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Instituto de Educación Superior Tecnológico Público

“Contralmirante Manuel Villar Olivera”

“AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS DE INDEPENDENCIA”

Instituto de Educación Superior Tecnológico Público


“Contralmirante Manuel Villar Olivera”

NOMBRES Y APELLIDOS
Sanjinez Sevedón Elvis Asunción

TEMA

LOS TRASTORNOS MENTALES MÁS COMUNES QUE


AFECTAN A LOS PACIENTES CON CÁNCER

ESPECIALIDAD
Enfermería Técnica

DOCENTE
Licenciada. Patricia Isabel Agurto Maceda

Tumbes – Perú
2021
Instituto de Educación Superior Tecnológico Público
“Contralmirante Manuel Villar Olivera”

LOS TRASTORNOS MENTALES MÁS


COMUNES QUE AFECTAN A LOS
PACIENTES CON CÁNCER

Licenciada: Agurto Maceda Patricia Isabel

Alumno: Sanjinez Sevedón Elvis Asunción

Tumbes, 30 de abril del 2021


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“Contralmirante Manuel Villar Olivera”

Organización Mundial de la Salud Prevención de los trastornos mentales: intervenciones efectivas y opciones de políticas: informe
compendiado / un informe de la Organización Mundial de la Salud Dept.de Salud Mental y Abuso de Sustancias; en colaboración
con el Centro de Investigación de Prevención de las Universidades de Nijmegen y Maastricht. 1.Trastornos mentales – prevención
y control. 2. Medicina basada en evidencia. 3. Elaboración de Políticas I. Organización Mundial de la Salud II. Universidades de
Nijmegen y Maastricht. Centro de Investigación de Prevención.

ISBN 92 4 159215 X (NLM clasificación: WM 140)


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ÍNDICE
Resumen ………………………………………………………………………………………………………..………… 4

Introducción ………………………………………………………………………………………………………..……. 5

Aspectos bibliográficos ………………………………………………………………………………………………. 6

Perfiles de casos nuevos ……………………………………………………………………………………………. 7

Diagnóstico de intento de suicidio ……………………………………………………………………………. 8

Perfil de pacientes ………………………………………………………………………………………….……. 9-10

Anexos ……………………………………………………………………………………………………………..……… 11

Referencias bibliográficas ………………………………………………………………………………..….….. 12


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“Contralmirante Manuel Villar Olivera”

RESUMEN
Introducción. Un tercio de los pacientes oncológicos cursan con dolor, mismo que
condiciona desde una mayor dificultad de adaptación al cáncer hasta diversos grados
de psicopatología. Existen muy pocos estudios al respecto en pacientes ambulatorios.

Objetivo. Describir la prevalencia de los trastornos mentales en pacientes oncológicos


ambulatorios con dolor asociado al cáncer.
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INTRODUCCIÓN

la salud mental: se refiere al bienestar psicológico, emocional y social. Incluye cómo


nos sentimos, pensamos, actuamos y nos relacionamos con otras personas.

Tener una buena salud mental puede mejorar los resultados médicos y la calidad de
vida tanto del paciente como de la familia.

Los altibajos en la salud mental durante el cáncer son esperados. Durante una
enfermedad grave, habrá emociones y pensamientos negativos. Los sentimientos de
estrés, preocupación y tristeza son respuestas normales a una situación muy anormal.

La adaptación saludable es un proceso. Sobrellevar la situación implica esforzarse y


encontrar formas de reagruparse y seguir adelante. Puede ser fácil olvidarse de la
salud mental cuando el foco está en las necesidades médicas inmediatas.
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ASPECTOS GENERALES

Puntos importantes
• La ansiedad y el sufrimiento pueden afectar la calidad de vida de los pacientes con
cáncer y sus familias.
• Los pacientes de cáncer presentan distintos grados de sufrimiento.
• Hay ciertos factores de riesgo por grados altos de sufrimiento en las personas con
cáncer.
• Se realizan exámenes de detección para determinar si el paciente necesita ayuda
para adaptarse al cáncer.

Los pacientes de cáncer presentan distintos grados de sufrimiento.


Algunos pacientes de cáncer tienen un grado bajo de sufrimiento y otros tienen grados
más altos. El grado de sufrimiento varía desde la capacidad de adaptarse a vivir con
cáncer hasta tener un problema de salud mental importante; por ejemplo, una
depresión grave.
• Adaptación normal: conducta por la que la persona realiza cambios en su vida para
manejar una situación que causa tensión como, por ejemplo, un diagnóstico de cáncer.
Cuando la persona tiene una adaptación normal, aprende a hacer frente al sufrimiento
emocional y resuelve los problemas relacionados con el cáncer.

• Sufrimiento psicológico y social: afección por la que una persona tiene algunas
dificultades para hacer cambios en su vida a fin de poder manejar una situación difícil
como, por ejemplo, un diagnóstico de cáncer. Quizás sea necesaria la ayuda de un
profesional para aprender nuevas habilidades para hacer frente a una dificultad.

• Trastorno de adaptación: afección por la que una persona tiene muchos problemas
para hacer cambios en su vida para manejar una situación difícil como, por ejemplo, un
diagnóstico de cáncer. Se presentan síntomas tales como depresión, ansiedad u otros
problemas emocionales, sociales o de comportamiento que empeoran la calidad de
vida de la persona.

• Trastorno de ansiedad: afección por la que una persona presenta ansiedad grave.
Esto puede obedecer a una situación que causa tensión como, por ejemplo, un
diagnóstico de cáncer o presentarse sin ninguna causa conocida. Los síntomas de un
trastorno de ansiedad incluyen preocupación en exceso, miedo y aprensión. Cuando
los síntomas son graves, afectan la capacidad de una persona de tener una vida
normal.

Hay muchos tipos de trastornos de ansiedad; entre ellos los siguientes:


• Trastorno de ansiedad generalizada.
• Trastorno de pánico (afección que causa sentimientos súbitos de pánico).
• Agorafobia (miedo a los espacios abiertos o a las situaciones en las que podría ser
difícil recibir ayuda en caso de ser necesario).
• Trastorno de ansiedad social: (miedo a situaciones sociales).
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• Fobia específica (aversión a un objeto o situación específica).


• Trastorno obsesivo compulsivo.
• Trastorno por tensión postraumática.

Perfil de los casos nuevos en consulta externa

1. Perfiles según diagnóstico y sexo: Durante el mes de febrero del 2019, en el


Servicio de Consulta Externa, se presentaron 153 casos nuevos. En la distribución
según diagnóstico, de estos casos, de mayor a menor, el primer lugar lo ocupa el
Diagnostico de Trastorno de Conducta Adictiva, con 97 casos, los que se dividen en 13
casos correspondientes al sexo femenino y 84 al sexo masculino; en el segundo lugar
se encuentra el Diagnóstico de Episodio Depresivo Moderado y Grave con 53 casos de
los cuales 13 pertenecen al sexo masculino y 40 al sexo femenino, y finalmente, los
casos nuevos de Diagnostico de Primer Episodio Psicótico fueron 2, casos
pertenecientes al sexo masculino.

2. Perfiles según diagnóstico y distrito de residencia durante el mes de febrero del


2019, el resultado de casos Nuevos en el Servicio:

Durante el mes de febrero del 2019, el resultado de casos Nuevos en el Servicio de


Consulta Externa por diagnóstico y Distrito de Residencia de Lima Este y distritos
cercanos como San Juan de Miraflores, la Victoria y otros distritos es un total 153
pacientes. La mayoría de los casos proceden del Distrito de Ate ubicándole en primer
lugar con un total de 35 casos, en segundo lugar, se encuentra el distrito de Santa
Anita con 24 casos, y en tercer lugar se sitúa al distrito de San Juan Lurigancho con 13
casos.
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LOS TRASTORNOS MENTALES Y


SU GRUPO ETARIO

Licenciada: Agurto Maceda Patricia Isabel

Alumno: Sanjinez Sevedón Elvis Asunción

Tumbes, 30 de abril del 2021


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PRÓLOGO:

Una de las principales metas del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias
de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es reducir la carga relacionada con los
trastornos mentales, neurológicos y de abuso de sustancias. La prevención de esos
trastornos es obviamente una de las formas más efectivas para reducir la carga.
Muchas Resoluciones de la Asamblea Mundial de la Salud y el Comité Regional han
enfatizado además la necesidad para la prevención. La OMS publicó un documento
sobre prevención primaria de los trastornos mentales, neurológicos y psicosociales en
1998 (OMS, 1998). Sin embargo, este campo científico ha tenido un rápido desarrollo
de ideas y evidencia de investigación, y por lo tanto, necesita una revisión más
actualizada. Este Informe Compendiado (junto con el próximo Informe Completo)
intenta proporcionar un panorama integral de este campo, especialmente desde la
perspectiva de la evidencia para intervenciones efectivas y las opciones de políticas
asociadas. Esto cumple con el mandato de la OMS de suministrar información y
evidencia a los Estados Miembros con el fin de ayudarlos a escoger e implementar
políticas y programas adecuados que mejoren la salud mundial. En un área como la
prevención de los trastornos mentales, esta tarea es aún más crítica, considerando que
gran parte de la evidencia es reciente y no ha sido probada en diferentes escenarios.
Los trastornos mentales están inseparablemente vinculados al tema de los derechos
humanos. El estigma, la discriminación y las violaciones de los derechos humanos que
sufren las personas y las familias afectadas por trastornos mentales son intensos y
profundos. Por lo menos en parte, estos fenómenos son consecuencias de una
percepción general en cuanto a que no existen modalidades efectivas de prevención o
tratamiento contra estos trastornos. La prevención efectiva puede influir mucho en el
cambio de estas percepciones y así, cambiar la forma en que la sociedad percibe los
trastornos mentales. Sin embargo, los problemas de los derechos humanos van más
allá de las violaciones específicas a las que están expuestas las personas con trastornos
mentales. En efecto, las limitaciones en los derechos humanos básicos de individuos y
comunidades vulnerables, pueden actuar como poderosos determinantes de los
trastornos mentales. Por lo tanto, no es de sorprender que muchas de las medidas de
prevención efectivas estén en armonía con los principios de igualdad social, igualdad
de oportunidades e igualdad de atención de los grupos más vulnerables en la sociedad.
Los ejemplos de estas intervenciones incluyen mejorar la nutrición, garantizar la
educación primaria y el acceso al mercado laboral, eliminando la discriminación basada
en raza y género y garantizando la seguridad económica. Vale la pena implementar
muchas de estas intervenciones, aún si la evidencia para su propia efectividad algunas
veces no sea suficiente para la prevención de trastornos mentales específicos. Sin
embargo, no se debe permitir que la búsqueda de mayor evidencia científica sobre la
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efectividad y rentabilidad, se convierta en una excusa para dejar de implementar la


urgente necesidad de políticas sociales y de salud. De hecho, se necesitan encontrar
métodos innovadores para evaluar la evidencia en tanto se diseñen e implementen
estos programas. Estos métodos deben incluir técnicas cualitativas derivadas de las
ciencias sociales, antropológicas y otras ciencias humanísticas, así como un análisis de
las partes interesadas para poder captar la complejidad y diversidad de los resultados.
El conflicto y la violencia, tanto entre individuos como entre comunidades y países,
representan una amenaza particularmente poderosa y desafortunadamente común a
la salud mental. El desasosiego y los trastornos mentales resultantes son
considerables. La prevención de la violencia requiere de los esfuerzos de toda la
sociedad, pero los profesionales de la salud podrán aminorar el impacto negativo de
este fenómeno, implementando algunos esfuerzos preventivos específicos y brindando
ayuda humanitaria más acorde con la salud mental. Uno de los puntos cruciales en la
implementación de la prevención basada en evidencia, es la aplicabilidad en vida real
de los programas comprobados por laboratorio, especialmente en los entornos de
gran variedad cultural y de recursos. Las pruebas de efectividad rigurosamente
controladas parecen proporcionar mayor evidencia definitiva, pero a su vez son menos
sensibles a la aplicación más amplia a nivel mundial. Las variables culturales y de
contexto no deben ser vistas como conflictivas, sino como elementos esenciales de
cualquier programa que deben aplicarse a situaciones de vida real. Es preferible una
consideración adecuada de estos factores mientras generan evidencia a un análisis
posterior de la situación. La aplicabilidad cultural hace que la tarea de la diseminación
de las intervenciones basadas en evidencia resulte complicada y lenta, sin embargo,
esto es de esperarse teniendo en cuenta la complejidad de los programas de
prevención. La gran pregunta no resuelta es: ¿Quién debe pagar por la prevención? A
medida que el costo de la salud aumenta en todo el mundo, se observa también un
aumento en la competencia por los recursos. Este escenario coloca a la prevención,
que generalmente es un resultado a largo plazo, en una posición de desventaja en
comparación con el tratamiento que logra beneficios a corto plazo. Los intereses
económicos, incluyendo los comerciales, también son más prominentes en el área del
tratamiento que en el de la prevención, lo que causa que se invierta menos en
actividades de prevención. Los proveedores de atención de la salud a menudo no
consideran que la prevención sea su responsabilidad principal, especialmente para
intervenciones que normalmente son implementadas por otros sectores no
relacionados con la salud. Las autoridades de salud pública y los profesionales de la
salud necesitarán asumir un rol de liderazgo en esta materia, aún si no pueden
encontrar los recursos financieros necesarios dentro del sector salud para
implementar los programas. La colaboración entre los sectores de salud mental, salud
pública y otros es compleja pero necesaria para que los programas de prevención se
conviertan en una realidad. Un buen punto de partida para esta colaboración es la
destilación de la evidencia para la efectividad de los mensajes claves que son
científicamente exactos, pero que aun así son de fácil comprensión y suficientemente
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prácticos para permitir su aplicación. Espero que esta publicación de la OMS nos lleve a
dar un paso más en esta dirección.
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ÍNDICE

Mensajes claves ___________________________________________ 15

Introducción: ¿Qué es prevención basada en evidencia y promoción en salud mental?

Prevención de los trastornos mentales: una prioridad de salud pública ___________ 17

Promoción de salud mental y prevención de trastornos mentales _______________ 18

Desarrollando la evidencia para programas y políticas exitosa__________________ 19

Parte II: Macro-estrategias para reducir el riesgo y mejorar la calidad de vida_____ 26

Mejorando la nutrición ________________________________________________ 26

Mejorando la vivienda ________________________________________________ _26

Mejorando el acceso a la educación _______________________________________ 26

Reduciendo la inseguridad económica _____________________________________ 27

Fortaleciendo las redes comunitarias ______________________________________ 27

Reduciendo el daño causado por las sustancias adictivas ______________________ 28

Parte III: Reduciendo los factores de estrés y aumentando la fortaleza ________ _ 29

Promoviendo un inicio saludable en la vida ________________________________ 29

Reduciendo el abuso y abandono de menores ______________________________ 31

Afrontando la enfermedad mental de los padres ____________________________ 31

Aumentando la fortaleza y reduciendo la conducta de riesgo en las escuelas_______ 32

Enfrentando la desintegración familiar ____________________________________ 33

Anexos___________________________________________________________________ 45
Referencias ______________________________________________________________ 60
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MENSAJES CLAVES

Los trastornos mentales tienen múltiples determinantes; la prevención necesita ser


un esfuerzo de muchas ramificaciones
Las ciencias sociales, biológicas y neurológicas han proporcionado contribuciones
significativas al rol de los factores de riesgo y protección en las vías evolutivas de los
trastornos mentales y salud mental deficiente. Los factores de riesgo y de protección,
ya sean biológicos, psicológicos, sociales o de la sociedad, así como sus interacciones,
han sido identificados en diferentes etapas de la vida, incluso en la etapa fetal. Muchos
de estos factores son maleables y por lo tanto son objetivos potenciales para las
medidas de prevención y promoción. La alta comorbilidad entre los trastornos
mentales y sus interrelaciones con las enfermedades físicas y problemas sociales,
destacan la necesidad de crear políticas de salud pública integradas, dirigidas a
conjuntos de problemas relacionados, determinantes comunes, etapas tempranas en
las trayectorias de problemas múltiples y poblaciones en diferentes riesgos.
La prevención efectiva puede reducir el riesgo de desarrollar trastornos mentales
Hay una amplia variedad de programas y políticas preventivas basadas en evidencia
que se encuentran disponibles para su implementación. Se ha observado que estos
programas y políticas reducen los factores de riesgo, fortalecen los factores de
protección y disminuyen los síntomas psiquiátricos y la discapacidad, así como la
aparición de algunos trastornos mentales. También mejoran la salud mental positiva,
contribuyen a una mejor salud física y generan beneficios sociales y económicos. Estas
intervenciones de resultados múltiples demuestran que la prevención puede ser
rentable. Las investigaciones están comenzando a mostrar resultados significativos a
largo plazo.
La implementación se debe guiar por la evidencia disponible
Por razones éticas y con el fin de lograr el uso óptimo de los recursos limitados para la
prevención, se debe asignar prioridad a los programas y políticas preventivas que
demuestren evidencia científica de su efectividad. La conformación de una base de
evidencia es un proceso incremental. Debe ser culturalmente sensitivo y utilizar una
amplia gama de métodos investigativos.
La protección de los derechos humanos es una estrategia fundamental para prevenir
los trastornos mentales
Las condiciones adversas, tales como el abuso de menores, violencia, guerra,
discriminación, pobreza y falta de acceso a la educación, tienen un impacto
significativo en el desarrollo de los problemas mentales y el inicio de los trastornos
mentales. Las acciones y políticas que mejoran la protección de los derechos humanos
básicos representan una sólida estrategia preventiva de los trastornos mentales.
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INTRODUCCIÓN: QUÉ ES PREVENCIÓN BASADA EN


EVIDENCIA Y PROMOCIÓN EN SALUD MENTAL

Prevención de trastornos mentales: una prioridad de salud pública


Los trastornos mentales y de conducta no son exclusivos de un grupo especial: se
encuentran en personas de todas las regiones, todos los países y todas las sociedades.
De acuerdo con los estimados proporcionados en el Informe de Salud Mundial 2001 de
la OMS, alrededor de 450 millones de personas padecen de trastornos mentales. Una
de cada cuatro personas desarrollará uno o más trastornos mentales o de conducta1 a
lo largo de su vida (OMS, 2001b). Los trastornos mentales y de conducta están
presentes en cualquier momento del tiempo en aproximadamente el 10% de la
población adulta a nivel mundial. Una quinta parte de los adolescentes menores de 18
años padecerá de algún problema de desarrollo, emocional o de conducta, uno de
cada ocho tiene un trastorno mental; entre los niños en desventaja, la proporción es
uno de cada cinco. Los trastornos mentales y neurológicos son responsables del 13%
del total de los Años de Vida Ajustados por Discapacidad (DALYs)2 que se pierden
debido a todas las enfermedades y lesiones en el mundo (OMS, 2004d). Cinco de cada
diez de las principales causas de discapacidad a nivel mundial son condiciones
psiquiátricas, incluyendo la depresión, consumo de alcohol, esquizofrenia y trastornos
compulsivos (Murray & Lopez, 1996). Las proyecciones estiman que para el año 2020
las condiciones neuropsiquiátricas serán responsables del 15% de las discapacidades a
nivel mundial, y la depresión unipolar por sí sola será responsable del 5.7% de los
DALYs. El impacto económico de los trastornos mentales es amplio, duradero y
enorme. Estos trastornos imponen una serie de costos en los individuos, familias y
comunidades. En los Estados Unidos de América, se ha reportado que el total de los
costos anuales relacionados con los trastornos mentales asciende a 147 billones de
dólares estadounidenses, más que los costos atribuidos al cáncer, enfermedades
respiratorias o SIDA (Instituto de Medicina, 1989). A pesar de que los estimados de los
costos directos en los países de bajos ingresos no alcanzan estos niveles debido a la
poca disponibilidad y cobertura de los servicios de atención de salud mental, los costos
indirectos que surgen de la pérdida de productividad representan una proporción
mayor de los costos generales (OMS, 2001b). Más aún, los bajos costos de tratamiento
(debido a falta de tratamiento) podrían realmente aumentar los costos indirectos al
aumentar la duración de los trastornos no tratados y su discapacidad asociada. En
general, los costos económicos de los problemas mentales son enormes y no se
pueden medir fácilmente. Además de los costos del servicio social y de salud, la
pérdida de empleo, la reducción de la productividad, el impacto en las familias y en los
proveedores de cuidado personal, los niveles de criminalidad y seguridad pública y el
impacto negativo de la mortalidad prematura, hay otros costos que son difíciles de
medir y que no han sido tomados en cuenta, tales como el impacto negativo del
estigma y la discriminación o los costos de oportunidades perdidas por los individuos y
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familias (OMS, 2001b; Hosman & Jané-Llopis, 1999). Para reducir la carga a la salud y la
carga social y económica de los trastornos mentales, resulta esencial que los países y
regiones presten mayor atención a la prevención y promoción de la salud mental al
nivel de formulación de políticas, legislación, toma de decisiones y asignación de
recursos dentro del sistema general de atención de salud.

Promoción de la salud mental y prevención de los trastornos mentales


Una dificultad inicial que enfrentan los investigadores y diseñadores de políticas en
este campo, está relacionada con las semejanzas y límites entre los conceptos de salud
mental y enfermedad mental y entre prevención y promoción. La OMS define salud
como “un estado de bienestar físico, mental y social completo y no meramente la
ausencia de enfermedad o padecimiento “(OMS, 2001a, p.1). Por lo tanto, la salud
incluye el funcionamiento mental, físico y social, los cuales están estrechamente
relacionados y son interdependientes. Existe evidencia que indica que las
enfermedades físicas y mentales pueden acompañar, seguir o precederse una a otra,
así como hay evidencia que indica que los trastornos mentales aumentan el riesgo de
enfermedad física y viceversa.
Promoción de la salud mental
La promoción de la salud mental se refiere con frecuencia a la salud mental positiva,
considerando la salud mental como un recurso, como un valor por sí mismo y como un
derecho humano básico que es esencial para el desarrollo social y económico. La
promoción de la salud mental tiene el objeto de ejercer un impacto sobre los
determinantes de la salud mental con el fin de aumentar la salud mental positiva,
reducir desigualdades, construir capital social, crear ganancia de salud y reducir la
diferencia en la expectativa de salud entre los países y grupos (Declaración de Yakarta
para la Promoción de la Salud, OMS, 1997). Las intervenciones de promoción de la
salud mental varían en su alcance e incluyen estrategias para promover el bienestar
mental de aquellos que no están en riesgo, aquellos que están en alto riesgo y aquellos
que están padeciendo o recuperándose de problemas relacionados con la salud mental
(cuadro 1). Se puede obtener mayor información en Promoción de la Salud Mental:
Conceptos, Evidencia Emergente, Práctica (Herrman, Saxena & Moodie 2004; OMS
2004b).
Cuadro 1: Definición de la promoción de salud mental
"Las actividades de promoción de salud mental implican la creación de condiciones individuales,
sociales y ambientales que permitan el óptimo desarrollo psicológico y psicofisiológico. Dichas iniciativas
involucran a individuos en el proceso de lograr una salud mental positiva, mejorar la calidad de vida y
reducir la diferencia en expectativa de salud entre países y grupos. Es un proceso habilitador que se
realiza con y para las personas. La prevención de los trastornos mentales puede ser considerada como
un de (Hosman & Jané-Llopis 1999)." los objetivos y resultados de una estrategia más amplia de
promoción de salud mental (Hosman & Jané-Llopis 1999)."
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Prevención de los trastornos mentales


Las afecciones de salud mental se refieren a los problemas, síntomas y trastornos de
salud mental, incluyendo la tendencia y síntomas de salud mental relacionados con un
padecimiento temporal o continuo. Las intervenciones preventivas funcionan
enfocándose en la reducción de los factores de riesgo y aumentando los factores de
protección relacionados con los problemas de salud mental. Aunque hay diferentes
matices de definiciones en el campo, la prevención de los trastornos mentales es
ampliamente entendida de acuerdo a la definición en el cuadro 2.

Cuadro 2. Definición de salud pública en relación con la prevención de los trastornos


mentales
La prevención de los trastornos mentales tiene el objeto de "reducir la incidencia, prevalencia,
recurrencia de los trastornos mentales, el tiempo en que las personas permanecen con los síntomas o la
condición de riesgo para desarrollar una enfermedad mental, previniendo o retardando las recurrencias
y disminuyendo también el impacto que ejerce la enfermedad en la persona afectada, sus familias y la
sociedad " (Mrazek & Haggerty, 1994).
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PARTE II: MACRO-ESTRATEGIAS PARA REDUCIR EL


RIESGO Y MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA

Los cambios en la legislación, la formulación de políticas y la asignación de recursos


pueden proporcionar a los países y regiones mejoras significativas en la salud mental
de la población. Además de disminuir el riesgo de los trastornos mentales y mejorar la
salud mental, dichos cambios legislativos también han demostrado tener un impacto
positivo en la salud y el desarrollo social y económico de las sociedades. Esta sección
analiza algunas de las principales macro-estrategias preventivas que se ha comprobado
que mejoran la salud mental y reducen los riesgos de desarrollar trastornos mentales
(Patel & Jané-Llopis, 2005; Musisi, Molica & Weiss, 2005; Anderson y otros., 2005).
Mejorando la nutrición
Existe fuerte evidencia que señala que al mejorar la nutrición y el desarrollo de los
niños en desventaja socioeconómica puede conducir a un desarrollo cognitivo
saludable, mejores resultados educativos y menor riesgo de desarrollar problemas de
salud mental, especialmente para aquellos que están en riesgo o que viven en
comunidades empobrecidas. Los modelos más efectivos de intervención son aquellos
que incluyen alimentación complementaria, monitoreo del crecimiento y promoción.
Estos modelos combinan las intervenciones nutricionales (tales como suplementos
alimenticios) con consejería y atención psicológica (por ejemplo, afecto, escuchar
atentamente) (OMS, 1999). También se ha sugerido que las gráficas de crecimiento
(que indican el peso del niño comparado con el peso esperado) son rentables (OMS,
2002c). Además, el iodo juega un papel clave en la prevención del retardo mental y
físico y los impedimentos en la capacidad de aprendizaje (OMS, 2002c). Los programas
de suplementos de iodo que utilizan agua o sal yodada garantizan que los niños
obtengan niveles adecuados de iodo. Los esfuerzos globales como los que apoya el
UNICEF han logrado que el 70% de los hogares del mundo utilicen sal yodada. Esto
protege a 91 millones de recién nacidos contra la deficiencia de iodo (UNICEF, 2002) y
previene indirectamente los problemas relacionados con la salud mental y física.
Mejorando la vivienda
Las malas condiciones habitacionales se han utilizado como un indicador de la pobreza
y se han seleccionado como objetivos para mejorar la salud pública y reducir
desigualdades en salud. Una reciente revisión sistemática sobre los efectos que una
mejor vivienda ejerce sobre la salud, sugiere un impacto prometedor en los resultados
de la salud física y mental.
Esto incluye mejoras en la salud física y mental auto-reportadas y menor tensión
mental, así como impactos sociales positivos más amplios sobre factores tales como las
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percepciones de seguridad, delito y participación social y comunitaria (Thomson,


Petticrew & Morrison, 2001).
Mejorando el acceso a la educación
La falta de alfabetización y los bajos niveles de educación son problemas sociales
importantes en muchos países, especialmente en el sur de Asia y el África
Subsahariana y tienden a ser más comunes en las mujeres. La falta de educación limita
severamente la capacidad de los individuos a tener acceso a privilegios económicos.
Aunque ha habido ganancias impresionantes al mejorar los niveles de alfabetización en
la mayoría de los países, a través de mejores programas educativos dirigidos a niños, el
esfuerzo dirigido a los analfabetas adultos actuales es mucho menor. Se espera que los
programas dirigidos a mejorar la alfabetización, especialmente los que están dirigidos
a los adultos, puedan tener beneficios tangibles en la reducción de la tensión
psicológica y la promoción de la salud mental. Por ejemplo, investigaciones
etnográficas en India han mostrado que los programas de alfabetización tienen
repercusiones significativas que van más allá de la adquisición de las habilidades
específicas (Cohen, 2002). Al agrupar a las mujeres en nuevas formas sociales para
brindarles información e ideas desde la perspectiva de un mundo más amplio, las
clases fueron catalizadores potenciales del cambio social. Al participar en campañas
como maestras voluntarias, las mujeres y niñas pobres que saben leer y escribir
lograron una sensación de orgullo, valor propio y propósito. El impacto de la salud
mental positiva fue mediado a través de una serie de rutas, incluyendo la adquisición
de destrezas numéricas que redujeron el riesgo de ser objeto de engaño y tener mayor
confianza al expresar los derechos individuales y una reducción de las barreras para
tener acceso a las oportunidades. Todos estos resultados han sido asociados con la
protección contra los problemas de salud mental y la reducción de los riesgos de
desarrollar trastornos mentales. La evidencia también indica el éxito de las iniciativas
que utilizan subsidios para disminuir las diferencias de sexo en la educación (Banco
Mundial, 2000). Por ejemplo, en la primera evaluación del estipendio de una escuela
establecida en Bangladesh en 1982, la matrícula de las niñas en escuela secundaria
subió de 27% a 44% en el transcurso de cinco años, más del doble que el promedio
nacional (Bellew & King, 1993). Los estudios de evaluación en Pakistán han mostrado
que un mayor acceso físico a la escuela, los costos subsidiados y el diseño
culturalmente apropiado pueden aumentar drásticamente la matrícula de las niñas en
las escuelas (Banco Mundial, 2000). Una mejor educación aumenta las habilidades
cognitivas, emocionales e intelectuales de las mujeres así como los prospectos de
trabajo, y podría reducir la desigualdad y los riesgos de ciertos trastornos mentales,
tales como la depresión.
Reduciendo la inseguridad económica
En muchos países en desarrollo, las deudas contraídas mediante préstamos a usureros
es una fuente constante de estrés y preocupación que puede conducir a desarrollar
síntomas de depresión, trastornos mentales y suicidio. Las organizaciones no
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gubernamentales tales como BRAC en Bangladesh han elaborado programas para


aminorar la pobreza enfocándose en los establecimientos de crédito, la igualdad de
género, la atención básica de salud, nutrición, educación y los asuntos relacionados
con los derechos humanos. El otorgamiento de préstamos por parte de dichas fuentes
puede reducir el riesgo de enfermedad mental al eliminar una causa clave de estrés: la
amenaza que representa un prestamista informal. Una evaluación de los programas de
reducción de la pobreza realizada por BRAC y que llega a millones de las personas más
pobres en Bangladesh, indica que el bienestar psicológico es mejor en las mujeres que
son miembros de BRAC que en las mujeres que no lo son (Chowdhury & Bhuiya, 2001).
Fortaleciendo las redes comunitarias
Muchas intervenciones comunitarias se han enfocado en el desarrollo de procesos de
fortalecimiento y en el desarrollo de un sentido de propiedad y responsabilidad social
dentro de los miembros de la comunidad. Un ejemplo de dichas intervenciones es el
Programa “Communities that Care” (CTC), el cual ha sido implementado exitosamente
en varios cientos de comunidades en los EUA y está actualmente siendo adoptado y
reproducido en Holanda, Inglaterra, Escocia, Gales y Australia. El sistema operativo de
prevención por parte del CTC es una estrategia que ha sido comprobada en el campo y
que activa a las comunidades a que implementen sistemas de prevención contra la
violencia y agresión comunitaria (Hawkins, Catalano & Arthur, 2002). La estrategia
ayuda a que las comunidades utilicen los datos locales sobre factores de riesgo y de
protección para identificar y desarrollar acciones. Estos incluyen intervenciones que
funcionan simultáneamente en múltiples niveles ecológicos: la comunidad (por ej.,
movilización, medios de comunicación, cambio de políticas), la escuela (cambiando las
estructuras de administración escolar o prácticas de enseñanza), la familia (por ej.,
estrategias de capacitación para padres de familia) y el individuo (por ej., estrategias
para el desarrollo de destrezas sociales) (Investigación y Programas de Desarrollo,
1997). La estrategia del CTC apoya a las comunidades en la selección e implementación
de programas actuales basados en evidencia que encajan en el perfil de riesgo de su
comunidad. Hasta la fecha, el sistema de CTC solo ha sido evaluado en los EUA, con
diseños previos y posteriores y comparaciones con los datos de línea base que
involucran alrededor de 40 comunidades en cada prueba de campo. Estas evaluaciones
han indicado mejoras en los resultados de los jóvenes. Los ejemplos incluyen la
reducción de los problemas escolares (30% de reducción), cargos por uso de armas
(65%), robo (45%), delitos relacionados con droga (29%) y acusaciones por asalto
(27%).
Reduciendo el daño causado por las sustancias adictivas
Tributación, menor disponibilidad y prohibiciones de publicidad
Las intervenciones de regulaciones efectivas para sustancias adictivas que se pueden
implementar a nivel internacional, nacional, regional y local, incluyen la tributación,
restricciones en la disponibilidad y prohibición total de todas las formas de publicidad
directa e indirecta (Anderson y otros, 2005). Al reducir el daño causado por las
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sustancias adictivas, estas intervenciones de políticas pueden conducir a la prevención


de los trastornos por uso de sustancias. El precio es uno de los mayores determinantes
del uso del alcohol y el tabaco. Un aumento en los impuestos que incremente en un
10% los precios del tabaco reducirán tanto la prevalencia como el consumo de los
productos del tabaco aproximadamente en un 5% en países de altos ingresos y en un
8% en los países de bajos y medianos ingresos. Igualmente ocurre con el alcohol, un
aumento de 10% en el precio puede reducir el consumo de alcohol a largo plazo en
alrededor de un 7% en países de altos ingresos y, aunque hay muy pocos datos, en
alrededor de 10% en los países de bajos ingresos (Anderson y otros., 2005). Además, el
aumento en los impuestos del alcohol reduce la incidencia y prevalencia de
enfermedades hepáticas relacionadas con el alcohol, accidentes de tráfico y otras
lesiones intencionales y no intencionales, tales como la violencia familiar y los
impactos negativos en la salud mental debido al consumo de alcohol. Las leyes que
aumentan la edad legal mínima para ingerir bebidas alcohólicas reducen las ventas y
problemas de alcohol entre los bebedores jóvenes. Las reducciones en las horas y los
días de venta y en la cantidad de locales de expendio de alcohol y las restricciones en
el acceso al alcohol están asociadas con reducciones, tanto en el consumo de alcohol
como en los problemas relacionados con el alcohol. Las restricciones de fumar en
lugares públicos y sitios de trabajo privados pueden reducir tanto la prevalencia de los
fumadores (en 4 a 6%) como el promedio diario de consumo de cigarrillos entre los
fumadores (en 10%) (Fichtenberg & Glantz, 2002). Un conjunto integral de
prohibiciones en la publicidad del tabaco puede reducir el consumo en más de 6%, en
tanto que un conjunto limitado de prohibiciones tendrá poco o ningún efecto (Saffer,
2000). Los países con una prohibición de publicidad que estimula el consumo del
tabaco tuvieron un 16% menos de consumo de alcohol y 10% menos de muertes por
accidentes automovilísticos que los países sin ninguna prohibición (Saffer & Dave,
2002).
Menor uso del tabaco y otras sustancias durante el embarazo
Existe evidencia convincente sobre el impacto negativo que el uso del alcohol, el
tabaco y las drogas durante el embarazo, ejerce en la probabilidad de partos
prematuros, bajo peso al nacer, mortalidad perinatal y problemas de desarrollo
neurológico y cognitivo–emocional a largo plazo (por ejemplo, inteligencia inferior,
ADHD, problemas de conducta, menor rendimiento escolar) (Brown & Sturgeon, 2005).
Los partos prematuros y el bajo peso al nacer son factores conocidos de riesgo que
producen resultados adversos en la salud mental y trastornos psiquiátricos. En general,
el abuso de sustancias por parte de la madre, también está asociado con el hecho de
que el niño desarrolle adicción a sustancias en la adolescencia o adultez temprana. Los
programas educativos que estimulan a las mujeres embarazadas a abstenerse del uso
de sustancias pueden beneficiar la salud mental a largo plazo. Por ejemplo, una
intervención conductual de 15 minutos para fumadoras embarazadas mostró un
aumento de 6% en la abstención del cigarrillo. Los bebés de madres que dejaron de
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fumar pesaron 200 gramos más al nacer; con la disminución del uso del cigarrillo, el
peso al nacer solo aumentó la mitad de esta cantidad (Windsor y otros, 1993).

PARTE III: REDUCIENDO LOS FACTORES DE ESTRÉS Y


AUMENTANDO LA FORTALEZA

Promoviendo un inicio saludable en la vida


Existe amplia evidencia que demuestra que los programas de intervención temprana
representan una poderosa estrategia de prevención. La mayoría de los programas
exitosos que abordan los factores de riesgo y de protección en las primeras etapas de
la vida, están dirigidos a poblaciones infantiles en riesgo, especialmente los niños que
provienen de familias de bajos ingresos y niveles educativos (Brown & Sturgeon, 2005).
Estos programas incluyen intervenciones realizadas en los hogares durante el
embarazo y la infancia, los esfuerzos para reducir el cigarrillo durante el embarazo,
capacitación de preparación a los padres en la crianza de los hijos y programas
preescolares.
Intervenciones realizadas en el hogar
La evidencia de las intervenciones realizadas mediante visitas a los hogares durante el
embarazo y la infancia temprana, abordan factores tales como el uso del cigarrillo por
parte de la madre, poco apoyo social, habilidades de los padres e interacciones niño-
padre/madre, han demostrado repercusiones sociales, económicas y en la salud, de
gran importancia para la salud pública (Brown & Sturgeon, 2005). Estas incluyen el
mejoramiento de la salud mental, tanto en las madres como en los recién nacidos,
menor uso de los servicios de salud y reducción a largo plazo de los problemas de
conducta después de 15 años. La evidencia también demuestra que dichas
intervenciones pueden ser rentables, especialmente cuando se toman en cuenta los
resultados a largo plazo. El Programa Prenatal y de la Infancia a través de Visitas al
Hogar (Olds, 1997, 2002) es un ejemplo efectivo de dicha clase de programas (refiérase
al cuadro 6 para conocer los detalles).
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Cuadro 6: El Programa Prenatal y de la Infancia a través de Visitas al Hogar


Este programa representa el ejemplo más exitoso de un programa de visitas al hogar basado
en evidencia. El programa incluía un período de dos años de visitas al hogar por parte de
enfermeros capacitados y se concentraba en adolescentes pobres embarazadas por primera
vez. Las pruebas aleatorias controladas (RCT) mostraron beneficios para los recién nacidos,
reduciendo el bajo peso al nacer (un aumento de hasta 400 gramos), una reducción de 75% en
partos antes de término, una reducción de más del doble en las consultas de urgencia y una
reducción significativa en el abuso de menores entre adolescentes no casadas. Durante los
siguientes cuatro años, las madres hicieron menos uso del castigo, el empleo de las madres
aumentó en 82%, el embarazo del segundo hijo se prolongó por más de 12 meses y sus hijos
obtuvieron puntuaciones más altas en su cociente intelectual. Para la edad de 15 años se
habían reportando menos casos de maltrato, los niños tenían menos de 56% de probabilidades
de presentar problemas con el alcohol o drogas y se reportó un 56% menos de arrestos, 81%
menos de condenas y una reducción de 63% en la cantidad de parejas sexuales. Las familias
mejoraron su condición financiera y los menores costos para el gobierno relativos a dichas
familias compensaron ampliamente el costo del programa (Olds, 1997, 2002; Olds y otros.,
1997; Olds y otros., 1998).

Reduciendo el abuso y abandono de menores


Se han implementado muchas actividades para prevenir o detener la ocurrencia o re-
ocurrencia del abuso de menores. Solamente dos tipos de estrategias proactivas han
demostrado cierta eficacia: los programas de visitas al hogar para madres en alto
riesgo con el fin de prevenir el abuso físico y abandono de menores y los programas de
autodefensa para niños de edad escolar con el fin de prevenir el abuso sexual de
menores. (Hoefnagels, 2005).
Intervenciones realizadas en el hogar
Los programas de visitas al hogar han demostrado ser exitosos en la reducción de los
factores de riesgo para el maltrato de menores. El Programa Prenatal y de la Infancia a
través de Visitas al Hogar (refiérase al cuadro 6 antes mencionado) ha proporcionado
evidencia de los estudios aleatorios controlados sobre las reducciones en el abuso
físico de menores. Durante los primeros dos años del programa, las madres
adolescentes solteras en la condición de prevención, mostraron una disminución de
80% en los casos de abuso o abandono comprobado de menores; durante un período
de 15 años, se observó un descenso de 46% entre toda la muestra de madres en riesgo
que participaron en el programa (Olds y otros, 1997). Estos resultados demuestran que
la prevención del abuso de menores puede ser abordada exitosamente en un
programa que se enfoque en los factores comunes de riesgo y resultados múltiples.
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Afrontando la enfermedad mental de los padres


Los hijos de padres con enfermedades mentales o trastornos por abuso de sustancias
representan una de las poblaciones de mayor riesgo de desarrollar problemas
psiquiátricos. Por ejemplo, los niños de padres deprimidos tienen un riesgo de
alrededor del 50% de desarrollar un trastorno depresivo antes de los 20 años de edad
(Beardslee y otros, 1988). Hay evidencia convincente de que la transferencia
transgeneracional de los trastornos mentales, especialmente la depresión y los
trastornos de ansiedad, es el resultado de las interacciones entre los factores de riesgo
genético, biológico, psicológico y social que pueden haber empezado en etapas
tempranas de la vida, incluso durante la etapa fetal y la infancia temprana (van
Doesum, Hosman & Riksen-Walraven, en la prensa). Durante los últimos 15 años, los
investigadores y médicos de los Estados Unidos, Europa y Australia han desarrollado
una gama de intervenciones que tienen como objetivo prevenir la transferencia
transgeneracional, abordando los factores de riesgo y de protección en los niños y sus
familias. Los asuntos abordados incluyen el conocimiento que tiene la familia acerca de
la enfermedad, la fortaleza psicosocial de los niños, las interacciones padre/madre-
hijo/hija y familia, el estigma y el apoyo de redes sociales. Algunas intervenciones
están dirigidas a la interacción temprana entre hijos y padres, otras usan un enfoque
integral de familia durante la niñez y adolescencia temprana, o se concentran en los
propios niños en riesgo. Los estudios de control de los resultados de dichos programas
aún son escasos, aunque algunos muestran resultados prometedores (Beardslee,
Solantaus & van Doesum, 2005). Estos incluyen estudios sobre los programas de visitas
al hogar durante el primer año después del nacimiento que se concentran en mejorar
la interacción temprana entre padres e infantes, programas de detección e
intervención temprana realizados en las escuelas con niños indicados que presentan
aumento en los síntomas de ansiedad y padres ansiosos (refiérase a la sección V.3) y
un programa de grupo orientado hacia el aspecto cognitivo dirigido a hijos
adolescentes de padres deprimidos, con un elevado nivel de síntomas depresivos, pero
sin trastorno mental. Por ejemplo, una prueba aleatoria en un programa de grupo
orientado hacia el aspecto cognitivo, demostró una prevalencia de depresión nueva y
recurrente de 25% en el grupo de control comparado con solamente un 8% en el grupo
de intervención, durante el primer año de intervención, y respectivamente, una tasa
de 31% comparada con 21% en el seguimiento al segundo año (Clarke y otros, 2001).
Esto repitió los hallazgos de un estudio controlado realizado con anterioridad (Clarke y
otros, 1995).
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Perfil de los casos nuevos en hospitalización


En el Servicio de Hospitalización se registran 18 casos nuevos, de los cuales 7 casos
corresponden al Síndrome de dependencia- Trast. Ment. y del Comp. Debidos al Uso
de Múltiples Drogas y al Uso de Otros Sustancias Psicoactivas, 4 casos al Síndrome de
dependencia- Trast. Ment. y del Comp. Debidos al Uso de Alcohol y 2 casos al
Sindrome de dependencia - Trast. Ment. y del Comp. Debidos al Uso de Cocaina.

VIOLENCIA FAMILIAR
Casos de violencia familiar atendidos en consulta externa y notificados al CDC.
La violencia familiar es considerada internacionalmente un problema de salud pública
y está dentro de las prioridades nacionales.
1. Casos de violencia familiar atendidos en consulta externa por edad y sexo.
Durante el mes de febrero del 2019, en el Servicio de Consulta Externa, se atendieron
en total 70 pacientes, debido a casos de violencia familiar.

FEMENINO: 33 consultas (58.93%) correspondieron a pacientes del grupo objetivo de


30 a 59 años, lo que resulta preponderante en comparación con los casos de pacientes
de otros grupos, así, 9 consultas (16.07%) se brindaron a pacientes del grupo objetivo
de 18 a 29 años, y 7 (12.50%) corresponden a personas del grupo objetivo de 12 a 17
años.
MASCULINO: 4 consultas (28.57%) correspondieron a pacientes del grupo objetivo de
30 a 59 años y mayores de 60 años, lo que lo convierte en los grupos que recibieron la
mayor cantidad de casos atendidos.
DIÁGNOSTICO DE INTENTO DE SUICIDIO
Atendidos en emergencia con diagnóstico de intento de suicidio
Diagnóstico de intento de suicidio por edad y sexo: Durante el mes de febrero del
2019, en el Servicio de Emergencia, se atendieron en total 28 pacientes, debido a
intento de suicidio o diagnóstico de lesión autoinfligida intencionalmente.
FEMENINO: 10 consultas (45.45%) correspondieron a pacientes del grupo objetivo de
30 a 59 años, lo que resulta preponderante en comparación con las consultas de
pacientes de otros grupos, así, 9 consultas (40.91%) se brindaron a pacientes del grupo
objetivo de 18 a 29 años, y 3 atenciones (13.64%) fueron dadas a personas del grupo
objetivo de 12 a 17 años.

MASCULINO: 3 consultas (50%) correspondieron a pacientes del grupo objetivo de 18


a 29 años, lo que lo convierte en el grupo que recibió la mayor cantidad de atenciones;
en segundo lugar se ubica el grupo objetivo de 30 a 59 años, con 2 consultas (33.33%)
en tercer lugar el grupo objetivo de 12 años a 17 con 1 consulta (16.67 %).
Diagnóstico de intento de suicidio por lugar de residencia: Durante el mes de febrero
del 2019, el total de atendidos con Diagnóstico de Intento de Suicidio es de 21
consultas, distribuido según Residencia del usuario, mostró al distrito de Ate, como el
más frecuente, con 10 consultas; en segundo lugar, tenemos al distrito de San Juan de
Lurigancho, con 4 consultas.
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4. PERFIL DE MORBILIDAD

Perfil de morbilidad según diagnóstico y sexo: Durante el mes de febrero del 2019, en
el Servicio de Consulta Externa, se brindaron 5817 atenciones; Esquizofrenia fue el
diagnóstico más frecuente, con 1605 consultas (27.59%) por este motivo, en el
segundo lugar de frecuencia se ubicó el diagnóstico Otros Trastornos de Ansiedad con
842 consultas (14.47%), y en el tercer lugar, el diagnóstico de Episodio Depresivo se dio
en 554 consultas (9.52 %).
Perfil de morbilidad según sexo y etapa de vida: Durante el mes de febrero del 2019,
la cantidad de atenciones el Servicio de Consulta Externa (F00-F99), alcanzó un total de
5817 consultas.
FEMENINO: 1488 consultas (53.76%) correspondieron a pacientes del grupo objetivo
de 30 a 59 años, lo que resulta preponderante en comparación con las consultas de
pacientes de otros grupos, así, 604 consultas (21.82 %) se brindaron a pacientes del
grupo objetivo de 18 a 29 años, y 371 atenciones (13.40%) fueron dadas a personas del
grupo objetivo de 60 años a más.
MASCULINO: 1306 consultas (42.83%) correspondieron a pacientes del grupo objetivo
de 30 a 59 años, lo que lo convierte en el grupo que recibió la mayor cantidad de
atenciones; en segundo lugar se ubica el grupo objetivo de 18 a 29 años, con 861
consultas (28.24%) en tercer lugar el grupo objetivo de 12 años a 17 con 362 consultas
(11.87 %).
Perfil de morbilidad según lugar de residencia: Durante el mes de febrero del 2019, el
total de atenciones en el Servicio de Consulta Externa: 5817 consultas, distribuidos
según Residencia del usuario, mostró al distrito de Ate, como el más frecuente, con
1429 consultas; en segundo lugar, tenemos al distrito de San Santa Anita, con 734
consultas, y en tercer lugar encontramos al distrito de San Juan de Lurigancho con 654
consultas.

5. PERFIL DE PACIENTES

Pacientes que acudieron al servicio, según diagnóstico y sexo.


Durante el mes de febrero del 2019, 5514 personas acudieron a consulta externa, de
este total, 1565 casos (28.38 %) recibieron el diagnóstico de Esquizofrenia, resultando
ser el más frecuente, en segundo lugar de frecuencia se ubicó Otros Trastornos de
Ansiedad, con 808 casos (14.65%), y en el tercer lugar, el diagnóstico de Episodio
Depresivo se dio en 525 pacientes (9.52%).
Pacientes que acudieron al servicio, según sexo y etapa de vida.
Durante el mes de febrero del 2019, el total de pacientes atendidos en el Servicio de
Consulta Externa (5514 pacientes), se distribuyeron según sexo y etapa de vida, de la
siguiente manera:

FEMENINO: Entre las personas de sexo femenino, el grupo objetivo de 30 a 59 años


con 1424 pacientes (53.68 %) es el predominante, en segundo lugar, el grupo objetivo
de 18 a 29 años con 576 pacientes (21.71%) y en tercer lugar, el grupo objetivo de 60
años a más con 360 pacientes (13.57%).
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MASCULINO: Entre los pacientes de sexo masculino, el grupo objetivo de 30 a 59 años,


con 1223 pacientes (42.75%) es preponderante en comparación con los otros grupos,
en segundo lugar, el grupo objetivo de 18 a 29 años con 790 pacientes (27.61%) y en
tercer lugar el grupo objetivo de 12 a 17 años a más, con 342 pacientes (11.95%).
Pacientes que acudieron al servicio, según lugar de residencia.
Al distribuir el total de pacientes atendidos durante el mes de febrero del 2019, en el
servicio de consulta externa (5514), según Residencia y Sexo, apreciamos que de los
distritos de Lima Este, en primer lugar, tenemos al distrito de Ate, de donde procede la
mayoría de personas, con 1368 pacientes (24.81%), en segundo lugar, tenemos al
distrito de Santa Anita, con 699 pacientes (12.68%) y en tercer lugar tenemos al
distrito de San Juan de Lurigancho con 626 pacientes (11.35%).

Perfil de los pacientes atendidos en el servicio de hospitalización, con trastorno


mental y de comportamiento:
Pacientes que acudieron al servicio, según sexo.
Durante el mes de febrero del 2019, un total de 89 pacientes, fueron atendidos en el
servicio de hospitalización, y el perfil de morbilidad de esos casos, mostró a la
esquizofrenia como el diagnóstico más frecuente, con 33 casos (37.08%), en el
segundo lugar Trast. Ment. y del Comp. Debido al uso de Múltiples drogas y al uso de
otras sustancias psicoactivas con 17 casos (19.10%) y en el tercer lugar Trast. Ment. y
del Comp. Debidos al uso de alcohol con 10 casos (11.24%).
Pacientes que acudieron al servicio, según etapa de vida y sexo.
Durante el mes de febrero del 2019, en el Servicio de Hospitalización, se atendieron en
total 89 pacientes, los que según etapa de vida y sexo, se distribuyeron de la siguiente
forma:

FEMENINO: El grupo objetivo de 30 a 59 años, con 13 pacientes (43.33%) es el más


frecuente, en segundo lugar, el grupo objetivo de 18 a 29 años, con 11 pacientes
(36.67%), y en tercer lugar, el grupo objetivo de 12 a 17 años, con 04 pacientes
(13.33%).
MASCULINO: Predomina el grupo objetivo de 30 a 59 años, con 29 pacientes (49.15%),
en segundo lugar, el grupo objetivo de 18 a 29 años, con 24 pacientes (40.68%), y en
tercer lugar el grupo objetivo de 12 a 17 años, con 3 pacientes (5.08%).
Pacientes que acudieron al servicio, según lugar de residencia.
La distribución de los pacientes atendidos en el Servicio de Hospitalización, durante el
mes de febrero del 2019, según Residencia y Sexo, mostró en primer lugar al distrito
de San Juan de Lurigancho, de donde proceden 14 pacientes (15.73%), en segundo
lugar, tenemos al distrito de Ate, con 9 pacientes (11.11%) y al distrito de Santa Anita,
con 08 pacientes (8.99%)
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EL GRUPO ETARIO
Son los grupos divididos por edad en una población
Para estudiarlos en el ámbito de la salud, están divididos en:
– Salud de la mujer adulta (20-59 años).
– Salud del hombre adulto (20-59 años).
– Salud del adulto mayor (mayores de 59 años).

Salud del niño (menores de 10 años Promoción de la salud:


– Alimentación correcta: 3 comidas al día y 2 colaciones, comer verduras y frutas,
cereales, leguminosas y alimentos de origen animal.
– Prevención de desnutrición y sobrepeso.
– Fomentar actividad física: por lo menos 30-60 min diarios.
– Prevención de accidentes y violencia.
– Higiene personal: prevención de enfermedades infecciosas.
– Prevención de adicciones.

En infantes y adolescentes alrededor de 34.4% de la población en ambos sexos,


presenta más de un síndrome psicopatológico sin diferencias estadísticamente
significativas entre sexos, sin embargo, al observar los grupos de edad, de 4-12 años la
sintomatología es mayor en hombres (21% en hombres; 14.7% en mujeres), y de 13 a
16 años los papeles se invierten (19.3% en hombres; 23.1% en mujeres) (Caraveo,
2007).

Al estudiar a las personas jóvenes se encuentra que el ámbito social repercute en el


bienestar del individuo integrando las variables de destrezas sociales, pertenencia a
grupo, auto concepto, autoestima y situación familiar; si estos factores resultan
negativos incrementa el riesgo para desarrollar psicopatología, por lo cual a medida
que el joven va creciendo toma mayor relevancia su integración en grupos sociales,
resultando importante su inserción escolar y el sentido de pertenencia (Haquin,
Larraguibel & Cabezas, 2004; Nuñez, Tobón, Arias, Hidalgo, Santoyo, Hidalgo &
Rasmussen, 2010).

La etapa de vida más productiva se encuentra entre los 25 y 64 años. Los servicios de
salud buscan para la población de esta etapa la prevención de problemas de salud,
desde lesiones, discapacidad y generación de enfermedades degenerativas; En esta
etapa adulta, los efectos de los factores de riesgo en el estilo de vida incrementan la
posibilidad de que se presenten trastornos a medida que avanza la edad (Vega,
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González, Llibre y Ojeda, 2009), en tanto que la actividad física recreativa les genera
bienestar y mejor calidad de vida (Mora, Villalobos, Araya, Ozols, 2004).

En este sentido, Casullo (2004) al analizar adultos de 25 a 60 años no encontró


diferencias significativas en los diferentes grupos de edad excepto en los varones de 25
a 36 años quienes salieron más altos en obsesiones y compulsiones; Mientras que en
mujeres amas de casa de 45 a 65 años, se encontraron más síntomas negativos de
salud física y las mujeres que tienen algún trabajo fuera del hogar presentan síntomas
de depresión, tristeza, abatimiento y soledad. Incluso en el nivel geriátrico la depresión
es superior significativamente en las mujeres (Mora, et al., 2004).

En cuanto a la tercera edad comprendida de los 65 años en adelante, hay que


considerar que el envejecimiento genera cambios importantes en el estilo de vida y
repercusiones para la salud, suele existir mayor deterioro funcional; aunque este
puede posponerse manteniendo una vida física, mental y social activa. Por lo tanto, el
objetivo en la intervención del sistema de salud no es prolongar la vida, sino mantener
la mejor calidad de vida en el tiempo que le queda (Jenkins, 2005).

Se ha mostrado que existe relación entre la funcionalidad y los problemas de salud


mental en los adultos mayores, siendo más probable que las personas con alguna
limitación presenten problemas o trastornos mentales debido a que requieren mayor
apoyo para interactuar con su medio, debido a desajustes biopsicosociales que actúan
como estresores emocionales, por esto se sugiere una asociación entre la
discapacidad, producto de distintas enfermedades, con el inicio y persistencia de un
trastorno depresivo en adultos mayores (Vega, et al., 2009). El proceso de deterioro de
salud de los adultos mayores tiene un impacto directo sobre la morbilidad general y la
utilización de los servicios de salud, y los egresos hospitalarios se han acrecentado en
los últimos seis años (Manrique-Espinoza, Salinas-Rodríguez, Moreno-Tamayo, Acosta-
Castillo, Sosa-Ortiz, Gutiérrez-Robledo, et al., 2013).

Entre los problemas mentales de mayor demanda en los adultos mayores se


encuentran: depresión, ansiedad, trastornos del sueño, trastornos delirantes,
demencias y consumo de sustancias, especialmente el alcohol (Vega, et al., 2009). El
problema que se plantea es que se consume gran cantidad de recursos en salud
mental y es necesario reducir los periodos de morbilidad terminal (Jenkins, 2005). En
adición, para los tiempos venideros, habrá más población anciana que joven, lo cual se
incrementará el problema del cuidado de esta población al haber menor cantidad de
cuidadores disponibles que necesitados (Jané-Llopis y Gabilondo, 2008). Por esto se
acentúa la necesidad de que se procure en las intervenciones la conservación de la
autosuficiencia de las personas, así se reduciría la necesidad de cuidadores.

Tal como se ha planteado la salud mental se ve afectada según la edad de las personas
y por ello la calidad de vida también se ve modificada, las condiciones objetivas de vida
afectan la calidad de vida subjetiva pues esta depende de que las condiciones de vida
se ajusten con las necesidades, deseos y aspiraciones de la persona (Botero y Pico,
2007; Flores, Colunga, Ángel, Vega y Cervantes, 2013; Verdugo y Martín 2002). Por lo
tanto, la atención a los problemas de calidad de vida en relación con el cuidado de la
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salud mental es especialmente relevante en la evaluación y tratamiento oportuno


(Giuliani y Gigantesco, 2011).

En este sentido, el presente estudio reconoce la importancia la salud mental y la


calidad de vida; y se interesa en el dinamismo de dicha relación al considerar que a lo
largo del ciclo vital, debido a múltiples factores y experiencias, las personas pueden
percibir de manera diferente tanto su calidad de vida como sus problemáticas de salud
mental. Cabe señalar, que se trabaja con población comunitaria con la intención de
entender cómo se relacionan dichas variables en población no clínica, ya que
consideramos que esta parte de la población ha sido soslayada, y debería considerarse
por ser un sector idóneo para incidir de manera preventiva. Con el presente estudio, se
pretende contribuir en la generación de conocimiento sobre la complejidad de los
problemas de salud mental, que más adelante sirvan para generar acciones de
intervención más específicas de acuerdo a la edad, esperando que sean más efectivas
por atender necesidades específicas, buscando causar mayor impacto en la calidad de
vida.

Dado lo anterior, el presente estudio tiene como objetivo general: analizar la relación
entre los problemas de salud mental y la calidad de vida en diferentes grupos etarios
(adolescentes, adulto joven, intermedio y tardío), en habitantes de Zumpango, Estado
de México; para lo cual plantearon se plantearon como objetivos específicos: Describir
cada una de las variables de estudio (calidad de vida y problemas de salud mental a
través de los síntomas psicopatológicos). Asimismo, se estableció la hipótesis de
investigación indicando que de acuerdo a la edad pueden existir diferentes
problemáticas y malestares psicológicos que se relacionen con menor calidad de vida.

Contextualización
Para enmarcar el presente estudio se agregan algunos datos sobre las condiciones que
se presentan en la Jurisdicción Zumpango. La Jurisdicción Sanitaria es una unidad
técnico-administrativa desconcentrada por región del Instituto de Salud del Estado de
México que cuenta con recursos y facultades para otorgar atención médica a la
población no asegurada, está integrada por uno o varios municipios y una población de
hasta un millón novecientos mil habitantes. Trabaja desde un esquema de
descentralización de los servicios de salud impulsada por la Secretaria de Salud y por la
regionalización, es decir, por la conformación de áreas geo demográficas delimitadas
con características étnicas, culturales, económicas, políticas, sociales, ambientales y de
desarrollo comunes, con el fin de planificar la prestación de los servicios, hacer uso
óptimo de los recursos y poder responder a las necesidades de atención a la salud
particulares de la región.
De manera específica, Zumpango denomina tanto a la región como al municipio y la
jurisdicción sanitaria. La región XVI del Estado de México se ubica en la parte noreste
de la entidad; el municipio ocupa la cabecera de dicha región, en él se asienta la sede
de la Jurisdicción Sanitaria Zumpango, que a su vez engloba a los municipios de
Apaxco, Huehuetoca, Hueypoxtla, Jaltenco, Nextlalpan, Tecámac, Tequixquiac,
Tonanitla y Zumpango. En cuanto a las acciones educativas sobre salud mental, la
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jurisdicción reporta sesiones informativas sobre depresión, trastorno por déficit de


atención, psicopatología infantil y juvenil, demencias.
El municipio de Zumpango se encuentra ubicado en la región nororiente del Valle
Cuautitlán-Texcoco del Estado de México que se caracteriza por una zona dinámica y
compleja, expuesta a las tendencias de la globalización donde las comunidades
resienten la expansión de las zonas conurbadas de la Cd. de México. El grupo de edad
más numeroso de población es el de 15 a 44 años (Censo poblacional INEGI, 2010), es
decir las personas en edad productiva, las mismas que también demandan empleo,
vivienda y educación en esta región, se registra población en pobreza alimentaria, de
capacidades y de patrimonio menores a los estatales.
Diseño
Se presenta un estudio de corte cuantitativo y trasversal con alcance correlacional,
mediante la aplicación de una batería que permitió identificar los problemas de salud
mental y la calidad de vida percibida en la población comunitaria.
Participantes
El universo comprende a todos los residentes en la Jurisdicción Sanitaria de Zumpango
(JSZ) en el Estado de México. Se incluyeron únicamente a personas mayores de edad
(>18 años) hombres y mujeres que residan dentro de la JSZ, se abordó de manera
indistinta la escolaridad y la ocupación. La muestra fue de 459 no probabilística, por
conveniencia con sujetos voluntarios, compuesta por 271 Mujeres y 194 hombres, de
18 años en adelante. Divididos en cuatro grupos de edad que son: Adolescentes (18 a
19 años) (n= 41) Adulto joven (20 a 40 años) (n= 293), Adulto intermedio (41 a 60 años)
(n= 104) y Adulto tardío (61 y más) (n= 21). Las divisiones se realizaron según algunas
consideraciones del proceso de desarrollo humano según Papalia, Olds y Feldman
(2005). Se excluyó a aquellos que no aceptaran participar, posteriormente se
eliminaron a aquellos que no contestaron el cuestionario completo.
Instrumento
La batería de instrumentos que se aplicó constó de:
Ficha de identificación en la cual se rescató la edad y género, para clasificar a los
participantes en alguno de los grupos etarios.
La Salud mental se midió con los siguientes cuestionarios:
1.- Symptom Check List-90-R (SCL-90-R), realizado por Derogatis (2002) el cual mide el
grado de distrés psicológico bajo nueve dimensiones de sintomatología psiquiátrica:
Somatizaciones, Obsesiones y compulsiones, Sensibilidad interpersonal, Depresión,
Ansiedad, Hostilidad, Ansiedad fóbica, Ideación paranoide y Psicoticismo. Fue validado
en sujetos mexicanos por Cruz, López, Blas, González y Chávez (2005) quienes
obtuvieron una consistencia interna y valor de constructo aceptables (α= 0.6 a 0.85; ρ=
0.25 y ≥0.5).
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2.- AUDIT (Test de Identificación de los Trastornos Debidos al Consumo de Alcohol)


realizado por Saunders, Aasland, Babor, De la Fuente y Grant (1993) y fue utilizado y
validado por la OMS (Babor, Higgins-Biddle, Saunders & Monteiro, 2001).
3.- Cuestionario de Uso de Drogas DAST-10 realizado por Bedregal, Sobell, Sobell y
Simco (2006), el cual es un instrumento que mide los riesgos por consumo de drogas,
excluyendo alcohol y tabaco.
Para estos últimos (AUDIT y DAST-10) se utilizó la validación y puntos de corte de
Gómez-Maqueo, Gómez, Morales y Pérez (2009) en la que se expone un α= 0.82 y r=
0.56 de AUDIT y α= 0.97 y r= 0.32 y 0.37 de DAST-10.
4.- La calidad de vida se midió con el WHOQOL-Bref (Cuestionario de Calidad de Vida)
realizado por la OMS y validado para México por González-Celis, Tron y Chávez (2009),
el cual mide diferentes áreas de la calidad de vida: salud psicológica, salud física, medio
ambiente y relaciones sociales; la validez obtenida para México fue de α= 0.75. La
escala de calificación es de 0 hasta 20 puntos donde mientras más alto el puntaje
mejor calidad de vida.
El permiso para la aplicación y procesamiento de los datos se hizo bajo consentimiento
informado, respetando los lineamientos éticos y lineamientos de la Declaración de
Helsinki (Asociación Médica Mundial, 2013). La recolección de datos se realizó desde
las zonas céntricas de cada municipio pertenecientes a la JSZ. Se abordaba a
transeúntes y comerciantes que estuvieran disponibles, se explicaba la naturaleza de la
investigación y contenido del cuestionario y se les proporcionaba dicho cuestionario a
quienes aceptaran participar.
Análisis de datos
Los cálculos estadísticos se realizaron con el programa SPSS v23 de IBM. En el caso del
SCL-90-R, se calificó y se hizo un análisis estadístico descriptivo de cada una de las
dimensiones. De manera similar se realizó la exploración estadística descriptiva con la
calificación de los instrumentos DAST-10 y AUDIT, detectando en este caso las
problemáticas más severas en cuanto consumo de alcohol y el consumo de drogas.
Para evaluar la calidad de vida se calificó el WHOQOL-bref y se identificaron las áreas
de calidad de vida que se perciben por los habitantes como las de mayor calidad.
Se realizaron correlaciones de Pearson entre los diferentes instrumentos, para medir la
relación entre las áreas de calidad de vida y la sintomatología encontrada, dentro de
los cuatro grupos de edad. Y se resumieron las correlaciones más fuertes con una r ≥
0.50, con excepción del grupo de adolescentes donde se retomaron correlaciones
hasta de r ≥ 0.30 dada su relevancia conceptual y su relación con la sintomatología
global.
Resultados
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Según estos resultados, en los adolescentes se encuentra con mayor fuerza a las
Obsesiones y compulsiones, ansiedad e ideación paranoide. En los adultos tempranos
se encuentran las obsesiones y compulsiones, ideación paranoide y depresión. Los
adultos intermedios presentaron Obsesiones y compulsiones, depresión y
somatización junto con ideación paranoide. Finalmente, los adultos tardíos presentan
somatización, sesitividad interpersonal e ideación paranoide.
Considerando las adicciones, el alcoholismo se encuentra con mayor magnitud en
adolescentes después en adultos tempranos, intermedios y tardíos en el caso de la
drogadicción, se encuentran en primer lugar los adolescentes adultos tempranos los
intermedios y en los tardíos no se presenta.
Tabla 1. Puntuaciones medias de la sintomatología de los grupos etarios

Por otro lado, también se identificaron las áreas de calidad de vida que se encuentran
con mejor nivel (Tabla 2). Los adolescentes y adultos tardíos presentaron mayor
calidad en las relaciones sociales, el adulto temprano e intermedio en la salud física.

Tabla 2. Puntuaciones medias de Calidad de Vida en los grupos etarios


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En el grupo de adolescentes (Tabla 3) se encontró, entre las más importantes, la


sensibilidad interpersonal asociada con las relaciones sociales. La sintomatología global
(ISG) se encontraron a las relaciones sociales y salud psicológica. Otro dato relevante
es que la somatización, la sensibilidad interpersonal y la depresión tienen mayor
correlación con la calidad de vida general.

En cuanto al consumo del alcohol y consumo de drogas no se encontraron


correlaciones significativas de su presencia con las dimensiones de la calidad de vida.

Tabla 3. Correlaciones entre las dimensiones sintomatológicas y dimensiones de la


calidad de vida en adolescentes (Resumen)

En el grupo de adolescentes (Tabla 3) se encontró, entre las más importantes, la


sensibilidad interpersonal asociada con las relaciones sociales. La sintomatología global
(ISG) se encontraron a las relaciones sociales y salud psicológica. Otro dato relevante
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es que la somatización, la sensibilidad interpersonal y la depresión tienen mayor


correlación con la calidad de vida general.

En cuanto al consumo del alcohol y consumo de drogas no se encontraron


correlaciones significativas de su presencia con las dimensiones de la calidad de vida.

Tabla 3. Correlaciones entre las dimensiones sintomatológicas y dimensiones de la


calidad de vida en adolescentes (Resumen)

En el caso de los adultos tempranos (Tabla 4) se encontraron correlaciones


significativas entre el total de las dimensiones de la sintomatología y las dimensiones
de la calidad de vida, sin embargo, considerando las correlaciones más fuertes se
encuentran la salud psicológica con las obsesiones y compulsiones, depresión y el
psicoticismo; La salud física también se correlacionó con la depresión; la calidad de
vida general presenta relevancia en relación con la ansiedad. Resultando que la
sintomatología global se encuentra más relacionada con la salud física y psicológica.

En los adultos tempranos existe la presencia de drogadicción, pero no se asoció en


absoluto con la calidad de vida, sino con las dimensiones del SCL-90-R que, aunque
fueron significativas no obtuvieron la magnitud considerable (r ≥ 0.50). En el caso del
alcoholismo no se encontró relación significativa alguna con las dimensiones del SCL-
90-R o el WHOQOL-Bref. Únicamente se reveló la débil correlación entre alcoholismo y
drogadicción.

Tabla 4. Correlaciones entre las dimensiones sintomatológicas y dimensiones de la


calidad de vida en adultos tempranos (Resumen)

Los resultados de los adultos intermedios (Tabla 5) son muy similares a los de los
adultos tempranos pues tienen asociaciones en todas las áreas y la mayoría tiene una r
≥ 0.50, entre ellas la salud física con la somatización, obsesiones y compulsiones,
sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, ideación paranoide y
psicoticismo; la salud psicológica se correlacionó con la somatización, obsesiones y
compulsiones, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, ideación paranoide y
psicoticismo; finalmente las relaciones sociales se correlacionaron con la depresión,
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ansiedad e ideación paranoide, en este caso las áreas de calidad de vida más
importantes para la sintomatología general (ISG) fueron salud física, relaciones sociales
y salud psicológica.

Las puntuaciones de la drogadicción presentaron una correlación baja con la


sensibilidad interpersonal (r= 0.23, sig. = 0.019). Sin embargo, no hay correlaciones
significativas con el alcoholismo.

Tabla 5. Correlaciones entre las dimensiones sintomatológicas y dimensiones de la


calidad de vida en adultos intermedios (Resumen)

Finalmente, con los adultos tardíos (Tabla 6) se encontraron entre las sintomatologías
más importantes tanto la sensibilidad interpersonal como la depresión se asocian con
la salud física y la psicológica. Resultando que tanto la salud física como la psicológica
son las más importantes en relación con la sintomatología general (ISG) para este
grupo.

Tabla 6. Correlaciones entre las dimensiones sintomatológicas y dimensiones de la


calidad de vida en adultos tardíos (Resumen)
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Discusión

Dada la relevancia de la salud mental como parte de la salud integral, el presente estudio
se realizó con el propósito de analizar la relación entre problemas de salud mental y la
calidad de vida en diferentes grupos de acuerdo a su edad. Los hallazgos señalan que se
establecen diferentes relaciones entre los síntomas y los elementos de la calidad de vida
en los grupos de adolescentes, adulto temprano, adulto intermedio y adulto tardío, en esta
muestra de participantes de población general.

En las asociaciones entre sintomatología y calidad de vida en el grupo de adolescentes


destaca que la sensibilidad interpersonal y la depresión se relacionan de manera negativa
con la calidad de sus relaciones sociales, salud psicológica y calidad de vida general. De
esta manera se aprecia que esta etapa de la vida el individuo puede sentirse incomodo,
con malestar o con estado de ánimo bajo y que ello se relaciona con sus relaciones
sociales y su calidad de vida; se puede considerar que en esta etapa de transición pueden
surgir sentimientos de inadecuación debido los cambios biológicos, afectivo-emocionales y
conductuales propios de la edad, lo cual puede relacionarse con la las relaciones con
amigos, pareja o familia. Por lo tanto, la importancia de las destrezas sociales, sentido de
pertenencia, autoestima, auto-concepto y situación familiar son factores que pueden
determinar a futuro desde un bienestar del sujeto hasta un desarrollo psicopatológico
(Haquin, et al., 2004; Nuñez, et al., 2010). En este sentido, las intervenciones psicológicas
irían dirigidas a la aceptación de los cambios integrales y el desarrollo de habilidades
sociales en contextos saludables; así como, a la prevención del malestar psicológico y
relaciones sociales con conductas nocivas (violencia, conducta sexual de riesgo y
adicciones), en las que podrían involucrarse los adolescentes en búsqueda de aceptación
y reconocimiento.

En cuanto al consumo de sustancias de los adolescentes, no se encontraron correlaciones


que involucren el alcohol y las drogas, lo cual se repite en el resto de los grupos etarios,
mostrando que en esta muestra comunitaria los participantes no perciben problemáticas
con su consumo, ni que estas afecten su calidad de vida; lo cual puede deberse a que en
su entorno social es común y aceptado el consumo de alcohol. En el presente estudio, los
adolescentes son los que consumen más sustancias adictivas y conforme avanza la edad
el consumo disminuye; se esperaría entonces que este grupo etario presentara los
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mayores grados de distrés psicológico, ya que Salazar, Ugarte, Vásquez y Loaiza (2004)
señalan que mientras más se presenta distrés psicológico, como reflejo de problemas y
razón de adopción de conductas de riesgo, más se presentan problemas de consumo
de sustancias nocivas, pero en nuestro estudio no fue así, porque los que más
problemas de salud mental presentaron fueron los adultos intermedios. La explicación
a estos resultados puede buscarse en factores sociales y personales, tal como señalan
Espada, Botvin, Griffin y Méndez (2003) al indicar que el consumo de sustancias puede
asociarse con factores sociales como: disponibilidad, aprobación social, publicidad,
educación inadecuada, consumo y conflictos familiares, carencia de comunicación; así
como con los factores personales expuestos por Espada, et al. (2003) quienes indican
que la desinformación parece más apoyada por la educación social; sin embargo una
limitante es que en el presente estudio no se contemplaron los factores personales y
sociales que nos permitan comprender más allá el consumo de sustancias.
Específicamente para la población de este estudio, las actitudes favorables hacia el
alcohol son comunes en las comunidades donde habitan los participantes, por lo que
las intervenciones tendrían que ser de índole psico-social y comunitaria.

Por su parte, los adultos tempranos presentaron numerosas correlaciones entre


sintomatología y distintas áreas de calidad de vida, como en el caso de la depresión,
obsesiones-compulsiones e ideación paranoide se relacionan con la salud física y
psicológica; estos datos nos sugieren que el estado de ánimo, las preocupaciones, y
pensamientos y conductas repetitivos, sentimientos de falta de control o distorsión de
pensamientos, son aspectos que se relacionan con el malestar físico y psicológico; así
como con la calidad de vida en general. En cambio el consumo de sustancias no se
relacionó con ninguna de los elementos de la calidad de vida. En esta etapa en que el
joven adulto va adquiriendo nuevas responsabilidades y cumpliendo tareas de
desarrollo como: incorporación a la vida la vida laboral, formación de una familia,
adquisión de un patrimonio económico, parece que los problemas de salud mental que
más e manifiestan están relacionados con el estado de ánimo y los pensamientos de
preocupación o descontrol, lo cual podría estar vinculado con un estilo de vida poco
saludable para cumplir con las exigencias sociales en detrimento de su calidad de vida,
en sus componentes físicos y psicológicos. Esto resulta relevante, porque el estilo de
vida que se adopte en esta etapa puede prevalecer a lo largo de la vida implicando
desgaste físico y emocional, en ese sentido, Vega, et al., (2009) considera que un
cambio en el estilo de vida podría ser un buen comienzo para cambiar tales
problemáticas. Incluso generar un hábito de realizar actividad física, especialmente
recreativa, generaría una mejor calidad de vida desde esta etapa incluso en el futuro
de la persona (Mora, et al., 2004).

En el caso de los adultos intermedios se encontraron relaciones importantes entre los


problemas de salud mental (entre casi todos los síntomas, a excepción de la ansiedad
fóbica) asociadas con la salud física, y debido a la relación encontrada con problemas
físicos sugiere que las problemáticas normalmente llegan a un grado lo
suficientemente intenso para volverse problemas somáticos. Las obsesiones y
compulsiones, depresión e ideación paranoide asociadas al área de las relaciones
sociales sugieren que en general la relación con las personas genera ansiedad,
malestar emocional o distorsiones cognitivas; pareciera que sus relaciones sociales
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resultan, inquietantes lo que podría relacionarse con falta de destrezas sociales que
debieron aprenderse en la adolescencia (Haquin, et al., 2004; Nuñez, et al., 2010).
Pareciera que en esta etapa, las intervenciones serían preventivas sobre factores de
riesgo, tales como: estresores, problemas interpersonales, altas demandas laborales y
sociales. De igual manera, sería necesaria la detección oportuna y canalización a
servicios clínicos cuando el malestar se acreciente e impacte en diversas áreas de la
calidad de vida. En adicciones los resultados se mostraron similares a los adolescentes
y adultos tempranos, pero para este caso se añadió una correlación entre drogadicción
y sensibilidad interpersonal; de tal forma que aquellos que consumen alguna sustancia
adictiva presentan sentimientos de inadecuación e insuficiencia personal; es posible
que recurran a las sustancias como una forma de buscar aceptación social o bajar
ansiedad. En ese sentido, tanto necesario promover la salud destacando los beneficios
de tener conductas saludables y en cierto sentido lo innecesario que resultan estas
sustancias (Duffy, 2015).

Para la población de adultos tardíos las correlaciones se reducen, encontrando que la


sensibilidad interpersonal y depresión se asocian con la salud física y psicológica, al
parecer los factores que afectan la salud mental en esta etapa son el cuerpo afectado
por el deterioro físico y la situación emocional; lo cual concuerda con lo señalado por
Vega, et al. (2009) quienes advierten sobre la asociación ente las limitaciones
funcionales y la presencia de trastorno depresivo en esta edad. Ante estas condiciones,
las relaciones sociales adquieren especial importancia como proveedoras de cuidado
físico y soporte emocional, en una etapa donde el adulto mayor se encuentra sensible
y necesitado, por lo que la atención debería de centrase en el cuidado de la salud y la
búsqueda de una mejor calidad de vida (Jenkins, 2005). Por último, con respecto de las
adicciones no se encontraron correlaciones significativas, lo más probable es que se
reduce el consumo de sustancias nocivas como una forma de cuidar la propia salud
física. De esta manera al final de la vida, la atención interdisciplinaria es indispensable
para proveer los servicios de salud física y mental, tanto para los adultos mayores,
como para las personas que se encarguen de su cuidado.

Limitaciones y sugerencias: debido a carencias de tiempo, recursos y apoyo en la


recolección de datos se realizó esta de manera no probabilística aplicándose a sujetos
voluntarios.

Por los resultados, se sugiere que en un futuro se repita el estudio con diseño
probabilístico, cuidando las proporciones de los grupos etarios de la población,
permitiendo una inferencia poblacional.

Articulación: Algo común en cada una de los grupos es que las relaciones
interpersonales resultan importantes para el desarrollo, crecimiento y sentimiento de
bienestar. Si vemos estos resultados como una secuencia bien puede servir como guía
para la promoción de la salud o prevención de las afecciones que invaden la vida de las
personas, tomando en cuenta que ya se tiene una idea de las necesidades de la
población que se han detectado. Desde la infancia se debería de promover en los niños
una apertura a la socialización en la cual sean capaces de buscar por sí mismos a las
personas que permitan mantener relaciones saludables, es decir, de recreación, apoyo
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y aprendizaje, procurando que este último se asimile para el uso de su propia vida
previniendo así la dependencia, de esa manera en cierta parte se prevendrían
problemas en la adolescencia. Llegando a la etapa de adolescencia se podría comenzar
con el manejo emocional y promover la salud física a través del ejercicio, previniendo
complicaciones en sus relaciones sociales y salud física. Ya para las etapas de adultez
temprana e intermedia en las situaciones que no se haya hecho prevención o en los
casos que no haya tenido resultados la promoción se encontraría en proporcionar
elementos como habilidades personales que les permitan superar las exigencias que la
sociedad impone para la producción que se adjudica a este grupo de población.
Manejo de estrés, manejo emocional, dar buen juicio a la carga de responsabilidades y
recreación, etc. Finalmente, para la adultez tardía, habría menor cantidad de
problemas debido a las prevenciones realizadas en las primeras etapas. En el caso de
hacer promoción se podrían hacer espacios en los que se haga motivación al ejercicio o
deporte y a su vez se permita la socialización con pares.

Gracias a estos datos tenemos un acercamiento al estado de la salud mental de esta


población, pero aún falta un acercamiento más profundo sobre los factores que
propician estos problemas de salud mental, cuyo conocimiento ayudaría a comprender
mejor la problemática y ampliaría la posibilidad de diseñar intervenciones más
apropiadas a las necesidades de la población.
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ANEXOS
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REFERENCIAS

https://www.cancer.gov/espanol/cancer/sobrellevar/sentimientos/ansiedad-
sufrimiento-pd

https://together.stjude.org/es-us/atenci%C3%B3napoyo/psicolog%C3%ADa/salud
%20mental.html

Asociación Médica Mundial. (2013). Declaración de Helsinki: Principios éticos para las
investigaciones médicas en seres humanos. 64ª Asamblea General, Fortaleza, Brasil,
octubre 2013.

Ávalos L., M. L. & Saldaña L., A. J. (2013). Estudio piloto sobre la caracterización de los
tipos de apego en adolescentes de bachillerato. En Ruvalcaba R., N. A., Oliveros C., L.
E., Covarrubias de la T., M. T., Flores C., R. & Gutiérrez R. J. de J. (Coord.). Aportes
interdisciplinarios en el ejercicio profesional de la salud mental, VOL. II (pp. 9-10).

México: Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Ciencias de la Salud.


Babor, T. F., Higgins-Biddle, J., Saunders, J. B. & Monteiro, M. G. (2001). Cuestionario
de identificación de los trastornos debidos al consumo de alcohol. Pautas para su
utilización en atención primaria. España: Organización Mundial de la Salud y
Generalitat Valenciana.

Barcelata E., B. E., Luna M., Q. Y., Granados M., D. A. & Gómez-Maqueo, E. L. (2013).
Perfiles de personalidad de riesgo y protección de estudiantes con desventaja
socioeconómica. En Ruvalcaba R., N. A., Oliveros C., L. E., Covarrubias de la T., M. T.,
Flores C., R. & Gutiérrez R. J. de J. (Coord.) Aportes interdisciplinarios en el ejercicio
profesional de la salud mental, VOL. II (pp. 12-24). México: Universidad de Guadalajara
Centro Universitario de Ciencias de la Salud.

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