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deben saber
Casi todas las madres y los padres pueden señalar incidentes en los que no llenaron sus
expectativas como padres; quizá un momento de frustración en el que creyeron que se portaron
un tanto abusadores con sus hijos, cuando -al analizar en retrospectiva- realmente no lo fueron.
De hecho, la mayoría de padres nunca adoptará conductas de abuso infantil y la mayoría de niños
nunca será objeto de abuso.
Por definición, el abuso infantil incluye una serie de formas de maltrato grave, que abarca abuso
físico, descuido físico, abuso verbal, abuso emocional y abuso sexual. Algunos infortunados
niños experimentan varios tipos de abuso. Por ejemplo, un niño que experimenta repetidos
episodios de abuso emocional podría también resultar víctima de violencia física ocasional e
intencional. El abuso físico grave (aún si se trata solamente de un estallido muy eventual de
padres abrumados con ira fuera de control) puede ocasionar daño permanente en los niños y, en
algunos casos, la muerte.
El descuido por parte de los padres (cuando un niño recibe poca o ninguna supervisión en o
alrededor de su casa, por ejemplo) puede tener consecuencias trágicas, en caso de ocurrir
lesiones. Aún cuando esto no represente una amenaza inmediata a la seguridad de un niño, el
descuido prolongado o repetitivo (en el que no se satisfacen las necesidades básicas del menor en
cuanto a vestuario, nutrición, atención médica, educación, refugio y crianza) puede tener
consecuencias adversas de tipo físico, social, emocional y propias del desarrollo.
La cantidad de casos de abuso infantil está aumentando, con un incremento drástico de denuncias
de abuso ante las agencias de protección de menores en años recientes. De acuerdo con un
estudio, solo en 1985 hubo tres denuncias de abuso infantil por cada cien niños en los Estados
Unidos. Con problemas sociales de drogas y alcohol tan graves y con un crecimiento en la
cantidad de menores en condición de pobreza, la incidencia del abuso infantil es probable que
continúe aumentando.
La mayoría de abusadores son miembros de la familia del menor; si no es uno de los padres,
entonces es un pariente cercano (tal como un tío o un hermano o hermana mayor) o un integrante
del hogar. Y una serie de factores pueden contribuir al abuso que hagan de los menores. Las
presiones en la familia, tanto interna como externa, pueden tener impacto. Cuando los padres
sienten tensiones de tipo financiero, estrés por trabajo o tienen problemas maritales, su ira y
frustración puede predisponerlos a golpear a sus hijos. En ciertos momentos del día, quizá
cuando inicia la noche luego de un arduo día en el trabajo, a los padres puede costarles controlar
sus temperamentos cuando los chicos se comportan mal o simplemente ponen a prueba su
paciencia. Aquellos padres que se aíslan socialmente y que no tienen fuentes adecuadas de apoyo
emocional ni nadie que les ayude en las tareas y responsabilidades diarias tienen más
probabilidad de perder el control y abusar de sus hijos.
El uso de alcohol y de otras drogas por parte de los padres constituye a menudo un factor
contribuyente al abuso infantil. Por medio de reducir las inhibiciones, el consumo de alcohol con
frecuencia permite que la ira explote en un padre o madre que se ve confrontado/a por el mal
comportamiento de su hijo. Algunas drogas, como las anfetaminas, pueden aumentar la agitación
y, de este modo, pueden contribuir a una situación abusiva en el hogar. Los niños víctimas de
abuso son algunas veces aquellos que tienen problemas de aprendizaje o de comportamiento,
condiciones que por sí solas colocan más estrés sobre la familia y crean más conflicto dentro de
la misma.
Abuso físico
Aquellos padres que fueron víctimas de abuso cuando niños o que sufrieron o sufren
intimidación verbal y física por parte de adultos en su entorno, a menudo recurren a medios
similares cuando disciplinan a sus propios hijos.
Si sospecha que un niño a quien conoce sufre abuso (quizá una sobrina o un sobrino, un niño del
vecindario o un compañero de clase de su hijo), usted tiene la responsabilidad de involucrarse.
Los maestros son a menudo los primeros en observar los cambios en la apariencia física de un
niño, su condición emocional y comportamiento, cambios que sugieren que se le está lastimando
o se encuentra en problemas. En muchos estados, los maestros (así como médicos, dentistas y
otros profesionales) están legalmente obligados a denunciar los casos de abuso de los que tengan
sospecha, y por una buena razón: Cada año, mueren niños por abuso, con frecuencia después de
que alguien se dio cuenta de que estaban siendo víctimas.
Use el sentido común en tratar de determinar si un niño efectivamente está siendo víctima de
abuso físico. Por ejemplo, los niños normales y activos presentan algunos moretones y golpes
que se originan del juego cotidiano. Sin embargo, estos moretones tienden a ocurrir sobre áreas
que recubren huesos, tales como rodillas, codos y barbilla. Si usted ve a un niño que presenta
lesiones en otras partes del cuerpo (el estómago, las mejillas, las orejas, las nalgas, la boca o los
muslos) esto debería hacerle entrar en sospecha. Los ojos amoratados, marcas de mordidas
humanas y quemaduras en forma redonda de colillas de cigarro no constituyen síntomas del
juego cotidiano.
Cuando las agencias sociales y de aplicación de la ley investigan un caso, las oficinas de servicio
social de la localidad pueden instituir varias formas de servicios y tratamiento para ayudar a la
familia. Sin embargo, la seguridad y protección del niño constituyen la primera prioridad, y en
consecuencia a los niños se les retira algunas veces de su familia y se les coloca en un hogar de
crianza temporal, por lo menos provisionalmente. Al mismo tiempo, se hacen esfuerzos por
trabajar con los padres para abordar los problemas de origen y enseñarles a lidiar con destrezas
para garantizar que no se repitan los episodios de abuso. Si ha abusado de su propio hijo o siente
que pueda ocurrir tal comportamiento, hable con una persona de confianza, tal como un médico
o un religioso. Esa persona puede remitirlo a un profesional o a una agencia donde pueda obtener
ayuda, que incluye asistencia en abordar sus propios temores y culpa.
Tanto padres como hijos pueden beneficiarse de alguna guía y orientación, individualmente o en
conjunto, quizá en albergues por violencia doméstica que puedan ayudar a romper el ciclo. Se le
guiará para que lidie con sus emociones sin tener que recurrir a la violencia. Tendrá la
oportunidad de conversar sobre sus propias experiencias como padre y las tensiones que enfrenta
actualmente en su vida. Se le mostrarán formas de lidiar eficazmente con las tensiones, de modo
que no llegue a lesionar a su hijo. Usted tiene la responsabilidad ante su hijo y ante usted mismo
de encontrar formas de relacionarse en casa que no sean violentas, todos los días.
Si siente que se encuentra pasando por una crisis, llame a su congregación local de Parents
Anonymous o a una línea directa de ayuda en casos de crisis, que puedan proporcionarle alguna
clase de apoyo inmediato. A partir de entonces, debería iniciar el proceso de tratamiento más
formal.
Finalmente, podría también involucrarse para ayudar a reducir la incidencia del abuso infantil en
su comunidad en general. Puede volverse defensor de un entorno considerado y respetuoso para
todos los niños. En verdad, algunos segmentos de la sociedad aún aprueban el castigo físico y
hasta un comportamiento abiertamente abusador hacia los niños, pero este enfoque está
equivocado. Puede trabajar con las escuelas locales para eliminar el castigo físico, así como
promover y enseñan formas constructivas de abordar la ira y el conflicto.
Abuso emocional
No todo el abuso es de tipo físico. Descuidar las necesidades de su hijo en cuanto a apoyo
emocional, amor y cuidado también constituyen formas de abuso. El abuso emocional es una de
las formas más profundas y dañinas de abuso infantil. Denigrar, ridiculizar, poner apodos y ser
irrespetuoso e irrazonablemente crítico hacia su hijo puede tener serias consecuencias
emocionales y repercusiones a largo plazo. Como las formas más violentas de abuso, el abuso
emocional puede perjudicar la imagen que tenga su hijo de sí mismo y su autoestima, e interferir
con su habilidad de funcionar bien en la sociedad. Es posible que su hijo tenga dificultad para
hacer amistades y relacionarse con compañeros de su edad. De hecho, es posible que evite
participar en actividades con otros niños y estar en situaciones en las que se le solicite dar y
recibir afecto. En lugar de ello, puede que esté predispuesto a ser agresivo y reacio. También
podría desarrollar dificultades de aprendizaje o hiperactividad, o bien, tener problemas como
mojar la cama. O podría actuar con “pseudo madurez”, al convertirse en un niño encargado de
cuidar adultos y adoptar otros roles muy alejados a lo que se considera apropiado para su edad y
desarrollo.
Cuando se produce este abuso emocional, especialmente por un período de tiempo prolongado y
de forma repetitiva, puede tener un impacto de por vida que afecte la felicidad, las relaciones y el
éxito de su hijo. Es posible que se vuelva un muchacho sombrío, incapaz de disfrutar de sí
mismo y predispuesto a comportamientos contraproducentes. Llevado al extremo, puede
convertirse en autodestructivo, participando en prácticas de automutilación y hasta intentar
cometer suicidio.
Como con otros tipos de abuso, son los padres quienes a menudo causan el abuso emocional,
pues ellos mismos fueron criados en un entorno en donde experimentaron maltrato emocional
por parte de sus propias madres y padres. El hecho de que se les haga conciencia de la forma en
que están tratando a sus hijos constituye un importante primer paso para que estos padres les
pongan un alto a su comportamiento abusador. A menudo no están conscientes de que su
comportamiento es dañino; si hubieran sabido lo que estaban haciendo y fueran más sensibles al
dolor de su hijo, probablemente hubieran deseado hacer algo para detener tal comportamiento.
Visitar a un médico o a un religioso es una buena forma de comenzar a buscar ayuda para el
abuso emocional. Es posible que se le remita a un profesional en salud mental o a organizaciones
comunitarias o iglesias que ofrezcan clases sobre crianza para padres que tengan como objetivo
específicamente ayudarle a conversar con su hijo y a resolver problemas con él.
5/9/2013
Fuente
Caring for Your School-Age Child: Ages 5 to 12 (Copyright © 2004 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en
el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales
Abuso Sexual Infantil
Puede tener cualquier tipo de relación con el(a) niño(a) en cuestión, es decir puede ser:
un(a) hermano(a) o amiga(o) más grande, familiar, maestro(a), entrenadora(o) o
instructor(a), cuidador o nana, o el padre o madre de otro(a) niño(a). De acuerdo a la
organización 1de6, “El abuso sexual [infantil] es el resultado del comportamiento
abusivo que se aprovecha de la vulnerabilidad de un(a) niño(a) y de ninguna manera
está relacionado con la orientación sexual del(a) agresor(a).”
Los(a) agresores(as) son capaces de manipular a sus víctimas para que no hablen
sobre el abuso sexual utilizan varias tácticas. A menudo el(a) agresor(a) usará su
jerarquía para coaccionar o intimidar a la víctima. Inclusive pudiera decirle que este tipo
de actividades son normales o que de cualquier manera las ha disfrutado. Un(a)
agresor(a) puede amenazar al(a) menor, si éste(a) se rehúsa a participar o piensa
decírselo a otro adulto. El abuso sexual infantil no sólo representa una violación física,
sino además viola la confianza y/o el concepto de autoridad.
Físicas:
Los proveedores locales de servicios para víctimas del asalto sexual cuentan con personal
altamente calificado que le puede ofrecer asistencia en momentos de crisis, también recursos
para el apoyo continuo relacionado con la violencia sexual. Generalmente los servicios son
gratuitos o de un costo reducido. Ellos le pueden ofrecer información y recursos incluyendo:
Ge or ge R . B r own
, MD , Ea st Te n n e sse e Sta te U n i ve rsi ty
Mo d i fi ca ci ó n /re vi si ó n co mp l e ta a b r. 2 0 2 1
Diagnóstico
Tratamiento
Los pedófilos pueden sentirse atraídos por niños, niñas o por ambos sexos.
No está claro si las niñas o los niños son más propensos a ser víctimas de
pedófilos, aunque las niñas parecen ser mucho más propensas a ser
víctimas de abusos sexuales en general.
Por lo general, el adulto suele ser una persona que el niño conoce, como un
familiar, un padrastro o una persona con autoridad (como un profesor o
entrenador). Algunos se sienten atraídos solo por los niños dentro de su
propia familia (incesto). Algunos pedófilos se sienten atraídos solo por los
niños, a menudo de un rango de edad específico o una etapa de desarrollo.
Otros se sienten atraídos tanto por niños como por adultos.
Tratamiento de la pedofilia
Psicoterapia
Fármacos o sustancias
Fármacos o sustancias
En Estados Unidos los médicos por lo general utilizan los medicamentos
siguientes: