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Células sanguíneas.

La sangre contiene muchos tipos de células: glóbulos blancos (monolitos, linfocitos, neutrófilos,
eosinófilos, basófilos y macrófagos), glóbulos rojos (eritrocitos) y plaquetas. La sangre circula por el cuerpo a través de
las arterias y las venas.

NEUTROFILO:

Tipo de glóbulo blanco (célula sanguínea) que cumple una función importante en el sistema inmunitario y ayuda a
combatir las infecciones en el cuerpo. Los neutrófilos son una de las primeras células inmunitarias que reaccionan cuando
entran al cuerpo microorganismos, como bacterias o virus. Se desplazan al sitio de la infección y eliminan los
microorganismos al atraparlos o al liberar enzimas que los destruyen. Los neutrófilos estimulan la respuesta de otras
células inmunitarias. Un neutrófilo es un tipo de granulocito y de fagocito. También se llama granulocito neutrófilo y
leucocito neutrófilo.

Los neutrófilos granulocitos o neutrófilos polimorfonucleares (PMNs) son las células blancas sanguíneas más abundantes
en humanos y en ratón. Se caracterizan por la forma multilobulada de su núcleo (Figura 1, izquierda) que los distingue de
otras células blancas sanguíneas de origen linfoide o mieloide, como los linfocitos y monocitos.

Figura 1. Izquierda. Neutrófilos humanos con tinción de Giemsa vistos al microscopio; tanto recién aislados (arriba) como
cultivados con citocinas (abajo). Derecha: Neutrófilos humanos que contienen micobacterias fagocitadas analizados con
microscopía de fluorescencia.

Son las primeras células blancas sanguíneas que acuden a los puntos de inflamación aguda en respuesta a señales
quimiotácticas como la CXCL8 (interleucina-8, IL-8), producida por células tisulares estresadas y células del sistema
inmunitario residentes en los tejidos como los macrófagos. Los neutrófilos, por tanto, constituyen una gran proporción del
infiltrado celular temprano en los tejidos inflamados y son el mayor componente del pus.

Neutrófilos en la interfase entre la inmunidad innata y adaptativa


Son un tipo de glóbulo blanco responsable de gran parte de la protección del cuerpo contra la infección. Se producen en la
médula ósea y son liberados en el torrente sanguíneo para que viajen a cualquier parte donde se necesiten. Cuando la
demanda es alta, se producen grandes cantidades de formas inmaduras de neutrófilos, llamados cayados.

Los glóbulos blancos son componentes vitales de la sangre. Su función es contrarrestar la infección y son esenciales para
la salud y el bienestar.

NIVELES:

Un recuento alto de glóbulos blancos puede indicar que el sistema inmunitario está trabajando para destruir una infección.

También puede ser una señal de estrés físico o emocional. Las personas con ciertos tipos de cáncer de sangre también
pueden tener recuentos altos de glóbulos blancos.

Un recuento bajo de glóbulos blancos puede indicar que una lesión o condición está destruyendo las células más rápido de
lo que se generan, o que el cuerpo está produciendo demasiado pocas.

Los glóbulos blancos representan aproximadamente el 1% de todos los glóbulos y son esenciales para regular la función
en el sistema inmunitario. Los glóbulos blancos también se conocen como leucocitos.

La médula ósea produce continuamente glóbulos blancos. Estos se almacenan dentro de la sangre y el sistema linfático
hasta que son necesarios para combatir una infección o enfermedad en el cuerpo.

Los glóbulos blancos son componentes vitales de la sangre. Su función es contrarrestar la infección y son esenciales para
la salud y el bienestar.

Un recuento alto de glóbulos blancos puede indicar que el sistema inmunitario está trabajando para destruir una infección.

También puede ser una señal de estrés físico o emocional. Las personas con ciertos tipos de cáncer de sangre también
pueden tener recuentos altos de glóbulos blancos.

Un recuento bajo de glóbulos blancos puede indicar que una lesión o condición está destruyendo las células más rápido de
lo que se generan, o que el cuerpo está produciendo demasiado pocas.

Los glóbulos blancos representan aproximadamente el 1% de todos los glóbulos y son esenciales para regular la función
en el sistema inmunitario. Los glóbulos blancos también se conocen como leucocitos.
La médula ósea produce continuamente glóbulos blancos. Estos se almacenan dentro de la sangre y el sistema linfático
hasta que son necesarios para combatir una infección o enfermedad en el cuerpo.

EOSINOFILOS:

Los eosinófilos son leucocitos (células blancas) que se encuentran en la sangre y en los tejidos conectivos de todos los
vertebrados estudiados. P. Ehrlich los describió en 1879, aunque seguramente fueron observados mucho antes. Sus
principales funciones son la defensa contra parásitos helmintos, respuestas alérgicas, inflamación de tejidos e inmunidad.

MORFOLOGIA

Los eosinófilos son células redondeadas de unos 15 µm de diámetro, más grandes que otras células de la sangre como los
eritrocitos, los linfocitos o los basófilos. A microscopía óptica se observa un núcleo bilobulado con un fino puente nuclear
uniendo ambos lóbulos (Figura 1). La morfología del núcleo puede cambiar según las especies. Por ejemplo, en el caso de
la rata el núcleo se presenta en forma de anillo. El citoplasma contiene gran cantidad de granos muy patentes,
denominados gránulos específicos, que con los colorantes ácidos como la eosina se tiñen de color rojo anaranjado.

Figura 1. Diversas imágenes de eosinófilos. En la primera de la izquierda también aparece un monocito, mientras que en
la cuarta aparece también un linfocito.

2. ORIGEN Y DISTRIBUCIÓN
Los eosinófilos se originan en la médula ósea, donde una célula precursora de la estirpe granulocítica se diferencia a
eosinófilo por un proceso de maduración que dura aproximadamente 8 días (Figura 3). Mediante el uso de marcadores
moleculares se han detectado precursores de eosinófilos tanto en la sangre como en los tejidos conectivos. Esto indica que
no todos los eosinófilos terminan su diferenciación en la médula ósea. Una vez diferenciado, o en forma de precursor, el
eosinófilo es liberado al torrente sanguíneo, que usará como medio de transporte para llegar a su tejido de destino donde
realizará su función. El tiempo que los eosinófilos están en el torrente sanguíneo es breve, se estima en unas 10 horas, al
cabo de las cuales cruzan la pared de los vasos sanguíneos y llegan hasta los tejidos conectivos (Figura 4), donde se suelen
localizar. Pueden observarse grupos puntuales de eosinófilos en algunos tejidos o aumentos de su proporción en sangre en
respuesta a agentes infecciosos. Los eosinófilos de los tejidos son diferentes de los circulantes. Además, diferentes
poblaciones de eosinófilos expresan receptores diferentes en su superficie, lo que puede provocar que tengan preferencias
de localización en los tejidos. A veces se pueden distinguir morfológicamente distintos tipos de eosinófilos.

RECLUTAMIENTO HACIA LOS TEJIDOS

Un número elevado de eosinófilos en sangre es indicativo de una actividad infecciosa. Normalmente el número de
eosinófilos generados en la médula ósea es bajo, y por tanto hay pocas células circulantes. El número de eosinófilos en
sangre aumenta (más de 700 eosinófilos/mm3) en las helmintiasis, en muchas reacciones alérgicas (como el asma
bronquial, eccemas, alergias por medicamentos) y en otras enfermedades. También puede ocurrir que aumente su número
en tejidos pero que no se detecte en sangre, como en el asma bronquial grave, donde aparecen eosinófilos hasta en el
esputo.

BASOFILOS:

Los basófilos se encuentran en la sangre y solo en ciertas ocasiones, como en caso de infecciones parasitarias, se
acumulan en los tejidos (principalmente mucosa pulmonar, nasal y piel). Una vez ahí, liberan el contenido de sus
gránulos, pequeños compartimentos que contienen sustancias que facilitan la puesta en marcha del proceso inflamatorio
(por ejemplo, la histamina) y la eliminación del patógeno.
¿QUÉ SIGNIFICAN LOS VALORES ALTOS O BAJOS DE BASÓFILOS?

Como comentábamos al inicio, las alteraciones en el número de basófilos suelen descubrirse por casualidad ante una
analítica realizada por otros motivos. Niveles bajos de basófilos son poco indicativos ya que sus cifras normales están
entre 0 y 300 basófilos por microlitro de sangre, siendo los leucocitos minoritarios. Cuando en analíticas repetidas
persisten los niveles bajos (basopenia) puede pensarse en diversos motivos: desde estrés hasta ovulación, embarazo o
hipertiroidismo. Por el contrario, cuando se repiten niveles altos de basófilos (basofilia) puede pensarse en hipotiroidismo,
infecciones, colitis ulcerosa, policitemia vera, mielofibrosis, e incluso la toma de algunos medicamentos, entre otros
motivos.

Dado que estas alteraciones pueden relacionarse con distintas situaciones de salud, es necesario valorar los resultados
analíticos dentro del contexto global de la persona, teniendo en cuenta toda la información de salud necesaria y solicitando
la ayuda de un doctor.

Si aparecen síntomas, van a depender de la situación o enfermedad que causa esa alteración del número de basófilos y por
consiguiente, en caso de ser necesario, el tratamiento se adaptará a esa situación o enfermedad.

Es importante tener en cuenta que la formación y destrucción de los leucocitos en general es continua y su concentración
en la sangre depende del equilibrio entre formación y destrucción. Hay variaciones normales a lo largo de la vida en
cuanto al número y porcentaje de leucocitos que no significan que haya una patología.

BIBLIOGRAFÍA

Agur MR, Dalley F. Grant. Atlas de Anatomía. 11ª ed. Madrid: Editorial Médica Panaméricana; 2007.

Concise Book of Medical Laboratory Technology: Methods and Interpretations. 2nd Edition. 2015. Ramnik Sood. ISBN:
978-93-5152-333-8. Pag. 261.

LINFOCITOS

Un linfocito es un tipo de glóbulo blanco que es parte del sistema inmune. Hay dos tipos principales de linfocitos: las
células B y las células T. Las células B elaboran los anticuerpos para luchar contra bacterias, virus y toxinas invasoras.
Las células T destruyen las propias células del cuerpo que han sido infectadas por virus o que se han vuelto cancerosas.
Los linfocitos son células que circulan en la sangre y son parte del sistema inmunológico.

Hay dos tipos principales de linfocitos:

Células T y células B.

Las células B producen anticuerpos los cuales se unen y destruyen los virus o las bacterias invasoras. Las células T son
combatientes directos de los invasores extraños y también productoras de citoquinas, las cuales son sustancias biológicas
que ayudan a activar otros componentes del sistema inmunológico, uno de los cuales son los macrófagos. Dichos
macrófagos actúan limpiando los restos de los invasores y el tejido muerto después de una respuesta inmune.

Los linfocitos son agranulocitos que constituyen del 20 al 25% del total de la población de leucocitos circulantes. Son
células redondas en los frotis sanguíneos, pero pueden ser polimorfas a medida que migran a través del tejido conjuntivo.
Son algo más grandes que los eritrocitos, de 8 a 10 μm de diámetro (en los frotis sanguíneos), y presentan un núcleo
redondo, ligeramente hendido, que ocupa la mayor parte de la célula.
Tipo de célula inmunitaria elaborada en la médula ósea; se encuentra en la sangre y el tejido linfático.

 RANGOS Y NIVELES NORMALES

Los niveles de linfocitos pueden cambiar en función de la raza, el género, la ubicación y los hábitos de vida de una
persona.

El rango normal de linfocitos en adultos está entre 1,000 y 4,800 linfocitos en 1 microlitro (µL) de sangre. En los niños, el
rango normal está entre 3,000 y 9,500 linfocitos en 1 µL de sangre.

Los recuentos inusualmente altos o bajos de linfocitos pueden ser una señal de enfermedad.

¿QUÉ SIGNIFICA SI LOS NIVELES SON ALTOS?

Nivel alto de linfocitos puede ser una indicación de linfocitosis, que se asocia con la enfermedad inflamatoria intestinal.

Los recuentos de linfocitos por encima del rango normal pueden ser una situación inofensiva y temporal que se deba a la
respuesta normal del cuerpo a una infección o condición inflamatoria.

Pero un nivel alto de linfocitos también puede ser una señal de linfocitosis, que es una afección más grave.

La linfocitosis se asocia frecuentemente con infecciones crónicas, algunos cánceres de sangre y con enfermedades
autoinmunes, como la enfermedad inflamatoria intestinal.

En los adultos, la linfocitosis generalmente corresponde a un recuento de linfocitos superior a 3,000 linfocitos en 1 µL de
sangre. En los niños, el recuento de linfocitos sería de alrededor de 9,000 linfocitos en 1 µL de sangre, aunque este valor
puede cambiar con la edad.

¿QUÉ SIGNIFICA SI LOS NIVELES SON BAJOS?

Los recuentos de linfocitos por debajo del rango normal también pueden ser temporales. Pueden ocurrir después de un
resfriado u otra infección, o ser causados por ejercicio físico intenso, estrés severo o desnutrición.

Un nivel bajo también puede ser una señal de una afección conocida como linfocitopenia o linfopenia.

La linfocitopenia se puede heredar o adquirir junto con ciertas enfermedades, como:

 enfermedades hereditarias poco comunes, como la ataxia-telangiectasia


 enfermedades nerviosas, como la esclerosis múltiple
 enfermedades autoinmunes
 SIDA u otras enfermedades infecciosas
 La linfocitopenia también puede ser un efecto secundario de medicamentos u otros tratamientos médicos.

Los recuentos de linfocitos que indican linfocitopenia varían para adultos y niños. Por lo general, son menos de 1,000
linfocitos en 1 µL de sangre para adultos, y menos de 3,000 linfocitos en 1 µL de sangre para niños.

¿QUÉ ES LA DETECCIÓN DE CÉLULAS B Y T?

Un examen de sangre que cuenta cuántos linfocitos hay en la sangre de una persona se llama prueba de detección de
células B y T. En esta prueba, se miden los niveles de los principales tipos de glóbulos blancos en el cuerpo.

MONOCITOS:

Un monocito es un leucocito que tiene un único núcleo. Los leucocitos o glóbulos blancos, por su parte, son células de
la linfa y de la sangre que desarrollan un rol defensivo, desplazándose por diferentes zonas del organismo.

Los monocitos son los leucocitos más grandes. Aproximadamente entre el dos y el diez por ciento de los glóbulos
blancos que están en la sangre pertenecen a este grupo de células. En números más gráficos, podemos decir que por cada
microlitro de sangre encontramos entre 200 y 600 monocitos.
El núcleo del monocito suele tener forma de lóbulo o riñón con una depresión. Este núcleo se encuentra rodeado por una
gran cantidad de citoplasma de tonalidad azulada o grisácea con vacuolas de color blanco.

La médula ósea se encarga de producir los monocitos. Una vez liberados en la sangre, pueden llegar a múltiples órganos y
tejidos, como huesos, los pulmones o el hígado. Los monocitos permanecen cerca de un día en el torrente sanguíneo y
luego acceden al tejido conectivo al atravesar el endotelio de los capilares.

Una cantidad anómala de monocitos, tanto inferior como superior a la esperada, no suele provocar síntomas, aunque el
paciente sí puede experimentarlos a causa de la enfermedad responsable de dicha alteración. Para diagnosticar una
enfermedad o una infección de tipo autoinmunitario es común realizar un análisis de sangre. En ocasiones, el recuento
bajo o alto de monocitos se advierte en este examen a pesar de que no fuera el objetivo inicial.

Se denomina monocitosis al trastorno que se caracteriza por un recuento de monocitos mayor del normal. Suele ocurrir a
causa de ciertas infecciones crónicas, trastornos de la sangre, algunos tipos de cáncer o enfermedades autoinmunitarias. El
incremento de la cantidad de macrófagos fuera de la sangre, como ser en la piel o los pulmones, suele deberse a una
infección tal como la histiocitosis de células de Langerhans o la sarcoidosis.

Por otro lado, se encuentra la monocitopenia, el número insuficiente de monocitos en la sangre. Puede tener lugar como
consecuencia de diversos problemas que afecten el recuento de glóbulos blancos, como ser un tratamiento de
quimioterapia, problemas en la médula ósea o una infección de la sangre.

El trastorno genético conocido como síndrome monoMAC afecta la médula ósea y causa un recuento de monocitos
especialmente bajo, además de reducir la cantidad de algunos tipos de linfocitos.

LEUCOCITOS FIJOS:

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