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N4 FISIOLOGÍA 24-08-19
Sistema Circulatorio
La sangre transporta oxígeno desde los pulmones y nutrientes desde el tracto gastrointestinal. El
oxígeno y los nutrientes difunden subsecuentemente desde la sangre hacia el líquido intersticial, y
de allí a las células del cuerpo. El dióxido de carbono y otros desechos lo hacen en la dirección
opuesta, desde las células al líquido intersticial, y de allí a la sangre. La sangre entonces transporta
estos desechos hacia determinados órganos pulmones, riñones y la pielpara su eliminación.
* FUNCIONES DE LA SANGRE:
• Transporte: La sangre transporta oxígeno desde los pulmones hacia las células del cuerpo y de
carbono desde las células hacia los pulmones, para exhalarlo con la espiración. También lleva
nutrientes desde el tracto gastrointestinal hacia las células, y hormonas desde las glándulas
endocrinas hacia otras células. Por último, transporta calor y productos de desecho hacia diferentes
órganos para que sean eliminados por el cuerpo.
• Regulación: La sangre circulante ayuda a mantener la homeostasis de todos los líquidos corporales.
Ayuda a regular el pH por medio de la utilización de sustancias amortiguadoras (buffers). También
contribuye en el ajuste de la temperatura corporal a través de las propiedades refrigerantes y de
absorción de calor del agua presente en el plasma sanguíneo y su flujo variable a través de la piel,
donde el excedente de calor puede perderse y ser transferido al medio ambiente. Así mismo, la
presión osmótica de la sangre influye en el contenido de agua de las células, principalmente por las
interacciones entre los iones disueltos y las proteínas.
• Protección: La sangre puede coagularse, lo cual previene su pérdida excesiva del aparato
circulatorio tras una lesión. Más aún, sus glóbulos blancos nos protegen de las enfermedades
llevando a cabo la fagocitosis. Diversas proteínas sanguíneas, incluyendo anticuerpos, interferones y
los factores del sistema complemento, contribuyen a protegernos contra las enfermedades en una
gran variedad de formas.
• PLASMA SANGUÍNEO: Cando se quitan los elementos corpusculares de la sangre, se obtiene un
líquido citrino (amarillento) llamado plasma sanguíneo o simplemente plasma. El plasma está
compuestos por alrededor de un 91,5% de agua, y 8,5% de solutos, la mayoría de los cuales (7%
según el peso) son proteínas. Algunas de ellas pueden encontrarse también en otras partes del
organismo, pero aquellas que están confinadas a la sangre se denominan proteínas plasmáticas.
Entre otras funciones, estas proteínas participan en el mantenimiento de la adecuada presión
osmótica sanguíneo, factor importante en el intercambio de líquido a través de las paredes capilares.
1. Glóbulos rojos: Los glóbulos rojos son discos bicóncavos (como una esfera hueca) compuestos
de hemoglobina, una sustancia rica en hierro. Su función es transportar el oxígeno, al unirse a la
hemoglobina, desde los pulmones a todas partes del cuerpo, ya que por su tamaño, forma y
flexibilidad se pueden introducir entre pequeños espacios.
2. Glóbulos blancos: Los glóbulos blancos son los encargados de defender al organismo de las
infecciones. Se producen a partir de la célula madre en la médula ósea, donde se almacenan, y se
liberan al torrente sanguíneo cuando el organismo los necesita. Los glóbulos blancos viven en la
sangre unas doce horas. Se diferencian de los glóbulos rojos porque poseen núcleo y son más
grandes. El recuento total de glóbulos blancos es de 5.000 a 10.000/mm3 y hay cinco tipos distintos:
los neutrófilos, eosinófilos y basófilos, que forman el grupo llamado granulocitos, los linfocitos y los
monocitos.
- Granulocitos Se llaman así porque poseen gránulos en su citoplasma. Constituyen
aproximadamente el 60% del total de glóbulos blancos. Hay tres tipos:
*Los neutrófilos: Son los glóbulos blancos más numerosos (lo normal es un recuento entre 3.000 y
7.000/mm3) y son los primeros en acudir a una infección. Su función consiste en localizar y
neutralizar a las bacterias, de tal forma que cuando las encuentran en un tejido se rompen y liberan
sustancias que hacen que aumente la circulación de sangre en la zona y atraen a más neutrófilos, lo
que provoca que la zona esté enrojecida y caliente.
*Los eosinófilos son los encargados de responder a las reacciones alérgicas. Lo que hacen es
inactivar las sustancias extrañas al cuerpo para que no causen daño, y también poseen gránulos
tóxicos que matan a las células invasoras y limpian el área de inflamación.
*Los basófilos también intervienen en las reacciones alérgicas, liberando histamina, sustancia que
aumenta la circulación sanguínea en la zona para que aparezcan otro tipo de glóbulos blancos y,
además, facilitan que éstos salgan de los vasos sanguíneos y avancen hacia la parte dañada.
También liberan heparina, una sustancia que disuelve los coágulos. Linfocitos y Monocitos Estos
tipos de glóbulos blancos no poseen gránulos en su citoplasma y constituyen aproximadamente el
40% del total de los glóbulos blancos.
* Los linfocitos: Constituyen un 30% del total de glóbulos blancos (entre 1.000 y 4.000/mm3). Se
forman en la médula ósea, pero luego emigran a los ganglios linfáticos, bazo, amígdalas, timo y en
realidad a cualquier parte del cuerpo. Al contrario que los granulocitos, viven mucho tiempo y
maduran y se multiplican ante estímulos determinados. No sólo luchan contra las infecciones. Por
ejemplo, los linfocitos T matan a las células extrañas o infectadas, bien directamente o liberando
linfocinas. Los linfocitos B producen anticuerpos, que nos dan inmunidad frente a varias
enfermedades. Los anticuerpos son proteínas fabricadas para unirse y matar a un antígeno
específico. Por ejemplo, el virus del sarampión. Los antígenos son sustancias que el organismo
reconoce como extrañas y forma anticu erpos para matarla y conserva linfocitos con memoria para
recordarla, así cuando vuelva a atacar el virus el cuerpo le reconocerá y le atacará más rápida y
eficazmente.
* Los monocitos: Constituyen un 5% del total de glóbulos blancos. Su función consiste en acudir a la
zona de infección para eliminar las células muertas y los desechos. Contienen enzimas (un tipo de
proteínas) especiales con las que también matan bacterias. Se forman en la médula ósea y tras
pasar por la sangre vigilan y cumplen sus funciones en los diferentes tejidos como la piel, los
pulmones, el hígado o el bazo. Cuando existe una infección, se produce inflamación, dolor,
enrojecimiento, calor en la zona afectada, y fiebre. Eso significa que el organismo está luchando
contra las sustancias extrañas y aumenta la formación de glóbulos blancos, por eso, es normal que
sus cifras estén altas en una analítica. Pero hay veces, como ocurre con el tratamiento de
quimioterapia, que se ve afectada la médula y los leucocitos bajan (se denomina neutropenia si bajan
los neutrófilos, o leucopenia si bajan los glóbulos blancos o leucocitos en general) y la producción
medular se ve afectada.
Las plaquetas se acumulan en las heridas, provocando una contracción del vaso sanguíneo y, tras
una serie de reacciones químicas y junto con los factores de coagulación que intervienen, se unen
entre sí y forman un coágulo de fibrina que detiene definitivamente la hemorragia. Las plaquetas
viven unos diez días en la sangre. Con la quimioterapia, las plaquetas también van a sufrir un
descenso (se llama trombocitopenia si descienden por debajo de lo normal) y puede haber mayor
riesgo de hemorragia, por lo que habrá que tomar unas precauciones:
*Evitar golpearse porque saldrán con mayor facilidad hematomas.
*Si existe un hematoma, mantener una presión suave por encima para que no aumente y vigilar que
no vayan a aparecer más.
*Si se produce una herida, hay que desinfectar y limpiar y nos comprimiremos durante un rato hasta
que deje de sangrar.
*Al hacerse un análisis de sangre, hay que comprimir después el punto de punción, por lo menos 5
minutos para que no sangre.
*Para el cepillado de dientes se usará un cepillo de cerdas suaves y tendremos cuidado para no
dañar las encías.
*Vigilaremos que no haya sangre en la orina y en las heces (Hay que evitar el estreñimiento y ponerse
enemas o tomar laxantes que produzcan irritación y riesgo de sangrado e infección).