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Frontera Norte

ISSN: 0187-7372
revista@colef.mx
El Colegio de la Frontera Norte, A.C.
México

MONÁRREZ FRAGOSO, Julia


Sed de mal. Feminicidio, jóvenes y exclusión social , José Manuel Valenzuela Arce, México, El
Colegio de la Frontera Norte/ Universidad Autónoma de Nuevo León, 2012, 262 pp.
Frontera Norte, vol. 27, núm. 53, enero-junio, 2015, pp. 217-220
El Colegio de la Frontera Norte, A.C.
Tijuana, México

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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA / BOOK REVIEW

Sed de mal. Feminicidio, jóvenes y exclusión social, José Manuel


Valenzuela Arce, México, El Colegio de la Frontera Norte/
Universidad Autónoma de Nuevo León, 2012, 262 pp.

Julia MONÁRREZ FRAGOSO


El Colegio de la Frontera Norte
juliam@colef.mx

Sed de mal. Feminicidio, jóvenes y exclu­­ co y humanista” (p. 15) que lo hace
sión social recoge las preocupa­­­cio­nes ref  lexionar sobre estos temas. En ese
académicas transitadas por José Manuel tenor, se sitúa en la interrogante huma-
Valenzuela: la frontera, las juven­­tu­­­des, nista de Tzvetan Todorov (2000:33):
la precariedad de la vida y el miedo; sin ¿para qué puede servir y con qué f in?
embargo, en estas proble­máticas so­­­­cia­­ Con su trabajo y frente a la sed de mal,
les, el autor hace una parada en su tra- Valenzuela contrapone la humedad de
yecto y se centra –si no exclusivamen- la justicia con el ánimo de apagarla,
te, sí específ icamente– en dos temas no sólo en la frontera norte de México
actuales: el feminicidio juarense y el sino en otras partes del territorio na-
juvenicidio –por qué no decirlo tam- cional que atestiguan la exclusión
bién– mayoritariamente jua­­­rense. Su so­cial y la precariedad de la vida de
estudio lo enmarca dentro del “orden grandes segmentos de una población
capitalista patriarcal, el narcomundo y des­nacionalizada y desciudadanizada.
la adulteración del Estado” (p. 15). Este Acompañan el análisis teórico de
último término es un aporte principal estos temas: Zygmunt Bauman, Gior­­
y una categoría conceptual desarrollada gio Agamben, Judith Butler, Dian­na
por Valenzuela, la cual nos ofrece para E. H. Russell, Jill Radford, Jün­ger
explicarnos el porqué de las atrocidades Habbermas, Pierre Bour­dieu, Ma­­­­­­nuel
y las impunidades que se expresan en Castells, Antonio Gramsci, Celia Amo­­­
los cuerpos lacerados de las víctimas rós, Vania Salles, Kathleen Gough,
del feminicidio y el juvenicidio y las Levi Strauss, Michel Fou­ cault, Rita
juventudes excluidas. Segato, Rosa Linda Fregoso, Julia Mo­
Manuel Valenzuela nos comunica nárrez y Cynthia Bejarano, entre otros
el “imperativo académico, político, éti­ y otras. Sed de mal nos recuerda que no
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218 FRONTERA NORTE, VOL. 27, NÚM. 53, ENERO-JUNIO DE 2015

se puede construir el futuro sin recor- visto, aseguran la responsabilidad de


dar el pasado. No se puede olvidar la los perpetradores y, al mismo tiempo,
memoria histórica. No se puede arrojar facilitan que los mecanismos legales
un manto de olvido al pasado. El dato del Estado funcionen y otorguen jus-
histórico de este texto nos sitúa y ayu- ticia (Ni Aolin, 2000); sin embargo, el
da a comprender, en una centuria, las juvenicidio está en busca y requiere de
grandes desventajas –sobre todo para una conceptualización y de la actividad
las poblaciones fronterizas– de la rela- teórica de la academia que nos permita
ción México-Estados Unidos. Asiste a establecer una def inición crítica en el
los temas la evidencia empírica del da­ mismo sentido que lo hace el feminici-
to duro que aporta el autor para sus- dio. Esta ausencia es una limitante en
tentar las diferentes tesis que propone. la obra de Valenzuela. Por lo pron­to,
El minucioso análisis de las bases de el juvenicidio nos permite entender
datos nacionales que ha hecho Valen­ por qué algunos hombres jóvenes son
zuela nos aporta la cifra elocuente y es convertidos en sujetos matables, en su-
un trabajo que ahorra tiempo a lecto- jetos desechables que cualquiera puede
ras/es especializadas/os en los temas y a matar, ya que su muerte, de acuerdo
personas interesadas en la lectura de con Giorgio Agamben, no tiene con-
esta obra. secuencias jurídicas porque ni siquiera
se mencionan como homicidio. Se les
llama ejecuciones. He ahí la importan-
FEMINICIDIO Y JUVENICIDIO
cia de llamarlos juvenicidio.
El autor es muy claro al presentarnos El discurso institucional valida su
la génesis del concepto feminicidio y muerte y establece un distanciamien-
a las académicas que han ampliado su to entre las víctimas y la sociedad; es
conceptualización en América Latina, quien hace la representación de las
para analizar realidades y contextos víc­timas del feminicidio y juvenicidio
di­ferentes. En este sentido, el feminis- a través del nexo entre el sistema sexo-
mo, como aparato teórico, le permite género y las desigualdades sociales. La
nombrar las discriminaciones y vio- construcción discursiva de las víctimas
lencias que sufren las mujeres desde lo las/os expone como hombres y muje-
que se llaman las def iniciones críticas. res carentes de identidad, de valor y
Estas def  iniciones conceptualizan el sin jerarquía social. Si su vida no valió
daño que ha sufrido la víctima, posi- la pena ser vivida, su muerte tampo-
bilitan que ésta se identif ique con el co merece ser llorada (Butler, 2006).
concepto que la academia le ha pro- Desigualdad social en la vida, desigual-
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA / BOOK REVIEW 219

dad social en la muerte, desigualdad el Estado, quien debe asegurar condi-


social en la justicia. ciones viables de vida. Por el contrario
desde el proyecto nacional dominan­
te se impulsan políticas opuestas a las
ESTADO ADULTERADO grandes mayorías del país (p. 180).

Una sociedad con un desarrollo desi­ Ejemplos de estos quehaceres polí-


gual, tal como la presenta este libro, no ticos, por acción u omisión, rebasan la
ofrece las posibilidades para una vida reseña de este libro; sin embargo, no
en libertad y digna de ser vivida, y pro- hay que olvidar la posibilidad de que
picia la existencia de una estructura de uno de los probables proyectos hege-
exclusión social para grandes mayorías mónicos de la modernidad continúa
de la población mexicana. Ma­nuel Va­ siendo “el Estado”, y que a la par, los
len­zuela expone: proyectos hegemónicos de éste se cons-
tituyen a través de la violencia de gé-
El escenario señalado obliga a cambiar
la perspectiva. Es cierto que la respon-
nero para mujeres y hombres y las co-
sabilidad de un crimen corresponde munidades en las cuales viven (Nayak
al asesino y sus cómplices, pero no y Suchland, 2006:470).
podemos entender la persistente im-
punidad del feminicidio, juvenicidio
LA JUSTICIA
o el asesinato de migrantes sin reco-
nocer la adulteración en la acción del Aspirar a la justicia pasa por la cultura
gobierno y la incapacidad de las ins- de la no violencia estructural y tam-
tituciones estatales (p. 178) [cursivas
bién por la cultura de la no violencia
de la autora].
contra la mujer y contra los hombres;
En este contexto germina la pro- sin embargo, las demandas de los dere­
puesta de Valenzuela de clasif icar al chos humanos internacionales se des­­
Estado mexicano y apunta hacia la si- vanecen ante la desarticulación de un
guiente def inición: Estado que no otorga justicia. Por eso
no debe sorprendernos cuando –ya sea
El Estado adulterado alude a la co- en conversaciones con familiares de
rrupción o perversión de las funcio- víc­­­timas o en las declaraciones de estas
nes centrales que deberían resguardar familias a los medios de comunicación
marcos institucionales que garanticen nacionales– expresan que ante la in-
justicia, seguridad y viabilidad de los
procesos democráticos en los cuales justicia terrena sólo esperan la justicia
los ciudadanos ejercen un conjunto de divina, la justicia de Dios. Al respecto,
derechos y obligaciones regulados por Amelia Valcárcel (2010:42) señala:
220 FRONTERA NORTE, VOL. 27, NÚM. 53, ENERO-JUNIO DE 2015

La justicia humana realiza un castigo Y es precisamente la preocupación


que, por brutal que sea, tiene término. por las víctimas, la justicia terrena, y la
Pero la divinidad tiene de par­ticular,
formación de un Estado rector de la se-
como juez, que es tal que el reo no
conoce la extensión de su castigo, ni guridad ciudadana, el inicio y el f in de
tampoco cuándo tendrá su término, Sed de mal. Feminicidio, jóvenes y exclu-
esto es, cuándo se dará por satisfecha sión social, de José Manuel Valenzue­la
la potencia que lo hiere, cuándo le Arce.
dará f in.

REFERENCIAS
BUTLER, Judith, 2006, Precarious Life, Nueva York, Verso.
NI AOLIN, Fionnuala, 2000, “Sex-based Violence and the Holocaust-a Reevaluation
of Harms and Rights in the International Law”, Yale Journal of Law and
Feminism, vol. 12, núm. 43, pp. 43-84.
NAYAK, M. y Jennifer SUCHLAND, 2006, “Gender Violence and Hegemonic
Projects”, International Feminist Journal of Politics, vol. 8, núm. 4, pp. 467-485.
TODOROV, Tzvetan, 2000, Los abusos de la memoria, trad.: Miguel Salazar, Bar­
celona, Paidós.
VALCÁRCEL, Amelia, 2010, La memoria y el perdón, Barcelona, Herder Editorial.

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