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LUCES DE BOHEMIA

Ramón María del Valle-Inclán


INTRODUCCIÓN

Figura señera de las letras españolas de entre siglos y del siglo XX,
Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) cultivó todos los géneros
-novela, teatro, poesía, ensayo...- y en todos dejó la huella de su
genio innovador. Dentro del ámbito escénico, una de sus
principales aportaciones fue la creación del "esperpento". Luces de
Bohemia es obra de madurez, en este singular retrato de la
bohemia canalla y genial de principios de siglo XX en las grandes
ciudades europeas, Valle-Inclán vertió asimismo a su manera,
caracterizada por la acidez, el sarcasmo y la presencia de lo
grotesco, su visión crítica de la naturaleza humana y de la España
de la época, convulsionada aún por las consecuencias de los
desastres militares y de la Primera Guerra Mundial. En este drama
se presenta el dantesco viaje de Max Estrella guiado por Latino de
Hispalis por diversos lugares madrileños, hasta su muerte en la
puerta de su propia casa. La obra se estructura en quince escenas.
La acción abarca desde el atardecer a la noche del día siguiente y se desarrolla en un itinerario simbólico
que recorre lugares como un cuarto miserable, una librería, el Ministerio de la Gobernación... Al héroe,
Max Estrella, convertido en un simple cesante por la fatalidad y el destino, sólo le quedan la impotencia,
la rabia y la vergüenza. Los personajes, con su continua gesticulación, parecen marionetas en su
pretensión de ser trágicos.

Cuestiones
1. Realiza un pequeño esquema con el resumen (idea principal) de cada escena. Lugar donde se
realiza, crítica que se hace y aspectos concretos de la escena. Tienes como ejemplo la primera
escena.
2. Max Estrella y Andrés Hurtado frente a frente: qué le hace semejantes y en qué se diferencian.
¿Tienen la misma visión de la realidad española? ¿Adoptan la misma solución? Escríbelo en un
párrafo.
3. Señala ejemplos en cada escena de animalización, cosificación de personajes y caricatura.
4. Elige dos conversaciones / diálogos de la obra que te parezcan corrosivos, especialmente
crueles con una situación o con un personaje.
5. Explica el personaje de La Pisa Bien, el episodio del décimo, qué importancia tiene en la obra...

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LUCES DE BOHEMIA CONTROL DE LECTURA
1. Explica en pocas palabras el personaje de don Latino de Hispalis: ¿Por qué se llama así? ¿Qué
significado tiene en la obra? ¿Se porta bien con Max?
2. En qué escena nos explica Max la teoría del esperpento. ¿Qué es el esperpento?
3. ¿Qué sucede con el billete de lotería?
Responde a dos de las siguientes cuestiones:
4. ¿Quién comparte celda con Max en el calabozo? ¿De qué hablan?
5. Max y don Latino van a la cueva de Zaratustra, ¿a qué y qué pasa allí?
6. La taberna de Pica Lagartos: ¿qué sucede allí y porqué es tan importante?
7. ¿De qué hablan los modernistas en la escena que se desarrolla en el periódico?
8. Comenta las cuestiones de este texto que se te plantean.
MAX: ¡Traigo detenida una pareja de guindillas! Estaban SERAFÍN EL BONITO: ¡Queda usted detenido!
emborrachándose en una tasca y los hice salir a darme MAX: ¡Bueno! ¿Latino, hay algún banco donde pueda
escolta. echarme a dormir?
SERAFÍN EL BONITO: Corrección, señor mío. SERAFÍN EL BONITO: Aquí no se viene a dormir.
MAX: Mi nombre es Máximo Estrella. Mi seudónimo, Mala MAX: ¡Pues yo tengo sueño!
Estrella. Tengo el honor de no ser Académico. SERAFÍN EL BONITO: ¡Está usted desacatando mi
SERAFÍN EL BONITO: Está usted propasándose. autoridad! ¿Sabe usted quién soy yo?
Guardias, ¿por qué viene detenido? MAX: ¡Serafín el Bonito!
UN GUARDIA: Por escándalo en la vía pública y gritos SERAFÍN EL BONITO: ¡Como usted repita esa gracia, de
internacionales. ¡Está algo briago! una bofetada, le doblo!
SERAFÍN EL BONITO: ¿Su profesión? MAX: ¡Ya se guardará usted del intento! ¡Soy el primer
MAX: Cesante. poeta de España! ¡Tengo influencia en todos los
SERAFÍN EL BONITO: ¿En qué oficina ha servido usted? periódicos! ¡Conozco al Ministro! ¡Hemos sido
MAX: En ninguna. compañeros!
SERAFÍN EL BONITO: ¿No ha dicho usted cesante? SERAFÍN EL BONITO: El Señor Ministro no es un golfo.
MAX: Cesante de hombre libre y pájaro cantor. ¿No me MAX: Usted desconoce la Historia Moderna.
veo vejado, vilipendiado, encarcelado, cacheado e
interrogado?

1. ¿A qué escena pertenece este fragmento? ¿Dónde están?


2. ¿Por qué le llevan allí? ¿A dónde va desde allí?
3. Señala las ironías del texto.

MAX: Latino, me parece que recobro la vista. MAX: ¿A quién enterramos, Latino?
¿Pero cómo hemos venido a este entierro? ¡Esa DON LA TINO: Es un secreto que debemos
apoteosis es de París! ¡Estamos en el entierro de ignorar.
Víctor Hugo! ¿Oye, Latino, pero cómo vamos MAX: ¡Cómo brilla el sol en las carrozas!
nosotros presidiendo? DON LATINO: Max, si todo cuanto dices no fuese
DON LATINO: No te alucines, Max. una broma, tendría una significación teosófica... En
MAX: Es incomprensible cómo veo. un entierro presidido por mí, yo debo ser el
DON LATINO: Ya sabes que has tenido esa misma muerto... Pero por esas coronas, me inclino a
ilusión otras veces. pensar que el muerto eres tú.

1. En qué escena leemos estas palabras. ¿Es la primera vez que Max recobra la vista?
2. ¿Qué anuncia esta escena? ¿Es la primera vez que Max anuncia la muerte? ¿Recuerdas otras
escenas en las que lo hace? ¿Están realmente en un entierro? ¿Es Max el muerto como dice don
Latino?

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​ LUCES DE BOHEMIA de Valle-Inclán 2º Bachillerato

​ uestiones importantes de la obra


C
1. Espacio escénico e histórico.
2. Título de la obra: la bohemia, el modernismo y Max Estrella.
3. El esperpento: una nueva estética y una forma de ver el problema de España.
4. Conflicto dramático y personajes.
5. Estructura: I, II-XII, XIII-XV. Un viaje a los infiernos. Un recorrido por la
sociedad madrileña de principios de siglo, incluso al ministro de Gobernación.
6. Temas.
7. Contenido. Las claves de la obra.
8. El lenguaje irónico e imaginativo de Valle.

1.- Espacio escénico e histórico


1920 Revista España y 1924 Libro.
Madrid Modernista de 1913, 1920-24
15 escenas 15 lugares distintos.
Predominan los exteriores.
El tiempo histórico, entre 1913 y 1924.
El tiempo dramático: hora crepuscular, Acto I. En el XV don
latino dice “hoy hemos enterrado al primer poeta de España”. En
total 24 horas.
El contexto histórico es la España de la Restauración. El contexto
literario es el de la bohemia literaria.

2.- Título
El título alude a la voluntad de iluminar el contexto histórico y
social de la bohemia literaria española durante el modernismo.
¿Qué es la bohemia literaria?
La bohemia literaria nació en París, durante el Romanticismo y se
fue desarrollando a lo largo del siglo XIX. El París del barrio

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latino, de Baudalaire y Verlaine se convirtió en lugar de
peregrinación. En nuestra obra aparecen Rubén y Alejandro Sawa.
La bohemia literaria rendía culto al arte y la Belleza, desprecia el
dinero y el mercantilismo del arte (por extensión los valores
burgueses: negocios, familia, orden.) Es una actitud de rebelión y
protesta contra la mediocridad y vulgaridad de la burguesía,
desprecia la ramplonería ética y estética de la clase dominante.
Estos escritores se levantan contra la clase burguesa, contraponen
el individualismo y la independencia orgullosa en nombre de la
libertad, se afirman modernistas por oposición al realismo y
naturalismo, que identificaban con el gusto burgués.
Estos escritores desprecian las normas, son malditos que prefieren
la noche, los cafés, y los “paraísos artificiales”. Se juntan con
marginados, homosexuales, prostitutas, delincuentes.
Los bohemios juegan a destrozar moldes, ideas y valores: con el
lenguaje lleno de exabruptos, bombas verbales. Odian la
mercantilización del arte y la uniformidad social. Ello les lleva a la
miseria.
La verdadera bohemia no es una forma de vida sino de arte.
El título hace referencia a la bohemia y a la luz: Max, un poeta
ciego, es el que mejor ve la realidad española. En la noche, la
“Estrella” de Max alumbra en la oscuridad.
Fuera de Max la luz se convierte en oscuridad, en luz trémula y
mortecina. Más que luz, Valle dibuja las sombras, incluso los
personajes son sombras que están en escena.
El título tiene un valor irónico: las luces de la vida bohemia que
proyecta su brillo efímero en el sombrío panorama de la vida
española.
La luz se convierte en un elemento importante y simbólico.

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● Afecta a todos los personajes y ambientes. Los brillos son de
la bohemia auténtica, la de Max. Otros matices lumínicos son
trémulas, mortecinas, amenazantes:
● El ciego se adormece, y la mujer, una sombra triste... I
● Lóbrega trastienda... II
● La palmatoria pringosa tiembla en la mano del fantoche... II
● ... pasea la luz por los estantes... II
● Luz de acetileno... IV
● Sale de la tiniebla el bulto del hombre morador del calabozo
V
● Una claridad trémula...VIII
● En la sombra clandestina de los ramajes... X
● Remotos albores de amanecida... XI
Expresión de claroscuros:
● Un banda de luz parte la cera
● La luna partiendo la calle por medio
● Sobre un muro de lápidas blancas, las dos figuras acentúan su
contorno negro
● La cerilla luciente sigue ardiendo y agonizando
● Las sombras y la música flotan en el lívido temblor de los
arcos voltaicos.
● La sombra clandestina de los ramajes.
● Dos sombras rezagadas.
● Las sombras negras de los sepultureros.

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3.- El esperpento: nueva estética y nueva ética
Luces de bohemia fue la primera obra a la que Valle-Inclán designó
con el término esperpento, categoría estética que nos ofrece la vida
humana y la sociedad desde una óptica sistemáticamente
deformadora. Max Estrella lo define en la famosa escena XII:
Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos
dan el Esperpento; El sentido trágico de la vida
española sólo puede darse con una estética
deformada. [...] España es una deformación grotesca
de la civilización europea. [...] Las imágenes más bellas
en un espejo cóncavo son absurdas. [...] La
deformación deja de serlo cuando está sujeta a una
matemática perfecta. Mi estética actual es transformar
con matemática de espejo cóncavo las normas
clásicas. [...] deformemos la expresión en el mismo
espejo que nos deforma las caras y toda la vida
miserable de España.
Esta nueva concepción del arte supone, pues, una intención
realista. Ahora bien, dadas las características de la realidad española
del momento, ese realismo exige una distorsión que muestre
auténticamente dicha realidad en sus verdaderas dimensiones.
Después de la huida a mundos ideales y refinados, de las
exquisiteces modernistas propias de la primera parte de su
producción artística, Valle-Inclán da un giro y se encara con la
sociedad grotesca que lo rodea, y para adecuar la estética a ese
objeto, renuncia al realismo decimonónico del espejo plano y nos
hace mirar el mundo por otro espejo, el que está «en el fondo del
vaso».

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La nueva mirada no nos descubre seres humanos, sino seres
grotescos, «muñecos», como decía el propio autor, quien observa
de forma distanciada a sus personajes. En una entrevista, en 1928,
Valle-Inclán se detenía a explicar que «hay tres modos de ver el
mundo artística o estéticamente: de rodillas, en pie o levantado en el
aire.» En el primero los personajes son vistos como héroes o seres
superiores (así sucede en la tragedia clásica), en el segundo «como
de nuestra propia naturaleza» (de esta manera aparecen en
Shakespeare) y en el tercero, desde arriba, como
seres inferiores al autor; con un punto de ironía. Los
dioses se convierten en personajes de sainete. Ésta es
una manera muy española, manera de demiurgo, que
no se cree en modo alguno hecho del mismo barro
que sus muñecos. Quevedo tiene esa manera,
Cervantes también. A pesar de la grandeza de don
Quijote, Cervantes se cree más cabal y más cuerdo
que él y jamás se emociona con él. [...] También es la
manera de Goya. Y esta consideración es la que me
movió a dar un cambio en mi literatura ya escribir
esperpentos.
Este distanciamiento del creador (demiurgo) respecto de sus creaciones
es lo que explica que a veces se haya atribuido al esperpento un
carácter puramente estético. De todas formas, en última instancia,
existe una intención de crítica social, ya que sirve para mostrar el
absurdo de la realidad.
En la configuración de esta tragedia grotesca que es Luces de
bohemia, la deformación caricaturesca de la realidad es un recurso
básico (que, por otro lado, caracterizaba al teatro paródico, al
sainete, a la farsa..., en fin, a la literatura de arrabal, que está en los

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orígenes de la nueva estética de Valle-Inclán). Parodia grotesca hay,
por ejemplo, en la escena IV, donde la policía aparece con un
tratamiento épico; o en la X, en la que el paseo con jardines por el
que merodean las prostitutas se presenta como «parodia grotesca
del jardín de Armida».
Otro recurso muy importante, ya mencionado, es la degradación
de los personajes, que son cosificados, animalizados o tratados
como peleles. Así, Zaratustra, «abichado», habita una «cueva» con
el gato, el loro y el can. Latino es el «perro» de Max, un «cerdo
hispalense», un «ilustre camello», un «chivo loco». Los tres
intelectuales reunidos en la librería de Zaratustra son «como tres
pájaros en una rama». Rubén Darlo aparece como un «cerdo
triste». Los epígonos modernistas son mencionados como «pipas,
chalinas y melenas del modernismo»; en el velatorio de Max, son
«tres fúnebres fantoches en hilera»; y, en cierta ocasión, uno de
ellos, «Dorio de Gádex, feo, burlesco y chupado, abre los brazos,
que son como alones sin pluma en el claro lunero.» En la escena
VIII, «Su Excelencia [el Ministro] abre la puerta de su despacho y
asoma en mangas de camisa, la bragueta desabrochada, el chaleco
suelto, y los quevedos pendientes de un cordón, como dos ojos
absurdos bailándole sobre la panza.» Por el paseo madrileño, entre
jardines, «merodean mozuelas pingonas y viejas pintadas como
caretas»; una de ellas, «la vieja sórdida, bajo la máscara de albayalde,
descubre las encías sin dientes.» Cuca, una vecina de Max, es
«canosa, viva y agalgada». Basilio Soulinake tiene «testuz de bisonte
obstinado». Latino, al ser agarrado del cuello por Pica Lagartos,
«guiña el ojo, tuerce la jeta, y desmaya los brazos haciendo el
pelele.»

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En la estética de Luces de bohemia es fundamental la utilización de
contrastes; los saltos bruscos en los que chocan dos elementos
contrarios son muy frecuentes y afectan a cualquier realidad:
acontecimientos, ambientes, personajes, ideas, emociones, valores,
lenguaje... Pueden citarse como ejemplos más destacados las
ocasiones en las que lo trágico se une a lo grotesco: la situación de
la escena XI en que la desesperación de la madre con el niño
muerto contrasta con la indiferencia del resto de los personajes; el
momento de la agonía de Max Estrella, en la XII, cuando, al
mismo tiempo, cruza la calle un perro que «encoge la pata y se
orina»; o el velatorio de Max Estrella en la XIII.
De la distorsión grotesca de la realidad y de la caricatura de los
personajes se desprende otro elemento del esperpento: el humor,
que deriva a veces en una risa amarga y otras, con una fuerte carga
crítica, en el sarcasmo mordaz.
También es característico el empleo de figuras retóricas como la
hipérbole, la ironía o el oxímoron -ésta última emparentada con los
contrastes.

4.- Conflicto dramático y personajes.


La “bohemia literaria modernista en un Madrid absurdo, brillante y
hambriento” es el telón de fondo de la acción.
Los personajes que abundan están relacionados con la literatura.
Max Estrella y don Latino de Hispalis encarnan dos formas de
Bohemia. Rubén y el Marqués de Bradomín encarnan el
modernismo español.
Unos 50 personajes. Es un rasgo del esperpento, el personaje
colectivo. Su teatro plantea conflictos colectivos, no individuales.

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Máx Estrella es Alejandro Sawa, escritor bohemio y modernista,
casado con una francesa de la que tuvo una hija.
Max lucha por mantener la lucidez en medio de las sombras y la
mediocridad en la que vive. Es el antihéroe que encarna las
contradicciones de la bohemia heroica, cuyas luces y sombras no se
desvelan en la obra.
Valle juega con el nombre, don Latino le llama Estrella
Resplandeciente, pero su nombre es Mala Estrella.
En estos días menguados de la historia de España intenta
mantener la lucidez.
Don Gay Peregrino es el escritor Ciro Bayo; Zaratustra es el
librero Pueyo, editor modernista; el ministro es Julio Burell; Basilio
Soulinake es Ernesto Bark, refugiado eslavo amigo de Sawa.
Alusiones continuas a la época con personajes creíbles hacen que
la obra se convierta en crónica de su tiempo.
Todos los personajes están presentados esperpénticamente.: los
personajes son muñecos de guiñol; son figuras grotescas, ridículas,
con la apariencia distorsionada, animalizados o cosificados,
fantoches de la España desgarrada, “una deformación grotesca de
la civilización europea”.
Max es bohemio, antiburgués y antimercantilista. Su lenguaje
corrosivo y rotundo, irónico y provocador, lleno de ingenio e
imaginativo forma parte de la bohemia, Rubén decía que Sawa
“hablaba en libro”.
Max tiene momentos sublimes, de héroe trágico, en el sentido que
el destino se cierne sobre él, incluso él lo dice en varias ocasiones:
“mañana me muero y mi mujer y mi hija se quedan haciendo
cruces en la boca»; «viviremos muy poco»; «me dedico a la taberna
mientras llega la muerte»; «vengo aquí para estrecharte por última

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vez la mano.» Precisamente, las diversas referencias a la cultura
clásica vienen a reforzar esta configuración del destino trágico del
héroe. Ya en la primera escena se le describe así: «Su cabeza rizada
y ciega, de un gran carácter clásico-arcaico, recuerda a los Hermes.»
Después se le compara con Homero, se dice que su ceguera fue un
«regalo de Venus», e increpa a uno de los policías a quienes antes
se ha presentado como «équites» o «soldados romanos» en los
siguientes términos: «Señor Centurión, usted hablará el griego en
sus cuatro dialectos.» La última palabra del Ministro es «¡Eironeia!».
Pero la sociedad que lo rodea es tan cruel y grotesca que convierte
su vida heroica en una existencia patética y absurda. Acaba por ser
consciente de ello poco antes de morir; por eso nos dice que «los
héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato» y
«reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento» (XII).
Ciertamente, a lo largo de la obra, Max Estrella comprende que esa
realidad grotesca lo supera, y aunque trata de mantener su
autenticidad y sus valores, ve cómo el mundo bohemio resulta
inútil y ridículo, y siente necesario el compromiso social.
Latino es el cínico -perro se le llama varias veces- lazarillo que
acompaña a Max. Jamás aparece con un rasgo de nobleza: es un ser
ruin y mezquino, caracterizado como un fantoche. En realidad,
constituye un sardónico alter ego, una contrafigura, del propio Max
Estrella, y juntos vienen a ilustrar lo mejor y lo peor del mundo de
la bohemia:
La verdadera bohemia, la bohemia heroica de Alejandro Sawa, la
bohemia que se define positivamente por un culto al Arte como ideal de
vida, da paso a una bohemia golfante, prostituida, acomodaticia, entre
el cinismo, el parasitismo y la incapacidad imaginativa, a unas
circunstancias históricas y sociales adversas. En Luces de bohemia

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Valle-Inclán muestra en las figuras de Max Estrella y Latino de
Hispalis ambas bohemias. La bohemia heroica de Max, heroísmo que
sólo iguala el anarquista catalán, sirve de contrapunto a la bohemia
golfante, perruna, cínica, de quien en rigor no es sino un «miserable
burgués». La razón histórica está de parte de Rubén Darío, antiguo
feligrés del ajenjo y el «falso azul nocturno», cuando le aconseja a Max
abandonar una bohemia envilecida por tanto escritor «golfante»: «Max, es
preciso huir de la bohemia.»
[Manuel Aznar Soler: Bohemia y burguesía en la literatura
finisecular]
Mateo es el obrero catalán con quien comparte calabozo Max
Estrella en la escena VI. El nombre está inspirado en la figura
histórica de Mateo Morral, el anarquista que en 1906 puso una
bomba en la boda de Alfonso XIII. De todas formas, en su
caracterización pueden verse elementos tanto anarquistas como
procedentes del leninismo bolchevique; lo importante es su
presentación como un revolucionario que plantea con claridad la
lucha de clases y la necesidad de una revolución. Al igual que Max,
sabe cuál es la situación de España y manifiesta sus anhelos de
justicia. De hecho, en la progresiva concienciación de Max es
determinante su conversación con Mateo, cuya muerte hunde al
poeta en la desesperación. Esto sucede en la escena XI, donde
aparece otro personaje trágico, la madre del niño muerto por un
disparo de la policía. De forma muy significativa, la mujer y Mateo
son dos figuras no esperpentizadas, son dos víctimas conmovedoras
que Valle-Inclán respeta en toda su dignidad.
En una obra como Luces de bohemia, en la que la propia literatura se
constituye en un tema importante, es necesario destacar la
presencia de dos personajes: Rubén Darío y el marqués de

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Bradomín. El primero es el gran escritor modernista, muy
apreciado por Valle-Inclán; el segundo es el protagonista de las
Sonatas, novelas escritas por Valle según la estética del
Modernismo. Rubén Darío cena con Max y Latino en la escena IX.
Los tres, «hablando francés», evocan su vida pasada en París.
Representan el mundo ya ido de la bohemia dorada. El marqués de
Bradomín aparece en la escena XII, charlando con Rubén Darío,
como figuras de otro mundo, precisamente en el cementerio en el
que han enterrado a Max. Como éste, el Marqués nos lleva a la
literatura primera de Valle-Inclán; pero ahora aparece fuera de
lugar, y preocupándose por el dinero, algo insólito en este
aristócrata decadente propio de otros tiempos. Según veremos, esta
irrupción de lo literario en Luces de bohemia es decisiva para
comprender el sentido de la obra.

5.- Estructura
15 escenas: I-XII un viaje de los dos personajes por la noche
madrileña.
XIII-XV Epílogo

Escena I: Max en su buhardilla, inicio del viaje.


II-XII: Visión general de la sociedad de la época. Termina con la
teoría del esperpento. Muere en su casa, abandonado por don
Latino.
La diversidad de escenarios y personajes se unen a través del
protagonista, Max Etrella y su acompañante, don Latino, el
modernismo
Tres asuntos superpuestos:
1. Las últimas horas de Max Estrella.

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2. Evocación de la vida bohemia.
3. Realidad sociopolítica de España.

6.- Temas
❖La bohemia como marginación voluntaria de la sociedad
burguesa con la intención de crear otra nueva donde
satisfacer la pasión por el arte. Se anhela el pasado parisiense
del barrio latino, Víctor Hugo y Verlaine. (142) Hay una
literaturización de la vida.
❖Denuncia de la miseria material y moral de España como
consecuencia de la corrupción política. El injusto reparto de
la riqueza.
❖El descubrimiento de la realidad española: España
descontenta. Max dice que es un corral, un terrón maldito,
donde la vida es un magro puchero. Lamenta el desprecio
social por el trabajo, la inteligencia y reconoce la falta de
fuerzas vivas del país. Ofrece soluciones: una conciencia
religiosa con una ética mayor a las leyes, la destrucción de la
riqueza, otro concepto de la propiedad y del trabajo.
7.- Contenido
Triple hilo argumental:
1. Últimas horas de Max Estrella, velatorio y entierro del mismo.
2. Huelga de proletarios en las calles de Madrid, indirectamente.
3. Detención y muerte del paria catalán.

Con Luces de bohemia, Valle-Inclán nos acerca la realidad inmediata


de la vida bohemia, de la que otros escritores de la época también
dejaron testimonio; así, por ejemplo, la describe Baroja en Nuevo
tablado de Arlequín:

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Andar por las calles y plazas hasta altas horas de la noche, entrar en una
buñolería y fraternizar con el hombre y con la chulapería desgarrada y
pintoresca, impulsados por ese sentimiento de caballero y de mendigo que
tenemos los españoles, hablar en cínico y en golfo, y luego, con la impresión
en la garganta del aceite frito y del aguardiente, ir al amanecer por las
calles de Madrid bajo un cielo opaco, como un cristal esmerilado, y sentir
el frío, el cansancio, el aniquilamiento del trasnochador…
Pero había sido para muchos artistas de fin de siglo más que un
simple modo de vivir; fue una forma de entender el arte y la vida.
La bohemia heroica, en una actitud de orgullo aristocrático,
confinaba el Arte al mundo de la Belleza, fuera del alcance de la
vulgar sociedad burguesa, cuyos valores despreciaba. Este es el
mundo en el que vive Max Estrella. Pero ese mundo tuvo su lugar
y su sentido en el esplendor finisecular de la sociedad liberal
europea. En 1920, el panorama es ya otro: el liberalismo burgués
había conducido a la primera Gran Guerra en 1914, dando paso a
la inestabilidad ya la crisis, y la revolución bolchevique de 1917
alumbraba nuevos caminos. Entonces, Valle-Inclán dirige la mirada
a su entorno y comprende que aquella forma bohemia de entender
el arte y la vida, que había sido la suya, ha muerto, y decide
componer una peculiar elegía: Luces de bohemia.
A la verdad del acabamiento de la bohemia llega con lucidez
(simbólicamente expresada con la ceguera, que se identifica en
sentido mítico a la sabiduría) Max Estrella, quien nos guía (Estrella)
en la noche del Madrid «absurdo, brillante y hambriento» como en
otro momento lo describió Valle-Inclán. Por ello, la muerte de Max
es también la muerte de Víctor Hugo, emblema del Romanticismo
antiburgués, como el mismo protagonista, en la romántica
contemplación alucinante de su propio entierro, dice a Latino:

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«¿Pero cómo hemos venido a este entierro? ¡Esta apoteosis es de
París! ¡Estamos en el entierro de Víctor Hugo!» (XII). Ya en la
escena V, Latino le había pedido a Serafín el Bonito que tuviera
consideración con Max, pues era «¡EI Víctor Hugo de España!».
En el mismo sentido hay que entender la presencia de Rubén
Darío, con quien Max recuerda en una simbólica última cena su
vida bohemia en París, nostálgica evocación a la que no falta el
fantasma de «Papá Verlaine», poeta admirado por los modernistas.
Romanticismo, bohemia, Modernismo..., se trata, pues, de un adiós
de Valle-Inclán a su propio pasado, de ahí la aparición del
protagonista de las Sonatas, el marqués de Bradomín, del cual Max
dice en la cena con Rubén Darío: «¡Ha desaparecido del mundo!».
Los nuevos tiempos hacen imposible la existencia superior del
artista aristocrático y exquisito de fin de siglo: por un lado, la
bohemia heroica ha sido sustituida por la bohemia golfante y cínica
de Latino o por el diletantismo vacuo y trasnochado de los
«epígonos del parnaso modernista»; y por otro lado, los valores de
aquella forma de vida han sucumbido ante el poder envilecedor de
la sociedad burguesa: Max acepta indignamente el dinero que le
ofrece el ministro, y el propio marqués de Bradomín, traicionando
su propia configuración como personaje de las Sonatas, intenta
sobrevivir también claudicando ante el dinero, según le confiesa a
Rubén Darío:
Quiero que usted me ayude a venderle a un editor el manuscrito de mis
Memorias. Necesito dinero. [...] Mis Memorias se publicarán después de
mi muerte. Voy a venderlas como si vendiese mi esqueleto. Ayudémonos
(XIV).
El sinsentido de una actitud ante la vida es también el sinsentido
de la estética que la acompaña, y eso lo descubre Max poco antes

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de morir sintetizándolo en la explicación de la nueva estética, el
esperpento:
Sin duda la recuperación de (o acceso a) la cordura, momentos antes de la
muerte, no deja de ser un recuerdo cervantino, recuerdo que yo no veo sólo
como un dato anecdótico más o menos circunstancial. Entre otras cosas
porque supone una crítica implícita a la época anterior o, si se prefiere, la
renuncia al mundo de fantasía y ensueño que antes sustituía y ocultaba la
realidad. Y esto se refiere tanto a la actitud vital como a la norma
estilística o literaria. [Domingo Yndurain: Luces]
El paralelismo con la creación cervantina es, desde luego,
sugerente: Cervantes desmitifica la sociedad española de su tiempo
sacando por sus tierras a un personaje tan lleno de ideales como
anacrónico, un caballero andante fuera de su mundo, que tras su
viaje recupera el juicio y muere; Valle-Inclán caricaturiza la España
de sus días paseando por el Madrid nocturno a otra figura
asimismo llena de ideales y anacrónica, un escritor bohemio fuera
de época, que también, después de su viaje, comprende la sinrazón
de su anterior vida y muere. En ambos casos hay una despedida de
una forma de vida (caballero andante -bohemio) y un rechazo de
una estética (idealismo evasivo de los libros de caballerías
-idealismo evasivo del Modernismo). Ahora bien, conviene
subrayar que también hay en ambos algo fundamental: una crítica
profunda de la España en que viven.
Y es que la peregrinación de Max Estrella simboliza un descenso a
los infiernos. La parodia de la Divina Comedia de Dante resulta clara
en la escena XI. Tras su viaje infernal, Max, acompañado de Latino
(como Dante conducido por el poeta latino Virgilio), exclama:
«Latino, sácame de este círculo infernal», y más adelante comenta:
«Nuestra vida es un círculo dantesco.» Pero es un círculo infernal

17
real, situado en este mundo, del que no puede salir sino muerto, de
ahí su propuesta de suicidio: «llévame al Viaducto. Te invito a
regenerarte con un vuelo.»
Las sátiras contenidas en Luces de bohemia abarcan prácticamente
toda la realidad española. Además, se resume lo que fue la España
del primer cuarto del siglo XX -incluso se hacen corrosivos
comentarios sobre su historia: Felipe II, El Escorial, la Leyenda
Negra, y, en apretada síntesis, con un significativo empleo de
anacronismos, se nos habla de las colonias españolas de América, de
la guerra en África, de la Semana Trágica, de las revueltas sociales
de 1917... Es denunciado el capitalismo de modo directo en la
conversación entre Mateo y Max en la escena VI. Y especialmente
contundente es el ataque a las fuerzas policiales que preservan ese
orden (están para «defender el comercio que nos chupa la sangre»,
dice el albañil de la escena XI): abuso de autoridad, malos tratos -el
preso está «esposado, con la cara llena de sangre»-, asesinatos -a
Mateo le aplican la ley de fugas-, terror indiscriminado -niño muerto
por un disparo de la policía.
De igual manera, es criticada ácidamente la calamitosa política
española: desde los «policías honorarios» de la Acción Ciudadana, y
diversos políticos como Maura o García Prieto, hasta el rey
Alfonso XII. Lo resume Max en una réplica a un policía:
SERAFÍN EL BONITO. El señor Ministro no es un golfo.
MAX. Usted desconoce la Historia Moderna.
La visión mordaz se dirige también a la cultura oficial -improperios
a la Real Academia Española- y a la prensa:
EL PRESO. Van a matarme... ¿Qué dirá mañana esa prensa canalla?
MAX. Lo que le manden.

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Es, pues, todo el sistema el que se impugna de modo subversivo y
radical. Dice Max:
La Leyenda Negra, en estos días menguados, es la Historia de España.
Nuestra vida es un círculo dantesco. Rabia y vergüenza. Me muero de hambre,
satisfecho de no haber llevado una triste velilla en la trágica mojiganga (XI).
Y en contraste aparece el pueblo, miserable, hambriento y
atropellado, pero sin ser idealizado, lejos de cualquier falsa visión
populista, con sus lacras: ignorante, embrutecido y sin conciencia
social en muchos casos. La estética del esperpento parece
adecuarse así a una condena sin paliativos de la sociedad española
en su conjunto. Lo grotesco y el distanciamiento del escritor
respecto de su creación no ha de verse, por tanto, como un simple
juego estético de Valle-Inclán, pues se completa con esa
incorporación de lo histórico, de lo social. Ésta es la diferencia del
esperpento valleinclanesco con la literatura de Quevedo -al que le
falta esa visión critica del orden social. Ello le alejaría también del
moderno teatro del absurdo -que se mueve en el ámbito de la
abstracta condición humana-, con el que se le ha comparado. La
intencionalidad ridiculizadora y caricaturesca está obviamente en
Luces de bohemia, pero también es explícito el propósito de denuncia
y el compromiso, algo que queda subrayado de modo definitivo
por el hecho de que la versión de 1924 introduce, como ya se ha
indicado, importantes variantes respecto de la edición de 1920, que
vienen a acentuar ese último aspecto. Intención crítica y
distanciamiento lo emparentarían, así, con otra de las líneas
fundamentales de renovación teatral del siglo xx: la que arranca del
teatro de Brecht y que tendría después numerosos continuadores.

8.- Lenguaje irónico e imaginativo de Valle


ESCENA SEXTA

19
El calabozo. Sótano mal alumbrado por una candileja. En la sombra se mueve el
bulto de un hombre. Blusa, tapabocas y alpargatas. Pasea hablando solo.
Repentinamente se abre la puerta.

Cabe destacar, por otro lado, el uso de las acotaciones. Su gran


extensión, su carácter literario y su integración en los diálogos
contribuyen a dar a la obra esa ambigüedad de género entre novela
y teatro que, en realidad, caracteriza a todos los esperpentos. En
ellas, en especial mediante el recurso estilístico de la frase nominal,
se describen con rapidez e intensidad personajes y ambientes.
El asombroso uso del lenguaje de Valle-Inclán ha sido siempre
muy apreciado. En Luces de bohemia el modo de expresarse
caracteriza de forma certera a los personajes, de ahí la variedad de
tonos y registros. El mundo de la bohemia se retrata así con el
«hablar en libro» la literatización del lenguaje, y con el «hablar en
cínico y en golfo» -en palabras de Pío Baroja- que era propio de la
vida noctámbula de los bohemios, y servía para la parodia y la
sátira corrosiva.
El contraste entre el lenguaje culto y el popular atraviesa toda la
obra de acuerdo con la situación y el personaje. Se ha destacado,
sobre todo, la recreación del habla plebeya y desgarrada que, por
otra parte, tiene bastante de reacción contra el refinamiento
modernista de los primeros libros de Valle-Inclán. En dicha
recreación, que trasciende el chiste y la ocurrencia superficial de los
sainetes, son muchos los recursos de los que se vale el autor:
derivaciones con intención irónica (vivales, frescales), creaciones
latinas de carácter burlesco (guasíbilis, finolis), abreviaciones
populares (La Corres, don Latí), léxico callejero (apoquinar; melopea:
«peseta», sujeto), expresiones arrabaleras y jergales (ser visitada por el
nuncio: «tener la menstruación», colgar: «empeñar», coger a uno de pipi:

20
«engañar), dar el pan de higos: «mantener relaciones sexuales»),
vocablos del caló (dar mulé: «matar), manque: «yo», pirante: «bribón» ),
madrileñismos (¡naturaca! : «naturalmente», papiro: «billete», guindilla:
«policía municipal», panoli: «incauto», hacer la jarra: convidar), quince:
«vaso de vino que costaba quince céntimos» ).

21
ESCENA I
Desde que se ilumina la escena, a la «hora crepuscular», conocemos
a Max Estrella, un poeta ciego, casado significativamente con una
francesa, Madame Collet, que, a juzgar por el espacio que habita
«<un guardillón con ventano angosto») tiene toda la pinta de ser
un poeta bohemio; poco importa que Max Estrella esté más o
menos inspirado en Alejandro Sawa: es en cualquier caso el
arquetipo del bohemio literario modernista.
Al igual que le sucedió a Sawa en la realidad, en la ficción Max
recibe en la escena primera una carta del Buey Apis, director del
periódico en donde colabora, para comunicarle la rescisión de su
contrato y, por tanto, su condena a la miseria y al hambre. Esa
carta desencadena una doble reacción en Max: una desesperación,
que invita al suicidio, y una alucinación, por la que cree haber
recobrado la vista y que le invita nostálgicamente a viajar al
esplendor de un paraíso perdido, el del París simbolista «¡Hay que
volver a París, Collet! ¡Hay que volver allá, Collet! ¡Hay que renovar
aquellos tiempos!»). Pero con la llegada de don Latino (un «golfo»,
repite por dos veces Claudinita), quien ha vendido a Zaratustra
unos libros de Max por tres pesetas «<¡Tres pesetas, Max! ¡Tres
cochinas pesetas! ¡Una indignidad! ¡Un robo!»), el viaje de Max no
será a París sino al fondo oscuro de ese Madrid modernista en
donde se iluminan estas luces de bohemia. En esta escena primera se
inicia la odisea nocturna del poeta ciego que le va a conducir
finalmente a la muerte.
▪ El hecho de encontrarnos ante un esperpento hace
plantearnos qué recursos dramatúrgicos utiliza Valle-Inclán para
conseguir que una situación potencialmente trágica sea
contemplada por el lector o espectador como esperpéntica.

22
Estructuralmente, esto lo consigue mediante la revelación de un
contexto histórico-social degradador que actúa como espejo
cóncavo y desvaloriza ante nosotros y ante la propia conciencia de
Max el sentido trágico de su muerte. Y ese contexto degradador,
que impide que la muerte de Max pueda alcanzar la grandeza de la
tragedia clásica, se nos va revelando progresiva, sistemáticamente, a
lo largo de su odisea nocturna.
​ ESCENA II
▪ La técnica de caracterización esencial para el esperpento es la
animalización. Mediante ella, se pretende desvalorizar a ciertos
personajes que antes que personas son «fantoches»:
✔ Valle-Inclán se sirve de ella al escribir en la acotación de la
escena segunda que el librero, «abichado y giboso», es un miserable
burgués, ladrón y explotador que carece de la más mínima
sensibilidad artística, ya que tiene su «cueva» decorada con «cuatro
cromos espeluznantes de un novelón por entregas».
✔ Valle-Inclán ha querido dar a Zaratustra (alusión nietzscheana
que oculta acaso al librero Gregorio Pueyo, editor de literatura
modernista) una «caracterización de fantoche», al igual que
animaliza también a don Latino cuando le asigna «ese matiz del
perro cobarde».
▪ En contraste con los personajes a los que Valle-Inclán
desvaloriza mediante la animalización, Max, «con su clásica cabeza
ciega», una cabeza que se nos dice en una acotación de la escena
primera que «recuerda los Hermes», saca su brazo «y lo alza
majestuoso» para protestar contra el robo de que es víctima
«Zaratustra, eres un bandido»). Un nuevo personaje, don Gay
Peregrino (acaso el escritor Ciro Bayo), convertido en Inglaterra al

23
protestantismo, irrumpe en escena e inicia una conversación con
Max y don Latino sobre religión.
En presencia del «fantoche que los explota», Max critica la
concepción religiosa del pueblo español «España, en su
concepción religiosa, es una tribu del Centro de África», «la miseria
del pueblo español, la gran miseria moral, está en su chabacana
sensibilidad ante los enigmas de la vida y de la muerte», «su religión
es una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere»)
y afirma, por tanto, que «hay que resucitar a Cristo», palabras que
en ese contexto tienen un sentido revolucionario. No olvidemos
que esta escena segunda aparece en 1924 y que, por tanto.
Valle-Inclán quiso acentuar la explotación económica de ese
proletariado literario en el que socialmente se sitúa la bohemia del
poeta ciego.
ESCENA III
▪ La escena tercera transcurre en un ambiente «golfo», de bajos
fondos, la taberna de Pica Lagartos. Este espacio escénico, la
extracción social de los personajes y la lengua popular que éstos
hablan, cuajada de madrileñismos «¡Naturaca!»), vinculan esta
escena al ámbito del sainete y del «género chico». Además del
motivo del billete de lotería que Max quiere comprar a La
Pisa-Bien, la función dramática de la escena reside en la
iluminación de un contexto histórico-social (la socialista Casa del
Pueblo, «la huelga de proletarios»), en donde abundan las
referencias políticas (Castelar, que para Max «era un idiota»; don
Manuel Camo; el carlista don Jaime o “Los maricas de la Acción
Ciudadana” colaboradores en el mantenimiento del orden público).
Max, en cuyos «ojos ciegos» se refleja «un vidriado triste de alcohol
y de fiebre», lamenta haber “vivido” siempre de un modo absurdo»

24
mientras «corren por la calle tropeles de obreros y resuena «el
golpe de muchos cierres metálicos».
ESCENA IV
Desde el momento en que Max pisa en la escena cuarta los vidrios
rotos que la refriega entre huelguistas y guardias ha sembrado en
las calles «Yo voy pisando vidrios rotos»), su historia personal entra
en contacto con un contexto histórico-social colectivo que le va a
conferir trascendencia y sentido: «La Revolución es aquí tan fatal
como en Rusia», dirá Max poco antes de comprar por fin el billete
de lotería y de encontrarse a «Los Epígonos del Parnaso
Modernista» .
Ese contexto revolucionario es el que determina la actitud negativa
de Max ante ellos. Así, cuando Dorio le saluda con las primeras
palabras del verso inicial rubendariano del «Responso a Verlaine»
«¡Padre y Maestro Mágico, salud!») delata su modernismo -también
con su galicismo grotesco («¡Un Jefe de Obra!» en vez de «una obra
maestra»- y su convicción de que «Los poetas somos aristocracia».
Desde su aristocratismo artístico, Dorio descalifica «el rebuzno
libertarlo del honrado pueblo», que Max valora como «el épico
rugido del mar». Aunque todos coincidan en el «¡Muera Maura!»,
una nueva conciencia histórica separa ahora a Max de los poetas
modernistas: «Yo me siento pueblo. Yo había nacido para ser
tribuno de la plebe, y me acanallé perpetrando traducciones y
haciendo versos». Max, víctima de su propio talento «Odian mi
rebeldía y odian mi talento»), va a ser detenido arbitrariamente.
ESCENA V
En la escena quinta, en un zaguán del Ministerio de la
Gobernación que tiene en común con la librería de Zaratustrai. su
«aire de cueva» (Max es víctima de la explotación económica y de la

25
injusticia social), el poeta ciego actúa con la impertinencia altiva de
un emperador con andrajos. Acusado de «escándalo en la vía
pública y gritos internacionales» según un Guardia, Max se
presenta como «cesante de hombre libre y pájaro cantor» y expresa
con cinismo soberbio su rebeldía literaria «Tengo el honor de no
ser Académico») y política, pues a la observación de Serafín el
Bonito de que «el Señor Ministro no es un golfo» contesta Max:
«Usted desconoce la Historia Moderna». Esa actitud induce a
Serafín el Bonito a acusarle de desacato a la autoridad, por lo que
ingresa definitivamente en prisión ante las protestas de las
«chalinas flotantes, pipas apagadas, románticas greñas» del coro de
poetas modernistas.
ESCENA VI
La escena sexta, añadida en 1924, es fundamental para desvalorizar
la tragedia personal de Max porque ilumina el contexto político de
la lucha de clases en la España coetánea. Max es arrojado al
calabozo donde está Mateo, un obrero anarquista catalán que, en la
raíz de los sucesos que originaron la llamada «Semana Trágica» de
julio de 1909 está preso por haberse negado a ir a la guerra de
Marruecos. Ese preso anarquista, víctima de su ideal revolucionario
«¡Barcelona solamente se salva pereciendo!»), sabe la suerte que le
espera: «Cuatro tiros por intento de fuga».
La realidad histórico-social de España es trágica y en esta escena la
historia personal del paria Mateo revela luminosamente al poeta
ciego la injusticia que rige en la sociedad española:. «Los ricos y los
pobres, la barbarie ibérica es unánime». Por ello «hay que difundir
por el mundo la religión nueva», una revolución que destruya con
violencia la injusticia social: «Mateo, ¿dónde está la bomba que
destripe el terrón maldito de España?».

26
La odisea nocturna del poeta ciego le ha hecho conocer la realidad
trágica de España (lucha de clases, huelgas, represión, guerras
coloniales, tortura, pistolerismo patronal, ley de fugas, cárceles). El
poeta de chalina llora «de impotencia, de rabia» ante el inminente
asesinato del paria anarquista «Abracémonos, hermano») y ese
abrazo final sella con honda emoción la fraternidad solidaria entre
poetas y proletarios, víctimas de la trágica realidad histórica
española.
ESCENA VII
Mientras tanto, es decir, utilizando la técnica de la simultaneidad
temporal, don Latino y «otros capitalistas de su cuerda», como los
llama irónicamente el Conserje, acuden a entrevistarse con don
Filiberto, redactor de El Popular, para protestar por la detención de
Max, al que el periodista se refiere como Mala-Estrella. En la
conversación que se desarrolla a lo largo de esta escena séptima,
los modernistas, y muy singularmente Dorio de Gádex, despliegan
su repertorio antiburgués: amoralismo «(Estupro criadas»),
procacidad sexual (al «¡Usted me ha buscado la lengua!» de don
Filiberto responderá Dorio maliciosamente: A eso no llego!»),
cinismo «don Filiberto, un servidor es neomaltusiano» o «Yo nunca
leo a mis contemporáneos, Don Filiberto») e iconoclastia de los
valores conservadores, tanto políticos (García Prieto o Maura)
como artísticos (al escultor Benlliure o el dramaturgo Cavestany),
sin olvidar a la propia monarquía: «El primer humorista es Alfonso
XIII».
Pero la función de esta escena séptima es, ante todo, la de revelar la
servidumbre del periodismo español a los intereses políticos, ya
que don Filiberto no puede tomar una decisión «Desconozco la
política del periódico con la Dirección de Seguridad...») sin la

27
autorización del director «Ustedes conocen cómo se hace un
periódico. ¡El Director es siempre un tirano!...»). Por ello, su
apelación al patriotismo ¡Ustedes no sienten la Patria!») resulta en
este contexto grotesca.
La alusión de don Filiberto al «¡Viva la bagatela!» que el marqués
de Bradomín defendía en la Sonata de invierno como resumen de su
actitud vital «(Hay alguno de ustedes, de los que ustedes llaman
maestros, que se atreve a gritar viva la bagatela») constituye una
ironía autobiográfica del Valle-Inclán autor de Luces de bohemia
contra el escritor modernista de las Sonatas.
ESCENA VIII
En la escena octava, Max, ya liberado, visita al Ministro, un amigo
de los tiempos heroicos» que ha renegado del mundo del ensueño»
para medrar en el mundo político. Esta escena, estructuralmente
clave, nos revela la degradación personal de Max, quien, acuciado
por la necesidad económica, acepta el dinero que le ofrece el
Ministro«porque soy un canalla. No me estaba permitido irme del
mundo sin haber tocado alguna vez el fondo de los Reptiles».
La lucidez de Max {«El ciego se entera mejor de las cosas del
mundo, los ojos son unos ilusionados embusteros») le ha
conducido a una desesperación que trata de sublimar a través del
alcohol {«Si no fuese un borracho ya me hubiera pegado un tiro»),
pues aquellos «tiempos heroicos» se han convertido ahora en los
tiempos grotescos del esperpento nacional.
En este contexto, la pureza bohemia carece de sentido y por eso
Max acepta con amargura la corrupción {«El mundo es mío, todo
me sonríe, soy un hombre sin penas»). y si rehúsa en principio el
abrazo del Ministro («Toma un dedo, y no te enternezcas»),
rectifica con coherencia impura para añadir con cinismo amargo:

28
«¡Me he ganado los brazos de Su Excelencia!». Con ese abrazo
«canalla», tan distinto al abrazo fraternal con que se despidió del
heroico preso catalán en la escena sexta, Max ha sellado
definitivamente su propio envilecimiento.
ESCENA IX
El encuentro con Rubén Darío reaviva en Max el fulgor y la
nostalgia imposible del París simbolista. La escena se sitúa en el
Café Colón, pues los cafés fueron los templos del culto bohemio.
Max, en su vía crucis particular hacia el calvario, va despojándose
de todos sus atributos. Ahora, con el dinero logrado por el
empeño de la capa, invita a Rubén en su última cena a beber
champagne. Don Latino se comporta como un «miserable burgués»,
mientras Rubén recrimina la actitud del poeta ciego: «Max, es
preciso huir de la bohemia».
La razón histórica está de parte de Rubén cuando aconseja a Max
que abandone una bohemia envilecida y degradada por tanto
hampón «golfante» como don Latino. Hablan de teosofía, de magia
y ocultismo, de Madame Blavatsky, pero también de la muerte y del
Marqués de Bradomín, Rubén cree en Dios y teme a la muerte,
mientras que para Max «no hay nada tras la última mueca», Rubén
y Max beben a la salud de Bradomín, del ajenjo, de Verlaine y del
París simbolista en esta parodia de la última cena en la que Max
podría parecer la encarnación grotesca de un nuevo Cristo
revolucionario,
ESCENA X
Del café, Max y don Latino pasan en la escena décima a un «paseo
con jardines» y allí encuentran a unas prostitutas. La escena, según
propia acotación del dramaturgo, constituye una «parodia grotesca
del jardín de Armida», y mientras la Vieja Pintada, una «vieja

29
sórdida, bajo la máscara de albayalde», se entiende con don Latino,
Max habla con La Lunares, «una mozuela pingona» con la belleza
de Pastora Imperio y que admira las coplas de Joselito y Espartero,
detestables para Valle-Inclán,
Max en su odisea nocturna nos va revelando, progresiva,
sistemáticamente, la degradación de valores en todos los ámbitos
de la vida española, del Ministerio a la prostitución, del periodismo
a la literatura, del Café Colón a la taberna de Pica Lagartos.
ESCENA XI
Todas las experiencias que Max acumula en su odisea nocturna
culminan en la escena undécima, añadida en la edición de 1924 y
que es otra escena estructuralmente clave.
En esta escena, el poeta ciego vuelve a pisar, como en la es cena
cuarta, vidrios rotos. Pero ahora Max expresará, ya
inequívocamente, su indignación moral ante la trágica realidad
española: «¡Canallas!, ¡Todos!, ¡Y los primeros nosotros, los
poetas!». Una verdulera, «despechugada y ronca», con su hijo
muerto en los brazos, está gritando con una voz que impresiona a
Max: «¡Me ha estremecido esa voz trágica!». Un coro de personajes
representan la conciencia de la sociedad española: el Tabernero
«Son desgracias inevitables para el restablecimiento del orden»), el
Empeñista, «Las turbas anárquicas me han destrozado el
escaparate») o el Retirado «El Principio de Autoridad es
inexorable») justifican la represión de un pueblo cuya legitimidad
revolucionaria defiende un albañil: “La vida del proletariado no
representa nada para el Gobierno».
Max se indigna ante la actitud reaccionaria de la mayoría. El poeta
ciego, al escuchar de nuevo la voz de esa madre, experimentará una
honda emoción trágica «¡Jamás oí voz con esa cólera trágica!»),

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emoción que don Latino intenta desvalorizar: «Hay mucho de
teatro». La condena de Max ante su insensibilidad es rotunda:
«imbécil!».
Tíene razón Buero Vallejo cuando interpreta este insulto de Max
como «la más acerba... crítica que Valle-Inclán ha podido hacer a la
teoría que él mismo ha forjado». Porque, si bien Luces de bohemia es
una obra espléndida, es también un esperpento poco riguroso: ni
todos los personajes (por ejemplo, el preso anarquista, el Albañil o
parcialmente el propio Max) ni todas las acciones (por ejemplo,
ésta) han sido desvalorizados por la técnica esperpéntica.
Al final de esta fundamental escena y justamente después de este
insulto a don Latino, el Sereno confirma el asesinato del preso
anarquista catalán, al que le ha sido aplicada, como temía, la «ley de
fugas». Es entonces, precisamente entonces, cuando Max Estrella,
«alter ego» de Valle-Inclán, afirma su nueva conciencia histórica y
política:
«La Leyenda Negra, en estos días menguados, es la Historia de
España. Nuestra vida es un círculo dantesco. Rabia y vergüenza.
Me muero de hambre, satisfecho de no haber llevado una triste
velilla en la trágica mojiganga».
Esta visión de la realidad histórica española como una «trágica
mojiganga», como una realidad grotesca que armoniza tragedia y
farsa, prepara la revelación que hace Max en la escena siguiente
acerca de la visión estética que de ella se deriva: el esperpento.
ESCENA XII
La escena duodécima, situada significativamente en un amanecer,
es la anunciación de una nueva estética. el esperpento. el lúcido
testamento del poeta ciego Max Estrella, la única estética que
puede iluminar la realidad histórico-social en su auténtica

31
deformación grotesca. Porque don Latino es ahora para Max un
«grotesco personaje» pero, lo que es más importante, también el
propio poeta se contempla como un títere fantochesco de esa
«trágica mojiganga». Por tanto, su muerte, en este contexto
histórico de «días menguados», carece de grandeza trágica «La
tragedia nuestra no es tragedia») para degradarse grotescamente a
la categoría de esperpento.
La profecía de una nueva estética a la altura de los tiempos
históricos, que tiene una tradición nacional «El esperpentismo lo
ha inventado Goya»), apunta como una estética comprometida «El
sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una
estética sistemáticamente deformada») que significa la condena de
las vanguardias deshumanizadas «Los ultraístas son unos
farsantes»).
Sólo el esperpento puede reflejar la realidad trágica de España, que
es «una deformación grotesca de la civilización europea», y esa
imagen grotesca sólo puede reflejarse con exactitud matemática en
los espejos cóncavos por su efecto de deformación «Las imágenes
más bellas en un espejo cóncavo son absurdas»). Por ello, en este
contexto histórico, los héroes de la tragedia clásica se han
convertido en títeres de esperpento, y por ello Max Estrella nos
anuncia, poco antes de morir, que el esperpento es la nueva estética
de Valle-Inclán:
«Mi estética actual es transformar con matemática de espejo
cóncavo las normas clásicas».

ESCENA XIII
El velatorio del cadáver de Max en un sotabanco es el espacio
escénico de la escena decimotercera, en donde llama la atención la

32
caracterización reiterada de Dorio de Gádex, Clarinito y Pérez
como «tres fúnebres fantoches en hilera».
Don Latino elogia póstumamente al poeta ciego, al que iguala a
Víctor Hugo y considera el «primer poeta español», que ha muerto
pobre «¡Murió pobre, como debe morir el Genio!») pero digno «¡Te
has muerto de hambre, como yo voy a morir, como moriremos
todos los españoles dignos!»). Pero sucede que la bohemia
«golfante» de don Latino carece de grandeza y dignidad, por lo que
su plural resulta tan grotesco como el de Pérez: «El maestro era un
rebelde como nosotros». Rebelde, sí, pero no ya como los
modernistas. Porque la bohemia de Max es hija de la rebeldía social
y del talento artístico, de la conciencia histórica y de la
independencia estética, valores por los que su poe- tambre tiene
grandeza y dignidad.
La muerte de Max es un acta de acusación moral contra la sociedad
española y, en concreto contra la sociedad literaria: «¡Que caiga esa
vergüenza sobre los cabrones de la Academia! ¡En España es un
delito el talento!», dirá don La- tino. Pero la muerte de Max, en ese
contexto, no alcanza la grandeza de la tragedia clásica sino la
condición grotesca del esperpento. Grotesca es su muerte y
también su velorio, en donde la irrupción de Basilio Soulinacke y la
discusión presuntamente científica sobre la supuesta catalepsia del
muerto, del «fiambre» según la portera contrasta con las pruebas
elementales del espejo y la cerilla.

ESCENA XIV
En la escena decimocuarta, de clara inspiración shakespeareana,
Valle-Inclán parodia el Hamlet con los sepultureros y la alusión a
Ofelia. Los sepultureros coinciden en denunciar la corrupción que

33
domina en la sociedad española «En España el mérito no se
premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se
premia todo lo malo»), en la que concejal es sinónimo de «ladrón
del Ayuntamiento».
Pero al entierro de Max van a asistir también los dos personajes
más «admirables» de su mundo modernista: Rubén Darío y el
Marqués de Bradomín, en un encuentro que, según el poeta,
resulta «pavorosamente significativo». En la conversación entre
ambos escuchamos reflexiones filosóficas y culturales sobre la
muerte, un elogio de Shakespeare y de Ham!et, que para Rubén es
«la más bella tragedia», o una valoración irónica que el Marqués
hace de los sepultureros «dos filósofos estoicos» ).
Por el propio Marqués, y contra la «fantasía; del poeta ciego, nos
enteramos de que «Max era hijo de un capitán carlista que murió a
mi lado en la guerra». Bradomín, que está «completamente
arruinado», necesita vender a un editor el manuscrito de sus
Memorias, «como si vendiese el esqueleto». La ruina económica del
Marqués implica también la ruina del carlismo, del aristocratismo
artístico, de las viejas convicciones monárquicas «¡Y el príncipe,
como todos los príncipes, un babieca!»), de todos los valores que
configuraban el mundo literario e ideológico del Valle-Inclán
modernista.
El entierro de Max Estrella resulta, en efecto, «pavorosamente
significativo» porque supone el entierro del modernismo y el
nacimiento de una nueva visión estética del mundo: el esperpento.

ESCENA XV
Regresamos en la escena última a la taberna de Pica Lagartos, en
donde don Latino comenta el entierro de Max y la asistencia del

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Ministro de la Gobernación. Pero lo fundamental son esas «diez
mil del ala» que el «golfante» ha obtenido al cobrar el billete de
lotería que robó al poeta muerto y que desata la codicia de La
Pisa-Bien, de Pica Lagartos y del Pollo del Pay-Pay. Don Latino,
borracho y grotesco, es un títere fantochesco que «guiña el ojo,
tuerce la jeta, y desmaya los brazos haciendo el pelele».
El mundo de la taberna es un mundo de pasiones sórdidas, un
retablo de avaricia, lujuria y muerte. y precisamente Pacona trae un
periódico en donde se publica la noticia de la «muerte misteriosa
de dos señoras en la calle de Bastardillo», la muerte, «absurda» para
don Latino, de Madame Collet y Claudinita. Ese suicidio «absurdo»
le hace exclamar al grotesco personaje, como lúcida herencia de la
anunciación profética de Max en la escena duodécima, que la vida
y la muerte, en ese contexto histórico-social que la técnica de
Valle-Inclán nos ha ido revelando progresiva y sistemáticamente
con matemática de espejo cóncavo, carecen de grandeza trágica
porque el mundo contemporáneo es un esperpento.

Cuestiones
1. Hacer un inventario de los espacios escénicos de la obra y de las
situaciones dramáticas que en ellos se desarrollan.
2. Estudiar el tiempo de la acción dramática y comprobar si desde
la escena primera a la duodécima hay una sucesión lineal. ¿Por qué
la escena duodécima sucede al amanecer?
¿En qué escenas utiliza Valle-Inclán la técnica de la simultaneidad
temporal?
Precisar el tiempo de la acción dramática en las tres escenas finales.
3. Hay escenas que estructuralmente son claves, por ejemplo, la II,
la VI, la VIII o la XI. ¿Por qué son claves?

35
​Comparar e interpretar la distinta significación del abrazo entre
Max y el preso anarquista (VI) y Max y el ministro (VIII).
¿Por qué Max Estrella expresa su indignación moral precisamente
en la escena XI y no antes? ¿Qué hechos le producen esa «rabia y
vergüenza» de sentir que está «mascando ortigas»?
4. En el esperpento, los personajes son títeres en manos del autor.
Sin embargo, Luces de bohemia no parece un esperpento tan riguroso
como el de Los cuernos de don Friolera.
La técnica de animalización sirve para convertir a los personajes
grotescos en fantoches: ¿Es fantoche el preso anarquista catalán o
el albañil? ¿Es fantoche Max Estrella? Comparar estos personajes
con don Latino de Hispalis o con Dorio de Gádex.
Analizar las ideas y actitudes de don Latino como ejemplo de
golfemia: ¿Por qué se llama don Latino de Hispalis?
5. Analizar las palabras proféticas de Max en la escena duodécima.
¿Por qué el personaje desvaloriza la tragedia de su muerte? ¿ Qué
es el esperpento?
Para profundizar en la teoría del esperpento sería muy útil leer
también el prólogo y epílogo de Los cuernos de don Friolera, uno de
los esperpentos de Martes de Carnaval, y analizar y comparar las
ideas de don Estrafalario y de Max.
6. La odisea nocturna del poeta ciego constituye la acción
dramática de la obra. Analizar las ideas de Max sobre religión en su
conversación con don Gay en la escena segunda. ¿Hasta qué punto
cabe hablar de Max como imagen de Cristo?
Analizar también la visión del personaje sobre la política. la
sociedad y la historia de España (por ejemplo, en el interrogatorio
que tiene lugar en la escena V, en la conversación que mantiene

36
con el preso anarquista de la escena VI o con el Ministro en la
escena VIII).
7. Analizar las ideas sobre literatura de Max. ¿ Con qué argumentos
rechaza las ideas del modernista Dorio de Gádex en la escena IV?
¿Por qué tiene interés Valle-Inclán en sacar a escena a Rubén Darío
y al Marqués de Bradomín?
¿Cuál es la función dramática de estos personajes? Analícense las
conversaciones entre Rubén y Max en la escena IX y entre Rubén y
Bradomín en la escena XIV.
8. La lengua literaria “golfa” es una de las maravillas del
esperpento, que exige la deformación grotesca de la expresión
según dice Max en la escena XII.
Analizar el lenguaje de los personajes populares en las escenas
tercera y última, que transcurren en la taberna de Pica Lagartos
(por ejemplo, el de La Pisa-Bien), así como el lenguaje de las
prostitutas en la escena X. Hacer un inventario léxico de los
gitanismos, madrileñismos, expresiones populares y demás
materiales lingüísticos que aparecen en estas tres escenas.
9. Escoger algunas escenas de la obra y comentar en sus
acotaciones la caracterización de los personajes, su indumentaria,
gestualidad y la lengua literaria con que Valle-Inclán las ha escrito.
10. Comparar las ideas políticas y sociales de don Filiberto (escena
VII) con la de los personajes populares en la taberna de Pica
Lagartos (escenas tercera y última) o con la de los sepultureros en
la escena XIV.
Analizar minuciosamente el coro de voces populares que se
expresa en la escena XI. ¿Qué reacción producen en Max la voz de
la madre y esas otras voces? ¿Por qué insulta a don Latino?

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Textos
Esta España que trasparece en Luces de bohemia, esfumada en un
ámbito temporal capaz de admitir vivo a Rubén Darío (t1916) y
muerto a Galdós (t1920), es la España resquebrajada y rompiente
que va hacia la blanda Dictadura, hacia la Dictablanda. España de
románticos ecos moribundos y clamores sociales sofocados. En su
admirable libro La media noche: Visión estelar de un momento de
guerra (1917) había alumbrado Valle-Inclán la maravillosa lámpara
de su místico quietismo estético para contemplar los horrores de la
primera guerra mundial. No faltaban en su producción anterior los
toques satíricos y los visos humorísticos, pero en conjunto aquella
literatura estaba vuelta de espaldas a la actualidad. Sin mengua de la
perfecta concentración estética siempre alcanzada por Valle-Inclán,
Luces de bohemia es la primera obra en que él arrostra la España
de sus propios días, cuajada de problemas. La concentración
artística es la condición primaria, indispensable en toda obra
literaria grande. Pero otra condición se cumple en Luces de
bohemia, y es que el artista se sitúa en el centro mismo de aquella
problemática histórica y social de la España de sus días. Esta
concentricidad responsable y lúcida otorga a Luces de bohemia un
hondo valor de testimonio. ¿Qué ocurre en esa España concreta y
coetánea, aquí atestiguada? Ocurre que el extremado
individualismo de artistas e intelectuales está pasando, muriendo en
un pretérito prolongado, y ocurre que el ímpetu revolucionario de
los trabajadores no puede pasar más allá, reprimido en el umbral
mismo de su porvenir: Ahora Valle-Inclán, delante de tanto
desvarío, había de mirar su labor precedente como música leve.
Aún volverá después a las alegorías, aún apelará a sus favoritos

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recursos de la intemporalidad y el espacio abstracto (Tirano
Banderas) o a la revelación indirecta del presente por el pasado (El
ruedo ibérico). Pero renunciará definitivamente a monumentalizar
personajes e ideales arcaicos: la santidad ingenua, el aristócrata
seductor; el señor feudal, el carlismo, la bohemia heroica. La sátira
se apodera de todo y lo desintegra. ¿Quién sabe a qué firmes y
solidarias creencias, henchidas de futuro, hubiese vinculado
Valle-Inclán su arte, una vez aplacado tal oleaje de ira destructora?
Luces de Bohemia es el resultado prime- IV de su urgencia de
responsabilidad española. Obra crucial, de encrucijada: en el estilo
de Valle-Inclán porque ofrece a la vez sus dos modos mayores de
expresar artísticamente la realidad: el monumento y e esperpento.
(Aquí se trata de un monumento fúnebre consagrado a la bohemia
heroica y de un esperpento irónico y sarcástico dedicado a los
gusanos de una España invertebrada.) Pero obra crucial también
en sentido histórico y social: producto de ese momento crítico en
que la generación «bárbara» de 1898 va siendo relevada por otras
promociones menos dadas al libertinaje del individualismo, y en
que el artista de ayer y el obrero de mañana intentan alargarse los
brazos por encima del capital, la burocracia y la masa inerte, con
un noble anhelo de humanidad conciliada.
[Gonzalo Sobejano: «Luces de bohemia»: elegía y sátira]

​LUCES DE BOHEMIA, de Valle-Inclán

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En este drama, se presenta el dantesco viaje de Max Estrella,
poeta ciego, guiado por Latino de Hispalis por diversos lugares
madrileños, hasta su muerte en la puerta de su propia casa.
La obra se estructura en quince escenas. La acción abarca desde el
atardecer a la noche del día siguiente y se desarrolla en lugares
múltiples: un cuarto miserable, una librería, una calle, un calabozo,
un paseo... Al héroe, Max Estrella, convertido en un simple cesante
por la fatalidad y el destino, sólo le quedan la impotencia, la rabia y
la vergüenza. Los personajes, con su continua gesticulación,
parecen marionetas en su pretensión de trágicos.
Valle emplea citas ajenas como recurso paródico. Este fenómeno,
de raigambre modernista, ya se encontraba en las Sonatas pero
mientras que en éstas funcionaba con absoluta seriedad,
configurando la personalidad de Bradomín, en Luces de bohemia
adquieren una finalidad cómica, paródica.
De la crítica de Luces de bohemia no se libra nadie, desde la
monarquía hasta el último plebeyo, pasando por la estéril bohemia:
la queja es, así, total y aparece por primera vez una crítica colectiva.
La obra constituye una feroz sátira política y social de la España
del momento, un mundo de injusticia, miseria, estupidez,
arbitrariedad y violencia, sin otra salida que la muerte.
Los sucesos históricos se proyectan de manera grotesca; de este
modo, evidencian su carácter absurdo, aunque presentan
consecuencias serias y aun desastrosas. El público, al analizarlos
distanciadamente, aprenderá a ser crítico.
En esta obra de Valle-lnclán, es muy importante la elaboración
lingüística: el léxico madrileño se mezcla con cultismos extraños,
gitanismos y creaciones momentáneas. Ve señalando el uso de
estas expresiones cuando aparezcan. Para aclarar su significado y

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procedencia, puedes acudir a la edición anotada por Zamora
Vicente.
Todas las palabras e intervenciones de los personajes y las
acotaciones son interesantes, nada sobra, todo es
absolutamente necesario.

Escena primera
El drama comienza en la casa de Max Estrella, en la que éste se
encuentra con su mujer, Madama Collet.
o Atendiendo a la acotación y comentarios de
inicial y a las posteriores, Claudinita.)
¿cómo se presenta al o Observa el tono
protagonista y a su mujer? ceremonioso de don
¿En quién está inspirado el Latino, cómo pasa al
personaje? coloquial. Señala las
o ¿Cuál es la situación de la expresiones vulgares y las
familia de Max al castizas.
comenzar la obra? o El lenguaje de Claudinita
o Surge pronto la presencia también es muy
de la muerte? ¿Qué se interesante. Señala los
anticipa con la frase “Con vulgarismos
cuatro perras de carbón o ¿Qué le reclaman
podríamos hacer el viaje Claudinita y Madama
eterno”? Collet a Don Latino?
o ¿Quién llega a la casa? o ¿Por qué sale con él Max
¿Cómo es presentado? Estrella?
(Atiende a las acotaciones

Escena segunda

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Esta escena transcurre en la librería de Zaratustra, adonde llegan
Max Estrella y Don Latino de Hispalis.
o ¿Cómo presenta la o Don Gay habla de
acotación inicial el recinto? Inglaterra, lo que provoca
¿Y a Zaratustra? Señala los que Max realice
rasgos de animalización y comentarios sobre España;
muñequización. ¿Por qué ¿qué dice sobre la religión?
es grotesco el nombre de ¿Qué opina del pueblo
este personaje? español?
o ¿Qué destaca de Don o ¿Qué nueva apreciación
Latino la tercera acotación? sobre el pueblo español
o Explica cómo engaña hace Max Estrella?
Zaratustra a Max. o ¿Quién entra en escena?
o ¿Quién entra en la librería? ¿Qué busca?
¿Cómo es presentado? ¿De
dónde ha regresado?
o ¿Qué se comenta en las
acotaciones siguientes con
respecto a los visitantes?
Escena tercera
Max Estrella y Don Latino han dejado la librería de Zaratustra y se
encuentran ahora en la taberna de Pica Lagartos.
o ¿Qué quiere de Max o Un borracho repite una
Enriqueta la Pisa Bien? expresión
¿Por qué dice que es monótonamente. ¿Cuál?
periodista? ¿Qué significa?
o Señala los casticismos de o ¿Qué sucede al final?
esta escena. Explica la referencias
sociopolíticas de la escena.

42
¿Por qué se van Max y
Latino de la taberna de
Pica Lagartos?
Escena cuarta
Por la noche, Max y Latino vagan por una calle de Madrid.
o ¿Cómo se describe esta o ¿Qué visión se da de la
calle en la acotación inicial? Real Academia Española?
Fíjate en los adjetivos. o ¿Qué dice Max de sí
o ¿En qué estado se mismo? ¿Quién es don
encuentran los personajes? Benito el Garbancero?
¿Qué le sucede o ¿Cómo describe en la
especialmente a Max? acotación a Dorio de
o ¿A quién encuentran? Gádex? ¿Por qué es un
¿Qué referencias políticas esperpento?
hacen? ¿Qué consigue o ¿Qué nuevos personajes
Max? entran en escena? ¿Por qué
o ¿Quiénes aparecen en los llama centuriones?
escena de la Buñolería? ¿Quién era Maura?
¿Cómo son presentados en o Resume qué ocurre hasta
las acotaciones? ¿Qué el final de la escena.
quiere decir Los epígonos del
Parnaso Modernista?

Escena quinta
Esta escena transcurre en el Ministerio de la Gobernación, a donde
ha sido Ilevado Max, acompañado por Don Latino y los
modernistas.
o Atiende a la acotación que se da del lugar y de los
inicial y comenta la visión personajes. (Esperpento:

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adjetiviación, cosificación, el contraste entre la
rimas...) seriedad de Serafín y la
o ¿Cómo se presenta Max? burla de Max.
o Explica cómo se comporta o ¿Qué sucede con Max?
ante Serafín el Bonito. El ¿Cómo reaccionan los
diálogo es humorístico por modernistas?
​ Escena sexta
En el calabozo, Max se encuentra con el Preso. Es una escena muy
importante. No hay esperpento ni humor. Es un contrapunto
trágico a las grotescas burlas anteriores.
o ¿Quién es el Preso? o ¿Qué le sucederá? ¿Qué
o Comenta las observaciones teme?
que hace Max de sí mismo. o Señala la generalización
o Resume las apreciaciones que realiza Max de los
del Preso y la causa por la españoles.
que está detenido.
Escena séptima
Los modernistas, acompañados por Don Latino, se han dirigido
aun periódico, El Popular. A la escena anterior, breve e intensa le
sucede una larga y grotesca.
Señala los temas que aparecen en la conversación que sostienen
con don Filiberto.
o ¿Qué profesión se critica datos de su vida, que
en esta escena? ¿Qué otras también coinciden con los
críticas se hacen? de la vida de Alejandro
o Comenta la explicación Sawa, personaje que hemos
que da de su nombre Don dicho que sirve de modelo
Latino de Hispalis. Más para la figura de Max
adelante nos ofrece más

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Estrella. ¿Qué te parece que son? Por contraste
esto? observa el
o ¿Qué hace Don Filiberto conservadurismo de este
con respecto a lo ocurrido liberal.
a Max Estrella? o ¿De qué suceso hablan al
o ¿Por qué se encoleriza con final de la escena?
los modernistas? ¿Qué dice
​ Escena octava
Esta escena tiene lugar en la Secretaría particular de Su Excelencia,
en la que se encuentra Dieguito García.
o ¿Cómo se describe el lugar o ¿Qué le ofrece el Ministro
en la acotación inicial? a Max? ¿Cómo reacciona
Señala la metáfora. éste? ¿Qué opina de sí
mismo ante este hecho?
o ¿Qué observación hace o ¿Qué comentarios hace el
Max de la policía? Ministro cuando Max
o Señala quién aparece en abandona el recinto?
escena. Observa el servilismo de
o ¿Qué comentarios realiza Dieguito y la sangrante
Max de sí mismo? ironía con que se remata la
o ¿Cómo reacciona al escena.
principio el Ministro?
o Resume la conversación
que sostiene con Max.
Escena novena
Don Latino había ido a buscar a Max, y ahora ambos se hallan en
el Café Colón, donde el ciego busca a Rubén Darío.
o ¿Cómo describe el lugar la o ¿De qué temas hablan los
acotación inicial? personajes? ¿Muerte,

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esoterismo, religión, qué se o Comenta la acotación final
dice de cada uno de esos de la escena. ¿Cuál es su
temas? sentido?
o ¿Quién se acerca a ellos?
​ Escena décima
Max y Latino han dejado a Rubén Darío y se hallan ahora en un
paseo en el que abundan las prostitutas.
o ¿Con quiénes se o Intenta explicar el sentido
encuentran? de la frase final de la última
o Explica cómo se presenta a acotación (Diferentes
las mujeres. sombras).
o Resume qué ocurre desde
ese momento hasta el final
de la escena.
Escena undécima
Esta escena transcurre en una calle del Madrid de los Austrias a la
que llegan Max Estrella y Don Latino.
o ¿Con qué personajes se ¿Qué le propone Max a
encuentran allí? ¿Qué ha Don Latino? ¿Cómo
sucedido? reacciona éste? Ten en
o Resume los comentarios cuenta que el Viaducto era
que se hacen. un lugar predilecto de los
o ¿Qué oyen? ¿Qué explica suicidas.
el Sereno?
o Comenta las reflexiones
finales de Max Estrella.
Escena duodécima

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En esta escena, que se desarrolla al amanecer, ante una iglesia
barroca, salen de boca de Max Estrella importantes observaciones
sobre el esperpento.
o ¿Qué le ocurre a Max? o ¿Qué le pide Max a Don
.¿Qué opina el Latino?
protagonista de Luces de o Explica la visión que tiene
Bohemia acerca de la Max. ¿A quién recuerda?
tragedia española? o Explica el sentido de la
o Explica la caracterización aparición del perro en la
del esperpentismo que acotación.
hace Max Estrella. (Ten en o Don Latino abandona a
cuenta que en el callejón Max. ¿Para qué vuelve un
del Gato, una calle momento?
madrileña, hay unos o Resume qué ocurre hasta
espejos de propaganda el final de la escena.
comercial que deformaban
la imagen de los
transeúntes.)
Escena decimatercia
Esta escena transcurre durante el velatorio del protagonista Max
Estrella.
o ¿Quiénes se encuentran en final, antes de besar al
él? muerto.
o ¿Quién aparece en la o ¿Cómo reacciona
escena? ¿En qué Claudinita? ¿A quién acusa
condiciones se presenta? de la muerte de su padre?
o Comenta las observaciones ¿Qué opina su madre?
que realiza sobre Max, en o ¿Qué nuevo personaje
especial la generalización aparece en el velatorio?

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¿Cómo es presentado en la o Resume qué ocurre hasta
acotación? ¿Qué dice? el final de la escena e
o ¿Qué viene a anunciar la intenta explicar su sentido.
portera?
Escena decimacuarta
Esta escena se desarrolla en el cementerio del Este, en el que ha
sido enterrado Max Estrella, y comienza con el diálogo de dos
sepultureros.
o ¿De qué hablan los dos de la obra de Valle-lnclán:
hombres? Comenta las la referida al entierro de
generalizaciones que se Ofelia en Hamlet, de
realizan sobre España. Shakespeare. Explica por
o ¿Qué personajes aparecen? qué se produce la parodia.
Señala qué apreciaciones ¿Qué opina el Marqués del
hacen. drama inglés?
o Explica qué cuenta el o ¿De qué habla el Marqués
Marqués de Bradomín de de Bradomín con los
Max Estrella. sepultureros?
o En esta escena, tiene lugar, o Hacia el final de la escena,
de manera paródica, una Valle ironiza sobre su
de las abundantes propia producción literaria;
intertextualidades literarias explica por qué.

Escena última
Esta escena se desarrolla nuevamente en la taberna de Pica
Lagartos, en la que se encuentra Don Latino de Hispalis.
o ¿Por qué dice que bebe? Don Latino y cómo lo
o ¿Qué le advierte Pica demuestra?
Lagartos? ¿Qué responde o ¿Qué le dice la Pisa-Bien?

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o ¿Qué le exige Pica
Lagartos a Don Latino?
o ¿Quién aparece en la
taberna? ¿Qué deja sobre
el mostrador? ¿Qué vocea
en la puerta?
o ¿Qué ha sucedido?
o Comenta las observaciones
finales que realizan los
personajes.

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La cueva de ZARATUSTRA en el Pretil de los Consejos. Rimeros de libros hacen escombro y
cubren las paredes. Empapelan los cuatro vidrios de una puerta cuatro cromos espeluznantes de
un novelón por entregas. En la cueva hacen tertulia el gato, el loro, el can y el librero.
ZARATUSTRA, abichado y giboso —la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente —,
promueve, con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa disonancia muy emotiva y
muy moderna. Encogido en el roto pelote de una silla enana, con los pies entrapados y cepones
en la tarima del brasero, guarda la tienda. Un ratón saca el hocico intrigante por un agujero.
ZARATUSTRA: ¡No pienses que no te veo, ladrón!
EL GATO: ¡Fu! ¡Fu! ¡Fu!
EL CAN: ¡Guau!
EL LORO: ¡Viva España!
Están en la puerta MAX ESTRELLA y DON LATINO DE HISPALIS. El poeta saca el brazo por entre
los pliegues de su capa, y lo alza majestuoso, en un ritmo con su clásica cabeza ciega.
MAX: ¡Mal Polonia recibe a un extranjero!
ZARATUSTRA: ¿Qué se ofrece?
MAX: Saludarte, y decirte que tus tratos no me convienen.
ZARATUSTRA: Yo nada he tratado con usted.
MAX: Cierto. Pero has tratado con mi intendente, Don Latino de Hispalis.
ZARATUSTRA: ¿Y ese sujeto de qué se queja? ¿Era mala la moneda?
DON LATINO interviene con ese matiz del perro cobarde, que da su ladrido entre las piernas del
dueño.
DON LATINO: El maestro no está conforme con la tasa, y deshace el trato.
ZARATUSTRA: El trato no puede deshacerse. Un momento antes que hubieran llegado… Pero
ahora es imposible: Todo el atadijo, conforme estaba, acabo de venderlo ganando dos perras.
Salir el comprador, y entrar ustedes.
El librero, al tiempo que habla, recoge el atadijo que aún está encima del mostrador, y penetra en la
lóbrega trastienda, cambiando una seña con DON LATINO. Reaparece.
DON LATINO: Hemos perdido el viaje. Este zorro sabe más que nosotros, maestro. MAX:
Zaratustra, eres un bandido.
ZARATUSTRA: Ésas, Don Max, no son apreciaciones convenientes.
MAX: Voy a romperte la cabeza.
ZARATUSTRA: Don Max, respete usted sus laureles.
MAX: ¡Majadero!
Ha entrado en la cueva un hombre alto, flaco, tostado del sol. Viste un traje de antiguo voluntario
cubano, calza alpargates abiertos de caminante, y se cubre con una gorra inglesa. Es el extraño
DON PEREGRINO GAY, que ha escrito la crónica de su vida andariega en un rancio y animado
castellano, trastocándose el nombre en DON GAY PEREGRINO: Sin pasar de la puerta, saluda
jovial y circunspecto.
ESCENA TERCERA

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La Taberna de PICA LAGARTOS: Luz de acetileno: Mostrador de cinc: Zaguán oscuro con mesas y
banquillos: Jugadores de mus: Borrosos diálogos. — MÁXIMO ESTRELLA y DON LATINO DE
HISPALIS, sombras en las sombras de un rincón obscuro como el darkmasingles, se regalan con
sendos quinces de morapio.
EL CHICO DE LA TABERNA: Don Max, ha venido buscándole la Marquesa del Tango.
UN BORRACHO: ¡Miau!
MAX: No conozco a esa dama.
EL CHICO DE LA TABERNA: Enriqueta la Pisa Bien.
DON LATINO: ¿Y desde cuándo titula esa golfa?
EL CHICO DE LA TABERNA: Desde que heredó del finado difunto de su papá, que entodavía vive.
DON LATINO: ¡Mala sombra! MAX: ¿Ha dicho si volvería?
EL CHICO DE LA TABERNA: Entró, miró, preguntó y se fue rebotada, torciendo la gaita. ¡Ya la
tiene usted en la puerta!
ENRIQUETA LA PISA BIEN, una mozuela golfa, revenida de un ojo, periodista y florista, levantaba
el cortinillo de verde sarga, sobre su endrina cabeza, adornada de peines gitanos.
LA PISA BIEN: ¡La vara de nardos! ¡La vara de nardos! Don Max, traigo para usted un memorial de
mi mamá: Está enferma y necesita la luz del décimo que le ha fiado.
MAX: Le devuelves el décimo y le dices que se vaya al infierno.
LA PISA BIEN: De su parte, caballero. ¿Manda usted algo más?
El ciego saca una vieja cartera, y tanteando los papeles con aire vago, extrae el décimo de la
lotería y lo arroja sobre la mesa: Queda abierto entre los vasos de vino, mostrando el número
bajo el parpadeo azul del acetileno. LA PISA BIEN se apresura a echarle la zarpa.
DON LATINO: ¡Ese número sale premiado!
LA PISA BIEN: Don Max desprecia el dinero.
EL CHICO DE LA TABERNA: No le deje usted irse, Don Max.
MAX: Niño, yo hago lo que me da la gana. Pídele para mí la petaca al amo.
EL CHICO DE LA TABERNA: Don Max, es un capicúa de sietes y cincos.
LA PISA BIEN: ¡Que tiene premio, no falla! Pero es menester apoquinar tres melopeas, y este
caballero está afónico. Caballero, me retiro saludándole. Si quiere usted un nardo, se lo regalo.
MAX: Estate ahí. LA PISA BIEN: Me espera un cabrito viudo. MAX: Que se aguante. Niño, ve a
colgarme la capa. LA PISA BIEN: Por esa pañosa no dan ni los buenos días. Pídale usted las tres
beatas a Pica Lagartos. EL CHICO DE LA TABERNA: Si usted le da coba, las tiene en la mano. Dice
que es usted segundo Castelar. MAX: Dobla la capa, y ahueca. EL CHICO DE LA TABERNA: ¿Qué
pido? MAX: Toma lo que quieran darte. LA PISA BIEN: ¡Si no la reciben! DON LATINO: Calla, mala
sombra. MAX: Niño, huye veloz. EL CHICO DE LA TABERNA: Como la corza herida, Don Max.
MAX: Eres un clásico. LA PISA BIEN: Si no te admiten la prenda, dices que es de un poeta. DON
LATINO: El primer poeta de España. EL BORRACHO: ¡Cráneo previlegiado! MAX: Yo nunca tuve
talento. ¡He vivido siempre de un modo absurdo! DON LATINO: No has tenido el talento de saber
vivir.

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