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Abuso infantil: lo que todo padre y toda madre

deben saber

Casi todas las madres y los padres pueden señalar incidentes en los que no llenaron sus
expectativas como padres; quizá un momento de frustración en el que creyeron que se portaron
un tanto abusadores con sus hijos, cuando -al analizar en retrospectiva- realmente no lo fueron.
De hecho, la mayoría de padres nunca adoptará conductas de abuso infantil y la mayoría de niños
nunca será objeto de abuso.

Por definición, el abuso infantil incluye una serie de formas de maltrato grave, que abarca abuso
físico, descuido físico, abuso verbal, abuso emocional y abuso sexual. Algunos infortunados
niños experimentan varios tipos de abuso. Por ejemplo, un niño que experimenta repetidos
episodios de abuso emocional podría también resultar víctima de violencia física ocasional e
intencional. El abuso físico grave (aún si se trata solamente de un estallido muy eventual de
padres abrumados con ira fuera de control) puede ocasionar daño permanente en los niños y, en
algunos casos, la muerte.

El descuido por parte de los padres (cuando un niño recibe poca o ninguna supervisión en o
alrededor de su casa, por ejemplo) puede tener consecuencias trágicas, en caso de ocurrir
lesiones. Aún cuando esto no represente una amenaza inmediata a la seguridad de un niño, el
descuido prolongado o repetitivo (en el que no se satisfacen las necesidades básicas del menor en
cuanto a vestuario, nutrición, atención médica, educación, refugio y crianza) puede tener
consecuencias adversas de tipo físico, social, emocional y propias del desarrollo.

La cantidad de casos de abuso infantil está aumentando, con un incremento drástico de denuncias
de abuso ante las agencias de protección de menores en años recientes. De acuerdo con un
estudio, solo en 1985 hubo tres denuncias de abuso infantil por cada cien niños en los Estados
Unidos. Con problemas sociales de drogas y alcohol tan graves y con un crecimiento en la
cantidad de menores en condición de pobreza, la incidencia del abuso infantil es probable que
continúe aumentando.

La mayoría de abusadores son miembros de la familia del menor; si no es uno de los padres,
entonces es un pariente cercano (tal como un tío o un hermano o hermana mayor) o un integrante
del hogar. Y una serie de factores pueden contribuir al abuso que hagan de los menores. Las
presiones en la familia, tanto interna como externa, pueden tener impacto. Cuando los padres
sienten tensiones de tipo financiero, estrés por trabajo o tienen problemas maritales, su ira y
frustración puede predisponerlos a golpear a sus hijos. En ciertos momentos del día, quizá
cuando inicia la noche luego de un arduo día en el trabajo, a los padres puede costarles controlar
sus temperamentos cuando los chicos se comportan mal o simplemente ponen a prueba su
paciencia. Aquellos padres que se aíslan socialmente y que no tienen fuentes adecuadas de apoyo
emocional ni nadie que les ayude en las tareas y responsabilidades diarias tienen más
probabilidad de perder el control y abusar de sus hijos.

El uso de alcohol y de otras drogas por parte de los padres constituye a menudo un factor
contribuyente al abuso infantil. Por medio de reducir las inhibiciones, el consumo de alcohol con
frecuencia permite que la ira explote en un padre o madre que se ve confrontado/a por el mal
comportamiento de su hijo. Algunas drogas, como las anfetaminas, pueden aumentar la agitación
y, de este modo, pueden contribuir a una situación abusiva en el hogar. Los niños víctimas de
abuso son algunas veces aquellos que tienen problemas de aprendizaje o de comportamiento,
condiciones que por sí solas colocan más estrés sobre la familia y crean más conflicto dentro de
la misma.

Abuso físico
Aquellos padres que fueron víctimas de abuso cuando niños o que sufrieron o sufren
intimidación verbal y física por parte de adultos en su entorno, a menudo recurren a medios
similares cuando disciplinan a sus propios hijos.

El uso de la fuerza, especialmente de la violencia hacia otras personas, es un comportamiento


aprendido de los padres y que se provoca a los hijos. Y cuando existen tensiones en la vida -
desde pobreza, pasando por enfermedades hasta alcoholismo- esto puede incrementar el riesgo
de abuso. Algunos niños víctimas de abuso viven en familias repletas de violencia doméstica, en
donde las parejas sostienen batallas físicas y con frecuencia las esposas resultan agredidas.

Si sospecha que un niño a quien conoce sufre abuso (quizá una sobrina o un sobrino, un niño del
vecindario o un compañero de clase de su hijo), usted tiene la responsabilidad de involucrarse.
Los maestros son a menudo los primeros en observar los cambios en la apariencia física de un
niño, su condición emocional y comportamiento, cambios que sugieren que se le está lastimando
o se encuentra en problemas. En muchos estados, los maestros (así como médicos, dentistas y
otros profesionales) están legalmente obligados a denunciar los casos de abuso de los que tengan
sospecha, y por una buena razón: Cada año, mueren niños por abuso, con frecuencia después de
que alguien se dio cuenta de que estaban siendo víctimas.

Use el sentido común en tratar de determinar si un niño efectivamente está siendo víctima de
abuso físico. Por ejemplo, los niños normales y activos presentan algunos moretones y golpes
que se originan del juego cotidiano. Sin embargo, estos moretones tienden a ocurrir sobre áreas
que recubren huesos, tales como rodillas, codos y barbilla. Si usted ve a un niño que presenta
lesiones en otras partes del cuerpo (el estómago, las mejillas, las orejas, las nalgas, la boca o los
muslos) esto debería hacerle entrar en sospecha. Los ojos amoratados, marcas de mordidas
humanas y quemaduras en forma redonda de colillas de cigarro no constituyen síntomas del
juego cotidiano.

En la inmensa mayoría de casos de abuso infantil, los padres no pretenden conscientemente


lesionar a sus hijos. La mayoría de episodios de abuso surgen cuando los adultos tienen
dificultad para lidiar con situaciones de la vida y pierden el control. Sin embargo, aún si sus
intenciones no son maliciosas, un padre que abusa de un niño puede volverlo a hacer,
especialmente si no maneja las tensiones que originan su conducta. Como resultado de ello, la
sociedad a menudo tiene que intervenir con el fin de proteger al niño y ayudar a la familia.

Cuando las agencias sociales y de aplicación de la ley investigan un caso, las oficinas de servicio
social de la localidad pueden instituir varias formas de servicios y tratamiento para ayudar a la
familia. Sin embargo, la seguridad y protección del niño constituyen la primera prioridad, y en
consecuencia a los niños se les retira algunas veces de su familia y se les coloca en un hogar de
crianza temporal, por lo menos provisionalmente. Al mismo tiempo, se hacen esfuerzos por
trabajar con los padres para abordar los problemas de origen y enseñarles a lidiar con destrezas
para garantizar que no se repitan los episodios de abuso. Si ha abusado de su propio hijo o siente
que pueda ocurrir tal comportamiento, hable con una persona de confianza, tal como un médico
o un religioso. Esa persona puede remitirlo a un profesional o a una agencia donde pueda obtener
ayuda, que incluye asistencia en abordar sus propios temores y culpa.

Tanto padres como hijos pueden beneficiarse de alguna guía y orientación, individualmente o en
conjunto, quizá en albergues por violencia doméstica que puedan ayudar a romper el ciclo. Se le
guiará para que lidie con sus emociones sin tener que recurrir a la violencia. Tendrá la
oportunidad de conversar sobre sus propias experiencias como padre y las tensiones que enfrenta
actualmente en su vida. Se le mostrarán formas de lidiar eficazmente con las tensiones, de modo
que no llegue a lesionar a su hijo. Usted tiene la responsabilidad ante su hijo y ante usted mismo
de encontrar formas de relacionarse en casa que no sean violentas, todos los días.

Si siente que se encuentra pasando por una crisis, llame a su congregación local de Parents
Anonymous o a una línea directa de ayuda en casos de crisis, que puedan proporcionarle alguna
clase de apoyo inmediato. A partir de entonces, debería iniciar el proceso de tratamiento más
formal.

Finalmente, podría también involucrarse para ayudar a reducir la incidencia del abuso infantil en
su comunidad en general. Puede volverse defensor de un entorno considerado y respetuoso para
todos los niños. En verdad, algunos segmentos de la sociedad aún aprueban el castigo físico y
hasta un comportamiento abiertamente abusador hacia los niños, pero este enfoque está
equivocado. Puede trabajar con las escuelas locales para eliminar el castigo físico, así como
promover y enseñan formas constructivas de abordar la ira y el conflicto.

Abuso emocional
No todo el abuso es de tipo físico. Descuidar las necesidades de su hijo en cuanto a apoyo
emocional, amor y cuidado también constituyen formas de abuso. El abuso emocional es una de
las formas más profundas y dañinas de abuso infantil. Denigrar, ridiculizar, poner apodos y ser
irrespetuoso e irrazonablemente crítico hacia su hijo puede tener serias consecuencias
emocionales y repercusiones a largo plazo. Como las formas más violentas de abuso, el abuso
emocional puede perjudicar la imagen que tenga su hijo de sí mismo y su autoestima, e interferir
con su habilidad de funcionar bien en la sociedad. Es posible que su hijo tenga dificultad para
hacer amistades y relacionarse con compañeros de su edad. De hecho, es posible que evite
participar en actividades con otros niños y estar en situaciones en las que se le solicite dar y
recibir afecto. En lugar de ello, puede que esté predispuesto a ser agresivo y reacio. También
podría desarrollar dificultades de aprendizaje o hiperactividad, o bien, tener problemas como
mojar la cama. O podría actuar con “pseudo madurez”, al convertirse en un niño encargado de
cuidar adultos y adoptar otros roles muy alejados a lo que se considera apropiado para su edad y
desarrollo.

Cuando se produce este abuso emocional, especialmente por un período de tiempo prolongado y
de forma repetitiva, puede tener un impacto de por vida que afecte la felicidad, las relaciones y el
éxito de su hijo. Es posible que se vuelva un muchacho sombrío, incapaz de disfrutar de sí
mismo y predispuesto a comportamientos contraproducentes. Llevado al extremo, puede
convertirse en autodestructivo, participando en prácticas de automutilación y hasta intentar
cometer suicidio.

Como con otros tipos de abuso, son los padres quienes a menudo causan el abuso emocional,
pues ellos mismos fueron criados en un entorno en donde experimentaron maltrato emocional
por parte de sus propias madres y padres. El hecho de que se les haga conciencia de la forma en
que están tratando a sus hijos constituye un importante primer paso para que estos padres les
pongan un alto a su comportamiento abusador. A menudo no están conscientes de que su
comportamiento es dañino; si hubieran sabido lo que estaban haciendo y fueran más sensibles al
dolor de su hijo, probablemente hubieran deseado hacer algo para detener tal comportamiento.

Visitar a un médico o a un religioso es una buena forma de comenzar a buscar ayuda para el
abuso emocional. Es posible que se le remita a un profesional en salud mental o a organizaciones
comunitarias o iglesias que ofrezcan clases sobre crianza para padres que tengan como objetivo
específicamente ayudarle a conversar con su hijo y a resolver problemas con él.

Signos de abuso físico


Estos indicadores pueden sugerir que un chico ha sido víctima de
abuso físico:
 El niño ha tenido lesiones en repetidas ocasiones que son inexplicables o inusuales.
 Parece retraído, pasivo, deprimido y llora mucho.
 Por el contrario, inusualmente se muestra agresivo, revoltoso en la clase o destructor con
sus bienes personales y los de los demás. Lanza juguetes por toda la habitación o se
vuelve violento en contra de una mascota.
 Parece sumamente cansado y menciona que tiene problemas para conciliar el sueño y
pesadillas frecuentes.
 El niño parece verdaderamente temeroso de alguno de sus padres o de la persona que lo
cuida.
 Pasa mucho tiempo en el área de juego y parece vacilante para irse a casa luego de la
escuela, como si tuviera temor de algo ahí.
 Sus padres parecen aislados de otras madres y padres del vecindario, no participan en
actividades de la escuela y es posible que tengan problemas de alcoholismo o abuso de
drogas. Parecen preocupados con sus propias vidas a expensas de no otorgar el cuidado
debido a sus hijos.
 El padre/la madre no está dispuesto a hablar sobre las lesiones de su hijo o su ansiedad es
muy notoria cuando lo hace.
Última actualización

5/9/2013
Fuente

Caring for Your School-Age Child: Ages 5 to 12 (Copyright © 2004 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en
el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales
Abuso Sexual Infantil

To read in English, click here.

Cuando un(a) agresor(a), lastima intencionalmente a un menor, ya sea física,


psicológica o sexualmente, incluyendo el actuar de manera negligente, el crimen es
denominado abuso infantil. Esta página se aboca específicamente al abuso sexual
infantil y a las señales de advertencia sobre la posible existencia de dicho crimen.

¿Qué es el abuso sexual infantil?


Es un tipo de abuso infantil que incluye actividades sexuales con un(a) menor. Un(a)
niño(a) no puede consentir de ninguna manera a participar en actividades sexuales,
punto. Cuando un(a) agresor(a) establece una relación de este tipo con un(a) niño(a),
está cometiendo un crimen que puede tener efectos duraderos en la víctima. Este tipo
de abuso no necesariamente implica el contacto físico entre el(a) agresor(a) y el(a)
niño(a). Algunas formas de abuso sexual infantil incluyen:

 Exhibicionismo, o mostrarse desnudo(a) ante un menor


 Manoseos o caricias
 Penetración
 Masturbación ante un menor o forzar a que un menor se masturbe
 Comunicaciones obscenas como: llamadas telefónicas, mensajes de texto o interacción
virtual
 Producir, poseer o compartir imágenes o películas pornográficas en las que participen
niñas(os)
 Relaciones sexuales de cualquier tipo con un(a) menor, inclusive vía vaginal, oral o
anal
 Trata de menores con intenciones sexuales
 Cualquier otra conducta sexual que es dañina para el bienestar mental, emocional o
físico de un(a) niño(a)

¿Quiénes son agresores sexuales infantiles?


La mayoría de los(as) agresores(as) son personas conocidas o inclusive familiares
del(a) niño(a). Casi el 93 por ciento de las víctimas menores de 18 años de edad conocen a
su agresor(a), pero éste(a) no necesariamente tiene que ser un(a) adulto para lastimar a
un(a) niño(a).

Puede tener cualquier tipo de relación con el(a) niño(a) en cuestión, es decir puede ser:
un(a) hermano(a) o amiga(o) más grande, familiar, maestro(a), entrenadora(o) o
instructor(a), cuidador o nana, o el padre o madre de otro(a) niño(a). De acuerdo a la
organización 1de6, “El abuso sexual [infantil] es el resultado del comportamiento
abusivo que se aprovecha de la vulnerabilidad de un(a) niño(a) y de ninguna manera
está relacionado con la orientación sexual del(a) agresor(a).”

Los(a) agresores(as) son capaces de manipular a sus víctimas para que no hablen
sobre el abuso sexual utilizan varias tácticas. A menudo el(a) agresor(a) usará su
jerarquía para coaccionar o intimidar a la víctima. Inclusive pudiera decirle que este tipo
de actividades son normales o que de cualquier manera las ha disfrutado. Un(a)
agresor(a) puede amenazar al(a) menor, si éste(a) se rehúsa a participar o piensa
decírselo a otro adulto. El abuso sexual infantil no sólo representa una violación física,
sino además viola la confianza y/o el concepto de autoridad.

¿Cómo puedo proteger a mi hija(o) y evitar que sea


abusada(o) sexualmente?
Gran parte de la protección de su hija(o) es contar con una comunicación abierta. A
continuación, mostramos un par de enlaces en los que puede leer y aprender más
acerca de cómo establecer esa comunicación y mantener segura(o) a su hija(o).

 Converse con su hija(o) si usted sospecha que es víctima de abuso sexual


 Cómo proteger a su hija(o) del abuso sexual

¿Cuáles son las señales de alarma?


El abuso sexual infantil no siempre es fácil de detectar. El(a) agresor(a) pudiera ser
alguien conocido de usted, o en quien confía desde hace mucho tiempo, lo que puede
hacerlo aún más difícil de advertir. Preste atención a las siguientes señales de alarma:

Físicas:

 Sangrado, moretones o hinchazón en el área genital


 Ropa interior con sangre, manchas y/o rasgaduras
 Dificultad para caminar o sentarse
 Infecciones frecuentes de vías urinarias (incluyendo infecciones provocadas por
hongos)
 Dolor, comezón o ardor en el área genital
De comportamiento:

 Cambios en sus hábitos de higiene como rehusar bañarse o hacerlo excesivamente


 Presenta fobias
 Muestra síntomas de depresión o desórdenes de estrés post-traumático
 Expresa pensamientos de suicidio, especialmente si es adolescente
 Tiene problemas en la escuela, como ausencias o malas calificaciones
 Exhibe un comportamiento sexual inapropiado para su edad o parece saber más de lo
que debiera
 Tiene pesadillas o se orina en la cama
 Es sobre protector(a) y se preocupa por sus hermanos o asume el papel de
responsabilidad maternal o paternal
 Muestra comportamientos regresivos, como chuparse el dedo
 Se escapa de la casa o de la escuela
 Se lastima asimismo(a)
 Se aleja o se siente amenazado(a) por el contacto físico

¿En dónde me pueden ayudar?


 Si quiere conversar con alguien de manera anónima, comuníquese al teléfono nacional
de emergencia de abuso infantil al 800.422.4453, a cualquier hora las 24 horas, los siete
días de la semana (24/7).
 Aprenda más acerca de lo que implica ser un(a) adulto(a) sobreviviente de abuso sexual
infantil.
 Si desea hablar con una persona capacitada para ayudarle, comuníquese al teléfono
nacional de emergencia en casos de asalto sexual 800.656.4673, o también puede
conversar a través de chat en la línea nacional online de asalto sexual a rainn.org/es.
Every 68 Seconds, an American is Sexually Assaulted.
Sexual violence affects hundreds of thousands of Americans each year.
While we’re making progress, even today, only 25 out of every 1,000
rapists will end up in prison.
¿Qué puede hacer por usted su proveedor de servicios para víctimas del
asalto sexual?

Los proveedores locales de servicios para víctimas del asalto sexual cuentan con personal
altamente calificado que le puede ofrecer asistencia en momentos de crisis, también recursos
para el apoyo continuo relacionado con la violencia sexual. Generalmente los servicios son
gratuitos o de un costo reducido. Ellos le pueden ofrecer información y recursos incluyendo:

 - Asesoría/ terapia individual


 - Asesoría/ terapia en grupo y grupos de apoyo
 - Atención médica y acompañamiento al hospital
 - Amparo en el sistema legal/ justicia criminal
 - Amparo en la asistencia para victimas de crímenes
 - Educación comunitaria
 - Educación profesional
 - Asistencia de trabajo de asistencia social individualizada y práctica
 - Albergue en caso de emergencia
 - Oportunidades para voluntarios
Pedofilia
(Trastorno pedófilo)
Po r

Ge or ge R . B r own
, MD , Ea st Te n n e sse e Sta te U n i ve rsi ty

Mo d i fi ca ci ó n /re vi si ó n co mp l e ta a b r. 2 0 2 1

VER VERSIÓN PROFESIONAL

 Diagnóstico
 Tratamiento

El trastorno pedófilo se caracteriza por la presencia de fantasías,


impulsos o comportamientos sexualmente excitantes recurrentes e
intensos relacionados con los niños (por lo general hasta los 13 años
de edad).
 Los pedófilos pueden sentirse atraídos por niños, niñas o por ambos
sexos, y pueden sentirse atraídos solo por niños o por niños y adultos.

 Los médicos diagnostican la pedofilia cuando las personas se sienten


angustiadas o son menos capaces de funcionar bien debido a su
atracción por los niños o cuando han actuado según impulsos.

El tratamiento consiste en psicoterapia a largo plazo y con fármacos



que alteran el impulso sexual y reducen los niveles de testosterona.
(Véase también Introducción a las parafilias y a los trastornos parafílicos
y Introducción al maltrato y negligencia infantil .)
La pedofilia es una forma de parafilia. Como causa daño a terceros se
considera un trastorno.

El hecho de que el interés sexual o las relaciones entre dos personas se


considere un trastorno pedófilo depende de la edad de las personas
involucradas. En las sociedades occidentales, un diagnóstico de trastorno
pedófilo requiere que la persona que lo padece sea mayor de 16 años y al
menos 5 años mayor que el niño que es objeto de las fantasías o
actividades sexuales. Sin embargo, la implicación sexual entre un
adolescente de más edad (17 a 18 años) y un niño de 12 o 13 años no se
puede considerar un trastorno. Los criterios de edad que se utilizan para
identificar cuándo tal actividad se considera un delito pueden ser variables.

Aunque las leyes varían de un país a otro, en líneas generales la ley


considera que una persona mayor de 18 años comete estupro cuando
mantiene relaciones sexuales con una persona de 16 años de edad o
menos. Los casos de estupro a menudo no cumplen los criterios de
pedofilia, lo que hace destacar la naturaleza un tanto arbitraria de establecer
un punto límite de edad en una definición médica o legal. En muchos
lugares (incluidos algunos Estados de Estados Unidos), los niños de tan
solo 12 a 14 años de edad pueden casarse legalmente, lo que hace aún
más compleja la definición de pedofilia y de estupro.

La pedofilia es mucho más frecuente en varones que en mujeres.

Los pedófilos pueden sentirse atraídos por niños, niñas o por ambos sexos.
No está claro si las niñas o los niños son más propensos a ser víctimas de
pedófilos, aunque las niñas parecen ser mucho más propensas a ser
víctimas de abusos sexuales en general.

Por lo general, el adulto suele ser una persona que el niño conoce, como un
familiar, un padrastro o una persona con autoridad (como un profesor o
entrenador). Algunos se sienten atraídos solo por los niños dentro de su
propia familia (incesto). Algunos pedófilos se sienten atraídos solo por los
niños, a menudo de un rango de edad específico o una etapa de desarrollo.
Otros se sienten atraídos tanto por niños como por adultos.

Las actividades consistentes en observar o tocar a los niños parecen ser


más frecuentes que los tocamientos genitales o las relaciones sexuales.

Los depredadores pedófilos pueden utilizar la fuerza o la coacción para


someter sexualmente a los niños, así como amenazarles con hacerles daño
a ellos o a sus mascotas si se lo cuentan a alguien. Muchos de estos
pedófilos tienen trastorno de personalidad antisocial .
Muchos pedófilos tienen o desarrollan un trastorno por abuso o dependencia
de sustancias y depresión. A menudo proceden de familias disfuncionales, y
es muy frecuente que tengan conflictos matrimoniales. Muchos han sido
víctimas de abusos sexuales cuando eran niños.
Diagnóstico de la pedofilia
 Evaluación de un médico, en base a criterios específicos

Los médicos diagnostican pedoflia cuando

 La persona ha experimentado fantasías, impulsos o comportamientos


sexualmente excitantes recurrentes e intensos relacionados con un
niño o niños (por lo general hasta los 13 años de edad).
 La persona se siente muy afligida o es menos capaz de funcionar bien
(en el trabajo, con su familia o en interacciones con amigos) o ha
actuado según sus impulsos.

 La persona tiene 16 años o más y es como mínimo 5 años mayor que


el niño que es objeto de las fantasías o los comportamientos. (Una
excepción es un adolescente mayor que tiene una relación continua
con un niño o niña de 12 o 13 años).

 Han sufrido la enfermedad durante 6 meses o más.

Tratamiento de la pedofilia
 Psicoterapia

 Fármacos o sustancias

La pedofilia se puede tratar con psicoterapia individual o grupal a largo plazo


y con fármacos que alteran el impulso sexual y reducen los niveles
de testosterona.
Los resultados del tratamiento son variables. Las posibilidades de éxito son
mayores cuando la participación es voluntaria y la persona recibe
entrenamiento en habilidades sociales y tratamiento de los otros problemas
existentes, como la drogadicción o la depresión. El tratamiento que se
solicita solo después de la detención y de la acción legal es por lo general
menos efectivo.

El simple hecho de encerrar a los pedófilos en prisión o en otra institución,


incluso durante un largo periodo de tiempo, no produce cambios en sus
fantasías o en sus deseos. Sin embargo, algunos pedófilos encarcelados
que se comprometen a seguir un tratamiento supervisado y de larga
duración (por lo general incluyendo el empleo de fármacos), pueden
abstenerse de sus actividades pedófilas y reintegrarse en la sociedad.

Fármacos o sustancias
En Estados Unidos los médicos por lo general utilizan los medicamentos
siguientes:

 Acetato de medroxiprogesterona, mediante inyección intramuscular

La medroxiprogesterona (una progestina) es similar a la hormona femenina


progesterona.

Una alternativa es la leuprolida.


La medroxiprogesterona y la leuprolida impiden que la glándula
pituitaria envíe señales a los testículos para que produzcan testosterona. De
este modo, se reduce la concentración de testosterona y el deseo sexual.
Los médicos hacen periódicamente análisis de sangre para controlar los
efectos del fármaco sobre la función hepática, así como otras pruebas
(incluyendo pruebas de densidad ósea y análisis de sangre para medir los
niveles de testosterona). No está clara la utilidad de estos fármacos en
mujeres pedófilas.
Los antidepresivos conocidos como los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS) también pueden ser de ayuda. Pueden
contribuir a controlar los impulsos y las fantasías sexuales. También
disminuyen el deseo sexual y pueden causar disfunción eréctil.
El tratamiento con fármacos es más eficaz cuando se combina con
psicoterapia y formación en habilidades sociales.

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