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LENGUA Y GENERO

Durante las últimas décadas la igualdad, ya sea de género o de cualquier otro tipo, ha
evolucionado mucho en España y en otras partes del mundo.

Cada vez hay más integración y reconocimiento de los colectivos minoritarios de la sociedad.
En el caso de la mujer, tanto su incorporación al mundo laboral, como la aprobación de leyes
que protegen sus derechos, han supuesto grandes cambios; a pesar de estos cambios, siguen
existiendo desigualdades entre el hombre y la mujer.

Entre las desigualdades que se han puesto de manifiesto, se encuentra el uso sexista del
lenguaje.

Desde el punto de vista legal, la ley de igualdad declara que el ámbito administrativo ha de
utilizar un lenguaje inclusivo, ya que se considera que para que algo exista debe de poder ser
nombrado, y la omisión de la mujer en éste se considera una discriminación.

Sin embargo, a niveles prácticos la sociedad no parece estar lo suficiente avanzada como para
que el uso del lenguaje no sexista sea natural. Muchos lingüistas consideran que cualquier
cambio que se intente imponer en la lengua y que no surja de manera natural, solo derivará en
falta de comprensión de la lengua y la utilización de esta como un arma y no como una
herramienta de comunicación.

Otros sectores de la sociedad como la educación, consideran que durante la formación de una
persona tanto el lenguaje como otros factores pueden llegar a alterar la imagen del mundo o
de sí mismos, y que la falta de igualdad de la mujer en la lengua puede llegar a tener grandes
consecuencias en la desigualdad general de la mujer en la sociedad.

Por el contrario, los lingüistas afirman que la lengua y el uso del masculino plural de manera
genérica no es discriminatorio, que es la intención con la que se utiliza la que puede ser o no
discriminatoria.

Bajo mi punto de vista, toda la polémica acerca de la lengua y su uso sexista no parece ser un
intento de visibilizar a la mujer, sino una estratagema política con el fin de distraer la atención
de desigualdades y problemas más graves y prioritarios. La lengua ha de evolucionar de
manera natural junto a la sociedad y no al revés.

Si bien considero una gran victoria la inclusión lingüística de la mujer a nivel legal y en otros
ámbitos de la sociedad, no veo en el intento de forzar a la sociedad a cambiar de manera
artificial su manera de hablar una buena solución.

Opino que el cambio ha de nacer de una sociedad más evolucionada y sensibilizada que la
actual, y que debe producirse de manera natural.

En conclusión, los cambios que hoy en día se están produciendo en la sociedad serán algún día
la base en la que se asentará una sociedad más inclusiva, abierta y respetuosa, pero no creo
conveniente forzar cambios de manera apresurada o artificial.

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