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RESUMEN
El presente estudio busca caracterizar y analizar los asesinatos ocurridos por razón de
género en el estado de Puebla, México por un periodo de cinco años. Los hallazgos de la
investigación revelan una relación entre la ocupación del espacio púbico por las mujeres,
principalmente la capacidad de decidir sobre sí mismas y la violencia feminicida como una
medida disciplinaria con el objetivo de resguardar y mantener el orden patriarcal.
Específicamente en la región prevalece el feminicidio íntimo, por tanto su
problematización se asocia con la crisis de la hegemonía masculina y la violencia.
INTRODUCCIÓN
Más que una nueva forma de violencia, los asesinatos de mujeres por razón de género son
la manifestación más extrema de las formas de violencia que se ejerce contra las mujeres.
Tales asesinatos no son incidentes aislados ni surgen de manera espontánea, son el
resultado de una violencia sistemática y continua. La muerte es el caso más extremo o
evidente de la violencia, pero muchas mujeres pueden permanecer en una situación de
violencia durante muchos años antes de morir, incluso el acto específico de su muerte no
necesariamente tiene que ser violento para considerarse expresión de la violencia
feminicida.
El mismo Organismo señala la violencia como un problema de salud pública, por su parte,
los estudios desde la perspectiva de género, indican que éste es un problema estructural que
tiene su origen en la inequidad: mientras las mujeres tengan un acceso discriminatorio a los
recursos tanto materiales como simbólicos, difícilmente dejarán de ser blanco fácil de la
violencia. Si bien,
La violencia es una conducta humana (acto u omisión) con la que se pretende someter y controlar
los actos de otra persona, como consecuencia de ello se ocasiona un daño o lesión y se transgrede
un derecho. Se produce siempre en un esquema de poderes desiguales, donde hay un arriba y un
abajo que pueden ser reales o simbólicos (Torres, 2005)
La violencia, nos dice Osborne es el modo en que se establecen las relaciones de género en
un orden patriarcal, el cual define como “un sistema de organización social en el que los
puestos clave de poder –político, económico, religioso y militar- se encuentran, exclusiva o
mayoritariamente en manos de varones (Osborne, 2009). La violencia de género contra las
mujeres se caracteriza por ser una práctica histórica, expresión de la discriminación de
género y de las relaciones asimétricas de poder entre hombres y mujeres (Torres, 2001)
opera como
un mecanismo de control, sujeción, opresión, castigo y agresión dañina que a su vez genera
poder para los hombres y sus instituciones formales e informales… la opresión de las mujeres
sería inexplicable sin la violencia, por eso desde la perspectiva feminista se considera estructural
a la organización patriarcal del mundo ya que permite la cosificación sexual, soporte de la
expropiación de las mujeres de su condición humana y por tanto de su condición de sujeta
(Lagarde, 2006).
Por tanto la violencia de género contra las mujeres no es un asunto de tipo natural o normal,
es un fenómeno estructural que se construye histórica y socialmente, entonces resulta
posible y deseable prevenir el asesinato de mujeres por razón de género.
En este análisis, nos sumamos a la hipótesis (Russell y Radford, 2005; Incháustegui, 2014;
Segato, 2014) la cual señala que a la trasgresión del rol “histórico y natural” de las mujeres
se responde con violencia, así el feminicidio es la expresión más definitiva. Por tanto la
violencia feminicida, es una estrategia de reproducción del sistema y funge como
mecanismo de control y dominación, tiene la finalidad de contener, censurar, disciplinar y
controlar a las mujeres, buscando a través de la violencia sexual y el asesinato la restitución
del orden patriarcal (Segato, 2014).
FEMINICIDIO COMO MENSAJE SOCIAL
La violencia contra las mujeres es un fenómeno tan antiguo y arraigado en nuestra cultura
que se ha normalizado e invisibilizado y es por ello que ahora enfrentamos un problema de
gran envergadura, pues su tolerancia, su invisibilzación y naturalización tienen raíces
históricas y culturales muy profundas. Sin embargo la violencia cobra nuevas formas, en el
exceso de crueldad, más letal, más sádico, la tortura hasta la muerte. No son daños
colaterales, los cuerpos de las mujeres han adquirido una centralidad en la estrategia bélica.
Las marcas de odio inscrito en los cuerpos de las mujeres constituyen en sí mismos un
mensaje, el asesinato de una mujer tiene un mensaje no sólo para la víctima y sus
familiares, sino para el resto de mujeres de todas edades y condiciones, el mensaje es claro:
de quien y a quién pertenece el mundo. Cuando el cuerpo es encontrado en un espacio
público el mensaje es social.
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Preocupa a expertas de la ONU rezago en materia de derechos humanos de las mujeres e igualdad
El comportamiento del feminicidio en el país no es homogéneo, hay espacios geográficos
en que se han identificado como graves, tal es el caso de, Estado de México, Chihuahua,
Distrito federal, Guerrero, Baja California, Jalisco, Michoacán y Veracruz (CONAVIM,
2013). Uno de los objetivos de la presente reflexión es develar la situación de violencia que
viven las mujeres en un espacio geográfico que no está caracterizado por el enfrentamiento
armado como en otras entidades como lo son Chihuahua, Michoacán, Sonora, Tamaulipas.
la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus
derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas
misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio
y otras formas de muerte violentas de mujeres (Artículo 21, LGAMVLV)
De los 198 feminicidios que componen la muestra proporcionada por el OVSG, en el 21%
de los cuerpos la identidad de la víctima se desconoce, el cuerpo no fue identificado por las
autoridades, por tanto la información de esos casos es escasa.
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Nota aclaratoria del Observatorio de Violencia Social y de Género de la Ciudad. de Puebla
Dado que la fuente de información del OVSG es la nota periodística existe un gran vacío de
información, por ejemplo en cuando forma de muerte en el 41% de los casos no se
especifica, el dato más alto en el registro es el uso de los golpes (19%), asfixia 16%, herida
punzocortante 15%, y herida de bala representa una de las más bajas con el 8%, a diferencia
de otras entidades donde prevalecen los asesinatos por impacto de bala en Puebla el uso de
la fuerza física (uso únicamente de la fuerza del sujeto agresor) y un objeto (tubo, machete,
martillo, cuerda, sabana) suman 38%, mientras que la suma del uso de arma (arma
punzocortante o de fuego) apuntan un 36%.
El 66% de los cuerpos fueron halados en el espacio públicos (barranca, río, terreno, basurero,
automóvil o negocio), mientras el 32% se encontraron en un espacio privado, generalmente el hogar
de la víctima. Del total de los cuerpos el 52% fue encontrado al descubierto, mientras el 19% fue
ocultado en cisterna, dentro de una maleta, cobijas o bolsas, el 11% se encontró en estado de
putrefacción y el 15% no se especifica.
Del total, el porcentaje de presuntos homicidas que eran conocidos de la víctima suma 42%,
de éste el 63% era pareja de la víctima: novio (20%), concubino y esposo (43%), mientras el
dato de ex- pareja alude al ex -esposo (4%) y ex -novio (5%). El familiar asciende a un 19% y
contempla: padre, hermano, primo, padrastro, parta completar el conocido suma un 56% y refiere a
amigos, vecinos o conocidos.
FEMINICIDIO ÍNTIMO
Es relevante que en el 42% de los casos, los asesinatos fueron perpetrados por hombres
muy cercanos a la víctima con quien mantenía o mantuvo una relación familiar, intima o de
convivencia, a este tipo de asesinatos se le denomina feminicidio íntimo, dado los vínculos
establecidos entre víctima y victimario. Siguiendo a Julia Monárrez, el feminicidio íntimo
es una de las “categorías más importantes, pues con esta definición se rompe con las
definiciones de crímenes pasionales, donde se esconde el uso intencional de la fuerza por
parte de los hombres, agravado por su condición de relación íntima con la víctima.”
(Monárrez, 2006). Las víctimas pueden ser asesinadas por motivos de:
#13, Mujer de24 años. Su cuerpo se halló en su casa, golpeada y con un balazo de escopeta, “porque
supuestamente tenía una amante” (El Sol, 2013)
#02, Mujer de 31 años. Se encontró apuñalada en una barranca, “se encontraron anónimos
amenazándola, reclamos por infidelidades” (El Sol, 2011)
#34, Mujer de 32 años. Se encontró en su casa, golpeada y asfixiada con un cable. "A manos de su
esposo, muere una mujer de 32 años, cuando éste la descubrió con su amante. La policía lo detuvo
antes de atentar contra sus dos hijos, hirió a la niña con un cuter.” (El Sol. 2012).
#23, Mujer de 26 años. Ultimada por dos puñaladas en el abdomen y posterior atropellamiento,
"Mata a su expareja… se habían separado hace 6 meses por maltrato” (El Sol, 2013).
#41, Mujer de 17 años. Asesinada por un amigo que la pretendía “quien le habría dado muerte
porque no aceptó ser su novia” (El Sol, 2014). Su cuerpo fue hallado en un paraje apuñalado y
semicalcinado.
#11, Mujer 29 años. Ultimada con un golpe en la cabeza y con signos de violencia sexual, fue
hallada un terreno baldío "el homicida confeso y expuso su motivo; la mujer había pedido
terminar el noviazgo porque había conocido a otro hombre. (El Sol, 2012)
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Realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), La cual busca recoger
información sobre la violencia que las mujeres viven en distintos espacios, pero que son ejercidos por parte
de su pareja o algún otro familiar, o bien, por desconocidos en el caso de la violencia en lugares
Puebla que han padecido violencia extrema a lo largo de su relación ha aumentado, en 2005
Puebla registra el 25.9%, es decir .5% por debajo del promedio nacional (26.4%), sin
embargo para el 2011 aumenta un 3.7% respecto a la media nacional (16.2%), así entidad
poblana reporta que el 19.9% de las mujeres mayores de 15 años casadas o unidas han
experimentado simultáneamente tres tipos de violencia a lo largo de su relación.
El caso #7 del 2010 brinda un ejemplo, mujer de 47 años casada recibió gritos y fue
amenazada de muerte en su centro de trabajo frente a muchos testigos por parte de su
esposo, según la nota del 9 de marzo del Sol de Puebla la posibilidad de separación
propicio el feminicidio por parte de su marido. Fue encontrada en su hogar con una herida
punzocortante mortal en el pecho, sin embargo el esposo trató de aparentarlo como suicido
(El Sol de Puebla, 09/03/2010). En este caso encontramos dos cosas, de un lado
antecedentes de violencia y la pretensión de hacer pasar por un suicidio lo que fue un
feminicidio.
El trabajo continúa siendo un factor de integración social pero su primacía como factor de
articulación de la subjetividad y como espacio de construcción de un colectivo social se encuentra
en crisis, y con ella el patriarcado y las formas de la dominación masculina. Los procesos de
redefinición de la subjetividad en las sociedades contemporáneas, marcada por cambios
comunitarios. Así mismo se busca conocer si los hechos de violencia sufridos fueron denunciados o no. Los
datos fueron obtenidos de la propia voz de mujeres de 15 años o más.
estructúrales que devienen de procesos de acumulación repercutiendo sobre las prácticas y discursos
de hombres y mujeres cuyas identidades se habían constituido desde el mundo laboral.
En su artículo “Sociología y política del feminicidio; algunas claves interpretativas a partir de caso
mexicano”, Teresa Incháustegui, brinda elementos claves para comprender la transformación de la
sociedad mexicana. La apropiación de la sexualidad y la capacidad de reproducción a través del uso
de métodos anticonceptivos, pasando del uso del 12% en los años setentas al 75% en los noventas.
La extensión en la escolaridad pasando de 3.5 años como promedio en los setentas al 7.8 en el año
2000 y por consecuencia la presencia cada vez mayor el mercado del trabajo, un espacio
considerado masculino. El aumento de la jefatura femenina representaba en los años ochenta el 18y
21 %, para el 2000 paso a representar entre el 44 y 51%. (Incháustegui, 2014).
CONCLUSION
El crecimiento de la jefatura femenina representa, uno de los cambios más relevantes, no sólo por su
magnitud sino por la carga cultural y simbólica que representa el hecho, considerando las
concepciones que prevalecen sobre el arquetipo de familia patriarcal (López, 2007). La
transformación en las formas de vida de las mujeres, sus cuerpos, sus formas de vestir, de pensar, la
manera de concebir y vivir las prácticas amorosas y sexuales, la apropiación del espacio público y
de la noche, modificó radicalmente sus prácticas y discursos, pero también la configuración de la
identidad masculina.
BIBLIOGRAFÍA
Asociadas por lo Justo y La Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel. (2012). De sobre
vivientes a defensoras: mujeres que enfrentan la violencia en México, Honduras y
Guatemala. Boletín de prensa: Preocupa a expertas de la ONU rezago en materia de
derechos humanos de las mujeres e igualdad. México 13 de junio de 2014. Consultado el
18/06/2014. Disponible en: http://es.scribd.com/doc/229790805/13-Junio-Ciudadanas-
CEDAW-boletin
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http://www.conavim.gob.mx/work/models/CONAVIM/Resource/103/1/images/1Presentaci
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Lagarde, M. (2004). Por la vida y la libertad de las mujeres. Fin al feminicidio. Consultado
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http://www.cimacnoticias.com.mx/especiales/comision/diavlagarde.htm