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Memorias del

“IV CONGRESO INTERNACIONAL Y V ENCUENTRO


LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE DE PSICOLOGÍA EN
EMERGENCIAS Y DESASTRES”
La psicología aplicada a la prevención, respuesta y recuperaciónde
emergencias, desastres y catástrofes

Santiago, Chile: 10, 11 y 12 de mayo de 2017


Auditorio de la Universidad de las Américas, República 71, Santiago, Chile
www.sochped.cl/congreso
5.1.1. Riesgo suicida y dispositivos de abordaje en emergencias
y desastres.

Diana Altavilla.
International Association for Suicide Prevention; World Psychiatric Association(Sección
Intervención en Desastres); Asociación Argentina de Salud Mental.
Correo electrónico para contacto: diana.altavilla@gmail.com

INTRODUCCIÓN

La construcción de modos asistenciales y preventivos idóneos en situaciones de desastre implica


fortalecer las herramientas individuales y colectivas para enfrentar la adversidad presente y las
futuras. En las situaciones de desastre, naturales o intencionales, se presentan ejes de alta
disruptividad que atentan directamente el proceso intra-psíquico de cada uno de los implicados
además de romper los lazos comunitarios de la sociedad donde acontecen.

OBJETIVOS

Consideramos, como la OMS afirma, que las pérdidas recientes, las rupturas afectivas, las
conmociones intrapsíquicas y los estados depresivos de allegados aumentan el riesgo suicida e
intentamos sistematizar los ejes conceptuales que aumentan dicho riesgo como también los modos
en que pueden reducirse en situaciones de desastre, tanto en lo individual como en lo colectivo. Suele
considerarse que la emergencia deriva necesariamente en conductas caóticas y de confrontación pero
sostenemos que las situaciones preexistentes de colaboración y construcción defensiva eficaz
colectivas dan por resultado una tendencia al fortalecimiento comunitario del lazo social positivo,
sosteniendo a los sujetos más vulnerables y construyendo en base a un proyecto común y solidario.

METODOLOGÍA

Las situaciones de desastre favorecen el surgimiento de estrategias individuales de autoprotección


que suelen vulnerar el impulso gregario de colaboración. La frustración, la incertidumbre o la
satisfacción de las necesidades básicas suelen entorpecer las tendencias a la colaboración o mutuo
apoyo generando confrontaciones, violencia hacia otros y/o auto infligida como también aumento de
consumo de sustancias psicoactivas en la búsqueda de reducir el dolor psíquico.

Pero pueden surgir en algunos individuos recursos psicosociales propios y de colaboración. Son
sujetos que se constituyen en líderes naturales frente a la disruptividad y constituyen un punto de
apoyo para los agentes de salud. Cuando estos individuos son integrados a grupos de trabajo ad hoc
y/o han contribuido anteriormente en organizaciones sociales, pueden ser organizadores futuros de
herramientas psicosociales de sostén y evaluación periódica de la comunidad.

Los dispositivos que trabajan en situaciones de alteración del tejido social debieran incluir
conceptos de lazo social, paradigmas colectivos, raíces culturales, etc. teniendo entre sus ejes que la
recomposición de la salud mental y física de la comunidad afectada requiere de estrategias precisas,
flexibles y transmisibles a otros.

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Debieran entonces implementarse dispositivos inmediatos de corta, mediana y larga incidencia que
reestructuren no solo la superficie mayor del impacto inmediato sino que reconstruyan lo dañado,
incluso una oportunidad para reparar aquello que estaba oculto antes del desastre acontecido. La
oportunidad de detectar, evaluar, recomponer y dejar sentadas bases para la consolidación saludable
de los implicados es imperiosa y las comunidades donde esto ha sido eficaz sientan las coordenadas
para una mejor salud mental individual y colectiva.

RESULTADOS

Las personas que transitan un evento disruptivo de alto impacto ven conmocionadas las
coordenadas en las que hasta ese momento se sostenían: su vida cotidiana, su entorno, sus afectos, su
trabajo, sus proyectos, sus recursos. Es en torno de los ejes en que el impacto se magnifica donde los
dispositivos asistenciales debieran constituirse en fortalecedores de mecanismos defensivos eficaces
a futuro, recursos intrapsíquicos y recursos colectivos para la recomposición del tejido social dañado
que construya bases para la reconstrucción futura.

Es también necesario consolidar que cada individuo implicado en el evento sea asimismo un factor
favorecedor de metabolizaciones para su entorno. Las comunidades donde surgen damnificados con
mecanismos defensivos adecuados ven reduplicados los efectos de los dispositivos asistenciales
cuando estos comprenden las bases de la disrupción que les acontece y comparten los modos eficaces
para sostenerse por sí mismo y con los demás.

CONCLUSIONES

En situaciones de desastre es habitual encontrar en el tiempo posterior a la emergencia el impacto


psíquico latente y/u oculto por la urgencia siendo frecuente que se presenten en los sujetos
sintomatología depresiva, irrupción de violencia y/o conductas de riesgo que pueden precipitar a la
muerte.

En esa línea de trabajo los agentes de salud junto a los recursos educativos y sociales pueden
propender a la reducción del daño psíquico cuando trabajan en interrelación, con ejes consensuados
y complementándose entre sí. La articulación de los recursos asistenciales se convierte en una
herramienta válida a futuro, especialmente para la construcción de paradigmas positivos aún desde
la desolación que el evento disruptivo provoca y especialmente para la construcción de paradigmas
de solidaridad que no transiten exclusivamente por la situación de urgencia sino que adhieran a la
continuidad con la especificidad cultural de la comunidad.

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