Centro Regional de Educación Normal “Rafael Ramírez Castañeda”
Licenciatura en Educación Primaria
Materia. Literatura
Actividad. Artículo académico
Maestra. María Olivia Valenzuela Armenta
Alumna. Ruth Merary Ramírez Ronquillo
Grado y grupo: 5 “B”
Navojoa, Sonora a 19 de septiembre del 2022.
Introducción La sirenita (título original en danés: Den lille Havfrue) es un cuento de hadas del escritor y poeta danés Hans Christian Andersen, famoso por sus cuentos para niños. Fue originalmente publicado el 7 de abril de 1837. El cuento de La Sirenita, es el octavo de la colección de Andersen. Escrito originalmente como un ballet, el cuento ha sido adaptado varias veces, las adaptaciones incluyen un musical, una película animada japonesa de Toei Animation y una película animada de Walt Disney. Este cuento es fuente de inspiración del poema sinfónico Die Seejungfrau (La Sirenita) del compositor austríaco Alexander Von Zemlinsky. El cuento de «La sirenita» fue escrito en 1836, y publicado por primera vez por C.A. Reitzel en Copenhague el 7 de abril de 1837 en la colección Cuentos de hadas contados para niños. Tercer volumen. 1837 (Eventyr, fortalte for Børn. Første Samling. Tredie Hefte. 1837). Fue reeditado el 18 de diciembre de 1849 en la colección Cuentos de hadas (Eventyr. 1850), y de nuevo el 15 de diciembre de 1862 en Cuentos e historias de hadas. Primer volumen. 1862 (Eventyr og Historier. Første Bind. 1862). Justificación Se ha elegido este cuento, ya que es un clásico y tradicional de la lectura infantil, el cual se expandió a través de la proyección que realizó Walt Disney, mismo que ha sido aceptado en nuestra sociedad y trasladado a diversos aspectos infantiles como son, temas de fiestas, ropa, decoración, música, presentaciones, tomando un lugar importante dentro de los cuentos más aceptados en nuestra niñez. Es por ello, que a través de esta investigación se da a conocer el origen del mismo, así como las diversas versiones que se han presentado, mediante un estudio diacrónico, determinando las diferencias de cada una de ellas, teniendo por objetivo encontrar como se adaptaron a cada época y los recursos que se utilizaron en el proceso. Objetivo Realizar un estudio diacrónico y sincrónico del cuento de Hans Christian Andersen “La Sirenita”, mediante el cual se puedan establecer las similitudes y diferencias del mismo. Hans Christian Andersen (Odense, Dinamarca, 1805 - Copenhague, 1875) Escritor danés. Su obra comprende diversos libros de poemas, novelas y piezas para el teatro; sin embargo, Hans Christian Andersen debe su celebridad a las magníficas colecciones de cuentos de hadas que publicó entre 1835 y 1872. Son creaciones suyas relatos como El patito feo, La sirenita, El soldadito de plomo, El sastrecillo valiente o La reina de las nieves. Es un autor que encarna el espíritu del Romanticismo alemán que predominó en la primera mitad del siglo XX en toda el área germana y nórdica de Europa. En esta época, el lenguaje utilizado en la literatura era formal y clásico: torres, montañas, reinos, nubes, relámpagos, siluetas a contraluz, (“es magnífico ver, recostada sobre un banco de arena y bañada por los rayos de la luna, en medio del mar en calma, el contorno de la gran ciudad, donde las luces refulgen como millares de estrellas, escuchar músicas dulcísimos y tañidos de campanas ¡y el increíble rumor de los hombre y sus carruajes”), se hacía uso del dramatismo en cada oración, se realizaba una descripción detallada de los paisajes, las escenas trágicas eran imprescindibles, así como la exaltación de la naturaleza y de la comunión entre esta y los hombres; todos estos motivos y elementos estéticos eran perseguidos por los románticos, para dar como resultado un sentimiento sublime. Andersen es un fiel reflejo de este estilo. El cuento de La Sirenita, cuenta con diversas adaptaciones, las cuales incluyen un musical, una película animada japonesa de Toei Animation y una película animada de Walt Disney. Así mismo, este cuento es fuente de inspiración del poema sinfónico Die Seejungfrau (La Sirenita) del compositor austríaco Alexander Von Zemlinsky. Según la misma crítica, la diferencia fundamental entre la “traducción literaria” y la “adaptación”, es que la primera “se opera desde una lengua a otra y desde un sistema literario y cultural de origen a un sistema literario y cultural receptor”, mientras que la segunda “se opera desde una subcultura a otra dentro de una misma cultura lingüística”. Analizando el poema sinfónico, Die Seejungfrau (La Sirenita) (1905), del compositor austríaco Alexander Von Zemlinsky (1871-1942). Tenemos una aventura amorosa fallida que agradecer a La Sirenita. Zemlinsky conoció a Alma Schindler en una cena en febrero de 1900 y quedó inmediatamente cautivado por su glamour y brillantez; su primera impresión de él fue un poco menos cautivadora - lo describió como "sin mentón, pequeño, con ojos saltones" y como "terriblemente feo" - pero de todas formas empezó a acudir a él para recibir clases. Después de perseguirla durante casi dos años, Zemlinsky fue rechazado por Alma, que había decidido casarse con Gustav Mahler, el compositor, director de orquesta que era director de la Ópera de la Corte de Viena en ese momento. Zemlinsky escribió La Sirenita, como parte de un proceso psicológico destinado a exorcizar el trauma del matrimonio de Alma con Mahler. Recurrió a la historia de la sirena de Hans Christian Andersen por su resonancia con su propia situación en ese momento. En la historia de Andersen, una sirena salva a un príncipe de ahogarse y se enamora de él en el proceso. Acude a la Sirena Bruja, quien, a cambio de su voz (la Bruja le corta la lengua a la Sirena), la hace humana. Pero el trato es peligroso, ya que, si la Sirena no gana al Príncipe, morirá. Cuando el Príncipe se casa con otra, las hermanas de la Sirena acuden a la Bruja para intentar salvar a su hermana. La bruja dice que la sirena debe matar al príncipe, pero ella no se atreve a hacerlo. Desconsolada, se zambulle en el mar, pero en lugar de morir, se transforma en una hija del aire y se le da otra oportunidad de recuperar su alma inmortal. Según Beaumont, el compositor se veía a sí mismo como la Sirena, con Alma como el Príncipe. En su escenario musical del cuento de Andersen, Zemlinsky fue capaz de expresar su dolor. La Sirenita comienza con una representación musical de las primeras líneas del cuento de Andersen: "Lejos en el océano, donde el agua es tan azul como el más bello aciano, y tan clara como el cristal, es muy, muy profunda; tan profunda, de hecho, que ningún cable podría comprenderla. Muchos campanarios de iglesias, apilados uno sobre otro, no llegarían desde el suelo hasta la superficie del agua. Allí habitan el rey y sus súbditos." El movimiento es el más literal en su adhesión a la narrativa de Andersen. Zemlinsky cuenta la historia musicalmente, a través de una serie de motivos; una figura ascendente que representa el fondo del océano, y el tema de la Sirena, introducido por un violín solista, son algunos de los motivos que se escuchan al principio del primer movimiento. El centro del movimiento, que funciona como una sección de desarrollo después de la larga exposición temática que lo precede, retrata la turbulenta tormenta durante la cual el Príncipe cae por la borda; justo cuando la música parece estar a punto de alcanzar su clímax, escuchamos una versión dulce y extremadamente lírica del tema de la Sirena. El segundo movimiento, un brillante scherzo, captura la atmósfera de la bola en el palacio del rey, "una de esas espléndidas vistas que nunca podemos ver en la tierra", como lo describió Andersen. La orquestación es brillante al mejor estilo de Richard Strauss. A los cinco minutos del movimiento, oímos a la Sirena sola, escabulléndose a la guarida de la bruja. La música es insinuante, misteriosa y teñida de tragedia. Un motivo de gran nobleza, que Zemlinsky asoció con el alma inmortal, cierra la sección. El movimiento termina con un retorno de la música del baile, variada y con una orquestación más ligera y luminosa. La Sirena da sus primeros pasos hacia la tierra cuando se abre el movimiento final. Zemlinsky revisa los motivos y temas de la obra anterior en el curso del movimiento, que es predominantemente lírico hasta un clímax masivo. La Sirena ha descubierto al Príncipe y a su novia; su dolor se transforma gradualmente en una extática coda que representa su transfiguración y su promesa de inmortalidad. A continuación, se analizará el guion fílmico de Walt Disney. La Sirenita (en inglés: The Little Mermaid) es una película infantil de animación de 1989, basada en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen, producida por Walt Disney Pictures y dirigida por Ron Clements y John Musker. Se estrenó el 15 de noviembre de 1989 en Estados Unidos, y el 17 de noviembre en Canadá y México, y fue la única película en la historia cuya fecha de estreno mundial se extendió por casi 800 días (más de dos años) entre la Avant Premier y su estreno en Japón el 30 de enero de 1991. En España, no llegó a los cines hasta el 5 de diciembre de 1990 pero con doblaje de español mexicano. Fue una de las películas animadas más populares y aclamadas en la historia de la compañía. Es la vigésima octava película en el canon de largometrajes animados de The Walt Disney Company y en la lista de Los Clásicos de Walt Disney. Si es cierto que la traducción es básicamente transmisión de formas (Berman,1992: 13), es necesario preguntarse qué formas tienen en común la versión literaria y la fílmica de La Sirenita. Una respuesta sería que ambas comparten la narratividad. Todo el texto nos ofrece imágenes entusiastas. La estética, tanto del cuento como del film es llamativa, exagerada, pero mientras en el cuento es dramática, en la película es pintoresca y cursi: los paisajes son multicolores, la vestimenta de los personajes explota de tintas, toda la paleta es multicolor, aún en una misma escena. En esta adaptación de la estética, del tono, podemos incluir la música, si imaginamos que el cuento podría estar musicalizado con Beethoven o Schumann, la música de la película es un calipso “caribeño”, un ritmo alegre, jovial y despreocupado. Los primeros acordes de la banda de la película anticipan que no estamos ante un drama, sino ante una comedia musical, de final feliz. Otra cuestión que cabe considerar en la reescritura del relato es la desterritorialización del mismo, sobre todo a partir de la música y la inclusión de nuevos personajes. El escenario nórdico del relato literario se pierde de vista, en gran medida debido a la música empleada en la fiesta submarina, con marcadas connotaciones caribeñas. Con música caribeña y comida francesa, la versión animada de La Sirenita, como tantos productos de la industria cultural masiva, puede consumirse en casi cualquier lugar de este mundo transnacionalizado sin que produzca necesariamente un efecto de extrañeza. En relación con esto, menciono un último elemento que podría demostrar esta reutilización de elementos que forman parte del capital cultural occidental: en varios paisajes de la película, aparece la imagen de la sirenita sentada en una roca, cerca de la orilla, cantando. Otra transformación esencial concierne a Ariel, presentada en la versión literaria como una niña obediente, la “tranquila y pensativa” sirena (Andersen 1989: 95) que espera el día de su décimo quinto cumpleaños para salir a la superficie, siguiendo la tradición de las sirenas, mientras que en el film es su desobediencia a su padre, lo que la lleva a descubrir un nuevo mundo. En efecto, la pequeña sirena del cuento, que responde al modelo de la mujer romántica, se transforma en el film en un arquetipo del adolescente de este fin de siglo. En armonía con esta nueva configuración del personaje, la “moraleja” del relato no enseña sobre la superación moral, sino respecto de las relaciones entre padres e hijos y el derecho de los jóvenes a elegir la propia vida, así como sobre el peligro en acudir a personas de dudosa reputación para alcanzar los propios deseos, como es el caso de la bruja del mar, que también aparece “modernizada”, gerenciando un consultorio sentimental. El carácter moralizante del relato, tan propio de la literatura infantil, se mantiene, entonces, pero apunta en otra dirección. En este cambio de rumbo, la asignación de nombres propios a los personajes juega un papel fundamental, ya que, si bien es casi un requisito en la modalidad narrativa del dibujo animado, para facilitar el reconocimiento de los personajes. Observamos esto en el hecho de que los personajes de la versión literaria no tienen nombres que los individualicen, es decir que aparecen como miembros representativos de su especie o grupo: la sirenita, el príncipe, la bruja, etc. En cambio, en el film, hasta el perro del príncipe, Max, tiene su nombre propio. En cuanto a los otros personajes, no sólo se agregan en el film personajes secundarios, el pececito amigo de Ariel, el cangrejo compositor, la gaviota, el perro del príncipe, una hermana más de la sirena, o se sacan algunos (la abuela de la sirenita), sino que la distribución de funciones entre los mismos se organiza de un modo distinto. El objeto de la búsqueda de la protagonista, en la versión literaria es acceder al amor del príncipe, transformándose en ser humana, con el propósito de alcanzar un alma inmortal; en el film, el príncipe es el objeto terminal del deseo de la sirenita. En la versión literaria de Andersen, se encuentra poco resuelto como hace la sirenita para integrarse con facilidad a la vida humana, Disney encuentra una solución con la incorporación de la gaviota, amiga de la sirenita, ya que esta actúa como informante sobre la cultura humana. En la versión literaria, se dice que la sirenita tenía en su jardín subacuático una estatua que había encontrado entre los restos de un naufragio, la cual equivalía para ella una imagen de esa humanidad con la cual buscaba compartir la posesión de un alma inmortal. En el film, en cambio, la escultura que posee la protagonista es una representación del príncipe, que le fuera obsequiada a éste el día de su cumpleaños, momentos antes de que su barco se hundiese. Otras alteraciones que encontramos en la estructura narrativa, tienen que son actualizaciones que se realizaron en la trama para la recepción del siglo XX, por ejemplo, la lucha política entre la bruja del mar y el rey Tritón, lucha inexistente en el texto literario. El príncipe en el cuento festeja con fuegos artificiales, solemnidad y protocolo, en la película, él y su acompañamiento están a bordo de un buque que parece de bucaneros, donde todos celebran desprolijamente. Es un muchacho soñador, consentido y despreocupado. El objeto de su búsqueda, es menos significativo, ya que adquiere otro protagonismo, al salvar el reino de Tritón matando a la bruja. La escena del naufragio y posterior rescate son semejantes, salvo por el hecho de que en el cuento el príncipe cree ser salvado por una muchacha que habita un convento cercano, y en la película es el perro quien lo despierta y da lugar a la confusión (si bien desde ese momento comienza a estar acompañado por la Sirenita, su mudez no le permite reconocerla como su salvadora). Además, en ambas versiones, la aparición de la sirenita en la superficie es seguida por el hundimiento del barco del protagonista, lo cual, de algún modo, confirma la fatídica tradición. En la adaptación, el barco se incendia momentos después de que la sirenita hubiese manifestado su deseo de conocer el fuego, mientras que, en la versión literaria, una de las hermanas de la protagonista presencia, un terrible naufragio. Otra característica atribuida usualmente a las sirenas, es el gusto por la música y el canto, lo cual es un buen exponente el concierto celebrado en la corte al inicio del film. Aunque viven mucho, no son inmortales y no tienen alma, aspecto que, como vimos, es central en el texto romántico, pero no así en la versión de Walt Disney. Las motivaciones para subir a la superficie en el cuento son la inmortalidad del alma y la fascinación por el mundo externo. “El espanto hubiera hecho regresar a la Sirenita, si no fuera que el pensamiento del príncipe y el alma humana le daba fuerzas y la impelía a seguir adelante”; incluso la bruja pone al descubierto que el interés final no es el amor: “lo que buscas es librarte de la cola de pez y reemplazarla por esas dos cosas que usan los hombres para caminar, para que el príncipe se enamore de ti, se case contigo y te consiga un alma inmortal”. En la película es el amor, únicamente. “Estoy dispuesta a arriesgar todo por él y por lograr un alma inmortal”, dice Sirenita. Uno de los cambios más interesantes es el del trato: el pago por las dos piernas. Mientras en el cuento la bruja le promete intensos dolores a cambio de las piernas: “Te advierto que sufrirás intensos dolores, como si te cortaran en pedacitos con un cuchillo bien afilado” o “Cada paso te causará dolores tan atroces como si caminaras sobre alfileres y te hará sangrar”, el pago es atroz, ya que la Sirenita pierde la voz a manos de la bruja, que le corta explícitamente la lengua. Por su parte, en la película su voz se eleva en el agua y queda atrapada en la concha de madreperla de Úrsula, la bruja. Embelesado por la belleza y gracia de la Sirenita hecha mujer, con piernas sublimes y ya sin voz, el príncipe “le permitió que durmiera sobre una almohada de terciopelo delante de su puerta”. En el cuento, el príncipe es más machista y soberbio que el de la película, Eric, que le da a la Sirenita una espléndida recámara y la viste para que se sienta una auténtica princesa. En cuanto al papel del adversario, que en el cuento parece estar desempeñado por la bruja. En el film, la sirenita debe luchar no sólo contra la bruja, que no se limita a darle la poción mágica, sino también contra la imagen de sí misma que ha quedado impresa en la mente del príncipe, imagen asociada a su voz. Algunos de los elementos que se mantienen son: la escena del duelo con el oponente (la bruja), en el enfrentamiento durante la celebración de la boda, así como la estructura básica de superación de pruebas, matrimonio y llegada al trono. Pero lo curioso es que es el dibujo animado, no la versión literaria, la que conserva esta organización, lo cual hace pensar que los productores de Walt Disney están más cerca de los esquemas folklóricos tradicionales que el propio Andersen. Quizá debamos admitir, con George Steiner, que estamos inevitablemente recluidos “dentro de las rutinas inmemoriales de la mente” (Steiner 1975: 539). En este caso, la más evidente modificación es el notable cambio del final en la versión animada: en la versión literaria, el príncipe no consigue enamorarse de la sirenita humanizada porque, por la falta de su voz, no reconoce en ella a quien lo salvó, creyendo que lo hizo una joven pupila en un convento, quien resulta ser la princesa hija del rey del país vecino, a quien finalmente desposa. En todo caso, el príncipe aprecia a la sirenita por analogía con la imagen de la que cree su salvadora: “tú te pareces a ella, tú casi sustituyes su imagen en mi alma” (Andersen, 1989: 110). Este papel de oponente que en el cuento es rol de la princesa, en la versión fílmica está sustituido por la bruja, quien se transforma a sí misma en una joven, Vanesa, que, con la voz robada de la sirena, convence al príncipe de haber sido quien lo rescató. En ambos casos la pequeña sirena debe luchar contra su propia imagen, que es suplantada por alguien más: la princesa en el cuento, la bruja en la versión animada. Hay un conjuro que puede salvar a la princesita de un pronto final: tiene que dar muerte con un cuchillo al Príncipe. El relato es verdaderamente cruel, la Sirenita encuentra a la esposa de su amado, recostada con la cabeza en el pecho del muchacho; en lugar de matar al príncipe y recobrar su cola de pez y su esperanza de vida por trescientos años, arroja el cuchillo ritual al agua, y luego se arroja ella misma creyendo que se convertirá de inmediato en espuma, pero, en premio a su sacrificio, no se convierte en espuma, sino que pasa a formar parte de las “hijas del aire”, en un proceso de elevación espiritual. En la adaptación de Disney reescribe totalmente ese final, logrando su deseo de casarse con el príncipe en el marco de nuestra cultura occidental contemporánea y de las expectativas del público masivo y, aunque no exclusivamente, infantil. Conclusión En conclusión, esta investigación me ayudó a contar con una visión más amplia sobre el contexto de las creaciones literarias. También a darme cuenta de la importancia de desarrollar la creatividad dentro de la escritura literaria, así como la imaginación, para poder lograr plasmar nuestras vivencias, ideas y sentimientos a través de un escrito. Aquí podemos darnos cuenta de la importancia de la literatura en la educación y lo necesario que es implementarla en nuestras aulas, ya que dentro de ellas podrían estar nuestros futuros escritores, con esto acrecentamos la literatura del bagaje cultural de nuestra sociedad. Referencias Bibliográficas https://es.laphil.com/musicdb/pieces/743/the-little-mermaid http://www.alija.org.ar/wp-content/uploads/La-sirenita-viaja- a-disney-LolaRubio.pdf https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/andersen.htm https://www.religiondigital.org/aeterna_christi_munera/sireni ta_7_1849685031.html https://www.ecartelera.com/peliculas/la-sirenita/ https://www.researchgate.net/publication/50361351_Anderse n_Walt_Disney_reescritura_de_La_Sirenita https://www.biografiasyvidas.com/biografia/z/zemlinsky.htm https://biblioteca.org.ar/libros/157552.pdf