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TALLER DE REPASO DE FILOSOFIA DE LA RELIGIÓN – ONCE – TERCER PERIODO 2023

Filosofía de la religión

Desde los orígenes de la humanidad, las actividades religiosas han hecho parte de la vida del hombre, pues éste ha identificado
con lo sagrado y lo divino, aquellos fenómenos cuya magnitud y complejidad superan su capacidad de comprensión. La percepción
y la reflexión han llevado al hombre a pensar que existe un ser superior que explica y da sentido al cosmos. Sin embargo, cad a
pueblo ha desarrollado esta idea de modo particular, lo cual ha generado múltiples y diversas concepciones religiosas.
La filosofía de la religión se ocupa de estudiar las características de lo sagrado y su relación con el contexto histórico, político,
económico y social en el que se manifiestan. ¿Cuáles son las características que se le han adjudicado a lo sagrado en diferentes
culturas? ¿Cómo se relaciona el contexto histórico con esas características? ¿Qué función social ha cumplido lo sagrado a lo largo
de la historia?, son algunas de las preguntas que podemos responder desde la filosofía de la religión.
El mito y los orígenes de la religión
Los mitos son narraciones tradicionales que constituyen la historia de los pueblos no occidentales; se consideran que están son
narraciones de carácter religioso puesto que sus protagonistas son seres sobrenaturales cuyo comportamiento se constituye en
modelo de conducta para las actividades rituales y vitales de la comunidad. Así, la historia narrada por los mitos se considera
verdadera y, al mismo tiempo, sagrada.

Según Levi-Strauss – antropólogo francés famoso por sus estudios sobre el tema – los mitos en general tienen tres características:
en primer lugar, se refieren a una pregunta existencial (el origen del mundo, el nacimiento, la muerte); en segundo lugar, están
constituidos por elementos antagónicos (vida-muerte, dioses-hombres); y finalmente, ofrecen una conciliación entre esos
elementos contrarios a fin de terminar con la angustia generada por la pregunta que dio origen al mito.

Los mitos son la base narrativa y normativa de los ritos; éstos son ceremonias que realizan repetidamente al mito y su fin es
modificar las disposiciones de los dioses frente a los fenómenos de la vida cotidiana (mejorar las cosechas, aumentar la fecundidad,
entre otras)

Los mitos en la sociedad moderna


En el mundo moderno también es posible observar la presencia viva de los mitos, si bien estos no aparecen ligados a la religión
sino a la configuración de los estados nacionales. Así como los mitos de las sociedades indígenas constituyen su historia, la
Historia Nacional es el mito moderno de los orígenes; a través de ellas buscamos configurar nuestra identidad como pueblos,
estableciendo en el pasado las causas que configuraron nuestro presente.

Igualmente, encontramos en la sociedad moderna estructuras escatológicas que podemos definir como narraciones futuristas, de
carácter mítico que predicen un fin determinado para la sociedad. Una de las más famosas de estas estructuras, es la narració n
del juicio final, según la cual en el fin de los tiempos todos los hombres serán juzgados por Dios, quien premiará con la felicidad
eterna a los que lo merezcan y condenará a los pecadores a sufrir por siempre.

La Ilustración frente a la religión


Durante los siglos XVII y XVIII – en lo que sería el preámbulo a la revolución francesa – la burguesía se había constituido en el
sostén económico de la sociedad, puesto que era la clase que más impuestos aportaba, pero por no pertenecer a los estamentos
privilegiados carecía de poder político, ya que éste se reservaba al clero y a la aristocracia, bajo el argumento de que procedía de
Dios y sólo los designados por El podían ejercerlo. Esta situación fue motivo de altercados significativos en el terreno político,
confrontación que fue proyectada al campo de las ideas por parte del movimiento intelectual, conocido como la Ilustración.

Uno de los principales retos de los ilustrados era desvirtuar el origen divino del poder político. Por ello, aprovechando la notable
influencia de la filosofía de descartes que había puesto de moda la razón, los ilustrados hicieron un ataque racionalista al dogma,
que derivó en diferentes corrientes, unas más radicales que otras.

Feuerbach: el humanismo a cambio de la religión


La concepción religiosa cristiana, plantea en su mito de origen que dios creó al hombre a su imagen y semejanza; pues bien,
Feuerbach afirma que es el hombre quien ha creado a Dios.

Feuerbach determina en el hombre tres valores que constituyen su esencia: la inteligencia, la efectividad y la voluntad. La más
grande aspiración de los hombres es realizar al máximo esos valores, sus condiciones concretas de vida no se lo permiten;
entonces, el hombre empieza a buscar fuera de sí un ser exento de esas condiciones concretas – Dios – y proyecta en él sus
anhelos frustrados, entre los cuales se encuentra el de la infinitud puesto que, siendo inteligente, la efectividad y la volu ntad, las
características esenciales del ser humano, no tienen por qué desaparecer con su muerte.

En definitiva, según Feuerbach la religión no es verdadera porque no es más que la comparación del hombre con su esencia
considerando a ésta como algo externo a él mismo. ¿Cuál sería entonces la religión verdadera? Aquella que adore a la esencia
humana en su lucha por desarrollarse plenamente, en las condiciones concretas de existencia. Por lo anterior, la filosofía de
Feuerbach es un humanismo, ya que exalta la esencia humana por encima de Dios.

Marx: La religión: producto socioeconómico


Al igual que Feuerbach, Marx encuentra que Dios y la religión no tienen una existencia externa e independiente de los hombres
sino que proceden del hombre. Este filosofo plantea que la religión aliena la conciencia humana, es decir, priva al hombre de su
capacidad de reflexión sobre él mismo y sobre el mundo, y que, además, esta alienación es auto-impuesta. ¿Por qué ocurrió esto?

En su vida en sociedad el hombre está sometido a unas relaciones de explotación en su trabajo y de miseria en su vida, situación
que escapa a su control, ya que como individuo no puede hacer nada por resolverla; de ahí que desarrolle la religión como una
forma de protesta frente a las situaciones adversas de su vida: en el terreno de lo divino, el hombre ve retribuido su sufrimiento en
la tierra y compensados su pobreza, sufrimiento y humildad.
Sin embargo, para Marx esta protesta es infructuosa ya que distrae al hombre de las condiciones del mundo real y concreto en
donde están las causas de su sufrimiento. En efecto, a diferencia de Feuerbach, Marx considera que no basta con desvirtuar la
religión enalteciendo la esencia humana, sino que es preciso a tacar las condiciones sociales, económicas y políticas concret as
que generan su aparición. Razón por la cual el encuentra posible la existencia autónoma de algo que es originado en él y que es
producto de su conciencia, es explicada por Marx desde su economía política.

Freud: La naturaleza sociológica de la religión


Freud establece el origen de la religión con base en conjeturas antropológicas, pues basó su teoría en los estudios sobre las
sociedades “primitivas” disponibles en su época.

De acuerdo con esos estudios, la base de organizaciones social en las comunidades primitivas era la ley del más fuerte, por tanto,
en esas sociedades los muchachos dominantes acaparaban los privilegios, en especial el acceso a las mujeres. Al verse excluidos,
los demás hombres decidieron asesinar al macho dominante, pero al hacerlo se dieron cuenta de que no resolvieron el problema,
pues todos deseaban para sí los privilegios que él tenía y empezaron a pelearse por ellos.
En consecuencia aparece el sentimiento de culta por el crimen que cometieron y deciden prohibir la endogamia (matrimonio con
mujeres de la misma comunidad).

Para calmar su sentimiento de culpa, los hombres deciden adorar al hombre asesinado a quien desde entonces deciden reconocer
como el padre, bajo el cual todos están unidos como hermanos. De esta forma, el padre se convierte en el símbolo de la comunidad,
conocido como tótem. En conclusión, la conciencia de culpa, al sobre venir como adoración al tótem, se constituye en el origen de
la religión.

La muerte del padre deja desvalidos a los hombres, ya que si bien aquél los oprimía también los protegía; los hombres, como
infantes indefensos, sienten la necesidad de que su padre los proteja y dicha necesidad se transforma en la necesidad de
protección de los dioses. Así, los dioses y, en general, las ideas religiosas realizan las más imperiosas aspiraciones de los hombres:
el dominio de la naturaleza, el sentido de la vida y la muerte, y el consuelo frente a las angustias y privaciones que entrañ a la vida
en sociedad.

Nietzsche: Dios ha muerto


Gracias a los importantes avances científicos del siglo XIX – en particular la teoría de la evolución de Darwin – fue posible superar
la tendencia idealista dominante hasta entonces en la filosofía occidental.

El idealismo encadenaba al hombre a dos factores externos y superiores a él mismo: por un lado, la existencia de entes que
superan en extensión y perfección al hombre, a los que este debía seguir e imitar: la razón, la conciencia y la perfección di vina.
Por otro lado, el supuesto de que el hombre es un ser privilegiado puesto que en él se desarrollan, aunque de forma imperfecta,
dichos entes: la razón para conocer las verdades universales, la conciencia para actuar con responsabilidad ética y la fe para
poder conocer a Dios mediante la revelación.

El descubrimiento de Darwin puso en entre dicho los pilares del idealismo puesto que demostró que las especies no son el producto
de una decisión racional, sino el resultado accidental de la lucha de los seres vivos por sobre vivir, de manera que no se podría
pensar en especies privilegiadas o inmutables. El hombre, como un organismo más, sería un resultado del proceso evolutivo y,
por lo tanto, la razón, la conciencia, la verdad y la libertad ya no sería valores absolutos cimentados en ideales sino parte del
proceso de adaptación del hombre al medio en el que vive y, por tanto, valores vitales.

Igualmente importante en este proceso de desmonte del idealismo, fueron las teorías y descubrimientos de Marx, Freud y el mismo
Nietzsche. De esta forma, el desarrollo de la ciencia y la cultura en Occidente, dio muerte al idealismo y a Dios como su pilar
fundamental. Por ello, refiriéndose a la humanidad occidental, Nietzsche afirma en boca de uno de sus personajes: “lo hemos
matado (a Dios). Todos nosotros lo hemos matado”.

Tras la muerte de Dios se presentan ante el hombre dos caminos: o bien se abandona al desenfreno y la decadencia, o bien
abandona su vieja conciencia idealista y asume una conciencia creadora que busque los valores del hombre, ya no ideales sino
en la vida misma. En esta segunda opción la que defiende Nietzsche como salida al desasosiego causado por la muerte de Dios,
e implica el nacimiento del super-hombre quien será el autor de su propia vida, pues sólo obedece a su voluntad.

Nota:
Querido estudiante, tenga en cuenta que es necesario estudiar y apropiarse de este documento, del cual saldrán alrededor de 15
preguntas, dicho documento no estará en la evaluación, sólo algunos fragmento para conceptualizar la pregunta; las 5 preguntas
faltantes se tomaran de los dos periodos anteriores.

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