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Mujeres empresarias

 Durante el Antiguo Régimen, las estructuras sociales y económicas estaban fuertemente


jerarquizadas. Las mujeres, salvo casos excepcionales, tenían roles limitados en
comparación con los hombres en términos de participación en actividades económicas y
empresariales.
 Tradicionalmente han contado con un papel meramente gestor, involucradas en la
economía doméstica, gestionando las finanzas familiares y participando en actividades
comerciales a pequeña escala, como la producción y venta de bienes domésticos.
 Pero en casos excepcionales, casi siempre producidos por la ausencia de un varón, ya sea
como herederas del negocio familiar o del negocio del matrimonio, gestionando el
patrimonio familiar. Aunque la participación directa de las mujeres en los negocios era
limitada, algunas mujeres lograron destacar como empresarias y comerciantes.
 La restricción de las mujeres a los negocios y a la limitada participación femenina en la
economía se debía no solo a la imposibilidad de emprender negocios por falta de caudales,
y que reduciría el emprendimiento a las mujeres de las clases mas acomodadas, sino que
existía todo un corpus jurídico que limitaba la participación femenina en los negocios.
 Las mujeres, socialmente, sufrían una incapacidad jurídica por razones de género, ya
que eran consideradas débiles e inferiores por naturaleza que necesitaban la protección
de un hombre y por ello no eran merecedoras de disfrutar de los derechos como los
hombre.
 también por razones de su estado, ya que solo las mujeres solteras mayores de edad y las
mujeres viudas tenían derecho a realizar contratos, a dar fianzas, a comprar y vender
patrimonio, pero con las limitaciones de permisos, ya sea del marido o del padre, que la
ley les aplicaba a modo de protección. A la hora de realizar negocios tenían que renunciar
a parte de estas leyes protectoras, convirtiéndolas prácticamente en el estado de los
hombres. Este estatus de inferioridad jurídica les consideraba como menores y les
equiparaba a los niños.
 Además, la membresía en gremios y corporaciones estaba a menudo limitada a hombres,
excluyendo a las mujeres de ciertos sectores económicos y comerciales, enfrentando a las
mujeres que deseaban participar en actividades comerciales a fuertes barreras legales y
sociales.
CASO PORTUGUES

 Y para ejemplificar este estatus jurídico adverso al que estaban sometidas las mujeres en
el antiguo régimen encontramos a las mujeres portuguesas.
 Los derechos de las mujeres portuguesas durante la Edad Moderna eran iguales a los
de los hombres, salvo declaración expresa de lo contrario, iguales en cuanto a la mayoría
de edad legal (25 años) a los derechos de propiedad y a su transacción, a heredar, testar,
negociar o migrar y a rasgos comunes,
 las viudas y solteras mayores de edad no estaban sometidas a tutela alguna.
 Las casadas, como sucedía en toda Europa, por el hecho de estarlo perdían derechos
importantes, como la administración de los bienes comunes y propios, y la elección de
residencia y los maridos podían vender los bienes muebles sin su intervención, pero
carecían de permiso para la enajenación de inmuebles sin su autorización. Las esposas
estaban legalmente obligadas a obedecer a sus esposos, pero mantenían los derechos de
propiedad, que pasaban al patrimonio familiar al casarse en régimen de gananciales.
 Generalmente, se tiende a ver la dote como única forma de acceso que tuvieron las
mujeres casadas a la propiedad en la Europa mediterránea pero, lejos de la realidad, había
territorios donde la ley estipulaba el reparto igualitario de la herencia entre todos los hijos
e hijas, como era el caso de Portugal y Castilla, donde, además, se priorizaron los
gananciales en lo relativo a los bienes adquiridos en el matrimonio, pudiendo aumentar
el patrimonio personal de la mujer ya que el patrimonio matrimonial pertenecía, a partes
iguales, a los cónyuges.
 En Portugal, los esposos no heredaban el uno del otro, y todas las mujeres casadas sin
herederos legítimos podían no dejar a sus maridos la mitad de los bienes de la pareja, por
lo que una viuda podría aventajar económicamente a alguno de sus hijos en lugar de a su
cónyuge. Las viudas readquirían —si se hubiesen casado mayor de edad, que era lo más
común— el derecho de administrar una propiedad que ya era suya. A la muerte del
marido, siempre que su mitad permanecieses indivisa, la viuda se convertía en cabeza de
casa de casa de todos los bienes.
 Tan solo escapan del control del marido ciertos bienes dotales, que contaban con
regímenes especiales de propiedad, gestión y transmisión, y que eran una propiedad
inalienable y exclusiva de la esposa dotada.
 Para el ejercicio laboral, las comerciantes y artesanas no precisaban el consentimiento
marital para cada acto que llevasen a cabo, considerándose en esto legalmente solteras,
siempre que sus maridos no lo prohibiesen y no ejerciesen la misma actividad. Como
veremos, estar casada no impedía el desempeño de una profesión de forma autónoma.
 Jurídicamente, las mujeres tenían prohibido únicamente ser testigo instrumental, es
decir, testificar en actos notariales como escrituras y testamentos, donde solo podrían ser
testigos verbales, ser apoderada en juicios; ser tutora de no descendientes o ser fiadora.
 Además, Por el derecho común, estaban apartadas de los oficios civiles o públicos, de
juzgar y sentenciar e impedidas de jurisdicción, aunque hay conocimiento de mujeres que
estuvieron al frente de jurisdicciones

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