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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Todos los seres humanos somos diferentes a nuestra manera de ser, pero
eso no nos dice que seamos más o menos que otra persona, es por esto que
debemos dejar muy claro que debe haber respeto e igualdad hacia los integrantes
de una familia, sin importar si somos niñas, niños, hombres, mujeres, adolescentes,
adultos mayores, con diferencias de edad o de género.

Se puede decir que la violencia familiar es cualquier tipo de maltrato o abuso


de poder que se genera dentro de una familia y que puede o no ser que el agresor
viva o haya vivido en el mismo domicilio y lleve a cabo diferentes conductas en
contra de cualquier persona relacionada con la familia.

Una conducta antisocial es nada más y nada menos que la disfunción en la


manera de pensar, actuar, relacionarse con otros e incluso de percibir situaciones.
Este comportamiento puede ser normal y es solo un indicador de una enfermedad
subyacente cuando los sentimientos se vuelven excesivos y absorbentes, e
interfieren con la vida diaria de las personas. El ambiente familiar y el maltrato
pueden influir en la presencia de conducta antisocial en los niños y adolescentes.

Actualmente no se conocen las causas exactas por las que una persona
puede desarrollar una conducta de este tipo, sin embargo, existen ciertos factores
de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar esta conducta:
Factores individuales, familiares y ambientales. En este caso nos enfocaremos
solamente en los factores familiares.

En el ambiente familiar, experiencias como la separación de los padres,


cambios de hogar o en situaciones extremas como el abuso sexual o la violencia,
pueden resultar desencadenantes para estas conductas.

Muy probablemente la comprensión y el entendimiento del maltrato o


violencia familiar causante de conductas antisociales, son fundamentales para poder
detener el incremento del número de estos casos, así como para crear métodos
preventivos para la población, que les garanticen un nivel de salud mental que les
permita funcionar adaptativamente en la sociedad.

Por mucho tiempo se nos ha brindado la información de que el hogar es el


lugar donde se supone que nos encontramos protegidos, y donde podemos
desarrollarnos de la mejor manera posible, porque estaremos seguros de que las
personas que viven allí son parte de la familia, y por eso hacemos todo lo posible
para tener un ambiente apropiado para vivir, crecer y desarrollarnos íntegramente.
El hogar es un núcleo donde un niño recibe amor, cariño, cuidado físico, sobre todo
es un centro único, vital y especial donde aprenden valores, actitudes, destrezas y
habilidades que después serán reforzados por la escuela.

Desafortunadamente, en los últimos tiempos estamos siendo testigos de


cómo el entorno familiar se va deteriorando por problemas que afectan a los demás
integrantes; sobre todo a niños y adolescentes; En particular, nos referimos a la
violencia familiar, que suele darse entre padres y de ahí tiene un efecto multiplicador
en los hijos, que les provoca graves traumas psicológicos, físicos y el desarrollo de
conductas antisociales poco favorables.

Se han reportado varias denuncias de violencia a nivel nacional, que van


desde violencia mental, física hasta violencia sexual. Se sabe que los que casos de
violencia ocurren en un promedio de 4 de cada 10 familias, lo cual es alarmante. Eta
información es como principal justificación.

Por otro lado, a nivel local, vemos cómo la violencia en los hogares
representa en la mayoría de los casos la violencia intrafamiliar, que, si bien no es
visible, al menos en algunos casos los hacen aparecen en los periódicos y/o en las
noticias.

Por otro lado, creemos que investigar el problema de la violencia intrafamiliar


no debe ser sobre lo ocurrido y los casos denunciados, sino que debe hacerse de
manera orientada a resultados para prevenir este problema que no solo afecta a las
familias, sino en general a niños y/o adolescentes.

Algunas de las causas que vemos ante la violencia que se observa dentro de
las familias son:

-No existe la motivación suficiente de parte de los padres hacia sus hijos.

-Los niños no tienen tiempo libre, y la mayoría de los casos están bajo el
cuidado de la madre, y el padre no puede atenderles por motivos de trabajo.
-Los padres constantemente castigan a sus hijos por todo, en algunos casos
se ha observado daño físico causado por objetos como cinturones, palos, alambres,
etc.

-Los hijos tienen un desarrollo psicomotor insuficiente porque temen a la


actitud o el comportamiento un tanto negativo de parte de sus padres durante algún
castigo.

Hay innumerables formas de violencia doméstica. Se puede pensar en la


violencia contra ancianos, cónyuges, hijos, mujeres, hombres, discapacitados, etc.
Siempre es difícil dar con un modelo familiar típico, porque la violencia puede ser
psicológica o física y se da en todos los estratos sociales, culturas y edades. En la
mayoría de los casos, se trata de adultos en relación con una o más personas
jóvenes.

La violencia se caracteriza por que alguien con más poder abusa de otros con
menos poder. La violencia se refiere a todas las formas de violencia que ocurren en
las relaciones entre los miembros de la familia. Una relación abusiva es aquella en
la que una de las partes causa daño físico y/o emocional al otro miembro. Este daño
puede ser causado por acción u omisión, y ocurre en el contexto de un desequilibrio
de poder.

Para establecer que en una familia se encuentra involucrada en un caso de


violencia, la relación violenta debe ser crónica, permanente y regular, lo que hace
referencia a las diferentes formas de relación violenta propias del vínculo familiar.
Las características más importantes de una familia que sufre violencia son las
siguientes:

-Por lo general, las familias con violencia intrafamiliar tienen una estructura
jerárquica definida y sus miembros se comunican de forma rigida, no pueden aportar
su propia identidad, deben actuar y ser como prescribe el sistema familiar,

-Las defensas físicas y psicológicas de las personas en tales situaciones se


debilitan, lo que conduciría a un aumento de los problemas de salud, Muchos sufren
de depresión y enfermedades psicosomáticas.

-En niños y adolescentes se observan problemas de aprendizaje, transtornos


de personalidad, pero sobre todo comportamiento antisocial.
En general, las personas que viven bajo la influencia de la violencia familiar,
tal como fueron criadas en este contexto, tienden a repetirla en sus futuras
relaciones.

En el caso de los niños, como en otros casos de violencia, existe una relación
de vulnerabilidad. Claramente, los menores tienen menos medios para protegerse
de lo que un adulto pueda hacerles. Además, se deben considerar el daño mental y
los efectos a corto y largo plazo del abuso.

En algunos casos, se trata de maltratadores que fueron abusados en su


propia infancia, porque la repetición de los patrones de crianza afecta los diferentes
castigos que reciben sus hijos, pero puede que no sea así. También es necesario
considerar que muchos padres consideran justos los castigos aplicados, o piensan
que el castigo impuesto es desproporcionado con los errores alegados, que de
alguna manera están justificados por nervios, pobreza, etc.

Cabe señalar que los mismos abusadores adultos tienden a decir y entender
que golpean a sus hijos con mucha frecuencia de lo que realmente lo hacen.
Aunque algunos abusadores adultos suelen expresar efectos secundarios como
remordimiento o compasión, en muchos casos los padres recomienden el castigo
corporal, que se utiliza para de cierta manera “corregir” a los niños.

Debido a las perturbadoras situaciones emocionales que se viven en caso de


maltrato, encontramos algunos puntos que impiden presentar denuncias contra el
agresor:

-Por perdida de autoestima. Baja autoestima que impide responder a


cualquier agresión.

-Ambivalencia hacia el abusador, hacia quien siente miedo, agresión y amor.

-Dependencia económica y emocional de la víctima respecto del agresor.


Falta de fondos. Sin lugar a donde ir, etc.

-Falta de apoyo familiar e instituciones en general.

-Ocultar el problema por vergüenza.

-Tolerancia al abuso de las víctimas.


Muy pocos de los casos son denunciados, lo que significa que el maltrato
solo se denuncia cuando es cruel o brutal. Un factor a considerar es la dificultad de
la víctima para probar los hechos, como traer testigos, La prueba aportada sin
lesiones no siempre prueba la existencia de violencia familiar, porque aunque
pruebe lesiones, no reconoce su causa.

También cabe recalcar que existen varios tipos de maltratos:

-Maltrato Infantil: Cualquier acto u omisión, no accidental, que cause daño


físico o emocional a un niño por parte de sus padres o tutores.

-Maltrato Físico: Cualquier lesión infligida como moretones, quemaduras,


huesos rotos, lesiones en la cabeza, etc. , que no sea accidental y cause daño físico
o enfermedad a un niño o adulto. Puede ser el resultado de uno o dos incidentes
aislados o de una situación de abuso crónico.

-Maltrato Sexual: Se refiere a la participación de niños, adolescentes, adultos,


o personas con desarrollo inmaduro en actividades sexuales que no comprenden
completamente y a las que no pueden dar su consentimiento informado. En el caso
de niños, es el contacto sexual por parte de un adulto cuyo fin es provocar
excitación y/o satisfacción sexual. El abuso puede variar en intensidad desde el
contacto sexual hasta la violación. Es abuso en todas sus formas, el abuso sexual
es el más difícil de reconocer y aceptar. En la mayoria de los casos, los niños nunca
hablan de lo que pasó. Los niños no inventan sus propias historias de abuso sexual,
por lo que se les debe creer tanto como el niño se atreva a contar.

-Abuso y Abandono Emocional: Generalmente se expresa hostilidad verbal,


como insultos, intimidación, desprecio, críticas o amenazas de rechazo. Esto
también se puede ver en el hecho de que un miembro de la familia bloquea
contantemente las iniciativas de los niños. Provoca graves trastornos psicológicos.
En el caso de los niños, los padres suelen maltratar emocionalmente a sus hijos con
buenas intenciones. Pero estas buenas intenciones pueden ser reprimidas o
avergonzadas para crear angustia emocional crónica. Aunque el rechazo emocional
puede provenir de un lugar pasivo, sin el amor, el apoyo y el aprecio que todo niño
necesita para creer psicológicamente saludable. Esto se refiere a la falta de
capacidad de respuesta a las necesidades de contacto emocional del niño; una
constante inseparable del estado de ánimo del niño.
-Abandono Físico: Este es abuso pasivo y ocurre cuando ningún miembro del
grupo que vive con el niño es temporal o permanentemente incapaz de satisfacer
las necesidades físicas del niño, tales como alimentación, vivienda, higiene y
protección.

-Niños Testigo de Violencia: Se refiere a cuando los niños están presentes en


situaciones crónicas de violencia entre sus padres. Estos niños tienen trastornos
muy similares a los de las víctimas de abuso.

-Violencia Conyugal: Este tipo de violencia es difícil de ver para los demás.
Esto sucede cuando tiene una lesión física o mental grave.

El maltrato es una situación que puede ocurrir en cualquier clase social,


aunque su prevalencia parece ser ligeramente superior entre los niños que viven en
la pobreza socioeconómica. Hasta el momento se han encontrado diversas
explicaciones a esta actitud de los adultos, y de alguna manera se ha visto el efecto
en situaciones de alto estrés, que hacen que toda la furia humana recaiga sobre el
niño. Pero también en muchos casos, la persona que cometió el abuso experimentó
una agresión similar en su infancia o es una persona que tiene muy poca capacidad
para controlar sus impulsos.

Está claro que, debido a la diferencia de tamaño y fuerza entre adultos y


niños, los niños sufren lesiones graves que pueden llegar incluso a causar la
muerte. Estos incluían condiciones como la pobreza, el bajo nivel educativo, la
paternidad o maternidad en personas sin hogar o solteras, el abuso de sustancias
psicoactivas como las drogas y el alcohol, y muchos otros factores, ataques, aunque
siempre hay que tener en cuenta que el maltrato infantil puede darse en todos los
estratos sociales.

Los niños criados en hogares abusivos a menudo tienen trastornos


emocionales y postraumáticos. Muchos experimentan baja autoestima y sufren de
depresión y ansiedad, por lo que tienden a consumir alcohol u otras drogas para
aliviar la angustia psicológica, y la adicción es más común en la edad adulta que en
la población general. Los efectos del abuso infantil no terminan después de la niñez,
y muchos de ellos luchan por formar relaciones saludables en la edad adulta.
Algunos niños tienen miedo de hablar de lo que les está pasando porque
piensan que nadie les creerá. A veces no se dan cuenta de que su abuso es un
comportamiento anormal y aprenden a repetir el “patrón” inconscientemente. La falta
de un modelo familiar positivo y la dificultad de crecer y desarrollarse copiándolo
aumenta la dificultad de crear relaciones “sanas” en la edad adulta. Es posible que
no vean la verdadera raíz de sus problemas emocionales hasta que busquen ayuda
cuando sean adultos.

Para muchos niños abusados, la violencia del abusador se convierte en una


forma de vida. Crecen pensando y creyendo que lastimar a las personar es parte de
la vida cotidiana; por lo tanto, tal comportamiento se vuelve “aceptable” y el ciclo de
abuso continúa a medida que se convierten en padres que abusan de sus hijos y
abusan de los suyos, llevando un ciclo vicioso generacional.

A muchos padres les cuesta pensar en criar a sus hijos sin algún tipo de
castigo porque no lo asocian con el abuso. Los especialistas distinguen entre
bofetadas descontroladas ante la ausencia de control y confusión y violencia
ideológica, en las que se cree que esa es la única manera de educar a los niños.

En el primer caso, es probable que alguno de los padres reconozca el error,


lo que abre la oportunidad de corregirlo, disculparse y no repetirlo. En el segundo
caso, sin embargo, lo anterior no es posible, porque no hay conciencia de que
estamos haciendo algo mal.

Si el padre golpea a su hijo y lo justifica diciendo que él también ha sido


golpeado y aprendido, es porque no cuestiona su comportamiento, porque vive en
una cultura donde todos hacen lo mismo. Y aquí está el punto principal: el perfil de
un padre violento tiene violencia.

Se ven conductas con agresividad que no son sistemáticas, mientras que el


maltrato pierde su supuesta “finalidad educativa” y se convierte en golpe por golpe.
Los golpes no son la única forma de abuso. Es un abuso mental que muchas veces
no se interpreta como tal porque lo hemos asociado con un daño físico evidente.

Los adultos también tienden a culpar a los niños de todo y justifican el castigo
corporal diciendo que los vuelve locos. Al enfocarnos siempre en la causa del niño y
castigarlo con ello, no solucionamos lo que percibimos como inapropiado, porque no
le damos a elegir. Los padres pueden cambiar su comportamiento violento, pero
pueden ayudar con cosas como talleres y cursos en la escuela de sus hijos.

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