Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
KOBIE AntropologiaCultural 22 Web-9
KOBIE AntropologiaCultural 22 Web-9
Palabras Clave: Romerías. Cruces. Identidades locales. Bailes. Peleas. Sociabilidad. Comensalía
Keywords: Popular festivals. Cruces. Local and identities. Dances. Fights. Sociability. Commensality.
Giltza-hitzak: E rromeriak. Cruces. Tokiko identitateak. Dantzak. Borrokak. Sozibilitatea. Adostasuna.
RESUMEN
Pese a su origen en las romerías del santuario de Santa Águeda, las de Cruces destacaron por su carácter laico vehiculando, a través del
baile, de las peleas asociadas a él y de la comensalía, el encuentro de jóvenes procedentes de un amplio entorno urbano y periurbano, más allá
del propio Barakaldo. Con la correspondiente expresión de contrapuestas identidades locales y comarcales.
ABSTRAC
Despite their origin in the pilgrimages of the sanctuary of Santa Águeda, those of Cruces stood out for their secular character, conveying,
through dance, the fights associated with it and the diner, the meeting of young people from a wide urban environment and periurban, beyond
Barakaldo himself. With the corresponding expression of opposing local and regional identities.
LABURPENA
Santa Agedako santutegiko erromerietan jatorria izan arren, Gurutzetakoak izaera laikoagatik nabarmendu ziren, dantzaren bidez, hari eta
jantokiari loturiko borrokak, hiri ingurune zabaleko gazteen topaketa eta periurbana, Barakaldo bera baino haratago. Tokiko eta eskualdeko
identitate kontrajarrien dagokion adierazpenarekin.
1. LAS ROMERÍAS DE CRUCES (1783-1965) punto culminante (Homobono 1994b: 125, 131; 1995: 39). Las dos
Pascuas acabarán dejando paso a las fiestas patronales de este
A comienzos del siglo XX, los fines de fiesta pascuales de los barrio, que experimenta un vertiginoso crecimiento demográfico a
romeros que regresan del barakaldarra santuario de Santa Águeda partir de 1955 hasta superar los varios miles de habitantes y que, por
se irán desplazando hacia el alto de Cruces, encrucijada de ejes su proximidad –2 km.- es uno de los más vinculados a las romerías
viarios locales y regionales, a unos 50 m. de altura, entre Burtzeña de Santa Águeda en el presente.
y el río Kadagua al E., con Retuerto y Gorostiza, al O. Bituritxa y Las romerías de Cruces, celebradas los lunes que seguían a las
Lutxana al N., el collado de Basatxu y el citado santuario al S. Pese Pascuas de Resurrección y de Pentecostés, con repetición al domin-
–o precisamente- por su escaso peso demográfico inicial -156 habi- go siguiente, son sin duda las fiestas de mayor proyección de todo
tantes el año 1900- ya en 1910 se celebran allí las romerías profanas el municipio de Barakaldo para el periodo de entresiglos y mucho
del 5 de febrero pero, sobre todo, las de las Pascuas de Resurrección más adelante,4 tan sólo superadas en concurrencia por las patrona-
y Pentecostés2. Paulatinamente, y a medida que Cruces se vaya les de El Carmen. Sin vinculación a un barrio de entidad demográfica
consolidando como barriada, dichas romerías se irán convirtiendo digna de mención, su génesis e importancia radica en su estrecha
en fiestas desvinculadas del santuario y sus funciones religiosas. asociación con el ciclo festivo del santuario de Santa Águeda, en
Entre 1900 y 1936 el contingente de romeros que regresan de cuanto espacio de los festejos profanos de las festividades de éste.
Santa Águeda ya es insignificante frente a los millares de jóvenes de Estas romerías ya extintas pertenecen a la contemporaneidad,
todo Barakaldo, Bilbao3, Las Arenas, Txorierri, zonas fabril y minera motivo por el que ya no pueden observarse mediante el trabajo de
y otras de Bizkaia, que acuden a la campa de Cruces por la tarde. campo. Por lo que su estudio etnohistórico se apoya en los recursos
Charangas, txistus, dulzainas y banda de música interpretan baila- metodológicos propios de la historia: fuentes documentales y publi-
bles. En los chacolíes, choznas y barracas no faltan consumidores, y caciones periódicas, entrevistas a informantes que presenciaron su
el síndrome de antagonismo interlocal e ideológico alcanza aquí su decadencia, más fuentes secundarias (bibliografía). Pero su análisis
se enmarca plenamente en los métodos propios de la antropología Pero la campa de Cruces se había convertido ya en el estratégi-
cultural y de la sociología. Disciplinas que presiden el estudio de co punto de intersección de los ejes viarios local y regional, encru-
variables tales como: cuadrillas juveniles y su antagonismo, identi- cijada de la vieja ruta jacobea de Bilbao por el Puente del Diablo y
dades grupales y locales, baile y sexualidad, sociabilidad y comensa- Santa Águeda hacia San Vicente y la villa de Portugalete, con el
lía. En definitiva, esta investigación se enmarca en el campo discipli- Camino Real o carretera de Bilbao a Santander. Pese a la decadencia
nar de la antropología -o socioantropología- histórica. del primero de éstos, vinculado a la ordenación tradicional del terri-
torio, el valor de esta encrucijada experimenta un alza inducida por
1.1. Una campa para ferias y fiestas el crecimiento de los barrios circundantes del Barakaldo de la indus-
trialización: Burceña, Lutxana, Landaburu y Retuerto. Potencial
En el Barakaldo anterior a la industrialización, la campa de incrementado durante las fechas del ciclo festivo del santuario de
Cruces ocupa un lugar marginal en su hábitat. Aunque, por su cen- Santa Águeda, cuando numerosos romeros pasan por aquí camino
tralidad geográfica, allí se vino celebrando hasta 1852 una feria del mismo, e incluso hacen un alto en este hito natural del camino
anual de ganado cada 28 de agosto, trasladándose el año siguiente antes de emprender la subida o el descenso. Por todo ello se insta-
al campo de San Vicente, en la capitalidad del municipio5. La sesión lan un par de bares y varias casas de pisos.
del Ayuntamiento, de fecha 27-VIII-1854, refiere que habiendo pre- Ya en 1880, la campa de Cruces es el punto donde, los días que
sentado varios vecinos solicitud de retorno a la primitiva ubicación, se celebran funciones de Santa Águeda, suele reunirse bastante
se da lugar a una enconada polémica entre defensores y detractores gente al regreso7, antes de dirigirse hacia sus respectivos barrios o
de Cruces o San Vicente. Éstos alegan que el campo de Cruces es poblaciones; lo cual hace considerar al Ayuntamiento la convenien-
espacialmente reducido y carece de entidad de población (A.M.B.: cia de ensanchar esta propiedad comunal mediante permuta de
Actas, 1846-1871: 366, 414-415). terrenos con José Mª de Escauriza. Este año, la función más concu-
Sin embargo, ya a finales del siglo XVIII (1783), se celebraban en rrida fue la de Pascua de Pentecostés, con asistencia de tres miño-
dicha campa los colofones de las romerías de Santa Águeda, entre nes para garantizar el orden, seguida por la precedente de Pascua
ellas las de la festividad de Santa Ana, ya que ésta terminaba ante de Resurrección, a la que había acudido una pareja de este cuerpo
el santuario a hora más temprana, para continuar más tarde el baile de orden público. Paralelamente, el municipio se propone establecer
en la campa precitada. Los fieles de la Anteiglesia “con arreglo tam- una feria de ganado en esta campa de Cruces los primeros domingos
bién a la costumbre y práctica que se ha observado procedieron en de cada mes (A.M.B.: Actas, 1875-1881, 15-II-1880: 312-312 v; 54-A-2).
esta ocasión a eso de las tres de su tarde que el tamborilero que se Propósito que se ve convertido en realidad un año más tarde,
hallaba en dicha función bajase a la campa y sitio [árbol] llamado de cuando comiencen a celebrarse ferias de ganado en Cruces, los
Cruzes”. Observando que, tras bajar ellos, Juan Antonio de Lezama terceros domingos de cada mes, que desplazará durante cierto
había hecho traer “silbo” (txistu) del barrio de Irauregi a la misma tiempo al importante ferial de Basurto. Con objeto de fomentarla, se
campa del Santuario de Santa Águeda, donde tocó “el referido tam- obliga bajo multa que cada vecino concurra a cada feria con una
borilero hasta la hora que quiso” (ADFB. Corregimiento, leg. 1369, nº cabeza de ganado cuando menos. Asimismo, y con objeto de dar
8; Simón 2001: 128, 236). realce a la feria, en tales días actuará músico tamborilero (A.M.B.:
El barrio de Cruces carece de entidad propia en el Barakaldo de Actas, 1875-1881, 25-IX-1880: 81 v. Y 2-I-1881: 360-361). El Ayuntamiento
la primera industrialización, y ni tan siquiera figura en los censos y trata, asimismo, de incentivar estas ferias consiguiendo que vengan
nomenclátores realizados entre 1857 y 1887. El hábitat del entorno es pasiegos con la mayor cantidad de ganado posible, y exhortando a
netamente rural en 1867, correspondiendo al topónimo de referencia participar a los propietarios locales de parejas de bueyes. Y, por otra
tres casas unifamiliares de tipología rural, como lo denota la tenen- parte, inicia gestiones para ampliar el espacio ferial tratando al
cia de tierras; más otras 13 incluyendo los caseríos del entorno6, efecto con los propietarios colindantes, eliminando por ejemplo el
todas ellas de dedicación agraria -salvo La Tejera-, con tierras de saliente que forma el contiguo juego de bolos de Juan de Arana. Muy
cultivo y varias con monte (3) y viñedo (6). La barriada cuenta con poco después, el Ayuntamiento permuta terreno de Cruces para
15 edificios habitados por 19 grupos domésticos en 1897 (A.M.B.: 45-17 ensanchar el campo, propiedad de José de Bustillo, por otro en
y 195-D); con 26 casas y 156 habitantes en 1900, que ascienden res- Lutxana; y adquiere otra parcela contigua al Sr. Escauriza para ferial,
pectivamente 20 y 217 en el año 1910 (Noménclator, 1904: II, 613; 1916: aneja a la anteriormente cedida por éste para la romería (A.M.B.:
II, 654). Siempre comprendida, a lo largo de todo el periodo, en el Actas, 1875-1881, 3-III-1881: 374 v.-376 v.; 6-III-1881: 377; 75-D-1). El resul-
ámbito del barrio de Burceña. tado será un espacio ferial con una extensión de más de 1.000
metros cuadrados., que se consolida como lugar preferente de
transacciones en toda la comarca en detrimento de la antigua y
5 Ya en 1844, el Ayuntamiento notifica al vecindario que tenga ganado vacuno afamada feria de Basurto (García Corella 1976: II, 686).
o caballar que concurra el 28 de agosto al campo de Cruces, desde las 10 h.
de las mañana hasta las 5 h. de la tarde, “como también hasta el Domingo A finales de 1895, y con motivo de ciertas diferencias sobre
inclusive por ser costumbre del dia de San Agustin y demas días que se ha deslinde de propiedades en Cruces, José Mª de Escauriza recuerda
observado esta feria antiguamente” (A.M.B.: Actas, 1840-1846, 25-VIII-1844: cómo “hace unos 12 años cedí en propiedad á esa Corporación sobre
426). Cierto es que la documentación no especifica si hace referencia al
núcleo de población comprendido en el barrio de Burzeña y distante 403 300 estados de tierras de pan sembrar, bien cerradas, precisamente en
metros del Ayuntamiento y Parroquia; o a su homónimo de la heredad y casa el mismo campo de Cruces, que es el terreno que se halla plantado de
de Beurko, aneja al camino de la parroquia, donde posteriormente se
construirían las casas baratas de Altos Hornos de Vizcaya (AHV).
6 Como los de Beteluri (2), Labróstegui (3), La Tejera, San Martín, Balejo, El 7 Los romeros de Bilbao, Abando, etc., acceden por el lugar de Morteruelo,
Cerrado, Munoa, Sarasti, Sagarrasti. lugar donde también se celebra una pequeña romería a la vuelta.
Figura 2. Izquierda: Alto de Cruces, a mediados del siglo XIX. Derecha: Mapa de Cruces y su entorno, en 1935.
árboles de diferentes clases, y lo cedí para que se pudieran efectuar cal como el ciclo de las fiestas de los barrios y las romerías del
allí con más desahogo las romerías de Sta. Agueda” (A.M.B.: 75-D-1). ámbito barakaldarra.
Paralelamente, se dispone que sea el rematante de abastos y Durante estos años finiseculares, la principal festividad profana
arbitrios del vino quien contrate “músico tamboritero y atabalero”, de Santa Águeda se ha trasladado a la Pascua de Pentecostés.
para todos los días que se celebren ferias en Cruces, excepto el mes Finalizada la función religiosa en la ermita, los romeros se encami-
de Cuaresma; el rematante queda relevado de su obligación de nan bien hacia Cruces o hacia Morteruelo9, lugar donde también se
costear la música tradicional en San Vicente cada 28 de agosto, celebra una animada romería, entonces más concurrida que la
lugar y fecha precedentes de la feria local de ganado (A.M.B.: Actas baracaldesa. Pero, progresivamente, este fin de fiesta del segundo
J.M.A., 1877-1885: 11-IV-1881: 91). Se están creando las condiciones que día de Pascua se irá trasladando a Cruces en exclusiva (A.L.S.-V.; J. A.
harán de Cruces un espacio festivo más apto para los actos profa- B.; I. U. V.). Quizás porque, a diferencia de Morteruelo, es un lugar que
nos, que la reducida y marginal campa de la ermita de Santa Águeda. atraviesan la mayoría de los romeros de regreso a su punto de ori-
Durante el primer semestre de este año 1881, la campa de Cruces gen; y porque este punto es más accesible a quienes, desde múlti-
se ve sumamente animada, como será habitual a partir de ese ples lugares, acuden a la romería profana de la tarde sin haberse
momento. Se celebran ferias los días 16 de enero, 20 de febrero, 19 desplazado por la mañana hasta el santuario.
de abril, 15 de mayo y 19 de junio. Y, además, las festividades de En el breve transcurso de pocos años, éstas de Cruces mutarían
Pascuas de Resurrección –el 18 de abril- y de Pascuas de Pentecostés de romería a baile público, ya que en sus primeros tiempos conser-
–el 6 de junio-. A cada celebración acude una pareja de miñones para vaban aun rasgos ruralizantes. Para los romeros, el obligado despla-
garantizar el orden (A.M.B.: 54-A-2). zamiento de aproximación entre caminos y estradas, con cuadrillas
entonando canciones desde su barrio la dotaba de un tipismo que se
1.2. Romerías interseculares (XIX-XX) extinguiría en menos de una década, al irse convirtiendo Cruces en
un pequeño barrio periurbano.
De estas dos festividades pascuales la más importante es la de Lo cierto es que, ya en 1905, se constata que la celebración de
Pentecostés, única contemplada en las bases para la actuación de la esta festividad en el punto de Cruces y barrio de Burceña, “de pocos
Banda Municipal de Música en 1892. Aunque las correspondientes a años á esta parte ha tomado mucho incremento”; hasta allí acude “la
1896 ya incluyen estos dos segundos días de Pascuas entre las festi- gente forastera... de todas las partes bien á tomar el sabroso aire ó
vidades a amenizar por la citada banda8. Entre el ciclo de romerías bien á bailar alegremente por todas aquellas campas” (A.M.B.: B.6.1.1-
a amenizar por la banda en 1897 y en 1900 se siguen incluyendo los 12). En consecuencia, un total de 73 vecinos del barrio solicitan al
dos segundos días de Pascuas de Resurrección y de Pentecostés Ayuntamiento baracaldés que se potencie esta captación espontá-
(A.M.B.: 182-C-4 y 19; 196-C-1 y 197-D-8). Tanto la banda de música nea, mediante la repetición de la romería
como la de txistularis ya amenizaban tanto el baile público domini-
8 Aunque la oferta de la agrupación musical contratada ese año por el 9 Punto éste situado a medio camino del Puente del Diablo y del alto de
Ayuntamiento se ceñía tan sólo a la de Pentecostés. Kastrexana, al otro lado del Kadagua y de regreso hacia Bilbao.
10 “En entornos urbanos o industriales la diversidad de preferencias y la presión Entretanto, y tras muchos años sin feria, el Ayuntamiento de
de los diferentes agentes de la sociedad de masas obligaron a articular una Baracaldo organiza un Concurso de Ganado Vacuno en la Campa de
confluencia entre tamborileros, bandas de música y resto de músicos -ciegos
o no, instrumentistas de cuerda y pianos de manubrio- mediante una Cruces. Celebrado el 5 de agosto de 1928, carece de conexión con los
regulación sistemática de tiempos e incluso de asiento concreto en el espacio acontecimientos festivos de referencia, salvo el de compartir idénti-
festivo, pago de impuestos, etc.” (Berguices 2016: 515). co soporte espacial. Abierto a concursantes de la Margen Izquierda,
11 Agrupadas en los pequeños núcleos de la Campa y carretera, Labróstegi,
Vista Alegre, Vallejo, La Arboleda, Basachu, Calzada y la barriada de La
Constancia. 12 Encabezan la petición la proverbial Benita de Arana y María Escobal.
1.4. El climax festivo Figura 4. Txosnas en una romería primisecular (s. XX).
Figura 5. L as txosnas en fiestas de barrio, como en estas de Nocedal (Ortuella, Figura 6. La Banda Municipal de Barakaldo, en el improvisado kiosko de las
en 1918), desempeñaron un papel fundamental. fiestas de barrio.
dero asao y en salsa, picatierras (pollos) en salsa y asados, bien “Aquí, ruidos de charanga y del plañidero acordeón a
aderezados caracoles, callos, merluza y ternera. Esta choznera cuyos sones dibujan las plegadas parejas difíciles trenzadu-
baracaldesa “llevaba la palma”, pero no era el único servicio hoste- ras; allá, los dulzaineros que chiflan y cantan electrizando a
lero en la campa. También acudía Anita (a) La Coja, de Retuerto. Y las los corros bailadores; acullá el embrujado gorgoritar del
sestaotarras Pía Escobal (a) La Galana y La Chalana ofrecían las chistu que arranca en los ágiles danzantes asombrosos
mismas viandas, a precios más económicos si cabe. Una gran cazue- saltos y piruetas. De cuando en cuando la banda de música,
la, suficiente para cuatro comensales, más pan y vino, no costaba la laureada banda baracaldesa, interpreta una pieza de
más de siete reales “por cabeza”. Allí estaban, también, Ataquines, El baile modernista” (Perea 1944: 141-142).
Riojano… o bares como Cachi o Mi Bar. En estos establecimientos
recalaban las cuadrillas, para saciar su sed y si se terciaba comer Entre los intérpretes destacó un tal Feder, con sus acordeones22
alguna de estas suculentas cazuelitas, a alguna de cuyas cocineras y guitarras (Ochoa 1953). En esta romería de Cruces, como en otras
se le había ido la mano, interesadamente, en el picante (Gabasa 1953; de Barakaldo, no se autorizaron los pianos de manubrio –al menos
Aramis 1954; Heres Oceja s. d.). entre 1905 y 1912 y en años posteriores23- de acuerdo con la explícita
Tratándose de vino, el más afamado fue el de La Novilla de San prohibición municipal vigente para todo el ciclo festivo local, a
Francisco (Bilbao)19, que servía caldo riojano de Heredia, “a perra el excepción de la romería del Carmen (A.M.B.: B.6.1.-1-10 y 23). La ten-
chiquito”. Convivial comensalístico entre amigos, convecinos y/o dencia señala hacia un predominio progresivo de las acordeones
familiares reforzado por la comunión vehiculada por ese ritual frente a dulzainas, txistus, etc. El baile público de Cruces estuvo más
beber juntos característico de cualquier esparcimiento festivo20. clareado cuando se efectuaba a los acordes del txistu u otros instru-
Pero las copiosas libaciones hechas en su establecimiento cataliza- mentos tradicionales que cuando los acordes de la Banda conse-
ron las peleas entre cuadrillas (Heres Oceja s.d.; Perea 1944: 142; Un guían colmatar el espacio de la plaza. En vísperas de la guerra civil,
baracaldés 1966). Tales peleas fueron usuales, seguramente, en las los aparatos de radio constituyen una innovación técnica aplicada al
romerías de Cruces desde sus inicios. baile público de las romerías24. El baile público, en general, termina-
Completaban la relación de feriantes los puestos habituales en ba a las 8 ó 9 de la noche a los sones de una jota y/o un pasodoble,
todo acontecimiento festivo: de rosquillas de Mendaro, de chimina- interpretado por la banda municipal de música.
ques, de almendras garrapiñadas; vendedores de agua de limón, Este público juvenil transita por el paseo a lo largo de la carre-
barquilleros, carros de helados. Y, además, tiovivos21, churrerías, tera, desde el espacio festivo hasta los caseríos de Labróstegi y
puestos de tiro al blanco y fotógrafos ambulantes (Perea 1944: 141).
El baile congrega a los jóvenes, a los acordes de variados intér- 22 También, poco antes de 1930 Santiago Díaz Arruti y Víctor Farelo Lomberan
pretes y melodías: (A. M. B.: 252(253)-11). Farelo el Acordeonista fue un acordeonista nacido en la
barakaldarra calle de Arana, que actuó en las romerías y el baile público
locales, así como en fiestas desde Erandio y Txorierri hasta el Valle de Mena
(Ibánez 1997: 45 -46).
“Benita, socarrona y alegre, con una chirigota para todo y para todos,
contemplando, soplilla en ristres, la suculenta formación de cazuelas 23 En 1926 se rechazó la petición para tocar un piano de manubrio, formulada
encaramadas en pequeños hornillos. ¡Vos vais a relamber con estos callos!... por Faustino del Río, vecino de Berango (A.M.B.: A.10.4.-4-5). Los bailes eran
¡Churrumusqui y limonada!... ¡Perra gorda docena de caramelos!” (Aramis 1954). amenizados, antaño, por pianillos de manubrio o por ciegos que, tras
estrujar el fuelle de sus viejos acordeones, pasaban el platillo o la boina
19 Quien también concurría a las romerías y fiestas de Deusto (Larrinaga para recoger la limosna, unas monedas de cobre que les ayudasen a
Zugadi 2007: 198). subsistir.
20 “Borbotean los pellejos de vino y resbalan las botellas de limonada y 24 Un vecino de la campa de Cruces, Cristóbal Linaza Ayesta, que afirma actuar
churrumusqui” (Ochoa 1953). Porque las mozas apenas consumían otra “en representación de la mayoría de los vecinos de Cruces y sus inmediaciones”,
bebida que la limonada de Saltuchas, a la que invitaba el galán de turno recaba autorización municipal para colocar uno de estos aparatos después
(Gabasa 1953). de terminada la romería oficial. Se trata con ello de propiciar el “solaz y
21 Como el exágono (sic) instalado por Nicolás Gutiérrez durante las romerías esparcimiento de los vecinos”. Esta prolongación festiva se celebró, de
de Cruces de 1929, es decir ambos días de Pascuas, más su repetición al acuerdo con lo previsto, el domingo 7-VI-1936, finalizando la música entre
domingo siguiente (A.M.B.: A.10.4.-5-2). 11,30 y 12 h. de la noche (A.M.B.: A.10.4.-8-2).
Beteluri25. Allí acudía “lo más selecto de las guapas mujeres”; incluso
algunas de costumbres licenciosas, que se dejaban acompañar por
señoritos juerguistas a bordo de elegantes landós de doble capota
(Un baracaldés 1966).
A.10.4.-11-14). En 1946, los segundos días de ambas Pascuas son Cruces, había solicitado autorización municipal para trabajar la
incluidos en el calendario de fiestas de los barrios, elaborado por la tarde del sábado 5-IV-1969 en ella, “sin usar música ni altavoces”,
Comisión de Policía y aprobado por el Ayuntamiento en sesión de verá denegada su solicitud sin más explicaciones; sin embargo,
19-XII-1946. De acuerdo con el mismo, estos días más los de sus sabemos que esta actitud corresponde a las disposiciones guberna-
repeticiones actuará la Banda Municipal de Música animando las tivas en orden a no permitir nuevas fiestas de carácter público
romerías de la tarde. De esta forma, el barrio de Cruces es el único (A.M.B.: Fiestas, 1969, s/n).
en el que no se suprime la asistencia de la Banda a las repeticiones En cuanto al baile, en los dos públicos del núcleo de Barakaldo,
romeras, dato indéxico de la importancia, siquiera residual, de las tras las reitera desafección de un público compuesto, en su mayor
mismas (A.M.B.: B.6.1.-4-27). La mocedad de los barrios acude a medida por jóvenes recién inmigrados, el Ayuntamiento suspende a
Cruces al atardecer, tras la jornada de trabajo y aún se producen comienzos de 1965 los bailes del txistu “en las plazas públicas” [...]
peleas (V. G. U.). La juventud baracaldesa protagoniza, durante estos “por carecer de objeto”. En cuanto a la Banda de Música, se adopta
años, una ruidosa vuelta de romería al final de la misma, en forma análoga medida, reduciéndose su función a 42 conciertos anualmen-
de biribilketa desenfrenada (M. A. M.). te programados en el conjunto del municipio (A. M. B.: 407-21; 418-10).
A finales de 1947 se inicia la construcción de un nuevo templo Es plausible suponer que lo mismo sucediera con las romerías de
en el barrio de Cruces, cuya inauguración tuvo lugar el 20-VI-1953, Cruces. Aquellos conjuntos musicales sustituidas por las Orquestinas
bajo la advocación del Sagrado Corazón de María31 (Baracaldo Moreno y, a partir de 1962 se introduce en el baile el ritmo del twist,
Memoria 1957: 29-31; Ibáñez 1994: 232). Concebido inicialmente como precursor del rock.
ayudantía de parroquia de la Natividad de Nª. Sª. de Burceña, es esta Una jota pregona la nueva realidad del barrio35:
última la que recaba permiso municipal para conmemorar la festivi-
dad del Inmaculado Corazón de María el domingo 22-VIII-195432. En Cruces es hoy un barrio,
definitiva, se trata más bien de una fiesta conmemorativa e institu- pronto será capital,
cional que popular, careciendo de actos propiamente festivos. No con su sanatorio nuevo
parece que tuviera continuidad en años sucesivos33. y su iglesia parroquial.
El barrio de Cruces se mantuvo fiel a sus tradicionales romerías
de las Pascuas, aunque ya carentes de aquella capacidad de convo- Mientras que otra lanza una mirada nostálgica hacia las rome-
catoria supralocal que tuvieron antaño. En 1953 solicitan instalar rías de antaño:
puestos en las romerías de la Campa de Cruces, el día 6 de abril,
sendos vendedores34 (A.M.B.: A.10.4.-15-1). Las restricciones municipa- Campa de Cruces de antaño
les no cooperan precisamente al esplendor de esta festividad. buena arboleda tenías,
Manuel Paredes quien, en nombre de los feriantes de la romería de cuando llegaban las Pascuas
lucían tus romerías.
junto al bar Jalisco de su propiedad, que más adelante fue de la modalidad
de pasabolo (Ibáñez 1997: 176). El establecimiento se denominó luego Mesón
Rosario, por el nombre de su señora, que tomó las riendas de la cocina. Los
juegos tenían gran importancia en la época, siendo el de los bolos el más
2. ANÁLISIS
representativo y vinculado a establecimientos de consumo de bebidas.
31 Mis recuerdos infantiles de Cruces se remontan a esa época. Durante la que Como ya se ha dicho las denominadas romerías de Cruces no
acompañaba a mi abuelo paterno en su visita semanal a nuestros parientes pueden ser consideradas, en puridad, como tales36; dada su desvin-
del somo de Basatxu, zona alta del barrio. Tras salir de Villa Róntegui culación de las propiamente romerías al Santuario de Santa Águeda
(Etxatxu), en el barrio de Landáburu, pasábamos por Lurkizaga, “Tomasillo”
(Sakona), las casas rurales de El Retiro, el cruce por debajo del puente y su definición como una parada en el alto de Cruces, lugar donde
ferroviario donde se cruzaban las líneas de la Orconera y de la extinta los romeros se separaban para regresar a sus diferentes lugares de
Luchana Mining, el caserío de Balejo y la finca de Sarasti, los chalecitos de origen. Parada, inicialmente para bailar, práctica lúdica y laica a la
Guruzeta y Tellería, para desembocar en la plaza de Cruces. Allí, antes de
emprender la empinada cuesta hacia Basatxu hito en el camino hacia Santa que fueron sumándose las de restauración y atracciones de feria. En
Águeda, parada en el bar de Jalisco (Rosario) para degustar una Pepsi-Cola
y contemplar unas jugadas de pasabolo. De muy niño, creo haber asistido
con mis padres a una de las romerías, puesto que conservo el nebuloso
recuerdo de una gran multitud, de la dificultad de espacio para realizar un 35 En 1955 se inauguró la Residencia Sanitaria, después denominada Hospital
picnic familiar y de un sabroso helado. Más adelante, durante mi pubertad, de Cruces. Parroquia, hospital y expansión urbana determinan la constitución
pude ser testigo del progresivo avance de la urbanización de Cruces. de un populoso barrio en Cruces, relativamente separado del casco urbano
de Barakaldo y dotado de su propia identidad, que va fagotizando los
32 Este programa de fiestas para el barrio de Cruces se inicia de víspera, con pequeños y más antiguos núcleos circundantes. Como es sabido, los límites
volteo de campanas, disparo de cohetes y pasacalles de txistularis, seguido de un barrio son subjetivos e imprecisos, y hay quien extiende los límites de
de Salve Popular a las 8 h. de la tarde. El domingo de referencia, misa Cruces hasta comprender al vecindarios de Andikollano (Lutxana) y
solemne a las 11 h. de la mañana, cantada por la Schola Cantorum de San Amezaga (Retuerto). En 2019 el barrio de Cruces / Gurutzeta propiamente
Vicente, que da un concierto en la Campa de Cruces una hora más tarde. A dicho tenía 8.119 habitantes, cifra que ascendía hasta los 15.384 sumando los
las 12,30 h., exhibición de danzas vascas por el grupo Laguntasuna. Por la de los vecindarios del polígono La Paz (3.884) y de Llano (3.831). Si bien este
tarde, Función Eucarística a las 5 h., y festejos infantiles a las 5,30 h. (A. M. último, celebra sus propias fiestas en junio, signo inequívoco de afirmación
B.: B.6.1.-5-12). de una identidad barrial propia.
33 Aunque a comienzos de los setenta se festejó en alguna ocasión la 36 Bailes y meriendas cumplen parcialmente con la primera definición de
festividad de La Inmaculada, en diciembre. romería de la R. A. E. Y plenamente la segunda: “Gran número de gentes que
34 Eloísa Recio, de Barakaldo, para un puesto de confitura; y Lucio Leibar, de afluyen a un sitio”. Al baile dominical de la plaza de La Casilla (Abando-
Bilbao, para un puesto de rosquillas. La primera instaló su pequeño puesto Bilbao) se le denominó romería desde sus orígenes, en 1882 (Berguices
en la barakaldarra Plaza de Los Fueros hasta finales de los ochenta. Jausoro 2016).
Euskal Herria resulta correcta dicho calificativo para las fiestas no emociones a través de gestos y movimientos. Se realiza mayormen-
santorales, denominándose “erromeria” o romería en Euskadi37, te al son de la música y tiene dimensiones de espectáculo40.
aunque no en Navarra ni en Iparralde, donde el sentido religioso De este modo, desde el punto de vista antropológico, el baile
está omnipresente en cualquier tipo de fiesta, quizás salvo los podría definirse como una práctica cultural y como una especie de
Iñauteriak (Carnavales). Y siempre celebradas de forma vespertina. ritual social por el que la misma se concibe como un medio que
Se trata de una categoría que se va proliferando en otros ámbitos genera placer estético y un medio para establecer vínculos interper-
autonómicos, ante el arrollador avance del proceso de seculariza- sonales y crear un tejido específico dentro de una determinada
ción. De todas formas comparten algunas de las características de comunidad, incrementando el sentido de grupo y solidaridad entre
las romerías propiamente dichas: celebrarse en un lugar relativa- sus participantes41. Sin olvidar el papel que desempeña el baile, sus
mente elevado38 el Alto de Cruces (21 m.), al pie de la montaña y pasos y movimientos así como la música que le acompaña, en la
fuera del casco urbano municipal, su frecuencia anual y un camino construcción de identidades, y más aún cuando se incorpora a ellas
breve que permitía entrar en contacto con una naturaleza y un pai- la perspectiva de género; estableciendo una correlación neta entre
saje agrarios, aunque netamente suburbanos. Camino de ida y de la construcción identitaria, habilidades de seducción y sexualidad
vuelta que prolongaba el clima festivo (Homobono Martínez 2016: más o menos explícita (Rebollo Pérez 2014/2015: 3-5). Legitimando y
81-83). La campa o plaza de Cruces es un espacio público que la reproduciendo los roles de género establecidos hegemónicamente
efervescencia festiva transforma en lugar específico, singular y en el seno de nuestra sociedad como fenómeno “natural” y “norma-
encantado donde construir y entretejer identidad y memoria. lizado”. Aunque en espacios festivos, de ocio y sociabilidad, como el
Porque toda fiesta popular es, además, un lugar de encuentro, de las romerías de Cruces, proyecta nuevos significados y compor-
donde reencontrar periódicamente a viejos conocidos y entablar tamientos alternativos de quienes participan en él, con respecto a la
nuevas amistades. Estas romerías suponían para los/as jóvenes –a vida cotidiana y a la tímida evolución de los estilos de vida en esta
través del baile y el acompañamiento– unas jornadas de convivencia época.
intersexual en un escenario alejado de su espacio cotidiano, libre El tipo de acompañamiento prototípico, tanto festivo como
por tanto de la fiscalización de los adultos. Para las parejas forma- cotidiano, del ámbito cultural vasco atlántico es la cuadrilla juvenil
das durante las precedentes fiestas patronales de estos u otros de su respectivo barrio42 (Homobono Martínez 1994a) y en romerías
pueblos, proporcionaban la ocasión de consolidar sus relaciones como la estudiada aquí resulta menos frecuente la concurrencia de
(Homobono Martínez 2004: 505). parejas previamente establecidas, aunque la resultante de estos
eventos festivos sea el inicio de formación de éstas; en particular
2.1. El baile mediante el baile. En el que, pese a su carácter popular y propio de
las clases subalternas, se manifiesta una manifiesta segregación
El baile es un arte popular, y también una práctica cultural, social. Las chicas prefieren a los empleados y señoritos sobre traba-
donde se utiliza el movimiento corporal generalmente con música, jadores fabriles, mineros o aldeanos.
como una forma de expresión y de interacción social entre jóvenes En el baile público están muy marcados los roles de género,
con el propósito de entretenimiento, pero también de flirteo sexual, operando como una ocasión y lugar de reproducción de los mismos
que desarrolla habilidades de seducción y comunicación. También (Rebollo Pérez 2014/2015). Es únicamente al chico a quien le toca
supone el movimiento estático y en desplazamiento que sucede en abonar la módica tasa cobrada43. A él le corresponde la iniciativa de
el espacio y el tiempo que se realiza con una parte y todo el cuerpo la invitación, pero la chica tiene la potestad de aceptarla o rechazar-
del ejecutante, con cierto compás o ritmo como expresión de senti- la. Así pues, el baile reproduce las relaciones de género preexisten-
mientos individuales eróticos. El cuerpo y sus movimientos irradian tes, en las que las nociones de varón y mujer se construyen como
normatividades sociales, de género, sexuales39 y estéticas. El baile elementos constitutivos de las relaciones sociales y que se basan en
supone asimismo una forma de comunicación entre personas jóve-
nes de diferentes géneros separados en la vida cotidiana; y donde el
40 “Le bal est musique, il est mouvement, et il est aussi célébration. Les couples
lenguaje no verbal entre los bailarines expresa sentimientos y qui dansent se rapprochent, se touchent, se parlent à mi-voix: et tout cela
devant un public, parce que le bal est aussi spectacle” (Tamarit 2001: 187).
Además: “Las parejas se aíslan unas de otras, los grupos de amigos y de
conocidos forman “banda aparte”; se forman clanes, en ocasiones hostiles
entre ellos” (Gerbod 1989: 367).
37 Donde existen incluso romerías subsiguiente a un ritual cívico, como la 41 Porque la motivación individual para bailar no se limita al simple propósito
celebrada en la dehesa de Olárizu (Vitoria-Gasteiz), tras el recorrido de los lúdico, sino también a la necesidad de generar y recrear a través del cuerpo,
mojones realizado anualmente por el ayuntamiento de esta ciudad. una serie de percepciones e impresiones en sí mismo y en los demás; en
38 La loma de Basatxu (134 m), en las estribaciones del monte Arrolatza (454 base a que la imagen corporal expresada mediante el baile, establece una
m), en la sierra de Sasiburu. relación directa con las subjetividades simbólicas de los sujetos. En este
sentido, cuando éstos, sean hombres o mujeres, generan tal simbolismo a
39 O sexualidad entendida más allá de su vertiente biológica, como un través de movimientos rítmicos, están haciendo uso del baile como
fenómeno que connota valores y principios, emanados de una moralidad instrumento de comunicación interpersonal.
predominante, que denota prejuicios y estereotipos y que refleja el
imaginario social y cultural de una determinada sociedad o comunidad 42 Aunque otras variables intervinientes en la estructuración de estos
(Rebollo Pérez 2014/2015: 4). En tanto que el baile estimula la imaginación agregados, siempre amicales y con mayor frecuencia del mismo barrio, sean
erótica o que incluso incrementa el deseo sexual. Como afirman Rival, Slater las profesiones y las clases sociales.
y Millar (2003: 40-41) en su análisis del baile, el sexo es sobre todo un 43 “Y donde, los músicos ambulantes o aficionados solían cobrar un canon por
lenguaje. Y también, para la mirada antropológica, se trata de un espectáculo baile (10 céntimos.) o el derecho para toda la tarde (1 pts.), mediante la
público que propicia encuentros asimilables al concepto de sexo virtual., en imposición del consabido ticket o señal a los mozos (ya que las muchachas no
el contexto de las relaciones de género. pagaban por bailar)” (Larrinaga Zugadi 2012: 286-287).
Figura 8. B aile al agarrao ante el refugio de Gorla, en la romería de su Figura 9. Baile al agarrao y txosna, en la romería de Santa Eufemia de Urregarai
inauguración (Bergara, 1947). (Aulesti. Bizkaia, 1991).
las singularidades de los sexos. Estas nociones se construyen en estrechando el espacio reservado al baile45. También están otros que
base a relaciones de poder y jerarquía, donde las mujeres se ubican no van a bailar, sino a mirar o a controlar, como la familia; control
en posiciones de dependencia, subordinación y sumisión respecto a menor o inexistente en una romería campestre que en las fiestas
la figura de los varones. De esta manera, el género emerge como un patronales de los pueblos respectivos, más visibles.
elemento estructural que condiciona y configura las prácticas indi- Control esquivado tácticamente mediante la frecuentación de
viduales y colectivas, como el baile en pareja, fuertemente codifica- paseos; en nuestro caso los de los caseríos de Beteluri y Labróstegui.
dos. El hombre crea, inicia y conduce el movimiento, mientras que la Los paseos fueron, durante el periodo de referencia de estas rome-
mujer asume un rol de subordinación, de respuesta y de entrega a rías, una práctica de esparcimiento y de relación entre mocedades
sus decisiones, siguiendo el ritmo marcado por el varón. Esta atribu- de ambos sexos, paralela a la del baile, por la proximidad espacial
ción de roles es parte fundamental de la mecánica convencional del con éste. La proximidad física y la menor visibilidad para terceros
baile, que apenas da margen de maniobra e iniciativa deliberada a propiciaban una aproximación de las parejas paseantes; convirtien-
la mujer, quien “completa” siempre el movimiento impulsado por el do en más atrevidas las miradas y otras señales de galanteo, imper-
hombre; si bien, como ya hemos afirmado, le corresponde -en última ceptibles para el no iniciado. También paseaban otros/as en grupos
instancia- la decisión de aceptarlo o de rechazarlo, de repetir otra del mismo sexo y similar condición social, con objeto de ver a los/as
ronda de baile o no; pero, a partir de aquí, aceptando las reglas del contrario. Intercambiando toda una gama de símbolos de comu-
instituidas del juego. nicación, verbal o no: miradas, galanteo y fugaces conversaciones,
En el baile de estas romerías, como en cualesquiera otras, se preludio quizás de un conocimiento más íntimo, iniciándose futuros
van introduciendo nuevos tipos de ritmos, progresivamente globali- noviazgos. Porque el encuentro amoroso es la mayor motivación de
zados y adecuados a cada época, así como los conjuntos musicales los amantes del baile.
que los interpretan condicionando, de acuerdo con su modalidad, el Quienes se desenvuelven con soltura en el centro de la pista son
tipo de vínculos de sociabilidad44 que contribuyen a entrelazar. Con los jóvenes urbanos, oriundos o inmigrados a los pueblos fabriles
los nuevos tipos de ritmos el baile ya no se limita a expresar solida- y/o rurales del entorno, más algunos ciudadanos obreros o emplea-
ridades colectivas, sino que yuxtapone individualidades. Replegada dos. Las jóvenes proceden de los pueblos y/o de los caseríos, o bien
sobre sí misma, la pareja entabla un diálogo a dúo (Gasnault 1986: trabajan en Bilbao, Portugalete46 o Las Arenas (modistas, criadas o
185), pero desigual. De manera inherente, los pasos y movimientos dependientas); pero todas visten y actúan de acuerdo con modelos
que se ejecutan en el baile se hallan ligados a las músicas que los urbanos. En vivo contraste con los grupos anteriores, los solterones
acompañan. Por tanto, un análisis de su música, nos conduciría al observan en silencio desde el borde de la pista, entre el estruendo
descubrimiento de modelos convencionales, androcéntricos, patriar- del baile (Homobono Martínez 2004/2005). Además no están solo
cales y discriminatorios que se encuentran en el trasfondo de las quienes bailan, sino quienes van a mirar, a “arrimarse” y quienes
mismas. sólo piensan en exhibir sus habilidades. Todas estas categorías
Además de los participantes en el baile, los espectadores/as completan el conjunto de la juventud que se reúne con el propósito
desempeñan un papel nada desdeñable, aunque por demasiado bullicioso de la danza.
mayores y/o por demasiado tímidos no tomen parte en el mismo (cfr. Los instrumentos tradicionales: txistu, dulzaina….interpretaban
Bourdieu 2004; Gerbod 1989: 369), pero lo miran y avanzan un poco bailes tradicionales, fundamentalmente la llamada jota o porrusalda
en la Bizkaia urbana47. Su denominación de bailes sueltos no tiene
sentido sin su oponente de bailes agarraos, de introducción poste-
rior y de origen foráneo. Aquellos se podían ejecutar en parejas
En esta romería supralocal, a la que concurren colectivos de cial, las identidades grupal y local57, y el desiderátum endogámico.
mozos de tan diversas procedencias se van a desatar, con frecuen- Algunos jóvenes terminaban detenidos por los alguaciles municipa-
cia, enconadas y en ocasiones sangrientas peleas56. Lugar de les o por la guardia civil, y/o atendidos en el Hospital de Basurto
encuentro entre los sexos que la vida cotidiana separa, el espacio (Ibáñez 1997).
público del baile romero es un lugar de búsqueda y deseo, de una En este síndrome de antagonismo interlocal entre cuadrillas de
pasión que a menudo da lugar a peleas, a expresiones de violencia mozos por las chicas58, alcanza su climax en fiestas y romerías y su
y de brutalidad (Perrot 1992: 77). El baile fue un lugar preferente de catalizador serán las copiosas libaciones que deshinbían los com-
antagonismos y enfrentamientos entre cuadrillas juveniles, que portamientos, más la costumbre de pedir baile a las chicas que lo
forman parte de una estrategia mediante la que el grupo de mozos hacían con otro, lo que dio origen a frecuentes engarres individuales
de cada barrio contribuye a la cohesión interna de su propia comu- y peleas colectivas de los mozos de diferente origen local59
nidad local, acentuando las rivalidades, la contraposición entre
localidades vecinas por el prestigio, la apropiación del ámbito espa- 57 Pueden definirse las identidades colectivas como “los procesos mediante
los cuales los distintos individuos que componen un colectivo se reconocen
como integrantes del mismo y se diferencian de otros colectivos” (Escalera
53 En nuestro caso se cita como cuadrillas estrechamente vinculas a las de los Reyes 1997: 145). La identidad supone, así pues, un proceso de identificación
barrios de Retuerto y Lutxana (Barakaldo), así como otros de la Zona minera, con el grupo de pertenencia -el “nosotros”- y de diferenciación con otro u
de Bilbao y de Txorierri. “otros”.
54 En cuyo contexto rural no pasa de ser una expresión accesoria de las 58 Las “modistillas” y claveteras, chicas guapas que, sin quererlo, eran la
relaciones de vecindad. chispa que encendía las grandes peleas entre mozos, que con cachabas y
55 Conurbación hoy conocida con la denominación de Bilbao Metropolitano. navajas pretendían ser admirados por las mozas romeras. Los mineros
arandinos y gallegos fueron los mayores protagonistas de aquellas batallas
56 Tales peleas se prodigaron particularmente en las romerías, pero también
campales que se organizaban. (Ibáñez 1997).
son características de cualquier baile público, sean los de Barakaldo, los
proverbiales de La Casilla (Bilbao) y los de la Zona Minera de Bizkaia y de 59 Pero, dada la predisposición previa y las tensiones existentes cualquier roce,
Castro Urdiales. Particularmente intensas entre los jóvenes mineros contra mirada, comentario o grito desafiante también podía originar una disputa
los del cualquier ámbito rural o urbano de su entorno. Pero también entre individuos que podría derivar hacia una batalla campal.
existieron en otras latitudes como las de los barrios populares asturianos o * Quizás por actuar cono comisión de fiestas del patrono de Álava (San
parisinos. Prudencio).
2.4. Comensalía y sociabilidad Figura 13. Comensalía romera, con la txosna al fondo, en Santa Eufemia de Urregarai.
1986 [1957]: 263-270). Cada cuadrilla, grupo doméstico o de vecinos sión económica, atrayendo incluso la concurrencia de feriantes
afirma su unidad y su especificidad en torno a la comida en común, foráneos. Además, la propia celebración supone una apropiación del
preservando su espacio diferenciado. Es un elemento que actúa espacio público de la rústica plaza de Cruces. La dimensión política
como resorte activador de la interacción social, de la sociabilidad64 no está ausente de las peleas moceriles. Pero estas obedecen, sobre
y de la identidad comunitaria. Estas comidas privadas campestres se todo, al intento de prevalencia del nosotros barrial sobre los otros de
inscriben en un referente comunitario que permite ensamblar los poblaciones contrapuestas; con el consiguiente incremento del
nosotros restringidos de aquellos grupos comensalísticos en los sentimiento identitario de pertenencia local entre quienes pelean o
niveles más inclusivos de la fiesta y de la sociedad locales jalean a los contendientes (Homobono 2016: 99-118).
(Homobono Martínez 1989, 1994a, 1997, 2002). Convirtiéndose “en una
forma paradigmática de la de la sociabilidad intra e intergrupal de las
gentes que asisten a la romería” (Montesino 2004: 210). 4. INFORMANTES, FUENTES Y REFERENCIAS
La comensalía festiva que, como todos los aspectos de estas BIBLIOGRÁFICAS
fiestas, fue experimentando importantes cambios y adaptaciones en
estas romerías, no por ello perdió sus funciones de promotora de la
sociabilidad, la integración, la solidaridad y la identidad social (cfr. 4.1. Informantes orales
Simmel, 1986 [1957]: 263-270; Homobono Martínez 2016: 110-111).
A. L.S.-V.- Antonia Lastra San Vicente (17.1.1901). De Goiko
(Larrazabal). En Goiko (Barakaldo): 5.02.1982.
3. CONCLUSIONES F. G. V.: Francisco Gallarreta Villa (a) Patxo (1905 - 1992). De El
Cerco. En El Cerco (Galdames): 19.03.1989.
En cuanto a sus funciones manifiestas estas romerías de Cruces I. U. V.- Isabel Urionabarrenechea Valle (25.04.1899). De Azkueta
no están asociadas a tipo alguno de ritual religioso, pese a su inicial (Santa Águeda). En Azkueta (Barakaldo); 6.02.1982.
origen y vinculación con las romerías pascuales del santuario de J. A. B.- Juliana Amondarain Barañano (9.01.1905). De la Ribera de
Santa Águeda, celebradas no obstante a fecha fija, durante ambas Larrazabal. En Larrazabal (Barakaldo): 5.02.1982.
Pascuas. Se tratan de oportunidades lúdicas, de ocio, con música y J. L. G.- José Luis Garay. De Cruces (1935). En Bilbao: 17.12.2020.
baile, flirteo y licencias eróticas. De festejos periurbanos organiza- J. L. U.: Justa Lecanda Ureta (1912-2008). De Urállaga (Galdames).
dos gratuitamente para vecinos de las proximidades y visitantes de En: La Aceña (Galdames): 5.12.1982 y Urállaga: 22.07.1989.
un entorno relativamente amplio. Encarnan modélicamente la socia- M. A. M. F.- María Ángeles Martínez Fernández (14.03.1921-
bilidad festiva, facilitando la interacción social entre personas y 23.12.2015). De Landáburu. En Landáburu (Barakaldo): varias fechas.
grupos de diferente sexo y origen, como las cuadrillas de jóvenes y V. G. U.- Víctor Goiti Urcullu (1932). De Caldereras [Retuerto-
grupos de romeros, estableciendo una compleja red de interaccio- (Ansio)] y Telletxe (Barakaldo). En Goierri (Erandio): 18.12.1999.
nes basadas en un sistema de relaciones primarias, “cara a cara”.
Que posibilitan el encuentro y la comunicación directa en un espacio 4.2. Fuentes manuscritas
público, como lugar de encuentro y de charla más allá de los círculos
habituales, amicales o domésticos. Durante ellas la ingesta de ali- Archivo Municipal de Barakaldo (A. M. B).
mentos trasciende su función nutritiva para desplegar facetas de Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia (A. D. F. B.). Corregimiento
interacción social y de comensalía, religando a individuos y grupos
dentro y fuera de los círculos profesional, amical o vecinal. Porque 4.3. Publicaciones periódicas
la comida la mesa o la barra de las txosnas se convierten en lugares
de convivial, capaz de establecer comunión y comunidad durante la El Eco del Puerto, nº 12, 19-IV-1903.
efervescencia festiva65, sobre todo por la bebida compartida. La N. B. El Noticiero Bilbaino, 1893-1895.
comensalía es uno de los actos definitorios del concepto de fiesta, Programa Oficial de Fiestas de Baracaldo, 1948-1966.
ya que cada comida privada se inscribe en un referente comunitario
y festivo (Homobono 2020: 99-118). 4.4. Bibliografía
Por descontado, tanto el consumo alimentario como la venta de
chucherías y el gasto en las barracas añaden una discreta dimen- Ansorena Miner, J. I.
2012 “La creación del baile al suelto vasco”, Jentilbaratz, nº 14,
187-219.
como en Andalucía y en España (Fribourg 1990), como en cualquier ámbito
cultural o administrativo. Argyriadis, K. y Le Menestrel, S.
64 Sintéticamente se ha definido a la sociabilidad “como el conjunto de 2003 Vivre la guinguette, Presses Universitaires de France, Paris.
relaciones sociales efectivas, vividas, que ligan al individuo a otros individuos
mediante vínculos interpersonales y/o de grupo” (Bidart 1988: 623). Aramis
Habitualmente se distingue entre la informal e formal, o entre la espontánea
y la organizada. Correspondiendo la cuadrilla a la primera tipología y la
1954 “De romería”, Programa Oficial de Fiestas de Baracaldo.
asociación a la segunda. También interviene la variable edad, ya que los Arana Goiri, S.
jóvenes son globalmente más sociables que las personas de más edad,
vinculadas por lazos familiares. 1989 (1895), Obras completas de Arana-Goiri’tar Sabin (Sabino de
65 65 […] “raramente alcanzable por medio de ocasiones más elevadas y Arana Goiri), Sendoa, Donostia – S. S.
espirituales” (Simmel 1986: 263).
Ayuntamiento de Baracaldo y proyecto. Caja Laboral Popular – Lan Kide Aurrezkia, t. II,
1957 Baracaldo bajo el signo de Franco. Memoria de veinte años de 225-255, San Sebastián.
vida municipal, 1937-1957, Editorial Vasca, Bilbao. 1989 “Romería de San Urbano de Gaskue. Expresiones de reli
Bastarrica, J. L. giosidad, sociabilidad y reproducción de identidades colec-
tivas”, Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra,
1987 Como el fuego de sus fábricas. Presencia salesiana en
Gobierno de Navarra, nº. 54, 407-452, Pamplona.
Baracaldo (1897-1985), Ediciones Don Bosco, Pamplona.
1994 “Grupos y asociaciones amicales. La sociabilidad en Euskal
Berguices Jausoro, A.
Herria”, Inguruak. Revista Vasca de Sociología y Ciencia
2016 Organología popular y sociabilidad: el baile de La Casilla en Política, nº 8, 231-253.
Abando-Bilbao y la expansión del acordeón en Bizkaia (1880-1923).
1994b “Cultura popular y subcultura obrera en la Cuenca Minera
Tesis Doctoral inédita, Universidad del País Vasco / EHU, Bilbao.
Vizcaína”, J. I. Homobono (dir.), La Cuenca Minera Vizcaína.
Bidart, C. Trabajo, patrimonio y cultura popular, FEVE, 119-164, Madrid.
1988 “Sociabilités: quelques variables”, Revue française de socio- 1995 “Población, cultura popular y sociabilidad en Lutxana.
logie, nº 29-4, 621-648. Mirada etnológica sobre un barrio obrero del Barakaldo de
Bourdieu, P. entresiglos”, VV. AA. Lutxana, 123-144, Bilbao.
2004 (2002): El baile de los solteros. La crisis de la sociedad cam- 1997 “Fiestas en el ámbito arrantzale. Expresiones de sociabilida
pesina en el Bearne, Anagrama, Barcelona. de identidades colectivas”, Zainak, nº 15, Eusko Ikaskuntza,
Contreras Hernández, J. 61-100, Donostia – S. S.
1993 Antropología de la alimentación, Eudema, Madrid. 2002 “Adaptando tradiciones y reconstruyendo identidades. La
comensalidad festiva en el ámbito pesquero vasco-cantá-
Doods, S.
brico”, M. G. Arnaiz (coord.), Somos lo que comemos. Estudios
2011 Dancing on de Canon; Embodiments of Value in Popular de alimentación y cultura en España, Ariel, 179-208,
Dance, Palgrave Macmillan, Basingtoke (UK). Barcelona.
Escalera Reyes, J. 2003 “Participación del vecindario de Bilbao en festividades
1997 “Territorialidad e identificaciones colectivas”, Anuario supralocales. Casuística del Barakaldo contemporáneo
Etnológico de Andalucía, 1995/1997, Junta de Andalucía, 145- (1858-1914)”, Bidebarrieta, nº 13, 273-302.
156, Sevilla. 2004 “El monte de las romerías. Ernio y la polisemia de sus ritua-
Flores H., I. les”, Zainak. nº 26, 481-521.
2005 “Identidad cultural y sentimiento de pertenencia a un espa- 2004/2005 “Mirando hacia atrás sin ira. Pierre (Bourdieu) en el país
cio social: una discusión teórica”, La Palabra y el Hombre, de los solterones”, Kobie (Serie Antropología Cultural) 11,
Universidad Veracruzana, nº 136, 41-48. 105-118.
Fribourg, J. 2016 Fiestas marítimas populares. Patrimonio inmaterial de la Ría
1990 “Commensalité festive en Espagne”, Eurasie, 1, 78-93. de Bilbao, El Abra y la costa occidental de Bizkaia, Museo
Gabasa, P. Marítimo Ría de Bilbao, Bilbao.
1953 “Romerías del Carmen”, Programa Oficial de Fiestas de 2018 “Romería y fiestas de La Magdalena en Urállaga (Galdames)
Baracaldo. y en La Arboleda: exaltación de las identidades local y mine-
ra”, Kobie (Serie Antropología Cultural) 21, 17-62.
García Corella, L.
2020 Patrimonio, material e inmaterial, de la cuenca minera de
1976 Historia General del Señoría de Vizcaya. Historia de Vizcaya a
hierro. En el hinterland portuario de Bilbao y su Ría, y de
través de la Prensa. Bilbao, La Gran Enciclopedia Vasca,
Castro Urdiales, Itsasmuseum Bilbao, Bilbao.
Bilbao, t. II: desde 1877 hasta 1882.
Ibáñez, C.
Gasnault, F.
1997 Populares baracaldeses, Autor, Bilbao.
1986 Guinguettes et lorettes: bals publics à Paris au XIXe siècle,
Editions Aubier, Paris. Ibáñez, M.
1985 “Aisiaren alderdi sozialak. El ocio en la sociedad vasca”, en 2012 “Baile a lo suelto: un estilo, diversidad de concepciones”,
Intxausti, J.: Errealitate eta egitasmo. Euskal Herria. Realidad Jentilbaratz, 14, 253-298.