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Nombre de la asignatura: Corrientes de pensamiento

criminológico

Nombre del docente: Georgina Roldan Álvarez

Nombre del estudiante: Ximena Gonzalez Alarcon

Grupo: 209

Modalidad: A distancia

UNIDAD 3: “Corrientes sociológicas”


INTRODUCCIÓN
En esta presente investigación sobre el feminicidio, se abordará sobre las características
que se señala a la mujer, para que los hombres las consideren débiles; así como diferentes
definiciones sobre autores de la vulnerabilidad hacia la mujer.

DESARROLLO
RETOMANDO LO LEIDO EN LA REVISTA (ARTCULO)

Se menciona sobre una aproximación inicial al análisis de los feminicidios ocurridos durante
los últimos años en el Estado de México. Ciertamente, no es ésta la única entidad de la
república mexicana donde este tipo de incidentes va en aumento. En el conjunto del país, e
incluso a escala mundial, es posible observar un incremento de los feminicidios. Por eso,
para subrayar que la violencia asesina contra las mujeres está suscrita por su condición
genérica, algunos autores han preferido hablar de feminicidios, definiéndolos como
"crímenes perpetrados contra las mujeres por el simple hecho de serlo" (Russell, 2001), en
lugar de clasificarlos como homicidios dolosos. Sin embargo, este escenario no es algo
nuevo (Fregoso, 2006); a lo largo de la historia, las condiciones de dominación en las
relaciones de género han servido como telón de fondo para perpetrar actos de violencia
contra las mujeres (al igual que contra niños y ancianos). No obstante, en la actualidad, este
tipo de acontecimientos son resultado de los reacomodos originados por una mayor
participación femenina en espacios de poder que anteriormente eran exclusivamente
masculinos.

El feminicidio no se entiende como un hecho aislado y cerrado en sí mismo: debe ser


analizado en el contexto de los entramados sociales y en el proceso cada vez más profundo
de construcción de una subjetividad femenina (una construcción de sí). Dicha construcción,
como apunta (Touraine, 2006), irrumpe en las formas tradicionales a través de las cuales
hombres y mujeres se relacionan, y funciona como un detonador que explicaría en gran
parte el incremento de la violencia contra las mujeres. De esta forma, los feminicidios, y la
violencia que los acompaña, no son sólo la expresión de una crisis (social, económica o de
valores) sino una respuesta al proceso de construcción de las mujeres como sujetos.
Dar muerte a una mujer precisamente por su condición de mujer es una manera de negar
su subjetividad, al mismo tiempo que un mecanismo de afirmación de la subjetividad
masculina. Así, el feminicidio es la expresión última de la violencia. Nunca es gratuito y
remite a significaciones para quien lo lleva a cabo, para la víctima y para quienes se
encuentran ligados a ella. En un sentido más directo, como apuntan (Caputi y Rusell, 2006),
existirá feminicidio en tanto se presenten figuras de terrorismo que resulten en muerte,
concretadas en una gran cantidad de formas de abuso verbal y físico.

El feminicidio no se entiende fuera de su contexto histórico. En la actualidad pareciera


expresar la necesidad de eliminar la capacidad de las mujeres de convertirse en sujetos. De
esta forma, el feminicidio pretende más bien lo imposible: restaurar los resquebrajados
valores y normas que sustentan las relaciones entre las mujeres y los hombres. Siguiendo
los trabajos de (Leyton, 2005), el presente texto considera que, en el caso de la violencia
asesina contra las mujeres, la posesión sexual no es lo más importante; ésta no es más que
un dividendo o un extra. El objetivo del feminicidio es cuestionar el orden social emergente
que anuncia el continuo declive de la tradicional posición de dominio y poder de los
hombres frente a las mujeres.

No obstante, los feminicidios, al menos no se presentan en todos los sectores sociales. La


probabilidad que tiene una mujer de encontrar la muerte por su condición de género no
está distribuida de la misma manera en la estructura social. Efectivamente, como se
mostrará en el desarrollo de este trabajo, la mayoría de los feminicidios en el Estado de
México, se encuentran de forma diferencial en función de ciertos contextos sociales: las
mujeres que viven en condiciones enmarcadas por la marginación, la pobreza y la exclusión
educativa tienen mayores probabilidades de morir asesinadas por su condición de género
que las mujeres en condiciones de vida más favorables. Al menos en el Estado de México,
esto representa una diferencia entre la violencia de género y el feminicidio: mientras que
la primera atraviesa el conjunto de la sociedad, la segunda se localiza en los sectores
sociales ubicados en la base de la estructura social. Más aún, en las mujeres de entre 15 y
30 años se incrementa sensiblemente el riesgo de ser víctima de este tipo de homicidio. De
igual forma, como se mostrará en algunos casos, la construcción de una cierta subjetividad
femenina (independencia, autonomía, capacidad de decisión) se establece como un
detonante particular para el feminicidio. Por ello, resulta relevante analizar este tipo de
fenómeno en tanto la violencia contra las mujeres refleja las condiciones de transformación
social de la sociedad mexicana.

Para tener una visión más clara expondré una noticia periodística.

NOTA PERIODISTICA SOBRE UN FEMINICIDIO

Efrén “N”, alias “El Charro”, irrumpió en el domicilio de la joven para asesinarla y
posteriormente huir.

Familiares y colectivas feministas mantienen una manifestación en las inmediaciones de los


juzgados de Almoloya de Juárez, en donde se lleva a cabo la audiencia de Efrén "N",
presunto feminicida de Karla Isela, joven egresada de la Universidad Autónoma del Estado
de México (UAEMex), que fue asesinada el pasado 8 de noviembre de 2020, en Toluca; con
pintas y altavoces exigen que el hombre sea sentenciado con prisión vitalicia.

De acuerdo con la carpeta de investigación, aquel día por la madrugada Efrén “N”, alias “El
Charro”, irrumpió en el domicilio de la colonia Jardines de Guadalupe para asesinar a la
joven egresada de la Facultad de Ciencias de la Conducta (FaCiCo) y posteriormente huyó
del sitio.

“Este individuo habría brincado la azotea de la vivienda de la víctima para ingresar,


someterla, golpearla y atacarla con un arma punzocortante, lo cual provocó la muerte de la
joven”, detallaron en la investigación.

En diciembre de 2020 policías de investigación detuvieron al probable feminicida en las


inmediaciones de la Central de Abasto de Toluca para después ingresarlo al Centro
Penitenciario y de Reinserción Social de Santiaguito, en Almoloya de Juárez, en donde la
autoridad judicial determinó vincularlo a proceso.

Hoy mientras que se lleva a cabo una audiencia, familiares y colectivas feministas realizan
una manifestación para exigir que dicho hombre sea sentenciado a prisión vitalicia, por lo
que han realizado pintas en la fachada y acceso del juzgado para que el crimen no quede
impune y el presunto responsable reciba la pena más alta.

PREGUNTAS RELACIONADAS AL TEMA

• ¿Cómo los contextos sociales influyen en la vulnerabilidad de las mujeres?

R= Hay contextos sociales que incrementan la vulnerabilidad frente a la violencia. Según


(Kliksberg, 2003), a pesar de las largas luchas por la equidad de género, todavía las mujeres
constituyen un grupo vulnerable, expuesto en mayor medida que los varones a verse
afectadas por problemas sociales como la pobreza, la desigualdad y la exclusión; así como
por la violencia intrafamiliar, con frecuencia aunada a los estereotipos patriarcales. Según
(Quintal y Vera, 2004), quienes agregan que esta situación es acumulativa, y va “en función
de la edad, la clase social, el nivel educativo y la etnia a la que se pertenece, entre otros
factores”. Por si la situación no fuera menor, con esto las mujeres quedan en indefensión
para asumir el control sobre su salud sexual y reproductiva.

• ¿Qué estrategias se pueden proponer para mejorar estos contextos tomando en


cuenta la cultura para corregir esto?

R= Para la mejora en la vulnerabilidad que padece el género femenino, (Larrubia y Navarro


Rodríguez, 2006), expresan que los procesos de marginación suelen ser reforzados por
situaciones de carencia o pobreza económica, explican que la exclusión social puede tomar
forma en cualquiera de los ámbitos vitales básicos de las personas, “con una gran variedad
y gravedad de las situaciones que desencadena o sostiene”, por lo que para estudiarla y
atenderla se requiere una perspectiva multidimensional: “lo económico, lo laboral, lo
formativo, lo sociosanitario, lo residencial, lo relacional, y el ámbito de la ciudadanía y la
participación”. Así como programas, estrategias, inserción laboral, entre otros.

ARGUMENTACIÓN BASADA EN EL CRITERIO

Inicialmente, la violencia contra las mujeres y los feminicidios se entienden como la


articulación de tres procesos de recomposición. El primero se encuentra anclado al
fenómeno de las condiciones de vida (en particular de los espacios urbanos) que ha
propiciado la expansión de una economía femenina de supervivencia (Sassen, 2003),
caracterizada por la precariedad de los salarios y la casi nula existencia de protecciones
sociales. Por ejemplo, como se menciona en la teoría de los fines y medios, según (Bronislaw
Malinowski, 1884), que se concentraba en observar estructuras desarticuladas en la
sociedad que debilita la eficacia de las leyes y que lo denomina “ausencia de leyes”.

En segundo lugar, se observa una transformación del ejercicio de la sexualidad femenina


derivada del incremento de la capacidad de decisión de las mujeres sobre su vida, y en
particular sobre su cuerpo. Es posible dar cuenta de un desplazamiento de la centralidad
del hombre como referente de estabilidad económica y emocional, que desemboca en una
crisis de los esquemas de género.

La definición más conocida del término feminicidio fue propuesta por (Russell, 2006), quien
la considera como "el asesinato de mujeres a manos de hombres debido a que son
mujeres". Esta aportación trascendió el aspecto teórico y logró constituirse como una
acción afirmativa a favor del colectivo femenino, ya que al nombrar así estos asesinatos es
más fácil reconocerlos y ubicarlos en el terreno de la política sexual, y rechazar la idea
popular de que se trata de un asunto privado o de cuestiones patológicas excepcionales, o
de ambas cosas al mismo tiempo.

La decisión que toma cada mujer sobre sus prioridades, ejemplo, el cuidado de los hijos, la
pareja y el trabajo; se ejerce cada vez menos apelando a un deber ser femenina basado en
un principio moral superior, y más bien se sustenta en la búsqueda del significado de cada
decisión en el plano de las actuales reconfiguraciones sociales; más aún, a partir de la idea
que tiene de la producción de sí misma. De esta forma, la mujer vive un proceso de violencia
en su forma de vida. Ya que de alguna manera la violencia y el feminicidio están vinculados
entre sí; ya que son el resultado de una masculinidad trastocada por la constante
consolidación del trabajo de las mujeres sobre sí mismas.

La violencia feminicida se refiere a la violencia extrema, que incluye los asesinatos de


mujeres o los intentos de hacerlo. Por lo tanto, transitar del uso del término femicidio, como
un acto aislado que corta el ejercicio de derechos de las mujeres y las priva de la vida, hacia
la utilización de "violencia feminicida", que debe entenderse como la forma extrema de
violencia hacia las mujeres y que puede terminar con su muerte, aunque no
necesariamente. Esto justifica seguir con la construcción teórica del concepto y de los
mecanismos metodológicos para adentrarse en su estudio, considerando la construcción
de poder que subyacen a las relaciones de género, y que sustentan la constante violación
de los derechos de las mujeres y la infravaloración de sus vidas.

En las investigaciones que se menciona que en gran parte se encontró que casi la totalidad
de las mujeres asesinadas se encontraba en la economía informal, desempeñándose como
meseras, empleadas domésticas, cocineras en pequeños establecimientos o empleadas en
tiendas de autoservicio. Otras más eran amas de casa, labor que intercalaban con
actividades en el pequeño comercio establecido o en el comercio informal; y en otros casos,
aunque eran las menos, se desempeñaban como obreras; el resto laboraba a tiempo parcial,
trabajadora sexual, así como empleada en bares y cantinas. Por ejemplo, como se menciona
en la teoría de la asociación diferencial. Según (Edwin Sutherland, 1883), el observar que el
factor de la pobreza y el delito no es del todo determinante para explicar el fenómeno de
la delincuencia.

Como apunta (Levi, 1989), la violencia asesina es una forma en que el victimario niega la
subjetividad de su víctima. De alguna forma, en el caso de los feminicidios, esto muestra
que en la acción donde un hombre mata a una mujer se niega algo de ella y se afirma algo
de él. Si esto es cierto, conviene entonces analizar qué se está negando y qué se está
afirmando en cada feminicidio, sobre todo al hacer del cuerpo de la mujer un objeto de ira
y rencor. La mayoría de los feminicidios y sus responsables existen en un entorno marcado
por distintos tipos de marginación, lo cual quizá sugiera una "protesta subpolítica y personal
de carácter conservador" (Leyton, 2005) que trata de mostrar el desacuerdo frente a la
construcción de las mujeres como sujetos. Una especie de rebelión contra un orden social
que los ha despojado no sólo de la capacidad de ser proveedores, autoridad, cabeza de
familia, sino del dominio frente a las mujeres. Con su actuación, el victimario deja bien claro
el tipo de relaciones del que se le ha despojado y pone en primer plano su venganza contra
el orden establecido. Ello se refuerza si se considera, aunque sea como hipótesis, que la
mayoría de los victimarios fueron criados en un contexto donde el uso de la violencia se
legitima como parte del "ser masculino".

Como apunta (Zermeño, 2006), la mayoría de las mujeres asesinadas son jóvenes de entre
13 y 20 años, morenas y pobres; algunas de ellas fueron violadas, estranguladas, mutiladas
e incineradas. La búsqueda de una causa se ha atribuido hacia los hechos de un grupo de
delincuentes que funciona de manera coordinada o con sus propios medios (según lo que
tengo entendido). El asesinato de mujeres (en la mayor parte del país) responde al cambio
sustancial en las formas de construcción como sujetos de las mujeres, situado en un
escenario de crisis social generalizada que propicia en casi todas partes un "machismo”.
Esto lleva a concluir, como el propio (Zermeño, 2006) argumenta, que el asunto del
incremento de los homicidios dolosos a mujeres o feminicidios es una enfermedad social y
no sólo criminalística: la muerte de las mujeres representaría la negación de su subjetividad
con el sentido de afirmar una subjetividad deteriorada.

En conclusión, los elementos presentados en este trabajo son algunas definiciones sobre la
discusión en torno a la violencia feminicida, y que hacerle frente al fenómeno como un
problema de estudio genera más dudas y elementos para continuar construyendo, desde la
voz de quienes lo enfrentan. Es importante la dificultad para abordar la violencia feminicida;
la complejidad con que se presentan las violencias, de manera interrelacionada, en la vida
cotidiana de las mujeres que en ocasiones hasta impide reconocerla.
REFERENCIAS
Arteaga Botello, Nelson, Valdés Figueroa, Jimena. (2010). Contextos socioculturales de los
feminicidios en el Estado de México: nuevas subjetividades femeninas. México. Consultado
en https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32116013001
Nelson Arteaga Botello y Jimena Valdés Figueroa. (20109. Contextos socioculturales de los
feminicidios en el Estado de México: nuevas subjetividades femeninas. México. Consultado
en https://www.jstor.org/stable/25677030
Arteaga Botello Nelson; Valdés Figueroa Jimena. (2010). Contextos socioculturales de los
feminicidios en el Estado de México: nuevas subjetividades femeninas. México. Consultado
en https://ri.uaemex.mx/handle/20.500.11799/38969
Abadiel Martínez. (2022). Familiares y colectivos exigen prisión vitalicia para el presunto
feminicida de Karla Isela. México. Consultado en https://www.milenio.com/policia/karla-
isela-mujeres-piden-prision-vitalicia-feminicidio
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19. México. Consultado en https://www.eleconomista.com.mx/politica/Las-mujeres-son-
muy-vulnerables-ante-la-emergencia-del-Covid-19-20200322-0004.html
Arteaga Botello Nelson. (2006). En busca de la legitimidad: violencia y populismo punitivo
en México 1990–2000. México. Consultado en
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3211860

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