refieren a la valoración de la prueba y son razones
especiales para su mejor entendimiento.
- Por eso dijimos entonces que las reglas o máximas de experiencia le sirven al juez para
rechazar las afirmaciones del testigo, o la confesión de la parte, o lo relatado en un
documento, o las conclusiones que se pretende obtener de los indicios, y hasta el dictamen
de peritos, cuando están en contradicción con ellas, También observamos que forman parte
de la crítica razonada de la prueba cuando ésta es libre, y con limitaciones cuando existo una
tarifa legal atenuada; pero que, en ocasiones, también se utilizan para dar por cierto un
hecho a pesar de faltar su prueba. Desde que la ley le concede al juez cierta facultad para
estimar el grado de convicción de la prueba, la cuestión sicologica es importante.
- El factor sicológico es inseparable del sensorial y del lógico en la formación del juicio que el
testigo, la parte o el perito exponen al juez y éstos también utilizan las máximas de
experiencia que les son conocidas cuando califican o deducen los hechos. De ahí que el juez
deba examinar el aspecto sicológico de tales pruebas y no sólo el lógico, para su adecuada
valoración.
- GORPHE: para quien la síntesis final en la formación del convencimiento es un acto
propiamente psicológico" y el juez no puede prescindir de la sicología, pero no de la general
y abstracta, sino de la concreta, práctica y viva, que bien puede denominarse sicología
judicial.
- Gross: si carece de sentido sicológico, no será un buen intérprete de la prueba, por más que
trate de suplir esa deficiencia con hermosos razonamientos o con profundos conocimientos
en derecho. De ahí que considere indispensable que los jueces sean juristas sicologos, con
experiencia judicial y conocimientos en ambos ramos.
- La prueba generalmente es obra de individuos, que la suministran, la reciben, perciben y
observan o aprecian; luego es imposible aislarla de la persona humana, y, por lo tanto. del
mundo sicológico. En ese sentido decía MITTERMAIER: "Cada prueba, cada hecho del que se
deduce la prueba, produce, pues, como hemos dicho, un movimiento en la conciencia
humana, movimiento que varía de intensidad según los individuos"; su experiencia, sus
costumbres, sus capacidades, físicas y mentales. su habilidad práctica, sus opiniones
preconcebidas, influyen en sus percepciones, sus inferencias, sus juicios y su convicción.
- El juez debe" examinar la credibilidad subjetiva de la prueba y luego apreciar su exacto valor
objetivo. La valoración objetiva se refiere al contenido de la prueba.
- También existe una actividad de la voluntad: Si se quiere realizar un examen completo,
imparcial y correcto de la prueba, es indispensable un continuo acto de voluntad, para no
dejarse llevar por las primeras impresiones o por ideas preconcebidas, antipatías o simpatías
por las personas o las tesis y conclusiones, ni aplicar un criterio rigurosamente personal y
aislado de la realidad social. Para tener la decisión de suponer las muchas posibilidades de
error y tomarse el trabajo de someterlas a una crítica severa.
- se requiere una firme y constante voluntad de averiguar la verdad, o al menos de obtener el
convencimiento de la manera más acertada que sea posible, para que ella no eche a perder
el trabajo de la razón (a base principalmente de lógica y sicología) y de los sentidos (en
cuanto a la percepción de la prueba).

Naturaleza de las reglas de apreciacion.

- Se deduce que las reglas de apreciación son de múltiple o variada naturaleza (lógicas,
sicológicas, morales, sociológicas, técnicas) y que su aplicación concreta varía según las
características del hecho investigado, de los medios de prueba utilizados y del sistema (de
libre apreciación o de tarifa legal) vigente en el proceso. Son igualmente reglas dinámicas, en
evolución constante y no estáticas, porque los adelantos científicos y las transformaciones
sociales influyen constantemente en ellas.
- Son, en resumen, de dos clases: reglas lógicas y reglas de experiencia sociales y sicológicas,
cuyo conjunto forma lo que muy bien puede llamarse "conocimiento de la vida y de los
hombres" y que en ocasiones exigen conocimientos especializados.
- En un sistema de tarifa legal rigurosa estas reglas adquieren carácter jurídico, en el sentido
de que se convierten en mandatos legales imperativos que el juez debe aceptar y aplicar sin
valoración subjetiva o personal Aun en este caso hay ciertas excepciones, como en la
apreciación de la concordancia y la razón del dicho de los testimonios, que permiten la
aplicación de reglas lógicas, sicológicas, sociológicas y morales, lo mismo que la de principios
técnicos en la prueba pericial. Cuando la tarifa legal se encuentra más o menos atenuada,
como sucede en Colombia y en España esas reglas lógicas y de experiencia tienen amplia
aplicación
- Las normas consagradas en la tarifa legal son reglas lógicas y de experiencia acogidas por el
legislador de manera abstracta, con el fin de dirigir el criterio del juez; pero su carácter
imperativo, de regulación legal, les da respeto de éste la condición de reglas jurídicas; o sea,
son la lógica y la experiencia del legislador, mas no la del juez ni la del abogado litigante.
- Colombia, en donde el proceso penal se orienta por la libre apreciación de la prueba y el civil
se rige por la tarifa legal atenuada, existirá esa importante diferencia entre las reglas de
apreciación de uno y otro proceso; pero esto será consecuencia del sistema y no de su
naturaleza penal o civil, que no tiene por qué modificar los principios y reglas sobre la
prueba, que bien pueden ser unos mismos para toda clase de procesos
- Estas reglas de apreciación o valoración de la prueba son muy diferentes a las reglas de
interpretación de la ley, como es obvio, aun en un sistema de tarifa legal; porque las
primeras buscan el verdadero contenido de los medios probatorios allegados al proceso y de
los hechos que lo constituyen, por lo cual es indispensable recurrir a las reglas de
experiencia, al paso que las segundas sirven para desentrañar la voluntad de legislador
expresada en las palabras de la ley.
- En un sistema de libre apreciación existe además la diferencia sustancial de que las primeras
son concretas, para casos específicos examinados, mientras que las segundas son abstractas
o de carácter general.
- La apreciación de la prueba es, en todo caso, una actividad intelectual del juez, para medir la
fuerza de convicción que en ella puede existir, y en este sentido es evidente la identidad del
proceso de prueba con el proceso normal del pensamiento. Pero no sólo una actividad
lógico-mental, sino sicologica y técnica
- Si bien puede aceptarse que prevalecen las leyes de la lógica, la importancia de las reglas
sicológicas es muy grande, y son muchas las ramas de la ciencia que prestan su concurso en
la difícil tarea de formar el convencimiento del juez.
- De consiguiente, ese método empleado para la valoración, como el más general de
reconstrucción, que el juez sigue, no es simple, sino complejo, tanto respecto a los
instrumentos utilizados, como al proceso síquico que en la mente de éste se realiza.

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