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Peer Gynt

Peer Gynt obra nació como música incidental, es decir como


música creada para acompañar a una obra de teatro,
concretamente al drama en verso escrito 1867 por el escritor
noruego Henrik Ibsen, autor de títulos tan universales como Casa
de muñecas, Hedda Gabler, El pato salvaje o Un enemigo del
pueblo. Ibsen acababa de escribir algo bastante diferente a lo que
él acostumbraba: un drama en cinco actos que tomaba como base
el folklore y la mitología nacional para contar la vida de un
ambicioso muchacho que vive insólitas aventuras. ¿Te imaginas su
nombre? Exacto, Peer Gynt.

Ante la respuesta del público, Grieg decidió que la música debía tener vida al margen de la pieza
teatral de Ibsen por lo que rescató algunos de los números más representativos y con ellos creó
dos suites que se han convertido en unas de las obras más populares de la música clásica. Hoy
vamos a comentar la primera de estas suites, escrita en 1888 y conformada por cuatro números:
La mañana, La muerte de Ase, Danza de Anitra y En la cueva del Rey de las Montañas.

Peer Gynt es un travieso muchacho, que sueña con ser rico y poderoso, por lo que un día decide
abandonar su pueblo y recorrer mundo en busca de esas riquezas y placeres que tanto anhela.
Veinte años después de su partida y con muchas aventuras vividas -que le llevarán a raptar una
novia para posteriormente abandonarla en las montañas; a seducir a la hija del rey de las
montañas; a viajar a África donde se convierte en tratante de esclavos y será tomado por
profeta; a vivir una tormenta que hunde su barco cuando intenta rico y cansado volver a su país
natal o a encontrarse con La Sombra un personaje que le revela dónde está su destino -regresa
a su pequeño pueblo para descubrir que la felicidad estaba precisamente allí, en los brazos de
Solveig aquella muchacha a la que abandonó hace veinte años y que hoy enamorada todavía le
espera.

Ahora sí, hablemos de la música.

La Mañana.
La primera suit comienza con La mañana, probablemente
una de las piezas más conocidas de Grieg. El propio
compositor la describe con la siguiente frase:

“Imagino al sol rompiendo entre las nubes al primer fuerte”.

Imagen perfecta de lo que es una evocación del amanecer que el compositor creó no para el
comienzo de la pieza de Ibsen sino como preludio del cuarto acto. Lo que escuchamos en esta
pintura sonora del amanecer por excelencia, es la melodía desplegándose en un solo de flauta
que poco después lo tomará el oboe para establecer entre ellos un delicioso diálogo que
finalizará con un crescendo resplandeciente, -¿ese sol rompiendo entre las nubes?-, a cargo de
las cuerdas (0,57 min) encargadas de desarrollar, con toda la grandiosidad que lleva implícito,
este conocido tema.

Lo volveremos a escuchar, esta última vez a cargo de la trompa (2'23 min) iniciando un lento
declive, como si el amanecer se fuese desvaneciendo serenamente.
La muerte de Ase

Ase es la mamá de Peer Gynt a la que un día dejó en su pueblo en


busca de aventuras. En el tercer acto del drama de Ibsen lo deja y
Grieg escribió para la ocasión una pieza de extremo dolor, escrita a
partir de una melodía desgarradora, desoladora, podríamos incluso
calificar, confiada a la cuerda con sordina. Pero pese a lo doloroso
de la situación que representa es destacable la enorme serenidad
que la música trasmite.

La danza de Anitra
La búsqueda de aventuras lleva a nuestro protagonista a África. Allí,
en el cuarto acto de la obra de Ibsen, nuestro protagonista va a ser
tomado por profeta y como tal invitado por un jeque a que se aloje
en su séquito. Pero a nuestro querido Peer no se le va a ocurrir
mejor idea que secuestrar a la bella Anitra. Aunque las cosas no le
saldrán como él quiere pues la joven lograrán deshacerse de él,
dejándole a su suerte en el desierto.

En la casa del rey de las montañas


Dentro de la mitología nórdica en general y noruega en particular
los gnomos, los trolls... son seres peligrosos, que no permiten que
nadie se adentre en sus dominios. Pues nuestro querido Peer, como se puede imaginar que lo
va a intentar, con la única intención de seducir a la hija, precisamente del rey de los trolls. Lo
conseguirá pero justo en el momento en el que nuestro protagonista huir de forma sigilosa de
la cueva se da cuenta de que tiene a cientos de trolls mirándole con la única idea de devorarlo.

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